DEFENSA NACIONAL - CAPITULO I - INDUSTRIAS VARIAS
Por JUAN FRANCISCO PÉREZ ACOSTA
8. EXPLOTACIÓN DE MINAS. CHARLES TWITE.
Con la industria yerbatera, que ha sido considerada siempre como verdadera “mina”, ha quedado terminada la serie de las derivadas de los reinos animal y vegetal, iniciando ahora la del reino mineral y las industrias a que dio lugar y con ellas se mencionarán a la vez un gran número de ingenieros, mecánicos y técnicos extranjeros que fueron contratados paira su estudio y explotación.
Es fuera de duda que las primeras en ser utilizadas fueron las de hierro, cuyo primer ensayo de fundición se hizo en 1850, según se verá con más detalles en los respectivos capítulos consagrados a esta materia.
Una información sobre minas, levantada en esa época y datada en 31 de diciembre de 1852, contiene los siguientes detalles:
MINA DE HIERRO NÚMERO 1. Esta mina está en frente de la capilla de Caapucú en la chacra del juez dela capilla: es una mina bastante incómoda por el paraje en que se halla, y esuna clase de mina que se compone de pozos. Lo que es el mineral es rica ymuy fácil de sacarlo.
MINA DE CINC NÚMERO 2. Esta mina está en el arroyo Apiraguá, y es bastante caudalosa; el lugar esun poco incómodo porque se halla entre dos cerros bastante altos, y había unadistancia desde la mina hasta el arroyo Corrientes como legua y cuarto.
MINA DE PLATA NÚMERO 3. Esta mina está en el misma arroyo Apiraguá nacientes del río Corrientes:es de las más ricas que se pueden conocer así por su mineral como por elparaje en que se halla. Tiene las mejores proporciones de todas las minasconocidas, y había una distancia de tres cuartos de legua hasta el ríoCorrientes, el que es muy correntoso y tiene doble más fuerza que el de lafábrica.
MINA DE HIERRO NÚMERO 4. Esta mina está en el cerro Reccobú es la misma de que se ha sacado elmineral para fundir. Lo que es el mineral tiene muy poca cantidad de metal yhabía una distancia hasta la fábrica de la Rosada como de dos y cuarto leguas.
MINAS DE HIERRO NÚMERO 5. En San Miguel se halla esta mina y es la más rica y caudalosa de todas lasde hierro reconocidas, y será fácil conducir el mineral por agua hasta trescuartos de legua distante de la fábrica.
MINAS DE HIERRO NÚMERO 6. Está esta mina situada en otro cerro de San Miguel y su mineral tiene lamayor parte de metal. Es un poco incómoda por estar entre el monte y doscerros chicos.
MINA DE AZUFRE NÚMERO 7. Esta mina está en la estancia del señor don José Domingo Cabañas yhabrá una distancia de un cuarto de legua al paso de Santa María.
MINA DE AZOGUE Y PLOMO NÚMERO 8. Esta mina está en un cerrito de San Miguel y es muy cómoda y caudalosa.
MINA DE ORO NÚMERO 9. Esta mina está en un cerro al lado del camino que va al paso de SantaMaría y a distancia como de una y cuarto de legua del mismo paso. Lo que esel cuerpo de la mina no se ha podido reconocer por la falta de pólvora ybarrena para deshacer algunas piedras grandes que hay encima.
Mina de hierro número 10. Esta mina está en una lomada distante como quince cuerdas del río Ybicuí en el mismo camino que conduce al lugar a donde deben establecerse las máquinas para endulzar el hierro. Es una mina grande y muy fácil de sacar el mineral, pero tiene poca cantidad de metal.
Mina de hierro número 11. Está esta mina frente al corral de la Rosada distante de la fábrica comoseis cuerdas. El mineral es igual al del cerro de Reccobú.
Más amplios detalles sobre la materia pueden verse en el estudio posterior de du Graty sobre los minerales del Paraguay.
Interesado el gobierno en sacar el mayor provecho de nuestras riquezas mineras, hasta hoy no bien conocidas ni explotadas, se dirigió en fecha 21 de octubre de 1863 a sus agentes en Londres hablándoles de haber rastros en una mina de cobre y pidiéndoles en consecuencia contrataran un técnico especialista por dos años para estudiarla. A este fin fue enviado en carácter de ingeniero mineralogista don Charles Twite, para exploración de minas, de cuyo contrato se hace mención a los mismos agentes en nota de comienzos de marzo de 1864, y en otro oficio del 21 del mismo mes se hace referencia a la lista de instrumentos y aparatos que el nombrado Twite debía traer para sus reconocimientos.
Dicho señor Twite con parte del instrumental en referencia llegó a la Asunción a principios de mayo, según se participó a los remitentes en Londres en fecha 6 del mismo mes y en oficio que se pasó al mismo técnico en fecha 11 se le hablaba de les trabajos de exploración de minas, canteras, etc., que debía emprender y aparatos de laboratorio para sus análisis.
En 25 de mayo de 1864 se le abonó el importe de un trimestre de sueldos, a vencer el 9 de junio (contando probablemente desde la fecha de su embarco, a razón de 2.900 pesos anuales, asignación que se le siguió pasando desde entonces.
No obstante, Mr. Twite no se movía de la capital y en 6 de junio del mismo año (1864) entre otras comunicaciones a los señores Blyth se les escribía la siguiente noticia: - “Mr. Twite aún no ha dado comienzo a sus trabajos. Es un joven que parece de corta experiencia”. En otro oficio del 21 del mismo mes se les agrega lo siguiente: - “Hasta la fecha Mr. Twite no se ha ocupado en nada y presentemente se halla comprometido en un proceso por haberse tomado de manos con un oficial del ferrocarril”.
Seguramente en vista de su inacción o demora en emprender las exploraciones para que fuera contratado, en fecha 29 de julio el gobierno paraguayo tuvo que expedir al nombrado técnico un pliego de instrucciones con arreglo a las cuales debía partir a dar comienzo a sus exploraciones mineralógicas, debiendo acompañarle, según se le comunicaba en dicha nota, el alférez Francisco Arce y como intérprete el náutico del arsenal don Guillermo Cruger. Acaso la falta del conocimiento del idioma hubiese sido el motivo de su retardo en ponerse en campaña.
Se dirigió hacia la región de las minas ya conocidas y en 8 de septiembre siguiente se le avisaba el recibo de una caja enviada por el mismo conteniendo muestras de minerales remitidos por intermedio del jefe de Acahay.
Como transcurrieran los días sin nuevas noticias de sus trabajos en fecha 5 de octubre se le pasó otro oficio con observaciones al respecto de la falta de informes sobre el resultado de sus investigaciones.
La partida de Mr. Twite para dar cumplimiento a su cometido se comunicó también a sus remitentes en nota del 21 de agosto.
Como en eso estalló ya la guerra, es de presumir que los estudios de Mr. Twite no pudieron llevarse adelante quedando interrumpidos o limitados a un papel secundario.
Otro detalle anterior sobre las minas del país es el que fue presentado con fecha 8 de noviembre de 1851 y que aparece firmado por Guillermo Feige, cuando se iniciaban los trabajos de la primera fundición.
En próximos artículos se detallará los importantes trabajos realizados en la fundición de Ybycuí a base del mineral de hierro de dicha localidad, a la que cupo así desempeñar un papel importante en los preparativos y sostenimiento de la defensa nacional.
9. RIQUEZA MINERA. INFORME DE GUILLERMO FEIGE.
Por vía de complemento del artículo anterior se mencionan a continuaciónalgunos apuntes adicionales acerca de la riqueza minera del Paraguay. Comoquedó dicho, uno de los que mejor trataron la materia ha sido el barón Alfredodu Graty en el capítulo “Los Minerales del Paraguay”, reproducido en el número33 de la “Revista del Instituto Paraguayo” (Asunción, 1902), resumiendo su
estudio en la forma siguiente:
PARA CONSTRUCCIÓN.- Piedras de sillería: gredas duras, la psammita (sic), el cuarcito, las calcáreas y los granitos. Para enlozado: las gredas esquistosas, los esquistos arcillosos duros y arcillo-calcáreos. Para la fabricación de cal gruesa: las calcáreas de Itapucumí, y para la de cal hidráulica las de Peña Hermosa e Itapeby. Para paredes, cimientos, embaldosados, etc., los pórfidos, el cuarzo hialino, las ágatas, calcedonias, cornalinas, ópalos ordinarios, etc.
PARA LA INDUSTRIA.- Las gredas y esquistos arcillosos para piedras de amolar; el silex pirómaco para piedra de chispa; la arena blanca para vidrios; las arcillas para lozas, ladrillos, material refractario; el kaolín para porcelana; las arcillas ocrosas para la pintura; las margas para abono y trabajo de minerales de hierro; el yeso para obras; el salitre para pólvora, etc., como también los minerales brutos de cobre y de hierro para la obtención de estos metales y de manganeso para la fabricación del cloro y las vidrierías (página 281). El mismo autor advierte que su enumeración es incompleta por no haber explorado sino una parte del país, y esto con mucha rapidez.
Con referencia a otras noticias sobre existencias de oro, plata y mercurio en el Paraguay dice Du Graty, en conclusión, que no sería extraño que se descubriesen efectivamente y otras muchas materias preciosas, agregando que “suceda a no, ese país posee las materias mineralógicas más útiles; el oro y la plata no son de ningún modo para el aumento de su prosperidad cuyo poderoso elemento es la agricultura; por otra parte, las minas de oro y plata, añade, no hacen la riqueza de un país”.
Muchas obras y autores se han ocupado también incidentalmente de nuestra riqueza minera, pudiendo mencionar entre otros los siguientes:
E. de Bourgade la Dardye, (“Le Paraguay”).- Paris, 1889, Pág. 143, quien después de mencionar el sílex, las minas calcáreas y los mármoles del norte y el hierro del sur, dice haber encontrado ricos filones de cobre, y cree en la posibilidad de hallar yacimientos de carbón.
En la memoria de la .Primer Exposición Nacional. (Asunción, 1892) se menciona las muestras de mineral expuestas por el Gobierno del Paraguay y algunos particulares (Pág. 47 y 48), como también algunos productos mineralógicos en los “Apuntes Geográficos e Históricos” preparados por el doctor Benjamín Aceval, presidente de la comisión central de la sección paraguaya en la exposición colombiana de Chicago (“República del Paraguay”- Asunción, 1893, Pág. 15).
En la “Geografía de la República del Paraguay” por Héctor F. Decoud
(Asunción . ediciones de 1896 y 1901), se menciona también diversos productos minerales, incluso el estaño, plomo, sal gema, yeso (Pág. 49 a 50 y 15 a 16 respectivamente).
Carlos R. Santos se ocupa igualmente de nuestros minerales en su obra de propaganda “La Republica del Paraguay” (Asunción, 1897).
Los cónsules generales del Paraguay en Dresde y Berlín, señores Roberto von Fischer-Treuenfeldt y L. Rehwinkel, publicaron un estudio sobre elprogreso económico del país en que también se ocupan del reino mineral, enque a más de los minerales ya mencionados, se habla del azufre que seempleó durante la guerra en la fabricación de pólvora de cañón, así como de laexistencia de mercurio y de cobre, esto último explotado ya en el Alto Paranádesde el tiempo de los jesuitas, “Le Paraguay Décrit e Ilustré”, edición francesaen Bruselas, 1906 . Pág. 6 y 7).
El doctor Moisés &. Bertoni en su extenso trabajo titulado “Descripción física, y económica del Paraguay . Introducción y Gea”, completa lasanotaciones precedentes y los estudios de du Graty ocupándose de los diversosminerales de nuestro suelo y demás elementos de su riqueza natural(Asunción, 1918).
Dejando para el siguiente artículo hablar especialmente de las canteras y de su utilización industrial en el país, se completa estas anotaciones pertinentes a las minas con el informe del técnico Guillermo Feige mencionado ya al final del artículo precedente, y cuyo tenor es como sigue:
“¡Viva la República del Paraguay!
¡Independencia o Muerte!
Asunción, noviembre 18 de 1851; año 42 de la libertad; 41 del reconocimiento de la independencia por el gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata y 39 de la independencia nacional.
NOTICIAS DE LAS DIVERSAS MINAS DEL PARAGUAY MINAS DE HIERRO
Primero: en Caacupé hay una mina abundante de hierro con 72 por ciento.
Segundo: en San Miguel, en las Misiones, un cuarto de legua del río Tebicuari, en un campo hay abundancia de piedra de hierro magnético con 86 por ciento.
Tercero: en Villa Rica, a media legua de la Villa, en terreno de Cayetano Deldán, hay una tierra rubicunda de hierro, con 33 por ciento.
Cuarto: Capilla Piribebuy, hay en abundancia una mina de hierro con azufre con 25 por ciento el hierro y 13 por ciento el azufre.
Quinto: en el cerro de Lambaré, de la capital, a media legua al lado derecho, hay en abundancia una mina de hierro que tiene 23 por ciento con mucho silicio.
Sexto: Partido Ibicuí, Rosada y Rodio y otros lugares, abundan en igual mina. (Una mina de piedra de hierro).
MINAS DE CAL
Primero: Salvador. En primera calidad abundantísima, una mina de piedra de cal cerca del río.
Segundo: en Yariguau, en frente de la casa de don Pedro Berfer hay una mina de piedra de cal que sirve para la producción de cal y mejorar la del hierro.
MINAS DE LOSA
Nota.- Loza: el material cerámico. Losa: piedra para veredas.
Primero: en Villa Rica hay una mina de primera calidad y es de una losa que sirve para la fábrica de porcelana.
Segundo: en la capilla de Itá en los montes, hay también una losa que sirve para utensilios.
MINAS DE PEDERNAL
Primero: en Villa Rica: a media legua de la villa hay una piedra colorada que sirve para los fusiles.
Y a dos y media leguas de villa hay otro pedernal blanco que sirve para la fábrica de porcelana. Las dos son abundantes.
Segundo: en San Miguel está mezclada con cuarzo blanco un pedernal también blanco que sirve para la porcelana.
MINAS DE CUARZO
Primero: cerca del paso del río Tebicuary, cristalizado blanco enteramente bueno para fábrica de porcelana.
Segundo: en San Miguel lo mismo.
Tercero: en Caapucú lo mismo.
Cuarto: y en Yariguau, en frente de la casa de don Pedro Berfer lo mismo.
Las canteras, la cal, el yeso y el mármol merecen artículo separado.
10. CANTERAS Y MÁRMOL. JOHN OWEN MOYNIHAM, ANDRÉS ANTONINI, ALONSO TAYLOR Y ALEJANDRO RAVIZZA.
De entre los numerosos materiales de construcción que tanto abundan en nuestro país y por lo general inaprovechados, como casi todas sus grandes riquezas naturales, mencionados ya en el precedente artículo dedicado a la riqueza minera, merecen especial mención por sus útiles aplicaciones la cal, el yeso y las canteras de piedras de obra y de mármol, de que también existen preciosas variedades, conocidas y en parte utilizadas ya desde tiempo pasados.
A igual de otros productos naturales que han sido objeto de recordación en precedentes capítulos de esta serie, no se persigue en ella otro objeto que el de señalarlos a la labor de los hombres emprendedores que, a imitación de lo que antes ya se hizo o se comenzó a hacer con aquellos, quieran consagrarles sus aptitudes y energías, en la certeza de que serán ampliamente remuneradas, a la vez de contribuir con la explotación industrial de los mismos a labrar el engrandecimiento colectivo.
Du Graty en su reseña de los minerales del Paraguay, menciona entre las piedras calcáreas, las siguientes: en unas alturas cerca de la garganta de las montañas de Carumbé el calcáreo eolítico gris y el calcáreo común, de las pendientes de la costa del río Paraguay; en Itapucumí, calcáreo gris con venas de calcáreo espático, calcáreo gris compacto, ídem, gris con venas rosadas, laminar, todos ligeramente metamórficos; en Piedras Partidas, calcáreo moreno, de fractura esquillosa; en Peña Hermosa calcáreo arcilloso amarillento con dentritas, ídem, con venas de calcáreo blanco espático, ídem, sublaminar gris con las mismas venas del anterior, ídem, gris granulado, algo cristalino y metamórfico, con venas de argilita rosada diseminada en la masa; en Itapucú-guazú calcáreo oolítico gris, con venas de calcáreo espático, ídem magnesiano compacto gris, rojo y blanco, ídem, compacto blanco cuarcífero con venas de rosado; en Cerro Confluencia (boca de río Apa) calcáreo blanco y rasado; en la garganta de Carumbé calcáreo subcompacto gris en laminitas muy finas; en Itaquy calcáreo gris, granulado, cristalino, ligeramente metamórfico, muy íntimamente ligado con argilito, ídem compacto negro con antracita aislado en vena, como se encuentra en Visé, cerca de Lieja; en arroyo Hermosa calcáreo gris rosado, etc.
Es casi seguro que una exploración más prolija del subsuelo dará con otros yacimientos de este género.
En la capital y en Concepción se elaboraba cal para construcciones. Varios documentos mencionan diversas partidas de cal vendidas al Estado y las importantes obras públicas realizadas o iniciadas entonces demuestran por sí solas la importancia que debió tener esta industria.
Du Graty menciona también la existencia de yeso o sulfato de cal hidratado en Villa Franca. Consta también una gestión de Policarpo Garro para embarcar una partida de yeso del Paraguay.
Entre las canteras de piedra son bien conocidas las de Emboscada, sobre el río Piribebuy, a ocho kilómetros de su desembocadura en el río Paraguay, donde un tiempo estuvo un plantel de penitenciaría, abandonado con posterioridad la situada entre Ypacaraí y Pirayú, con cuyas piedras hexagonales se construyó el palacio Patri (hoy correo), la de Tacumbú de que está hecho casi todo el empedrado de la capital y otras.
Con referencia a los mármoles, dice du Graty. .Los bellos mármoles de Itapucú-guazú son metamórficos y todos magnesianos; en algunos la proporción de carbonato de magnesia es más fuerte que en otros.. (Trascribe a continuación algunos análisis de muestras de mármol, efectuados por X. Franqui, profesor de química en la universidad de Bruselas).
Tanto esta comprobación de la existencia de buenas clases de mármol en el país como también la circunstancia de hallarse en vías de terminación varias obras y monumentos como el palacio de gobierno, el oratorio, el teatro, etc., determinaron la contratación de un técnico, competente escultor en mármol, para efectuar aquí mismo los trabajos ornamentales requeridos, aparte del especialista que trabajó los diversos grupos escultóricos del primero de dichos edificios, John Owen Moyniham, el arquitecto Alonso Taylor (palacio) y Alejandro Ravizza (teatro, etc.), según puede verse en el artículo “Nuestros monumentos” (número del 12 de octubre).
Con dicho fin se contrató otro buen artista: Andrés Antonini, en carácter (según reza la nota respectiva de aceptación de su oferta de 9 de marzo de 1864), de “escultor de mármol, ornamentación y arquitectura monumental” por el término de un año, con el sueldo de pesos 120 a contar desde dicha fecha.
Ya en 6 de febrero del mismo año se decía a don Félix Egusquiza que “el marmolista Andrés Antonini ha encontrado muy superiores todas las muestras de mármol del país para, toda clase de trabajos”.
Según una serie de anotaciones administrativas consultas a su respecto, este escultor siguió actuando aun después de cumplido el término de su contrato, siendo de deplorar que las trágicas circunstancias en que inició su trabajo en el país no le hayan permitido desenvolver toda su actividad ni dar término a las obras que debía llevar a cabo, ni tengamos mayores informaciones respecto de su destino ulterior, siendo sólo de presumir que le haya tocado correr la misma triste suerte de tantos extranjeros distinguidos a quienes sorprendió y arrastró la horrorosa borrasca de la guerra.
Terminada ésta, la primera noticia que vuelve a tenerse de nuestros ricos mármoles es el informe del ingeniero Chodasiewiez, quien, en un memorial, publicado en 26 de diciembre de 1870, dice constarle que en el Paraguay existen las diez siguientes variedades de mármoles: negro de venas blancas, plomo claro, café claro, colorado, azul Porfory, siena de venas coloradas, ídem. ídem. azules, blancos con pintas negras, verde y ambarino.
En la primera exposición nacional efectuada inaugurando la terminación del palacio de gobierno el 12 de octubre de 1892, en ocasión de celebrarse el cuarto centenario del descubrimiento de América (Véase el artículo antes citado), el gobierno nacional exhibió en la segunda sección (Mineralogía), en la serie 1ª una colección de 38 ejemplares de piedras calcáreas, 60 muestras de piedras de construcción y diez muestras de mármoles entre otras colecciones.
Confirma los favorables informes a este respecto, un inteligente conocedor del ramo, don Carlos Goñi, a quien el congreso acordó concesión el año 1920 para explotar nuestras canteras de mármol, exhibió no ha mucho en esta ciudad preciosas esculturas de finísimo mármol, verdaderas miniaturas de
arte que pareciera imposible ejecutar en piedra bruta, demostrando palmaria y concluyentemente los prodigios que puede hacerse con dicha materia de nuestro suelo, al mismo tiempo que la rica variedad de colores adaptables a todos los gustos y aplicaciones.
Actualmente, según recientes noticias publicadas en esta ciudad a fines del año fenecido, la compañía de Puerto Max, inició la explotación de las ricas canteras de mármol existentes en sus dominios, habiendo reunido en consecuencia fuertes capitales destinados a llevarla adelante y a imprimirle gran impulso, con lo que dicha materia, dejará de ser artículo de importación que ha llegado a representar hasta pesos 70.000 oro anuales de extracción para ser un nuevo renglón de importación. (No hubo noticias posteriores al respecto).
En terrenos de dicha compañía están el cerro Caaguazú, de 20 kilómetros de largo, lleno todo él de canteras de mármol de diversas clases, el cerro Itapé con mármoles finos iguales a los mejores de Europa, el cerro Lorito, con mármol negro veteado de blanco y de otros colores.
Y para complemento de tanta riqueza yaciente, falta sólo que al lado de nuestras canteras, rivales de las del Pentélico y de Carrara, surjan también en nuestro suelo los Fidias y los Miguel Ángel nativos que reemplacen en la historia y en el arte a los Moyniham y los Antonini que en días ya nublados empezaron a modelar nuestros primeros grupos escultóricos, infortunadamente truncos.
11. ¿MINAS DE ORO?
Antes de ocuparnos especialmente de ciertos productos minerales que han llegado a ser objeto de explotación industrial en nuestro país, cabe mencionar algunos respecto de cuya existencia se ha hecho afirmaciones y que vale la pena hacer objeto de investigaciones y de comprobación.
Entre los productos del reino mineral que se hallan en este caso figura el oro que, lógicamente, ha debido llamar la atención de los conquistadores, según lo demuestran algunos documentos nacionales.
La existencia de metales preciosos en el Paraguay, bien no descubierta aún, no está negada, por lo mismo que si muy pocas exploraciones se ha practicado aún en nuestro subsuelo para poder establecer afirmaciones categóricas a este respecto
Así, en las publicaciones hechas anteriormente sobre nuestra riqueza minera se ha citado sobre este particular la opinión de uno de los que más detenidamente se ha ocupado del asunto, el barón Alfredo du Graty, quien después de enumerar una porción de minerales utilizables en la industria y las artes, dice lo siguiente: .No sería extraño que se descubriese en el Paraguay oro, plata, mercurio y otras muchas materias preciosas; pero suceda o no, ese país posee, como acabamos de indicar, las materias mineralógicas más útiles; el oro y la plata no son de ningún modo necesarios para el aumento de su prosperidad, cuyo poderoso elemento en el Paraguay es la agricultura; por otra parte, las minas de oro y plata no hacen le riqueza de un país..
En los informes del año 1851, y 1852, dados ya a publicidad sobre minas entonces conocidas, se mencionaba algunas de hierro, zinc, azufre, plomo, plata, etc., sin contar las de cal, mármol, caolín, piedras de construcción y de tallado, etc., de que también se ha hecho referencia, como así mismo de los técnicos Guillermo Feige y Charles Twite, mineralogistas que las estudiaron sobre el terreno, y los escultores John Owen Moyniham y Andrés Antonini que las trabajaron. El informe citado hacía referencia a una mina de oro a cuyo respecto se expresaba como sigue: .Esta mina está en un cerro al lado del camino que va del paso de Santa María y a distancia como de una y cuarto legua del mismo paso. Lo que es el cuerpo de la mina (agregaba) no se ha podido reconocer por la falta de pólvora y barreno para deshacer algunas piedras grandes que hay encima..
Una noticia anterior es la que, fechada en Asunción a 4 de diciembre de 1770, dirigió Salvador Cabañas y Ampuero a don Francisco de Paula Bucarelli y Arzúa, regio comisionado para hacer cumplir el decreto de expulsión de los jesuitas de estas regiones y en la que le dice, contestando una carta del mismo del 13 de noviembre del año anterior, en la que le prevenía que .acalorase con mayor actividad el descubrimiento de las minas de oro que demostraban los terrenos de las haciendas de Paraguarí. que fueron de los regulares (según el aviso que secretamente le había dirigido con anterioridad), que “en observancia de las precauciones y eficacia que V. &. me manda practicar en este asunto como tan importante al real servicio. (le decía) había llegado a conocer lo que antes dudaba, pues con la ayuda de un portugués muy inteligente hizo algunos cateos en el terreno que está como a tres cuarto de legua de la estancia principal y se encontraron en él poderosas minas de oro en tres lugares cuyas muestras le incluye, habiéndolas hallado a una vara de profundidad, sin disponer de mayores elementos, quedando admirado del hallazgo el portugués “y yo absorto (agrega), conociendo que en esta mi pobre patria hubiese el Señor custodiado tal grandeza”. Añadía dicha carta que el terreno reconocido es llano y tiene como un cuarto de legua, todo él de mina muy fácil de trabajar.
De ser cierta esta relación, sería algo así como el caso de California donde en 1848 se descubrió por casualidad riquísimas minas de oro en un campo, abriendo un canal para llevar agua y mover un aserradero.
Las muestras aludidas se enviaron a Madrid, de donde, en 15 de julio de 1.771 Julián de Arriaga ofició al virrey Vértiz devolviéndolas a fin de que promoviera su explotación si hubiera particulares que quisieran hacerse cargo de ello baja las reglas de las leyes vigentes sobre la materia.
En 2 de mayo siguiente (1772) el virrey Juan José de Vertiz que se ocupó del asunto, ofició al gobernador Agustín Fernando de Pinedo, del Paraguay, que según reconocimiento de los entendidos, dichas muestras eran un compuesto de cobre y zimbo, sin mezcla alguna de oro, pero creía conveniente se procediera a efectuar nuevos saques y ensayos para acreditar su calidad.
Fueron sacadas en consecuencia nuevas muestras de la mina de Mbatoví y se cambió nuevas comunicaciones al respecto entre Vertiz y Pinedo, quedando en comunicar aquél a éste el resultado definitivo.
No deja de ser curioso que entre los últimos papeles que nos han quedado del malogrado artista y etnógrafo Guido Boggiani, figura una carta autógrafa del 7 de septiembre de 1901, en Los Médanos y dirigida a don José Casado Sastre, en la que después de exponerle puntual y circunstancialmente su plan de exploración y los resultados artísticos y científicos que de la misma expedición se proponía y darle noticias de montes, palmares, ríos y probables minas de cal que habría en la región que iba a recorrer, le anunciaba igualmente la posibilidad de encontrarse en sus dominios mineral de oro, acerca de lo cual le decía lo siguiente: .El recuerdo de las muestras de piedra con oro traídas por Cominges, si no son de la república Oriental donde él estuvo un tiempo y tuvo concesiones de minas de oro en Tacuarembó y son realmente de la excursión que él hizo al Chaco con los guaná (en esa misma región, según Boggiani), haría pensar en la existencia de ese mineral en el mismo territorio que me propongo visitar. Pero tengo mis dudas al propósito, aunque la noticia de un hacha de piedra veteada de oro (o algo parecido) venida de esos parajes a manos de mi ex socio Acevedo y vendida antes de mi llegada al Paraguay, no sé a quién, parecería confirmar la suposición de haber por allí semillas de libras esterlinas.. Por desgracia, el intrépido Boggiani pereció en esa exploración y no pudo darnos sus noticias y el resultado de sus observaciones que, aunque no hubiese hallado minas de oro, hubieran sido un tesoro de gran valor para la ciencia.
Como detalle pintoresco se recuerda la famosa expedición organizada por el general Lucio V. Mansilla en busca de las supuestas minas de oro de Mbaracayú, para cuya exploración se llegó a emitir acciones, probablemente a base de algún informe pericial, lo que, de haber existido el cine por entonces, bien hubiera podido dar tema a una película.
Sobrada razón tenía du Graty para haber hecho a este propósito tan juiciosa observación, que la poesía también ha proclamado por boca del conde de Cheste, don Juan de la Pezuela, cuando dijo:
“Oro y plata es riqueza
Que al crimen brinda, y cual papel, su signo,
Puede arder y sumir en la pobreza
Al rico ayer. Lo eterno sólo es digno
Del cielo; y aquí abajo,
La durable riqueza es el trabajo”.
De nada valen, en efecto, las grandes riquezas naturales de que está lleno el planeta si no se las explota, si faltan elementos, iniciativas, voluntad o capacidad para hacer surgir los enormes tesoros que duermen en sus campos y en sus bosques a flor de tierra y con certeza también en su subsuelo.
12. CARBÓN DE PIEDRA. INFORME DE SILVESTRE WEILMAN.
Entre las materias minerales que auxilian y mueven la industria ha ocupado siempre un lugar importante el carbón de piedra, y hoy día también el petróleo, o sea, el combustible líquido.
De uno y otro valiosos productos naturales se sospecha y aún se afirma que hay también existencia en nuestro rico suelo y recientes pedidos de concesión para practicar cateos respecto del segundo pareciera confirmar los favorables pronósticos que se viene haciendo, dado que hacen presumir la existencia de estudios previos, o cuando menos de vehementes indicios, cuya veracidad hacen aún mayor los anuncios de la prensa extranjera de que se presentarían nuevas solicitudes en el mismo sentido y aún tienen un principio de confirmación en el hecho de la existencia de aguas saladas en el Chaco y las formaciones análogas de la parte Oriental y en el descubrimiento de grandes yacimientos petrolíferos en la pampa Argentina, que es su prolongación geológica.
La verdad es que nuestras riquezas mineras apenas si han sido estudiadas con un principio de explotación en tiempos anteriores y algunos estudios y exploraciones que hubieran contribuido a revelarlas, han quedado interrumpidos en más de una ocasión.
Estos apuntes retrospectivos respecto de las industrias nacionales tienen cabalmente por objeto al recordarlas, despertar el interés de los que se hallan en condiciones de proseguir dichas exploraciones, sea por empresas particulares o por el Estado.
Como el petróleo no tenía entonces la importancia industrial que ha adquirido ahora y en cambio la tenía ya el carbón de piedra, del que se llegó a importar también fuertes partidas al país para uso de nuestra marina, arsenal y astillero, era explicable que despertara también mayor interés su obtención en el país, donde ya se había hallado hierro, cobre, azufre, salitre y otros minerales utilizados con más o menos éxito. La exploración del carbón de piedra igualmente fue objeto de algunas preocupaciones según lo comprueban las piezas documentales, cuyo texto va a continuación por juzgarlo de algún interés en el asunto.
“¡Viva la República del Paraguay!
“Excelentísimo Señor:
“Con el más alto respeto tengo el honor de dar cuenta a V. E. de los trabajos de excavaciones practicadas en la falda del cerro de Acaháy, que empezaron el 27 de julio y concluyeron después de orden suprema de V. E.
Exceptuando solamente algunos contratiempos como lluvias, etc., en este espacio se han hecho tres excavaciones: las dos primeras hemos perdido las indicaciones del mineral, pero la última promete mucho si se continúan los trabajos, siendo dicho pozo formado en el antiguo canal o paso del río. Al mismo tiempo aseguro a V. E. ser cierto la existencia de carbón mineral en la república, aunque para encontrarlo con abundancia se necesitan tiempo e investigaciones frecuentes para las cuales el infrascrito está siempre dispuesto a la hora que V. E. se digne ordenar que continúen.
“Queda asimismo atentamente agradecido a las consideraciones de V. E. lo mismo al buen empeño y auxilio de los diferentes empleados y Gefes bajo las órdenes supremas de V. E.
“Dios guarde la importante vida de V. E. muchos años.
“Asunción, 20 de octubre de 1857.
“Excmo. Señor
Silvestre Weilman”
***
“¡Viva la República del Paraguay!
“Sr. Ministro de Hacienda:
“Silvestre Weilman, alemán y residente en esta república en la actualidad; pone en conocimiento de Vd. que obedeciendo la orden suprema, ha visitado algunos partidos de ella y se ha convencido de poder obtener un resultado feliz, que mucho contribuirá al engrandecimiento y riqueza del país, bajo el Gobierno del Excmo. Señor Don Carlos Antonio López, cuya perseverancia y empeño a todos son notorios en todo lo que contribuya al bien estar y prosperidad de la República; por tanto a Vd. suplica se sirva llevar al supremo Gobierno este proyecto para el descubrimiento de minerales, y principalmente el de carbón de piedra y las bases en que piensa establecerlo.
“1º Por las indicaciones generales del terreno, su situación y cualidades, creo que deben hacerse las investigaciones, en Misiones (Ubitumi), Caraguazú (¿Caaguazú?) y otros partidos que por brevedad no nombro, pero que con su experiencia y práctica en dicha materia, le será fácil encontrar a propósito.
“2º Los trabajos correrán por cuenta del Estado y por lo tanto este facilitará peones, herramientas, útiles, un baqueano que entienda el castellano para transitar por los partidos desconocidos de la campaña, auxilio de los Jefes de dichos partidos y en fin todo lo que tienda a expedir los medios de acción para el dicho descubrimiento.
“3º El número de operarios que se precisarán por lo tanto para la faenas no excederá de ocho al presente, también es necesaria una pala más, si se encuentra algo de valor y que requiera nuevos operarios será obligación mía participarlo inmediatamente a Vd. para que los ponga en conocimiento del Supremo Gobierno y este dicte la medidas necesarias.
“4º El infrascrito desea así mismo la cantidad de cincuenta pesos moneda corriente mensuales para sus gastos particulares que empezarán a correr desde el primero de noviembre durante la investigación si es aceptado el dicho proyecto, no pretendiendo mayor cantidad por tener casi seguro el descubrimiento y sus esperanzas ser muy fundadas, hallándose dispuesto a marchar al momento que tenga a bien señalar el Supremo Gobierno.
Aprovecho esta oportunidad para saludar a Vd. y ponerse a sus órdenes.
“Dios guarde a V. muchos años.
“Asunción, octubre 23 de 1857.
Silvestre Weilman.
Así, pues, el nombre del alemán Silvestre Weilman, debe agregarse a la lista de los que, como Guillermo Feige, el naturalista Charles Twite, Du Graty y otros trabajaron en nuestro país en este ramo, ya como empleados o contratados por el gobierno o en investigaciones científicas.
Hoy se habla, por ejemplo, de la existencia de carbón de piedra en San Estanislao, Cerro León y Paraguarí y algunos análisis practicados no ha mucho parecen corroborarlo. Todo indica la conveniencia de practicar de una vez un detenido estudio de nuestro subsuelo para conocer algo de la verdadera riqueza minera de nuestro país.
Fuente:
CARLOS ANTONIO LÓPEZ. OBRERO MÁXIMO.
LABOR ADMINISTRATIVAY CONSTRUCTIVA.
Obra de
JUAN FRANCISCO PÉREZ ACOSTA
Edición digital a cargo de BIBLIOTECA VIRTUAL DEL PARAGUAY
sobre la base de la edición 1948 de EDITORIAL GUARANIA
ASUNCIÓN-PARAGUAY.