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MARTÍN DOBRIZHOFFER (+)
07 de Septiembre de 1718 - 17 de Julio de 1791
 
MARTÍN DOBRIZHOFFER (+)






Biografía

MARTÍN DOBRIZHOFFER

Naturalista, cronista y sacerdote misionero. Nació en Friedberg-Baviera, Alemania en 1718. Ingresó a la Orden de la Compañía de Jesús, fue ordenado sacerdote en 1736. Llegó a Buenos Aires en 1749 e inició su labor misional. Fue un estudioso de la antropología y la botánica. Escribió "HISTORIA DE LOS ABIPONES", entre 1777 y 1782, que fue posteriormente traducida a varios idiomas. Falleció en Viena en 1791.

Fuente: FORJADORES DEL PARAGUAY – DICCIONARIO BIOGRÁFICO. Realización y producción gráfica: ARAMÍ GRUPO EMPRESARIAL. Coordinación General: Ricardo Servín Gauto. Dirección de la obra: Oscar del Carmen Quevedo. Tel.: 595-21 373.594 – correo: arami@rieder.net.py– Asunción-Paraguay 2001 (716 páginas).

 


MARTÍN DOBRIZHOFFER

Nació en Friedberg, Alemania Occidental.  Si en 1928 afirmábamos que en esa localidad había venido Dobrizhoffer a la vida, nos fundábamos en Stoeger, buen conocedor de los archivos jesuíticos austríacos, pero hoy podemos agregar que todos los Catálogos Jesuíticos, así losde la Provincia de Austria, de la que los jesuitas bohemios formaban parte, como los de la Provincia jesuítica del Paraguay, nos dicen que nuestro jesuita efectivamente nació en Friedberg de Alemania. Los catálogos de 1737 y 1740 afirman que era natural de esa población, y el de 1753 escribía que era Dobrizhoffer "civisbohemus Frybergensis" (11).

Tampoco es dudosa la fecha de su nacimiento: 7 de septiembre de 1718, aunque el mismo Stoeger, generalmente bien informado, haya escrito que nació en igual mes y día de 1717, y así Huonder como Uriarte, hayan aceptado esa errada afirmación. Todos los Catálogos jesuíticos señalan el mes de setiembre y el año 1718, aunque el de 1737 dice que fue el día 5 de ese mes y año, en contradicción con los de 1740, 1748, 1746 y 1753, que señalan el día 7 (12).

Frisaba Dobrizhoffer en sus diez y ocho años, y había ya terminado los estudios humanísticos cuando ingresó en la Compañía de Jesús, en octubre de 1736, como leemos en todos los Catálogos, si bien discrepando en el día, ya que los de 1743 y 1758 señalan el día 17, los de 1740y 1746 anotan el día 18, y los de 1737 y 1742 el día 20. Aunque sea algo tan intrascendente, es ciertamente extraña esta diversidad de fechas.

En Trencin, Checoslovaquia, hizo Dobrizhoffer el noviciado y, a continuación, volvió a hacer algunos estudios humanísticos, ya que en 1740 se dice que"absolvit humaniora in saeculo" y se agrega que"ea repetiit in Societate", y, en el Catálogo de 1746, se añade que repitió esos cursos en el Colegio Skalica. En este año se hallaba en Viena, estudiando lógica o primer año de filosofía, y sabemos que, acabado el trienio en este estudio, fue destinado al Colegio de Linz, donde enseñó latín y griego, en los cursos inferiores. Al año, fue destinado al Colegio de Steyer,y, durante medio año, fue profesor de sintaxis latina, y durante la otra mitad del curso, enseñó también retórica.

En 1746 le hallamos en Gratz, cursando teología, y como ayudante del director de la Congregación Mariana de los estudiantes mayores. En 1747 y 1748 prosiguió sus estudios en Gratz y no los había aún terminado cuando, a su pedido, fue destinado al Río de la Plata (13). Más de una vez, en suHistoria de Abiponibus, recordó Dobrizhoffer la época a que acabamos de referirnos, así como cuando al cursar Teología en la Universidad de Gratz, se discutió el aserto de que era imposible que pudiera pasar un hombre por mucho tiempo, sin caer en la cuenta de la existencia de un Ser Supremo, y"yo defendía con tesón esta doctrina, mientras estudiaba el cuadrienio de Teología, que comencé en Gratz yterminé en Córdoba de Tucumán, pero cuán grande fue mi asombro al pasar después a las colonias de los Abipones ytener que persuadirme que en el idioma de estos salvajes, por otra parte tan abundante en palabras, no sólo no tenían una palabra que expresara la idea, de Dios, pero ni siquiera una que, en alguna manera, se refiriera al Ser Supremo" (14).

Cuando en 1747 pidió y obtuvo Dobrizhoffer pasar a las misiones americanas no era aún sacerdote, aunque estaba en vísperas de ordenarse. Todos los Catálogos nos informan que sus fuerzas físicas eran buenas,bonae, integrae, y algunos Catálogos, como el de 1737, nos dicen que era de carácterreservado, hombre de buen criterio, de buen espíritu, de buena índole, y nos dicen que eraapto para enseñar ypara gobernar. Sabemos que, en 1740, estando en Viena, había sido elegido subedel de sus conteólogos.

Pero ese mismo Catálogo de 1740, nos informa que era de complexión"sanguíneo - melancólica", y el de 1743 repite lo mismo, aunque invirtiendo el orden de los factores, pues nos dice que eramelancólico ysanguíneo, y de este mismo año es otro Catálogo, de carácter secreto, en el que se escribe que era de complexión"colérico - sanguíneo"; y es muy conveniente tener presente estas observaciones, para juzgar con acierto algunos procederes de Dobrizhoffer, como el de su relativo fracaso entre los Abipones, ya que, como veremos, llegó a simpatizar enormemente con ellos, pero no llegó a aquietarlosy encarrilarlos por las vías de la cultura cristiana, como lo hicieron, según parece, sus inmediatos sucesores. Dobrizhoffer era hombre de altos y bajos, de grandes arranques y de grandes desánimos, lo que ciertamente no era una garantía de éxito. Sospechamos que, a este su temperamento variable con frecuentes depresiones, se ha de atribuir el que alguno de los Catálogos reservados nos digan que su prudencia era"poca", y que su aptitud para el gobierno era"dudosa", y que su criterio era"bueno para la edad que tiene". Por lo dicho, parecería que no era nuestro Dobrizhoffer el hombre más adecuado para misionero, ya que las Constituciones de la Compañía de Jesús exigen, en quien ha de ir a las misiones entre infieles, cualidades y dotes casi iguales a las que exigen para el que ha de ser elegido General de la Orden.

Fue opinión general, como lo manifestaba en 1711 el Consejo de Indias al Rey, que"universalmente los alemanes son de complexión robusta, grandes trabajadores, celosos ymuydóciles pare aprender lenguas extranjeras" (15), y así era sin duda, pero algunos de ellos, y hubo varios casos en las misiones americanas, que anularon en no poco esas buenas condiciones con un proceder impetuoso, con una falta de ductilidad, con una carencia de noble humanismo, debido a las mismas fallas que notaban en el Padre Martín sus superiores de Europa. Tal vez se creyó que esas fallas desaparecían o amenguarían en América, pero fue una errada suposición. Elegido para misionero entre infieles, no llegó a ser lo que él había deseado y lo que de él esperaban sus superiores, aunque haya sido un hombre heroico, un varón santo y un gran historiador, etnógrafo y filólogo.

El húngaro Ladislao Orosz, Procurador de la Provincia del Paraguay ante las Cortes de Madrid y Roma, fue elegido al efecto en abril de 1744, y debía entre sus incumbencias más importantes reclutar nuevos misioneros. Por sí, y por otros, hizo una propaganda a este fin, en España, Italia, Alemania, Austria y Hungría,y llegó a reunir más de cincuenta candidatos de las más variadas nacionalidades, predominando españolesy alemanes (16). Dobrizhoffer ocupa el séptimo lugar en la lista, y se dice de él que era"de Bohemia", y"vino de Viena acá (esto es, al Puerto de Santa María) y desde el 24 de diciembre del año pasado se ha mantenido a costa de le Provincia (del Paraguay);él empleó en el viaje (de Viena a Andalucía)dos meses" (17).

El día 20 de septiembre de 1748, zarpó de Lisboa la nave en que venía nuestro misionero y, a fines de enero del siguiente año, aportó a Buenos Aires. La travesía, había durado cuatro meses. En la ciudad de Buenos Aires, por algunos días, y en la Chacarita o estancia del Colegio, durante varias semanas descansaron los recién llegados.

A mediados de febrero, emprendieron el cansador viaje a Córdoba. Baucke y Dobrizhoffer iban en la caravana de carretas, y aunque ambos eran temperamentalmente muy diversos, era tan humorista uno como otro, como se trasluce en algunas de sus cartas, y en no pocas páginas de suHistoria de Abiponibus. Es Baucke quien nos asegura que en el largo viaje desde Buenos Aires a Córdoba,"yo fuí durante toda la travesía el que entretenía a todos los jesuitas españoles que iban en la tropa de carretas, a la par de otro jesuita de le Provincia de Austria que tenía sus cómicas ocurrencias ysabía amenizar el viaje. Se llamaba Martín, que éste ere su nombre, yera hombre que agradaba por su modo de hablar yera divertido en sus ideas. Sus agudezas eran capaces de hacer reír a cualquiera (18).

Bajo el magisterio del Padre Antonio Miranda, cursó Dobrizhoffer el cuarto año de Teología y, en 1750, hizo la Tercera Probación o segundo noviciado, y a mediados de ese año, se le ofreció la coyuntura de pasar a las misiones de Mocobíes, junto con su amigo, el padre Baucke.

Estuvo cuatro años entre los Mocobíes de Santa Fe, entre 1750 a 1754, pero cuando aun Baucke no había llegado a dar a la Reducción de esos indígenas, el impulso, seguridad y prosperidad que ella después adquirió. Aún en aquel estado, aquella labor de los jesuitas en las proximidades de la ciudad de Santa Fe, había sido sumamente benéfica a los moradores de esa ciudad, como lo recordaba el mismo Dobrizhoffer, pues nos dice que"hallándome parado junto la puerta de nuestra iglesia, paróse junto a mí un noble caballero español ymedio llorando de pura emoción, me dijo: ¡Oh Padre! ¡cómo estaban nuestras cosas, pocos años hace! Por ley se nos había prohibido venir e este Iglesia, si no era armado. Ni a la calle podíamos salir sin peligro de le vida" (19).

Este cambio era el resultado benéfico que habían producido las reducciones de indios mocobíes que constituían una barrera infranqueable entre Santa Fe y el Chaco, entre los moradores de la ciudad santafecina y los abipones, tobas y mocobíes.

Fue en circunstancias nada favorables que llegó Dobrizhoffer a esta reducción de la Concepción, que estaba en lo que es ahora Provincia de Santiago del Estero, al sur del río Saladilloy en el punto donde desemboca en éste el Río Salado, teniendo al norte la localidad de Salavina,y al sur la de Sumampa, y cuyo párroco era entonces el Padre José Sánchez Labrador. Acababan los abipones y los tobas de asaltarla y se habían llevado cuanto hallaron a mano. Con ellos habían hecho causa común no pocos mocobíes, y el pánico más horroroso se había apoderado de todos los indios reducidos, particularmente de los de San Javier, cuyo pueblo acababa de ser asaltado."Llegué al pueblo, y al momento me rodearon los indios alzados. El P. José Sánchez salió a mi encuentro y se hechó en mis brazos. Presentaba un aspecto lastimero; estaba todo desgreñando ytenía la sotana toda despedazada, de suerte que su vista me infundió terror, ydespués me produjo tristeza yconmiseración. Su sotana o mantón era una especie de bolsa, despedazada yrota, ysin color alguno definido; le barba más negra que le pez, tupida ydesgreñada. En sus ojos mismos aparecía cuánto había tenido que sufrir. "Más tolerable sería mi vida en Algería, entre los moros que entre los estos bárbaros que te rodean", exclamó, no bien me saludó, y congemidos de esta índole dióme el misionero la bienvenida" (20).

Así inició Dobrizhoffer su actuación entre los indígenas, y cuatro años más tarde, el 14 de abril de 1754, hizo en la Iglesia del Colegio de Santa Fe, la que subsiste junto al actual Colegio de la Inmaculada, la profesión solemne, siendo rector de aquel Instituto el Padre Miguel de Cea.

Es ciertamente imponderable la benemérita, sacrificada y heroica labor que en este pueblo, y que por espacio de tantos años desplegó el buen P. Sánchez Labrador. Cómo debieron de revivir en su fantasía los recuerdos chaqueños, cuando anciano ya, perdió del todo la vista y en la lejana Rávena esperaba la muerte que tantas veces le había conminado en la Concepción, pero que no llegóa sus puertas hasta el año 1805. Fue el último sobreviviente de entre los misioneros chaqueños (21).

No llegó Dobrizhoffera dominar a los Abipones de La Concepción, pero llegó a dominar el idioma, lo que no era poco, y tal vez para que lo perfeccionara al lado de un gran maestro, destináronle los superiores a la reducción de San Jerónimo, ubicada en el mismo solar que ocupa ahora la ciudad de Reconquista, sobre la orilla septentrional del Arroyo del Rey, y que poco después se trasladó al sur del mismo. Fue el Padre Cardiel su fundador, pero le había sucedido en el gobierno de ese pueblo el Padre José Brigniel, natural de Kagenfurt en Harsten, de padre francés y de madre griega. Cuando llegó a ese pueblo Dobrizhoffer, se entendió perfectamente con su ilustre compatriota."Dos años estuve con él en el pueblo de San Jerónimo, yfue él mi maestro en el estudio de la lengua abipona. Perecía estar hecho, ycomo nacido; para tratar con los Abipones. Cuál fue su habilidad para investigar la índole de la lengua abipona, ycuál su diligencia en componer el completísimo vocabulario, la gramática, el catecismo y los sermones, ycuánto trabajó en todo esto, ya lo he dicho en otra parte. Ahora paso a reseñar cuánto deben a Brigniel, las ciudades del Paraguay" (22).

José Brigniel era de pequeña estatura"corporis sane perquam pusilli", pero de gran corazón para las empresas más arriesgadas y para las ocasiones más peligrosas. Dobrizhoffer con ser de espíritu tan intrépido, tan audazy tan animoso, llegó a veces a desfallecer, a temer y a angustiarse. No así Brigniel: ni aquel otro misionero por nombre José Klein, tan pequeño en lo físico o más, que el mismo Brigniel. Donde el gran Dobrizhoffer temblaba, Klein y Brigniel se superaban a sí mismos en valor e intrepidez. Klein opinaba que sus queridos Abipones eran "la quintaesencia de la malevolencia" y Brigniel los solía llamar"tropa escogida de energúmenos" (23).

"No había libros ni otros subsidios análogos, cuando Brigniel, comenzóatratar con los Abipones, pero él, a fuerza de trabajar, llenó este vacío, gracias asu diligencia. Al oír alos indios una palabra nueva, o una nueva frase, al hablar con ellos, al momento lo anotaba diligentemente en su cuaderno, recogiendo con avidez como recogen las aves los granos de trigo, que caen al sembrador. Así compuso Brigniel su diccionario, yasí fue cómo, en el curso del tiempo, fue aumentando el volumen hasta abarcar ciento cincuenta pliegos. Después sus compañeros de S. Jerónimo limaron ese diccionario de Brigniel, yfueron aumentándolo, día tras día, hasta enriquecerlo grandemente".

"Fue ciertamente nuestro Brigniel el primero que mostró el camino que se había de seguir, en medio de tanta ytan negra obscuridad, a cuantos querían aprender el idioma de los indios: "él fue el capitán que marchó a la cabeza de todos, y para decirlo en una palabra, él fue quien levantó un faro luminoso en medio de la calígine de tantas palabras, frases yleyes gramaticales, yeste solo título le debe bastar a Brigniel para que su memoria pese a le posteridad. Durante dos años fue él mi compañero ymi maestro, y con un tal, maestro estudié el idioma abipón ycompuse también un vocabulario..." (24)

Todo esto es de Dobrizhoffer; y su testimonio es tan espontáneo e ingenuo, como elocuente y verídico. Durante dos años estuvo con Brigniel en el pueblo de San Jerónimo, y allí aprendió el abipóny el medio de doblegar a los belicosos indios abipones.

Fue Klein, el cura de San Fernando quien, en julio de 1763, al escribir desde San Fernando al visitador P. Nicolás Contucci le pedía"un compañero que aprenda el idioma abipón: del P. Quesada, no hay esperanza que la sepa mi en 20 años; ni leer siquiera el rezo o la doctrina...". Y agregaba:"si es posible le trueque el P. Martín Dobrizhoffer por él", pues tal cambio"fuera una gran cosa" (25)

Destinado a la reducción de San Fernando, ubicada donde en la actualidad se halla la ciudad de Resistencia, capital de la provincia del Chaco, subió Dobrizhoffer desde lo que es ahora Reconquista, por río a su nuevo destino. También se encontró allí con otro alemán de la pasta de Brigniel, el ya mencionado José Klein.

"Lo que trabajó ysufrió durante unos veinte años, asevera Dobrizhoffer acerca de Klein,es cosamás fácil de ser imaginada que de ser escrita. Pudo vencer todos los peligros ymiserias, despreciando los primeros con gran valentía y sufriendo las postreras con indecible paciencia. Gracias a los subsidios, que anualmente recibía de los indios de las Reducciones Guaraníticas, pudo establecer una magnífica estancia sobre la costa opuesta del Paraná. Con los productos de la misma se alimentaba yvestía toda la población" (26)

Esto escribe Dobrizhoffer, que fue misionero de San Fernando durante tres años. Le habían precedido varios otros compañeros del infatigable Padre Klein, y recuerda el mismo

Dobrizhoffer a los Padres Gregorio Mesquida, Juan Quesaday Domingo Perfeti. Bravísima fue para estos y otros misioneros la vida en San Fernando,y Dobrizhoffer nos dice que sus primeras y postreras impresiones no fueron buenas, pues"pude advertir, desde el primer momento, que el pueblo estaba rodeado de esteros y lagunas, yrodeado de bosques demasiados cercanos; el aire era ardiente de día, y de noche; la casedel misionero era tal que no tenía ventana alguna, aunque sí dos puertas ycon un techo de palmas, tan mal hecho, que llovía adentro igualmente queafuera. El agua potable se sacaba de una zanja vecina donde todos los animales bebían y adonde iban a parar no pocas basuras del pueblo. Siendo todo esto así, pensé yo, no es de extrañar que la salud de mis predecesores se haya arruinado tan infelizmente".

"Por espacio de tres años pude aguantar este estado do cosas, pero después se me hizo intolerable. Mi mal comenzó por no poder dormir, a causa de los mosquitos. Me levantaba de noche, al no poder dormir por razón de ellos y pare libertarme de los mismos, me ponía a caminar de un extremoaotro del patio. Así no dormía, ytampoco podía comer. Me puse tan delgado ypálido que parecía un esqueleto, revestido de piel. Se opinaba que no viviría yo sino dos o tres meses más, pero el Provincial me salvó la vida, enviándome a las Reducciones Guaraníticas".

"Sentí en el alma tener que dejar a mis Abipones, por quienes sentía grande simpatía, ycuyo idioma había llegado a conocer bien" (27).

Después de tres años de vida tan destemplada, Dobrizhoffer debió ser trasladado a una de las tranquilas y encantadoras reducciones de Guaraníes, Santa María la Mayor, en la costa del Uruguay, en lo que es ahora la Provincia de Misiones, y en cuatro meses que allí permaneció, recobró sus perdidas fuerzas. Una vez restablecido, se le destinó a la nueva reducción de Itatines, llamada San Joaquín de Tarumá, al norte de la Asunción, donde actuó durante seis años.

La reducción de San Joaquín de Tarumá se fundó en 1737, con indios Itatines y Tobasy, aunque distante como cuarenta leguas al norte de los pueblos de Guaraníes, era un oasis, en comparación con los turbulentos pueblos de Abipones.

Pretendió el jesuita alemán fundar otra reducción análoga, pero fracasó en sus intentos, como lo indican estas expresiones del Padre Domingo Muriel: "Teniéndose noticia en el Pueblo de S. Joaquín del Tarumá, que entre los Ríos Munday yAcaray andaba una parcialidad de Indios Monteses, fue el P. Martín Dobrizhoffer enviado a examinar la disposición, en que estaban en orden de reducirse. Entran los dos ríos nombrados en el Paraná, aguas arriba, de las Misiones hacia el Brasil, por la parte del Norte, de donde, al fin del siglo pasado, bajaron los que al presente componen el Pueblo del Jesús. Sería más fácil buscarlos, yencontrarlos por el Paraná, si vivieran de asiento cerca de sus orillas pero estando retirados, tierra adentro, hacia el Tarumá, fue conveniente que la Misión se hiciese desde el pueblo de San Joaquín, que por aquella parte es el más cercano, y donde se hallaba el P. Martín por compañero del Cura. Sobrevinieron lluvias continuadas, yaunque algunos días prosiguió en el empeño de vencer el embarazo, al fin se vió obligado a retroceder. Cinco días caminó empapado en agua: todo era llover, ytronar. Los indios, cuando van por aquellas partes, a sus yerbales o estancias, atraviesan sobre los arroyos árboles, ysobreponiendo céspedes yfagina, forman puentes; todos se hallaron deshechos, los caminos cerrados, las cañadas ybajios cubiertos de agua, los pantanos intransitables. Esforzábase por avanzar, ya sin camisa, ya descalzo de pie ypierna, por no permitir la lluvia secar la ropa. Los cueros humedecidos yblandos eran inútiles para armar pelota [con que pasar los ríos]. Viéndose después de los mayores esfuerzos a la mitad del camino, yconsiderando imposible llegar al término, resolvió que no era tiempo, yse dejó la empresa para mejor ocasión. Esto fue por abril de 1760" (28)

En 1763, cuando ya existían las reducciones abiponas de Concepción, San Jerónimoy San Fernando, se fundó una cuarta mucho más al norte, sobre el río Paraguayy en lo que es ahora la Provincia de Formosa. Fue sin duda una imprudencia fundarla en un punto tan alejado de toda ayuda y protección, y enviar para esa fundación a un hombre solo. Aunque fuera alemán, y aunque se llamara Martín Dobrizhoffer.

Una parcialidad de Abipones, cansados de sus guerras contra los españoles, y contra los guaraníes de las Reducciones, enviaron a tres delegados para pedir al Gobernador de la Asunción el que les formara pueblo y diera misioneros. José Martínez Fontes, que era Gobernador a la sazón, acogió el plan con entusiasmo y sobre todo el comandante Fulgencio Yegros aplaudió y apoyó la idea (29).

Se dejó a los indios escoger el lugar para fundar el pueblo y eligieron una llanura que está a treinta leguas al sur de la Asunción y a cuatro leguas de la costa occidental del Río Paraguay. El sitio estaba rodeado de bosques, ríos y esteros, y era excelente a juicio de los indios, pues no podían llegar hasta allí los españoles, de quienes siempre desconfiaban. Los indios guaraníes llamaban Timbó a esa localidad, por un árbol que allí abundaba. Otros la llamaban la Herradura porque hay allí una curva en la costa, con una isla adjunta, cuyo aspecto se parecía al de una herradura. Además, había a la vista del pueblo, dos ríos que corrían a su lado y se unían allí mismo en un solo río, o lago, que desembocaba en el Río Paraguay. Ambos ríos, eran de agua salada.

Tales son los pormenores descriptivos que nos ofrece Dobrizhoffer sobre la ubicación de la nueva Reducción. Según él, distaba 70 leguas de la Asunción, mientras que Jolís asevera que estaba a 45 leguas. El Padre José Cardiel, en su mapa de 1760, ubica la Reducción frente al Río Tebicuary en los 27 grados aproximadamente, mientras que el mismo Cardiel, en su mapa de 1772, la consigna a los 26º 6’. Camaño, siempre escrupuloso en sus asertos, señala los 26º 25’, o sea,a una distancia de 30 leguas de la Asunción.

Como puede comprobarse por todos los documentos cartográficos aducidos, estuvo situada la Reducción al norte de la desembocadura del Tebicuary, y como a tres leguas de la misma, aunque en la ribera opuesta.

Los datos consignados más arriba, y el dibujo que nos ofrece Dobrizhoffer ponen fuera de toda duda, que estuvo la Reducción en un punto medio entre la ciudad de Formosa y Puerto Bermejo, al sur del Arroyo Salado, que Dobrizhoffer llama Saladillo y a una distancia de dos leguas desde la costa del Paraguay. En los mapas modernos no aparece población alguna en la región ocupada otrora por la Reducción de San Carlos, o del Timbó, o del Rosario, que con todos tres apelativos fue conocida.

Allí se asentó Dobrizhoffer, en aquella soledad, rodeado de salvajes y de fieras,"confiando tan solo en la protección de Dios", y con algunos presos paraguayos que le habían acompañado desde la Asunción, obligados a ayudar en la construcción de la iglesia y casas.

Difíciles fueron los primeros meses que pasó Dobrizhoffer en el Timbó. El mismo, en tres cartas que dirigió al P. Antonio Miranda, Rector del Colegio de la Asunción, puso por escrito sus penas y trabajos, sus cuitas y dificultades sin cuento.

En estilo directo, con cláusulas cortantes, con una nerviosidad manifiesta, y en un lenguaje fuerte y enérgico, escribía así a 12 de octubre de 1764, cuando todavía no hacia un año que se hallaba en el Timbó:

"El 6 del corriente a la noche arribó aquí el P. Provincial [Pedro Juan Andreu] con el Hermano Miguel [Martínez] ydon Fulgencio [de Yegros, Teniente General y Capitán de Guerra], quedando en el barco el P. Secretario [Lorenzo Balda], a quien ni he visto: al día siguiente, luego después de misa quiso marchar de aquí su Reverencia; pero, por el mal tiempo, hubo de esperar hasta después de medio día. Su Reverencia, viendo la pobreza de esta reducción en un todo, yconsiderando la mala traza de mis bárbaros feligreses, se ha compadecido de mí con ternura de un padre, pero sin fuerzas para remediar. Todo el consuelo se reducía a las palabras, y yo quedo con más aflicción, mejor dirá, con más desesperación que antes. Dio para el pueblo un saquito con cuñas, unos papeles de agujas, ylacillos de estaño, 30 tijerillas, algunos mazos de cuentas ydos docenas de cuchillos. Aunque su Reverencia, de estas mismas cosas, como cuñas, cuchillos, avalorios, agujas ha repartido a los Abipones, lo que me ha quedado vale más que todo cuanto me ha dado el Paraguay yhasta la hora presente.

"Su Reverencia no me ha hecho cargo alguno, ni dejó disposición alguna. Sólo tachó mi prolijidad en escribir a V. R. avisándole de peligros que amenazan; aseguro que si sus Reverencias se hubiesen hallado en las circunstancias, en que me he hallado por diez meses, en lugar de pensar que yo pinto al león más bravo de lo que es, se admirarían de mi valor, que he tenido, manteniéndome meses enteros, en este puesto, rodeado de cercanas tolderías enemigas, y sin gente de arma..." (30).

Este fragmento de la prolija carta pone de relieve la dura situación del benemérito misionero y los múltiples sobresaltos y sacrificios de toda índole que eran su cotidiano pan, ya que en los nueve meses que llevaba ya en esa localidad, era bien poco lo que había podido hacer en lo material, y menos en lo espiritual de esa reducción. Recién en octubre de 1764, y gracias a la ayuda que le ofrecían los soldados que habían venido con Yegros, desde la Asunción, pudo comenzar la ranchería.

Aunque no lo dice Dobrizhoffer, se colige de su misiva que el Provincial quedó admirado de los empeños con que trabajaba el misionero alemán, y nada tuvo que observar sino su excesiva correspondencia, pero era el único desahogo que tenía en aquella abrumadora soledad.

Cuatro meses más tarde, a 6 de enero de 1765 escribía nuevamente al P. Miranda, y a los pocos días, o sea el 14 de enero de aquel mismo año, escribió el afligido misionero una tercera carta, de la que sólo tomamos algunas líneas:

"...Apenas partieron de aquí los Españoles con Don Salvador, el día 12 de noche, los Tobas han arreado toda la caballada, que se hallaba alrededor del pueblo; llevaron también mi mula, que por 5 años ha sido mis pies ymis manos.

"Coyuntura más favorable de dar un golpe fatal a estos implacables enemigos no hallará el Paraguay; pues, mis indios quieren todos guiar yacompañar a la soldadezca española; el rastro aparente los lleva a la toldería en donde hay muchos cautivos paraguayos yguaraníes. El camino es bueno ahora, yserá como de 4 jornadas. Esta noche esperamos otro asalto.

"Aquí hay peste de tercianas yde viruelas. EL pueblo nuevo de Mocobíes, en las cercanías de San Jerónimo, se empezó con el año nuevo; todos los Mocobíes de adentro irán agregándose a ella. Se llama San Pedro.

"El P. Klein me dice que su Reverencia el P. Provincial se hubo de ahogar en las cercanías de San Jerónimo; pues, en medio Paraná los tomó una tormenta deshecha, yen el barco hubo mucha avería.

"Los Comuneros Correntinos tienen en estrecha prisión a su general ysólo dos sacerdotes, quienes son cabeza de ellos, pueden hablarle." (31).

Esfuerzos heroicos debió de hacer el buen misionero para alimentar a sus feligreses, para tenerlos tranquilos y para ir ganándoles la voluntad. Se consiguió casi desde los principios que algunos indios se dedicaran a la agricultura, sembrando y cosechando toda clase de productos. "Encontré, dice Dobrizhoffer, que el sitio era optísimo para el cultivo del tabaco, pero nunca hallé una oportunidad para sembrar algodón". Las frutas, eran abundantes, como era abundante en algunos días la pesca en los ríos cercanos.

En éste, como en los otros pueblos, fueron frecuentes las invasiones de Tobas y Mocobíes, causadas en parte por el mismo Gobernador Martínez, quien envió contra ellos una expedición de doscientos hombres, que sólo sirvió para excitarlos a lo venganza. Desgraciadamente los indios de Timbó eran enemigos antiguos de Ichoalay, quien los habían castigado en otros tiempos a causa de sus incursiones y matanzas de españoles. Ichoalay había sido siempre uno de los mejores amigos de Dobrizhoffer y éste sentía simpatía por aquel gran cacique. Los encuentros fueron numerosos, favoreciendo la suerte de las armas a Ichoalay. También los Tobas, Mocobíes y Guaraníes lograron molestar a la Reducción con sus asaltos, robos y mortandades.

En una oportunidad en que estaba Dobrizhoffer casi solo ni el pueblo, se presentaron numerosos Tobas con su cacique Keebetavalkin. Evidentemente era su propósito el robar y matar. Dobrizhoffer conservó su sangre fría y les habló amistosamente y los invitó a almorzar. Al efecto mandó matar una vaca. Comieron a su gusto, pero no se retiraron aquella mañana, antes pasaron la noche en el pueblo no sin alarma y miedo de parte del misionero. Al día siguiente, dijo éste la misa sin tocar al efecto la campana, para no alborotar a los bárbaros. Se les oía cuchichear y decir frases diversas. Dobrizhoffer siguió la misa como si nada pasara, pero dispuesto a morir de un momento a otro.

Este hecho nos conmueve, y suponemos lo que debió significar para el buen misionero, que en esta ocasión dio pruebas de un coraje superior a toda ponderación.

La vuelta de unos diez Abipones a la reducción, trayendo doscientos caballos robados en la estancia de Ichoalay, bastó para que se marcharan del pueblo esos peligrosos visitantes. Su cacique Keebetavalkin quedó, y fue para su bien. Una peste que diezmó al pueblo le atacó también a él, y antes de morir, recibió el bautismo.

Desde el 14 de mayo de 1765 hasta el mes de noviembre esa peste hizo estragos en la población y puso a prueba la fortaleza del buen Dobrizhoffer. El desbande fue general. No pocos cruzaron el Paraguay y se acogieron a los bosques. Fuéle menester al celoso misionero recorrer los alrededores del pueblo, hasta a distancia de muchas leguas, para atender a los enfermos y administrarles los sacramentos. Durante siete meses el ir y venir de Dobrizhoffer fue continuo. Como los secuaces del cacique Oachari habían traspasado el Paraguay, veíase también el misionero obligando a hacer otro tanto casi diariamente.

Cuando el Gobernador Martínez Fontes sufrió un ataque de apoplejía, nombró a Fulgencio Yegros su substituto en el gobierno."Era un hombre analfabeto, nos dice Dobrizhoffer,pero bravo e inteligente". Una de sus grandes obras fue la expedición, que hizo contra los Tobas. Con cuatrocientos soldados de a caballo pasó a la Reducción del Timbó, donde se le juntaron los Abipones de la misma. La empresa duró catorce días y la derrota causada a los terribles Tobas fue enorme, aunque no tan grande como se había esperado y deseado.

Mientras los abipones participaban en esta expedición, todo el cuidado y conservación de la reducción recayó sobre el misionero, quien pasó graves peligros (32).

La temida invasión de represalia no se hizo esperar. Seiscientos salvajes Tobas, Mocobíes y Lenguas se dispusieron a caer sobre la Reducción. En ésta, sólo había doce hombres de armas y la chusma de mujeres y niños. A las cuatro de la madrugada, cayeron los seiscientos bárbaros sobre la indefensa Reducción. Unos se llevaron sesenta bueyes de arar, que el P. Dobrizhoffer había ubicado cerca de su morada. Otros penetraron resueltamente en las casas de los indios y se apoderaron de sus pocos bienes. Otros finalmente rodearon la casa del misionero y comenzaron a disparar flechas contra la misma. Los pocos soldados que había, sólo pensaron en ponerse a salvo.

"Yo mismo, escribe Dobrizhoffer, también tuve mi mal momento, momento de terror, pero reaccioné, yví que ere menester ir a lo heroico. Tomé un fusil, ylo apunté hacia los invasores y, en esa actitud, me fuí acercando hacia ellos. Cuando así me hallaba y a punto de tirar, mientras caían las flechas e mi lado, una de ellas se incrustó en mi espalda, del lado derecho, privándome del uso de le mano derecha. Tomé entonces el fusil con la izquierda, para evitar que cayera al suelo, yretrocedí a mi habitación. El capitán de los cuatro soldados españoles, que allí se hallaba, hizo girar la flecha, como hacen los chocolateros, yasí extrajo aquella flecha que tenía cinco cortes laterales. Salí al rato con mi brazo derecho cubierto de sangre, pero los bárbaros se habían marchado de aquel punto. Fuime entonces a un punto alto del pueblo, cerca del cual se habían congregado, en la seguridad de que todos huirían al oír el primer tiro. Porque así es: un hombre con un arma de fuego puede resistir a seiscientos bárbaros. Tal es el terror que tienen ellos e esas armas. Hice un disparo yésto los amedrentó, aunque sólo fue, después de algunas horas, que emprendieron le retirada. Desgraciadamente se llevaron las caballadas de los abipones" (33).

Al regresar después los Abipones al pueblo, que habían ido contra el enemigo por otros caminos, celebraron con júbilo la salvación del mismo, aunque sintieron la pérdida de los caballos. "Yo, dice Dobrizhoffer, atendí a los heridos y después procuré curar mi pobre brazo. Como eses fleches llevan veneno, temblaba mi brazo y se cubría de sudor. Al acostarme, en vano daba con una postura que me permitiera reconciliar el sueño. Después de cinco meses recobré totalmente el uso de mi brazo, pero, aún hoy día, llevo la cicatriz de aquella herida, que me recuerda el desprecio que sentí entonces por la muerte, yel cariño con que defendí mi Reducción. Será siempre para mí un recuerdo de mi querido Paraguay" (34).

Después de este desgraciado suceso ordenó el Gobernador Yegros, que diez soldados pasaran a la Reducción y la custodiaran, a una con los Abipones pobladores. Así lo hicieron, pero fue una lucha constante la que se debió hacer para impedir los saqueos y matanzas de los Tobas. Desgraciadamente no era posible instruir y educar a quienes estaban de continuo a caballo y sólo pensaban en expediciones, para vengar injurias e infligir otras que habrían de ser vengadas por los enemigos en guerras posteriores (35).

La mayor parte de los niños, niñas y mujeres eran constantes en reunirse cada tarde para las clases de religión, pero los hombres y los jóvenes seguían en sus borracheras y supersticiones. Estos no erancatecúmenos, sinoenergúmenos, como solía decir Dobrizhoffer.

A los dos años de fundada esta Reducción del Timbó, manifestó su fundador el estado de su quebrantada salud. La gota le afligía grandemente y el brazo estaba aún tan dolorido por la herida recibida que creyeron los Superiores conveniente reemplazar al misionero. Al efecto fueron elegidos los PP. José Brigniel y Jerónimo Rejón.

Ambos misioneros llegaron a Timbó y pronto comprobaron cuán terribles eran las hostilidades de los Mocobíes y Tobas. Tuvieron, sin embargo, el consuelo de que el cacique Oachari, gravemente enfermo por la mordedura de una serpiente, recibiera voluntariamente el Bautismo y terminara santamente su corta, pero heroica vida de soldado y de caudillo.

También estuvieron los dos misioneros del Timbó otros muchos consuelos, pero las dificultades eran enormes. Bien lo indica el P. Rejón en una carta al P. Manuel Arnal:

"Convalecido ya y tan seno como si no hubiese estado enfermo, he venido a esta infeliz soledad del Timbó, reducción aceptada sin sínodo, sin ornamento ni campana, ni estancia; V. R. contemplecual estaré con mi genio: busco qué hacer yno hallo, y poco remedio para llevarla adelante. No obstante, no caigo de ánimo yando diligenciando con esta ciudad [de La Asunción]lo que puedo; porque, aunque vine informado de que son perversos los indios, no sé si consistía en ellos o en los Padres que con ellos no se avenían. Al presente están ten sujetos, que asisten a le iglesia; saben la doctrina; nos han entregado sus hijos, para que los enseñemos a nuestro gusto; no nos son molestos, sino para pedirnos el bautismo, ycasarse por la iglesia, a lo que no nos atrevemos hasta asegurar con qué mantenernos. El P. Brigniel, admirado, dice que nunca trató mejor gente.

"Los he impuesto en las chácaras, buscando semillas ybueyes, yde mi parte no omitiré trabajo.

"Estimaré que V. R. encamine, a la primera ocasión que se ofrezca, esas cartas, yperdone las molestias.

"Dios guarde e V. R.; en cuyos sacrificios me encomiendo.

"Nuestra Señora del Rosario del Timbó ysetiembre 4 de 1766" (36).

Como se colige de esta carta, hubo alguna causa muy especial que impidió el que Dobrizhoffer se entendiera con los Abipones del Timbó. Lo cierto es que todo cambió o pareció cambiar, con el nuevo misionero y la Reducción se encarriló rápidamente, y comenzó a progresar día a día, gracias al singular arte que para tratar con bárbaros, tenía el mencionado Padre Brigniel. Del P. Rejón, todo hace suponer que fue un excelente auxiliar del P. Brigniel. Pese a todo, no faltaron obstáculos, y a ello agregábase la continua Eozobra y temor de próximas invasiones, por parte de los indios enemigos, sobre todo de parte de los Mocobíes y Tobas, a quienes nadie podía llegar a dominar. Finalmente hay que agregar el mal ejemplo que a los pobladores de los pueblos Abipones daban los españoles con su vida desarreglada y aún escandalosa. "Los indios más salvajes, aseveraba Dobrizhoffer, podían ser, en contraste con ellos unos modelos de virtud, de urbanidad y de castidad".

"No obstante todo esto, agrega el mismo historiador, los cuatro pueblos de S. Jerónimo, Concepción, San Fernando y el Rosario o Timbó eran otras tantas escuelas de cultura y de religión. A pesar de innumerables obstáculos, pudimos acabar con la superstición y la barbarie, y llegamos e suavizar sus costumbres. Antes, como salvajes bestias, habían vivido en las selvas, de los productos de las mismas. Ahora, se consagraron e la agricultura y a las obras manuales. Eran en verdad infatigables en el uso del arado yen la construcción de casas para su morada.

En algunos pueblos como en S. Jerónimo, casi todos sus pobladores estaban bautizados. Ichabaké, después de une vida criminal, pasó los últimos años de su vida en forme edificante ymurió santamente. Hasta prohibió que, después de su deceso, se matare sus caballos, según les viejas supersticiones. Las borracheras se hicieron menos frecuentes yel divorcio y la poligamia desaparecieron. Las mismas madres llegaron a reprobar como criminal la matanza de los hijos nonatos. Estos, yotros hechos, comprueban cuanto bien hicieron estos pueblos a los indios de los mismos. En 1767 los cuatro pueblos de Abipones albergaban en su seno ochocientos ya bautizados.

No fueron menos provechosos a los españoles. Se poblaron las estancias abandonadas, había seguridad y tranquilidad en las ciudades, se podía recorrer los caminos que unían las unas a las otras, sin sobresaltos ni miedos (37).

No fue poco lo que Brigniel, Rejón y Navalón, sucesor éste de Jerónimo Rejón, llegaron a realizar en el Timbó, pero expulsados ellos en 1768, esa reducción sin raíces firmes, se deshizo, y los neófitos volvieron a los bosques, y en expresión muy gráfica y muy exacta de Dobrizhoffer"volvieron a destrozar las cervices de los españoles".

No fue una, sino varias, y tal vez muchas, las causas que obstaculizaron la conversión de los Abipones, debiendo ponerse en primer término la errada política de los gobernantes españoles que, lejos de averiguar quienes habían cometido un crimen, salían con tropas a castigar a los primeros con quienes tropezaban, fueran o no culpables, y muchas veces entraban a fuego y sangre en los habitats o poblaciones indígenas por crímenes cometidos por quienes se hallaban a centenares de leguas distantes de ese sitio.

Esta frecuente y flagrante injusticia es la que llegó a sembrar un odio profundo contra los hombres blancos, y lógicamente se extendía hasta los misioneros, sin que la caridad, generosidad y espíritu de sacrificio de éstos pudieran contrapesar los resultados de la errada política de los colonizadores.

En otro orden como el religioso, la conducta nada cristiana de muchos españolesy criollos, sólo nominalmente cristianos, contribuía al desprecio que sentíany mostraban los Abipones a todo lo espiritual y religioso, pues veían una grande, cuando no total divergencia entre la doctrina y la práctica religiosa en muchos de ellos, por más que los misioneros, como Klein, Brigniel, Cardiel, Navalón, Rejón, Dobrizhoffer, eran hombres ejemplares.

No diremos que las reducciones de Abipones fueron un fracaso, pero todavía en 1768, al ser expulsados los jesuitas, no habían llegado a tomar consistencia, y a ser los deseados núcleos de civilización contra la barbarie chaqueña. Existe una carta del Padre Klein, escrita al Visitador, Padre Nicolás Contucci, a 10 de octubre de 1763, que consigna lo que acabamos de manifestar, y que vale la pena se conozca en su parte pertinente:

"Respondo e lo que V. R. me pregunta acerca de los progresos o atrasos de este Pueblo de San Fernando de indios Abipones ydigo: Primeramente, que mirando el tiempo de 13 años ytres meses, que hace que se fundó dicho pueblo, es cierto, que no corresponde el fruto a los trabajos, gastos, celo yfervor, con que incesantemente me he solicitado su conversión: pues, fuera de las criaturas, apenes se han bautizado 15 de los adultos, y de éstos sólo 5 viven cristianamente; los demás casi todos volvieron a su modo de vivir antiguo, excepto tal cual que se logró "in artículo mortis".

"Por lo segundo, mientras Dios, Nuestro Señor, no fuere servido de alumbrarlos con sus poderosas luces, no hay hasta ahora esperanzas de que se logren aún los chiquitos bautizados, y que se críen con nosotros, porque luego que se animan a ejercer algún oficio de humildad, ya son tenidos por cobardes yesclavos viles del Padre, ytratados de los suyos con grande menosprecio, lo cual sienten en el alma, yson muy pocos y contados los que aguanten le befa, de donde nace, que el progreso en lo espiritual es muy corto, ysólo se ha separado en los grandes, que, cuando les llega le hora de la muerte, entonces empiezan e tener algún temor de Dios, aunque no todos, y entonces se han logrado algunos.

"Yen los chiquitos bautizados ya se ve une gran confianza en los PP. yno quieren ser ya curados en sus enfermedades de sus chupadores, sino por nosotros, aun contra la voluntad de sus padres; yesto es lo poco que en lo espiritual se ha conseguido de tantos años de fundación.

"Pero mirando a lo temporal, es grande el provecho, que ha sacado pare sí de la fundación de este pueblo la jurisdicción de Corrientes, la cual, antes reducidaa un breve recinto de 2 a 3 leguas, ahora se halla extendida a más de 50 y se ha llenado de gente ypoblaciones, que ya les faltan tierras, en donde poblar, por pasar ya la raya de su jurisdicción; porque, desde que se fundó este pueblo, Corrientes ha gozado de una paz octaviana, de modo, que no solamente no han hecho estos indios el más mínimo daño en esta jurisdicción, sino también han impedido el que lo hiciesen otros indios del Chaco, y aún han pasado epermitirles el corte de muchas ymuy buenas maderas en sus tierras, con las que no pocos de los correntinos han remediado su extremada pobreza.

"Estos y otros beneficios han recibido los Correntinos por medio de la fundación de este pueblo, pero es de llorar con lágrimas de sangre, que cuando en agradecimiento de tanto bien habían de ayudar a los Padres en la conversión de estos indios, no sólo no les ayudan, antes bien al contrario con sus pestilentes doctrinas ymalos ejemplos, destruyen todo lo que nosotros, día y noche, trabajamos".

"Yahora cuando hacen, alguna de las suyas, no sólo no los reprenden, sino antes bien vienen a comprar todos los hurtos y robos, que traen de los vivos y muertos, sin hacer caso de mi protesta, ni amenaza, ni de descomunión repetidas veces echada sobre éstos, así por los señores obispos, como por la sede vacante, ni del precio excesivo, que los indios los piden por sus hurtos, ysobre todo ahora traen licencia por escrito para poder hacer estos trucos, y aún generosos, del mismo Justicia mayor, don Diego Fernandez, quien ahora es Rey de Corrientes, estando haciendo burla de todo cuanto lo digo, de modo que aún los mismos indios me dicen: "No será mucha verdad lo que tú nos enseñas, pues los mismos españoles tus hermanos no hacen caso de tu doctrina; pues hurten, etc."

"De lo dicho podrá V. R. juzgar, como estamos yqué esperanzas podremos tener de hacer algún fruto, mientras la Divina Majestad no lo remedie, o por sí mismo o por medio de algún hombre, a quien su Infinita Bondad escogiera para este fin. V. R. nos encomiende muy de veras a Dios para que nos dé luz y acierto necesario, con que poder reducir a su rebaño estas ovejas perdidas" (38).

 

A fines del año 1765, como queda dicho, o a principios del siguiente, volvió Dobrizhoffer a la reducción de indios Itatines, denominada de San Joaquín, donde había estado años antes, y asumió el gobierno de lamisma, en reemplazo del Padre Fleishauer, que había sido trasladado a la de Santa Rosa. La reducción de San Joaquín, rodeada de campiñas y bosques, y ocupada por pacíficos indígenas, todos ellos cristianos e iniciados en la civilización, era un digno premio y una merecida recompensa, después de tantos trabajos y sinsabores, sufridos en la inculta y rebelde Timbó.

Su vida en San Joaquín fuetranquila y pacífica, y puede sintetizarse en las pocas, pero significativas palabras que estampó en su Historia de Abiponibus refiriéndose a esta época de su existencia en América: "Entre éstos neófitos Itatinguas del pueblo de San Joaquín pasé primero seis años ydespués otros dos (1765-1767) no sin placer y contentamiento de mi parte" (39).

Aunque de ordinario no salía del pueblo de San Joaquín, sabemos que en una oportunidad se lanzó a explorar lejanas e ignotas tierras en la región del Tarumá y Mbaeverá, haciendo al efecto, y en compañía de un grupo de valientes neófitos una expedición de cuarenta leguas. En su amenísimo libro no sólo relató con abundancia de detalles la áspera jornada, sino que dejó además un mapa con las rutas seguidas a través de bosques y esteros.

Lo cierto es que San Joaquín fue un paraíso para Dobrizhoffer, después de su infierno entre los Abipones, y sabemos que llegó a contar con tiempo y humor para hacer flores artificiales. Del estado próspero de la reducción de San Joaquín nos da testimonio el mismo Dobrizhoffer en un curioso autógrafo que de él conservamos. Su texto es como sigue:

"Certifico yo el abajo firmado, P. Martín Dobrizhoffer, yel P. Antonio Cortasa, ambos de la Compañía de Jesús, al Rey Nuestro Señor en su Real Consejo, ya los Señores Oficiales Reales de Buenos Aires, que el pueblo de San Joaquín de Indios Itatines, recién convertidos a Nuestra Santa Fe Católica Romana, perseveró todo este año de mil setecientos sesenta ycinco, yactualmente persevera, en número de trescientas sesenta yocho familias, yde mil seiscientas treinta ynueve almas, ya todos cristianos, fuera de tres catecúmenos, yque, por orden de nuestros Superiores los dos les asistimos. Y para que conste ser verdad, firmamos los dos con nuestros nombres en el dicho pueblo de San Joaquín, en los montes del Tarumá, el día 1 de octubre de mil setecientos sesenta yseis. Martín Dobrizhoffer, Antonio Cortasa" (40).

Su patriarcal estada en esta reducción fue súbitamente perturbarla en 1768, cuando se presentaron en San Joaquín, los emisarios del gobernador del Paraguay, Murphy, con la orden de aprisionar a los dos misioneros. El P. Iturri, en suBreve relación de lo sucedido en el arresto, nos dice que los misioneros de San Joaquín y de San Estanislao, ambos pueblos se hallaban en los montes de Tarumá, necesitaron"de mucha prudencia y eficacia para contener a los indios que, con las armas en las manos, trataban de defender a los Padres, especialmente los del pueblo de San Joaquín, que es de los dos el principal".

"El P. Martín Dobrizhoffer,añade Iturri,era el cura de este pueblo yestando solo, trabajó mucho por sosegarlo, como lo consiguió, quedándole sumamente agradecido el Comisario, Don Narciso Duarte, con los de su comisión, como que debía al Padre no menos que la vida yla de sus compañeros. Así lo escribió el mismo General Duarte al señor Murphy que le había enviado; yéste, después de muchas gracias que dió al P. Martín, le informó jurídicamente el Sr. Bucarelli" (41).

Todo lo que en esta ocasión acaeció debió de repercutir dolorosamente en la debilitada salud del buen jesuita. Cuando en 1748 vino al Paraguay, se hizo constar que tenía"bueno salud", pero, veinte años más tarde, ya no poseía. aquellas fuerzas y aquel temple. Las tribulaciones sufridas en el Timbó,y los sucesos adversos de 1767-1768, le postraron en el lecho, según consta de un documento que tenemos a la vista. En él, y con fecha de 17 de marzo de 1768, escribe Bucarelli que están en disposición de embarcarse 150 jesuitas, y que no se cuenta en este número a Martín Dobrizhoffer, pues"queda enfermo en el hospital" (42).

A fines de marzo del año 1768 pudo Dobrizhoffer unirse, a bordo de la fragata La Esmeralda, con sus hermanos de religión, y así lo hizo constar el capitán del barco. En este navío, y en compañía de los PP. Brigniel, Burgés, Iturri, Eyler, Sánchez Labrador, Juan García, José Ferragut, Roque Gorostiza, José Jolis, Francisco Miranda, Florian Baucke, y varios otros, menos conocidos, pero no menos beneméritos, cruzó Dobrizhoffer el Océano, después de abandonar las playas americanas. La grata y amena compañía de tantos y tan preclaros jesuitas, como con él iban en La Esmeralda, contribuiría sin duda a aminorar la añoranza de lo perdido y a suavizar la monotonía de la larga y pesada travesía.

Cuatro meses duró ésta. El día 16 de mayo zarpó La Esmeralda de Montevideo y, a fines de agosto, arribaba al puerto de Cádiez, desde donde fueron los expulsos trasbordados al puerto de Santa María. Dobrizhoffer y los demás jesuitas alemanes fueron recluidos en el convento de los Padres Franciscanos, y ahí estuvieron hasta el 19 de marzo de 1769, fecha en que partieron, unos con rumbo a Holanda, y otros en dirección a Italia. En agosto de aquel mismo año de 1769, llegó Dobrizhoffer a su querida ciudad de Viena.

Desde el primer momento, alojóse en la Casa profesa que, en esa ciudad, tenía la Compañía de Jesús,y comenzó a trabajar con ardor y asiduidad en todos los ministerios espirituales, pero muy particularmente en la predicación. Uno de sus antiguos biógrafos nos dice que"impigrum operarium se praestitit" (43), y por él mismo sabemos que ocupaba habitualmente la cátedra sagrada en la iglesia de Santa Teresa, y tenía también a su cuidado la Congregación de obreros jóvenes que, en la ciudad de Viena, habían instituido años antes, los padres de la Compañía de Jesús.

Por los Catálogos de la Provincia Austríaca de la Compañía de Jesús, sabemos que en 1770 se hallaba Dobrizhoffer en la dicha Casa Profesa de Viena, y era ayudante del Padre Bibliotecario; que en 1771 era además, uno de los sacerdotes que, una vez al mes, disertaba ante la comunidad sobre un tema ascético, y era además"operario", esto es, uno de los sacerdotes que atendían a las necesidades espirituales de los fieles. En 1772 era predicador en la Capilla de Santa Teresa, Director de la Congregación de Obreros jóvenes, platiquero doméstico, profesor en el Convictorio, y encargado de dar los puntos de meditación a los Hermanos Coadjutores, y, además operario.

La reina María Teresa, que conoció y trató a nuestro ex - misionero, gustaba grandemente de su conversación, y de oírle contar sus peripecias y aventuras en tierras americanas. Fue ella quien indujo a Dobrizhoffera poner por escrito sus recuerdos y dar al público las valiosas noticias etnográficas e históricas que tenía atesoradas en su privilegiada memoria. Felizmente cumplió Dobrizhoffer los deseos de la cultísima reinay, entre 1777-1782, escribió suHistoria de Abiponibus en tres nutridos volúmenes, aunque no llegó a publicarla hasta el año 1784.

Otro escrito de nuestro misionero es la valiosaydesconocida carta que, en 12 de enero de 1780, escribió a Bacmeister, y en la que, después de excusarse por no haber contestado antes a la que le dirigiera aquel ilustre sabio, manifiesta que ha estado ocupado en ciertos viajes, en preparar y predicar sus sermones semanales y en curar sus achaques."Ultimamente, ycon la autorización de nuestra augustísima reina, escribe Dobrizhoffer,he conseguido disponer de tiempo, pues me retiró del cargo de predicador: yconvenía, pues ya soy sexagenario ytengo una salud que está muy lejos de ser robusta (44).

Finalmente,agrega Stoeger,ese varón que era, ante todo, un buen religioso, al mismo tiempo que jovial y práctico en improvisar versos ycoplas, terminó sus días en el Hospital de los Hermanos de la Misericordia, en Viena, el día 17 de julio de 1791, cuando contaba setenta ycuatro unos de edad" (45).

Tales son las noticias biográficas que acerca del buen Martín Dobrizhoffer, hemos podido reunir. Buena parte de las mismas ya las habíamos adelantado en nuestro artículo publicado en 1928, pero ahora que se edita por primera vez en castellano su magna obra, las hemos actualizado y corregido en no pocos lugares, agregando noticias sobre aquellos momentos de su vida que mejor caracterizan su existencia heroica en el Chaco.

BIBLIOGRAFÍA : Tan solo dos de los escritos de Dobrizhoffer fueron publicados en vida de su autor, y resultaron sin duda los de mayor enjundia: suBrief... Über einige Fragen der Sprachenkunde antwortet (1780) y suHistoria de Abiponibus (1784). De ambas nos ocuparemos en estas líneas, señalando además los otros escritos éditos o inéditos quede Dobrizhoffer conocemos, y ampliando o corrigiendo los que sobre el mismo asunto consignáramos en nuestra monografía de 1928.

ESCRITOS ÉDITOS :

1.Carta del P. Martín Dobrizhoffer al P. Antonio Miranda, Rector del Colegio de la Asunción. Rosario de Abipones, 12 de octubre de 1764. Original en: Biblioteca Nacional de Santiago de Chile, Jesuítas, t. 288. Publicada en Furlong,Martín Dobrizhoffer cit. pp. 428-431.

2. Carta del P. Martín Dobrizhoffer al P. Antonio Miranda, Rector del Colegio de la Asunción. Rosario [de Abipones], 8 de enero de 1765. Original en: Biblioteca Nacional de Santiago de Chile, Jesuítas, t. 288. Publicada en: Furlong, Martín Dobrizhoffer cit. pp. 433-436.

3. Certificación "Certifico yo el abajo firmado, P. Martín Dobrizhoffer y el P. Antonio Cortasa...". Pueblo de San Joaquín, en los montes de Tarumá, 1 de octubre de 1766. Original autógrafo en: Archivo General de la Nación, Bs. As. VI-XIV-1. Publicada en: Furlong,Martín Dobrizhoffer cit. pp. 441-442.

4. Ein Brief geschrieben von Martin Dobrizhoffer an Inspector Hartwig Ludwig Christian Bacmeister in St. Petersburg in dem er ihn Über einige Fragen der Sprachenkunde antwoertet. Wien, 20 Januar 1780, pp. 96-106 del tomo IX delJournal Eur Kunstgeschichte und Allgemeine Litteretur (Nurenberg, 1780), publicado por Christian G. von Murr [Carta escrita por Martín Dobrizhoffer al Inspector Hartwig Christian Bacmeister, residente en San Petersburgo sobre unas frases en lenguas indígenas. Viena, 20 de enero de 1780].

Bacmeister había escrito a Dobrizhoffer pidiéndole le tradujera a varios idiomas americanos una lista de frases (23 en número) para cierta obra filológica que traía entre manos. Dobrizhoffer después de agradecerle el honor que le dispensaba, y de exponerle brevemente su vida y experiencias de misionero entre los indígenas de América, hace notar algunas peculiaridades o notas características de las lenguas americanas, particularmente de la abipona y guaraní, y expone la grande dificultad que halla en poner por escrito la pronunciación figurada de las voces y palabras de que constan las frases traducidas.

Al fin de éstas coloca la nota siguiente: "Así las traduzco yo. Si otro las tradujere de otra manera, no quieras imputar error o alucinación en mí, ni en el otro. Una misma cosa puede expresarse con diversas palabras yde manera diversa. Además recuerde Ud. que hay diversos dialectos en las diversas naciones. Por lo que toca a la pronunciación no es posible decir cuál sea, pues sólo de viva voz puede manifestarse".

Por lo que toca a la persona de Bacmeister y a sus relaciones amistosas con los PP. de la Compañía de Jesús escribe Dobrizhoffer:"Litteras tuas mihi jucundissimas fuisse, id sancte tibi affirmo. Magnopere equidem mihi gratulabar occasionem, in re tantilla Tibi gratificandi, qui de nobis semper honorifice, pro nobis dextre, acriterque toties scripsisti. Sententas Tuas, quas in linguis Americanis converti cupiebas, eodem quo accepi, vespere tradexi. Sed cum mexicanis de rebus Te jam scribere intellexerim, responsionem minime accelerandam putavi... ".

Bacmeister era alemán (1786-1806) pero desde 1773 se había radicado en San Petersburgo y estaba al frente del Colegio alemán de dicha ciudad. Además de sus conocidas obras de carácter histórico, como laHistoria de le Nación Sueca yLas memorias ydocumentos históricos de Pedro I, compuso una extensaBiblioteca Rusa y se dedicó con especial empeño a componer una vasta obra de índole filológica análoga a la que compusieron Adelung y Vater. La emperatriz Catalina II se interesó en la obra y obtuvo del rey de España el que se le remitieran cuantos libros y manuscritos podían hallarse en América sobre lenguas indígenas, muy principalmente los papeles y códices de los jesuitas. Al efecto expidió el señor ministro Antonio Porlier un oficio fechado a 13 de noviembre de 1787, a los señores virreyes de América, y pocos meses después remitieron éstos lo poco que pudieron hallar a mano (46).

El Marqués de Loreto contestó con fecha 6 de marzo de 1788 que remitiría a la mayor brevedad los libros pedidos y los catálogos de palabras, pero no sabemos si llegó a cumplir lo prometido. En elArchivo de Indias, de Sevilla donde pueden verse los documentos relativos a esta moción, hemos visto las listas de lo remitido por los diversos virreyes y gobernadores a excepción de la lista del Virrey del Río de la Plata. Tal vez el mencionado Marqués de Loreto no remitió las deseadas listas y esta fue la causa que movió a Bacmeister a solicitar datos y noticias al misionero austríaco.

Dobrizhoffer llenó su cometido y satisfizo plenamente los deseos del sabio alemán. No sabemos qué uso hizo de lo que le remitió el buen misionero, pero indudablemente fue él quien puso en manos del literato C. G. von Murr las notas y apuntes. Desgraciadamente elJournal Eur Kunstgeschichte... es un libro raro y de difícil adquisición, aun en la misma Alemania. Tan raray tan poco conocida es esta revista que bien puede considerarse como inédito cuanto en ella se ha publicado.

Nosotros hemos visto y utilizado el ejemplar que se conserva en laBiblioteca del Ignatius-Kolleg (Valkenburg-Holanda),y sacamos copia del interesante trabajo de Dobrizhoffer. La parte relativa a la lengua abipona es de indiscutible valor y muy de lamentar es que ni Lafone Quevedo, ni Adam, ni Pelleschi, ni otro alguno de cuantos se han ocupado de la lengua de los abipones haya conocido lo que tanto les hubiera servido.

Termina Dobrizhoffer su estudio con estas líneas alusivas a suHistoria de los Abipones:

"Lascosasde los abipones, su lengua, las oraciones, etc. las sabrás dentro de poco ymás extensamente por medio de mi libro, que hace ya dos años que terminé, y que ahora se está imprimiendo. Desde que con la licencia de nuestra augustísima reina, estoy libre del cargo de predicador (paso ya de los sesenta años ymi salud no está muy fuerte), me dedico a esta tarea, etc. Muy afecto yamante. Viene, 12 de enero de 1780".

5.Geschichte/ der/ Abiponer,/ ciner berittenen und kriegerischen Nation/ in/ Paraguay./ Bereichert/ mit einer Menge Beobachtungen Über die wilden Völkerchaften, Städte, Flüsse, vier Füssigen Thiere, Amphibien, Insekten, merkwürdigsten Schlangen, Fische, Vögel,/ Bäume, Pflanzen, und andere Eigenschaften dieses/ Provinz./ Verfasst/ von Herrn Abbe Martin Dobrizhoffer,/ achtzhen Jahre lang gewesen Missionar in Para-/ guay:/ Aus dem Lateinischen übersetz/ von A. Kreil./ (viñeta)/ Wien, Bei Joseph Edlen von Kurzbet k. k. Hofbuchdrucker, Gross-und Buchhandler 1783./ 3 volúmenes en 8’ 88 x 157 mm.

Vol. I: Port. y. en Bl. - Prólogo, 12 pp. s. f. Breves advertencias, 2 pp. s. f. - Indice, 4 pp. s. f. – Texto, pp. 1-564 Erratas, 4 pp. s. f.

Vol. II: Port. y. en Bl. - Texto, pp. 3-506 – Indice, 6 pp. s. f. – Erratas, 2 pp. s. f.

Vol. III: Port. - y. en Bl. – Indice 4 pp. s. f. Texto, pp. 8-608 Erratas, 3 pp. s. f.

Reproduce esta edición las mismas láminas de la edición latina sin variante alguna, y en cuanto hemos podido averiguarlo repite todo el texto del original, aunque con algunas pequeñas omisiones que, según nos advierte el profesor Maeder, han sido indicadas en la presente edición de la Universidad Nacional del Nordeste. El Prólogo que precede a la obra es de Dobrizhoffer. El traductor no ha tenido a bien indicar los motivos que le indujeron a verter esta obra ni el criterio observado, ni manifiesta en parte alguna lo que pensaba acerca del libro que tan hermosamente tradujo y editó.

De la persona del traductor sólo sabemos que se apellidaba A. Kreil y era profesor de la Universidad de Pest (47). Es muy probable que Kreil fuera algún amigo de Dobrizhoffer, o admirador de sus escritos, y parece que antes de publicarse la edición latina conocía el texto de la misma.

Si con referencia a la Historia de Abiponibus escribimos en 1928 que "al mismo tiempo que se imprimía le edición princeps en la lengua del Lacio, salía a luz la versión alemana (48), creemos ahora más exacto decir que al mismo tiempo que se imprimía la edición princeps en la lengua de laGermania, salía a luz la versión latina, ya que por sobre las conjeturas que entonces hacíamos, ha de prevalecer lo cronología que se indica en las portadas de ambas ediciones: 1783-1784 en la alemana, 1784 en la latina.

6. Historia/ de/ Abiponibus/ Equestri, Bellicosaque/ Paraquariae/ Natione/ Locupletata/ Copiosis Barbararum Gentium, Urbium,/ Fluminum, Ferarum, Amphibiorum, Insectorum, Ser-/ pentium Praecipuorum, Piscium, Avium, Arborum,/ Plantarum, Aliarumque Eiusdem Provinciae,/ Proprietatum Observationibus./ Authore/ Martino Dobrizhoffer/ Presbytero, Et Per Annos Duo De/ Viginti Paraquariae Missionario./ [viñeta]/ Viennae,/ Typis,/ Josephi Nob. De Kurzbek Caes. Reg. Aul. Tipog. et Bibliop./ Anno 1784./ 3 volúmenes en 8’ de 85 x 155 mm.

Vol. I: Port. - y. en Bl. con dos versos de Plauto in Truculento 2, 6. - Praefatio ad Lectorem 12 pp. s. f. - Una página en blanco - y. con lámina de dos soldados indios a caballo - Menda sic corrige 4 pp. s. f. - Texto, pp. 1-476 Index Primae Partis, 4 pp. s. f. -Anotaciones para pronunciar las palabras castellanas, guaraníesy abiponas, 2 pp. s. f.

Vol. Il: [Pars secunda] Port. - y. en Bl. - Texto, pp. 3-499 - Index rerum, 4 pp. s. f. -Menda sic corrige, 2 pp. s. f.

Vol. III: [Pars tertia] Port. - y. en Bl. - Texto, pp. 3-424 Index, 4 pp. s. f. – Menda sic corrige, 2 pp. s. f.

LaHistoria de Abiponibus está constituida en realidad por dos obras diversas entre sí, pero afines. Todo el I tomo versa sobre el Paraguay en general, y se refiere a toda su historia pasada y al estado en que se hallaba a fines del siglo XVIII. Nada omite Dobrizhoffer de cuanto puede ofrecer interés para la mejor inteligencia de los tomos II y III, que dedica exclusivamente a los indios abipones.

A las ediciones alemana y latina siguió la inglesa, no tan completa como aquéllas, pero hermosamente traducida:

7. An/ account/ of/ the Abipones,/ an equestrian people/ of/ Paraguay./ [bigote]/ From the latin of Martin Dobrizhoffer,/ eighteen years a missionary in that country./ [bigote]/ In three volumes/ VoL. I/ [filete doble]/ London:/ John Murray, Albemarle street./ 1822./ Printed by C. Roworth./ 3 volúmenes en 8’ de 84 x 158 mm.

Vol. I: Port. - y. con pie de imprenta - Prefacio, pp. [III]-VIII - Contents, pp. [IX]-XIl. Texto, [1]-485 - 1 página, en Bl.

Vol. Il: Port. - y. con pie de imprenta - Contents, pp. [III]-V -1 página en Bl. texto, pp. [1]-446.

Vol. III: Port. - y. con pie de imprenta - Contents, pp. [III]-Vl - Texto, pp. [1]-419 - 1 página en Bl.

ElPreface, en el volumen I, contiene una biografía de Dobrizhoffery un juicio acerca de su libro:"...There is no other work; which contains so full, so faithfull and so livelyan account of the South American tribes."

ESCRITOS INÉDITOS : Pocos son los escritos inéditos del P. Dobrizhoffer. De parte de los mismos sólo tenemos noticia de haberse escrito, aunque ignoramos su paradero actual, si es que aun existen.

A. Fórmula de la Profesión solemne del P. Martín Dobrizhoffer. "In Sacristia Collegi Sancti Francisci Xaverii, die 14. aprilis 1754". 1 Folio, autógrafo de Dobrizhoffer. Biblioteca Nacional de Río de Janeiro, 684-1 2; Museo Mitre, Bs. As., B. 18-1 18; A. G. N.,Ex fondo Biblioteca Nacional, 5097.

B. Carta del P. Martín Dobrizhoffer al P. José Fleshaber. San Joaquín, 9 de julio [de 1762 ?]. 1 h. y. en Bl. - Al pie y de otra mano: "Remitido a S. Joaquín por mano del P. Martín Dobrizhoffer el día 9 de julio". En: A. G. N. Bs. As.: IX-7-1, f. 727.

C. Razón de lo que recibió para la Reducción« de Abipones. Asunción, noviembre 24 de 1763. Original en el Arch. Nac. de Asunción. Dado a conocer por Viriato Díaz Pérez,Un capítulo de la Historia de Abiponibus, Revista del Paraguay Nº 2(Asunción, 1926) pp. 26-37.

D. Carta al Padre Visitador, Nicolás Contucci. Timbó, junio de 1774. Afirma Dobrizhoffer que"Al P. Visitador escribí por junio" [de 1764], en su carta del 8 de enero de 1765, publicada en G. Furlong,El P. Martín Dobrizhoffer cit. pp. 433-436.

E. Varias cartas al P. Antonio Miranda, Rector del Colegio de la Asunción (1764). En la carta del 12 de octubre de 1764, publicada en G. Furlong, El P. Martín Dobrizhoffer cit. pp. 429-431, dice: Ya se lo escribí muchas veces a V. R. el motivo que tengo de temer la venida de Benavídez, si aquí me hallo solo".

F. Carta al Hermano Procurador Miguel Martínez, 1764. En la carta del 8 de enero de 1765 ya citada, dice: "en carta que escribí al Hno. Procurador, le pedí algunas hostias, unos escarpines y no poco de arroz; También le dije, pida en mi nombre al P. Novat cinco varas de bayeta azul que pide una abipona en pago de un excelente caballo de paso..."

G. Carta al Maestre de Campo General D. Fulgencio de Yegros, Timbó, 25 de marzo de 1765. Cita esta carta el mismo Yegros en su exhorto del 10 de abril de 1765. Véase A. Audibert,Los límites de la antigua Provincia del Paraguay, Bs. As., 1892, 1ª parte, pp. 258-259.

H. Carta del 19 de noviembre de 1764. En la carta del 8 de enero de 1765 citada dice:"Por muy particular providencia de Dios logré una ocasión para poder despachar por las estancias carta al Paraguay, el día 19 de noviembre [de 1764].

I. Carta al P. Antonio Miranda, Rector del Colegio de la Asunción, Reducción de Nuestra Señora del Timbó, 14 de enero de 1766. Autógrafo de Dobrizhoffer. En Biblioteca Nac. de Sgo. de Chile, Jesuítas, t. 288.

J. Rudimentos de la lengua abipona. En suHistoria, III, p. 802, dice: "Si algún rato de ocio me quedaba... lo gastaba en trabajar mis rudimentos de la lengua Abipona. Si quid reliquum erat temporis, id conscribendis Abiponiae "linguae rudimentis impedi".

K. Vocabulario de la lengua abipona. En su Historie, II, p. 196, dice:"Escribí un vocabulario [de la lengua abipona]arreglado no por orden alfabético, sino al modo del Vestibulum linguarum de Amos Comenio, y hasta el presente conservo este manuscrito en mi poder. Vocabularium [linguae Abiponae]scripsi, non alphapetico ordine digestum, sed eo fere modo que Amos Comenius Vestibulum linguarum concinnaveratt, acin hanc diem retineo". Probablemente alude a estas dos obras J. y K. el P. Stoeger cuando escribe que a la muerte de Dobrizhoffer se hallaron entre sus papeles unos"Precepta Linguae Abiponae et Glosarium ejusdem". No hemos podido ver y examinar esos escritos de Dobrizhoffer, pero se nos ha asegurado que se conservan en Viena, Archivo de la Provincia Jesuítica de Austria.

L. Sermones en lengua alemana. Pronunciados entre 1772 y 1779.

M. Algunos sermones en lengua abipona.

La existencia de estos escritos constan en la reseña que hizo Stoeger de los papeles que se hallaron en poder de Dobrizhoffer poco después del fallecimiento del mismo, aunque aquél escribía en 1856.

MAPAS, PLANOS Y DIBUJOS: Los dos mapas compuestos y publicados por Dobrizhoffer, y las láminas que mandó grabar parra ilustrar su obra, merecen ser reseñados aparte por su importancia y por la frecuencia con que algunas de esas piezas han sido reeditadas.

Ocupa el primer lugar el notable y valioso:

1- Mappa Paraquariae/ in multis a me Correcta./ Quid si in pluribus porro per alios Corrigenda./ Authore M. D. eius provinciae Missionario. Fol. 300 x 337 mm. Que sea Dobrizhoffer el autor de esta pieza cartográfica se colige no tanto por el hecho de aparecer al fin del t. 2 de suHistoria de Abiponibus, cuanto porque las iniciales corresponden además a Martín Dobrizhoffer. Tenemos asimismo el testimonio de un contemporáneo, el P. Caballero, quien escribe que "plurimi habetur Charta geographica de Paraquaria ab codem confecta, quia reliquis, quae praecesserunt, multo correctior".(Bibliothecae, I. p. 126). Al pie del mapa se lee: "F. Asner fecit Viennae", frase que indudablemente alude al grabador. Comprende este mapa todo el territorio argentino desde el 11º al 370º de latitud sur y desde el 53º al 72º de longitud. Las líneas generales están marcadas con bastante exactitud y precisión. Con sobrada razón afirma el doctor Luis M. Torres que "esta pieza cartográfica es por sus detalles una de las más demostrativas que se conocen de aquella época" y que "desde los puntos de vista hidrográficoy toponímico, no es inferior a otras piezas cartográficas que le son equiparables como las de Matorras, Arias Hidalgo, Robin de Célis, Malaver, Cornejo, Castillo, Azara, Eizur, y las mismas que publican los padres Hernández y Pastells". Este mapa de Dobrizhoffer fue reeditado al fin del t. 2 de la edición alemana del libro de nuestro misionero, traducido por Kreil y editado en Viena. Hemos confrontado los dos mapas y no cabe duda que para ambos se utilizó el mismo clisé. La identidad es absoluta, aunque la calidad del papel es diversa. El señor Hans Seckt reprodujo el mismo mapa en forma facsimilar y por procedimiento fotocópico. Hállase en una hoja plegada, del mismo tamaño del original, entre pp. 108 y 109 del citado estudio.

2. Mappa regionis/ Taruma & Mbaéverá. Fol. 193 x 237 mm. Intercalado entre pp. 68-69 del t. I ed. lat. Dobrizhoffer es el autor de este mapa según se colige de las frases que estampó al pie del mismo: "Punctula denotant mea in quaerendis Barbaris itinera... Los puntitos corresponden a los caminos que hice para dar con los bárbaros..." y efectivamente están en conformidad con lo que describe en las pp. 68 y ss. del t. II de la Historia de Abiponibus.

3. Colonia Abiponum A. Rosario & S. Carolo dicta A. Barbaris mocobiis, Tobis & Oaekakalotis Equitibus Circiter Sexcentis oppugnata año 1765 die 2 Augusti. Fol. 193 x 234 mm. Intercalado entre pp. 356-357 del t. III ed. Lat.

4. [Cuadro de cinco indios abipones armados y en viaje.] 1 h. 150 x 223 mm. Intercalado entre pp. 88-89 del t. I ed. lat.

5. [Cuadro de tres guerreros abipones. Fin el fondo un ejército en actitud bélica.] 1 h. 162 x 195 mm. Al fin del t. III ed. lat.

6. [Grupos de abipones montados a caballo.] 1 h. 93 x 142 mm. Al frente de la ed. lat. y alemana. Al pie de la lámina se lee"F. Asner se." y debajo como rótulo:Hi jam terga, fugae, jam pugnae pectora praebent".

7. Abiponum varias aetatis effigies. 1 h. 144 x 175 mm. Intercalado entre pp. 30-31 ed. lat. t. II.

8. [Ictiología americana]. Palometa, raya y armado. 1 hs. 100 x 150 mm. Intercalado entre pp. 366-367 del t. I ed. lat.

9. [Ofidismo americano.] 1 h. 100 x 130 mm. Intercalado al fin del t. II ed. lat. MDCCXXXII.

10.Census annus triginta Oppidorum Quaranicorum Anni MDCCXXXII. Folio plegado. Intercalado en pp. 422 - 423 ed. lat. t. III. Guillermo Furlong S. J.

Fuente: HISTORIA DE LOS ABIPONES. VOL. I, Resistencia (R.A.): UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE, 1967. 569 pp. Traducción de EDMUNDO WERNICKE. Edición digital: www.bvp.org. py (Espacio no activo a Octubre 2012)








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