CARTAS A MI HERMANO
Por GABRIEL CASACCIA
Libro Paraguayo del Mes
NAPA Nº 18
Asunción-Paraguay Abril 1982
ÍNDICE
FECHA DE LAS CARTAS:
-
10 de Enero de 1937
-
28 de Junio de 1937
-
15 de Noviembre de 1937
-
27 de Diciembre de 1937
-
12 de Septiembre de 1938
-
26 de Septiembre de 1938
-
7 de Noviembre de 1938
-
28 de Noviembre de 1938
-
5 de Mayo de 1939
-
19 de Mayo de 1939
-
27 de Mayo de 1939
-
30 de Mayo de 1939
-
16 de Junio de 1939
-
22 de Junio de 1939
-
25 de Marzo de 1939
-
3 de Abril de 1940
-
16 de Agosto de 1940
-
15 de Agosto de 1941
-
19 de Agosto de 1941
-
1 de Octubre de 1943
-
9 de Octubre de 1943
-
5 de noviembre de 1943
-
4 de abril de 1944
-
10 de Agosto de 1944
-
25 de Febrero de 1945
-
17 de Marzo de 1945
-
24 de Abril de 1945
-
30 de Abril de 1945
-
7 de Mayo de 1945
-
9 de Junio de 1945
-
27 de Junio de 1945
-
1º de Agosto de 194
-
6 de Septiembre de 1945
-
27 de Septiembre de 1945
-
29 de Septiembre de 1945
-
3 de Octubre de 1945
-
6 de Octubre de 1945
-
20 de Octubre de 1945
-
29 de Octubre d0 1945
-
8 de Noviembre de 1945
-
21 de Noviembre de 1945
-
2 de Diciembre de 1945
-
4 de Septiembre de 1946
-
9 de Septiembre de 1946
-
10 de Septiembre de 1946
-
14 de Septiembre de 1946
-
18 de Septiembre de 1946
-
29 de Septiembre de 1946
-
2 de Octubre de 1946
-
1º de Noviembre de 1946
-
18 de Noviembre de 1946
-
1 de Mayo de 1947
-
19 de Marzo de 1948
-
13 de Junio de 1948
-
9 de Julio de 1948
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Posadas, 10 de Enero de 1937.(Primera)
César Alberto:
Las cosas poseen un poder singular y misterioso, que obran sobre nuestro espíritu mucho más allá de la zona clara de la conciencia, en aquella parte desconocida y profunda en donde nacen y se desarrollan tantos impulsos y sentimientos, cuyo origen es difícil de determinar. No otra reflexión puede producirme esa nostalgia que siento por Areguá y sus atardeceres henchidos de tristeza, con alma, y sus noches con luminarias de estrellas. ¿No has oído, en la claridad de sus noches, su respiración profunda? ¿No has sentido el ruido de su pecho cuando se hincha, se alza, y luego su aliento anhelante, caliente? Siéntate solo, en medio de "la loma", cuando ya no se oye sino el chisporroteo de las estrellas en el cielo y sentirás el alma de Areguá, su alentar hondo y lejano. ¿No recuerdas aquellas narices sumergidos en el aire negro de la noche? Nuestro espíritu se impregnaba de ese silencio poblado de multitud de pequeños ruidos, que se encendían y apagaban como luciérnagas, y así, sin advertirlo, toda la noche estaba dentro de nosotros y nosotros en ella. ¿Qué dicha poder gustar el reverdecimiento, como las yerbas de Areguá después de los días de lluvia, de aquellos instantes de mística comunión?
Has pensado alguna vez en la posesión y sojuzgamiento de nuestra alma por el alma de las cosas. En esos momentos, Areguá iba apoderándose de mi espíritu, poseyéndolo, haciéndolo suyo, de tal suerte que nunca más lo pudiese olvidar, para que por más lejos que estuviese, al recordarlo me invadiese la nostalgia y el anhelo de correr a mojarme las manos y la cara en el agua de plata de su luna. Areguá se venga de mí en este estío, y me envía el canto de sus chicharras para hacerme recordar que le he sido infiel. Y esas ruidosas mensajeras todos los atardeceres me dibujan en la memoria con sus cantos, la loma, su iglesia, su horizonte de follajes y montes. Es incalculable el influjo que ha ejercido Areguá en la formación de mis sentimientos y en mi manera de ver y sentir la Naturaleza. Tal vez lo lleve, sin saberlo, mezclado para siempre en todos los actos de mi vida. A este respecto es muy interesante y digno de ser meditado, lo que dice Rainer María Rilke en "Lettres à un jeune poete", en su última carta, que te traduzco; y a Dios encomiéndate: "He pensado a menudo en usted en estos días de fiesta. Lo veo tranquilo en su fuerte, perdido en medio de esas montañas desiertas, azotadas por los grandes vientos del mediodía, como para devorarlas con buen diente. ¡Qué soberana esa calma que guarda tales ruidos, tales fuerzas en movimiento. Y cuando se piensa que a todo eso hay que agregarle la presencia del mar, sin embargo lejano, y que resuena como el son más íntimo de una armonía prehistórica, uno no puede menos que desear que usted se abandone con fe y paciencia a la acción de esta soledad (en otra carta te escribiré algo sobre el papel preponderante y principalísimo que Rilke le da a la soledad en la formación de un espíritu y de un artista, y que Grasset en sus comentarios toca también) magnífica. Nada obrará más sobre su vida. Ella actuará en silencio, de una manera continua y eficaz, como una fuerza desconocida sobre todo lo que usted haga y viva, como obra en nosotros la sangre de nuestros antecesores.
Este año he leído tres libros que me han conmovido profundamente y que me han hecho dar un gran paso en la tarea que he emprendido de encontrarle una actividad a mi espíritu y una razón de ser a mi vida. Me doy cuenta de que en la filosofía hallaría tal "vez respuesta satisfactoria a estos problemas fundamentales y perentorios en toda vida que se vive conscientemente, con el espíritu alerta. Pero hasta tan altos y abstrusos estudios no llegan mis aficiones; tal vez más adelante, llevado por una necesidad natural y sentida, sin violencias, pues "todo progreso debe nacer de lo más profundo del ser, y no debe sufrir ni presión ni premura", vaya acercándome y familiarizándome con aquellos estudios. Sin embargo, más que la metafísica y la filosofía teórica y sistematizada, me atrae la filosofía que nace de la vida y de la sensibilidad, que se nutre de nuestra propia savia vital y de la experiencia del diario vivir. Filosofícula, en suma. Te decía, pues, que había leído tres libros interesantes e importantes. Hay tan pocos libros importantes hoy en día. De dos de ellos ya te hablé en cartas anteriores. El tercero, y que hace poco lo terminé, es el "El cristianismo y el problema del comunismo" de Bardiaeff. Tal vez lo conozcas. Un libro profundo y penetrante, en que se exponen con amplitud, valor, serenidad y hondo conocimiento el hecho social de hoy y los problemas espirituales que él acarrea. Nada de cuestiones económicas. Por un lado una crítica, rica de información y hallazgos, del comunismo, demostrando su falta de espiritualidad, su desprecio de la personalidad humana, olvidando que tiene un valor absoluto que es un fin en sí y no un medio. Y, por otro, el ensalzamiento del cristianismo, el reconocimiento de que en su doctrina sólo se halla el respeto al hombre y a su conciencia, de que sólo en sus principios y práctica el hombre se diviniza y encuentra el ambiente propicio para cultivar y perfeccionar su vida. Es un libro valiente, en el cual se dejan oír verdades que no admiten la réplica ni la discusión, sino la acción. "Contra el comunismo materialista integral -dice- no cabe más que suscitar el cristianismo integral. No un cristianismo retórico, disperso, sino realizando su verdad eterna en un concepto de vida universal, de cultura universal, de justicia social universal. Todo el porvenir de las sociedades cristianas depende de saber si el cristianismo, o, más exactamente si los cristianos rechazarán el apoyo del capitalismo y de una sociedad injusta: si la humanidad cristiana ensayará en nombre de Dios y de Cristo el aplicar la verdad, que los comunistas realizan en nombre de una colectividad atea, en nombre del paraíso terrenal. El cristianismo integral debe abrazar y acoger lo que hay de verdadero en el comunismo y rechazar sus errores. O el mundo ha de asistir a un vastísimo renacimiento cristiano, no sólo entre la clase alta, sino en las masas populares, o se apoderará de él el comunismo renegado".
Es esta la tercera carta que te escribo, y tú aún no me has contestado ¿Qué te pasa? O estás sometido a la modorra del estío, dejando que esa carta por hacer vaya germinando lentamente en su conciencia, y en su hora brote llena de luz, de esa luminosidad enceguecedora de Areguá.
Abrazos de
B...
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Posadas, junio 28 de 1937 (Segunda)
César Alberto:
Si yo tuviese el pensamiento puesto en la gente y en mis compatriotas mientras escribo, tiempo ha que hubiese tomado por el camino llano de la política. Allí, en ese campo, hallaría el fruto fácil, que se le viene a uno a las manos, sin requerir esfuerzo para tomarlo. Pero tú comprendes que yo voy buscando, a través de los sudores de la creación, la satisfacción posterior e íntima. El gozo de ver la obra terminada: Contemplarla en su madurez, pulida y tersa. Créeme que al estar escribiendo "El Guajhú" jamás pensé lo que podría opinar éste o el de más allá. Y una vez terminada la tarea no se me ocurrió esperar el efecto que el libro produciría entre los "entendidos del terruño". La vida intelectual de allí, mirada desde lejos, sin fatuas posturas ni prevenciones, es de una pobreza alarmante. No me extraña la frialdad y fingida indiferencia con que acogieron mi nueva producción. Intelectualmente, el Paraguay es un desierto. ¡Es terrible!.
Duele confesarlo. Nuestro país necesita que alguien se suba a lo alto del Oratorio y se tire de allí gritando: "No estamos equivocados, estamos vacíos". Entonces tal vez se despierten. La clase dirigente es mentalmente muy limitada y superficial, empequeñece sus problemas y sus inquietudes espirituales.
Lo que me cuentas de Viriato me ha procducido espanto. ¿Es posible? Ignorar la existencia de Pemán y Casona. (éste más poeta que dramaturgo) en la edad en que otros sueñan y crean, Viriato ya se ha encerrado en el pasado bajo llave. En el Paraguay todos son Viriatos. La literatura actual y viva no les interesa. Se han aislado tras una gran muralla para regodearse con la política casera y la historia patria.
Tu "cansado pensar" y ese desfallecimiento no tienen más que una explicación; malestar por no hacer lo que querías hacer. Debes intentarlo. Si a ti te parece que Miró (el mejor prosista español, lo dicen todos, lo repito yo; pero cuyo arte tiene mucho de arte por el arte) llegó de un tirón, sin jadeos a ese lenguaje prieto y brillante, lee su primer libro, que está en mi biblioteca, "Del Vivir", y verás lo que va de la noche al día.
Entre mis preocupaciones, las dos mayores son no tener tiempo para crear holgada y tranquilamente, sin apremios materiales; y no poder alejarme de este pueblo para vivir en una gran ciudad.
Te transcribo el elogio de Cardozo en una parte de su carta, sobre "El Guajhú". "Los cuentos me parecen buenos. Diré más: creo que son excelentes, sin ánimo de desmeritar tu anterior producción, superiores a ésta. Veo la influencia pirandeliana, que me parece más loable que la vallinclanesca, por más que ésta no te ha sido del todo inútil, pues te ha permitido enriquecer considerablemente, tu estilo y tu vocabulario. Encuentro también muy satisfactorio el resultado que has obtenido de "paraguayizar" (para emplear el término de la patria nueva) tu inspiración. El injerto de las frases en guaraní, hecho con cautela, es un acierto".
Abrazos de
B...
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Posadas, 9 de Julio de 1948 (Última)
César Alberto:
Yo aquí sigo como siempre agobiado por mi cárcel y mis tristezas. No estoy contento y alimento una insatisfacción sin descanso. Muchas veces me he preguntado si este desasosiego permanente no será la leña que mantiene encendido el fuego de mi creación literaria. ¿No estaré yo quejándome y luchando contra un elemento necesario a la actividad de mi alma? Porque al alma hay que oprimirla contra algún dolor, como el cuerpo, para sentirla. Y me lleva a decirte esto el haber notado que cuando estoy contento, cuando tengo ocasiones de distraerme o perder el tiempo en banalidades, mi inquietud artística se aplaca o disminuye, aunque ese abandono de la obra me remuerde la conciencia y es causa de nuevas aflicciones, aunque no creadoras ni tan intensas como las primeras.
Quizás yo necesito cultivar mis aflicciones y pesadumbres, mantener siempre abierta y supurante mi llaga, como el verdadero cristiano que atesora su dolor como un don. Debo, pues, beber mi cáliz hasta las heces para alcanzar "mi vida eterna".
Cada día encuentro más puntos de contacto entre el oblato literario, el del artista, y el otro, el de aquéllos que miran más lejos. Y aunque mi fracaso consiste en que haya donación de sólo una parte de mi vida, reservándome gran parte de ella para satisfacción de mi carne. Y no hay que olvidar las palabras del evangelio: deja a tu padre y a tu madre, y sígueme.
¿Recuerdas lo que te dije aquí del matrimonio, o mejor dicho, en la repercusión de mi matrimonio en mi tarea artística? Yo al casarme compliqué mi vida enormemente y ahora mi labor literaria se resiente. Aunque soltero mi vida hubiese sido aún más dolorosa, como aquella de Flaubert, cuya soledad me espanta cuando la adivino a través de su correspondencia. Sobre este viejo tema de si los artistas deben o no casarse, leí un artículo muy interesante de Maurois, cuya transcripción te la mando aparte.
Te envío un recorte de "La Prensa" sobre el viaje de Larreta a España. Es envidiable ese viaje con tales cicerones. ¡Qué lujo espiritual! El Escorial con Ortega. Recuerdas el original artículo de Ortega sobre El Escorial, que leímos juntos.
Me dices que Josefina Plá no tuvo mayores elogios para mi libro, y que en suma no dijo nada. La conducta de la Plá es muy extraña. Hasta ahora no he recibido ninguna carta de ella. Algo pasa. Dejemos que el tiempo lo descifre. Me halaga esa coincidencia entre ella y yo respecto del valor de "El extraño ahogamiento de Casimiro". Cada día estoy más convencido que en "El Pozo" hay dos o tres cuentos muy buenos. Me hubiera agradado y me hubiese sido más útil que Josefina Plá escribiera un artículo sobre mi libro que una carta, como lo hizo otras veces.
Y ahora que hablamos de artículos, Justo P. Benítez, me mandó un artículo bastante extenso, que escribió con su firma sobre mi producción literaria, en portugués, en "O Jornal" del Brasil. Se titula "O roseiral das ruinas". Dice en una parte: "Este escritor nao tem biografía. Os unicos capítulos de sua vida sao os seus quatro livros, para os quais transportou acontecimientos de sua juventude ... Más adelante: "Um belo dia, apresentou-se ao ministro e pediu sua transferencia para a frente de operacoes. O intelectual queria sentir as emocoes da contenda humana, viver a dor, as ansias, as esperancas, que havia lido. E para lá se foi, a fazer o ninho sobre o penhasco da gloria o da morte" . . . "Mimetizou-se ele propio em Mario Pareda, personagem inquietante dos seus romances . . . Parece haver deseo-berto urna senda secreta: Na se pode fazer de duradouro, diz ele, sem haver encontrado a Deus" (1) En fin, no agrega nada al conocimiento de mis libros, y sobre todo a "El Pozo" que es un libro de muchas facetas, pero es una prueba de amistad a la que le doy mucho valor.
He resuelto comprar en español los libros de Proust que tengo en francés. Me resulta muy difícil leerlo directamente en francés. Haré ambas lecturas al mismo tiempo. Leeré una página en español y luego de seguida la misma página en el original, lo que me facilitará la comprensión de ésta.
Sobre lo que me dices de la falta de venta de "El Pozo" es increíble. Jamás pensé que se venderían más de diez o veinte ejemplares, pero eso de cuatro es risible. Eso te da la medida de lo que es ese país, o mejor de lo que no es. Después de los buenos comentarios que ha tenido el libro, yo no puedo exclamar ¡Pobre autor!, sino ¡pobre país! Estoy seguro que si aquí, en este pueblito de Posadas hubiera puesto a la venta mi libro se hubiesen vendido veinte ejemplares con toda facilidad. Cuando viaje allí conversaré con algunos libreros para saber qué libros son los que se venden y qué número de libros salen anualmente a la venta. Es una estadística que me interesa. Es como para desesperar de nuestro país. Parece que se está cumpliendo la broma de nuestro hermano Carlos que decía que el único lector que yo tenía eras tú.
Abrazos de
B...
(1) "Este escritor no tiene biografía. Los únicos capítulos de su vida son sus cuatro libros, mediante los cuales transporta acontecimientos de su juventud …"Un buen día, se presentó al ministro y pidió su traslado al frente de operaciones. El intelectual quería experimentar las emociones de la contienda humana, vivir el dolor, las ansias, las esperanzas que había leído. Y allá se fue, a hacer el niño sobre el peñasco de la gloria y de la muerte" . . Se mimetizó a él mismo en Mario Pareda, personaje inquietante de sus novelas . . . Parece haber descubierto una senda secreta: Nada duradero puede hacerse - dice - sin haber encontrado a Dios”.