TEATRO BREVE DEL PARAGUAY

SELECCIÓN DE ANTONIO PECCI

Libro Paraguayo del mes

Año 1 – Nº 6 – Marzo de 1981 (Segunda edición) 

Ediciones NAPA 

Asunción - Paraguay

Tapa e ilustraciones:

 CARLOS COLOMBINO

ÍNDICE

COMENTARIO

SANDÍA YVYVY/ JULIO CORREA

SANDÍA YVYVY/ VERSIÓN CASTELLANA: TADEO ZARRATEA

HISTORIA DE UN NÚMERO/ JOSEFINA PLÁ

UN MOMENTO DE SOLEDAD/ JOSÉ-LUIS APPLEYARD

FANTASÍA CORAL/ RAMIRO DOMÍNGUEZ

LOS CASOS DE PERÚ RIMÁ (LA OLLA DE VIRTUD)/ ALCIBIADES GONZÁLEZ DELVALLE

PERÚ RIMÁ REMBIAPOKUE/ VERSIÓN GUARANÍ: PEDRO MOLINIER

PAPELÍOS/ OVIDIO BENÍTEZ PEREIRA

MITÁ REKO MARÁ/ TADEO ZARRATEA

MOMENTO PARA TRES/ CARLOS COLOMBINO

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COMENTARIO

Hace medio siglo, Luis Alberto Sánchez, refiriéndose a nuestras letras, habló de la "incógnita del Paraguay". Si en lo que se refiere a la poesía y la narrativa la incógnita se ha despejado en parte, no podemos decir lo mismo del teatro. Poco o nada es lo que se edita o representa. El año pasado, por ejemplo, no apareció una sola obra de teatro de autor paraguayo, vivo o muerto, aquí o en el extranjero. ¿Es que en el Paraguay no se escriben obras de teatro? ¿Cuáles serían las causas?

Es difícil contestar la pregunta. Pocos autores son representados, sus obras no se editan. Las pocas excepciones no hacen sino confirmar la regla. Esta es la realidad de muchas décadas.

¿Pero es que en realidad no hay autores de obras de teatro?

Una búsqueda paciente ofrece, sin embargo, agradables sorpresas, como hemos podido comprobar. Obras aquejadas de ese mal endémico que Josefina Plá definiera como "encarpetamiento", entre sus viejas y gastadas páginas guardan el aliento de un momento histórico, de un conflicto que enfrenta y desgarra a dos personajes, de figuras deslumbrantes salidas de la picaresca popular. Existe el teatro paraguayo. Conocido por pocos y presentido por muchos, sólo espera el contacto vivificante de un Interés verdadero. De una iniciativa que le haga cumplir su destino maravilloso de hablar al corazón de los hombres, de divertirlos útilmente.

No ha sido fácil, pero aquí está reunida finalmente la obra de ocho creadores de primera línea. Esto no agota el tema, ni mucho menos. Es apenas el indicio de que en el país existe una producción pequeña pero significativa, capaz de alimentar varias antologías y no solo de teatro breve. Como una melodía silenciosa y escondida, como un tallo subterráneo y sin aspavientos, esperando la llegada de tiempos mejores.

Las siete obras aquí reunidas representan una experiencia excitante para el buen conocedor del teatro. Corresponden a un período de cincuenta años de nuestra vida como nación. Cincuenta años en que vemos transformarse el habla, las situaciones sociales, los usos, los personajes, la manera de entender el mundo; en que vemos transformarse, en suma, la sociedad. Y este contraste es evidente cuando se toman, a dos puntas, Correa y su modo agrario, con hombres en quienes la guerra se ha prolongado de un modo violento, y el "recién llegado", Ovidio Benítez Pereira, y su angustiado y urbano mundo de relaciones absurdas. Por otro lado, nos permite apreciar el desarrollo de estilos expresivos variados, desde el realismo naturalista de Correa, pasando por la farsa expresionista de Josefina Plá, la comedia farsesca de Alcibiades González Delvalle, al subrrealismo poético de Colombino y Ramiro Domínguez, el juego lingüístico de Tadeo Zarratea, hasta llegar al absurdo, como modo de describir a la sociedad, que plantea Ovidio Benítez Pereira y el tenso monólogo de Appleyard. Variedad de estilos, variedad de recursos expresivos, de tipos humanos, personal planteo del "espacio" escénico, de la sicología de los personajes qué animan las obras.

En nuestro panorama teatral descuellan autores de valía como Alsina, Halley Mora, Correa, Josefina Plá, pero ellos de ningún modo son picos que se yerguen solitarios en una desolada llanura. Son la parte destacada de un núcleo por fortuna más amplio, pero desconocido. Desconocido y trunco. Autores que en su mayoría asisten como convidados de piedra a este renacimiento teatral que desde hace dos décadas se viene operando. Un núcleo cuya voz, cuya reflexión, debe ser conocida como parte de la comunidad intelectual paraguaya, que, a su modo, da testimonio del hombre y su sociedad, de las vicisitudes y anhelos de nuestro pueblo, de sus ansiedades y esperanzas en la búsqueda de un mundo mejor. Es con ese criterio de profundo respeto por la obra de estos creadores que hemos abordado esta selección, necesariamente limitada, y obviamente arbitraria.

No soy crítico sino hombre de teatro. Guiado por el instinto que da este oficio he buscado aquellas obras que reunieran calidad y posibilidades escénicas. Deseché cuidadosamente aquellas que se caracterizan sólo por su valor como literatura dramática pero que presentan evidentes obstáculos para ser representadas. Finalmente es de desear que estas obras encuentren manos generosas, que le hagan cumplir su destino en la escena viviente, hablando al corazón de hombres y mujeres, despejando el camino hacia un territorio nuevo. Aquel en el que el teatro sea "un espejo donde una sociedad pueda leerse y comprenderse" como lo quería René Dávalos. 

ANTONIO PECCI

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