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JORGE CANESE
  ACCIDENTES EN LA VÍA HÚMEDA, 1998 - Obra de JORGE CANESE


ACCIDENTES EN LA VÍA HÚMEDA, 1998 - Obra de JORGE CANESE

ACCIDENTES EN LA VÍA HÚMEDA

Obra de JORGE CANESE

Volumen No. 5: Segunda edición

EDICIONES DE-ENTRECASA

Asunción - Paraguay

1998

 

 

Volumen No. 1: Paloma Blanca Paloma Negra. Jorge Canese. 1997 

Volumen No. 2: Amor puro y sincero. Jorge Canese. 1997 

Volumen No. 3: Amigos. Hugo Duarte. 1997 

Volumen No. 4: Los Halcones Rosados. Jorge Canese. 1998

 

 

01. ¿Bicha: cómo estás? Faltan cinco minutos. Tres. Sacate la bombacha. El cinturón. Se aflojan los botones. Uñas. Piel. La tentación de las curvas. Un pequeño movimiento. Una leve contracción. Admiro (admito) la calvicie natural de tu entorno.

Dedos que se aproximan aplican la huella digital que es todo un (buen) comienzo. Decime algo. Mordé. Movete. La danza macabra entreabre sus tentáculos y son (pueden ser) las nalgas o un poquito de sudor. O SILENCIO.

 

02. Grabo y repito el ritmo de tus respiraciones. Es un truco milenario. Todo se aprende. Apoyo (es un decir) mi fuerza en el hueco de tu ombligo. Modelo (me las arreglo como puedo con) las vibraciones y los encantamientos del juego. No existen las proclividades ni las jugadas marcadas. La sincronía es el secreto de los dioses.

 

03. Hay que estarse firme. Algo siempre ocurrirá. Adelante. La velocidad suele aumentar. ¿Sacudones vaginales y erecciones múltiples? Se solidifica el clima y un viscoso-suave olor a sexo asienta los principios ancestrales. El placer de los comienzo. La agonía del tiempo. El dolor de nacer a la intemperie.

 

04. ¿Espíritu de cuerpo? Para el animal humano el sexo constituye un estado de necesidad. De lo que deberían derivar sus derechos y obligaciones. Cada cual según su capacidad y a cada quien a-según necesidad. Humean las primeras gotas en el surco primordial (y no es sangre). Repito: una primera primigenia mano se alarga y penetra. La humedad se extiende. Se esparce. Se frotan vellos contra piel: LA ATOLONDRADA VÍA GENITAL. ¿Hacia qué?

 

05. Se entreabren los labios. Se deshoja el condón. La perilla oculta del clítoris hace interferencia y un destello opaco marca a fuego el rol/la escena. Despertado el mecanismo la tentación aumenta: una enorme pija brilla en la oscuridad.

 

06. Floto-navego en indomable hinchazón. El eje de mi corazón palpita. La atención se pierde y palpo burbujas espirituales de penetración constante. Travesuras del jinete. La cotización sube. Se bosqueja la alucinación de una montura. Florece el humor y la benevolencia. Bienaventurados los falos pues ellos conocen la erección. Bienaventuradas las conchas de cartón pues ellas serán bien impregnadas. Aleluya. Bienvenidos. Morochazos. Calentones. Biendotados. Corpachones.

 

07. Axioma fundamental: no coger nunca al pedo. Ni por si acaso. Hay que saber esperar el momento y el contrincante justo. No se juegue la vida a un solo polvo. El mercado es exiguo: más vale poco pero bueno que toneladas de basura erótica.

 

08. Miro el infinito con ojos de zafiro. Toda concha vale lo que pesa. Lo que meridianamente puede conseguir. Y lo que goza. Pijas de más, pijas de menos: la problemática carno-espiritual no pasa por la filosofía. Los deseos no existen. Los auténticos machos tampoco. La vida no es una idea: es sentir (y cobijar) degollando el universo si es preciso. Una concha que vale no necesita pensar. La única vía inevitable que existe es la húmeda. Adoro el esmegma y los poros. El semen. Sentir se siente sólo hacia adentro y hacia atrás. Un pijazo es un pijazo. Y un buen pijazo es único.

 

09. En mis dominios soy capaz de armar y desarmar (a-piacere) a cualquiera que pretenda interponerse en mi camino. Y no es por vanidad. Es estas latitudes no se perdona nada. Hasta los diablillos más pintados terminan reventando. Sumisos. Arrodillados. En el cosmos de mi caos no existe el tiempo.  Ni el adiós. Siempre es verano. Tampoco es necesario competir. ¿Para qué? ¿Para qué gastar-derrochar las fuerzas sin sentido sino en el único y húmedo fin que justifica cualquier medio?

 

10. Yo no escucho. Tanto parloteo cansa. Aburre. Hacerse coger (más o menos bien) lleva su tiempo. Por eso y a pesar de mis urgencias: esperaré. Y en-de-mientras cebo a conciencia esta copa de champagne que envenerará al guerrero más tarado. Los dulces engordan. La melancolía mata. La vida se usa, se gasta, se bebe y se sacude todo lo que se puede. Yo no hice las leyes. La medida es autóctona. Es automática. ¿Para qué calentarme? La calentura viene sola. Sólo hay que dejarla llegar. Tampoco es necesaria la confianza: las defraudaciones no matan. Cultivan el sentido de la lucha.

 

11. Nada es gratis. Los festines (y las buenas pijas) cuestan caro. ¿Para cuándo la vida? Si hay reencarnación, no existe la memoria. Admiro a los débiles, sobre todo si son machos: ellos procuran, patinan, no se dan cuenta de nada, no se les para, no llegan ni sabrán nunca lo que es el buen-morir. Bienaventurados los pajeros: para ellos el sacrosanto purgatorio. Para mí el infierno de la sangre y el jadeo. No grito pues no tengo voz. Por suerte. EL AULLIDO NO ES MÁS QUE EL PLAGUEO DE LOS MUERTOS. A mí la música y el grosor. La turgidez. Hace tiempo que aprendí a sentir la picazón de los buenos pájaros.

 

12. Presiento el peso y los golpes. Asimilo todos los ritmos: suaves o frenéticos. Los rituales. No creo en las maldiciones ni en la yeta de los lunes a la mañana. Ni falta que hace. Es falsa. Mi fantasía predilecta es la del reventón: explotando jubilosa como un cadaver al sol. De mis códigos secretos borré la pulcritud y la pureza. Amo los aromas fuertes, fétidos y profundos. Carezco de límites. Los límites no son necesarios. En realidad no existen. Son irreales.

 

13. En todo buen monitoreo me pierdo. Ni sé quién soy ni en qué pija estoy clavada. A veces (pasa) trasciendo-penetro en la otra carne y puedo nadar/bucear (en él) a mis anchas. A decir verdad: para mí la joda no tiene fin. Ni comienzo. Metabolizo como viene todo lo que se me da, todo lo que el buen-dios me ofrece. ¿Por qué desalentar al espíritu? No es mi función en esta vida. Yo abajo y adelante. Y los demás atrás.

 

14. En materia de penetraciones tengo mis preferencias. Son pequeños vicios que se crían con el correr de los siglos. Hay que saberse entregar. Y arder. Con mis labios de acero alcanzo a atrapar hasta el temblor o la ternura. Beso a cuatro labios lo que vale la pena, lo que se me viene en ganas. Y soy discreta. Lo bueno poco abunda. Y hasta es mejor que no se note.

 

15. En el ombligo de mi mundo hay un pequeño capuchón que al descorcharse vibra. Por eso los vibradores no son indispensables. Las vibraciones sí (cantidad) y el que las produzca quedará enganchado en mí para siempre. Y ¡ay! en ésas una hasta pierde la cordura. Hasta el amor penetra. EL TEMA NO ES EL PECADO. Una concha como la gente no peca jamás. Perfidia. Hacemos caer al incauto. Vellos de serpiente. Y corazón de buey. Una economía salvaje.

 

16. La eyaculación (ambos) es aleatoria. Tampoco debería (¿por qué?) ser excesivamente molestosa. Nunca es mucho. Siempre es poco. Las melifluocidades y ridiculeces entorpecen la marcha. Nunca frene de golpe. El más allá no muerde. Distiéndase como pueda. Concéntrese sin obsesionarse. Y convénzase: ella es Dios y él su humilde servidor (o viceversa).

 

17. Curva mojada y alta velocidad. Piso el acelerador camino del camino. La muerte es un detalle inamovible del paisaje. Las vacas mugen. El sol se pone. La humedad acre de las salpicaciones empaña los cristales. Crisantemo y nostalgia se amalgaman. La argamasa cuaja. Fragua el coraje. Y el infinito (como nunca) es una nada que se pierde en la distancia.

18. Amo el amor, el odio y el traqueteo sin fin. De proa al sur y a los sacudones trepidantes. Todo suave. Es la pura concavidad que llama, que amamanta incendios de luna nueva. Se agigante y compacta el contacto de borde y superficies. El infierno aún (mágicamente) se agranda y tus paredes aprietan como esponjas ávidas. ¿El eterno-insuficiente limón estrujado? Algo grita en el ombligo de las cosas. El escondrijo y Dios amurallan la incógnita ciega y unos duendes cabezudos se mecen en la hamaca del patio.

 

19. Vida. Todo el universo se carcome. Espero un taxi (¿útero?) que nunca llegará. Cualquiercosa puede ser. Paraguay-etépe. Menos yo.

 

20. ¿Derechos y deberes sexuales? No se niegue ni se regale. Tampoco regatee en exceso. Lo que se debe pagar se paga. Respete el estilo de su oponente. Bromee pero no joda. ¿Penetraciones inclinadas? Ansiedades por defecto. Dolor y escaldaduras por exceso. ¿Calce imperfecto? ¿Martilleo desacompasado? Que se vean los feos. Tampoco será cuestión de atragantarse. La picazón no es todo. TAMBIÉN ESTÁ EL ALMA. Y las estrategias que se tejen a través del calor. Picardía que haces la delicia/desgracia de los pobres. De los pobres apurados que desconocen la serenidad y el vértigo.

 

21. Hay cosas que duelen ver: lo patético sexual. Arritmias. Intentos migratorios. Al-pedo trashumantes. Coronados/as de aburrimiento. ¿Cómo reencontrar el lado sano del hartazgo y la armonía. A la que te cuentan. Película de bienes maléficos. Tanta incoherencia enerva. ¿Dónde el hall de los buenos cogedores? ¿Dónde el patio de las ninfas amadoras sin piedad y sin descanso?

 

22. Pijas de-balde. Conchas sin sol y sin tierra. Así cualquiera siente deseos de maldecir la estupidez y la vulgaridad de la especie. Besuqueos-comadreos. Pajas. Pérdida de tiempo y dinero. Cansancio inútil. Reconsideraremos la salvación de la raza: mi cielo eterno por un buen polvo. El temblequeo. La sequedad. Lo tosco. Lo sonso. Quisiera creer. Crecer. Y permitir. Observar y sentir lo que se debe; lo que se pueda. Adiós Adán. Chau tía Eva culinaria y cariñosa. Al canasto. Víboras del mismo charco. Animales sin más allá.

 

23. ¿Mística genital? Sentido único y punto sin retorno. Al (a la) que no le calienta, que no se meta. Que se abstenga. Que se borre. BASTA DE FALSOS PROFETAS. Empujo y elastizo el borde. Lo sobo. Lo froto suavemente. Se entreabren las compuertas. Las venas se prolongan/se ensanchan. Es la testosterona, inicio del ardor. La sangre fluye. La concha canta.

 

24. Aumento progresivo de tamaño y volumen; lenta y creciente (anciana) rigidez. La maravilla de la erección. Requisito ritual para la fiesta. Tumescencia indispensable para que la vida renueve sus cadencias, su simiente. Su muerte. Hay siempre algo mágico en el claroscuro de toda buena insurrección; algo de altivez y pánico en esa preparación autómata del instrumento para el sacrificio. Arma de combate. Palo enjabonado de casi todos los placeres.

 

25. Saludas con tu sombrero al viento. Cosquillas y bisbiseos responden al rojo firme infierno de tu ser. ¿Camino a las calenturas del más allá? Cuando el cabezón penetra se desvanecen las tensiones. ES OASIS. Es mansión. Resplandecen las secreciones. Con la fricción se pulen las diferencias. ¿Aprietos? Se flexibilizan los cuerpos. Aumenta la fruición y las necesidades mutuas. Recíprocas. Ellos se buscan. Se amoldan. Baile sin sonidos y sin máscaras. Al fin me siento entero; perforado de casualidades.


26. Palpo el tope, el cartílago en el fondo de tu ser. Raspo. Dirijo/manejo las cadencias. Sopapa y sombrero. Los parámetros fluctúan. Fallan. Me achico por fuera y me voy agrandando por dentro. Traspaso sin-sentir el umbral de todas las medidas. Territorio de los maremotos y las vibraciones cósmicas.

 

27. Pre-siento la transmigración de mi ser hacia tu concha. Me invade el cosmos. El cataléptico caos primigenio. Una llama nos ata y nos sacude. Es como viento-vidrio, como agua; vaivén de las arenas del desierto. O QUE-SÉ-YO. Moléculas del infinito al unísono. Sintonía de tonos musculares enganchados. Sin apremios. Sin mitos. A puro diente y garra.

 

28. Agarrados fuertemente volamos: yo en el hueco, vos en el aire almizclado; y alguien-algo como mástil en un más allá eterno-ahora que se repite y se contrae en espasmos de agonía y vitalidad. Autómatas del universo, hasta el vértigo de gritos, jadeos, contracciones, abundante humedad y una paz celestial, única y voraz; sincera. ¿SACIEDAD? Otra vez al borde de tus labios. La detumescencia del fauno encabritado. La somnolencia y un suavísimo aroma final, imperdonable. El tema puede ser Dios.

 

29. ¿Leyes del tembó-atä? No evite los errores ni los excesos. Descarte la computación y el correo. No se empecine ni se piche en los fracasos (búsqueles la vuelta). Na-que-ver con la lástima. Tampoco el asco. EL POZO DE JACOB. Hágase culear. Déjese ser.

 

30. Bicha: el condón te aflige. Cupido es el estúpido angelote que no tiene pija ni para mentir. La pornografía: ese condimento arcaico. Y la siesta sólo para faunos desubicados. Y sin tierra. Machos terrestres sin olfato. Monos testarudos-tartamudos que no saben qué hacer con sus falos. ¡Ah si el pendorcho fuera mío qué utilidades fantásticas le daría!

 

31. Ser un puro y simple agujero tiene sus ventajas. Su mérito. Es el comercio. Trueque y consumisión. El macho humano es un pobre bicho apajaronado. Poca sustancia. No tiene criterios ni carácter. Sin olfato ha perdido el rumbo. ¿EL PROFETA DUERME? Nosotras sí sabremos qué hacer cuando nos caiga algo bueno entre manos. La quemazón se expande. Corre. Momento incierto pero justo para la cacería de las buenas pijas. El torneo manda. Cambio intelectualito pijicorto y romanticón por morocho retacón en buen estado.

 

32. Al canasto con los maricones y las lesbianas. Cateo el bulto. Y no es sólo por cantidad. Es movimiento y curiosidad. Es encanto. El sucundún es un baile amojonado. No hay secretos ni saliva milagrosa. Sólo están el cuerpo y las distancias retraíbles-retráctiles-retractables. La que no se apura se ahoga. Y ni siquiera se moja.

 

33. La estaca. El milagro de ver pasar el cadáver de tu enemigo por encima de tu estructura. Las mejores cabalgatas al son de los tam-bores. Inmensidad que puede soportar cualquier nombre... y ¡ay-Dios-mi-cielo! es/son estrellitas que explotan (¡puf!), néctares generosos-derramados, imágenes a extrema velocidad, polillas corriendo nubes, nudos/mundos que se desarman y crecen catedrales o mariposas megatrónicas (etc. etc.) hasta que algo/alguien dice ¡basta! Y nos paramos a pensar en el próximo velorio.

 

34. ¡Tanto circo! Marinero al agua. Tiene su gracia.



Documento facilitado por el autor.

Registro en Julio 2012



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