HISTORIA Y ANTOLOGÍA DEL TEATRO
PARA LA INFANCIA EN EL PARAGUAY (TOMO I)
Autor: VÍCTOR JULIÁN BOGADO AYALA
Municipalidad de Asunción,
Fondo Municipal de Investigación de las Artes y la Cultura
Editorial Arandurã
Asunción- Paraguay
Telefax (595 21) 214 295
e-mail: arandura@telesurf.com.py ,
www.arandura.pyglobal.com
Asunción, marzo de 2007
AGRADECIMIENTOS
Este libro no hubiera sido posible sin la valiosa colaboración de quienes me ayudaron de una u otra forma a su feliz conclusión. A ellos y ellas vayan estos sinceros y profundos agradecimientos.
He aquí sus nombres, en orden alfabético:
Lic. Vicente Aguilar, Prof. Jorge Arévalo (Director del Instituto de Educación Artística Mercedes Jané), Natalia Arriola Torcida y hermanos Guillermo y Eduardo; Alejandra Ardissone, Arq. José Luis Ardissone (ambos de Arlequín Teatro), Lic. Rubén Argüello, Regina Bachero (Grupo Tuka'e), Heddy Benítez (Directora del Departamento de Desarrollo Cultural Comunitario, Municipalidad de Asunción); Joel Benítez (Biblioteca Roosevelt del CCPA), Paul Cabrera (Grupo de Títeres), Gladys Carmagnola, poetisa; Neio Cazuriaga, psicólogo; Peter Colman (Biblioteca Roosevelt), Domingo Coronel (Grupo Máxima Lugo, actual Director del Teatro Municipal), Lic. Carlos Cristaldo (Teatro Laboratorio), Dra. Beatriz Duarte Contrera (Directora Biblioteca COPA-San Lorenzo), María Teresa Encina, Francisco Díaz (Investigador Teatral, Caacupé), Renée Ferrer, Elba Florentín, Ana María Gaona (Directora Biblioteca Roosevelt), Ramona Galván Viuda de Zayas, Arq. Elisa Godoy, Marcelo Gómez (Bibliotecario, Depto de Teatro, Universidad de Chile), Humberto Gulino (Teatro de Muñecos Don Policarpo), Luis Hernáez, escritor; Mercedes Jané, Gregorio (Chacho) López Grenno, Lic. Nila López, mujer de letras; Gloria Mazó (Directora del Instituto Municipal de Arte), Graciela Mendoza, Lucía Mussi (Computer Lab, CCPA), Emma Perasso (Dirección de Cultura), Adela Salinas (Biblioteca Rudi Torga, IMA), Nidia Sanabria de Romero, docente y poetisa; Cristina Recalde de Tabel (Secretaria de la Escuela de Arte Infantil); Daniel Torres (Sala de Computación, CCPA), Zayda Caballero (Directora, Biblioteca Augusto Roa Bastos del Centro Cultural de la Ciudad, Municipalidad de Asunción), Omar Rojas Moreno, Nelson Ruiz Díaz (ambos en el copiado del borrador de este libro), Dr. Antonio Tellechea Solís, Rector de la Universidad Católica y autoridades de esa casa de estudios, Cristina Villanueva (Depto. de Desarrollo Cultural Comunitario, Municipalidad de Asunción), Nucky Walder (Grupo Tiempoovillo) e Yberá (Francisca Zayas), cantante.
Igualmente agradezco a los miembros del jurado que aprobaron el presente proyecto y de ese modo posibilitaron su publicación.
Espero no haber omitido a nadie. Si así fuera, pido de antemano disculpas por el descuido absolutamente involuntario... ¡Que Dios les bendiga a todos por ese apoyo desinteresado!
A MODO DE PREFACIO
¡Qué mejor prefacio que estas hermosas y profundas palabras sobre el significado de la magia del arte del teatro expresadas por grandes maestros del teatro sudamericano que me han inspirado a seguir este maravilloso camino del arte!
TEATRO
El teatro proyecta sobre el hombre sus propios dolores y problemas, individuales o colectivos; le sugiere la necesidad o la esperanza de solucionarlos. A veces, se dirá, el alma que sufre en el escenario es la excepción, no la regla. Pero precisamente esa es la virtud del teatro, y es necesario y lógico que así sea. El hombre está hecho para mirar al cielo, o cuando menos, para mirar hacia adelante. Ese dolor o problema, excepcionales hoy, aspiran a no serlo mañana; ellos edifican un tipo humano más alto, al cual se induce a aspirar.
El lema del arte es "Hacia arriba", nunca hacia abajo. Sobre arquetipos se modela el hombre. No es posible ser excepcional a cualquiera; pero en procurar comprender la excepción está la voluntad de progreso. Nuestra época, que aplasta al individuo bajo la masa, está dispuesta peligrosamente a prescindir de la excepción; pero el arte es excepción, precisamente: el soborno de la excepción equivale a matarlo. Y matar el arte sería matar al hombre como espíritu. Hay quien lo sueña, es cierto; porque una de las mayores paradojas del espíritu es que pueda conspirar contra sí mismo; pero sabemos también, lo sentimos en nuestra carne, que eso no es, no será posible.
Cultivemos el teatro. El teatro es la mejor cátedra de que pueda disponer el espíritu. No solamente porque opera sobre muchedumbres más inmensas y variadas que otra manifestación del pensamiento organizado, sino porque estas muchedumbres están ligadas por el cemento emotivo de la presencia solidaria. No sólo porque la asistencia del que goza sea más nutrida y feliz que la que gozan cátedra y conferencias, sino porque sus lecciones poseen el formidable poder captativo que da la vida misma en acción.
Enseñar en el teatro es enseñar simultáneamente en todos los planos: con la poesía, la pintura, la escultura, el clima, la sugestión. Es sugerir y despertar a la vida espiritual con la voz, el gesto, la luz, el ambiente, la metáfora. Es una lección múltiple e insuperable que prende nuestra atención integral y sojuzga todos nuestros sentidos.
Todo lo que he dicho se refiere al teatro como hecho plástico, a la obra en movimiento en el proscenio. Podría extenderme mucho más hablando del teatro o el plano de la emoción o desde el punto de vista interpretativo, pues todos estos aspectos se relacionan y ensamblan en el concepto teatro, con la inevitable y lógica armonía de líneas y ángulos en una figura. De cómo el teatro, expresión escrita, es índice de la conciencia colectiva, de su buen gusto, de su sentido cívico e institucional, de la medida en que aprecia los eternos valores humanos. De cómo la ausencia de una literatura teatral es penosa cifra de la ausencia de esa nombrada conciencia colectiva, histórica o social.
El teatro da no sólo la medida de la conciencia que un pueblo tiene de sí mismo, sino también la medida de su participación espiritual en el destino de la humanidad.
Cuidemos el teatro. Todo lo que es teatro, y con él, nuestro teatro. Hagámoslo crecer y florecer de tal manera que, no sólo nosotros, sus creadores y entendedores, podamos hallar espiritual aliento y confirmación con él.
JOSEFINA PLÁ (Asunción, 1954)
Es nuestra misión sensibilizar al hombre,
haciendo imposibles las guerras, desvaneciendo la ignorancia,
fomentando la vida superior; esto es posible,
mientras impulsando a los pueblos hacia la felicidad,
excitando el espíritu de justicia, el que haga
o represente una obra teatral piense
que está sirviendo al mundo.
Leónidas Barletta
(fundador del Teatro del Pueblo, Buenos Aires, 1930)
Amar al teatro por sobre todas las cosas,
después de amar a las cosas.
Pedro de la Barra
(fundador del Teatro Experimental de la Universidad de Chile,
Santiago, 1941)
El teatro, como actividad humana es un medio
de comunicación cultural que registra la evolución
del hombre y es una crónica viva del movimiento histórico,
además de ser reflejo del clima político
y social de una determinada época.
Jorge Eines y Alfredo Mantovani (Barcelona, 1997)
PRÓLOGO
Dios juega. Dios crea, jugando. El hombre debe jugar para llevar
una vida humana y también para conocer la realidad, jugada por Dios.
Santo Tomás de Aquino
Aún tengo frescos en la memoria aquellos días de mi niñez en que descubrí ese mundo alucinante del teatro. En efecto, fue en la escuela primaria donde empecé a sentir mi "vocación teatral"... en la Escuela Normal de Profesores N° 1, Pte. Franco, en la calle General Díaz (hoy convertido en Colegio Nacional Pte. Franco). Y aún recuerdo mi nerviosismo y ganas de participar en las fiestas conmemorativas del calendario escolar: las recordábamos en aquel patio de la casa que había servido de hospedaje a Don Gervasio Artigas a su llegada al país (la habitación aún se halla en la calle Independencia Nacional casi al llegar a la calle General Díaz). Es más, recuerdo con claridad a la maestra de música, la Sra. Amelia de González Navero, quien con su piano y su paciencia nos hacía cantar los correspondientes himnos y canciones alusivas a las fiestas a ser celebradas.
Entonces yo no sabía muy bien qué era lo que estaba haciendo en el tablado escolar de mi escuela, pero poco a poco fui descubriendo que eso que me atraía como un imán, se llamaba teatro. Aún tengo en la retina a mis maestras de kindergarten y demás grados de la primaria. En ese entonces no teníamos maestra de dramatización, por eso eran las mismas maestras las que debían preparar el calendario escolar de fiestas junto a la profesora de música.
También recuerdo que en la parroquia de la iglesia del entonces Beato Roque, muy cerca de mi casa, se hacían kermeses -me refiero a la década de los años 50, donde se presentaban las figuras más conocidas de la época: Juan L. Melgarejo, Dora del Cerro y su hermana Elva, Félix Fernández, Diosnel Chase entre otros- haciendo sus simpáticas veladas paraguayas que sin lugar a dudas provienen del llamado género chico español, como los entremeses y pasos traídos al Paraguay por los elencos de la madre patria que visitaban nuestro país desde el siglo XVIII.
Tenía doce o trece años cuando fui al Cine Teatro Roma sobre la calle Colón para ver a la compañía de comedias Báez-Reisófer-Gómez. He olvidado el nombre de la pieza, pero aún tengo en la memoria el hecho de haberme puesto mi primer traje para ir al teatro. Recuerdo también que iba al Teatro Municipal, llamado entonces el primer coliseo del país, los domingos a las 10:30 de la mañana a ver a la Compañía Nacional de Espectáculos Infantiles dirigida por la actriz argentina Mercedes Jané, quien actuaba junto a su hija y un destacado grupo de actores del Ateneo Paraguayo. Era en ese entonces el único grupo que hacía teatro para niños en el país.
Todas estas experiencias sin lugar a dudas sirvieron como abono para que ya desde los quince años asistiera regularmente a espectáculos teatrales. En efecto, fue a esa edad cuando vi la obra Karu Poka de Julio Correa por el elenco de alumnos de la entonces Escuela Municipal de Arte Escénico, dirigida por el maestro Roque Centurión Miranda. Recuerdo haber quedado maravillado con la actuación sencilla y sincera de los alumnos. Y a los diecisiete años de edad me inscribí en esa escuela y desde ese momento mi pasión por el arte de Talía fue en aumento.
Si he hecho este relato es para demostrar en forma vivencial que muchos/as teatristas han descubierto su vocación en la niñez, tal vez en la escuela primera al contacto con los festejos escolares, como fue mi caso. Las clases o talleres de dramatización aún no existían en la primaria, así como tampoco existían clases de teatro en la secundaria, pero eso no fue óbice para que se despertara nuestro amor por este noble y antiguo arte durante la etapa escolar.
Si bien es cierto que en la Escuela de Arte Escénico no se impartían cursos de teatro infantil, mi interés por ese tipo de teatro se mantuvo firme y cuando más tarde asistí a la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile tuve la suerte de tomar un taller de Teatro Infantil con la profesora Norma Lomboy y luego trabajar como asistente en sus cursos con niños en el Instituto Cultural de las Condes. Igualmente trabajé con Ruth Baltra en la Escuela Municipal de Teatro Infantil y Juvenil de Santiago. Esas prácticas fueron sumamente enriquecedoras y valiosas para mi carrera profesional. Es por eso que no puedo dejar de mencionar a mis tres maestros en este campo: Norma Lomboy, Ruth Baltra y Jaime Silva (todos formados en la Universidad de Chile), con quienes tengo una deuda tremenda. Por esa razón este modesto trabajo va dedicado a ellos.
OBJETIVOS
Al planear esta investigación me he propuesto algunos objetivos, a saber:
A) Dar a conocer a los referentes más importantes del teatro infantil paraguayo: sus pioneros, grupos o compañías, dramaturgos, directores, actores/actrices, etc.
B) Publicar textos dramáticos de autores locales y nacionales dirigidos a la infancia, muchos de los cuales son inéditos.
C) Apoyar la labor que los docentes realizan en sus clases de Educación Artística y en particular en Teatro, teniendo en cuenta que la actual Reforma Joven paraguaya ha destacado la importancia del teatro en la educación de los niños y jóvenes y por esa razón figura -por primera vez- en los programas de la Educación General Básica y la Media. Hay que tener en cuenta, además, que hay muy poca bibliografía en este campo del arte y este libro podría llenar -en parte-ese vacío.
D) Rescatar y difundir no sólo a nivel nacional sino también internacional la labor de quienes se han dedicado a esta actividad sacrificada y casi desconocida en nuestro propio país y mucho más allende nuestras fronteras. En otras palabras, recobrar la memoria colectiva de estos meritorios hacedores del teatro para niños del Paraguay que figuran cual Cenicientas en nuestro teatro.
Demás está decir que ninguna antología hecha en nuestro país ha incluido algún texto de teatro infantil, hecho que revela fehacientemente el desconocimiento, por parte de ciertos investigadores y antologistas de nuestra literatura dramática, de la existencia de este rico género dedicado a los niños y niñas. Es de esperar que el presente libro les pueda hacer reflexionar a esos estudiosos e investigadores al mismo tiempo que ubiquen al teatro para niños en el lugar que le corresponde, tanto en la literatura infantil en general como en el teatro paraguayo en particular.
V J.B.A
INTRODUCCIÓN
Es urgente que la imaginación ocupe un lugar en la educación, que se tenga confianza en la creatividad infantil, que se crea en el valor de liberación que puede tener la palabra. El uso libre de la palabra para todos me parece un buen lema de bello sonido democrático. No para que todos seamos artistas, sino para que nadie sea esclavo.
Glanni Rodari
(pedagogo y escritor italiano)
El espectáculo con miras al público menudo ha tenido hasta el presente escaso apoyo en el Paraguay. Dentro de la profesión tampoco se le ha dado el lugar que se merece. Pese a eso, actualmente existen grupos que siguen luchando por dignificar ese género dramático. Igualmente, tanto en el sector oficial como el privado nunca se le ha dado el lugar que le corresponde al teatro infantil por su valor artístico y educativo. Esto podría deberse tal vez al desconocimiento del importante rol que este arte posee en el desarrollo psico-social de la niñez.
Recordemos que el pedagogo inglés Herbert Read hace ya hace bastante tiempo desarrolló sus interesantes ideas sobre la educación por el arte, las cuales siguen hasta hoy plenamente vigentes aunque aún poco aplicadas con algunas excepciones en nuestro ambiente educativo. Según Read, el arte en cualquiera de sus manifestaciones no sólo debe figurar en el currículo de cualquier escuela, sino que la formación artística debe ser la base, el fundamento de todo proceso de enseñanza-aprendizaje. Este teórico del arte piensa que todo conocimiento empieza por los sentidos y por esa razón, educar los sentidos es fundamental para educar la mente. Y es el arte justamente, la disciplina que trabaja fundamentalmente con los sentidos.
La presente investigación pretende reseñar el desarrollo del teatro dirigido a los niños de este país. Para tal efecto, describiremos cronológicamente los momentos más significativos del teatro infantil incluyendo al teatro de muñecos o títeres y de pantomimas desde la aparición de los primeros espectáculos en la década de los 50. Es importante destacar que es un género de reciente data, ya que tiene apenas un poco más de cincuenta años de existencia permanente en nuestro país.
De la página 17 hasta la 69 está dedicado a un Capítulo denominado TERMINOLOGÍA BÁSICA, que entre otros puntos desarrolla los siguientes temas: Theatrom: su etmología, Drama, Drama y teatro, Teatro Escolar, La Dramatización, Lectura dramatizada, Escenificación, Categorías de teatro para la infancia, Tipos de teatro para la infancia, El ludus en el arte del teatro, Teorías del juego, Juego y teatro, Características del juego, Justificación del juego, El juego dramático, Teatro y pedagogía, La comunicación dramático-teatral, El texto dramático, Estructura del Drama, Géneros dramáticos, Hacia una definición, Antecedentes históricos, Teatro y niñez en Paraguay, Los precursores, El teatro de muñecos, El arte de la pantomima, El teatro independiente, Grupo Máxima Lugo, Teatro de clown, El mundo de los títeres, Cuentacuentos, Primer Elenco Municipal, Organizaciones de teatro infantil, Centros de Formación Artística, La Escuela Municipal de Arte Infantil, Escuela Municipal de Arte Escénico, Escuela Municipal de Arte Dramático, Instituto Superior de Bellas Artes, Instituto Superior de Educación, Academias Privadas, Autores Dramáticos, Concursos, Espectáculos para el recuerdo, y Conclusiones.
ANTOLOGÍA DEL TEATRO INFANTIL PARAGUAYO:
*. “EL REY QUE RABIÓ” DE JOSEFINA PLÁ;
*. “EL PESCADOR Y SU ESPOSA” DE MERCEDES JANÉ;
*. “NUESTRA MARÍA Y NUESTRO JOSÉ” DE MARÍA TERESA ENCINA;
*. “LA RATITA PRESUMIDA” DE NIDIA SANABRIA DE ROMERO;
*. “PRINCESITA ÑANDUTI” DE CIRILO R. ZAYAS;
*. “EN EL REINO DEL REY CLODOMIRO” DE TERESITA TORCIDA;
*. “DERECHOS MEDIOS TORCIDOS” DE HUMBERTO GULINO;
*. “EL MISTERIO DE LA MARIPOSA AZUL” DE RENEÉ FERRER;
*. “LA MONEDA DEL ABUELO” DE LUIS HERNÁEZ;
*. “HOGAR, DULCE HOGAR” DE GREGORIO LÓPEZ GRENNO;
*. “BOCA LIMPIA, BOCA SANA” DE ELISA GODOY Y
*. ¿QUIÉN DEJO PASAR EL TREN? DE NILA LÓPEZ.
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