MIS NOCHES SIN TÍ - ÑA MARIANA, Calle República Francesa
Fotografía, 20 x 30 cms./ 2010
EL "POHÂ ÑANA" EN FOTOS
MABEL AVILA.
"Los remedios yuyos populares que se transmiten de generación en generación son el hilo conductor hasta la gran comunidad de mujeres, generalmente, periféricas encargadas desde el cuidado de las plantas dentro de su ámbito doméstico, a veces devaluado y menospreciado, hasta la venta y propagación de su sabiduría profunda sobre los poderes curativos de los yuyos que serán usados por un grupo especial de la población", manifestó la fotógrafa.
Ella asegura que aprender a respetar, valorar y entender a las yuyeras "es tarea de la sociedad y la cultura paraguaya".
Fuente: ABC COLOR DIGITAL
AJAKA CON YUYOS/ CESTO CON YUYOS
Fotografía, 30 x 45 cms./ 2010
LA INÚTIL ESPERA - PLAZA DE LA LIBERTAD
Fotografía, 20 x 30 cms./ 2010
DÍA A DÍA - ÑA GENARA (CALLE REPÚBLICA FRANCESA)
Fotografía, 20 x 30 cms./ 2010.
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MEMORIA DEL PROYECTO
“DE YUYOS Y OTRAS YERBAS”
La palabra yerba en el sur de América Latina, al igual que en el español antiguo, se utiliza en lugar de la palabrahierba, sin embargo, ambas provienen del latín herba y ambas están aceptadas por la Academia de la Lengua. Pariente de las anteriores es la palabra yuyo que se utiliza para denominar malezas, hierbas silvestres o simplemente plantas medicinales.
A través de la historia, las hierbas han servido a la humanidad como valiosos componentes de condimentos, infusiones, cosméticos, colorantes y medicinas, contribuyendo desde tiempos milenarios a mejorar la calidad de la vida humana en todos los rincones del mundo. En el caso paraguayo, las hierbas silvestres han sido la base de muchos remedios sofisticados y caseros. Ellas pueden usarse puras, incorporándose al tereré bien helado que se consume por litros en el verano sofocante o como infusión caliente en el mate machacándolas, previamente, en un mortero antes de incorporarlas a la bebida.
Las encargadas de vender y de pregonar los poderes curativos de los yuyos son mujeres llamadas yuyeras ycuyo oficio es no sólo actuar como vendedoras sino como verdaderas médicas populares, farmaceutas y consejeras sentimentales repartiendo los “remedio yuyo” para cuanto mal o aflicción se tenga en este bendito suelo patrio.
Ellas unen su conocimiento a la necesidad de ganarse el sustento diario. Reparten su sabiduría en lengua guaraní calmando los dolores físicos y espirituales. Son las dueñas de la tradición ancestral y sirven de puente entre la borrosa memoria del pasado y el agitado correr del presente.
Sus lugares de venta van desde los congestionados Mercado de Abasto y Mercado 4, hasta las ruidosas esquinas de la ciudad y las sombreadas plazas asuncenas. Sus productos se encuentran en la vereda en enormes canastos cargados con una variada mercancía que contienen, entre otros, yuyos para la diabetes, el corazón y el hígado hasta remedios anticonceptivos y aquellos que animan el apetito sexual.
Recorrer sus puestos y aspirar el aroma que despide su mercancía es un placer reservado a quienes saben disfrutar la placidez de las mañanas asuncenas recorriendo sin rumbo cierto los grandes mercados populares.
EL RESCATE
Los remedios yuyos populares que se transmiten de generación en generación son el hilo conductor hasta la gran comunidad de mujeres, generalmente, periféricas encargadas desde el cuidado de las plantas dentro de su ámbito doméstico, a veces devaluado y menospreciado, hasta la venta y propagación de su sabiduría profunda sobre los poderes curativos de los yuyos que serán usados por un grupo especial de la población. Las mismashan venido a constituirse en alternativa o panacea para las personas que se encuentran en total abandono médico por parte del Estado, que viven el día a día sin poder costearse ningún tipo de seguro médico y que no pueden tener acceso a remedios de precios elevadísimos desarrollados por una medicina que cada vez es más costosa, sofisticada e inhumana.
Socialmente, las yuyeras han creado espacios comunitarios conformados por ellas, las plantas y sus poderes curativos. Estos espacios llevan a reflexionar sobre su forma de interactuar, sus procesos, su organización espacial, su entorno, su fragilidad y su manera especial de expresión y transmisión oral. Igualmente, han llegado a ser un colectivo social que rescata y reafirma el saber popular estableciendo vínculos culturales con el pasado y constituyendo una apertura que lleva al conocimiento y comprensión de otras realidades.
Aprender a respetarlas, valorarlas y entender la realidad diferente de este grupo de trabajadoras es tarea de la sociedad y la cultura paraguaya.
MABEL AVILA
Asunción, diciembre, 2009
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