Escribir para los de abajo
para los pobres de la tierra,
es entregarles un mensaje,
decirles que no se doblega
el hombre entre cosas oscuras
heredadas de su pobreza,
que desde su fondo resurgen
las sembraduras de la tierra,
modelarles una fe firme,
cuando se sabe y se confiesa,
¡es afilar la línea dura
con que se rompe las cadenas!...
(Fragmento de la poesía "ESCRIBIR PARA LOS DE ABAJO"
del poemario "ANTOLOGÍA POÉTICA 1947/ 2005" - Páginas 101 y 102 ).
ELVIO ROMERO, EL MÁS UNIVERSAL DE LOS POETAS PARAGUAYOS
Elvio Romero, Yegros, Paraguay, 12/12/1926; Buenos Aires, Argentina, 19/05/2004. Primer poeta paraguayo laureado con el Premio Nacional de Literatura; se le otorgó en 1991. Elvio no sólo es el poeta paraguayo más universal en lengua castellana, sino uno de los grandes latinoamericanos de la poesía castellana. Es UN POETA con mayúsculas tanto por su nivel poético como por su vasta producción; un poeta profesional, y como tal protestó cuando en su documento de identidad no le quisieron poner “de profesión poeta”. Vivió la poesía y de la poesía su vida entera. Se ganaba la vida escribiendo. Se preguntará el lector: ¿por qué figura Elvio Romero en esta Galería de poetas contemporáneos en Lengua Guaraní? Yo le digo, porque es uno de ellos como lo demostraremos en este ensayo literario.
Elvio Romero figura en esta galería por el mérito de haber vencido el monolingüismo castellano. Era buen hablante del idioma guaraní pero como fue apartado de su pueblo por razones políticas siendo muy joven, le faltó vivencia y profundización de esta lengua. La mayor parte de su vida la pasó en Buenos Aires donde hablaba con los paraguayos en guaraní, pero no se atrevió a escribir en esa lengua “por respeto a la misma”, como alegaba. No obstante, y para vencer su monolingüismo literario escribió su primer poema en guaraní titulado: Che ropea guýpe. Es posible que se haya propuesto escribir una serie, para no figurar en los anales históricos como poeta monolingüe y hasta puedo creer que sus escrúpulos políticos no le permitían dicha calificación. Él fue un hombre que abrazó en su juventud, como decía el Dr. Eusebio Ayala, “las ideas humanitarias del socialismo”; y se mantuvo en esa línea hasta su muerte. Por ello no podía ignorar el idioma propio de este sufrido pueblo por cuya redención se jugó y al cual le demostró su más plena solidaridad durante la vida entera. Pero al final resulta que Che ropea guýpe es el único poema escrito por Elvio en guaraní. Tampoco abrazó el castellano paraguayo. Su idiolecto poético fue un castellano estándar, clásico, tuteante en el centro de la región voseante; un castellano internacional. Pero no sé cómo se las arregló para dar a su poesía, a pesar de todo ello, un inconfundible acento paraguayo. Es posible que su lenguaje rebelde, altivo, combatiente y apasionado, haya alcanzado a pulsar una de las cuerdas del alma paraguaya, porque a nosotros nos gusta su poesía; la sentimos como salida de lo más hondo de nuestra tierra profunda para envolvernos con un halo de emoción muy especial; es como si el poeta empuñara nuestra más íntima dignidad para devolvernos el orgullo de pertenecer a un gran pueblo.
Si el bilingüismo oral guaraní-castellano antes que separar a los paraguayos, los une, el bilingüismo literario debe hacer lo mismo. Por eso quiero destacar que en el mundo de la literatura castellana del Paraguay hay literatos que militan en el bilingüismo, aun cuando son monolingües o precariamente bilingües. Por ejemplo, Rubén Bareiro Saguier, con esa diafanidad de conducta que le caracteriza, dice a cuantos quieran escucharle: “yo lamento no poder escribir en guaraní porque fui formado en la cultura colonialista; no tengo capacidad para escribir en esa lengua, pero apoyo con todo fervor a quienes lo hacen porque es la lengua propia del Paraguay”. Carlos Villagra Marsal tampoco pudo ser un escritor bilingüe, igual que Rubén y por la misma razón, pero apoya sin retaceos el bilingüismo. Estos dos escritores tienen además el mérito de haber abrazado elcastellano paraguayo en literatura y de haber dado con ello identidad propia a la literatura paraguaya en castellano.
Pero no debemos olvidar que ellos tienen a sus precursores. Elvio lo tiene a Herib Campos Cervera, insigne renovador de la poesía castellana en el Paraguay. Este poeta, para no ser rotulado como monolingüe, escribió dos poemas en guaraní: Mandu’a rory y Kyha inimbo. Por otra parte, el precursor de B. Saguier y V. Marsal es Benigno Gabriel Casaccia Bibolini, novelista, el primer narrador de ficciones que tuvo el Paraguay, en cuyas obras puede leerse, puesta en boca de los personajes de Areguá, el castellano paraguayo.
Volviendo a Elvio después de estas digresiones, pasamos a analizar su único poema en guaraní. Señalamos, en primer lugar, que tiene una forma curiosa. El poeta adopta en esta obra una virtual forma clásica; le da un ropaje aparente de poesía rimada cuando en realidad no usa rima alguna. El poema consta de 4 estrofas; cada estrofa tiene 4 versos; cada verso es de 18 sílabas. El primer y el tercer versos terminan con acepto llano, mientras el segundo y el cuarto versos constan de 17 sílabas pero con terminación aguda, razón por la cual la preceptiva considera que tiene 18 sílabas. Es un poema con métrica regular y acento rítmico final invariable; son versos medidos pero no rimados. El sabor poético le da, aparte del acento rítmico, sus metáforas, imágenes y otras figuras retóricas. Es un poema dedicado al amor presente, al cual Elvio estaba más inclinado. Es difícil encontrar entre sus obras un canto al amor ausente o perdido. Che ropea guýpe es un gran poema, bellísimo, pero insuficiente para ubicar a su autor entre los grandes poetas de la lengua guaraní.
Llegar a ser el más universal entre los poetas paraguayos en lengua castellana conlleva un gran mérito, pero no el mayor. Para mí el mayor mérito de Elvio Romero consiste en haber cambiado el discurso amoroso del hombre paraguayo. Me explico: antes de Elvio, los poetas paraguayos, y detrás de ellos todos los varones, cuando pretendían el amor de una dama lo pedían, rogaban, imploraban y hasta mendigaban. Por ejemplo, Ortiz Guerrero decía: “Tañesũna ndéve/ ha nde po guive pa/ chemboy’umi”. Gómez Serrato decía: “Epáy ehecha/ ne rokẽme oúva oñepomoĩ. Tupã mba’e jára/ nerenói haguéma hembe ruguypáva”. De este mismo modo escribían los poetas de lengua castellana de la época y en consecuencia éste era el discurso utilizado por los varones para conquistar el amor de la dama, porque los poetas son los que nos prestan el discurso.
Pero un día llegó al parnaso paraguayo un joven poeta llamado Elvio Romero y de inmediato se cuestionó esta situación; se preguntó: ¿por qué el varón debe mendigar de esta forma un bien siempre compartido, como es el amor o el sexo que es casi igual?; ¿por qué no ha de manifestar simplemente sus sentimientos con toda la dignidad de una persona, puesto que al final, la mujer tiene siempre la opción de aceptar o rechazar la oferta de amor?
Una vez asumida esta postura comenzó su gran obra de transformación del discurso amoroso. En su obra poética insta al varón a manifestar su amor con fervor y entusiasmo porque tal es la naturaleza del amor presente. Insta a dejar de lado el discurso derrotista y angustioso, que apela a la conmiseración. Para mí aquella renovación ha sido necesaria y oportuna, porque, tal como entendía Elvio, el amor presente está signado por el fuego, la llama, el fervor, el ímpetu, la vitalidad y un coraje arrollador. Este poeta llega sosteniendo que antes que pedir, el hombre debe ofrecer; ofrecer su corazón, sus sentimientos, su persona; y además debe valorar lo que tiene y ofrece, porque no es poca cosa. Por ejemplo, el beso que él daba, recibe una calificación casi mágica en su emblemático poema titulado “FUEGO”. Allí dice: “El beso que yo te doy/ te deja una sola herencia. Constelarte en su fulgor, en su fragancia, en su arena. (Es la) activación de mi pecho/ fruto viril/ apetencia; cárdeno deseo/ (de) gloria; sed de (una) posesión serena”. “El beso que yo te doy (…)/ quiere medir tu estatura/ quiere respirar tus trenzas/ quiere ceñir tus suspiros/ quiere atravesar tu lengua. (…) Son clavos que llevo adentro/ donde mis hambres te acechan/ donde mis armas te forjan/ donde mis hierros te queman. Se apoya en tu corazón/ y allí te acosa y te cerca”.
Después de Elvio Romero sólo aquellos paraguayos que no lo han leído siguen implorando el amor de la mujer.
Además de gran poeta, Elvio era una gran persona y tengo el honor de haberme honrado con su amistad. Una vez en Buenos Aires, me llevó a ver y oír un espectáculo que le gustaba mucho: “El Cante Jondo” en el “Tablao Flamenco” y a la salida, en el “Café Tortoni” me dijo: “Nde Tadeo, oguahẽ niko chéve peteĩ vy’a’ỹ, nantendéiva mba’érepa”. Le contesté: “Upévante niko katu oguãhẽ ndéve. Aníkena oiko ndehegui la “mbokaja ha’eño”, he’íva ku Romero Valdovinos”. Mi respuesta le puso curioso y se puso a indagarme. Allí le expresé: “Acaba de hundirse todo un mundo ante tus ojos, y eso significa la depredación casi total de tu ambiente; es un golpe muy severo. La única forma de combatir la angustia que eso te causa es, recreando de inmediato tu ecología humana”. Esta recomendación le impactó. Estábamos a 5 años de la implosión del bloque soviético, donde antes él pasaba largas temporadas compartiendo tertulias con los más grandes literatos y artistas de todo el mundo. Ahora estaba sumando a su viejo exilio un virtual confinamiento en Buenos Aires, aislado de todos, con ya muy escasos viajes a Europa, y era natural que la depresión le viniera pisando los talones. Indudablemente tenía la urgencia de renovar su mundo y aceptó mi recomendación de muy buen grado.
Podríamos decir que Elvio nació poeta porque antes de cumplir los 20 años de edad ya registró en poemas los hechos ocurridos en su país, el sufrimiento de su pueblo, así como sus penurias personales. Desde entonces aparecieron sucesivamente sus poemarios: “Días roturados” en 1947; “Resoles áridos” en 1948; “Despiertan las fogatas” en 1950; “El sol bajo las raíces” en 1952; “De cara al corazón” en 1955; “Los innombrables” en 1959; “Esta guitarra dura” en 1961; “Destierro y atardecer” en 1962; “El viejo fuego” en 1977; “Flechas en un arco tendido” en 1983; “Los valles imaginarios” en 1984. Tiene además 2 ensayos: “Miguel Hernández, destino y poesía” en 1958 y “El poeta y sus encrucijadas” en 1991.
Elvio Romero es el poeta del amor por excelencia; del amor apasionado, digno y viril; pero también es el poeta de la lucha, de la protesta radical y de la esperanza de redención que abriga su pueblo.
Tadeo Zarratea, Marzo de 2012
Fuente: http://mbatovi.blogspot.com/
CHE ROPEA GUÝPE
Che copea guýpe romongevaʼerã, kaʼarupytũvo,
ikatu haguãicha ñemboki saʼípe roñongatumi;
topea vevépe rombosarakírõ ha rombovyʼárõ,
remaña che ãre, che aikuaaʼỹre, che vyʼa raity.
Nahiʼãiva chéve kerasy vai oguãhe nde ykére,
pévare ndakéi, amondýi haguã pyhare pytu,
ñamuasãi jahávo vyʼa ha tory yvága ruʼãre,
ñandepytuhóva ñañandúrõ hína ko juayhu paha.
Ysapy satĩcha otytyipaitéva kuarahy resẽme,
che ruguy mbytére jasy ha jajái resẽ rejopy,
ha che resaýpe nekunuʼũháicha ku avyʼaʼỹrõ,
che puka pahápe rombojeguaka ha rombohory.
Tesarái, ñuatĩndýre retyryrýrõ reikóvo
ambohapepa mborayhu yvu che pype guive,
amoheñoimba mbyja che resáre rogueru jeývo,
ikatu haguãicha che copea guýpe repyta jey.
Fuente: LA POESÍA GUARANÍ DEL SIGLO XX. Por TADEO ZARRATEA. Editorial SERVILIBRO. Dirección editorial: VIDALIA SÁNCHEZ. Asunción – Paraguay, Agosto 2013 (322 páginas)
ELVIO ROMERO : “He pretendido que mis libros respirasen como los hombres; que contuviesen el aliento de nuestra naturaleza encendida por su vasto espacio verde y por el verano; por eso los poblé de personajes y de árboles que cantan y de gente cuyo oficio era sentarse en mitad de la luz del mediodía o del fulgor de la luna, de guitarreros demorados bajo las ventanas para entonar sus endechas; quise que esos libros invitasen a los viajeros a detenerse y a contemplar la magia de nuestra región escarlata, y los he imaginado saliendo a las calles y andando con esos vecinos en cuyos hombros descansan las golondrinas después de un largo vuelo. Resumiendo: quise que mi libro oliese a huerta con azahares en flor, a valle perdido entre las colinas, a bosque o a persona trashumante, y que sus páginas tuvieran un color de banderas sobre los techos solitarios de los pueblos. Al fin y al cabo, yo había salido del silencio de esos pueblos y no podía vivir sino con la costumbre de llevarlos conmigo”.-
Fuente: ELVIO ROMERO - ANTOLOGÍA POÉTICA ( 1947-2005 ) - Prólogo: Carlos Villagra Marsal / Editorial Servilibro, Asunción, 2006.
ROMERO, ELVIO : Nació en Yegros, Paraguay, en 1926. Es el poeta contemporáneo más destacado de su país, y sin dudas el de mayor reconocimiento internacional, convertido en un referente ineludible de la poesía latinoamericana.-
Muy joven se internó en Asunción a los círculos literarios de la llamada generación del 40, de espíritu renovador y vanguardista, constituyéndola entre otros: Josefina Plá, Augusto Roa Bastos, Herib Campos Cervera, entre otros.-
Tras estallar una Guerra Civil, en 1947 es forzado al exilio, refugiándose en Buenos Aires. Allí tomo contacto con grandes poetas de la lengua castellana (Rafael Alberti, Pablo Neruda, Nicolás Guillén, Raúl González Tuñón), quienes le brindaron importantes elogios, y hasta dedicarían poemas y prólogos a sus primeras publicaciones.
Con su poesía recorrió distintos lugares del mundo, ofreciendo conferencias y recitales en prestigiosos centros culturales y universidades como La Sorbonne, El Ateneo de Madrid, México, San Pablo, Oslo, Bogotá, El Cairo, Moscú.
Tras la caída de la dictadura de Alfredo Stroessner pudo ingresar nuevamente a su país, donde el 1991 recibió el PREMIO NACIONAL DE LITERATURA, otorgado por vez primera, galardonando al libro EL POETA Y SUS ENCRUCIJADAS.-
Falleció en Buenos Aires el 19 de mayo de 2004.
Sus obras, de profundo contenido humano y social, han sido traducidas y editadas en varias lenguas, despertando entusiastas críticas de los más notables figuras literarias, como los premios Nobel: Miguel Ángel Asturias, el ya citado Neruda, Gabriela Mistral, y más recientemente José Saramago.
(Fuente: CANTAR DE CAMINANTE por ELVIO ROMERO/ Editorial El Lector, Asunción-Paraguay - Director Editorial: Pablo León Burián).
ROMERO, ELVIO: Poeta y periodista. Fecundo versificador del sentir de su pueblo y uno de los representantes más prolíficos del vanguardismo social -en la línea de su compatriota Hérib Campos Cervera y de Pablo Neruda, otro gran hermano latinoamericano-, Elvio Romero es el poeta paraguayo más conocido de las últimas décadas a nivel internacional.-
En 1947 tuvo que abandonar su país por razones políticas y se exilió en Buenos Aires, donde reside actualmente y donde ha escrito y publicado la mayor parte de su creación poética.-
Desde febrero de 1995 se desempeña también como agregado cultural de la Embajada Paraguaya en la capital argentina. Autor de más de una docena de poemarios traducidos a más de una decena de lenguas, Elvio Romero ha recibido el elogio de dos grandes poetas de América, ambos ganadores del Premio Nobel. «Pocas veces -ha escrito de su poesía Gabriela Mistral- he sentido la tierra como acostada sobre un libro», y Miguel Ángel Asturias, comentando su obra, ha expresado: «Poesía invadida llamo yo a esta poesía, poesía invadida por la vida, por el juego y el fuego de la vida».-
Entre sus numerosos poemarios figuran:
· “LOS INNOMBRABLES” (1959),
· “DE CARA AL CORAZÓN” (1961),
· “ESTA GUITARRA DURA” (1961),
· “DESTIERRO Y ATARDECER” (1962),
· “LIBRO DE LA MIGRACIÓN” (1966),
· “LOS VALLES IMAGINARIOS” (1984),
· “EL SOL BAJO LAS RAÍCES” (1984),
· “DESPIERTAN LAS FOGATAS” (1986),
· “RESOLES ÁRIDOS” (1987),
· “POESÍAS COMPLETAS” (2 VOLÚMENES, 1990) y
· “EL POETA Y SUS ENCRUCIJADAS” (1991), uno de sus últimos libros y el que le ganó en su país el primer «Premio Nacional de Literatura 1991», distinción con él inaugurada y creada por iniciativa del parlamento paraguayo con el nombre de «Premios Nacionales de Literatura y Ciencia».-
· En 1995 apareció “FLECHAS EN UN ARCO TENDIDO”;
· En 1996 la antología titulada “LOS MEJORES POEMAS”;
· En 2003, CONTRA LA VIDA QUIETA: ANTOLOGÍA, su último poemario y libro que va acompañado de un CD con la voz del autor, el poema "Elvio Romero. Poeta Paraguayo", a él dedicado y recitado por Rafael Alberti, y la canción "Cielito del Paraguay", interpretada por Lizza Bogado.
De: "ANTOLOGÍA DE LA LITERATURA PARAGUAYA"/ 3ra. Edición – Autora: TERESA MENDEZ-FAITH** Editorial EL LECTOR, Asunción-Paraguay 2004.
ROMERO , ELVIO : Poeta. Nació en Asunción el 1º de diciembre de 1927. Una de las cumbres del arte poético del Paraguay.Ejerció gran influencia entre los músicos.
Trabajó al lado de los más importantes compositores, creando textos para obras sinfónicas y de cámara como: José Asunción Flores (POEMAS SINFÓNICOS MARÍA DE LA PAZ, 1967 y PYHARE PYTE, 1969), Nicolás Pérez González (MUERTE DE PERURIMA, 1978 y NOSOTROS LOS INNOMBRABLES, 1978 ) y con jóvenes creadores de la línea del Nuevo Cancionero.
Fuente: DICCIONARIO DE LA MÚSICA EN EL PARAGUAY por LUIS SZARAN. Edición de la Jesuitenmission Nürnberg, Alemania 2007. 507 páginas. Edición digital: www.luisszaran.org.
POESÍA DE ELVIO ROMERO
AGUAFUERTE
Sujeto a palos en cruz,
un hombre, quieto,
sobre dos palos en cruz,
con sogas entre los huesos.
Y abajo el viento.
Acaso atada mi tierra
como un tamborón de cuero
sobre dos palos en cruz.
Y enfrente el viento.
¡Toda la patria en el suelo
sobre dos palos en cruz!
¡Y encima el viento!
(El sol bajo las raíces, 1955)
Fuente: LA VOZ MEDITERRANEA. MUESTRA DE POESIA DEL PARAGUAY. SELECCIÓN Y PRÓLOGO: SUSY DELGADO. Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos C. L. Buenos Aires. Argentina- www.imfc.coop - Director Editorial: Mario losé Grabivker. Impresión: GS Gráfica. Charlone 958 - Avellaneda, Buenos Aires. Octubre 2008.