TOMÁS VERGARA : El 7 de marzo de 1947, en el pueblo de Carapeguá, llegaba al mundo el que niño aún escuchaba a su padre -JULIÁN VERGARA- recorrer con las manos las cuerdas de su guitarra para cantar una serenata o, sencillamente, compartir con sus amigos músicos en el ancho okára de la casa.
La guitarra y el organillo -armónica-, que eran los instrumentos de su papá, fueron los que cautivaron a aquel mitã'i que pronto le imitaría al comenzar a pulsar las seis cuerdas de la caja sonora que le atraía con pasión infantil. También aprendió a tocar el arpa.
"Ya un poco grandecito, tuve la oportunidad de estudiar Teoría y Solfeo con el maestro BERNARDO MOSQUEIRA, quien dirigía la banda municipal de Carapeguá. Él era muy liberal y el intendente Baruja, colorado, lo invitó a una reunión partidaria y no se fue. Por eso le echó. Yo era conscripto que servía en la banda. Allí, durante cuatro años, profundice mis conocimientos musicales y aprendí a ejecutar la trompeta. Me quedé al frente de la banda por un tiempito y después me dediqué a mis propias actividades musicales porque esa era y es mi vida. A los 16 años, con mi hermano SILVIO, formamos el dúo de los hermanos Vergara", cuenta Tomás.
Como de la música -salvo excepciones- no se puede vivir, aquel joven emprendedor y soñador, se hizo carpintero. Sus manos que apretaban con habilidad las notas de la guitarra cambiaban de oficio para moldear una mesa, armar una silla o darle cuerpos a un ropero. Ambos quehaceres, sin embargo, no estaban disociados porque también arreglaba aquellos instrumentos que el uso excesivo o los golpes de las madrugadas habían sacado momentáneamente de circulación.
Además de formar siempre parte de algún conjunto, se dedicó a la enseñanza de su arte. En ese papel, enseñó durante siete años en el CENTRO CULTURAL DE TAVAPY (Roque González de Santacruz)
Durante 43 años, Tomás alternó el canto y la guitarra con el paciente trabajo de artesano en su carpintería. Un accidente, sin embargo, le obligó a buscar otros modos de dedicarse a lo que ama apasionadamente: la música.
"Trabajando en la carpintería, una circular me cortó uno de los brazos. Fui a lo que entonces era Primeros Auxilios en Asunción, lo que cortó la máquina estaba separado de mi cuerpo. Así anduve durante diez días y no había caso. Entonces me fui a Buenos Aires. Allí estuve un año y cuatro meses internado en un hospital. Me volvieron a unir el brazo, pero ya no recuperé la sensibilidad ni la movilidad. Eso fue en el 2002", recuerda.
Fuente: LAS VOCES DE LA MEMORIA. HISTORIAS DE CANCIONES POPULARES PARAGUAYAS - TOMO X. Autor y ©: MARIO RUBÉN ÁLVAREZ - Edición del autor y Julián Navarro Vera. Dibujo de tapa:ENZO PERTILE. Diseño de tapa: MANUEL MORÍNIGO. Editora Litocolor S.R.L.. Asunción-Paraguay 2009