LA REVOLUCIÓN DE 1904
LEANDRO PRIETO YEGROS – COMPILADOR
Editorial CUADERNOS REPUBLICANOS
Imprenta OMEGA
Asunción – Paraguay
Setiembre de 1990 (341 páginas)
PRÓLOGO
La revolución de 1904 es un acontecimiento de nuestra historia política que se presta a la controversia. Por eso, ante todo es preciso determinar cuáles son nuestras reales intenciones: si vamos a realizar un proceso de esclarecimiento para aproximarnos a la verdad, o si vamos a embarcamos en una encendida polémica en la que pretendemos que prevalezcan nuestras pasiones sectarias.
Nosotros nos situamos en la primera postura. Queremos saber, hasta donde ello sea posible, cuáles fueron los hechos, cuáles sus motivaciones y cuáles sus resultados. Entonces, nada mejor que dar la palabra a quienes, en uno u otro bando, se ocuparon del tema y sentaron posiciones. Y más positivo aun, si ese material está reunido en un solo volumen, para que el lector tenga a la vista, el pro y el contra de la argumentación desplegada por ellos en ocasión de enjuiciar aquel suceso.
Previamente hay que situar a la revolución de 1904 en su contexto verdadero. Desde 1874, en que el Partido Nacional promovió la revolución, que con el General Caballero al frente, se levantó en armas contra el gobierno de don Salvador Jovellanos, el país no había vuelto a presenciar una conmoción semejante, salvo excepcionales brotes de violencia, como la protesta liberal del 18 de octubre de 1891, que comenzó y terminó en una sola jornada.
Bien o mal, según el punto de vista de cada uno, el "caballerismo" antes y después de 1887 (año de su fundación institucional con el nombre de Asociación Nacional Republicana), había mantenido la paz pública sin mayores dificultades, desarrollando una tarea gubernativa que hasta entonces nadie había cuestionado a fondo, existiendo, es cierto, criticas aisladas, contra determinadas medidas concretas, pero hasta ahí nomas.
El sistema instituido en la Constitución de 1870 venía funcionando casi con total normalidad. Lo que nos está diciendo que estaban abiertos los canales institucionales para operar los procesos de cambio, en forma pacífica y sin mayores turbulencias. Pero he aquí que en 1904, el liberalismo resolvió apelar a las armas, para buscar un veredicto que no era probable se diera en los comicios de entonces, dada la compacta mayoría que ofrecía el coloradismo desde el gobierno. No cuestionamos la revolución. Nos limitamos a señalar hechos.
Es probable que luego de treinta años de paz -nos referimos al período 1874-1904- perdida la imagen del efecto desquiciador de las revoluciones campales, sus contemporáneos incurrieran en una suerte de deificación del cambio violento, hecho que histórica y sociológicamente suele presentarse cíclicamente en los anales humanos. Y en consecuencia, se viera a la revolución como una universal panacea, capaz por si misma de solucionar, de una vez y en forma tajante, todos los problemas que afectaban a nuestros conciudadanos de aquel tiempo. Y, fuerza es reconocerlo, esta clase de espejismo suele cegar momentáneamente a sus inspiradores, hasta que la realidad, con la tozudez que le caracteriza, venga a interferir finalmente el anhelo de los alucinados. Pensamos que algo de esto pudiera haber ocurrido en 1904.
Atenazados por el amor a la verdad, buscamos la metodología idónea para arrimarnos a ella. Y comenzamos a seleccionar los textos. Abrimos esta compilación documental con el relatorio de don Arturo Brugada, figura prócer del Partido Nacional Republicano, protagonista de aquel evento. Y frente a Brugada alineamos a connotados publicistas liberales -Eligio Ayala, R. Antonio Ramos, Eusebio Ayala y Justo Pastor Benítez- quienes con elocuencia y veracidad plantean una insoslayable autocrítica. Concluimos con el enfoque del Coronel Arturo Bray, militar institucionalista según se define, pero motivado según podemos apreciarlo, por un fuerte sentimiento de simpatía hacia el liberalismo; y con el profesor Francisco Gaona, quien describe las implicancias históricas de la revolución de 1904, desde la óptica desapasionada del sociólogo. Evidentemente, la pléyade es de óptima calidad y sus juicios equilibrados nos inducen a pensar que procuraron ser objetivos. Al final de cada artículo, nos permitimos reflexionar sobre lo expuesto por cada autor.
De modo que, lejos de ser nosotros personeros del sectarismo, procedemos aquí con absoluta lealtad y probidad intelectual, en una búsqueda acuciante de comprensión, antes que abanderados de la intolerancia, que nubla el entendimiento humano.
Amigo lector: Ponemos en tus manos lo que algunos paraguayos eminentes, de filiación política distinta, dijeron sobre la revolución de 1904, dejando constancia de la existencia de otros trabajos relacionados al mismo tema, de tanto valor como los que ofrecemos en este volumen.
Hemos sostenido siempre que el pueblo es el único juez ante el tribunal de la historia. Y a la luz de lo expuesto por los mencionados ciudadanos, uno puede formarse un criterio exacto de la revolución de 1904 y de sus resultados. El fallo debe darlo la ciudadanía.
Pero más allá de su enjuiciamiento, queda en pie la esterilidad de la violencia. Con la revolución de 1904 se inicia una tremenda anarquía, que asola al país entero. Y deben pasar largos años, para que se restablezca alguna estabilidad, en cuyo transcurso se plantean -pero no se solucionan- los grandes problemas nacionales.
Saltando etapas, tenemos una recaída en 1947. Y en alguna medida, los sucesos se presentan en forma recurrente. La anarquía nos envuelve a todos; vivimos situaciones inciertas; el autoritarismo resucita y acertada o equivocadamente, se piensa que ahora ha sido conjurado.
Lo que ya no es posible es que la política paraguaya oscile entre la anarquía y el autoritarismo, signada por la violencia. ¿Acaso no es hora que intentemos la democracia? ¿Estamos condenados a vivir destruyéndonos? Este último extremo es inaceptable.
Sostenemos, invocando el patriotismo, que la violencia debe ser desterrada para siempre de nuestras confrontaciones políticas. Que el odio debe ceder ante la convivencia respetuosa entre los ciudadanos que piensan de modo diferente. Y que únicamente las urnas deben determinar quién debe gobernar, por imperio de la voluntad soberana del pueblo.
Agosto de 1990.
Leandro Prieto Yegros
INDICE
PRÓLOGO
CAPITULO I
EL DOCTOR ARTURO BRUGADA Y LA REVOLUCIÓN DE 1904
CAPITULO II
EL DOCTOR ELIGIO AYALA Y LA REVOLUCIÓN DE 1904
CAPITULO III
EL DOCTOR R. ANTONIO RAMOS Y LA REVOLUCIÓN DE 1904
CAPITULO IV
EL CORONEL BRAY Y LA REVOLUCIÓN DE 1904
CAPITULO V
JUSTO PASTOR BENÍTEZ: CAUSAS DE LA ANARQUÍA DE 1904-1923
CAPITULO VI
EL PROFESOR FRANCISCO GAONA Y LA REVOLUCIÓN DE 1904
CAPITULO VII
EL DOCTOR EUSEBIO AYALA Y LA REVOLUCIÓN DE 1904
CAPITULO I
EL DOCTOR ARTURO BRUGADA Y LA REVOLUCION DE 1904
Pocos ciudadanos ejercieron una influencia tan positiva en la rica existencia política de la Asociación Nacional Republicana, como el Doctor Arturo Brugada, por el afecto que supo despertar en los sectores más humildes de la sociedad.
Colorado y nacionalista de prosapia, Brugada fue uno de los primeros en desarrollar grandes tesis sociales en el seno de nuestra comunidad, comprendiendo cabalmente los problemas del campesino y del obrero y la necesidad de una legislación social de amplia visión de futuro, para satisfacer los dictados de la dignidad humana.
Brugada era adorado por las multitudes. Combatió fieramente a la oligarquía legionaria, enfrentó con valor la prepotencia y su vida es un canto a la lucha y a la vocación de servicio al pueblo, cuyo legitimo representante fue durante el curso de su existencia, infortunadamente truncada por una crisis cardiaca, que lo llevó a la tumba, No obstante, ha dejado una estela profunda en la historia política paraguaya y un mensaje de redención social, nacional y popular, en la filas del Partido Colorado.
Protagonista en su juventud de los sucesos de 1904, el Dr. Arturo Brugada nos legó un valioso testimonio -enriquecido con los documentos anexos de propiedad de su hermano Ricardo- que vio la luz a lo largo de los meses de agosto y septiembre de 1922, en las columnas del diario "Patria", calificado exponente del pensamiento de la acción del coloradismo, en los duros años de oposición al régimen liberal.
La exposición y las conclusiones que se extraen del trabajo del Dr. Arturo Brugada, además de su valor por proceder de quien proceden, tienen el signo de la verdad objetiva, dicha sin segundas intenciones, con el calor de convicciones hondamente sentidas, reveladoras de aquellos sucesos tal como ocurrieron.
He aquí el enfoque del Dr. Arturo Brugada sobre los sucesos de aquel fatídico año 1904:
LA REVOLUCIÓN DE 1904
I
"El 4 del corriente hizo justamente diez y ocho años, que estalló la revolución pomposamente llamada libertadora, y que encabezada por los titulados liberales, se levantó en arenas contra el gobierno del coronel don Juan Antonio Escurra.
Fue aquella campaña revolucionaria, la más injusta e insensata de cuantas se han emprendido en la República, por ir dirigida contra una de las administraciones mas honestas de que pueda envanecerse el país.
El coronel Escurra desempeñaba la primera magistratura desde el 25 de Noviembre de 1902, con el beneplácito de la inmensa mayoría de sus conciudadanos. Desde el primer momento supo implantar una política eminentemente nacional, ubicando en los puestos públicos a los elementos de mayor valía.
Sin los odiosos exclusivismos que caracterizan a los gobiernos regeneradores (?), utiliz6 ampliamente el concurso de todos los ciudadanos bien intencionados y de idoneidad reconocida.
Hábil mandatario, constituyó su gabinete con personalidades de la talla intelectual de Antolín Irala, Francisco Chávez, Pedro Peña, Fulgencio Moreno, J. Emilio Pérez, Antonio Sosa y Cayetano Carreras.
Actuaron también como ministros suyos, hombres representativos y de figuración como los generales Bernardino Caballero y Patricio Escobar, don Eduardo Fleitas y el coronel Antonio Cáceres.
Doy, ahora, los nombres de algunos de los liberales que ocuparon puestos de importancia durante ese ultimo gobierno de los colorados: Miembros del superior Tribunal de Justicia, los doctores Emeterio González y Juan Cancio Flecha; vocales de la Cámara de Apelación en lo Civil, los doctores Benigno Riquelme, Marcial Sosa Escalada, y Pablo J. Garcete; vocales de la Cámara de Apelación en lo Comercial y Criminal, los doctores Fé1ix Paiva y Manuel E. Carvallo; Jueces de Primera Instancia en lo Civil, los doctores Manuel Burgos, Juan González Peña, Juan B. González, don José D. Talavera y don Cayetano Vallejos, Juez de Comercio, don Amancio Insaurralde; Juez de Primera Instancia en lo Criminal, don Vicente Brunetti; Defensor General de Menores, don Juan Ascencio Aponte; Defensor de Pobres y Ausentes, el doctor Gregorio Cálcena; Fiscal del Crimen, el doctor Teodosio González; Agente Fiscal en lo Civil, el doctor Gregorio Ortiz; Defensor de Reos Pobres, el doctor Eligio Ayala, quien también lo fue después, de Pobres y Ausentes; Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario ante los gobiernos de Norte América y de Méjico, doctor Cecilio Báez; E. E. y M. Plenipotenciario ante los gobiernos de la Argentina y el Uruguay doctor Manuel Viera; don Manuel Gondra. Comisionado a Buenos Aires Dr. José T. Legal, Decano ad-interim, de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales; doctor Héctor Velázquez, Rector de la Universidad Nacional; doctor Manuel Franco, Director del Colegio Nacional, habiendo sido también administrador del Banco Agrícola; doctores Eusebio Ayala y Manuel Benítez, miembros del Consejo Secundario y Superior; don Manuel Amarilla, miembro del Consejo Nacional de Educación; doctor Ernesto Velázquez, director de la escuela Normal de Maestros; doctor Juan J. Soler, sub-director general de la Escuela; don Estanislao Pereira, director del Colegio Nacional de Concepción; los señores doctores Tomás Airaldi, Manuel Gondra, Manuel Irala, Cleto de J. Sánchez, Manuel Amarilla y otros, profesores de los institutos de enseñanza; don Juan Silvano Godoy, director de la Biblioteca, Museo y Archivo Nacional; don Silvano Mosqueira, jefe de la Sección Archivo; don Gerónimo Pereira Casal, director general de Correos y Telégrafos; don José M. Ávila, secretario de la Oficina del Registro Civil; don Alfredo Jacquet, sub-secretario del Ministerio de Relaciones; Pastor Ibáñez, secretario del Ministerio del Interior; doctores Andrés Gubetich y Eduardo Alvarín Romero, director del Conservatorio Nacional de Vacunas; etc.
Ocuparon también puestos en aquella administración los siguientes señores liberales:
Rodolfo Fernández, Enrique Jacquet, Alberto Schenoni, Alejandro Arce, Conrado Vera, Carlos Machaín, Luis C. Ortellado, Olegario Varela, Enrique Ayala, Heríb Campos Cervera, Eliodoro Arbo, César Velilla, Manuel Peña, Gregorio Taboada, Juan C. Díaz, Ángel Battilana, José Mena, Gustavo Sosa Escalada, Benjamín Báez, Pedro Recalde Z., José Insfrán, Natalicio Frutos, Víctor Idoyaga, Vicente Álvarez, Leocadio Almeida Huerta, Francisco Gubetich, Jorge N. Casaccia (h), Claudio Cálcena, Higinio Arbo, Rogelio Urizar, Juan Díaz de Vivar, Estanislao Idoyaga, Antonio A. Taboada, Emiliano Valdovinos, Marcos Caballero Codas, Emiliano Saguier, Sila Godoy, Leandro N. Abente, Juan A. Parini, César Fretes Ayala, Américo Benítez, Nicanor Patiño, Eduardo Romero, Luis Wasmosi, José Jorge Parodi, Alfredo D. Nin, etc., etc.
Hubiera querido completar esta enumeración que hago, añadiendo los nombres de los otros miembros de la oposición que estuvieron al servicio del gobierno de Escurra. Pero como dar la nómina íntegramente seria imposible, púes la lista, por su extensión, abarcaría varias columnas del diario, creemos que basta ya con lo expuesto.
Nos parece, por otra parte, que demás está hacer constar de que no constituye novedad alguna, el hecho de que en aquella administración, figurasen en gran número personas desafectas al oficialismo. Pues era norma de conducta invariablemente establecida bajo la dominación colorada, no hacer cuestión de partidismo para el nombramiento de los empleados públicos.
De muy diferente manera proceden los liberales de nuevo cuño, que sólo exigen para llenar un empleo administrativo que se suscriba el gran libro azul que llaman. Es la única condición requerida a los aspiradores al presupuesto, para formar de ellos partidarios fieles, sumisos y sobre todo flexibles. Poca cosa para estos tiempos, en que para satisfacer al estómago se ha perdido hasta la noción del honor y la dignidad.
II
Fue la revolución de l904, obra de la traición y la felonía: Habiendo el gobierno de Escurra adquirido un buque mercante para transporte de frutos del país, fue nombrado para comandarlo, don Ildefonso Benegas. El señor Adolfo R. Soler, como se sabe, fue poco antes, enviado a Buenos Aires, para negociar su compra.
Algunos años después, el coronel Duarte aseguró en carta publicada por la prensa, que el Sajonia, tal era el nombre del buque, había pasado a poder del Comité Revolucionario por la suma de $ 45.000. Así canallescamente abusóse de la ilimitada confianza depositada en los hombres de la oposición. Y quién había de imaginarse tampoco, que de esa manera se correspondería al gobierno, que daba generosamente franca participación en las funciones públicas, sin consultar el matiz político de los ciudadanos, cuyo concurso reclamaba en beneficio de la nación.
Hemos visto, pues, de qué modo se retribuyeron los favores que colmaba el presidente Escurra a quienes más tarde le pagarían con la moneda de la ingratitud.
Y lo que es peor todavía, aprovecharon algunas valiosas amistades en la Argentina para asegurar el éxito de aquella cruzada libertadora (?) ¡Desde entonces desgraciadamente data la intervención extranjera, en nuestras luchas fratricidas!
Transcribo del diario "La Reforma" de La Plata -Provincia de Buenos Aires,- lo siguiente, aparecido en su número del 6 de agosto de 1904:
"Las autoridades tratan en toda forma de desautorizar nuestra información de ayer, respecto al reclutamiento y embarque de gente en el vapor "Sajonia" y nos explicamos la razón de ello, puesto que ha sido la comisaria de la sección segunda con su comisario a la cabeza, y con beneplácito de la jefatura, la que ha cometido todos los inauditos atropellos, a fin de llevar a cabo la obra de formación del ejército revolucionario que pretende derrocar a las autoridades constituidas del Paraguay.
La verdad de los hechos esta latente, de ella tiene conocimiento todo el público, y La Reforma, que no tiene por qué ni debe silenciar estos vergonzosos hechos, se ratifica en lo dicho, protestando de la veracidad de sus afirmaciones.
Las armas y municiones que llevan los tales revolucionarios, han salido de los depósitos de la jefatura de policía, ¿puede haber entonces desconocimiento de los hechos?
Las autoridades tenían conocimiento desde tiempo atrás de lo que se hacia y de lo ocurrido anteanoche, pues todo se ha estado fraguando con su consentimiento y aun mas, con su apoyo.
El inexplicable silencio de la mayoría de la prensa, no tiene atenuante posible en esta emergencia, y no titubeamos un só1o instante en criticar su cobarde conducta, surgida por las explicaciones dadas por las autoridades provinciales pretextando la ignorancia de lo ocurrido.
La mayoría de la gente mandada por el comisario García, va con uniforme de vigilantes y de la gendarmería.
A los datos que consignáramos ayer sobre los atropellos llevados a cabo en Tolosa, por el comisario García, oficial Fernández y otros empleados de la comisaria segunda, tenemos que agregar hoy, que en el embarque de la gente al tren especial, efectuado con toda violencia, han habido varios heridos y contusos.
Que muchos de los que se han llevado van engañados: a unos se les ha dicho que van a una colonia del Chaco, a otros a una proclamación, así por el estilo han sido engatusados la mayoría; los menos son los que saben que van a hacer la tan sonada revolución.
Al comisario García se le han acordado tres meses de licencia, lo mismo que a otros empleados policiales y municipales que forman en ese grupo revolucionario.
A bordo del Sajonia han habido escenas sangrientas, de cuyas resultas han quedado varios de los expedicionarios que se conducen a la fuerza, heridos de alguna gravedad.
En la ribera, al efectuarse el embarque, hubo también varias grescas e incidentes; una persona ha visto al comisario García, que con revólver y bastón en mano se defendía de la agresión que le llevaron los amotinados.
El cabecilla Caballero, hubo de ser muerto por uno de los jóvenes que trajo engañado de Buenos Aires habiendo evitado el hecho, un grupo de la gente armada que estaba a bordo del "Sajonia".
De Buenos Aires y de Rosario, han salido otras expediciones, en la misma forma y con el mismo objeto que la mandada por el comisario García.
El vapor "Sajonia" es del comercio del Paraguay; tiene cuatrocientas cincuenta toneladas de registro, y esta mandado en está expedición por el ex diputado paraguayo Benegas.
El numero de los expedicionarios alcanza a 250, pues no son só1o los 80 que se condujeron en el tren especial sino que en todos los trenes de la tarde y de la noche se estuvieron llevando grupos de individuos.
De aquí de La Plata, van en la precipitada expedición, entre otros, los señores Francisco Tapia, Aníbal Segovia, y un tal Bazerque, etc.
El gobierno argentino debe velar por las buenas relaciones con los países limítrofes, garantizando por los medios a su alcance los usos y practicas del derecho internacional.
Debe, por ejemplo, garantir en caso de convulsiones intestinas en los países limítrofes, la neutralidad absoluta del gobierno.
Y debe en otro orden de acontecimientos velar porque la paz pública de ese mismo país no sea perturbada por elementos amparados por funcionarios públicos argentinos.
Este último caso es el que debe ocuparnos. Se intenta una revolución en el Paraguay y desde aquí como hemos denunciado, funcionarios policiales reclutan públicamente gente para ese fin, y las arma con armas del depósito policial.
Tal hecho implica una violación descarada de los deberes internacionales de buena vecindad, que el gobierno no puede permitir sin hacerse cómplice o encubridor de los hechos que hemos consignado."
III
Ya en poder de los revolucionarios el vapor "Sajonia" bautizado después por los libertadores con el nombre de "Libertad", salía el 4 de agosto del puerto de Buenos Aires, con rumbo al Paraguay.
El 8 de agosto se declaró en estado de sitio todo el territorio de la República por quince días; el 22 prorrogóse por sesenta días mas. Y como el movimiento iba prolongándose más de lo que se esperaba, el 19 de octubre lo era por otros treinta más. Por ultimo, el 22 de noviembre, volvía a dictarse otra prórroga por treinta días.
Por otra ley de fecha 22 de agosto, el Congreso autorizaba al P.E. para invertir de los fondos de emisión destinados a la construcción de cloacas y aguas corrientes, la suma necesaria para la pacificación de la República. Y demás esta decir, que el gobierno hizo uso discrecional de esos fondos, en la defensa de las instituciones legales.
Ahora bien, el Partido Nacional Republicano que apoyaba entonces la política del Presidente Escurra, lanzó en los primeros momentos este manifiesto dirigido a los
Correligionarios:
Nuestro partido, con el concurso de todos los intereses conservadores del país en los comicios ordenados y libres de 1902, designó al coronel don Juan Antonio Escurra para ejercer la primera magistratura de la República y representar los principios de la libertad y de la justicia.
Desde ese alto cargo ha seguido una política amplia de garantías, de libertad y respeto a todos los derechos, servida por un Ministerio moderado, y que busca sinceramente el bien de la Nación.
Como efecto de esa política expansiva y conciliadora se muestra completa la representación política del país en el ejercicio de los Poderes Públicos, en que las funciones de honor y confianza han sido discernidas, indistintamente, a ciudadanos pertenecientes a todos los partidos que dividen la opinión de la República.
La patria es el hogar común y ningún partido tiene derecho para turbar la paz de los pueblos, porque debe discutir pacíficamente sus querellas dentro de la Constitución y de la Ley.
En situaciones como la actual, de plenitud entera en la vida publica, con la presencia de todos los partidos en el gobierno, la paz que es, con el crédito y la inmigración, el principal factor de todos nuestros progresos y anhelos de perfección constitucional, se encuentra puesta bajo la custodia del patriotismo común, y vosotros los heroicos miembros de nuestro gran partido netamente paraguayo, en todos los momentos críticos habéis acudido en defensa de la santa unidad de la patria, con la pasión de las grandes esperanzas que inspiran sus ideales, habéis sido también, en primer término, los obreros en la noble tarea de la reconstrucción nacional, cuyos beneficios empieza a sentir la generación presente, difundiéndose su simpática influencia fuera de nuestras fronteras; y a vosotros, creemos de nuestro deber dirigirnos en tan penosa emergencia convencidos de que como siempre, acudiréis presurosos a prestar vuestros esfuerzos, para afianzar un orden de cosas que habéis contribuido a establecer, con vuestra abnegación, sacrificios y vehemente patriotismo.
Constituye, pues, el cumplimiento de un deber moral y de un deber cívico de los buenos paraguayos, concurrir con todo el entusiasmo y la decisión de que somos capaces para sostener las autoridades legales y restablecer la tranquilidad publica, perturbada sin causas, en circunstancias que el país, vivía entregado a las seguridades del orden y de la paz, labrando afanosa la prosperidad y bienestar nacional.
El Partido Nacional Republicano, que es la escuela conservadora de la política paraguaya, ha creído siempre, con razón, que después de los grandes desastres y profundos sacudimientos del pasado, hasta el presente la influencia benéfica de la paz y de la Constitución para radicar la grandeza de nuestro pueblo, por eso exhorta a sus correligionarios a levantar con brazo vigoroso la sagrada bandera de la patria, y defender en su torno, a la autoridad constituida, como expresión de la ley que emana del pueblo.
Es necesario, con mano firme e inquebrantable energía moral sofocar en su nacimiento el germen de la anarquía que asoma en la República engendrado por algunos espíritus turbulentos, que no se conforman con las situaciones ordenadas.
Ese grupo de facciosos, no representa las gloriosas tradiciones de la patria que encarna nuestro partido, y en su seno no ostenta un sólo nombre que diera lustre a las armas nacionales, y sus componentes, con el movimiento subversivo, dan pruebas de que no aman los signos de la prosperidad renaciente que observamos por todas partes, ni el restablecimiento de los negocios cada vez mas visible, el acrecentamiento de la renta y el de la inmigración que recobra un movimiento ascendente, después de haber pasado el país por épocas sombrías y azarosas.
Deplorando los acontecimientos últimamente operados, que vienen a alterar el orden publico, el Partido Nacional Republicano, consecuente con sus honrosas tradiciones, se apresta nuevamente a sostener el imperio de la constitución y salvar el honor nacional en peligro.
General Patricio Escobar General Bernardino Caballero
Vicepresidente Presidente
Remigio Mazó Guillermo López Moreira
Secretario Secretario
Ante el llamado de los viejos jefes del Partido, los afiliados respondieron debidamente. Organizáronse numerosos batallones bajo la dirección de conocidos jóvenes, algunos de los cuales se pasaron después a la otra alforja, siendo hoy nuestros mas apasionados adversarios. Y se explica: estamos caídos.
Por su parte, don Federico Bogarín, que acababa de ser nombrado Jefe de Policía, publicó también este manifiesto:
"El Jefe Político de la Capital de la República, investido en momentos supremos de la grave responsabilidad de mantener el orden publico, tiene el alto honor de dirigirse a la población asuncena sin distinción de nacionalidad ni banderías políticas, para manifestarle con la sinceridad con que siempre ha procedido en todos los actos de su vida política encaminada constantemente al bienestar de la patria, que ha asumido el cargo con la entereza y energía que convengan a las circunstancias a fin de conservar en pie los principios constitucionales del respeto al honor, a la vida y a la propiedad, sin desmedro alguno y en forma a garantizar el hogar común, en donde no debe ni cabe hacer distingos.
Es que el culto sacrosanto que debe prestar el ciudadano a esa augusta deidad, la patria, aleja y proscribe los sentimientos egoístas que deben acallarse, siempre que las grandes conveniencias sociales, los grandes intereses mancomunados exijan el sacrificio de intereses transitorios y personales, que nada son ni significan, ante la grandeza de los ideales y de la vida nacional, que es perpetua e intangible. Los egoísmos y las pasiones personales sólo sirven con frecuencia para bastardear las instituciones, amenguar los principios, estancar el desenvolvimiento de los pueblos, y muchas veces -y esto es lo más doloroso- para malgastar las grandes energías de la Nación, que deben desenvolverse en las solemnes contiendas internacionales, en que realmente se pone a prueba el honor nacional.
Según el régimen de las democracias, el Gobierno de los pueblos corresponde al que representa a la mayoría, que significa las fuerzas vivas de la Nación, en que se suma todo lo que traduce las distintas esferas de cultura social.
Si, pues, los principios salvan a las naciones. Cuando se mantienen incólumes, el modesto ciudadano no es, ni se considera, enemigo de nadie, al asegurar a todos, no sólo mientras desempeñe transitoriamente el cargo, sino siempre que posteriormente lo pueda, con sus advertencias y consejos, en la convicción de que los vuelos de sus sentimientos altruistas los conoce no sólo un núcleo consciente de patriotas de verdad, de alta representación política y social que espontáneamente le ha ofrecido su concurso eficiente, en estos momentos angustiosos, sino de una porción selecta distribuida en la República y en el exterior.
Las ideas no se ahogan con violencias y las naciones ganan mucho en sus contiendas intestinas, cuando salvan los principios.
Nacionales y Extranjeros: a vosotros me dirijo para significaros con toda la efusión de mi alma, poniendo por testigo a Dios y como prueba de sinceridad el sacrificio de mi propia vida y de la de los honorables conciudadanos que me rodean en estos momentos para compartir conmigo la responsabilidad de una situación anormal, si fuese necesario, que la Jefatura Política que desempeño y aun después de las eventualidades que corra la República, mi promesa de seguridad a la persona, la vida, el honor y la propiedad de todos los habitantes de la capital, no será bastardeada, porque su modesto nombre, felizmente, por azar de los acontecimientos, esta vinculado con personas de alta representación en el civismo paraguayo, sin reconocer banderías ni fronteras, que jamás ha reconocido el patriotismo.
Conciudadanos y Extranjeros: Dignaos aceptar esta manifestación con la sinceridad que merece la espontaneidad, en la firme Convicción de que el Jefe Político de la Capital no tiene ni puede tener mas enemigos que los que, por cualquier modo, traten de alterar el orden publico, que significa el respeto al honor, a la vida y a la propiedad de todos los habitantes de la República.
Federico Bogarín
Asunción, Agosto 11 de 1904.
IV
Para llevar a cabo el movimiento armado de 1904, se entendieron los dos grupos en que se hallaba fraccionado el Partido Liberal. Partido que, desde hacia algunos años se había dividido en cívicos y radicales, a causa de algo que era trascendental para ellos. Se trataba de unas cuantas bancas legislativas ofrecídales por el presidente Egusquiza.
Y como todos no podían ser representantes surgió la discordia, produciéndose así el cisma dentro del liberalismo. Constituidas sus respectivas comisiones llegaron a combatirse encarnizadamente no só1o desde la prensa, sino también en los comicios, presentándose con candidatos propios. ¡Y fueron estos políticos que por simples ambiciones personales desacreditaron al Partido Liberal los que en 1904 vinieron con las pretensiones de regenerarnos, echando por tierra a los gobiernos barbaros y rateros como llamaban a los colorados.
¡No debemos olvidar que los mismos que nos hablaban ayer de Regeneración son los que hoy andan con el cuento de la Democratización!
Recién el 15 de agosto lanzaron en Villeta un manifiesto, cuya redacción fuera encomendada al doctor Manuel Benítez. Se hace en el infundadamente una serie de cargos gratuitos al gobierno de Escurra, olvidándose que este había dado amplia intervención en sus gestiones administrativas a hombres de todas las tendencias políticas.
He aquí algunos párrafos del manifiesto en cuestión:
El Presidente de la República tiene que rodearse de ciudadanos afines, que piensan como el, hablan su lenguaje y tienen las mismas cortas miradas. Literalmente sin instrucción, sin las nociones mas elementales aun para la vida ordinaria, el coronel Juan Antonio Escurra no hace más que degradar la primera magistratura, que ha escalado por sorpresa, en medio del asombro general de propios y extraños. Fruto de una dictadura militar apenas disfrazada, representa este gobierno por si solo un retroceso de cincuenta años, con otros de estancamiento, y arroja del país desde su inauguración, 25 de noviembre de 1902, al estrecho sendero que conduce, indefectiblemente, a la revolución armada.
Puerta franca, garantida con todos los recursos del poder, a los advenedizos, a aquellos que no tienen ubicación social, intelectual, ni política, faltos de toda noción, a aquellos que forman la masa de la población flotante que se adhiere a los gobiernos corrompidos en las épocas de decadencia. Al coronel Escurra le cupo la triste suerte de llamar de los bajofondos de la sociedad a muchos de sus colaboradores, los unos simplemente obscuros, ignorantes, sin más mérito que vergonzosas coyunturas, los más de malos antecedentes envilecidos en larga vida de abyección, residuos despreciados de gobiernos anteriores. Son los mejores agentes de la concupiscencia mas desenfrenada que jambas ha azotado a la República.
Es acaso innecesario agregar que de estos elementos son reclutados hasta los candidatos a senador y diputado.
Nunca ha habido tanta relajación en las esferas superiores del gobierno; jamás menos respeto a la ley y a la dignidad personal; nunca tanto desprecio al ciudadano honesto o de pensamiento; jamás tanto predicamento de cortesanos insignificantes; jamás mayor influencia de sicarios ensoberbecidos.
El Poder Ejecutivo se halla en manos, de una camarilla, todo un sindicato organizado para usufructuar el poder. Es el centro de la inmensa máquina que se ramifica en el congreso y los tribunales. Está compuesto de ciudadanos ignorantes de cínica concupiscencia o de humillante insignificancia.
Es muy extraño, sin embargo, que los liberales que actuaban en el Congreso no hubiesen intentado promover el juicio político contra una administración que llamaban corrompida y dilapidadora de los tesoros públicos. Ni interpelaciones siquiera contra los ministros del Poder Ejecutivo. El general Benigno Ferreira fue nombrado presidente provisorio de la República y general en jefe del ejército de operaciones; Vice presidente designósele a don Emiliano González Navero; Secretario General de la Junta Suprema de Guerra, don Manuel Gondra. En Pilar, declarada capital provisoria funcionó el gobierno civil con González Navero a la cabeza. Ferreira instalose en Villeta, donde se estableció el cuartel general.
En el diario "La Argentina" de Buenos Aires, el 22 de Mayo de 1909, al ocuparse de aquella revolución, dice un distinguido compatriota nuestro:
"En 1904, el señor Manuel Gondra se encontraba en Buenos Aires desempeñando una misión que encomendole el gobierno del coronel Escurra, quien le asignó un sueldo de trescientos pesos oro mensuales para el efecto.
En vez de cumplir con su cometido, convirtiose en conspirador contra el gobierno de su patria, y para conquistar prosélitos decididos, afirmaba que los colorados eran instrumentos del Brasil, y que se trataba de extirpar esa influencia peligrosa para el Paraguay.
Numerosos paraguayos que hacía años se encontraban en el ejército y marina argentina, se aprestaron gustosos para la lucha (Duarte, Ayala, Cabañas Saguier y Báez); el compatriota comandante don Elías C. García que estaba al frente de una comisaria en La Plata y que tenia resentimientos con el gobierno de Escurra, se puso de acuerdo con Gondra y activaron los trabajos revolucionarios, secundados eficazmente en la Asunción por el entonces diputado don Adolfo R. Soler, quien con habilidad engañó al gabinete colorado, que depositó en el, entera confianza, interviniendo en la compra de un vapor mercante, el "Sajonia", para cuyo comando se designó a un íntimo y aliado de Gondra, don Ildefonso Benegas, quien vino a Buenos Aires para conducir el mencionado vapor.
Para que el golpe, o mejor dicho, la traición que proyectaban, obtuviesen simpatías en este país, se designó como jefe al doctor Benigno Ferreira, que en la guerra de la triple alianza había luchado en las filas del ejército argentino a las órdenes del general Paunero y que después había residido mucho aquí donde terminó sus estudios universitarios.
El primer golpe que proyectaban los conspiradores fracasó, pero después del triunfo del "Sajonia" en el combate con el "Villa Rica", frente a Pilar, proclamaron la revolución apoderándose de casi todos los puertos del litoral.
No tengo por que recordar, cómo salió el "Sajonia", del puerto de La Plata ni la complicidad de algunos personajes argentinos en esa empresa.
Nada más que por su rareza doy a la publicidad este original decreto del Excelentísimo y Regeneradorísimo gobierno, cuya sede era Pilar, convertida por los revolucionarios, en capital de la República
Dice el decreto del gobierno pilarense:
El vice presidente provisional, en ejercicio del P.E.
Decreta
Art. 1º Declárese sin ningún valor, toda ley, decreto o contrato dictado o celebrado por el gobierno del coronel Juan Antonio Escurra, que tenga relación con la hacienda publica, excepto el servicio del presupuesto general de gastos de la Nación, vigente en el año 1904.
Art. 2º Declárese nulo y sin ningún valor todo contrato que por cualquier titulo transfiera bienes, modifique o extinga derechos u obligaciones, celebrado por cualquiera de los miembros del Poder Ejecutivo.
Art. 3º Declárense comprendidos en este decreto todos los actos realizados durante el estado de sitio desde el 8 de agosto próximo pasado.
Art. 4º Dese oportunamente cuenta al Honorable Congreso tan pronto como sea constituido por la libre voluntad del pueblo.
Art. 5º Publíquese.
G. Navero
Manuel Benítez
V
Los revolucionarios, desde la Argentina, hacían propagandas contra el gobierno que pretendían derrocar.
Casi toda la prensa de esa nación amiga, se había dejado sorprender por los emisarios que merodeaban por sus redacciones.
Es así, como aquellos diarios formulaban sin fundamento, serios cargos a los hombres del Poder, tildándolos de analfabetos y retrógrados.
Hacían circular aquellos, las noticias mes espeluznantes. Y hasta en cierta ocasión aseguraron a los periódicos del exterior, que el coronel Escurra había minado la bahía de la Asunción, valiéndose de extranjeros -especialmente de alemanes- para llevar un asalto a los vapores de la sedición... original ilegible...
Más todavía: que se decretaría la interdicción de bienes de los revolucionarios. Por cierto que, todo esto, no era más que una infamia, pues la mente de los gobernantes republicanos nunca pudo concebir semejante indignidad. Fueron liberales, si, los que cinco años después presentaron a las cámaras un proyecto de esta índole.
Son muy conocidas estas palabras que profirió Escurra, ante versiones tan antojadizas, como caprichosas:
"No; conviene demostrar a nuestros compatriotas extraviados, algunos de ellos mis mes asiduos cortejantes de ayer, que el "gobierno más rapaz y vergonzante" de Sud América, después de duplicar las rentas fiscales y echar los cimientos de grandes obras de aliento durante la paz, desea, en tiempo anormal darles lecciones de alta moral política rechazando medidas extremas entre hermanos. Villeta estaría barrida en dos horas si sólo tuviera en cuenta el aspecto militar".
El conceptuado órgano bonaerense "La Prensa", poco después de estallar la revolución liberal, trajo en sus columnas un bien meditado articulo, del que, algunos párrafos transcribo, por los acertados juicios emitidos.
Dice:
"Las revoluciones más justas, para ser benéficas al país, deben desenvolverse con el auspicio de elementos suficientes de gobierno y concluir prontamente. Una vez que degeneran en guerras civiles de duración indefinida, en caso alguno sus benéficos ideales compensan las calamidades públicas y privadas que producen.
Los golpes revolucionarios no coronados con el éxito inmediato son esfuerzos malogrados. Se sobreentiende la excepción de las tiranías bárbaras.
El Paraguay es más hacedera aun la paz, puesto que el Presidente ofrece su dimisión para facilitar la organización inmediata de un gobierno nuevo... Por otra parte, no hay ya quien obstruya el camino que conduce a la juventud frustrada de aquel país a las más altas posiciones gubernamentales. Puede decirse que no es dueño del porvenir, porque está ya en posesión del presente. No habrá clausulas del pacto de pacificación cualesquiera que fuesen con fuerza bastante para anular la influencia directiva que ejerce en los destinos de la República.
La guerra civil prolongada concluiría con los bienes acumulados durante treinta años de difícil y fatigosa convalecencia. En las batallas morirían centenares de brazos de que ha menester la industria naciente y se diezmarían las filas poco numerosas de los hombres que el Paraguay ha conseguido preparar para su gobierno"
"La Voz del Interior", órgano importante de la pcia., de Córdoba, tuvo también palabras de justiciera recordación para nuestro gobierno. Entre otras cosas, dijo ese diario:
"Cuando el Paraguay había encauzado sus energías por una vía de franco progreso, después de una existencia que fue un largo periodo agónico, cuando el presente empezaba a sonreír se alza allí nuevamente el fantasma de la guerra.
Es por ello que levantamos la voz de protesta para condenar el movimiento subversivo, descubierto antes que la fea incendiaria hubiera llevado la desolación y ruina al Paraguay.
Del diario "El Censor" de Corrientes reproduzco este artículo aparecido el 4 de octubre.
"En tan corto periodo de mando, el gobierno del coronel Escurra extendió considerablemente la red telegráfica dentro del territorio; nombró una comisión para estudiar la cuestión ferroviaria, consiguió fuera votada una suma para la refacción de la cárcel actual y la construcción de una penitenciaria, en cuyos trabajos preliminares estaba últimamente entregado; ha estimulado la inmigración y la colonización del país, dictándose para ello leyes más liberales; oganizose el archivo de la cuestión limites con Bolivia hasta entonces desatendido; regularizó la percepción de las rentas, alcanzando de un año a otro un aumento de 40%; el servicio y la organización consular han mejorado y aumentado el numero de las legaciones, a fin de hacer conocer la importancia del Paraguay al extranjero; ha ensanchado las comodidades aduaneras de la capital y sacado a licitación la construcción de nuevos muelles y depósitos; iguales construcciones ha conseguido para la aduana de Concepción; ha enviado un comisionado a Europa para gestionar la contratación de un empréstito con el fin de regularizar el valor de la moneda y mejorar el ejército nacional; la administración de la justicia tiene a su frente los mejores abogados del país; la instrucción publica es fomentada y atendida como no lo hacen muchas naciones en mejores condiciones económicas; muchos edificios escolares se han construido y otros construyese; ha mandado numerosos jóvenes para perfeccionar sus estudios en el extranjero, en ciencias, artes y milicia; últimamente, gestionaba la compra de una cañonera; en fin se ha preocupado de otras tantas medidas tendientes al bienestar y prosperidad de sus gobernados, amén de la generosa liberalidad con que ha tratado a la oposición, sin excluir a sus más encarnizados enemigos, llamándolos a compartir las tareas gubernicias.
VI
Habiéndose resuelto enviar algunos agentes del gobierno, en la República Argentina, el 23 de agosto, se expedía este decreto:
"Siendo necesario el envío de agentes confidenciales del gobierno en Buenos Aires, Corrientes y Formosa, con misión reservada y tendiente a secundar los trabajos del P.E. relativos a garantizar el orden y la tranquilidad, perturbados por la insurrección armada declarada en estos momentos en el país y oído el parecer del Consejo de Ministros;
Art. 1º Nómbrese a los señores Fulgencio R. Moreno, doctor Facundo González y Estanislao Pereira, agentes confidenciales del gobierno en Buenos Aires, Corrientes y Formosa respectivamente.
Los señores Moreno, González y Pereira, embarcáronse en el "Saturno" para sus destinos respectivos. Y al llegar a uno de los puertos del litoral, el coronel Duarte dirigió al capitán del vapor esta nota que se inserta a titulo de mera curiosidad:
A bordo del "Libertad", Agosto 24 de 1904. Señor capitán del "Saturno":
En conocimiento de que a bordo de ese buque van en misión del gobierno de don Juan A. Escurra, los señores Fulgencio Moreno, Facundo González y Estanislao Pereira, a contratar armamento y articulo de guerra, el gobierno de la revolución ha resuelto detener a dichos emisarios, y, en consecuencia se servirá usted entregarlos al oficial portador de esta nota.
Se trata de ciudadanos paraguayos, que se hallan al servicio del gobierno, que el pueblo en armas trata de derrocar, y esta medida por consiguiente, no afecta en su persona o en sus intereses a ningún súbdito extranjero.
El gobierno de la revolución asume ante los gobiernos extranjeros toda la responsabilidad de sus actos, de modo que la de usted como comandante del buque queda a salvo con esta nota, que puede ser apoyada de hecho en caso necesario.
Saluda a usted atentamente
Manuel J. Duarte
El buque había sido detenido, y merced a la enérgica intervención de la cañonera argentina "República," fue momento después, puesto en libertad, siguiendo así viaje.
Con fecha 5 de noviembre era nombrado el doctor Antonio Sosa, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en la Argentina y el Uruguay en reemplazo del doctor Manuel M. Viera, cuya renuncia se había aceptado el 16 de setiembre. El Ministro de Justicia doctor Chávez se hizo interinamente cargo desde el 7 de noviembre de la cartera de Hacienda, que hasta entonces venia desempeñando el doctor Sosa.
Ya terminada la revolución, este, el 18 de diciembre renunciaba, siendo el 20 nombrado en su reemplazo el doctor José Z. Caminos, por el presidente Gaona, que el día antes había asumido el mando.
Bien, pues; llegado el señor Moreno a Buenos Aires, días mas tarde era reporteado por "La Prensa", haciendo algunas interesantes reflexiones.
Dijo entre otras cosas el ilustrado escritor:
"Resumiéndose a la causa que ha determinado el fracaso definitivo de las negociaciones de paz, dijo el señor don Fulgencio R. Moreno que no poseía, aun noticias oficiales sobre el particular y agregó: un observador imparcial habrá podido, no obstante, apreciar ciertos hechos, que pueden desde luego servir de elementos de juicio y revelan claramente el carácter de las tendencias gubernativas: la renuncia de su alto cargo ofrecida por el presidente de la República y el patriótico empeño de los generales Caballero y Escobar, así como de todo el gabinete, por dar soluciones pacificas al movimiento iniciado. La actitud del gobierno en este sentido queda realzada por el hecho de que ella no ha sido impuesta por circunstancias apremiantes, sino que ha surgido a los nobles impulsos de un verdadero patriotismo, antes, puede decirse, de comenzar la lucha y teniendo fuerzas suficientes para concluir con ella.
En cuanto a los partidos políticos de su país y la actitud del gobierno respecto de ellos, manifiesta que en el Paraguay existen tres partidos: el republicano (gubernista), el cívico (hoy revolucionario) y el radical (neutral en su mayoría).
De estas tres agrupaciones las que tienen mas elementos en el país, son la primera y la ultima. La segunda surgida a raíz de una escisión que se produjo hace algunos años en el Partido Liberal, tiene escasa influencia en la campaña.
La intelectualidad paraguaya se reparte entre estas tres asociaciones políticas, y una opinión imparcial no podría ciertamente atribuir en este sentido el último lugar a la agrupación gubernista.
Terminamos la entrevista solicitando su juicio sobre la situación del Paraguay; he aquí como la expresó el señor Moreno:
Descartando la cuestión monetaria, que obedece a causas muy complejas y cuya solución se viene persiguiendo hace años con inteligente tenacidad, es innegable que el Paraguay ha realizado sensibles progresos e iniciaba un periodo de verdadera prosperidad. Sus efectos se han hecho sentir en todos los órdenes de la actividad nacional. Los Bancos han extendido notablemente el radio de sus operaciones, las grandes empresas industriales alientan de un modo notorio; la ganadería ha mejorado en calidad y numero; la agricultura, al amparo de la protección fiscal, va realizando grandes progresos, con el fomento y mejora de productos valiosísimos; y el comercio internacional, en fin, evidencia con los datos de la estadística aduanera la creciente potencialidad económica del Paraguay. La comparación de algunos de esos datos, dan el siguiente resultado: En 1899 el capital de importación y exportación era de 4.802.886.82 pesos oro; en 1900 de 5.207.991.97; en 1901 de 5.587.644.27 y en 1903 de 7.572.610.07.
El capital de exportación que en 1901 era de pesos oro 2.564.802, alcanzó el año siguiente a pesos oro 3.017.475, y el siguiente a pesos oro 4.020.785 es decir, que el año pasado el renglón de exportación solamente ha sido casi igual al de importación y exportación reunidas de 1899.
Las rentas públicas han experimentado así mismo un aumento equivalente habiendo llegado el año anterior a pesos 15.392.704 moneda nacional.
Paralelamente con esos progresos materiales la cultura general hace sentir su expansión creciente por todo el país. A más de la universidad nacional, con facultades de Derecho y de Medicina, y de varios colegios de segunda enseñanza, existen cerca de 400 escuelas con 900 maestros y 31.000 alumnos, a las cuales deben de agregarse la escuela de agricultura, institución de gran importancia dirigida por el doctor Samuel Bertoni, y varias escuelas rurales establecidas en diferentes puntos de la República.
Todos los hombres públicos coinciden en el pensamiento de imprimir rumbos convenientes a la educación y promover vigorosamente la cultura general. Con este propósito llevose a cabo en febrero de este año el primer congreso pedagógico paraguayo, en que se dilucidaron problemas de importancia relacionados con la enseñanza; se estudian nuevos planes de educación; se ha iniciado la construcción de edificios adecuados para escuelas, y se han enviados a Europa y a otros países de América, a los jóvenes más sobresalientes para perfeccionarse en el estudio de las ciencias y de las bellas artes".
Nuestro meritorio compatriota el doctor José Z. Caminos, que desde hacia algunas años residía en la capital porteña, pretendió después destruir las afirmaciones del señor Moreno. Censuró injustamente al gobierno de Escurra, haciendo algunas ligeras consideraciones desprovistas de fundamento.
Entonces "La Prensa" volvió otra vez a hacer un reportaje al señor Moreno, a quien se le brindó así la oportunidad de hacer conocer los adelantos realizados en aquella administración.
Por su extensión reproduzco solamente lo siguiente:
Por mucho que se discurra contra el gobierno actual Paraguay, resaltan hasta la evidencia los siguientes hechos cuya comprobación nos la ofrecen con abundancia desde el registro de los actos oficiales hasta las crónicas del parlamento y las informaciones diarias de la prensa nacional.
1º El señor presidente de la República coronel Escurra, si no es un hombre de mérito científico y literario, es una persona sensata y amante de su País, que ha buscado los elementos dirigentes de su gobierno en las filas de la nueva generación intelectual del Paraguay. Pruébalo la composición de su gabinete donde figuran dos ministros con titulo académico y un aventajado estudiante del 6° año de derecho. El ser estudiante (¿quien no lo es constantemente dentro y fuera de las aulas?), antes que deprimir, honra.
2º El gabinete del coronel Escurra se ha hecho notar desde el principio por su labor y sus empeños reformadores. No serán parte a desvirtuar esta afirmación cuyas pruebas ofrecí anteriormente, las aseveraciones contrarias desprovistas de fundamento. A los trabajos ya citados en mi reportaje ultimo, he de agregar los siguientes llevados a su término o iniciados por la actual administración: extensión de la línea telegráfica del interior, construcción de calzadas, puentes y malecones en los departamentos, reorganización de la oficina de estadísticas, celebración del primer congreso pedagógico y exposición ganadera, adopción de un nuevo sistema penitenciario, creación de un museo histórico y de bellas artes, reorganización del cuerpo diplomático, fundación de nuevas escuelas, y varios institutos rurales, construcción de edificios públicos, etc., sin incluir los numerosos proyectos que han quedado en suspenso con motivo del movimiento armado, siendo entre ellos los, más importantes los que se refieren a la cuestión monetaria, reformas del sistema tributario, construcción de obras de salubridad y arreglo de varias cuestiones, que como la del ferrocarril, tienen gran importancia para el porvenir económico del Paraguay.
3º El señor Presidente de la República y su gabinete han ejercido y ejercen el poder sin violencia de ningún género y dando participación a todos los partidos políticos.
En los poderes públicos, en los puestos de alta representación y aun en los de orden secundario, figuran numerosos miembros de los partidos de oposición. Basta citar entre ellos al doctor Cecilio Báez, don Manuel Gondra, doctor Emeterio González, señores Manuel Carvallo, Manuel Burgos y Cayetano Vallejos.
La política de tolerancia y de concordia realizada por el gobierno se ha hecho sentir no sólo en la ausencia de todo exclusivismo al organizar la administración, sino en el respeto profesado a todas las opiniones, a tal punto, que nunca ha habido para la prensa más amplia libertad.
4º El Partido Nacional Republicano que sostiene al gobierno, es una de las agrupaciones políticas más fuertes del Paraguay. A su frente se encuentran los prestigiosos hombres públicos generales Caballero y Escobar, siendo su influencia innegable en la República.
Entre los intelectuales paraguayos pertenecientes a esa comunión política figuran el Dr. Manuel Domínguez, D. José S. Decoud, los Sres. Fleytas, Sosa, los Dres. Irala, Chávez, López, Codas (Federico), Monte, Gondra (Cesar), señores López Decoud, Mazó, Benítez, Brugada Arturo (actualmente en Buenos Aires) Montero, Miranda, etc.
Distinguidas personalidades sin intervención directa en la política militante acompañan también al gobierno y le prestan el valioso concurso de sus luces, pudiendo citar entre ellas al doctor Ignacio A. Pane, escritor conceptuoso y brillante y uno de los paraguayos de más sólida preparación.
El gobierno cuenta además con el apoyo decidido de una gran parte de la juventud universitaria, que en estos momentos, por ofrecimiento espontaneo, ocupan puestos de honor y de confianza en el ejército nacional. He de citar entre ellos a los señores Emilio y Cayo Romero Pereira, Cipriano Ibáñez, Ceferino Olmedo, Manuel Frutos, Gregorio Morales, Sinesio Ayala, Isidro Ramírez, Marcos Caballero Codas, Enrique Samaniego, Mariano Morínigo, José Insfrán Gubetich, Luis Gómez Torrez, etc., todos ellos aventajados estudiantes de las Facultades de Derecho y Medicina.
Ahora bien, un gobierno en las condiciones expresadas, que ejerce el poder sin exclusivismos, da intervención a los hombres de pensamiento, exterioriza su labor en numerosas iniciativas y obras, no persigue a nadie y deja por el contrario a las personas y a la prensa la más amplia libertad ¿es un gobierno cuyos errores (que los tendrá como todo lo humano) sólo pueden ser remediados con sangre?
El comisionado del gobierno a Corrientes, el doctor Facundo González, cumplió también satisfactoriamente su cometido.
El diario "La Provincia", en su número del 7 de setiembre, le hizo un reportaje del que entresaco lo que va a continuación:
El coronel Escurra es un hombre joven, no ha frecuentado las academias militares, pero dentro de la capacidad que proporciona el ambiente intelectual de la capital de la República, ha sabido atesorar experiencia y un conocimiento profundo de los hombres y de las cosas de mi país, y dotado de un espíritu de observación y de un criterio sereno y moderado, lejos de ser un militarote obscuro y sin refinamiento social es todo un perfecto caballero y amante de la cultura publica.
... En ese alto puesto, en medio de la mayor modestia y sin pretensiones de estadista, su primer acto de gobierno fue llamar al elemento joven e ilustrado a colaborar en la tarea de la administración pública. No se encastillo en el partidismo egoísta y absorbente; desenvolvió una política de concordia y de olvido. Los elementos de valía de todos los partidos fueron llamados a tomar participación en la gestión de la cosa pública.
La simple enumeración de algunos nombres propios evidenciará este alto propósito del gobierno.
El doctor Cecilio Báez, la primera figura intelectual del partido liberal radical, fue solicitado para representar al Paraguay en la Plenipotencia de los Estados Unidos y Méjico....
...Esta aceptación hizo honor a los móviles patrióticos del Presidente paraguayo y exhibió al mandatario de propósitos claros y definidos.
Al general Benigno Ferreira, actual jefe visible de los descontentos en armas, el presidente Escurra le ofreció la Plenipotencia de los Estados Unidos del Brasil. Se quiso utilizar su experiencia y saber en bien del país, pero este señor prefirió declinar este ofrecimiento para lanzarse luego a la revuelta en persecución de fines que me abstengo a calificar.
Al señor Manuel Gondra.... afiliado prominente del Partido Radical, se le ofreció idéntica representación. Como no hubiese aceptado, se le ofreció nuevamente la del Pacifico, vacante, por renuncia del señor Cogorno. Tuvo idéntico resultado. En mira de utilizar sus luces el coronel Escurra le confió una misión patriótica en Buenos Aires, cual era la de estudiar los archivos para acumular las piezas de convicción que el Paraguay prepara para evidenciar sus derechos sobre el territorio ambicionado por Bolivia. El señor Gondra aceptó esa comisión, en cuyo desempeño gana cuatrocientos pesos oro, mensuales.
Al señor Elías C. García, organizador de la expedición del "Sajonia", días después del derrocamiento de Aceval, se le ofreció el puesto de Jefe de Policía de la Asunción, cargo de confianza, y que respondía a tener al frente de aquella repartición un hombre de orden y de pericia. En el gobierno anterior este ciudadano era un gran influyente. El señor García se negó en absoluto a aceptar este puesto.
Podría citar otros hombres de segunda fila de la oposición, pero con los nombrados basta y sobra para evidenciar que el coronel Escurra no es el mandón que pintan los descontentos actualmente en armas cuanto a don Estanislao Pereira quien, como ya hemos visto, fuera enviado a Formosa como agente confidencial del gobierno, procedió en muy distinta forma que los señores doctor González y Moreno. No respondió absolutamente a la confianza que en el se tenia.
El 4 de Setiembre ausentábase también para Buenos Aires, don Arturo Brugada, a quien se le había amenazado que no pasaría de Villeta. Es que, desde el diario de su dirección, "La Democracia", condenó enérgicamente el movimiento armado, haciendo la autopsia moral de los nuevos Mesías... Y como su actitud molestaba a los facciosos, éstos juraron que lo detendrían en el camino. Pero se equivocaron grandemente. Porque no era el, hombre de dejarse burlar por nadie, como lo demostrara en todos los actos de su vida publica.
Hacia ya una hora que había salido el Centauro, donde viajaba, del puerto de Villeta, cuando era obligado por la lancha "Lalo" a detener su marcha. Cuando paró el vapor subió a bordo el señor Juan B. Gaona (h), para manifestarle que tenia orden del Comité Revolucionario para no dejarle continuar viaje porque iba a Buenos Aires en misión oficial. Le contestó que sentía mucho no poder hacerlo así, pues, salía del país únicamente por asuntos de familia.
"Gaona insistió -escribió después el, relatando lo sucedido- pero yo no accedí; desesperada mi señora mete la mano en mi bolsillo y me dijo: "entrega el papel que traes" y entonces le entregué la carta de Itiberé; leyó y dijo que se iba y que volvería con nuevas instrucciones. Se retiró y el capitán y los pasajeros viendo mi actitud enérgica, temieron algún hecho sangriento y resolvieron que el vapor retrocediera hasta Villeta, a pedir al Destroyer "Entre Ríos" que sea respetada la bandera argentina.
Al fin llegamos a Villeta y se hizo señas al Destroyer para auxiliarnos En eso atraca el vaporcito revolucionario y suben a bordo entre otros Schaerer, Gaona y Manuel Duarte, quien me llamó aparte para hablarme. Yo le seguí y me dijo entonces: le manda decir el general Ferreira, que esta decretada su detención, pero que en obsequio al ministro del Brasil y a su señora podría ir libremente a Buenos Aires.
Le contesté que extrañaba la detención del buque, por constituir una violación a la bandera argentina y que no alegaba de la solución del asunto, porque de esa manera evitaba hechos sangrientos pues yo no me iba a entregar al general Ferreira, sino muerto.
Ya en Buenos Aires, hizo propaganda a favor del gobierno, publicando con su firma una serie de artículos en los diarios "La Prensa", "El Diario", "El Tiempo", "Libre Palabra" y "El Heraldo".
El 12 de Noviembre se hallaba de regreso a la capital, conducido por el vapor "Diamantino". Y días después, por orden superior, empezaba a organizar un escuadrón de caballería, que a su mando, estaba destinado a la defensa de la capital, en caso de una invasión revolucionaria. No llegó a entrar en acción, porque al mes siguiente se había llegado a un arreglo.
VIII
Nuestros adversarios en todos los tonos hablaban mal intencionadamente de Escurra, considerándolo como una nulidad completa y siempre supeditada a influencias extrañas.
Véase cómo el mismo Manifiesto Revolucionario, se hace también eco de estas inventivas de mala ley:
“El Presidente de la República -dice- tiene que rodearse de ciudadanos afines, que piensen como el, hablan su lenguaje, y tienen las mismas cortas miradas. Literalmente sin instrucción, sin las nociones más elementales aun para la vida ordinada, el coronel Juan Antonio Escurra no hace más que degradar la primera magistratura... Representa este gobierno por si solo un retroceso de cincuenta años, con otros tantos de estancamiento...”
Con suma facilidad podríamos destruir todas estas patrañas forjadas por espíritus mezquinos y egoístas, pregonadas precisamente por los mismos que durante su gobierno ocuparon elevadas posiciones.
Nos bastaría para ello, con solo apelar al testimonio insospechable de un coloradófogo, el señor don Juan Silvano Godoy. En 1903 publicó este señor, en folleto, la biografía del coronel Escurra, interesante trabajo que había hecho poco antes de su exaltación al mando.
Escribe Godoy al ocuparse de la personalidad de Escurra:
"Al desaparecer el general Egusquiza del vasto escenario de la República, después de haber ejercido nueve años de hegemonía incondicional, ya como mandatario, como gran elector o prestigioso jefe de partido: la herencia política que dejaran escapar sus manos inhábiles, había sido recogido por su casi desconocido lugarteniente, el coronel Escurra.
El general Egusquiza fue, en todas las circunstancias, la columna firme del respeto a la persona, la propiedad particular, la inviolabilidad del domicilio, la seguridad del reo en la cárcel pública y la civilización de su patria. A su vez el coronel Escurra -era ministro de guerra, miembro del gobierno revolucionario o candidato a la suprema magistratura- ha sido y es la única influencia eficiente, a quien se debe el ejercicio regular de las garantías constitucionales y el que la cultura social de su país no se hubiera manchado con crímenes horrendos, a raíz de los acontecimientos del 9 de enero.
La sustitución de acción y de papeles entre uno y otro hombre de estado es completa: de la misma manera que en el temperamento subjetivo, individual, de ambos, se determina acentuada ecuanimidad de discreción y bondad. Y dada la doble circunstancia de la escasísima noticia que se conoce respecto a su persona y condiciones morales y la de que, acaba de ser solemnemente proclamado por los colegios electorales de la nación, presidente constitucional de la república, he querido consignar las impresiones íntimas que personalmente he recogido del afortunado conciudadano.
Si es indicio de superioridad la casi completa oscuridad que por lo común envuelve a los primeros años de los hombres extraordinarios, destinados a realizar grandes hechos, el coronel Juan A. Escurra cuenta desde ya en su haber con ese augurio feliz.
El presidente, electo para 9º período constitucional de la república, don Juan Antonio Escurra, es un hombre alto, delgado, de menudos huesos, pelo -negro ligeramente enrulado: lo lleva largo, cuidadosamente recortado como el general Mitre y, como el unificador de la nacionalidad argentina, usa siempre el chambergo o sombrero de fieltro. Su cutis es blanco, sonrosado -lleva en su venas sangre ariana usa bigote sólo y tiene las manos y los pies muy pequeños. Su complexión física, como César, ha tenido que fortificar en ejercicios activos y las faenas militares. La historia cuenta que el futuro dictador de Roma era igualmente de constitución delicada, mas el se encargó de endurecerla como el hierro, viviendo en los campamentos, tomando parte principal en sus fatigas y durmiendo en la intemperie, al raso; y caminaba jornadas enormes frente a sus legiones, a pie, a fin de crear pantorrillas y dar formas estéticas a su cuerpo.
La fisonomía del coronel Escurra es suave, atrayente, simpática; es el espejo que refleja con fidelidad su alma bondadosa, ingénitamente buena, lo mismo que sus sentimientos generosos y sobre todo, exento de los prejuicios mezquinos tan comunes a los mandatarios paraguayos desde Jovellanos a Egusquiza y don Emilio Aceval. Su cabeza sin ser abultada no carece de líneas: el ángulo facial correcto, las facultades intelectuales perfectamente normales. Las secciones de la tactividad, concentratividad, penetrabilidad -acentuadas de manera visible- determinan elocuentemente las condiciones revelantes de un temperamento discreto, reflexivo, con aptitudes y sagacidad para conocer y diferenciar los hombres; y una firmeza inquebrantable para proceder con independencia, inclinarse a la probidad y ser el sustentáculo de la justicia, el progreso, la ilustración y la cultura de su patria.
Su figura en su conjunto es armónica, elegante, esbelta, y posee su ser moral ese algo, no se que, del fluido imponderable cuya acción misteriosa predispone, impresiona, atrae (según Carlyle es simplemente la ingenua sinceridad) peculiar a los hombres capaces de agitar muchedumbres y gobernar imperios. En todos los tiempos y en todas las edades ha sido constante este fenómeno anímico en los individuos teratólogos, desde Tiberio Graco a William Pitt, Antonio José de Sucre, José Miguel Carrera, Justo José de Urquiza y Julio Argentino Roca.
El coronel Escurra pertenece a la estirpe de los silenciosos. Habla poquitísimo, nunca de asuntos de estado y ni una palabra de sus planes de gobierno. No carece de amigos; pero a ninguno le toma por confidente, a nadie abre su corazón, ni le insinúa siquiera sus preocupaciones y propósitos. No se le conoce íntimos, consejeros o director. El último habitante del Paraguay está tan informado de su programa presidencial y miras ulteriores, como los que lo rodean, lo estrechan, no lo dejan un momento, viven a su lado día y noche sin dejarle respirar.
A pesar, y contra la opinión general, yo sigo confiando en el coronel Escurra. He procurado con ahínco investigar ese intransigente pesimismo que, como una desolada jefatura, agobia la candidatura del presidente electo y, únicamente he conseguido sacar en limpio que se le increpa su falta de preparación científica. Pues bien escuchemos sobre este punto al insospechado Alberdi:
“No se necesita para presidente de un sabio sino de un hombre instruido, sano, moral, respetado y respetable, de integridad notoria y de buen sentido: de un hombre que sepa elegir sus ministros. El presidente debe ser más para presidir que para gobernar”.
He ahí las notables conclusiones del autorizado publicista sudamericano. Estamos completamente de acuerdo con ellas. Y el coronel Escurra con la instrucción gubernamental necesaria adquirida en un lustro de vida publica, desde el ministerio al gobierno provisional revolucionario, en los que le tocó actuación dirigente, unida a una honradez acrisolada, a consideraciones de respetabilidad o integridad a carta cabal, y un criterio propio de primer orden -aparte de las demás condiciones ya apuntadas- está rigurosamente dentro de los términos exigidos por el esclarecido repúblico argentino.
Y lejos de ser el menor de sus méritos, acaso sea, por el contrario, el de mayor relieve y valer, la independencia absoluta de influencias extrañas con que resuelve y toma una determinación. El es sumamente sencillo y accesible al primero que desea verle. Escucha igualmente con cortesía y atención las indicaciones sobre cualquier orden de negocios; pero de allí a ser sugestionado o arrastrado en los asuntos administrativos en beneplácito de terceros, con detrimento de intereses nacionales, o del derecho legítimo del ciudadano, media una distancia infranqueable. Se trata por consiguiente de toda una conciencia, de un ser solvente moral e intelectualmente, de una personalidad verdaderamente responsable.
Dos métodos y dos procedimientos de gobierno se conocen en las democracias representativas. Los altos magistrados argentinos, el general Roca, por ejemplo en su primera presidencia (porque durante la segunda ha gobernado con ministerios anónimos) para tratar las graves cuestiones de la república, reunía en consejo a sus ministros de estado y las sometía a su deliberación. Presidia la controversia: escuchaba silencioso las opiniones del doctor Bernardo de Irigoyen, del general Victorica, del doctor Benjamín Paz, Wenceslao Pacheco, de Victorino de la Plaza y de Eduardo Wilde, y cuando se había agotado la argumentación en pro y en contra, el presidente con certero criterio optaba por la solución mas equitativa y conveniente a los intereses públicos. Idéntico método seguían Sadi Carnot, Grevy y Félix Faure.
El coronel Escurra, con su recto y, admirable juicio, seguirá, las huellas del presidente Roca.
El coronel Juan A. Escurra, hijo de honorable familia elevado al poder supremo por el sufragio unánime de sus conciudadanos, próximamente se va a encontrar al frente de los destinos de una nación honesta, dócil y valiente, y por cuyo bienestar y felicidad estaría habilitado a hacer todo lo que su patriotismo, su ciencia y conciencia le inspira sin peligro de que en sus sentimientos ecuánimes, ni en su labor proficua sea coartado por la intervención de nadie. El Paraguay es más rico en productos naturales que las riberas del Nilo y de más exuberante fertilidad que cualquiera de las regiones del universo.
Lo único que necesitaría el nuevo presidente, para realizar su ideal, ha de ser un ministerio apto. Necesitará de ministros que le ayuden a gobernar, a administrar; de ministros que con resolución patriótica, le acompañen a fundar una política de franqueza, de honradez y de verdad, dejando de lado los estrechos egoísmos de los círculos de bandería; de ministros que le aconsejen a no admitir otra divisa que la tricolor, alrededor de cuyos anchos pliegues inspirándose en los precedentes dejados como heredad bendecida al viril pueblo oriental por el mas grande de los presidentes contemporáneos del habla latina, el esclarecido don Juan Lindolfo Cuesta, agrupar a los hombres de ideas, a los ciudadanos de carácter y de honor; de ministros, con la entereza sufiente, para persuadirle que la nacionalidad se encuentra al borde del abismo y que es ineluctable una reacción en el concepto anunciado so pena de una disolución general, que comprometa la misma soberanía.
El coronel. Escurra es un patriota insospechado, el más paraguayo de cuantos gobernantes han ocupado la silla presidencial, que profesa invariable cariño al suelo de su nacimiento.
Del presidente electo don Juan Antonio Escurra, que ha pulsado, conoce y se da exacta cuenta del deplorable estado de su patria, el pueblo paraguayo espera una revelación el 25 de Noviembre de 1902.
IX
El distinguido caballero don José Rodríguez Alcalá, escribió durante la revolución, desde las columnas de "La Democracia" que entonces dirigía, una serie de artículos, haciendo conocer la intensa labor desarrollada por el gobierno de Escurra. Después fue publicado en folleto, y es de allí que entresaco estos juicios altamente justicieros:
"Generalmente, en nombre del sentimiento popular se atenta contra las autoridades constituidas alegando que éstas han faltado al mandato público apartándose del cumplimiento de sus deberes.
Estos casos son muy frecuentes y actualmente el Paraguay esta sufriendo la existencia fatal de uno de esos, tal vez el más característico entre muchos de ellos.
¿La revolución actual que vino a despertar al Paraguay de sus ensueños de grandeza, es obra del movimiento popular? No, no lo es, y mejor que nosotros lo saben los ciudadanos que lo han producido, que después de creer que la mayoría de sus compatriotas los seguirían, se sintieron completamente aislados en su temeraria empresa.
Y no podía ser de otra manera. Concebimos que ciudadanos que se consideran con títulos para aspirar a los altos encumbramientos políticos se disgusten de no poder conseguirlos en un país donde es el voto el que resuelve la mayoría de las designaciones; pero que el pueblo no se sienta relativamente feliz bajo una administración que hizo cuanto pudo -y pudo mucho- por asegurar su bienestar y su progreso, eso francamente, lo rechaza el buen criterio y se niegan los hechos a demostrarlo.
La población nacional de la república -esta es la verdad de que quisiéramos convencer a los promotores del movimiento revolucionario- acompaña con sus simpatías a la administración del Coronel Escurra que con muchas felices iniciativas impulsó su creciente prosperidad.
Basta recordar la situación general en que se encontraba el país al asumir el mando el actual gobierno para reconocer enseguida las mejoras realizadas en todos los órdenes y las muchas iniciativas cuyo resultado no tardara en completarse con positivos beneficios para la república.
Se nos dirá acaso que mucho del adelanto realizado es obra del natural proceso del tiempo que crea y desarrolla nuevas energías generadoras del éxito; pero aun así fuera injusticia desconocer la influencia decisiva que han ejercido los poderes públicos estimulando y acentuando con sus impulsos y sus iniciativas la expansión del progreso nacional.
El pueblo, así como es a quien más directamente afectan las consecuencias de los desaciertos administrativos es también quien más se beneficia con las innovaciones provechosas, se ha convencido de que el actual gobierno se interesa en sus mismos intereses y que si no es un ideal de gobiernos, cuando menos será siempre tan bueno como el mejor que pueda sucederle en la dirección de los destinos públicos.
De ahí que la revolución haya debido buscar sus elementos entre los ciudadanos que no viven la vida nacional y que el llamado de sedición haya recorrido toda la campaña paraguaya sin encontrar ecos que lo arraigarán en la simpatía de los ciudadanos.
El pueblo ha permanecido indiferente a las exhortaciones de los revolucionarios y deplora desde el primer momento los sucesos que interrumpieron sus fecundas labores.
Ante este hecho evidente acude esta pregunta: ¿por qué en presencia de esa significativa abstención popular no desistieron de sus proyectos los jefes de la revolución?
Desde ya es preciso advertir que el resultado de nuestra observación debe ser juzgado necesariamente sobre una base relativa, porque la actual administración sólo lleva dos años de ejercicio y en tan breve lapso de tiempo, que suma la mitad del periodo constitucional, no es posible, ni fuera justo exigirlo, que un gobierno sobre quien pesan tantas tareas de simple organización pueda abordar todas las innovaciones que aconseja el adelanto del país. En este sentido hasta todo un periodo resulta insuficiente.
El pueblo siente la verdad de todo cuanto dejamos dicho y así se explica su actitud de indiferencia ante las exhortaciones de los promotores del movimiento revolucionario y que desde el primer momento haya acudido a sostener con la pujanza de su brazo viril o con las simpatías de su solidaridad moral al gobierno del Coronel Escurra que tanto trabajo por fomentar su felicidad. Y no podía suceder de otra manera, porque el gobierno del Coronel Escurra ha guardado la más leal fidelidad al mandato que le confiare el voto popular que le exaltó a la suprema dirección de los destinos nacionales, y siempre buscó inspiración de todos sus actos en las necesidades y en los anhelos del pueblo.
Agréguese a esto una política de tolerancia tal vez demasiado tolerante dentro de la cual se asignaron posiciones envidiables a muchos miembros de la oposición y dígasenos después, si hubo motivos para ese movimiento revolucionario, fruto de la más deplorable irreflexión que ha pretendido llenar de sangre los surcos que el arado bendito había abierto en las fértiles vegas paraguayas y donde debía germinar el sustento del pueblo y una opulenta fuente de riqueza nacional.
No, la revolución no tiene justificación posible ante la historia, porque ni la alienta ningún sentimiento de libertad contra una opresión que no existe, ni busca la implantación de nuevos ideales más ventajosos para el porvenir de la República que los que alimenta con todas las vehemencias del patriotismo, el gobierno del coronel Escurra.
Ahí,.. Están consignadas las obras realizadas por la administración actual y las que muy pronto, meditadas ya, debían llevarse a la práctica. En presencia de ellas el espíritu más prevenido debe necesariamente convencerse de que el gobierno del coronel Escurra siente ideales elevados y de que ha trabajado sin descanso y con muchos esfuerzos para poder acreditar su corta actuación de dos años con tantas tareas importantes que impulsaron briosamente la prosperidad paraguaya.
La revolución es pues, lo repetimos, un error tanto más deplorable cuanto que fue, promovida por ciudadanos que serian muy útiles al gobierno si hubieran querido prestarle el concurso que les fuera solicitado en homenaje a los intereses de la patria y a la concordia de la familia paraguaya".
X
"Análisis y Síntesis", se titula un folleto editado en Buenos Aires en el año 1909. Es su actor un distinguido correligionario que se oculta con el pseudónimo de Ángel De Llano. Hace la historia de algunas administraciones, y al recordar el período republicano, trae estos pasajes:
"Hasta el mes de Agosto de 1904, el Paraguay se hallaba encausado en la corriente de la civilización y del progreso moderno.
Los representantes diplomáticos y los agentes confidenciales de los gobiernos amigos, llegaban en la Asunción, con más frecuencia que nunca. Las fuentes de producción fomentadas por la iniciativa pública y privada con suficientes brazos y capitales; sus productos con fácil acceso a los mercados de consumo; su comercio interior y exterior con sobrado crédito y un ambiente de general confianza, era la resultante de los gobiernos moderados, que se sucedían ajustando sus actos a la Constitución y a la ley.
En el mes de noviembre de 1902, entró a regir los destinos del país como su primer mandatario, el coronel don Juan Antonio Escurra, ciudadano de intachable conducta, en su vida militar, sin afectación y siempre sencillo, pero con esa característica sencillez que mantiene el ascendiente sin comprometerlo cuya candidatura fue prestigiada por la Asociación Nacional Republicana.
Con su exaltación al mando, el coronel Escurra, aportaba al servicio de su país, el contingente de una prolongada actuación en los puestos de primera línea, y al lado de los hombres eminentes de la asociación, amén, el puro anhelo de perfeccionamiento institucional y de tolerancia política.
Como formado en la escuela de los políticos republicanos, su programa era el desarrollo del gobierno popular, es decir, garantir con el libre ejercicio de la democracia, los derechos políticos a los intelectuales y a los ignorantes, a los ricos y a los pobres, deseoso de poner a la Nación, en condiciones de aconsejar y hacer que el gobernante escuche la opinión de sus gobernados.
Sus actos preliminares de gobierno, denotaban un elevado concepto de la justicia. Como sus antecesores, consideraba indispensable, para consolidar la disciplina moral del gobierno y del pueblo, una justicia insospechable. Para este efecto, solicitó y obtuvo, el concurso de ciudadanos expectables, ilustrados y honestos, sin reparar en que ellos fueran miembros de la oposición, a quienes confiar la organización del Supremo Tribunal de Justicia.
Los comicios eran accesibles para la fracción o ciudadano que quisieran ejercitar sus derechos cívicos. Prueba de esto, es que las bancas del Congreso Nacional, eran ocupadas por los ciudadanos que representaban a las diversas fracciones militantes y el gobierno atendía a toda cuestión transcendental sometida a debate, por los líderes de los partidos opositores.
El Poder Ejecutivo, mantenía la armonía y el equilibrio en sus relaciones con los altos poderes del estado, y durante su gobierno no se registra desacuerdo alguno, incidental o jurisdiccional entre los mismos.
La ordenada labor ministerial facilitaba los trámites de los asuntos públicos y regulaba la exactitud en el funcionamiento de las diversas dependencias de la administración nacional.
La representación diplomática y los cargos administrativos, eran desempeñados por los ciudadanos de opuestas tendencias y aun por los declarados desafectos al gobierno.
En resumen. El Paraguay, gozaba de vida completa, de actividad intensa, bajo un régimen de opinión y de respeto, a la soberanía popular.
XI
Como dijimos al comienzo, recién el 8 de agosto supo el gobierno, que el buque fantasma había salido de La Plata, cuatro días antes hacia nuestro país, en son revolucionario.
Inmediatamente el Presidente Escurra reunió a sus ministros, y después de una larga deliberación se resolvió enviar este mensaje al Congreso.
"Asunción, Agosto 8 de 1904.
Honorable Congreso de la Nación:
El Poder Ejecutivo tiene el honor de dirigiros el presente mensaje, pidiéndoles la declaración del estado de sitio en todo el territorio de la República por las razones que paso a exponer.
Hace algún tiempo ha recibido una serie de noticias concordantes todas entre si de que próximamente estallaría en el país, un movimiento subversivo, tramado por ciudadanos que se encuentran en el extranjero, en complicidad con otros que se hallan dentro del país con el propósito de apoderarse violentamente del mando.
El Poder Ejecutivo ha venido siguiendo atentamente el curso de la conspiración, acumulando los datos que en el sentido expuesto se le hacían llegar por innumerables conductos, resistiéndose hasta ahora a no adoptar sino aquellas medidas que la previsión, la serenidad y el patriotismo aconsejaban, reservando los recursos extremos que para estos casos la Constitución acuerda, para cuando se reuniese en sus manos la mayor suma de informaciones que haga evidente la existencia real y verdadera de la conspiración.
Ahora, desgraciadamente, ha llegado el momento, pues, aparte de los datos que en forma privada ha adquirido el P. E. y que son muchos y fidedignos, el cónsul general del Paraguay en Buenos Aires, don Federico Alonso, ha dirigido al señor ministro de Relaciones Exteriores dos telegramas concebidos en los siguientes términos:
"Buenos Aires, Agosto 6 - 8.36 p. m.
Señor ministro de Relaciones Exteriores - Corren rumores que vapor "Sajonia" zarpó de La Plata en la tarde del día 4, llevando armas y revolucionarios a ésa. -Federico Alonso, Cónsul General".
Buenos Aires, Agosto 7 - 9.50 a. m.
Señor Ministro de Relaciones Exteriores.- Confirmo como cierta, noticia que anoche trasmití a V. E. por telégrafo, respecto a vapor paraguayo "Sajonia" que en la noche del día cuatro zarpó de La Plata, clandestinamente, con rumbo desconocido, llevando armas, municiones y cincuenta o cien revoltosos.- Federico Alonso.- Cónsul General".
En fecha de ayer el señor Ministro del Interior recibió otro telegrama que dice así:
"Buenos Aires, Agosto 7 - 10.45 a. m.
Señor Ministro Fleitas.- Después de laboriosas investigaciones, constato que "Sajonia" salió jueves 5 p. m. sin carga ni pasajeros, regresando furtivamente de noche a La Plata, donde cargó dos vagones y unos cien individuos, zarpando seguidamente. Dos correntinos apresados por Elías García por negarse formar parte tripulación "Sajonia", declaran que dicho buque va a Asunción a derrocar gobierno. Si hay mas novedades le participaré.
Salud.
Enrique Giménez
Este mismo señor Giménez, que es canciller del consulado paraguayo en la capital argentina, dirigió otro telegrama al señor Carlos Santos, administrador del Banco Agrícola:
"Buenos Aires, Agosto 7 - 2.35 p. m.
Señor Rodríguez Santos:
Cuídese mucho del "Sajonia" que sigue viaje para ésa.- Giménez".
El doctor Manuel M. Viera, ministro del Paraguay en la República Argentina, recibió también una comunicación, como sigue:
"La Plata, Agosto 5 - 4.55 p. m.
Señor Manuel M. Viera.- Hotel Hispano Americano.- Asunción. Anoche embarcose gente aquí para hacer revolución en esa. Según versión corriente se dice que autor de eso es García, ex-jefe político de esa ciudad.- Squirru".
Personas ajenas al gobierno han puesto en conocimiento de este, haber recibido idénticas o parecidas comunicaciones.
Los hechos referidos, la necesidad de evitar en lo posible los graves y funestos males que ha de traer sobre el país un movimiento de subversión, sin ninguna justificación, alentado tan solamente por mal inspiradas ambiciones a las que no faltan quienes sacrifican los mas altos intereses de la patria, obligan al Poder Ejecutivo a solicitar vuestra valiosa y eficaz cooperación para decretar el estado de sitio en todo el territorio de la república.
El articulo 9º de la Constitución Nacional dice: "En caso de conmoción interior o ataque exterior que ponga en peligro el ejercicio de esta Constitución y de las autoridades creadas por ella se declarara en estado de sitio una parte o todo el territorio paraguayo por término limitado..."
Ahora bien, por lo que se ve, en el caso ocurrente, es de toda procedencia lo que se os propone en nombre del patriotismo.
El estado de sitio a que no se refiere el articulo transcripto no solamente tiene y debe tener carácter defensivo o represivo, si que también, y su más importante aspecto es el ser preventivo.
"Es preventivo porque las autoridades pueden descubrir los preparativos de un levantamiento armado o perturbación efectiva de la paz, o ser manifestado o evidente con la inquietud violenta de la sociedad, la difusión de amenazas o propagandas subversivas del orden o la tranquilidad publica. Así, pues, la facultad de declarar el estado de sitio, puede usarse no solamente en el momento del ataque o conmoción, sino con mas eficacia y quizá con mas propiedad para prevenir esa conmoción o ataque, etc.
La cualidad de preventiva es, pues, esencial a esta facultad, y se da para evitar los grandes peligros, que los conspiradores puedan reunirse y realizar sus planes de desorden".
A mayor abundamiento, léase las palabras del presidente argentino doctor Pellegrini que al declarar el estado de sitio en el territorio de la república por decreto del 2 de abril de 1892 decía entre otras cosas "...Que esa conspiración que intentaba conmover la república entera a efecto de derrocar las autoridades existentes y sustituirlas por una dictadura surgida del crimen y de la anarquía, aunque fuese sofocada por las fuerzas fieles de la nación, una vez que estallara, lo seria a costa de sacrificios dolorosos, que es deber del gobierno, prevenir estos hechos, cuando tenga la prueba de su verdad usando de las facultades que la Constitución le acuerda en los casos de conmoción interior que ponga en peligro su ejercicio, o las autoridades creadas por ella".
Resulta de todo lo expuesto, Honorable Congreso Nacional, que la medida propuesta es legal y de incuestionable necesidad y conveniencia; tanto mas si se tiene presente que al proponerla el P. E. no persigue otro propósito que rodearse de todos los medios constitucionales para garantizar las instituciones y las leyes de la República, que de otro modo correrían el inminente peligro de ser vulneradas y pisoteadas al amparo de una debilidad e imprevisión que jamás podrán justificarse.
Cree el Poder Ejecutivo que el estado de sitio no debe durar más que el plazo de quince días que se pide sin perjuicio de modificarlo, levantándolo antes de ese tiempo o alargándolo si la publica tranquilidad así lo exige.
Dios guarde muchos años al H. Congreso.
J. A. Escurra
E. Fleytas
Ant. Sosa
Antolín Irala
Francisco C. Chávez
Formaban parte del Congreso de aquella apoca los ciudadanos:
Senadores: Bernardino Caballero, Josa S. Decoud, Gregorio Benítez, Fulgencio R. Moreno, Arsenio López Decoud, Cesar Gondra, Patricio Escobar, Santiago Gámez Sánchez, Tomas Matto, Marcos Riera, Calixto Gill, Ángel M. Martínez, Francisco Miranda.
Diputados: Carlos L. Isasi, Adolfo R. Soler, Manuel A. Amarilla, Pedro P. Caballero, Ramón García, Fernando Viera, Venancio V. López, Cayetano A. Carreras, Telémaco Silvera, Pedro Miranda, Miguel Corbalán, Ernesto J. Montero, Ernesto Egusquiza, José G. Gill, Manuel Talavera, Zacarías Samaniego, Rufino Mazó, Abdón Caballero, Guillermo López Moreira, Heriberto J. Ramírez, Juan A. Gill, José R. Mazó, Silvano Franco, Rodolfo Guanes, José D. Samaniego, Francisco E. Melgarejo.
Bien. El Senado, bajo la presidencia del doctor Manuel Domínguez, se reunió ese mismo día a las 5 y 30 p. m., para considerar el Mensaje.
Asistieron a la sesión los senadores Caballero, Escobar, Benítez, Gondra, Decoud, López Decoud, Riera, Miranda y Matto. Los ministros de Relaciones, de Hacienda y de Justicia estuvieron también presentes. Después de haberse dado lectura al mensaje se pasó a cuarto intermedio.
Copio, ahora, el diario de sesiones:
"Vueltos a sus asientos dice el señor Gondra.- En nombre de la Comisión de Negocios Constitucionales vengo a aconsejar al H. Senado la sanción del proyecto sometido a la consideración de este Cuerpo por el P. E.
Las razones que se han aducido en el mensaje a que se acaba de dar lectura, las consideramos suficientemente poderosas para adoptar la medida extrema que el P. E. solicita se adopte. Creo que la tranquilidad pública, el orden interior y la paz de la Nación imponen cualquier sacrificio, y el H. Senado debe proceder a tomar las medidas, cualesquiera que ellas sean, a fin de que no se altere ni por un momento la estabilidad de los poderes públicos y de las instituciones, ni se interrumpa el constante progreso de la República al amparo de la paz y el orden.
La Comisión de Negocios Constitucionales a cuyo nombre tengo el honor de informar ha tenido presente estas consideraciones para aconsejar el H. Senado la aprobación del proyecto de ley que se ha leído.
Señor Presidente.- Esta en discusión el dictamen de la Comisión de Negocios Constitucionales que aconseja la declaración del estado de sitio.
Sr. López Decoud- Pido la palabra.
Voy a fundar brevemente la razón por que voy a dar mi voto en contra del proyecto del Poder Ejecutivo declarando el estado de sitio en todo el territorio de la República.
Seré muy breve.
El artículo... de la Constitución dice que en caso de conmoción interior o ataque exterior, el P. E. solicitara del Congreso la declaración del estado de sitio, es decir el cese de las garantías en todo o parte del territorio de la República. Entiendo señor presidente, que la conmoción interior no existe, el orden publico no ha sido turbado en lo mas mínimo. Se presume un ataque exterior de parte de revolucionarios; se presume que esos revolucionarios vienen a bordo de un buque; se dice que es grupo de hombres con armas.... Pero, señor presidente, me parece demasiado grave la medida que se pretende adoptar solo porque se dice que un grupo de hombres armados se dirige con rumbo a nuestro país, con el intento de invadirlo y apoderarse del mando de una manera violenta como reza el mensaje del P. E.
El P. E. tiene en sus manos sobrados medios para sofocar ese levantamiento sin declarar el cese de las garantías constitucionales; cuenta con elementos suficientes para reprimir cualquier agresión, cualquier movimiento subversivo que se intente, como lo ha hecho en otras ocasiones. No hace mucho tiempo fue reprimido un movimiento subversivo en los cuarteles; es verdad que eran militares y como tales fueron inmediatamente engrillados y dados de baja. Aquí puede ser que se trate de particulares y también puede ser que se trate de militares; pero sean particulares o militares, el P. E. tiene suficientes medios para ponerse al abrigo de cualquier sorpresa a mano armada, sin necesidad de declarar el estado de sitio y mucho menos en todo el territorio de la república.
Por otro lado, señor presidente, desde el momento que se tiene noticias exactas de que va a estallar un movimiento subversivo el movimiento puede darse como fracasado. ¿Que necesidad hay de tocar la campana de alarma, cuando no hay motivo para ello?
En el caso de que venga esa conmoción, yo he de ser el primero en dar mi voto por la cesación de las garantías en la república; pero, en el presente caso, señor presidente, declaro que daré mi voto en contra.
He terminado.
Sr. ministro de Hacienda.- Pido la palabra.
Como es de suponer, señor presidente, el P. E. nunca se hubiera presentado ante el H. Congreso pidiendo la medida extrema que propone, por el mero hecho de producir una alarma, de la que de ningún modo puede salir beneficiado el dicho P. E.
Si se os ha dirigido, honorables senadores, este mensaje, ha sido precisamente consultando las verdaderas conveniencias del país, las que dependen en muy mucho de la seguridad publica, de la tranquilidad y de la paz de la República, como bien lo ha manifestado el miembro informante de la Comisión de Negocios Constitucionales.
La alarma ya esta producida, la población se ha posesionado de los datos alarmantes que han venido y fueron comunicados al P. E.
Los telegramas que de distintas procedencias han venido a caer en manos del P. E., las noticias que por diferentes formas también el P. E. ha recibido, vienen a producir la conciencia en el ánimo del P. E. de que existe necesidad incuestionable de proceder en la forma que propone al H. Congreso.
En materia constitucional, cuando se trata de aplicar los artículos de la Carta Magna, es menester recurrir a la interpretación que a esta disposición han dado los comentaristas. En el mensaje se cita, de propósito y con este objeto, las palabras del distinguido escritor y publicista argentino doctor Joaquín V. González, actual ministro del Interior en el país vecino, que ha comentado la Constitución argentina de cuyo artículo se ha sacado el nuestro, el 9°, que habla del estado de sitio. Este autor, en concordancia con otros autores, de bastante merito indiscutible, sostiene que el estado de sitio no solamente debe decretarse después de producirse un desorden, sino antes, porque su mas importante función es precisamente el carácter preventivo que tiene. Es por eso que dice el citado autor: "Es preventivo porque las autoridades pueden descubrir los preparativos de un levantamiento armado o perturbación de la paz"; es decir, según este distinguido autor, bastaría para la declaración del estado de sitio que la sociedad se alarmara, que se difundieran las amenazas y que vinieran las propagandas subversivas al orden y a la tranquilidad pública.
Aquí no solamente el P. E. ha recibido noticias que pueden considerarse fidedignas, en mil formas y modos, de la existencia de una conspiración, sino ha recibido noticias directas de los agentes que el gobierno tiene en la República Argentina. Y no solamente los miembros del P.E. han recibido estos telegramas; se trae también aquí a cuento un telegrama; que ha recibido nuestro ministro en la Argentina, doctor Viera. De manera que todas estas circunstancias vienen a demostrar la legitimidad y la conveniencia de la medida que propone el P. E.
Agrega el autor: "Así, pues, la facultad de declarar el estado de sitio puede hacerse no solamente en el momento del ataque o conmoción, sino antes, con mas eficacia y casi con mas propiedad para evitar ese ataque. La cualidad de preventiva es pues, esencial a esta facultad"; y agrega..."y se da para evitar los grandes peligros, que los conspiradores puedan reunirse y realizar sus planes de desorden".
Con los telegramas recibidos se sabe que en Buenos Aires se han embarcado cien hombres, dos vagones de armas y municiones para una revolución en el Paraguay.
Este movimiento armado bien puede tener vastas ramificaciones tanto en la Argentina como en el Paraguay. Si en Buenos Aires se han embarcado cien hombres, en los diferentes puntos argentinos que han venido tocando se les habrán incorporado otros grupos, mayor número tal vez de hombres; y una vez llegado aquí ¿quién sabe cuantos se les incorporaran? Nadie podrá decir que este movimiento no tenga sus ramificaciones tanto en la capital como en la campaña, y el mejor medio de evitar que vengan a producir en el país los mas graves trastornos, los mas graves males, es necesario que el P. E. disponga de todos los medios necesarios para cumplir con su deber, porque de otro modo no podrá hacer efectivo el deber primordial que tiene, de garantir el orden y la tranquilidad pública.
Por otro lado, a los hombres del P. E. alienta el mismo sentimiento, el mismo patriotismo que debe alentar el corazón de los miembros de esta H. Representación Nacional; y si venimos a proponer esta medida no ha de ser de ningún modo para hacer mal uso de ella, no señor; es tan solamente para cumplir mejor con nuestra misión, con nuestro deber, no ha de ser seguramente para atropellar en sus derechos y arrastrar a la cárcel a los ciudadanos que nada tienen que ver con el movimiento; de ninguna manera, señor Presidente, porque como he manifestado, el mismo sentimiento de patriotismo que alienta a los honorables senadores, alienta también a los miembros del P. E. y no hemos de abusar de las facultades extraordinarias que la declaración del estado se sitio ha de poner en manos del P. E.
Aquí no solamente se sabe la palabra autorizada de un distinguido hombre público de la República Argentina, el doctor Pellegrini, sino también la opinión de otros hombres igualmente autorizados.
El doctor Pellegrini decía que no hay necesidad de que se produzca primero el hecho subversivo para declarar el estado de sitio. Es esta una medida que se puede y se debe tomar sin pérdida de tiempo en tales casos y declaró una vez más que el P. E. no ha de hacer mal uso de las facultades que se le confiere, no ha de manchar su nombre con actos vandálicos que serán una mancha para su buen nombre. He terminado.
Sr. López Decoud.- Pido la palabra.
Ha dicho el señor ministro preopinante de que no debía tenerse en cuenta, en muchos casos, la letra estricta de la Constitución, que en ciertos casos había que interpretarla; y en apoyo de que el estado de sitio puede declararse fuera de los casos citados por la Constitución, nos cita la opinión del comentarista argentino doctor González. Entiendo lo mismo, señor presidente; pero esa interpretación debe o no aplicarse según el ambiente que se respira.
En la Argentina, podría no ser un peligro la declaración preventiva del estado de sitio. Entre nosotros considero que lo es.
En la Argentina, país de instituciones muchos mas sólidas que el nuestro, donde se tiene el mayor de los respetos por los derechos y garantías de los ciudadanos, pudiera sin peligro hacerse una declaratoria de estado de sitio en las condiciones en que se pide ahora entre nosotros. Entre nosotros tal vez no pueda hacerse lo mismo sin peligro.
El señor ministro se cura en salud al decir que el P. E. no hará mal uso ni abuso de los poderes extraordinarias que pide se le concedan. Yo no he dicho semejante cosa; pero debemos tener en cuenta que nuestras autoridades no son todas aptas ni concientes de sus deberes; que muchas veces, dentro de la vida normal misma, obran como si tuvieran facultades extraordinarias.
En cuanto al ataque que se anuncia del exterior, es fácil reprimirlo. Las autoridades argentinas no han de permitir el libre paso de un vapor salido furtivamente de uno de sus puertos, cargado de armas, municiones y hombres que vienen a hacer una revolución en país amigo.
El señor ministro de Relaciones Exteriores, debe saber a estas horas donde están los expedicionarios, el buque que los conduce debe estar vigilado por todas las autoridades marítimas y fluviales.
En cuanto a las ramificaciones que debe tener dentro del territorio de la República el movimiento subversivo creo que son ilusiones, y después, en caso de que hubiese efectivamente ramificaciones, es muy fácil hacerlas desaparecer sin necesidad de estado de sitio.
Sr. Decoud (J. S.).- Pido la palabra.
Sin desconocer en modo alguno la lealtad de las declaraciones expuestas por uno de los honorables miembros del P. E. me limitaré a exponer mis ideas al respecto de esta cuestión, para dar mi voto en contra de la proposición presentada por el P. E.
Sin entrar a discutir el punto, me limito a reproducir íntegramente los fundamentos expuestos con tanto acierto por uno de mis honorables colegas.
Creo firmemente que este procedimiento que vamos a sentar no se armoniza en modo alguno con las prescripciones constitucionales, citadas tantas veces por el ministro de Hacienda como también no se armoniza con el articulo de la Constitución que declara expresamente que esta medida puede adoptarse sólo en casos de ataque exterior o de conmoción interna que ponga en peligro la tranquilidad de la República.
Yo creo que no estamos dentro de ninguno de estos casos, señor presidente. Por no prolongar demasiado esta sesión no entro a hacer un estudio detenido del alcance de la prescripción constitucional pertinente al caso; pero creo que con un simple buen sentido debemos comprender que los convencionales al dictarla han tenido en cuenta únicamente los casos ya mencionados, y no estando en ellos, creo que no corresponde tomar la grave medida que se propone.
Yo declaro que estaré siempre dispuesto a prestar con mi voto mi más decidido apoyo al P. E. para cualquier medida tendiente a restablecer el orden público en caso de que peligre su estabilidad, pero ahora pido conste en el acta que yo he dado mi voto en contra del proyecto.
Sr. Presidente-Se hará constar.
Si nadie hace uso de la palabra, voy a poner a votación el dictamen de la Comisión de Negocios Constitucionales que aconseja la aprobación del proyecto de ley que se ha leído.
Puesto a votación el proyecto fue aprobado por mayoría de siete votos contra dos pasando enseguida a la otra Cámara.
Momentos después, a las 6 y 10, se reunieron los diputados, asistiendo a la sesión los señores; Amarilla, Caballero (A), Carreras, Corbalán, Egusquiza, Franco, García, Gill (J. A.), López, López Moreira, Mazó (J. R.), Melgarejo, Montero, Ramírez, Samaniego (J. D.), Samaniego (Z.), Soler, Silvera, Talavera y Viera. Hicieron también acto de presencia los tres miembros del P. E.
El presidente de la Cámara señor Pedro Miranda, comunica haber convocado a sesión extraordinaria para tomar en consideración el mensaje del P. E.
Después de leerse la nota respectiva del Senado adjuntando el proyecto de decreto por el que se declara el estado de sitio, se entró a tratar el asunto.
He aquí las palabras con que se expresó el.
"Sr. Corbalán -La Comisión de Negocios Constitucionales considera que no hay necesidad de pasar a cuarto intermedio para entrar a tratar el proyecto de la ley que ha pasado el P. E.
Y en nombre de ella, voy a expedirme permitiéndome aconsejar la sanción del proyecto, que ya ha merecido la aprobación del H. Senado. Los señores diputados que se encuentran presentes han presenciado la sesión del Senado en que aquella corporación ha tomado en consideración los fundamentos o razones que ha expuesto el señor ministro de Hacienda en nombre del P. E. para haber considerado que ha llegado el momento de hacer uso de un derecho legitimo que acuerda la Constitución, y este proyecto se encuadra perfectamente dentro del espíritu de nuestra Carta Fundamental, según los comentaristas constitucionales que ha tenido oportunidad de citar.
La comisión de Negocios Constitucionales considera que el P. E. que tiene a su cargo los elementos de represión de cualquier conmoción, debe adoptar este temperamento a fin de salvaguardar la vida y los intereses de los habitantes de la República. Por tanto, ella opina que, la H. Cámara debe aprobar este proyecto declarando el estado de sitio por el término de quince días, sin perjuicio de que el Poder Administrador pida mas tarde se acorte o se prolongue dicho término. He dicho".
El diputado Adolfo R. Soler habló después en estas términos: "Como miembro de la Cámara, como representante del pueblo, veo con profundo agrado que el P. E. haya llenado todos los requisitos exigidos por la Constitución para proceder en esta emergencia y haya venido hasta aquí a pedir la adopción de la medida extrema que solicita, la medida legal, mejor dicho, para restablecer la tranquilidad publica que se dice alterada.
Sobre este particular, pues, no pueden caber dos opiniones en la Representación Nacional, pero si, señor presidente, sobre la oportunidad de la medida.
Ya que el miembro de la Comisión de Negocios Constitucionales ha recordado aquí que hemos escuchado el debate breve a la vez que luminoso, planteado en el Senado, debo de mi parte hacer presente en este momento las objeciones fundadas, aducidas por quienes entiendo no pueden ser tenidos por sospechosos, como elementos contrarios al orden y a la tranquilidad de la República. Me refiero a los señores Arsenio López Decoud y José Segundo Decoud.
No tendré tal vez la misma autoridad, no podré merecer toda la fe que ellos pueden merecer, al aducir estas consideraciones.
...Es necesario, señor Presidente, que la Cámara estudie y medite con calma la importancia de la medida que reclama el P. E.; porque creo también haciéndome eco de las palabras pronunciadas en el H. Senado y que todavía vibran en este recinto de que una medida semejante adoptada con precipitación, no puede producir los efectos deseados. Paso ante todo a preguntar, señor presidente, ¿cuales son las noticias definitivas que tiene el gobierno respecto a esta cuestión? ¿No ha conseguido el gobierno la detención del buque de que se habla, por parte de las autoridades argentinas? Si lo ha conseguido, resulta sin objeto el estado de sitio, puesto que el gobierno, vuelvo a repetirlo, cumpliendo con su deber, ha vigilado y vigila a cuantos individuos puedan ser peligrosos al orden y a la tranquilidad publica. ¿Por qué, pues, acudir sin necesidad a una medida que llevara la alarma no sólo al interior de la República, sino al exterior, repiqueteando penosamente en contra del país?
¿Cree el P. E. que es indispensable el estado de sitio? Debió decir entonces señor Presidente, que tiene la seguridad de que la expedición que se menciona no ha sido detenida por las autoridades argentinas. Comprendemos la situación de los elementos que componen lo que se llama la oposición en el país y que son aquellos a quienes se vigila y que hasta hoy permanecen tranquilos en sus hogares; y bien: conocido el estado de sitio ¿creerán ellos que seguirán gozando las seguridades y garantías necesarias para permanecer en el país? Yo he oído las palabras del Señor Ministro de Hacienda, en que aseguraba que en ningún caso el P. E. haría uso abusivo del estado de sitio, y así quiero creerlo, Señor Presidente. Pero si esas palabras para mi tienen la sufiente eficacia y llevan la tranquilidad no sólo a mi espíritu, sino también al fondo de mi hogar, ¿tendrán la misma eficacia para llevarla a todos los hogares que se consideran sindicados no por los gritos de la conciencia publica sino por el dedo policial que los vigila?.
He aquí, señor presidente, de qué manera la adopción de esta medida podría venir a producir precisamente efectos contraproducentes. Es como se ha dicho en el H. Senado, la medida suprema que no se debe adoptar sino en el último extremo.
Yo hago esta manifestación sin ánimo de provocar un debate, porque entiendo que no puede ser materia de discusión, que si el P. E., considera seriamente amenazada la tranquilidad pública y así lo creen los miembros de la H. Cámara, la medida sea adoptada.
Sin ánimo, pues, de provocar un debate, cumplo con un deber de conciencia al votar en contra del proyecto de Decreto por las muy fundadas razones expuestas en el H. Senado y por las que de mi parte he agregado en el curso de esta breve exposición".
En la votación, fue aprobado por mayoría el proyecto, quedando así sancionado, y promulgado en la fecha por el P. E.
A las transcripciones que ya he hecho, referentes a la salida del vapor "Sajonia" de La Plata, hoy agrego otras, entresacadas de diarios del exterior.
De El Diado de Buenos Aires.
"El buque fantasma, "Sajonia", que va perfectamente armado, con los cañones montados y todo dispuesto para un encuentro naval, así como para un bombardeo y desembarco, con jefes competentes, sus funciones bien determinadas, ha salido en la madrugada de ayer, de 2 a 4 de Corrientes. Llegó a ese puerto a media noche aproximadamente, recibiendo comunicaciones de Buenos Aires y sabiendo recién que su expedición era conocida del gobierno paraguayo.
Esto, como es natural, va a cambiar en parte su plan, cuya ejecución, de lo contrario, según los datos que poseemos, no hubiera costado una sola gota de sangre.
El "Sajonia", según el plan primitivo, debía llegar a la Asunción hoy o mañana de madrugada, y por sorpresa apresar al gobierno. Un complot interno iba a secundar este plan. Dónde se encuentra actualmente el "Sajonia" es el punto que más preocupa e interesa.
Ha salido en la madrugada de ayer de Corrientes y de mañana pasó, según se cree, por Bella Vista. Se sabe que el "Villa Rica", armado en guerra por el gobierno del Paraguay, se dirigió hacia Humaitá. Según opiniones autorizadas, debe haberse realizado entre ayer y hoy, un encuentro naval entre los dos buques, y en este caso no es dado dudar: la victoria corresponderá al Sajonia".
De La Reforma de La Plata:
"Si las monstruosidades cometidas por el comisario García y las demás autoridades, que han efectuado el reclutamiento de los individuos que componen la expedición revolucionaria paraguaya, no hubieran sido lo suficientemente detestables para hacer resaltar tantas irregularidades y tan bárbaros atropellos, hoy, como digno corolario de tanta barbaridad tenemos que dar a la publicidad nuevos hechos, tan graves como los anteriores, que ya conocen nuestros lectores por las publicaciones que hemos venido haciendo.
Los nuevos atropellos, en cuestión, se llevan a cabo por la comisaria Segunda, en venganza de compromisos no cumplidos al paraguayo García por algunos infelices que, aquel había comprometido por medio de la fuerza a acompañarlo en su cruzada revolucionaria.
Los infelices que hubiesen dado su palabra de acompañarlo a García, diéronse cuenta en ultimo momento de que las promesas del paraguayo no iban a cumplirse, y resolvieron no exponer su vida gentilmente, para lo cual se quedaron en sus casas la noche de la cita.
Más, ciertos empleados de los que han quedado al frente de la comisaria segunda, han dispuesto que sean castigados por la falta de cumplimiento al compromiso contraído.
Al efecto, se los está conduciendo presos, haciéndoseles todas clases de vejaciones e imponiéndoles un sinnúmero de castigos.
Los presos son ya más de quince, y algunos miembros de las familias se han apersonado a esta redacción, denunciando el hecho y protestando de tamaños abusos.
Las esposas de Carlos Brizuela y Rogelio Silveira, han estado también a protestar de la prisión de sus maridos, y de la actitud asumida por la jefatura, la cual no ha tomado medida alguna, a pesar de habérsele denunciado en forma los atropellos y prisiones de los citados ciudadanos. Como se ve la complicidad manifiesta de la jefatura, en la consumación de todos estos vergonzosos hechos, no tiene atenuante alguno y demuestra que todo son uno, a pesar de las protestas que se hacen de la ignorancia y desconocimiento de los hechos.
Entre las personas detenidas la noche del embarque de la expedición podemos citar para corroborar aun más nuestros asertos los nombres de los señores Juan Oyenart, Aníbal Vidal, Juan Marteau, y otros que no consignamos sus nombres en estas líneas porque son capaces los bravos polizontes de castigarlos, por el sólo hecho de que hayan manifestado de que con ellos se ha cometido un atropello.
Entre la gente que lleva García, van dos sargentos, un cabo y catorce agentes del personal de la comisaria segunda.
Entre los empleados municipales, a más de los nombres que diéramos en nuestros números anteriores, va el inspector de los corrales de Abasto, Juan Gambaraberri".
De La Nación de Buenos Aires
Consta de una manera positiva que el número de revolucionarios embarcados en el Sajonia alcanza a unos 300, y conducen una batería de cañones compuesta de seis piezas Krupp y 2000 rémington.
Sabíamos que el diputado nacional doctor Emilio Gouchón había intervenido para extraer del arsenal los cañones adquiridos por los revolucionarios y solicitamos de el, algunos datos.
El doctor Gouchón nos manifestó que los cañones se hallaban depositados desde hacia años en el arsenal de guerra y que por encargo de don Nazario Santisteban se habían hecho las gestiones necesarias para retirarlos.
Mientras se tramitaba el permiso para retirar los cañones el ministro del Uruguay, don Daniel Muñoz, trató de impedir la entrega, creyendo que ellos habían sido adquiridos por los revolucionarios uruguayos.
Intervino entonces el ministro de relaciones exteriores y manifestó al señor Muñoz que no existía en nuestro país ninguna ley que impidiese la venta de armas, siempre que se cumplan los requisitos que se exigen para este género de operaciones, indicando al ministro uruguayo que lo que podía hacer era vigilar el destino de los cañones. Salvadas estas dificultades, el señor Santisteban abonó por derechos de aduana $ 11.000 y los cañones fueron trasladados desde el arsenal a Tolosa. Los cañones son modelo del 80, Krupp, de calibre 7,5. Cada cañón lleva una dotación de 200 tiros.
El agregado de la Legación Paraguaya informó ayer a nuestro gobierno haber recibido un telegrama del ministro de Relaciones Exteriores de su país en que le manifestaba que el "Sajonia" había sido declarado buque pirata, y en vista de ello pedía que el gobierno argentino hiciera detener la marcha de ese vapor. Este pedido, a pesar de la buena voluntad del gobierno, no ha podido ser atendido, porque de las subprefecturas se ha comunicado al ministro de marina que no disponen de la fuerza necesaria para hacer detener la marcha del "Sajonia".
El ministro del Paraguay, doctor .Viera hizo ayer una visita al ministro de relaciones exteriores, con quien tuvo una larga conferencia sobre los hechos producidos en su país.
Según las noticias que han circulado en la casa de gobierno, el ministro paraguayo trae instrucciones para quejarse por la supuesta protección que nuestro país había prestado a los revolucionarios.
La conferencia de ayer ha sido reservada, pero nos consta que el ministro Terry ha desvirtuado toda suposición de que los revolucionarios hayan tenido protección ni facilidades para organizar la expedición.
El gobierno argentino, según la manifestación del ministro argentino doctor Terry, una vez que la legación del Paraguay le dio cuenta de lo que ocurría en el "Sajonia", telegrafió a todas las subprefecturas del Paraná para que lo detuvieran, pero no se consiguió por no tener apostado en ningún puerto un buque de guerra".
De La Prensa de Salto (Uruguay)
"A no ser la protección decidida que algunos autoridades argentinas ofrecen descaradamente a la insurrección paraguaya, esta había ya expirado por diversos y poderosos motivos que hemos expuesto anteriormente en La Prensa.
El pueblo paraguayo es, por su carácter y por sus hábitos, contrario a las revoluciones; el germen lo han llevado algunos aventureros desde la Argentina creyendo que invocando razones de patriotismo encontrarían eco y apoyo en la opinión, pero felizmente la iniciativa belicosa del general Ferreira y de algunos ambiciosos que le acompañan ha fracasado por completo quedando de ella una simulación ridícula que sólo sirve para dar una idea bien pobre de las aspiraciones que puedan tener en favor del engrandecimiento de aquella nación. Los mismos gobiernos paraguayos entendiendo que no pueden prosperar las revoluciones en la campaña de aquel país, jamás han tratado de tomar precauciones para sofocarlas, limitándose tan solo a destruir conspiraciones de gente copetuda de la capital, que varias veces han querido pronunciarse pero sin éxito. Los dos caudillos únicos que no apoyan el actual movimiento, son los generales Caballero y Escobar. La masa culta tampoco está del lado de la revolución. El vulgo ha sido arrastrado a los campamentos insurrectos por la violencia y por eso es que diariamente hay mermas considerables en las filas rebeldes.
La insurrección comenzó con la aventura del "Sajonia", vapor que había comprado el Banco Agrícola para remitir al Plata productos paraguayos. El capitán Benegas, que le mendigó al gobierno el mando del buque, y otros como el, se aprovecharon de esa muestra de confianza y se sublevaron. El "Sajonia" conducía cañones, fusiles, munición, etc., para el gobierno. Este fue victima de una traición. El buque, declarado pirata, podía haber sido apresado en el camino, en Corrientes como lo había solicitado el gobierno paraguayo, pero las autoridades argentinas, hicieron la vista gorda y lo dejaron internarse en el rio Paraguay.
El ministro y el cónsul de la Argentina en Asunción, coadyuban tan eficaz como escandalosamente en los planes subversivos, dando asilo a los conspiradores de la capital embarcándolos luego en los buques de guerra de aquella nacionalidad y conduciéndolos al cuartel revolucionario de Villeta. Estas cosas solo se ven en Souht América. Hace pocos días el cónsul argentino en Asunción señor Goitia, tuvo un incidente al pretender embarcar bajo su amparo, a varios sujetos que se le incorporaron en el puerto de aquella capital. Apercibido de lo abusivo que era el hecho, por un empleado aduanero, descargó a este dos palos y el empleado le contestó con tres balazos, que afortunadamente no dieron en el blanco.
Como se ve, la prescindencia argentina en los sucesos paraguayos resulta parecida a la que observaba respecto de los asuntos orientales, durante la ultima revolución"
XIII
Relacionado con los sucesos del 1904, dice don Gomes Freire Esteves en su Historia Contemporánea:
"En 1903, sobre el violento desalojo del egusquicismo el grupo (cívico) tentaba de nuevo mantener con la situación presidida por el coronel Escurra, los mejores términos.
Gracias a ello, cuantos mayores eran los trabajos subversivos, el político "cívico" (Soler) se multiplicaba en gestos de transacción y lograba no solo despistar al gobierno sobre su verdadero papel, sino arrastrarlo al servicio de los planes revolucionarios.
Por intermedio del Consejo de Agricultura e Industrias del Banco Agrícola, adquiriose el barco mercante "Sajonia" para ser empleado como transporte de frutos exportados a Buenos Aires y nombrose capitán del mismo, al señor Ildefonso Benegas, viejo liberal, comprometido ya con el movimiento, al cual debería entregar en el momento preciso.
Contose así, para la expedición revolucionaria con un buque suministrado por el propio gobierno. Contribuyó eficazmente a dicha combinación el señor Pascual Velilla (cívico) miembro del Consejo de Agricultura, pariente del señor Soler y también complotado.
Todavía culminó en el apogeo su método, el señor Soler, en los mismos días del descubrimiento de la revolución.
Llegan a la Asunción los primeros telegramas anunciando la partida de un buque misterioso de La Plata, artillado y tripulado en son de guerra, rumbo al Paraguay, los días 6 y 7 de Agosto.
Se presenta Soler al general Escobar, con quien mantenla las más cordiales relaciones y le pregunta si era el que traía la revolución, para saber a que atenerse y reiterarle en nombre de su partido, protestas de buena voluntad.
Se discute, el 8, en el Congreso, el proyecto de ley declarando en estado de sitio toda la república y mientras se desbandan los liberales de la ciudad al Chaco Argentino se presenta a la sesión e impugna el proyecto resueltamente, llamando la atención de los republicanos por su inocencia de los sucesos".
No satisfechos los revolucionarios con la complicidad de las autoridades argentinas, consiguieron también el concurso de honorables extranjeros, lo cual, sin embargo no les impedía gritar a voz en cuello, que aquello era un movimiento eminentemente nacional.
El señor Gustavo Sosa Escalada; que actuó en esa revolución, más conocida con el nombre de Traición del Sajonia, publicó después una obrita historiando algunos acontecimientos ocurridos entonces.
En una de sus páginas, se encuentra, aunque muy incompletos, los nombres de algunos extranjeros venidos exprofeso en aquella empresa temeraria.
Helos aquí:
"Personal venido de Buenos Aires en el antiguo "Sajonia" hoy "Libertad".
Primera lista: Nicasio Caballero, oficial retirado del ejército oriental, jefe de grupo en el "Libertad" y que pasó en el "Constitución" al norte. Florentino Rodríguez, elemento civil, jefe de grupo en el "Libertad", argentino, ocupado en comisiones a Buenos Aires.
Luis de Gaudencio, sargento distinguido del ejército argentino, retirado y que fue oficial instructor en el "Libertad".
José Meyer, argentino, elemento civil, clase en el "Libertad"
Fernando Villafañe, id, id.
Darío Mir, id, id, quedó herido, en Pilar, después del combate con el "Villa Rica"
Julio Meir, id, id, del "Libertad"". Arturo Inchastoiry, id, id, id.
Lorenzo Pichetti, id, id, id.
Santiago Montoya, clase en la marina argentina: del "Libertad".
Florencio Rodríguez (hijo), pasó al norte - elemento civil.
Juan del Pino, artillero de la guardia nacional argentina así como en el "Libertad"...Era uno de nuestro mejores cabos de cañón.
Estos elementos vinieron traídos por don Elías García, y por intermedio de otro joven argentino de prestigio, que fue jefe de grupo en el "Libertad", Miguel Rabbone.
Segunda lista: Adriano Contreras, Justo Fernández, orientales, artilleros en la escuadra argentina, e ídem en el "Libertad".
Pedro Narbondo, Ceferino Morales, el ñato Suárez, (a). El Pardo, cabos de cañón de la marina argentina retirados, traídos por trabajos de don Elías García. Fueron de los mejores artilleros del "Libertad".
José Suárez, cabo de cañón retirado de la armada argentina, mandado por don Adolfo R. Soler.
Juan C. Suárez, José de Luca, José Leroy, artilleros, ex-cabos de cañón de la armada argentina, traídos por el comandante Duarte.
José Martínez y Juan Barrera, trompas retirados de la armada argentina traídos por el mismo...
Ramón Pallares, tambor del ejército argentino, que vino con García.
Pedro Cáceres, paraguayo, ex-cabo de cañón de la armada argentina. Vino con don Elías Ayala y fue jefe de la pieza de proa, con el grado de subteniente en el "Libertad".
Tercera lista: Alfredo Cía., de la escuela de tiro porteña, artillero en el "Libertad".
N. Centurión, Pedro Mossi, Ramón Ravainera, Manuel Pérez y Santos Pérez del personal de la policía de Buenos Aires, traídos por don Elías García.
Juan Villamai, Miguel Merelli, de la armada argentina.
José Moya, ex-sargento de caballería argentina.
Ramón González, sargento de infantería; Pedro Lezcano sargento de caballería; N. Chancalai, sargento de infantería; Lorenzo Sanz (español) agente de Policía, José María Ares, cabo de infantería; Juan Olamburo, ídem; Pascual Brande, de la gendarmería volante de La Plata; Teodoro Latorre, del cuerpo de "cazadores de los Andes"; todos elementos militares retirados del ejercito argentino, traídos por Elías García....
Domingo Gambalaberrsi, elemento civil, artillero en el "Libertad", traído por Francisco Tapia.
El condestable de la armada argentina, Manuel Caballero, paraguayo, venido con Elías Ayala.
Ramón Palleros, tambor de línea del ejército argentino, traído por Elías García.
Todos aquellos cuya nacionalidad no cito son argentinos.
Todos aquellos, cuyos destinos no cito especialmente, eran a bordo o sirvientes de las piezas de artillería, o tiradores o clases.
La siguiente nota enviada en Julio de 1908 desde Montevideo, al entonces Presidente señor Emiliano González Navero, conviene sea conocida por no haber sido publicada aun hasta la fecha. Es del sargento mayor Guillermo Ríos y González, que se evadiera de su prisión en la Argentina, merced quizás a las gestiones de los directores de aquel movimiento sedicioso. Nadie ignora la calaña de muchos de los fueron enrolados en los primeros momentos para emprender la tan ansiada campaña libertadora...
Dice el ex-presidiario Ríos y González a su antiguo jefe:
"Montevideo, Julio 10 de 1908
A.S.E. el señor Presidente de la República don Emiliano González Navero.
Asunción
El que suscribe, ex-sargento mayor del Ejército de esa Nación, con el respeto debido a V. E. expone:
1º Que con fecha 4 de agosto de 1904, partió del puerto de La Plata en el vapor "Sajonia", hoy "Libertad", a iniciar la revolución contra el gobierno del coronel Escurra, contribuyendo así al triunfo de la causa que entonces defendía.
2º Que fiel a su palabra de honor, peligra su vida combatiendo con todo ahínco hasta el día 12 de diciembre del mismo año; fecha en que se firma el Tratado de Paz y como consecuencia, derrocado el gobierno anterior.
3º Que al retirarse de ese país, a fin de presentarse a las autoridades argentinas, para cumplir la pena de la que se evadió con el fin de prestar su concurso a aquella revolución; se le quiso pagar sus honorarios valuados en diez mil pesos, moneda paraguaya, los cuales rechazó para hacerse mas acreedor a las promesas que le hicieron los hombres que encabezaron aquella revolución, de conseguirle el indulto en esta, en caso de un triunfo.
4º Que resignado se retiro, viendo falladas todas esas promesas, y soportando la prisión en el presidio militar y hoy el destierro en el Estado Oriental, siempre abrigando con alguna esperanza aunque no se cumplieron dichas promesas, pues se le había asegurado que para el aniversario patrio de este año, se la obtendrían.
Pero llegó la precitada fecha sufriendo un nuevo desengaño, convencido totalmente de que nada se ha hecho al respecto, siendo por tanto deportado en país extranjero sin recurso para poder tener la familia a su lado, la que hoy esta sumida en la miseria.
5º Por todo lo expuesto, y teniendo el convencimiento de que V. E. fue testigo de la abnegación y honradez del infrascrito, durante su actuación, por cuanto era V. E. el Presidente provisorio de esa República, y a quien tuvo el honor de defender; solicita quiera hacer efectiva aquella indemnización, en cuyo caso se servirá V. S. girar su importe a su señora esposa doña Dolores B. de Díaz, que se encuentra en la ciudad de La Plata, calle 56 numero 812, como también comunicar a ella toda resolución que a este respecto recayera por creerlo así.
Gracias y Justicia, Dios guarde a V. E.
Guillermo Ríos González
Sargento mayor
Los revolucionarios una vez que pudieron dominar el litoral, empezaron a cometer todo género de tropelías contra embarcaciones de matricula nacional y extranjera.
Ante hecho tan inaudito, el gobierno de Roca envió algunos navíos de la armada de guerra, para vigilar las costas argentinas limítrofes con nuestro país.
El "Constitución", "República", "Entre Ríos", "Maipú", etc., fueron los buques destinados a garantizar la navegación de los vapores que traficaban en aquella jurisdicción. Así pudo darse un golpe recio a los revolucionarios que se habían entregado a la piratería.
Desde luego, no es de extrañar la hostilidad observada, contra los vapores de bandera argentina, puesto que el comité revolucionario, así lo había prevenido a don Nicolás Mihanovich.
Con efecto, en nota dirigídale por el diputado señor Soler, protestando contra supuestos abusos incalificables cometidos por sus empleados manifestaba que se verían obligados a tratar sus barcos como a enemigos.
Dice la nota a que aludimos:
"En nombre del comité revolucionario protesto contra el hecho inexplicable de que buques de su casa como el "Villarrica", que navegan protegidos por la bandera argentina, se conviertan sin previo aviso, ni insignia que los distinga en barcos de guerra al servicio del gobierno. La continuación de estos actos; que mucho se asemejan a los de piratería, nos obligará a tratar todos sus vapores como enemigos, sin que los salvaguarde la bandera argentina que nosotros respetamos, pero que sus capitanes arrean contra todas las reglas del derecho.
Adolfo R Soler"
El vapor brasileño Matto Grosso que navegaba hacia el Norte fue también obligado por las fuerzas revolucionarias a detener su marcha. Pero esta vez, únicamente se limitaron a proceder a un registro minucioso del paquete; en la creencia de que conducía armamentos del gobierno...
He aquí el documento que nos informará mejor sobre el particular: "Acta de la protesta levantada a bordo del vapor brasileño Matto Grosso, durante su revisación por los revolucionarios del norte.
A los once días del mes de noviembre de 1904, a las 2 horas y 1/4 de la mañana, encontrándose el paquete nacional "Matto Grosso", del cual es comandante el capitán teniente de la armada Alberto Álvaro Da Silva, navegando aguas arriba, casi al llegar a la ciudad de Concepción fue a esa hora intimado por una lancha revolucionaria denominada "Coco" guarnecida con gran personal armado, para parar en frente del puesto de la referida ciudad, a aguardar órdenes.
Una vez fondeado el paquete, atracó la referida lancha por B. E., subiendo a bordo tres oficiales y un capataz, armado de revólver y espada, no consintiendo el señor comandante subieran los demás tripulantes.
Una vez a bordo declaró el señor Schenoni, jefe de entre ellos, que sabiendo por denuncia traía este paquete, armamento para el gobierno paraguayo, vino a revistarlo, pues no podía permitir dejar pasar con armamento perjudicial a la revolución.
El señor comandante garantiole no traer armamento alguno, dándoles, en caso de aceptar, una declaración escrita, que no consentía una revista, en las bodegas de carga del navío, pues su buque, era de bandera extranjera; comandado por un oficial superior de la armada, y en aguas de libre navegación, por los tratados internacionales; que finalmente a bordo dormían señoras, criaturas y personas enfermas, trayéndoles naturalmente ese movimiento un sobresalto, grandes complicaciones y reclamaciones futuras.
No estando de acuerdo el jefe revoltoso, ante tales ponderaciones del señor comandante, que solamente por la fuerza consentiría esa extorsión, labrando de todo una protesta, a lo que respondieron los revolucionarios "que si no, por la fuerza lo harían".
Acto continuo el señor comandante llamó la atención de los tripulantes y pasajeros ahí reunidos, para la declaración formal de los revolucionarios y dio órdenes a la tripulación para consentir la revista de la bodega del buque y de la chata a remolque, no siendo encontrado nada.
Después de la satisfacción prestada por los revolucionarios, retirándose cortésmente, siendo tratado por el señor comandante con toda gentileza y caballerosidad, dándole el señor comandante finalmente, una declaración escrita de no contener el buque armamento y todavía mostrándose desconfiados y pocos satisfechos en sus pesquisas.
Es señor Schenoni, en cambio de ese documento, hizo una declaración escrita de haber pasado revista al buque, sirviendo esa declaración para nueva intimación mas adelante, por el vapor revolucionario "San Salvador", el cual intimó al buque a parar, y consintió el su marcha, después de haber recibido del señor comandante ese documento, y enterándose de el.
Y luego el señor comandante mandó labrar este "acta de protesta" por el firmada y por todos los tripulantes y pasajeros. Yo Joâo Welher, 2º comisario del buque, sirviendo de escribano, que escribe y firma.
XIV
La jefatura política de la capital en aquellos momentos excepcionales, se hallaba a cargo del coronel don José Celestino Meza. Ya durante la presidencia del señor Juan G. González, había ocupado este delicado puesto.
En efecto: por decreto del 14 de setiembre de 1891 se le nombró jefe político, cargo que interinamente desempeñaba don Federico Bogarín. .
A raíz del derrocamiento del presidente González en 1894, tuvo que dimitir, sustituyéndole el 11 de junio, el mismo señor Bogarín. Años mas tarde, el presidente Escurra ofreciale otra vez el puesto, y habiendo aceptado, se le nombraba el 18 de enero de 1904.
Cuando en agosto de ese año estalló la maldita revolución cuyos antecedentes voy recordando, el gobierno lo comisionó al interior de la República, confiriéndole una importante misión. Durante su ausencia, del 12 al 20 de agosto, ocupó la jefatura don Federico Bogarín.
Demás esta decir que en el ejercicio de sus funciones, Meza se condujo siempre con la mayor corrección. Fue un funcionario cumplidor de sus deberes y respetuoso con las libertades ciudadanas. Terminada la revolución renunció al cargo, habiendo el presidente Gaona, nombrado entonces a don Elías C. García.
Hace tres años más o menos, que después de una larga ausencia, volvió al seno de la patria a la que tantos servicios tenía prestado. Aprovechó su estadía entre nosotros, para recorrer algunos pueblos de campaña. La presencia de tan prestigioso compañero de causa, infundió indescriptible entusiasmo entre los correligionarios, que veían en el, a uno de nuestros mas valerosos jefes militares.
Poco después de haber regresado a su antigua residencia, le sorprendía la muerte, el mismo año en que también nos abandonaban Antolín Irala, Ignacio Pane y Ricardo Brugada...
Con fecha 12 de agosto, fueron nombrados los generales Bernardino Caballero y Patricio Escobar, ministros del interior y de guerra, respectivamente.
Estos expectables ciudadanos, entraron a figurar en el gabinete de Escurra, en reemplazo del señor don Eduardo Fleitas y del coronel Antonio Cáceres.
El primero de ellos, en el combate del 11 -entre el "Villa Rica" y el "Sajonia"- había sido tomado prisionero por los revolucionarios; y el segundo, se hallaba al norte desempeñando una importante misión del gobierno.
Al día siguiente, por medio de esta circular, comunicaban los generales su nombramiento, a las autoridades del interior:
"Asunción, Agosto 13 de 1904.
Señor Jefe Político de..............................
Tenemos el agrado de participarle que por ausencia de los Ministros efectivos, S. E. el señor Presidente de la República, tuvo a bien encargamos de las secretarias del Estado, en el departamento del Interior y de Guerra y Marina, respectivamente, por decreto expedido con fecha 12 del corriente mes.
En tan difíciles momentos para la República, no vacilamos en aceptar el puesto de sacrificios que es deber de todo ciudadano, contribuir con sus esfuerzos al mantenimiento de la paz y de la tranquilidad pública.
Confiados en que usted participara de estos mismos sentimientos y que permanecerá fiel a la causa del orden, sólo nos resta recomendarle que lleve esta comunicación a noticia del vecindario, asegurándole a la vez, que el gobierno pondrá de su parte todo el empeño que sea menester a fin de apartar de la patria el peligro que le amenaza.
Saludamos a usted atentamente.
B Caballero
P Escobar"
Poco después, el 6 de setiembre volvía el general Caballero a dirigirse a los jefes políticos de campaña en estos términos:
Como han de existir en ese departamento muchas personas amontadas que dejaron abandonadas sus casas y trabajos agrícolas, procure usted enviar emisarios para darles animo e infundir confianza de que no serán molestados, siendo pacíficos y laboriosos vecinos, para no verse después en la miseria y el atraso por causa de las necesidades.
Ofrézcales toda suerte de seguridades para volver a sus casas a fin de reanudar los trabajos y que no serán incomodados, más que en el último extremo, siendo probable que este caso no llegara a suceder, pues ya se ha pedido a ese departamento el número suficiente de soldados para las actuales circunstancias.
Le saluda a usted atentamente,
B. Caballero"'
Mediante esta acertada disposición ministerial, muchos ciudadanos pudieron reanudar sus labores abandonadas, al amparo de las mayores garantías, otorgádales por el oficialismo.
El 23 de setiembre, por renuncia del titular coronel Cáceres, era el general Escobar nombrado en efectividad, como ministro de Guerra. Pero al mes siguiente, el 17, habiendo renunciado a su cartera, era sustituido por Caballero. Y a este, en el ministerio de Guerra, reemplazábale el doctor J. Emilio Pérez por decreto de la misma fecha.
He aquí la renuncia del general Escobar:
"Asunción, Octubre 11 de 1904
A.S.E. el señor Presidente de la República, coronel don Juan A. Escurra.
Tengo el honor de elevar a V. E. la renuncia de ministro secretario de Estado en el Departamento de Guerra y Marina, que se ha servido confiarme por decreto fecha 12 de Agosto último.
Creo deber dar una breve explicación del móvil que me induce a adoptar esta resolución. En las diversas conferencias tenidas entre mis honorables colegas, así como en el Consejo de Notables celebrado, últimamente, en que se ha tratado de las tramitaciones de paz, que pusiera término a la deplorable emergencia que ha venido a perturbar el orden, he emitido mi opinión en pro de un arreglo decoroso para ambas partes contendientes, no porque dudara un solo momento de la lealtad de los defensores de la causa legal ni del éxito de la campaña sostenida sino en consideración de que, si el actual estado de cosas se prolongara por más tiempo, el país, sufriría su aniquilamiento por muchos años. El triunfo en estas condiciones no sería tal, sino el sostenimiento de la situación sobre los escombros de la patria y, como paraguayo, no puedo cooperar a tan triste resultado, consciente de la responsabilidad moral de que la historia me hará participe. Para la realización del propósito enunciado, V. E. me ha prestado decididamente su patriótico concurso, ofreciendo retirarse de la primera magistratura, si fuera necesario, para allanar dificultades y en tan noble actitud ha persistido siempre; pero no siéndome posible llevarlo a cabo por la no aceptación de las bases formuladas, de acuerdo con los delegados, del Comité Revolucionario, en uso de las facultades otorgadasme por la credencial, que en unión de mi honorable colega el doctor don Francisco Chávez, me acredita como Comisionado del Gobierno, me veo en el caso de adoptar esta determinación.
Además, mi quebrantada salud ya no me permite soportar las fatigas de una campana prolongada y activa.
Agradeciendo a V. E. la distinción de que he sido objeto, reitérole las seguridades de mi más elevada consideración.
Patricio Escobar”
Acerca de su actuación en la contienda, se ha querido poner en duda su fidelidad a la causa de la legalidad, habiendo el prometido publicar un manifiesto, relacionado con su intervención en aquellos sucesos.
Como un homenaje al doctor Alonso Criado, que es un viejo servidor de nuestro país, creo conveniente reproducir aquí, una carta suya, relacionada con su actuación al frente del consulado en Montevideo.
Ante una falsa imputación atribuidasele durante la revolución en el ejercicio de sus funciones, no puedo menos que levantar, como merecía, cargos tan gratuitos.
Dice el gran amigo del Paraguay, dirigiéndose al doctor Caminos:
"Montevideo, 20 de Enero de 1905
Señor doctor don José Z. Caminos, agente confidencial del gobierno del Paraguay.
Presente
Deseo que, como representante del nuevo gobierno de Asunción sea usted juez sobre una imputación falsa y calumniosa de que soy objeto, y espero que usted no defraudará mi esperanza... accediendo a mi ruego.......................................
La exposición de mi defensa es bien sencilla y categórica y se basa en hechos y razones de evidencia notoria.
Durante los veintidós años que llevo de cónsul, jamás he tomado parte en los asuntos políticos, consagrándome por entero a los comerciales, observando siempre una religiosa neutralidad en la política nacional como cumple a los estrictos deberes reglamentarios.
El cargo de cónsul en el extranjero es completamente ajeno a las luchas políticas internas... En esta firme creencia, jamás he desempeñado comisiones ajenas a mis deberes consulares... disposición que ha debido ser reconocida y respetada por los hombres de todos nuestros partidos, pues, ninguno se aventuró a proponerme durante 22 años de actuación consular, la más pequeña transgresión del orden regular.
Firme y tranquilo con estas convicciones, no renuncio mi puesto por los sucesos del 9 de junio de 1894 y 9 de enero de 1902, que derrocaron a los presidentes González y Aceval. A favor de la administración de este honrado gobernante publiqué varios artículos en Montevideo... Mi imparcialidad y benevolencia se mantuvieron igualmente inalterables durante el gobierno del coronel Escurra, en que fue reducido el sueldo de este consulado a la mitad y rebajada su categoría, declarado Montevideo como puerto de escala entre Buenos Aires y Asunción. Como nunca serví por interés, jamás reclamé de estas injusticias, aberraciones y agravios oficiales.
Hallándome al estallar la revolución en la capital del Paraguay, en agosto de 1904, hice convocar a una reunión del alto comercio en el Centro Comercial, por el presidente del mismo don Nicolás Angulo, la que se celebró en la tarde del 13 de dicho mes, asistiendo a ella también don Juan B. Gaona, y en la que fue nombrada la primera Comisión de Paz bajo la presidencia del doctor E. Kemmerich, que debería ir abordo del "Sajonia". La subida de este al norte, las resistencias del gobierno y las complicaciones posteriores dejaron sin efecto aquella primera tentativa pacificadora. Así como dicha iniciativa mis actos han correspondido invariablemente a mis convicciones.
.................... (Original ilegible) .....................................................
Entiendo que el Cónsul no es agente de policía y que repugnan a su carácter el espionaje y la delación, por más que conociese los trabajos locales de revolucionarios y gubernistas, me creí obligado a guardar la abstención ...................... (Original ilegible)..................................
En 22 años que me ha estado honrando el Paraguay con su representación consular en España y el Uruguay y las comisiones, honorificas que fue dio para la Exposiciones Universitarias de Barcelona en 1888 y de Paris en 1889,............. (Original ilegible).........................., paraguaya en 1889, he tenido la satisfacción de que se aprobaran siempre mis actos sin haber merecido el menor reproche mi conducta.
Ahora en el ocaso de mi misión oficial del Paraguay, deseo salir como entré, con la frente alta, la conciencia tranquila y las manos limpias, desvaneciendo las falsedades y calumnias de que soy objeto, sobre enganche de mercenarios y compra de armamento del "Pueyrredon".....
El 19 de diciembre, media hora antes de ausentarse de Montevideo el ministro don Antonio Sosa, pasó esta nota al consulado entregando el vapor "Pueyrredon", del que no tenia hasta entonces noticia alguna oficial, y me limité a aceptarlo el día siguiente bajo prolijo inventario, telegrafiando en seguida al ministerio de Relaciones Exteriores de Asunción. ..............(Original ilegible)..............................
El 31 de diciembre entregué a don Ramón Ávila, por orden de nuestro gobierno dicho buque.
El 1º de enero conseguí verbalmente del señor presidente Batlle y Ordoñez, la rescisión de las ventas hechas anteriormente por el gobierno Oriental al del Paraguay y... el 3 de enero hice entrega al Parque Nacional de Montevideo de los cañones y armamentos que estaban a bordo, remitiendo.... los inventarios, acta de entrega y recibos correspondientes.
En Montevideo, teniendo usted la más alta representación del Paraguay, confío en su ilustración, rectitud y espíritu de justicia, para verificar una información que le permita fallar sobre mi intervención o inculpabilidad en los hechos imputados malévolamente. En los Archivos de los ministerios en Asunción, debe existir constancia de las comisiones y servicios prestados en Montevideo al gobierno anterior, y de su examen y revisación que pido, resultará que el firmante no tuvo misión alguna durante la guerra civil felizmente terminada.
Sólo lamentaría siempre dejar este consulado, con el que llegué a identificarme a través del tiempo, a causa de inculpaciones desprovistas en absoluto de fundamento, habiendo utilizado siempre mi empleo como tribuna para servir lealmente al Paraguay durante los mejores años de mi vida.
Corresponde al ilustrado y probo doctor Caminos, levantar el sumario y dar su fallo.
Le saluda atentamente su afectísimo y S. S.
Matías Alonso Criado"
Habiendo, pues, el doctor Alonso Criado, manifestado su propósito de retirarse del Consulado, desde Montevideo se enviaba el 6 de Enero de 1905 este telegrama al Presidente Gaona pidiéndole que siguiera permaneciendo aun en tan importante cargo:
Señor Presidente del Paraguay.
Asunción
En nombre del Comercio, la Banca y Empresas de Navegación pedimos la permanencia del doctor Matías Alonso Criado al frente del Consulado General del Paraguay en Montevideo donde siempre ha prestado importantísimos servicios, y por su posición social, aptitudes y honorabilidad, es una garantía para el desempeño de sus estrictas funciones consulares, para la propaganda del Paraguay en el exterior y para las buenas relaciones comerciales entre ambos países.
(Aquí las firmas)"
XV
El presidente Escurra, desde el primer momento, quiso poner término a la insurrección, a costa de cualquier sacrificio.
Patriota de verdad, no quería ver derramamiento estéril de sangre paraguaya, que con tintes sombríos, amenazaba inundar nuestro territorio. Su preocupación constante, era asegurar la tranquilidad pública, de tal suerte que ella no se alterara en o más mínimo.
Con un desinterés que mucho le honra ofreció espontáneamente su renuncia al cargo. Dio así, una elocuente prueba de su magnanimidad y elevado patriotismo; gesto digno de ser imitado!
Se iniciaron las gestiones con la intervención del Cuerpo Diplomático; pero todo fue inútil. ¡Había que regenerar al país, colocando al frente de la cosa publica, a los llamados intelectuales. Y para ello era preciso exterminar a sangre y fuego a los políticos gauchos!
Sin embargo, como ha dicho alguien, la conciencia social aleccionada por la realidad de los sucesos, no ha establecido este concepto: los republicanos eran gauchos -para la prédica opositora- pero intelectuales en la acción. Los revolucionarios que se sucedieron en la nebulosa política desde diciembre de 1904 hasta nuestros días, serán intelectuales (?) -como modestamente se califican- pero archí-gauchos en la acción.
A continuación, publico algunas de las notas cambiadas con respecto a las negociaciones de paz:
Asunción, Agosto 16 de 1904.
Señor doctor Brazilio Itiberé da Cunha, E. E. Ministro Plenipotenciario del Brasil.
Envió a V. E. bajo sobre abierto la nota dirigida al señor don Juan A. Escurra de la que se servirá enterarse.
Después de conocer su contenido, agradecería a V. E. se sirva poner en manos del señor Presidente de la República.
Saludo a V. E. con toda consideración.
B. Ferreira
Asunción, Agosto 16 de 1904.
Señor Decano del Cuerpo Diplomático, doctor Brazilio Itiberé da Cunha.
Cumpliendo deberes impuestos por las leyes de la guerra hago saber a V.E., y por su digno intermedio al H. Cuerpo Diplomático extranjero acreditado en nuestro país, que en el término de tres horas, a contar desde la del presente despacho (7.30 a .m.), la Revolución dominante hoy día en la República, con objeto de derrocar el gobierno de don Juan A. Escurra, que la conciencia nacional rechaza por ilegal en su origen (.............) procederá al bombardeo de la ciudad. Esta medida dependerá de la respuesta que recibamos del señor Juan A. Escurra a una intimación dirigídale a esta misma fecha.
Saludo a V. E. respetuosamente.
B. Ferreira
A Riquelme
Secretario
Legación de los E.E.U.U. del Brasil
Asunción del Paraguay, Agosto 16 de 1904.
Señor General don Benigno Ferreira
Abordo del vapor......... (Original ilegible).......... en el puesto Muy señor nuestro:
El Cuerpo Diplomático reunido bajo mi Presidencia, que firma conjuntamente la presente, ha recibido la atenta comunicación de V. S. y en el acto se ha trasladado cerca del gobierno para cumplir con la petición que se le ha dirigido, de conformidad con las leyes de la Guerra y he puesto en manos colectivamente del señor Presidente, Coronel Escurra, la carta de V. S.
Cuando estábamos ocupados del asunto (10 a. m.), empezó el fuego y tuvimos que suspender nuestra misión.
Ahora que las hostilidades parecen suspendidas de facto, deseamos continuarla, y con tal motivo dirigimos V. E. la presente para insinuarle un plazo prudente a fin de trasladamos a ese buque, plazo que debe durar algunas horas calculando nuestra ida y nuestro regreso, para llevar a V. E. la respuesta, la cual se nos ha manifestado en esta forma; que no podían aceptar una imposición, pero que están dispuestos a entrar en negociaciones conciliatorias.
El Cuerpo Diplomático se hace el deber de manifestar, que en el caso de empezar el bombardeo, se permite recordar que siendo la Asunción una ciudad abierta, no fortificada y en la cual tienen asiento intereses considerables de las Naciones que representamos de acuerdo con los deberes que rigen estos principios de Derecho Internacional y los sentimientos humanitarios, esperamos que los fuegos de esos buques se dirijan sobre ciertos y determinados puestos que podrán fijarse de antemano.
Aprovechamos esta ocasión para saludar a V. S. con la mayor consideración.
B. Itiberé da Cunha, Ministro del Brasil - A. Guesalaga, Ministro de la R. Argentina - Conde Bottaro Costa, Ministro de Italia - E. Pingaud, Ministro de Francia.
P. D: Debemos agregar que el cañoneo ha empezado antes de expirar el plazo fijado en la carta de V. S.
Legación de los E.E.U.U.
Del Brasil Asunción,
Agosto 16 de 1904
Señor Ministro:
El Cuerpo Diplomático, bajo mi presidencia, nos dirigimos a V. E. enviándole copia de la nota que remitimos, en cumplimiento de la misión solicitada al señor General Ferreira, para cuyo efecto deseamos facilidades de embarque para el Parlamentario y seguridades para el mismo.
Saludamos a V. E. muy atentamente.
B. Itiberé da Cunha, A Guesalaga,
Conde Bottaro Costa, E. Pingaud
A.S.E. el señor Ministro de Relaciones Exteriores, doctor don A. Irala.
Asunción, Agosto 16 de 1904
Señor ministro:
En contestación a la nota que con esta fecha el Cuerpo Diplomático se ha servido dirigirme pidiendo facilidades de embarque para el Parlamentario y seguridades para el mismo, tengo el agrado de manifestar a V. E. y por su digno intermedio al Cuerpo Diplomático, que el Gobierno no puede por el momento, muy a pesar suyo ofrecer los medios de transporte, y que el Parlamentario gozara de la mas completa seguridad.
Aprovecho esta oportunidad para saludar a V. E. con mi consideración muy distinguida.
Antolín Irala
A.S.E. el doctor B. Itiberé da Cunha, Decano del Cuerpo Diplomático.
Puerto de Asunción, 16 de Agosto de 1904
Señor doctor don Brazilio Itiberé da Cunha, Decano del Cuerpo Diplomático.
Acabo de recibir la nota de V. E. en la que tiene a bien comunicarme las gestiones hechas colectivamente por los Exmos., señores Ministros Extranjeros acreditados en nuestro país a fin de poner en manos del señor Juan A. Escurra mi nota de fecha de hoy y obtener la respuesta que ella demandaba.
Agradezco en nombre del gobierno Revolucionario el espíritu de noble humanidad con que el H. Cuerpo Diplomático interviene en estos momentos en lucha a que la nación ha sido llevada por el Gobierno del señor Escurra, y tengo verdadera complacencia en manifestar que en obsequio a los altos propósitos que se persiguen y a ilustres Representantes Extranjeros que tan noble mediación ofrecen, el Gobierno Revolucionario renuncia a fijar plazo perentorio para recibir la anunciada visita a bordo del "Sajonia" y deja la amplitud necesaria a dicho termino para que el H. Cuerpo pueda llevar a su fin las gestiones en que tan noblemente se ha empeñado.
Así, pues, comprometo mi palabra de que hasta no recibir la visita de V. E. y de sus dignos colegas, las fuerzas de mi mano no efectuarán ningún acto de hostilidad violenta sobre la ciudad, confiando que el ilustrado criterio de ese H. Cuerpo, bien comprende que ese plazo no puede ser sino el que estrictamente los exigen las gestiones en tramite y el hecho de la visita, sujeta a las contingencias de un trasporte difícil en estos momentos. Y con este particular me hago un deber en poner a la disposición de V. E. uno de los vaporcitos, avisos de la Revolución, el cual, caso de que el ofrecimiento sea aceptado, seria desarmado y con bandera blanca iría al puerto a esperar a los ilustres personajes cuya visita esperamos.
Así, pues, declaro suspendidas las hostilidades por nuestra parte hasta tanto se terminen las gestiones a mi nota de hoy, en la inteligencia de que este compromiso exige del gobierno otro igual que esperamos recibir hoy mismo por escrito y ajustado a las mismas condiciones. Entre tanto el Honorable Cuerpo Diplomático será para nosotros garantía de que ese compromiso con la misma amplitud con que el Gobierno Revolucionario lo contrae, dejándole así a el la responsabilidad de lo que pudiere ocurrir.
Dejando así contestada la nota de V. E. he de salvar una afirmación, que, aunque hecha en forma reticente, no quiero dejar sin rectificar. Se dice en la nota de V. E. que la escuadrilla revolucionaria inició esta mañana el cañoneo antes de expirar el plazo fijado en mi nota de hoy. Siento tener que contrariar esta afirmación.
Nuestros buques no hicieron otra cosa que intimar con mas disparos a una partida de las fuerzas del gobierno que a favor de la suspensión de las hostilidades que en nuestra nota estableció de hecho, volvieron a emprender actos de guerra pasando en embarcaciones al banco "San Miguel" a proveerse de municiones del pólvora, el cual, después de nuestra entrada forzando las baterías de Ita Pytapunta había quedado bajo el fuego de nuestros cánones. Estimo qua esa acción por parte de las fuerzas del Gobierno, era una respuesta negativa que de hecho se daba a nuestra intimación y procedí en consecuencia ordenando rechazar el ataque al polvorín pero limitando el cañoneo al banco, con prohibición terminante de que se hiciera un sólo disparo sobre la ciudad, como en efecto no se hizo. Y para que V. E. vea mayor cuan noble fue nuestra conducta, he de decirle que la escuadrilla sufrió impasible todo el cañoneo que le hizo la artillería de Asunción sin contestarle con un solo tiro, aunque estaba en sus manos destruir hasta sus cimientos, los cuarteles del Gobierno, como tendrá ocasión de demostrarlo, si las gestiones que hoy se hacen por esa Ilustre Cuerpo, no llegaran a un feliz resultado.
Salvada así la insinuación que la nota de V. E. contiene a este respecto, le reitero la complacencia con que recibiré la visita de los Ilustres Diplomáticos a bordo de la escuadrilla, deseando que esa visita sea hecha a la brevedad posible.
Saluda al Honorable Cuerpo Diplomático con el respeto debido.
B. Ferreira Adolfo Riquelme
(Secretario)
Legación de los E.E.U.U. del Brasil
Asunción, 17 de Agosto 1904.
Señor General don Benigno Ferreira, Jefe del Comité Revolucionario.
El gobierno paraguayo a quien hemos trasmitido el deseo del Comité Revolucionario nos autoriza comunicarle que esta dispuesto a recibir la comisión encargada de presentar las proposiciones conciliatorias.
El Poder Ejecutivo nombrara igualmente una comisión de tres miembros para discutir dichas proposiciones ad referéndum.
La entrevista tendrá lugar en el puerto, en la Oficina de Correos de última hora, a las 4 de la tarde. Todas las garantías han sido dadas por el gobierno. Nosotros nos encontraremos a dicha hora en el lugar mencionado.
Tengo el honor, etc., etc.
Itiberé - Costa - Guesalaga - Pingaud
Puerto de Asunción, 17 Agosto 1904
Señor Decano del Cuerpo Diplomático
Acabo de recibir la nota suscrita por los señores ministros del Brasil, de la República Argentina, Italia y de Francia, y en la que se sirven comunicarme que, de acuerdo con lo resuelto en la conferencia de esta mañana a bordo del buque "Sajonia", el gobierno del señor Juan A. Escurra, esta dispuesto a aceptar la comisión encargada de hacer las proposiciones conciliatorias con los señores de la comisión etc., etc.
Ferreira
Riquelme
Señor Brazilio Itiberé da Cunha, Decano etc., etc.
Manifiesto a V. E. que las fuerzas del Gobierno no llevara ningún ataque al vapor "Sajonia" mientras el H. Cuerpo Diplomático no termine sus gestiones de paz, a menos qua agresiones inesperadas me obligaran a proceder de otro modo.
Mi Gobierno desearía qua en la mayor brevedad posible el H. Cuerpo Diplomático termine la noble misión de qua se halla encargado. Con tal motivo etc., etc.
Juan A Escurra
Puerto de Asunción, 18 de Agosto de 1904
Señor Decano etc.
Me hago un deber en presentar a V. E. y a su dignos colegas, los señores etc., etc., la expresión de nuestros más sinceros agradecimientos por la noble decisión con que han intervenido, buscando avenimiento que honrosamente pusiere término a la lucha que hoy libra el pueblo de la República para arrojar de la primera magistratura al coronel Juan A. Escurra dueño de ella desde hace dos años por obra de un golpe de cuartel.
Las negociaciones entabladas bajo los auspicios de la ilustre representación diplomática extranjera, no ha tenido los resultados que pudieron esperarse, resultados, que, en verdad necesitaban para producirse mucho patriotismo en los negociadores y mayor aun en sus comitentes.
Así pues, esta nota al par que la expresión de nuestra gratitud lleva también a conocimiento del ilustre cuerpo diplomático que dentro de tres horas quedaran de nuevo rotas las hostilidades, en consecuencia la escuadrilla revolucionaria proseguirá sus operaciones de guerra en el rio Paraguay.
Si en el curso de ella y obligada a pasar aguas abajo por el puerto de Asunción, la artillería del gobierno nos dirigiera sus disparos, nos veremos obligados a contestarlos enérgicamente y no será nuestra la responsabilidad por las victimas que caigan bajo la bala y la metralla de mi bombardeo provocado por el enemigo desde el centro de una ciudad comercial que no es un asilo declarado como plaza fuerte.
Antes de terminar, quiero, y pido disculpa por ello, solicitar una nueva atención de V. E. Convenido con el representante del Gobierno, su Ministro de Guerra, general don Patricio Escobar que el armisticio terminara tres horas después de entregada esta nota, agradecería a V. E. quiera tener a bien hacer saber a dicho señor general que un vaporcito aviso de nuestra escuadrilla pasara hasta el primer puerto del Sud, ocupado por nuestras fuerzas, a comunicarles la ruptura de las hostilidades a fin de que dicho vaporcito no sea objeto de ataque por las fuerzas del gobierno.
Reitero, etc.
Ferreira
Riquelme
Legación del Brasil
Asunción, 18 de Agosto de 1904
Señor General don Benigno Ferreira a bordo del "Sajonia". Ampliando nuestra nota fecha 16 del corriente a raíz de nuestra intervención oficiosa, lamentamos profundamente que ese Comité revolucionario no haya podido arribar a un arreglo conciliatorio. Previniendo las consecuencias de la anterior, su intimación si ella se llevara a cabo de bombardear esta ciudad y asiento de considerables intereses extranjeros, cumplimos con el ineludible deber de comunicar a V. S. que nos reservamos el derecho de protestar contra todo acto que ponga en peligro la vida de nuestros connacionales y puedan perjudicar sus intereses.
Aprovechamos, etc.
B. Itiberé da Cunha, A. Guesalaga, Conde Bottaro Costa, E. Pingaud
Abordo del vapor "Libertad", 18 de Agosto de 1904.
Excmo. Señor Decano del Cuerpo Diplomático, doctor don Brazilio Itiberé da Cunha.
He tenido el honor de recibir la nota de V. E., ampliatoria de la de fecha 16 del corriente, en la que me comunica que los Exmos. Representantes de los E.E.U.U. del Brasil, de la República Argentina, del Reino de Italia y de la República Francesa, se reservan el derecho de protestar contra todo acto que ponga en peligro la vida de sus connacionales y perjudicar sus bienes en caso de bombardear la capital.
Reiterando a V. E. el contenido de la nota de esta fecha, puedo asegurar a V. E. que si alguna hostilidad se lleva a cabo sólo ha de ser en defensa de los que reciba de las fuerzas del Gobierno que tiene la imprudencia de colocar baterías en una ciudad abierta como lo es la capital de la República. Si estas baterías no hacen fuego contra la flotilla Revolucionaria, esta no lo hará tampoco.
Aprovecho esta ocasión para reiterar a V. E. y al distinguido Cuerpo Diplomático la seguridad de mi profundo respeto y consideración.
B. Ferreira
M Gondra
Srio. General
XVI
Ante la obstinación e intransigencia sin límites de los revolucionarios, se declararon rotas las negociaciones entabladas. Y el Primer Magistrado, en su manifiesto lanzado en los primeros días de Setiembre, explica claramente su patriótica actitud en aquellas horas dificilísimas.
Vale la pena que se reproduzca en toda su extensión, ese interesante documento político, en el que se da cuenta asimismo, de las gestiones más importantes realizadas bajo esa administración.
Helo aquí:
"Pueblo paraguayo:
Creo de mí deber explicaros mi conducta ante el movimiento de subversión que ha venido a perturbar a la República en momentos en que proficuamente se entregaba a las labores de su rápido engrandecimiento, bajo el amparo de la política conciliadora y progresista de mí gobierno.
Llevado al primer puesto de la Nación por el voto unánime de mis conciudadanos, he llamado a mi lado para colaborar en las difíciles tareas de la Administración a hombres preparados y meritorios mediante cuyas gestiones e iniciativas, mi gobierno ha merecido la estimación publica y ha inspirado la confianza necesaria para que afluyeran al país capitales y brazos y se emprendieran numerosas obras de progreso.
Cuando asumí la dirección del mando, la situación del Gobierno era muy difícil.
Las exigencias de la Administración eran apremiantes y no podían ser atendidas por la falta de recursos. El crédito publico interno y externo se hallaba abatido. Fue necesario entonces que el gobierno prestase a la hacienda fiscal preferente atención como el punto inicial de todas las innovaciones en el orden administrativo.
Salvadas las primeras dificultades, cancelada la deuda flotante de la Nación, con rentas suficientes para hacer frente a las necesidades más urgentes, mi administración adelantose resueltamente, por la vía de las iniciativas y las creaciones, procurando cada ministerio colocarse al más alto grado de perfección posible.
Se dictó la ley, reorganizando la Oficina de Estadística, mediante la cual se dotaba a la Administración de un servicio indispensable.
La ley de la división administrativa, por la que, la campaña había de estar mucho mejor gobernada que ahora, pues el cuidado de sus intereses y de su seguridad personal estaría en mejores manos, elevándose la condición y la jerarquía de las autoridades encargadas de aquella.
La ley del trabajo personal obligatorio se modificó en tales términos que de ella se obtuvieron mejores resultados.
La policía de la Capital se está reorganizando y en el presupuesto para el año 1905 figuraron para dicha repartición importantes dotaciones.
Se ha extendido considerablemente la red telegráfica por el interior y hacia el norte del territorio.
La intendencia municipal ha aumentado en mucho el radio de la pavimentación de la ciudad.
El Departamento Nacional de Higiene ha tornado parte en el convenio sanitario celebrado últimamente en Buenos Aires.
Se ha nombrado una comisión compuesta de los abogados Emilio Pérez, Emeterio González, Benigno Ferreira y González Navero para estudiar la cuestión ferroviaria y proponer al Gobierno la mejor y más patriótica solución que puede tener este asunto.
Las quejas contra las autoridades departamentales son atendidas inmediatamente, sin que se mantengan en su puesto aquellas contra quienes se formulan acusaciones serias y fundadas. Por donde la prensa, raras veces, registra en sus columnas, publicaciones de aquel género.
Votada la suma para la construcción de una penitenciaria, en el deseo de que el edificio se haga de acuerdo con el mejor sistema, se pidió su concurso al Prof. de Derecho Penal de nuestra facultad, doctor Teodosio González, para que eleve al gobierno un informe sobre el particular y se mandó hacer un plano en la ciudad de Montevideo, en vista del recargo de trabajos del departamento nacional de ingenieros.
La cárcel de la Asunción esta por recibir importantes mejoras, mediante los recursos que para el efecto ya están autorizados.
El Ministerio de Relaciones Exteriores se ha organizado bajo un pie de excelente regularidad.
Se han dictado nuevas leyes de inmigración y colonización, mejorando las condiciones del extranjero que viene a colaborar con nosotros en la obra del bienestar común.
Se esta formando un archivo con los papeles y documentos sobre la cuestión de limites con Bolivia y cuyo número cada día aumenta, debido a la constancia o inteligencia con que se procede a su compilación.
Se hace una activa propaganda en Europa y América para hacer conocer al Paraguay por sus productos y sus leyes y por sus excelentes dones con que la naturaleza le ha favorecido.
El servicio y la organización consular han mejorado, así como se ha aumentado el número de nuestras legaciones, confiándose el desempeño de ellas a ciudadanos de alta significación intelectual y política.
La hacienda pública ha entrado en un periodo de franca reacción. Las rentas fiscales han aumentado de un año a otro en un cuarenta por ciento. La Aduana de Villa Encarnación ha quintuplicado sus entradas.
Todas las oficinas recaudadoras han experimentado sensibles acrecentamientos en sus percepciones. La escasez de numerario se ha remediado. El Banco Agrícola da dinero barato y a largos plazos al agricultor e industrial cuando antes de mi gobierno tenia sus puertas cerradas por falta de capital. La caja de Conversión ha contenido los excesos de la especulación y el agio y hace préstamos a módicos interés al particular y al comerciante. He pagado atrasos del tesoro por más de tres millones de pesos. He creado suficientes recursos para las necesidades públicas hasta donde permiten las fuerzas del país. El crédito público ha renacido. Puede decirse que no existe deuda flotante. La deuda externa se sirve con escrupulosa corrección. Los títulos han aumentado de precio en los mercados de cotización.
A mi gobierno se ha abierto crédito a oro por importantes sumas, cuando hace muy poco tiempo, nadie nos dispensaba un ápice de confianza.
Todos los ramos de la producción han tornado vigorosos vuelos bajo los auspicios de las leyes del 14 de Julio de 1903.
En el mismo mes de este año, en un mensaje dirigido al Congreso Nacional decía:
"Limitada la acción de la usura y del agio, favorecidas las tres ramas principales de la producción con las leyes del 14 de Julio, remediados absolutamente los graves males de la inestabilidad monetaria con los proyectos propuestos; una legislación aduanera completa que armonice las amplias facilidades que el comercio ha menester con la buena y fiel percepción de las rentas, como la que el P. E. tiene en preparación y una legislación tributaria que se inspire en la igualdad y en la generalidad, hasta donde permiten nuestra incipiente estadística y fuentes de información de que se dispone y como la que también se tiene en estudio y puede decirse ya terminada; con una severa ley de contabilidad publica, con un tribunal de cuentas, con el menor gasto posible en la percepción de los impuestos, con un corte razonable a la cuestión ferroviaria, problemas, cuya solución se os ha de proponer, en breve, con orden, moralidad y economías en los gastos, para lo cual se hace indispensable la decidida cooperación del Honorable Congreso, la Hacienda Publica este llamada a arreglarse y a impulsar el país hacia los grandes progresos para que han sido creadas las inmensas riquezas de su suelo y los otros dones con que la naturaleza le ha dotado".
Las palabras trascritas revelan que mi gobierno trabaja y piensa, que tiene rumbos, que persigue propósitos definidos, levantados y patrióticos.
Se han ensanchado las comodidades aduaneras en la Capital. Se ha llamado a licitación la construcción de nuevos muelles y depósitos y la terminación del edificio inconcluso en la Aduana de la Capital. Se ha gestionado del señor Pascual Pecci la compra de un edificio que hoy ocupa la Aduana, por exigirlo así el servicio publico.
Ha comenzado la construcción de nuevos muelles, depósitos y un hermoso edificio para la Aduana de Villa Concepción.
Mi gobierno tiene el pensamiento de dotar a todas las aduanas de la República de cuantas comodidades les hagan falta.
He mandado un comisionado a Europa para gestionar la contratación de un empréstito con el objeto de regularizar el valor de la moneda y de colocar el ejército nacional en un pie de bastante solidez para constituir una garantía de la soberanía nacional. De estas gestiones tienen conocimiento los representantes del pueblo, porque mis ministros han hecho las declaraciones del caso en una sesión de la C. de Diputados a la que también hicieron acto de presencia varios señores Senadores.
Las principales cuestiones financieras y económicas han sido estudiadas por mi gobierno, a pesar del poco tiempo que llevo al frente de los destinos nacionales.
La Administración de Justicia está excelentemente servida porque ha sido formada de ciudadanos idóneos, laboriosos y honorables. Mantengo buenas y cordiales relaciones con la Iglesia, a cuyo jefe dispenso todas las consideraciones a que es acreedor.
La Cámara de Senadores ha aprobado un proyecto por el cual se votan fondos para la conclusión del palacio episcopal.
La instrucción pública está bien atendida. En relación a nuestras fuerzas, pocos países gastan tanto dinero en este servicio como el Paraguay. Se ha modificado el plan de estudios secundarios, con la intervención y el aplauso de hombres de la oposición.
Ha comenzado la construcción de un palacio para el Colegio Nacional. Se han entregado fondos al Consejo S. y Superior para la edificación de un hospital de Clínicas y una sala de Maternidad.
He mandado numerosos jóvenes a Europa para estudiar la milicia, las artes y las ciencias.
Se han nombrados comisiones de distinguidos e ilustrados abogados para la reforma de las leyes orgánicas de los tribunales y de los códigos vigentes, y cuyas deficiencias menoscaban en mucho el buen servicio de la Administración de Justicia.
La propiedad no tiene mayor valor en el Paraguay por la inseguridad de los títulos, más que por otra cosa.
Desde mucho tiempo se ha venido clamando por la necesidad de poner remedio a tan grave inconveniente. Mi gobierno ha atendido ese clamor, pues, ha sometido a la consideración de las HH. CC. LL., un proyecto de titulación de la propiedad.
Pienso también mandar construir un palacio para la casa de justicia. En el presupuesto para el año entrante hubiera figurado la partida correspondiente, según ya estaba resuelto, a no ser por los tristes acontecimientos que han sobrevenido sin razón alguna y cuyas funestísimas consecuencias, aun no es posible asegurar hasta donde han de arruinar a la patria.
El Ministerio de Guerra y Marina comenzaba también a organizarse. Al efecto, se disponía la compra de armamentos modernos y se han enviado a varios jóvenes a Buenos Aires y Europa a estudiar el arte de la guerra, para ulteriores provechos de la patria.
Estaba gestionando la compra de una cañonera; de esto es testigo el teniente de navío Manuel J. Duarte que ha hecho sus estudios en la marina argentina enviado por el gobierno, y de cuyos conocimientos me he valido para solicitar su opinión sobre las condiciones de un buque que se me hacia ofrecido en venta.
Estaba en trato con una casa alemana para dotar a nuestro ejército de armamentos modernos, y la realización del negocio solo esperaba la sanción de los últimos proyectos financieros pendientes de solución en el H. Senado.
En estos momentos en que mi gobierno se empeñaba ardientemente en fecundas labores, en que el país, bajo mi administración, atraía notoriamente brazos y capitales, ha sobrevenido el movimiento armado, encabezado por el señor Benigno Ferreira.
No me detendré a averiguar en donde están las causas, ni los móviles de esta revuelta. Solo debo decir que a esa labor que tiene ya desplegada mi administración, debe agregarse una política honrada y de tolerancia a toda costa.
Nadie está libre de la oposición, ni de las acusaciones. Por ahí, pudo haberse puesto, en duda alguna vez la rectitud de los actos de mi gobierno.
Pero cuando tales casos se han producido, la mas brillante conducta han demostrado mis colaboradores ante los fiscales que la ley les ha dado y los mismos hombres de la oposición que ocupan bancas en las cámaras no han trepidado en darles la más completa razón.
Las cámaras controlan la conducta del Poder Ejecutivo, y de esas cámaras, son miembros, muchos de los ciudadanos que hoy están en la revuelta. ¿Alguna vez ellos han llamado a mis ministros para pedirles cuenta de sus actos?
No tal. Eso lo sabe la conciencia pública y es la mejor prueba de que mi gobierno no se desviaba de la más estricta corrección.
Para mi gobierno había desaparecido la divisa partidista. Los más altos puestos públicos he confiado a hombres conspicuos de la oposición:
Los tres poderes de la Nación están llenos de liberales.
Posiciones delicadas están por ellos ocupadas.
No hay hombre importante de la oposición a quien mi gobierno no haya ocupado.
Se compra el vapor Sajonia para fomentar la producción y el comercio del algodón. Pide su comando el capitán Benegas, liberal, y se le da.
Ya el país sabe como cumplió el ciudadano Benegas, la misión delicada que a sus instancias se le ha confiado.
Manejo de rentas, administración de Justicia, cuidado y representación de los intereses nacionales en el extranjero. Cámaras, todo ha estado abierto a los ciudadanos de la oposición. Para mi gobierno había desaparecido la divisa partidista.
No había, pues, razón para que el pueblo se disgustase de mi administración y se levantase en armas para deponerme.
A pesar de todo esto, a pesar de tener noción cabal de que había y hago un buen gobierno y de que no es el pueblo el que se ha levantado contra mi, pues, todos los departamentos me acompañan con su decisión y entusiasmo, y solo pequeños grupos de gentes salidas de la capital, tomadas otras por la fuerza y agregadas a unos cuantos importados de la Plata y otros puntos de la República vecina, son los componentes de la resistencia en armas, he entrado con ella en negociaciones de paz con la intervención del cuerpo diplomáticos cuyos buenos oficios agradezco, a fin de evitar mas derramamiento de sangre en una lucha de hermanos, por si fuera mi modesta persona la causa de que no volviera lo más pronto posible la tranquilidad a nuestros hogares y no porque dudase un solo instante de la lealtad y bravura de mis soldados.
Han pedido mi renuncia y yo he consentido en ello, proponiendo como mi reemplazante al doctor Emeterio González o a don Gerónimo Pereira Cazal, entregándoles los ministerios de Justicia, Culto e Instrucción Publica y de Relaciones Exteriores y a la Cámara de Comercio el Ministro de Hacienda, quedando por nuestra parte la ocupación de los otros Ministerios.
Otra fórmula consiste en la siguiente:
Presidente Dr. Francisco Chaves, Dr. José Irala o don Carlos R. Santos. Ministerios del Interior y de Relaciones Exteriores para los liberales, Hacienda, Cámara de Comercio, Guerra y Justicia para la situación.
Ninguna de esta fórmula fue aceptada, no obstante de que a cada una de ellas acompañaban condiciones muy favorables para la subversión: reconocimiento de los grados militares concedidos por ellos. La compra de sus armamentos y el pago de sus gastos, amnistía general por causas políticas. La subversión ha pedido también la disolución de las cámaras y del ejército nacional, cosa que no se ha consentido ni ha podido consentirse ni por un solo momento.
En presencia de tan extremadas exigencias, en presencia de que todos los sacrificios personales a que he estado resuelto no han sabido apreciarse en lo que valen, en presencia de que tengo el supremo deber de respetar y hacer respetar la Constitución y las leyes de la República y de no enajenar la voluntad que han depositado en mi mis conciudadanos, amigos y partidarios, llevo estos antecedentes a conocimiento del país entero, para que, apreciando las cosas y los hechos sepan a quien atribuir la culpa de la sangre que se derrame en adelante en esta guerra que nos trae no el patriotismo sino la ambición de mando.
Tengo la firme convicción de que las fuerzas legales triunfaran en todo y de que muy en breve plazo, el país volverá a entregarse a sus días de tranquilo progreso, libre ya de los combates a que le arrastran unos ciudadanos que fían la felicidad de la patria mas en la traición y en las hazañas de los mercenarios que en la voluntad del pueblo y en la productividad de sus brazos sobre el yunque y sobre la tierra.
Os agradece vuestro concurso, de legendario valor en las contiendas armadas y os saluda vuestro compatriota y presidente.
Juan A. Escurra"
La simple lectura de este interesante manifiesto, basta para cercioramos de cuan fecunda fue para el país, la labor administrativa del coronel Escurra.
Fueron realmente sorprendentes los adelantos operados en aquellos dos años de su presidencia. Es que, rodeado del elemento intelectual, supo con amplitud de miras dar estricto cumplimiento a su programa de gobierno.
La palabra, serena y persuasiva del coronel Escurra, produjo una excelente impresión en el ánimo de la opinión pública, que resueltamente otorgaba a su gobierno, la más franca y viva simpatía.
Entonces el general Ferreira, para desvanecer la atmósfera favorable que envolvía a aquella honesta y progresista administración, dio en respuesta a luz otro manifiesto, el 25 de Setiembre.
En forma hábil y capciosa, el jefe del Ejército Libertador, (?), trata de desvirtuar las declaraciones hechas por el presidente de la República. Pero no obstante su falacia, cayeron los argumentos aducidos, en el vacio y la mas glacial indiferencia. ¡Es que la verdad no se destruye jamás con palabras artificiosas!
Veamos, ahora, algunas de las consideraciones expuestas que caen por su propio peso, por la inconsistencia de su base.
Dice el manifiesto revolucionario:
"Al Pueblo
El general en jefe de la revolución cree de su deber dar cuenta al pueblo paraguayo y a la opinión pública de los países vecinos, de las causas del fracaso de las gestiones de paz iniciada por el ilustrado Cuerpo Diplomático, acreditado en Asunción, rebatiendo de paso las falsas afirmaciones que contiene el ultimo manifiesto suscrito por el coronel Escurra.
El general en jefe pasa por alto la enumeración de la serie de actos de gobierno que se atribuye el coronel Escurra, algunos de ellos porque solo han servido para vergonzosos negociados que enriquecieron rápidamente a el y a sus ministros, otros porque no han sido iniciados durante su administración y lo mas, porque no son sino proyectos que estampa hoy en el papel.
Deja también a un lado el argumento de la política de progreso y tolerancia de su gobierno. La juventud estudiosa es testigo de las tentativas de que ha sido objeto para ceder adhesiones al partido situacioncita, único medio de obtener empleos en lo sucesivo, como lo insinuaban con amenazas los propios ministros y agentes políticos del gobierno.
La revolución va a demostrar palmariamente poniendo por testigo al distinguido cuerpo diplomático, que el fracaso de las negociaciones de paz se debe única y exclusivamente al gobierno del coronel Escurra o mejor dicho, a los generales Caballero y Escobar, que son los árbitros de esa situación.
La renuncia de Escurra, de que tanto alarde se hace en el manifiesto, no importa en realidad ninguna concesión a la revolución, ni supone un verdadero acto de desprendimiento generoso de parte de dicho ciudadano, para evitar la guerra civil.
Desde el primer momento los dos generales lo han dado por eliminado de la presidencia, toda vez que ellos se aseguren influencia política y garantía a sus bienes privados en la nueva situación que surgiera del acuerdo.
Esta afirmación puede hacerse sin temor de ser desmentida, pues al Cuerpo Diplomático, a los extranjeros y a la Nación entera, les consta que Escurra es una triste figura en el gobierno de Asunción, sin autoridad política, moral ni militar, en ninguna de las esferas de aquella situación.
La revolución como tantas veces se ha dicho, no busca el predominio de ningún partido político, ni quiere obtener puestos rentados para los hombres de sus filas; anhela la constitución de un gobierno de orden, de administración y de abnegada lealtad para con las instituciones libres; quiere la eliminación del escenario de los poderes públicos de todos los elementos corrompidos y corruptores que saquearon la fortuna de la Nación, que suprimieron el sufragio y escarnecieron las prerrogativas democráticas del pueblo, doblegando la dignidad cívica de los ciudadanos y ahogando en sangre de mártir las protestas de la opinión.
La disolución del ejército permanente de que tanto protesta el coronel Escurra, es una medida necesaria, de imprescindible adopción, para higienizar el ambiente de la vida pública, desde que los ambiciosos vulgares lo convirtieron en instrumentos de los más graves y cobardes atropellos contra las libertades constitucionales, cimentando en el país el funesto régimen del pretorianismo.
Pero el gobierno de Asunción y sus árbitros protestan contra esta medida y se oponen a ella, porque saben perfectamente que fuera de los cuarteles organizados tal como están ahora, a cargo de militares sin instrucción ni dignidad y de uno o dos oficiales de escuela que transigen con tan oprobioso régimen, por ambición política o por cobardía moral, la situación imperante podrá resistir al empuje de la opinión consciente de la República.
Una persona honorable y desapasionada en la presidencia de la República como lo quieren nuestras bases para hacer posible un gobierno de orden y de administración tiene que llevar a los ministerios de Guerra y del Interior, a ciudadanos desvinculados completamente de las pasadas administraciones, a fin de imprimir a la amplia esfera de la actividad nacional el espíritu de reforma tan necesario al ejército y a la abatida y perseguida campaña.
La Revolución hubiera aceptado la presidencia del doctor Emeterio González, como la aceptó en la conferencia verbal, abordo de la "Maipú", siempre que los negociadores del gobierno no hubiesen establecido categóricamente -después de terminada la conferencia y convenido en otra fórmula de arreglo- que lo acompañarían en los ministerios del Interior y de Guerra los generales Caballero y Escobar.
La revolución rechaza las bases del gobierno de Asunción, porque por grande y sincero que fuese su anhelo por celebrar la paz y traer la concordia al seno de la familia paraguaya, está moralmente comprometida ante la Nación y la Historia y no puede traicionar sus principios de libertad y de civilización, entregar maniatado al pueblo paraguayo con sus caros intereses y sus soberanas prerrogativas políticas, al gauchaje ensoberbecido, sin noción de moral ni de política sana y científica.
La sangre derramada no ha de caer sobre los directores de la revolución, sino sobre los que la provocaron, excediendo la paciencia del pueblo con sus atropellos y sus latrocinios.
Además, no es el gobierno de Asunción el autorizado a invocar los sentimientos de humanidad y de concordia y pedir la execración de la Historia para un movimiento de civilización y de generosas abnegaciones, cuando son precisamente sus hordas de bandidos con uniforme y divisa gubernativa, las que saquean y asesinan a mujeres, ancianos y niños, en su rabia impotente contra el pueblo armado, que los tiene a raya.
La sangre inocente derramada por el puñal asesino y las lágrimas de las familias saqueadas y ultrajadas han de pesar como loza de plomo sobre los árbitros del gobierno de Asunción y los figurones que le sirven de pantalla en la presidencia y en los ministerios para entregar su nombre a la eterna condenación del presente y del porvenir.
El ilustrado Cuerpo Diplomático es testigo de la deslealtad con que ha procedido el gobierno de Asunción en estas negociaciones. La revolución que no ha buscado en estos arreglos sino el triunfo del país sobre el gobierno rapaz e ignorante que desde un principio se adueño por la fuerza de sus destinos, procedió con corrección en todos los momentos de las negociaciones.
Si mañana la suerte de las armas nos es adversa lo que no esperamos, pereceremos con la República, salvando el principio cardinal de la soberanía del pueblo y la dignidad cívica de los ciudadanos.
Confiamos en la justicia de nuestra causa y en el veredicto imparcial de la opinión pública de nuestro país y de los vecinos que observan con simpatía el proceso de resurrección del Paraguay.
La revolución sigue su marcha progresiva y llegará al triunfo definitivo con su bandera de civilización y de libertad, porque la acompaña la simpatía universal y le alienta el brazo del pueblo consciente de la República.
Campamento en marcha, Setiembre 25 de 1904.
Benigno Ferreira
XVII
En el encuentro habido el 14 de Setiembre, en Ytororó, entre las fuerzas gubernistas y las revolucionarias, el capitán Antonio Almeida recibió algunas heridas, de resulta de las cuales falleció al siguiente día.
A este respecto, véanse las disposiciones adoptadas por el alto Comando revolucionario:
Villeta, Setiembre 14 de 1904
1º Hallándose heridos el jefe y el 2º jefe del Batallón de I. comandante don Antonio Almeida y su segundo Enrique Saguier en acto de extraordinario arrojo en la acción librada el día de hoy con motivo de la exploración del Ytororó, nómbrase para desempeñar interinamente la jefatura de dicho Batallón al teniente don Guillermo Sosa.
2º El general en jefe de la revolución se complace en felicitar a las fuerzas de mar y tierra por su honroso comportamiento en el bombardeo y desalojo de San Antonio y en la exploración Ytororó, realizado en la mañana de hoy.
(Firma:) Benigno Ferreira
Campamento de Villeta, Sbre. 15 de 1904
Orden General
El 14 de Setiembre las armas de la revolución se han cubierto de gloria.
Al venir el día, el comandante Duarte al mando del Libertad bombardeó las posiciones enemigas en San Antonio y desembarcó una parte de sus tropas al mando del mayor Julián Ayala, que recibido con nutrido fuego de fusilería le contestó vivamente y auxiliado por la artillería, derrotó y dispersó al enemigo. El mismo día el ejército de tierra practicó un reconocimiento de las posiciones de Ytororó habiendo arrollado a su paso la vanguardia enemiga situada en el punto conocido por Azotea.
Nuestra vanguardia compuesta del Bat., de I. y del R. S de C. llegó a Ytororó donde el enemigo desde sus posiciones atrincheradas le hizo descargas cerradas las que fueron contestadas vigorosamente. Salieron heridos el capitán Antonio Almeida, ascendido a sargento mayor en la acción, el sub teniente Enrique Saguier ascendido a teniente. Hubo cuatro muertos.
Hoy tenemos que lamentar la pérdida del mayor Almeida a consecuencia de sus heridas.
Su muerte es sensible pero gloriosa porque ha muerto defendiendo la libertad de su patria.
Su nombre glorificado se abre paso a la inmortalidad.
El general en jefe felicita a los señores jefes, oficiales y tropas por su brillante comportamiento en los hechos de armas del día 14.
Los jefes harán leer en la lista de tarde a sus batallones y regimientos respectivos la siguiente orden general, para su conocimiento.
(Firma:) B. Ferreira
Villeta, Setiembre 15 de 1904
Orden del día:
Habiendo fallecido hoy a las 6 a.m. a consecuencia de sus heridas el bravo jefe del B. de I. mayor Antonio Almeida el que firma dispone:
1º El cadáver será velado en la capilla ardiente preparada para el efecto, haciéndole guardia de honor una compañía de su bizarro batallón.
2º El entierro tendrá lugar a Las 3 p.m. a cuya hora se encontrará formado el B. 2 de I. con la banda de música en la casa mortuoria para escoltar el féretro y hacer en el cementerio los honores correspondientes.
3º El señor jefe del R. 1 de C. doctor Carlos L. Isasi hará uso de la palabra en nombre del ejército revolucionario al ser depositados los restos.
Firmado: P.C. Saguier
J.E.M.
Más abajo insertamos algunos decretos expedidos en el campo revolucionario, concediendo ascensos a los militares que les acompañaron en la "cruzada libertadora":
Orden General Nº 13
El combate naval librado en Villa del Pilar por el "Sajonia" hoy "Libertad" contra el "Villa Rica" el 11 de Agosto del corriente año, es una acción de guerra que por la decisión y arrojo que desplegaron los jefes, oficiales y tropa que tomaron parte en ella, los hacen acreedores a la recompensa que recibe el soldado por sus acciones heroicas.
En esta virtud y habiéndose incorporado al ejército revolucionario con el gradoinmediato superior al que tenían en la armada y ejércitos extranjeros los militares de línea que en este combate tomaron parte, el General en Jefe del Ejército Libertador ha resuelto ascender sobre el campo de batalla con la antigüedad de la expresada fecha a los siguientes militares de mar y tierra:
A los tenientes de navío don Manuel J. Duarte y don Elías Ayala a capitanes de fragata.
Al Mayor de Artillería don Pastor Cabañas Saguier a Teniente Coronel.
Al Teniente de Infantería don Gervasio González a Capitán.
Al Guardia Marina don Manuel Caballero a Alférez de Fragata.
Al Condestable don Juan Cáceres a Guardia Marina.
Al Sargento 1º distinguido de Infantería don Francisco Oliveira a Subteniente.
Lo que se hace saber al Ejército para su conocimiento y demás efectos.
Cuartel General en Villeta, Dbre. 3 de 1904.
B. Ferreira
Orden General núm. 15
El combate de Limpio librado el 24 de setiembre del corriente año, entre la compañía de infantería al mando del capitán Albino Jara, de la división del norte y las fuerzas gubernistas, ha sido una de aquellas acciones de guerra en que el valor y el arrojo desplegados por los que tomaron parte en ellas les hace acreedores a una recompensa militar.
El General en Jefe del Ejército Libertador ha resuelto conferir al capitán don Albino Jara el empleo de sargento mayor, sobre el campo de batalla y confirmar en sus grados de la Guardia Nacional al capitán Mario Usher, al teniente Eduardo Filippini y a los subtenientes Canuto Báez y José M. Domínguez.
Lo que se hace saber al Ejército para su conocimiento y demás efectos.
Cuartel General en Villeta, Diciembre 5 de 1904.
B. Ferreira
Orden General núm. 16
El General en Jefe del Ejército Libertador dispone: confirmar en sus grados a los siguientes:
1º Teniente Coronel de Guardias Nacionales al Jefe del Batallón 1º de Infantería don Francisco Oliveira y Sargento Mayor al 2 Jefe del mismo, don Cristián G. Heisecke (hijo).
2º Teniente Coronel de Guardias Nacionales a don Julián Ayala, Jefe del Batallón de Marina.
3º Teniente Coronel de Guardias Nacionales al Jefe del batallón 2º de infantería don Guillermo Sosa y sargento mayor al 2º jefe del mismo don Constancio J. Seloir.
4º Teniente coronel de guardias nacionales al jefe del batallón 3º de infantería don Rodolfo Ayala y sargento mayor al 2º jefe del mismo don Francisco Brizuela.
5º Teniente Coronel de Guardias Nacionales al Jefe del Batallón 4º de Infantería don Arsenio López Decoud.
6º Teniente Coronel de Guardias Nacionales al Jefe del Regimiento 5º de Infantería, don José Martínez.
7º Teniente Coronel de Guardias Nacionales al Jefe del Regimiento 1º de Artillería don Albino Jara y Sargento Mayor al 2º Jefe del mismo don Héctor Narváez.
8º Teniente Coronel de Guardias Nacionales al Jefe del Regimiento 1º de Caballería doctor don Carlos L. Isasi y Sargento Mayor al 2º Jefe del mismo don Juan B. Egusquiza.
9º Teniente Coronel de Guardias Nacionales al Jefe del Regimiento 2º de Caballería don Américo Benítez y don Valentín Ramírez.
10. Teniente Coronel de Guardias Nacionales al Jefe del Regimiento 3º de Caballería don Pedro P. Caballero y Sargento Mayor al 2º del mismo don Benedicto Cabral.
11. Los Jefes nombrados presentarán las propuestas correspondientes para el cuadro de los oficiales de sus respectivos cuerpos.
Lo que se hace saber al Ejército para su conocimiento y demás efectos.
Cuartel General en Villeta, Diciembre 6 de 1904.
B. Ferreira
A pesar del fracaso de las negociaciones habidas entre gubernistas y facciosos, los órganos oficiales siempre bien inspirados, clamaban constantemente por la paz, en obsequio a los bien entendidos intereses nacionales.
En la Argentina, el autorizado órgano bonaerense "La Prensa", emprendió también desde sus columnas una campaña en pro de la pacificación del Paraguay. Y como era dable esperar, encontró acogida favorable en aquella noble nación, tan unida a la nuestra por vínculos indestructibles.
Consecuencia de esa patriótica propaganda, fue la constitución de una comisión, cuyos mayores esfuerzos serían poner término a la insurrección.
Electa dicha comisión a mediados de Noviembre, fue nombrado su presidente el obispo de Sasso doctor don Gregorio J. Romero, notable orador que había actuado anteriormente en el parlamento argentino.
Los demás miembros eran también personas de figuración en el país vecino.
Monseñor Romero y los doctores Rafael Obligado y Gabriel Carrasco, fueron después los designados para llegar hasta nosotros, a ofrecernos su mediación en el conflicto.
He aquí los telegramas cambiados con tal motivo:
Adolfo Dávila
Buenos Aires
Comercio paraguayo complácese felicitar su digno intermedio, plausible iniciativa de distinguidos caballeros argentinos que acaban constituir comisión Pro paz.
Al transmitir esta felicitación y las que atribuye el importante diario "La Prensa", por su editorial 3 del corriente, se adhiere con entusiasmo a tan sinceros como bien inspirados votos, permitiéndose a la vez encarecer que tan honorable comisión se transporte a esta capital.
Ofreciendo incondicionalmente su concurso tienen el honor de saludarlo con toda consideración.
(Aquí las firmas)
La dirección de "La Prensa" experimenta una íntima satisfacción al saber por el órgano de la respetable representación del alto comercio asunceno, que al predicar la pacificación del Paraguay, interpreta los sentimientos de la Nación.
Renovando los votos formulados por la realización de ese ideal de progreso y del patriotismo y después de expresarle mi agradecimiento por los elogiosos conceptos con que favorece a "La Prensa", ruego a usted se sirva presentar a los demás caballeros firmantes del telegrama, su mayor consideración.
Ezequiel P. Paz
Director de "La Prensa"
Señores Gregorio J. Romero, Gabriel Carrasco, Saturnino Allende y Carlos Alberto Rodríguez.
Buenos Aires
Acuso recibo al telegrama de ustedes en que me comunican la constitución de una comisión popular compuesta por ciudadanos argentinos, con el noble propósito de cooperar al restablecimiento de la paz en el Paraguay, y me piden que en mi carácter de jefe de los ciudadanos en armas, manifieste si esa comisión puede contar con mi beneplácito para iniciar sus gestiones.
Obligados por un régimen de fuerza, que es la negación de la vida institucional y contrario al progreso moral y material de la patria, hemos tomado las armas como sacrificio supremo impuesto por las circunstancias y no buscando predominios personales.
Con tales propósitos miraremos necesariamente con profunda simpatía toda gestión tendiente a restablecer la paz y la armonía de la familia paraguaya, y al aceptar gustosos la indicación de ustedes, les ruego quieran ser intérpretes de nuestro sincero reconocimiento ante los iniciadores y componentes de la comisión que revela los sentimientos humanitarios y de solidaridad americana que animan al gran pueblo argentino.
Dígnese aceptar las seguridades de mi consideración distinguida.
B. Ferreira
XVIII
Veamos ahora lo que ocurría en la capital:
En los primeros días de Diciembre, llegaba a Asunción el diputado don Adolfo R. Soler, que permaneció a bordo de una de las naves de guerra argentina, fondeada en nuestra bahía.
Aunque manifestaba no traer misión alguna del Comité Revolucionario, venía con el propósito de sondear el ánimo de los hombres dominantes, sobre las condiciones en que podrían tramitarse nuevamente las gestiones de paz.
Encontrando en este sentido, ambiente propicio en las esferas gubernativas, se iniciaron después las conferencias respectivas; y con fecha 12 de ese mes, firmábase el siguiente acuerdo:
"En Pilcomayo, abordo del "Plata", a los doce días del mes de diciembre de mil novecientos cuatro, reunido por una parte al Presidente de la República coronel Juan A. Escurra y por la otra el general en jefe de la Revolución, doctor B. Ferreira, con la asistencia de los Excmos. señores M.I. de los EE.UU. del Brasil y de la República Argentina y S.S. el Encargado de Negocios de Francia, en el deseo de restablecer la tranquilidad del país y de evitar la pérdida de vidas e intereses cuantiosos que ocasionan la guerra civil, convienen bajo la inspiración del más puro patriotismo en celebrar la paz bajo las bases siguientes:
1º Renuncia del Presidente de la República y elección en su reemplazo del señor Juan B. Gaona.
2º Constitución del Ministerio por el presidente electo. Los ministros nombrados recibirán sus respectivas carteras con las formalidades de estilo. (Ministerio del Interior y de Justicia para los colorados). Rojas.
3º Reorganización completa del Ejército bajo la base de la incorporación de todos los jefes y oficiales de escuela.
4º Entrega al nuevo gobierno constituido de todos los armamentos y útiles de la Revolución bajo inventario.
5º Pago de los gastos comprobados de la Revolución, así como de las obligaciones contraídas legalmente por el Gobierno del Coronel Escurra.
6º Reconocimiento de los grados militares acordados por la Revolución.
7º Elecciones libres.
8º Nombramiento de don Elías García como Jefe de Policía de la Capital.
9º Amnistía amplia para los delitos políticos. Los crímenes y delitos comunes serán sometidos a la acción de la justicia ordinaria.
En fe de lo cual firman dos ejemplares de un mismo tenor y de un solo efecto en el lugar y fecha expresadas, actuando como secretarios los señores José E. Pérez, Cayetano A. Carreras, Manuel J. Duarte y Adolfo R. Soler.
Firmados: J. A. Escurra, B. Ferreira, B. Itiberé Da Cunha, Alejandro Guesalaga, E. Pingaud, José E. Pérez, Manuel J. Duarte, Gregorio Ignacio Romero, Cayetano A. Carreras, A. R. Soler."
Al siguiente día, "La Democracia" trajo la siguiente crónica del acto:
"La noticia de que ayer debían embarcarse en "El Plata" el presidente, el Cuerpo Diplomático y los ministros, llevó al puerto una concurrencia como pocas veces numerosa, que se agrupó en las inmediaciones de los muelles esperando con ansiedad la llegada de la comitiva.
Momentos después de las tres llegó al puerto la banda del batallón 1º de infantería, y más tarde, a las 3 y media, llegaban el Excmo. señor Presidente, sus ministros Pérez e Irala, los diplomáticos Da Cunha, Guesalaga y Pingaud, el señor Juan B. Gaona, los diputados Mazó y Miranda y los señores Fonseca, Acuña, Pollitzer y Battilana, secretario el primero de la Legación Argentina en Roma y corresponsales los últimos de "La Nación", "La Prensa" y "El Diario".
Atracada la escalera de embarque, esperaba a la comitiva la falúa a vapor de gala, de "El Plata" y varios botes en los que se trasladaron todos a aquella nave.
Imponente fue el espectáculo de esos momentos. La tripulación del acorazado argentino, luciendo en el pecho la tricolor escarapela nacional, apareció correctamente formada en las vergas, y al acercarse la falúa donde iba S.E., prorrumpió en estentóreos hurras que llegaban al oído con repercusiones de entusiasmo.
Al mismo tiempo, las baterías de la nave rompían una salva de 21 cañonazos y la banda de música ejecutaba una de las mejores piezas de su repertorio.
Momento después, "El Plata" abría la marcha seguido a corta distancia por el crucero brasilero “Tiradentes”; la cañonera de la misma nacionalidad "Fernández Vieira" y el vaporcito "Yo Yo", que conducía a los delegados del comercio.
A bordo reinó desde los primeros momentos la más expansiva cordialidad y en medio de todas las conversaciones se formulaban los mejores votos por la reascendencia de la paz que se iba a firmar.
Al doblar "Lambaré" se divisó fondeados frente al Pilcomayo a la torpedera Nº 9, a la cañonera "Constitución", a cuyo bordo se encontraban los delegados revolucionarios y el vapor "Urano" en el que habían llegado los miembros del Comité Pro Paz paraguaya de Buenos Aires.
Muy pronto se les reunió "El Plata" que fondeó dentro de semi circuito formado por el "Tiradentes", el "Constitución", la "Fernández Vieira", la torpedera Nº 9 y los vapores "Urano" y "Yo Yo".
Enseguida de fondear "El Plata" despachó una falúa para que fuera hasta el "Urano", en busca de los delegados del Comité Pro Paz de Buenos Aires. Pocos minutos después subieron a bordo del acorazado, el obispo auxiliar de Sasso y auxiliar de la arquidiócesis argentino doctor Romero y los doctores Rafael Obligado y Gabriel Carrasco, a quienes el ministro de Justicia presentó a la comitiva oficial.
Entre tanto, otra falúa conducía desde el "Constitución" a "El Plata" a los delegados del Comité Revolucionario, señores general Ferreira, teniente de fragata Duarte, diputados Soler y Pascual Velilla. Acompañaba a estos señores el cónsul argentino en Villeta, señor Carlos Saguier.
Una vez todos a bordo, el presidente Escurra invitó al general Ferreira a celebrar una conferencia y ambos, solos, pasaron a la cámara del buque, donde hablaron durante un largo momento. Terminada esta conferencia pasaron a la cámara los diplomáticos, ministros y delegados e inmediatamente se dio principio a la lectura de los pactos.
En el momento de ir a firmarse los tratados se observó la ausencia de un requisito indispensable, y entonces se resolvió que el doctor Irala viniera a la capital en la torpedera "núm. 9". Esta embarcación recorrió el trayecto a toda fuerza, con una velocidad de 18 millas.
Poco después las demás naves abandonaban el fondeadero y se dirigieron al puerto de la capital donde se había resuelto firmar la paz, después de que regresara a bordo el doctor Irala. Durante el trayecto y mientras se bebía una copa de champagne, el doctor Da Cunha, que como Decano del Cuerpo Diplomático presidía el acto, pronunció un brindis muy aplaudido por su oportunidad y al terminar pidió que hablara el doctor Romero.
Defirió este amablemente a la invitación y después de muy pocas palabras su elocuencia tenía ya cautivado al distinguido e inteligente auditorio.
Al llegar al puerto las naves, regresó a."El Plata" el doctor Irala, después de haber salvado la omisión que motivara su repentino viaje y ya todo dispuesto y en orden, se procedió a firmar las actas.
El momento es solemne e impresionante.
De todos los espíritus, se adueña la opresión de las grandes emociones y aún los más ajenos a la significación de aquel acto, sienten la impresión de su grandiosa majestad.
El coronel Escurra resuelto y sereno, toma la pluma y firma... y al extinguirse el último rasgo de la rúbrica, suena a bordo la voz vibrante del capitán de navío Irígaray y los cañones rompen el fuego solemnizador de las selvas... ¡Cincuenta y un cañonazos proclaman que la paz ha vuelto noble y duradera al seno del pueblo paraguayo! ¡¡Salve!!
Y mientras el cañón rugía sus formidables entusiasmos, los reflectores de los buques encendían la ciudad en el panorama de sus luces, ensayando el bello simbolismo del sol de la paz, iluminando con sus fulgurantes rayos el porvenir de la república.
Aquel momento fue único y nunca lo hubo más inmensamente grande.
Los vivas y las hurras se repitieron con febril entusiasmo de voz en voz, de barco en barco, hasta repercutir en las multitudes estacionadas en los muelles.
Después, consumada ya la paz, regresaron a tierra en medio de los hurras de las tripulaciones entusiasmadas.
Y la multitud estacionada en el puerto y en las calles adyacentes, regresó a sus hogares con el corazón desbordante del entusiasmo sincero de los grandes júbilos patrióticos".
Léase también lo siguiente:
Orden General
Se hace saber al Ejército que el día de ayer, 12 de diciembre, a las 7 y 10 p.m. a bordo del acorazado "El Plata" se ha firmado solemnemente la paz en términos que importan el más hermoso triunfo de la revolución que nunca levantó como bandera el egoísmo político o partidario, luchando únicamente por la regeneración moral y material de la patria, bajo el imperio de sus instituciones libres cuyo ejercicio tranquilo quedará desde hoy asegurado para siempre si en la paz honrosa se sabe cumplir con los deberes cívicos con la misma abnegación y desinterés que han cumplido en la guerra los deberes de soldado del pueblo.
El General en Jefe del Ejército Libertador se complace en felicitar a los señores jefes, oficiales y tropas por la feliz terminación de la campaña y confía en que hasta que llegue el momento de regresar cada uno a su hogar para volver a la labor fecunda que labra en la paz el porvenir venturoso de la patria.
Cuartel General en Villeta, Diciembre 13 de 1904.
B. Ferreira
Los dos telegramas que a continuación se insertan, fueron enviados por el presidente Quintana y el canciller Rodríguez Larreta, en contestación a los que se les dirigiera desde aquí, comunicándoles la terminación de la guerra civil:
Buenos Aires, 13 de Diciembre de 1904
Monseñor Ignacio Romero, Rafael Obligado y Gabriel Carrasco.
Asunción
Me es grato retribuir a ustedes sus atentas felicitaciones con motivo de la celebración de la paz. Nuestro ministro en Asunción, informará a ustedes de la contestación de la Cancillería Argentina y de los votos de mi gobierno por la tranquilidad y progreso del pueblo paraguayo.
Saludo a ustedes atentamente
Manuel Quintana
Ministerio de Relaciones Exteriores
Diciembre 13 de 1904.
Ministro argentino en el Paraguay
Asunción
Acuso recibo del telegrama de V.E. en que me comunica que se ha firmado la paz a bordo del acorazado argentino " El Plata" en presencia del cuerpo diplomático. Me es grato contestarlo con las felicitaciones del señor Presidente de la República y la mía propia por el término feliz de las negociaciones a que V.E. ha contribuido tan acertada y empeñosamente.
Las condiciones en que se ha suscrito la paz del Paraguay auguran a esa República hermana un período de seguros adelantos al entrar en el orden constitucional que reina desde ahora en todo el continente americano.
De nuestra parte una vez más hemos demostrado por la actuación de V.E. la sincera fraternidad que nos vincula a las naciones vecinas y el desprendimiento con que anhelamos su tranquilidad y su progreso.
Saludo a V.E.
C. Rodríguez Larreta
"El pacto de la paz del Pilcomayo -dice un correligionario nuestro fue una obra meditada de los políticos republicanos. Clarividentes y previsores de las consecuencias mediatas e inmediatas de una revolución injusta aunaron el pensamiento de hacer un descargo del poder en favor de los hombres de la revolución, con la enhorabuena, si ellos, fueran llamados a realizar en mayor escala la felicidad del país. Convinieron en este descargo colectivo en homenaje a la república para no asumir una responsabilidad que no les correspondían en el proceso de la evolución nacional". (Análisis y Síntesis pág. 13).
"El pacto del Pilcomayo -escribe también don Arturo Brugada- es la claudicación más vergonzosa de la revolución, que proclamaba en sus manifiestos que el gobierno era usurpador e ilegal; que el Congreso era un mercado; que el partido colorado esta compuesto de asesinos y ladrones; que era desconocida la libertad electoral, etc. y sin embargo concluyeron por pactar con ese gobierno, quedando con dos de sus ministros, con todo el Congreso y exigiendo que en las primeras elecciones, el partido colorado no podría lanzar candidatos...
Buscaban, pues, los jefes revolucionarios, el poder y no el bien del país como en mil tonos repetían y repiten aún ahora" (La Tarde. 12 de Diciembre de 1905).
XIX
Habiéndose resuelto de común acuerdo, que ocupara la presidencia provisoria de la República, don Juan B. Gaona, y como éste no desempeñaba entonces ninguna función pública, el presidente Escurra, con fecha 17 de Diciembre, lo nombraba su ministro de Hacienda.
El mismo día dimitía el presidente de la República, dirigiéndose así, al Honorable Congreso:
Asunción, Diciembre 17 de 1904.
Al H. Congreso de la Nación:
Tengo el honor de presentar a Vuestra Honorabilidad, renuncia indeclinable del cargo de presidente de la República.
Elevado a la Primera Magistratura de la República, por el sufragio unánime de mis conciudadanos, he puesto al servicio del país toda mi buena voluntad.
Más, cuando empezaba la Nación a encarrilarse decididamente por las amplias sendas del progreso bajo mi administración, un núcleo de ciudadanos ha levantado el pendón de la rebelión contra mi gobierno.
Siempre he creído que la Nación sólo puede prosperar al amparo de la paz y estando muy por encima de los intereses personales, los de la patria, creo cumplir con un deber de ciudadano al declinar mi puesto en obsequio a la tranquilidad de la República.
Dios guarde a Vuestra Honorabilidad.
J.A. Escurra.
Por su parte, al Vice Presidente don Manuel Domínguez, que en Octubre se había incorporado a la revolución, enviaba desde Pilar telegráficamente su renuncia, concebida en estos términos:
"Telegrama Nº......
"Honorable Congreso Nacional
Oficial
(Transmitido de Villa del Pilar a las 8.40 a.m.- a las 9.10 a.m. del mismo día).
"Habiéndose celebrado la paz entre la Revolución y el Gobierno con la base de que la Vice-presidencia de la República fuera ejercida por otra persona pongo en manos de V.H. mi renuncia a dicho alto cargo.
Manuel Domínguez
El 19 de ese mes reuníase el Congreso a las 8 y 23 a.m. para considerar ambas renuncias. La sesión se llevó a cabo en el recinto del Tribunal de Jurados bajo la presidencia de don Pedro Miranda.
Se nombró una comisión para dictaminar sobre la renuncia de tan altos magistrados. La componían el senador don Marcos Riera y los diputados don Miguel Corbalán y don Rufino Mazó. Es último expresóse así a nombre de ella:
"La comisión especial constituida para aconsejar la actitud que debe adoptar el H. Congreso en presencia de las renuncias del Excmo. Señor presidente y del vice presidente de la República, tiene el honor de aconsejar la aceptación de ambas renuncias.
El señor presidente la motiva y expresa en ella los móviles que tiene para presentarla. En ese documento se significa que el elevado móvil que le induce a tomar esta determinación es la tranquilidad y la paz en la República, que deben primar sobre todos los intereses de partido o intereses personales.
La comisión se complace en declarar y hacer constar la digna actitud asumida por el señor presidente Escurra al dimitir el mando, a fin de poner término a la guerra civil y volver a traer el sosiego y la tranquilidad en el seno de la familia paraguaya.
En este sentido la comisión aconseja la aceptación de esa renuncia, así como la del señor vicepresidente de la República que tiene en cuenta los mismos altos intereses de la patria para adoptar igual determinación".
Habiéndose aceptado dichas renuncias, procedióse al nombramiento del nuevo presidente, obteniendo el señor Gaona 22 votos contra 1.
Invitado para prestar el juramento de estilo, dio lectura al siguiente discurso:
"Señores Senadores:
Señores Diputados:
En los momentos más difíciles vengo a hacerme cargo de la dirección administrativa del país, después de aceptar el llamado y la obligación que me impusieron los amigos de las dos partes que han estado en lucha armada durante más de cuatro meses.
Por amor a la paz, a la concordia de todos mis conciudadanos, he aceptado la designación de mi nombre en el pacto firmado el 12 de Diciembre, por más que dándome cuenta de la mala situación general del país, yo, el más humilde de los ciudadanos, no me creo el indicado para ocupar la más alta magistratura del país. La confianza que tengo en que todos, olvidando resentimiento de política de círculo, han de prestar su decidido concurso a mi gobierno, es lo que me da esperanza de que será más factible la tarea de reconstrucción y reorganización del Paraguay.
Mi administración se ocupará de algo más grandioso que la política de círculo; quiero dedicar todos mis esfuerzos a levantar el país de la postración en que se encuentra, comenzando inmediatamente por tratar de traer la pacificación más completa para que todos, cada uno en su esfera, pueda dedicarse al trabajo productivo y remunerador.
Por lo tanto, no me detendré a hacer aquí un largo programa de gobierno, puesto que mis ideas pueden resumirse en pocas palabras: pacificación, reorganización y trabajo.
Deseo que lleguemos a conseguir que nuestra República sea querida por los ciudadanos y respetada por los extranjeros, lo que será factible siempre que los actos de las autoridades se basen en el espíritu de orden, de justicia y de moderación.
Dedicaré preferente atención a las finanzas para cimentar el crédito público, sanear la moneda y aumentar la fortuna del Estado lo que al mismo tiempo traerá el acrecentamiento de la fortuna privada, con el progreso de la agricultura, de las industrias y del comercio.
Quiero pedir a todos, en este momento una eterna unión, y que los esfuerzos hechos hasta ahora tan solo para triunfos en la política interna, se empiecen en lo sucesivo para el engrandecimiento del país, por medio de una generosa emulación en todos los órdenes de la actividad humana; quiero que haya siempre orden y trabajo".
He aquí ahora, los decretos relacionados con la trasmisión del mando:
El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Paraguaya, reunidos en Congreso acuerdan y
Decretan:
Art. 1º Acéptense las renuncias presentadas por los ciudadanos Presidentes y Vice de la República, coronel Juan A. Escurra y doctor Manuel Domínguez, respectivamente.
Art. 2º Comuníquese al P. E.
Dada en la sala de sesiones del Congreso Legislativo, a los diez y nueve días del mes de Diciembre de mil novecientos cuatro.
El Presidente del Senado
G. Benítez
Gregorio Morales
Secretario
El Pte. De la C. de Diputados
Pedro Miranda
Federico Chirife
Secretario
El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Paraguaya, reunidos en Congreso acuerdan y
Decretan:
Art. 1º Declárase electo presidente provisorio de la República, al ciudadano don Juan B. Gaona.
Art. 2º Comuníquese al P. E.
Dado en al sala de sesiones del H. Congreso Legislativo a los diez y nueve días del mes de diciembre de mil novecientos cuatro.
El Presidente del Senado
G Benítez
Gregorio M. Morales
Secretario
El Pte. De la C. de Diputados
Pedro Miranda
Federico Chirife
Secretario
Asunción, Diciembre 19 de 1904.
El Presidente de la República
Decreta:
Art. 1º Póngase en posesión del cargo al ciudadano don Juan B. Gaona, nombrado presidente provisorio de la República por decreto del Honorable Congreso de la Nación de fecha de hoy.
Art. 2º Comuníquese, publíquese, y dese al Registro Oficial.
Juan A. Escurra
José E. Pérez
Ese mismo día el nuevo presidente constituyó su gabinete en la siguiente forma:
Asunción, Diciembre 19 de 1904.
El Presidente Provisorio de la República
Decreta:
Art. 1º Nómbrese Ministro Secretario de Estado en el Departamento del Interior al ciudadano Doctor José E. Pérez.
Art. 2º Nómbrese Ministro Secretario de Estado en el Departamento de Relaciones Exteriores al ciudadano doctor Cecilio Báez.
Art. 3º Nómbrese Ministro Secretario de Estado en el Departamento de Hacienda al ciudadano don Emilio González Navero.
Art. 4º Nómbrese Ministro Secretario de Estado en el Departamento de Justicia, Culto e Instrucción Pública, al ciudadano Cayetano A. Carreras.
Art. 5º Nómbrese Ministro Secretario de Estado en el Departamento de Guerra y Marina al ciudadano General doctor Benigno Ferreira.
Art. 6º Comuníquese, publíquese y dese al Registro Oficial.
Gaona
José E. Pérez
Por otro decreto expedido en la fecha, se encargaba interinamente de la Cancillería al doctor Gualberto Cardús Huerta, porque el doctor Báez se hallaba todavía en Norte América, a donde fuera enviado por el gobierno del coronel Escurra. El doctor Cardús abandonaba el cargo, el 11 de Febrero de l905, sustituyéndole entonces el doctor Emilio Pérez, hasta que ya en el país el doctor Báez, quedaba el 3 de Abril en el ejercicio de las funciones expresadas de Ministro de Relaciones Exteriores.
Como el general Ferreira, que había sido también designado para ocupar el Ministerio de Guerra y Marina, hallábase ausente de la capital, el coronel don Manuel Duarte era nombrado el 20 de diciembre, para desempeñar el cargo. Seis días después, el 28, estando de regreso el general, se le ponía en posesión del puesto.
Al señor don Elías C. García, el 21 de Diciembre se le nombraba Jefe de Policía de la Capital, en reemplazo del coronel don José C. Meza, que había renunciado.
XX
Después de la sesión del Congreso funcionaron ambas Cámaras por separado. Primero reuniéronse los Diputados, adoptando importantes resoluciones que fueron enseguida aprobadas por el Senado y al siguiente día promulgadas por el P. E.
Veamos:
El diputado don Cayetano Carreras, presentó un proyecto por el que se dejaba sin efecto la ley que declaraba suspendidos los términos judiciales y de las obligaciones civiles, comerciales y bancarias desde el 14 de Enero de 1905.
Fundamentado brevemente por su autor, terminó solicitando que, en vista de la urgencia del caso, tratara el proyecto sobre tablas. Y habiéndose así resuelto, el doctor Venancio V. López, a nombre de la comisión respectiva, de que formaba parte juntamente con el doctor Telémaco Silvera y don Fernando Viera, se expresó del siguiente modo:
"La comisión de legislación ha estudiado el proyecto presentado por el honorable diputado señor Carreras y aconseja á la Cámara la sanción del mismo sin ninguna modificación.
Restablecido el orden interno del país es necesario facilitar la manifestación de todas las actividades en el trabajo y por consiguiente la expansión del crédito y la regularidad de todas las operaciones que son intermediarios poderosos para poder desarrollar la riqueza del país. A esto tiende el proyecto que se acaba de presentar, devolver la regularidad a la vida activa del país y por consiguiente facilitar el desarrollo de la riqueza aún cuando por el proyecto se alarga un poco más, el plazo que esta suspensión importa, la comisión considera que eso es necesario, dado el gran número de personas que han salido del país y que se encuentran amparadas por la ley de suspensión de términos y que aún no han vuelto. Se les da once días más de prórroga para que puedan adoptar las medidas que sus conveniencias reclamen para restablecer el orden regular en todos sus negocios. Por eso la comisión acepta también esta prolongación, diremos así, del plazo de la suspensión hasta el 31 de diciembre del corriente año y que los efectos de la presente ley empiecen a producir sus consecuencias legales desde el primero del año entrante.
La comisión considera también necesario hacer una aclaración para evitar interpretaciones equívocas sobre el pensamiento del legislador, de que los términos de esta ley no perjudican en ninguna manera a la ley general que establece un mes de feria para los tribunales y durante los cuales se suspenden los términos para los juicios ordinarios ya sean en el orden civil, ya en el orden criminal.
Señor López - Pido la palabra.
"La Comisión de Legislación, después de cambiar ideas con el proyectista señor Carreras, ha considerado necesario variar en algo los términos del proyecto y en la forma como acaba de hacerlo, la comisión cree que cumple debidamente todos los nobles propósitos que se han tenido en cuenta al formularlo. Abraza a todas las personas que por los acontecimientos políticos últimamente ocurridos en el país, han incurrido de alguna manera bajo la sanción de las leyes penales.
Con este proyecto se respeta el estado actual, tal cual está en estos momentos y se tiende un velo blanco de concordia y olvido sobre toda la familia paraguaya, sobre todo el numeroso personal de la administración pública que ha abandonado sus tareas y al que se llama por esta ley para que continúe la labor interrumpida.
La Comisión de Legislación tiene el honor de aconsejar a la cámara, con el asentimiento del proyectista, la aprobación del proyecto que acaba de leerse.
Sr. Presidente - En discusión general.
Sr. Carreras - Pido la palabra.
Quiero sencillamente hacer una aclaración respecto al pensamiento que ha informado la redacción del proyecto de ley, en el que entraba la idea de conceder también perdón a los funcionarios y magistrados, sobre todo del Poder Judicial, que ha hecho abandono de sus cargos y que están penados por nuestro Código Penal, pero sin perjuicio de que más tarde se pueda tomar en consideración esto y redactar un proyecto que traduzca mejor el pensamiento, me adhiero a la modificación y retiro el primer proyecto que he presentado.
- Se lee y aprueba en general y en particular el proyecto de la comisión.
- Pasará al Senado.
Levantamiento del estado sitio
Se lee:
Art. 1º Habiéndose restablecido la paz en toda la República, se levanta el estado de sitio.
Art. 2º Comuníquese.
Sr. Silvera - Pido la palabra. La ley por la cual se ha declarado el estado de sitio tenía su razón de ser en la guerra civil, que entonces afligía a la República; y habiéndose restablecido la paz, esa ley ya no tiene razón de ser. Por tanto urge la necesidad de que por una disposición legal sean restablecidas las cosas en su estado normal. Por eso el que tiene el honor de hacer uso de la palabra y el honorable colega señor Montero; hemos presentado este proyecto a la consideración de la Honorable Cámara y pedimos sea tratado en esta misma sesión por ser urgente.
Sr. presidente - Pasa a la comisión de Legislación.
Sr. Amarilla - El decreto de estado de sitio es un decreto emanado del Congreso o del P. E.
Sr. presidente - Del P. E.
Sr. Amarilla - Entonces compete al mismo P. E. dejar sin efecto ese decreto y no me parece bueno que el Congreso entre a tratar de eso.
Sr. Mazó (R) - El P. E. ha prorrogado el estado de sitio en virtud de una autorización del Congreso.
Sr. presidente - Hace moción en ese sentido el señor diputado Amarilla?
Sr. Amarilla -Aduzco esta consideración porque voy a votar en contra del decreto. No quisiera que nos encontrásemos en la circunstancia de que el nuevo presidente de la República, una vez constituido su ministerio, lance el decreto por el cual se derogue el estado de sitio y que el Congreso por su parte lance otro decreto...
Sr. Presidente - Yo creo que está dentro de la facultades expresamente determinadas por la Constitución la adopción de esta medida aconsejada por los señores diputados Silvera y Montero, porque el Art. 72 inc. 22 dice:
"Declarar en estado de sitio uno o varios puntos de la República en caso de conmoción interna y aprobar y suspender el estados de sitio declarado durante su receso por el P. E.
Llamo la atención de los señores diputados sobre este artículo de la Constitución.
- Se lee:
"Art. 1º Suspéndese los efectos del decreto del P. E. que declara el estado de sitio en todo el territorio de la República.
Art. 2º Comuníquese al P. E. Sr. .López.
- La comisión de. Legislación considera que el proyecto presentado por el señor diputado Silvera es el complemento necesario de los proyectos sancionados.
Restablecido el orden y la tranquilidad del país, es indudable que se necesita levantar la medida de seguridad por la cual se ha declarado sometido al estado de guerra todo el territorio de la República. Desde el momento que la guerra ha cesado y que el orden vuelve a reinar en la República, el levantamiento del estado de sitio es un hecho que cae, por su propio peso. Los pequeños disturbios que en el interior pueden producirse por grupos más o menos numerosos, está dentro de las facultades del P. E. el reprimirlos. No es necesario el mantenimiento de una ley cuya transcendencia gravita sobre el país entero, interior y exteriormente y por tanto se impone la suspensión de los efectos de dicha ley. Así aconseja la comisión de Legislación.
- Se aprueba en general y en particular. Pasará al Senado.
XXI
"Con las transcripciones hechas más arriba, ha podido verse que el gobierno del coronel don Juan Antonio Escurra, surgido en comicios libres, satisfizo por entero los anhelos e ideales del pueblo paraguayo.
"Así, pues, la descabellada revolución de 1904, obra de la traición, de la felonía, fue como quiera que sea, injusta, y por demás, odiosa y criminal, desde que no la alentaban propósitos levantados, ni mira patriótica alguna. Tanto más cuanto que, sabido, es, que los promotores no buscaban sino su encumbramiento personal, para usufructuar, sin tasa ni medida, las pingües utilidades que les proporcionaría el ejercicio del poder.
Mal avenidos con la política de magnanimidad y tolerancia implantada sabiamente por el coloradismo, los que en mala hora fraguaron aquella asonada revolucionaria fueron los titulados liberales, fracasados en su mayoría, que en casi todas las administraciones del caduco régimen, habían ocupado importantísimos cargos.
Y eran estos politiqueros que, a los cuatro vientos hasta desgañitarse, prometían con desfachatez librarnos de la férula de los viejos cuarteleros, los que precisamente traían consigo el germen del mal, cuya funesta semilla para desgracia nuestra, muy pronto fructificaría. Los regeneradores, que desolladamente en todos los tonos habían clamado y reclamado, por las libertades públicas, los derechos populares y las garantías individuales, vale decir, por el imperio de la Constitución y las Leyes, una vez encaramados a los puestos que tanto ambicionaban, demostraron de la manera más desvergonzada, importarles un comino de tales menudencias.
Así se explica como durante estos diez y ocho años de desgobiernos y claudicaciones, oscuros despotillas salidos de la nada, desencadenaron con violencia sobre el país, la más ominosa y sombría de las dictaduras.
Entre los actos de verdadero salvajismo, recordamos con profundo horror el fatídico ¡21 de setiembre! la página más ignominiosa que se registra en los anales de nuestra democracia y que constituye un baldón, un oprobio para la triste historia del liberalismo paraguayo. ¡¡Vergüenza cúbrete el rostro!!
En Octubre de 1908 condenando estos crímenes sin nombre cuyo solo recuerdo nos aterra y que quiera Dios no vuelvan a reproducirse, dijo un liberal de pura cepa, don Marcelino Pérez Martínez:
"El Paraguay ha estado mejor en la época de los colorados, porque respetaron más la Constitución y los derechos.
Los colorados tuvieron muchos errores, es cierto; pero en treinta años de gobierno no cometieron en medio de su ignorancia, las iniquidades que están cometiendo los llamados intelectuales, en menos de cuatro meses; no disolvieron Congresos, ni Tribunales, ni mataron a latigazos”.
Ya dos años antes, también en Julio de 1906, ante las persecuciones inauditas de que eran víctimas los periodistas independientes de parte del oficialismo prepotente y ensoberbecido, exclamaba decepcionado otro liberal, don Modesto Guggiari, desde las columnas de su valiente diario "Alón":
"Lo que no se animaron hacer en el período derrocado por la revolución, lo que temieron cometer los calificados gobiernos gauchos, lo hace éste que tiene....... (Original ilegible)...... un gabinete constituido por abogados y periodistas viejos.
No importa las cárceles, ni la opresión de los fuertes, ni las cadenas de los mandones; todos ellos no amilanan nuestras energías ni la virilidad con que combatimos".
Es, pues, desde el advenimiento al poder del Partido Liberal, que datan todas nuestras desgracias e infortunios. Y si aún no hemos sucumbido bajo el peso de tantas calamidades que despiadadamente nos afligen, es nada más que por la vitalidad asombrosa de nuestra raza. Y para terminar, debo manifestar que al dar a la publicidad estos documentos relacionados con la revolución cívico-radical, no ha sido otro mi objetivo, que el de hacer conocer ciertos antecedentes que en la actualidad permanecían olvidados.
Arturo Brugada
Asunción, Agosto 8 de 1922.
Nota: Al comienzo de este trabajo, afirmé, que el coronel Manuel Duarte sostuvo hace algunos años en una polémica, que el señor Ildefonso Benegas había vendido el vapor Sajonia al Comité Revolucionario en $ 45.000.
Mal informado hice esta afirmación que es completamente errónea, lo que hago constar en honor a la verdad.
CONCLUSIONES QUE SE EXTRAEN DE LA EXPOSICION DEL DR. ARTURO BRUGADA, SOBRE LA REVOLUCION DE 1904.
1.- Los gobiernos colorados que rigieron al país entre 1880 y 1904, se caracterizaron por su respeto a la Constitución y las leyes, por la clara conciencia que tuvieron de que el arte de gobernar debía armonizarse necesariamente con la vigencia del Estado de Derecho.
2.- La jefatura del General Bernardino Caballero, fundador y jefe del Partido Colorado, fue una incesante tendencia hacia el bien común. Dicha influencia se hizo sentir en el acatamiento a la voluntad del pueblo.
3.- Caracterizó también a los gobiernos colorados, una política de puertas abiertas. Todos los ciudadanos, sin discriminación partidista ni sectaria, fueron asimilados a las funciones públicas sin otra exigencia que la idoneidad. La lista de liberales e independientes que desempeñaron cargos públicos en la primera época de los gobiernos colorados, es impresionantemente positiva.
4. Civiles y militares liberales fueron becados al exterior, con grandes sacrificios para el erario público. Tales gastos debían ser compensados con un comportamiento ajustado al patriotismo y a la lealtad.
5.- Además de la paz y el normal funcionamiento de las instituciones, aquellos gobiernos colorados sentaron las bases de obras de infraestructura, como puentes, caminos, puertos, etc., que comenzaron a rendir sus frutos en términos de progreso social y de bienestar para nuestro pueblo.
6.- Una de las mayores preocupaciones de los estadistas colorados consistía en quebrantar nuestra mediterraneidad, reconstruyendo una flota mercante del Estado, como tuvimos en tiempos de los López. Con ese propósito se adquirió el buque "Sajonia", como punto de partida de otras adquisiciones tendientes a facilitar el tráfico de personas y de mercancías, para agilizar nuestro comercio exterior. Con entera buena fe, se confió a Ildefonso Benegas el mando del buque, “Sajonia”
7.- Inmediatamente se formó un comité revolucionario liberal, que aprovechando la presencia de Ildefonso Benegas como capitán del "Sajonia", organizó la invasión del país, para desalojar al gobierno constitucional del Presidente Escurra. Por eso dice el Dr. Arturo Brugada con todo acierto: "Fue la Revolución de 1904, obra de la traición y de la felonía", juicio lapidario, que estigmatiza para siempre aquella subversión, una de las más funestas que tuvo que soportar el país.
CAPITULO II
EL DOCTOR ELIGIO AYALA Y LA REVOLUCION DE 1904
ELIGIO AYALA EVALUA LA REVOLUCION DE 1904
El Doctor Eligio Ayala fue dos veces Presidente de la República. La primera vez, con carácter provisorio, desde el 12 de abril de 1923 al 17 de marzo de 1924; y la segunda, ya constitucional, del 15 de agosto de 1924 al 15 de agosto de 1928. Además ejerció una autoridad indiscutida como Ministro de Hacienda, cargo que desempeñó hasta su trágica muerte, considerándosele un ciudadano probo.
Estando en Berna (Suiza) el año 1915, escribió un ensayo titulado "Migraciones", editado supuestamente en Santiago de Chile en 1941 por "dos de sus amigos- que permanecen fieles a la obra y al pensamiento gubernativo del estadista prematuramente desaparecido", quienes no dan sus nombres.
Considerado por el Partido Liberal como uno de sus exponentes más completos, sus juicios deben ser recogidos como expresión firme y valedera de un ciudadano eminente, que no retrocedió ante la verdad y puso en entredicho la ejecutoria de la revolución de 1904, levantada por su partido gracias a la traición consumada con el buque "Sajonia", adquirido por el gobierno colorado del Presidente Escurra para reconstruir nuestra marina mercante, pero convertido por obra de los mencionados revolucionarios en barco corsario e iniciador del movimiento subversivo de aquel año.
Transcribimos los capítulos VI, VII y VIII del citado ensayo, escrito en Berna por el Dr. Eligio Ayala, con el título de "Migraciones".
"CAPITULO VI
"Las revoluciones
"Se ha considerado también las revoluciones como causa de las emigraciones en el Paraguay. Las revoluciones expulsan a una parte de la población fuera del territorio, se ha dicho porque dislocan las condiciones de la vida normal. Siembran el terror en el alma de los cultivadores, la inseguridad, la inquietud, el descontento. Constituyen para ellos una amenaza de su libertad personal, y de la privación de sus bienes, una presión a la que tratan de sustraerse con transponer las fronteras.
"Sin embargo, no rara vez las revoluciones en el Paraguay han abierto la senda de retorno a la patria, han determinado la inmigración del paraguayo en el Paraguay. La triste amargura de la nostalgia, el recuerdo de las afecciones, del hogar propio, la privación de ventajas materiales sobre todo han inducido a los refugiados políticos en el Extranjero, muchas veces a recurrir a las revoluciones para reincorporarse en el país.
"Las revoluciones pues conducen a las fronteras por las persecuciones directas o indirectas, por el miedo, por la desesperación, y las revoluciones conducen a la patria ya por la afección, ya por la idolatría de los puestos administrativos.
"Las revoluciones son causa de las emigraciones y son efecto de las mismas. Y este círculo vicioso, y esta paradoja demuestran que ellas no son la causa íntima, determinante de las emigraciones. Una causa no puede ser efecto de sí misma, efecto y causa al mismo tiempo.
"Si las revoluciones fueran las causas de las emigraciones, estas no existirían en los períodos de pacificación, de tranquilidad general, y serían mayores en los turbulentos y revolucionarios. El efecto ha de ser proporcional a la causa. Las revoluciones son convulsiones políticas efímeras que nunca han durado más que un par de meses en el Paraguay. Con la cesación de las causas, cesarían los efectos, las emigraciones no tendrían razón de existencia. Y sin embargo la emigración es fenómeno manifestado desde hace muchos años, con incesante continuidad en el Paraguay. Y ella ha sido mayor en las épocas de paz.
Nunca, en efecto, la emigración fue tan numerosa, alcanzó un flujo tan grande, como después de la revolución de 1904.
"No son además las luchas violentas, armadas, las que más quebrantan el bienestar del labriego paraguayo, sino el odio, las pasiones enconadas, las rivalidades rencorosas, el deseo de la venganza, inflamados, excitados por las mismas revoluciones. De estos sentimientos irritados, resultan las persecuciones, las hostilidades, los peligros que le amedrentan, le ahuyentan, les arrojan fuera del país.
"Las revoluciones son como un aparato de concentración de otras causas generales, preexistentes; manifiestan los acontecimientos ya determinados por causas mediatas y más permanentes del malestar social, y a veces son los únicos recursos contra ese malestar. Por eso el triunfo de una es el principio de otra. Y esa causa es la política morbosa, la política relajada con su aparato de fuerza: la administración pública, y sus instrumentos de agitación: los partidos.
"Las revoluciones, y las emigraciones pues son efectos, son derivados comunes de uno de los más poderosos agentes morbosos de nuestra patología social: la política pervertida.
"Las revoluciones son el resultado de la depravación política. Cuando las impulsa el furor por usufructuar los puestos de la Administración pública, cuando el sentimiento del derecho, y la libertad. Casi siempre son un recurso contra la opresión política, una rebeldía altiva, reacción de las libertades personales coartadas. Estas revoluciones acusan energías vivas, el vigor de un organismo social no fatigado, no deteriorado por el morbo político.
"En ninguna parte, en ninguna época de la historia humana, las revoluciones han extinguido el amor a la patria. Ningún pueblo ha dejado de existir porque ha defendido sus libertades, sino porque no las ha defendido, o no ha sabido defenderlas. Un pueblo que se agita y desprecia la vida por enfrenar los extravíos políticos, los abusos del despotismo, que opone el derecho a la fuerza, y la fuerza a la violencia para restablecer el imperio de la ley, no emigra. Los pueblos viriles han preferido las luchas, hasta las querellas sangrientas a la inmovilidad de la esclavitud.
"Las persecuciones políticas, la privación o cohibición de la libertad, los excesos de una política inmoral y servil, no incitan a los pueblos a abandonar a su patria. Las tormentas de las revoluciones excitan el patriotismo, intensifican el amor a la patria, forman las almas abnegadas, viriles, patrióticas, que son la garantía de la existencia nacional libre.
"Si ligadas a las necesidades económicas han empujado a veces parte de la población fuera de la patria, el hogar amenazado, una desgracia nacional, han tenido siempre la virtud de reincorporarlos en ella.
"A principios del siglo XIX el socialismo adolescente, vindicativo, turbulento y agresivo, lanzó violentas acusaciones contra la organización social, demostró las injusticias, las irritantes desigualdades sociales, y coloreó la sociedad futura con todas las pompas de la fantasía triunfante. Y sin embargo, el proletariado prefirió quedarse en su patria a la soñada felicidad de Ycarie.
"A pesar de la rudeza del método de asimilación alemán, Alsacia jamás quedó desierta; a pesar de las vejaciones de la más cruel y bárbara autocracia, Polonia jamás se despobló, y a pesar del régimen de asesinato colectivo impuesto por los turcos contra los descontentos en Macedonia, la resignada y heroica población de Macedonia quedó en Macedonia.
"Las rebeldías, las sublevaciones, las luchas, tal vez impelen mecánicamente a una parte del pueblo fuera del país. Pero los desterrados han de regresar a él, si otras causas no hacen más atractivas su permanencia en el Extranjero. Los expelidos por la revolución han de volver por la revolución, si el delirio político se empeña en cerrarles las puertas de sus hogares.
"Que el móvil de las revoluciones paraguayas sea político o económico, el hecho mismo de la revolución denuncia el interés de permanecer en el país. Si no existiera ese interés, la gente se marcharía afuera tranquilamente, sin exponer su libertad personal, sus bienes y su vida en aventuras guerreras.
"Las revoluciones no son la causa de la emigración, sino el pretexto.
CAPITULO VII
"Causas económicas de las migraciones
"La revolución de 1904 turbó un largo periodo de semi-esclavitud política en el Paraguay. Ninguna llegó a producir tan general y profundo sacudimiento social. Hasta entonces la reacción contra la barbarie política se manifestaba en erupciones locales de la violencia, en los regimientos, en los cuarteles, en los atrios electorales. La inmensa mayoría de la población era mera espectadora de los actos de brutalidad política, pasajeros en su mayor parte.
"La revolución de 1904, afectó a toda la sociedad, fue una gran revolución popular, ante la cual casi nadie quedó indiferente. Ella removió muchos hábitos, extirpó muchas corruptelas políticas y sugirió nuevos ideales, y nuevas aspiraciones.
"Sepultó un mundo de bárbaras tradiciones, dislocó todo un régimen político retrógrado, esterilizador, tiránico, funesto.
"Sin embargo, el régimen político que sustituyó al demolido no produjo mejores efectos. La organización del ejército, su preparación técnica, su administración fueron mejores, su disciplina, su moralidad, retrocedieron.
"En la actividad propiamente política se depositó grandes esperanzas, hermosas ilusiones. Y esperanzas e ilusiones fueron desvanecidas por torpes extravíos.
"La revolución reavivó las antiguas rivalidades política, las intensificó y multiplicó porque la esfera de su influencia fue mayor. Las pasiones se enconaron, las intransigencias fueron más insensatas y el odio más feroz que nunca. Todos vivían engañados unos por otros. No contentos de ser hombres quisieron ser políticos y se convirtieron en fieras; ofrecieron el afligente espectáculo de hermanos que se desgarran unos a otros por quimeras, por prejuicios y resentimientos estúpidos.
"Estos sentimientos difundidos en la población rural, engendraron las persecuciones, las expoliaciones, las querellas sangrientas en todas partes. Los jefes políticos avivaban la orgía de las pasiones, estimulaban la anarquía. Las vejaciones corporales, las persecuciones, las venganzas, el terror recobraron su viejo imperio y camparon audazmente. Los que no se sentían asistidos por las simpatías de la "autoridad", perdían la esperanza del bienestar y de la libertad. Muchos obreros rurales, que abrigaban pasiones políticas contrarias a las del partido gobernante, emigraron, amedrentados, aterrorizados, con amargo despecho en el corazón.
"La brusca afluencia de obreros en las fronteras del Chaco argentino, rebajó el nivel del salario por la concurrencia, aumentó la ganancia de las empresas industriales. El mayor provecho de las empresas excitó la ampliación y multiplicación de las mismas.
"Otra causa además, aceleró la expansión industrial en el Chaco: el defectuoso régimen monetario argentino.
"El medio circulante abultó exageradamente, excedió la demanda del mercado porque no existía en el sistema bancario argentino, medios adecuados para regularlo. La hipertrofia del medio circulante, despertó la pasión de la especulación.
"La fácil adquisición del capital, la abundancia de obreros, la gran oferta de obreros paraguayos, la mayor ganancia produjeron una inflación industrial artificial, especulativa, en el Chaco argentino.
"Las tierras adquirieron precios fabulosos, las ganancias se dilataron en los obrajes, en las estancias, se multiplicaron las obras públicas y las empresas industriales particulares. La artificial y brusca dilatación de los negocios, creó la demanda de obreros.
"Las primeras emigraciones paraguayas impulsaron la expansión de las industrias; esta expansión se convirtió, después en fuerza de atracción de obreros paraguayos.
"Cuando hubo aumentado la demanda de obreros, agentes de las empresas extranjeras recorrieron la campaña paraguaya, hicieron cabrillear ante los más aptos para el trabajo el espejuelo de salarios elevados. Los agentes les pagaban sus deudas, les pagaban el pasaje, y les entregaban en efectivo anticipadamente gran parte del salario futuro. Esta propaganda engañosa, malsana, favorecida por la indiferencia y la ineptitud de los gobernantes, engendró en nuestra población rural una sugestión inconsciente, patológica. Y esa sugestión colectiva produjo un flujo enorme de la emigración, algo como una nueva cruzada a los "obrajes", a los quebrachales, los yerbales extranjeros.
"Sin embargo, estos hechos no explican el fenómeno de la emigración paraguaya en toda su plenitud. Ellos constituyen solamente las fuerzas de atracción en el extranjero. El salario nominal elevado, el pago anticipado del mismo, el del pasaje, etc., no tendrían tan elásticos efectos si en el Paraguay mismo no existiesen otras causas que secundan su influencia, causas internas de impulsión de la emigración, que empujan hacia afuera a la población rural.
"Las persecuciones políticas fueron causas transitorias de las primeras emigraciones, solamente. Ellas cesaron más tarde y la emigración fue mayor sin embargo.
"Una de las poderosas causas de la despoblación rural, es el desequilibrio de la economía agraria.
"La ganadería cuantitativa, sin el complemento de las industrias derivadas de ella, se ha dilatado en proporciones anómalas en el Paraguay. La facilidad de la producción ganadera, la abundancia de campos de pastoreo, el escaso número de obreros que exige, han estimulado su desarrollo, han atraído el capital. La expansión, de la ganadería, ha absorbido gran extensión de campos, esa absorción ha aumentado la demanda de tierras y ha elevado los precios de las mismas.
"La agricultura por el contrario carecía de las condiciones necesarias para su expansión. Carecía de capital, de mercado, de medios de transporte, de instrumentos, de obreros inteligentes. No era atractiva, no era provechosa, no excitaba ningún interés. El capital se apartó de ella. Los agricultores prefirieron vender sus tierras y seducidos por la elevación de sus precios, las vendieron. Las tierras labrantías, las mejores tierras fiscales adquiridas conforme a la Ley del Hogar, fueron absorbidas por los propietarios de las estancias: se formaron los grandes latifundios de explotación ganadera. La ganadería extensiva desplazó a la agricultura, se dilató a sus expensas. El demonio de la gran propiedad espantó a la población. Para convertir las pequeñas posesiones de cultivo en dehesas, había que desalojar a sus poseedores. Los que no eran propietarios de las tierras que cultivaban, la mayor parte de los agricultores, fueron desahuciados. Los pequeños propietarios desocupaban, también sus posesiones, puesto que las vendían a los grandes propietarios.
"Los desahucios aumentaron la depresión agrícola. Gran parte de los cultivadores quedaron sin tierras que cultivar ventajosamente; la agricultura cuanto más deficiente y menos productiva, era menos atractiva.
"Los cultivadores se desvincularon del suelo, y perdieron, la afección a las explotaciones agrícolas. Se formó el asalariado rural, la clase flotante, movediza, errante tras quimeras, siempre descontenta del presente.
"Gran parte de la población rural, pues, quedó sin ocupación, y gran parte de los que se ocupaban en trabajos agrícolas ansiaban encontrar otras ocupaciones más lucrativas.
"En esta situación es muy natural que estén inclinados a creer en las promesas de bienestar y se dejen seducir por las perspectivas lejanas de una prosperidad imaginada y ansiada.
"Se encontraban como en la cumbre de una pendiente resbaladiza. La menor atracción bastaba para deslizarlos. Así se explica la influencia ejercida en nuestra población rural por los agentes, las empresas extranjeras. La influencia de la propaganda de los agentes, la de sus engañosas promesas, fue tan funesta como la instigación al crimen, en la campiña. El gobierno debió reglamentarla, restringirla.
"Los efectos de la crisis agraria, fueron secundados por otros factores internos de la emigración.
"En el Paraguay no existe todavía ninguna actividad industrial. La única industria nacional, es la política, pero ella es destructiva, no productiva. Todos los productos industriales, todos los objetos manu facturados son importados. Se importa además, una cantidad prodigiosa de bebidas alcohólicas. El paraguayo trabaja poco, pero bebe mucho. A este consumo se agregan los gastos improductivos enormes de la administración pública. La burocracia, la politiquería absorben, sumas colosales estérilmente, descuentan una gran parte de nuestra enfermiza producción.
"La producción nacional, la exportación por el contrario desmayan, languidecen. La ganadería, cuyo desarrollo es meramente cuantitativo, carece de amplio mercado en el exterior, elabora relativamente pocos productos exportables.
"La agricultura es la fuente principal de la producción nacional, pero esta deprimida por la defectuosa distribución agraria, desplazada por la ganadería extensiva. La exportación de productos agrícolas es por consiguiente cuantitativa y cualitativamente deficiente, limitada, paupérrima.
"Nuestra productividad económica está atrofiada, contraída. La deficiente y aniquilada producción agrícola, la escasa intensidad de la ganadería, la ausencia de la producción industrial no favorecen la formación del capital nacional. El proceso de formación y acumulación, de reserva del capital, no existe; carecemos de un ahorro nacional.
"La gran importación, y los enormes gastos improductivos de la política se pagan por consiguiente con capital, en gran parte.
"La exportación de capital determina la exportación de obreros, también; el capital exportado arrastra consigo parte de la población, atrae la emigración.
"La exportación de capital, en efecto, extenúa la actividad productiva, eleva el interés, hace menos rentables las empresas de producción. La actividad industrial no puede iniciarse, las otras actividades productivas se encogen, se arrugan, en vez de dilatarse, intensificarse. Con el encogimiento de la actividad productiva, decrece el trabajo, la demanda de obreros y los salarios caen.
"Así, la pendiente económica por donde los obreros paraguayos se precipitan al extranjero, adquiere un abrupto declive, y la emigración aumenta.
Esta emigración misma intensifica sus causas determinantes. Cuanto mayor la emigración, menor es la capacidad del consumo del mercado nacional. El menor consumo, desalienta la producción, la aplicación del trabajo.
"Nuestra embrionaria producción nacional pues, está atacada por todos los flancos. Por la hipertrofia de la importación de artículos manufacturados, de bebidas alcohólicas, y los gastos estériles, gigantescos de la politiquería, por la falta de capital, por la emigración y por la contracción del mercado nacional.
"En síntesis, nuestra ruina económica es una de las causas fundamentales de la emigración. La paralización de la actividad productiva económica, la decadencia agrícola, la indigencia industrial, la política, son las fuerzas que han decretado la expulsión de la población. La emigración es el efecto, no la causa de nuestra ruina económica.
"Esta misma ruina económica del Paraguay, ha estimulado la artificial dilatación de las industrias en el Chaco argentino. Y esa dilatación artificial de las industrias argentinas ha aumentado la succión de nuestra población, y ha contribuido a aniquilar nuestra productividad económica. Nuestros vecinos se han engrandecido a costa nuestra en las fronteras, como los torbellinos de Descartes, que aumentan unos a costa dé otros.
"Estos elementales fenómenos, ponen de relieve el prodigio de ceguera, de ignorancia, de errores de los gobernantes paraguayos.
"A medida que disminuía la población, crecía el esfuerzo por aumentarla. Pero en vez de aumentarla con atajar la emigración, con extirpar sus causas, hacían desesperados esfuerzos por atraer la inmigración extranjera. No concibieron que si a los paraguayos no les convenían permanecer en el país, y emigraban, con mayor razón emigraran los extranjeros.
"Gastaron sumas cuantiosas para hacer propaganda en el extranjero, para fundar colonias agrícolas de inmigrantes en el país, sumas considerables en pasajes de inmigrantes. Entre tanto no había mapas en los colegios y los jefes políticos azotaban a los agricultores porque no llevaban el mismo color de trapo que ellos. Carecían de una política definida de la inmigración, no sabían para qué trabajos atraerían a los inmigrantes, no seleccionaban su calidad, no se ocupaban en adaptar sus aptitudes a sus ocupaciones.
"Llegaban los inmigrantes al Paraguay, no encontraban condiciones económicas favorables para el ejercicio de sus profesiones, carecían de aptitudes para las ocupaciones provechosas en el país, y por supuesto, en vez de la soñada felicidad, encontraban una desesperante realidad. Regresaban a su patria desengañados, chasqueados, furiosos contra el Paraguay. El gobierno perdía la plata, los inmigrantes, las tierras fiscales, y su crédito y adquiría una pésima reputación. En realidad el gobierno pagaba a los agentes de su propio desprestigio. Y perdía más todavía con la emigración de los paraguayos.
"Es insensato y absurdo esforzarse por imantar la inmigración en el Paraguay, e ignorar y dejar subsistentes las causas que expulsan al trabajador paraguayo mismo fuera de su patria.
"Estas torpezas económicas, sin embargo, no existieron en el Paraguay, solamente. Si se abre la historia económica se nos presentan mil otros ejemplos. "Colbert, gastó sumas inmensas para implantar industrias manufactureras en Francia. Les otorgaba subvenciones, premios, exención de impuestos. Revocado el Edicto de Nantes, se desencadenaron nuevamente las persecuciones religiosas. Y esas persecuciones expulsaron de Francia a los industriales. El arte y el dinero huyeron a Inglaterra y Alemania y desde allí, hicieron la concurrencia a Francia. El dinero francés era aplicado por la política económica de Colbert, para fundar industrias y atraer a industriales, y el dinero y la inteligencia francesas, las industrias y los industriales franceses, fueron expulsados de Francia por la intolerancia religiosa.
"Para satisfacer las exigencias de un grupo de fanáticos, se revocó el Edicto, y se lesionó hondamente todo el interés nacional.
"La emigración no se atajará con mecanismos legales parciales y transitorios. Sería erróneo prohibir la emigración, por ejemplo. La prohibición de emigrar no aboliría las causas de la emigración, y equivaldría a imponer penosos sacrificios a muchos obreros paraguayos. Sería injusto privar a los obreros paraguayos del derecho que tienen de buscar y de procurar obtener mejores condiciones de vida.
"La re inmigración de los paraguayos sería, también contraproducente, mientras subsistan las causas que les impulsaron a emigrar.
"La emigración no cesará sino cuando se transforme la coyuntura económica que la determina. Esa coyuntura felizmente no puede ser permanente y no durará largo tiempo.
"La especulación, la inflación industrial, toda esa espumosa prosperidad económica de la Argentina, se desvanecerá pronto, la actividad económica ha de re descender necesariamente a su nivel natural. Entonces se contraerán las empresas, disminuirán la demanda de obreros y el salario.
"Y esa será la nueva coyuntura que el gobierno paraguayo debe aprovechar, para invertir la corriente de la migración: para convertir la emigración en un torrente de re inmigración paraguaya e inmigración extranjera.
"La pendiente inclinada ahora del Paraguay hacia la Argentina, se inclinará de la Argentina, del Extranjero, hacia el Paraguay.
"Para eso el gobierno debe reformar radicalmente la constitución agraria, debe fomentar la intensificación e industrialización de la producción agro-pecuaria, debe iniciar el desarrollo de una actividad industrial nacional, estimular las asociaciones, cooperativas, y la instrucción agrícola práctica.
"La extinción de la crisis agraria; reavivará la agricultura, estimulará la producción nacional y entonces renacerá nuestro vigor económico. Entonces habrá trabajo, el trabajo será productivo y el salario será mayor. Nuestros obreros en vez de ir del Paraguay afuera a buscar trabajo, vendrán de afuera al Paraguay a trabajar, a vivir y a prosperar. "La población aumentará, con ella la capacidad del mercado nacional, y con el mercado nacional la producción. Se formará el ahorro nacional, el capital nacional.
"Por esta senda, creo yo, llegará también el Paraguay, un día, a ser robusto, vigoroso y fuerte.
CAPITULO VIII
"La política
"Las actividades sociales parece estuvieran sometidas al mismo principio de limitación, trasmutación y conservación de la energía. Cuando una de ellas predomina en una época, las otras parecen languidecer. Cuando el progreso económico triunfa, y las ventajas materiales son el objeto principal de la actividad social, el progreso espiritual desmaya, se detiene o retrocede.
"En todos los países, en determinadas épocas de su historia, ha habido una actividad social triunfante, mientras las otras adormecían. "En ciertas épocas predominó la actividad comercial, en otras prevalecieron las luchas religiosas.
"Hubo épocas caracterizadas por la actividad guerrera, otras por la industrial.
"Y es natural que así suceda. En la sociedad prevalece en ciertas épocas un ideal, un concepto determinado de la vida, un propósito un fin hacia el cual convergen las actividades sociales.
"El gobierno de la sociedad, la voluntad social elimina los actos que contrarían la realización del fin prevaleciente, y favorece los que cooperan en su realización. Así se produce una adaptación al fin concebido y aceptado. Este fin determina una específica selección social.
"Si la ambición, el propósito, la preocupación prevaleciente en una sociedad es la militar, la formación de organismos vigorosos y sanos, aptos para resistir las fatigas de la guerra, se eliminan los organismos débiles, y se prescinden de las otras actividades sociales que no concurren a satisfacer los fines inmediatos de la guerra. Así en la antigua Esparta.
"En una sociedad cuyo ideal activo es el cristiano, de amor recíproco, de compasión, de caridad, del desinterés personal, como en la Edad Media, los esfuerzos tienden a aniquilar a los individuos audaces, crueles, despiadados, egoístas.
"En la época del Renacimiento la actividad social fue impulsada por otros estímulos, tales como el entusiasmo por el arte, la ambición de gloria guerrera, la avidez de conocimientos, el ansia de una vida personal, plena, robusta, libre.
"Triunfaron entonces los grandes artistas, los hombres intrépidos, valientes, atrevidos, las voluntades vigorosas, altivas, independientes, Los tímidos, débiles, irresolutos, los monjes y santos fueron desplazados, relegados a la retaguardia de la evolución social.
"En la época de la gran expansión capitalista el apetito de la ganancia era el primer motor de la concurrencia. El éxito económico se convirtió en la medida de todos los valores. Predominaron las cualidades capaces de asegurarlo: la audacia, la mala fe, la crueldad, todas las depravaciones del egoísmo. Los sentimientos de justicia, de bondad la preocupación desinteresada de la verdad, la sana ambición de vivir bien; una vida amplia, completa, se atrofiaron.
"El ansia de obtener el provecho pervirtió el trabajo. La transformó de energía sana exteriorización de la fortaleza, cuyo fin es el bienestar, la felicidad, en una actividad espasmódica de la fiebre, de la pasión, que aniquilan moral y físicamente.
"Después de la revolución económica inglesa, a mediados del siglo XVIII, el espíritu de empresa, el incentivo de la ganancia, enseñorearon todas las iniciativas, toda la voluntad social.
"Los talentos de todas las clases sociales, caracterizados por su aptitud para la especulación, para organizar y dirigir las empresas económicas, constituyeron una nueva aristocracia, la aristocracia de los empresarios.
"La pasión de la utilidad, de la ganancia los dominaba. Aborrecían el sentimentalismo y el verbalismo ampuloso y hueco. De ellos dijo Burke: "el libro mayor es su Biblia, la bolsa su iglesia, el dinero, su Dios"
"El maquinismo industrial, la máquina más poderosa del comercio, la falsificación, deformaron todos los sentimientos e ideas; todo se industrializó, mecanizó: the wohle is Briminghanized, escribió Emerson, al juzgar aquella época.
"El Paraguay está en la era política. La tradición de nuestro país, es puramente política. Nous sommes un pays de gouvernement, al decir de Maurice Barrés.
"Nuestro dios nacional es la pasión por la utilidad política. En el Paraguay no existe la preocupación religiosa, ni la industrial, ni la agrícola, ni la guerrera; en el Paraguay se hace política y nada más que política. El Poder Ejecutivo es el poder efectivo del Estado en el Paraguay, como el Ministerio en Inglaterra. El mueve toda la máquina de la administración, distribuye los puestos públicos, reparte sueldos, es la energía dinámica en la mecánica administrativa. Todos los demás poderes constitucionales, el Parlamento, el Poder Judicial, son rodajes secundarios. El Poder Ejecutivo pliega el ejército a su propia dirección, a sus propios intereses, si el ejército no se ha convertido en Poder Ejecutivo.
"Los que ejercen el Poder Ejecutivo, luchan por conservarlo; los que están fuera de él, luchan por adquirirlo. Un grupo usufructúa el Poder, otros se esfuerzan por adquirir el usufructo. Estas dos actividades antagónicas constituyen la política.
"La actividad política comprende casi toda la actividad social, y divide la sociedad en dos grandes grupos o partidos. El uno que ejercita el Poder y excluye al otro de su ejercicio; el otro, que se esfuerza por adquirir el Poder, y estorba al que lo ejercita; una mayoría y una minoría, un grupo más fuerte y otro débil: No existe jamás en cada grupo la cohesión necesaria para mantener su unidad. Pero las dos únicas direcciones de todas las actividades política dispersas indisciplinadas, las dos únicas aspiraciones directoras de los partidos, son adquirir el Poder Ejecutivo y conservar el Poder Ejecutivo.
"Para la consecución de estos fines la actividad individual es demasiado débil. Por este motivo se constituyen las asociaciones, sindicatos o regimientos llamados partidos políticos, para adquirir o conservar el Poder Ejecutivo.
"Los partidos pues, son la manifestación concreta de esas dos tendencias de la vida social en el Paraguay.
"La política paraguaya, y sus funestos efectos sociales han excitado el interés y el estudio de autorizados escritores en el Paraguay y en el Extranjero. Unos arguyen que nuestros vicios políticos emanan de nuestra innata incapacidad para estimar las condiciones esenciales del orden y la libertad. Otros piensan que ellos derivan del error político inicial de haber adoptado una constitución política inadecuada a nuestro estado de cultura política.
"El Paraguay es incapaz de gobernarse, afirman los pocos que se han ocupado en la vida política de nuestro país, como si el Paraguay hubiese recusado su propio gobierno una sola vez. El Paraguay ha pugnado siempre por gobernarse libremente, se ha rebelado decididamente contra toda intervención extranjera.
"Ama su independencia política y se ha sacrificado por ella como ningún otro pueblo civilizado del mundo. Nunca ha consentido en ser un protectorado de nadie. Las convulsiones internas, las revoluciones todas acusan la existencia de una voluntad política vigorosa, la decisión indeclinable de gobernarse, la capacidad innegable para gobernarse a sí mismo.
"Incapaces de gobernarse son los pueblos sin deseos, sin sueños, sin ideales, sumidos en la indiferencia triste y vacía, en el marasmo del espíritu, inmovilizados en el pasado y las tradiciones muertas.
"Incapaces de gobernarse son los pueblos que carecen de voluntad, los pueblos sumisos, pasivos, inertes, los que viven remolcados por otros, los que asienten en soportar una dirección política extraña y postiza.
"El Paraguay no es una colonia africana. El Paraguay se ha gobernado siempre y se gobierna. Y este hecho es una prueba indiscutible, irrefutable de que es capaz de gobernarse. Afirmar lo contrario es negar los hechos, no es juzgarlos. Cabe decir del Paraguay que no se gobierna bien, en caso extremo, que es incapaz de gobernarse bien; pero no que es incapaz de gobernarse.
"Hemos adoptado una constitución política, un ideal avanzado de gobierno. Nuestra vida política práctica no compadece todavía íntegramente con nuestro ideal político. No nos gobernamos bien, si juzgamos nuestra actividad gubernativa con la unidad de medida de nuestra Constitución política.
"Pero hay gran diferencia, y gran distancia entre la incapacidad de gobernarse y el hecho de no haber realizado todavía nuestro propio ideal político. Este defecto se advierte en los países de más avanzada cultura política. En todos ellos existen una discrepancia muy patente entre el gobierno que es y el que debiera ser, conforme al ideal de sus instituciones políticas.
"El concepto de "buen gobierno" y de "mal gobierno" es subjetivo, personal, variable. El varía en cada individuo, en cada estado social, en cada época. Buen gobierno para unos puede ser mal gobierno para otros. El gobierno que ha sido el mejor en su época, es el peor en otra.
"El hecho de gobernarse por el contrario es concreto, actual, objetivo. El hecho de gobierno se constata, la calidad del mismo se juzga. Y se juzga del mérito o demérito del gobierno conforme a un criterio subjetivo. No hay que confundir berzas con capachos.
"Todos los críticos de nuestras instituciones convienen en que el vicio radical, fundamental, primario de nuestra política, es el afán de adquirir y conservar el Poder.
"El defecto de los partidos políticos, se ha dicho, es que tengan por fin el ataque y la defensa del Poder.
"Y a este defecto se ha atribuido numerosas y funestas consecuencias, casi todos nuestros males sociales.
"Se cree que de ese exclusivismo emanan las revoluciones, la anarquía, la indisciplina de los partidos, la pasión exclusiva por la política; que él atiza el fanatismo, la intolerancia, y aviva el rencor de las pasiones. Ese exclusivismo en efecto, excluye la transacción, los términos medios. Un partido está en el Poder o fuera de él, tiene Poder o carece de él. La alterativa es invencible. Este juicio tan en boga en el Paraguay, es erróneo en mí concepto, es un falso punto de vista que no acierta la verdad.
"Se tacha en los partidos políticos paraguayos el único atributo propio de todo partido, su única cualidad natural, normal, legitima. "Todo partido político en toda sociedad tiene la tendencia a adquirir y conservar el Poder.
"Un grupo de personas animadas por la convicción común respecto de determinados fines del Estado, que pretenda realizar esos fines, constituye un partido.
"Para realizar esos fines, se requiere poder y el órgano más robusto del poder social, es el gobierno. Por esta razón se advierte en todos los partidos el esfuerzo por adquirir el Poder y conservarlo para satisfacer sus intereses.
"Todos los intereses humanos tienen la necesaria tendencia psicológica a dominar y conservarse. Y tanto para dominar como para conservarse, se requiere poder. Las luchas sociales son manifestaciones del antagonismo entre poderes, fuerzas sociales. En todo grupo social permanente, escribió G. Jellineck, existe la tendencia a adquirir el poder y a conservarlo. La vida política es la lucha entre el grupo social que ejercita el Poder del Estado y los grupos que pretenden adquirirlo.
"En Inglaterra por ejemplo, el país de más avanzada cultura política, la lucha de los partidos ha sido siempre una lucha por la posesión del Ministerio, el poder efectivo del Estado. Tories y Whigs eran como dos facciones de la aristocracia, oligárquicas, que se disputaban el poder político para satisfacer sus intereses. El partido de los Tories representaba la tendencia conservadora; en la práctica no defendían más que los intereses agrarios, las elevadas rentas, y la acumulación de la propiedad inmueble. Los Whigs representaban la tendencia liberal y favorecían los intereses industriales, el libre cambio, la libre concurrencia.
"El partido dominante, constituía una verdadera oligarquía, una dominación de clase. The minority has only one right, dijo Cobden, viz to use every effort to become in its turn mayority.
"Torres y Whigs, sin embargo, trataban de captarse la simpatía popular y procuraban satisfacer las exigencias del pueblo, por concesiones, y reformas. Por esta razón la regimentación de clase no llegó a estorbar la evolución política y económica del país.
"Después de las modernas reformas electorales, desde 1868, los partidos ingleses han perdido su carácter de facciones de la nobleza, son más democráticos y populares. Pero subsiste en todos la misma permanente preocupación de adquirir o conservar el poder político. Politically speaking, ha dicho Lord Rosebery, el primer orador y el más eminente parlamentario actualmente en Inglaterra, we begin and end with party. -- We are all striving to put ourselves or our leaders into offices or to expel other people from them...
"Esta misma tendencia existe en todos los partidos actualmente, en todas partes. Son diferentes tal vez los métodos de sus luchas, de sus propagandas, pero todos se esfuerzan por adquirir o conservar el poder.
"Y no solamente los partidos políticos luchan por adquirir el poder, sino también los partidos económicos, los que se proponen la realización de reformas meramente sociales, los partidos socialistas hasta ciertos partidos religiosos.
"Baste citar sólo un ejemplo. Lassalle, el más genial de cuantos agitadores, y organizadores de partidos han existido jamás, formó en 2 años, de 1862 a 1864, el partido socialista alemán, el más grande y el mejor organizado de los partidos socialistas en Europa. Lassalle adhirió a la teoría del salario de Ricardo, defendió la ley de bronce. A su juicio, esa ley no podrá ser derogada, mientras la clase obrera esté privada de los instrumentos de la producción, mientras las funciones de capitalistas y de obreros estén desvinculadas. Los capitalistas impondrán siempre, mientras estén en posesión exclusiva de esos medios.
"La reforma económica sugerida y definida por él, consiste en formar cooperativas de producción para restituir a la clase obrera instrumentos de producción.
"El capital necesario para constituir las cooperativas de producción había de aportar el Estado. Se proponía pues, realizar su reforma por medio del Estado. El Estado actual, dijo, no consentirá la organización de las cooperativas de producción, porque el poder del Estado está monopolizado por la clase capitalista y porque no es concebible que esa clase obre contra sus propios intereses. La clase capitalista no dará capital a las asociaciones obreras destinados a arrancarle la posesión del capital, los medios de producción, sus privilegios, los instrumentos de su usurpación y dominación. Luego es preciso que la clase obrera tenga el poder del Estado, es preciso que se organice y adquiera el poder. Sólo así podrá obtener del Estado el capital necesario para las cooperativas de producción, sólo con ese medio podrá romper la influencia política de la clase capitalista.
"El gran partido fundado por Lassalle pues, a pesar de ser exclusivamente socialista, tuvo por objeto adquirir el poder político como medio para realizar sus fines.
"La Trade Unions en Inglaterra, que no son socialistas, han considerado, también el poder del Estado, el legislativo, como el medio más eficaz para realizar las reformas que creen necesarias. Sólo en cortos períodos de su historia, algunas fracciones de los mismos, han creído innecesaria la cooperación del poder del Estado. Así el Oweins de 1833 a 1834, despised political actions (1).
"Todos los partidos pues, políticos y no políticos en los países más civilizados y cultos pretenden adquirir y conservar el poder.
"Nuestros partidos acusan la misma tendencia de todo partido político en todo país culto.
"Esta tendencia no es una patológica deformación de nuestros partidos: ella es normal, natural, lógica derivación de la naturaleza misma de un partido político.
"Si nuestros partidos carecieran de ella, no serían partidos reales, vivos, activos, no existirían.
"Los elementos esenciales de todo Estado, son: el territorio, la población y el poder político. El órgano del poder político es el gobierno, concretamente, el Poder Ejecutivo en el Paraguay.
"Y al fin y al cabo para algo está ahí el Poder Ejecutivo, alguien debe ejercitarlo, un grupo de hombres, los representantes de un partido. ¿A dónde pues, está la úlcera política?
"Hay en el Paraguay un arraigado e insensato prejuicio, un prejuicio hereditario que inficiona nuestra política, nuestros partidos, nuestras luchas republicanas.
"Los puestos públicos, la Presidencia de la República, los ministerios, los cargos de senador y diputado, son considerados como títulos de la consideración pública, de prestigio, de distinción social.
"El prestigio intelectual, el militar, el de la riqueza, no existe; no hay privilegios de nacimientos, ni de nobleza. La única aristocracia paraguaya, es la aristocracia de los altos funcionarios públicos. Un elevado cargo público ejerce una fascinación misteriosa en la opinión pública; sugestiona, atrae, excita la admiración, la envidia, cierta muda idolatría.
"El comerciante que con brillante talento para los negocios y con su trabajo perseverante e inteligente ha hecho fortuna; el poeta que ha escrito inspirados versos, el catedrático de la Universidad, que diserta y escribe con sagaz penetración, el juez probo y recto, el militar, el periodista, todos viven en triste obscuridad, ignorados, desdeñados, si no acusan un elevado puesto político, si no son diputados, senadores o ministros.
"Bien por el contrario, cualquier mentecatillo gozará de todas las reputaciones, de la de economía, financista, jurisconsulto, poeta y estratega y geómetra, desde que le caiga en suerte un puesto político. "El más torpe de los estudiantes injertado en el Ministerio por la gracia de un motín cuartelero, eclipsa a su maestro, su protector, su amigo. Y ese capricho de la suerte bastará para que el amigo, el protector y el maestro, se humille ante él, procure interpretar sus gestos, para satisfacer sus deseos, para prodigarle las más serviles adulaciones.
"El modesto sargento que divierte la población de los suburbios de la ciudad con su cómico baile santa-fe, no atraerá la mirada de nadie, no será admitido en la "sociedad". Pero si por la virtud de un complot afortunado de la noche, amanece investido del cargo de ministro, recibirá en el acto el homenaje de estudiantes y profesores, de comerciantes e industriales, de Intelectuales y banqueros, y las familias le abrirán sus puertas y sus brazos, la "sociedad" le canonizará en el acto.
"Si se pesquisa las aspiraciones que juguetean en el alma de un joven estudiante, de buena familia, rico, independiente, las esperanzas que acarician su riente juventud, se encuentran siempre ahí la silueta de un diputado, de un senador, o de un ministro.
"El profesional, el abogado, el médico, el comerciante, envejecidos en sus labores, enriquecidos honradamente, que gozan de subidas rentas, que no necesitan nada de nadie, creen encontrarse en situación desairada si no ocupan un puesto político. Viven arrepentidos, avergonzados, como abatidos por una nostalgia y devorados por un remordimiento.
"El oposicionista, es decir, el que carece de un alto puesto público, protesta furioso, contra los actos de los gobernantes, se estremece de indignación ante los males que se hace a su patria, ante los concusionarios, enemigos de la equidad, de la virtud, de la constitución. Su gesto airado, su mirada furiosa, huraña, sus cabellos erizados, su frente sudorosa, todas sus actitudes denuncian la rebeldía contra la "injusticia". Pero se le ofrece un puesto público y en seguida se opera en él una transformación prodigiosa. Su pasión que atormentaba hace un momento, se calma, sus gestos contraídos se desatan, su fisonomía presenta el aire contento, sereno, su mirada es viva, alegre, sus nervios se suavizan, se enternece y sonríe. Le ha besado el sol, ha aprisionado la fortuna, ha llegado a la cumbre y va a descansar al fin. El mejor gobierno es el que le da colocación. Al fin descubre esta verdad. "Los únicos distinguidos, sabios patriotas, son los que tienen buenos puestos públicos; los que carecen de ellos, son gañanes, ignorantes, insignificantes y no merecen ni reciben al homenaje de la "sociedad".
"Para ser diputado, o ministro no se requiere preparación: el puesto hace todo. El hombre inteligente, el reformador de talento, el salvador, a quien todos idolatran en su pupitre ministerial, pierde todas sus buenas cualidades con la pérdida del puesto. El hombre es el mismo; pero no se le conoce más, ha muerto en vida, desde que no es ministro. El velo del prestigio ha caído; el sainete ha terminado. Y la opinión se vuelve al revés: principia a estimar a quien había despreciado y a despreciar a quien había estimado.
"De este ridículo prejuicio ha derivado la preocupación de vivir de sueldos. Los puestos públicos son considerados no solamente como título de distinción social, sino como fuente de recursos.
"El prestigio social del puesto presta a la percepción del sueldo que le corresponde un sabor particular.
"Todos, hasta los hombres que gozan de grandes fortunas, lo perciben con deleite inefable, con un contento indefinible, infinito.
"El doble y triple que podrían ganar como comerciantes, industriales, abogados, médicos, ingenieros, no les satisfarían, no les produciría la misma fruición obtener la tercera parte como diputado, senador o ministro, intendente municipal o ataché a una legación, les sería mil veces más dulce y delicioso. Personas decentes y ricas, no tienen escrúpulos en ser postulantes miserables de cargos de que son indignos, que son incapaces de desempeñar. Pierden en hacerse insoportables en bajas adulaciones el tiempo que podrían emplear en dignificarse, en elevarse, en todo caso, en quedarse en casa y vivir bien. En vez de reírse de los demás, hacen que los otros se rían de ellos. Y todo voluntariamente y sin necesidad, por obedecer a un ridículo prejuicio de la opinión, a una quimera, a una vanidad tonta. Los puestos públicos son considerados como un fin a causa de este prejuicio.
"Los puestos públicos son el sonado ideal de todos, el título ansiado para distinguirse, para divertirse y para ganar plata; ellos sintetizan las más optimas aspiraciones y constituyen la meta suprema de todos los esfuerzos. Nadie aspira en el Paraguay a ser médico distinguido, abogado descollante, pedagogo, oficial, comerciante. "Las profesiones, los títulos académicos, hasta la riqueza no son el término de la ambición de nadie, sino algo así como las arteriolas por donde se llega a los elevados puestos públicos. No se piensa en lo que es bueno, verdadero y útil, sino en perfeccionarse en los servilismos que conducen a las elevadas posiciones en el Presupuesto.
"El fin de la política, de los partidos, de las luchas electorales, es llegar a ellos. El Poder Ejecutivo es el poder distributor de los puestos públicos, él asegura su obtención y conservación. Y por esa razón ese poder es el fin de la actividad política. Los partidos políticos pues, luchan en el Paraguay por adquirir y conservar el poder del Estado, el motor efectivo de ese poder, el Poder Ejecutivo, como fin, como fuente de distinción, de prestigio social, y como fuente de ganancias y de recursos.
"Y esta es la úlcera de la política y de los partidos políticos paraguayos, esta es la mancha que le distingue de la política sana de otros países cultos.
"En otras partes, el poder político es un medio para satisfacer otros intereses, para realizar otros fines; en el Paraguay él es un fin en sí mismo, es el término de las ambiciones.
"En esto consiste la perversión de la política paraguaya. Esta perversión política es el agente morboso que inficiona nuestra organización social. No hay función social a donde no llegue su aliento venenoso; es un cáustico que disuelve todo, la moralidad de las costumbres, la solidaridad, la disciplina social. La política así depravada ha absorbido todas las aspiraciones, todas las ambiciones individuales, ella es el principal estímulo de todos los esfuerzos políticos.
"En Inglaterra, hasta mediados del siglo XIX la gran propiedad agraria confería las consideraciones sociales y políticas.
"Los que desde la época de la reina Elizabeth, se habían enriquecido en el comercio, transformaban en propiedad inmueble sus riquezas. Con la propiedad inmueble adquirían el principal título del prestigio social.
"El poder político, el poder legislativo, era entonces un medio para facilitar la adquisición de la propiedad agraria y para garantizar su conservación.
"La oligarquía agraria empleaba el Parlamento para rodear sus propiedades inmuebles de las garantías legales de su conservación, para defender contra los impuestos onerosos, y en ciertos casos para aumentar su productividad por medio de leyes protectoras contra la concurrencia extranjera y por medio de premios.
"La primera preocupación de la clase rica, fue adquirir inmuebles, la característica y la fuerza de la raza inglesa, se ha dicho es, the earthhunger, la preferencia de la propiedad inmueble. "English Principles" mean a primary-regard to the interest of property, dijo Emerson (2).
"En el Paraguay es costumbre conferir a ciertas propiedades inmuebles los nombres de sus dueños; se les denomina Villa Pena, Villa González. En Inglaterra los lores recibían los nombres de sus tierras, en vez de conferírselos.
"De esta preferencia de la propiedad inmueble, y de la aplicación del poder del Estado a su adquisición y conservación, resultaron los latifundios gigantescos que caracterizan la distribución de la propiedad agraria en Inglaterra hasta hoy.
"En 1786, todo el suelo inglés estaba apropiado por 250.000 corporaciones y propietarios personales; en 1822, por 32.000 según Emerson (3).
"Desde mediados del siglo XIX, la clase industrial triunfó sobre la agraria, el Parlamento fue aplicado a la protección de los intereses comerciales e industriales. El antiguo prejuicio agrario se debilitó; pero el poder político fue siempre considerado como medio, el más eficaz para satisfacer intereses económicos.
"El poder político había conferido antes los grandes privilegios agrarios a los Land-lords; y de estos privilegios económicos dependió después, el poder político. El poder político pues, no es considerado como fin en Inglaterra, por los partidos políticos, sino como medios para llevar a la práctica sus programas económicos, principalmente.
"En los partidos socialistas, en el programa de Lassalle, en el colectivismo agrario, el poder del Estado, es considerado también como medio para realizar reformas económicas, no como fin de la actividad social.
"En el Paraguay, el poder político, el Poder Ejecutivo, la administración, los puestos públicos y sus sueldos, son el fin predilecto de los partidos. Los partidos carecen de fines políticos, sociales o económico ulteriores. Los principios e ideales enumerados en sus programas, son fórmulas teóricas, ensayos especulativos que no viven en ninguna propaganda activa, son decoraciones exóticas.
"La política se ha convertido en una profesión lucrativa y honrosa, en una industria, así como la medicina o el comercio o una fábrica de cañones en otras partes. Se ingresa en la política, en los partidos políticos, para adquirir puestos públicos, para distinguirse, divertirse y ganar plata.
"Los puestos públicos se han convertido en instrumento de las figuraciones falsas, precipitadas, en un aparato reflector de una falsa aureola, y la ambición de adquirirlos, y la vanidad de brillar sin aptitudes, en verdadera monomanía pública, social.
"A hombres cuerdos que han hecho su fortuna con larga y paciente labor, o con la usura, con tragar el alimento de mil familias inocentes, se les ha arruinado con alimentar en ellos la visión, el ensueño de que llegarán a ser ministros o presidentes. Un sólo defecto a veces destruye todas las virtudes. II coute moins a certains hommes de s'enrichir de mille vertus que de se corriger d'un seul défaut.
"El prejuicio político crea en todos un imperfecto, un falso ideal de vida, el de vivir en los puestos y de los puestos públicos. De él deriva el sentimiento de privaciones de los que no pueden adquirirlos, sentimiento que no existiría sin él. Das Leiden geht nicht hervor ans dem Nichts-haben sondern ans den Haben-wollen and doch nicht haben (Schopenhauer). Muchos por obtener un puesto público, distinciones efímeras, se hacen ridículos y desgraciados vitalicios. Es un resorte caprichoso que tuerce el buen sentido, que mueve todo al revés. L'interét particulier fascine les yeux, retrécit l'esprit (Voltaire). Este erróneo concepto de la vida ha prostituido nuestra política.
"Los efectos de la relajación política son múltiples y complejos. "Por respeto al asunto en que me ocupo, voy a exponer algunos de los principales efectos económicos solamente.
"Ese prejuicio atrae a los puestos de la administración pública a la mayoría de la población, a los que han adquirido alguna instrucción, y les aparta de las industrias, del comercio, de las ocupaciones económicas productivas. Los médicos se injertan en el Parlamento y los ministerios como si fueran hospitales clínicos, los pedagogos se hacen ministros o diputados, los agrónomos, perceptores de impuestos. Para los Tribunales mismos no quedan más que residuos deteriorados. Todos se congregan al rededor de los puestos públicos, se empujan, se atropellan, se tumban unos a otros, en excitación enferma, en oleaje turbulento, nervioso, continúo; cada uno quiere ser el primero en llegar a las posiciones mejor rentadas. Se desdeña la actividad económica productiva y se devora improductivamente la exangüe producción nacional. De ahí el oneroso y estéril estatismo, el parasitismo peor que una plaga en el Paraguay. Primer zarpazo a la economía nacional.
"Para fabricar salchichas se requiere aptitudes especiales; para ser legislador o ministro en el Paraguay el talento y los conocimientos son superfluos. La preparación, el carácter, la honestidad a veces estorban. Valen más ciertas contorsiones y genuflexiones del cuerpo que veinte años de estudios, que la decencia y la probidad.
"Los que ocupan los puestos públicos creen saber todo, se creen aptos para todo; pierden la conciencia de la propia ineptitud. No saben que the science of power is forced to remember the power of science (Emerson). Los políticos paraguayos creen que basta patinar de un puesto a otro, de ministerio a ministerio y recoger las rentas que les son anexas para ser estadista. Incapable d'étre commisd'un bureau et capable de gouverner I'Etat (Voltaire).
"En el Paraguay para brillar con reputaciones falsas basta ser diputado, senador o ministro. Luego, es lógico que la pasión dominante sea la de adquirir esos puestos y conservarlos y que para eso en vez de estudiar, de prepararse y dignificarse, se adule, se intrigue o se implore servilmente. Por esta razón la mayor parte de los que ejercen los elevados cargos políticos son los arribistas petulantes. Todas las magistraturas han sido profanadas por la inepcia más franca y por la nulidad más absoluta. Así se ha llenado el Parlamento y los ministerios de aprendices, que se instruyen en almanaques del año pasado y destrozan la actividad económica nacional con sus caóticos y torpes ensayos legislativos.
"Todo se hace al azar, por tanteo, por instinto como en un acceso de sonambulismo; todo se reforma sin necesidad, y nada se reforma de lo que es preciso reformar.
"En un mar flotante de pasiones y apetitos, sin principios directores, sin sistemas, sin conocimientos, sin brújulas, la intervención del Estado en la esfera económica se ha convertido en un oportunismo de detalle, de expediente, al día, que libra la economía nacional al capricho de los intereses particulares pequeños del presente.
"No hay sistema, ni plan, ni método, ni fines económicos en el gobierno. Cada revolución, cada nuevo ministro, las intrigas de los válidos rompen la continuidad, coherencia, el proceso regular de la política económica.
"Cada partido es como un torbellino de pasiones, de concupiscencia, de ideales y esperanzas, que se eleva un momento, sube, gira sobre sí mismo, remueve y alza los desperdicios políticos del arroyo y se disipa. Ningún partido cae a medias. Cada cambio de partido en el gobierno, disloca todo lo hecho anteriormente. La tradición, la corriente de actos sucesivos, continuos, progresistas, son imposibles.
"Un empirismo ignorante yerra del proteccionismo al libre cambio; hoy crea premios para fomentar una producción determinada, mañana se la decapita con impuestos prohibitivos. Una constante oscilación entre mil sistemas, principios e intereses contradictorios, una ligereza peor que la barbarie ha estorbado la evolución natural de la economía nacional, ha mantenido plegadas, presas, sus energías. Es gibt kein harteres Unglück in allem Mensahen-Schicksale als wenn die Machtigen del Erde nicht auch die erste Menschen sind. - Da wird alls falsch, and schief and ungeheuer (Nietzsche). Otro zarpazo a la economía nacional.
"El fin político es ocupar un puesto en la administración pública y la única preocupación en el puesto, es conservarse en él, aumentar el sueldo y disminuir el trabajo. Todo se subordina al interés propio; el interés personal es el supremo criterio del bien y del mal; él simula la ciencia, el patriotismo, todo, a veces hasta el desinterés.
"De aquí surge un egoísmo miope de que ve rivales en todos los demás; un caos político en que todas las fuerzas se estorban, y una anarquía, que es la senda de los abismos. Todos desconfían unos de otros, se maldicen, se calumnian, se traicionan y se espían; cada lengua es un puñal afilado, una lámina emponzoñada que ulcera los corazones e inyecta en ellos la discordia.
"Se odian como concurrentes, porque cada uno no busca más que mayores ventajas en la política; se consideran como obstáculos o instrumentos, no se soportan sino cuando el uno es instrumento del otro. Son enemigos o cómplices.
"Son incapaces de elevar la vista a las cumbres, de ver las grandes líneas, los horizontes lejanos del porvenir nacional. El único ideal son las ventajas externas, inmediatas, materiales.
"A cada uno le parece que la más ligera fricción a su menor interés personal disloca todo el Paraguay. Las ventajas que aprovechan a otro, les parece que es la usurpación del bien propio. De ahí las locas disputas políticas, la embriaguez de las pasiones, la eterna recriminación mutua de los políticos, de los partidos políticos.
"La adhesión a los principios políticos, el compañerismo, la consecuencia política, el decoro personal, las obligaciones comunes, se desvanecen ante el exclusivo interés de adquirir y conservar el puesto.
"La traición, la perfidia, el complot, la abyección, son medios lícitos según los sofismas del prejuicio imperante.
"Ni la perversidad, ni la impudicia, ni la claudicación, ni el crimen, han sido obstáculo para hacer "carrera" política en el Paraguay. Para escapar al castigo ha bastado agravar la falta. El fin justifica los medios; el éxito legitima todo. De ahí la idolatría del éxito político.
"No se respeta el mérito, no se desprecia el vicio, nadie se indigna sinceramente contra la injusticia, nadie es justo. Los culpables pierden la conciencia de sus faltas, los hombres virtuosos, el pudor, y los partidos su nobleza. Buenos y malos viven en cada partido en una camaradería hipócrita, sin sinceridad, sin confianza recíproca, sin gratitud, sin generosidad. El interés los divide y los une y reconcilia sucesivamente. Los enemigos de ayer conspiran juntos; los amigos de hoy, se venderán mañana. En vez de partidos se formaran círculos esporádicos y convulsivos de pequeños ambiciosos.
"Ninguna sanción de las peores depravaciones, ningún estímulo de la decencia en política. Nadie siente el remordimiento de haber traicionado un principio noble, una aspiración generosa.
"Todos hacen sonar la gruesa cuerda del honor, del desinterés, del patriotismo, de la razón de Estado, de la patria; declaman con gesto altivo, arrogante las máximas de alto tono, en una jerga pedantesca.
"Y en ese laboratorio de palabras sonoras no hay ni sinceridad, ni modestia.
"Cuando se examina su significado se encuentra que ellas no son sino denominaciones decentes, del interés del partido, de los amigos, del interés propio o del cinismo.
"Al patriotismo, al interés nacional, han sustituido la demagogia, la embriaguez, y el libertinaje de los intereses de comités, la raposía, la matrería, el politicismo.
"Los partidos en vez de ser útiles a la patria, utilizan la patria; en vez de servir sanos intereses nacionales en el gobierno, hacen que el gobierno les sirva a ellos.
"Dos o tres caudillos a la cabeza de sus partidos han luchado unos contra otros desde la Independencia como si en todo el Paraguay no existiera espacio suficiente para ellos. Cada uno busca su fortuna en la ruina del otro. Derrocan y son derrocados, persiguen y son perseguidos, encarcelan y son encarcelados, destierran y son desterrados.
"Y las conspiraciones, las amenazas, las represalias, las revoluciones, que fluyen del politicismo como excresencia abominable, han difundido en nuestra población rural la marejada de la agitación, la incertidumbre, los rencores y las disensiones, han canalizado la emigración y han amenazado convertir en una Galilea desierta nuestro riente suelo, nuestro hermoso país.
"Esta es otra de las funestas consecuencias económicas de la depravación política.
"En vano se pretenderá abolir estos vicios, sin extirpar el prejuicio que los engendra.
"No se saneará nuestra política ni con nuevos sistemas electorales, ni con el voto secreto, la representación proporcional o el feminismo, ni con la tolerancia, ni con el fanatismo, ni con la indulgencia, ni con severas represiones. No se la corregirá con reformas legales, con aumentar el número de representantes, con rehacer la Constitución política. Ese prejuicio pervertirá, las mejores instituciones, y sin él cualquier institución será buena y útil.
"Hay que extirpar el prejuicio de las almas, hay que crear nuevos ideales de vida, hay que reorientar, remodelar la psicología colectiva. Es mayor lo que es preciso destruir que lo que es preciso crear, reformar en el Paraguay. Antes de sembrar, hay que extirpar la maleza, para que la semilla arraigue.
"Cuando se llegue al fin a sentir que se puede vivir mejor fuera de un puesto público, que el talento brilla más en el periodismo, en la cátedra, en la tribuna popular, que la ilustración y la probidad valen más que las estériles y volanderas celebridades oficiales, "las glorias viajeras", entonces la política se regenerará por sí misma. Todos los ensayos de reforma política se han frustrado porque se ha pretendido corregir los vicios con otros vicios, en vez de arrancar sus causas.
"De todas las tentativas hechas para higienizar la política, la peor ha sido la llamada política de "concordia", de "tolerancia". Este recurso consiste en la práctica en dar buenos sueldos a los que con sus gritos y amenazas, sus injurias e invectivas molestan a los gobernantes.
"Es un tráfico en que cada uno cree obtener ventajas.
"Los gobernantes los compran, los "oposicionistas" se venden. Así se cree asegurar la tranquilidad de todos; con prostituir todos los partidos.
"Desde el momento que molestan a los gobernantes con anatemas e invectivas dan mejor derecho a elevados salarios que el trabajo, el talento, la probidad, la oposición se convierte en profesión de los menos aptos. De aquí la política a ladridos.
"Todos los que no tienen medios de vivir, los vividores, los que no pueden caer porque ya están abajo, se hacen sediciosos, imperiosos, fastidiosos, para vivir de rentas fiscales. Es natural que se prefiera el trayecto más corto y la dirección de la menor resistencia. Celui qui réve la fortune la réve inmediate (Juvenal).
"Esta tolerancia suprime la distinción entre buenos y malos, establece una promiscuidad política inmoral, suprime las categorías sociales establecidas por el mérito, la autoridad y el respeto a la autoridad.
"Los puestos son pasajeros, los favores se olvidan, las conciliaciones lucrativas son transitorias, todo pasa como una moda; el único resultado permanente es la degeneración política, la inmoralidad servil, la repugnante prostitución moral de nuestras instituciones.
"La calma se establece algunos meses; pero el mismo sistema engendra nuevos descontentos. Claro está, lo que envenena la moralidad pública, no puede servir para conservarla. La indulgencia respecto de un vicio, cultiva mil otros peores. Con premiar a los corrompidos no se reprime la corrupción.
"La tolerancia es necesaria, es legítima, es justa; pero ella debe ser selectiva y no abortiva de todo valor moral. "Una sociedad es tolerante cuando todas las creencias hablan y se las oye en calma; no cuando hay esta calma porque callan todas" (Leopoldo Alas)."
Hasta aquí la transcripción del ensayo "Migraciones" del Dr. Eligio Ayala.
REFLEXIONES SOBRE LOS JUICIOS DEL DOCTOR ELIGIO AYALA
Leyendo atentamente el fragmento tomado del ensayo "Migraciones" del doctor Eligio Ayala, podemos extraer las conclusiones siguientes:
1.- Las revoluciones expulsan a una parte de la población fuera del país. Siembran el terror en el alma de los cultivadores, la inseguridad, la inquietud, el descontento.
2.- Su agravante es que las revoluciones no determinan el retorno de los paraguayos al Paraguay, salvo para ocupar cargos públicos "por la idolatría de los puestos administrativos".
3.- Dado que país soportó las revoluciones campales de 1904, 1908, 1911, 1912, 1922-1923, además de numerosos golpes de estado, cuyos efectos son más o menos los mismos, he aquí por boca del Doctor Eligio Ayala, un dramático aspecto de la obra desquiciadora cumplida por las revoluciones y la anarquía.
4.- Nunca la emigración fue tan numerosa, alcanzó un flujo tan grande como después de 1904. Considerando que ella llevó al poder al Partido Liberal, se deduce que el triunfo de este partido se asentó sobre la desgracia de los hogares paraguayos.
5.- ¿Cuáles fueron los objetivos de las revoluciones? Contesta el Doctor Eligio Ayala: "la política morbosa, la política relajada con su aparato de fuerza: la administración pública, y sus instrumentos de agitación: los partidos".
6.- La revolución de 1904, según el Doctor Ayala, "turbó un largo período de semi-esclavitud política en Paraguay". El juicio es grave. Pero contesta el propio político liberal: "Sin embargo, el régimen (liberal) que sustituyó al demolido (colorado) no produjo mejores efectos".
7.- ¿Cuáles fueron los resultados de la revolución de 1900?. Le damos la palabra al Doctor Ayala: "La revolución (de 1904) reavivó las antiguas rivalidades políticas... Las pasiones se enconaron, las intransigencias fueron más insensatas y el odio más feroz que nunca".
8.- ¿Logró sus objetivos la revolución de 1904? Responde el Doctor Ayala: Los políticos "se convirtieron en fieras. Y las esperanzas e ilusiones fueron desvanecidas por torpes extravíos".
9.- ¿Cuáles fueron los cambios sociales operados después de la revolución de 1904? Nos había dicho antes el Doctor Ayala, que ella "turbó un largo período de semi-esclavitud" con espíritu sectario. Pero más adelante nos dice la verdad: "El demonio de la gran propiedad espantó a la población... Los cultivadores se desvincularon del suelo, y perdieron la afección a la explotación agrícola. Se formó el asalariado rural, la clase flotante, movediza, errante tras quimeras, siempre descontenta del presente".
10. ¿Cómo reaccionaron los gobernantes paraguayos? Refiere el Doctor Ayala: "Así se explica la influencia ejercida...por los agentes, las empresas extranjeras...La influencia de la propaganda de los agentes, las engañosas promesas, fue tan funesta como la instigación al crimen en la campaña. El gobierno debió reglamentaría, restringirla". Pero no lo hizo.
11.- ¿Qué pasó con los obreros? Habla el Doctor Ayala: "La pendiente económica por donde los obreros paraguayos se precipitan al extranjero, adquiere un abrupto declive y la emigración aumenta".
12.- ¿Qué resultó de todo ello? Sintetiza magníficamente el Doctor Ayala: "En síntesis, nuestra ruina económica es una de las causas fundamentales de la emigración...y la emigración es el efecto, no la causa de nuestra ruina económica".
13.- El Dr. Eligio Ayala nos describe la úlcera de la política y de los partidos políticos: la pasión morbosa hacia los cargos públicos.
CAPITULO III
EL DOCTOR R. ANTONIO RAMOS Y LA REVOLUCIÓN DE 1904
El Dr. R. Antonio Ramos es un escritor e historiador de méritos. Tiene en su haber varios libros y ensayos publicados, entre ellos su estudio sobre la revolución de 1904. El Dr. Ramos dio a luz este trabajo en el año 1954, con motivo de evocarse en su partido el cincuentenario de aquel movimiento subversivo. Y el opúsculo tuvo gran difusión en su hora, dado que fue profusamente distribuido por los liberales, que se jactaban de que la tesis expuesta por el Dr. Ramos era simplemente irrefutable.
Considerando que nosotros enfocamos el acontecimiento desde todos sus ángulos, incluimos el que se titula así: "A la memoria imperecedera de los que con su acción y pensamiento hicieron posible el triunfo de la revolución libertadora de 1904, la más popular de la República".
A LA MEMORIA IMPERECEDERA DE LOS QUE CON SU ACCION Y PENSAMIENTO HICIERON POSIBLE EL TRIUNFO DE LA REVOLUCION LIBERTADORA DE 1904; LA MAS POPULAR DE LA REPUBLICA.
AL ESPIRITU INQUEBRANTABLE DE LOS QUE MANTIENEN VIVOS LOS IDEALES DE REDENCION NACIONAL DE AQUELLA GESTA CIVICA.
SIGNIFICADO DE LA REVOLUCIÓN DE 1904
"Los hechos históricos adquieren consistencia y se proyectan hacia el futuro en la medida en que, al tiempo de su aparición, coinciden con las necesidades sociales y responden a las exigencias que periódicamente afloran en las sociedades humanas. De esta categoría de acontecimientos es la Revolución Libertadora de 1904, que varió fundamentalmente el panorama del país. Alguna vez se hará el análisis de los supuestos que constituyeron su andamiaje ideológico. No corresponde entrar aquí en esta clase de indagaciones, pero sí intentar la comprensión del significado de esa Revolución que, con justicia, es considerada como la más popular de "la accidentada historia del Paraguay". Por sus antecedentes y causas no se trata de uno más de la serie de asonadas o cuartelazos que conmovieron a la República desde 1870.
En este sentido y al decir de un pensador eminente de nuestros días, sociológicamente hablando no ha de confundirse Revolución con asonada, "coup d'etat", golpe de mano, esto es, el concepto de Revolución con la idea de cambio violento y repentino de situaciones legales o de gobierno. Revolución, en sentido cabal, es cambio de usos, dice el mismo autor, o, en otras palabras, profundo y real cambio de sistemas, de orientación en el gobierno social y no en el simplemente político. El revolucionario no se revela, agrega, sólo contra los abusos, sino que también, y principalmente, contra los usos. La transformación radical puede efectuarse sin violencia, puesto que la violencia no es consubstancial con la Revolución ya que no toda violencia contra el poder público puede merecer el calificativo de Revolución.
Es indudable que el movimiento de 1904 encuadra perfectamente en estos juicios claramente aleccionadores. La historia posterior del país nos enseña como hizo variar profundamente la concepción y la práctica de los negocios del Estado. Su influencia, en lo que a sus principios se refiere, no solamente fue política sino que su benéfica gravitación repercutió en todos los sentidos de la vida nacional. El Manifiesto de la Revolución, fechado en Villeta el 15 de agosto de 1904, reflejó claramente el desconcertante y poco prometedor cuadro que vivía entonces la República. El movimiento ansiosamente esperado, fue como un renacer de esperanzas hacia días mejores. Por eso su llamado, por sobre las banderías políticas, encontró el más amplio apoyo. Es que respondía a los más apremiantes anhelos populares.
El Partido Liberal sabía que el pueblo acudirla a Villeta porque el cambio radical del régimen dominante era un imperativo patriótico.
Los antecedentes de la cruzada venían de años atrás, desde los comienzos mismos de nuestra era democrática liberal. El pueblo cansado, como el único medio de variar una situación insoportable para la nación, provocó el pronunciamiento de agosto de 1904.
"Hace medio siglo dice Justo Pastor Benítez, en su trabajo "El Campamento de Villeta", que la ciudadanía se dio cita allí. No se trataba estrictamente de un movimiento armado, sino de un verdadero comicio, de una actitud cívica. Era una transformación generacional, la primera que se percibe en nuestra historia, como ciclo histórico definido. La generación surgida del Colegio Nacional, del instituto Paraguayo, de la prédica de los doctrinarios y de la acción contagiosa de los conductores populares, asumía su responsabilidad. Marca un estadio entre los dos, de la Era Constitucional, que comienza en 1870 y termina en 1936.
Era la primera vez que el pueblo armado intervenía directamente en los destinos comunes y lo hacía por conducto del Partido Liberal, identificado, entonces como hoy, con las causas populares. "Desde hoy casi toda la República está en armas", decía el Manifiesto del 15 de agosto. La Revolución enarbolaba como bandera la salvación de la Patria, con la participación de "todos los hombres de bien, cualquiera sea su comunión partidista". "La obra es nacional y la Revolución no es más que el representante del pueblo armado", continuaba expresando el aludido Manifiesto".
Nunca se había hablado anteriormente este lenguaje. El pueblo comprendió a los defensores de su causa y concurrió con fervor a cobijarse bajo el amparo de la enseña redentora de la Revolución. El régimen del coronel Escurra se desmoronó. Tenía base endeble porque estaba divorciado de los intereses colectivos. "¿Dónde está la Patria?", preguntaba el Vice Presidente de la República, Dr. Manuel Domínguez, al adherirse al movimiento libertador. Y contestaba: No está seguramente con quienes forman batallones con presidiarios para defender su causa, digna de tales soldados. Está allí donde hay desinterés e inteligencia. Con la Revolución, que no trae la guerra en nombre de ningún partido político, está la Patria.
La Revolución no perseguía un simple cambio de hombres, buscaba una transformación en la dirección del estado, que permitiese la práctica de un gobierno sostenido por el voto, la moral, la justicia y el respeto a la ciudadanía. "En ese sentido, agrega Justo Pastor Benítez, la Revolución de 1904 fue una Revolución de estructuras, porque reivindicó valores sociales como el derecho al sufragio, la transformación del Gobierno en institución originada en fuentes populares, sacándolo de su origen castrense y la aparición de nuevas generaciones que iban a substituir a la de 1870 y a la inmediatamente posterior. Una consecuencia y un propósito de ejecución más leal de las ideas fuerzas contenidas en la Constitución de 1870, una repercusión de las corrientes liberales renovadoras del mundo, una afloración de las ideas democráticas que habían sido ahogadas en el sacrificio de los Comuneros y en el martirologio de los próceres de Mayo. Un ritmo histórico, una constante que a veces parece sumergirse pero que torna a aflorar periódicamente, como expresión del civismo paraguayo, cuyas voces fueron De la Mora y Mariano Antonio Molas en 1811 y cuyos paladines, en la Conversión de 1870, fueron Facundo Machaín y Juan Silvano Godoy. El liberalismo creó la fábrica jurídica de la administración y consolidó el voto. Llegó a alcanzar el mejor período de estabilidad social que ha gozado el país, sin sacrificio de los derechos del hombre. Su misión es perenne porque en la historia hay tumultos y vaivenes, impulsos y retrocesos.
Ha nacido de las entrañas populares para servir a la Patria; su epopeya se llama: "18 de Octubre; su historia se concentra en el campamento de Villeta, resplandor de civismo"...
Tal el significado de la Revolución Libertadora de 1904, que más que partidaria fue nacional. El Partido Liberal no se apartó de esta orientación, que siempre presidió y preside su trayectoria política.
La transformación profunda del país, tanto en el orden público como en el privado, probó que la Revolución respondía a una aspiración colectiva, de la cual fueron ejecutadores los hombres del Partido Liberal. La vida nacional tomó otro ritmo desde 1904. La decencia y moralidad en las normas sociales; la práctica de los principios de la democracia y la de la libertad; el manejo honesto de las arcas fiscales; el respeto a las leyes, a las autoridades y a las instituciones; la elevación de la cultura y del bienestar popular; el gobierno con hombres capaces y de responsabilidad; la defensa integral del patrimonio interno y externo de la República; constituyen las conquistas alcanzadas como consecuencia del triunfo de aquel movimiento libertador, conquistas que favorecieron el desarrollo de la civilización paraguaya.
La era Liberal significó para el país ingentes beneficios materiales y morales su obra no destruirá el tiempo, ni el odio, ni el rencor; perdurará como un capítulo ejemplar de nuestra historia, porque está cimentado en realizaciones positivas, no en frases o promesas lisonjeras. Los años, hoy añorados de esa época, recomiendan con elocuencia la acción fecunda del liberalismo en el gobierno. Esa acción sólo fue posible con el triunfo de la Revolución Libertadora de 1904, cuyos ideales de redención, continúan presidiendo nuestro destino de pueblo libre y soberano.
REVOLUCIÓN DE 1904
El 10 de Julio de 1887 se fundó el Centro Democrático, que con el tiempo se convertiría en el poderoso Partido Liberal. La asociación se constituía para ejercer los derechos de la ciudadanía consagrados por la Constitución Nacional de 1870. Su orientación, por tanto, era esencialmente democrática y liberal. Ese ideal alentó a sus hombres en los primeros años de sus luchas cívicas, en las jornadas memorables de 1904, en las grandes realizaciones de su acción en el gobierno y en la constante brega por asegurar el bienestar y la civilización del país.
Las elecciones parlamentarias de febrero de 1891 dieron al Centro Democrático la pauta de las intenciones del oficialismo imperante. Como en los actos similares del 12 de junio, en Villarrica, y del 23 de diciembre de 1887, en la capital, en la parroquia de hierro de la Encarnación; cuatro años después, en Ybycuí, fue ahogada en sangre la participación liberal en la justa comicial. José de la Cruz Ayala, Alón, candidato a diputado, se salvó de la refriega. Perseguido, se refugió en la Argentina, muriendo en el destierro, en la ciudad de Paraná.
El Partido Liberal resolvió entonces deponer por la fuerza al gobierno, que no le permitía intervenir en el ejercicio de los derechos políticos. El 18 de octubre de 1891 asaltó los cuarteles, pero sus esfuerzos no alcanzaron el triunfo. En el asalto perdió la vida el Mayor Eduardo Vera, héroe legendario de la guerra grande y entonces presidente de la popular asociación de hombres libres. La derrota del movimiento aseguró por más de una década el predominio colorado en el gobierno. Pero el espíritu liberal no se entregó; sin renunciamientos prosiguió la lucha, porque tenía fe en el triunfo y en la bondad de su causa de redención.
En 1895, durante el gobierno del general Egusquiza, que permitió la participación liberal en el parlamento, el Partido se escindió en dos grupos: el radical, encabezado por el Doctor Cecilio Báez, y, el cívico, con la jefatura del general Benigno Ferreira.
Esta división no impidió al liberalismo acrecentar su gravitación pública. La prédica de sus líderes fustigaba los abusos, errores y medidas del gobierno, apoderándose del sentimiento popular. El régimen imperante, de desacierto en desacierto, perdía autoridad, prestigio y consideración. El pueblo en su afán de mejoramiento y bienestar, presentía que la hora de las grandes transformaciones se acercaba.
Una expresión del espíritu público fue el recibimiento al Doctor Cecilio Báez en mayo de 1902, de regreso de la segunda Conferencia Panamericana de México, donde el representante paraguayo tuvo una descollante actuación, defendiendo la incorporación del arbitraje obligatorio en el derecho internacional americano. En el puerto esperó al eminente republicano una grandiosa manifestación popular, sin distinción de matices políticos y de clase sociales. La opinión veía en el Doctor Báez al representante de las "fuerzas renovadoras", que en aquél momento histórico afloraban en el escenario de la nación, buscando un cambio en la dirección del Estado.
El golpe del 9 de enero de 1902, que provocó la caída del Presidente Emilio Aceval, no fortaleció la situación del régimen imperante. La fracción triunfante del coloradismo, en su carencia de hombres, entregó la presidencia constitucional de la república, al coronel Juan A, Escurra.
El nuevo mandatario no pudo dominar los acontecimientos. La crisis del coloradismo, como consecuencia de los sucesos del 9 de enero, repercutió en la política general. La intranquilidad y descontento público acrecían. La oposición liberal no permaneció indiferente ante el descrédito-cada día mayor del régimen.
La hora había llegado. Se imponía la decisión salvadora y ella fue tomada en 1903.
El Doctor Cecilio Báez y el general Benigno Ferreira recogieron las ansias colectivas de un cambio político y resolvieron recurrir a la revolución armada, como el único medio de terminar con el régimen colorado y deponer al coronel Escurra. Gomes Freire Esteves considera a este acontecimiento como al "más transcendental de la historia contemporánea del Paraguay".
Báez y Ferreira tenían la jefatura de las dos fracciones liberales. La unión de ellas quedó concertada como base indispensable para la acción futura. Ambos dirigentes sellaron la unidad sin vacilación. Era el imperativo de la hora, el llamado apremiante de la redención de la patria. Estos adalides encarnaban las aspiraciones colectivas y reunían las condiciones personales como para polarizar las caudalosas corrientes que reclamaban transformaciones radicales en la orientación de la república. Báez era el tribuno de verbo encendido, el doctrinario de las reivindicaciones populares, el ideólogo de la libertad; Ferreira, el conductor experimentado, de responsabilidad y temple probados, capaz de llenar las exigencias en el terreno de acción.
Sin otras dificultades se constituyó un Comité Revolucionario, integrado por las siguientes personalidades General Dr. Benigno Ferreira, Dr. Cecilio Báez, D. Emiliano González Navero, D. Emilio Aceval, D. Guillermo de los Ríos y D. Francisco Campos.
El movimiento preparado era de carácter nacional, pero su base principal estaba en el Partido Liberal unificado.
El problema económico fue resuelto satisfactoriamente con el aporte de los señores Guillermo de los Ríos, Emilio Aceval, Francisco Campos, Pascual Velilla y otros. Concepción con los Zavala y Quevedo figuró con una fuerte contribución, entregada por el Dr. Gualberto Cardús Huerta.
Mientras los trabajos del Comité Revolucionario se realizaban con la más estricta reserva, la prensa opositora fustigaba al gobierno, agitando el ambiente y preparando el espíritu público para el estallido revolucionario. Tres órganos desempeñaron papel preponderante en estas jornadas: El Cívico, dirigido por Adolfo Soler, secretario político del general Ferreira, Carlos L. Isasi y Manuel Benítez; El Diario, fundado en víspera de la revolución, en junio de 1904, con la dirección de Adolfo Riquelme y el apoyo de Eduardo Schaerer, nucleaba a un grupo selecto de intelectuales como Gualberto Cardús Huerta, Félix Paiva, Adolfo Aponte, Juan F. Pérez, Cielo de J. Sánchez, Ramón Lara Castro, Manuel Franco y Manuel Burgos; Alón, apareció inspirado en los ideales que llevaron al destierro a José de la Cruz Ayala, y bajo su amparo militaban Carlos García, Modesto Guggiari, José P. Guggiari, Ernesto Arias, Esteban Gorostiaga, Tomás Ayala, Tomás Ozuna, Eladio Velázquez, Manuel Peña, Gomes Freire Esteves, Eduardo Velazco, Alejandro Arce, Narciso Méndez Benítez.
Asegurando el aporte económico, los acontecimientos se precipitaron. Para una mejor coordinación de los trabajos, se resolvió crear un comité en la ciudad de Buenos Aires, para la "adquisición de elementos bélicos, pertrechos y municiones necesarios para la campaña, así como la preparación de una expedición naval que, partiendo del Río de la Plata, tuviera que llegar hasta la Asunción, sin ser notada de las autoridades, para operar aquí un golpe combinado de agua y tierra". Este Comité estaba integrado por el Capitán de Marina Manuel J. Duarte, Domingo García Torres y Elías García. El primero de los nombrados tendría una participación descollante como "brazo ejecutor" de la Revolución y en la labor constructiva emprendida por los primeros gobiernos liberales.
Para la expedición fluvial era necesario disponer de un barco. Este se compró con la intervención del Consejo de Agricultura e Industrias del Banco Agrícola, destinándolo al servicio de exportación entre Asunción y Buenos Aires. Para esta combinación intervinieron entre otros don Pascual Velilla y don Carlos R. Santos. El mando del buque se entregó a Ildefonso Benegas, quien en su oportunidad debía entregarlo a la Revolución. Benegas era fundador del Partido Liberal y un luchador capaz de jugarse en las horas de prueba. Tal fue el origen del Sajonia, el Buque Fantasma, de tan decisiva influencia en la marcha victoriosa de la Revolución.
Y la hora llegó. El 4 de agosto de 1904, "en el kilómetro 5 del canal Sud del puerto de Buenos Aires", ante el espectáculo majestuoso de las aguas turbias del Río de la Plata, al cerrarse la noche, se embarcaban en el Sajonia, Manuel J. Duarte, Pastor Cabañas Saguier, Rodolfo Ayala, Juan Francisco Recalde (h), Manuel Caballero, Luis Valdez y José Martínez, Ildefonso Benegas entregó el mando de la nave a Duarte. Manuel Gondra esperaba a bordo. Era uno de los jefes civiles del movimiento, con su prestigio de maestro, de cultura densa, de dicción elegante y subyugante atractivo personal.
La revolución había estallado. El Sajonia, en adelante surcaría las aguas de los grandes ríos, llevando en su mástil la bandera azul, como esperanza y símbolo de libertad y de fraternidad entre los paraguayos. De la expedición del Sajonia dependía en gran parte el triunfo de la causa. El Buque Fantasma cumplió su misión histórica, fue un factor decisivo en el desenvolvimiento triunfal de los sucesos.
A la una de la madrugada llegó a La Plata, donde se incorporaron a la expedición, Elías Ayala, Elías García, Alejandro Abreu, Manuel Ortigoza, Francisco Tapia, Nicasio Caballero y otros, y se cargaron los elementos allí depositados. El Sajonia disponía de seis cañones Krupp, 1.300 fusiles, 1.000 tiros de artillería y 300.000 de infantería. Una hora después zarpo nuevamente esta vez con destino al Paraguay. Duarte dice Gomes Freire Esteves, que no tenía "más noticias del comité de Asunción que el plan primitivo de caer sobre la capital, para operar recién allí el golpe combinado, ve librada a sus exclusivas fuerzas la suerte de la Revolución". Consciente de su responsabilidad, organizó sus fuerzas militares y siguió rumbo norte.
A la tarde del día siguiente, el barco contaba con 96 hombres de tropa, incluso los destinados a oficiales. El Estado Mayor no figuraba en esta lista. Duarte organizó seis grupos de infanterías, con dos oficiales y diez hombres cada uno; y seis grupos de cuatro hombres para servicio de las piezas de artillería.
El 7 se comunicó el plan a los oficiales, uno de ellos Juan Francisco Recalde (h), refiere que el Sajonia debía entrar silenciosamente a media noche en la bahía de Asunción con sus luces apagadas, hasta colocarse frente a los cuarteles. Los amigos mientras tanto estarían esperando en tierra una señal para accionar. La infantería desembarcaría para ocupar el Cabildo y dominar la policía y la zona delantera de los cuarteles. Estos serían bombardeados por los cañones de a bordo. Los contingentes de la Chacarita serían armados en la playa. El Palacio sería tomado por asalto, donde se emplazaría un cañón Krupp. La juventud universitaria formaría barricadas. Desde los altos de la casa Patri, hoy Correos y Telégrafos, los miembros del Instituto Paraguayo, periodistas y obreros lanzarían sus tiros sobre la caballería, para evitar la salida de esta unidad. La policía sería asaltada, en primer término, por las tropas del Capitán Núñez. La capitanía sería reprimida por una línea de tiradores. A los Generales Caballero y Escobar se les invitaría, por comisiones especiales designadas anteriormente, a que no saliesen de sus casas.
El plan era audaz y la sorpresa el factor principal. Pero el secreto no pudo mantenerse. Desde Buenos Aires comunicaron la partida del "Buque Fantasma". Pero nada estaba perdido. El espíritu de la victoria presidía aquella empresa fortalecida por el fuego de un sagrado ideal de patria y redención.
El 9 de agosto, a Empedrado llegó la noticia de que el gobierno de Asunción conocía la expedición del Sajonia y que para cortar su paso había despachado el día anterior al vapor Villarrica, bajo las órdenes del Sr. Eduardo Fleitas, ministro del interior, y el del capitán Eugenio Garay.
Semejante información alarmó a la tripulación. El factor sorpresa había desaparecido, lo que bien podría significar el fracaso de la empresa.
Duarte, sin detenerse ante las manifestaciones de desaliento, ordenó el avance, con la firme resolución de "atacar la contra expedición del gobierno". Obró como un jefe. Su valerosa decisión salvó los destinos de la Revolución.
Luego de rendir y ocupar Humaitá, el Sajonia arribó, el 11 de mañana, frente a Pilar. También se encontraba allí el Villarrica. El choque de los buques fue sangriento, pero pronto el Sajonia impuso su superioridad. El Villarrica se rindió. Oficiales y tropas cayeron prisioneros, sin excluir al ministro del interior, Eduardo Fleytas. El capitán Garay presentaba 17 heridas de esquirlas de granada. Los gubernamentales tuvieron 28 muertos, entre ellos al diputado Abdón Caballero, sin contar los numerosos heridos; los revolucionarios, dos muertos y seis heridos.
El Villarrica pasó a formar parte de la escuadra revolucionaria, bajo el mando del teniente de fragata Elías Ayala. Se le dio el nombre de Constitución y al Sajonia, el de Libertad, siempre bajo el mando directo de Duarte. Después de la acción victoriosa frente al puerto de Pilar, "la Revolución marcha de triunfo en triunfo".
El Libertad avanzó nuevamente rumbo norte. El 12 ocupó Villa Franca y el 13 arribó a Bouvier. El 14 ocupó Villeta, diez días después de haber zarpado de la rada de Buenos Aires. Ese mismo día, el general Ferreira se embarcó en el Libertad, "asumiendo el comando en jefe de la Revolución".
Mientras en el sud los sucesos se desarrollaron con éxito, en Asunción el descubrimiento de la revolución, obligó a los comprometidos a abandonar la capital. La mayoría pasó al Chaco Argentino y otros se internaron hacia el interior en cumplimiento de misiones específicas. Las Legaciones se llenaron de refugiados.
El 8 de agosto cruzaron a la costa argentina; el general Dr. Benigno Ferreira, Emiliano González Navero, Gualberto Cardús Huerta, Félix Paiva, Pedro P. Caballero, Adolfo Riquelme, Eduardo Schaerer, Manuel Benítez, Francisco Rolón, capitanes Albino Jara, Hipólito Núñez, y Américo Benítez, Miguel Gerónimo Soler, Cayetano Vallejos, Liberato y Emiliano Rojas, Pedro T. Rolón, Luis A. Riart, José Antonio Pérez, Modesto y José P. Guggiari, Adolfo y Augusto Aponte, Donato Alonso, Juan B. Gaona (h), Gabriel Molas, Ernesto Arias, Héctor Salaverry, Alfredo Duarte, Antonio y Gregorio Taboada, Esteban Gorostiaga, Adolfo Vázquez, Buenaventura González, Juan Queirós, Cristóbal Cañiza, Miguel Guanes, Victoriano Escobar, Carlos Freytag, José Y. Meza, Mario Usher, David Centurión, Agustín Pereira, Dionisio Godoy, Marciano Corrales, Blas J. Caballero, Héctor Recalde, Ricardo Caballero, Santiago Dávalos, Tomás Ozuna, Juan López, Dionisio Prieto, Rafael Barrios, Francisco Capurro, Pedro Belinsoni, Esteban Ramírez, Honorato Allen, Elíseo Sobrino, Marcelino Moreno, Eustaquio Rojas, Arturo Diez Pérez, Ezequiel y Gabriel Urizar, Heriberto Carrillo, Desliz Recalde, Gomes Freire Esteves y otros.
El mismo 8 de agosto, el Dr. Carlos L. Isasi, el capitán Antonio Almeida, Juan B. Egusquiza, Higinio y Eliodoro Arbo, Artemio Egusquiza, Sila Godoy, Manuel Flecha y otros, salieron hacia el interior, con el objeto de levantar al pueblo liberal, proclamando el estallido de la Revolución, y para distraer la atención de las fuerzas del gobierno a fin de que la expedición del Sajonia pudiese avanzar sin oposición. Isasi y compañeros pasaron por Luque, Areguá, Pirayú, Yaguarón, Carapeguá, Quiindy departamento de Caapucú, Montiel Potrero, Camalote, Villa Franca, Oliva hasta llegar a Villeta.
El 14 de agosto abandonaron igualmente Asunción, Gustavo y Juan Manuel Sosa Escalada, Ramón García, Eladio Velázquez, Eulogio Rivarola Cabral, Regis Sánchez, Carlos Muñoz, Pedro A. Ramírez, Eduardo Amarilla, Modesto Yaguisich, Herminio Saguier, Leopoldo, Antonio y Amado Ramos, Alejandro Duarte.
Este día y el 15 la actividad era febril en Villeta. La organización de las unidades con la incorporación de nuevos contingentes ocupó la atención de las autoridades. El 15 de mañana el general Ferreira revistó a las tropas y visitó el hospital de sangre.
Ese mismo día se dio a conocer el manifiesto que la Revolución dirigía al pueblo, cuya reproducción figura en el apéndice. El importante documento, redactado por el Dr. Manuel Benítez, después de examinar el régimen político imperante y la situación angustiosa del país, llegaba a la conclusión de que agotados los medios pacíficos para solucionar los males de la nación, no cabía otro medio que la revolución armada; hacía un llamado a todos los hombres de bien, cualquiera fuese su afiliación partidaria, ya que la bandera del movimiento era la "salvación de la Patria". La Revolución tenía carácter nacional y popular, y buscaba "restablecer las instituciones, cumplir y hacer cumplir la Constitución, los tratados internacionales y las leyes de la República". Ponderado y ponderable documento, inspirado en el bien del país, aspiraba a construir una obra nacional, para felicidad de todos los paraguayos.
También ese día se resolvió forzar el paso de Asunción. El 16 de madrugada el "Libertad" y el "Constitución" cruzaron frente a Ytapyta Punta sin ninguna avería ni bajas, hasta quedar fondeados "entre la fábrica de materiales de Chaco-í conocida con el nombre de "la Chimenea", y la punta del banco San Miguel".
El Comité Revolucionario dirigió entonces una nota al gobierno "exigiendo la entrega incondicional de la plaza bajo amenaza de bombardeo'". Otra nota fue enviada al decano del cuerpo diplomático, Dr. Itiberé da Cunha, en la que se le comunicaba de que si el gobierno no accedía para las 10 y 30 horas a las exigencias de la revolución, Asunción sería bombardeada. Manuel Gondra redactó ambas notas y portador de ellas fue el cabo Antonio Pedraza.
Esa mañana se incorporó a la escuadra revolucionaria el "Póllerx, al que se le dio el nombre de "Patria".
Próximo a vencer el plazo dado al gobierno, el barco oficialista 1tapirú" se acercó al polvorín del banco San Miguel, de donde podía sacar pólvora y municiones. Duarte ordenó hacer disparos de artillería sobre el polvorín. A esto respondieron de tierra con un nutrido fuego de artillería y luego de ametralladoras y fusilería. Duarte era del parecer de tomar la capital a viva fuerza, pero se dispuso otra cosa: "continuar la campaña campal".
En medio del tiroteo de la artillería y de la fusilería, el Comando dispuso remontar el río hasta Zevallos Cué, donde se resolvió llevar otro ataque a la capital por la tarde. Antes de dar cumplimiento a esta decisión, llegó una nota del Cuerpo Diplomático, que ofrecía su mediación "para tratar de llegar a un acuerdo decoroso entre la revolución y el gobierno que evitara la continuación de la lucha y la efusión de sangre'". La proposición fue aceptada. En el "Yo - Yo'" vinieron los agentes extranjeros: Dr. Itiberé da Cunha, Dr., Alejandro Guesalaga, Dr. Bottaro Costa y Sr. Eduardo Pingaud, quienes subieron al "Libertad" a conferenciar con el comité Revolucionario.
Se resolvió que tres miembros de este cuerpo irían al día siguiente a tratar con el gobierno las propuestas de paz.
El 17, los barcos revolucionarios volvieron a fondear un poco antes de '"la Chimenea". El Dr. Manuel Benítez, Adolfo Soler y Adolfo Riquelme, representaron al comité revolucionario en las gestiones de paz. Volvieron a tierra con el compromiso de que a las 14 "se celebraría una conferencia frente a Asunción, en el "Yo - Yo" entre los generales Escobar y Ferreira, con asistencia de los ministros plenipotenciarios extranjeros". El general Ferreira, embarcado en el '"María Clotilde", acudió a la cita. Pero las negociaciones fracasaron, porque las pretensiones del gobierno resultaron inaceptables para la Revolución. Las hostilidades continuaron.
Mientras tanto se había constituido al gobierno revolucionario. El general Doctor Benigno Ferreira, que comandaba en jefe el movimiento, fue nombrado Presidente Provisorio y don Emiliano González Navero, Vice Presidente.
El mismo 17 salieron con destino a Pilar para organizar allí el gobierno provisional, Emiliano González Navero, Manuel Benítez, Adolfo Riquelme, Pedro T. Rolón, Adolfo Aponte, Francisco Rolón y Ernesto Arias. Adolfo Soler iba con destino a Buenos Aires, comisionado a gestionar el reconocimiento de la beligerancia del gobierno revolucionario y a comprar armas.
El 18 se tomó Villa Hayes, resolviéndose volver hacia el sur en la madrugada de esa noche. Por segunda vez la escuadra revolucionaria pasó desafiante frente a las baterías gubernamentales. Los disparos del banco San Miguel, Loma San Gerónimo e Itapyta Punta fueron impotentes para detener al "Libertad" y '"Patria'".
El mismo 19 llegaron a Villeta que nuevamente es ocupada, resolviéndose "establecer allí el cuartel general de la revolución", no obstante haberse pensado instalarlo en Pilar.
Así se constituyó el célebre campamento de Villeta. Allí se concentró la revolución; la ciudadanía, sin distinción de matices políticos y de nacionalidad, acudió a cobijarse bajo su amparo, porque allí estaba la patria, su presente y su promisorio porvenir. La bandera tricolor flameaba airosa saludando a los que día a día llegaban a engrosar las filas de la más popular revolución de la historia paraguaya, y la de los liberales, azul como el cielo que nos cubre, azul como los sueños de las vírgenes y azul como las tiernas campanillas de la tarde, ondeaba, mecida por las brisas mañaneras, como expresión de idealidad, de ansias de libertad, de anhelos de concordia, de civilización y bienestar.
A Villeta llegaron no sólo los liberales sino también los colorados. Arsenio López Decoud, figura prominente de la Asociación Nacional Republicana, estuvo presente en el célebre campamento, comando en jefe el Batallón Nº 5 de Infantería. También el Dr. Manuel Domínguez, Vice Presidente de la república abandonó su alta dignidad, y llego a Villeta. Desde allí lanzó su famoso manifiesto, que se reproduce en el apéndice documental, explicando los motivos que le impulsaron abrazar la causa de la Revolución. Este documento es de una importancia extraordinaria para el conocimiento de las causas del movimiento de 1904, teniendo en cuenta la eminente personalidad del Dr. Domínguez y la información, que por razón de su cargo, tenía de los manejos del gobierno del coronel Escurra.
También Rafael Barret, el formidable escritor, hijo de la Madre Patria, y Goicoechea Menéndez, literato argentino autor de páginas armoniosas inspiradas en nuestra gran epopeya, figuraron asimismo en las listas de Villeta.
A medida que la concentración acrecía, la organización militar adelantaba. Se crearon los Batallones de Infantería N° 1, 2, 3, 4 y 5, comandados respectivamente por Francisco Olivera, Antonio J. Almeida, Rodolfo Ayala, Francisco Brizuela y Arsenio López Decoud; y los Regimientos de Caballería Nº 1, 2 y 3, bajo la jefatura respectiva de Carlos L. Isasi, Américo Benítez y Pedro P. Caballero. En la organización de estas unidades colaboraron activamente Pastor Cabañas Saguier y Martín R. Báez, militares de escuela, recibidos en la Argentina.
La revolución distribuyó sus fuerzas. Para triunfar era necesario dominar el interior del país.
El 17 de agosto, todavía frente a Asunción, se despachó hacia el norte, con la misión de ocupar esa importante zona de la república, en destacamento con la jefatura de Elías Ayala, a quien acompañaban Hipólito Núñez y Albino Jara. Integraban el destacamento, según Gustavo Sosa Escalada, la mitad del batallón Asunción. El "Constitución" partió con estas tropas. La despedida de estos valientes desprendidos del grueso de las tropas revolucionarias, emotivas y fraternas, hizo vibrar y elevar de entusiasmo los corazones. El día anterior había partido en el "Huascar", el Doctor Gualberto Cardús Huerta, con el cargo de delegado civil para la zona norte. Le acompañaban, además del jefe del buque, Santiago Schaerer, Emiliano Rojas, Juan Francisco Recalde, Juan Francisco Recalde (h), Juan López, Santiago Parini, José Meza (h), Juan Ramírez y 30 hombres de tropa.
Concepción estaba ocupada por las fuerzas comandadas por el coronel Zacarías Jara, padre de Albino. Cuando el "Constitución" llegó frente a esta playa acompañaban al coronel Jara, el ministro de guerra coronel Antonio Cáceres y los jóvenes militares Patricio Alejandrino Escobar, Manlio Schenoni y Alfredo Aponte, que luego se plegaron a la revolución. A fines de agosto se tomó Concepción, como resultado de una transacción. El capitán Albino Jara obtuvo de su padre que volviese a las guarniciones de la frontera "para permanecer ajeno, desde allí a la guerra civil", antes que librar un choque sangriento como estaba dispuesto a sostener el comando revolucionario.
La toma de Concepción fue de importancia extraordinaria para el destino de la revolución. Posteriormente, Villa Hayes constituyose en el campamento central del norte. En este sector libráronse los encuentros de Limpio; Parirí y Confuso. En el primero, al practicar un reconocimiento en Piquete-cué, Albino Jara llegó hasta las proximidades de Limpio. Atacado por fuerzas superiores al mando de José Gill, retirose, dejando varios muertos y heridos. Entre las víctimas figuró el educador Santiago del Pilar Dávalos.
Una misión importante se encomendó al capitán Hipólito Núñez con el objeto de ocupar Villarrica, marchando por vía Rosario y San Estanislao. En aquella ciudad, Marcelino Rodas estaba designado para organizar las fuerzas que debían unirse a las que venían de hacia el Río Paraguay. Afines de octubre una montonera activaba en Cerro Pelado, sí bien con muy escasas armas. Como enlaces con Villarrica intervenían Maximino Vera, Cirilo Silvero, Bruno Silvero, etc. Las fuerzas de Cerro Pelado contaban con la dirección y colaboración de Pantaleón Benítez, Marcelino Arias, Antonio Fernández, Francisco Ross, Ramón Ortiz, Francisco Martínez, Emiliano García, Inocencio Cardozo, Héctor Papalucá y otros prominentes personajes. También salieron de la ciudad Ramón I. Cardozo, Antonio Demattey, José Benítez Chilavert, Justo Arce y otros que no pudieron conectarse con las fuerzas guaireñas, porque éstas habían recibido órdenes de desplazarse hacia Carayaó con el objeto de encontrarse con el Capitán Núñez.
Esta montonera chocó con los gubernamentales en Tacuá Corá y Paso Tobakiry, abriendo el camino a las tropas de Núñez, con la que se unió en la jurisdicción de Carayaó. Acompañaban a las tropas del norte Carlos García y los guaireños Bernardino Bordón, Bonifacio Martínez y Antonio Talvada (h). Reforzado así el destacamento ocupó Ajos, hoy Coronel Oviedo, donde le sorprendió la firma del Pacto del Pilcomayo. Días después entró triunfalmente en Villarrica con efectivo de 500 a 600 hombres.
Otra columna partió para Misiones con el Regimiento Nº 1 de Caballería comandado por Carlos Luís Isasi, llevando como oficiales a Higinio Arbo, Manuel Flecha, Artemio Egusquiza, Fidelino Martinetti y otros. Como había orden de formar otro regimiento, fue designado el Comandante Martín R. Báez de esta División de Caballería. En el combate de Potrero Oculto, entre Itá y Guarambaré, murió Lucio Sila Godoy, hijo de don Juan Silvano Godoy, ilustre intelectual y republicano, uno de los autores de la constitución de 1870 y fundador y propietario de la Biblioteca y Museo, hoy patrimonio del Estado, que con justicia llevan su nombre. Las fuerzas revolucionarias dominaron la zona misionera. En todos los pueblos encontraron entusiasmo contagioso. Como en otros puntos, en San Juan Bautista contaron con el apoyo decidido de los hermanos Antonio y Leopoldo Ramos, los hermanos Ríos y otros distinguidos ciudadanos.
De Pilar partió un destacamento de 250 hombres a bordo del "Patria", para colaborar con el Comandante Gervasio González en la toma de Encarnación. Este contingente ocupó la ciudad del Paraná, después de haber infringido a los gubernamentales las derrotas de Caí Puente e Ypytá. En la primera se tomó una pieza de artillería y en la segunda cayó prisionero Enrique Solano López, comandante oficialista de una de las unidades de infantería.
El 2 de setiembre se organizó definitivamente el gobierno militar de la Revolución en la siguiente forma: General en jefe, doctor Benigno Ferreira; ayudante, Dérlis Recalde; jefe de Estado Mayor Teniente Coronel Pastor Cabañas Saguier; ayudante Eladio Velázquez; secretario, Juan Francisco Pérez, incorporado el 6; Intendente de Guerra y Marina, Juan Manuel Sosa Escalada, con los auxiliares Carlos Heisecke, Juan Rodi y un joven Bareiro.
El 14 libráronse los combates de San Antonio e Ytororó. El 13 por la tarde las tropas estaban listas para entrar en acción con su dotación de 75 cartuchos por soldados.
El plan, según Gustavo Sosa Escalada, "consistía en efectuar un reconocimiento sobre Ytororó, y atacar si convenía, mientras el "Libertad" distraía las fuerzas de San Antonio para que no llevasen refuerzos a Ytororó". Era una operación combinada por agua y tierra.
A las dos de la madrugada marchó la columna por tierra. La integraban los Regimientos de Caballería Nº 1, 2 y 3 con 60, 80 y 50 a 60 soldados cada uno, la artillería con una pieza al mando de Cabañas Saguier; los batallones de Infanterías Nº 1, 2 y 3 con 72, 105 y 150 hombres, respectivamente. Cada unidad con su jefe a la cabeza. El general Ferreira marchaba a continuación del Regimiento de Caballería Nº 2. A las 5 pasaron por "Acosta Cué" o Lomas de Avay. La columna continúa hacia Ytororó. Tropas gubernistas cubrían el arroyo Ypané. El comandante Américo Benítez contesto el fuego enemigo. El capitán Antonio J. Almeida avanzó para cortar la retirada de los gubernamentales, pero éstos se replegaron hacia Ytororó. El Estado Mayor dio la orden de alto "pero el capitán Almeida sigue avanzando, al trote, con sus guerrillas", hasta llegar próximo al monumento en construcción, a la izquierda del puente del Ytororó. Nuevamente dio orden de avance que fue contestada desde las trincheras enemigas por un recio tiroteo. En los primeros momentos cayó muerto el soldado Juan P. Núñez y herido en las dos piernas, el teniente Enrique Saguier, segundo jefe del Batallón. El ataque se reforzó con el subteniente Vicente Frutos. El capitán Almeida animó con su valeroso ejemplo a sus tropas; cayó herido de un tiro en la ingle, pero no declinó en su entusiasmo, continuó "disparando su arma, una pistola máuser. El cabo Espínola igualmente herido, no abandonó su grass. Murieron en sus puestos los soldados Juan de Dios Paredes y Felipe Gómez. El soldado Antonio González, herido en el brazo derecho, que luego se le amputó, era un glorioso combatiente de la guerra grande, de la revolución de 1873 y del 18 de octubre.
Con estas bajas se ordenó la retirada, más o menos a las 12 y 30 horas. Al capitán Francisco Brizuela se le encomendó la misión de protegerla.
El capitán Antonio J. Almeida, ascendido a mayor sobre el campo de batalla, falleció a las 5 de la madrugada del 15 de setiembre. En homenaje a su memoria se dio su nombre al Batallón N° 2 de Infantería. Su muerte llorada con hondo sentimiento, restó a la revolución a un oficial valeroso y aguerrido.
La acción en San Antonio fue menos sangrienta. El "Libertad zarpó de Villeta como a las 3 y 30 de la madrugada. La compañía de desembarco estaba a las órdenes de Julián Ayala, teniendo como oficiales, entre otros, a Vicente Rivarola y Alfredo Duarte. A las 5 y 30 comenzó el bombardeo sobre las posiciones de San Antonio. Luego de clarear, el comandante Duarte ordenó el desembarco, previo un reconocimiento de la costa por el "Alón", comandado por Modesto Guggiari, Julián Ayala con 46 hombres ascendió la barraca, pero fue avisado oportunamente por Felipe Mancuello de que en la localidad se hallaba el coronel Secundino Bordón con 400 hombres. Se retiró entonces bajo el fuego de este destacamento y protegido por el del "Libertad". El "Buque Fantasma" regresó a su apostadero de Villeta. La operación en San Antonio costó dos heridos: los soldados Osorio y Barrientos.
La situación del gobierno cada día se tomaba más crítica, a medida que la revolución tomaba cuerpo.
Concepción, Misiones, Encarnación, Pilar y otras zonas del país estaban bajo el dominio del movimiento. El triunfo definitivo de la revolución se acercaba.
Desde los primeros días no faltaron las tratativas de paz. El 16 de agosto había fracasado, como se ha visto, una tratativa del Cuerpo Diplomático. Otra de la Cámara de Comercio y de las damas asuncenas corrió igual suerte, a fines del mismo mes.
El 10 de setiembre nuevamente el cuerpo diplomático interpuso sus buenos oficios para un avenimiento. Ese día recibió el general Ferreira una nota del ministro brasileño, Itiberé da Cunha, para cuya remisión hizo un viaje especial a Villeta, el destroyer "Entre Ríos". El general Ferreira en compañía del Dr. Isasi se trasladó a la rada de Asunción, donde conferenció con el general Escobar a bordo del "Maipú". Las conversaciones no dieron ningún resultado.
Las bases exigidas por la Revolución eran las siguientes: "1º) Renuncia del Presidente y Vice Presidente de la República. 2º) Constitución de un Gobierno Provisorio presidido por una persona de reconocida honorabilidad que no pertenezca a ninguno de los partidos militares. 3°) Disolución de los Ejércitos del Gobierno y revolucionario debiendo tan sólo organizarse el cuerpo de Policía de la Capital, para garantía del orden y la tranquilidad pública, a cargo de un revolucionario. 4º) Reconocimiento y pago por el Estado de los gastos hechos como consecuencia de la Revolución. 5º) Reconocimiento de los grados militares concedidos por la Revolución. 6°) Los Ministerios de Guerra y del Interior del Gobierno Provisorio serán confiados a ciudadanos pertenecientes a las filas revolucionarias. 7°) Elecciones generales libres para la reorganización de los poderes constituidos. 8°) Amnistía para todos los delitos políticos. 9º) Cumplimiento del arreglo, bajo la garantía de los Ministros Plenipotenciarios del Brasil, Argentina y Francia".
En el convencimiento de que el triunfo de la Revolución era inevitable, el gobierno buscó nuevas tratativas de paz y envió a Villeta al Sr. Rufino Mazó. El Cuerpo Diplomático secundaba estos pasos. En Buenos Aires, además, se había constituido una Comisión Pro Paz.
Las negociaciones intensificáronse en la primera semana de diciembre. El 6 las conferencias entre los representantes revolucionarios y los del gobierno, a bordo del buque argentino "El Plata", duraron desde las siete de la mañana hasta más del medio día. El diario "La Tarde" decía el 7, que no era de extrañar, que al aparecer la hoja la paz estuviese firmada. Los comisionados entre Asunción y Villeta iban y venían. La opinión pública esperaba con marcada ansiedad y con fe la terminación de la contienda. El sábado 10, "La Tarde" anunció que la semana próxima sería la de la paz. El lunes 12, aseguraba que esa tarde se firmaría el pacto, dando la versión de que Juan B. Gaona sería Presidente. Esta vez el diario expresaba la verdad.
La mañana del 12 de diciembre el espíritu colectivo intuyó que ese día sería el de la paz. Numeroso público acudió al puerto para presenciar la partida del Presidente Escurra. A las 14 y 30 llegó el primer mandatario a "El Plata" acompañado del ministro del interior, Dr. Emilio Pérez, y del ministro de relaciones exteriores, Dr. Antolín Irala. En el buque esperan los ministros del Brasil y Argentina, Dres. Itiberé da Cunha y Alejandro Guesalaga, respectivamente, el Encargado de Negocios de Francia, Sr. Eduardo Pingaud, Don Juan B. Gaona, Sr. Fonseca, corresponsal de "La Nación" de Buenos Aires, Rodolfo Saguier y Zacarías Battilana. La aparición del Presidente fue saludada con las salvas de ordenanza. Luego llegó el director de "La Tarde", Ernesto J. Montero.
"El Plata" zarpó rumbo a Pilcomayo, seguido de los barcos brasileños "Tiradentes", "Fernández Vieira" y del "Yo - Yo", donde iba la delegación comercial.
En Pilcomayo estaba fondeado el "Urano", en el cual había viajado desde Buenos Aires la Comisión Argentina Pro Paz, presidida por Monseñor Romero, quien con los otros miembros, Dres. Gabriel Carrasco y Rafael Obligado, el Sr. José F.R. Leoni, representante del comercio y el Sr. Ignacio Vila, auxiliar de la Comisión, se trasladó a "El Plata". La presencia de tan distinguidos mensajeros fue recibida con nutridos aplausos. Monseñor Romero, con elocuentes palabras, se refirió a los esfuerzos por alcanzar la paz, a los cuales la Comisión Argentina había prestado su más decidido apoyo, para terminar expresando que el "hermoso iris de la paz no debiera nunca borrarse en lo futuro".
Del "Yo - Yo" también se trasladaron al barco argentino: Antonio Planás por la "Cruz Blanca"; Dr. Enrique Marengo por el "Gran Oriente"; F. Gorleeri; Cónsul de España, Don Nicolás Angulo; Grosely; Balmelli; Gómez; Sloret; Grischy; Dr. Caldarera; Battilana; Gossat; Lapierre; López Moreira; Matías Talia; José Rossie; Jorge Barssi y otros. Seguidamente llegaron los jefes revolucionarios, quienes fueron saludados con entusiasmo. Ellos eran: General Benigno Ferreira, Comandante Manuel J. Duarte, Julián Ayala, Ramón Torres, Adolfo Soler, Avelino Garcete y Pascual Velilla.
Previa las presentaciones, abrazos y votos por la concertación de la paz, el Presidente Escurra y el General Ferreira pasaron al camarote del comandante "donde se dio comienzo a la conferencia". A las 18 horas las deliberaciones continuaban y se anuncio que faltaba un detalle. Pero la solución apareció. El torpedero argentino Nº 9 se acercó a "El Plata" para "recibir a su bordo al mayor Rojas y Antolín Irala, portadores, según decía, de una misiva para el general Caballero". Se confiaba en el éxito.
El torpedero, "El Plata" y los otros barcos enfilaron hacia Asunción, donde arribaron a la entrada de la noche.
El momento solemne se acercaba -la Tarde en su crónica del día siguiente- y la lancha a vapor después de varias idas y venidas condujo a bordo a los portadores del tan deseado detalle. Enseguida se procedió a la lectura de las condiciones por parte del señor Adolfo Soler, que fue aprobada por la parte contraria. Luego se procedió a firmar sobre cubierta. Comenzó el coronel Escurra al que siguieron el general Ferreira, el doctor Guesalaga, doctor Itiberé da Cunha, señor Pingaud, comandante Duarte, Adolfo Soler, Cayetano Carreras y José Emilio Pérez. Cada vez que los antes nombrados depositaban el lapicero, una salva de aplausos los saludaba.
"Era algo imponente, prosigue expresando la crónica-irresistible, emocionante. Y la banda entonaba el himno paraguayo, mientras que 21 cañonazos anunciaban a los habitantes de Asunción que la paz se había llevado a cabo".
En un momento de entusiasmo el ministro Itiberé da Cunha pronunció un vibrante brindis. También usó de la palabra Monseñor Romero. Este bajó a las 20 horas, dirigiéndose al Hotel Hispano Americano, donde se alojó. A bordo, el acto se prolongó "hasta muy entrada la noche".
El pacto firmado establecía: Renuncia del Presidente Escurra y la designación en su reemplazo de don Juan B. Gaona; Reorganización completa del ejército; entrega al nuevo gobierno de todo el armamento de la Revolución; pago de los gastos de la revolución y de las obligaciones legalmente contraídas por el gobierno depuesto; reconocimiento de los grados militares de la Revolución; elecciones libres; nombramiento de Elías García como jefe de la Policía; amnistía amplia para los delitos políticos.
El mismo día se subscribió un acta adicional, cuyo articulado disponía: la completa disolución del ejército y la organización de uno nuevo sobre las bases de los jefes y oficiales de escuela; la solemne obligación del Partido Colorado de abstenerse de concurrir en las próximas elecciones parlamentarias, a fin de evitar dificultades políticas a raíz de la terminación de la contienda; que los ministerios del interior y de justicia fuesen desempeñados por el Dr. Emilio Pérez y don Cayetano Carreras, respectivamente, quedando a cargo de la Revolución la designación de los titulares para las carteras de guerra, hacienda y relaciones exteriores; que el coronel Escurra una vez subscripta la paz, procederá al licenciamiento y desarme de su ejército.
El 19 de diciembre a las 8 de la mañana se reunió el congreso en pleno. Se dio lectura a la renuncia del Presidente Escurra y a la del Vice Dr. Manuel Domínguez, enviada telegráficamente desde Pilar. Ambas fueron aceptadas.
Acto seguido fue electo Presidente de la república don Juan B. Gaona, lo que se resolvió comunicarle por nota. Una comisión de parlamentarios se encargó de acompañar, al nuevo mandatario de su casa al Congreso y otra se dedicó a la recepción de estilo.
Llegado al recinto, Don Juan Bautista Gaona prestó el juramento constitucional correspondiente. Luego leyó un ponderado discurso, que fue estruendosamente aplaudido. Una nutrida y selecta concurrencia llenaba las galerías y la barra del congreso. A continuación el Sr. Gaona se trasladó al Palacio de Gobierno para tomar posesión del mando.
La Revolución había alcanzado un completo triunfo. Comenzaba la Era Liberal, Era de profunda transformación en la vida colectiva, de conquistas y beneficios que llevaron al país a las más altas cumbres de su historia.
El 24, el ejército revolucionario hacía su entrada triunfal en Asunción. Entre vítores y aplausos, entre flores y guirnaldas, desfiló por las calles de la ciudad hasta el Palacio de Gobierno. El pueblo rindió su homenaje enardecido a estos bizarros heraldos de la libertad, del progreso y de la civilización."
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AL PUEBLO
Manifiesto de la revolución
Debemos una explicación al pueblo sobre las causas y los móviles de la resistencia armada que ha sido necesario promover en defensa de la libertad y las instituciones.
Se trata de hechos conocidos en toda la República y de propósitos arraigados en todos los paraguayos de bien. Basta recordar el profundo malestar que desconcierta a todo el país, lo desmoraliza y humilla, y arrastra, por fin, al pueblo a la reivindicación violenta de sus derechos.
Esta declaración no hace más que repetir lo que en mil ocasiones diferentes y en mil variados tonos lo han dicho ya todos y cada uno de los paraguayos sanos de corazón. El momento histórico es solemne. De un extremo a otro de la República se levanta unánime y potente la voz de la condenación para el gobierno que rige sus destinos. Pareciera que la fatalidad lo condujera de error en error, de precipicio en precipicio, hasta el total hundimiento en que hoy se debate, inepto, impotente, desprestigiado. Ni cabe una reacción acaso providencial, porque los ciudadanos que lo componen carecen de la preparación necesaria, no tienen experiencia en los negocios de Estado, ni buena voluntad, ni patriotismo, ni honradez pública, ni privada. Divorciados absolutamente del país, han perdido tan por completo la confianza pública, con infidencias sin cuento, conclusiones sin límites, rapacidades sin medida, que su permanencia al frente del gobierno es todo un peligro, toda una vergüenza nacional, que debe ser a todo trance extirpada.
El Paraguay ha dejado de tener un gobierno regular desde los aciagos días en que obscuros motines de cuartel hollaron las instituciones fundamentales, poniéndolas bajo el taco de una soldadesca ignorante y desenfrenada. Más debe decirse que ninguno ha llegado a la degradación de los actuales gobiernos. Nunca ha habido tanta relajación en las esferas superiores del gobierno; jamás menos respeto a la ley y a la dignidad personal; nunca tanto desprecio al ciudadano honesto o de pensamiento; jamás tanto predicamento de cortesanos insignificantes; jamás mayor influencia de sicarios ensoberbecidos.
Es natural y lógico. Los gobernantes son hombres como los demás y se subordinan a las leyes que rigen las asociaciones humanas. El Presidente de la República tiene que rodearse de ciudadanos afines, que piensen como él, hablen su lenguaje, y tienen las mismas cortas miradas. Literalmente sin instrucción, sin las nociones elementales aun para la vida ordinaria, el coronel Juan Antonio Escurra no hace más que degradar la Primera Magistratura que ha escalado por sorpresa, en medio del asombro general de propios y extraños. Fruto de una dictadura militar, apenas disfrazada, representa este gobierno por si solo un retroceso de cincuenta años, con otros tantos de estancamiento, y arroja al país desde su inauguración, 25 de Noviembre de 1902, al estrecho sendero que conduce indefectiblemente a la revolución armada.
Excusado es seguir paso a paso al nuevo gobierno. El país ha hecho ya el proceso de la política que han dado en llamar del Coronel Escurra. Harto conoce el negro cuadro del presente y sus siniestras proyecciones para el porvenir.
En el orden político la completa subversión de las instituciones. La Constitución y las leyes esclavizadas al servicio del peculado más vergonzoso, del interés más egoísta y bastardo.
El sistema de gobierno completamente falseado. Anulado de hecho el sufragio. El pueblo sin acceso a los comicios. El Paraguay, sin más derecho que aprobar y resignarse. Apenas si se interrumpe de cuando en cuando este silencio por el palmoteo ensordecedor de la prensa asalariada.
El ciudadano desafecto perseguido, espiado hasta en su casa. El gobierno quiere sorprender hasta las confidencias de familia. Todos los medios de los tiranos débiles y cobardes.
Puerta franca, garantida con todos los recursos del poder, a los advenedizos, a aquellos que no tienen ubicación social, intelectual ni política, faltos de toda noción, a aquellos que forman la masa de la población flotante que se adhiere a los gobiernos corrompidos en las épocas de decadencia. Al Coronel Escurra le cupo la triste suerte de llamar de los bajos fondos de la sociedad a muchos de sus colaboradores los unos simplemente obscuros, ignorantes, sin más méritos que vergonzosas coyunturas, los más de malos antecedentes, envilecidos en larga vida de abyección, residuos despreciados de gobiernos anteriores. Son los mejores agentes de la concupiscencia más desenfrenada, que jamás ha azotado a la República.
Es acaso innecesario agregar que de estos elementos son reclutados hasta los candidatos a senador y diputados. Es así como se ha formado después de las últimas elecciones, una mayoría férreamente regimentada en el seno de la Representación Nacional. Nunca ha sido más profanado el recinto de las leyes. Nada es digno de respeto para la mayoría, ni siquiera la buena forma que en ocasiones ve las mayores iniquidades; la Representación Nacional convertida en mercado. No hay ejemplo de tanta degradación, de tanto envilecimiento, en la accidentada historia del Paraguay.
Suprimidas de hecho las Cámaras, queda el Poder Ejecutivo sin fiscalización, sin contrapeso, dueño de oprimir, atropellar, despotizar, disponer a su antojo, asignando precio a lo propio, a lo ajeno, hasta a la justicia. Todo lo hizo, de todo abusó; y el pueblo lo sabe y conoce a sus autores; y el pueblo no puede tolerarlo ya.
Inicuas leyes administrativas y financieras han dado al traste con lo poco que se ha salvado de naufragios anteriores. Agredido el comercio honrado, ha recibido fuertes quebrantos en sus intereses. Y frente a estas hondas perturbaciones se suceden los contratos leoninos, al lado del descuartizamiento de la Caja de Conversión, la muerte del Banco Agrícola, todo el desquicio que trae consigo el furioso medro personal.
En menos de un año, se suprime la Administración de la deuda Pública; se crea la caja de Conversión; se crea también la Sección Comercial; se hunden ambas instituciones, luego se transforma la caja de Conversión, se suprime la Sección Comercial, se mata el Banco Agrícola y se crea un Banco del Estado. ¿Quién puede tener confianza en la seriedad de semejante gobierno? ¿No es esto jugar con todo el país?
Sólo la inconsciencia y la debilidad del Presidente de la República explican tanta aberración. El poder Ejecutivo se halla en manos de una camarilla, todo un sindicato organizado para usufructuar el poder. Es el centro de la inmensa máquina que se ramifica en el Congreso y los tribunales. Está compuesto de ciudadanos ignorantes, de cínica concupiscencia o de humillante insignificancia.
Es este sindicato el que explota al país desde los altos cargos públicos; el que crea, transforma o suprime instituciones de crédito en provecho particular; el que maneja el tesoro de la Nación como cosa propia; el que levanta cuantiosas fortunas a expensas de las arcas fiscales, mientras el pueblo muere de hambre; el que provoca vergonzosos escándalos públicos cuando los socios no pueden ponerse de acuerdo con el reparto del botín.
Es este sindicato el que subvierte las instituciones, el que regimenta Cámaras, cierra los comicios, arroja al ciudadano honrado del manejo de los negocios públicos, el que oprime, veja y despotiza, mientras tiene, por otro lado, en completo abandono, hasta las relaciones internacionales, comprometiendo la dignidad de la Nación, acaso su integridad territorial, por la ineptitud y la falta de patriotismo.
¿Cuál es la solución a un presente lleno de ignominia, con problemas que llenan de sombra el porvenir? Agotando todos los medios pacíficos, se impone el recurso extremo de la revolución armada. El ciudadano tiene la obligación de exponer su nombre, su tranquilidad, su vida, para expulsar al pequeño círculo que se ha adueñado del poder, por el fraude, el engaño y la traición, en día de negra memoria para las instituciones.
Desde hoy, casi toda la República está en armas. La Revolución levanta como bandera la salvación de la Patria y en sus anchos pliegues caben todos los hombres de bien, cualquiera que sea su comunión partidista.
La Revolución no es más que el representante armado del pueblo paraguayo. La obra es nacional. Lucha por todos, en bien de la libertad del pueblo oprimido, vejado despotizado y explotado por una oligarquía sin escrúpulos ni medida.
La Revolución lamenta la violencia; pero la juzga necesaria en los actuales momentos. Ofrece la más absoluta garantía a los que no resisten a la reivindicación de los derechos populares y promete severa lección a los que pretendan oponerse a sus irresistibles impulsos, porque tiene fuerza suficiente para amparar a los unos y combatir y vencer a los otros, hasta tener plenamente asegurado el restablecimiento de las instituciones, el respeto a la persona y a la propiedad de todos los habitantes.
La Revolución hace responsable de los daños que cause y de la sangre que derrame, al Coronel Juan Antonio Escurra y a la camarilla que le rodea, porque ellos con su ineptitud, su concupiscencia, sus atropellos y desenfrenos, han obligado al pueblo a levantarse por su honor, su libertad y sus más caros intereses.
La Revolución hace un llamado al patriotismo de todos los hombres de buena voluntad, sin exclusión de partidos o afecciones políticas, considerando que todos han de contribuir a salvar a la Patria del peligro. Promete restablecer las instituciones, cumplir y hacer cumplir la Constitución, los tratados internacionales y las leyes de la República.
Entregamos la causa de la Revolución en los brazos del pueblo y confiamos, después de Dios, en nuestros propios esfuerzos para el triunfo de la libertad.
B. Ferreira, E. González Navero
(Siguen las firmas)
Villeta, Agosto 15 de 1904.-
MANIFIESTO DEL VICE-PRESIDENTE DE LA REPUBLICA,
DR. MANUEL DOMINGUEZ, AL PRESTAR SU APOYO
A LA REVOLUCION LIBERTADORA DE 1904.
Cuando subió al poder el Coronel Juan A. Escurra, creí de mí deber formularle un programa de gobierno, en que concretaba cada punto importante, en mi sentir, para la futura administración; y no necesito decir que el Presidente de la República hizo todo lo contrario de cuanto le había aconsejado. Creo más; entiendo que el Coronel Escurra ni leyó lo que debía ser un programa de gobierno.
En vez de la revisión de nuestro sistema rentístico que no obedece a ningún plan científico, de leyes de aduana necesarias, ley de contrabando, fomento de las pequeñas industrias y del comercio, ampliación de las funciones del Banco Agrícola, celebró el famoso contrato Jorba, sobre el monopolio del cuero, especuló con la impresión de billetes, expropió Agogigó por el doble de su valor. El contrato Jorba perjudicaba al Estado por $. 8.000.000, estancaba, en beneficio de un particular, mediante fuerte prima, uno de los productos nobles del comercio paraguayo; se guardó sobre él un secreto profundo hasta el momento de aparecer el decreto, de modo que la opinión pública no se pronunciara sobre el particular. Era un decreto aleve que hirió de muerte a la exportación del cuero, una de las fuentes del erario nacional. Con el pretexto de imprimir billetes se perjudicó al Estado, en ciento de miles de pesos.
La expropiación de Agagigó hay que entenderla; los gobiernos anteriores habían abaratado las tierras públicas. A la conclusión de la Guerra, el gobierno era todavía poderoso. Poseía inmensas zonas de tierras, que, bien distribuidas, hubieran realizado el sueño de los sociólogos. Pero las vendió, las dio a vil precio, dejando sin hogar la mayor parte de nuestros compatriotas y es para revenderlos a los ocupantes. Quiero decir que el gobierno de Escurra, con pagar el doble del valor de Agagigó, especulaba en beneficio propio con el dinero de la clase trabajadora, con las lágrimas del pueblo. Yo había aconsejado que el Poder Ejecutivo tratara de valorizar el papel moneda o, en todo caso, de evitar su increíble oscilación, que desconcertaba todo cálculo comercial, en perjuicio del pueblo y en beneficio de los agiotistas. Pero el gobierno del Coronel Escurra jugó a la alza con inaudito escándalo.
La caja de Conversión resultó ser una Bolsa creada para uso de los gobernantes, vendía oro, una vez vendió 200.000 pesos oro a los agentes ministeriales, al 870, para comprarlo al 1.150. A los agiotistas particulares había sustituido uno oficial, poderoso, incontrastable, el Poder Ejecutivo. Ministros hubo, que de este modo encantador, ganaban en una semana los que otros ganan en años de trabajo.
Indiqué el modo de extinguir nuestra Deuda Externa o de reducirla, por lo menos, a la tercera parte de su monto actual y el gobierno del Coronel Escurra hizo y trató de hacer lo increíble. Con el Ministro Moreno fue, partidario, pero del modo más curioso, y en el transcurso de pocos meses trato de aumentar nuestra deuda externa pagando diez por ciento de comisión, una monstruosidad, aparte de un descuento inaudito. La Revolución estalló a tiempo por fortuna, para evitar tan desastrosa operación que hubiera hundido al país más de lo que está.
En el programa que formulé figuraba la creación de una Escuela Militar, la compra de armas modernas, fa reorganización de nuestro ejército para la defensa de nuestra soberanía. No hay que olvidar que con un vecino tenemos una cuestión de límites y entiendo que "los mejores tratados se celebran desplegando fuerzas". Cien mil hombres pueden poner el Paraguay. Basta educarlos y armarlos para que nuestro país sea relativamente fuerte e indiscutiblemente respetado. En este punto mi esperanza era fundada. El Presidente de la República salía de las filas del ejército y era de suponer que lo mirara con solicitud cariñosa. Pero también me equivoqué. El Poder Ejecutivo opinó de otro modo. Ocupado en operaciones de agio, en Agagigó, en otras cosas, ni siquiera pensó en la Escuela Militar. Al contrario, cuando el Senador Segundo Decoud, presentó un proyecto creándola, el Poder Ejecutivo le hizo fracasar en la Cámara de Diputados. Y, como manifiesto publicado por el Comité Revolucionario de Asunción, en vez de una modesta Escuela Militar, en que no iba a gastar mayor cosa, el P. E. quiso fundar un Hotel Oficial, invirtiendo medio millón de pesos, cosa jamás oída ni leída. En cualquier otra parte tan peregrina ocurrencia hubiera bastado para derribar un ministerio. Ello aparte, el gobierno del Coronel Escurra compró armas inútiles, los weterlik, que no usa ningún ejército, pagando, según costumbre el doble de su valor real. Se opuso a las reformas aconsejadas por los jóvenes Elías Ayala y Atilio Peña. Libré batalla para conseguir la incorporación de militares instruidos como Garay y Goiburú, al Ejército Nacional.
"Lo primero que ha de hacer su gobierno ha de ser convocar a la Guardia Nacional", decía en el programa al Presidente. Una ley lo dispone, lo ordena. Pero no había ley que valiera. Se opuso a ello a todo trance. Tan divorciado andaba de la opinión pública que veía un enemigo declarado en cada ciudadano.
El senado me comisionó a que expusiera al Presidente la necesidad de la defensa Nacional. Aquella alta Corporación quería deslindar responsabilidades. El Presidente contestó que no había peligro. Dijo más. Afirmo que el ejército "estaba bien". Y tan bien había estado, que no hay a su frente un militar de escuela, esta armado a rémington inútiles, en esta época del máuser, ni puede presentar cinco mil hombres.
En vez de la economía que aconsejaba, el P. E. creaba legaciones rumbosas sin necesidad, repartía millones a empresas particulares por leyes especiales; daba cientos miles de pesos para escuelas también particulares; pero invocaba economía cuando se trataba de satisfacer necesidades reales, urgentes, improrrogables; construcción de puentes y caminos, aduanas, muelles, Escuela Militar, armas modernas. Con los millones que dio a algunos empresarios, pudo dotar de local propio a las escuelas nacionales, que pagan más de 70.000 $ de alquiler.
Entre los Ministros del Coronel Escurra no había ni hay uno medianamente informado de las altas cuestiones que ha de resolver el gobierno; límites con Bolivia, posición jurídica del Estado con respecto a la empresa del Ferrocarril, problemas económicos y financieros... Tan cierto es esto que para la redacción de algunas notas de la cancillería, el ministro pedía socorro a algunos particulares. Leyes financieras hubo, desastrosas, por supuesto, redactadas por extranjeros.
El Presidente de la República en vez de rodearse de la gente capaz y decente se hizo asesorar por gentes sin instrucción, sin principios, sin ideal, que tenía a gala demostrar el más profundo desprecio por la opinión pública, y aquí toco la característica del gobierno del Coronel Escurra. Aun el hombre ignorante tiembla ante la reprobación universal, pero ni el Presidente ni sus ministros temblaban cuando eran señalados por el pueblo.
¿Y ahora mismo no está ese gobierno revelando lo que es? Forma un batallón con presidiarios sacados de las cárceles, con ladrones y parricidas condenados por la ley. A tal causa tales defensores. No hay en el gobierno una persona de juicio que condene tal atrocidad, a que no recurrieron ni los tiranos más sombríos del Paraguay.
Y ahora también, en los momentos en la que la Revolución esta encima del Gobierno en que por instinto de conservación, debía mostrarse cuerdo, atrasa el presupuesto para conceder préstamos a Bancos particulares, con la prima consiguiente, se entiende, paga 40.000 $ oro por fusiles tomados de las armerías y que no valen ni la mitad y que, por añadidura, fueron saqueados de la Policía; firma órdenes de pago por 39.000 y 60.000 pesos por animal que no ha consumido el Ejército Nacional; hace que el proveedor gane buena cantidad de pesos por día. Todo esto, en los instantes en que la revolución, es decir la opinión pública armada, le ataca y le pide cuenta de su conducta.
¿Dónde está la patria?. No está seguramente con quienes forman batallones con presidiarios para defender su causa, digna de tales soldados. Está allí donde hay desinterés e inteligencia. Con la Revolución, que no trae la guerra en nombre de ningún partido político, está la patria.
Y en estas consideraciones me he fundado al incorporarme a sus filas. El gobierno del Coronel Escurra esta moralmente muerto.
Manuel Domínguez
Villeta, Octubre 15 de 1904:
LISTA DE CIVILES Y MILITARES AL SERVICIO DE LA REVOLUCION, SEGUN DATOS PROPORCIONADOS POR EL SR. JUAN FRANCISCO PÉREZ, ADSCRIPTO AL ESTADO MAYOR DE LA MISMA.
En Villeta
General Benigno Ferreira, Comandante en Jefe.
Comandante Pastor Cabañas Saguier, Jefe de Estado Mayor y de la Artillería.
Ayudante y Adscriptos: Adolfo R. Soler, Eladio Velázquez, Emiliano Saguier, Avelino Garcete, Genaro Pérez, Cirilo Mendoza.
Marina
Capitán de Fragata Manuel J. Duarte, Comandante del Libertad, anteriormente Sajonia.
Diego M. Appleyard, Aníbal A. Segovia, Miguel Raldoni, José Gill Bernardes, Ernesto Martín (Oficial artillero), Luis Wasmosy, Juan B. Gaona (h), Raúl Casal Ribeiro, Junio Quinto Godoy, Alejandro M. Abreu, Alfredo y Nicasio Duarte, Américo Ayala, Américo Crovato, Jefe de las fuerzas, Julián Ayala.
Vapor Lalo
Modesto Guggiari, Comandante.
En otros barcos
Santiago Schaerer, Julián Derliz Recalde, Constantino Misch.
Infantería
Batallón Nº 1, Francisco Olivera (argentino), comandante; Cristián G. Heisecke, segundo comandante.
Batallón Nº 2, Antonio J. Almeida, Comandante y después de su muerte, Guillermo Sosa, segundo comandante, Herminio Saguier.
Batallón Nº 3, Rodolfo Ayala, Comandante.
Batallón Nº 4, Francisco Brizuela, Comandante.
Batallón Nº 5, Arsenio López Decoud, Comandante.
Caballería
Regimiento Nº 1, Carlos L. Isasi, comandante; Juan B. Egusquiza, segundo Comandante. Después se encomendó al Capitán de Corbeta, Martín R. Báez, la formación de otro Regimiento, siendo designado Comandante de la División destinada a ocupar las Misiones. Oficiales del Regimiento Nº 1, Capitanes Higinio Arbo, Manuel Flecha y Artemio Egusquiza, Teniente Fidelino Martinetti y otros.
Regimiento Nº 2, Teniente Coronel Américo Benítez, Comandante.
Regimiento Nº 3, Pedro P. Caballero, Comandante.
Sanidad Militar
Jefe, Dr. José P. Montero. Doctores Alejandro Arce, Leocadio Almeida Huerta, Vicente Álvarez, Eliodoro Arbo, Ramón Ayala Torales, Bartolomé Coronel, Manuel Conigliaro, Víctor Idoyada, Cosme J. Manzoni, Juan F. Recalde, Rogelio Urizar.
Intendencia de guerra
Juan Manuel -Sosa Escala, Intendente; Juan B. Centurión, segundo Intendente.
Correo
Jefe, Gustavo Sosa Escala.
Otros dirigentes
Manuel Gondra, Adolfo Riquelme, Elías García, Incorporados después: Manuel Domínguez, Manuel Franco.
Oficialidad
Federico De Gásperi, Comandante Aniano Centurión, Leonardo Daveggia, Lucio Sila Godoy, S. Arámbulo, Sindulfo Romero, J. Vallori, Prudencio R. Morínigo, Francisco Manzoni, José Airaldi, Fernando Urizar, Ernesto Ibáñez, R. Benigno Laguardia, Julián Arias, Manuel Flecha, Marciano Molino Torres, Artemio Cáceres, José González Loizaga, Alejandro Guanes, Tomás Airaldi, Ricardo Marrero Marengo, Silvano Mosqueira, Manuel García Collazo, Daniel Giménez Espinoza, Ernesto y Eusebio Velázquez, Estanislao Pereira, Alfonso B. Campos, Mario y Raimundo Usher.
Oficina topográfica
Ángel Battilana, Director; Heríb Campos Cervera; los voluntarios españoles y estudiantes de ingeniería, Rafael Barret y Joaquín Boceta.
Otros incorporados
Héctor Velázquez, Vicente Rivarola, Carlos Quevedo, Tomás M. Varela, Enrique Ayala, Eliseo Da Rosa, Fernando Soteras, Sebastián Ibarra Legal, Víctor Abente Haedo, Benjamín Báez, Luis Cálcena, Pedro A. Cáceres, Juan Molinas, Francisco Gubetich, Albino V. Mernes, Jovino Mernes, Goicoechea Menéndez.
En Pilar
Emiliano González Navero, Vice Presidente el gobierno revolucionario, Félix Paiva, Manuel Benítez, Eduardo Schaerer y otros.
En el norte
Delegado, Gualberto Cardús Huerta.
EL TRATADO DE PILCOMAYO
Acta de paz
En Pilcomayo, a bordo del "Plata", a los doce días del mes de Diciembre de mil novecientos cuatro, reunido por una parte el Presidente de la República Coronel Juan A. Escurra y por la otra el general en jefe de la Revolución, doctor B. Ferreira, la asistencia de los Exmos. Señores M. P. y E. de los E.E.U.U. del Brasil y de la República Argentina y S.S. el Encargado de Negocios de Francia, en el deseo de establecer la tranquilidad del país y de evitar la pérdida de vidas e intereses cuantiosos que ocasionan la guerra civil, convienen bajo la inspiración del más puro patriotismo en celebrar la paz bajo las bases siguientes:
1º) Renuncia del Presidente de la República y elección en su reemplazo del señor Juan B. Gaona.
2°) Constitución del Ministerio por el Presidente electo. Los ministros nombrados se recibirán de sus respectivas carteras con las formalidades de estilo.
3º) Reorganización completa del Ejército bajo la base de la incorporación de todos los jefes y oficiales de escuela.
4°) Entrega al nuevo Gobierno constituido de todos los armamentos y útiles de la Revolución bajo inventario.
5°) Pago de los gastos comprobados de la Revolución, así como de las obligaciones contraídas legalmente por el Gobierno del Coronel Escurra.
6º) Reconocimiento de los grados militares acordados por la Revolución.
7º) Elecciones libres.
8º) Nombramiento de don Elías García como jefe de Policía de la Capital.
9º) Amnistía amplia para los delitos políticos. Los crímenes y delitos comunes serán sometidos a la acción de la justicia ordinaria.
En fe de lo cual firman dos ejemplares de un mismo tenor y de un solo efecto en el lugar y fecha expresados, actuando como secretarios los señores José E. Pérez, Cayetano A. Carreras, Manuel J. Duarte y Adolfo R. Soler.
Firmados: B. Ferreira, J. A. Escurra, B. Itiberé da Cunha, Alejandro Guesalaga, E. Pingaud, José E. Pérez, Manuel J. Duarte, Gregorio Ignacio Romero, Cayetano A. Carreras, A. R. Soler.
Nota: se nos dice que existe un acta adicional a la precedente, cuyo texto no podemos darlo a publicidad en razón de no haber podido conseguir copia de ese documento.
Publicado en la "La Tarde", el 22 de Diciembre de 1904.
ACTA ADICIONAL AL PACTO DE PAZ
1º) Por reorganización del ejército estipulada en el art. 3º del Acta de Paz, subscrita en esta misma fecha, se entiende la completa disolución del ejército de Línea, y la organización del nuevo que se deberá hacer bajo la base de los Jefes y Oficiales de escuela por el señor Ministro de Guerra del Gobierno Provisorio. Organizando el Ministerio, ambas fuerzas harán entrega de todo el armamento, bajo riguroso inventario, ordenándose así mismo el repliegue y desarme de las pequeñas guarniciones destacadas, que no se consideren necesarias para garantir el orden.
2º) A fin de evitar dificultades políticas a raíz de la terminación de la contienda y la agitación que necesariamente produce las luchas electorales por pacíficas que sean, el Partido Nacional Republicano se obliga solemnemente a abstenerse de concurrir a las próximas elecciones para la renovación y para llenar las vacancias del Congreso Nacional.
3°) Las carteras del Interior y de Justicia serán desempeñadas por los señores doctor Emilio Pérez y don Cayetano Carreras, respectivamente, y las de Guerra Hacienda y Relaciones por los que designe la Revolución.
4º) Inmediatamente de subscrita la paz, el señor coronel Escurra procederá al desarme y licenciamiento de su ejército. Una vez que no queden sino 2 batallones, el 14º y el 4º, el Cuerpo Diplomático le comunicará al Jefe de la Revolución y éste marchará entonces sobre Asunción, con su flotilla, a fin de garantir y presenciar la elección y toma de posesión del nuevo Presidente.
Publicado en el diario "La Tarde", del 29 de Diciembre de 1904.
DISCURSO DE DON JUAN B. GAONA PRONUNCIADO EN EL CONGRESO, LUEGO DE PRESTAR JURAMENTO COMO PRESIDENTE DE LA REPUBLICA,
EL 19 DE DICIEMBRE DE 1904.
Señores Senadores, Señores Diputados; En los momentos más difíciles vengo a hacerme cargo de la dirección administrativa del país, después de aceptar el llamado y la obligación que me impusieron los amigos de las dos partes que han estado en lucha armada durante más de cuatro meses.
Por amor a la paz, a la concordia a todos mis conciudadanos, he aceptado la designación de mi nombre en el pacto firmado el 12 de Diciembre, por más que dándome cuenta de la mala situación general del país, yo, el más humilde de los ciudadanos, no me creo el indicado para ocupar la más afta magistratura del país.
La confianza que tengo en que todos, olvidando resentimientos de políticas de círculo, han de prestar su decido concurso a mi gobierno, es lo que me da esperanza de que será más factible la tarea de reconstrucción y reorganización del Paraguay.
Mi administración se ocupará de algo más grandioso que la política de círculo; quiero dedicar todos mis esfuerzos a levantar el país de la postración en que se encuentra, comenzando inmediatamente por tratar de traer la pacificación más completa, para que todos, cada uno en su esfera, puedan dedicarse al trabajo productivo y remunerador.
Por lo tanto, no me detendré a hacer aquí un largo programa de gobierno, puesto que mis ideas pueden resumirse en pocas palabras; Pacificación, reorganización y trabajo.
Deseo que lleguemos a conseguir que nuestra República sea querida por los ciudadanos y respetada por los extranjeros, lo que será factible si es que los actos de las autoridades se basan en el espíritu de orden, de justicia y de moderación.
Dedicaré preferente atención a las finanzas, para cimentar el crédito público, sanear la moneda y aumentar la fortuna del Estado, lo que al mismo tiempo, traerá acrecentamiento de la fortuna privada con el progreso de la agricultura, de la industria y del comercio.
Quiero pedir a todos, en este momento, una eterna unión y que los esfuerzos hechos hasta ahora no sean tan sólo para triunfo en la política interna, sino que se empleen en los sucesivo, para el engrandecimiento del país, por medio de la generosa emulación, en todos los órdenes de la actividad humana; quiero que haya siempre orden y trabajo.
Publicado en "La tarde", del 27 de Diciembre de 1904.
REFLEXIONES SOBRE EL TRABAJO DEL DR. R. ANTONIO RAMOS
No podemos dejar de significar que el ampuloso título del trabajo del Dr. R. Antonio Ramos, crea una gran expectativa en el ánimo del lector. Pero después, a medida que uno se adentra en el contexto del mismo, se pueden observar defectos substantivos, que terminan por relegarlo al montón, por carecer de toda originalidad.
1.- El Dr. Ramos tiene una sola fuente: el libro "Historia Constitucional de la República", del Dr. Gomes Freire Esteves. Vale decir, no ha hecho ningún trabajo de investigación propiamente dicha.
2.- Como fuente accesoria, el Dr. Ramos utiliza elementos anecdóticos facilitados por Gustavo Sosa Escalada en su libro "El buque fantasma". Con semejantes obras de consulta -el libro de Freire Esteves y el libro de Sosa Escalada- el gran historiador Ramos construyen el andamiaje de su obra.
3.- No existe, ni siquiera de intento, una pintura del contexto histórico y sociológico de la época. La revolución de 1904 se presenta así, nada más que como el propósito de los dirigentes del Partido Liberal, para capturar el poder político. Y aunque la verdad última sea ésta, por lo menos el Dr. Ramos hubiera procurado darle un barniz de motivación histórico-sociológica. Tal vez, en realidad, de la pintura del contexto, hubiera resultado la demostración de la improcedencia absoluta de la revolución de 1904.
4.- Tampoco está esbozada la conjunción liberal-egusquicista en la tarea de perpetrar aquel atentado contra la paz de la nación. No debemos olvidar el rol decisivo de los egusquicistas, en el aprovisionamiento de fondos e influencias a favor de los liberales.
5.- Hace en cambio, una relación de los hechos, que son de todos conocidos. Con leer a Freire Esteves ya sabemos lo que pasó. No haría falta hacerlo en el estudio de Ramos.
6.- Se dedica el Dr. Ramos a hacer la apología de aquella subversión, sin ningún espíritu crítico. Todo lo que hicieron los liberales, "es una maravilla". Con semejante premisa, se llega a la "crónica boba", pero no a la historia, y mucho menos, a la interpretación histórica.
7.- Los hechos históricos desmienten al Dr. Ramos. La anarquía desatada por la revolución de 1904, que se concretó con la caída del presidente Gaona, con el derrocamiento a sangre y fuego de González Navero y el "gondrismo", demuestran las consecuencias altamente negativas de aquella subversión.
8.- Finalmente el Dr. Ramos demuestra falta de probidad, puesto que silencia el hecho, nada elevado ni democrático, de la exclusión del pueblo colorado de las "elecciones para la renovación y para llenar las vacancias del Congreso Nacional", dispuesto en el Acta Adicional al Pacto de Paz.
9.- Como historiador, el Dr. Ramos conocía el libro del Dr. Justo Pastor Benítez, "Ensayo sobre el Liberalismo Paraguayo", en cuyo séptimo capítulo se hace referencia justamente a 1904 como punto de partida de la anarquía que asoló al Paraguay hasta 1923.
CAPITULO IV
EL CORONEL BRAY Y LA REVOLUCION DE 1904
El Coronel Arturo Bray es una figura interesante de nuestro ejército del pasado. Su actuación militar no fue muy descollante. Más se destacó como brillante escritor que como soldado. Tuvo sin embargo, ocasión de ser testigo de importantes contecimientos, respecto de los cuales nos ha dejado testimonio en sus memorias, tituladas" Armas y Letras”. Memorias - Ediciones NAPA.
Se hubiera molestado muchísimo con nosotros el Coronel Bray, si leyese lo que vamos a decir de él. Siempre presumió de ser un militar exento de simpatías partidistas. No obstante, sus juicios revelan que fue uno de los militares más politizados de su época. No señalamos el hecho para perjudicar su imagen, que la tiene bien perfilada. Sino al solo efecto de demostrar que, pese a querer sustraerse de la política, estuvo no obstante, ideológica y realmente muy involucrado en ella. Nuestro mejor argumento son los extractos que tomamos del Tomo I de sus interesantes memorias.
TROZOS TOMADOS DE LAS MEMORIAS DE BRAY
El Coronel Bray y la Revolución de 1904
"Para el único movimiento armado realmente popular que se registra en nuestra historia política -la revolución liberal de 1904, contra el anquilosado y estático régimen "colorado"- concertaron los "cívicos" un pacto de unión con los "radicales", la rama del partido con auténtico caudal en las filas del pueblo. Mas logrado el triunfo, se alzaron los "cívicos" con el santo y la limosna: presidencia, gabinete, parlamento, mandos militares, diplomacia, policía y judicatura, todo fue para ellos, salvo algunas migajas arrojadas como por gracia a quienes habían concurrido la mayor cuota de sangre para obtener la victoria contra el enemigo común"(4).
ALBINO JARA
"Era Albino Jara un varón desaplomado, sin norte ni equilibrio en sus pasiones, ambiciones y arrebatos, aunque quizás en el fondo no le alentaran instintos perversos. Había nacido en Luque el 23 de febrero de 1878, hijo natural del coronel Zacarías Jara, de alguna actuación en la guerra del 70, aunque no descollante que se sepa. Libertino desaforado, no conquistaba a las mujeres por la persuasión, sino por la vía de la violencia o de la coacción, con su buena dosis de sadismo incontrolado. No era un demagogo del amor, como lo llama Efraím Cardozo, sino un sibarita de la lubricidad, pero alguna que otra señorita de la sociedad asuncena le hizo comprender que no todas las mujeres estaban dispuestas a dejarse intimidar o seducir por él. Ante una resuelta oposición a sus deseos, Jara se replegaba a sus posiciones de apresto, simulando honestas intenciones; de ese modo quienes acababan por rendirse a sus requerimientos lo hacían a voluntad y aún con jactancia, por haber sido elegida como blanco del varón irresistible de la hora. De ser todas las mujeres virtuosas, los sátiros se consumirían en el fuego de sus pasiones insatisfechas.
"El vértigo de las aventuras galantes -aunque no siempre galanas-consumía sus horas, sin freno de recato o medida. Siendo cadete en Chile, hizo época batiéndose en pleno Parque Cuisiño de Santiago, por los favores de una prenda de circunstancias, con un oficial de policía a sablazo limpio, sin testigos\ni padrinos: engrillado en la Escuela Militar como castigo, con grillos y todo saltó por la ventana del calabozo. (Este episodio lo relata el capitán chileno Olegario Lazo Baeza en un capítulo de su libro titulado "Cuentos Militares"). Cuando las fiestas del centenario argentino en 1910, formó parte de nuestra embajada especial; una noche en el Majestic Hotel -después Dirección General Impositiva- de la Avenida de Mayo, donde se alojaron los representantes extranjeros, no encontró nada mejor que bailar el "Santa fe" sobre una larga mesa tendida en el comedor principal, ante el asombro de los concurrentes y el azoramiento de los "mozos". También en esa ocasión, al preguntársele lo que más le había impresionado del gran desfile militar del 25 de mayo, contestó: "Los cadetes chilenos y los caballos argentinos".
"Sin embargo, poseía cualidades esencialmente viriles, que lo hacían simpático: chispeante "causseur", que dicen los franceses, consumado bailarín, valiente hasta la temeridad, gimnasta con articulaciones de caucho -pateaba con los dos pies a un mismo tiempo- eximio jinete y esgrimista de primer orden, atraía a los hombres y seducía a las mujeres, con las cuales sabía mostrarse zalamero, cuando así convenía a sus planes. Era lo que llaman los porteños "un loco lindo", pero su locura había de llevarlo a extremos que terminarían por provocar su caída vertical, definitiva e inexorable. De buena planta, bien parecido, con la espalda recta como la cuerda de un arco, vestía con prestancia y donaire el uniforme militar: impecables sus botas de charol, ceñida la levita del corte prusiano, centelleante la vaina niquelada del sable, que portaba invariablemente en la mano izquierda, sin colgarlo nunca de los tiros. No fumaba ni probaba el alcohol y era su hábito iniciar la jornada diaria con una ducha fría, así en verano como en invierno.
"En su modo de ser y de aparecer no falta algunos matices del comediante: sabía echarse a llorar a lágrima viva al verse defraudado, contrariado o sorprendido en sus arterías. Así por ejemplo, en la noche del 24 de noviembre de 1910, en ocasión de suscitarse en la casa de Adolfo Riquelme la cuestión de separarlo del ministerio de Guerra, echose a los pies del presidente electo -Manuel Gondra- prorrumpiendo en sollozos, mientras reiteraba su absoluta lealtad a quien debía asumir el mando al día siguiente. Prolongose el conciliábulo hasta las cinco de la mañana del día 25, resolviéndose al final que Jara siguiera desempeñando la expresada cartera. Cuando el teniente coronel Justo Escobar se enteró de aquella decisión, le dijo a Riquelme: "Agá catú ya pe potí pama". (Ahora sí que están bien reventados). Y así ocurrió, a los cincuenta y tres días escasos dé aquella reunión.
"Personalmente Jara era honrado, pero no podía decirse lo mismo de sus paniaguados, los cuales distaban bastante de ser inobjetables en más de un sentido. Cuando se le reprochaba aquel afán de rodearse de gente poco recomendable, solía responder: "Es que las personas llamadas decentes no me sirven para conseguir lo que quiero". Y a sus allegados, les recomendaba: "¿Qué quieren ustedes con Adolfo? Ese nunca les va a dar dinero como yo les doy". Los escrúpulos le tenían sin mayor cuidado. Su concepto de la lealtad y de la amistad -si lo tenia- no iba más allá de sus particulares y ocasionales conveniencias; insatisfecho por naturaleza, eternamente inquieto, el señor don Albino no daba tregua ni sosiego a nadie, estuviera donde estuviese. Su temperamento volcánico estaba en perpetuo estado de erupción. Para él, dinamismo era sinónimo de dinamita. La codicia-por el metal -eso sí- no figuró entre sus múltiples flaquezas; a sus titulados amigos solía incluso ofrendarles su billetera para que metieran mano en ella. En cuanto a sus orgías y bacanales se ha exagerado no poco, como se exagera siempre en el Paraguay, cuando de la ajena reputación se busca hacer merienda de gusanos. Tampoco fue un sátrapa despiadado, ni tuvo mujer, querida o concubina que llegara a dominarlo. No empleó un solo centavo del Estado en las conquistas logradas en su propio despacho de ministro, como luego había de hacerlo un camarada suyo de los tiempos de Chile.
"No le faltaba inteligencia, por cierto, si bien hay para poner en duda que fuera estudioso o amante de los libros: su carácter impulsivo y morbosamente revoltoso, más que rebelde, anulaba en él las inquietudes del espíritu, De conocimientos profesionales no andaría muy sobrado, fuera de ser un consumado artillero; su temperamento no se prestaba a la reflexión; el campo visual de un análisis de una operación de guerra no trascendía más allá de los fragores del combate. La audacia en el pensamiento y en la acción le valió algunos éxitos políticos y militares, verdad es, pero esos mismos éxitos fugaces terminaron por arrastrarlo a la más tremenda de las quiebras. Tuvo, no obstante, algo de profeta; cuando alguien le preguntó de dónde íbamos a sacar las armas para combatir a los bolivianos, llegado el caso, respondió: "Se las vamos, a tomar a los propios bolivianos". Que fue, en buena medida, lo que ocurrió a la postre.
"Solía yo verlo con cierta frecuencia en la casa de Adolfo Riquelme de quien era amigo íntimo e incluso pensionista durante un tiempo; pobre de solemnidad como era, y ya en disponibilidad, por sempiterno conspirador, solía recurrir al guardarropa de su amigo para vestirse. En cierta oportunidad preguntome qué quería ser cuando llegara a "grande", le contesté que militar (tenía entonces 12 años). "Me parece muy bien; lo voy a mandar a Chile; a Chile, me parece muy bien". Hablaba siempre con intermitencias de ráfagas de ametralladora, martillando y repitiendo las palabras. Terció entonces doña Martina -la madre de Adolfo- para decirle que en el Paraguay la carrera militar no tenía porvenir. A lo que respondió Jara: "No crea, señora, no crea; ahí está mi caso: antes de cumplir los treinta años voy a ser general y doctor'. Y a fe que a dos pasos estuvo de salirse con las suyas: su ascenso a general, aprobado en Diputados siendo ya Jara presidente, encontró una oposición irreducible en el Senado; en cuanto a su carrera de Derecho, había llegado a aprobar el 4° año. Bien es cierto que, al presentarse a rendir examen, acostumbraba a colocar el sable y la pistola sobre la mesa de los examinadores, varones prudentes que considerarían más discreto no llevarle la contraria aplazándolo en la materia.
"Jara era "colorado" de ascendencia y tendencia, aunque nunca se reveló como tal en forma desembozada, pues por imperio de las circunstancias, fue en el Partido Liberal donde encontró el cauce que él consideraba propicio para el logro de sus ambiciones del momento. Su golpe de Estado del 2 de julio de 1908, en el que le acompañaron para la toma de los cuarteles los "colorados" Marcos Quaranta y Marcos Caballero Codas, tenía por objeto instalar en el poder a dicho partido, con Jara en la presidencia de la República, en la creencia de que el gobierno de Benigno Ferreira iba a capitular a la primera andanada de los flamantes cañones Krupp; mas cuando Elías García inició desde el Departamento de Policía una resistencia tan inesperada como tenaz, viose Jara precisado a llamar en su ayuda a los entonces denominados "liberales radicales", con Eduardo Schaerer, Manuel Franco, Adolfo Riquelme, Eusebio Ayala y otros, a la cabeza (5).
El Coronel Bray enjuicia al sector "Cívico" del partido liberal
"Quizás lo único medianamente justificable que hizo Albino Jara en su vida fue derribar a cañonazos a los "cívicos" el 2 de julio de 1908, quienes nunca más pudieron levantar cabeza en el escenario político del Paraguay, ni gravitar mayormente en los comicios hasta que, en 1922, reducidos ya a un grupito que hubiera podido caber con holgura en un tranvía, se refundieron con los "radicales" para siempre. El hecho de haber sido derrotados por Jara no obstó -importa señalarlo para que, cuatro años más tarde, hicieran causa común con él, acompañándolo en la revolución de 1912. En aquella desventurada campaña, que le costó la vida al turbulento coronel, le acompañaron los "cívicos" Elías Ayala, Martín R. Báez, José Souza Lobos, David Centurión, Benjamín Velilla, Hipólito Núñez y otros militares, cuya carrera había sido tronchada el 2 de julio. Y entre los civiles figuraban Carlos Luis Isasi, Higinio Arbo, Eusebio Taboada y algunos más. Al expresado Velilla, en 1909, Jara en persona le había animado a la espalda una vela encendida para obligarle a declarar su participación en la fracasada conspiración.
"Fenómeno raro este de los partidos políticos que, de implacables y feroces adversarios, de pronto se convierten en aliados, para no pocas veces volverse a separar, una vez desaparecido el odio al enemigo común, mientras el país -víctima propiciatoria de tales efímeras componendas- asiste atónito y desangrado a las veleidades de los actores en escena. Sin embargo, no recuerdo que la fracción llamada "radical" haya seguido alguna vez esa tortuosa línea de conducta.
"Volviendo al 2 de julio, no pocos se muestran propensos a opinar que la mayoría de nuestros males posteriores tuvieron su origen en aquella sangrienta jornada. No comparto ese criterio. Era el "cívico" un partido político del más puro corte oligárquico, prolongación y rémora del extinguido "egusquicismo°, desgajado a su vez del Partido Colorado. De "academia de balconcito" lo calificó Alejandro Audibert en su diario "La Ley". Lo integraban grandes señores de indiscutible respetabilidad y no menos talento, pero que no tenían ni tuvieron nunca un arraigo popular de proporciones. Por lo demás, ya hacia el año 1907, se había dividido en dos facciones: Elías García, el progresista pero impopular jefe de policía, apoyaba la candidatura de Adolfo R. Soler -deux ex machina de los "cívicos"- para las elecciones presidenciales de 1910, en tanto el capitán de navío Manuel J. Duarte, desde el ministerio de Guerra, impugnaba esa candidatura (6).
"Los cívicos" honran a Mitre con una placa de bronce.
En 1906 hicieron votar los "cívicos" una ley destinando un millón de pesos oro -suma entonces astronómica- para la construcción de un lujoso hotel, destinado a alojar a las embajadas extranjeras que habrían de venir a Asunción para la celebración del primer centenario de nuestra independencia, distante aún cinco años. El presidente Juan B. Gaona vetó la ley, pues ésta no especificaba de dónde iba a salir esa suma, con las arcas fiscales exhaustas y apenas recobradas, el país de una guerra civil. Aquel veto le costó a Gaona el cargo, siendo reemplazado en la primera magistratura por Cecilio Báez, ya entonces pasado a las filas de los "cívicos", después de haber militado en las filas de los "radicales" desde un comienzo. Huelga agregar que ni se construyó el dichoso hotel ni hubo celebración alguna de la magna fecha, que nos pilló en plena euforia de una feroz anarquía, con tres revoluciones campales, cinco golpes de cuartel y cuatro presidentes en poco más de un año. Consecuencia del 2 de julio, se dirá. Puede ser. Pero no menos consecuencia del derrocamiento del presidente Gondra en 1911, al cual ya se ha hecho referencia. La división del poderoso Partido Liberal tenía fatalmente que desembocar en una anarquía para todo el país, pues el espíritu levantisco de Jara había dislocado y desgranado el cuerpo de oficiales, antes y después del 2 de julio, e incluso durante la campaña revolucionaria de 1904.
"Por otro lado, la política argentinista de los "cívicos", rayana en sumisión a los dictados de la Casa Rosada y a la política anti brasileña del canciller argentino Estanislao S. Zeballos -llegó a los extremos de decretar en 1906 duelo nacional por el fallecimiento de Bartolomé Mitre y enviar una despampanante placa de bronce "en nombre del gobierno y del pueblo del Paraguay", que se puede ver hoy en el Museo Mitre en lugar ostensible; todo esto terminó por enajenarles a los "cívicos" el escaso calor popular de que hubieran podido presumir.
"Fue un secreto a voces el hecho de que, durante las jornadas del levantamiento del 2 de julio, algunos de los "cívicos" acantonados en la estación del ferrocarril -entre ellos Higinio Arbo y Carlos Luis Isasi acarreaban en brazos fusiles provistos por el monitor de la armada argentina “Los Andes”, surto en la bahía de Asunción, sorteando las zonas y barracas del barrio Chacarita. Esas armas - con el escudo argentino- cayeron luego en manos de los triunfadores.
"En materia de política interna tampoco promovieron los "cívicos" mayores progresos en lo relativo a la pureza del sufragio y a la libertad electoral: los "radicales" eran apaleados y sableados sin piedad en los comicios por la caballería brava de Martín R. Báez -jefe formado en el Colegio Militar argentino, pero de nada angelicales instintos cuyos escuadrones reemplazaban así a aquellos otros de la era "colorada", de tan nefasta memoria. Esto me lo ratificó el doctor José P. Guggiari, no una vez sino ciento, y no era hombre él de falsear los hechos o de dejarse llevar por el apasionamiento en detrimento de la verdad (7).
El Coronel Bray refiere la desorganización militar posterior a 1904
"En materia de organización militar, tampoco cabría afirmar que los "cívicos" pusieran una Pica en Flandes. Fuera de adquirir en Europa un excelente material de guerra por valor de un millón de pesos oro, mérito tan indiscutido como indiscutible nada hicieron por el ejército en la estructuración orgánica de sus cuadros, reducidos a dos batallones de infantería, uno de ellos comandado por Rodolfo Ayala, oficial de guardia nacional, y el otro por Hipólito Núñez, capitán de fragata formado en la Argentina, dos baterías de los arcaicos "pum-pum", cañones de tiro rápido, y un regimiento de caballería nominalmente integrado por dos raleados escuadrones. No se encaró la implantación del servicio militar obligatorio: proseguía el anacrónico régimen de los "enganchados" y reclutados a viva fuerza. El titulado Estado Mayor General no pasó de ser una parodia, como que no habla un solo oficial profesionalmente capacitado ni medianamente apto para desempeñar funciones en dicho organismo superior. La Escuela Militar, de cuya "fundación", suelen ufanarse los "cívicos", no fue tal, sino un curso abreviado de instrucción, que se organizó en junio de 1905 para los oficiales que se habían iniciado en la carrera en los campamentos revolucionarios de 1904: José Julián Sánchez, Fructuoso Valdez, Cristino Torres, Justo A. Pane, Julián Arias, y otros. Fue su director el entonces mayor Manllo Schenoni L. y subdirector el capitán argentino Germán Stanger, exiliado en nuestro país a raíz del fracasado movimiento "irigoyenista" de 1905 en Córdoba; el curso se clausuró al cabo de diez meses, al ser destinado su director a la construcción de una línea telegráfica en el Chaco (Villa Hayes a Cuatro Ciervos).
"En otro orden de cosas, no se prolongó en un solo kilómetro la vía férrea, que entonces llegaba hasta Pirapó (hoy Isla Sacá), pero sí fue enajenado a una compañía extranjera el Ferrocarril Central del Paraguay. Tampoco se pavimentó una cuadra más en la ciudad capital. Menos aún se construyeron caminos o puentes. De obras públicas levantose el edificio del Banco Agrícola y se empezaron a construir los cuarteles de Paraguarí. Exagera un tanto, pues, Higinio Arbo, o se deja llevar por una pasión sectarista, cuando califica al gobierno "cívico" como a uno "de los más capaces, realizadores y progresistas", en su opúsculo titulado "Política Paraguaya", editado en Buenos Aires en 1947.
"Al fin de cuentas, a los "cívicos" no les interesaba sino mantenerse en el poder -como a todos los partidos políticos, desde luego imponiendo al país su minúscula minoría por medio de unidades militares, que ellos creían incondicionales a su círculo oligárquico. Entretanto los "radicales" -defraudados y postergados en la repartija de los gajes del poder- rondaban los cuarteles. Era una reacción natural, si bien no justificada por la ética institucional ni ajustada a los principios democráticos de gobierno; pero es que cuando los de arriba vulneran esos principios, a los de abajo no les queda sino ejercitar el derecho de rebelión, derecho por desgracia ejercido con desoladora frecuencia en estas latitudes donde, al cabo, todo culmina en sangre y violencia.
"En suma, el régimen de los "cívicos" fue un gobierno de académicos, ufanos y orondos en su presunta suficiencia. Los cañonazos del 2 de julio los despertaron a la realidad, pero era ya tarde. La sinfonía de la autocomplacencia convirtiose de pronto en montones de ladrillos y de cascotes, hechos saltar a botes de metralla, que redujeron a escombros dos torreones del Departamento de Policía. Contadísimos fueron quiénes corrieron a defender con las armas al gobierno del general Ferreira, refugiado éste en el Palacio de Gobierno, desde donde no atinó a dar un solo paso ni a impartir una sola orden a sus desconcertados correligionarios. Limitose la defensa a los efectivos de la policía de la capital -integrada en gran parte por matones importados de los bajos fondos porteños por Elías García, como el tristemente célebre Lucero, terror de los opositores recluidos en la Cárcel Pública- y por el no menos famoso cuerpo de bomberos, pretorianos del "régimen" en toda su ley, de brillante uniforme y acabada instrucción militar, sobre todo en la práctica del tiro, pero totalmente ineptos para el cumplimiento de su misión específica: apagar incendios. En efecto, sin agua corriente ni mangueras, era eso lo que menos podían hacer los titulados bomberos, como ocurrió cuando el espectacular siniestro de la firma comercial Buenos Hermanos, sito en la calle Palma, a dos cuadras escasas del Departamento Central de Policía, cuyo edificio fue reducido a pavesas en contadas horas, porque los bomberos -sin bomba- trataban de combatir las llamas a baldazos.
"El partido "cívico", que gobernó al país de 1905 a 1908, fue un quiste empotrado en el liberalismo paraguayo, una artificial envoltura de democracia imposible de perdurar, una decoración de cartón pintado, que se hizo humo y escombros al estallar una reacción con raíces de pueblo.
"Vuelto en 1922 al común redil del Partido Liberal, algunos "cívicos" de reconocida capacidad y probidad, como Higinio Arbo y Manuel Benítez, entre otros, prestaron años más tarde calificados servicios al país (8).
El Coronel Bray Liquida el Mito de Manuel Gondra
"La verdad es que tal como ocurrió el 17 de enero de 1911 -el señor Gondra volvía a poner de manifiesto su temperamento abúlico, desesperación de sus amigos, que mucha sangre ha costado al país. Parecía andar siempre con la renuncia en el bolsillo, faltando tan sólo ponerle la fecha. Rechazada su dimisión por el Congreso, quedaba poderosamente reforzada su autoridad moral y material; optó empero por insistir en ella, abriendo de ese modo los cauces a una guerra civil. Su horror a la violencia terminaba por llevar a su partido y a la República entera a los estragos de una lucha armada.
"Era Manuel Gondra persona de extraordinaria ilustración y seductor atractivo personal. De hablar pausado y modales de hidalgo gentilhombre, la cadencia de su son tenía la entonación de una sonata de Schubert. Pero en política resultó un fracaso absoluto, con un terror ingénito de adoptar decisiones enérgicas en momentos de crisis. Carecía de valor moral, ya que de físico estaba sobrado. Por eso, su carrera política refleja una retahíla de amargas desilusiones y defraudadas esperanzas; incluso complacía a sus adversarios en detrimentos de sus amigos.
"Acaso su propia ilustración, libresca conspiraba en contra de su habilidad como político. Este fenómeno curioso se ha dado con frecuencia y se sigue dando hasta la fecha con intelectuales de la talla de Cecilio Báez, Manuel Domínguez, Eusebio Ayala y otros, en tanto los analfabetos de toda cultura encuentran fácil trepar al poder y sostenerse en él por trancos y barrancos.
"Al españolísimo, Conde de Romanones, político sagaz y escritor de galanes poemas, pertenece este comentario acerca del referido fenómeno: "La experiencia demuestra que a cuantos dedican su vida al estudio, devoran libros y sobre sus páginas trabajan sin descanso, les falta tiempo para conocer el libro más necesario para la política: el de la Vida. La Profundidad y amplitud del saber aísla del Mundo y produce cierta deformación del espíritu, cuyos reflejos perturban la clara visión de la realidad, base esencial del sentido político. Por esto cuando los sabios pretenden gobernar; los conducen con frecuencia al fracaso". Y concluye: "Hoy quienes se imponen como dueños y señores de los pueblos no son Humanistas, ni Polígrafos, ni Universitarios, ni poseen elocuencia suma". Y agregamos por nuestra cuenta: "Es casi siempre la bota calzada de espuelas la que aspira a regir los destinos o desatinos de la nación"(9).
EL CORONEL BRAY REVELA LAS GRAVES FALENCIAS DE NUESTRO EJÉRCITO DE LA ÉPOCA
"Muchos guantes blancos, botas de charol y fulgurante relucir de sables de niquelada vaina gastaba por entonces el ejército paraguayo, pero por dentro todo era miseria, privaciones y espíritu fosilizado. Pasaba por la edad paleolítica de su evolución, si bien vistiendo elegante cuan inquisitorial levita alemana. A pan y agua tenían los poderes públicos a la escuálida institución. Los oficiales apenas podían sostener un pasar de elemental decoro con sus pagas de hambre, que por lo demás se cobraba con tres y hasta cuatro meses de atraso, para solaz y provecho de los usureros rondando los cuarteles como buitres. Los cuarteles de Concepción y de Encarnación constituían verdaderas vergüenzas por lo vetustos y ruinosos, con instalaciones sanitarias de la más primitivas. Los oficiales habitaban en cuartuchos alquilados en las vecindades. La Intendencia de Guerra, por su parte mostraba la desoladora desnudez de sus estanterías vacías: Al obtener un cadete su despacho de oficial, se veía obligado a trajinar de Herodes a Pilatos para agenciarse un par de presillas, un sable de segunda mano o una desteñida cucarda para la gorra. (Yo ingresé portando una charrasca de tiempos de la Guardia Nacional, obsequio del señor Ernesto Montero, y una dragona de oficial de marina, por no haber podido encontrar otra).
"En víspera de los policrónnicos desfiles en ocasión de las festividades patrias, se calculaba quién estaría de guardia ese día, o se hallaba propenso a dar parte de enfermo, para pedirle prestada su guerrera o la dragona del sable. De ese modo, en aquel ejército había una diversidad de prendas que metía miedo. Al pelo hubiera venido aquella frase de Wellington al pasar revista a sus tropas en tierras de Portugal: "No sé lo que el enemigo pensará de estos soldados, pero a mí me hacen temblar de espanto". O aquella celebrada copla mejicana, tan en boga en los tiempos de Marcos Zapata: Las Niñas de Veracruz// están por morir de risa// al ver a los oficiales// con guantes y sin camisa".
"En campo Grande, un destartalado galpón ostenta en su frente un enorme y llamativo letrero donde se lee: "Escuela Militar de Aviación" pero allí no hay pilotos ni cobertizos ni aviones ni talleres, ni ná de ná, como dicen los andaluces, como no fueran algunos vacunos que pacen tranquilos y confiados en la virgen pista de aterrizaje, cubierta de yuyos y sólo hollada de tarde en cuando por alguna que otra máquina extranjera. El titulado "Parque de Guerra", ubicado en los fondos de la Escuela Militar, con entrada por Avenida República, que nada tenían de avenida y sí de picadero de arena, era un edificio de sótanos impresionantes, en los cuales se guardaban algunos centenares de fusiles descalibrados, incluso Waterliss y Remington de la época prehistórica, cañones Krupp de avancarga y un montón de chatarra que no habría servido para armar una cábila de beduinos. Se corría que un turista extranjero -¿sería de verdad turista?- llegado a Asunción por aquellos años, comentó así de aquel caserón que oficiaba de arsenal: ¡Que va! Estos paraguayos son muy ladinos. Deben tener las armas ocultas en otros sitios".
"En un denominado "polvorín", sito en el llamado banco San Miguel, al otro lado de la bahía, se almacenaban unos cuantos kilos de pólvora negra, que no hubieran bastado para derribar una bandada de chimangos. En suma, incluidas todas las armas en servicio y en depósito, no contaba el ejército paraguayo sino con 7 mil fusiles Máuser en malísimo estado de conservación, 12 ametralladoras entre las de modelos Vickers y Maxim, cuatro baterías de montaña Krupp, adquiridas en 1907, unas cuantas piezas de las denominadas "pum-pum", de tiro rápido, y seis cañones de montaña Vicker, sin pantalla ni freno de retroceso, que los británicos habían utilizado en la campaña de Afganistán a fines del siglo pasado, adquiridas luego en 1912 para la revolución de los liberales en el expresado año. La dotación de paz no llegaba a los 3 mil hombres; los medios de transporte se limitaban a seis carros a mulas, según figuraban en el Reglamento de Dotación de Paz, publicado anualmente, luego de aprobado por las Cámaras de presupuesto de guerra.
"Todavía en 1920 seguía nuestro ejército rigiéndose por reglamentos arcaicos y anacrónicos, copia fiel de sus similares clientes, adaptados a su vez de reglamentos alemanes de tres décadas atrás. Tanto era así que en "las salidas al terreno", veíase a nuestros oficiales de infantería cargar al frente de sus unidades con el sable desenvainado, al grito ritual de "¡Viva la Patria!" Espectáculo de épicos arranques, qué duda cabe, pero tan alejado de la realidad como para mover a risa. Pero -eso si- se daba extrema, y aún excesiva importancia a los desfiles y al paso regular prusiano, cuya rígida precisión y difícil aprendizaje insumían semanas enteras de instrucción, tiempo perdido para otras exigencias menos aparatosas, pero de mayor utilidad y provecho para esa instrucción. Empero el público espectador quedábase poco menos que extasiado ante aquella gimnasia de monigotes, como si en ella radicara la capacidad combativa de una tropa.
"Los jefes y oficiales con ansias de aprender y progresar carecían de horizontes y de medios para dar con el cauce de sus legítimos anhelos.
"En su vida habían visto un regimiento ni tenían idea de lo que era un tiro de combate, excepción hecha de los muy contados que habían pasado por las filas de un ejército extranjero. Unidad superior en la infantería era el batallón, en la artillería la batería, u ocasionalmente el grupo, y en la caballería el escuadrón. Ni una sola unidad del arma de ingenieros. La instrucción de tiro sólo se cumplía hasta la segunda lección por escasez de proyectiles y falta de polígonos adecuados; de esa suerte, blancos de la puntería de algún aventajado tirador, haciendo fuego con un arma descalibrada, resultaba la más de las veces algún inocente vacuno desayunándose con la apetitosa hierba mañanera, cuando no un desprevenido campesino arando su media hectárea de tierra; es que con aquellos fusiles a la miseria, había que apuntar a la vaca para dar en el blanco y viceversa.
"De instrucción de oficiales en los cuerpos de tropa, poco o nada, salvo alguna que otra "lectura de reglamento", a cargo de oficiales que habían estado en el exterior. Siendo así: ¿cómo era posible pretender que el oficial se contrajera a sus labores específicas, si el Estado le negaba los medios indispensables para el cumplimiento de esas labores? La holganza, fuera de las interminables guardias, el desaliento y la petrificación tenían que ser el resultado inevitable de aquel estancamiento de aguas negras. Sólo cabe agregar que la titulada marina de guerra se circunscribía a unos cuantos "avisos" y remolcadores, con piezas de artillería atornilladas sobre cubierta. También existían "seis canoas", las cuales -créase o no- figuraban en el Reglamento de Dotación de Paz, impreso en folleto para su distribución pública.
"No existían registros militares ni estadísticas de la especie que fueran al extremo de que la movilización de 1928 se realizó, en su mayor parte, sobre la base del registro de afiliados al Partido Liberal, a fin de determinar edad, grado y domicilio de los reservistas. La ley del servicio militar obligatorio, sancionada en 1909 no entró en relativo vigor sino seis o siete años más tarde; relativo por que los contingentes convocados bajo banderas eran siempre inferiores a la cuota establecida anualmente, en razón de carecerse de alojamientos, equipos, armas y vestuarios para absorber la totalidad de la expresada cuota. Por otra parte, se estimaba que arriba de 40 mil paraguayos habían emigrado al extranjero. Abultadísima era, por lo tanto, la cifra de los ciudadanos que figuraban en la categoría de reservistas sin haber recibido instrucción militar.
"Contados eran los jefes y oficiales afectos a la lectura y, menos aún, quienes habían completado el ciclo de estudios secundarios. Pero, además: ¿leer qué y dónde? Los exiguos sueldos no daban para adquirir libros y, salvo la modestísima biblioteca de la Escuela Militar, que estaba subscrita a revistas militares extranjeras entre argentinas, españolas y chilenas, no las había en zonas ni en guarniciones. Conferencias, juegos de guerra sobre la carta o ejercicios en el cajón de arena eran cosas desconocidas. La "Revista de la Escuela Militar," fundada por la iniciativa de Schenoni y sostenida con recursos propios, trataba de difundir en el cuerpo de oficiales algunos conocimientos, mediante transcripciones y traducciones extractadas de publicaciones extranjeras, a más de alguno que otro artículo original. Más indigencia que negligencia había en aquella rémora intelectual. Se explica.
"No solamente el ejército, sino el país entero, daban la sensación de estar pasando por un patológico estado de las vacas flacas: sin encaje metálico ni fondos de conversión, fluctuante el papel moneda, al compás del nefasto trío abroquelado en el Banco del la República - Mauricio Berthomier, Gualberto Cardús Huerta y Edmundo Tombeurque fijaba el cambio de la moneda extranjera a su antojo y capricho, siempre acordes con sus particulares conveniencias, con impuestos irrisorios para alimentar el erario público, sin posibilidades de créditos en el exterior, pues no se habían abonado tan siquiera los intereses del empréstito obtenido en 1871, la economía nacional languidecía por falta de plasma sanguíneo, a pesar de una notoria honestidad en el manejo de la cosa pública. Así seguiríamos hasta que el talento y la honradez de Eligio Ayala vino a redimirnos de la esclavitud de unos cuantos traficantes y dar vigoroso impulso a las finanzas, para salir al fin de un estancamiento propio del más paupérrimo villorio africano.
En resumen, entre los años 1920 y 1925, el ejército paraguayo no pasó de ser una gendarmería; incluso es lícito afirmar que una pésima gendarmería. Desde el punto de vista de su capacidad combativa material, una invasión del territorio patrio o la ocupación de todo el Chaco por la fuerza, habría constituido para el enemigo un paseo militar. Adb-el-Krim hubiera podido adueñarse de todo el Paraguay en menos de tres semanas, si de los medios de que disponía el ejército hubiese dependido la defensa nacional.
"Pero las instituciones armadas no suelen ser, al cabo, sino reflejos del país en sus múltiples aspectos y manifestaciones, así en el orden moral como en el material. Y nuestro país seguía viviendo en la Edad de Piedra de su evolución. Su indigencia y atraso no podían menos que repercutir en todos los ámbitos de las actividades nacionales de cuyo influjo era difícil que se salvaran las fuerzas armadas, tal como se ha dicho. Todavía en el año 1920 se viajaba en "diligencia" o "galera" en la campaña, cual el Far West norteamericano a mediados del siglo XIX; en la propia capital, sólo se podía llegar a Trinidad o a San Lorenzo a caballo o en carreta, como no fuera utilizando en algunas instancias el ferrocarril; la avenida Venezuela, hoy Artigas, no era sino una sucesión de zanjones sin pavimento; en el campo no existía un metro de camino, no ya pavimentado, pero ni siquiera de tierra apisonada, salvo contadísimas excepciones. El tradicional "tape" no era otra cosa que una huella dejada por el paso de bueyes, caballos y carretas. Asunción, ciudad entonces de unos 80 mil habitantes, no conoció la luz eléctrica hasta 1909 y el primer tranvía eléctrico no empezó a circular sino hacia medios de 1912; no había sino un teatro -la mayor parte del tiempo sin funcionar- y un par de cinematógrafos. De aguas corrientes, ni noticias. La Universidad no contó por mucho tiempo sino con una sola Facultad: la de Medicina; clausurada en 1909, fue reabierta en 1916. El único hospital era el de Caridad, ahora de Clínicas, fundado y sostenido por la beneficencia privada, hasta su nacionalización en 1918.
"Algunos adelantos se habían operado, sin duda, en comparación con lo que era el país treinta años atrás en la época primaria de los "colorados", pero no lo suficiente como para ponerse a la altura de los progresos alcanzados en el resto del mundo, y aún de los anotados en países vecinos.
"Más de medio siglo de anarquía interna nos había dejado exánimes, espiritualmente aletargados y materialmente inertes. Para colmo de males, se había iniciado la emigración en masa al extranjero de todas las clases sociales, en procura de sosiego y de un nivel más elevado de vida. Los territorios argentinos limítrofes se poblaron de miles de paraguayos, que forjaron su progreso y riqueza en todos los órdenes, desde tirar alambradas, desbrozar la tierra y abrir caminos en selvas y desiertos, hasta instalar consultorios médicos y bufetes de abogados y fundar estancias en zonas y regiones donde, hasta entonces, no los había o los había muy escasos.
"A decir verdad, el progreso argentino, es en gran parte, obra del brazo extranjero. Millones de italianos impulsaron la agricultura, la pequeña industria y la artesanía. Ingenieros ingleses construyeron los ferrocarriles y las líneas telefónicas y telegráficas, a más de puertos, líneas de tranvías y de trenes subterráneos. Emigrados paraguayos forjaron la riqueza de Formosa, Misiones, Corrientes y Chaco, como se ha dicho, realizando trabajos duros en regiones inhóspitas, donde pocos argentinos osaban aventurarse sin protección militar. La Patagonia fue colonizada por los galeses, que se establecieron en esas regiones para emprender la cría del ganado ovino, cuando los hijos del país la tenían por tierra estéril y maldita. Aún hoy, la cosecha de algodón en el Chaco Argentino no puede ser levantada sin el aporte de los braceros paraguayos, ni la zafra del azúcar en Tucumán y en Jujuy sin el concurso de sus congéneres bolivianos. Y de cada diez mineros que actualmente trabajan en los yacimientos carboníferos de Río Turbio, provincia de Santa Cruz, nueve son chilenos.
"En una palabra, sin el capital foráneo y el aporte de la mano de obra extranjera, la Argentina seguiría viviendo hoy en el obscurantismo y en el atraso de la época colonial. Esto hiere y molesta a los "nacionalistas" argentinos de nuevo cuño y estragada mentalidad, o a los patriotas de labios para afuera, porque no lo pueden negar en buena ley.
"En el Paraguay, en cambio, no afluyó el capital extranjero ni la inmigración sino en proporción harto modesta. En cuanto a capitales se contaron las empresas extranjeras como la Industrial Paraguaya, Casado, Liebig's, International Products y otras pocas, que obtuvieron concesiones de cláusulas leoninas, adquiriendo centenares y aún millares de leguas cuadradas a precios viles. No era de ellos, por cierto, la culpa, sino de nuestros gobiernos venales. Todo lo demás lo hizo el ingenio y el brazo de los hijos del país, desde la construcción del primer ferrocarril hasta el tendido de las líneas telegráficas, las primeras de su género en el Río de la Plata.
"En punto a inmigrantes, no pocos de ellos, por no decir la mayoría, se quedaban en la Argentina en su viaje de tránsito, donde las autoridades desarrollaban una activa propaganda en contra de un país pobre, anarquizado, sin estabilidad política ni desarrollo económico, donde les esperaba una vida primitiva y arriesgada, a merced de los animales feroces que rondaban las calles de Asunción y de las serpientes venenosas acechando el paso del transeúnte, sin contar los agresivos y emplumados indios. Tales los consejos que lógicamente intimidaban al pobre extranjero.
"No obstante, algunos comerciantes e industriales se aventuraron a probar fortuna en nuestra tierra, donde no les fue del todo mal, pues a fuerza de tesoneros y honrados afanes, lograron hacer respetables fortunas, como los Heyn Pecci, Isnardi, Patri, Bello, Casaccia y tantos otros. Ninguno de ellos, con excepción hecha de unos pocos, volvió a su patria de origen para radicarse definitivamente en ella: el solar guaraní acabó por conquistarlos, como había conquistado a los españoles, "de paso" en tiempos del coloniaje.
El mando superior
"¿Cómo era el mando superior en aquel nuestro ejército de 1920? De los coroneles que, por espacio de más de un decenio, ejercieron un predominio absoluto en las fuerzas armadas, era Manlio Schenoni, sin duda alguna, el de mayor preparación intelectual y profesional, producto casi exclusivo de sus lecturas, si bien fueran éstas un tanto "revisteras", como solía calificarlas el capitán Blas Miloslavich, uno de los oficiales que se perfilaban entonces como de más brillante porvenir, esto es, fruto de la lectura de revistas militares extranjeras; Adolfo Chirife, hombre de natural bueno, patrióticas inquietudes, modales correctísimos y generoso corazón, concentraba gran parte de sus energías en organizar desfiles y paradas, obsesionado por la geométrica simetría del orden cerrado y las alharacas exteriores del militarismo prusiano, del cual era fervoroso admirador y puntilloso imitador, desde el corte de la guerrera hasta la horma de sus botines enterizos; Manuel Rojas A., era de simplista pero honrada mentalidad cuartelera, para quien toda la profesión no iba más allá de "hacer bien la guardia", como asimismo atenerse a su poco original y un tanto nebulosa concepción de que "el servicio es servicio"; Pedro Mendoza, el menos dotado de sus camaradas de promoción en Chile, era un bonachón de temperamento, de una medianía profesional nada fácil de disimular, más ocupado en promover el bienestar los intereses de su feudo en la zona de Encarnación que el de sus oficiales y tropas; Alfredo Aponte y Crisóstomo Machuca, salidos de las filas, eran de una honorabilidad personal insospechable, con un acabado concepto de la lealtad, pero menos a las instituciones que al partido político de su predilección.
"De cualquier forma, es de justicia reconocer que, a pesar de su situación privilegiada, ninguno de los mencionados jefes medraron al conjuro de sus posiciones, como no fuera quizás de un modo discretísimo y harto modesto, habida cuenta de la corrupción generalizada que se vio años después. Por otro lado, ninguno de ellos conocía el Chaco, y ni pocos ni siquiera habían echado pie en el territorio disputado, con excepción de Schenoni que, según se ha dicho, fue mandado a construir una línea telegráfica en la zona de Villa Hayes; Aponte y Machuca pasaron algunos años en Bahía Negra y Fuerte Olimpo respectivamente, pero sin alejarse del litoral del río Paraguay: Rojas A. conoció algo del Chaco, cuando su segunda esposa adquirió un establecimiento ganadero a escasas leguas de Villa Hayes.
"De un Estado Mayor General ni indicios. Cuando los oficiales jóvenes inquirían acerca de tan lamentable deficiencia, se le contestaba con un interrogante a la vez perogrullesco e irrecusable: "¿Cómo organizar un Estado Mayor sin antes contar con oficiales diplomadas de Estado Mayor?". Incuestionable era, sin duda, el argumento, pero también lo era la réplica: "¿Por qué no se procede a la formación de esos oficiales, sea en el país o en el extranjero?". Esa medida previa no tuvo siquiera principio de ejecución hasta el año 1926, porque acaso pensaran los jefes de entonces que, para llegar a ser oficial de Estado Mayor, era menester una base intelectual nada común entre nuestros oficiales de la época. Pero es que alguna vez y por algo había que empezar. Es posible que entre los oficiales de aquellos tiempos no se perfilara un Moltke o un Foch, pero los había estudiosos, inteligentes y ávidos de adquirir conocimientos superiores. Lo cierto es que los "coroneles" se limitaron a formar oficiales, si eso, pero siempre mostráronse reacios a constituir un plantel de futuros jefes, llamados a reemplazarlos con el inexorable correr del tiempo. Cundió la callada sospecha, no por completo desprovista de apariencias, de que así procedían por no comprometer su prestigio y autoridad ante la posibilidad de que surgieran otros jefes de real y acabada capacidad profesional, que terminaran por hacerles sombra. Personalmente me resisto a creer que ese mezquino propósito entrara en las intenciones de los coroneles; tratábase más bien de una desidia, alimentada por el convencimiento de que ningún peligro exterior amenazaba de inmediato al país, pues una eventual guerra con Bolivia -aunque ya se hablaba de esa posibilidad- resultaba demasiado remota en el tiempo y en el espacio, como para ser consideradas de urgencia a corto plazo. Recuerdo que, a mediados de 1920, remití en forma anónima a "La Tribuna" un artículo titulado "Despierta Paraguay", en el cual me refería a la necesidad de prepararse para una guerra con Bolivia; lo publicó el mencionado periódico, pero acotando en una nota de redacción que "no compartía los temores del autor". (Diez años más tarde, "La Tribuna" fustigaría con saña al gobierno de Guggiari por la "indefensión del Chaco".)
"Verdad es que en abril de 1914 procediose a la contratación de una misión militar alemana, la primera en su género de carácter oficial, es decir, de gobierno a gobierno, pues las anteriores se habían limitado al enganche aislado de jefes chilenos o argentinos, poco recomendables algunos de ellos por su capacidad profesional y antecedentes personales. Dedicáronse los contratados germanos a la instrucción de la tropa en orden cerrado, y aún eso en forma bastante mediocre, por su desconocimiento del idioma y otros factores afines a la idiosincrasia teutona, tan distante y distinta de la nuestra. En definitiva, la misión alemana, presidida por un mayor von Leichnitz, hubo de regresar a su país al estallar la guerra europea apenas algunos meses después, sin dejar rastros visibles de su actuación.
"Dueños absolutos de la situación militar eran los jefes formados en Chile, salvo aquellos que habían sido desplazados por los últimos vendavales, como Albino Jara, Carlos Goiburú, Eugenio Garay y otros. De los procedentes del Colegio Militar argentino sólo quedaban en servicio activo los hermanos Patricio Alejandrino y Justo Escobar, hijos del general del mismo nombre, cuya actuación en la guerra del 70 es de todos conocida, para ceñir luego la banda presidencial en 1886; los otros habían sido eliminados al hacer causa común con los "cívicos".
"El general de brigada Patricio Alejandrino Escobar -más conocido por el familiar sobrenombre de "Lepatí" -era el único jefe de su jerarquía en servicio activo, y aún en todo el escalafón del ejército. Formado en el Colegio Militar argentino, en cuya institución ingresó allá por el año 1895, era el general Escobar un caballero a carta cabal, como lo son todos los de su prosapia, aunque algo lento en la acción y detallistas en extremo; hallándose distanciado de los coroneles por razones de orden político antes que por discrepancia de carácter militar. Desempeñaba el cargo nominal de Inspector General del Ejército, nominal porque no se le proporcionaban los medios ni las facilidades para el debido cumplimiento de sus funciones, como tampoco se lo tenía mayormente en cuenta, sino que por el contrario se le hacía objeto de notorias faltas de consideración, que lindaban con la descortesía, para un oficial general de su jerarquía.
"No comulgaba Escobar con la tendencia "schaerista" de los coroneles a quienes imputaba ejercer una hegemonía absoluta en la dirección del ejército. En su hora, constituyó en torno de su persona y de sus ideas un núcleo de jefes y oficiales con el nombre de "Círculo Militar", de estatutos inobjetables, pero cuyos objetivos políticos eran difíciles de disimular, cuales eran, combatir la preponderancia de los coroneles. Formaban parte del mencionado Círculo, entre otros, los mayores Cristino Torres, Fructuoso Valdez, Francisco Barboza, Julián Arias, Roque Samaniego y el capitán de corbeta Leocadio Esquivel.
"La situación hizo crisis el 24 de septiembre de 1918, con un conato de rebelión militar, que ha pasado a la historia con el nombre de "mal entendido", siendo presidente de la República el doctor Manuel Franco. Nunca se supo a cuentas claras lo que realmente ocurrió; en último análisis el movimiento -si movimiento fue- quedó abortado sin que las cosas pasaran a mayores. Fue nombrado ministro de Guerra y Marina el coronel Adolfo Chirife, cuya designación constituyó un abierto desafío a los del "Círculo" y una renovada preponderancia de los resistidos coroneles. Con el triunfo del gobierno sobre el levantamiento militar de 1922 -al cual nos referimos en su oportunidad- el referido cisma militar no tuvo ya razón de ser, dislocada y rota como quedó la hegemonía de los coroneles.
Organización militar
"Hora es de que algo digamos acerca de la organización militar del país y de la estructura de los cuadros por aquel entonces. Desde el punto de vista de esa organización, el territorio nacional estaba dividido en cinco "zonas militares": la I en Concepción, la II en Paraguarí, la III en Villa Hayes primero y luego en Pilar; la IV en Encarnación; y la V en Fuerte Olimpo. Esa distribución de mandos y de tropas no obedecía a ningún principio orgánico, como no fuera el de oficiar de sendos centros de reclutamiento, ni respondía a las más elementales normas de movilización parcial o general en caso de guerra; el Paraguay no tenía otro problema internacional de proporciones que el secular litigio de fronteras con Bolivia y, sin embargo, en el Chaco las guarniciones dispersas no llegaban a 200 hombres; no existía en la región Occidental una sola unidad que mereciera el nombre de tal, salvo la nominal "V zona" y un par de aislados fortines establecidos sobre el río Pilcomayo, a raíz del malón llevado por los indios pilagás en 1919 contra el fortín argentino "Yuncá" -después "Sargento Leyes"- cuyos fortines, cuatro taperas de mala muerte, servían además como lugares de confinamiento para las mujeres de vida alegre. El capitán Washington Segovia fue su fundador y su jefe durante algunos años.
"La ubicación y dotación de las referidas "zonas" respondían más bien a requerimientos de finalidades políticas. Paraguarí y Encarnación constituían los puntales de la estabilidad del gobierno; Concepción y Pilar contaban con dotaciones más reducidas; la de Fuerte Olimpo, como queda dicho, sólo existía sobre el papel. Cada una de dichas zonas se hallaba integrada -en teoría, salvo dos de ellas- por un batallón de infantería, una batería de artillería y un escuadrón de caballería, no se sabe sobre las bases de cuáles misteriosos principios de organización militar, pues no se tenía previsto ningún desdoblamiento de las unidades en el caso de una movilización, cuya eventualidad no estaba contemplada ni por el más rudimentario de los planes. Tales "zonas" no constituían brigadas ni regimientos: todas juntas no hubiera alcanzado a formar una división en tiempos de paz.
"Para valorar la capacidad combativa y logística de aquel ejército, no hay sino que traer a la memoria el cuadro desalentador que se me presentó al incorporarme a sus filas, hacia principios del año 1920. Se realizaba por ese entonces en Campo Grande una denominada "concentración" de la II y IV zonas militares, más la Escuela Militar, cuya dotación no llegaba a 50 cadetes. Tenía la concentración por presunto objetivo llevar a cabo "maniobras" de conjunto, como si maniobra alguna fuera posible con dos mil hombres escasos, pero se comentó que aquella aterradora demostración de fuerza en las proximidades de la capital obedecía a fines políticos: se aproximaba la fecha de la renovación presidencial y el candidato en cierne -Manuel Gondra- no parecía ser del completo agrado del señor Eduardo Schaerer, por aquella época el mentor máximo de la situación, a cuyos dictados respondían los coroneles Chirife y Mendoza, jefes de la II y IV zonas respectivamente. Por consiguiente, la tan mentada "concentración" abrigaría el solapado propósito de una advertencia admonitoria a los partidarios de la candidatura del señor Gondra, el cual -dicho sea de paso- igual asumió la primera magistratura el 15 de agosto de ese año.
"Simple teniente como era yo entonces, no estoy en condiciones de aseverar lo que de cierto hubiera en aquellas presunciones, pero sí recuerdo que asistí estupefacto y dolorido a aquella bufonada de "maniobras" celebrada con bombos y platillos por la prensa oficialista, como algo nunca visto ni oído en el Paraguay. Los "ejércitos" se limitaron a elementales tareas tácticas, con absoluta prescindencia de las enseñanzas derivadas de la guerra europea. Los servicios administrativos, por su parte, tuvieron y aprovecharon una brillante oportunidad para poner en evidencia una deplorable falta de toda organización y una total carencia del más elemental concepto de su misión en campaña: días hubo en que escasearon los víveres, estando como estábamos a escasos kilómetros de la capital y sobre la vía férrea. Nada de carpas por supuesto: la tropa acampaba debajo de los árboles en chozas improvisadas con ramaje. De servicios de sanidad y de transporte, ni señales.
"A mediados del mes de enero una lluvia torrencial inundó por completo el campamento de la Escuela Militar, único en contar con algunas tiendas de campaña, que databan del año 1906 y en cuyo interior llovía más que en descampado. El coronel Chirife, ministro de Guerra, en visita de inspección, nos vociferó el siguiente comentario: "En la copa de los árboles quisiera ver a los señores oficiales". Era su manera de entender el espíritu militar que, en lenguaje prusiano, es signo y razón de mortificación sin cuenta.
"De la crítica al final de los ejercicios, mejor sería no hablar. En cierta ocasión correspondiole hacerla al inefable coronel Mendoza, quien se limitó a expresar más o menos lo siguiente: "Estos trabajos, pué hombre, son muy interesantes y es de desear que se repitan a menudo". Realmente no había motivo para tanto despilfarro de materia gris. (Por suerte, no había entonces agregados militares extranjeros en el Paraguay).
"En otra oportunidad preguntó el coronel Chirife a un oficial de caballería -de cuyo nombre prefiero no acordarme- lo que haría si dispusiera de un avión para cumplir una misión de reconocimiento, a lo que contestó el aludido: "Y yo, mi coronel, le ordenaría que vole sobre aquella lomada para ver lo que hay". Pases de ópera cómica, pensarán algunos, pero relación verídica de los hechos, créase o no. Otras incidencias hubo todavía más jocosas, pero no vale la pena reproducirlas por lo increíble. Total, que todo el mundo regresó a sus respectivas guarniciones con las manos en la cabeza y el desaliento en el espíritu. Seguro estoy de que más de un oficial habrá pensado para su coleto: "otra concentración como ésta y nuestro ya destarlado ejército queda hecho polvo". Nadie había enseñado ni aprendido nada, fuera de comprobarse, una vez más, la menesterosa indigencia de aquel paupérrimo ejército.
"Sin embargo y a pesar de todo lo expresado con respecto a nuestras instituciones armadas, algún camino se había andado si se compara la situación imperante en 1920 con la existente durante los treinta años de gobierno del Partido Nacional Republicano o Colorado. En ese prolongado lapso, poco o nada se hizo en lo referente a la formación profesional de jefes y oficiales, procedentes de las filas y cuya especialísima preocupación estriba en la cría y posterior lidia de gallos de riña. No llegó a fundarse ningún establecimiento de instrucción militar; los cuerpos de tropas oficiaban de guardia pretoriana del régimen, sin valor operativo alguno ni distribución orgánica en el territorio nacional; el reclutamiento se efectuaba sobre la base de procedimientos arbitrarios y discriminatorios, haciendo de los cuarteles lugares de reformatorio y castigo. Dice Manuel Domínguez, miembro conspicuo del mencionado Partido, que "las unidades estaban formadas con presidiarios sacados de las cárceles, ladrones y parricidas".
"En punto a la defensa de la Región Occidental, no andaban mejor las cosas: la ocupación del Chaco limitábase a guarniciones raquíticas en Villa Hayes, Fuerte Olimpo y Bahía Negra, sin dar un paso adelante hacia el interior de la zona en litigio, tan siquiera para establecer meros puestos avanzados de vigilancia y observación.
"En lo atinente a nuestro material de guerra, era éste indigente desde lo absurdo y deplorable hasta lo grotesco. En nuestro llamado "parque de guerra" -en rigor, depósito de chatarras- se guardaban unos dos mil fusiles Vetterli, de fabricación suiza, varios centenares de Remíngton y una batería Krupp sin retroceso, cuando ya en 1884 había hecho su aparición el Máuser alemán de carga múltiple y el cañón francés Scheineder con freno hidráulico. De armas automáticas, ninguna, a menos que se quiera dar ese calificativo a una piezas Maxim de tubos giratorios a manija, que eran más bien cañoncitos de tiro más o menos rápido. Fuerza es remitirse de nuevo al ya citado doctor Domínguez, vice presidente de la República en 1902: "Nuestro ejército estaba armado de fusiles Remington Inútiles y no puede presentar ni cinco mil hombres"(10).
EVALUACION DE LOS JUICIOS DEL CORONEL ARTURO BRAY
SOBRE LA REVOLUCIÓN DE 1904
Veremos enseguida cómo el Coronel Bray, que presume de estar libre de toda simpatía partidista, evidencia su anti-coloradismo, y- su posición personal sobre el manejo del problema de la defensa nacional.
1.- El Coronel Bray se define a sí mismo como militar "institucionalista". Sin embargo al decir que "la revolución de 1904 fue el único movimiento armado realmente popular, contra el anquilosado y estático régimen colorado", evidencia no tan solo su liberalismo sectario, sino que toma partido.
2.- La revolución de 1904, sólo mediante el apoyo argentino hizo posible que se lograra una superioridad de armamento para imponerse, como el propio Bray reconoce más adelante.
3.- Cuando define al Coronel Albino Jara como "morbosamente revoltoso", en realidad está calificando a todos sus compañeros y amigos. Otro dato significativo: "al presentarse a rendir examen (de Derecho) acostumbraba a colocar el sable y la pistola sobre la mesa de los examinadores, varones prudentes que considerarían más discreto no llevarle la contraria aplazándolo en la materia". Datos de las "bellezas de la era liberal", que hay que tener en cuenta.
4.- El propio Coronel Bray nos brinda los resultados de "la revolución de 1904, la más popular, derribó al anquilosado régimen colorado": "el festejo del Centenario de nuestra independencia nos pilló en plena euforia de una feroz anarquía, con tres revoluciones campales, cinco golpes de cuartel y cuatro presidentes en poco más de un año". Frente a tan "constructivo" balance que nos da el Coronel Bray, vale la pena exclamar ¡viva el régimen anquilosado y estático de los colorados!
5.- El paroxismo de la locura colectiva que se apoderó de los "cívicos", culminó en aquel momento, según el Coronel Bray, "en enviar una despampanante placa de bronce, por el fallecimiento de Bartolomé Mitre, en nombre del gobierno y del pueblo del Paraguay". Es decir, el legionarismo más agresivo en auge. ¿Puede haber sido la de 1904, la revolución "más popular" del país, que nos quiere hacer tragar el Coronel Bray?
6.- ¿Cómo fue la democracia, emergente de la revolución "más popular" de 1904? Demos la palabra al Coronel Bray: "una artificial envoltura de democracia imposible de perdurar, una decoración de cartón pintado, que se hizo humo y escombros"... ¿Qué podemos agregar nosotros a tan nítida y bien perfilada caracterización del régimen triunfante?
7.- ¿Cómo define el Coronel Bray a Manuel Gondra, uno de los jefes más alabados por la propaganda liberal, de la revolución de 1904? De nuevo le damos la palabra al Coronel Bray: "en política resultó un fracaso absoluto, con un terror ingénito de adoptar decisiones enérgicas en momentos de crisis". Y añade: "acaso su ilustración libresca conspiraba en contra de su habilidad como político".
8.- ¿Y qué dice el Coronel Bray de los protagonistas de la revolución "más popular" de 1904?: "Analfabetos de toda cultura, que encuentran fácil trepar al poder y sostenerse en el por trancos y barrancos". Muy gráfico.
9. Los liberales se jactan de haber organizado el ejército. Sin embargo, el Coronel Bray que vivió esa época nos dice: "Todo era miseria, privaciones y espíritu fosilizado...pasaba por la edad paleolítica de su evolución... Los oficiales apenas podían sostener un pasar... cobraban con tres o cuatro meses de atraso, para solaz y provecho de usureros rondando los cuarteles como buitres". El Parque de Guerra sólo guardaba "unos cuantos kilos de pólvora negra para derribar una bandada de chimangos... una invasión del territorio patrio o la ocupación de todo el Chaco por la fuerza, habría constituido para el enemigo un paseo militar". Salvajemente sincero.
10.- Finalmente ¿de dónde salió aquella revolución tan "popular" de 1904? El Coronel Bray nos da la sentencia: "Era el cívico un partido político del más puro corte oligárquico, prolongación y rémora del extinguido "egusquicismo", desgajado a su vez del Partido Colorado. El "egusquicismo", alado con los liberales cívicos y radicales, financió la subversión de 1904. La confesión del Coronel Bray, no admite dudas.
CAPITULO V
JUSTO PASTOR BENITEZ
"CAUSAS DE LA ANARQUÍA DE 1904 - 1923"
Reproducimos el capítulo séptimo del libro "Ensayo sobre el Liberalismo Paraguayo", obra del brillante intelectual Dr. Justo Pastor Benítez, editada en 1932 en Asunción.
CAUSAS DE LA ANARQUIA POLITICA DE 1904 - 1923
"Se puede sostener la tesis de que la más grande calamidad social del Paraguay son las revoluciones.
"Ellas empobrecen al país, alimentan la corriente de la emigración, acostumbran a los partidos al régimen de la violencia, impiden la plena realización de la democracia.
"No es posible negar que algunas de ellas fueran motivadas por un deseo de rectificación, por el ansia de un mejor gobierno; y hasta han sido la apelación al derecho de resistencia contra situaciones intolerables. Pero todas han sido perjudiciales.
"Para que la disquisición sea más concreta, podemos considerar el período comprendido desde Agosto de 1904 hasta 1923 y buscar las causas de los movimientos armados que han ensangrentado a la República.
"¿Causas económicas? Sería impropio atribuir las revoluciones a un deseo de reivindicación económica de pobres contra ricos, de obreros contra capitalistas; ni al deseo de hacerse de tierras, por ejemplo. Sin embargo, no es posible despreciar como uno de los factores de la consolidación de la paz el desarrollo de la riqueza. La riqueza en el Río de la Plata ha sido uno de los elementos conservadores. Las industrias florecientes, el comercio amplio, ofrecen al ciudadano perspectivas que le alejan de la tentación de confiar todo el porvenir al empleo público. Así, en nuestro país, la falta de desarrollo económico ha contribuido a hacer más tentadoras las aventuras revolucionarias.
"¿Causas religiosas? La mayoría o casi unanimidad de los habitantes de la República profesan el catolicismo. No se conocen persecuciones a la Iglesia, ni el fanatismo que ha dañado a otras naciones americanas. Los dos grandes partidos son más bien laicos.
"¿Causas sociales? El Paraguay es un país igualitario. En él no hay castas. No es difícil escalar las posiciones sociales o las dignidades con algún esfuerzo. Hijos del pueblo y de la clase humilde han sido los hombres que llegaron a las más encumbradas situaciones políticas, intelectuales y hasta económicas.
"Sólo en los últimos tiempos han comenzado a agitarse en el ambiente las ideas comunistas. Como todo problema importado, tardará bastante en enraizarse en el país. Este fenómeno universal puede encontrar, sin embargo, un ambiente artificial favorable por el atraso de las masas y la aguda crisis económica. Del comunismo puede decirse lo que Le Bon afirmaba del socialismo: que es una religión. Sus profesantes llegan casi siempre al fanatismo. Así como el socialismo ha contribuido en la Argentina a elevar las condiciones culturales y de vida de las masas obreras, dirigidas por Justo y Palacios, el comunismo precipita a los obreros a la violencia. La mejor defensa de los partidos liberales está en el hecho de que la mayor parte de las reivindicaciones obreras caben dentro del régimen democrático. Exige sí que los partidos se adelanten a contemplar el problema y a señalarles solución. Esta será siempre la mejor táctica para evitar las convulsiones sociales, extemporáneas en la América nueva, sin las taras de viejas civilizaciones.
"¿Causas históricas? Los partidos políticos no conocen raigambre histórica. Todos respetan el pasado y sólo se difiere en el juzgamiento de gobernantes del pasado, como Francia y Francisco Solano López. Partidos históricos, como blancos y colorados en el Uruguay, o unitarios y federales en la Argentina, no existen en nuestro país.
"¿Causas netamente políticas? He aquí un terreno ya más escabroso. Generalizando se puede decir que los partidos no tienen una diferenciación doctrinaria profunda. Representan más bien las tendencias conservadoras y reformistas que se presentan en toda sociedad. Pero los idearios son aún más confusos. Para concretar: dentro del Partido Liberal, en el gobierno, militan radicales, reformistas, simplemente liberales en economía, y hasta conservadores.
"La anterior negación no implica, a nuestro juicio, creer que republicanos y liberales no difieran sino en cuestiones personales, como se ha dado en sostener. Entre ambas agrupaciones se constatan diferencias de orientación y de temperamento, pero que no hallan su base en la profesión de doctrinas económicas o sociales fundamentalmente opuestas. Difieren más bien en matices. En todo caso, nunca podrían llegar a justificar la violencia, la separación que existe entre ciudadanos de distinta filiación que los hace enemigos en vez de adversarios que pugnan dentro del marco de una democracia. En nuestro país la relación es siempre de enemigos y no de adversarios.
"Se impone buscar las causas de la anarquía en los factores psicológicos. Sin dogmatismo ni pretensiones de cátedra, podemos ensayar una investigación a este respecto.
"Nos parece que las revoluciones, más que las cuestiones económicas o religiosas, reconocen su causa en la anarquía política y espiritual. La anarquía política, a su vez, es motivo y pretexto de la anarquía militar. Pero ésta es más bien un efecto que una causa. No abundan además los factores de conservación como el desarrollo económico, una amplia educación y la buena organización familiar.
"¿Cómo subsiste una sociedad? Una sociedad vive por la primacía de los factores socializantes, de unión, sobre los factores disociantes. Si fuera cierto aquello de homo hominis lupus, la sociedad se disolvería. Pero en ella preponderan los motivos económicos y sociales que obligan a unirse. La cooperación es superior a la guerra. Si no fuera así, viviríamos aún en grupillos o aisladamente. La imaginación del novelista sería confirmada por Robinsones reales, auténticos.
"Ampliemos la esfera de aplicación del razonamiento.
"¿Cómo se mantiene la paz en una gran nación como los Estados Unidos? Allá también existen partidos, luchas, intrigas políticas, pasión, ambición de poder y de mando. Sin embargo, los estadounidenses no arman revoluciones al final de cada período presidencial, ni su ejército se dedica a deponer mandatarios. Es que en los Estados Unidos predominan los factores de paz sobre los motivos de guerra. Son los intereses económicos y sociales, la tradición de orden, la educación democrática, la convicción de la esterilidad de la violencia las razones que les hacen preferir una agitada elección a una cruzada revolucionaria. Tal ocurre, también, en la Argentina.
"Nosotros tenemos las mismas instituciones republicanas que ellos, los mismos resortes para resolver las crisis, gozamos de igual libertad en el texto y somos americanos como ellos; pero hemos seguido hasta hace poco bajo el reinado de las revoluciones. Aparte de la falta de educación democrática, aún deficiente, existen en nuestro país factores que nos llevan fatalmente a la anarquía: la convicción de que con la violencia se corrigen los desaciertos y la falta de factores de comunidad de pensamientos y tradiciones que unan y preponderen sobre los motivos de anarquía e impidan que una dificultad propia de la democracia conduzca a una revolución o a un golpe de Estado.
"Para evitar la guerra es necesario que entre los partidos existan puentes espirituales, sagrarios de culto común. Es necesario que los factores socializantes predominen, preponderen, triunfen de aquellos que nos conducen a emplear las armas para matar al enemigo, en lugar de procurar convencer al contendor o vencer al adversario por la razón o por el número. Las revoluciones paraguayas son una manifestación virulenta de la anarquía de los espíritus de la intolerancia, del resentimiento y del ansia de poder. Antes de devastar los campos, esa guerra ha germinado y crecido en las almas empantanadas de odio. La paz tiene que comenzar en las conciencias. Si bien es cierto que entre los partidos no existen diferencias profundas, tampoco existen entre ellos nada de común, zonas neutras en cuya altura se arríen las banderas de guerra. Ni el pasado nos une por igual, ni en el presente nos sentimos solidarios. Hasta la defensa del Chaco es motivo de división entre los paraguayos. Cuando se piensa en la profunda anarquía espiritual que existe, no se explica cómo ha podido subsistir el régimen democrático. Sin caer en la paradoja se puede sostener que las revoluciones no han sido todo lo numerosas que debían de ser, que no estallaron con la frecuencia con que las hemos preparado en los espíritus más que en los cuarteles.
"Los amigos de la paz sostienen que uno de los procedimientos para disminuir las guerras es evitar el armamentismo, igual se cree con respecto al hombre individualmente considerado: prohibir la portación de armas es disminuir las riñas. Pero es el caso que en el Paraguay no solo riñen los ciudadanos armados, que son los militares, sino también los desarmados, los civiles. Si se carece de armas se las busca, se las fabrica, se las compra hasta con empréstitos aleatorios pagables el día del triunfo, o con el aporte de los correligionarios, que no pagan sus cuotas para sostener la vida administrativa del partido, pero sí están prestos a contribuir para organizar una cruzada. Luego, la causa de la anarquía ha sido principalmente psicológica, está en los espíritus. Es una consecuencia de la intolerancia, ayudada por la falta de educación y por la insipiencia de la economía nacional.
"No es que la política sea más rastrera que en otras partes, ni los políticos tengan menos idealidad que en otros países, Al contrario, forzoso es reconocer la honestidad y sinceridad de gran parte de los jefes de grupos políticos. Lo que ocurre es que difícilmente en la pugna actúan los factores que contrapesen los motivos de separación, de odio, que graviten más que la inclinación hacia la violencia. Los partidos, más que comités, son campamentos. Los hombres, más que adversarios, enemigos que no discuten ni se tratan. En esta situación, una chispa que puede ser apagada con un soplo de boca, provoca incendios. En ese ambiente una cuestión personal puede degenerar en revuelta colectiva.
"No faltan publicistas que han atribuido la anarquía a la no separación oportuna del Coronel Jara del Ministerio de Guerra en 1909. Parece un tanto simplista esta afirmación. Jara no fue la anarquía sino uno de sus elementos, un perturbador por naturaleza, pero pasajero. Tan es así que, muerto Jara no han terminado las revoluciones y en cambio han surgido nuevos Jaras. La influencia de un hombre, en el bien y en el mal, rara vez puede ser preponderantemente primaria en una sociedad, salvo que sea un genio de la acción o del pensamiento. Jara no lo era. Y hasta la actuación de los genios se discute en Sociología, atribuyéndoseles influencia sólo cuando actúan como intérpretes de una tendencia, de una corriente profunda de la colectividad.
"Las revoluciones; en definitiva, reconocen como una de las principales causas la intolerancia política y espiritual. Con todo, ellas han sido en cierta mañera el costo de nuestro progreso democrático. En ellas nos hemos fogueado, y el destino quiera que en ellas consiguiéramos purificarnos. La democracia, la libertad organizada no se dictan ni se consiguen por el simple ministerio de la Constitución. Los pueblos alcanzan esas conquistas con grande esfuerzo sostenido. Nada más contrario, sin embargo, a la democracia -etapa de la evolución- que la revolución. La revolución es la violencia, la democracia es el debate, el control, el sufragio. Empero no existe pueblo, en la historia, que no haya ensayado la conquista plena de sus libertades con golpes de violencia. Y todos han sido aleccionados. Es hora de que el Paraguay reconozca a su vez que por ese camino se llega más bien a la ruina, a la pobreza, al deshonor: que arriesga hasta su integridad territorial como nos ha pasado en el diferendo de límites con Bolivia, descuidado y agravado durante la anarquía.
"Los delitos colectivos también se pagan. Y no sólo es error sino delito gastar energía en reyertas internas, cuando en nuestra época, de solidaridad internacional, tantos problemas se resuelven más allá de las fronteras. Mercados, amistades, defensa, se conquistan allende los límites territoriales. Un país de reducida extensión, de recursos escasos como el Paraguay, debe apelar al arma lógica y natural de la inteligencia, a la diplomacia, para la defensa de sus derechos. Si el cometido histórico de l811 a l860 fue el de la independencia, para los países de Hispanoamérica, y hasta el 1912 de organización constitucional, hoy es de desenvolvimiento económico, de conquista de mercados, de vinculación, de solidaridad jurídica.
"La revolución se parece a la gripe. Es temible por las complicaciones y porque sus consecuencias son peores que su acción directa. El mal inmediato que causa la destrucción de la riqueza, por ejemplo, puede repararse con un poco de labor. No son los cien millones de pesos quemados en pólvora el más grande daño que sufre el país con la guerra civil. No. Son la secuela de odios, la desorganización política y administrativa, la emigración que provoca, el desarticulamiento del ejército y las fermentaciones sociales que produce, las consecuencias más funestas.
"Cada revolución ahonda la separación de la familia paraguaya; desarticula el régimen administrativo, arroja fuera de las fronteras a miles de hombres jóvenes, destruye la disciplina y cohesión del ejército, y crea una fauna de políticos que profesan la teoría del sacrificio y de la posesión del poder.
"Expliquemos estas últimas expresiones: Por la primera, los cargos públicos deben ser concedidos, no a los más capaces, sino a los que han prestado servicios en la contienda. Se lleva de juez a algún valiente y al parlamento a ineptos que solo han desplegado alguna actividad guerrera. Las jefaturas de campana se proveen con caudillos engreídos y viciosos que continúan la obra destructora de la contienda. Lo segundo es peor: El vencedor de una contienda se cree sencillamente dueño y poseedor a justo título del poder. Tan trascendental es esta convicción, que los partidos no imaginaban hasta hace poco otra forma de ganar el poder que el golpe de fuerza, fusil o puñal en mano. Este solo efecto desmoralizador es más perjudicial a una democracia que el incendio del depósito de frutos avaluado en quince millones de pesos.
"La guerra, además, despierta los sentimientos primitivos: hace flotar la resaca.
"Existe entre el ejército y la política de un país una influencia de acción y de reacción recíproca. Un país de política corrompida no puede aspirar a tener un ejército modelo; ni un ejército sin cohesión puede servir de base a una democracia estable. Ejército y partidos no son elementos contrarios, negativos, excluyentes. Son o debían de ser más bien paralelos. Así, la política encontró un medio más de anarquía en el ejército sin disciplina, y los militares sin moral firme encontraron en la política un campo de acción para ascender y también para..... Perderse. Consecuencia natural de errados conceptos: algunos han preferido a los entorchados limpios ganados con la labor, los encumbramientos precarios de la política. Otros han empleado la capacidad adquirida en el extranjero, no para sumar sino para predominar y excluir a los formados en distinta escuela. El ideal de un país nuevo debería ser sintetizar las enseñanzas de todas las escuelas, tendencias y doctrinas y su adaptación a nuestro medio. Lo contrario precisamente ha ocurrido. Los alumnos de una escuela sintieron la necesidad de aplastar a los de la otra. Estos reaccionaron. Así tuvimos, no una escuela de nobles emulaciones, sino una guerra a muerte, exclusiva, exterminadora; puja en la cual el único perjudicado ha sido el país inmolado al capricho de hijos sin entrañas, de simuladores sin preparación superior alguna, mientras el usurpador penetraba en el Chaco sin encontrar un fortín. Las líneas del statu-quo son imaginarias. Para hacerlas reales faltó la alta noción de la responsabilidad durante tantos años, porque una diplomacia sin ejército, en cuestiones de hecho, es un caballero que va al palenque con espada de palo.
"Entre la oposición y el Gobierno existe una influencia de acción y de reacción. Oposición corrompida, Gobierno sin control; Gobierno corrompido desmoraliza a la oposición o la precipita a la guerra. La oposición republicana ha cometido el error desde 1904 de practicar la fórmula de dividir para subir. No ha sido fecunda esa política sino en males. Se ha renunciado al control con tal de fomentar divisiones.
"Por su parte los gobiernos no han querido reconocer que las oposiciones deben ser legítimas para realizar su misión. Las bastardas solo han servido para llevar al seno del Gobierno un motivo más de discordia. Se ha llegado al extremo de pensar que el Gobierno debe elegir la persona de los opositores en el parlamento y no los partidos de oposición por propia determinación. Este ensayo que se explicaba en época de Egusquiza causó la división del liberalismo y no tiene justificación después de 1904; fue un error después de 1912. Hoy sería una insensatez. La ley 930, tan criticada por muchos, señaló la redención de ese error.
"En las democracias organizadas se estima indispensable el control de la oposición y nadie discute ni su legitimidad ni su utilidad. En Inglaterra se llega a hablar de la "oposición de Su Majestad". Ella ayuda a gobernar; no paraliza sino que critica y empuja. En nuestro país no faltan políticos cuya preocupación es desmoralizar la oposición, ni tampoco quienes en el hecho no aspiren con sincera ignorancia al gobierno unánime. La peregrina teoría del propio control, preconizada por algunos miembros del radicalismo, nos ha conducido a tres divisiones del Partido Liberal. Hermosa consecuencia del auto-control. Si las doctrinas políticas se juzgaran por sus consecuencias, la que comentamos debería ser equiparada a un delito. La oposición no puede ser fabricada ni adulterada. No existe sino una. Es la legítima y sincera, de los que critican con nobleza y censuran con valor. La que no tiene necesidad de pactos, que surge de las urnas y que nace digna y vive independiente.
"Antes que causas económicas, religiosas o históricas, la anarquía que ha devorado tanto tiempo al Paraguay debemos atribuirla principalmente a la falta de educación democrática del pueblo, a la estrechez de la economía nacional, a la carencia de una vigilante opinión pública, a la rivalidad personal que existía entre los jefes de partido, al personalismo, a las ambiciones y falta de clarividencia de los directores y a la anarquía espiritual que reinaba en el ambiente. La educación popular, la organización de los partidos nucleados en torno a principios y no a las personas, una opinión pública severa, un ejército nacional, expurgado definitivamente de caudillismos e influencias caprichosas, son hoy día los remedios indicados para consolidar la paz institucional.
"La intolerancia, el personalismo y los resabios del caudillismo son obstáculos para la franca evolución de la política paraguaya hacia etapas de una más efectiva democracia. No se piden milagros ni la llegada del Mesías. Pero debe reclamarse sí, una más exacta visión, una conducta leal, para mantener lo que aún sobra de tanta dilapidación. La sola fuerza violenta no es solución. Toda solución debe ser consentida, no impuesta como castigo. Hay que desarmar a la oposición dándole cauces naturales, legales, propios.
''El Uruguay ha alcanzado ya esa etapa en que la violencia, si no imposible, como medio de dirimir la lucha democrática, se hace muy difícil. Las Provincias Unidas del Plata deben las condiciones de paz que han asegurado su progreso a la clarividencia de su clase directora, factor esencial de toda evolución. Después del 1860 sus destinos quedaron en manos hábiles, fortuna que con alguna interrupción ha gozado siempre la Argentina. Nunca fue ella más rica en hombres que en el período de Rosas, en que aparecen Urquiza, Mitre, Alberdi, Sarmiento, Rawson y Vélez Sarsfield, a los cuales sustituirán oportunamente Avellaneda, Roca, Pellegrini, Alsina, Quintana, Sáenz Peña. Tanto o más que otros factores ha contribuido a su engrandecimiento la riqueza en hombres dirigentes, en cuya carencia Gill Fortoul encuentra la causa de la estagnación, por varios decenios, de Venezuela.
"Desde 1904 el Uruguay se orienta hacia una política de realizaciones que honra a la democracia americana. La paz ha sido ganada tanto por la clara visión de los gobernantes como Batlle, que ha garantido el camino de los atrios, como por los jefes de la oposición que patrióticamente han amainado el gallardete de guerra. En ninguna nación americana se puede ver, como en la República Oriental, el ejemplo de un gobierno de participaciones legítimas, en que la mayoría dirige pero la oposición colabora. El elemento individual se ha subordinado a las conveniencias colectivas, y allí donde hay un riesgo, en vano ha de buscarse la tentativa de arrastrar tras sí la suerte de la Nación: corajudamente se afrontan las responsabilidades personales.
"Otros países que no han sabido sacudirse a tiempo las rémoras del caudillaje o del flagelo de la anarquía sufren aún en el continente la férula de los despotismos más o menos simulados, o siguen en una guerra estéril que se proyecta como un estigma sobre el régimen republicano de América.
"El Paraguay, que sabe sacudir las dictaduras y que ama la democracia, debe seguir el ejemplo del Uruguay. Si no lo hace es por falta de decisión, de coraje y de voluntad para ahogar en germen los factores de la anarquía. Para eso no es necesario matar hombres, sino purificar los espíritus, reformar las instituciones, comprender que al adversario no se le aplasta sino se le vence y que la cooperación es también una fórmula política.
"La anarquía que ha castigado al país desde 1908 es una consecuencia de la anarquía de los espíritus, de la falta de solidaridad y de pensamientos comunes entre los hombres de dirección.
"La generación que carga con las responsabilidades de la política desde 1904 ha sido una generación disgregada; sus miembros escasamente han practicado la solidaridad. Muchos de ellos, eminentes y patriotas, han sido devorados por esa corriente anárquica que no pudieron o no supieron detener. Los partidos rompen sus cuadros y buscan nuevas formas. Si estas formas no conducen a la lucha pacífica, si los hombres de la nueva generación no practican una fuerte solidaridad, si no se concierta entre los partidos un convenio tácito para evitar violencias, y no aparecen sentimientos colectivos de orden, la anarquía recomenzará; la rojiza llamarada llegará al cielo y reducirá nuestro país a pavesas. Una acción enérgica y profunda, cuya acción se dirija a llevar la paz a los espíritus, a fomentar factores de orden, a desarrollar la riqueza, de parte del Gobierno y de la oposición, tal nos parece el remedio. Todo lo demás no será sino tregua, artificio, suspensión de hostilidades. Y el Paraguay necesita de paz estable y duradera, para progresar.
REFLEXIONES SOBRE EL TRABAJO DEL DR. JUSTO PASTOR BENITEZ
1º. El Dr. Benítez afirma que "la más grande calamidad social del Paraguay son las revoluciones", y su estudio arranca de la de 1904. Concluirnos que la mencionada revolución entra en la categoría de calamidad social.
2º. El Dr. Justo Pastor Benítez toma como punto de partida para su estudio sobre las "Causas de la Anarquía de 1904-1923" a la Revolución de agosto de 1904; o sea que, desde ese momento, la anarquía asoló la república.
3º. Como "una generación disgregada", Benítez califica a los políticos que desde 1904 gobernaron nuestro país; muchos de los cuales fueron devorados por la anarquía iniciada en el año mencionado. Tales hechos, a nuestro juicio, no son precisamente dignos de admiración.
4º. Claramente nos dice el Dr. Benítez que "en nuestro país la relación es siempre de enemigos y no de adversarios" y eso vale tanto a nivel intrapartidario como al de interpartidario. Fue ese el objetivo de la tan admirada revolución de 1904.
5º. La anarquía espiritual genera las revoluciones, afirma el Dr. Benítez, para seguidamente expresar: "Cuando se piensa en la profunda anarquía espiritual que existe, no se explica cómo ha podido subsistir el régimen democrático". Nos preguntamos: ¿Puede existir democracia en medio de la anarquía?
6º. ¿Qué eran los partidos políticos en el Paraguay de 1904 – 1923? ¿Escuelas de civismo? ¿Instrumentos de la democracia? No. Los partidos políticos "más que comités son campamentos", nos afirma el Dr. Benítez.
CAPITULO VI
EL PROFESOR FRANCISCO GAONA Y LA REVOLUCIÓN DE 1904
El Profesor Francisco Gaona fue un activo dirigente del gremialismo paraguayo y un estudioso de sus antecedentes históricos en nuestro país. Toda su obra de investigación está reunida en dos tomos hasta ahora publicados por RP Ediciones, con el título genérico de "introducción a la Historia Gremial y Social del Paraguay", que contiene reflexiones útiles sobre el desenvolvimiento socio-político de nuestro país.
Motivado en sus primeros años por las ideas socialistas no marxistas, el Profesor Gaona actuó intensamente en el ámbito sindical, siendo por ello duramente perseguido por el régimen liberal. Curiosamente, también el régimen de febrero de 1936, que se decía animado de ideas sociales y populares, combatió la actuación del Profesor Gaona, enviándolo al exilio.
Posteriormente, los comunistas se ensañaron con él, haciéndole objeto de una supuesta expulsión que el Profesor Gaona rechazó indignado, por no haberse afiliado jamás al Partido Comunista, según su valioso testimonio.
Dado que en el Tomo II de su obra, el Profesor Gaona revela obscuros entretelones de la revolución de 1904 y sus proyecciones funestas en la vida política y social del país, resulta de extraordinario interés el material que aporte para el conocimiento del tema. Transcribimos textualmente desde la pág.15 hasta la pág. 64 de la mencionada obra.
"PERIODO POSTERIOR A LA REVOLUCION DE 1904.
1. Una conspiración palaciega: La destitución del Presidente de la República, Juan Bautista Gaona (11).
"La estabilidad de que tanto alardeaba el nuevo régimen instaurado en 1904, se vino abajo en menos del cantar de un gallo.
"Poco después de la revolución triunfante de agosto de 1904, el 9 de diciembre de 1905, el Presidente provisional de la República Juan Bautista Gaona, testaferro del imperialismo inglés, fue destituido por el Congreso Nacional. Para ocupar el cargo fue electo el Dr. Cecilio Báez, genuino representante del liberalismo. El pretexto para justificar ante el país la acción faccionalista y dar la imagen de un estado de legitimidad y estabilidad pública, fue el famoso préstamo de 400.000 pesos fuertes que se otorgó a la Sociedad "El Círculo".
"No obstante todo lo que se diga en contrario, el hecho significó un rudo golpe y la pretendida legalidad y estabilidad, banderas levantadas por la Revolución de 1904. Con ello se iniciaba de nuevo el proceso de inestabilidad que caracterizó al régimen anterior y que la "revolución" de 1904 se comprometió a superar en bien del progreso del país. El virus de la inestabilidad comenzó a carcomer la entraña misma del sistema.
Quedaba pues en evidencia que nada había cambiado con la instauración del nuevo régimen.
"La Revolución no había levantado bandera partidaria -escribe Cardús Huerta- y sí acogido en su seno a los ciudadanos de todas las filiaciones: su proclama lo decía y sus iniciadores eran de todos los partidos". Los directores de la revolución, primero, y sus jefes después proclamaban las más generosas intensiones y un programa halagador... Pero después..."al día siguiente de la victoria -continúa nuestro autor como por un golpe mágico, cambiaron las intenciones generosas, manifestadas antes y durante la lucha. Antes y durante la lucha todos fueron los blancos del peligro y después del triunfo solamente algunos serían la fuente del poder". "Maldita expresión del particularismo", exclamaba indignado Cardús Huerta. No señor Cardús Huerta, ese es el faccionalismo que nos obsequiaron nuestros "libertadores" a quienes se opusieron con energía nuestros líderes, Francia y los López, a los que Usted aborrecía.
"El ex-presidente Juan Bautista Gaona, primera víctima propiciatoria del faccionalismo político, figura respaldada por la banca, la industria y el comercio -naturalmente vinculados a los intereses anglo-argentinos- y a quien Rafael Barret calificara como el "hombre de las tres presidencias" - pues se habla desempeñado como Presidente de la República, de la Industrial Paraguaya y del Banco Mercantil- reaccionó vigorosamente y en forma púbica contra el despojo de que fue víctima, fustigando de paso, el proceder faccionalista. "El Diario" del 19 de diciembre de 1905, publicó su versión de los motivos de la destitución: "Esta actitud que me despoja de toda autoridad, no encarna ningún acto de legalidad, equidad ni de conveniencia válidas; no es hija de los partidos políticos: es la obra exclusiva de círculos personales que predominan dentro de esos mismos partidos a los que hacen servir de escalera para llegar hasta la cumbre y absorber la suma del poder, con gran peligro para las instituciones democráticas. El Congreso sancionó -continuaba la carta a la opinión pública- una ley acordando un crédito de $ 400.000 de curso legal a un club recreativo, y yo me opuse a promulgarla, porque el Estado no está en condición de hacer esa clase de desembolsos, cuando le faltan recursos para realizar una porción de obras que son de necesidad y utilidad públicas apremiantes".
"Además ese préstamo se hacía al 3% anual lo que habría dado lugar a que se dijera en el exterior que el Paraguay era un país original cuyo Gobierno prestaba dinero al 3% para las diversiones, al paso que cobraba el 6% al agricultor por el dinero que le prestaba para cultivar la tierra. Siendo esa ley por toda razón inconsulta, resolví vetarla. Y esa fue, (...) la causa de mi caída, pues ningún Ministro resolvió firmar conmigo el veto". "Si los que me llevaron al poder creyeron que yo iba a ser un dócil instrumento de círculos personales que invocan falsamente el nombre de los partidos políticos, se equivocaron".
"(...) se ha afirmado que el proyecto sobre los $ 400.000 no ha sido más que el pretexto del desacuerdo y que la verdadera causa estriba en que he pretendido confiar las finanzas del país a una sociedad extranjera", decía J. B. Gaona en su defensa pública, para luego fundamentar su posición: "En la América del Sud, son los capitales extranjeros los que fomentan el desenvolvimiento del comercio y de la industria". Finalmente, expresaba su convicción de que luego de estas explicaciones a la opinión pública ésta lo declararía "libre de toda responsabilidad a la vez de señalar con el dedo a los culpables, para que sus nombres figuren en la historia con toda claridad en la funesta lista de los usurpadores de los derechos del pueblo".
"De Juan Bautista Gaona, ni de su gestión, nunca más se habló en el país. El manto negro tendido por el faccionalismo político sobre el nombre de su víctima y de su época, obscureció el cielo de la verdad para las generaciones presentes y futuras. No se olvide que Juan Bautista Gaona, fue el primer ciudadano que denunció el papel profundamente regresivo de la oligarquía faccionalista importada, después de la derrota de la gran guerra de exterminio de 1870.
2. Primeras Reacciones Obreras
"La solución institucional ofrecida por el faccionalismo político no hizo mella en la crisis que se agudizaba día a día. Los trabajadores comenzaron a inquietarse seriamente. Su resistencia no tardó en manifestarse; en un país como el Paraguay, subdesarrollado, con industrias raquíticas, con un precarísimo desarrollo, fácil será apreciar su alcance y profundidad.
"Algunos gremios trataron de congraciarse con el "Gobierno Revolucionario". Entre ellos podemos citar al de los empleados de Comercio que designó como socio honorario al Jefe de Policía, don Elías García, pero en el ambiente obrero flotaba una atmósfera de violencia. "El Diario", ante la posible medida de fuerza de parte de los trabajadores, comenzó a publicar artículos alusivos al movimiento obrero, aparentemente alentando a los trabajadores a agremiarse siguiendo el ejemplo de sus hermanos de la Argentina y Europa. Pero en el fondo, ante posibles medidas de fuerza, aconsejaban no emplear la violencia, sino, echar mano a medidas pacíficas. Así, por ejemplo, el 29 de enero de 1906 publicó un suelto intitulado "El Movimiento Obrero: Su desenvolvimiento en el Paraguay" en el que afirmaba: "Es indudable que el ejemplo de los pueblos más adelantados que el nuestro influye poderosamente para que nuestro medio social refleje más o menos fielmente las alternativas del progreso que se nota en aquéllos. Los obreros del Paraguay se incorporan resueltamente a sus hermanos del nuevo y viejo continente, mirando al porvenir que amansan con el sudor de su frente".
"En otro artículo intitulado "La Cuestión Obrera", del 5 de mayo de 1906, señala que el problema obrero hacía tiempo había dejado de ser una cuestión local. "Un partido internacional que es el socialismo se ha levantado -decía- con las reivindicaciones de las clases trabajadoras". Estas y otras publicaciones, aconsejaban seguir el ejemplo de los obreros de Europa que se estaban enrolando en el socialismo parlamentario y cuyas acciones se perfilaban por el camino de la cordura, de la moderación y el previo agotamiento de los recursos pacíficos antes de la declaración de la huelga.
"La reanimación gremial comenzó a manifestarse con un incidente interno el 9 de julio de 1905 en el Centro General de Obreros, en Asunción. La reunión obrera, en cuya oportunidad habló el socio Pedro Filippini para exigir la substitución del Presidente del Centro, Señor Miguel G. Trujillo -al parecer por inoperancia-, tuvo por resultado la reorganización de la Comisión Directiva de la siguiente manera: Manuel Patiño, presidente; Aureliano M. Vila, tesorero; Francisco Velloso, secretario, y José M. Amarilla, Martín Báez, Lucas Ibarrola, Martín Rivarola, Pablo Díaz y Pedro Filippini, como vocales. Los socios que promovieron este cambio fueron: Manuel Fariña, Martín Rivarola, Federico Núñez, Anastasio Jiménez, Tomás Fernández, Pedro Filippini, Buenaventura Cantero, Fidel Orué, Dionisio Armoa, Luis Silva, Juan J. Aranda, Manuel M. Patiño, Lucas Ibarrola, José María Amarilla, José Alborno, Aurebano M. Vila, Agustín Cáceres, Celestino Cañiza, Hermenegildo López, Antonio Blazque y otros veinticinco.
"Señalamos este hecho, aparentemente aislado, por los siguientes motivos: 1°) Los componentes del Centro General de Obreros, de varias profesiones, eran de un nivel cultural superior al común de la gente y con inquietudes; 2°) El Centro estaba siendo rodeado por algunos intelectuales de la nueva generación; 3º) El Gobierno Revolucionario estaba ensayando una estrategia de envolvimiento, y 4º) El Centro constituía algo así como una patrulla avanzada de la ofensiva obrera que estaba por desencadenarse contra la carestía de la vida y los bajos salarios.
3. Situación Paraguaya a grandes rasgos. El parque Industrial
"Antes de pasar a referirnos concretamente a las huelgas desencadenadas en el país en aquellos años, nos ocuparemos primeramente del reforzamiento del parque industrial del país.
"El parque industrial de Asunción, siguiendo su evolución natural, se vio reforzado por la ampliación de algunas firmas ya establecidas, como por ejemplo, el ingenio de arroz de Carapeguá de don Feliciano Martínez, sometido a algunas reformas por el incremento poblacional de la localidad y del distrito de Asunción.
"La firma Pecci, Palermo y Cía., propietaria de "La Industrial", con asiento en la esquina de las calles Colón y Villarrica, importó un motor de 25 HP, fabricado en Suiza por los señores Sulzer Hnos; dos calderas de la misma marca y otra de Francia, patente de los señores J. y A. Nicalusse de París. Para la fábrica de agua gaseosa y "ginger-ale" -con capacidad de 2.500 a 3.000 botellas diarias- importó también de París, máquinas con el sistema "Raúl Picted" para la elaboración de hielo, con una capacidad de producción de 150 kilos por hora, cuyo precio, en aquel año fue de 20 pesos fuertes.
"En la rama de licorería producía delicadas "cremas" de yerba-mate, ananás, vainilla, capií-catí, y guaviramí, además del conocido "amargo"; la producción de licores era más o menos de 400 a 500 litros diarios.
"La fábrica de fideos, fue reforzada con 4 aparatos de limpieza del trigo, elaborándose pastas de primera clase, el trigo candeal, molido en molino especial para sémola; un cernidor y dos prensas; dos grandes amasadoras, un mezclador, una máquina cortante, dos sólidas prensas con dos campanas, cuya productividad estaba alrededor de los 60 kilos de fideos en 20 minutos, fueron algunas de las mejoras. El total de la producción alcanzaba entonces los 1.500 kilos diarios.
"El establecimiento de 2.800 varas cuadradas, disponía para el reparto de los productos de 4 carros jardineros para el perímetro de Asunción. Trabajaba con un capital de 100.000 pesos oro. El sueldo del personal de máquina, entonces mano de obra calificada, iba de 500 a 700 pesos mensuales.
"La fábrica de cerveza, propiedad de los señores Iribas, Scherer y Cía. sobresalía como fábrica modelo en su género.
"Con motivo de la inauguración de una nueva línea de vapores, "El Diario" del 28 de noviembre de 1905, escribía: "Los capitalistas de la Argentina figuran en primera línea entre los que se han decidido a explotar en una forma u otra nuestros productos, lo que significa confianza en nuestro país basada en la seguridad de una paz durable en el presente y, en el porvenir". Los propietarios de esta línea fluvial, eran los señores Ibarra y sus barcos se dedicaban a la carga y descarga de mercaderías entre Bs. As. Y el Alto Paraguay, zona esta, en que se hallaban radicados los nuevos capitales argentinos. El citado diario, por esa fecha, dedicó un artículo editorial al papel del capital extranjero: "El impulso -escribía- que desde hace un tiempo han tomado los campos situados próximos al río Paraguay, en la parte norte de nuestro territorio se debe en mucho al capital Argentino, que ha adquirido en esas zonas grandes extensiones de campos, para explotar los valiosos montes que cubren el suelo de esa región". Esto confirma, por un lado, nuestra tesis de que la "Revolución" de 1904; no significaba otra cosa que un cambio de guardia en el cuadro de la dependencia y del sometimiento de nuestro país, a la férula de los vencedores de la Guerra de la Triple Alianza y del capitalismo internacional; y, por el otro, que esta explotación que destituía sin piedad nuestros recursos naturales, era con el objeto de facilitar los durmientes necesarios que exigía la ampliación de la red ferroviaria argentina. Una de las adquisiciones para tal fin fue la compra efectuada por el señor Andrés Luzic, miembro de un sindicato de capitalistas argentinos, de 180 leguas, frente a Villa Concepción.
"Apartándonos un poco de nuestra exposición y como una muestra de la intocabilidad de la zona argentina de explotación del Chaco Boreal, nos permitimos rememorar un episodio que nos tocó de cerca. Se trata de la intervención personal del entonces Mayor del Ejército don Arturo Bray, jefe de la guarnición militar de Villa Hayes, quien sostenía que la "Revolución" de 1904, debía escribirse en mayúscula, por ser más grande que la revolución de los comuneros y hasta más grande que la revolución de Mayo de 1811.
"El precedente cuadro del parque industrial, evidencia su pobre y raquítico desenvolvimiento. Con sólo señalar que recién hacia el ano 1906 apareció en el Paraguay la primera máquina cinematográfica, queda todo dicho sobre este precario desarrollo industrial.
"Asimismo varios de los establecimientos se limitaban a producir para satisfacer las más perentorias necesidades de una población que demográficamente andaba como la tortuga. Además debemos dejar constancia de que otros establecimientos, no eran sino sucursales de las matrices de Buenos Aires. La Revolución de 1904, no traía pues en sus alforjas ninguna solución de cambio y prácticamente no constituía sino un acto más del drama paraguayo, después de la derrota de la Guerra Grande. No fue sino un episodio más de la disputa entre lo que Alfredo Jaegli denomina "el argentinismo" y el "brasilerismo". "En todo acontecer político, desde el 70 hasta nuestros días -continúa el autor- siempre han tenido que ver dos factores, en forma solapada o al desnudo: el "lopizmo" y el "antilopizmo" -El "argentinismo" y el "brasilerismo “Caballero fue siempre el hombre del Brasil". Así es que de la dependencia total del Brasil, pasamos con esta "revolución" -con mayúscula al decir de Bray- a la total dependencia de la Argentina. Para decirlo con el testimonio de Jaegli: "el general Ferreira (...) y otros jefes del gobierno y del ejército eran de formación argentina. (...). Además, el nuevo gobierno contrató docenas de oficiales, porteños nativos, para el ejército y la policía. Los uniformes del ejército, de la marina y la policía eran de modelo argentino. Hasta los caballos de jefes y oficiales se importaban de Buenos Aires... El país se argentinizaba. (...). La Argentina facilita 500 mil libras esterlinas para la continuación del ferrocarril de Pirapó a Encarnación y hace cambiar la trocha para ajustarla a la de sus ferrocarriles, que ligarían con los de Paraguay. "Seguíamos vendiéndonos a la Argentina... Éramos aliados de la Argentina...".
"Y agrega Jaegli: "Con la imaginación situémonos también en la época porque pasaba el país y la ciudad, principal escenario de los acontecimientos. En nuestro país, Asunción ha sido siempre "la cabeza" y lo que resuelve la cabeza ejecuta el cuerpo -la campaña- donde la fuerza de la opinión es escasa. En ligeros cuadros intentaremos hacer ver la Asunción de la década del 1900 al 1910, que si hoy -50 años más tarde- sigue siendo aldea en algunos aspectos, entonces era, sin duda alguna, un poblacho que pugnaba por salir de su marasmo y de sus ruinas. Sólo hacía treinta años escasos, vividos casi siempre en la intranquilidad -con gobiernos estatales y municipales pobres- con pequeño coeficiente de entrada de sangre nueva y extranjera y aporte insignificante de capitales foráneos, que Asunción había salido de su ruina total. (...) Las casas quedaron vacías, sin puertas ni ventanas... Calles y plazas convirtiéronse en yuyales. (...) La ciudad, propiamente dicha, era muy pequeña (hacía la década 1900-10) (...) el empedrado, iniciado por el intendente Sosa Escalada, por el lado sur, llegaba a Cnel. Martínez y Azara, hasta Estados Unidos. Pasado este límite, todo era yuyal o tosca rojiza, con senderos y zanjones. Se alumbraba el centro de la ciudad con faroles a querosén y sólo hacia 1905 aparecieron algunos focos eléctricos que mal iluminaban algunas esquinas y las tres plazas que se iban remozando y arborizando. Hasta 1911 existieron algunos teléfonos públicos y privados (...). Y el transporte se hacía en tranvías tirados por mulas o caballos (...). El "trencito" a San Lorenzo - que saliendo de la aduana subía jadeando hacía Belvedere, San Miguel y la Avenida Asunción, hasta llegar a aquella población- ponía una nota alegre de silbidos y chisporroteos y cumplía una importante función, a determinadas horas (...). Hasta 1906 no hubo automóviles. El Estado, hasta 1914 nunca los tuvo".
"El Paraguay como puede apreciarse seguía más que nunca postrado, batido por la tremenda crisis que lo devoraba por sus cuatro costados.
4. Huelgas del año 1906
"La clase trabajadora -el sector más activo de la población- se vio compelida a reaccionar contra las desastrosas consecuencias de la crisis. En Villarrica, los oficiales sastres, los obreros de la industria del calzado, los maestros y obreros panaderos, fueron los primeros en decretar huelgas bajo el nuevo régimen revolucionario. Sus modestas reclamaciones consistieron en solicitar un ínfimo aumento de sus salarios de hambre, en octubre de 1905.
"El año 1906 marcó la iniciación de una cadena de huelgas en todo el país. En la Capital se declararon en huelga los peones de la Aduana Central, siendo reemplazados por soldados del ejército. En mayo de 1906 se declararon en huelga los carreros y los faenadores de carne de Tablada. Precisamente frente a estas huelgas, el vocero oficioso de la Revolución de 1904, "El Diario", el 10 de mayo del mismo año en un editorial pretendía confundir a la opinión pública afirmando que "las huelgas obedecían, más bien, a incitaciones" y que "los obreros necesitan comprender que todas estas manifestaciones de su descontento quedarán perdidas, si no se organizan debidamente y sobre todo si no se da una forma práctica a sus reivindicaciones". Por otra parte el articulista continuaba: "Los directores de los gremios tienen que ponerse de acuerdo para estudiar reflexivamente las condiciones de productividad del capital en cada industria, así como la índole del trabajo, y proponer una solución que asegure a los patrones un interés conforme a las circunstancias económicas del país, y, a los obreros un jornal que, sobre el standard of life o jornal mínimo, les asegure el bienestar". "Por de pronto aconsejamos -escribía el articulista- a los gremios que antes de cesar en sus trabajos dirijan proposiciones a sus patrones y traten de llegar a arbitrios que eviten perjuicios a unos y otros (...). Está también en el interés de los patrones considerar y discutir las propuestas de los obreros". Por nuestra parte no podemos menospreciar la “justa orientación" dada por el mencionado diario. Pero lo que aconsejaba era utópico en el momento que se está considerando. Se puede escuchar el consejo en caso de tratarse de un alto nivel de desarrollo de la organización sindical. Nuestros huelguistas ante la situación catastrófica en que vivían y trabajaban y para no morir de hambre, reaccionaron espontáneamente. Estas huelgas espontáneas no cesaban. El 4 de julio de 1906, se declaraban en huelga nuevamente los faenadores de carne de Tablada y exigían aumento de salarios. El 28 de julio del mismo año, el Centro de Constructores, fundado por los arquitectos y maestros de obras, realizó una asamblea para constituirse en sociedad con el objeto de considerar medidas defensivas frente a la creciente exigencia de los obreros del andamio. Como primera medida fundaron una cooperativa de construcción con un capital inicial de 200 mil pesos fuertes.
"En cumplimiento de su primer propósito -la producción y distribución de materiales de construcción entre los socios- fijaron como plan inmediato establecer una fábrica de ladrillos con todos los adelantos modernos.
"El Diario" del 12 de mayo de 1906, se hacía eco de varias huelgas: los cocheros solicitaron un aumento de sueldo y después de varios días de laboriosas gestiones, lograron el 30% de aumento sobre los sueldos que regían antes de la huelga. Los jaboneros de la Capital, siguiendo el ejemplo de los cocheros, exigieron aumento sobre sus exiguos salarios. El mismo diario citado daba la noticia que se estaba gestando una huelga general el país y que se hallaba avalada por los intensos trabajos de agitación que se hacían con los ferroviarios, y cargadores y descargadores del comercio. El mismo diario, en la fecha mencionada, se hacía también eco de la entrevista del Dr. Viera, Administrador de la Aduana, con los representantes de la sociedad de los peones, Roque Jacinto Villalba, presidente, y Carlos Quiñonez, vicepresidente para tratar de solucionar el diferendo. El Dr. Viera aceptó el pedido obrero de $ 2 por hora extraordinaria y 3 pesos durante las horas de la noche.
5. Maniobras para paralizar al Movimiento Obrero
"En la intención de completar el cuadro gremial del Paraguay, contribuyendo a perfilar la fisonomía social de los años que siguieron inmediatamente a la Revolución de 1904, nos permitimos insertar el compromiso firmado entre los empresarios de los aserraderos para contrarrestar la acción reivindicativa de los trabajadores del ramo que buscaban aliviar las condiciones opresivas y de explotación, con salarios de hambre, largas jornadas de trabajo y galopante inflación en que se encontraban.
"El Diario" del 11 de mayo de 1906, publicó el texto íntegro del compromiso firmado por los empresarios de los aserraderos de todo el país. La importancia del documento estriba en el hecho de significar una maniobra original para tratar de paralizar u obstruir el desarrollo creciente del gremialismo proletario.
He aquí el texto del compromiso: Compromiso entre patrones
"El texto del acta que damos en seguida, da cuenta de las resoluciones tomadas por los patrones que las escriben, con motivo de la huelga manifestada en los últimos días.
En Asunción Capital de la República del Paraguay, a once días del mes de mayo del año mil novecientos seis, reunidos los patrones que suscriben, acordaron celebrar el siguiente compromiso después de haber cambiado ideas generales con respecto a la situación en que están colocados sus respectivos establecimientos industriales y demás ocupaciones relacionadas con el movimiento obrero que diariamente se produce en el puerto y establecimientos circunvecinos cuyos gremios perturban constantemente el trabajo pretendiendo imponer jornales y condiciones que salen de lo razonable y que atentan contra los intereses generales.
Primero: parar por completo el movimiento de los aserraderos a vapor, carga y descarga de vigas, maderas aserradas y demás productos que se relacionan con estos trabajos hasta el día 20 del corriente como primera providencia y como medio de contrarrestar los avances enunciados, del equilibrio entre el brazo y el capital.
Segundo: Fijar el día 20 del corriente a las 8 p.m. para la celebración de una reunión entre los signatarios en el local de los señores Juan. B. Deandreis a fin de establecer la tarifa definitiva de los jornales máximos que han de regir el trabajo en los aserraderos, playas, muelles, planchadas y demás embarcaciones de maderas existentes en el puerto.
Tercero: Cualquiera de los signatarios que faltase al cumplimiento de las obligaciones impuestas de mutuo acuerdo en esta reunión estará obligado a abonar una multa de cinco mil pesos de curso legal destinada a la sociedad de beneficencia de la localidad.
Cuarto: Designar una comisión de tres personas para que apersonándose al Gerente del Ferrocarril le comunique estas resoluciones, para lo cual fueron nombrados los señores Gerardo Russo, Manuel Espinosa y Emiliano Valdovinos.
C. Gatti y Cía., Russo y Cía., N. Mihanovich, Mastrazzi y Cía., Gabriel Valdovinos, Juan Deandreis, Fasardi, Espinosa y Portaluppi, P. Posso, A. Bugueta, Vicente de Pusio, Héctor Basigalupo, Manuel Pérez, Crovato y Cía., Guggiari Hnos., Félix Tamis, Juan Recalde.
"Los empresarios de la industria de la construcción, siguiendo el ejemplo de los patrones de los aserraderos, optaron por el mismo procedimiento para oponerse a la acción vigorosa y pujante de los oficiales y peones albañiles que estaban alentados por sus similares de Buenos Aires y Rosario de la República Argentina. El Centro de Constructores de Obra, en un alarde de ingenio, simulando reconocer algunas de las reivindicaciones de los obreros del andamio, resolvió en asamblea general extraordinaria del 13 de septiembre de 1906, firmar un documento para llevar adelante esta maniobra original de obstrucción y división del frente sindical. He aquí el documento publicado en "El Diario" de fecha 15 de septiembre de 1906.
Centro de constructores de obras
"En la ciudad de la Asunción, a los trece días del mes de septiembre del año de mil novecientos seis, reunidos en carácter de asamblea extraordinaria los firmantes en el local social, calle Libertad núm. 27, del centro de constructores de obras siendo las 4 p. m. resolvieron y aprobaron después de ser suficientemente discutido lo siguiente:
1º. Determinar de una vez la jornada de 8 horas para los obreros del gremio de albañilería accediendo a lo solicitado por la comisión de la sociedad de resistencia "Albañiles del Paraguay".
2º. Reglamentar dicha jornada en la forma siguiente: Desde el primero de octubre al 31 de marzo de 7 a 11 a.m. y de 2 a (8); en invierno, o sea desde el 1º de abril al 30 de septiembre de 7 a 11 a.m. y de 1 a 5 p.m.
3º. Comunicar a dicha comisión de obreros jornaleros dicha resolución para que desde el lunes próximo se reorganicen los trabajos.
4º. Pasar nota de la resolución de la asamblea y los móviles que la han obligado seguir tal temperamento a los propietarios y maestros empresarios que han firmado contratos de obras hasta la fecha para que se tengan en cuenta dichas circunstancias como atenuantes en la parte dispositiva del tiempo que dichos contratos determinen para las entregas de las mismas y como caso fortuito o por lo tanto de fuerza mayor, para el aumento equitativo de los precios unitarios o totales que representen las obras ya contratadas siendo facultativo de las dos partes contratantes, es decir, propietarios y constructores el aumento proporcional que esté en relación directa a la disminución de horas de trabajo.
"Enrique Clari, Carlos Pozzi, Rafael Bongermini, José Boggiani, Enrique Poes, Camilo Acheto, Tomás Sachero, Sebastián Grassi, Juan Spatuzza, Juan Hragulat, Carlos Rehnfeldt, Ángel Betone, José Paris, Salvador Ortiz, José Marsal, Fiori Botti, Francisco Pavós, Manuel Cardozo, Enrique Cords, Esteban Colagari, Angel Morasi, José Escuchés, Antonio Archesi".
La acción de estos empresarios tenía un objetivo premeditado: provocar la división en las filas de los combativos trabajadores del andamio. Vean que estos podían ser factibles por el lado de los maestros, más cercanos a los constructores, que por el de los peones albañiles, desde luego más radicales en sus pretensiones.
"El 13 de septiembre del mismo año se declararon en huelga los maestros y obreros carpinteros, pero dos días después la huelga fue levantada por haberse hallado solución a las reclamaciones de los huelguistas.
"El 27 de septiembre de 1906, la Sociedad de Empleados del Comercio se dirigió al Congreso Nacional para solicitar la aplicación del descanso dominical en el campo.
"El 27 de octubre de 1906 uno de los pilares de la Federación Obrera Regional del Paraguay sufrió la primera escisión en sus filas. Se trataba del gremio de los maestros y obreros carpinteros. Un grupo del mismo encabezado por Juan Rovira, de la rama de los ebanistas, disconforme con la marcha de la Sociedad, decidió fundar una nueva asociación, cuyo propósito era el de estrechar las relaciones con los patrones o propietarios de carpinterías.
"Los integrantes de la nueva sociedad, fueron Juan Rovira, Antonio Sirio, Ricardo Aquino, Ricardo Delegiacone, José Almada y Ely Román, quienes, en carácter de nuevos dirigentes de la flamante asociación, enviaron a los patrones una propuesta con los siguientes puntos:
1.- Jornada Legal de 8 horas;
2.- No se trabajarán horas extraordinarias, mientras en la sociedad haya socios sin trabajo;
3.- Todo patrón que por exceso de trabajo o por falta de operarios, tuviera que trabajar horas extraordinarias, deberá comunicarlo a la Sociedad por nota; y las horas extraordinarias serán pagadas en un 50% más hasta las 10 de la noche y el doble los días feriados.
4.- Ningún patrón podrá obligar a sus operarios a trabajar por un tanto por ciento;
5.- Todo operario que se lesione durante el trabajo, el patrón le pagará la mitad de su jornal, debiendo el operario asistir al taller, siempre que su estado lo permita;
6.- No se permitirá que trabajen en los talleres aprendices menores de 12 anos;
7.- Todo patrón que tenga alguna queja de alguno de sus operarios deberá recurrir directamente a la sociedad, por nota;
8. Ningún patrón podrá despedir a un operario de su taller, sin causa justificada;
9.- Es deber de todo operado presentarse al trabajo los seis días de la semana (salvo fuerza mayor) y procurar que las horas de trabajo sean productivas para evitar quejas por parte de los patrones.
"Cabe señalar que en este petitorio de los trabajadores, constituían preocupación central de los mismos, puntos relacionados a los problemas de accidentes de trabajo, despidos arbitrarios, horas extraordinarias de labor, trabajo de menores, etc. problema que ya estaban resueltos en la legislación laboral de muchos países del continente y del mundo, pero cuya solución todavía era negada a los trabajadores paraguayos.
"Lástima grande que estos problemas fueron planteados en aquellos años, deteriorando el frente interno del gremio, vale decir, provocando disidencias entre los mismos obreros. Era natural que el planteamiento no pudiera solucionarse en tales condiciones. Ante la combatividad creciente de los primeros gremios de la época, no faltó nunca la iniciativa divisionista de parte de los que no veían con simpatía o no aceptaban la ideología en la que se había enrolado la militancia sindical: el anarco-sindicalismo. Trató de formarse, en consecuencia, la llamada Unión Humanitaria de empleados y jornaleros, pero no tuvo éxito.
"El Diario" del 17 de diciembre de 1906, anunció la constitución de la Sociedad de Resistencia de obreros joyeros, plateros y relojeros. La C. Directiva quedó constituida de la siguiente manera: Presidente: Francisco Ramírez; Vice-presidente: Aurelio Torrens; Secretario Andrés P. Palacios; Pro-secretario: Venancio Cabrera; Vocales: Mariano Sanguinetti, José Cabañas, Adolfo Florentín, Juan A. Gauto, Pedro Obelar, Alex Polaco; Suplentes: Crescencio Gamarra, Eladio Riera.
6. Otros gremios fundados en 1906
"El Diario" del 9 de agosto de 1906, informó de una reunión del Centro de Estudiantes del Derecho, presidido por el Dr. Víctor Abente Haedo y con la asistencia de los miembros de la C. Directiva, Ernesto Velázquez, Ramírez, Bartoloni, Ferro, Guggiari y el Director de Ejercicios de Práctica Forense, Dr. Eligio Ayala. En dicha reunión fue aprobado un reglamento de suma importancia para la carrera de abogacía. El mismo había de regir las discusiones semanales para lo que se establecía entre otras cosas lo siguiente: "Semanalmente disertará un socio sobre un tema determinado por la C.D. o elegido por el disertante". "El disertante presentará sus conclusiones en forma precisa y sintética a fin de que sean sometidas a discusión". "Toda exposición deberá mantenerse dentro de la doctrina pura sin descender a las actualidades políticas que enconan y dividen los espíritus". "Las conclusiones del disertante serán el objeto principal de los debates". "Ningún socio podrá hacer uso de la palabra, sin previa autorización del Presidente".
"Se consiguió el local de la Facultad de Derecho para llevar a cabo tales ejercicios. El primer disertante fue el Sr. Eladio Velázquez
"El 18 de agosto de 1906, se llevó a cabo una reunión de procuradores, con el apoyo de los abogados, para tratar de formar un centro que agrupara a los profesionales de la rama. El 23 del mismo mes quedó constituido el Centro de Procuradores y se designó una Comisión Provisional encargada de bregar por la defensa de los honorarios de la profesión y de redactar los Estatutos que habrían de regir los destinos de la novel institución gremial. Fueron elegidos: Alejo M. Carrillo, como Presidente; Atanasio Villasanti, Secretario; Nicolás Cabral, tesorero; Fernando A. Carrera y Horacio Fernández Urdapilleta, suplentes. Los iniciadores del Centro fueron: Juan S. Gros, Jorge Klug, Alejo Schuler, Horacio Fernández U., Alejo Carrillo, Adolfo Aponte, Eladio Velázquez, Atanasio Villasanti, Isidro Ramírez, Luis Gámez Torres, Marcelino Fleitas, Fernando Fuster, Blas Miranda, Victoriano López, Andrés Aquino, Claudio González, Gustavo Urbieta, J. Mazó Riquelme y Nicolás Cabral.
"Omitimos la fundación de la Sociedad Uruguaya de S.M., el 2 de noviembre de 1905. La asamblea se llevó a cabo en el domicilio del Sr. Sesser y fue designado Pte., el Sr. Mariano L. Olleros. Además, se decidió ofrecer un banquete al digno Cónsul General del Uruguay, Sr. Alfredo Silva y Antúnez.
"El 19 de noviembre se fundó la Sociedad Farmacéutica, en el local del Club Asunceno. Las autoridades de la novel sociedad de los farmacéuticos dieron a conocer un manifiesto en los siguientes términos: 1º) Invitara todos los farmacéuticos nacionales y extranjeros radicados en Asunción, con el objeto de establecer una sociedad farmacéutica que tendrá por fin defender los intereses del gremio, fomentando y manteniendo el espíritu de unión, velando por el decoro de la profesión y propagando el estudio de las ciencias farmacéuticas; 2º) Nombrar -como presidente, ad-hoc, al Sr. Antonio T. Dávalos; y como secretario, en el mismo carácter, al señor Gustavo Crovato. Firman el manifiesto: Patricio Vera, Antonio Dávalos, Agustín Casola, Federico Muñoz (h), Rómulo Feliciangeli, Rogelio Álvarez Bruguez, Carlos T. Díaz, Eugenio Samaniego, Gustavo Crovato. Quedó fijada la reunión para el 30 de noviembre de 1906.
"El 13 de octubre de 1906 se reunió la Sociedad Médica del Paraguay para considerar los estatutos que debían de regir a la entidad. Aprobados los estatutos, se procedió a la elección de la Comisión Directiva que quedó integrada por los siguientes Médicos: Presidente: Dr. Guillermo Stewart; Vice-Presidente: Dr. Eusebio A. Taboada; Secretario: Dr. Manuel Pérez; Tesorero: Dr. Benigno Escobar; Vocales: Dres. Juan B. Benza, Fernando Gorriti, Juan Romero, Julio Daazan, Justo P. Duarte y Ricardo Odriosola.
7. La Huelga Ferroviaria de 1907.
Antecedentes y Desarrollo.
"En el esfuerzo de amainar los efectos de la crisis que agobiaba al país, el Gobierno Revolucionario que se hallaba empeñado en desorientar la atención de los trabajadores, tratando de contrarrestar la acción combativa de la Federación Obrera Regional Paraguaya, dirigida por los anarco-sindicalistas, trabajaba con ahínco en organizar el Centro General de Obreros, cuya preocupación se reduciría a contrarrestar los efectos de la crisis, siguiendo al pie de la letra las instrucciones de los hombres del Gobierno. Fue así como el señor Manuel Patiño, presidente del mencionado Centro, en su pretensión de presentarlo como una central nacional de trabajadores, trabajaba por rodear de calor popular a una "feria-exposición", organizada por el Gobierno en su intento de atraer al país a los capitales extranjeros. "El Diario" del 16 de enero de 1907, anunciaba para el 20 de ese mes una conferencia a cargo del Presidente de la Sociedad Nacional de Agricultores, Dr. H. David; la misma fue Organizada por el Centro General de Obreros, con motivo de cumplirse el aniversario de la fundación. Al finalizar la conferencia, el señor Patiño propuso a los trabajadores concurrentes las siguientes resoluciones, para su aprobación:
"Primero: Los obreros presentes en la conferencia, considerando que la exposición-feria, es un medio para los artesanos de hacer apreciar el valor de sus trabajos y de cooperar al progreso del país, resuelve participar individual o colectivamente en la exposición, sea como expositores o propagandistas.
"Segundo: Los ciudadanos reunidos en el local del Centro Obrero, después de haber oído la conferencia del presidente de la Sociedad Nacional de Agricultores, invitan a todos los habitantes del país para que participen del éxito de la exposición-feria, obra de iniciativa privada y de progreso, y que está llamada a ser una estallante manifestación de vitalidad del pueblo paraguayo, y emite el voto de que el Superior Gobierno y la Municipalidad procedan lo más pronto posible a la compostura de las vías de comunicaciones y a la edificación de mercados para crear la abundancia de productos alimenticios y abaratar la existencia del pueblo. Que además doten a la ciudad de paseos y de un parque de recreo en donde las familias puedan pasar el día de descanso, considerando estas reacciones como medios poderosos de combatir victoriosamente el alcoholismo".
"El Gobierno Revolucionario, en más de una ocasión, anunció que acometería un plan de obras públicas para hacer frente a la escasez de trabajo. Por no disponer de los fondos necesarios, alentó las suscripciones populares como un medio de reunirlos. Un ejemplo de ello, se ofreció para la compostura de la Av. Venezuela que une el Jardín Botánico con el centro de Asunción. Los trabajadores de La Trinidad, en cuya jurisdicción se halla el Jardín Botánico, dieron un magnífico ejemplo. "El Diario" del 24 de enero de 1907 anunció una reunión de estos trabajadores, para completar el monto de la contribución que se comprometieron a dar y fue la suma de 4.625 pesos fuertes.
"Mientras tanto los obreros y los empleados de todo el país no cesaban de organizarse en procura de aliviar la crisis reinante. "El Diario", del 28 de enero de 1907, anunció la constitución de Centro de Despachantes de Aduanas. La asamblea se realizó en el despacho del Sr, Eustacio G. Crosky. En la oportunidad se labró el acta de fundación del Centro y se integró la Comisión Directiva, con las siguientes personas: Ramón N. Benítez, Leopoldo S. Soria y Hugo Casartelli, concurrieron a la citada reunión los despachantes: Hipólito Sánchez, Eustacio G. Grosky, J. Mario Correa, Leopoldo S. Soria, Bogado y Benítez, Adolfo D. Fosatti, E. Campos y Cía., Carlos J. Appleyard, Salvador G. Rubio, Echeguren Hnos., Ricardo Ugarriza, Hermenegildo Berganza, Federico Fleitas , Néstor C. Vargas, Meza, Semidei, Mamerto Isasi y Cía., entre otros.
"En 1907, a más de dos años de la victoriosa Revolución de 1904, la crisis que había venido dominando todo este período, estaba tomando un cariz ascendente en todos los niveles. El malestar se estaba generalizando sobre todas las capas sociales. "El Diario", del 10 de febrero de 1907, refiriéndose a este período de crisis, afirmó, "que las perspectivas de la situación, se presentan un tanto difíciles, en cuanto concierne al desenvolvimiento de las energías que constituyen al sostenimiento del organismo colectivo". "De unos días a esta parte, se ha acentuado ese malestar que pone en peligro la estabilidad...". "Hay verdadera estrechez en los negocios; no hay compensación que guarde proporción con el capital invertido (...) De ahí resulta un orden de cosas que no puede convenir de ningún modo a los intereses permanentes del Estado, para no recordar sino al principal factor que opera en esto. Natural es que el Capital y los brazos trabajadores se vean envueltos en la vorágine; pesa sobre ellos, no recae, ni puede recaer el mayor de los compromisos que emergen de la desorientación reinante".
"En el ambiente obrero de Asunción, acosado por esta crisis sin precedentes, no sólo se hablaba, sino se estaba trabajando para desencadenar un huelga general. La Revolución de 1904, bajo el signo de la dependencia, no orientada hacia la emancipación, no podía tener otro desenlace, a pesar de la opinión del famoso Coronel-político, don Arturo Bray.
"En medio de la crisis, "El Diario" publicó el 8 de febrero de 1907 el estado financiero del "Paraguay Central Railway" (F.C.C. del Paraguay) - una de las vías vertebrales del Paraguay de entonces- el cual es una palmaria demostración e ilustración sobre una de las causas de la pavorosa crisis que azotaba al país y que irremisiblemente habría de conducir al golpe de Estado del 2 de julio de 1908, encabezado por el coronel Albino Jara, que tiró en saco roto la tan cacareada estabilidad institucional que traía en sus alforjas la Revolución de 1904.
"La asamblea de accionistas de esta empresa anglo-argentina se celebró el 14 de diciembre de 1906 en las oficinas de New Broad Strees House, en Londres, Inglaterra, bajo la dirección de M.A. Rodríguez –uno de los accionistas, que costeó la revolución de 1904- conocido en el Paraguay como el "portugués Rodríguez". Este famoso personaje estimaba el estado del país como "sobresaliente". "(...) gozamos –decía de toda la libertad que podríamos desear en estas circunstancias a tal punto que desde julio hemos aumentado nuestra tarifa en un 40%, lo que arrojará en el año financiero un aumento substancial en las entradas de por lo menos 20.000 libras esterlinas". Continuando su informe a la mencionada asamblea expresó:”...el año pasado el aumento de las entradas generales era de 13.253 libras esterlinas contra 15.225 libras esterlinas, es decir, un aumento de 7.341, o sea igual al 47%. El monto total de beneficio neto disponible, inclusive un saldo del año pasado de 6.758 libras esterlinas y otras pequeñas entradas, sería de 29.470 libras esterlinas, de las cuales 15 chatas para madera fueron compradas y enviadas en mayo del presente año y un remanente de 11.925 libras esterlinas retenido para compra de provisiones.
"Dos nuevas locomotoras han sido embarcadas a principio de este mes. El aumento efectivo de las entradas es muy grato; tanto más cuanto ya sabemos que es debido al desarrollo normal del comercio con una tarifa que sería desastrosa para cualquier otra empresa ferroviaria".
"Los gastos han aumentado en 5.911 libras esterlinas o sea el 22% -afirmaba el mencionado informe-, se debe al aumento de sueldos y durmientes. (...) El aumento de tráfico de pasajeros no es otra cosa que el resultado de esta evolución de los salarios que facilita a las muchedumbres los medios para viajar; el número de pasajeros fue 975.476 contra 696.971, o sea un aumento de 276.505, igual aproximadamente al 40% -tanto como el número total de viajeros llevado por nuestros vecinos, las empresas ferroviarias con cinco veces más de millaje. Las entradas son en proporción de 23.529 libras esterlinas contra 16.581, una diferencia de 6.947 libras esterlinas, igual al 47,3%. Este aumento ha sido sobrepujado por las cifras de los cuatro primeros meses del corriente año en la suma de 9.082 libras esterlinas comparada con 6.602 para el mismo período del año pasado, lo que demuestra un aumento del 37%. Debo llamar también la atención respecto del aumento del tráfico de mercaderías que es en las entradas de un 32%. (..) Nuestra vía férrea domina el país; es nuestro deber guardar consonancia con el desarrollo de la Nación, e impedir que otros se aprovechen de los recursos que hemos constituido mediante muchos años de sacrificios...”.
"Huelgan los comentarios. Los primeros meses del año 1907 se caracterizaron por la acentuación del malestar imperante a consecuencia de la crisis, no obstante que desde Londres se afirmase no teníamos porqué "intranquilizarnos en este punto", máxime cuando "los esperados proyectos financieros son ya comentados en sus lineamientos generales en los círculos callejeros de la Capital".
"Los hombres de Gobierno quieren confundirse con el pueblo - decía "El Diario"- cuando hacen decir a sus voceros que el pensamiento oficial se refleja en las versiones callejeras". El Gobierno Revolucionario en su pretensión de confundir a la opinión pública pretendía llevar "el convencimiento al pueblo de que al hablar del problema económico se hace referencia a una cuestión baladí que puede resolverse fácilmente en los corrillos callejeros".
"Pero la huelga ferrocarrilera, decretada el 4 de abril de 1907, sacudió el ambiente. El paro total, efecto de la crisis, de una de las vías circulatorias de la producción nacional, abarcó al personal de todas las oficinas del ferrocarril, empleados, obreros, peones y jefes de estaciones. El paro general ferroviario abrió la posibilidad de una huelga general en todo el país. Contó desde el primer momento, con el apoyo de toda la prensa y la unánime simpatía de la opinión pública. En solidaridad con los ferroviarios, se declararon en huelga el 27 de abril de 1907 los cocheros y mayorales de la empresa de 'Iranway" a Villa Morra, reclamando también aumento de salarios. Luego siguió la huelga de los carreros.
"La gerencia del ferrocarril Central del Paraguay trató de contrarrestar el movimiento de los huelguistas ante las derivaciones que estaba tomando, (incidentes, tiroteos y levantamiento de las vías en varias secciones), naturalmente sin dejar de considerar posibles disidencias entre los obreros que podrían facilitar el deterioro del frente de lucha. Pero ante el agravamiento de la situación y posiblemente a sugerencia del Gobierno, llamó urgentemente al "portugués Rodríguez", a la sazón Presidente del Directorio en Londres. Este llegó a Asunción el 19 de abril de 1907. Los huelguistas mientras tanto se hallaban desarrollando una creciente actividad.
"El Diario" del 5 de abril de 1907, informó sobre el desenvolvimiento de la huelga. En un suelto con el título de "La huelga ferrocarrilera", escribía:
La Huelga Ferrocarrilera
"Continúa sin solución".
"No se ha podido llegar a ningún acuerdo a pesar de haberse modificado de ambas partes las pretensiones y resistencias.
"Esta mañana hubo una reunión en el departamento de la policía a la que asistieron el gerente de la empresa y cuatro delegados de los huelguistas.
"El gerente hizo presente en la reunión que necesitaba un plazo de sesenta días, para llevar al conocimiento del Directorio las pretensiones de los huelguistas.
"Añadió que durante ese lapso de tiempo, nadie sería despedido de su puesto sin causa justificada, y que aumentaría los salarios a los empleados que a su juicio fuesen merecedores.
"Las condiciones que anteceden no satisfacieron a los delegados huelguistas que concretaron las suyas en la proposición siguiente: "Aumento de 30% en los salarios de los que ganen menos de 500 pesos por mes y aumento de 20% en los que ganen más de la citada cantidad y remoción como condición "sine qua non" del inspector general.
"El gerente tomó nota de la nueva proposición y pidió tiempo para contestar pues tenía que consultar, según dijo, con el abogado de la empresa doctor José Antonio Ortiz.
"Después de lo que antecede se dio por terminada la reunión.
"A las 11 a.m. los delegados de los huelguistas fueron notificados que la empresa no podía aceptar las condiciones que le había propuesto y que se atenía a los que había ofrecido.
"En este estado está la cuestión, sin que por ahora, sea posible vislumbrar una esperanza de arreglo.
"Si la empresa se muestra firme o aparentemente firme, los huelguistas por su parte manifiestan que se atendrán a las proposiciones que hicieron el primer día de huelga y que no cejarán en su empeño.
"Y el público, pagano de las pretensiones y resistencias de unos y otros, asiste a las luchas sin poder hacer nada para llegar a una solución, perjudicándose a cada momento que pasa, más y más en sus intereses.
"Esta mañana y esta tarde fue equipado un tren a la Trinidad, con el objeto de traer la carne para el consumo de la población.
"Otra consecuencia de la falta de circulación, atribuida a ella con o sin fundamento, es la carestía y la elevación de precios que han experimentado los artículos frescos, de primera necesidad.
"A pedido del jefe de policía -que demostró que la caridad bien entendida empieza por los de casa-, se envió un tren, dirigido por huelguistas a Areguá, con objeto de que pudiese regresar a ésta el señor Adolfo Soler.
"En el mismo tren, se envió la correspondencia para Trinidad, Luque y Areguá".
"De nuevo "El diario", de fecha 27 de abril del mismo año, volvió a ocuparse de este largo conflicto. Decía lo siguiente en un suelto titulado "La Huelga":
"Continúa la huelga de los gremios que ya conoce el público.
"La de los carreros ya ha hecho que el movimiento aduanero sea completamente insignificante.
"Unos que otros despachos se tramitan. Los cajones de mercaderías de poco peso son conducidos a las casas comerciales en hombros. "Algunos carreros se presentarán a la jefatura de policía a solicitar garantías para reanudar el servicio, lo cual es justo atenderse.
"En este gremio parece que no ha causado impresión favorable que alguna empresa recibiera consideraciones especiales para el trabajo, cuando que otros han sido violentados en la vía pública haciendo la policía un brillante papel de espectador, como diría un colega.
"La violencia no conducirá a nada práctico. Por el contrario traerá en los gremios disensiones que desprestigiarán la causa.
"El comité directivo de la huelga de obreros ferrocarrileros se ha dirigido a la "Sociedad de Resistencia de Carpinteros y Anexos" invitando a un representante del gremio a concurrir a una reunión en el local de la calle Asunción número 128. El objeto de buscar la cooperación de los varios gremios para obtener el triunfo que ha sido detenido hasta hoy por la actitud del gerente de la empresa.
"La sociedad de carpinteros que forma parte de la "Federación Obrera Regional Paraguaya" que componen cinco sociedades no ha aceptado la invitación y ha declarado que los gremios de la federación no se incorporarán a la huelga que ha seguido a la de los del ferrocarril.
"Les reparten hojas sueltas que contienen incitaciones para el paro general y unas y otras dan cuentas de reuniones de obreros en que se han resuelto hacer publicaciones que desvirtúen las versiones propaladas y que perjudican a los obreros en general. Creen estos últimos que el movimiento actual no responde a las necesidades del obrero y llaman la atención de las funestas consecuencias que pueden ocasionarles, pues atribuyen a la propaganda que incita al paro general, propósito que tienden a satisfacer mezquindades ajenas a los intereses de los gremios.
"El comité de huelguistas del ferrocarril se ha trasladado ayer en un vaporcito hasta Villeta. Allí esperarán a los que tienen contratados por la empresa para reanudar el servicio y que llegarán hoy o mañana. Les pedirán que hagan causa común con ellos.
"Se anuncia también que esta semana llegará a la capital el señor Rodríguez, presidente del directorio de la Compañía Ferrocarrilera, atraído por la huelga que detiene por muchos días ya la circulación de los trenes".
"No obstante, haber sido aceptado, el 12 de abril del mismo año, por el comité huelguista ferrocarrilero el arbitraje del Ministro del Interior, Sr. Soler, la huelga continúa por la intransigencia del Señor Gerente de la empresa del ferrocarril, Señor Lawton. La prensa y el público siguen manifestando abiertamente sus simpatías por la causa de los trabajadores.
"La intervención del señor Rodríguez, Presidente del Directorio de la empresa, con asiento en Londres, puso término al conflicto.
"El Diario", informando sobre ello, decía en su edición del 22 de abril de 1907".
"La Huelga"
"Está definitivamente terminada.
"La intervención del señor Rodríguez, ha tenido la virtud de hacer desaparecer, en un momento intransigencias y dificultades.
"Los huelguistas han conseguido lo que deseaban: es decir un aumento de sueldos que ha satisfecho a todos, terminar con la resistencia.
"Hoy todos ellos han vuelto al trabajo, en toda la línea se han normalizado totalmente las comunicaciones, cuya interrupción ha causado ingentes perjuicios, cuyo monto es difícil calcular:
"Damos a continuación una lista de los aumentos concedidos al personal de la empresa:
"Aumento de sueldo para los empleados del ferrocarril que han estado al servicio de la empresa no menos de seis meses:
"Jefes y segundos jefes de estaciones con sueldos de $ 40 argentinos y menos 60% de aumento, arriba de $ 40 y menos de $ 60 el 25%, de $60 y menos de $100 el 20%, de $100 y arriba el 10%.
"Telegrafista: Percibirán el 15% de aumento sobre sueldos que no excedan de 300 pesos por mes.
"Escribientes de estaciones y boleteros: Los que ganan menos de $100 se les aumentará el 30% en sus sueldos. De $100 y hasta 200 el 25% de aumento.
"Arriba de $ 200 percibirán un aumento de $ 50 paraguayos.
"Cambistas y peones de estaciones: Con sueldos menores de $ 150 se les aumentará el 25%.
"Capataces de cuadrillas firmes: con sueldos de $ 200 y menos de éste, el 25% de aumento.
"Con sueldos arriba de $ 200 y menos de $ 250 serán aumentados a$250.
"Peones de cuadrillas firmes: los que ganan menos de $ 6 aumentados sus sueldos en 50% y los que perciben $ 6 se les aumentará 50%.
"Maquinistas apercibirán el 25% de aumento sobre sus sueldos. "Los que pasan de un recorrido de 2.500 kilómetros en un mes percibirán un premio de 5 centavos sobre el excedente por cada kilómetro recorrido.
"Foguista: Se les aumentará el sueldo en un 20%.
"Percibirán aumento de 2,112 centavos por cada kilómetro sobre el excedente de 2.500 kilómetros de recorridos en un mes.
"Los premios de kilometraje del mes serán incluidos en el siguiente mes con el sueldo del interesado.
"Nota: Los maquinistas y foguistas recibirán $ 3 por cada vez que estén ausentes del punto de su residencia durante las 6 horas comprendidas entre las 10 p.m. a 4 a.m.; si por algún motivo quedasen ausentes por más de 15 noches consecutivas recibirán los $ solamente por las 15 primeras noches. Estos gastos se pagarán junto con el sueldo del mes siguiente y no se abonarán las noches pasadas afuera cuando éstas sean debidas a la culpabilidad de los maquinistas.
"Talleres: ajustadores, torneros, caldereros, fundidores y vagoneros, carpinteros, aserraderos, pintores y sus ayudantes y aprendices que ganan menos de $ 600 por mes trabajados sobre 26 días de 8 horas por día o sean 208 horas por mes, 20% de aumento.
"Limpiadores y pasaleña: se les dará un aumento del 15%.
"Los sueldos y jornales indicados arriba no tendrán alteración mientras que el premio al oro no baje de 1000%; bajando el premio del 1000%; los sueldos estarán sujetos a la correspondiente disminución. "Estos aumentos regirán desde el día de la reanudación del trabajo en este ferrocarril.
"Ayer los huelguistas deseando manifestar su reconocimiento al señor Rodríguez formaron en manifestación y se dirigieron al hotel Hispano Americano donde dicho señor se aloja.
"El señor Rodríguez agradeció la manifestación y entre otras cosas dijo... que desde el primer momento se había dado cuenta de la necesidad que existía de un aumento en los sueldos. Que a medida que los recursos de la empresa lo permitiesen, trataría de mejorar a todos los empleados que lo mereciesen.
"Terminó el señor Rodríguez invitando a los manifestantes a pasar adelante a tomar una copa de cerveza.
"Después de lo cual la manifestación se disolvió con todo orden. "A seis meses de haber finalizado el movimiento huelguístico de los obreros ferroviarios, se inició el del personal de las hojalaterías.
"El Diario" del 21 de octubre de 1907, informaba que es del conocimiento público lo que ha pasado en las hojalaterías de la Capital de donde han sido despedidos desde ya hace diez días todos sus oficiales y aprendices.
"Los obreros manifiestan que este estado de cosas es debido a la falta de cumplimiento por parte de algunos patrones, de las cláusulas de un contrato estipulado entre ambos gremios el 7 de mayo del año pasado.
"Un obrero trabaja como oficial en la casa de Tavarozzi hasta que por circunstancias que desconoce es obligado a hacerlo en calidad de medio oficial.
"Indignado por este hecho abandona la casa, siendo acompañado en esta actitud por los demás obreros que trabajan en la misma casa. "Los dueños de hojalaterías coaligados resuelven despedir a todos sus obreros en prueba de solidaridad con la casa que quedó sin aquéllos.
"De esto hace diez días. A partir de esta fecha el movimiento gremial ha quedado estacionario sin que se sepa a qué punto fijo las determinaciones a que dará lugar esta situación insostenible en las condiciones expuestas.
"Tendremos al corriente de lo que posteriormente se haga en este asunto cuya solución será seguramente forzoso que se acometa en alguna forma".
8. Algunas vinculaciones Internacionales
"Por su parte, las organizaciones sindicales de Buenos Aires no cesaron de mantener relaciones con sus similares del Paraguay. Como prueba de esta permanente relación transcribiremos primeramente una carta enviada por la Federación Obrera Regional Argentina a los compañeros de las Artes Gráficas, y luego, una carta del compañero Modesto Amarilla a dicha organización.
Federación
Obrera Regional Argentina
Secretaría: Montes de Oca, 972
Buenos Aires, Septiembre 20 de 1907
Compañeros de Artes Gráficas, ¡salud¡ "La Federación Obrera Regional Argentina considerando que la lucha proletaria se acentúa siempre más y más, tal como se justifica en sus siempre más intensos ataques contra la tiranía y la opresión, guiados e impulsados por la noble idea de emancipación humana.
"Pero considerando que la lucha proletaria no puede circunscribir sus relaciones dentro del estrecho límite de su región, sino que los trabajadores deben estrechar las comunicaciones exteriores a fin de hacer prácticos y efectivos los vínculos de solidaridad Internacional y Universal.
"Cediendo a los impulsos de esa imprescindible necesidad y deseando estrechar los vínculos solidarios, al través de mares y fronteras (este Consejo Federal) resuelve pasar la presente circular a las federaciones de todas las regiones, para que éstas, a su vez, interpreten la opinión de sus federados sobre lo siguiente:
"1. ¿Cree conveniente esa Federación o Institución, qué se realice un Congreso obrero Internacional, para constituir la (Federación Internacional)?
"2. ¿En qué localidad o región?
"3. ¿En qué fecha?
"4. Temas a presentar
"Nota: se ruega responder a la presente remitiéndonos la dirección para comunicamos en lo sucesivo.
"Sin más, vuestros y de la causa de todos los oprimidos.
El Consejo Federal
"Carta de la Sociedad de Resistencia de Obreros Carpinteros y Anexos a la Federación Obrera Regional Argentina
Asunción, febrero 14 de 1909
A la Federación O. R. Argentina
Compañero Secretario ¡salud!
"La "Sociedad de Resistencia de Obreros Carpinteros y Anexos", hoy son los vistos de la Federación O. R. Paraguaya de ha tres años y en nombre de ella contestamos a la vuestra del 15 pasado.
"En marzo de 1906 esa Federación nos comunicó las resoluciones tomadas para la realización de un Congreso Obrero Internacional Sud Americano. Comprendiendo esta Sociedad la Importancia transcendental de dicho acto, celebró una Asamblea extraordinaria el 10 de abril de ese año y votó la proposición que encierra el siguiente tema: Encontrándose el obrero paraguayo aletargado por el inmenso fárrago de prejuicios y preocupaciones que sobre él pesa ¿hay necesidad de que las Federaciones Obreras y Sociedades de Resistencia de las demás regiones presten su cooperación desinteresadamente a la propaganda para que el obrero paraguayo se ilustre y se una en la lucha al proletariado universal?
"Necesidad de compendiar un pequeño... (falta)...volumen los conocimientos científicos y... (falta)...que más puedan contribuir al desarrollo de la cultura intelectual del obrero".
"Se acordó también en dicha asamblea, delegar la representación de esta entidad obrera en el congreso a esa Federación, es decir, que la "Federación O. R. Argentina" se encargara de la delegación al Congreso Obrero Internacional Sud Americano de la Sociedad de Resistencia de Obreros Carpinteros y Anexos".
"Por otra parte, la situación económica del proletariado paraguayo es sumamente crítica. Los últimos acontecimientos políticos han hecho más difícil la vida; la crisis es aguda, de ahí la imposibilidad del poder mandar nuestro pago pecuniario.
"La acción del Congreso a celebrarse, podría extenderse a contrarrestar la influencia del gobierno argentino en su política de absorción hacia los países débiles de la América meridional. Hemos podido constar que la responsabilidad del malestar económico que aquí ha tres años se siente, recae por completo sobre el gobierno de ese país. Esto contribuye grandemente a dificultar las relaciones internacionales del proletariado sudamericano. Si por otro lado esto acelera el término de la descomposición política burguesa, no es menos cierto que crea dificultades al desarrollo de la solidaridad obrera internacional, si tenemos en cuenta el atraso de los trabajos de estas regiones y la ninguna cultura sociológica, por lo que el político encuentra el terreno excelentemente abonado.
"Consideramos-de interés someter a vuestro criterio el estudio de este problema... (falta)... nuestro ánimo está el de estrechar cada vez más... (falta) ... de solidaridad y, es al efecto que esta Sociedad propuso a la Oficina Regional Española el estudio para la formación de la Federación de todas las Federaciones afines en tendencias e ideas del mundo.
"Esperamos que nos tendréis al corriente de las resoluciones que se adopten para la celebración del Congreso.
"Os deseamos Justicia y Emancipación.
Por la Junta Administrativa, Modesto Amarilla
"La sociedad de Resistencia de Marineros y Foguistas de Buenos Aires, se destacaba en este tipo de vinculación para informar a los marinos del Paraguay y de paso alentar a seguir el mismo ejemplo de ellos. Con este propósito el mencionado sindicato de los marineros envió el siguiente pliego de condiciones a los marinos del Paraguay. (N. del E. que publicamos en copia facsimilar en la página siguiente (En el presente trabajo no se reproduce dicho pliego).
9. Asamblea de la Sociedad de Empleados de Comercio
"En asamblea celebrada el 27 de diciembre de 1907, la Sociedad de Empleados de Comercio eligió a los miembros de su Consejo de Administración para el año 1908. A continuación transcribimos la nómina de los mismos:
"Presidente: Julio D. Giácomi, Vice-Pte.: Emilio Escolari, Secretario: Alonso B. Campos (reelecto), 2°. Secretario: Feliciano Prette, Tesorero: Tomás Montalto, 2º Tesorero: José Liberato Rolón, Bibliotecario: Adolfo D. Acosta.
"Por aclamación la asamblea nombró Pte. Honorario al señor Don Jorge López Moreira, cuya avanzada edad no le permitía seguir ocupando el cargo de Presidente efectivo. Dicha elección se hizo como una demostración de reconocimiento por los relevantes servicios que el señor López Moreira había prestado a la Sociedad.
"Considerando el corto tiempo transcurrido desde su creación y las múltiples dificultades que en un principio obstaculizaron su marcha regular, la Sociedad había alcanzado un triunfo con el resultado de los exámenes de fin de curso practicados en la escuela que mantenía.
LA REVOLUCION DE 1908.
ANTECEDENTES Y CONSECUENCIAS
1. Maduran las condiciones para el golpe de 1908
"La entrada del año 1908 ofrecía un cuadro poco halagüeño. La creciente crisis que agobiaba al país no daba perspectivas de alivio. La "revolución" de 1904 no intentaba hallar un remedio a los males que sufría la nación, conforme a la promesa formulada al derrocar al régimen colorado; en 1908, al contrario, estaba ofreciendo la imagen de una mayor inestabilidad.
"Unos de los sectores que evidenció un agudo descontento fue el de los comerciantes minoristas. Un grupo de éstos, convocó a una reunión general en la sede de la Sociedad Italiana, el 22 de enero de 1908. "Fue una reunión -escribe "El Diario"- en la que se exteriorizó en una forma sencilla, clara, el estado por el que pasa el país, y con especialidad el comercio minorista, debido a la ausencia de ventas, falta completa de oro, a la escasez casi total del papel moneda, a la dificultad de las cobranzas, a las oscilaciones bruscas del metálico en continua suba y a un cúmulo más de circunstancias que han traído una dificultad enorme a la economía nacional, dificultad que hace imposible las transacciones y el poder atender al mantenimiento de los operarios con que se cuenta, llegando hasta hacer precaria la existencia de patrones y obreros"
"Esta importante asamblea fue abierta por el señor Cayetano Masi quien dio cuenta "de la enorme lucha que ha tiempo viene sosteniendo el comercio minorista para hacer frente a sus compromisos", para luego manifestar "que todos hasta ahora habían hecho, en su mayor parte, grandes sacrificios para poder cumplir, para sostener el crédito, pero que dada la situación actual en la que no se vislumbra ninguna mejora había llegado el momento, impuesto por las circunstancias, de reunirse, de cambiar ideas, de tomar medidas que conjurasen la actual situación, y salvasen al comercio minorista de las dificultades por las que actualmente pasa", según consigna "El Diario".
"Después de escuchar las opiniones de varios comerciantes minoristas, entre quienes citamos a Melchor Pérez, Pascual Breglia, Cayetano Masi, Cano Laguardia, Vicente Giangreco, Rafael Giner, Belmont, etc., la asamblea optó por elegir una Comisión integrada por los siguientes comerciantes: Pascual Breglia, Cayetano Masi, Cano Laguardia, Vicente Giangreco y Rafael Giner, con la misión de entrevistar al Presidente de la República a fin de exponer el hondo malestar económico porque pasaba el gremio de comerciantes minoristas. A esta asamblea general, primera en su género en el país, concurrieron miembros de la prensa local, varios comerciantes mayoristas, varios abogados, entre quienes se notó la presencia del Dr. Eusebio Ayala. "El Señor Belmont solicitó al Dr. Ayala su intervención, a fin de que valiéndose de su sólida formación intelectual y en especial de sus conocimientos financieros, aportara su opinión sobre la situación económica y los medios para conjurar la crisis El Dr. Eusebio Ayala, después de insistentes pedidos de los miembros de la asamblea, accedió y con palabras reposadas, claras y con una argumentación sabia y sencilla, se refirió a la perturbación económica que atravesaba el país "incitando -dice "El Diario"- al gremio de minoristas a la solidaridad para afrontar con las mayores ventajas posibles la actual situación para que no sufriese el buen nombre del comercio y el crédito de la Nación".
"La asamblea, por aclamación, eligió al Dr. Eusebio Ayala para que junto con cinco miembros del gremio que él designase -entre más de 100- asistentes al acto, organizara el Centro de Comercio Minoristas que desde entonces sería el defensor de los intereses de dicho estamento.
"Posteriormente, la Comisión designada por la asamblea fue recibida por el Presidente de la República, general Ferreira. El señor Masi, en la ocasión, expuso al Presidente de la República el objeto de la entrevista y en representación del gremio de comerciantes minoristas dio lectura a la siguiente petición:
"Excmo. Señor Presidente: hasta ahora hemos luchado cada uno individualmente contra la presente crisis, pero cada día la situación es más tirante. Debido a la suspensión absoluta de operaciones bancarias, todo el papel moneda ha desaparecido de la circulación y no hay medio circulante para hacer frente a las operaciones mercantiles. Los establecimientos bancarios no atienden la más pequeña de nuestras necesidades. Toda cobranza de cuentas adeudadas por particulares se ha hecho imposible. Las ventas son nulas y debido a estos motivos los pequeños industriales se hallan sin trabajo que dar a sus operarios, los cuales no pueden mantener a sus familias. El tipo en que se cotiza el oro y la falta absoluta de giros impiden hacer frente a las deudas contraídas en esta moneda. Es imposible hacer frente a los compromisos más urgentes por falta de movimiento y de numerario. En una palabra, no hay oro, no hay papel moneda, no hay trabajo. Es imposible seguir más tiempo así. Por estas consideraciones, los pequeños industriales y minoristas reunidos el 21 del corriente mes en el local de la Sociedad Italiana, nos han confiado de acuerdo con un precepto constitucional, la honrosa misión de acercarnos a S. E. y exponerle la presente situación, suplicándole que su gobierno acuda a todos los medios posibles para conjugar el mal. Dios guarde a V. E. muchos años. Firmado: Pascual Breglia, Cayetano Masi, Cano Laguardia, Vicente Giangreco".
"El General Ferreira, Presidente de la República, redujo su intervención a aconsejar a la delegación que tratara de organizar el Centro para que represente y defienda los intereses de los comerciantes minoristas y pequeños industriales. En tanto, la crisis día a día presentaba un cuadro de acelerado desarrollo. Para un país como el Paraguay, la protesta de este sector y su movilización desesperada puede suministrar una cabal imagen del impacto de la crisis y, naturalmente, de la justificación del golpe que se avecinaba en Asunción, cabeza de la República.
"Desde el interior del país, comenzaron a llover protestas de toda laya por aumentos en los alquileres, encarecimiento de los artículos de primera necesidad, etc. En el sector de los comerciantes minoristas comenzaba a insinuarse una actitud antigubernamental; el Dr. Andrés Belmont era el vocero de esta tendencia. Desde Paraguarí, el corresponsal de "El Diario" en la edición del 30 de enero de 1908, nos da cuenta de la iniciativa planteada en la corporación municipal ante el encarecimiento de la carne vacuna. Allí la municipalidad se hizo cargo del expendio de carne para la población. La situación afligente por la que se atravesaba en aquel año aciago para el país deterioraba sensiblemente la tan cacareada bandera de la estabilidad, levantada por la revolución de 1904. "El Diario" de 1908, en un artículo editorial afirmaba: "Nos hallamos en presencia de uno de los problemas más graves que se rozan con la vida misma del país. Se trata de la subsistencia de todos los hogares..., se hace sentir los efectos de la miseria... en forma harto ingrata. La crónica del día nos está diciendo -terminaba el articulo que en los momentos actuales estamos a punto de presenciar el espectáculo ingrato de pobres gentes expoliadas sin consideración por los que pueden disponer de los medios de satisfacer el estómago de los centros de población".
"El gobierno del general Ferreira, frente a tan pavoroso cuadro, no trató de buscar remedios para aliviar la situación. Por el contrario buscó confundir a la opinión pública e intentó dividir a los trabajadores. En relación a esto, citamos el episodio ocurrido en Pirapó, estación donde se estaba trabajando en la prolongación de las vías férreas a Encarnación. Con motivo de la huelga declarada por los trabajadores de vías y obras, el capitán Samaniego, luego teniente coronel, en compañía del jefe político de Yuty, al frente de un destacamento de 60 hombres, se constituyó en Pirapó con el objeto de reprimir a sangre y fuego la osada actitud de los obreros. Como iniciación de las medidas de represión, ordenó en primer término castigar a todos los obreros que tenían pañuelos o cualquier trapo rojo. El obrero que tenía una faja colorada recibía 25 palos. Un sargento en situación de retiro, fue degradado y se le aplicaron 50 palos. Después fue alojado en un calabozo mugriento. Estos obreros ganaban un salado irrisorio: percibían desde 18,20 hasta 25 pesos diarios.
"Estas remuneraciones cubrían un 10% de sus necesidades perentorias, en tanto que la empresa ferroviaria FCCP (anglo argentina) acusaba en sus balances importantes excedentes. Los balances de los años 1906-1907-1908 registraban los siguientes datos:
(En pesos oro sellado) 1906-1907 1907-1908
Pasajeros 157.717,30 191.530,80
Encomiendas 12.378,90 20.893,06
Cargas 184.481,83 205.207,47
Varios 11.471,18 13.408,97
Entradas brutas 365.989,21 431.040,11
Gastos de explotación 243.802,93 253.137,19
Entradas netas 122.186,93 177.137,19
Aumento neto de utilidades 55.715,64 54.950,26
Queda demostrado, pues, que el Gobierno del general Ferreira - que según Alfredo Jaegli era un gobierno "constructivo" "progresista", "con una élite brillante" mientras garantizaba este nivel de beneficios a este tipo de empresas, daba palos a los obreros que reclamaban irrisorios aumentos de jornales.
"Nunca una revolución contó con tanta simpatía popular", dice Alfredo Jaegli refiriéndose a la de 1904. Y continúa: "El país estaba cansado de gobiernos colorados y deseaba dar un salto hacia el progreso, probando nuevos valores".
"Toda la juventud -aún los niños de 15 años- peregrinaron hacia Villeta (cuartel general revolucionario) que era meta de honor de universitarios, de estudiantes, de pequeños burgueses, de profesionales". Y en el Paraguay, todo movimiento apoyado por la juventud, es un movimiento popular. Pero el cuadro conductor de la Revolución de 1904, integraba un equipo seleccionado y de confianza de la oligarquía argentina. Que nadie olvide que esta revolución fue organizada y costeada por la Argentina. Los primeros actos del primer gobierno constitucional presidido por el general Ferreira lo llevaron bien pronto a la impopularidad. Era un gobierno de derecha, integrado por el sector llamado de los cívicos que escamoteó el programa de la Revolución de 1904. Toda su preocupación se reducía a ganar la confianza de la oligarquía argentina, alejándose cada día del pueblo. Pretendió "modernizar" al Paraguay tratando de erradicar a latigazos las simples y humildes costumbres tradicionales del pueblo. Había que copiar, por otra parte, todo lo que era usanza de los argentinos y había que remachar la dependencia de la Argentina oligárquica y del capitalismo extranjero.
"Mientras tanto, ¿Cuál era la situación del país, bajo este primer gobierno constitucional oligárquico de la revolución de 1900. Escuchemos algunos conceptos emitidos en los documentos de la época.
"El Diario", órgano del sector democrático y populista del Partido Liberal Radical gobernante, en sus ediciones del 16, 20,22 y 25 de mayo de 1908, publicó una serie de artículos intitulados: "El gobierno del general Ferreira y la situación del país" y firmados por el señor César Genes. "He aquí -dice en su primer artículo- el hombre que tiene graves acusaciones. La opinión pública del año 72 ya lo había señalado como un mal patriota... su nueva actuación pública la inauguró con nuevos atentados a la Constitución y a las leyes. Implantó el despotismo como régimen de su gobierno. "Más adelante describe la situación: "La paz interna perturbada. La campaña anarquizada por el terror. Los pueblos despoblados por las persecuciones políticas. Los jefes departamentales convertidos en caciquillos. Los derechos y las garantías individuales pisoteadas. El comercio casi muerto. El crédito público deprimido. La agricultura sufre el azote de la emigración. La exportación disminuye. Los establecimientos industriales cierran sus puertas por falta de protección. El oro a 1500. Los fletes ferroviarios por las nubes". Y luego: "Nada se ha hecho para paliar esta crisis... Las dos arterias principales del país, han sufrido depreciaciones en sus valores, hablo del cuero y de la madera".
"El malestar es general -escribe César Genes- hay que estar en la llanura para palpar la miseria, para oír los clamores de la crisis... Esta es la triste realidad de la situación del país.
"En otro de sus artículos el señor Genes denuncia los males que sufre el país: "los jefes políticos ensoberbecidos; los reclutamientos arbitrarios; los trabajos forzados en las quintas particulares; las apropiaciones indebidas de tierras y las venganzas políticas... Nuestro pueblo está cargado de impuesto". Y termina denunciando que "el gobierno del general Ferreira no ha seguido el camino marcado por la revolución de agosto".
"El señor César Genes tuvo la valentía de desenmascarar a la oligarquía civiquista del general Ferreira empotrada en el poder: "Pero como en los momentos críticos había que llamar a un ciudadano capaz de desplegar toda la energía para salvarnos de esta crisis, se llamó al ministro Soler; se llamó al terrateniente; se llamó al príncipe civiquista". Es decir, a la crema de la oligarquía importada.
"Ante este cuadro de desesperanza y frustración en que se desenvolvía el país estalla el movimiento armado del 2 de julio de 1908, encabezado por un grupo de militares y civiles. "Advino al fin... el golpe del 2 julio de 1908"; dice don Alfredo Jaegli en su ya conocida obra. "Hacía meses que se venía preparando el cuartelazo", expresa el mismo autor. "El Diario", órgano del sector democrático y populista del partido gobernante, bajo el título, "El nuevo estado de cosas", suministraba la explicación del los sucesos: "El movimiento revolucionario que acaba de triunfar no es sino el coronamiento de la obra empezada en 1904. Los sacrificios de entonces no tuvieron el fruto esperado. Un obstáculo más se levantaba en el camino. Había que remolerlo a toda costa. Y así se ha hecho... Frustrados los propósitos de la Revolución de 1904, la situación del Paraguay iba rápidamente empeorando". Termina expresando: "El partido que ha hecho la Revolución de 1904 ha asumido el gobierno... y mantiene en pie los grandes fines que sirvieron de bandera a aquella patriótica cruzada". Y así, para el pueblo, se perdía una esperanza para levantarse otra. El golpe de estado del 2 de julio de 1908, no es sino la reacción del sector democrático y de tinte populista del partido gobernante contra la oligarquía de su propio partido. Esto lo confirma el Boletín de "El Diario" del 3 de julio de 1908 cuando afirma que "La Revolución que acaba de estallar, organizada por los liberales radicales con el concurso del ejército tendrá su triunfo decisivo".
"Una importante revista bonaerense, vocero de la banca, las finanzas y el comercio de la metrópoli argentina, trató de explicar los motivos de la rebelión. Bajo el título: "La Revolución del Paraguay y su faz económica", "La Reforma Comercial", en su edición del 15 de julio de 1908, expresaba: "La historia sudamericana cuenta con una revolución más, una de esas revoluciones rápidas, que vistas desde lejos parecen el resultado de un movimiento político en combinación con un motín militar".
"La razón es que el general Ferreira no respondió a los anhelos del país, prescindiendo en su gobierno, formado con un nuevo partido cívico, de los radicales que en la cruzada de 1904-1905, habían destronado al Partido Colorado. Pero al lado de estas razones aparentes hay otras, que quitan al golpe de estado del 2 de julio su carácter de pronunciamiento, reduciendo la parte militar a un papel de simple actuación, en apoyo de la solución de un problema económico. La reciente revolución es ante todo un movimiento nacional y comercial contra combinaciones del Presidente con capitales extranjeros. Su verdadero origen debe buscarse en la lucha económica del banco que se considera nacional por su actuación y su clientela, contra otro banco que pretendió asumir los caracteres de un banco de estado, a la sombra de un banco extranjero. Si se pudieran publicar -dice por último la citada revista- las bases de los pingües negociados que se tramaron entre el Presidente Ferreira y sus amigos, por una parte, y el presidente del Banco Francés, por otra, la verdadera causa de la renovación resplandecería como luz meridiana; el elemento joven del Paraguay no quiso permitir que se llevaran a cabo esas combinaciones inmorales que debían entregar las finanzas paraguayas a un banco extranjero", que desde luego se hallaba entregado a la tarea de impulsar el monopolio de varias explotaciones y del transporte fluvial.
"La estrategia de los vencedores de la Guerra de 1865-1870, de entregar el Paraguay al capitalismo extranjero de presa, como se ve, seguía sin variantes. El golpe de estado del 2 de julio de 1908, debe ser considerado como una nueva fase del mismo drama que venía viviendo el Paraguay desde la guerra de la Triple Alianza, primeramente bajo la égida del coloradismo y ahora bajo el liberalismo. En el Paraguay, la oligarquía extranjerizante ha sabido inventar el ardid de enterrar esperanzas muertas y levantar ante los ojos de éste infortunado pueblo, esperanzas nuevas. Y en pos de esa esperanza de redención vive, trabaja, lucha y sueña a la manera de los admiradores de Penélope que esperan ansiosos el final de la inacabable histórica tela. Esta famosa y popularizada "patriada" -como escribía un autor sobre comentarios de Rafael Barret- la de "1904, epilogaba con una parodia en que si algo se pactó fue, seguramente no considerar redimido al país hasta reventarlo".
2. Actividades de la Sociedad de Empleados de Comercio.
"En el orden sindical se registraron dos hechos significativos: el homenaje que la Sociedad de Empleados de Comercio tributó al señor Jorge López Moreira, ex-presidente y socio honorario de la institución y la conmemoración del undécimo aniversario de la misma.
"En homenaje al señor Jorge López Moreira, indiscutible líder de la Sociedad de Empleados de Comercio, se organizó una manifestación pública. El 15 de marzo de 1908, alrededor de las 17,30 horas los miembros del gremio llegaron hasta el domicilio de agasajado en columnas de más de 200 personas. Encabezaba la marcha la Banda del Cuerpo de Bomberos. En la ocasión hizo uso de la palabra el señor Julio De Giaconi en los términos que transcribimos para luego entregar al señor López Moreira el diploma de Presidente Honorario.
"Este respondió a las palabras de homenaje con un discurso de agradecimiento que extractamos:
"Es precisamente por ser el comercio la fuente donde tiene origen la riqueza de los pueblos, porque él da movimiento y activa el desarrollo de la industria y de la agricultura; porque él es el mayor tributario de un país, porque contribuye para sus rentas con una elevada porción monetaria por medio de los impuestos, que se vuelve de alta importancia su representación en la gran liga de todos los que trabajan y dirigen el encadenamiento de las operaciones que le son inherentes porque de esa alianza surgirán hombres prominentes, versados en las ciencias económicas; financieros que serán los dirigentes de los días venideros; pues, al inteligente e ilustrado hombre de comercio está señalada elevada misión en la política de las naciones; pero, sólo el espíritu de asociación que va siempre despertado por el predominio del progreso, indicará a esos estadistas del porvenir el camino glorioso por donde tendrán que pasar... El comercio de hoy necesita ser ilustrado con el fin de que pueda desenvolverse y utilizar las ventajas que ofrecen nuestras ubérrimas tierras... Es necesario que cada uno de nosotros venga a ser un comerciante en la acepción de la palabra; y lo será porque estamos por instalar en nuestra asociación una academia de comercio. Para tan elevada consecución contamos con la buena voluntad del comercio local y del gobierno de la nación, que ya nos han dado pruebas de apreciar nuestra institución, y, unidos haciendo converger nuestros esfuerzos para el bien común, la veremos coronada del más feliz resultado...".
"Otro hecho de carácter sindical que no hemos querido pasar por alto es la conmemoración del 11º aniversario de la Sociedad de Empleados de Comercio.
"La idea de la Sociedad había sido concebida por el señor Juan Campos, quien la comunicó a los señores Benjamín Mercado y Francisco Campos. Se resolvió llamar a una reunión preliminar para la constitución de la misma, para el 8 de agosto de 1896. Asistieron a ella además de los nombrados, los señores José M. Andreau, Guillermo Rosa, Manuel Rodríguez, Francisco Mercado, Pedro Antonio Rodríguez, Silvio Pedretti, Luis Volta, Vidal García, Manuel G. Bernárdez y Alfonso B. Campos. En dicha reunión quedó definitivamente constituida la sociedad.
"Los primeros pasos fueron penosos y hubo necesidad de los mayores esfuerzos para dar vida al naciente centro que luchaba con la indiferencia de los empleados. Este cuadro habría de cambiar cuando, gracias a una feliz casualidad, se obtuvo la implantación del descanso dominical, lo que motivó el ingreso de numerosos socios.
"Fue entonces en el año 1902, cuando el venerable don Jorge López Moreira elegido presidente de la asociación le dio mayor impulso, poniendo al servicio de ella toda su encomiable actividad.
"En el año 1906, por iniciativa del socio señor Enrique Prieto, se fundó la Escuela de Comercio, que pronto adquirió una vida floreciente y un bien merecido renombre, pues constituía una modesta pero bien organizada institución de enseñanza.
"El 25 de agosto de 1908, con motivo de la conmemoración del undécimo aniversario, fue distribuida por la Comisión Directiva de la Sociedad una circular firmada por sus directivos: Jorge López Moreira, corno Presidente honorario, Julio De Giacomi, como Presidente y Alfonso B. Campos como Secretario. Por medio de dicha circular se solicitaba la ayuda pecuniaria de los comerciantes locales y de personas de buena voluntad para sostener y llevar adelante el funcionamiento de la Escuela de Comercio. La misma pudo sobrevivir precisamente gracias a esta ayuda privada de personas de buena voluntad y comerciantes progresistas interesados en el funcionamiento de esta Escuela de Comercio necesaria e imprescindible para el desenvolvimiento del comercio nacional. A esta circular respondieron los siguientes comerciantes: Gómez y Cía.; Angulo y Cía.; Krauch y Cía.; A. Boettner y Gautier; Quell y Carrón; C. F. Schütz y Cía.; Molino Nacional; Honsbert Spier y Cía.; Lapierre y Cía.; Angel Crosa e hijos; Urrutia, Ugarte y Cía.; Pérez y Sanjurjo; Cramer y Weyer; Miguel Masi; Antonio Planás; Acosta y Monti; Cenci Pirota y Leopoldo Olmedo. Entre las personas y empresas de buena voluntad que contribuyeron con la donación de importantes sumas de dinero para el fin indicado, recordemos al Banco Mercantil, al Banco de la República, la Industrial Paraguaya y los señores Isnardi, Alves y Cía. y Walter Haywood.
"La conmemoración del 11º aniversario del Centro de Empleados de Comercio sorprendía a la institución en plena fuerza, con la primera conquista de innegable valor para el presente y futuro de los dependientes del Comercio, la Escuela de Comercio. A partir de 1910 dicha escuela se incorporó al Colegio Nacional de la Capital, pasando a funcionar en el mismo local de este establecimiento.
El Centro de Empleados de Comercio
"El 12 de Marzo de 1909 se fundó en Asunción un Centro de Empleados de Comercio. Al parecer éste era un desprendimiento de la Sociedad de Empleados del Comercio. La primera reunión de la novel entidad gremial se efectuó en un local ubicado en la calle 25 de Mayo esquina con Antequera. El 15 del mismo mes, en el mismo local, se efectuó la segunda asamblea. En esa oportunidad se constituyó la Comisión Directiva con las siguientes personas: Presidente: Pedro A. Rodríguez; Vicepresidente: Pedro Barrios; Secretario: Carlos Elizeche, Pro Secretario: Atanasio González; Tesorero: Antonio Gastón, Pro Tesorero: D. Ilver; Vocales: Pedro Duarte, Antonio Aguilera, Enrique Bruno, Bartolomé Casanello, José C. Rojas, Arnulfo Núñez, J. R. Quiroz y Pascual Romero. La primera medida que se adoptó fue la de firmar un convenio de asistencia médica con la entidad de médicos denominada:
"La Humanitaria". Resolviéndose así mismo, levantar un censo de empleados de comercio de toda la República, e iniciar los trámites para la fijación del horario de trabajo en todas las casas comerciales. La entidad informó contar ya con 217 socios. El penúltimo domingo de marzo de 1909, se realizó una corrida de toros en homenaje a la Comisión Directiva de la novel organización de los dependientes del Comercio. Parece que después todo terminó, porque nunca más se tuvieron noticias sobre su funcionamiento.
3. Gremio Estudiantil. Congreso Internacional de Estudiantes en Montevideo
"El año 1908 marcó para el estudiantado, una fecha de trascendencia: el 26 de enero se inauguró solemnemente el Congreso Internacional de Estudiantes en la ciudad de Montevideo, Capital de la República Oriental del Uruguay. En este importante certamen participó una delegación estudiantil paraguaya, cuyo presidente titular fue el estudiante Estanislao Idoyaga y el adjunto, Raúl Casal Ribeiro. Participaron, además, delegaciones de los siguientes países de América Latina: Uruguay, Argentina, Bolivia, Brasil, Perú y Chile. El Congreso fue convocado y organizado por la Asociación de Estudiantes de Montevideo.
"Fue elegida la siguiente mesa directiva: bachiller Julio Iribarne (argentino), B. A. Belaude (peruano), Nelson Libero (brasileño) y Oscar Fontecilla (chileno); secretarios: Baltasar Brun (uruguayo), Velasco Blanco (boliviano), Estanislao Idoyaga (paraguayo) y Miró Ouesada (peruano). Por aclamación fue designado presidente de la asamblea estudiantil el bachiller H. Miranda, presidente de la Asociación de Estudiantes de Montevideo. Fueron designados, además presidentes honorarios del Congreso, el presidente de la R. O. del Uruguay, don Claudio Willinan y todos los presidentes de todas las repúblicas americanas que se adhirieron al Congreso, los ministros de Instrucción y de Relaciones Exteriores y el Rector de la Universidad, Dr. Francisco Soca.
"En la primera sesión plenaria se leyó un hermoso trabajo titulado "Universidad Oficial y Universidad Libre", del estudiante señor Justino Giménez de Arechaga.
"Por la tarde hicieron los estudiantes una excursión por la ciudad en tranvías eléctricos y por la noche hubo una recepción en el Palacio Municipal donde se sirvió un "lunch" y otra vez se cambiaron afectuosos brindis. Los delegados recibieron como obsequio una hermosa y artística medalla de plata con la siguiente inscripción: "El municipio de Montevideo al primer Congreso de Estudiantes Americanos".
"La sesiones del congreso fueron muy laboriosas. En una de ellas la señorita Clotilde Luisa leyó un extenso trabajo sobre solidaridad americana y terminó proponiendo la constitución de una "Liga de Estudiantes Americanos". Esta propuesta originó un largo debate entre varios delegados y finalmente fue aprobado el proyecto de la señorita Luisa que había sido apoyado entusiastamente por los delegados brasileños.
"El domingo 2 de febrero se clausuró el Congreso. Antes se había resuelto que el 21 de septiembre se considerase día feriado para todos los estudiantes de América.
"Se visitaron los hospitales públicos, el Manicomio Nacional, la Penitenciaría, edificios de las facultades de Derecho y de Medicina y la nueva cárcel que se estaba construyendo en Punta Carretas.
El II Congreso Internacional de Estudiantes
"Los estudiantes, de nuevo, comenzaron a movilizarse. Por resolución recibida en Asunción, de la Federación Universitaria de Buenos Aires, se fijó el segundo Congreso Internacional de Estudiantes para el 9 de julio de 1910. Esta resolución de los estudiantes argentinos se debió al compromiso contraído en el primer congreso realizado en Montevideo, República Oriental del Uruguay.
"Firmaban la circular. ...(Texto mutilado)...
4. Primera Cooperativa Agraria
"En Barrero Grande, hoy Eusebio Ayala, el 8 de junio de 1909, se llevó a la práctica una interesante iniciativa. A propuesta del jefe político local, Don José García, se creó una cooperativa agraria. Se organizó su estructura y funcionamiento en forma sencilla pero severa, de acuerdo con las siguientes reglas:
1- los cooperativistas se obligaban a prestarse ayuda mutua;
2- el cooperativista que no asistiere al trabajo tendría que pagar una multa de $ 20, por cada día de ausencia;
3- la cooperativa quedaba sometida a la autoridad del jefe político;
4- todos los integrantes de la cooperativa estaban obligados a trabajar alternativamente un día en la chacra de cada uno de los miembros de la asociación;
5- la cooperativa debía sembrar 300 liños de tabaco, 400 liños de productos comestibles, tales como mandioca, maíz, poroto, etc.;
6- cada cooperativa debía solicitar un préstamo del Banco Agrícola para adquirir un arado, una yunta de bueyes y una carreta.
"Ignoramos tanto el resultado como el desenvolvimiento de tan interesante iniciativa en este pueblo del interior del país, pues no se realizó ninguna otra publicación sobre el particular.
5. La huelga de Pto. Sastre
"Las organizaciones obreras del Paraguay nacieron y se desarrollaron en la ciudad capital, Asunción. Desde los años iniciales de la primera época, allá por 1886, no tuvieron más ámbito o radio de acción que el de Asunción. Excepcionalmente llegaron a los pueblos circunvecinos como Santísima Trinidad, hoy Jardín Botánico, y Luque. No obstante, en el año 1909 en Puerto Sastre, ubicado en el Chaco, sobre el río Paraguay, el personal de la fábrica de tanino allí establecida, se declaró en huelga. Dicha fábrica constituía uno de los asientos que un feudo anglo-argentino tenía en esa región.
"La huelga duró 8 día. Su dirigente principal fue un mecánico de nombre Alborno. El motivo originario del movimiento huelguístico fue la reclamación de un aumento de los sueldos y jornales en un 20%, sobre los que regían en esa fecha. En ese entonces, el monto de los sueldos oscilaban entre los $ 150 y 180 mensuales y el jornal de los peones era de $10 a 30 diarios. El jefe de la fábrica de nombre Cario Kay, aceptó las demandas del personal, cuya remuneración se deterioraba por la inflación que sufría el país. En efecto el oro se cotizaba entre 1500 y 1780 pesos; el peso argentino entre $ 690 y 740. Los precios de los artículos de primera necesidad se incrementaron sensiblemente; el kilo de yerba mate subió de $ 2,20 a 2,50; el kilo de azúcar de primera costaba $ 2,10; el almidón $ 8,50; el maní $ 8,50; el poroto $ 4; la fariña $ 8,50; etc.
"El 20 de mayo de 1909 los dependientes del comercio de la localidad de Ibycuí se reunieron con el propósito de organizar un centro unido. En dicha reunión se resolvió: 1°. Nombrar del seno de la asamblea una comisión que representara a los dependientes de comercio. Fueron elegidos los empleados: José Lucas Florencio, Estanislao Aquino y Francisco Acha. 2°. Elevar una petición a los poderes públicos, a fin de lograr el cierre general del comercio, -en todos los pueblos de campaña, los días feriados. 3º. Dirigir dicha petición a la Honorable Cámara de Diputados. 4°. Dar a publicidad estas resoluciones.
6. 1909. La prensa y la cuestión social.
"La creciente agitación promovida por los anarquistas en la Argentina y la presencia de los socialistas argentinos en el Parlamento, era de suponer que tendría eco en el Paraguay, dada la vinculación íntima existente entre los dos países.
"La existencia de la "cuestión social" desde luego, era negada por los líderes de la "revolución de 1904", y de manera especial, por uno de ellos, el Dr. Cecilio Báez. No obstante, "El Diario", órgano oficioso de la corriente radical del partido gobernante y exponente del sector juvenil, se ocupó en más de una ocasión de la suerte de los obrajeros o "braceros", de los obrajes y yerbales de empresas extranjeras radicadas en países vecinos. Naturalmente se refería a la Argentina. En la edición del 1 ° de julio de 1909 denunciaba "los contratos leoninos a que son sometidos estos trabajadores y cuyas consecuencias, van desde la pérdida de la libertad individual hasta la succión del último centavo del haber que se paga al operario, vendiéndoles a precios exorbitantes mercaderías de las más ínfima calidad; los castigos y vejámenes con que se los reprime, el exceso de trabajo que se les impone y otros abusos más a que se los somete, tratándolos como esclavos sobre los que tuviera el dueño el derecho de vida y muerte, son moneda corriente en esa clase de empresas industriales que cuentan sus beneficios por el número de obreros sacrificados y el cúmulo de atrocidades que en ellas se ejercitan". En la edición del 10 de diciembre de 1909, bajo el título "los braceros paraguayos y las empresas extranjeras", reclama la sanción de leyes "tendientes a reglamentar la contratación de braceros paraguayos con destino a los establecimientos yerbateros y obrajeros del exterior". Después de referirse a los sufrimientos, vejámenes, injusticias y explotación "a que son sometidos los braceros paraguayos", sostiene el citado artículo "que la emigración a esos centros de trabajo no es conveniente por dos razones fundamentales: porque arranca de nuestro suelo los brazos que hacen falta, y porque pone a nuestros compatriotas en el sombrío camino de una suerte miserable a cuyos rigores muchos no tardan en sucumbir". "El Diario" no analiza las causas de esta emigración, ni tampoco denuncia las mismas injusticias y atrocidades cometidas con compatriotas que trabajan en establecimientos similares ubicados en nuestro país, en el norte paraguayo y en el Alto Paraná. Es más, dichos establecimientos en su mayoría pertenecían a los mismos propietarios de las empresas situadas en los países vecinos.
"También en 1909, el precario parque industrial del país, se vio reforzado con la inauguración en Paraguarí de una fábrica de jabón, de propiedad del señor Victorio Zinoborf, oriundo de Triete.
7. El primero de mayo en el Paraguay
"En un interesante artículo publicado en el Boletín Interamericano de abril-mayo de 1972, el profesor chileno don Bernardo Ibáñez expresa: "La parte más apasionante y dramática de la historia humana se refiere al trabajo y a los trabajadores. Uno de los grandes episodios de esa historia se relaciona con la lucha organizada de los trabajadores para conseguir la jornada de ocho horas de labor. Desde antes de la fundación, en 1864, de la "Asociación Internacional de Trabajadores", llamada también la "Primera Internacional Obrera", en los países donde había comenzado el proceso de la revolución industrial (Gran Bretaña, Francia, Alemania, Estados Unidos de Norte América, Italia, Bélgica, Holanda y los países escandinavos) gran parte de la acción unida de los trabajadores se aplicaba a la lucha por la disminución de la jornada de trabajo. Vale recordar que, desde el principio de la revolución industrial, a fines del siglo XVIII, los obreros estaban sometidos a las más duras condiciones de trabajo y de vida, pues, por jornales miserables debían laborar 15, 16 horas diarias en fábricas, minas y talleres, donde eran igualmente explotados hombres, mujeres, jóvenes y niños". Más adelante, escribe el mismo autor: "Por circunstancias históricas de su desarrollo, fue en los Estados Unidos de Norte América donde la contienda social por la jornada de ocho horas alcanzó un nivel de violencia más alto y donde exigió un combate sin tregua y más largos años de sacrificios y perseverancia de los trabajadores organizados". Prosigue más adelante: "Hacia 1869 se fundó en los Estados Unidos una poderosa central sindical a la que pertenecieron la inmensa mayoría de los trabajadores organizados. Era la "Honorable Orden de los Caballeros del Trabajo", que actuó secretamente al principio, y libremente, cuando ya el número y la fuerza de sus asociados se habían acrecentado. "Los Caballeros del Trabajo" llegaron a sumar más de 700 mil afiliados en 1885, agitando como reivindicación principal la lucha por la jornada de ocho horas. Sin embargo, fue una central minoritaria entonces, la Federación de Gremios y Sindicatos Obreros Organizados (Federation of Organized Trades and Labour Unions) fundada en 1881 bajo la consigna de "sindicalismo puro y simple", la que adoptó, en su Convención de 1884, el acuerdo de ir hacia la aplicación de ley de la jornada de ocho horas a partir del 12 de mayo de 1886 con una huelga general. La propaganda para lograrla culminó en los primeros meses de 1886 y se calculó en 340 mil obreros los participantes de la huelga, entre los cuales algunos líderes y miembros de la tendencia anarquista de la Honorable Orden de los Caballeros de Trabajo.
"El movimiento tuvo en general buen éxito en la mayor parte de los centros industriales, con excepción de la ciudad de Milwaukee, cerca de Chicago, donde la policía atacó a los trabajadores huelguistas y dio muerte a 9 de ellos. El 3 de mayo, la policía intervino, igualmente, contra los obreros de la fábrica de maquinaria agrícola de la Compañía Mc. Cormick Works. Esta compañía había expulsado a 300 obreros y los había reemplazado por rompehuelgas. Los obreros en huelga realizaron una manifestación frente a la fábrica y la Compañía hizo salir a los rompehuelgas para agredirlos. La policía intervino dando muerte a varios trabajadores. Fue entonces cuando Augusto Spies, trabajador de imprenta, imprimió miles de volantes de protesta llamando a los trabajadores de Chicago a un nuevo mitin para la tarde del 4 de mayo en la Plaza Haymarket, mitin al que asistieron alrededor de 300 mil trabajadores de la ciudad de Chicago, que sólo tenía en esa fecha 850 mil habitantes.
El alcalde de la ciudad asistió y permaneció hasta que la lluvia torrencial que caía lo hizo partir entre miles de manifestantes, que volvían a sus domicilios. El mitin fue tranquilo, como lo confirmó la propia policía, y hablaron en él, entre otros, tres de los más brillantes oradores obreros: Agusto Spies, Alberto Parsons y Samuel Fielden. Cuando éste terminaba su discurso para disolver el mitin, habiendo en ese momento sólo algunos centenares de manifestantes, el Capitán encargado de la fuerza policial lo conminó para que dejara la tribuna "inmediata y pacíficamente". En ese momento se oyó el estruendo causado por la explosión de una bomba que mató 15 policías y el mitin fue disuelto violentamente por la fuerza pública, que hizo nuevas víctimas entre los trabajadores.
"Nunca se ha sabido quien arrojó la bomba, pero miles de trabajadores fueron arrestados y procesados durante largos meses. El proceso llamado de la "Plaza Haymarket" (del mercado de Heno) duró hasta fines de octubre de 1887, en que sólo quedaban presos ocho líderes contra los cuales jamás los jueces ni sus testigos pudieron probar cargos concretos, pero a quienes, en un ambiente de gran inquietud y tensión pública, se condenó por sus ideas de justicia, y su lucha por los objetivos e intereses de los trabajadores.
"Así fue como Alberto Parsons, que había sido candidato a la Presidencia de los Estados Unidos en 1885, por los socialistas, y era miembro destacado de los Caballeros del Trabajo; Augusto Spies, brillante orador y periodista obrero; Adolfo Fischer, también publicista obrero; George Engel, valeroso luchador sindical emigrado de Alemania y Luis Lingg, joven anarquista de 22 años, llegado de Alemania en 1884, fueron condenados a morir ahorcados la mañana del 11 de noviembre de 1887. (Luis Lingg se suicidó en su celda de condenado la noche anterior a esta trágica fecha). Samuel Fielden, Miguel Schwab y Oscar Neebe fueron condenados a largos años de prisión.
"Veinticinco mil personas acompañaron los restos mortales de los ajusticiados hasta la tumba y doscientos cincuenta mil espectadores presenciaron silenciosamente en las calles, su cortejo. En la procesión había representantes de muchos sindicatos. Los Caballeros del Trabajo enviaron una representación de miles de mujeres. Centenares de hombres de letras desfilaron junto a los obreros expresando con su actitud su protesta contra la injusticia. Cerca de dos años después de aquel triste 12 de noviembre de 1887, el Congreso internacional Obrero Socialista, reunido en París el 14 de julio de 1889, en solidaridad con los trabajadores norteamericanos proclamó el 1° de mayo como Día Universal del Trabajo, en recuerdo de los mártires de Chicago y de todos los mártires de los trabajadores".
"Recogiendo esta honrosa tradición histórica del proletariado internacional, los trabajadores del Paraguay conmemoraron por primera vez el 1° de mayo en 1906. Esta conmemoración asumió una gran transcendencia: 1°) Significó un paso importante en el esfuerzo de consolidación de las bases gremiales constituyentes de la Primera Central Obrera del país, la Federación Obrera Regional Paraguaya; 2º) la historia gremial paraguaya recordará siempre a los gremios que conmemoraron por primera vez el 1º de mayo, y crearon la primera central obrera, ellos son: Carpinteros y anexos; Federación de las Artes Gráficas; Carpinteros de Rivera; Hojalateros Unidos; Obreros cocheros, Sastres y Albañiles y Anexos; 3°) se recordará siempre a los hombres representativos de estas organizaciones: Guillermo Recalde, Francisco Serrano, Liborio Palacios, Francisco Montes, José Cazzulo, Rafael Tejano, Antonio Neves, Concepción Tosi, Hipólito Medina, Antonio Micó y Juan Fraga; 4°) la conmemoración del 1º de mayo de 1906 en el Paraguay encuentra unidos en histórica alianza a los obreros manuales e intelectuales del país. Los nombres del Dr. Alfredo Osorio y el Profesor normal Abel Delgado, quedaron definitivamente consagrados como exponentes del intelectualismo paraguayo revolucionario en pos de un nuevo Paraguay; 5°) con la conmemoración del 1° de mayo de 1906 nace el vocero auténticamente gremialista, "El Despertar", y con él, la literatura social obrera.
"Desde el año de 1906, la clase obrera viene conmemorando todos los años el día de los trabajadores. Tradicionalmente la marcha partía de la sede oficial del sindicato de las federaciones y terminaba en la plaza uruguaya o Independencia. Las crónicas de la prensa local señalaban el orden y la disciplina reinantes en estas demostraciones sindicales. En prueba de ello insertaremos las crónicas de algunos años. La de "El Diario", de 1909, decía:
"El 12 de mayo. La manifestación obrera en la plaza Uruguaya. Con el mayor orden se realizó la manifestación organizada por las clases obreras en celebración del 1º de Mayo.
"La columna, formada de todos los gremios, partió a las 8 de la mañana del local de la Federación Obrera, calle Montevideo esquina Coronel Martínez.
"Por la calle Estrella se dirigió a la plaza Uruguaya, recibiendo durante el trayecto nuevos contingentes que aumentaban considerablemente la columna. Cinco o seis agentes de policía acompañaban a los manifestantes, bajo las órdenes del comisario Echeguren.
"Una vez en la plaza, inició los discursos el obrero tipógrafo Guillermo Recalde quien con mucha elocuencia historió la significación del 1° de Mayo en los fastos de la clase trabajadora. Fue ruidosamente aplaudido.
"Hablaron después los obreros Juan Fernández, Damián Benítez y el joven estudiante Robustiano Vera, habiendo estado todos ellos muy felices y entusiastas en sus discursos. Cerró los discursos el señor Cervant con una vibrante pieza oratoria.
"Terminados los discursos a las 10 de la mañana, la columna volvió a organizarse para regresar al local de la Federación donde se disolvió. "Las clases obreras demostraron anteayer, no sólo la cohesión que hay en ellas, sino también su fuerza y su buen criterio en la manera de ejercitar sus derechos.
"El mismo diario escribía en 1910:
"Ayer se llevó a cabo el "meeting" obrero anunciado.
"Los manifestantes, que empezaron con calma, se pusieron después bastantes exaltados bajo el impulso del entusiasmo.
" Pero la calma de los primeros instantes no duró, pues en la Plaza Uruguaya misma donde se efectuó la reunión, pretendieron cometer un atropello contra dos tranvías que venían llenos de gente y lo hubieran hecho de no contenerlos la autoridad.
"En la calle Villarrica, que era la que seguían, entre 14 de Mayo y 15 de Agosto, iba a ser disuelta la manifestación por la policía, en vista de que el entusiasmo iba ya a degenerar en desorden; pero el señor Comisario de Ordenes dispuso que se siguiera adelante.
"En la esquina de Villarrica y Montevideo, tuvo de nuevo la policía que contener a la muchedumbre, que quería dirigirse contra la Empresa de tranvía.
"El día anterior a la manifestación se declararon en huelga los obreros que trabajan en la Empresa, lo cual explica los atentados contra ella. Hoy, se plegaron a la huelga los que trabajan en el tranvía a vapor de San Miguel.
"La manifestación se disolvió en la Plaza Independencia, donde pidieron y obtuvieron los manifestantes del señor Usher la libertad de los que fueron detenidos.
"He aquí copia del acta labrada en la Plaza Uruguaya:
"En la ciudad de la Asunción a primero de mayo de mil novecientos diez, siendo las diez a.m. reunidos los trabajadores nacionales y extranjeros en la Plaza Uruguaya, resolvieron lo siguiente:
"1º. Dejar constancia de su protesta ante la Municipalidad por la ley que grava con un impuesto de un peso fuerte a los trabajadores de la capital...".
"Por último, acerca de la manifestación del año siguiente, escribía el mismo diario:
"A las ocho y media de la mañana partió del lugar determinado por la Comisión Directiva de la Federación Regional paraguaya, la manifestación de casi la totalidad del gremio obrero, llevando a la cabeza de la columna la comisión araba citada, dos banderas nacionales y una con la insignia del centro regional.
"Una sección del escuadrón de seguridad resguardaba la marcha de la columna dividida en dos escuadras de derecha a izquierda en la extensión de dos cuadras, ocupando la retaguardia de la columna el jefe del mismo con su trompa de órdenes y ocho jinetes.
"Demás está decir que el movimiento fue puesto en práctica con todo orden demostrando así la cultura de la clase obrera.
"Una vez en la Plaza Uruguaya, el secretario de la Federación Obrera ocupó la tribuna manifestando a sus compañeros que todos los presentes podrían hacer uso de la palabra por disposición del jefe de la policía, pero sin que el orador pudiese ocuparse de la política, ni de la situación.
"Terminada esta exposición hicieron uso de la palabra dos miembros de la Federación, los señores Amarilla y Tenjo, extendiéndose ambos en consideraciones propias sobre el significado del acto a que hacía lugar en homenaje a los mártires de la clase obrera que sucumbieron el año 1886 en Chicago, sosteniendo los derechos del proletariado contra la inicua explotación del capitalista.
"Seguidamente ocupó la tribuna el doctor Virgilio Silveira, amigo particular de la Federación Obrera, quien, en términos altamente honrosos, demostró al auditorio, que la misión del mismo constituía la fuerza motriz de su adelante moral y material por medio de la unión, así también el de la nación donde habitan. Agregando, que si aún no se había pronunciado la revolución redentora en el seno del gremio universal, ella tendría que hacerse sentir en una u otra forma con el transcurso del tiempo, porque contra la tiranía de los capitalistas existe la libertad del operario.
"Las palabras del distinguido orador fueron interrumpidas con nutridos aplausos hasta su terminación.
"Acto continuo ocupó también la tribuna un embarcadizo (español) cuyo nombre sentimos no recordar, recién llegado a nuestra playas quien con palabras de verdadero aliento para la clase obrera, explicó a grandes rasgos los fines y propósitos que en la actualidad sostenían los gremios del universo entero; concluyendo por manifestar que el obrero paraguayo, no podría ser inferior en sus salarios, al argentino y que tampoco sus brazos deberían estar subyugados a la autoridad del capitalista especulador ni explotador y que sí así sucediese, toda la responsabilidad sólo podría caer en las malas instituciones, porque (terminó) donde hay buenos gobernantes, hay progreso para la nación y para el obrero.
"Luego hizo uso de la palabra el secretario de la Federación Obrera agradeciendo a todo el gremio del país por su adhesión al acto por aquélla realizado, disolviéndose después la manifestación siempre con el mismo orden".
8. La Prensa Obrera en el Paraguay
Sostuvimos en el primer tomo de esta obra que: "El Artesano" que apareció el 25 de octubre de 1885, fue el primer vocero gremial del Paraguay. "El Artesano" apareció -decíamos- "en la palestra de la prensa nacional para alentar, estimular, fomentar el espíritu de agremiación".
Como vocero oficial del gremio de los gráficos se adhirió a la corriente socialista del sindicalismo obrero internacional.
Con motivo de la conmemoración del 1º de Mayo de 1906 apareció "El despertar", vocero de la primera central sindical del país, -la Federación Obrera Regional Paraguaya-.haciendo suya la causa del gremialismo anarco-sindicalista. Con "El Despertar" la clase obrera del país asume una posición ideológica. La prensa obrera de los años posteriores afirmará esta posición de acuerdo con las ideologías imperantes en la época. Así tenemos "Germinal" que apareció en 1908, de tendencia anarquista; en 1909 cuatro periódicos: "El Alba", "La Rebelión", "Hacia el Futuro" y "Hacia el Porvenir", los dos primeros de tendencia anarquista. En 1910, "Tribuna", "El Pueblo" en 1914; en 1915, "Prometen" y "La Protesta Humana". En el año 1917, "El Socialista"; en 1924, "Bandera Roja", de orientación comunista; dos años más tarde "Comuneros", de similar tendencia; en 1927, "El Combate"; reaparece "El Alba"; y "El Ferroviario", de tendencia reformista. Al año siguiente, "Chispa Marina" y "Yunque y Arado" (En San Antonio). En 1930, "El Marítimo" de la Liga de Obreros Marítimos, "Voz Proletaria" -nacionalista, "Emancipación" y "El Rebelde".
En 1936 aparece "C.N.T.", órgano de la Confederación Nacional de Trabajadores del Paraguay; en 1939, "C.T.P." lo reemplaza como órgano de la Central Obrera, ahora denominada Confederación de Trabajadores del Paraguay. En el año 1946 aparece "Unidad Obrera", órgano del Consejo Obrero del Paraguay. Posteriormente, "Rebelión", "Nueva Palabra" y "El trabajo", este último como vocero de la Confederación Paraguaya de Trabajadores.
9. El movimiento Obrero después del Golpe de Julio.
"El golpe militar del 2 de julio de 1908, encabezado por el Mayor Albino Jara, constituyó el primer colapso de la revolución de 1904, primera explosión política en los comienzos del siglo XX. El hecho no dejó de repercutir en el seno del movimiento obrero: la actividad sindical entró en franca declinación, prolongándose ésta hasta 1911. Decayó el fervor que despertara la fundación de la primera central de trabajadores. La inestabilidad, con todas sus secuelas, imperaba en el país.
No coincidimos con el criterio liberal sustentado por el Dr. Justo Prieto sobre el golpe militar del 2 de julio de 1908, al pretender presentarlo como que "las fuerzas del progreso y de retroceso, estaban en plena lucha con golpes de luces y de sombras".
La verdad de los hechos, cualquiera fueran los puntos de vista, es que con este segundo golpe el régimen del faccionalismo político, hechura de los vencedores de la Guerra de la Triple Alianza, comenzó a devorar a su nueva víctima. Dio por tierra con la tan cacareada bandera de la estabilización institucional, enarbolada por los revolucionados de 1904 para terminar con las vicisitudes políticas y el desorden dejados por el coloradismo. El Paraguay, lejos de tranquilizarse, entró de nuevo en el mar de la inestabilidad política. Se comenzó a repetir la historia vivida bajo el régimen del coloradismo. El cambio anunciado, quedó nonato, en tanto que la crisis iba en ascenso. La situación, globalmente considerada, empeoró y el movimiento obrero sufrió los efectos de la situación que atravesaba el país.
La efectiva reorganización sindical comenzó con la fundación del Centro de Estudios Sociales y Biblioteca "Rafael Barret", bajo auspicio de los que fueron discípulos del maestro. La crisis política, que ya existía antes del 2 de julio de 1908, fue aliviada con la muerte del jefe insurrecto y la República vivió de nuevo un régimen de relativa calma.
La creación del Centro "Rafael Barret", constituyó algo así como el intento de remoción de viejos y rutinarios conceptos coloniales imperantes en el medio deseado asunceno. Por primera vez en el país, la juventud estudiosa se acercó a los trabajadores y con la colaboración de ambos se fundó este centro de obreros e intelectuales del que ya nos hemos ocupado en el primer volumen de esta obra. Rufino Recalde Milesi cumplió un trascendental papel en la formación de dicho centro de cultura social obrera, llamado a gravitar en el proceso posterior del desarrollo y ampliación de las ideas sociales en el Paraguay.
Hay que destacar, por otra parte, que este centro -expresión de la alianza de los trabajadores con los intelectuales- fue de orientación marcadamente anti-clerical y laica; puede ser considerado, pues como el primer fruto de las enseñanzas del maestro. La actividad desarrollada por el centro influyó poderosamente en el espíritu público y juvenil de la época. Puede decirse que merced a esta campaña, años después dio a luz el primer partido de orientación netamente obrera en el Paraguay.
A diferencia del anterior movimiento que culminó con la creación de la primera central de trabajadores, la Federación Obrera Regional Paraguaya de línea anticlerical y anti estatal y de método de acción directa, la reactivación gremial se inició con un nuevo espíritu insuflado con ideas reformistas. Los trabajadores se orientaron a buscar el respaldo de los órganos del estado para lograr conquistas que les eran negadas. En este sentido, Rufino Recalde Milesi y sus compañeros decidieron adoptar los principios y la táctica de la Segunda Internacional Socialista.
Es necesario, útil y oportuno recordar un documento publicado en el "El Diario" del 2 de setiembre de 1912. Se trata de una respuesta de la C.D. de la Sociedad de Empleados de Comercio, a otra publicación, sobre gestiones societarias de la misma. "Desde fines del año 1910 - dice el comunicado- comenzó para el Centro un período de agitaciones y trastornos, y, celebrada la asamblea general ordinaria en febrero de 1911, se acordó prorrogar el mandato del mismo Directorio, por todo dicho año". "Ahora bien, el ano 1911, nadie desconoce que fue deplorable para el país, por las continuas disensiones políticas producidas en su curso, haciendo casi imposible el desenvolvimiento regular de cualquier empresa. Y, no obstante, con la firmeza de ánimo y una constancia desconocida, la Sociedad siguió cumpliendo su programa como las circunstancias le permitían, atendiendo todos los renglones que él comprende: subsidios, asistencia médica y enseñanza. Convocada la Guardia Nacional en una forma que impedía todo trabajo al gremio, fue la primera en salir en defensa de los empleados de comercio, solicitando del Gobierno la distribución conveniente de las horas de ejercicios doctrinales". "Entre tanto y hasta el momento en que el estado de la Sociedad le permitía y corriendo todos los riesgos de los momentos de agitación porque entonces se pasaba, la Escuela de Comercio continuaba funcionando".
La nota de referencia hablaba, además de las vinculaciones que mantenía la Sociedad de Empleados de Comercio con las organizaciones similares de otros países. A pesar de las críticas -decía- "la Sociedad ha hecho hasta una obra de verdadera propaganda nacional remitiendo el año pasado a las instituciones análogas de la Argentina, Chile, el Brasil, Cuba, Francia, España, Alemania, Bélgica, etc., diversas revistas de publicidad, la obra de propaganda editada por el Banco Agrícola, con motivo de la concurrencia a la Exposición del Centenario Argentino".
"En el asunto de las ocho horas, el Centro -decía- se interesó por la legalización de las mismas, secundando al doctor Ignacio A. Pane, quien presentó al Congreso un proyecto de ley, que quedó en suspenso, por la sencilla razón de que al poco tiempo, ya no hubo Poder Legislativo. Esta es la verdad".
"El Diario" del 10 de setiembre de 1912, registra la noticia de haberse realizado "con numerosa y selecta concurrencia" la Asamblea
General, para proceder a la elección del nuevo Consejo de Administración. Resultaron electos los siguientes señores: Presidente: Alfonso B. Campos, Vice-presidente: Sinforiano Buzó, Secretario: José D. Gómez Sanjurjo, Segundo Secretario: Jacinto I. Rojo, Tesorero: Luciano López, Segundo Tesorero: Miguel G. Ballario, Bibliotecario: Rafael Ferreira, Suplentes: Adolfo D. Acosta y Marcos Cabral. Cabe señalar que el señor Luis Volta obtuvo el mayor número de votos como candidato a la presidencia, pero no habiendo aceptado el cargo fue designado el señor Alfonso B. Campos, quien le seguía en número de votos.
No obstante la forzosa paralización provocada por el torbellino de la inestabilidad política -en el corto período de julio de 1908 hasta 1913, el país se vio sacudido por olas de conspiraciones y cuartelazos y cambió tres presidentes de la República- los trabajadores, víctimas de las crisis económicas que devoraban a la República, tuvieron que reaccionar con los medios a su alcance así como el por el aliento que le llegaba en forma permanente desde la Argentina, que en esos años atravesaba un gran período de agitación y resurgimiento de la organización obrera. "El Diario", del 6 de enero de 1913, anunciaba una huelga de ferrocarriles, en reclamación de aumento de sueldos y jornales. El señor Emiliano Oliva, administrador General del ferrocarril se negó rotundamente a considerar el pedido de aumentos, razón por la cual los huelguistas comenzaron a dar al movimiento un cariz de violencia. El primer incidente se produjo en el Km 89, en que fue herido, el pasa-leña Bobadilla. Esta huelga fue motivo de roce entre el señor Oliva y las autoridades nacionales.
Días después, la huelga entró en un período de arreglo pacífico. Poco antes, el Dr. José P. Montero, Ministro del Interior, había ofrecido en nombre del Gobierno, enviar a los maquinistas de flota nacional para suplantar a los huelguistas y reanudar el tráfico ferroviario.
Frente a la huelga ferroviaria que sacudió el ambiente laboral de la ciudad, capital, de la Federación Obrera Regional Paraguaya, el 18 de diciembre de 1912, lanzó el siguiente manifiesto:
La Huelga
"Hoy se reunió nuevamente el Consejo Federal a fin de estudiar la exposición de los delegados que en la anterior sesión fueron nombrados para sincerarse de las declaraciones hechas en el meeting del domingo último por los huelguistas del ferrocarril.
Estudiadas detenidamente, resuelve hacer público las siguientes declaraciones:
La Federación O. Regional, vería con agrado que las aspiraciones de mejoramiento económico de los trabajadores, fueran acompañadas de una consciente organización de sus respectivos gremios, pues, atenerse exclusivamente a la influencia de políticos, es entregar la causa obrera en manos de quienes no buscan sino su popularidad e interés personales o políticos. "La emancipación del obrero, ha de ser obra del obrero mismo". Corresponde a los trabajadores asociados afrontar las luchas contra el capital con inteligentes medios y métodos, a fin de no sufrir reveses y fracasos vergonzosos como los que acaban de pasar con los tranviarios y maquinistas del ferrocarril y demás personal en huelga.
La Federación es la única entidad que sus Estatutos y medios de luchas están exentos de política.
A la solidaridad capitalista opone la fraternidad consciente de sus asociados y son muchos los éxitos que hasta la fecha alcanzó esta institución solidarizada con los grandes organismos obreros de todo el continente americano.
Finalmente, acordó adherirse al homenaje que el "Centro de Estudios Sociales" realizará al inolvidable defensor del proletariado paraguayo Rafael Barret, el día 22 del corriente en el Teatro Nacional. Por el Consejo Federal -
El Secretario
Asunción, 18 de diciembre de 1912".
Antes y después de estos movimientos, la prensa local se ocupó de los temas sociales que afectaban al sector laboral. "El Diario" el 13 de diciembre de 1912 en un artículo titulado "Defensa social del trabajador", sostenía entre otros conceptos que "el Paraguay no conoce todavía la llamada cuestión social que es producto del desarrollo industrial y de los inevitables conflictos entre el capitalista y el trabajador".
Más adelante afirmaba el articulista que "el pobre en el Paraguay no tiene ningún genero de protección. Por el contrario, es víctima propiciatoria de todos los abusos, de fraude y vejámenes y expoliaciones irritantes".
En su edición del 23 de diciembre de 1912, el mismo órgano periodístico ya citado, sostenía que "es cierto que las condiciones de vida son peores. El encarecimiento de todos los artículos ha corrido paralelamente a los aumentos de sueldos y jornales (...)". Pero ese mismo periódico pretendía justificar esta pavorosa inflación acusando a los trabajadores por su falta de hábito para el ahorro.
DOS TENDENCIAS SINDICALES:
REFORMISMO Y ANARQUISMO
1. Ricardo Brugada Inicia La Acción Reformista.
Sin abrir fuego contra la acción anarco-sindicalista y comprendiendo que la táctica de acción directa de los anarquistas se estaba convirtiendo en un obstáculo para el avance gremial en el país, Ricardo Brugada inició su gestión en favor de los trabajadores, por vía pacífica y con base en un directo entendimiento con los empleadores, sin necesidad de recurrir precisamente a la acción huelguística.
En 1907, el Centro General de Obrero -primera tentativa de crear una central de trabajadores para hacer frente a la Federación Obrera Regional Paraguaya- designó a Ricardo Brugada socio fundador de la entidad, en homenaje y estímulo a su ya larga preocupación por los problemas y reclamos de la clase obrera.
A mediados de 1906, organizó la "Sociedad de Cocheros"; pocos meses después, la "Sociedad de Mozos", y luego de pacientes trabajos, la "Sociedad de Conductores de Carros".
Su intervención en varios conflictos obreros se debió siempre al clamoroso pedido de los huelguistas. En diciembre de 1912, intervino en la huelga tranviaria logrando solucionarla favorablemente al obtener se sensibles aumentos de salarios-; iguales resultados logró en la huelga de los cocheros -un aumento de $ 300 mensuales-. En diciembre de 1912, con su intervención, los conductores de carros obtuvieron un aumento de 400 $ mensuales y 15 $ diarios de adicional.
Ante las gestiones realizadas por Ricardo Brugada, cada vez más intensa y amplias, naturalmente, apoyadas por una gran mayoría de los trabajadores que comenzaban a alejarse de la F.O.R.P., esta organización central en manos de los anarco-sindicalistas, suscribió un manifiesto público contra Ricardo Brugada, denunciándolo como politicastro oportunista y elemento patronal, que estaba buscando votos. El Sr. Ricardo Brugada era un militante popular del Partido Colorado. Con fecha 20 de diciembre de 1912, el Sr. Ricardo Brugada contestó, con altura y decencia, las patrañas anarco-sindicales. He aquí la respuesta:
"Intrigas de mala ley"
"Un puñado de valientes"
"El manifiesto publicado anoche por una sociedad obrera, que sólo existe de nombre, combatiendo mi intervención en las huelgas y asegurando que éstas han fracasado vergonzosamente, es obra de algunos adversarios políticos que desde el primer momento pusieron en juego toda su influencia para evitar que los obreros solicitaran mi concurso.
Es perder el tiempo estérilmente querer inculcar a la masa obrera que mi actitud obedece a móviles políticos, pues los obreros hace tiempo que me conocen y han podido aquilatar la sinceridad de mis procederes y la nobleza de mis sentimientos.
Por mis servicios a la clase obrera, el Centro General de Obreros en 1907 me nombró socio fundador y conservo aún mis credenciales suscritas por los señores Manuel Patiño; Herman R. Dalhquist y G. Bobadilla; hace año y medio organicé la "Sociedad de Cocheros", hace pocos meses organicé la "Sociedad de Mozos", ahora estoy organizando la de Carreros; siempre a pedido de los obreros; pues jamás me he insinuado siquiera entre esos gremios, como ellos pueden testificarlo, igualmente que los huelguistas que solicitaron mi concurso espontáneamente.
En cuanto al fracaso de las huelgas no hay tal.
Si la de los maquinistas del ferrocarril no ha triunfado, la culpa no es mía, ni mucho menos, pues han intervenido también el Jefe Político de la Capital (oficiosamente) y el Diputado Goiburú, sin que nadie haya podido conseguir nada.
Además, yo no organicé esa huelga, pues fui visto tres días después de iniciado el movimiento.
En cuanto a las demás huelgas no hubo tales fracasos vergonzosos, sino por el contrario verdadero triunfo de los huelguistas. En efecto el paro fue general en la empresa del tranvía y el gerente buscaba empleados para reemplazar al personal que había abandonado el trabajo, comunicando a las autoridades que suspendía todo el tráfico. A pesar de todo esto, conseguí que fuesen admitidos todos los huelguistas sin excepción y que desde el primero de enero próximo se les aumentaran sus haberes a los mejores empleados, condición que fue aceptada por los huelguistas en homenaje al público, pues de lo contrario el tráfico se hubiese suspendido por muchas semanas.
Las condiciones de los cocheros fueron aceptadas, pues ganan ahora 300 pesos mensuales; lo mismo puede decirse de los carreros, que ayer tarde solucioné, pues los carreros que conducen mercaderías ganarán 400 pesos mensuales; los que conducen materiales 15 pesos diarios (450 mensuales). Lo de la Industrial Paraguaya aún está sin solución y hay otros que están en gestación bajo dirección (más de cinco gremios).
Si esa sociedad obrera que se permite ofenderme gratuitamente, hubiese tenido arraigo y prestigio y cumplido su cometido, estarían bien organizadas las sociedades obreras que hoy en realidad no existen y hubiera hoy mismo sido la encargada de dirigir las huelgas.
¿Por qué el fracaso vergonzoso y ridículo de ese titulado Consejo Federal? ¿Por qué los obreros solicitan mi concurso existiendo ese famoso Consejo Funeral digo Federal? ¡Contesten!
Comprendo que les moleste a mis adversarios, que la casi unanimidad de la masa obrera, confíe en mi humilde persona y me rodee con su prestigio valiosísimo; pero la culpa la tienen ellos mismos que nunca se han preocupado mayormente de atender a los pobres, dignos de toda protección y amparo.
Es inútil pues, querer explotar el actual movimiento obrero, que llama verdaderamente la atención por su cohesión y seriedad, pues jamás se ha presenciado el espectáculo de cultura que tonifica hoy día el corrompido ambiente de nuestra política.
En estos doce días de huelgas, han desfilado por mi domicilio cientos de cientos de obreros, entre ellos más de doscientos liberales, siendo estos tratados cariñosamente, como paraguayos, como hijos de esta tierra de héroes, sin que el color de su ideales, influyese para nada en mi actitud, imparcial y humanitaria.
Y a esa masa obrera he inculcado el respeto al patrón y la obediencia a la autoridad, el sentimiento de solidaridad y la tolerancia en política.
No busco, pues, popularidad ni ningún interés personal o político como afirman esos calumniadores; busco el bienestar de la clase obrera, siempre olvidada en nuestro país, y en ese ideal, reconcéntrense todos mis esfuerzos, sin importarme un comino lo que opinen los demás.
Enarbolo la bandera del desinterés en medio de este grosero mercantilismo que nos devora; y me creo con fuerzas suficientes para conjurar todas las tempestades que surgen a menudo en la desigual lucha del obrero y el capitalista, que hoy preocupa a todos los gobiernos del orbe.
Dejemos a un lado nuestras preocupaciones políticas y miremos el progreso de la patria amada que tanto necesita del concurso desinteresado de todos sus hijos sin excepción.
Manos a la obra
Ricardo Brugada
El Paraguay a esta altura, a los 38 anos de la terminación de la Guerra Grande y con una Revolución triunfante -la de 1904- que agitaba la airosa bandera de un cambio, era entonces una nación de artesanos, muy pocos propietarios de pequeños talleres de zapatería, fundición, herrería, costura, etc., con contadísimas industrias livianas en el ramo fundamental de la alimentación, a excepción de los molinos, cervecería, etc. El proletariado industrial del tipo moderno no existía, salvo los personales del F.C.C. P. y contados barcos que formaban la flota nacional fluvial; el resto -la gran mayoría- estaba compuesto por un campesinado pobre que comenzaba a inquietarse ante la pérdida de sus tierras que cultivaba con arados -que no superaban a los usados allá por el siglo XV- o que trabajaba en las estancias, obrajes y yerbales. Ningún cambio se encaró ni se concretó. El país se vio constreñido a una mayor dependencia. Dentro de estas condiciones aparece en el país la tendencia del sindicalismo reformista. El desarrollo económico, que podía influir en el cambio de la estructura de la clase obrera, se hallaba ausente. Creemos más bien en la influencia del factor psicológico. El Paraguay era una caja de resonancia de lo que ocurría en la Argentina. Al iniciarse el siglo XX, en la Argentina hizo su aparición el sindicalismo reformista. Naturalmente, antes se había fundado el Partido Socialista, cuya gravitación en el ambiente social argentino se hacía sentir y de manera muy especial en el movimiento obrero por entonces afectado por el sectarismo enfermizo de su organización representativa, la Federación Obrera Regional Argentina.
Este despertar de la conciencia política de los trabajadores fue el factor influyente, amén del reforzamiento del cuadro económico argentino, para que en 1902 se iniciara una innovación radical en la estrategia y la táctica del movimiento obrero, (argentino) que hasta esa fecha no aceptaba sino la acción directa, como medio para lograr sus conquistas. Se fundó la Unión General de Trabajadores de orientación socialista que apoyaría y utilizaría el medio parlamentario para lograr la sanción de leyes favorables a los intereses de los trabajadores.
Años después el 6 de abril de 1913, se funda en Asunción la Unión Gremial que hizo suya la orientación y la táctica de la Unión General de Trabajadores de la Argentina.
"El Diario" del lunes 7 de abril de 1913, escribía la siguiente noticia: "La Asamblea de ayer. Con gran número de concurrentes tuvo lugar la reunión que dicha agrupación institucional tenía anunciada para el día de ayer. A las 9 a.m. abrió el acto el Secretario, quien expresó los motivos del llamado, en una breve pero expresiva alocución". El Secretario que abrió el acto y luego dirigió la palabra a la concurrencia, fue Rufino Recalde Milesi, el vocero entusiasta de la nueva tendencia en el sindicalismo paraguayo, en esos momentos un tanto apagado por motivos o razones diversas. "El Diario", del 14 de abril de 1913, con el objeto de alentar a la nueva tendencia sindical que estaba aflorando y bajo el título: "Legislación Obrera", expresó los siguientes conceptos: "Los progresos de la Sociología y de las ciencias jurídicas, influyen poderosamente en el desarrollo de las leyes obreras cuyos fin es la protección de los trabajadores. En Europa se echa a ver la tendencia a dilata protección hasta convertirla en internacional, por medio de tratados y convenios. Como los obreros forman una colectividad de mucha cuenta, a la cual inflama el ideal de perfeccionamiento y que en todas partes se la estima como un factor principal del progreso, la protección legal ha acudido en su auxilio, y el humanitarismo, uno de los elevados sentimientos inspirados por la civilización, tiende sobre ellos sus blancas y bienhechoras alas. Bueno es que, para preparar nuestra futura legislación obrera, la cual tiene que venir en fuerza del progreso general se conozcan las leyes que rigen en otras naciones". Dicho artículo citó a las siguientes naciones: Inglaterra, Italia, España, Rusia, Bélgica, Francia y Suiza, entre otras.
2. Rufino Recalde Milesi en la Brega Gremial
En los capítulos precedentes hemos expuesto cronológicamente los orígenes y el posterior desenvolvimiento obrero hasta la entrada del siglo XX, naturalmente supeditados a la conformación económica, política, social y cultural, impuesta a nuestro país por los vencedores de la guerra de exterminio de 1864-70. Al dedicar una parte importante de este trabajo a tales épocas -trabajo que forma, se puede decir, el primer
tomo de esta obra- no nos guía otro propósito que el de establecer el momento y las condiciones históricas, políticas, sociales en que Rufino Recalde M. se incorpora a la lucha sindical encarnando en el Paraguay la tendencia de la Segunda internacional obrera y socialista, a la par de destacar la importantísima contribución que prestó al incipiente gremialismo paraguayo.
Si bien es cierto que en la época que consideramos no aumentaron cuantitativamente las conquistas económicas y sociales del proletariado, es innegable que el desarrollo gremial se caracterizó por una mayor estabilidad y asumió una extensión inusitada influyendo significativamente sobre el campesinado agricultor, a la par de gravitar poderosamente sobre importantes sectores del estudiantado. La incorporación inicial de la Universidad Nacional a estas lides sociales, arranca de aquella época. El viejo esquema faccional comienza a entrar en crisis y la tradicional rutina de hacer política, recibe un nuevo ingrediente que lo perturba; la fundación de la Federación Obrera del Paraguay constituyó, algo así, como el presagio de que algo nuevo estaba por nacer.
Este mérito histórico nadie podrá arrebatar al núcleo sindical socialista encabezado por Rufino Recalde Milesi. Funcionaban entonces, como una expresión de la conciencia social en ascenso, los siguientes gremios en la capital de la República. 1) Albañiles, en la calle 25 de mayo 464; 2) Asociación Nacional de Maestros, con local social en la calle General Díaz N° 30; 3) Aparadores de Calzados, Alberdi esq. Piribebuy; 4) Aserraderos Unidos, Alberdi y Piribebuy; 5) Carpinteros, Sociedad de Resistencia, Piribebuy 154; 6) Carpinteros de Ribera, colón esq. Coronel Martínez; 7) Cocineros Unidos, Piribebuy y Alberdi; 9) Curtidores y anexos, ídem.; 10) Centro Dependiente de Comercio, Paraguarí y 25 de mayo; 11) Centro General de Obreros, Piribebuy, entre Montevideo y Ayolas; 12) Centro Naval de Maquinistas, Buenos Aires N° 547; 13) Capitanes, Patrones, Prácticos de Cabotaje paraguayo, Comité 1º de Mayo, Alberdi y Piribebuy;14) Caroneras y Perfumistas Unidas, con sede en Alberdi y Coronel Martínez; 15) Cigarreras Unidas, Ídem; 16) Costureras Unidas ídem; 17) Expendedores de carne y Anexos, Alberdi y Coronel Martínez; 18) Federación Gastronómicas; en la calle Sargento Duré 184; 19) Federación de Obreros Metalúrgicos, integrada por las siguientes especialidades: ajustadores, torneros, fraguadores, caldereros, fundidores, herreros de obra, electricistas, obreros, con local en Alberdi y Piribebuy; 20) Fonderos de Calzados, Ypané Nº 65; 21) Fideeros, con local en la calle Escalada, entre Río Apa y Río Blanco; 22) Faenadores y Cortadores de Carne, en Alberdi y Piribebuy; 23) Ferroviarios Unidos, Antequera 276; 24) Foguistas (sociedad Fluvial), Plazoleta del Puerto 487; 25) Hojalateros y Anexos, Alberdi y Piribebuy; 26) Motorman y Guardas, Alberdi y Piribebuy; 27) Mosaquistas y Anexos, Coronel Martínez y Alberdi; 28) Mozos (Sociedad Marítima del Alto Paraguay), Sargento Duré 184, Marineros Unidos, Coronel Martínez y Alberdi; 29) Obreros Cerveceros, Piribebuy y Alberdi; 30) Peluqueros (sociedad de Oficiales), Colón 139; 31) Panaderos, Ypane entre Yegros e Iturbe; 32) Picapedreros Unidos, Alberdi y Coronel Martínez; 33) Pintores Unidos, Escalada entre Ypané y Aquidaban; 34) Prácticos de los Ríos del Alto Paraguay, Plazoleta del Puerto 487; 35) Repartidores de pan, Alberdi y Piribebuy; 36) Sociedad Musical , bajo la dirección de Víctor Ocampo; 37) Sociedad Orquestal de Músicos, bajo la presidencia de Fernando Centurión; 38) Talabarteros Unidos, Ayolas entre Gral. Díaz y Coronel Martínez; 39) Unión Gráfica, Convención 425; 40) Cocineros Unidos, Alberdi y Cnel. Martínez; y 41) Faenadores y Anexos, Alberdi y Cnel. Martínez.
Esta nómina la damos a conocer para demostrar la forma como se hallaban alineados los gremios en la lucha de tendencias que se habla desatado en esta etapa. Los gremios en la calle Alberdi y Piribebuy, eran de tendencia enarco-sindicalista, en tanto que los que se encontraban en la Calle Alberdi y Cnel. Martínez, apoyaban al núcleo socialista. Recalde Milesi nació el 30 de julio de 1885 en Villa de San Pedro, pueblo orillero de la zona yerbatera, denunciada por Rafael Barret como "vergüenza del Paraguay y una de las mayores vergüenzas de América". Adolescente aún dejó su pueblo natal para avecindarse en la Asunción, donde trabajó como tipógrafo. Antes, en el comienzo de su actividad sindical, había fundado el sindicato de Aserraderos, Mecánicos y Anexos, en la lejana localidad de Lima. Las inquietudes de este precoz adolescente, pronto hallaron la ocasión de manifestarse. En septiembre de 1905, lo encontramos integrando el grupo de obreros gráficos empeñados en la fundación de la Federación Gráfica del Paraguay, entidad sindical directa heredera de la primera organización fundada en el país, la Sociedad Tipográfica del Paraguay.
En 1906, participó como delegado de su gremio en la fundación de la Federación Obrera Regional del Paraguay, y en 1908, formó parte del grupo de trabajadores que fue a visitar a Rafael Barret en San Bernardino, ciudad donde el maestro guardaba reposo por sus dolencias-. Rufino R. Milesi fue uno de los propulsores de la primera escuela sindical revolucionaria creada por Barret. La formación cultural e ideológica de la juventud obrera fue una de las novelísimas preocupaciones del egregio pensador.
Leopoldo Ramos Giménez, que lo conoció cuando niño, dijo en una ocasión que recuerda que aquella contribución de Barret debe-ser definida como una verdadera universidad funcionando en las calles asunceñas, a manera de la antigua Atenas.
La Unión Gremial del Paraguay:
Los gremios a medida que se organizaban se alineaban en una u otra tendencia. En efecto la escisión no tardó en producirse: Coincidente con el Congreso Mundial de la Internacional Obrera Socialista, corriente denominada de Ámsterdam, se fundó en diciembre de 1912 la Unión Gremial del Paraguay bajo los auspicios de socorros mutuos: Sociedad Tipográfica del Paraguay y Oficiales Sastres. La Unión Gremial reorganizó la Federación de las Artes Gráficas que se habla fundado por iniciativa del tipógrafo uruguayo, Víctor Béjar, el 10 de septiembre de 1905 y los siguientes gremios: Carpinteros Similares y Anexos, Conductores de Carros, Sociedad de Oficiales Zapateros, Mosaistas y Anexos, Sociedad de Tranviarios, Pintores Unidos, Sociedad de Aguadores, Carreros de la limpieza pública, Joyeros y Plateros, Peones de la Aduana y Panaderos.
La Unión Gremial del Paraguay, cuyo Secretario General era R. R. Milesi, se adhirió decididamente a la Internacional Obrera y Socialista de Basilea. La organización de la segunda Central de Trabajadores fue objeto de severas críticas y su principal inspirador, Recalde M., fue blanco de una tremenda campaña de calumnias y difamaciones, siendo denunciado incluso, como divisionista y traidor a la clase obrera. Sería ilusorio pensar que no estuviera en esto la mano de la facción oligarca del partido gobernante que buscaba confundir, desorientar y dividir a los trabajadores.
El vocero de la Unión Gremial del Paraguay se denominaba "Voz del Pueblo". Esta organización obrera desapareció en septiembre de 1914.
3. Se Reorganiza la Federación Obrera Regional Paraguaya
Ante la intensa actividad desarrollada por la Unión Gremial del Paraguay que se orientaba a organizar al personal de las industrias fundamentales del país y con el propósito de contrarrestar la creciente influencia del reformismo sindical, los anarco-sindicalistas se decidieron súbitamente a reorganizar la Federación Obrera Regional Paraguaya. En efecto, el 19 de octubre de 1913 se convocó a los gremios pactantes y se resolvió reorganizar la Federación, adoptando el texto del Pacto de solidaridad aprobado el 22 de abril de 1906, como, así mismo, sus fines y programas. El Consejo Federal Provisional quedó constituido de la siguiente forma:
Consejo Federal Provisional: Secretario Gral. José Cazzulo; Pro Secretario: Libre Jara; Secretario del Exterior: Bernardo Hernández. Comité Administrativo: Tesorero: Modesto Amarilla; Pro-tesorero: Luis Pozzo.
Comité de Estadística: Guillermo Molina Rolón, Felipe Caballero y José García.
Comité de Propaganda: Alejo Flecha, Robustiano Vera, José Rodríguez, Leandro Tapia, José Bosch, Fernando Falco, Florencio Liberté, Manuel Núñez y Vicente Leiva.
Comité Pro-Presos: Eugenio Rueda y Pablo Maeztú.
Comité de Fiestas y Veladas: Pedro Sayé, P N. Torres y Zárate,
Eugenio Charles, Leopoldo Centurión y J. Marecos.
Revisadores de Cuentas: Tomás Núñez y Juan González.
Reorganizada la F.O.R.P., de inmediato entró en agria polémica con la Unión Gremial del Paraguay, desencadenándose, especialmente en la capital de la República, una violenta lucha entre ambas tendencias, naturalmente en perjuicio evidente de los intereses de los trabajadores. Este cuadro deprimente en el ámbito laboral, reagravado por el emperramiento de la crisis crónica que agobiaba al país en víspera del desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial, afectó seriamente el desarrollo de la actividad sindical que unida a la falta de fuentes de trabajo, bien pronto repercutió sobre la existencia de ambas centrales obreras. Una especie de laxitud sindical cundió en el ambiente y las centrales obreras acusaron una creciente inactividad hasta desaparecer de la escena social.
Los sindicatos, en su mayoría de composición artesanal y débiles, sumergidos en al siesta colonial, descuidaron las conquistas logradas, que además no eran mayores. En efecto fuera de los limitados aumentos de salarios, la implantación de la jornada de 8 horas y el reconocimiento de los sindicatos por parte de los patrones, no se habían alcanzado otras reivindicaciones, y poco a poco se volvió al punto cero. En lo fundamental ésta fue la trayectoria del gremialismo paraguayo, un sindicalismo de pan llevar.
En la sorpresiva reorganización de la F.O.R.P. suponemos que no estaría tampoco ausente la mano de los faccionalistas de turno en el poder. Estos fueron -y son- los negadores de la existencia de la "cuestión social" en el Paraguay. Esta actitud era reveladora de su hostilidad frente a la clase obrera y sus reivindicaciones. Obedecía a una actitud anti-obrera, desde luego, la afirmación de "El Diario" del 13 de diciembre de 1913 de que "El Paraguay no conoce todavía la llamada cuestión social".
La existencia de la Unión Gremial del Paraguay, de orientación socialista, y la reorganización de la Federación Obrera Regional Paraguaya, de orientación anarquista, se presentaban para estos negadores de la "cuestión social", que no querían ver los conflictos entre patrones y obreros que desde anos ya venían planteándose en el país, como una magnífica oportunidad para ahondar la división obrera precisamente en víspera de la Primera Guerra Mundial y en medio de la diaria reagravación de la crisis.
Con la existencia de las dos centrales nadó en el país el sectarismo sindical y el empleo sin cortapiza alguno de los peores términos para difamar al contrario u oponente. El campo sindical comenzó a llenarse de fantasmas y de embrujos y de agentes policiales simulados. Nadie es leal sino traidor, divisionista, vendido, carnero. Los líderes obreros de ambas centrales se tomaban de un pelito para ensuciar al otro. Esta lucha en un ambiente, como el asunceno, repercutió considerablemente sobre el ánimo de los trabajadores. La reactivación sindical impulsada por estas organizaciones madres, fue perniciosa prácticamente se estaba arando en el agua. Las dos centrales en intensa campana proselitista organizaban filiales con un solo fin... Demostrar quién o quiénes tenían más apoyo. Apenas ocupados en atender las reclamaciones de las filiales de algunos pueblos del interior.
4. Federación Obrera del Paraguay y Centro Obrero Regional del Paraguay
El núcleo sindical socialista, cuyo indiscutido jefe, era Rufino Recalde M., no se amilanó, sin embargo ante la tan deplorable situación de este general adormecimiento sindical, agravado por la división y sus secuelas. En efecto, emprendió de nuevo, como lo iniciara cuatro anos atrás, una campana sindical a lo largo de toda la República. Recalde Milesi, con el apoyo del Partido Obrero, cuya presidencia ejercía y los dirigentes de la Sociedad de Cocineros Unidos y de la Sociedad Oficiales Albañiles y Anexos, concretó las bases para una nueva organización con la Fundación de la Federación Obrera del Paraguay, el 25 de agosto de 1916. Esta Federación era prácticamente la continuación de la Unión Gremial, por su orientación socialista y método de acción. Esta nueva Central Obrera planifica una campana nacional y orienta sus esfuerzos no solamente a la capital, sino también al campo, editó dos voceros de carácter sindical: "El Socialista" y "El Deber". Con la aparición de la F.O.P. logró el movimiento obrero paraguayo una mayor estabilidad.
La F.O.P. tuvo una existencia más prolongada y permanente, por lo menos, de 14 años, de 1916 a 1930. En este lapso de tiempo organizó a los siguientes gremios: Sociedad de Resistencia Estibadores Unidos, Sociedad de Mozos y Anexos de abordo, Sociedad de Timoneles, Centro de Contramaestres y Patrones de Chatas, Sociedad de Foguistas Fluviales, Sociedad de Chateros Fluviales de los Yerbales, Sociedad de Expendedores, Pesadores y Desmenuzadores de Carne y Anexos de Mercados y Mercaditos "La Voluntad",-Sociedad de Carneadores de la Tablada, Sociedad de Pastoreadores de las Tabladas, Sociedad de Barranqueros Unidos, Sociedad de Jaboneros Unidos, Sociedad de Ladrilleros Unidos, Sociedad de Agricultores de Trinidad y Loma Pytá, Sociedad de Cigarreras Unidas, Picadores y Conductores de Carros, Obreros del F.C.C. del Paraguay, Obreros de la Limpieza Pública, Perfumistas y Anexos, Obreras del Cartón, Bolsitas y Anexos, Lavanderas Unidas, Mujeres Unidas de Villeta, Obreros del Molino Nacional, Obreros Cerveceros y Anexos, Cargadores de Carro, Camiones y Vagones, Estibadores del Comercio y Anexos, Obreros Yerbateros y Anexos, Jaboneros y Aceiteros Unidos, Obreros del Aserradero de Lloret de Campo Grande y Obreros Mosaistas y Anexos.
El periodo gremial que se inicia con la actuación de la Federación Obrera del Paraguay, se caracteriza por la creciente participación de la juventud estudiosa en las lides sociales. Como veremos más adelante, con la fundación del Partido Obrero, un sector ponderable de esta juventud se acercó al movimiento obrero.
La creciente actividad desarrollada por la F.O.P. obligó al sector anarco-sindicalista a reorganizar nuevamente sus fuerzas, teniendo en cuenta que la antigua F.O.R.P. había desaparecido. Muy rápidamente con el apoyo de otro sector intelectual, se resolvió fundar el Centro Obrero Regional del Paraguay, el 6 de agosto de 1916.
El manifiesto que con este motivo se dio a conocer por los dirigentes anarco-sindicalistas, entre otras cosas, decía:
"Vemos con dolor cómo todavía hay compañeros trabajadores que se dejan engañar, se prestan de instrumentos para regalo de la bestia ponzoñosa de la Política: llamamos a la organización sindical, porque en los -partidos y las urnas electorales sólo hay renunciamiento en beneficio de los explotadores y tiranuelos de ayer, de hoy y de mañana ... este Centro Regional debe ser el cimiento donde los hombres oprimidos traigan ladrillo a ladrillo su voluntad, para preparar el nuevo sistema de vida de libertad e igualdad dentro del podrido andamiaje burgués. Es preciso correr a las filas de este que debe ser el único partido de los pobres y oprimidos".
El grupo intelectual anarquista que apoyó y respaldó al Centro Obrero regional del Paraguay, estaba organizado en varias nucleaciones alrededor de ciertos y determinados voceros, tales como "Prometeo" y "El Combate", en cuyas páginas colaboraban escritores y poetas de renombre como Leopoldo Ramos Giménez, Manuel Ortiz Guerrero, Angel Y. González y otros.
Leopoldo R. Giménez era entonces el líder indiscutido de este movimiento de redención social, quien después de Barret retomó la bandera de la redención de los mensús.
Las dos tendencias sindicales representadas por la F.O,P., a cuya cabeza se hallaba Rufino Recalde Milesi; y por el Centro Obrero Regional del Paraguay, cuyo Líder sindical era entonces Ignacio Núñez Soler, apoyado por Leopoldo Ramos Giménez, fueron las fructificaciones de las enseñanzas de Barret, el florecimiento de las ideas y teorías arrojadas por el maestro sobre la mente de las generaciones del Paraguay en los albores del siglo XX. Sin duda, esto constituye un aspecto positivo de la obra de este primer doctrinario político y social del Movimiento Obrero Paraguayo.
Pero como las cosas y los fenómenos del mundo y del universo están hechos de sombras y de luz, cabe señalar así mismo, el aspecto negativo. Jamás la clase trabajadora paraguaya, conoció un período tan cruento, tan cargado de males en su propio seno. Entre ambos sectores sindicales se desató una lucha de tendencia que dificultó seriamente, no solamente el avance de la organización sindical, sino su propia
Consolidación orgánica. Naturalmente que esta acción negativa contaba con el aplauso cierto de los sectores reaccionarios y anti obreros del país. Quizás esta lucha de tendencias haya obstaculizado durante todo el período anterior a la guerra del Chaco, el esfuerzo de la militancia sindical para encarar la solución de los problemas de la legislación del trabajo. Sin embargo, a pesar de deficiencias del parlamentarismo en el Paraguay, no se puede negar que en aquellos años, no obstante la enconada persistencia de los viejos voceros del liberalismo en seguir negando la existencia de la "cuestión social" se destacó un sector ponderable de la juventud liberal-radical que se revelaba contra esos viejos conceptos faccionalistas y extranjerizantes y se manifestaba a favor de la sanción de leyes obreras de protección.
El Centro Obrero Regional, no obstante, impulsó también decididamente la acción sindical en el país e incluso movió a la organización, al campesinado, a los obreros del tanino, a los ferroviarios y los obreros de los frigoríficos. El sector gremial en que se apoyaba estaba formado por los siguientes sindicatos: Sociedad de Resistencia de Obreros panaderos, Sociedad de Resistencia de Oficiales albañiles y Anexos, Obreros pintores, Federación de Obreros en Calzados, Federación Obrera de la Recoleta y Federación de vendedoras del Mercado. En el interior contaba con los siguientes sindicatos: Sociedad de Agricultores de Luque, Obreros y Carreteros de San Antonio, Federación de Oficios Varios de Concepción, Oficios Varios de Villarrica y Paraguarí.
5. Huelgas de Obreros Tranviarios y Ferroviarios
Durante el período que estamos tratando, se desencadenaron en el país importantes huelgas. En el año 1916 los empleados y obreros de la empresa tranviaria, perteneciente entonces al Ferrocarril Central del Paraguay, Sociedad Anónima Argentino-Británica, se declaro en huelga, reclamando un modestísimo aumento de los sueldos y salarios. Esta huelga fue reprimida violentamente por las fuerzas de la Guardia Cárcel del Gobierno Liberal, deteniendo masivamente al personal huelguista. Los detenidos fueron sometidos a infinitos vejámenes, incluso previo rasuramiento de sus cueros cabelludos, obligados a trabajar en sus respectivos puestos bajo custodia policial.
En el año 1917, acosado por el hambre y la miseria, los trabajadores se organizaron clandestinamente constituyeron su sindicato, que inmediatamente presentó un pliego de condiciones de mejoras y buen trato. La empresa las rechazó violentamente. El personal se declaró en huelga y el conflicto duró cuatro meses, durante los cuales, los obreros fueron perseguidos con saña por la policía liberal, que logró desbandar a los trabajadores quienes no pudieron hacer realidad ninguna de sus reivindicaciones.
En el año 1919, y nuevamente reorganizados secretamente, los trabajadores volvieron a reiterar un pedido de aumento de salarios ante la alarmante carestía de la vida. Este conflicto duró un mes y medio, y no obstante la tremenda persecución desatada por el Gobierno Liberal, se logró un aumento de los sueldos y salarios. La empresa, con el descarado apoyo de la policía del gobierno liberal, trató, en venganza, de descabezar al movimiento sindical, logrando desterrar a los principales dirigentes y activistas.
En 1921, ante el cuadro de miseria y desocupación, de la crisis en ascenso, del mal trato y avasallamiento de que era víctima el personal por parte de la compañía tranviaria C.A.L.T., los obreros y empleados se declararon nuevamente en huelga. El movimiento fue apoyado por las dos centrales obreras, la F.O. del Paraguay y el Centro Obrero Regional del Paraguay, las cuales declararon una huelga general en apoyo de los tranviarios huelguistas. La huelga logró su objetivo a pesar de la brutal represión desatada por el gobierno liberal, en descarado apoyo a la compañía extranjera aludida. El principal dirigente de esta huelga, Martín Correa, ex-oficial de la Marina de Guerra del país fue detenido, maltratado en forma brutal y deportado en una madruga a la costa argentina del sector Pilcomayo, bajo amenaza de muerte si osaba volver. El hecho aconteció siendo Presidente de la República. el Dr. Manuel Franco y Ministro del Interior, el Dr. José P. Guggiari.
La organización de los tranviarios pudo mantenerse en pie hasta 1923, año en que se solicitó a la C.A.L.T. un nuevo aumento de sueldos y salarios ante la desvalorización monetaria y la alarmante carestía de la vida. La C.A.L.T. cebada ya en su cerrada intransigencia, rechazó el petitorio obrero. La ocasión fue propicia para los gobernantes liberales para desencadenar una violenta represión y deportar en masa a toda la Comisión Directiva del Sindicato Obrero Tranviario y a todos los activistas sindicales quienes fueron arrojados a la espesura de las selvas fronterizas de los países limítrofes.
La C.A.L.T. logró con el apoyo descarado del gobierno liberal el aplacamiento total de los trabajadores y su organización de resistencia. Para evitar en forma definitiva cualquier resurgimiento, en 1924, mandó crear una organización bajo la denominación Sociedad de Socorros Mutuos del Personal de la C.A.L.T. a cargo del personal superior de la empresa y bajo la dirección del presbítero Dionisio Balbuena, quien estaba autorizado por la Gerencia de la empresa a vetar todas las resoluciones, los hechos y desfalcos de la Comisión Directiva de dicha Asociación. Si un obrero osaba denunciar estos hechos arbitrarlos o hacía alusión a la carestía de la vida o a los salarios irrisorios, de inmediato era llamado por la Gerencia, en plena asamblea y amenazado con ser expulsado de la empresa y deportado del país. Este oprobioso régimen duró 12 años, durante los cuales los obreros y empleados fueron tratados como esclavos de la compañía.
Ante este cuadro de miseria y humillaciones, de desconocimiento total de los derechos fundamentales del hombre, con salarios y sueldos de hambre, con jornadas de trabajo extenuantes sin perspectiva de progreso para los obreros a pesar de sus largos años de servicio, sistemáticamente expoliados y aplastados por el régimen arbitrario impuesto por la compañía tranviaria C.A.L.T., veamos cuál era el tratamiento que recibía esta empresa extranjera de parte de los gobiernos liberales.
Por decreto N° 3263136, el gobierno del Coronel Franco, designó una Comisión Interventora de la Contabilidad de la C.A.L.T., la cual debía informar sobre el estado de la compañía, a fin de satisfacer las reclamaciones obreras de entonces. Dicha comisión fue integrada por los contadores Fernando A. González; B. Cubilla, Lauro Cañete, Ramón Chirife y Rodolfo Sánchez Palacios. El informe correspondiente fue evacuado con fecha 5 de noviembre de 1936. De este informe se deducía: 1) La total deficiencia de la contabilidad de la compañía; 2) Que los principales libros, de Inventario, de Registro de accionistas y Actas del Directorio, se hallaban en la Casa Matriz de Buenos Aires; 3) Que la C.A.L.T. tenía una concesión por 70 años a partir del 24 de febrero de 1919, fecha en que fue autorizada la empresa "Asunción Tranway; Light, Power Co. Ltd." a transferir la concesión otorgada por la ley del 7 de diciembre de 1910, a la compañía "Americana de Luz y Tracción".
A continuación -expresa el informe: "Aparte de constituir una excesiva liberación la exención de los Impuestos fiscales y municipales creados o por crear, que acuerda la ley de concesión a la compañía Americana de Luz y Tracción.... Únicamente el Decreto NO 15.609 del P.E. firmado por el Dr., Eusebio Ayala como presidente de la República y Rogelio Ibarra como Ministro, tiene la pretensión de convertir a la compañía extranjera de referencia, en un estado dentro de otro estado", con respecto a los actos de autoridad que la Municipalidad debe ejercer sobre la compañía, velando aquélla por los intereses públicos que representa, los cuales, por el absurdo del expresado decreto, quedaron supeditados a los intereses particulares de la Compañía, tal como ocurre con los medidores, por ejemplo, por cuyo empleo la Compañía cobra indebidamente hasta $ 0,65 por mes, en virtud del citado decreto y sin estar autorizada por la ley de concesión, arbitrariedad que la Municipalidad no puede evitar porque dicho decreto prohíbe dictar ordenanzas especiales para los servicios de la C.A.L.T., sin conformidad de la misma".
Los interventores señalaron, no solamente la deficiencia de la contabilidad, sino el enorme atraso de dicha contabilidad en casi un año y la descarada violación, por parte de dicha compañía de todas las disposiciones legales que hacen al funcionamiento legal de la empresa. Al respecto expresan que "dicha compañía aparece como sucursal de una empresa extranjera y que en virtud (de esto). Dicha compañía se cree con derecho de no tener en ésta los citados libros (inventario, de Acciones y Actas del Directorio)".
Los interventores sostienen "que las sucursales de empresas con domicilio principal en otros países, que explotan las riquezas de nuestro país, sin impuestos creados o a crearse y con franquicias exorbitantes deben cumplir por lo menos con los requisitos legales de control de su funcionamiento, tales como la obligación de llevar contabilidad de conformidad con las leyes de nuestro país y presentar balances y cualquier dato que fuese necesario al Gobierno Nacional para precisar la situación económica y financiera de ella en cualquier momento y obligarse a tener como síndico a profesionales nacionales, máxime tratándose de empresas que explotan servicios públicos".
La realidad es que la CAL.T. lo tenía todo embrollado para dificultar el control y ocultar sus dolosas maniobras a la par de empeñarse con la complicidad descarada y canallesca de los gobernantes liberales, a un libre saqueo del sudor y del esfuerzo del pueblo paraguayo. En este sentido ha "estado cobrando indebidamente: a) por alquiler de medidores, desde 1923 hasta el primer semestre de 1936, $ 18.000.000 que debe devolver a los consumidores; b) por conexión, $ 3.112.226 que también debe devolver; c) por re conexiones; d) por venta de materiales al personal tales como gorras, relojes, uniformes etc., que está obligado a suministrarlos; e) por producto-indemnizaciones cobra a su personal por perjuicios que ella recibe. Esto es injustificable, por hechos más bien imputables a la misma compañía que tiene su material, rodante en pésimo estado; f) por depósito de garantía, obligando a cada cliente moroso que pida re conexión a que haga un depositó de garantía cubriendo aproximadamente el importe de dos meses de consumo calculado. La compañía - sigue el informe en cuestión- procede ilegal y arbitrariamente al exigir a sus clientes dicho depósito (...). Entendemos que la compañía está obligada a suministrar corriente eléctrica al público de acuerdo con las disposiciones legales pertinentes y no violándolas, como en el presente caso. Por depósito de garantías tenía cobrado hasta el 30 de junio de 1936, $ 1.682.752,42".
La C.A.L.T. obtuvo desde 1919 a 1935 una ganancia líquida de 4.227.410,90 pesos moneda argentina.
Aparte de la enumeración de estos hechos arbitrarios y de estos abusos incalificables que esta compañía argentina cometía, sin consideración alguna y sin el respeto que debía al noble pueblo paraguayo, pisoteando, incluso impunemente la soberanía nacional, omitimos seguir citando otros abusos similares.
Sólo deseamos señalar la diferencia que había entre el tratamiento dispensado por el régimen liberal imperante a estos insaciables pulpos extranjeros y la espantable violencia ejercida sistemáticamente contra los trabajadores y sus organizaciones que se resistían a estos despojos tratando de salvar la dignidad nacional, salvaguardando su derecho a vivir en su propia tierra, en paz, progreso y bienestar.
En este caso no se trata solamente de los privilegios otorgados a la C.A.L.T. a expensas de la nación y de sus habitantes. Tanto esta empresa como las del Alto Paraná y el Alto Paraguay obtuvieron privilegios y normas especiales que las colocaban en un plano superior a las demás organizaciones económicas del país. Lo que queremos recalcar es el "Status" del capital extranjero dominante en el Paraguay en donde los gobernantes liberales se convirtieron en sus "procubitores".
Esta es la "colosal obra" de los "grandes estadistas" paraguayos del siglo XX. Y sin embargo, no faltan relatores diplomados que se permiten agregarles enfáticamente títulos como el de "Presidente de la Victoria". Así ha comenzado en el Paraguay la falsificación de la historia después de la guerra de la Triple Alianza, presentando a los verdugos y bandidos, como héroes y patriotas, a los relatores vendidos como los verdaderos historiadores y a los vulgares testaferros reaccionarios como grandes conductores nacionales. Sobrada razón tuvo Rafael Barret cuando escribió: "No he hallado médico del alma y del cuerpo de la Nación; he visto políticos y negociantes. He visto manipuladores de emisiones y de empréstitos, boticarios que se preparan a vender al moribundo las últimas inyecciones de morfina (12).
REFLEXIONES SOBRE EL LIBRO
DEL PROFESOR FRANCISCO GAONA
Con una muy buena documentación, el Profesor Francisco Gaona revela en páginas quemantes, la obra desquiciadora cumplida por la anarquía desde 1904 en adelante. He aquí concretamente, sus más visibles falencias:
1.- La revolución de 1904 no cumplió ninguno de los objetivos pomposamente enunciados por sus directores, los liberales "cívicos" y "radicales"
2.- La anarquía que desató la revolución de 1904 estalló prácticamente al día siguiente del triunfo. Las facciones se combatieron con saña infernal, apelando a todos los medios, incluso a los más inmorales, para cumplir su tarea de destrucción y desquicio.
3. El derrocamiento mediante un golpe de Estado, del presidente provisorio Juan B. Gaona, marca la primer fecha funesta de la anarquía. Este fue depuesto por el Congreso, sin la sustanciación del correspondiente juicio político.
4.- Los males se agudizaron bajo su sucesor, el Dr. Cecilio Báez, quien vivió siempre en las nubes de un ideologismo formal y vacío de contenido, sin contacto alguno con la realidad paraguaya.
5.- La entronización del general Benigno Ferreira como presidente de la República, marca la etapa más reaccionaria de los primeros gobiernos que vinieron luego de 1904, caracterizados por ser intrínsecamente anti-obreristas. Desde luego, Ferreira y los demás, estaban al servicio del capitalismo anglo argentino.
6.- La caída de Ferreira, el 2 de julio de 1908, significó un punto crítico de la anarquía liberal, combatiéndose duramente días enteros en la capital, con enormes bajas en hombres y equipos. Gran parte del armamento nacional, fue destruido en aquella revolución.
7.- La presidencia de Emiliano González Navero fue crudamente represiva, principalmente en lo político.
8.- Ya en ese entonces el popular Ricardito Brugada, exponente del Partido Colorado, apasionado por la justicia social, comienza a insinuarse como uno de los más valientes defensores de la clase obrera.
9.- Respecto al régimen que se instaló después de la revolución de 1904, el Profesor Gaona comenta: "Esta es la "colosal obra" de los "grandes estadistas" paraguayos del siglo XX. Así ha comenzado en el' Paraguay la falsificación de la historia después de la guerra de la Triple Alianza, presentando a los verdugos y bandidos como héroes y patriotas"... Mejor definición, imposible.
CAPÍTULO VII
EL DR. EUSEBIO AYALA Y LA REVOLUCION DE 1904
Nada más ilustrativo para extraer conclusiones definitorias sobre la revolución de 1904, que lo expuesto por el Dr. Eusebio Ayala, figura prominente del Partido Liberal, dos veces Presidente de la República, la primera cuando estalló la guerra civil de 1922-1923 y la segunda durante la guerra del Chaco, a quien se considera uno de los valores mejor logrados del liberalismo.
Pues bien, escribió el Dr. Ayala: "Al inicio de la era llamémosla democrática del país y aún antes de la finalización de la guerra del 65/70, ya los primeros dirigentes seudoliberales comenzaron una enconada lucha entre sí por el predominio de un poder aun inexistente, algo inexplicable dentro de tanta pobreza y se fueron dividiendo en grupos irreconciliables, señal de que los había unido sólo el odio a López, unos se unieron a ex-combatientes de López y algunos desertores y otros se pasaron al bando de Cándido Bareiro, cabeza visible de la reacción del régimen anterior y que con la vuelta del General Bernardino Caballero ya en el año 71 aglutinó a su alrededor a todos los excombatientes consiguiendo la colaboración de todo el pueblo, ya que éstos no eran desconocidos de ese pueblo y mucho menos caudillos improvisados y organizándose la tenaz oposición a Jovellanos, Rivarola y Ferreira, llegaron al gobierno por voluntad popular y con la colaboración como soldados del General Bernardino Caballero, de Antonio Taboada, Ignacio Ibarra, Eduardo Vera, Juan Antonio Jara, José del Carmen Caminos, Cecilio Báez y muchos otros. Desde entonces los grupos liberales han luchado para dividirlos y hacerlos combatir unos contra otros, lo que se consiguió cuando el gobierno de Escobar produjo una grieta y con éstos se fundó el Centro Democrático para luego convertirse en Partido Liberal. Pero la consecuencia fue la fundación también de un Partido verdadero, la Asociación Nacional Republicana, que con el inmenso prestigio del General Caballero, acaparó el apoyo de la gran mayoría del pueblo paraguayo. Desde 1887 se entabló una lucha desigual, que no pudo ser electoralista porque (los liberales) carecíamos del respaldo del pueblo; en la desesperación se cometieron hechos sangrientos con golpes revolucionarios sin resultados por falta de apoyo popular y tuvimos que tejer la trama de la infiltración hasta 1904, pero, recuerden, nunca conseguimos enfrentarlos entre sí en ninguna revolución, sólo con la infiltración y la intriga minamos a algunos dirigentes y algunos jóvenes oficiales hijos de colorados, pero no hemos podido minar a su pueblo y mucho menos lo supimos conquistar.
"En 1904, una vez en el poder, surgió entre nosotros o se renovaron los viejos enconos y la división más espantosa y ridícula se enseñoreó de los dirigentes. Y en lugar de unirnos y procurar conquistar la buena voluntad del pueblo paraguayo y del colorado, nos dedicamos a perseguirlo con saña, los acusábamos de bárbaros y les demostrábamos que nosotros éramos más bárbaros que ellos, impusimos el régimen de la persecución despiadada y el terror" ("Proceso Político del Paraguay" – 1936/1942, Volumen I, "Recomendaciones del Dr. Eusebio Ayala sobre el futuro político del Partido Liberal a sus amigos en el año 1937", obra de Saturnino Ferreira Pérez, páginas 56 y 57. Editorial El Lector. Asunción).
El pensamiento del Dr. Ayala es denso; de ahí la necesidad de descomponerlo y analizarlo pormenorizadamente. Las reflexiones que acostumbramos al final de cada capítulo, en esta ocasión dejamos a cargo del amable lector.
PIE DE PÁGINA
(1) Webb History of Trade Unionism. 1894
(2) English Traits.
(3) English Traits.
(4) Págs. 60-61 "Armas y Letras". Tomo I.
(5) Págs. 55-58. Libro citado.
(6) Pág. 60. Libro citado.
(7) Pág. 62. Libro citado.
(8) Págs. 62-64. Libro citado
(9) Págs. 123- 124. Libro citado.
(10) Págs. 92 - 104. Libro citado.
(11) Pág. 15 del libro "Introducción a la Historia Gremial y Social del Paraguay".
(12) Pág. 64 del libro "Introducción a la Historia Gremial y Social del Paraguay"
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