MITOS Y LEYENDAS DEL PARAGUAY MESTIZO
GUARANÍ - ESPAÑOL
Compilación y versión al español:
FELICIANO ACOSTA , DOMINGO ADOLFO AGUILERA y
CARLOS VILLAGRA MARSAL
Comparecencia : CARLOS VILLAGRA MARSAL
Prólogo : FRANCISCO PÉREZ MARICEVICH
COLECCIÓN CULTURA POPULAR Nº 3
Dirigida por Carlos Villagra Marsal
© DIARIO POPULAR. Avda. Mcal. López 2948,
Asunción, Paraguay
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© FELICIANO ACOSTA, DOMINGO ADOLFO AGUILERA, CARLOS VILLAGRA MARSAL
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Pabellón "Serafina Dávalos"
25 de Mayo y México - Plaza Uruguaya
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Dirección Editorial: Vidalia Sánchez
Diseño de tapa: Mirta Roa Mascheroni
Diagramación: Gilberto Riveros Arce
Edición al cuidado de DAA, FA y CVM
Hecho el depósito que marca la Ley N° 1328/98
Asunción, del Paraguay, mayo de 2010
Tirada de 10.000 ejemplares
ÍNDICE
*. Comparecencia
*. Prólogo: El mito y la leyenda en la cultura popular paraguaya
*. Glosarlo
*. Aclaración sobre la ortografía guaraní
ESPAÑOL
MITOS
1. DEL POMBERO
2. DE LAS ÁNIMAS EN PENA
3. DEL JASYJATERE
4. DEL KURUPI
5. DEL LUISÓN
6. DEL KA’A JARYI
7. DEL AO AO
8. DE LA BRUJA
9. DEL LAGARTO JAGUAR
LEYENDAS
1. DEL DIABLO QUE QUISO HACER UN PINDÓ
2. DE LA VICTORIA REGIA
3. DEL YPAKA'A
4. DE SANLAMUERTE
5. DE LA MISERIA
6. DEL CIELO
7. DEL COLIBRÍ
8. DEL KARÁU
9. DEL CARACOL PADRE
10. DE LA PEREZA
11. DE LOS TESOROS ENTERRADOS O "ENTIERROS"
GUARANÍ
MITOS
1. POMBÉRO REHEGUA
2. PÓRA REHEGUA
3. JASYJATERE REHEGUA
4. KURUPI REHEGUA
5. LUISÕ REHEGUA
6. KA’A JARÝI REHEGUA
7. AO AO REHEGUA
8. BRUJA REHEGUA
9. TEJU JAGUA
LEYENDAS
1. AÑA OJAPOSE PINDO
2. YRUPE
3. YPAKA’’A
4. SANLAMUÉRTE REHEGUA
5. MISÉRIA REHEGUA
6. YVÁGA REHEGUA
7. MAINUMBY’I REHEGUA
8. KARÃU REHEGUA
9. JATYTARU REHEGUA
10. ATE’ỹ REHEGUA
11. PLATA YVYGUY REHEGUA
COMPARECENCIA
Es sabido que para preciarse de constituir una nación, toda comunidad de hombres y mujeres, pobladores de un mismo país, necesita compartir un conjunto de realidades físicas y espirituales: un territorio, una tradición, una lengua, un gobierno, una historia; en consecuencia, va formándose a lo largo de las generaciones la llamada identidad nacional, lo cual equivale a un temperamento, a un carácter personal y colectivo a la vez, que se manifiesta en cada individuo mediante un modo similar de sentir la patria y el resto de nuestra América y el mundo, así como también en una manera parecida de alegrarse o entristecerse, de amar o destruir, de convencerse o ignorar, de entretenerse o aburrirse, de ser aplicado u ocioso... En suma, que los paraguayos poseemos una cosmovisión propia, siendo por otra parte idéntica nuestra condición, naturalmente, a la de los demás seres humanos.
Un componente incisivo de la identidad nacional es aquello que en general se denomina cultura popular, que se da a conocer en conductas y expresiones (sean estas últimas anónimas o de creador conocido, orales o escritas), tales como adivinanzas, costumbres, letras de canción, leyendas, creencias, magias, refranes, músicas, protocolos, canciones de cuna, mitos, y en nuestro país agüerías, casos (cuentos orales), compuestos (versos romancísticos) y otras estructuras verbales en guaraní y/o en español.
Y bien, esta COLECCIÓN CULTURA POPULAR, que tengo la honra y la responsabilidad de dirigir, tiene el propósito de di fundir ampliamente, con seriedad no exenta de vehemencia, las muestras más señeras de este caudal popular, doblemente enriquecido por la condición bilingüe de nuestra sociedad; al respecto, hemos decidido publicar, en guaraní y en versión española, los textos respectivos de todos los volúmenes de la Colección.
Demás está decir que estos libros -al igual que cualquier experiencia literaria- están dirigidos a todos los hombres y mujeres, sin distinción de edad, estado civil u oficio, e incluso a aquellos que no tienen mucho hábito de lectura, ya que procuramos que nuestras publicaciones sean interesantes en sí mismas.
Deseo señalar además que, a mi sincero entender, los textos de la COLECCIÓN CULTURA POPULAR adquieren un doble valor agregado, en particular los que se ocupan de la condición bilingüe de la cultura nacional: en primer término, dichos libros alcanzan un valor eminentemente pedagógico, porque ayudarán a los escolares y colegiantes a enriquecer el conocimiento, y por tanto la admiración y la devoción, hacia la excelencia del idioma guaraní, "...lengua que sin controversia es una de las más copiosas y elegantes que reconoce el orbe", según ya lo afirmó el P. Lozano, jesuita, en 1754. Este respeto y cariño por nuestra lengua materna amerindia tendrá sin duda un efecto más intenso en los lectores adultos y pequeños: el del afianzamiento de la identidad paraguaya, uno de cuyos pilares es justamente el guaraní.
CARLOS VILLAGRA MARSAL
Última altura, abril de 2010
PRÓLOGO
EL MITO Y LA LEYENDA EN LA CULTURA POPULAR PARAGUAYA
1
¿Quién que haya pasado su infancia en el Paraguay puede olvidar las aprensiones, los miedos y, aun, terrores experimentados ante la mención de ciertos nombres asociados a personajes temibles? ¿O las advertencias de los adultos dirigidas al niño para que abandone sus juegos una vez alcanzada determinada hora, bajo el riesgo de que, de no hacerlo, se expondría al castigo del hada o duende del juego en cuestión? De esta manera, balita jarýi, trompo jarýi, pelota jarýi, etc., ocupaban la imaginación del niño induciéndolo a obedecer el mandato de los adultos.
Más adelante, relatos escuchados en grupo, en el galpón o el patio de su casa, o en el atrio de la iglesia, o en cualquier lugar donde hubiese reunión habitual de gente, el niño escuchaba, maravillado o divertido, los sucesos ocurridos en un remoto pasado, en aquel tiempo de los orígenes del mundo, realizados por personajes extraños, que eran dioses o héroes fabulosos como ya no los hay en el presente, y en virtud de los cuales existen los astros en el firmamento, los animales y las plantas en la tierra y en el agua, las montañas, los cerros y las grutas, y monstruos en los pantanos y abismos en las profundidades de los ríos y de los lagos y multitud de otros seres o cosas cargados de extrañeza y de peligro.
Estas narraciones transmitidas por tradición oral a través de los siglos, son parte del imaginario colectivo que subyace a la identidad cultural de los pueblos. Gran parte, si no todas ellas, han migrado de pueblo en pueblo y de lengua en lengua, adaptándose a la cosmovisión y a las experiencias de vida de las colectividades, diferentes unas de otras en desarrollo sociocultural, conocimiento del medio ambiente y en progreso económico. Es presumible que innumerables narraciones de esta naturaleza hoy día se encuentren olvidadas. Pero es también verosímil que, en situaciones colectivas o individuales catastróficas, reaparezcan transfiguradas, emergiendo del Inconsciente Colectivo.
De antiguo, pero de manera continua a partir de J. B. Vico (...) y el Romanticismo alemán, estas narraciones, llamadas mitos, atraparon el interés de filósofos, etnólogos, historiadores de las religiones, científicos sociales, sicólogos, teólogos y humanistas varios. Estos llamaron la atención sobre la vigencia de "modos no racionales de pensamiento y de lenguaje ajenos al discurso lógico", contrapuestos a la conducta del razonamiento positivo o positivista.
El mito con imágenes y metáforas, tal como ocurre en el sueño. De este modo, expresa y refleja, organiza y legitima la totalidad de la cultura de los grupos humanos o, mejor dicho, el sedimento que se encuentra como substrato de ella. El mito traza, por oscuros caminos, el proceso de la configuración de la visión del mundo que impulsa a las colectividades humanas a dominar su espacio, manipular su tiempo segmentándolo en retornos cíclicos y celebraciones ritualizadas, y a construir su identidad y sus solidaridades, distinguiéndolas del Otro (el Extraño, el Extranjero).
El mito se manifiesta o expresa a través de múltiples relatos de distinto alcance y amplitud. En este aspecto, el mito es análogo al lenguaje verbal humano. De manera similar a este, el mito dispone de estructuras sistemáticas organizadas en niveles interdependientes y cuya articulación funcional proporciona, mediante el juego de los significantes, un acceso a sus dimensiones o estructuras de significado. Así como la lengua que hablamos tiene su gramática y su vocabulario, así también el mito cuenta con elementos análogos en la forma de personajes, acciones, episodios mediante los cuales cuenta una historia cuyo significado remite con frecuencia a los orígenes del tiempo primordial.
También como el lenguaje verbal, las versiones individuales del mito, se mezclan, se interfieren, se mestizan adoptando las particularidades culturales del pueblo receptor. Este fenómeno es universal y es causado por la difusión de las versiones del mito llevadas por migrantes (conquistadores, colonizadores, mercaderes, viajeros curiosos, etc.) que se aclimatan en el nuevo contexto y se fusionan a la versión preexistente del mito, enriqueciéndola o complejizándola e, incluso, sustituyéndola, pero sin anular su sustancia significativa.
Para concluir este apartado, resumamos: el mito es un relato que tiene valor ejemplar, "dotado de una estructura y de una función, de una sustancia simbólica y de un valor pragmático <...>, es a la vez un mensaje y un medio, un corpus de historias para descifrar y una práctica social narrativa", en palabras de un especialista francés contemporáneo.
2
Los relatos incluidos en este librito son parte de nuestra cultura popular mestiza y, en tal carácter, acompañaron a las generaciones paraguayas desde los tiempos preindependientes.
Todos ellos incorporan elementos guaraníes mezclados o mestizados con componentes imaginarios europeos. Tanto en los mitos como en las leyendas aquí recogidos se aprecia fácilmente la integración de una visión cristiana occidental con elementos temáticos y narrativos autóctonos. Otros, como es el caso de Jasyjatere, Pombero, Malavisión, Luisón y la Bruja, son entidades míticas acuñadas por sincretismo.
En efecto, Jasyjatere es la figuración local del gnomo con los atributos propios de esta entidad de origen indogermánico y celta. Por su parte, Pombero es la encarnación en la memoria popular del rastreador bandeirante que ubicaba, en las aldeas indígenas, a los jóvenes que las hordas de mamelucos capturaban y conducían esclavizados al Brasil.
Malavisión es el alma de una persona muerta sin confesión. Este mito cristianizado se encuentra difundido por Europa y América, y es parte de obras famosas como el Hamlet, de Shakespeare, y de otras.
Luisón es la versión del licántropo griego en nuestra cultura popular, y tiene que ver con el maleficio mágico del número siete. En este caso, el séptimo hijo varón de una sucesión de hermanos.
La Bruja es otra entidad transculturada, de origen europeo. Es también la séptima mujer de una sucesión de siete. Tal como el Luisón, se manifiesta transfigurada en determinadas noches, especialmente en la de San Bartolomé, produciendo un fuerte ruido al sobrevolar el techo de las casas.
Kurupi es el duende indígena protector de la vida silvestre. En nuestra cultura popular, es la figuración mítica de la lascivia.
El Teju Jagua es, o parece ser, en la cultura popular una concreción sincrética de los mitos indoeuropeos del Dragón y de la Hidra, cuyos atributos físicos y singularidades conserva en lo general.
Ka’a Jarýi, como Jasyjatere es una hada de cabellos rubios y ojos azules. Protectora de los seres de la selva, capaz de transformarse y castigar con rudeza al cazador depredador que sacrifica a los animales sin cuidar de su reproducción.
De manera similar, muchas de las leyendas que integran nuestra cultura popular son versiones transculturadas de relatos también conocidos en otras partes. En todas ellas operan los mecanismos de adaptación y transformación de elementos extraños a situaciones, seres y cosas del medioambiente local. Muchas leyendas míticas de origen indígena también sufrieron adaptaciones y refundiciones similares a las ejercidas sobre las de origen externo a nuestra sociedad.
Es necesario, por último, no olvidar que los mitos, las leyendas, los cuentos y las tradiciones se funden o fusionan los unos en los otros al paso del tiempo, de acuerdo con el proceso histórico de las sociedades y al tipo de necesidades y urgencias por las que estas atraviesan en su transcurso.
FRANCISCO PÉREZ-MARICEVICH
Asunción, junio 2010
GLOSARIO
Para mayor comprensión de los lectores paraguayos o extranjeros que no conocen los nombres en guaraní de ciertos ejemplares de la flora y fauna paraguayas, citados en este Mitos y leyendas del Paraguay mestizo, nos ha parecido conveniente indicar a continuación la denominación científica (género, especie y familia), así como una breve descripción de los mismos:
ANDAI o CALABAZA. Cucurbita moschata. Planta rastrera de la familia de las Cucurbitáceas. Hortaliza comestible, de fruto grueso y alargado, llegada al interior de la América del Sur probablemente desde la Polinesia, hace unos tres mil años.
CHOCHĨ. Tapera naevia. Ave de la familia de las Cuculídeas. Habita en llanuras y matorrales, bien oculta. Su silbo es melancólico y difícil de localizar. Canta incluso de noche.
GUAVIJU. Eugenia pungens. Árbol de madera dura, de la familia de las Mirtáceas, de frutos comestibles, aunque de sabor punzante.
GUAVIRA. Campomanesia xanthocarpa. Árbol mediano de la familia de las Mirtáceas, siempre verde, de copa densa y redondeada. El fruto es una baya globosa, amarilla, de uno o dos centímetros de diámetro, jugosa, dulce, comestible. Florece de setiembre a octubre, y fructifica de setiembre a diciembre.
GUEMBE O FIDODENDRO. Monstera deliciosa. Planta semitrepadora de la familia de las Aráceas, de frutos exquisitos y sagrados en varias culturas de la América precolombina, entre ellas la Maya, la Mexica y la Tupiguaraní. Hojas perforadas y muy anchas.
JATYTA GUASO o CARACOL GRANDE. Strophocheilus oblongos. Molusco gasterópodo, común en los bosques paraguayos. Mide de cinco a diez centímetros de largo. La caparazón es de color marrón, y en algunas subespecies con algún diseño.
JERUTI o TORCAZA. Leptotila verreauxi. Paloma pequeña de la familia de las torcazas, de canto bisilábico: hu... uúu. Vive en los bosques; es esquiva y, sin embargo, también frecuenta los poblados.
KARÃU. Aramus guarauna. Ave de la familia de las Aramídeas, terrícola y algo arborícola. Sus fuertes gritos le dan su nombre. Vuela bajo, con súbitos aletazos de la horizontal hacia arriba.
KARA KARA o KARANCHO. Caracara Plancus. Ave de la familia falconídea. Tiene la cabeza volcada hacia atrás y un notable semicopete. Se alimenta de aves, roba nidos y se lleva pollos y pollitos de los corrales. También es carroñera.
MAINUMBY, PICAFLOR o COLIBRÍ. Agyrtria versicolor. Avecilla de la familia de las Trochilideas, de colores vistosos. Era el Maino’í, ave sagrada principal de los Guaraní, la que refrescaba la boca de Ñande Ru Pa Pa Tenonde (Nuestro Padre Último Último Primero).
MBURUKUJA, MURUCUYÁ o PASIONARIA. Passiflora edulis. Planta trepadora de la familia de las Pasiflóreas. Existen unas catorce especies en América Latina, de las cuales tres son propias del Paraguay.
MOBOKAJA o COCOTERO. Acrocomia totai. Palmácea de tronco liso, con anillos horizontales y provisto de hileras de espinas largas.
PAKURI. Rheedia brasiliensis. Árbol pequeño de la familia de las Guttífereas, siempre verde; tronco cilíndrico, flores blancas. El fruto es una baya elipsoide, amarilla, de dos a tres centímetros de largo por dos de diámetro, jugoso y sabroso. Florece y fructifica todo el año.
PINDÓ. Sygarus romanzoffiana. Palmácea sin espinas, con tronco largo, grueso, liso y anillado. Era árbol sagrado para los Guaraní. En la actualidad, se ha exportado como árbol de ornamento prácticamente a todo el mundo.
TEJU GUASU, LAGARTO GRANDE o IGUANA. Tupinambis teguixin. Reptil del orden de las Lacertíleas. Lagarto que habita los montes, pero que sale a lugares abiertos en busca de alimento, y que puede llegar a tener hasta dos metros de largo; dos tercios de esta longitud corresponden a la cola.
YPAKA’A o GALLINETA DE AGUA. Aramides ypecaha. Ave de la familia de las Rallídeas, de grito estridente, que le da su nombre; vive en humedales con vegetación y cercanías.
YRUPE o VICTORIA REGIA. Victoria cruziana. Planta flotante de la familia de las ninfadáceas, también llamada nenúfar del Paraguay.
LOS COMPILADORES
LEYENDA DE SANLAMUERTE
En los viejos tiempos, cuando Dios envió inicialmente al señor Sanlamuerte a la tierra, habló con él y le ordenó cuál iba a ser su misión: «Traerás a mi presencia a aquellos que ya cumplieron su plazo mortal», le dijo Dios; esto le preocupó a Sanlamuerte, puesto que se le mandaba ser duro de corazón. Dios agregó:
-No te inquietes -dijo-, habrá muchos que guarden temor de ti, y otros tantos que te querrán. Y para que nadie te denigre sembraré en la tierra las enfermedades, de tal modo que, si alguien fallece, ninguno pensará que tú le arrebataste, sino que dirán 'ha sido su dolencia la que le mató'.
Sin embargo, dicen que Señor Sanlamuerte siguió angustiado, pensando cuántos niños huérfanos iba a dejar, y quiénes habrían de vestirlos y alimentarlos; a cuántos iba a dejar sin esposa y a cuántas sin marido. Todo esto lo entristecía.
Entonces Dios le llamó y le increpó:
-¡Vete a levantar aquella gran piedra que está detrás de ti y no vuelvas a hacerte el tonto!
Dicen que Sanlamuerte se fue, alzó la piedra y debajo encontró gordos gusanos pululando.
Entonces Dios habló de nuevo:
-¿Quiénes nutrirán y vestirán a estos gusanos?
Y dicen que al oírlo, Sanlamuerte bajó la mirada y desde entonces realiza lo que Dios le ordenó.
SANLAMUÉRTE REHEGUA
Yma ndaje Ñandejára ombou dejára ombou ombou ou ypýtaramo guare Señor Sanlamuértepe yvy ape ári, oñomongeta hendive ha omombe'u chupe mba'épa ha'e hembiaporã. "Hi'ára guahẽva guive nde rerútantema chéve", he'i chupe Ñandejára. Ha upéva ojopy Sanlamuértepe, ipy'a hatãiterei va'erãpy. Upémarõ ndaje Ñandejára oñe’ẽ jey chupe:
-Ani rejepy’apy -he’i chupe-, heta va'erã okyhyjéva ndehegui ha heta va'erã avei nderayhúva. Ha pono mavave oñe’ẽ vai nderehe, che amoĩta mba’asykuéra. Upéicha rupi, oĩramo omanóva, mavave nde'imo'ãi "Sanlamuérteko ogueraha", sinoke "imba'asýnteko ojuka chupe" he'ínte va'erã.
Uperire ndaje Sanlamuérte ojepya'py jeýnte. Opensa hína mboy mitãpa omotyre’ỹ va'erã, ha mávapa omongaru ha omonde va'erã umívape upéi; mboýpepa avei oheja va'erã mena’ỹre terã tembireko’ỹre, ha umíva nombovy' avéi chupe. Upémarõ ndaje Ñandejára ohenói ha he'i mbarete voi chupe:
-¡Tereho emboguy amo ita oĩva nde kupepe, ha anive reñembovýro!
Oho ndaje Sanlamuérte oipe'a la ita ha ojuhu iguýpe omumumba yso kyra. Ha upépe Ñandejára oñe’ẽ jey chupe:
-Ha máva piko omongaru ha ombyao umi ysópe -he’i chupe.
Ha Sanlamuérte ndaje itindy upe guive, ha oguejy ojapo Ñandejára rembipota.
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