EL GIGANTE INVISIBLE
Cuento de JOSEFINA PLÁ
JOSEFINA PLÁ : Impulsora de EPA, nació en España en 1903, y falleció en Asunción del Paraguay, su tierra adoptiva, en 1999. Pocos meses antes de su muerte EPA solicitó al Congreso Nacional la ciudadanía honoraria para Doña Josefina Plá, gestión que culminó exitosamente con la concesión de la nacionalidad paraguaya honoraria.
Toda la obra de esta brillante intelectual fue producida en nuestro país y abarca poesía, narrativa, ensayo histórico y literario; crítica, dramaturgia, periodismo radial y escrito. Fue además catedrática y artista plástica.
Su poesía está editada en los siguientes libros: El precio de los sueños (1934); La raíz y la aurora (1960); Rostros en el agua (1963); Invención de la muerte (1965); Satélites oscuros (1966); El polvo enamorado (1968), Desnudo día (1968); Luz negra (1975); Follaje del tiempo (1981); Tiempo y tiniebla (1982); Cambiar sueños por sombras (1984); Los treinta mil ausentes (1985); La nave del olvido (1985) y La llama y la arena (1987).
El conjunto de su obra es, sin duda uno de los más importantes del Paraguay y uno de los más destacados de América.
EL GIGANTE INVISIBLE
-¿Es verdad que existen gigantes? -le preguntó el niño flaco y rubio a su abuelo gordo y que no se podía saber si era rubio o morocho porque no tenía ni un solo pelo.
-Sí y no -contestó el abuelo.
-¿Cómo puede ser sí y no a la vez? -preguntó el niño.
-Los gigantes de que hablan los cuentos no existieron nunca en realidad. Pero existieron en nuestra fantasía. Y es mejor, porque si fueran reales, se morirían un día para siempre. Y en nuestra imaginación no mueren nunca.
-¿Para qué sirven los gigantes imaginarios? -preguntó otra vez el niño.
-¿No te gusta leer los cuentos de gigantes? -preguntó el abuelo.
-Pues allí tienes su utilidad. La fantasía es el reino donde viven todas las cosas que alguna vez sucedieron y que no existen más, pero que de vez en cuando se asoman por las ventanitas del recuerdo. Pero además en la fantasía están también todas las cosas que nunca sucedieron aún, pero que sucederán alguna vez. Y así todo lo que alguna vez fue o será lo llevamos dentro y nos acompaña siempre.
-¿Quieres decir abuelito que los gigantes han existido alguna vez o existirán un día?
-Más o menos -contestó el abuelo.
El niño se quedó pensando un rato.
-¿Pero de veras no existe un solo gigante? Uno solo; ¿ni siquiera uno? -preguntó luego.
El abuelo tardó en contestar.
-Bueno... en realidad, existe por lo menos tino. Uno que yo sepa.
El niño palmoteó.
-¿Existe y tú conoces?
-Sí... -contestó el abuelito-, sí.
-¿Entonces yo lo podré conocer también?
-Sí... -contestó el abuelo.
-¿Cuándo me llevarás a verlo?
El abuelo carraspeó.
-Yo te he dicho que lo conozco. No te he dicho que lo he visto.
-¿Cómo es eso? ... ¿Vive muy lejos?
-No por cierto. Vive cerca, cerquísimo. Pero nunca lo he visto. Nadie lo puede ver.
-Y entonces, ¿cómo sabes que es verdadero?
-Porque se lo siente -contestó el abuelo- y se ven las cosas que hace.
-Explícame eso-dijo el nieto impaciente.
El abuelo se recostó en el sillón.
-El gigante de que te hablo ya te dije que está siempre cerca. Más que cerca. Nos está tocando siempre tan suavemente que no lo sentimos si él no quiere.
-¿Nunca dice nada?
-A veces le gusta cantar.
-¿Y cómo canta, abuelo?
-Tiene tantas voces diferentes que sería imposible cantarlas, porque cambia de humor a menudo. Es ciego y sordo. Es a la vez pacífico y curioso; benigno y maligno; alegre y triste. Sin él no podríamos vivir, y al propio tiempo puede enojarse en ocasiones tanto que destruye cuanto encuentra a su paso y no nos perdona-.
-¿Es tan fuerte como todo eso, abuelo?
-Muchísimo. El mar le obedece. La selva le tiene miedo. Solo las montañas le hacen frente.
-Abuelito, creo en adelante voy a tener miedo a ese gigante! ... De pensar nomás cine está presente, me asusta.
-Y sin embargo, ya te dije que si no estuviese presente, no podrías vivir. Nadie podría vivir.
-No entiendo eso, abuelo. ¿Tan poderoso es?
-Tan poderoso como todas cosas del mundo, y no hay sitio donde no esté.
-¿Y volando no podemos escapar de él?
-Solamente los astronautas consiguen escapar de él, y no los alcanza, pero los astronautas tienen que llevar un pedazo de él con ellos, si no, tampoco pueden escapar de él. En resumen, entra y está en todos los sitios, pequeños o grandes.
-¿También en el agujero de mi nariz?
-En tu nariz, tus orejas y tu boca.
-¡Ay, qué miedo!
-Al contrario. Pobre de ti, si no entra.
-¿Y en las del gato, el perro y el caballo?
-En las del gato, el perro, el caballo, la lagartija y la paloma...
-¿Y ahora está durmiendo?
-Sí. Duerme días enteros. Y otras veces no duerme días y semanas. Pero aunque duerma, sigue actuando.
-¿Cómo?
-¿Oyes cantar ese pajarito?
-Sí.
-Pues si el gigante aunque dormido, no obrara, no podría sonar.
-¿Me oyes hablar a mí?
-¡Claro que sí!
-Pues si él aunque dormido no actuara, no podrías oírme.
-¿Por favor, abuelito. Dime de una vez cómo se llama ese gigante, tan bueno y tan malo, que duerme sin dormir, que acaricia y mata?
-¿No lo adivinaste todavía...? Es el VIENTO.
Fuente:
(CUENTOS Y POEMAS PARA NIÑOS Y ADOLESCENTES)
Editado con el auspicio del FONDEC
QR Producciones Gráficas S.R.L.,
Diciembre, 2002 (210 páginas).
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