ENCUESTAS PREELECTORALES
¿INSTRUMENTO DE ANÁLISIS O DE MANIPULACIÓN?
MARCELLO LACHI
INTRODUCCIÓN
En 1989, el ex director del diario Atlanta Constitution, Bill Kovach, declaraba al reconocido diario New York Times: "Cada día, en cada quiosco, hay una publicación que presenta como exclusiva una encuesta de opinión que nos explica lo que pensamos con respecto a un problema. Y casi cada día las encuestas nos dicen, más o menos exactamente, la misma cosa que el diario que le publica piensa con respecto al problema objeto de la encuesta misma", desde entonces la situación no ha cambiado mucho. (1)
La crítica hacia la validez de la encuesta de opinión no es algo de los últimos años, sino un tema que se arrastra desde los primeros días en que, el estudio de la opinión pública realizado a través de entrevistas a pequeños grupos de personas representativas de la entera colectividad, empezó a ser utilizado en muchos ámbitos económicos y sociales. Aunque quizás el primer caso importante a favor de la dudosa validez de las encuestas se registró en el 1936 cuando la revista Literary Digest fracaso clamorosamente en la predicción del ganador de la elección presidencial estadounidense, considerando que el 41% estimado por la revista para el Presidente Roosvelt se convirtió, en las urnas electorales en un 61% ganador. (2)
Quizás entonces, a raíz de esto, la fuerte polémica que se ha desatado en las últimas elecciones internas (Diciembre 2002) en los dos principales partidos políticos paraguayos: la Asociación Nacional Republicana - Partido Colorado y el Partido Liberal Radical Autentico, no debería sorprendernos mucho, considerando el historial de aciertos y errores que las encuestas electorales han mantenido durante todo su historial.
Pero el tema, además de haber estado al centro del debate político por varias semanas, ha llegado a afectar la credibilidad misma del instrumento de la encuesta preelectoral en Paraguay, poniendo en fuerte duda su utilidad como instrumento de conocimiento de las orientaciones electorales de la ciudadanía, y llegando hasta a definirlo como un instrumento para la manipulación de la opinión publica.
Puesto en esta óptica entonces, el cuestionamiento sobre la validez científica de las encuestas electorales en Paraguay, deja de pertenecer al campo del folklore electoral y se transforma en un verdadero caso político, un elemento que puede poner en riesgo la consolidación misma de la democracia en nuestro país. Por esto ya no podemos pasar de alto esta insinuación, sino más bien estamos obligado a fijar nuestra atención sobre el tema para verificar si estas acusaciones son realmente ciertas.
A QUE SIRVE UNA ENCUESTA ELECTORAL
Antes de empezar a analizar el caso concreto creemos oportuno fijar brevemente la atención sobre lo que es y a que sirve efectivamente una encuesta electoral.
La sociedad moderna en la cual vivimos es una sociedad política compleja, llena de diferentes intereses que se contraponen y se influyen uno al otro constantemente. Interpretar el "sentir" de la opinión pública entonces se vuelve cada vez más difícil, porqué muchos son los factores que influyen en su construcción, desde la formación escolar, hasta su colocación social, y hasta los medios de información que utiliza para enterarse de lo que pasa en la sociedad y en el mundo.
Por esto las encuestas de opinión pueden ser un instrumento muy útil para interpretar lo que piensa la ciudadanía sobre diferentes cuestiones que le afectan, porqué nos permiten "simplificar" esta complejidad en datos cuantitativos, lo suficientemente adherentes a la realidad para permitirnos interpretarlos analíticamente.
Desde el sencillo dato de adhesión o menos a una opinión, entonces, es posible reconstruir la opinión de la colectividad sobre lo más diferentes problemas; pero esto tendrá un valor realmente científico solamente si lo sabremos utilizar correctamente, a través de la constante comparación con otros datos y sin darle nunca un valor de absoluta verdad, sino más bien de relativo "acercamiento" a la verdad.
Finalmente nunca hay que olvidar que los sondeos de opinión solamente registran opiniones existentes en un momento dado, un momento que ya está en el pasado cuando la encuesta se publica y que seguramente pueden servir para interpretar la realidad, pero que nunca deben ser confundidos con la realidad misma.
¿SE PUEDEN MANIPULAN LAS ENCUESTAS?
Establecido que las encuestas de opinión pueden ser un instrumento muy útil para interpretar la realidad en la cual vivimos, hay que verificar cuanto creíbles puedan ser. Eso dependerá en gran medida en la forma en la que se hayan realizados, porqué al lado de un normal error estadístico, siempre existente en toda encuesta, si se hacen mal las tareas, se puede sumar un error "sistemático" que puede llevara a falsear completamente los resultados finales.
Estamos hablando de cómo se haya estructurado la muestra, de cuanto es representativa del universo que se quiere analizar, del numero real de entrevistas efectuada, de la capacitación de los encuestadores, de los métodos utilizados para elegir las personas a entrevistar, de la dimensión, las características y la difusión en el territorio de la muestra de población entrevistada, del texto de las preguntas a realizarse. Equivocarse en uno solo de estos elementos significa arriesgarse a obtener un resultado que no tiene realmente nada a que ver con la realidad.
Elegir hacer un numero demasiado reducido de entrevistas, no seleccionar las entrevistas con una correcta subdivisión por edad, sexo o difusión territorial, no trabajar con personal encuestador suficientemente entrenado por el trabajo, son elementos que pueden determinar errores determinantes en los resultados de la encuesta, comprometiendo de hecho el nivel de representatividad de la opinión de la ciudadanía, en los resultados final del sondeo realizado.
Pero aún más grave es el problema de la conformación del texto de la pregunta a realizarse a los encuestados. En este sentido el método de construcción de la pregunta puede ser un importante instrumento de manipulación de una encuesta de opinión, porqué puede influir concretamente en la formulación de la respuesta final, generalmente en función de los intereses del cliente que comisionó a la encuesta.
Pedir a una misma muestra representativa de electores: "¿está usted a favor o contra la pena de muerte?" o "¿en un país democrático con leyes claras y tribunales ecuánimes es justo condenar a muerte a un hombre que mató un niño después de haberlo torturado?" no dará nunca el mismo resultado. El resultado obtenido con la primera pregunta podemos considerar que representa bastante fielmente la opinión de la ciudadanía, mientras el resultado obtenido con la segunda pregunta resultará, aunque no se modifique ninguna de la respuestas otorgada, seguramente y definitivamente manipulado por la empresa encuestadora. (3)
ANÁLISIS DEL CASO CONCRETO: ELECCIONES INTERNA DE ANR Y PLRA (DIC 2002)
Vamos ahora a analizar el caso concreto de las elecciones internas para las elecciones legislativas de 2003 de la ANR y el PLRA, realizadas en diciembre de 2002.
Antes de comenzar hay que subrayar un dato importante, independientemente de cómo se hacen las encuestas, la posibilidad de error en una elección interna es generalmente más amplio de lo que puede obtenerse para una elección nacional. Esto se verifica porqué en las encuestas sobre "internas" se analiza la intención de voto pero no se puede verificar la real posibilidad que el elector vaya realmente a votar.
En las elecciones internas los locales de votaciones son generalmente en número más reducido que para las elecciones nacionales, entonces se hallan generalmente más lejos de la casa del votante y en muchos casos la posibilidad que el elector pueda realmente votar depende fuertemente del hecho que algún movimiento lo recoja con un móvil para llevarlo al local de votación.
Este hecho claramente arriesga deformar mucho los resultados de las encuestas preelectorales con respecto al resultado final de la elección: sobretodo por lo que concierne la intención de voto a favor de los pequeños movimiento menos organizado, que por falta de un organización fuerte, tienen dificultad a transformar en votos reales la intención de voto a ellos favorable de los electores.
La consecuencia final es que, por estos movimientos, el margen de diferencia entre el resultado de la encuesta y el resultado real de las urnas, puede alcanzar niveles muy altos.
Establecida, entonces, esta limitación real de las encuestas preelectorales para las elecciones internas a los partidos, hay también que subrayar que esto es un límite que existe para todas las empresas encuestadoras, y por esto aunque pueda afectar la verosimilitud de las encuestas con los datos que salen de la urna, debería afectar muy limitadamente las diferencias de resultados entre las encuestas mismas.
Y es propiamente con respecto al verificarse de estas diferencias, que ha surgido el problema de la credibilidad de las encuestas.
En las últimas elecciones internas han sido publicadas encuestas preelectorales de las internas del PLRA y de la ANR por parte de tres empresa: la GEO de José Nicolás Morinigo, la FIRST de Francisco Capli y la ICA de Luis Enrique "Taka" Chase.
Estas tres empresas han publicados varias encuestas, medianamente una por mes sobre cada interna (por la ANR se publicaron 2 en el último mes), pero es justamente la publicación de estos datos que ha desatado la polémica. Una polémica que no se ha limitado al solito lema "las encuestadoras hacen ganar sus clientes", acusación nada nueva y que ya es parte del folklore político en tiempo electoral, sino más bien se a centrado en la acusación que detrás de los datos publicados por las encuestadoras había una "conspiración" para manipular la intención de votos de los electores a favor de algunos candidatos y en contra de otros.
La acusación es grave y necesita una verificación.
Empezaremos con la interna liberal, utilizando las dos encuestas publicada para las empresas encuestadoras en octubre y noviembre, cuyo resultados, por lo que concierne la elección a Presidente de la República podemos ver en el cuadro más abajo. (4)
Teniendo a disposición solamente dos series por cada encuestadora no podemos verificar la existencia de una "tendencia" con respecto a la evolución del voto de cada candidatura, además generalmente cada encuestadora obtuvo a lo largo de sus dos encuestas resultados parecidos, de forma a considerar de hecho estable la evolución del voto interno al PLRA.
Lo que en realidad nos deja perplejos, y ha sido la razón de las acusaciones de manoseo de los datos por parte de algunos candidatos, son las enormes diferencias que se registran entre los resultados de un mismo candidato entre las encuestas de las diferentes empresas.
El candidato a Presidente de la República, Luis Alberto Wagner, parece en este sentido el más afectado. Entre los datos publicados por las tres empresas se registraba en octubre una diferencia entre el resultado mejor y el peor de casi el 12,3%, diferencia que se amplía en noviembre, pasando a un 14,3%.
Un problema similar se ha verificado también en las internas presidenciales del Partido Colorado, donde la crítica mayor ha sido con respecto al relevamiento del nivel de apoyo obtenido por Osvaldo Domínguez Dibb, el principal opositor a la candidatura "oficialista" en la ANR, en las diferentes encuestas.
Para esta interna tenemos más datos: cada encuestadora de hecho ha realizado una serie de cuatro relevaciones, una en octubre, una en noviembre y dos en diciembre (a quince-veinte días de distancia la una de la otra en este mes). Esta cantidad de encuestas nos permite analizar, además que las diferencias entre candidatos, las "tendencias" en la evolución del consenso de cada candidatura. (5)
En el cuadro más abajo vemos un resumen grafico de las encuestas, limitado solamente a los datos de los tres principales candidatos al cargo de postulante a la Presidencia de la República por el Partido Colorado.
En el caso del Partido Colorado las diferencias entre los datos obtenido por las diferentes encuestadoras ya aparecen a partir del análisis de la "tendencia" de crecimiento o caída en la intención de votos de los diferentes candidatos.
Por lo que concierne la candidatura de Riera: First e Geo pronostican una caída continuada en el apoyo electoral, mientras a ICA resulta, en cambio, una cierta estabilidad.
En cuanto a Osvaldo Domínguez Dibb (ODD) First ve un crecimiento sostenido, hasta llegar a un "empate técnico" con el candidato "oficialista" en la última encuestas. Geo por su parte ve si un crecimiento sostenido pero hasta alcanzar un máximo que no muda más en la última encuestas. Por ICA en cambio el crecimiento resulta limitado pero constante.
Analizando después las diferencias entre los resultado de las encuesta con respecto al posicionamiento de cada candidato, aquí las diferencias en los resultados de las relevaciones aparecen muy elevados, sobretodo en el mes de diciembre. En efecto, mientras en octubre la diferencia en los resultados de ODD entre las diferentes encuestadoras era de un 5,9%, que bajó a un 4% en noviembre (datos suficientemente plausibles), en las dos encuestas de diciembre la diferencia creció a un 13,5 y a un 13,7 respectivamente en las dos encuestas.
También en los resultados del candidato oficialista, Nicanor Duarte Frutos, se verificó algo similar, aunque en forma mucho menos acentuada. En Octubre había una diferencia del 12% entre la estimación mejor y la peor de las empresas encuestadoras, en Noviembre la diferencia se redujo a un 4,6% para subir nuevamente en diciembre donde alcanzó antes el 6.5% y después el 8.8%.
A este punto una pregunta surge obligada: ¿es posible que entre diferentes empresas que utilizan mismos sistemas de relevación estadísticas y una cantidad en el número de encuestas realizadas similares, que los resultados varíen de una a otro hasta más del 12%?
Claramente la respuesta a esta pregunta no puede que ser negativa. No es posible tener tan alto margen de error si todas las empresas encuestadoras están trabajando correctamente.
Una encuesta polietápica por conglomerados y afijación proporcional al número de inscriptos al registro electoral según departamento, con elección del entrevistado al azar y con corrección por sexo y edad, que resulte correctamente realizada. no puede tener un margen de error superior al 3-5% y entonces todos los resultados de las diferentes empresas encuestadoras no deberían diferenciarse entre si más que por este rango.
Pero como vimos las diferencias en las relevaciones existen y son muy amplias, demasiados podríamos decir, y esto nos lleva a una sola conclusión: independientemente del hecho que alguien esté o no esté manipulando sus encuestas, de todo modo es cierto que no todas las encuestadoras están haciendo bien sus tareas, y ya esto es algo bastante grave.
¿INFLUYEN LAS ENCUESTAS EN LA OPINIÓN PÚBLICA?
El hecho que haya "algo que no está bien" en cómo se realizaron las encuestas preelectorales para las internas de la ANR y el PLRA en diciembre de 2002, no determina automáticamente que el error registrado por algunas encuestadoras, sea que fuera debido a manipulaciones o a errores en la realización de la encuesta, haya influido efectivamente en modificar la orientación de voto de los electores.
En efecto, con referencia a la influencia que los sondeos electorales tendrían hacia la opinión pública al momento de tomar una decisión acerca a su proprio voto, según el debate desatado en Europa entre los especialistas, tal influencia es realmente escasa, si no casi nula. Y en general, si se pudo apreciar una influencia, solo ha sido en la primera fase de la campaña electoral, cuando aparecen los primeros sondeos, y solamente respecto a los candidatos menos votados, que por el mismo hecho de no ser competitivos en las encuestas arriesgan de verse reducir aún más el apoyo alcanzado. (6)
Pero esto puede valer solamente por aquella parte del electorado que no expresa un voto "ideológico", es decir de apoyo al proyecto político del candidato, sino más bien un voto "útil". En este caso es posible que a frente de una encuesta no favorable al candidato inicialmente escogido, este elector busque posicionarse sobre otro candidato con más posibilidades de victoria, de manera de no desperdiciar su voto. De todo modo, aún en las sociedades más modernas y menos "ideologizádas", el voto útil difícilmente tiene una influencia determinante en el resultado final, y más bien otros son los factores que influyen en la toma de decisión del elector.
Todos los estudios de los últimos cincuenta años e en Europa y Estados Unidos apuntan a que el voto está generalmente determinado más bien por los intereses del elector, por sus ideas, por su identificación con uno u otro partido, por su percepción acerca de los líderes. Factores estos que resultan más influyentes que el sencillo dato sobre la oportunidad de apoyar o no el candidato potencialmente ganador. (7)
En conclusión no hay pruebas definitivas que confortan las tesis que las encuestas electorales influyan realmente en la toma de decisiones de los electores y si propio tenemos que ver este peligro, entonces, esto puede verificarse solamente a principio de la campaña, cuando el voto "útil" todavía esta a la búsqueda del candidato más "oportuno"; y no en las ultimas, cuando ya el voto de la gran mayoría de los ciudadanos se ha orientado de una forma u otra.
Pero eso no significa que las encuestas electorales no influyan de ninguna manera en el proceso electoral, porqué en un aspecto hay si muchos indicios, si no pruebas efectivas, que la encuesta electoral puedan influir en manera determinante. Estamos hablando del tema de la recolección de recursos económico por parte de los candidatos para la realización de sus campañas electorales.
Los candidatos, sobre todo durante las elecciones internas cuando no pueden contar con los recursos del partido, para hacer conocer su propuesta política a la ciudadanía y participar a la competencia electoral, necesitan de recursos propios. Esto implica la necesidad no solamente de poner personalmente fondos para la campaña electoral, sino también de buscar financiación externa, sea en forma de créditos otorgados por instituciones financiera, que en forma de donaciones realizadas por organizaciones, empresarios o personas con posibilidad de ofrecer dinero para financiar una campaña electoral.
En todos los casos, estos fondos difícilmente vienen entregados al candidato exclusivamente por un sentido del "deber" o por "solidarismo"; seguramente algunos caso aislado habrá, pero generalmente quien ofrece dinero por una campaña electoral espera de obtener algo en cambio.
No estamos hablando exclusivamente de un intercambio directo de dinero por favores políticos a realizarse al momento de la elección a un cargo público. Puede ser sencillamente la posibilidad de hacer entrar en un cargo de la administración pública a un hombre de ideas similares al "donante", para que impulse políticas que el "financiador" considere importantes al fin de un mejoramiento de sus propias actividades comerciales o empresariales.
En cuanto a las instituciones financieras que prestan dinero, el tema es todavía más simple. Para ellos tiene sentido prestar dinero se consideran que el candidato o el movimiento deudor pueda obtener a través de las elecciones cargos públicos que les permitirán tener entradas suficientes para honorar las deudas
Pero en todo caso, el financiamiento al candidato o al movimiento interno, por préstamo o donación, es directamente en función de la posibilidad que el beneficiado pueda obtener el cargo político en pugna. Pero si la percepción del financiador es que el candidato no tenga ninguna posibilidad de obtener el cargo entonces no querrá de ninguna manera invertir su propio dinero con el riesgo de no obtener nada a cambio.
Por este motivo, del punto de vista de la búsqueda de recursos, las encuestas preelectorales pueden influir realmente mucho. Un candidato que a dos meses de las elecciones, cuando se realizan la mayor parte de los acuerdos para la financiación de la campaña electoral, aparezca en fuerte desventaja con respecto a su oponente directo, arriesga de verse cerrar muchas puerta y de no poder recolectar el dinero que necesita para llevara adelante su propuesta electoral.
En tal sentido una encuesta mal hecha o manipulada puede influir mucho en el correcto desenlace de una elección, porqué puede "cortar las piernas" de antemano a un candidato, cerrándole de repente todas sus posibles fuentes de financiación.
ACTITUD DE LOS MEDIOS DE PRENSA HACIA LAS ENCUESTAS
El daño que una encuesta mal hecho o manipulada pueda ocasionar a un candidato en su afán de buscar financiación a su proyecto electoral, además, resulta ulteriormente amplificado por el método poco ético en que los medios de comunicación generalmente utilizan en la publicación de las encuestas preelectorales.
Los medios, en efecto, no solamente generalmente no se preocupan del valor científico de la encuesta que publican, sino también, en cambio de presentar los resultados de la misma con "cuidado", buscan "gritarlos" en primera plana, transformando lo que por principio no es nada más que una representación indicativa de la realidad, como si fuera la realidad única e incontestable.
La utilización impropia por parte de los medios de las encuestas de opinión, entonces, se transforma en parte del problema. Demasiadas veces la publicación del sondeo por un medio de comunicación es en función de su posición políticas. Si los datos están concordes con las ideas de la propiedad, el medio le da un amplio resalto; en caso contrario busca de todo modo poner más la atención del público en aquella parte de la encuesta que se acerca más a las posiciones políticas del medio. (fuente)
La encuesta electoral entonces deja de ser un instrumento para interpretar la realidad y se transforma en un instrumento de propaganda política, acabando, por lo menos en referencia a los instrumento de financiación, para influenciar la realidad misma que quiere interpretar.
WHO WATCH THE WATCHMEN
¿Who watch the watchman? Decía en una de sus principales obras el escritor inglés Alan Moore: "quien vigila los vigilantes". Transportando esta pregunta al campo de las encuestas de opinión podríamos preguntarnos: ¿Cual es la autoridad pública que vigila sobre la credibilidad y seriedad científica del trabajo de las empresas encuestadoras paraguayas? Claramente la respuesta es: ninguna.
En efecto, actualmente, ningún organismo público está prepuesto a garantir el derecho de los ciudadanos a obtener encuestas preelectorales seguras y confiables. Medios de comunicación y opinión pública están totalmente desprotegidos frente a posible manipulación de datos o a la falta de cientificidad del trabajo de las empresas encuestadora y solamente pueden confiar en su propia percepción para orientarse entre las diferentes ofertas.
Pero así no debería ser. Frente a las notables diferencias en los resultados presentados en los medios de comunicación por parte de las diferentes empresas encuestadoras, la ciudadanía debería tener el derecho de manejar instrumentos informativos que les permitan identificar la calidad del trabajo de cada una de ellas.
Quizás una forma para resolver, por lo menos en parte, el problema, podría ser la codificación de un Registro de las empresas que hacen encuestas electorales, dentro el cual las empresas estén obligadas a informar sobre su metodología de trabajo, sobre numero, identidad y capacitación de los encuestadores, sobre la topología y el contenido de las preguntas que se hacen durante las encuestas. Y que además los responsables de este Registro tengan el poder de verificar en el campo estos datos entregados por las encuestadoras, para comprobar se efectivamente las tareas se hacen como corresponde.
Naturalmente esto no impediría a los más "deshonestos", si hay, de continuar manipulando las encuestas modificando a golpe de "lapicera" los datos que no gustan al cliente. Pero es cierto que un verificación de la calidad metodológica de la encuestas por un organismo regulador ayudaría mucho en diferenciar las empresas que trabajan de manera corecta de aquellas que trabajan acientíficamente.
CONCLUSIONES
Como hemos visto las encuestas preelectorales en Paraguay no está gozando de muy buena salud. Las diferencias excesivas entre los datos presentados por las diferentes encuestas publicadas por los medios de comunicación, así como la falta de cualquier forma de verificación y control sobre la calidad de la misma, podrían producir un daño de credibilidad considerable.
Y no tanto porqué encuestas equivocadas, por errores o manipulaciones, puedan influir en el voto ciudadano, porqué ya vimos que así no es; sino porqué si las enormes diferencias registradas en las encuestas en las internas partidarias, continuarán a verificarse también para las elecciones generales, la encuesta electoral como instrumento para interpretar la realidad política podría perder, en el sentido común de la ciudadanía, cualquier valor científico.
El riesgo mayor es que, con el tiempo, no teniendo en el imaginario colectivo las encuesta alguna credibilidad, esto acabe para influir en los encuestados mismos, que no dando a estas más ningún valor, podrían empezar a rechazar en forma masiva ser encuestado, o peor todavía, responder falsamente a las preguntas para ridiculizar el encuestador. Todo esto con el riesgo que las encuesta de opinión pierdan, esta vez si en forma fehaciente, toda apariencia de veracidad.
La esperanza es que de un lado la ciudadanía sepa por si misma evaluar donde está la calidad del trabajo y el rigor científico y donde está la improvisación y la falta de seriedad; y por el potro lado que pronto se puedan activar en el país instrumentos legislativos o reglamentario que establezcan de forma definitiva el marco científico adentro del cual tienen que estar las diferentes empresas encuestadoras, para producir encuesta de opinión preelectorales ciertas y confiables.
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Eurispes, "Il problema della corretta informazione in merito alla situazione, attivitá, e problemi delle FF.AA.e la possibilitá di ottenere dai sondaggi di opinione elementi della reale percezione validi per meglio indirizzare l'azione di informazione all'opinione pubblica", Roma, 1995.
2. Cándido Monzón, "Opinión Pública, comunicación y política", Editorial Tecnos, Madrid, 1996.
3. Eurispes, Ob. Cit.
4. Encuestas de la Interna PLRA publicadas en: ABC Color del 28/10/2002 y del 29/11/2002; Última Hora del 29/10/2002 y del 11/12/2002; La Nación del 4/10/2002.
5. Encuestas de la Interna ANR publicadas en: ABC Color del 26/10/2002, del 26/11/2002, del 6712/2002 y del 21/12/2002; Última Hora del 20/10/2002, del 4/12/2002 y del 17/12/2002; La Nación del 30/09/2002, del 3/11/2002 y del 5/12/2002.
6. Sani Giacomo, "Oracoli e sondaggi, instruzioni per l'uso, Revista Telemá, n. 1, Roma, 1995 (www.fub.it/telema/TELEMA1/Telema1.html ).
7. Sani Giacomo, Ob. Cit.
NOVAPOLIS – REVISTA DE ESTUDIOS POLÍTICOS CONTEMPORÁNEOS
EDICIÓN Nº 2 – FEBRERO DE 2003
LA CUESTIÓN AGRARIA EN PARAGUAY
Y EL MOVIMIENTO CAMPESINO
Fuente: http://www.novapolis.pyglobal.com
(Registro: Setiembre 2011)