Cuenta la historia que uno de los primeros concursos de belleza de nuestro país fue organizado por el Unión Club, la más prestigiosa entidad social de aquel entonces. La elegida, por unanimidad del público, fue María Anselma Clotilde Heyn Denis, más conocida como Anselmita, nombre con que entró a la historia.
El acto de elección se realizó una noche primaveral de 1915, en el Teatro Nacional (actual Teatro Municipal "Ignacio A. Pane". En aquella memorable ocasión, entre los asistentes se encontraban numerosos intelectuales, siendo uno de ellos Manuel Ortiz Guerrero, quien dedico a Anselmita este poema.
Asunción octubre de 1915
OFRENDARIA
Perdona, señora: la culpa no tiene la alondra que canta, la tiene la aurora: tú tienes la culpa: a este que viene trayéndote estrofas, perdona, señora
Ya antes te he visto tras sueño lejano y anoche en el teatro con fe y devoción tomaba, señora, con mi propia mano, para que no caiga de mí, el corazón.
Ilusoria y blanca del auto al bajarse talmente fingías una joven diosa . . . Crujió mi rodilla de ansias de doblarse: era que pasabas, astral, luminosa.
Con aire de cisne que boga en un lago pasaste gallarda, princesa u ondina, tus ojos tenían visiones de mago bajo tu sedosa pestaña divina.
¿Juntó Geometría, la nieve y el lirio, para hacerte el cuerpo, y un poco de aurora? Serpentino cuerpo de perfume asirio, ¡bendito mil veces! Perdona, señora.
Ya daban las doce, yo creí temprano, tú nada sabías de mi devoción: tomaba señora con mi propia mano, para que no caiga de mí, el corazón