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LEÓN CADOGAN (+)
  AYVU RAPYTA. TEXTOS MÍTICOS DE LOS MBYÁ-GUARANÍ DEL GUAIRÁ - Por LEÓN CADOGAN


AYVU RAPYTA. TEXTOS MÍTICOS DE LOS MBYÁ-GUARANÍ DEL GUAIRÁ - Por LEÓN CADOGAN

AYVU RAPYTA

TEXTOS MÍTICOS DE LOS MBYÁ-GUARANÍ DEL GUAIRÁ

LEÓN CADOGAN

UNIVERSIDADE DE SÃO PAULO

FACULTADE DE FILOSOFÍA, CIẼNCIAS E LETRAS

BOLETIM Nº 227 - ANTROPOLOGÍA Nº 5

SÃO PAULO, BRASIL

1959 (217 páginas)



EL PRESENTE MATERIAL ES COPIA ÍNTEGRA DEL LIBRO

GENTILEZA DE LA FUNDACIÓN "LEÓN CADOGAN"

 (Hacer click sobre la imagen)

 FUNDACIÓN «LEÓN CADOGAN».

Tel.: 595 21 673702

Correo: fundac­_cadogan@hotmail.com



 

Yvaroty, Villarrica, 13 de Junio de 1960

Señor

Presidente de la Sociedad Científica del Paraguay,

don Guillermo Tell Bertoni.

Asunción Apreciado amigo:

Gracias a la comprensión del Profesor Dr. Egon Schaden y la ayuda de la Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras de la Universidad de São Paulo a la que pertenece, puedo por fin ofrecer a los estudiosos de nuestra lengua vernácula AYVÚ RAPYTÁ. 

Consignado al papel hace ya doce años, el trabajo adolece de grandes defectos atribuibles a mi autodidactismo; la traducción, sobre todo, será acerbamente criticada por quienes ignoran las sutilezas del guaraní («lengua tan copiosa y elegante que puede competir con las de fama», en opinión del ilustre y hasta hoy inigualado guaraniólogo Montoya), y también por quienes únicamente conocen nuestro guaraní híbrido de Paraguay y Corrientes.

Cuando Thurnwald insiste en que «es indispensable dominar el idioma para llegar a un conocimiento cabal de la cultura», también afirma que «cuanto más tiempo está uno en contacto con los salvajes y cuanto más íntimo es el conocimiento de su idioma, tanto más tienden a desaparecer las diferencias que se sienten en un principio entre su modo de pensar y el nuestro»; y otros grandes etnólogos como Boas, Lowie, Radin, han formulado apreciaciones similares acerca de la poesía y la filosofía del hombre primitivo. En lo que al indio guaraní se refiere, sin embargo, los textos existentes dan una idea errónea acerca de su vida mental, como ya lo dije en 1949 (en Boletín de Filología y en América Indígena); y al gran Nimuendajú lo sorprende sobremanera la manera impresionante en que surge el Creador apapokuva, el que «aparece en medio de la oscuridad con una brillante luz en el pecho y que, ro puede ser despojado de su carácter divino» (Nimuendajú, Capítulo IV, traducción Recalde); mientras Métraux, en un manual de la Smithsonian dice que «los nombres altisonantes de la mitología apapokuva le imparten una solemnidad de la que carecen totalmente las versiones de los mismos temas recogidas en otras partes».

Siendo esta la impresión producida en los círculos científicos por la «solemnidad impresionante» que rodea a Ñanderuvusú ¿cuál no será el dictamen que merecerá Ayvú Rapytá, cuya figura central, según mi interpretación de los textos mbyá «surge a la actividad, en el curso de su evolución, en medio del Caos primigenio, iluminado por la sabiduría, contenida dentro de su propia Divinidad....», etc. etc.? Forzosamente deberá ser calificado como texto apócrifo, obra de algún émulo del pobre poeta Chatterton quien (según de Vigni en Le Docteur Noir) se entretenía componiendo poemas en inglés arcáico, ofreciéndolos luego como documentos exhumados de los archivos de monasterios medievales desaparecidos.

Ya he dicho que la publicación de AYVÚ RAPYTÁ se debe a EGON SCHADEN, a quien sus trabajos de campo le habían demostrado lo superficiales que son los textos guaraníes que poseemos.  Ya en 1950 (en Revista do Museu Paulista) refutaba las aseveraciones de Recalde acerca del presunto valor semántico del sufijo djú, por haber descubierto que es un término religioso que significa «aureo, celeste, sublime, sagrado,), y en 1954 (en Aspectos fundamentáis da cultura guaraní), dice: «Os Kaiová ligam a concepcão a ideia do Djasukávy, um como que principio filosófico a través do qual a religião desses Guaraní explica a origem de todas as coisas. Djasukávy não é pessoa, não é um deus, mas um principio de omanacão. Do Djasukávy partem todos os deuses e a propria humanida-de».         Esta definición concuerda con la hallada por Marcial Samaniego, y aunque he dicho que «es difícil de aceptar sin investigaciones más prolijas» (en Ayvú Rapytá, p. 28), mis investigaciones posteriores me han convencido de que es la exacta (Revista de Antropología, São Paulo).

Los textos recogidos por Schaden, lastimosamente permanecen inéditos, como así también, a excepción de una versión mal mimeografiada y apresuradamente traducida, un poema épico (Ñengareté) recogido por Samaniego, ambos de gran belleza poética y de notable valor etno - lingüístico.  Cuando estos textos se conozcan, en algo influirán, creo, para vindicar mi traducción de los textos mbyá. Además, los datos que contienen, unidos a otros, demostrarán que nuestros subgrupos guaraníes se aferran a ciertos elementos que podrían llamarse elementos fundamentales de la religión de la raza por cuanto aparecen, no solamente en los textos de las parcialidades aculturadas (Mbyá, Apapokuva, Kaiová y Chiripá), sino también en los textos guayakí, según acabo de comprobar en el curso del estudio que estoy realizando en colaboración con la Dra. Branka J. Susnik.

P. ej., en los textos recogidos por Schaden (cuya traducción se me ha pedido revisar), abundan pasajes como: «Por intermedio de los truenos de los interiores del paraíso, los Grandes Sabedores conversan; ellos y Páí se iluminan con sus rayos»; y los mismos truenos y rayos rodean a las figuras principales del Ñengareté de Samaniego. Sabido es que el Creador chiripá se llama Hyapú Guasú Va'é (el de los Truenos Fragorosos) y a la luz brillante que emana del Creador mbya y apapokuva ya he hecho referencia. El texto guayakí dice:

Aché manó mbú iãvwé chavã rupi myryrô vevé duvéro iãvwé Aché ovweté tajy ri jopí kyray ri vevé ó Chonó chijá vwã: Guayakí morir cuando iãvwé oscuro por correr volar también iãvwé Guayakí ovweté lapacho en subir sol en volar ir relámpago fragoroso para - cuando muere un Guayakí su alma (telúrica) corre volando por la oscuridad, también el alma (divina) del Guayakí, su ovwé verdadero, sube por un lapacho y va volando al sol para convertirse en un Relámpago fragoroso.

Chingy - ty uchá-iâ Aché ovwté iamba-ty Chonó javê ukendy, apã javê ukendy: Chingy-abundante ver- no Guayakí alma estar-costumbre Relámpago junto dormir-costumbre padre junto dormir-costumbre -la morada de las almas (divinas) de los Guayakí es el lugar invisible en donde abundan las Ruprechtia laxiflora; ellas (las almas) duermen con Relámpago, duermen con su padre.

La luz de los relámpagos y el fragor de los truenos que caracterizan a Chonó, figura central de la mitología guayakí, también rodean a Barendy (Ser Llameante) que se precipita tronando (kyrypy bapú: extremidades tronantes) para conducir al Paraíso las almas de los párvulos: kromí Aché ovwé Barendy pané pe upí rá - las almas de los niños guayakíes, Barendy las alza y las lleva; son atributos de Kwipirúgi y otras aves llameantes que también «duermen con su padre Chonó en el Paraíso»: Chingyty uchá-iã, pe apã javé ukendy»; de las almas de los Guayakí que «se convierten en relámpagos fragorosos»; y de los fenómenos meteorológicos que acompañan a las almas de aquellos que han observado ciertos tabúes en la tierra, fenómenos designados con el nombre de Pichuá, Pichuaré: Aché ovwete pichuá bwytú pambú, wachú, chonó chijá, kyrymbá-iã, - el Pichuá del alma de un Guayakí es viento ruidoso grande, relámpago fragoroso, (infunde) terror. Constituyen también característica de las almas y de los dioses de Mbyá, Chiripá, Kaiová y Apapokuva; en cuanto a la creencia en iávwé y ovweté (alma telúrica y alma divina), es el dogma de la dualidad del alma que encontramos como elemento básico de la religión de la raza.

Si formulo estas observaciones al ofrecerle este ejemplar de AYVÚ RAPYTÁ (que no pretendo sea más que un instrumento, una llave que podría facilitar la tarea del estudioso que quiera ahondar en la cultura espiritual mbyá-guaraní), es para señalar la magnitud de la tarea que resta por realizarse en etnografía guaraní. Solamente en la Región Oriental del Paraguay, sobreviven pequeños restos de cuatro parcialidades pertenecientes al tronco lingüístico tupí-guaraní que van extinguiéndose por falta de medidas adecuadas de defensa y protección y cuyas hablas y cuyos textos míticos, sin recopilar o recopilados en forma fragmentaria también habrán desaparecido dentro de poco si no hacemos algo por evitarlo.

Cordialmente.

LEÓN CADOGAN


NOTA PRELIMINAR

En 1953, la REVISTA DE ANTROPOLOGÍA, inició la publicación de la obra AYVU RAPYTA (EL FUNDAMENTO DEL LENGUAJE HUMANO), de la autoría del incansable investigador paraguayo LEÓN CADOGAN, indiscutiblemente el mejor conocedor de la cultura guaraní. En las páginas de la revista, sin embargo, sólo pudieron aparecer los tres primeros capítulos del trabajo, razón por la cual fue resuelto que el texto completo sería editado en forma de libro en la serie de los BOLETINS DA FACATILDADE DE FILOSOFÍA, CIENCIAS E LETRAS DA UNIVERSIDADE DE SÃO PAULO. Si bien con mucho atraso, lo presentamos ahora a los estudiosos de la lengua guaraní, que en él encontrarán material abundante y sobremanera esclarecedor

El trabajo contiene textos míticos y enseñanzas religiosas de los Mbyá-Guaraní, que los sacerdotes de la tribu guardan en secreto delante de cualquier extraño, pero que el autor obtuvo en el idioma original, gracias a la confianza que mereció de parte de los indios y en retribución por los servicios que les prestara.

En oposición con lo que se verifica en la religión y mitología de otras poblaciones guaraníes del Paraguay y de territorios vecinos, los indios Mbyá-Guaraní del Guairá (autodenominación: Jeguakáva Tenonde Porãngue i), que dictaron los textos aquí reproducidos, parecen conservar sus tradiciones en su original pureza, esto es, sin modificaciones de influencia cristiana, sea del tiempo de las misiones jesuíticas, sea de épocas más recientes. Incluso otras poblaciones del grupo mbyá, como las de la región paraguaya de Encarnación, del territorio argentino de Misiones o del Brasil meridional, revelan, al más ligero examen, haber asimilado una serie de elementos cristianos a través de la convivencia con representantes del mundo occidental. El mismo señor Cadogan oyó de un indio mbyá de Yvy Pytã versiones guaranizadas de capítulos del NuevoTestamento, si bien despojadas de su significado cristiano y adaptadas al pensamiento mítico de la religión tribal. Tanto más valiosa se revela pues, para estudios comparativos, una colección de textos como la reunida por Cadogan durante muchos años de paciente trabajo. De ninguna población guaraní se publicó hasta hoy un acervo mítico comparable en riqueza al que ahora poseemos de los Mbyá del Guairá.

En el prefacio el autor cuenta como, después de varios años de relaciones amistosas con la tribu, durante los cuales no había sospechado siquiera la existencia de las enseñanzas secretas (ñe’ẽ porã tenonde, las primeras hermosas palabras), fue al final iniciado en esas tradiciones como que a titulo de recompensa por haber obtenido la liberación de un miembro de la tribu que estaba preso en la cárcel de Villarrica. Y consiguió que los indios le dictaran gran parte de los mitos "esotéricos". Después de haberlos transcrito en el propio dialecto mbyá, Cadogan les añadió una traducción española, acompañada de notas lexicológicas, indispensables para la comprensión de los textos, tanto más cuanto éstos están vertidos en un lenguaje por así decir sagrado, con un vocabulario en gran parte diverso del que rige en el trato profano.

Cadogan insiste en el hecho de no haber hecho estudios teóricos de antropología cultural que lo faculten para emprender el análisis científico del material recogido. Sea lo que fuere, sin embargo, nadie dejará de reconocer en él cualidades excepcionales de investigador. Entre ellas, una notable capacidad de discernimiento para formarse juicio seguro de los resultados científicamente válidos en oposición a las interpretaciones dudosas o simples analogías que tenderían a imponerse sobre un espíritu menos prevenido. De ahí el valor de su contribución, que se hace evidente enseguida a cualquiera que se ocupe del estudio comparativo de la mitología sudamericana.

São Paulo, junio de 1958

EGON SCHADEN

 

 

AL LECTOR

Espero que la presente recopilación de mitos, leyendas y tradiciones -que no pretendo sea más que un bosquejo- hecha con el solo objeto de subrayar ciertos aspectos de la cultura guaraní que no han recibido la atención que merecen, brinde algunos elementos de juicio de utilidad para el lingüista, y facilite la tarea del investigador que pretende descorrer el velo que cubre el pensamiento místico de la raza aborigen.

Y aunque Nimuendajú, etnólogo de fama mundial, afirma que el Guaraní ha sido objeto de demasiados estudios, tanto del punto de vista de la raza cuanto de la lengua, los problemas de carácter lingüístico que le tuvieron perplejo a este eminente investigador -y que un conocimiento superficial del vocabulario religioso y las tradiciones de nuestro Mbyá le hubieran permitido dilucidar-, constituyen prueba fehaciente de que nuestros indios mucho aún nos pueden enseñar... Pero, como dice el mburuvicha en el mito de Pa’i Rete Kuaray al referirse al paraje encantado en donde se yergue la palmera eterna entre cuyas ramas revolotea el avecilla legendaria Piri’ýriki, y donde brotan de la tierra las aguas que bebieron Ñande Ru y Ñande Jarýi, progenitores de la raza mbyá-guaraní, lugar en que se conservan intactas las huellas de nuestra Abuela a pesar de los milenios transcurridos, "estas cosas las volveremos a ver únicamente si nuestro amor es sincero. Él que permite que su amor se bifurque, no llegará a ver estas cosas".

Del valor que para el lingüista representa el vocabulario mbyá-guaraní, permitiéndole estudiar la manera en que el hombre "primitivo" venciera las dificultades con las que tropezara para la expresión de las ideas abstractas que iban surgiendo en su mente, darán una idea las palabras utilizadas por el mburuvicha: poeta, teólogo, legislador de la tribu, para traducir nuestros conceptos de omnipotente, eterno, encarnar, resucitar y otras muchas que aparecen en estos textos. Sobre los demás puntos que me han llamado la atención no entro aquí en detalles, por haber dedicado a cada uno de ellos unas líneas en las notas lexicológicas que acompañan a cada capítulo.

Los Mbyá con quienes mantengo relaciones viven diseminados en pequeños grupos a través del actual departamento del Guairá, dentro de la región comprendida entre Yuty al Sur y San Joaquín al Norte; pero, a juzgar por el último mapa etnográfico de la Smithsonian Institution (Handbook of South American Indians, I, 1946: mapa 7) existirían grupos de la misma parcialidad -llamada Caiguá en el citado mapa- dentro de la vasta región comprendida entre el río Vacaría, Brasil, y el río Uruguay. Esto concuerda con lo que de ellos dice Bertoni en su La civilización guaraní (1922). Generalmente se les aplica el nombre de Mbyá; pero el nombre por el que ellos mismos se designan en sus tradiciones es Jeguakáva, o Jeguakáva Tenonde Porãngue i. Jeguaka, en el lenguaje común, significa adorno (de plumas para la cabeza); jeguakáva, en el vocabulario religioso, es el nombre utilizado para designar al hombre, a la humanidad masculina; y Jeguakáva Tenonde Porãngue i sería: "los primeros hombres escogidos que llevaron el adorno de plumas". A sus vecinos, los Avá Chiripá (auto denominación: Ava Guaraní), cuyo hábitat está situado más al norte, les dan el nombre de Jeguakáva Mirĩ: "los que llevan el pequeño adorno, u hombres chicos". Los Chiripá figuran en el mapa de la Smithsonian, ya mencionado, con el nombre de Guaraní, nombre que, según he podido constatar últimamente se dan ellos mismos. No son, sin embargo, los Avá Guaraní cuya mitología fue objeto de un estudio de parte del mayor Marcial Samaniego, publicado en la Revista de Turismo (Samaniego 1944; 1945), al que tendré ocasión de referirme en estas páginas, siendo éstos, como me lo demostró el profesor Dr. Egon Schaden, de la Facultad de Filosofía de São Paulo, los Paĩ o Cayová. Los Chiripá son gentes más aguerridas que los Mbyá; hablan distintos dialectos y existen grandes diferencias entre sus mitos y los de los Mbyá. El único Chiripá (mestizo) que conocía cuando consigné al papel lo contenido en estas páginas me aseguró que las tradiciones secretas o "esotéricas" de los Mbyá constituyen también el fundamento o base de la religión de los Chiripá; y varios dirigentes mbyá con quienes he conversado me informaron que las diferencias se limitan a las oraciones y cantos, teniendo por objeto los ejercicios espirituales de los Chiripá la obtención de coraje y destreza en la lucha, y el de los Mbyá, la obtención de amor y sabiduría. Creía fidedignos estos datos, pero conversaciones mantenidas con dos dirigentes Chiripá -un "capitán" y un dirigente espiritual- posteriormente, me han convencido de que las diferencias existentes entre las tradiciones, mitología y lengua de ambas parcialidades son muy grandes; a pesar de ser el Chiripá mestizo mencionado el que me inició en las tradiciones secretas o esotéricas de los Mbyá.

Los anales religiosos de los Mbyá -y en esto se asemejan a los de los Apapokúva, según Nimuendajú- pueden dividirse en dos categorías: las comunes, asequibles a todo el que quiera dedicarse a recopilarlos, y los sagrados, llamados ñe’ẽ o ayvu porã tenonde, "las primeras palabras hermosas", divulgadas éstas únicamente entre miembros de las tribus y a los que gozan de la plena confianza de los indígenas. Debo agregar que son comprensibles únicamente a quienes se hayan impuesto la tarea de aprender la lengua mbyá-guaraní; y las dificultades que deben vencerse para obtener datos fidedignos referentes a éstos últimos son grandes, como trataré de demostrar refiriendo brevemente mis propias experiencias.

Habiendo descubierto el origen de la sentencia: Jasy ra'y ojovahéi hína, "la luna nueva se lava la cara", empleada por los campesinos del Guairá al referirse a las lluvias torrenciales que a veces coinciden con la luna nueva en una leyenda mbyá-guaraní narrádame por Higinio, indio peón del obraje Santa Matilde. Alto Monday, de don Ernesto Schaerer, adopté como pasatiempo el estudio de las leyendas y tradiciones de esta parcialidad. Siéndome imposible visitar con la frecuencia que hubiera deseado a los indios en sus propias tolderías en busca de los datos que me eran indispensables, me constituí en tutor "ad honorem" de ellos. Pude, mediante la buena acogida de que invariablemente era objeto de parte de las autoridades, obtener que se les hiciera justicia en todos sus reclamos; en recompensa, obtuve material para una serie de artículos que publiqué en la revista Cultura (Cadogan 1945b; 1945c; 1945e; 1946a; 1946b; 1946d; 1946e; 1946f; 19468; 1946h; 1946i; 1947c; 1947e; 19478). Después de haber estado en intimo contacto con los Mbyá durante varios años, visitándoles a menudo en sus tolderías y recibiendo periódicamente sus visitas, llegué a la conclusión de haber recopilado todos los datos de interés que ellos me pudieran proporcionar; y el mare magnum de obras existentes sobre mitos, leyendas y lengua guaraníes me convenció de la inutilidad de proseguir mis investigaciones. Afortunadamente, un acontecimiento enteramente imprevisto me desengañó a tiempo y, demostrándome que mis conocimientos eran en extremo rudimentarios, me impulsó a proseguir mis estudios.

Habiéndome informado el cacique Pablo Vera, de Yro'ysã, Potrero Blanco (Colonia Independencia, cerca de Paso Jovái) que un indio de nombre Mario Higinio se hallaba recluido en la Cárcel Regional de Villarrica desde hacía casi tres años, me pidió obtuviera su libertad. Tras laboriosas gestiones, fue sobreseída la causa y, obedeciendo a un llamado mío, vino a Villarrica el cacique a fin de hacerse cargo de su protegido. Conversando con mis huéspedes, abordé el tema de las tradiciones religiosas. Mario, quien ya conocía mi afición a estas cosas, habiéndome narrado una leyenda que explica la etimología de Mbarakaju (publicada en la revista Cultura, XI, 1946), se dirigió al cacique preguntándole si ya había discurrido conmigo: gueroayvu, sobre el origen del lenguaje humano: ayvu rapyta. Contestándole el cacique que no, le volvió a preguntar si me había divulgado los himnos sagrados relacionados con "los huesos de quien porta la vara-insignia": yvyra’i kãnga. Volviendo a contestar negativamente el cacique, Mario le dijo que yo ya era merecedor de que se me divulgara las ñe’ẽ porã tenonde, "las primeras palabras hermosas"; por cuanto, dijo, los favores que los Mbyá me debían me hacían acreedor a que se me considerase como miembro de las tribus: Ñane retarã ae, ñande rataypygua ae i: "nuestro verdadero compatriota, miembro genuino del asiento de nuestros fogones" (Mario Higinio es oriundo de Cedro-ty, paraje situado dentro de un obraje maderero del departamento de Yhú. Dijo que su padre, Mbyá, se radicó entre los Chiripá, casándose con una mujer de esta parcialidad de la que él, Mario, se consideraba miembro. Fue remitido a la cárcel de Villarrica acusado por homicidio en la persona de un paraguayo que ultrajara a su esposa; y el comisario que lo remitió, Don Alejo Benítez, actualmente en Mbocayaty (departamento de Villarrica) me dijo que según informes que había recibido -pero que afortunadamente para Mario no figuran en el proceso- consumió algún trozo de su víctima en cumplimiento del rito de la antropofagia. El sumario se halla archivado en el Juzgado de la Instancia de Villarrica, 24 Turno, a cargo entonces del Dr. Eladio Loizaga Caballero, actuando como defensor a petición mía el Dr. Evaristo Zacarías Arza. Está caratulado: "N4 224, Mario Higinio, Indio, Supuesto Homicidio, Yhú".)

Esta fue la manera en que me inicié en las tradiciones secretas de los Mbyá, después de muchos años de relaciones amistosas con ellos, en todo cuyo lapso no había escuchado una sola palabra que hiciera sospechar siquiera la existencia de tales tradiciones. Es en estos capítulos "esotéricos", fundamento de la religión -y posiblemente fundamento de la religión de la raza- algunos de cuyos capítulos he recogido y transcribo textualmente en estas páginas, juntamente con otras comunes, que puede apreciarse la poesía y la filosofía autóctonas en toda su belleza, toda su profundidad. Sin que me anime la pretensión de sentar cátedra, soy de opinión que los mitos "esotéricos" contenidos en estas páginas son de origen genuinamente autóctono; pero lastimosamente el haberme visto obligado a suspender mis investigaciones durante mucho tiempo por falta de medios me ha impedido aportar un argumento convincente, creo, en favor de esta genuinidad. Este argumento lo constituyen un número de leyendas cristianas "indigenizadas" que escuché de boca de Cantalicio, de Yvy Pytã (Colonia Mauricio José Troche). Son versiones sui géneris de capítulos o episodios del Nuevo Testamento, sumamente pintorescas y de utilidad científica por cuanto demuestran que ni el largo contacto con cristianos ni la catequización a que han sido sometidos algunos Mbyá por misioneros católicos ha influido en el verdadero pensamiento místico del aborigen. Cuando obtuve medios para proseguir mis investigaciones, Cantalicio había desaparecido, sin que hasta la fecha haya podido dar nuevamente con su paradero; y si cito estas leyendas que me narró, es por considerar que el recopilarlas constituiría una tarea digna de emprenderse.

La presente recopilación es una transcripción literal de dictados hechos por los mismos indios, habiendo sido elegidos para el efecto aquellos dirigentes que mi experiencia indicaba como los más idóneos y dignos de confianza. El consignarlos al papel ha sido posible mediante la  colaboración de mayor Francisco, de Tava'i, y de Cirilo, de Yvytuko, quienes han repetido las palabras de los dirigentes, aportando explicaciones sobre el significado de palabras y frases que me eran desconocidas, etc. Los verdaderos autores del trabajo son el cacique Pablo Vera, de Yro’ysã, Potrero Blanco, Colonia Independencia (cerca de Paso Jovái); Kachirito, de Paso Jovái, Obrajes Naville; cacique Che’iro, del Alto Monday (Obrajes Fassardi); mayor Francisco (Chiko i), de Tava’i, y un soldado suyo cuyo nombre no recuerdo; Tomás y Cirilo de Yvytuko, Potrero Garcete, Colonia Mauricio José Troche; Higinio y Mario Higi-nio, ya citados; y otros cuyos nombres figuran en el texto. Higinio, según supe, fue ajusticiado no hace mucho por homicidio; el cacique Che’iro murió de leishmaniosis; todos los demás viven al escribir estas líneas.

Mi aporte ha sido el consignar los dictados al papel, y las notas lexicológicas. Y en estas notas reconozco haber abusado de mi condición de profano en ciencias antropológicas al permitirme subrayar algunas, para mi sorprendentes, analogías que he creído hallar entre el contenido de ciertos versos de estos mitos y tradiciones y las grandes religiones de la humanidad. Sabrá tolerármelo el lector, equiparando mis observaciones al alegre grito de sorpresa de quien inesperadamente halla al borde del camino una hermosa flor, o tropieza con una refulgente joya. Y, para atemperar la crítica a que forzosamente han de dar lugar las lagunas y deficiencias de esta recopilación, narraré un episodio que me ocurrió recientemente.

En los primeros meses de 1954 acompañé al profesor Dr. Egon Schaden al tapýi del cacique Pablo Vera; y en una conversación referente a la couvade el cacique, espontáneamente, le reveló al amigo datos referentes al alma recién encarnada que yo, con muchos años dedicados al estudio del tema, ¡ignoraba totalmente!

*Existe el peligro de que desaparezcan todos los grandes dirigentes espirituales antes de haberse estudiado científicamente la lengua mbyá-guarani. Han muerto ya después de escrito AYVU RAPYTA:

Pablo Vera, de Yroysã.

Tomás Benítez, de Potrero Garcete.

Cacique Che’iro, de Alto Monday.

Kachirito, de Paso Jovái.

*El mayor Chico ha emigrado a la Argentina; según dicen, se ha casado con una argentina y se halla radicado en un puerto de las Misiones.

*¿Cómo se explica que Nimuendajú diga que el guaraní ha sido objeto de demasiados estudios? Por culpa de los paraguayos. Hasta que Samaniego grabara el Ñengarete o Canto Ritual de Ñane Ramõi Jusu Papa, seguramente no se había recogido un solo mito o canto guaraní en su dialecto puro. Y no admiten la traducción del Ñengarete porque no están de acuerdo con las ideas preconcebidas de los "guaraniólogos de gabinete" de Asunción. Ver la etimología de tupã, según Recalde, en su traducción de Nimuendajú. Y pensar que no pudo explicar el significado de las palabras ju, yrymomo y avaete. Hasta ahora (marzo 1961) no se nota ninguna señal de reacción. Cuando se produzca la reacción, seguramente va no habrá indios!

*La diferencia entre la mitología mbyá y la chiripá ¿se deberá exclusivamente a la mayor influencia ejercida sobre un grupo por los misioneros, o vendrá de más lejos? ¿No será uno de los dos grupos guaraníes y el otro guaranizado y, en caso afirmativo, cuál sería el que fue sometido? ¿No sería posible determinarlo mediante la lingüística y un análisis detenido del corpus mythorum de los distintos grupos tupi-guaraníes?

*Entre Chiripá, Pai y Guayaki no existe el recelo que demuestran los Mbyá, a quienes hay que arrancarles sus mitos a pedazos como si se tratara de arrancarles el alma.

*El recelo que observan ha aumentado grandemente, en gran parte por culpa mía. Siempre he hablado con respeto de sus tradiciones y costumbres pero encargándoles que no tratasen con cualquiera sobre estos asuntos. Pronto trascendió que hubo quien se interesaba por ellos, y no pasaba semana sin que viniera algún indio a verme. Me hablaba sin recelo, porque así le había encargado Pablo Vera, el jefe.

*Pero un día me pidió Alberto Medina, uno de los pocos Mbyá que habían peleado en la guerra del Chaco, que lo llevara a Asunción para tramitar su pensión de mutilado -de esto hace quince años, todavía no ha conseguido nada!-

*Fue con él su cuñado Angelo Garay, quien me pidió le obtuviera un papel para que "se respetara a él y su gente". Obtuve un certificado para él del Secretario del Ministerio de Educación, y ello fue el comienzo de una lucha encarnizada que sigue hasta hoy. Al volver a su población, Garay convocó a una junta, enseñó su "nombramiento" y se erigió en cacique, rival de Pablo Vera. A éste le acusó de traidor por revelar a extraños los secretos de los Mbyá. La ola de revivalism duró hasta la muerte de Pablo Vera, quien en defensa propia, acusó a Garay de ser instrumento de los misioneros protestantes, con quienes tenia pactado vender a sus conciudadanos. A tal extremo llegaron las cosas, que en Caaguazú se negaban a divulgarme algunos nombres de plantas!

 

CONTENIDO

SOBRE LA PRESENTE EDICIÓN.

NOTA PRELIMINAR.

AL LECTOR.

 CAPÍTULO I: LAS PRIMITIVAS COSTUMBRES DEL COLIBRÍ.

La aparición del Ser Supremo.       

CAPÍTULO II: EL FUNDAMENTO DEL LENGUAJE HUMANO.

Creación de las llamas y la neblina; del fundamento del lenguaje humano; del amor al prójimo; de un himno sagrado. Creación de los cuatro padres de la palabra y sus consortes. Kuaarara, palabra sagrada.

CAPÍTULO III: LA PRIMERA TIERRA.

Creación de la Primera Tierra y los siete Paraísos. Ñande Ru entrega la Primera Tierra a sus lugartenientes y se retira a las profundidades del Paraíso. Instrucciones de Ñande Ru a sus lugartenientes referentes al gobierno del mundo.

CAPÍTULO IV: SE ESTÁ POR DAR ASIENTO A UN SER PARA ALEGRÍA DE LOS BIEN AMADOS.

Himno de la Encarnación. Los Patronímicos Sagrados. Mensaje divino recibido por el dirigente que bautiza a las criaturas. La Reencarnación. La radical á y sus derivados; valor filológico.

CAPÍTULO V, DE LA PATERNIDAD Y DE LA MUERTE.

Himno de la paternidad y endecha de la muerte. Endechas fúnebres. El culto de los muertos.

CAPÍTULO VI: EL DILUVIO.

Destrucción de Yvy Tenonde. Tránsito de los virtuosos y metempsicosis de los pecadores.        

CAPÍTULO VII. LA NUEVA TIERRA.

Creación de la nueva tierra que habitamos. Creación de la humanidad. Mito del robo del fuego.

CAPÍTULO VIII: EL SEÑOR DEL CUERPO COMO EL SOL.

El llamado "Mito de los Gemelos". Génesis del Sol y de la Luna. Sus hazañas.

CAPÍTULO IX: LOS QUE SE INSPIRAN EN LA BUENA CIENCIA, CONJURANDO LOS MALEFICIOS: LOS LUGARTENIENTES DE LOS JAKAIRÁ.

Medicina Mística. Maleficios y embrujamiento. Juicio por hechicería. Duendes y figuras de la mitología. Plegarias e himnos para la obtención de la buena ciencia. Mensajes de los dioses inspirando a los médicos agoreros. Himno de un dirigente. Algunos mensajes recibidos.

CAPÍTULO X: LOS REMEDIOS IMPERFECTOS.

La Medicina Racional. Origen de las dolencias que cura la Medicina Racional. Recetas. Ginecología.

CAPÍTULO XI: LOS PRECEPTOS QUE DEJARON NUESTROS BUENOS PADRES PARA NUESTRO GOBIERNO.

El Código Penal. Comedia que tiene por tema un caso de infidelidad conyugal. El Homicidio.

CAPÍTULO XII: UN SEÑOR DA CONSEJOS A SU HIJO QUE QUIERE CASARSE.

Preceptos del padre a su hijo. Puericultura.       

CAPÍTULO XIII: NORMAS PARA LA AGRICULTURA.

Agricultura. Siembra. Obtención de lluvias. Plegaria. Tembi'u aguyje; madurez de los frutos.

CAPÍTULO XIV. LAS AVES MIGRATORIAS. PALABRAS REFERENTES A OTROS PAJARITOS.

Leyendas y supersticiones relacionadas con las aves.

CAPÍTULO XV: AMULETOS-FILTROS.        

CAPÍTULO XVI: CAPITÁN CHIKÚ. (LOS HÉROES DIVINIZADOS DE LA MITOLOGÍA MBYÁ-GUARANÍ).

Mesianismo o culto de los héroes divinizados. Obtención de aguyje de Kapitã Chiku.

CAPÍTULO XVII: LA LENGUA DE NUESTROS PADRES Y OTROS DATOS LINGÜÍSTICOS. EL IDIOMA SECRETO DE ORIGEN NO-GUARANÍ Y OTROS DATOS LINGÜÍSTICOS.

CAPÍTULO XVIII: CUENTOS. CANTOS INFANTILES. SALUDOS. 

CAPÍTULO XIX. EL CONCEPTO GUARANÍ DE "ALMA".

BIBLIOGRAFÍA DEL AUTOR.



 

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CAPITULO XIX

EL CONCEPTO GUARANÍ DE "ALMA"


            "La elegancia de la lengua guaraní robustece la opinión de aquellos (entre los que se cuenta a Platón en su "Cratilo") para quienes las lenguas no son invenciones humanas, sino don singular otorgado por Dios a los hombres. Domingo Bandiera, misionero entre los indios Chiquitos cuya lengua es toda artificio y, en cierta manera, más rica y completa que la griega y la latina, asombrado ante esta comprobación, escribió que esto sería imposible si no tuviese su origen en el mismo Dios... Lo mismo opina de las demás lenguas de los Indios..." (José Manuel Peramás, La República de Platón y los Guaraníes, Buenos Aires, 1946: 29)

            Quien haya leído el capítulo II de esta recopilación, titulado "Ayvu Rapyta", el capítulo más sagrado, y piedra angular de la religión de los Mbyá guaraní, habrá comprobado que nuestros Jeguakáva Tenonde van más lejos que Platón, el docto jesuita Peramás y su colega Bandiera; afirman, no sólo que el lenguaje humano es de origen divino, sino que fue la primera obra del Absoluto en cuanto hubo tomado asiento o asumido la forma humana en medio del caos primigenio. Y agregan que el lenguaje humano, "creado por Ñande Ru en medio de las tinieblas originarias, antes de conocerse las cosas" constituye el germen, la médula de la palabra-alma que, una vez creada la tierra, enviaría por intermedio de sus Padres de la palabra-alma para que se encarnara (caps. II, IV).

            Pero, Ayvu Rapyta ¿es de origen autóctono, genuinamente guaraní? ¿Constituye un argumento en favor de la tesis desarrollada por Bertoni en su La Civilización Guaraní? ¿Será prueba de alguna civilización pretérita proveniente de Yvy Tenonde, la Atlántida de nuestra prehistoria; civilización comparable quizás a la esbozada por los hermanos Wagner en sus trabajos sobre la civilización santiagueña?

            Aunque personalmente considero de origen genuinamente autóctono los consejos dirigidos por los dioses a la palabra-alma al enviarla a la tierra, y los himnos sagrados referentes a la concepción y la muerte (caps. IV y V), corolarios inseparables de Ayvu Rapyta, mis conocimientos no me autorizan a aventurar hipótesis alguna sobre el origen de los versos que describen la creación del lenguaje humano. Desde luego, el objeto de la presente recopilación no es el de aportar argumentos probatorios de tal o cual sobre los orígenes ni de la raza ni de las tradiciones recopiladas, sino, como he dicho ya, el de reunir algunos elementos de juicio que faciliten la tarea del investigador que quiera ahondar en el alma del indígena y penetrar hasta el fondo de sus concepciones religiosas. Pero, como el material reunido en estas páginas brinda datos lingüísticos suficientes para explicar claramente lo que para el Mbyá representa el concepto de alma y demuestran que, para él, expresar ideas y porción divina del alma son sinónimos -sinonimia que probablemente constituya característica de la lengua, como veremos-, me he permitido extractar algunos datos relacionados con este tema, los que cito a continuación.

            Ayvu significa en mbyá-guaraní: hablar, lenguaje humano; y Ayvu Rapyta (literalmente: origen del lenguaje humano) significa según los dirigentes mbyá, lo que llamaríamos origen o germen de la porción divina del alma (cap. II).

            Ñe'ẽy, ñe'ẽ, es la palabra-alma, la porción divina del alma que se encarna en el ser humano una vez engendrado (caps. II, IV, V, IX). Significa también palabra en: che ñe'ẽñeychyrõ: mis series de palabras (cap. IX).

            ‘E significa decir, tanto en nuestro guaraní clásico como en mbyá-guaraní; y para expresar el concepto que encierra nuestra palabra resucitar, v.g., el de devolver el alma al que ha muerto, emplean los Mbyá la palabra eepy, cuya traducción literal es: rescatar o redimir el decir. El nombre con que designan el patronímico sagrado otorgado por los dioses al hombre y que lo acompañará a través de la vida y que, según las creencias mbyá-guaraníes constituye parte integrante de la naturaleza del hombre, es: ery mo'ãa: aquello que mantiene erguido el fluir de su decir (cap. IV).

            Resumiendo: las voces ayvu, ñe'ẽy y 'e traducen los dobles conceptos de:

            1) Lenguaje humano, origen de la porción divina del alma humana.

            2) Palabra, porción divina del alma.

            3) Decir: el principio vital; el alma, el decir (Verbo).

 

            Falta un eslabón que confirme la definición de los mburuvicha mbyá-guaraníes, según la cual Ayvu Rapyta, el origen del lenguaje humano, es Ñe'ẽy Ypy: la palabra-alma originaria. Este eslabón nos lo proporciona Nimuendajú, etnólogo de fama mundial. En el cap. II (1987:17) de su clásica obra ya citada dice:

            "Las voces ñe'ẽy ayvu tienen valores diferentes entre los paraguayos y los guaraní de que venimos tratando. Ñe'ẽentre los paraguayos, es el lenguaje de los hombres, y ayvu es el ruido de los animales. En el grupo guaraní que venimos estudiando, ayvu significa lenguaje humano, y ñe'ẽes el ruido de animales; justamente lo contrario".

            Y en el capitulo III, titulado "Alma y Nombre", agrega:

            "Los Apapokúva no designan el alma como los otros de Lingua Geral: ang, sino ayvukue. En esta palabra, la sílaba inicial, poco clara en su significado, posiblemente pueda corresponder a ang; la segunda vu quiere decir: subir a la superficie, surgir; kue es el pretérito; ayvu significa; como he dicho, el habla, el lenguaje del hombre, y en clásico guaraní-significa ruido. Ayvu-kue significa "el aliento que brota de la boca" (sic). (Nimuendajú 1987:29).

            Luego agrega en una nota aclaratoria:

            "Se podría también explicar en la siguiente manera: ang, alma (guaraní clásico) que en apapokúvá se transforma por eufonía en ay; vu: brotar; kue: pretérito. Entonces: el alma que ha salido del cuerpo".

            Otro investigador, el mayor Marcial Samaniego, quien en la Revista de Turismo, Asunción, feb. 1944, dedica un artículo a la mitología de los que él llama los Avá Guaraní del Yvy Pyté o Ipir, dice:

            "...nuestra palabra es la manifestación de nuestra alma que no muere;  ... ang es la sombra, el rastro, el eco".

            Tenemos, pues, tres naciones guaraní parlantes, hablando tres dialectos distintos del guaraní y poblando tres regiones muy separadas entre sí, quienes, para designar la parte divina, imperecedera del alma humana, emplean voces que traducen el concepto de palabra, lenguaje humano; es decir, para quienes los conceptos de: porción divina del alma y lenguaje humano, constituyen una sola idea, un concepto indivisible 1.

            Se ha visto que los Jeguakáva creen en la dualidad del alma, dogma que el lector hallará esbozado en las notas que siguen al cap. VI y en el mito de KapitãChikú (cap. XVI) y, para designar la porción imperfecta, telúrica del alma, emplean la voz ãngue. Ãngue es el producto de nuestras propias pasiones y apetitos; como dicen los mburuvicha, ñande reko achykue, el producto de nuestro imperfecto modo de vivir. Cuando muere el hombre, ñe'ẽy, enviada por los dioses, vuelve a la morada de su Padre; ãngue permanece en la tierra convertida en mbogua, palabra empleada por los guaraní antiguos y recogida también por Montoya: mboguavi (Tesoro: 215)

            Los Avá Guarani mencionados por Samaniego utilizan la voz ang para designar "la sombra, el rastro, el eco" del hombre.

            En cuanto a los Apapokúva, vuelvo a citar a Nimuendajú (1987:29-30):   

            "Luego del nacimiento (del ser humano) entra a acompañar al ayvukue (la porción divina del alma) el asygua. El asygua es alma de animal. Después de la muerte, asygua se transforma en ãnguery. La voz está compuesta de ang: alma en guaraní clásico, y el pretérito kuéra, transformada de acuerdo a las leyes de la fonética apapokúva en kuery, guery. Los Apapokúva no usan fuera de este caso la voz ang para designar alma, ni la voz guery" (p. 18, en la traducción de Recalde).

            Salta a la vista que este asygua, alma de animal, según Nimuendajú, es el mismo teko achykue (teko asykue), el producto de las imperfecciones humanas de los Jeguakáva. Al morir el Apapokúva su asygua -alma animal- se convierte en anguéry, espíritu peligroso; al morir el Mbyá, su teko achykue -producto de sus pasiones- se convierte en ãngue o mbogua, espíritu igualmente peligroso que hay que alejar con plegarias y humo de tabaco, especialmente creado por Jakairá, dios de la primavera, para el efecto.

            Prescindiendo de las deducciones de Nimuendajú acerca de las posibles etimologías de ayvukue, tenemos tres naciones guaraní parlantes: los Jeguakáva o Mbyá Guaraní del Guairá; los Avá Guaraní de la frontera; y los Apapokúva Guaraní del Brasil, que creen en la dualidad del alma. Para las tres naciones citadas, habla, lenguaje humano y porción divina del alma son sinónimos; y las tres utilizan la voz ang, ãngue, que en nuestro guaraní clásico significa alma humana, para designar la porción animal, telúrica del alma.

            ¿Qué es ãngue?

            Los datos lingüísticos que nos brindan estos anales de los Jeguakáva o Mbyá nos permiten descifrar su significado.

            Ãsignifica en mbyá-guaraní: estar en pie, estar en posición vertical, acepciones que le da también Montoya en su Tesoro. Los siguientes ejemplos de su empleo, entresacados de estas mismas páginas, servirán para demostrar sintéticamente su verdadero significado:

           

            Jaipycho yguýpy imo'ãmy (cap. XIII):

 

            Lo clavamos debajo del agua, en posición vertical.

 

            ...oãmývyma (cap. II):

 

            ... en virtud de haberse erguido, de haber asumido la forma humana.

 

            Che yvy o'ã’yvõñande ra'y apyrea pyre (cap. VII):

 

            Mi tierra herirá la verticalidad de mis hijos (contiene presagios de infortunios para mis hijos) hasta la postrer generación, etc.

            Estos pocos ejemplos de ãy sus derivados bastan para demostrar que el verdadero concepto que encierra la sílaba ã, ang de la voz ãngue es: verticalidad, conciencia o cualidad de ser erguido. En cuanto al sufijo kue, gue, ngue, sabido es que, además de expresarse con él el pretérito, expresa las cualidades abstractas de seres y cosas, v.g.: yvate: alto; yvatekue: altura; pytã: rojo; pytãngue: rojez, bermejura, etc. etc. Angue, por consiguiente, encierra el concepto de: las cualidades de un ser vertical, erguido, que fue; en otras palabras: la mortalidad de un ser humano desaparecido, pues no existe otro ser viviente cuya posición normal es la vertical. Y esta definición concuerda exactamente con la que de ãngue nos dan los dirigentes mbyá-guaraníes: el producto de nuestras pasiones, de nuestras imperfecciones: ñande reko achykue.

            Aunque la voz ãy algunos de sus derivados se emplean con referencia animales y seres inanimados, ãngue: alma telúrica o impura, es algo exclusivo del hombre. El árbol, aunque se yergue, inmóvil pindovy aipópy iaĩ, una palmera milagrosa se yergue en dicho lugar (cap. VIII)-, no tiene ãngue -alma telúrica-, pero si tiene alma: ñe'ẽy (cap. IX); el tigre, todos los seres vivientes, tienen alma: ñe'ẽy. OmopyrõKuarachy Ete aguara ñe'ẽguaminóre: Kuarachy Eté hizo que el alma de un tigre se encarnase en su propio nieto (cap. XVI). Pero, fuera del hombre, del ser viviente vertical, ningún otro ser viviente posee ãngue. Porque esta porción del alma es producto de la mortalidad, debiendo su génesis exclusivamente a las pasiones e imperfecciones inherentes al ser que vivió erguido: o'ãva'e reko achykue.

            Un somero análisis de los mitos y leyendas recogidos por diferentes investigadores entre distintas parcialidades guaraní parlantes no deja lugar a dudas respecto al común origen de la religión de los diferentes grupos de esta raza cuyos restos viven aún diseminados a través del continente. Y permite deducir que los versos sagrados de Ayvu Rapyta y los demás capítulos "esotéricos" de los textos míticos de los Jeguakáva - pletóricos de poesía y de filosofía- no sean de propiedad exclusiva de esta parcialidad; siendo de presumir que otras naciones guaraníticas que hayan podido, como los Mbyá del Guairá, mantener sus tradiciones y lengua libres de influencias exóticas, conserven tradiciones similares.

            En vista del enorme número de trabajos a que ha dado origen la cultura guaraní, es lógico que se dude poder hallar aún, entre los restos dispersos, degenerados y sofisticados de las distintas parcialidades guaraní parlantes, datos de valor para el hombre de ciencia. Espero que esta recopilación demuestre que esta opinión es infundada. Y basta creo, para invalidarla, el solo hecho de conservar los Mbyá, a pesar de su largo contacto con nuestra cultura, el complicado ritual relacionado con el culto de los muertos -culto característico de la religión guaraní, a estar por lo que dicen los mismos cronistas jesuitas de la conquista- como también los himnos sagrados, esotéricos, de indiscutible origen autóctono, que explican el por qué de este culto.

            El guaraní de los Apapokúva con el que estaba familiarizado Nimuendajú es una rama empobrecida, degenerada, de la lengua. Basándose el lingüista en el dialecto hablado por ellos, puede incurrir en deducciones totalmente erróneas. Basta para demostrar esta pobreza el "problema lingüístico indescifrable" que representa para Nimuendajú la palabra yrymomo: puente, tanto en el Tesoro de Montoya, en mbyá, y en cayová. También la voz ju, de empleo corriente entre los Mbyá con el significado de eterno (cap. III).



NOTAS


1Hace poco, mediante datos suministrados por dos Avá Guaraní o Avá Chiripá, comprobé que Ayvu significa también para ellos: Alma divina y lenguaje humano. Averiguaciones practicadas conjuntamente con el profesor Dr. Egon Schaden de la Universidad de São Paulo, nos demostraron que los Avá Guaraní de que habla Samaniego (l.c.) son los Pãi o Cayová. El que los Pãi o Cayová, los Apapokúva y los Chiripá o Avá Guaraní, hablando tres dialectos distintos (sin mencionar a los Mbyá) se hayan resistido a adoptar el nombre "clásico" o cristiano-guaraní del alma constituye un hecho de valor para el lingüista. Porque la religión de los tres grupos ha sido modificada grandemente por sus contactos con el cristianismo, como puede comprobarse fácilmente.



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            Numerosos trabajos sobre el problema indigenista, aparecidos en El Surco de Villarrica y la prensa de Asunción.

 

 

NOTA DEL EDITOR:

Esta bibliografía corresponde a la que figura en la 1ª. edición (pp. 211-213), si bien aquí es presentada cronológicamente, y, cuando ha sido posible, completada con mayor detalle. La secuencia alfabética dentro del mismo año se rige por la establecida por Cristina Berro de Escribá, "Bio-bibliografía de León Cadogan", en: Suplemento Antropológico, VIII, 1-2 (Asunción 1973): 65-95. De ahí la discontinuidad eventual en esta secuencia, por omisión de títulos no pertinentes.



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1945    Mitología guaraní. Revista de Turismo, n. 41:46-47; n. 44:45-48; 51-52. Asunción.

SCHADEN, Egon

1974    Aspectos fundamentais da cultura guaraní. São Paulo: Edusp. 3º ed.

SCHADEN, Francisco S.G.

1949    Indios e caboclos. Páginas de etnografía e folclore, Revista do Arquivo Municipal, CXXV:23-64. São Paulo.

STRAHLOW, T.G.H.

1959    Urgent anthropological and ethnological research in Australia, Bulletin, n. 2, International Comittee on Urgent Anthropological and Ethnological Research.

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1952    Cayuá Culture Change: A Study in Acculturation and Methodology. American Anthropologist, LIV, n. 2 Memoir 73. Lancaster. 144pp.


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