A LA INTEMPERIE
Poesías de GLADYS CARMAGNOLA
Colección Poesía, 24
© Gladys Carmagnola
Alcándara Editora
Edición al cuidado de la autora, C.V.M. y M.A.F.
Diseño gráfico: MIGUEL ÁNGEL FERNÁNDEZ
Viñeta: CARLOS COLOMBINO
Tiraje de 750 ejemplares
Inscripción solicitada a la Agencia Española del ISBN
Hecho el depósito que establece la ley 94
Se acabó de imprimir el 27 de junio de 1984
en los talleres gráficos de Editora Litocolor
Asunción, Paraguay (104 páginas)
Reservada y testimonial a un tiempo, la palabra de GLADYS CARMAGNOLA (Guarambaré, 1939) afina su lumbre cierta en las apetencias, términos y quebrantos de su misma condición: en efecto, acento femenino en su más rica y delicada acepción, esta voz despunta con abierta conciencia del cauce y los símbolos, configurando una órbita expresiva que ningún aprecio acabado de la actual poesía paraguaya podría apartar.
GLADYS debajo de un cielo variante, con cuidados y evidencias como nubes, con asonancias como pájaros, puso su corazón A LA INTEMPERIE para que madure en este libro que ALCANDARA se congratula en editar, augurándole a la autora un largo alojamiento en la penitencial -y a veces dichosa- estancia de la creación.
a una mujer
y a un hombre
que acunaron en mí un antiguo sueño
a Josefina Plá,
quien de su oculto armario me legó vestidos
que nunca tuve y que vestí en secreto
a Cecilia
y a Julio, que comprenden
el afán de apresar un mínimo lucero
a mis hermanos
de sudor y sangre,
que buscan aferrarse de algún modo al cielo
OFRECIMIENTO
En este corazón,
pleonasmo de amor y de fisuras,
despilfarro de sueños,
mustio eco
del que ahíto de llagas y ajetreos
durmió entre la maraña de las horas
y los vientos...
En este corazón,
cueva perdida en el confín del tiempo,
no hay túnel, no hay salida
para el hato vandálico de trinos
que golpean sus muros desde siempre...
Arrímate a mirar en este corazón
y arranca cuanto quieras.
1965
PERSUASIÓN
a ti, Poesía
Durante mucho tiempo
me disfracé de ruiseñor herido;
o lo fui en realidad; no lo recuerdo;
o quizá duele aun el admitirlo.
¡Cuánta fecundidad la que frecuento
de tu grandeza, de tu poderío!
Si sólo meditándolo, proyecto
mis circunstancias hacia algún prodigio
y no existe palabra o sentimiento
que pueda transformar su mecanismo.
Y éste habrá de ser nuestro secreto:
ya verdad, ya disfraz, tu cometido
ha de estar corroyéndome por dentro
irrenunciablemente persuasivo.
1984
IDENTIDAD
Igual que tú,
tengo lo que llamamos nombre y apellido.
Un pequeño cartel plastificado
y un número chiquito.
(¿Señas particulares?
Las verdaderas, muy poco visibles).
Quién soy o quién no soy nadie lo ha dicho
y nadie va a decirlo.
Si al misterio de ser
alguna vez lo cobijó algún libro,
yo no encontré sus páginas,
ni sé si por casualidad las habré visto.
(Sí. Tal vez por azar, ávidamente,
me salté, sin querer, ese capítulo).
Pero sé que no soy dieciséis letras en un visor de plástico
con unos pocos, tristes jeroglíficos.
Sé que no soy un número -ni estrictamente polvo
que volverá de un modo u otro alguna vez a sus dominios.
Tal vez mi identidad es la que tú me das
mientras buscamos juntos el camino.
Tal vez el mejor nombre
que ser humano alguno habrá tenido
es el que yo encontré
cada vez que he amado y he sufrido,
y es ése el único
con el que voluntariamente hoy me identifico.
1981
MUJER
a Cecilia
¿Mis manos son débiles?
No ha de doblegarlas el mero contacto del viento
que azota la estirpe de mujer
que llevo.
Sentirse, saberse mujer, es hermoso.
Es perfecto.
Y es hermoso
saber que se lleva en el pecho
algo que lastima.,
algo como un peso
que es suma y
del Verbo
que he de compartir -aunque a veces duela-
contigo, o con ellos.
Lo sé. Soy humana.
Y aunque no me acucia en la vida otro anhelo
que el de ser mujer
-alma, forma, sueños;
mujer
nada más, ni menos-
a mí me han legado
este peso
dulcísimo, amado, infinito,
que no lleva huesos,
que no tiene rostro de hembra o varón
ni se vanagloria de uno u otro sexo.
(Señor: tu poesía
me desborda toda, no cabe ya dentro).
A veces
me doblo y renuevo
y al hallar al paso una carga nueva extirpo la antigua, aunque duela
y en algún lugar la olvido ex profeso
envuelta en ropaje real
o en harapos métricos.
No me han dado alforjas donde conservar
todo lo que encuentro.
Por eso,
sí, quizá por eso
habrás de encontrarlo
en cualquier rincón transformado en verso.
1966
NOSTALGIA
¿Por qué este aroma que me trae el viento
me inunda de nostalgia, de recuerdos?
(Pétalo azul,
agua,
ternura,
cielo... )
Aquel amor
¿fue amor?
¿ha sido todo cierto?
Este aroma que vive desde entonces
¿es auténtico?
1967
IMPOTENCIA
a Dora Gómez Bueno de Acuña
Este escurrírseme la vida entre las venas
y no poder pararla...
Este sentirme herida en cada aurora;
este saberme inválida,
y esta angustia que me trepa al alma
y me envenena
mintiéndome que nada sirve para nada;
que no podré quedarme
en un rincón perdido de la casa;
que la profundidad del pozo apenas sirve
para saciar mi sed de agua;
que tú, que yo, estaremos borrados
-como algún error o alguna mancha-
y aún estará la piedra,
la inevitable podredumbre entre las plantas,
el kupi'i entre las vigas
o una aureola gris de humedad en las paredes blancas.
Sí. Yo -estirpe única privilegiada-
soy
indiscutible exponente de la raza humana.
1982
DE REPENTE ES OTOÑO
a Carlucho, Negra, Chino
¿A qué ilusorio afán doné mis horas?
¿En qué estéril empresa, cometida
en nombre del amor, gasté las lágrimas
y derroché la libertad, la risa?
Ya no hay lugar para malentendidos:
de repente es otoño; y parecía
que las festividades del verano
jamás acabarían.
Procuro establecer identidades
entre el otoño y la melancolía,
el ejercicio pleno del amor
y la íntima razón de la alegría,
entre alguna esperanza desairada
y esta fe aumentada y corregida,
entre una larga búsqueda
y la verdad que esconde la poesía.
Y aunque sé que sinónimo de edad
no es experiencia, ni sabiduría,
hoy comprendo que sí valió la pena
tanta escondida suerte (tanta vida
ineludiblemente sojuzgada
con una que otra pena compartida).
Si acaso celebramos esta noche
la ceremonia de mi despedida
déjame a la intemperie: estoy ansiosa
de admitir mis estériles fatigas,
mi ingratitud, mis dudas, mis fracasos
-esta incompleta, inacabable lista
que empecé un dos de enero y desde entonces
impregna mis sandalias de ceniza.
Déjame a la intemperie: estoy dispuesta
junto a mi Dueño a inaugurar la vida.
1984
REENCUENTRO
a Carlos Villagra Marsal
Yo (también peregrina), habitante
de un hermoso país de flor y fuego,
albergo, como tú,
una patria de voces y silencios,
áspera y dulce como la guayaba,
de aroma de jazmines y madero.
Patria de voces puras,
de adjetivos sencillos, simples verbos;
de sustantivos parcos; comedidos
-andamiaje aborigen: rudo, escueto-
y patria de quebrachos desgajados
y de cañaverales de silencio
regados por el vil brebaje amargo
y viscoso del miedo.
(Palomar, campanarios y sonidos
-ansia testimonial de un hemisferio)
Antigua voz oculta
que todo ser humano lleva dentro
es la que escapa hoy a los caminos
de tajy, yerba mate y cocotero
para decirte sólo una palabra
breve, imperturbable ante el horror del vértigo
y fiel -como se dice sólo han sido
algunos pocos perros.
Sus dos sílabas puras
en las que crees tú, en las que creo,
viven aún aquí, en esta tierra
que nos une a los dos como en un beso
y han de darnos la voz en esta hora
impostergable ya para el reencuentro.
1983
DETRÁS DE MI VENTANA
in memoriam R. T.
¿Será para mi corazón una diadema blanca?
Todo perfume
guarda;
y esconde casi el infinito
hecho rocío y llama
en su pétalo azul único
y su forma perfecta, pura, diáfana.
¿Será definitivamente para mí
una diadema casta
hecha para mi corazón por unas manos
desconocidas, ásperas?
¿Ha de seguir el grito
anudado en el fondo, en la garganta?
¿Ha de seguir royendo
las entrañas
esa gota
amarga?
Mientras de alguna forma al fin encuentro
la respuesta que falta,
quédate junto a mí a mirar la vida
correr allí, detrás de mi ventana.
Y no preguntes más
el porqué de estas lágrimas.
1966
POR ESE SOLO BESO
Toma, viento, mi mano.
Llévala a la frontera de esta herida
lenta y larga.
Por ese solo beso.
De infancia.
De olas y raíces.
Beso también de un tiempo y de un espacio viejos.
(Tiempo:
proyección de minutos lentos, torpes,
en la minúscula ilusión de noches y mañanas).
Por ese solo beso.
Manso. Vivo.
Fusión de llama y nieve.
(Espacio:
un ciprés de sepulcro descuidado
y una triste abeja soñadora
en trajín afanoso entre las flores).
Por ese solo beso.
Toma, viento, mi mano.
Llévala a la frontera de esta herida
que me opaca la voz, me traba el gesto,
porque es demasiado lenta y larga.
1965
VERGÜENZA
Tener esta forma
tan vívida y plena
y no guardar dentro lo que tú
entre escuálidos huesos, displicente, llevas.
No ser lo que tú:
espiga repleta.
Sí. Duele a mi alma
hasta la sonrisa que tu boca ostenta.
Mira:
si mis manos, mis ansias, mi boca pudieran
lograr que no fuese sólo cuanto soy,
quizá de mi voz no se oirían blasfemias
y quizá tendría tu misma mirada
confiada, serena.
Lastima decirte que al verte pasar a mi lado
esta siesta
preferí otra muerte
que ésta tan lenta
de simple, vulgar pasajera vacía
con ansias de tener un retazo siquiera
bien suyo
que dar con gemidos de luz a la tierra.
Es bárbaro admitirlo.
Y es ardua, terrible tarea
ser
bajo el dolor que oprime las venas
mujer como tantas
-dócil, mesurada, tranquila, discreta...
Es duro admitirse envidioso de la dicha ajena.
Y es duro sentir en los párpados
el peso de piedra
de lágrimas torpes, brutales, calientes,
que no osan fluir de los ojos de tanta vergüenza.
1965
OTOÑO
Llegan las horas siempre.
Idénticas parecen unas a otras en la perpetua ronda.
Es otoño otra vez.
Comienzan a caer, a nuestro alrededor,
amarillas, las horas,
y como de un rosario antiguo se desprenden
casi tímidamente, algunas gotas.
Recuerdo
un domingo de otoño
de ésos en los que el sol en tibios rayos se desborda
y todo se hace luz sobre la tierra
y canta
hasta la piedra que sus rayos tocan.
En su espera tenía el corazón
como brioso corcel que se desboca
y cuando fui a su encuentro
-como se va hacia un sueño-
se extendieron mis brazos
y se incendió de cánticos mi boca.
Una mañana
se adormecieron de esperar mis brazos,
y dentro, el corazón,
repletas sus alforjas,
empezó su misión transmutatoria.
Un marzo y otro marzo.
Una mirada dentro de la otra.
Nada es igual a nada en esta ronda:
Yo estrangulo,
sonriente, mi congoja,
porque es marzo otra vez
y parecen idénticas las cosas.
No importa que en el umbral,
perdida en el silencio y en las sombras
una oscura forma
esconda, erguida, su sonrisa rota
y en línea vertical mire otra aurora
aún llena de cánticos la boca.
1966
SÍ. "HAY UN SITIO"
a José-Luis Appleyard
Sí.
Hay un sitio.
Es una oscura fosa de reptiles
y humanos confundidos.
En ella se une la sílaba infinita
con la oscura palabra sin sentido
y se encuentran veladas Mesalinas
platicando con Judas y Dionisios
en medio de plegarias
y rugidos.
Sí.
Hay un sitio
que no se lavará con la palabra
que nos lacera casi hasta el martirio
y nos quiebra la voz
porque de estar guardado tantos siglos
nuestro murmullo
se ha trocado en grito
que no encuentra en las cuerdas ni la forma
ni en la ansiedad del corazón, sonido.
Es cierto:
Hay un sitio
donde todos los sueños se emponzoñan
de tanto y tanto recibir mordiscos.
Pero
también desde el umbral del sitio
se divisa una flor
como sobre las fauces de cualquier abismo.
1965
INDIA
¡Qué triste vas
rumiando historias viejas
con un rudo bastón
por la vereda!
Mis ojos -tiempos nuevos-
como eras entonces, india, te contemplan,
y ven
no las llagas de ese mudo dolor que ahora ostentas;
no lo que de tu blusa asoma como un harapo más
-eso que fue semilla, flor y agua mansa y fresca
para nutrir de amor
los hijos de esta tierra.
India: qué triste vas,
y cabizbaja y ciega
que no ves cómo estoy arrebujada
en un turbio rebozo de vergüenza.
1965
RÉQUIEM
Flores de agosto
-pétalos amarillos de mi infancia.
Frescas aún
sólo serán despojos cuando el alba.
El viento, el sol, las nubes,
están tejiéndoles tenue mortaja,
y desde el corazón
ya surge incontenible el cortejo de lágrimas.
Luciérnagas azules
llevan breve ataúd sobre las alas
y en cada susurrar de hojas
en las ramas
se escucha, trémula, una plegaria.
No ha vuelto el sol aún.
Aún duerme el alba.
Y ya el suspiro último
ha encendido su lámpara.
Se duerme cada flor,
acurrucada
en la amarilla luz
de su fragancia.
Entre el son de los grillos
que cantan
se oye un silbido agudo
y se estremece la última fibra que esconden mis entrañas.
(Es la voz de la muerte que pasa).
Adiós, flores de agosto
-símbolos amarillos de mi infancia.
1966
SUERTE
Yo decidí una vez dejar de amarte
y me negué la vida de repente:
por esa misma puerta entró el dolor
a incrustarme una llaga permanente.
¿Fue entonces quizá cuando traspuse
los frágiles umbrales de la muerte
llevándome conmigo una campana,
mi colección de lluvia transparente
y unos cuantos suspiros,
por si acaso retorno alguna vez y logro verte?
(Recuerdo aquel arroyo de mi infancia,
la tarde azul,
cañaverales verdes
y nubes como inmensos potros blancos
cabalgar cada tarde hacia el poniente.
Y te recuerdo a ti:
cómo teníamos
la misma voz -ni el timbre diferente-
una sola mirada,
un camino
y el mismo empecinado corazón rebelde).
Sí.
Yo arrojé las llaves de la dicha
a un negro pozo, lejos de tu suerte;
y al trancarme la vida sus ventanas
me dejó a la intemperie.
Pero entiéndelo bien;
estoy segura
de que sí tengo suerte:
aún me restan lágrimas
y a veces
diferencio la vida de la muerte.
1982
CON TUS MISMAS PALABRAS
a Lidia Lancieri de Ferrón
¿Dónde estarás,
inolvidable dueña de mi infancia?
¿Dónde están tus oídos, que he dañado
con mis yerros, torpezas e ignorancia?
¿En dónde está tu voz, que aún recuerdo
mejor que cualquier regla de gramática
-aquélla con la cual, para mí sola
todo el amor del mundo conjugabas?
Ahora cuando el viaje que transito
no lleva ya a tu casa
entiendo que es ésa tu sonrisa
la que falta en el aula.
(Es otra aula
donde el tiempo
va dejando severas enseñanzas
y donde es imposible en eufemismos
disimular las marcas).
¿Dónde estarás?
¿Existe algún lugar, en algún mapa
donde no viva el tiempo
ni medien las distancias,
donde puedas tomar entre tus manos
mi mano
y dibujemos juntas el mañana?
Si te encuentras allí
donde sólo el amor tiene importancia,
deja a tus ojos
resbalar su ternura en estas páginas
y oye cómo te digo que te quiero
con tus mismas palabras.
1981
A LA INTEMPERIE
Deja en mi reposo una flor.
A mí, déjame afuera.
No amo encierros de cárcel.
Yo quisiera
quedar así nomás
con besos de luciérnagas
y lluvias en la cara.
Entonces sí todo valdría la pena
-y que tal vez el viento me llevara
ceniza ya; y que tú comprendieras
que si he dejado el alma a la intemperie
preferiré seguir de la misma manera.
Entierra ya el jazmín.
A mí, déjame afuera.
1965
PIEDRA BRUTA
para Annie Granada y Luis Alberto Boh
¿Cómo puedo nombrarte?
¿Qué palabra
penetra tu substancia categórica,
tu firme pulsación,
la fortaleza tenaz de tu misterio?
Si pudiese auscultarte el corazón
y descubrir tu esencia.
Si pudiera entender por qué me habitas
como si fueras tú mi propio tiempo,
como si compartieras mis latidos
y todos mis secretos.
Tú estás aquí.
Palparte se asemeja
a rasgar con mis uñas
las raíces del alma
y destrozar a gritos el silencio.
Sé que me entenderás, noble materia;
y sé que tu aspereza desbordante
me lastima las venas
porque me reconoces, y comprendes
el desamparo
y la fragilidad de mis cimientos.
¿Cómo nombrarte?
Déjame que te inunde el corazón;
que te muerda la vida que recorre
todos tus poros, todos tus senderos;
y deja
que te llame a mi modo
semilla, luz, sonido, pan y fuego,
indicio, realidad,
amparo,vuelo,
ternura, tosquedad, espina y pétalo.
Y ya que estás aquí,
amarra a tu verdad todos mis sueños.
1981
AMOR
I
De pronto me sucede, patria mía,
que entiendo haber violado un viejo pacto.
Te busco entonces. Me respondes. Siento
al besarte el cariño de tu abrazo.
Y ya no dudo más: Aquí me tienes
con el antiguo sentimiento intacto.
Hoy sé que no debí callar por miedo
de mancillar la flor de tus lapachos,
desafinar la nota en tus guitarras,
desabrir con mi angustia tus naranjos,
arrebatar de rojo tus jazmines,
estorbar con mi furia tu descanso,
ensombrecer con mi ansiedad tu cielo
o asesinar con mi dolor tus pájaros.
II
Cuando intenté gritar, un centinela
me señaló el incendio en aquel patio
(el mismo sitio donde un dos de enero
acordamos tú y yo nuestro contrato
-allá a lo lejos, donde aún la vida
inaugura sus sueños y presagios).
Sí. Sólo por callar, sobre los hombros
cargué una espesa nube de quebranto,
se enredó la tristeza entre mis sílabas,
se arrinconó debajo de los párpados
un paisaje hecho flor en la dulzura
empecinada del amor y el llanto.
Y siempre estabas tú
en el sabor más puro de mis labios.
III
Qué importa ya
que no pudiera liberar mi canto
contigo y para ti, quizá por no estorbarte
con un antiguo sueño traicionado.
Importa sí que sepas que comprendo
que también guardas tu terrón amargo
y no impides que a veces se te esparza
y germine en los campos.
Es esa libertad sutil que ejerce
tu inmenso corazón mediterráneo
la que en verdad sostiene
-más que tus tiernos y valientes brazos-
las raíces, los frutos:
la cosecha de todos mis hermanos;
y es esa libertad la que me aferra
libremente, a tus átomos
y me insta por siempre a confesarte:
patria mía, te amo.
1983
VOZ
Dijo la voz al hombre aquella vez
en el engendro de los siglos:
"Tiempo y lugar te doy. Suficientes
para llenarlos a tu modo y arbitrio".
Y lo dejó, con su forma y un corazón de sueños
solo consigo mismo.
Anduvo el hombre.
Cabalgó con sus ansias el potro del destino.
Doblegó piedra, bronce, agua,
y se armó de cuchillos
contra las bestias
y contra todo hocico.
Se hizo una voz.
Vistió sus desnudeces contra el frío.
Edificó cabañas y columnas
y sus manos moldearon monumentos que se desmoronaron
[por sí mismos.
Luchó. Sufrió. El hambre
más de una vez minó sus intestinos
y brazos invisibles lo tentaron (lo tientan)
a entregarse a otros sueños y a otros ídolos.
Compró y vendió a su hermano por nada.
O por un grano mísero.
Y de su propia venta
su corazón fue el único testigo.
Y sigue el hombre hoy.
Porque es el mismo
éste que anda y desanda
los caminos
con sus sueños, sus dudas y esperanzas,
sus pies cansados, su llorar distinto.
Tanto ya el hombre vio;
de tantas ilusiones muertas fue testigo
que sólo a veces, como hoy, recuerda
aquella voz que oyó en el engendro de los siglos.
1965
BALANCE
Ha llegado la hora del balance
y es preciso un recuento:
cuánto me debes tú,
cuánto te debo.
No. No por ser mujer;
pero hoy prefiero
-si no hay inconveniente,
desde luego-
que se mencione aquí
mi haber primero.
Me desangré, disfrazada de angustia
durante mucho tiempo.
Fui flor, semilla, fruta
olvidada a la orilla del sendero.
Todo era igual: la lluvia, las tormentas,
y hasta el filo de aquel feroz cuchillo negro.
Cuántas veces alcé mi voz con plegarias frenéticas
entre el fragor del trueno
y con hachas al hombro traté de derribar tu puerta
para asomarme de algún modo al cielo.
Inútilmente: con lentitud de siglos que no llegan
aguardé la luz de un mínimo lucero
con la mirada vertical y el nombre
sumergido más y más dentro del tiempo.
Me fue difícil:
demasiado, creo.
Es muy duro esperar cuando se lleva a cuestas
más que la forma que llamamos cuerpo
una obsesión hecha columna dura, firme
¿como acero?
Pero esperé. Y ahora estamos tú y yo
en inventario previo.
Cuando ya no quería
abandonar la protegida cárcel de mis sueños
tus manos se aferraron
de mis manos, mi boca, mis cabellos,
y me arrancaron a golpes
el silencio.
Juntos reconocimos
el infinito don del universo
y exploramos ansiosos
una parte vital de su misterio.
Y aquí empieza tu haber y se agrandan mis deudas.
Perdóname. Pero el balance quedará en proyecto.
1966
CONFESIÓN
Sí.
Yo llamé a tu puerta día tras día
y mendigué cuanto pudieras darme
-como una pordiosera.
¿Por qué hablo en pasado?
Todavía
tiendo mi mano a ti cuando la tarde
disimula mi angustia y mi vergüenza.
Te amo más que nunca
y tu avaricia me duele siempre igual;
pero dejarte,
yo,
Poesía,
¿dejarte?
¡Muerta!
1982
COMO UN PADRENUESTRO
a Cecilia
Si muero hoy,
conoces el modelo
-color y forma-
de lápida que quiero.
Que silbe, cuando cave la tierra
un eficaz sepulturero
buscando dónde arrinconar
mis huesos.
Que nada importe ya de mí
-camino hacia el reencuentro.
Pero que alguna vez, alguna tarde
propicia, singular para el recuerdo,
leas una palabra, un poema
que derribe los muros del silencio
y llegue a mí, sencillo, elemental,
como un Padrenuestro.
1983
INDICE : OFRECIMIENTO, 9 - PERSUASIÓN, 10 - IDENTIDAD, 11 - MUJER, 13 - NOSTALGIA, 15 - AMIGOS, 16 - RAZONES, 17 - IMPOTENCIA, 18 - DE REPENTE ES OTOÑO, 19 - REENCUENTRO, 21 - TE AMO, ABRIL, 23 - EN MAYO, 24 - SUPOSICIÓN, 25 - CALAGUALA Y LIMÓN JAPONÉS, 26 - PROFESIÓN, 27 - IGNORANCIA, 29 - DETRÁS DE MI VENTANA, 30 - POR ESE SOLO BESO, 32 - AVARICIA, 34 - INSTANTE, 35 - VERGÜENZA, 36 - TUVE EL MUNDO, 38 - HORAS, 39 - DOMINGO GRIS, 40 - ARABESCOS, 41 - OTOÑO, 42 - ITERACIÓN, 44 - MURO, 45 - SÍ. "HAY UN SITIO", 47 - INDIA, 49 - RÉQUIEM, 50 - IMPORTANCIA, 52 - DOS, 53 - EN DEFENSA PROPIA, 55 - DISTANCIA, 56 - SUERTE, 58 - YO, 60 - POSESIÓN, 62 - MINUTO, 63 - PARA DECIR AMOR, 65 - HONORIS CAUSA, 67 - JUEGO,69 - GRACIAS, 70 - CON TUS MISMAS PALABRAS, 72 - RETORNO, 74 - A LA INTEMPERIE, 76 - DUDAS, 77 - PIEDRA BRUTA, 78 - A MI PAPELERA, 80 - CREAR, 82 - CONSEJO, 83 - PEDIDO, 84 - CREPÚSCULO, 85 - DOMINGO, 87 - MISTERIO, 89 - BRINDIS, 91 - NUNCA ME LLAMASTE HERMOSA, 93 - Y SIN EMBARGO..., 94- PORTADORES, 95 - AMOR, I, 96 II, 96 III, 97 - VOZ, 99 - BALANCE, 101 - CONFESIÓN, 103 - COMO UN PADRENUESTRO, 104.
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