BEBA, FLOR DE ARROYOS Y ESTEROS. . .

Letra: EMILIANO R. FERNÁNDEZ

BEBA, FLOR DE ARROYOS Y ESTEROS. . .

SOLO BASTÓ LA MIRADA

         Para la lógica y el sentido común, Emiliano R. Fernández tenía comportamientos no encuadrados en lo que se espera habitualmente de una persona. Tendría que comprendérsele, sin embargo, desde la perspectiva de que era -sobre todo- un hombre libre, no apegado a las reglas sociales. Solo seguía los dictados de su intuición.

         Su habilidad para versificar -producto también de una larga militancia diaria en el territorio de la poesía- , era tanta que cuando veía a una mujer, inmediatamente le brotaban los poemas. Bastaban el color de los ojos, el lugar de nacimiento, los hoyuelos de las mejillas, las manos o algún gesto percibido acaso tan solo por él. Su lectura del instante era tan veloz que asombraba a quienes no conocían ese atributo suyo.

         En este contexto es posible entender cómo el poeta, al ver a una niña a la que ni siquiera conocía, recibió el soplo de la inspiración y le escribió una poesía.

         La destinataria era Beba Cubilla, quien hoy vive en el barrio Las Carmelitas, de Asunción. Ella prefiere omitir su nombre alegando que la identidad con la que se la conoce es la consignada.

         "A mí Emiliano me escribió una poesía cuando tenía 13 años, poco después de la finalización de la Revolución de 1947", cuenta la señora.

         A pesar de su corta edad, para el momento en que se cruza con el vate en Asunción, ella ya había conocido varios capítulos de los sinsabores de la vida que por lo general llegan con más retraso.

         Beba era hija única de Ramón Cubilla Ferreira y Francisca Ojeda Gaona de Cubilla, quienes vivían en Arroyos y Esteros -departamento de la Cordillera-, donde ella nació. La guerra civil que desató la furia contenida de la intolerancia golpeó con saña a esa familia que no militaba en política aunque el padre era liberal. Esa fue la excusa para la persecución: cabe presumir que la verdadera razón fue económica, ya que los Cubilla Ojeda poseían suficientes bienes como para alentar a los saqueadores colorados. Ni siquiera el hecho de que Buenaventura Ojeda Zaldívar, padre de doña Francisca, hubiese sido uno de los fundadores de la Asociación Nacional Republicana (ANR) en 1887 fue motivo para frenar la embestida de los que en nombre de la victoria se apoderaban a la fuerza de cuanto encontraban en su entorno.

         Mientras don Ramón era llevado a la Delegación de Gobierno de Caacupé, Beba -junto a unas amigas de confianza- se trasladó navegando en barco por el río Manduvirá a la capital en busca de protección. A su madre no le permitían abandonar su domicilio.

         Fue así como la niña mudó de ambiente. No comprendía mucho lo que pasaba, pero no le faltaba coraje para enfrentar con dignidad lo que la historia le deparaba. Su padrino -hermano de su madre- , le abrió las puertas de su hogar. Allí también -una vez puesto en libertad- recaló su padre. A1 sumarse a ellos la madre, la familia se completó de nuevo.

         La adolescente salía de la casa -que estaba en San José y José Berges- , para ir a estudiar. Como Emiliano andaba por el Mercado 2 -ubicado en la misma dirección-, averiguó quién era ella. "Le dijeron mi nombre y que vivía con mis tíos", recuerda doña Beba, junto a quien fue posible llegar gracias a los buenos oficios del poeta y compositor Pilo Lloret.

         Fue así como un día de esos, Emiliano entregó a don Ramón el poema para su hija. "Un linyera te envió esto", le dijo.

         "Miré el poema que me envió el poeta a quien yo no recuerdo haberle visto. Vagamente, sin embargo, tengo en mi mente una imagen que no sé si habrá sido la de él o no. Lo cierto es que yo aprendí de memoria la poesía -que no sé más si tenía título o no- , muy breve y así logré conservarla, porque el original se me perdió", cuenta la inspiradora de Emiliano.

         A los efectos de dar una identidad a la obra, el autor de este texto asume la convención de que ante la inexistencia de un título se pone como tal el primer verso: Beba, flor de Arroyos y Esteros.

         Ya en la década de 1950 Beba militó en filas de los que soñaban con la libertad. Fue apresada e interrogada por Erasmo Candia y el general Patricio Colmán, ambos de triste memoria. Gracias al coronel Escobar -cuyo nombre no menciona-, pudo escapar de sus represores cuando estaba a punto de ser llevada a la cárcel del Buen Pastor. Obtuvo asilo en la embajada del Uruguay. Vivió algún tiempo en Montevideo, pasando luego a Buenos Aires donde permaneció la mayor parte de su vida. Ahora respira de nuevo los aires amados de su patria.

BEBA, FLOR DE ARROYOS Y ESTEROS...

Beba, flor de Arroyos y Esteros,

fresca rosa y virgen pura

compadécete del que te canta

Tu pasión y tu hermosura.

Que tú camino de niña

sea de flores, no de abrojos,

y tu porvenir no muy lejano

protegido por el ser sin antojos.

Adiós Beba de las bebas

pedazo de miles de corazones

goza tú mientras yo sufro

en este mundo de sinrazones.

Letra: EMILIANO R. FERNÁNDEZ

Fuente (Enlace interno):

LAS VOCES DE LA MEMORIA - TOMO VIII
HISTORIAS DE CANCIONES POPULARES PARAGUAYAS
Autor y ©: MARIO RUBÉN ÁLVAREZ
Edición del autor y Julián Navarro Vera
Dibujo de tapa: ENZO PERTILE
Armado y diseño: Isaac Duré Giménez
Editora Litocolor S.R.L.
Asunción-Paraguay 2008