-¿Hay cuadros firmados por usted en museos españoles y europeos?
-Hay en el Hotel de Ville, que es la Municipalidad de Bruselas (Bélgica). Es un retrato del general Miranda, que actuó con las tropas de Napoleón en la toma de Bruselas. También retratos en la colección Vallenilla de Venezuela.
.
-En la escuela de San Carlos donde estudiaba conoció a África, la mujer que sería su esposa.
-Sí, era compañera de cursos superiores. En principio fuimos buenos amigos. Después, cuando ya surgió el amor, al terminar la época de la Escuela de Bellas Artes, nuestro noviazgo fue largo, porque coincidió con la Segunda Guerra Mundial y la posguerra española. Fue un noviazgo largo, muy difícil, porque entonces era España víctima de una situación muy mala. No se encontraba trabajo ni habitaciones para alquilar. No había nada. Entonces, conscientemente no hubo boda hasta que pasaron los años y yo me sentí más dueño de la situación.
.
-Los que vieron algunos cuadros de Africa dicen que era muy buena pintora. ¿Por qué ella no tuvo continuidad?
-Incluso en la época de estudios tuvo varios premios como colorista. Pero ella, yo no sé si porque era mi esposa, no se dedicó mucho después de conseguir el título de profesora. Era, además, un poco inestable. Le interesaba mucho la cerámica, a veces hacía cerámica, dejaba la pintura. Después hacía pintura, dejaba la cerámica. En fin. No tenía un tesón definitivo para dedicarse plenamente.
-¿Tuvieron hijos?
-Una sola, Africa, como su madre, que ahora vive entre España y Nueva Zelanda, donde está su hijo, mi único nieto.
.
-¿En los tiempos que residía en España venía de visita al Paraguay o nada?
-Yo vine aquí a principios de los años 50, e hice una exposición que se vendió íntegramente. Tuvo mucho éxito. Eso me ayudó muchísimo. Estuve muy de moda en aquella época. Hice muchísimos retratos.
.
-¿Y cuándo decidió regresar definitivamente?
-En los años 80.
-¿Cómo se dio a conocer al público local?
-Siempre que he vuelto he hecho una exposición los primeros días de mi llegada. En los años 80 trabajé muchísimo el retrato, entonces vendí muchísimo. Incluso antes de inaugurar la exposición ya se vendió. Traje 35 cuadros y no me quedó ninguno. ¡Qué época buena!
.
-En algún momento usted dijo estar arrepentido por no haberse abierto mucho a la prensa, de modo que no resultó ser tan conocido.
-Yo, en realidad, nunca busqué propaganda. Surgió cuando la gente se interesó por mi obra. Pero nunca fui un tipo muy preocupado por la propaganda. Ni cuando era joven.
.
-Pero un artista necesita ser conocido para cotizar su obra.
-Sí, indudablemente. Yo, por ejemplo, sé que Picasso (Pablo), además de ser un gran pintor era un gran comerciante. O sea se promocionaba él de una manera inteligente. Yo, esa mano izquierda no la tengo. No sé vender. No sé promocionarme.
.
-¿Es verdad que ha sido un hombre reservado, de pocos amigos, muy selectivo?
-De pocas amistades no, porque estaba casado con una mujer que sabía conquistar a la gente y hacer amistades. Yo recuerdo que un amigo me regaló un libro que decía: Dedicado para África y Federico Ordiñana. A Africa, hacedora de amistades. Y Federico, conservador de amistades.
.
-Enviudó hace pocos años, ¿extraña a su esposa o ya se acostumbró a la soledad?
-Me afectó mucho. Pero, claro, no tengo más que seguir luchando. Me afectó muchísimo, porque ella era mi mano derecha, me hacía de secretaria, me ayudaba en todo.
.
-¿Se siente reconocido como pintor? ¿Cotizan sus cuadros lo que realmente valen?
-No lo sé. Lo único que siento es que ahora con la crisis no hay estímulo para trabajar, como había antes que uno trabajaba en exceso incluso. Ahora trabajo, pero sin el entusiasmo de antes.
-¿Es Federico Ordiñana un nombre que quedará en la historia de las artes plásticas paraguayas?
-Ojalá. Pero no creo tampoco.
.
Gran artista. Federico Ordiñana Blanco nació en Asunción el 13 de marzo de 1917. En 1939 obtuvo una beca para estudiar en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos (Valencia, España). Aprendió dibujo y pintura con grandes maestros como Salvador Tusset, Rafael Sanchis Yago y José Segrelles.
En 1948 se casó con la española Africa Siles, con quien tuvo una sola hija también llamada Africa. En la misma época fue cónsul de Paraguay en Valencia. En 1959 accedió al puesto de agregado cultural en la Embajada paraguaya de Madrid. Después de residir y trabajar en Madrid, Barcelona, Bruselas, Roma, Amberes, París y Londres, regresó a Asunción en 1983, donde falleció el 18 de julio de 2006. Cinco años antes, el 19 de enero de 2001, había quedado viudo.
16 de Julio de 2010
.
Fuente: INOLVIDABLE ORDIÑANA
Fuente: artículo de JAVIER YUBI.
Revista ABC COLOR,
Domingo, 18 de Julio de 2010.
Edición digital: www.abc.com.py
.
Enlace a DATOS BIOGRÁFICOS y
GALERÍA DE OBRAS de
en la GALERÍA DE ARTES del