MITOS Y LEYENDAS DEL PARAGUAY
Compilación y selección de FRANCISCO PÉREZ-MARICEVICH
Editorial EL LECTOR
www.ellector.com.py
Tapa: ROBERTO GOIRIZ
Asunción-Paraguay
1998 (187 páginas)
FRANCISCO PÉREZ-MARICEVICH, (Asunción, 1937). Poeta, ensayista, narrador, periodista y crítico literario. Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Buenos Aires (1960) y profesor de literatura en varios institutos secundarios y universitarios de Asunción, Francisco Pérez -Maricevich ha contribuido también con importantes trabajos en el campo de la investigación del bilingüismo (español-guaraní) en su país. De fecunda labor creativa y crítica, colabora regularmente en revistas, semanarios literarios y publicaciones especializadas nacionales y extranjeras. Su obra poética incluye los poemarios Axil (1960), Paso de hombre (1963), Coplas (1970) y Los muros fugitivos (1983). En narrativas es autor de "El Coronel mientras agonizo" -relato ganador del concurso promovido en 1966 por Cuadernos (del Congreso por la Libertad de la Cultura) para la elección del mejor cuento paraguayo con destino a una antología hispanoamericana-- así como de otras narraciones publicadas en diversos suplementos culturales y antologías literarias. De su copiosa bibliografía ensayística y crítica se destacan, en particular, sus trabajos sobre literatura paraguaya que incluyen, entre otros: La poesía y la narrativa en el Paraguay (1969), Pequeño Diccionario de Literatura paraguaya (1964-1969 y 1980; parte de este trabajo está aún inédito), Breve antología del cuento paraguayo (1969), Los fuegos de la noche (1985) --colección de mitos tupí-guaraníes y nivaclés-- y Panorama del cuento paraguayo (1988).
ACLARACIÓN
Los mitos, las leyendas y la multiforme variedad del relato maravilloso han alimentado la imaginación de los pueblos desde el remoto origen de la historia. Millares de formas de lo imagina-rio forman el sustrato de la memoria colectiva y están en la base de las creencias, los deseos, la experiencia de lo sobrenatural y de los significados de la vida cotidiana de la humanidad. Los mitos, las leyendas y las tradiciones contribuyen a la identidad de los pueblos y son testimonios de su paso por la historia. Este libro contiene algunos de los mitos y leyendas que forman parte de la cultura popular paraguaya, conforme a las diferentes versiones que de los mismos han dado los escritores que de ellos se han ocupado.
El criterio utilizado para reunirlos no ha sido el de su clasificación por temas, sino el de su distribución por autor. Este último se acerca más a la condición mezclada y ambigua en que se encuentran estos relatos en la memoria del pueblo, pues no es ésta una colección que acompaña a una exposición científica sino un material de divulgación popular.
La mayoría de los relatos contenidos en el libro son reelaboraciones literarias basadas en la tradición oral, en las cuales es fácil apreciar la contribución de la creatividad de cada autor al contenido y trama del relato. Es necesario advertir, por último que una parte de los mitos, leyendas y otras fabulaciones muy conocidas no se han incluido en este libro.
Francisco Pérez-Maricevich
INDICE
ACLARACIÓN
KARAU
MANDÍ
YPÁ-KARAÍ
MANACÁ
LUCÍA MIRANDA
JURUNDA
KA'Í
MAINUMBY
MALAVISIÓN
KARÁU
EL SECRETO DEL YPOÁ Y LA CAMPANA PERDIDA
LA CIGARRA Y SU LEYENDA
LA CHOTA CABRA O LUI-RYEVU
LUISÓN
CURUPÍ
MUEMBÉ
GUAPOHY
COROCHIRÉ
YNAMBÚ TATAUPÁ
APÉNDICE
YASY YATERÉ
PORA
TUGUÁI YVYRA Í
POMBERO
LUISÓN
MALA VISION
AÓ-AÓ
SYRYKÓ
YAKAVERÉ
YNAMBÚ TATAUPÁ
KAVURE'I
URUTAÚ
HISTORIA DE LA MILAGROSA IMAGEN DE LA VIRGEN DE LOS MILAGROS DE CAACUPÉ
EL LAGO YPACARAÍ
CA-A GUY CUPE
EL HOMBRE Y LA SERPIENTE
DOÑA CIPRIANA RESUCITA
CIEGO RECUPERA LA VISTA
LA LLAGA CICATRIZA
UNA PARALITICA ANTE LA VIRGEN
CHINGOLO
TACUARÍ
LA LEYENDA DEL SALTO DEL GUAIRÁ
LA LEYENDA DEL URUTAÚ
EL POMBERO
EL MITO DEL POMBERO O DE KARAÍ-PYHARÉ
SAN MBIQUICHO
CURUZÚ ISABEL
SAPUCÁI
JASY-JATERÉ
TEJÚ-JAGUÁ
KURUPÍ
AÓ-AÓ
LUISÓN
PASO KABARÁ
EL MITO DE POMBERO
EL MITO DE SIRENA
EL MITO DEL ANGUE
CARAI OCTUBRE
CURUZÚ SAN ROQUE
EL MITO DE YACY YATERÉ
EL ESPÍRITU DE LA SELVA Y EL LABRIEGO
EL MITO DE LUISÓN
NIÑOSOTÉ
EL MITO DE CAAYARIY
CAMPANA GUAZÚ
EL ARROYO MBURICAÓ
CERRO DE ÑAGUARÚ
EL MITO DE AÑA
EL MITO DE ÑAGUARÚ
LA LEYENDA DEL KARÁÚ
LEYENDA DEL YRYVÚ
LEYENDA DEL CHAHÄ
LEYENDA DE LA SUINDA
LEYENDA DEL GUAVIRÁ
LEYENDA DEL GUAPO'Y
LEYENDA DEL MBURUKUJA
LEYENDA DEL TIMBÓ
LEYENDA DEL SAIHOVY
LEYENDA DE LA NUTRIA
LEYENDA DEL MBIGUÁ
LEYENDA DEL CHOCHY
LEYENDA DEL PITOGÜE
LEYENDA DEL CHINGOLO
APÉNDICE
LEÓN CADOGAN
Acahe: al descubrir algo anormal, este pájaro inmediatamente da la voz de alarma; y su costumbre de meterse en todas partes, se halla descrita en forma pintoresca en un "compuesto" que tiene por tema, un gran baile:
I yaty pa pe güyrá cuera
ohó hagua o yeroky;
Acahe hekó tuyá pe,
ovahe re o pohyvy.
Upea re i pochy Anó.
"Nde reicó ñane mo ti;
"cohanga ite pico ña vahé,
"ha oimé ma queja nde hegüí.
Se reunieron todos los pájaros
para ir a bailar;
Acahe, siguiendo su vieja costumbre,
se puso a hurgar.
Por eso se enfadó Anó.
"Pues tú nos causas vergüenza;
"apenas hemos llegado,
"y ya se quejaron de ti.
Anó: en los compuestos, Anó y Pirincho son, como es de su-poner, compañeros inseparables y, generalmente, marido y mujer. En la medicina popular, una infusión de carne de Anó carbonizada, suele recetarse en el ahogo (asma). Los indios Mbyá dicen que si canta el Anó de noche, es para anunciar desgracias.
Chochi: "Chochi es mi nombre -tengo el nido- bien escondido- en el matorral" dice el cancionero popular. Y tan bien escondido lo tiene que pocos son los que pueden afirmar haber encontrado nido de Chochi, avecilla tímida y de cantar ameno pero melancólico. Chochi, según el compuesto, amaba perdidamente a una mujer, olvidándosele hasta pedir la bendición de su madre, motivo por el cual sufrió la metamorfosis en pájaro. Chochi no muere ni procrea; se convierte en gusano que, en cierta época del año, vuelve a asumir la forma de pájaro. (Indudablemente, lo difícil que es hallar el nido de Chochi, ha dado origen a estas supersticiones). Dice nuestro compuestero:
O vahe vove Agosto
o ñe pyru o yahe-ó;
ha o fíe lamenta asy
oicó peve chugüi ysó.
En cuanto llega Agosto
comienza a llorar;
y se lamenta amargamente,
hasta convertirse en gusano.
Cahí mí: estando Cahí mí de paseo con su amigo Cabará (cabra) acompañados de sus respectivas novias, llegaron a un naranjal. Cahí subió a un naranjo y, eligiendo las frutas más hermosas, las echó a su prometida, sin acordarse de Cabará. Éste, sin embargo, no se inmutó; buscó un naranjo de tallo delgado, retrocedió unos pasos y lo embistió con tal fuerza que el suelo se cubrió de naranjas, de las que ofrece las mejores a su novia.
"Eso es juego de niños", exclamó Cahí-mí; "para hacer eso, no se necesita más que fuerza bruta, mientras que para trepar, se necesita habilidad". E intentando la misma hazaña, cayó fulminado al suelo, el cráneo destrozado por el golpe.
Otra versión de la muerte de Cahí mí, es la siguiente:
Un chacarero a quien las depredaciones de los monos amenazaban dejarlo sin maíz, hizo trato con un rocín, el que se comprometió a librarlo de la plaga a cambio de unas arrobas de grano durante el invierno que se aproximaba.
El matungo se acostó en el carril utilizado por los monos para introducirse en la capuera, fingiéndose muerto. Llegó la bandada a la capuera e inmediatamente se pusieron de acuerdo para alejar la carroña pues, decían no tardará ésta en descomponerse, haciendo insoportable la vida en los alrededores. Con este objeto, se proveyeron de sendos ysypó (bejucos) atando un extremo de cada tira a las patas y pescuezo del caballo y cinchándose con el otro extremo, anudándolo fuertemente para poder tirar libremente. Cahí mí se trepa a un árbol con la consigna de actuar como centinela, y, a su voz de mando, todos empiezan a tirar. Pero, sacudiéndose el mancarrón, se puso de pie, dirigiéndose a toda la velocidad de que era capaz hacia la casa del chacarero, arrastrando tras sí la sarta de monos.
Al ver este desenlace inesperado, Cahí mí exhortó a sus compañeros, gritándoles con toda la fuerza de sus pulmones:
"¡Pe ye pytasó ke, lo mitá! -buscad apoyo para los talones, e inclinaos hacia atrás- y, con cada grito que lanzaba, él mismo se inclinaba más y más hacia atrás; aflojó su agarradera, empujando con los talones contra la rama que tenía asida, hasta que perdió el equilibrio y, cayéndose al suelo, se desnucó en el preciso instante en que sus desdichados compañeros eran ultimados a garrotazos por el chacarero.
Carãu: Ave negra de triste cantar que ha inspirado, quizá, tantos compuestos como Urutaú. Carâu, hallándose en un baile, recibió aviso de que su madre estaba gravemente enferma. Despreocupado, siguió bailando, hasta que llegó un mensajero y dijo:
"Disculpe, señor Carâu,
"ani vei na re yeroky;
"aru co ndeve la noticia,
"oimé maha o manó nde sy.
Disculpe, señor Carâu,
pero no bailes más;
yo te traigo la noticia
de haber muerto tu madre.
Y Carâu, convertido en ave, prorrumpe en lamentaciones que repite hasta el presente.
Cogoé: (Ynambú Cogoé). Perdiz grande de los bosques. Ala esposa de Cogoé, hallándose él ausente, la mató un cazador, volvió a casarse y, temeroso que la segunda esposa corra la suerte de la primera, nunca se separa de su lado; y, si por cualquier motivo ella se aleja, o él, hallándose ella en el nido, se ausenta en busca de alimentos, la llama continuamente, repitiendo en su canto las palabras: ¿Mamó pa re ho? ¿Reime pa cuña? (¿Adónde te fuiste? ¿Estás, Mujer?). Según otra versión, grita: "¡Don Juan Cazador!" para que su mujer no se descuide.
Caguá: Un amuleto de plumas de Caguá, ahuyenta las serpientes; y una infusión de las plumas chamuscadas es sedante en la epilepsia. Existen dos largos compuestos dedicados exclusivamente a Caguá, describiendo su caída en una trampa armádale por un anciano cazador:
`Ynambú jhecó tuyá pe
"ose oguatá guatá;
" jha upéi nte o ñe mboty
"i py rejhe pe ñujha sa.
"Pe yave pe caraí tuyá
"i jypy pe ñapyse.
"¡Tuivichaité angá o pucá!
"¡Oity co i voríra!
"O yora jha pe ñuha sa
"o pereré ynambú cagué;
"i po güi ma ohó yevy;
"¡hakycué-re rehe o moñá!
Siguiendo perdiz su vieja costumbre,
salió a dar un paseo;
se le anudó por la pata
el lazo de la trampa.
En este momento el anciano
apareció en las cercanías,
¡Qué manera de reírse!
¡Había cogido una presa para su vorí!
(Vorí: plato criollo).
Al desatar el lazo de la trampa
batió las alas ynambú cagué;
de entre las manos se le escapó.
¡En vano le siguió corriendo!
Güyra toro: (o yacú toro) llamado por los indios mbyá "yayrú" y, en el lenguaje religioso "yacú sa güe" -lazo que fue del yacú. Cuenta la leyenda que Pahí Rete Curajhy y Yasy-ra (futura luna) los dos grandes héroes de la raza, fueron un día a cazar pájaros. Vivían los héroes en casa de los Mbahé Ypy (los seres primitivos) a quienes ellos consideraban como a sus parientes más cercanos, pero que en realidad eran los que habían devorado a su madre. Al disparar Yasyra contra un loro, éste esquivó la flecha, exclamando:
"Pende sy u haré,
"peí po-racá.
A los que devoraron a vuestra
madre sustentáis (con productos de la caza).
Pahí comprendió el significado de estas palabras, y ordenó a Yasy-ra devolviera la vida a todos los pájaros que habían cazado y los pusiera de nuevo en libertad. Un lazo de corteza de muembepí (philodendron) que habían utilizado para atar un yacú (faisán), lo tiró al aire convirtiéndolo en pájaro, Yacu-sa-güé, lazo que fue del Yacú, siendo éste el nombre que lleva hasta el presente en las tradiciones religiosas guaraní-mbyá. El güyrá toro o yacú-sa-güe, lleva en el pecho el rojo oscuro de la corteza de muembé pí de la que fuera creado.
Güyrá yapú: (llamado también "yacúrrey"); pájaro negro de pecho rojo y pico amarillo, muy ruidoso. Vive en bandadas, y todas las parejas construyen sus nidos, que semejan cestos col-gantes, en un mismo árbol, dando origen al "ñehengá":
Jhoga sarambí,
ñaimoha yacurrey raity.
Tiene la casa desordenada
como nidos de yacurrey.
aplicado a los que tienen casas con muchas dependencias se-paradas unas de otras.
Loro: El que llamamos "lorito sahyyú" ("paracáo" en guaraní-myá), ocupa un lugar destacado en los anales guaraníes. Fue Paracaó el que reveló a los futuros dioses Pahí Rete Cuarajhy y Yasy-ra, que su madre había sido devorada por los Mbahé Ypy (seres primitivos). Temeroso Pahí de que revelara a los hombres, también, los secretos del destino, lo desterró a Paracaó al Paraíso; siendo Paracaó el que resuelve si el que solicita admisión al
Yvá, merece o no entrar. (v. Güyrá toro).
Chopí: El valor de nuestro ñehengá puede aquilatarse comparando las cuatro palabras de la sentencia: "Tahyra sé, ñaimoha chopí -se parece chopí en eso de querer hijos", con los capítulos de "Pájaros del Paraguay" dedicados al güyrau y al chopí. En el capítulo dedicado al güyrau dice Azara, influido por los argumentos de su amigo Noceda, que este pájaro no es más que un chopí que aún no ha llegado a la plenitud del desarrollo:
"...en fin, dejando al tiempo que aclare la duda, pondré aquí a los dos pájaros juntos...".
Posteriormente, sin embargo, y en su capítulo dedicado al chopí, dice:
"Yo que sé lo mucho que Noceda ha observado en este pájaro, no debo dudar que la especie anterior o tordo común (güyrau) es un chopí que no cumplió el segundo año de vida. Los dejaré sin embargo, separados porque todavía puede quedar alguna duda en el particular...
Cita a continuación cinco puntos en que funda su opinión de que el chopí y el güyrau pertenecen a dos especies distintas; y el veredicto de nuestro satirista autóctono, expresado en mordaz sentencia de cuatro palabras, es que a Azara le asiste la razón, y que el güyrau no es chopí, aunque haya sido criado por éste, y por mucho que se le asemeje.
Corochiré: Según otra leyenda, el cantor ocioso fue convertido en pájaro después de una larga sequía que hizo malograr la cosecha, padeciéndose hambre a causa de los que no tenían pro-visiones de reserva. Es por eso que nunca abandona las cercanías de los arroyos (en partes se le llama "corochiré arroyo"); y en su canto pide abundancia de guavirá, arativú, avatiky, aquéllos, especies de frutas silvestres, y éste, maíz choclo. Estas palabras, se le oye pronunciar nítidamente en sus trinos.
Guayakí: Raza muy tímida que rehúye todo contacto con la civilización. Según la mitología guaraní-mbya, los guayakí fueron favoritos de los dioses pero, presentándose desnudos a una danza ritual, fueron esparcidos por las selvas y condenados a vivir eternamente errantes en castigo de su sacrilegio. Según las mismas tradiciones, los guayakí constituyen la familia humana más antigua, denominándoseles "i ñarucá tuyá", las costillas viejas. Los mbyá son "las costillas del medio", y los cristianos "las costillas nuevas".
Mainumby: Matar un colibrí o destruir su nido, trae desgracias; y el hecho de buscar su alimento en las flores, ha dado origen al sobrenombre que se le aplica, v. g., "yibutí yara", dueño (o creador) de las flores. Estas creencias vienen de lejos, pues mainumby ocupa lugar destacado en la teogonía guaraní, siendo él, el que alimentaba al Ser Supremo durante la creación:
"Güyrá ymá, mainó í,
"Ñande Ru yvaracá j ha.
Fue el pájaro antiguo, el colibrí,
el que sustentó a nuestro padre.
siendo "mainó" el nombre guaraní-mbyá de colibrí; y "yvaracá" equivalente, en el vocabulario religioso, de "poracá", sustentar.
Mimby: Los indios tienen dos clases de flautas, la larga y la corta. La flauta corta, mimby mirí. La flauta corta, dicen los caciques, engendra la ociosidad; no así la larga, mimby pucú, de notas más sonoras. A las mujeres les es lícito tocar la mimby mirí, no la larga, que se reserva para los hombres. Cuarajhy mimby, flauta del sol, es nombre que se aplica a una especie de garza por semejar su canto las notas de una flauta.
Mbahe-cuaá: La miel de las abejas Cuá-ñeti suele, a veces, ser tóxica, debido seguramente al hecho de haberse elaborado de néctar de flores narcóticas u otras sustancias nocivas. Estas abejas, eran brujos, i mbahe-kuaá va, y sufrieron la metamorfosis en insectos por haber abusado de su ciencia en perjuicio de sus semejantes. La toxicidad de la miel que elaboran, recuerda el poder que poseían en su existencia anterior.
Piririguá (pirincho, pilincho): Hemos visto (v. Acahe) que Acahe fue amonestado por Anó por su costumbre de meter las narices en todas partes; esto basta para que comience un tumulto;
Chopí ma catu i pochy,
ose o ñe remangá;
"Ni porai pico, ch'amigo
"Mbaheve y rehe ya yo tachá.
Curuvita ave i pochy,
jhetá o ye plagueá;
"Che resahí jha che arruinado,
“¡pero ku a vivoreá!
Pirincho o ñe mondyi
o ñaní o ganá coty;
oiké cué vo, nipo rahe,
i kyguá yepé oity.
Opá riré la pochy
Pirincho o ye yujhú
kyguá y güi hagüe puha,
i ñaca chará guasú.
Jhehi kuchigüy-güy:
"Imposible, che ryke"
“¡e ñe haha e ñaca pyti!
"¡pe ñaca i vai eté!
También Chopí se enojó,
salió arremangándose:
"No es bueno, amigos,
"tacharse mutuamente sin motivo para ello.
Curuvita también se enfadó,
mucho rezongó:
"Soy chico y enclenque,
“¡pero soy ágil, eso sí!
Pirincho se asustó,
corriendo se introdujo en un cuarto;
y, al entrar
hasta el peine lo perdió.
Una vez terminada la pelea,
Pirincho se encontró
con el cabello en desorden por falta de peine,
y la cabeza todo desaliñada.
Dijo el kuchuigüy-güy
¡Imposible, mi hermana mayor!
Trata de atarte los cabellos,
¡tan fea está tu cabeza!
Urutaú: (llamado también Guaimí-güé, la que fue una anciana). Según otra leyenda, urutaú, el ave fantasma, es la rencarnación de una anciana: guaimí, enviada a la capuera con un grupo de jóvenes para recoger maíz y porotos, con el encargo de volver antes de llegar el sol al cénit. Dedicándose los demás a las tareas que se les habían asignado, la anciana se trepó a un tronco a fin de observar el sol y avisar en, cuanto se aproximara al cénit: cuarajhy mbyté. Pero, quedándose dormida, no se despertó sino al desaparecer el astro y haber regresado todos sus compañeros, siendo ella convertida en ave, urutaú, ave fantasma; o guáimí-güé, la que fue anciana.
Ynambú guasú: La perdiz grande de los prados. Érase una señora muy pobre que mantenía su familia con el producto de cien trampas para cazar pájaros: ñujha o pyvo. Un día, antes de salir a hacer su recorrido habitual, y mientras tomaba el mate, se quejaba amargamente de su destino. Aquel día, halló en el primer lazo, una perdiz; en el segundo, otra; en el tercero, otra; y así sucesivamente hasta verse obligada a arrancar el ysypó (bejucos) para asegurar tanta presa. Y, al agacharse para coger la perdiz de la última trampa, levantaron vuelo las perdices, arrastrando consigo a la señora. Tras mucho buscar, sus afligidos hijos dieron con ella, hallándola detrás de un enorme tacurú (hormiguero), rodeada de la bandada de perdices.
"¿Ndei co, mamita?" (¿eres tú, mamita), gritaron los hijos, acercándosele corriendo para pedirle la bendición.
"Che, jha nda chef" (soy yo y no soy yo) exclamó la señora, al ser metamorfoseada en ave para escarmiento para los que no se conforman con su destino; siendo éstas las palabras que pronuncia hasta el presente.
Ynambú guasú, llamada por los mbyá Ynambú pyta (perdiz roja) figura, según la teogonía guaraní, entre los primeros seres que poblaron la tierra:
Mbói ymá, tatú i, ynambú pyta,
ñande Ru yvy mongyha ypy haré.
La víbora antigua (ñandurié, el pequeño armadillo, la perdiz roja) son los que originariamente ensuciaron la tierra de nuestro Padre.
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