LA PINTURA DE ADRIANA VILLAGRA
Por RUBÉN REVECO, licenciado en Artes Plásticas
El origen del arte y su propia naturaleza es un misterio y por qué existen seres humanos capacitados para hacer arte también es un misterio. Por qué esas capacidades siempre han estado encausadas a través de la belleza es otro gran misterio.
¿Existe belleza en el entramado de un simple alambre que alguna vez cumplió la función de ser un cerco o en una madera envejecida ahora transmutada en una “escalera al Cielo"? Por si solos quizá pasan desapercibidos, pero en las pinturas de Adriana Villagra estos simples objetos adquieren una nueva y trascendente dimensión.
Los invito a conocer la pintura minimalista de esta joven artista paraguaya. Ella (muy amable) también nos ha contestado en forma exclusiva algunas preguntas que ayudan a despejar tanto misterio. Pasen y miren.
Por Rubén Reveco, licenciado en Artes Plásticas
Adriana Villagra (1978, Ciudad del Este, Paraguay). Egresada de la carrera de Diseño Gráfico en la Universidad Católica de Asunción con honores de “Alumna Distinguida”. Se inicia en la pintura en el año 2002, siendo su principal referente y tutora su madre, Ramona Riquelme, artista plástica. Además de su labor como artista plástica, trabaja activamente con las asociaciones Amigos del Arte, Artistas Solidarios del Paraguay y la Red Cultural Mercosur (RCM). Sus obras forman parte de colecciones privadas de Paraguay y el extranjero.
-Madera, papel y alambre ¿Por qué, qué significan estos elementos para usted?
-Son elementos que forman parte de mi entorno cotidiano. Estos elementos nos rodean permanentemente, a veces pasan inadvertidos, la madera por ejemplo, cuando está resquebrajada o sufre el accionar de los fenómenos de la naturaleza deja entrever una infinidad de texturas, líneas, huecos y recovecos, el papel mediante sucesivos dobleces permite generar figuras o ser portadores de un mensaje, mientras que el alambre despierta una especial fascinación en mi por esas figuras caprichosas que es capaz de adquirir, es como si pudiera palpar la vida misma en esos trozos insignificantes, porque siento que cada uno es poseedor de una belleza que invita a ser descubierta pero para ello es preciso detener la mirada y ver más allá de las apariencias.
-¿Por qué los cielos se ven tormentosos, pero la luz se filtra entre la nubes para iluminar los pocos objetos que componen sus pinturas?
-Una vez me dijeron que mis cielos eran “emocionales” y tal vez sea así porque siento que ellos representan el infinito y lo trascendente, aquello que no podemos abarcar y sin embargo a diario procuramos hacerlo. Esas nubes cargadas de agua, es la lluvia que se avecina, aquello “inevitable” pero con una luz de esperanza. Mi obra se trata mucho de esos contrastes que se relacionan mucho con la esencia humana, donde hay oscuridad hay luz y donde aparentemente hay tristeza también hay lugar para la alegría.
-¿Qué significan esas aves de papel?
Esas aves son figuras de “origami”. El origami es una técnica milenaria de origen japonés que consiste en hacer figuras a partir de papel plegado. Si bien a simple vista, la primera relación que uno puede hacer es con ese origen japonés, sin embargo, hacer cada una de las figuras es una experiencia fascinante en sí misma. Cada una de las figuras las hago personalmente, y al ir plegando sucesivamente el papel a partir de una forma simple como un cuadrado para dar lugar a una figura más compleja como las aves de papel, siento como una analogía de la vida misma, porque cada figura simple de papel es capaz de generar una figura más compleja que después cobra vida por sí misma y eso me motiva a pintarlas continuamente. Siempre estoy investigando nuevos plegados para ir generando nuevas figuras. Hasta ahora, las figuras que más he utilizado son la grulla, la paloma, la mariposa de tal manera que inviten a una reflexión sobre conceptos como la paz, el cambio, la búsqueda constante, la introspección.
-La escalera también es un elemento recurrente en su obra: Madera vieja, sin rastro de pintura.
-La escalera tiene un significado muy especial para mí porque se relaciona con el concepto del ascenso-descenso. Selecciono aquellas características que más me llaman la atención, en este caso la escalera se presenta con imperfecciones, escalones rotos que se relacionan con nuestras imperfecciones pero que a partir de la aceptación de nuestras limitaciones es como se consigue el ascenso hacia ese ideal que perseguimos. Se relacionan con los obstáculos del diario vivir y esa lucha que emprendemos para alcanzar ese anhelado ascenso.
-¿El suyo es un realismo mágico?
-Yo suelo llamarlo realismo simbólico, porque los elementos que utilizo en mis pinturas pasan a convertirse en un símbolo; son tomados de la realidad y son reconocibles en su forma, colores, texturas pero no se limitan a presentarse como algo literal, objetivo o puramente descriptivo, sino más bien como una ventana o vía de entrada hacía conceptos más trascendentes que se relacionan con el mundo de las ideas, las emociones, los sentimientos. Tal vez eso le confiera una dimensión “mágica” al realismo que planteo en mi obra. Cada obra es una invitación a mirar un poco más allá de la realidad material que nos rodea.
-¿Le costó llegar a esa síntesis y simpleza?
-Tal vez no tanto llegar, pero sí seguir en el trayecto porque es una búsqueda constante. Yo empecé pintando bodegones, porque en ese momento mi búsqueda se orientaba a lograr un conocimiento técnico, de los materiales, ya que mi experiencia anterior a la pintura era la del dibujo y el diseño. Hasta que un día me encontré con una escena fantástica en una huerta familiar que teníamos que era la de una flor de la planta de la esponja que trepaba por la muralla en medio de los alambres, y esa imagen siento que marcó el inicio de todo este “estilo” o búsqueda en la que estoy metida ahora. Para mí fue un momento mágico y ahí empecé a indagar cada día más en aspectos relacionados con el simbolismo de los elementos que voy recogiendo para armar mis composiciones. Mi investigación ya no se limitó simplemente a aspectos técnicos de la pintura, sino también a aspectos humanos, filosóficos, espirituales, ya no era suficiente “pintar bien” sino también comunicar, expresar algo a través de cada pintura.
-¿Reconoce algún tipo de influencia?
-Si busco influencias, las encuentro en el romanticismo alemán, la pintura flamenca, en los escenarios místicos de Caspar David Friedrich, el paisajismo, el surrealismo y muy especialmente la pintura oriental. Soy una ferviente admiradora de la pintura japonesa y china tradicional por esa simplicidad de elementos y trazos presentes en la obra, ya que con poco logran decir mucho y ese vacío que normalmente rodea a esos pocos elementos compositivos invita a una meditación y vaciamiento interior que nos conectan directamente con esa dimensión trascendente de la naturaleza. Por eso también me atrae la lectura del haiku que es un poema corto donde con unos pocos versos transmiten todo un universo de emociones y sensaciones que el poeta capta en un momento de introspección con la naturaleza.
-¿Cuál es el momento del realismo en Paraguay?
-El realismo en Paraguay es un estilo que ha surgido de forma muy individual en cada artista, ya que no existe una academia de arte donde uno pueda aprender las técnicas y procedimientos que se necesitan para llevar adelante un estilo tan exigente como es el realismo. Entonces, cada artista que opta por el realismo ha tenido que emprender un aprendizaje en solitario, la mayoría de los pintores realistas son autodidactas, algunos han terminado decepcionados de los programas de estudio, otros han hecho carrera en el exterior y finalmente están los que sobresalen gracias al mérito de su talento y el trabajo constante y no precisamente por la formación académica recibida. Siento que ahora se la da un poco más de atención al realismo, ya que siempre se lo ha dejado de lado para apoyar otras expresiones más experimentales o conceptuales que muchas responden a tendencias que se dan dentro del arte. Creo que el escenario del arte contemporáneo debe poder aceptar la pluralidad de visiones y propuestas sin desmerecer a ninguno. Aun así, todavía en Paraguay hay mucho por hacer para lograr una mayor visibilidad del realismo contemporáneo y sobretodo educar la mirada de galeristas, público, coleccionistas, estudiantes. Aún hay confusión en el uso de los términos, realismo, hiperrealismo, realismo mágico, etc. incluso entre teóricos y profesores de arte.
-¿Es el realismo en la pintura la única forma de demostrar talento y generar admiración?
-No creo que sea la única forma, me parece que hay obras abstractas (cuando están bien planteadas) que también pueden lograr admiración, siempre y cuando estén sustentadas en un conocimiento acabado del oficio y no sea pura “improvisación” vacía. Sin embargo, el realismo tiene esa capacidad de llegar a la gente de una manera más directa y despierta esa admiración por la capacidad del artista para crear la “ilusión” de realidad en el cuadro. Es muy común escuchar a la gente decir “parece una foto” porque el objeto representando es tan parecido al objeto real que la gente enseguida relaciona con lo fotográfico; en las pinturas realistas hay semanas e incluso meses de dedicación en la producción y requiere del artista mucha atención al detalle y no dejar nada al descuido.
Pero también es importante entender que al hablar de realismo no se limita sólo a la pericia técnica del artista, sino también que ese virtuosismo vaya acompañado de creatividad y contenido de tal manera que cada pintura pueda despertar en el público la fascinación y compenetración, de lo contrario la pintura devendría un mero objeto decorativo.
-¿Intuye algún cambio? ¿Existen más pintores jóvenes que se atreven con el realismo?
-Yo creo que sí, y eso tal vez sea gracias al acceso a la información que hoy en día tenemos a través de Internet y las redes sociales. Uno puede acceder a información sobre pintores en otros países, conocer sus obras e incluso comunicarse con ellos, compartir experiencias y entonces uno ya no se siente tan solo como probablemente haya ocurrido con artistas que iniciaron sus carreras en los 80 y los 90, donde los circuitos tradicionales del arte dejaban a un lado la pintura realista tratándola de “arte copista” y privilegiando un arte más conceptual, pobre en oficio pero que respondía a las “tendencias” del arte en ese momento que la mayoría de las veces están marcadas por las bienales, ferias de arte, curadores o galeristas con poder.
También es importante destacar el surgimiento de agrupaciones de artistas realistas en Latinoamérica, como sucede en Perú, Argentina y en el caso de España incluso hay un concurso anual de pintura y escultura realista que está posibilitando la creación de una importante colección de realismo contemporáneo y la participación de artistas de todo el mundo. Creo que las acciones colectivas son muy importantes para lograr que un estilo logre afianzarse y generar nuevas oportunidades para que los jóvenes talentos encuentren un lugar donde mostrar sus trabajos.
Exposición Individual Emociones Místicas, 2012 - Fotografía Juan Carlos Reyes
Se ha escrito sobre ella
Emociones místicas: La vía interior
"La experiencia más hermosa que tenemos a nuestro alcance es el misterio. Es la emoción fundamental que está en la cuna del verdadero arte y de la verdadera ciencia. El que no la conozca y no pueda ya admirarse, y no pueda ya asombrarse ni maravillarse, está como muerto y tiene los ojos nublados. (...) La certeza de que existe algo que no podemos alcanzar, nuestra percepción de la razón más profunda y la belleza más deslumbradora, a las que nuestras mentes sólo pueden acceder en sus formas más toscas... son esta certeza y esta emoción las que constituyen la auténtica religiosidad."
Albert Einstein, fragmento del ensayo "El mundo como yo lo veo", publicado en 1934.
El arte me permite acceder a ese enigma que envuelve el mundo que habitamos. Para ello encuentro en el símbolo, una ventana hacia los universos profundos de nuestra humanidad donde es posible descubrir la belleza más sublime. Es aquí donde se produce la emoción mística… ese estadio donde la belleza sustancial nos subyuga y penetra en lo más profundo del alma.
Cada elemento se convierte en protagonista de una experiencia trascendente que invita al espectador a indagar en una realidad más allá de lo visible. El espíritu se encoge ante tanto vacío en un vano intento por encontrar una respuesta a los interrogantes de la existencia humana. El ascenso es el descenso. Aunque parezca contradictorio, la evolución espiritual sólo es posible a partir de la aceptación de nuestras imperfecciones.
Es mi deseo que esta exposición pueda brindar un pequeño refugio para el espíritu en un mundo donde el tiempo nos consume a pasos agigantados. Cada tanto, es necesario detenerlo, aunque sea un instante, para prestar atención a lo que permanece inadvertido por los velos de la rutina. Cuando ese instante se detiene, es cuando la emoción mística se apodera de nuestro ser para permitirnos descubrir nuevos aspectos de nosotros mismos y el mundo que habitamos, porque somos espejo y reflejo de aquello que nos rodea. Y es la emoción mística quien encuentra en el arte una poderosa herramienta capaz de tender puentes más allá de la vida y las individualidades.
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