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MANUEL ORTIZ GUERRERO (+)
  SURGENTE POEMAS - Poemario de MANUEL ORTIZ GUERRERO


SURGENTE POEMAS - Poemario de MANUEL ORTIZ GUERRERO

SURGENTE POEMAS 

Poemario de MANUEL ORTIZ GUERRERO
 
 
Fluye de la indiferencia
 
roca, la mansa surgente,
 
fluye con fuerza inocente,
 
fluye... fluye eternamente.
 
Asunción (1922)
 
 
PRÓLOGO A "SURGENTE"
 
 
Jamás la mala suerte persiguió con mayor encono a un mortal. "Todo, todo perdí. Siempre el destino gana la apuesta de la vida", canta el joven homérida, y es justo observar que estos versos no son hijos de la ficción romántica del dolor, sino un grito del alma que se eleva de la grosera urna carnal, como en el incendio se eleva la llama hacia el azul, cual un canto flamígero.
 
Sí; los versos de Ortiz Guerrero son a manera de llamas - una llama azul eléctrica, tenue, ligera, que vuela sobre los graneles dolores de la vida como fuegos fatuos sobre la pestilencia de los esteros, o que llega muy alto, y entonces es como una estrella. Por su música, y porque en sus estrofas enarca a veces el cisne su albo cuello, y florecen eucarísticos lirios, es fácil descubrir en las poesías de Ortiz Guerrero la influencia, a ratos atenuada, a ratos ausente, de Darío, pero las anima siempre una in-tensa emoción humana que raras veces se sorprende en los versos del orfebre Rubén. Señalo una característica, no hago una comparación.
 
Ya en su cuna, el poeta sintió pasar sobre la frente el hálito helado de la Intrusa. Manuel Ortiz Guerrero nació cuando su madre se moría. El recuerdo de la madre que no conoció nunca, suele encender vagas llamas de melancolía en sus grandes ojos. Creció en una quinta poblada de árboles, de pájaros y flores, al lado de una abuela maternal, una anciana enérgica y suave, que nos quería de corazón a todos los amigos del hijo adoptivo, y nos obsequiaba con sabrosas frutas.
 
Hace diez años conocí a Ortiz Guerrero, cuando éramos niños bulliciosos y pendencieros de la escuela. Le admirábamos por ser un excelente recitador. De abiertos ojos, "ojos color de lontananza", y largas pestañas, de cabellos negros y ensortijados, ancha y abombada la frente, grande la boca y abultada y nerviosa la nariz, poseía el don de la elocuencia. Reía ruidosamente, accionaba como un orador y su voz fuerte, clara y musical, sabía dar a cada palabra el tono que realza su belleza, el ritmo que la vuelve alada o plástica.
 
Juntos nos iniciamos en las letras. Con Leopoldo Ramos Jiménez, alma en perenne vibración, formábamos una trilogía fantástica, discutidora y ambiciosa. Buenos burgueses hubo que proclamaron nuestra locura. Constituíamos sociedades secretas, nos paseábamos por los anchos boulevares que ciñen a la ciudad guaireña, discutíamos en voz alta sobre anarquismo, socialismo, estética, espiritismo; recitábamos nuestros versos y nuestras prosas, pero ¡qué prosas y qué versos! ¡Oh, dulces pecados de la adolescencia, cómo vives en recuerdo!
 
De pronto, el trío ruidoso enmudecía. Silenciosos, regresábamos a nuestras casas, pensando en el binomio de Newton, en el teorema de Euclides y en el implacable profesor de álgebra. Una deliciosa quietud flotaba sobre nuestra ciudad natal. Las casas, con sus amplios patios poblados de naranjos; con sus huertos de flores y verduras, ostentaban sus rojos tejados y sus paredes blanqueadas de cal. Alguna voz femenina cantaba en la oscuridad de los aposentos. Las estrellas y los cocuyos encendían sus luces ligeras, en el cielo y en las calles, y allá en el naciente, se cubría de sombras una larga cadena de cerros que, no sé si Ramos Jiménez o si Ortiz Guerrero, comparó una vez con verde y enorme boa adormilada. Aquel hallazgo literario nos pareció de perlas.
 
Después... el obligado viaje a la Asunción, la terrible vida de la bohemia, las tristezas profundas y las alegrías sin causa, las semanas sin pan y los raros días de un hartazgo hipócrita. Y el talento inédito ... .y el orgullo irredimible ...
 
Una noche -era día de las ánimas- aparece Ortiz Guerrero con porte sospechoso. Le palpamos y ¡oh prodigio! descubrimos en su cintura un depósito de bujías. Medio amoscado, el poeta tuvo que referirnos su aventura: el escalamiento de una muralla, su audaz incursión en el cementerio de la Recoleta, su ... ¡El problema de la luz teníamos resuelto por varios días!
 
Pero he aquí que el alma de los difuntos persigue al poeta, reclamándole el fruto de su pecado venial. De noche, sobre todo, -según él- jauría de invisibles euménides le vociferaba su ira en el aposento solitario. ¡Cambió de domicilio y jamás reeditó la singular aventura!
 
Entre tanto, la enfermedad roía su organismo. Hecho un Job andante, tuvo que volver a Villarrica, apuñalado en su carne por terribles y venenosos dardos. Allá vive. Ha pintado su silencioso vivir en versos emocionantes:  
 
 
 
. . . Puesto de codo  
Miro pasar la vieja caravana  
Rumbo a la sombra. - Pienso que en el lodo  
Hay el secreto de la dicha humana.  
-¡Voy!
-¿Dónde?
-Voy al valle donde duerme  
El alma del silencio, quiero calma;  
Mucho mal me hizo el mundo hasta morderme  
Como un áspid.  
-¿Quién habla?  
-De la vida  
Un peregrino que ya grande el alma  
De tanto sufrir tiene y bien transida  
La materia ...  
-¿Qué llevas, peregrino  
De unos ojos color de lontananza,  
Para abrevar tu sed en el camino?  
-Una gota de estrella: la esperanza  
Y mi amor que ha besado el gris invierno,  
Para ir a enterrar junto al eterno  
Manantial donde el Todo se alimenta.  
-¿Lo oís?  
 
 
"Hiere tu corazón, ahí está el genio" - Canta de Musset. Y este joven artista, hermano mío por el cariño que le profeso y por nuestros comunes ensueños de belleza, supo cumplir como ninguno el amargo mandato del poeta. Herido en su corazón, en su ser físico, ha cantado, en versos que no morirán, sus dolores inmortales, sus vagas saudades. Ha cantado al amor y a las estrellas, a la mujer y a los lirios. Y ¡qué profunda y espiritual verdad, qué intenso y divino dolor, palpitan en sus estrofas transparentes!
 
Nada más trágica, sin embargo, que la vida de Ortiz Guerrero. Su alma exquisita, enamorada de todo lo excelso que hay sobre la tierra, solloza y tiembla con un ansia de emprender vuelos infinitos, de abandonar la miseria y humana envoltura que la retiene sobre el haz del globo. Engarza sus versos, trabajados sin cálculos ni métodos por su creadora fantasía; los impregna en la propia tristeza, y los lanza sobre el mundo como bandadas armoniosas de pájaros divinos.
 
¿A dónde van?
 
Hacia la eternidad, es decir, hacia el corazón -de los hombres. Este poeta, que vive con los pies en el lodo y la frente en la región de las estrellas, ennoblece, con arte taumaturgo, su miseria. El destino ha clavado en su pecho todos los dardos del mal y de la impureza. Pero él -¡oh, poder de la poesía- vence a su destino convirtiendo en enormes flores rojas las llagas de su pecho, en canto de resignación los roncos gemidos que oprimen su garganta, en poema de martirio, y en suprema belleza las fealdades que le acribillan sin cesar!
 
¿No dijo acaso que "en el lodo hay el secreto de la dicha humana"? Y el de la belleza, pudo agregar.
 
¡Qué egoísta somos!
 
Nos place escuchar la alondra cegada por el alfiler de oro, que prorrumpe en musicales quejas sin sospechar la armonía de su canto. Y hasta se nos antoja bendecir los males del poeta. Si a precio de su dolor hemos de gozar eternamente las maravillas de sus versos. ¡Y no pensamos en la luz ausente que llora la alondra ni en el sufrimiento que hace cantar a los poetas!
 
 
 
NOSTALGIA
 
Purísimo lirio, blanco lirio mío
hecho de sonrisa de amor y de luz:
en la noche suave mi oración te envío
puesto de rodillas, mis manos en cruz.

 
Y no sé ni dónde te abrirás, fragante
lirio que perfumas mi imaginación,
pero soy tu extático devoto y amante,
tú haces de mi vida, arte y religión.
 
Por ti esta nostalgia de dulzura antigua
que en versos rosados me hace suspirar,
por ti siento a veces la ansiedad ambigua
de llorar a mares y... beber el mar.

 
Eres flor de un alma que está triste y sola,
por quien sufre mi alma, loca de ansiedad:
tus pétalos tienen pálida aureola
que hasta mí difunde tenue claridad.
 
Hace veinte años, salió una mañana
llena de perfumes y de tornasol,
mi reina sabina, con su caravana,
rumbo hacia tu oasis de vida y de sol,

 
portando en la giba de sus dromedarios
oro de mis versos, miel de mi canción,
sueño y esperanza de mis incensarios
y las piedras rosas de mi adoración.

 
Hace veinte años que mi sueño, errante
caravana blanca de mi devoción,
te busca, mi lirio remoto y fragante,
blanco lirio, lirio de mi corazón.

 
Ignoro qué clima, qué región remota
tu perfume aspira, purísima flor;
a mi alma llega tu fragancia ignota
y a tu nombre digo mi oración de amor.
 
¿Es tu principado la Groenlandia, fría?
¿En tu savia llevas sangre de mujer?
Soñador perpetuo, ¿te hallaré algún día,
lirio inmaculado que adoro sin ver?

 
En mi misma vida tu raíz se esconde,
flor insigne y rara, lirio del amor,
y tú, lirio mío, te abres no sé dónde
para que de hinojos te ame un pecador.

 
¿Abres tu corola de luz y sonrisa
al sol de la India o Suecia de tul?
¿Eres de la España sonora y castiza,
o vives a orillas del Danubio azul?

 
¿Cuándo he de besarte, blanco lirio mío,
con sed infinita de fragancia y luz? ...
Yo no sé si existes: mi oración te envío
puesto de rodillas, mis manos en cruz.
 
 
 

TARDE GLAUCA


Dejan la torre con melancolía

vibrantes pájaros que van de viaje...

Pasan, aleteando su armonía

la oración sobre el alma del paisaje.

 

Por los flecos purpúreos del celaje

sangrantes rosas de oro, se diría,

en el combo de un cielo hecho de encaje

y no sé qué divina orfebrería.

 

A lo lejos, nevada garza en vuelo

parece la blancura de un pañuelo

que agitase su adiós desesperante,

y entre el césped, laguna musicante

semeja, sobre un verde terciopelo

olvidado en la tarde, un gran diamante.


Fechada el 14-IV-1915.

 
 
 
RAÍDA PÖTÍ
 
Rumbo a la espesura, donde la fontana
late en el silencio como un alma humana
que padece a solas inconfeso mal;
donde la insinuante voz de la torcaza
la húmeda tristeza de la tarde pasa
cual si fuera un largo lírico puñal.

 
-La fuente es la fresca sangre de la tierra
que baja del áurea vena de la sierra
y llora escondida detrás de un zarzal;
es la fuente limpia, sonora hemorragia
de música y sueños, de perlas y magia
que sangra con una paciencia eternal.-
 
Sobre el raso verde de fragantes pastos,
propio para blancos corderitos castos
que fueran de viejos magos guaraní,
como una escapada ninfa tentadora,
con sus pies de lirio húmedo de aurora,
corre hacia la fuente la "raída pötí".

 
En campos de lunas dos negros anfibios:
flagelan sus hombros de mármoles tibios
dos trenzas, más negras que antenas del mal,
y hay en su peineta piedras incrustadas,
como parpadeantes pupilas aguadas
de estrellas enfermas, en noche otoñal.
 
Sus dedos de rosa, que oprimen anillos
que fueran de Persia, cuajados de brillo,
destilan doradas gotas de "eireté";
sus pies, transparentes como alas de sueño,
podrán, sobre el hilo de un verso guaireño,
llegar a la luna, viajeros de fe.

 
Dos conos de nieve, de jazmín y lino,
cúpulas labradas de témpano andino,
colinas de armiño, luceros "reñói",
semejan sus senos de suave opulencia,
que van titilando como con cadencia
bajo los encajes del níveo "typói".
 
Azucena humana, más blanca que plumas
de paloma blanca: con temblor de espumas,
su cuerpo prestigia tenue ñandutí;
rival de la noche por sus negros ojos,
del clavel de España por sus labios rojos...
pasa y queda el viento "jhy-acuá vú-reí".

 
¿Dónde va la ninfa? Temo que la roben
los gnomos del bosque; ¿no estará algún joven
sátiro emboscado tras del matorral?
¿Será que la virgen no tiene sospecha
que haya una serpiente que espera y asecha
dentro del secreto del tembladeral?
 
Bajo sus guayabos de suave fragancia
^no vendrán a amarla los grandes de Francia?
¿Qué manos labriegas han de destrenzar
esa cabellera negra cual la envidia?
Y si el amor mata de sutil perfidia
¿también esos ojos tendrán que llorar?

 
¿Cuál paje obediente pagado en sonrisas,
le tiende la hamaca movida por brisas
bajo de los frescos naranjos en flor?
Junto a su ventana, ¿qué amante guitarra
el alma sonora de un canto desgarra,
en manos de un dulce trovero de amor?
 
¿Un artista joven no vendrá algún día,
tejedor de aromas, trinos y armonía,
para ver la criolla reina sin rival
habladora en lengua de esparcido ungüento,
con rumor al suave secreto del viento
que va suspirando bajo del rosal?
 
Va con el nervioso ritmar de la ola,
al viento la rauda mantilla española
que cubre su espalda de limpio marfil;
rumbo a la fontana que en la tarde llora,
con sus pies de lirio húmedo de aurora,
pasa... sobre el césped de la "raída pötí".
 
 

 
COMUNIÓN
 
Bien amada sedeña: ven conmigo; la siesta
está con sus colores como un rosal en fiesta.
Ven, amada: desnuda tus pies como de aurora
y... vamos a la sombra de la selva sonora.
Vamos junto a la peña donde ha tomado asiento
el indio pensativo que murió de tormento.

 
Tengo hambre de los dulces milagrosos beleños
que la miel aromada de tu lengua me enseña;
deja que sobre tu hombro, como un fardo de sueños,
incline mi cabeza, bien amada sedeña.
 
Ambularemos juntos como dioses perdidos,
bajo los naranjales y las lianas en flor,
rondaránnos por guardia las pintorescas fieras,
y esponjarán la cola, y rugirán de amor.

 
Eres nota y perfume de mis grandes tristezas,
de la luz de tus ojos son mis ojos avaros...
Siéntate en esta peña, te diré mil bellezas
que en el siglo no han dicho los poetas más raros.

 
Ambula, amada mía, bajo la oliente fronda
la sombra pesarosa de un Mariscal vencido,
y como si sintieran veneración tan honda,
a su paso se inclinan los laureles, sin ruido.

 
Guaraní melancólico de la fama perenne,
se arrodilló a la Luna junto a la misma peña...
Y acarició la raza bajo el tayî solemne,
no sé qué sueños de oro, bien amada sedeña.
 
Sobre esta verde grama y estos dorados yuyos,
inconsolable un día se arrojó Urutaú
llorando; la de los ojos negros como los tuyos
y muslos armoniosos; única, como tú.

 
****

Vamos a la caverna do las estalactitas
son lágrimas serenas con que las rocas lloran
su gran dolor de siglos, y donde tus benditas
hermanas invioladas, las hadas blancas, moran.

 
Y oficiemos la misa, que ha callado hasta el viento
para darnos oído. Que tu boca hecha flor
sea el cáliz divino, perfumado y sangriento,
y por mí y por el indio que murió de tormento
dame, amada, tu pura hostia pura de amor.
Paseo, 1916
 
 
 
 
RITMOS DE VIDA
(FRAGMENTOS)
 
Felices enfermos del amor bendito
que imposible creen vivir sin soñar,
son los que padecen la sed de infinito
en el poema dulce de Elena y Oscar.

 
En la hora santa de amor y de vida,
cuando la nocturna sombra auspiciadora
vela sobre el mundo, como su "querida"
morena enjoyada que el rocío llora,
 
deshojaron rosas desde los balcones
que dan hacia el valle del Silencio, abiertos
para los hambrientos de más sensaciones
que gustaron todos de los desaciertos,
 
y aun tienen ansias de sentirse ausentes
de su propia carne, lejos de sí mismos,
de palpar los sueños rojos y candentes
sentados al borde de su propio abismo.

 
En esos balcones, parece que un viento
llega desde el otro lado de la vida
lleno de frescura y enternecimiento,
que hasta la gran pena de vivir se olvida;

 
se cuajan las íntimas bellezas soñadas
en el linde aguado de la lontananza,
y arriban las suaves brisas perfumadas
que a las almas preñan de amor y esperanza.
 
En esos balcones del Sueño, suspensos
vivieron cien raudos años de esplendores
cuajados de gloria; cien años, condensos
en un estupendo minuto de amores.
……………………………………………………

Elena amorosa de ojos vesperales
y Oscar, de sedosos bucles renegridos,
prestan los motivos hondos y fatales
para que estos versos sean versos vividos;
 
versos que florecen en la lejanía
de una novelesca dicha ya perdida,
versos en que flota la tibia poesía
de probar la dulce "manzana prohibida".
 
Después que pidieron a suaves beleños,
las dosis sagradas de ansias inmortales
y, que se empaparon, en hondos ensueños,
de todas las caras bellezas triunfales

 
que alientan las locas almas juveniles,
enfermas de grandes fiebres incurables,
adoraron juntos las diosas seniles
que auspician los goces tiernos e inefables!
 
Juntaron los labios, de pasión candentes,
y encendieron juntos, en el templo oculto,
el fuego sagrado de sueños vehementes
y a la Primavera rindieron un culto.
 
De todos los vasos los vinos mejores
que exaltan, sutiles, los cinco sentidos
inflaman los besos de los amadores
sobre los intactos senos florecidos...

 
¡De todos los vasos buscaron el fondo!
Después que pasaron, bebiendo poesía
en el suprambiente de un éxtasis hondo,
que el amor provoca, de sabiduría;
 
bajaron al césped fresco de delicia
donde la materia sensual se elabora
la carne rosada para la caricia
bajo la ley sacra, bella y pecadora,
 
que auspicia el engendro, nutre los ovarios,
y es la ley suprema que rige la eterna
sinfonía celeste –ritmos planetarios-
dulce como es dulce la canción materna;
 
fecunda las secas entrañas de piedra
de negros peñascos y cubre de rosas
los muros inermes vestidos de yedra;
¡y en secreto gesta razas luminosas!
 
¡Oh amor, por ti se hincha la ubre gigantesca
de la madre Tierra, generosa y buena;
por ti fluye y triunfa la delicia fresca
de la primavera que sube en la vena!
 
Por ti la paloma que arrulla el boscaje
tal vez al suave calor de un anhelo,
por ti en las cavernas rugen de coraje
panteras en cinta y leonas en celo;
 
por ti este poema que tiene fragancia
de las olorosas flores en connubio,
cuando la radiosa primavera escancia
el raudal dorado de su polen rubio!

 
Oscar con Elena vivieron la plena
vida de los sueños, fragante de besos;
lloraron de dicha, cantaron de pena
y amantes probaron todos los excesos.

 
Pecar es sublime, sagrado y divino,
el amor es cumbre que hasta Dios se eleva;
sólo el que ha pecado cumplió su destino,
manantial perpetuo de la Vida Nueva.
 
Bendito mil veces el sacro minuto
de arrojar al surco chispazos de vida,
¡bendito el pecado, bendito es el fruto
de la milagrosa manzana prohibida!

………………………………………………….

Y en una mañana de las más hermosas
llegó la cruel hora de la despedida:
el barco ligero de velamen rosa
se perdió en la bruma llevando la vida.
 
Llevando la Elena de ojos vesperales,
la que reina y maga del amor, solía
abrir los balcones de sueños astrales
y matar a besos la melancolía.
 
El recuerdo queda de lo así vivido
como una columna solitaria y trunca ...
Una azul mañana Elena se ha ido
y tal vez no vuelva, ya no vuelva nunca.
 
 
 
 

ÍNDICE - SURGENTE (poemas)

·         Bebe/ Nostalgia/ Para tu Sortija Ideal/ Suma de Bienes/  Tarde Glauca/  Raida Poti/ Al Poeta/ ¡Loca!/  Remember/ ¡Pasa!/ Leopoldina/ Ritmos de Vida/ Promesa en Flor/ Claro Lunar/ Ofrendaría/ Canción de Ensueño/ Saudade/ Ermelinda/ Serenata/ Delirio de Pizzicatos/ El Bohemio/ La Amada Inefable/ El Maestro/ Aromas/ Sonata Blanca/  Jamás/ Alabanza/ En el Belvedere/ Comunión/ La Amarga Plegaria de unos Labios en Flor/ En Voz Honda/ Magdalena Eterna/ Schubert en tu Piano/ Maternidad/ La Gran Conquista/ Hacia el Olvido/ Introducción del Poema “Urutaú”/ La Guitarra del Desengaño/ Mi Verso.
 
Fuente: OBRAS COMPLETAS de MANUEL ORTÍZ GUERRERO. Prólogo de Arturo Alsina. Ilustración de Julio César Vergottini © Patronato de Leprosos del Paraguay. Editorial Manuel Ortiz Guerrero, Asunción-Paraguay 1969 (383 páginas)
 
 
 
 
 
ENLACE INTERNO A LA TERCERA EDICIÓN DEL LIBRO
 
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MANUEL ORTIZ GUERRERO - OBRAS COMPLETAS
 
Editorial Manuel Ortiz Guerrero
 
 
© Patronato de Leprosos del Paraguay
 
1ª Edición, 1952. - 2ª Edición, 1969. - 3ª Edición, 2010.
 
Asunción – Paraguay
 
Enero 2010 – 398 páginas.

 
En caso de interés para compra,
 
Comunicarse al número: 595 21 226.792/ 208.914
 
Contacto: WILSON BERNAL
 
 
 
 
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