Delicada y dulce, esta obra expresa la quietud que a ratos, de manera casi imperceptible, sufre el ligero sacudón del viento, la interrupción de unas palabras dichas al pasar o el canto de las aves en la distancia. Más que decir, sugiere. Es una invitación a dejar de lado el ajetreo urbano y entregarse a la sociedad de las horas que se desplazan sin tiempo.
La composición pertence al arpista Alejandro Villamayor oriundo de la ciudad de Villarrica, Paraguay. Falleció en Asunción en 1958.
La metálica voz del ave, cuya voz parece una campana que quiebra las hojas y descorteza los árboles de los altos montes del Alto Paraná se hizo eco universal desde la década de 1930 cuando Félix Pérez Cardozo (Hy'aty, Paraguay, 1908 - Buenos Aires, 1952) —su recopilador y arreglador—, le puso el traje de fiesta con el que recorre los escenarios más diversos. En el arpa de Nicolás Caballero encuentra su plenitud y alza vuelo hasta el infinito.
El tren de la madrugada, trayendo desde San Lorenzo —ciudad que está a diez kilómetros de Asunción— su cotidiano cargamento de leche a la capital, inspiró a uno de los grandes artesanos de obras para arpa, Félix Pérez Cardozo. La creación es de alrededor de 1930. La fuerza expresiva de la pieza es tan grande que no hace falta la evidencia de la imagen para “ver” con la mente lo que el autor transmite.
El rabel —nombre popular paraguayo del violín—, era un instrumento infaltable los lugares donde la música se daba cita. El compositor Teófilo Ochoa uno de los primeros violinistas, maestro de varias generaciones— rememora el aire festivo y ubica al pequeño instrumento en el centro de la celebración. El arpa le da un encanto particular.
Esta es una preciosa joya musical rescatada por la memoria atenta del maestro Nicolás Caballero. Su autor Lorenzo Leguizamón (Ybytimi, Paraguay, 1920-Asunción, 2005), despliega aquí su sabiduría de compositor para entregar una pieza cargada de ternura y emociones. La interpretación realza esos atributos.
06. AVES DEL CAMPO
ENRIQUE AYALA
El canto de las aves vuela en alas de una composición sencilla, sugerente y cálida. Un breve universo de pájaros se congrega en las cuerdas del arpa para transmitir la emoción de la naturaleza.
La composición de Enrique Ayala recupera su frescura y gana altura en la magistral interpretación de uno de los más grandes cultores del instrumento íntimamente ligado a la música paraguaya.
DIGNO GARCÍA —gran intérprete del arpa y compositor— nació en Luque, la ciudad de la filigrana. Por lo tanto, estaba enterado de la secreta emoción que embarga a un orfebre cuando convierte el metal sin forma en una acabada pieza de arte. Esto es lo que el compositor moldea en una creación donde las cuerdas son la vía por la que se accede a un mundo poblado de pequeños misterios. De manos del propio compositor, Nicolás aprendió la melodía en Bélgica en 1962.
No hay Navidad más desolada que aquella que se pasa lejos de los seres que uno ama. Si a ese paisaje de nostalgia se une una naturaleza vestida de nieve, la ausencia se vuelve un puñal mucho más agudo. Digno García, en Europa, compuso este conmovedor testimonio de los músicos andariegos. Nicolás Caballero lo aprendió de su padre, también arpista, Isidro Caballero.
Esta es una de las guaranias más universales. De modo sencillo, sin alardes ni disfraces, canta a la ausencia. Demetrio Ortiz (Piribebuy, 1916-Buenos Aires, 1975) —también creador de Recuerdos de Ypacaraí—, en la norteña ciudad de Concepción viajaba junto a sus compañeros músicos al Brasil. Desde la añoranza, en el cuarto de un hotel, compuso en su guitarra esta obra que ya pertenece al patrimonio común de la humanidad. La composición fue creada alrededor de 1940.
El arpa, acaso como ningún otro instrumento, "muestra" en sonoridad las diversas expresiones de la naturaleza. El gran arpista y compositor Digno García (Luque, Paraguay, 1919-Bélgica, 1984) inmortaliza la caída del agua en una obra donde el agua es la protagonista de una escena corta pero también infinita. El torrente se desplaza en compases y envuelve de magia su entorno. La obra fue creada en la década de 1940.
11. CAMPAMENTO CERRO LEÓN
Anonymous
La esperanza, el dolor, las escasas treguas y el dramatismo de la Guerra Grande (1865-1870) —donde Paraguay peleó contra Brasil, Argentina y Uruguay— están sintetizados en la antológica versión de Nicolás Caballero. Sin dejar de lado la melodía original, su alta maestría recrea de manera memorable aquel drama de sangre y fuego. Las cuerdas de su instrumento reviven los diversos pasajes de aquella gran epopeya de coraje. La música es de autor anónimo.
MARIO RUBÉN ÁLVAREZ