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HUGO MENDOZA
  LA CAMPAÑA DE LAS CORDILLERAS (GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA) - Por HUGO MENDOZA


LA CAMPAÑA DE LAS CORDILLERAS (GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA) - Por HUGO MENDOZA
LA CAMPAÑA DE LAS CORDILLERAS

GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA

 

 
 

LA CAMPAÑA DE LAS CORDILLERAS
 
Un especialista en el arte y la ciencia militar habría ciertamente juzgado que, con la nueva destrucción del ejército paraguayo en ITÁ YBATÉ y LOMAS VALENTINAS, la guerra debía lógicamente llegar a su fin y es la idea que asumirá Caxias. Pero esto no sucedió debido a, por un lado, la obstinación de la corte de Río de Janeiro en su intención de destruir al Paraguay como nación, y, por otra parte, al conocimiento de estas sombrías intenciones que tenía López, lo que le hacía asimilar la suerte de su país a la suya propia.

Es así que en los 15 meses siguientes a la caída de la capital, el pueblo paraguayo vivirá la última campaña de la guerra, la conocida bajo el nombre de CAMPAÑA DE LAS CORDILLERAS o de CERRO CORÁ, en condiciones más difíciles que las ya conocidas y que irán empeorando mucho más hasta el desenlace final.

La continuación del combate era posible para López en la medida en que llegó a conformar un ejército pues seguía siendo jefe del interior del país donde se encontraban las fábricas de armamentos, los depósitos y los campos de entrenamiento. No podía ciertamente considerar librar con los imperiales, quienes asumirán solos la última parte de la nueva campaña, batallas análogas a aquellas de los años anteriores.

Pero las características del terreno sobre el que debería operar, accidentado, cubierto y con caminos difíciles, lo hacían propicio para acciones de mayor movilidad para las cuales su adversario no se encontraba preparado, y que desgastándolo progresivamente, - sostiene Casabianca- le hacían susceptible de llevarlo a renunciar a las estipulaciones leoninas de su Tratado de la Triple Alianza y a aceptar la negociación de una paz honorable. Pero las dificultades de la organización del ejército que puso en piepara sus movimientos causada por la presencia de mujeres y niños en medio de este ejército y la lentitud de sus transportes reducidos a carretas arrastradas por bueyes, harían que sus soldados no se encuentren jamás en condiciones óptimas para enfrentar al invasor en un territorio casi desierto de población y al que le faltaban recursos de primera necesidad.

El hambre terminaría entonces por agregarse a las penurias de este nuevo ejército paraguayo, que debía sólo a su odio feroz hacia el enemigo y a su patriotismo siempre ardiente poder continuar luchando más de un año y obtener algunos éxitos, aun cuando éstos eran solo parciales y sin futuro, pues no podía ser de otra manera.
 

ORGANIZACIÓN DEL 4° EJÉRCITO PARAGUAYO

Sabemos que luego de la batalla, de Lomas Valentinas, el Mariscal consiguió a escapar de los aliados y llegó el CAMPAMENTO DE CERRO LEÓN, en el medio de la Cordillera en la parte central del Paraguay y a 72 kilómetros, al sudeste de Asunción. Ante el peligro presentado por el avance de sus adversarios desde el 21 de diciembre, había transferido su capital de LUQUE a PIRIBEBUY en el límite de las Cordilleras.

Su primera tarea, una vez llegado a Cerro León, fue constituir un nuevo ejército con los 2500 hombres que le habían sido traídos por el coronel LUIS CAMINOS. Estos fueron reunidos en Cerro León y el nuevo campo instalado en Azcurra, con reclutas de 14 y 15 años o de edad avanzada, los sobrevivientes de la guarnición del norte del país, voluntarios provenientes de la región de Villarrica y las Cordilleras, enfermos y heridos que Resquín fue a recuperar en los hospitales y también con un número de soldados dispersos en Lomas Valentinas o prisioneros evadidos que escaparon de la vigilancia del enemigo y, que mediante esfuerzos físicos indecibles, volvieron a las filas luego de haber atravesado a nado el profundo ESTERO DE YPECUÁ que se extiende desde POTRERO MÁRMOL en el actual Departamento de Carapeguá y vierte sus aguas en el río Paraguay o la vasta laguna de Kaañavé.

Desde finales de enero de 1869, el nuevo ejército contó entre Cerro León y Azcurra, 13.000 hombres, generalmente sin uniforme, pero todos dotados de un arma individual, 18 cañones de campaña y 18 cañones de sitio. La mayor parte del armamento y del material llegó por vía férrea a Villarrica, la que tenía a Asunción por cabeza de línea a pesar de estar controlada por los imperiales en su primera parte.

En CAACUPÉ, se había instalado un campo de entrenamiento militar del que formaron parte los generales CABALLERO y RESQUÍN para la formación acelerada de nuevos oficiales. Los hospitales militares fueron reorganizados bajo la dirección del doctor SKIRMER y los servicios administrativos de Piribebuy bajo la dirección del Vicepresidente SÁNCHEZ y los ministros.

En fin, las comunicaciones por telégrafo serán restablecidas entre el cuartel general de Azcurra, la nueva capital de Piribebuy y el centro de producción de Caacupé.

A fines de febrero, López organizó el ejército del cual sería su comandante en jefe, en dos cuerpos, el primero de 6200 hombres con Resquín, el segundo de 6500 hombres con Caballero. Los dos cuerpos contaron con 4 divisiones de infantería respectivamente comandadas por los coroneles JORGE CARMONA, PATRICIO FRANCO, JUAN BAUTISTA DEL VALLE y PATRICIO ESCOBAR; una quinta división formada por cinco regimientos de caballería y dependiendo directamente de Caballero constituyendo la reserva general.

Dejando en Cerro León una guarnición de 600 hombres a las órdenes del coronel Sosa, el Mariscal envió el grueso de las fuerzas a ocupar la vía de pasaje de la cordillera de Azcurra que constituirá el eje de su nueva línea de defensa y los otros puntos de pasaje que él consideraba peligrosos. Su línea de defensa se extendía, a partir de la derecha, del pasaje de Atyrá al del arroyo Pirayú donde se instaló una primera línea de caballería comandada por Caballero y alcanzó a la izquierda Piribebuy que hizo proteger por una profunda trinchera de 2422 metros de extensión cuya defensa fue asegurada por 2000 infantes y 18 cañones bajo las órdenes del teniente coronel PEDRO PABLO CABALLERO.

Debido a las lluvias e inundaciones del período invernal, los aliados casi no se preocuparon, en los primeros meses siguientes a la caída de Asunción, por poner obstáculos al trabajo de organización emprendido por López, así como tampoco buscaron por la misma razón perseguirlo en su repliegue hacia Cerro León luego de Lomas Valentinas.

De Souza había sucedido a Caxias sólo a título temporal y prefirió extender la ocupación de la parte septentrional del país para restablecer las comunicaciones con el Mato Grosso que habían sido interrumpidas desde su ocupación por los paraguayos en 1864.

Envió en mayo a la escuadra brasileña a patrullar el Alto Paraguay buscando una flotilla paraguaya de 6 pequeños navíos que continuaban navegando en esa zona. Ante la aproximación de la escuadra, el comandante de esa flotilla la refugió en el río MANDUVIRÁ, afluente del Paraguay cerrando al acceso del mismo a los enemigos destruyendo su último navío, el PARAGUARÍ. Dejando en el sitio 1 oficial y 30 hombres para cuidar los navíos escondidos en el Manduvirá, el comandante se refugió primero en los bosques vecinos con 180 oficiales y marinos de la tripulación y 18 cañones que condujo luego a Caraguatay y después al campamento de Azcurra. Así se pondrá punto final a la guerra fluvial entre paraguayos y aliados.

Solo a partir de marzo de 1869 los aliados enviaron hacia las Cordilleras patrullas de exploración los cuales lo único que pudieron hacer fue confirmar la realidad y la importancia de los preparativos del Mariscal. Luego de lo cual Souza decidió avanzar al este de Luque y a lo largo de la vía férrea y sus primeros elementos alcanzarán, el 10 de marzo, el ARROYO YUKYRY, cuyo puente estaba destruido y exigía varios días para ser reparado.

El mismo día de la reposición del puente, los imperiales sufrieron el ataque de los soldados paraguayos desembarcados de un tren de seis vagones oculto en un túnel, que les causaron enormes pérdidas y les obligaron a replegarse hacia Luque. Los paraguayos se limitaron luego a destruir de nuevo el puente y volver a sus bases pero es casi seguro que para que hubieran podido reconquistarlo si la operación hubiera sido confiada a un cuerpo del ejército en lugar de ser ejecutada por solo algunos centenares de hombres.

El asunto del PUENTE DEL YUKYRY violentó a la prensa de Buenos Aires y a la de Montevideo, que desde el inicio de las hostilidades criticaban la prudencia y la indecisión de los comandantes imperiales en la conducción de la guerra, pusieron en duda su buena fe y les acusaron abiertamente de incapacidad, llegando incluso a insinuar que Caxias deliberadamente dejado escapar a LÓPEZ en LOMAS VALENTINAS para crear un pretexto para la ocupación militar del Paraguay.

El gobierno imperial respondió a estos ataques y a estas insinuaciones nombrando como sucesor de Caxias, el 22 de marzo, al mariscal GASTÓN D’ORLEANS, Conde d’Eu hijo del Duque de Nemours y yerno del Emperador Pedro II, que desembarcó en Asunción el 14 de abril y se hizo cargo de su comandancia en el cuartel general de Luque dos días más tarde. De 27 años de edad, el nuevo comandante en jefe de los aliados había seguido los cursos en la Academia Militar de Segovia y combatido en Marruecos en la campaña de 1859-1860, distinguiéndose en el combate de Tetuán.

Sin competencia ni experiencia militar verdaderas, fue poco apreciado por sus subordinados que lo apodaron "el capitán marroquí". Pero tendrá el mérito de haber restablecido la disciplina del ejército y de haber sabido rodearse de elementos capaces y aguerridos como OSORIO a quien colocó a la cabeza del Primer Cuerpo del ejército o al mariscal POLIDORO como jefe del Segundo Cuerpo.

Pero la historia le reprochará siempre, en su deseo de llegar a una solución definitiva de la guerra, haber ordenado a sabiendas a sus tropas el ataque y la masacre de mujeres y niños paraguayos que seguían al ejército en su repliegue o que habían quedado en las poblaciones conquistadas, destruir de manera sistemática todo lo que los territorios ocupados contaban como bienes muebles e inmuebles y proceder a la ejecución por degollamiento o fusilamiento de militares paraguayos que no tuvieron más culpa que la de haber querido resistir. El CONDE D’EU será el responsable del genocidio sistemático de la población paraguaya acometido por medio del ejército imperial en la parte de la guerra que lo tuviera como su comandante y verdugo.
 


REANUDACIÓN DE LA OFENSIVA DE LOS ALIADOS

Los 26.000 imperiales, 4000 porteños y 600 orientales a los que se uniera una nueva “LEGIÓN PARAGUAYA” de 300 hombres creada por el "triunvirato" se habían limitado desde su entrada a Asunción a controlar mediante la flota el curso del río Paraguay sobre una línea que iba de Corrientes a Mato Grosso. Su avance hacia la región de las Cordilleras que les eran totalmente desconocidas se realizó el 1º de mayo, en dirección del sudeste con el objeto de asegurar el control de la vía férrea que partía de Asunción, haciendo de ella la ruta de reabastecimiento de las tropas en operaciones.

La resistencia encontrada hasta entonces por el CONDE D’EU en las que sólo habían sido simples escaramuzas, lo condujo a la prudencia una vez que sus tropas tomaron el control del ferrocarril y comenzaron a utilizarlo hasta Paraguarí.

Juzgó que lo más conveniente para él era aprovechar su superioridad numérica para lanzar sus movimientos ofensivos en diversas direcciones. Al sur, una columna imperial a las órdenes del general PORTINHO, habiendo cruzado el río Paraná en Encarnación, retomó el viejo plan elaborado durante el desembarco de 1866 y partió de Itapúa para intentar alcanzar la cordillera por Ybytimí y Villarrica.

En el centro, los aliados, hostigados por los destacamentos de seguridad paraguayos, extendieron la ocupación a las poblaciones de Capiatá, Itauguá, Yaguarón e Itá, abandonadas por la población civil que se refugió en los bosques o en las colinas antes de ser obligadas a retornar por el hambre y la enfermedad.

Al mismo tiempo, un tercer grupo aliado actuará en el norte, en Yukyry y Patiño Cué, para rodear las posiciones de LÓPEZ, y hacia Jejuí. En esta parte del país, las pequeñas guarniciones paraguayas del interior, aisladas y a menudo creyendo que la guerra había terminado con la caída de Asunción, solo opondrán una débil resistencia, los comandantes habiéndolas abandonado con sus hombres para huir o limitándose a rendirse sin combatir. Este fue el caso de Concepción que se rindió a la marina brasileña luego de que esta ocupó sobre el Alto Paraguay las posiciones de Pan de Azúcar, de San Pedro y Rosario.

En el curso de sus diferentes incursiones, las tropas aliadas encontraron en todas partes, en las casas abandonadas como a lo largo de los caminos o en la campaña, decenas de cadáveres de mujeres, niños y ancianos muertos de hambre y de frío, pues la vida era ruda en las Cordilleras y el invierno comenzaba. Cuando se trataba de seres con vida, ellos se lanzaban en su persecución, como en el caso de Ybytimí; donde una columna del cuerpo de ejército de MENA BARRETO reunirá 6000 mujeres solas en el pueblo para deportarlas, pero será impedido por la intervención de BERNARDINO CABALLERO.

En el avance de los aliados en tres direcciones, operando el grueso de sus fuerzas en el Centro, avanzó paralelamente a la vía férrea y ocuparon, el 25 de mayo, la estación de Tacuaral y, en la llanura dominada por el desfiladero de Azcurra, aquella de Pirayú donde Eu instaló su cuartel general; éste fue rodeado de trincheras, pues se instalaron allí por dos meses.

Por su parte, López se trasladó hasta los bordes del "CAMINO REAL" con el objeto de tener mayor facilidad en sus movimientos. El 1 de junio, un destacamento de seguridad de 3 oficiales y 65 hombres que había dejado en Sapucaí vigilando la ruta de Paraguarí a Villarrica, será atacado por toda una división proveniente de Pirayú y, luego de un violento combate en el que los aliados tuvieron 82 muertos contra 24 muertos y 17 heridos para los paraguayos, éstos abandonaron su posición para retirarse hacia Ybytimí, luego a Piribebuy.

El 6, dejando en Sapucai al Mayor Bernal y a 300 infantes para defender el pasaje de Sapucaí CABALLERO irá con 500 de sus mejores jinetes al auxilio de seis mil mujeres retenidas en Ybytimí y de diez mil civiles agrupados en Ybycuí por los imperiales con el objeto, tanto las unas como los otros, de ser llevados a Asunción y allí vendidos como esclavos a los mercaderes y aventureros de todo tipo que habían llegado hasta la capital y habían hecho de ella una nueva Itapúa como en los tiempos de la invasión en territorio paraguayo.

Atacando por sorpresa a los imperiales con lanzas y bayonetas, los hombres de CABALLERO mataron a 352 aliados y liberaron a 6000 civiles antes de volver a sus bases.

El 22 y 24 de junio, la columna imperial de Portinho dirigiéndose desde el sur hacia el río Tebicuary fue frenada en el río Pirapó y en el paso por Yuty por 1200 jinetes del coronel ROSENDO ROMERO y del Mayor BERNAL, que habían sido reunidos por la pequeña guarnición paraguaya hasta el momento situada en Encarnación.

Los combates que siguieron costaron a los paraguayos 3 oficiales y 47 soldados muertos y al final, curiosamente, las dos partes se replegaron hacia sus posiciones sin que ninguna de ellas quedó como la vencedora en el campo de batalla.

Romero organizó grupos armados en la región de Caazapá, en la retaguardia de Portinho, que retomó la marcha hacia el Tebicuary, y mataron a 400 soldados durante el paso de jara por la orilla izquierda del río capturaron 382 caballos y 337 cabezas de ganado, lo que sería de gran auxilio para el ejército del Mariscal. PORTINHO y sus hombres pararon su avance fueron y a buscar refugio en sus acorazados que los transportaron a Asunción, de donde pasaron a Pirayú.


 
BATALLA DE PIRIBEBUY

Los diversos combates que hemos relatado no habían proporcionado ventajas sensibles a López y habían disminuido las posibilidades de mantener sus nuevas posiciones.

Eu decidirá entonces emprender la campaña de la Cordillera, aunque el período de frío y de lluvias del invierno hubiese puesto fuera de combate por muerte o enfermedad a 34.000 de sus hombres, de los cuales 29.000 fueron imperiales.

Estimando las líneas de Azcurra inexpugnables mediante un ataque frontal, imaginó un plan comprendiendo simultáneamente un simulacro de asalto contra Azcurra sobre el costado de la posición, un ataque sobre su izquierda proveniente del norte por Altos, Atyrá y Tobatí por parte de los porteños y orientales de Mitre y los imperiales de Joao Antonio Da Silva Guimaraes, Barón de Yaguarón en el centro, siendo el esfuerzo principal sostenido bajo su propia dirección por 20.000 imperiales. Estos últimos siguieron por Pirayú, Paraguarí: el pasaje de la cordillera de Ybytimí, Sapucai, Valenzuela e Itacurubí, el camino más largo pero el menos defendido para llegar hasta Piribebuy y marchar luego a Caacupé con el objeto de completar el acorralamiento de un adversario que había cometido el error estratégico de dispersarse en las alturas de la Cordillera en lugar de concentrarse en Pirayú.

El primer objetivo de tal ofensiva era apoderarse de la ter-cera capital de de la República, Piribebuy , abordándola por la retaguardia.

Piribebuy estaba instalada en una cuenca espaciosa, bordeada al sur y al oeste por una cadena de cerros dispuesta en semicírculo. Su protección estaba asegurada por una profunda trinchera de 2422 metros de extensión y, como lo hemos dicho, por 2000 hombres y 18 cañones a las órdenes del teniente coronel PEDRO PABLO CABALLERO, reforzados en el momento del combate por 8000 soldados que Solano López envió para tomar posición fuera del cerco.

Al término de casi doscientos días sin actividad, la vanguardia aliada dirigida por MENA BARRETO tomó el camino de Paraguarí y Sapucai en la noche del 28 de Julio, seguido el 31 por OSORIO y el ler cuerpo de ejército imperial, el 1 de agosto de 1869 por POLIDORO y el 22 cuerpo de ejército, el 2 por EU y el resto de las tropas.

Luego de una serie de marchas y contramarchas, los aliados ocuparon Sapucai el 4 y Valenzuela e Itacurubí el 7. Aprovecharon la oscuridad para colocar, en la noche del 11, 6 baterías de 8 piezas de grueso calibre en lo alto de las colinas que bordeaban la cuenca de Piribebuy, cuya suerte ya estaba echada y Eu envió a un parlamentario para pedir la rendición de Pedro Pablo Caballero, quién se limitó a responder: "Estoy aquí para pelear y si es necesario morir, pero no para rendirme".

El ataque aliado se inició el 12 de agosto de 1869 a las 6 de la mañana con una violenta preparación de artillería que causó graves perjuicios en las trincheras paraguayas. Según Casabianca estos respondieron con sus 18 cañones que ayudarían luego a los infantes que combatían cuerpo a cuerpo y la rabia en el corazón, a rechazar en tres oportunidades el asalto de los imperiales que avanzaban en tres columnas bajo la dirección de OSORIO y de MENA BARRETO.

Lanzando sobre el adversario todo tipo de proyectil y material arrojadizo, balas de piedras, trozos de vidrios o de madera que les habían proporcionado las mujeres, cuando las municiones comenzaban a faltar y con los cuales cargaran sus armas, los paraguayos terminaron por rendirse ante la superioridad numérica y de medios de los enemigos luego de 5 horas de lucha en las cuales sus adversarios tuvieron más de 500 muertos, entre los que se encontraba MENA BARRETO que siempre se había mantenido al frente de sus tropas.

Una corta pausa hecha para vengar a MENA BARRETO durante la cual los imperiales degollaron al teniente coronel PEDRO PABLO CABALLERO y a diez de sus oficiales por haberse opuesto a la rendición y fusilaron a todos los prisioneros.

Los imperiales penetraron luego en la población, donde las mujeres y los niños les atacaron con piedras, y se lanzaron a la cacería de Solano López que será vana pues éste se había dirigido a Caacupé con una parte de los soldados sobrevivientes.

Los imperiales saquearon entonces ministerios, iglesias, depósitos y se apoderaron del tesoro del Estado, así como de todos los archivos que iban de 1542 a 1869. Para completar una orgía de sangre y de destrucción tan inútil, el CONDE D'EU ordenó, el acto más salvaje de la guerra, mandó cerrar las ventanas del hospital militar donde se encontraban 500 heridos y enfermos, prenderle fuego y acabar con bayonetas a toda persona que tratara de escapar del lugar.

En la desigual lucha de PIRIBEBUY, los paraguayos tuvieron, excluyendo los que habían perecido en el incendio del hospital, 683 muertos, a los cuales se agregaron 1117 prisioneros vivos, los porteños 100 hombres fuera de combate y los imperiales 25 muertos y 392 heridos, cifras netamente inferiores a los 500 muertos considerados por RESQUÍN.

La BATALLA DE PIRIBEBUY fue el último episodio de la verdadera lucha armada en la CAMPAÑA DE LAS CORDILLERAS. Ésta hasta el desenlace de CERRO CORÁ tomará el aspecto de una caza al hombre pura y simple, lo que repugnaba a Caxias, pero que el conde d'Eu no frenó.

LÓPEZ se preocupó hasta el último día de mantener las apariencias de un Estado y los signos exteriores de la soberanía nacional. A la caída de Piribebuy, a la que había hecho la tercera capital del Paraguay, designó sucesivamente para sucederla a las localidades de Caraguatay, San Estanislao, San Isidro y finalmente Cerro Corá en su larga marcha hasta el desenlace de la guerra.

Mientras tanto y desde la pérdida de Piribebuy, hizo evacuar la base de Caacupé, distante a sólo 16 kilómetros y allí dejó solamente a 1237 heridos o mutilados imposibles de trasladar bajo el cuidado del DOCTOR PARODI, italiano que vivía desde hacía tiempo en el Paraguay, y 100 enfermos.

Protegido en la retaguardia por los 6000 hombres del II cuerpo de ejército de CABALLERO y por 6700 hombres del I cuerpo de RESQUÍN, emprendió hacia Caraguatay una marcha realizada en las condiciones más dramáticas que la historia universal haya conocido jamás, pues a los 4000 soldados de 12 a 70 años que lo escoltaron, en harapos pero con armas perfectamente cuidadas, se unieron centenas de carretas y vehículos tirados a brazos que transportaban los bultos y equipajes, el mobiliario y las provisiones de una población civil que huía del enemigo, vehículos militares crujiendo bajo las armas y cajas de municiones, ambulancias transportando los heridos y enfermos convalecientes pero incapaces de caminar, piezas de artillería, granadas dispuestas en carretas tiradas por bueyes y alrededor de 6000 civiles, casi todas mujeres.

Este convoy viajó toda la noche y todo el día siguiente, sin parar, y sus últimos componentes llegaron a la noche del 15 a Caraguatay, del otro lado de la Cordillera. Los aliados, que entraron a CAACUPÉ luego de la partida de López se apoderaron del arsenal que había trabajado hasta el último momento y allí encontraron 22 cañones en proceso de fabricación.

La presencia sobre su recorrido de 1200 hombres y 12 cañones a las órdenes de los coroneles HERMOSA, ESCOBAR y el Mayor BERNAL, enviados a tal efecto por Solano López, les impedía interceptar el convoy que se dirigía a CARAGUATAY.

Ciertamente, la numerosa presencia de civiles en el convoy de López frenó considerablemente sus movimientos. Es por ello que desde su llegada a Caraguatay, López notificará a los civiles que deberán renunciar seguir al ejército y volver a sus pueblos de origen o permanecer en el sitio.
 


BATALLA DE ACOSTA ÑÚ

El MARISCAL LÓPEZ, luego de la derrota sufrida por sus tropas en el COMBATE DE PIRIBEBUY, al sentir amenazada su retaguardia por las fuerzas que avanzaban por ALTOS y PIRIBEBUY al mando de los generales EMILIO MITRE y JOSÉ ANTONIO DA SILVA GUIMARAES, resolvió retirarse, dividiendo sus tropas en dos divisiones, una de vanguardia, que confió al GENERAL RESQUÍN, y otra de retaguardia, a las órdenes del GENERAL BERNARDINO CABALLERO.

Y a las cinco de la tarde del 13 de agosto se puso en marcha rumbo a Caraguatay, donde llegó a las ocho de la noche del día siguiente. De paso, mandó fortificar la entrada de la picada que conduce a dicho pueblo, dejando allí 1200 hombres, con algunos cañones, a las órdenes del CORONEL PEDRO HERMOSA.

El movimiento de la columna paraguaya de retaguardia era, y tenía que ser, muy lento porque seguía el compás de la larga fila de carretas en que iban los bagajes de su ejército como ser el parque de artillería. La extrema desnutrición de los animales de tiro hacía que aquéllas apenas avanzasen.

Y así pronto Caballero se vio separado de los suyos, solo en medio del enemigo, librado a su propia suerte. Era como el escudo del ejército en retirada, contra el cual se estrellaría todo el poder de la alianza.

Recién el 15 de Agosto entró el CONDE D’EU a Caacupé, donde se enteró de la retirada total de las fuerzas paraguayas.

Esta noticia lo dejó anonadado, sumido en el desaliento. Decía el mariscal J. B. BORMANN: "Habían caído por tierra todas sus combinaciones y resultaron inútiles todos los sacrificios hechos. El desánimo y la tristeza fueron generales".

Pudiendo haber terminado la guerra después de PIRIBEBUY, su ineptitud y su culpable irresolución habían hecho posible el alejamiento del MARISCAL LÓPEZ, con lo que la penosa campaña se prolongaba indefinidamente. Nadie ocultó su disgusto. Ante la noticia de que una fuerte columna paraguaya se retiraba lentamente por la picada de DÍAZ CUÉ, que conduce a la llanura de BARRERO GRANDE, el CONDE D’EU ordenó al mariscal VICTORIANO CARNEIRO MONTEIRO que marche rápidamente hacia el pueblo de Barrero Grande, para cortarles la retirada, mientras él caía sobre la retaguardia de los paraguayos.

El MARISCAL MONTEIRO se alejó a las dos de la tarde del 15 de agosto de 1869, llegando a su destino a las diez de la noche. Desde allí desprendió una división de caballería, a las órdenes del GENERAL CÁMARA, con rumbo a Caraguatay, que fue detenida por el CORONEL HERMOSA.

A las seis de la mañana del día siguiente se movió el primer cuerpo del ejército brasileño. Dos horas después, el GENERAL VASCO ALVES PEREYRA, que mandaba la vanguardia del ejército imperial, cambiaba los primeros tiros con la retaguardia de CABALLERO. Y resonaba a lo lejos el tronar de la artillería paraguaya, que rechazaba en ese momento las cargas del GENERAL CÁMARA en la boca de la picada de Caraguatay.

El CONDE D’EU precipitó la marcha de sus tropas y salió con todas ellas en ACOSTA ÑU, sitio donde iba a librarse la batalla. Los paraguayos disponían de unos 4.500 hombres y algunos pocos cañones, y sólo contaban con un batallón de veteranos, el 6° de infantería, el resto eran niños y ancianos. Su caballería, era escasa, cabalgaba en débiles caballos. Y le amenazaban dos cuerpos de ejército, sin contar las tropas que se aproximaban por Tobatí.

El GENERAL CABALLERO extendió, serenamente, su línea de batalla, destacando en su vanguardia al CORONEL MORENO, con dos cañones, y al COMANDANTE FRANCO a la cabeza de su batallón. Y dando frente a su enemigo, continuó el retroceso hacia el paso de ARROYO YUKYRY, que atraviesa de este a oeste la llanura.
Su única salvación estaba en llegar a los bosques de Caraguatay.

Protegido por los cañones del CORONEL MORENO, CABALLERO atravesó el río Yukyry que es un brazo del Piribebuy. Pero no llegó a abrirse camino hacia la colina de Pindoty que conduce a Caraguatay debido a que este camino estaba bajo control del enemigo.

MORENO y FRANCO debieron soportar enseguida la presión de nueve batallones y el fuego de numerosas piezas de artillería. Hostilizados después, en los dos flancos, por regimientos de caballería, supieron imponerse, luchando con extraordinaria gallardía.

El mismo CONDE D’EU reconoció en su Diario de Campaña "la gran desventaja" con que peleaban los paraguayos, por la manifiesta inferioridad de sus armas. "Nuestros fusiles a lo Minié -dice- llevaban la muerte hasta a sus reservas, al paso que a nuestros soldados más avanzados poco perjuicio sufrían".

Con hábil maniobra, el GENERAL CABALLERO impidió que sus fuerzas fueran rodeadas y consiguió llegar a la orilla opuesta del arroyo, donde emplazó la artillería. El CONDE D’EU colocó sus cañones frente al paso y abrió un nutrido fuego contra la posición paraguaya. Y ordenó después una carga a fondo sobre el puente, que fue repelida.

La batalla llegaba a su momento culminante. Era ya mediodía, y desde el amanecer la lucha no tenía tregua ni descanso. Se produjo una nueva carga y nuevamente fue repelida por Caballero.

El cauce del arroyo quedó colmado de cadáveres. Optó entonces el ejército imperial buscar un vado, para evitar fracasar en otro ataque frontal.

CABALLERO volvió a hacerse fuerte sobre el puente del Piribebuy, conteniendo con todo éxito el avance de sus perseguidores. La tarde inclinaba. De pronto los paraguayos se vieron acometidos por la retaguardia, era el segundo cuerpo del ejército brasileño que llegaba. Las tropas brasileñas contaban con una fuerte columna de infantería, con ocho bocas de fuego, a las órdenes del GENERAL RESQUÍN, que obligó a dividir las escasas fuerzas de CABALLERO y a atender dos acometidas simultáneas.

Los veteranos de Franco (muerto en el combate) habían desaparecido en la larga pugna, y con ellos el nervio principal de la resistencia paraguaya. No le quedaban sino niños y jinetes montados en escuálidos caballos.

CABALLERO formando un cuadro con sus tropas se defendió como pudo hasta que, dispersados los restos de sus fuerzas, confundido en el tumulto inmenso de la lucha, pudo cruzar, sin ser reconocido, entre regimientos y batallones, llevando en pos de sí a los que habían escapado de la matanza.

Sostiene Juan José Chiavenatto: "Los niños de seis a ocho años, en el fragor de la batalla, despavoridos, se agarraban a las piernas de los soldados brasileros, llorando que no los matasen. Y eran degollados en el acto. Escondidas en la selva próxima, las madres observaban el desarrollo de la lucha. No pocas agarraron lanzas y llegaban a comandar un grupo de niños en la resistencia"[ ...] "después de la insólita BATALLA DE ACOSTA ÑU, cuando estaba terminada, al caer la tarde, las madres de los niños paraguayos salían de la selva para rescatar los cadáveres de sus hijos y socorrer los pocos sobrevivientes, el CONDE D’EU mandó incendiar la maleza, matando quemados a los niños y sus madres." Su orden era matar "hasta el feto del vientre de la mujer".

El combate había terminado. En la BATALLA DE ACOSTA ÑU, 3.500 niños paraguayos enfrentaron a 20.000 hombres del ejército aliado, lo que se tiene como un acto de heroísmo sin igual.

El MARISCAL LÓPEZ recompensó a los CORONELES DELGADO y ROA por su buena conducción en la batalla nombrándolos generales lo que, con RESQUÍN y CABALLERO, aumentó a cuatro el número de oficiales generales de su ejército, total que jamás había conocido aún cuando era numéricamente mucho más importante.
EU, que se había mezclado con sus tropas y había combatido en Rubio Ñu, no buscó luego de su victoria lanzarse enseguida a la persecución de López. Prefirió distraer a las 4 divisiones de infantería que puso a las órdenes de Mitre y de Guimaraes para apoderarse de 3 cañones que quedaban al regimiento de caballería del CORONEL IGNACIO GENES, quien había dirigido las operaciones de abordaje de los acorazados enemigos.

GENES contuvo un cierto tiempo a las cuatro divisiones en Botu, perderá sus cañones pero llegó a escapar de sus perseguidores.

El conjunto de los aliados se reunió con las divisiones de MITRE y GUIMARAES en el sitio de PINDOTY, el 17 de agosto. Al día siguiente los aliados marcharon hacia las trincheras del KAAGUY - YURÚ, cerrando el acceso a CARAGUATAY y que EU encargó a CARNEIRO MONTERO de cuidar. Atacada a las siete de la mañana, la guarnición de Caraguatay, comandada por el CORONEL HERMOSA opuso una seria resistencia que le costó 200 muertos pero una vez más, sucumbió. HERMOSA llegó a retirarse con algunos soldados, pero sus adjuntos, los coroneles BERNAL y ESCOBAR, los mayores CORONEL y CÁRDENAS y otros 10 oficiales fueron hechos prisioneros, degollados y atrozmente mutilados por sus vencedores que entraron el 19 a Caraguatay.
 


EL ABANDONO DEL COMBATE LINEAL

El mariscal FRANCISCO SOLANO LÓPEZ había abandonado su cuarta capital el día anterior con el primer cuerpo de RESQUÍN que se encontraba intacto y un cierto número de civiles que no estaban de acuerdo con su orden de volver a sus hogares o quedarse en el lugar.

Tomando la dirección nordeste, se reunió en la ruta con el CORONEL CAMINOS y la escolta presidencial y, en los alrededores de San Estanislao, sobre el arroyo Hondo, con lo que quedaba del cuerpo de ejército de CABALLERO que será integrado al de RESQUÍN.

Luego de tres días de marcha ininterrumpida en la región boscosa y llena de colinas al nordeste de la zona atravesada por el río Hondo, de la cual no existían mapas geográficos, pues era casi desconocida, SOLANO LÓPEZ, 6500 soldados y cerca de 4000 civiles, mujeres, niños, inválidos y funcionarios alcanzaron San Estanislao y ocho horas más tarde Curuguaty. Pensando que sus perseguidores habían perdido su pista, decidió hacer un alto y proclamar allí la cuarta capital, el 31de agosto de 1869.

En Curuguaty expondrá a CAMINOS y a sus oficiales superiores su nuevo plan que consistía en rehacer un nuevo ejército del cual sería personalmente comandante, 5 divisiones más autónomas que las precedentes y que serán constituidas con hombres que ya estaban bajo las armas, los prisioneros evadidos, los nuevos convocados a la conscripción y los niños aptos para poder hacer uso de un arma que las madres patriotas le presentaban cotidianamente para ser incorporados y participar en la defensa del territorio contra los invasores.

A esta idea principal agregó la intención de reorganizar su administración y el deseo de finalizar de una vez por todas con las tentativas de sabotaje de sus esfuerzos.

El bloque unificado que al principio formaba la nación paraguaya estaba en vías de desaparecer lentamente. La duración de la guerra, las pérdidas y los sufrimientos físicos que ella provocaba desmoronaban cada día un poco más, aunque la masa continuó fiel en conjunto, la moral de aquellos más débiles de carácter y menos fanáticos.

El "TRIUNVIRATO" estaba perfectamente al tanto de ello a través de sus informantes provenientes de la "LEGIÓN PARAGUAYA" que eran enviados a unirse secretamente a las filas de López para seguir la evolución de los espíritus y acentuar el desaliento. Lo que les resultaba fácil en una masa atacada por el tifus y la disentería y que no estaba medicada, pues ya no existían médicos ni medicamentos y que a menudo solo se nutría de raíces de una región de suelo particularmente ingrato adonde la suerte de las armas les había conducido.
 


EL PROCESO DE 1869

Con estos informantes, el "TRIUNVIRATO" enviaría muy probablemente, aunque esto no haya sido probado, asesinos a sueldo encargados de eliminar físicamente al mariscal, matándolo o envenenándolo. Como quiera que haya sido, la conspiración fue descubierta en San Estanislao e implicó de nuevo a VENANCIO LÓPEZ, sus dos hermanas a su madre e igualmente al CORONEL MARCÓ y a oficiales pertenecientes a la escolta presidencial.

Ello dará lugar a un sumario, confiado a dos eclesiásticos asistidos por el general RESQUÍN y el coronel SILVESTRE AVEIRO en calidad de procuradores y en el cual el Vicepresidente SÁNCHEZ jugara el rol de juez. El veredicto de esta jurisdicción, evidentemente sin apelación, será más riguroso todavía que aquellos que se produjeron durante el proceso de 1868.

Es así que el valiente CORONEL MONGELÓS, comandante a los 30 años de los dos regimientos de caballería que formaban la escolta presidencial y su adjunto el MAYOR RIVEROS, héroes de la BATALLA DE SAUCE, serán fusilados a pesar de la intervención de Madame Lynch por no haber podido o no haber sabido descubrir que un aspirante del “Aca Vera” denunciado por sus camaradas pensaba asesinar a López.

El CORONEL MARCÓ y su esposa de apellido Barrios fueron igualmente condenados a muerte "en nombre de la razón de Estado", algunos de ellos muertos con lanza para ahorrar municiones. VENANCIO LÓPEZ también fue condenado a muerte, pero habiendo sido suspendida su ejecución, terminó por sucumbir en febrero de 1870. Terminaremos con esta represión que marcó uno de los momentos más negros de la historia paraguaya indicando que en el acto de ser hechos prisioneros por los imperiales, RESQUÍN, AVEIRO y los asesores PALACIOS y GOIBURÚ tendrán la bajeza de imputar a López la entera responsabilidad de las atrocidades cometidas diciendo que él no ignoraba ninguno de los detalles y los aprobaba con su silencio.
 


EL NUEVO FRENTE DE OPERACIONES

La guerra tendrá fin luego de la batalla de Piribebuy para la Argentina cuyos gobiernos, influenciados por la prensa nacional, se preocupaban en afrontar a la opinión pública por hacer participar a sus soldados en lo que no sería más que una simple cacería de hombres y un genocidio hacia una población sin defensa alguna.

Las tropas de ocupación porteñas del GENERAL VEDIA y las orientales, fueron repatriadas por contingentes de 1500 hombres desde finales del verano de 1869. En el camino de regreso, la 2ª división de infantería argentina del coronel LUIS MARÍA CAMPOS que había combatido en Piribebuy, desembarcó el 17 de setiembre en el Chaco, al norte del río Pilcomayo, ocupó Villa Occidental a orillas del río Paraguay el 20 pero fue impedida de llevar a cabo su ocupación hasta Bahía Negra debido a la rápida intervención brasileña.

Dejado solo al frente a las operaciones, el Brasil suspendió a sus tropas repatriando a los miembros de sus batallones de "Voluntarios da Patria" pero los remplazó por soldados activos de modo a poder disponer de alrededor de 30.000 hombres. El CONDE D’EU quería, en efecto, disponer de fuerzas capaces de terminar victoriosamente de una vez por todas con la guerra y que le procuraran un prestigio que él aún no había podido obtener, a pesar de su guerra total contra la población.

Juzgando tal vez inútil y peligroso obstinarse a limitar la cacería de López a la región situada al norte y al este de Rubio Ñu, totalmente desconocida por él y ganada por los paraguayos al final de una batalla, imaginó un nuevo plan de operaciones, bastante complicado.

Este plan preveía en el sur y en el centro una acción secundaria de progresión con los 3000 hombres de PORTINHO hacia Villarrica y los 6000 de RESIN y la extensión del frente de Pirayú a Concepción para llevar el esfuerzo principal al norte, a partir de las zonas próximas al río Paraguay, cuya libre navegación hizo más fáciles los movimientos y el abastecimiento, y que estaban relativamente más alejados del eje San Estanislao-Curuguaty sobre el cual EU pensaba que se encontraba su adversario.

Para ejecutar este plan, el general JOSÉ ANTONIO CORREA DA CÁMARA se embarcó el 13 de setiembre en Arecutacuá con una brigada de infantería de 1500 hombres, 900 hombres a caballo y 2 artilleros, llegó el 16 a Concepción y se dirigió en dirección sur hacia Belén Cué mientras que el mariscal VICTORINO JOSÉ CARNEIRO, Barón de San Borja; con 2600 hombres de las tres armas del II cuerpo de ejército fue enviado por vía fluvial a Puerto Rosario.

Por su parte, el "TRIUNVIRATO" de Asunción deseaba aportar su ayuda al esfuerzo brasileño proporcionándoles personas que conocían bien el nuevo sector de operaciones para servirles de guía y lanzara a la población tanto de la ciudad como del interior un llamado solicitando ayudar a los imperiales para combatir "al bandido López y sus cómplices", llamado que tendrá como efecto principal perturbar a una población que hasta entonces solamente había tenido que sufrir por los abusos de sus “liberadores”.

Las operaciones en el nuevo frente se habían iniciado en la región de San Pedro el 30 de mayo de 1869, cuando los imperiales, muy superiores en número y atacando desde la COLINA DE TUPAO, rechazaron de TUPI PYTÁ hacia TACUATI a 1300 paraguayos a las órdenes del MAYOR GALEANO, después de haber infligido 300 pérdidas y capturado su artillería. Luego deportaron a San Pedro a las familias agrupadas en el pasaje de Tupi Yhú donde ellas habían asistido a la eliminación de sus parientes.
Más al sur, el 18 de agosto, la primera fila imperial intentará echar mano a los seis últimos navíos ("YPORA", "PARANÁ", "RIO APA ", "SALTO DEL GUAIRÁ ", "PIRABEBÉ" y "AMAMBAY") en poder de los paraguayos y que se encontraban resguardados en los esteros del ARROYO YHAGUY, pero los pocos marinos que aseguraban su vigilancia los incendiaron y luego de una breve resistencia se unieron a las filas del mariscal López en su marcha hacia San Estanislao.

En los últimos días de agosto y los primeros de setiembre de 1869, los imperiales del sector meridional y central extendieron la ocupación a las poblaciones Villarrica, San Joaquín, Caazapá, Caaguazú, Ajos, San José, Carayao e Yhú. En setiembre se dieron algunos enfrentamientos de importancia secundaria como los de BELÉN CUÉ e ITAPYTAGUA, el 18 y el 19, en los que el CORONEL CAÑETE y 1300 hombres fueron rechazados por los imperiales y la "LEGIÓN PARAGUAYA" que capturaron sus dos cañones y 1500 cabezas de ganado; de TACUATÍ, el 20, donde 200 paraguayos comisionados para proteger a 10.000 civiles, se replegaron hacia Ygatimi luego de haber perdido 40 hombres.

La operación más importante será la de HUCURATY del 22 de setiembre, en la que una división enemiga encargada de tomar por asalto la SIERRA DE SAN JOAQUÍN defendida por 280 paraguayos a las órdenes de los capitanes DUARTE y OCAMPOS fue rechazada luego de haber dejado más de 300 cadáveres en el sitio, lo que permitió a los defensores unirse a la primera división del coronel ROSENDO ROMERO en los alrededores de Curuguaty.

Al margen de estas operaciones, las tropas imperiales, muy bien abastecidas sin embargo de carne desde Porto Alegre se dedicaron en gran escala al robo de ganado con el objeto de hambrear aun más al ejército y a los civiles que acompañaban a López, obligándolos a alimentarse de frutos salvajes, raíces y carne de tatú o mono. No es sino al final de este ciclo de combates que CÁMARA llegó a apoderarse de BELÉN CUÉ y a alcanzar a una legua de San Isidro, el lugar llamado TANDEY, donde detuvo su avance.

El MARISCAL LÓPEZ no realizará actividad militar en setiembre, dedicándose a la búsqueda de un resguardo seguro y, cuando creyera haberlo encontrado, continuaría con la formación de un nuevo ejército, la reorganización de su administración y la represión de la nueva conjura contra su persona. Partiendo el 18 de agosto de Caraguatay hacia el nordeste, efectuó con cerca de 10.000 personas y bajo protección de 2500 hombres hambrientos pero bien armados pertenecientes a la primera división que actuaba como retaguardia, una marcha que continuó todo setiembre lo llevará a Caraguatay, donde permanecerá hasta el 17 de octubre de 1869.

Los alarmantes rumores que le llegaron acerca de los movimientos de los enemigos, que habían cesado de perseguirlo desde el sur, y la nueva amenaza que pesaba sobre su flanco izquierdo lo incitaron a tratar de tomarlos de sorpresa. Dejando en SAN ISIDRO a la mayor parte de civiles que lo habían acompañado hasta ese momento, volvió a partir el 17 de octubre hacia el norte, siempre bajo la protección de la 1ª división de Romero, atravesó una zona desértica de bosques y ríos y acampó el 23 en el lugar llamado PANADERO a una legua al nordeste de YGATIMÍ, donde había hecho transferir de antemano las torres mecánicas y otros elementos que le permitirían poner en buen estado las armas usadas o inutilizadas.

En PANADERO se encontró a las pequeñas 4ª y 5ª divisiones de los coroneles SOSA y DELVALLE, que habían sido enviados allí como primera fila. En esta población, situada en el corazón de una vasta meseta verde dominada por la CORDILLERA DE AMAMBAY, que desciende perpendicularmente de norte a sur y forma la frontera oriental del Paraguay con el Brasil, se quedó un mes y el clima, más saludable que el de las tierras bajas, permitió a sus soldados, reducidos a 500 hombres por los decesos y abandonos en pleno campo y a las 3000 mujeres, niños e inválidos que continuaban siguiéndole, recuperar parte de las fatigas acumuladas.

Habiendo instalado su cuartel general a orillas del ARROYO ITANAMARI, hizo abrir en esta zona nordeste del departamento de Concepción, de difícil acceso debido a la existencia de vastos esteros, un camino que iba de YGATIMÍ a CERRO CORÁ bordeando el curso de los ríos Ygatimí, Amambay y Corrientes que desembocan todos en el Paraná. Desde PASO DE PATRIA, LÓPEZ y sus seguidores habían recorrido más de 700 kilómetros, dejando a su paso innumerables muertos debido a la desnutrición.

Los indios nativos del lugar advirtieron al Mariscal acerca de un avance de imperiales hacía Panadero, le hizo volver a partir el 28 de diciembre luego de haber pasado Navidad en ZANJA-JHÚ, a orillas del río Aguaray-Guasú y al pie de la Cordillera. Con los generales RESQUÍN, CABALLERO, JOSÉ MARÍA DELGADO y ROA, comandantes de unidades que ya no existían más que en los papeles, emprendieron una nueva marcha de 40 kilómetros que resultará en 2500 nuevas víctimas del hambre, la sed y el cansancio y en la cual se dará cuenta de que la disciplina del ejército se le escapaba progresivamente y que él se deshacía no tanto debido a las deserciones premeditadas, sino porque al final de sus fuerzas, los soldados abandonaban sus armas antes de desmoronarse definitivamente.

Saliendo de PANADERO con una reducida fuerza de 1200 hombres que formaban 2 divisiones, un pequeño regimiento de caballería y la escolta presidencial, 12 cañones y sólo 600 mujeres y niños, pues los demás ya habían muerto de agotamiento, llegó bajo torrenciales lluvias y un sofocante calor a atravesar el ESPARGIN, pasar el río Aguaray-Guasú, remontar las colinas de suave pendiente de la CORDILLERA DE MBARACAYÚ que terminaba en el Paraná, entrando un poco en territorio brasileño en dirección a Punta Porá.

Alcanzó de nuevo las montañas de la cordillera de Amambay el 23 de enero de 1870, las volvió a bajar y, en la noche del 25 acampó sobre la orilla derecha del RÍO CORRIENTES, en las proximidades de la frontera del Mato Grosso. Volviendo a partir dos días más tarde siempre bajo el calor y la lluvia, la columna paraguaya, que continuaba disminuyendo y solo se alimentaba de naranjas silvestres, hierbas y raíces conocidas por los guaraníes desde tiempos inmemoriales, atravesó una serie de pantanos, de bosques vírgenes y de arroyos torrentosos, de nuevo la CORDILLERA POR EL CHIRIGÜELO y la LAGUNA CAPIVARYI y llegó finalmente el 8 de febrero al extremo norte del país sobre la orilla izquierda del Aquidabán a una alta meseta rodeada de cerros poblada de indios salvajes que el MARISCAL LÓPEZ juzgó como un lugar seguro donde descansar y reorganizar lo que quedaba de su ejército.

El lugar elegido por él se llamaba CERRO CORÁ.
 


EL SECTOR DEL AMAMBAY

El sector norte del frente se había vuelto el más importante para el CONDE D’EU, pues era el más próximo al curso superior del RÍO AQUIDABÁN donde intuía que López había encontrado refugio. Estableció entonces su comandancia en Rosario y confió a CÁMARA, que era el preferido de sus subordinados, la comandancia del conjunto de las fuerzas brasileñas del norte, con la misión de destruir los restos del ejército paraguayo llevando a cabo, a partir de Concepción, un movimiento envolvente de una y otra parte de la región de bosques que bordean la cordillera de Amambay al oeste.

Con ese fin, CÁMARA repartió las tropas a sus órdenes en dos columnas principales. En su ala izquierda, una primera columna atravesó el río Aquidabán en su parte central, luego se fraccionó en dos, progresando una parte hacia el RÍO APA para bordear la extremidad norte de la cordillera de Amambay hasta Punta Porá y dirigirse luego hacia el oeste, bajo la comandancia del GENERAL PANARAS; la otra parte remontando el río Aquidabán en dirección a Punta Porá y Chirigüelo donde el río nace, a las órdenes del GENERAL BENTO MARTINS DE MENEZES. Más al sur, una segunda columna cuyo comandante seria el propio CÁMARA, dirigirá su ala derecha en dirección este-sud este hacia EL PANADERO por el sendero de Yatebo, teniendo el GENERAL SILVA GUIMARAES como misión hacerse cargo de la persona de López que convenía que fuera capturado vivo.

La maniobra confiada a CÁMARA e iniciada a mediados de setiembre exigió cierto tiempo. En una primera fase, su ala derecha titubeó frente a San Estanislao mientras que más al norte chocará cerca de Ygatimí con la primera fila paraguaya del GENERAL JOSÉ MARÍA DELGADO y el TENIENTE CORONEL QUINTANA quienes, el 30 de setiembre, le infligió 200 pérdidas. Los enemigos recién ocuparon Ygatimí el 5 de diciembre y Curuguaty algunos días más tarde luego del repliegue de la primera fila paraguaya con el objeto de disminuir las del Mariscal que solo dejara en las cercanías de Curuguaty, abandonada el 17 de octubre, una cortina de 500 hombres para proteger el repliegue de la división de ROSENDO ROMERO, a la que estos hombres se unirán en ITANARAMÍ.

Dejando en primera línea las divisiones de SOSA y de DEL VALLE en la zona de San Pedro, LÓPEZ envió luego la del CORONEL ROMERO hacia el río Verde, con el objeto de recoger el ganado abandonado en las estancias de Tacuara y Pedernal, pertenecientes al Estado.

Atacado el 28 de noviembre por 4 batallones de infantería y 500 hombres a caballo apoyados por 4 cañones que venían de Belén Cué, ROMERO que sólo disponía de algunos centenares de hombres, juzgó imposible continuar la lucha y, dejando al MAYOR MONTIEL y a unos 50 hombres para defender las dos estancias, se replegó hacia Caazapá. Su iniciativa fue formalmente desaprobada por LÓPEZ que, sospechando que éste deseaba unirse a los imperiales, lo relevó de su comandancia, lo reemplazó por el CORONEL GENES y, a pesar de su brillante foja de servicio, lo hizo fusilar.

También el 28, el MAYOR BOGADO, comandante de la guarnición de Villa del Rosario y los 300 hombres que formaban esta guarnición fueron atacados mientras trataban de llegar a

PANADERO, pero lograron escapar de sus adversarios y ganar el monte luego de haber perdido a 60 de ellos. De estos ejemplos, se puede constatar que entre mitad de setiembre y diciembre de 1869, las operaciones paraguayas consistieron sobre todo en tentativas por parte de guarniciones aisladas del interior de unirse al grueso de las fuerzas y en la búsqueda de animales para abastecimiento, mientras que SOLANO LÓPEZ continuaba con la reposición de elementos de combate.

Las operaciones brasileñas, con muchas facilidades debido al conocimiento del terreno que poseían los miembros de la "LEGIÓN PARAGUAYA", permitieron a las tropas del CONDE D’EU de estrechar el cerco sobre sus adversarios pero, ejecutadas sin suficiente osadía a pesar de su inmensa superioridad en medios, no les permitirían alcanzar la meta anhelada.

CÁMARA reinició su marcha hacia el río Verde y Panadero el 26 de diciembre. Atravesó el río Verde el 2 de enero de 1870, luego de haber dejado más de 200 cadáveres en el camino y, el mismo día, otra de sus columnas alcanzó las orillas de Panadero y Kambá Sybá, desembocado por sorpresa sobre las 4ª y 5ª divisiones de SOSA y de DEL VALLE que se encargaban de cubrir los movimientos de sus camaradas a través de la cordillera de Amambay.

Los defensores paraguayos rechazaron al enemigo pero, eran poco numerosos como para resistir a un nuevo ataque, evacuaron sus posiciones, dejando en el lugar sus vehículos, parte de sus cañones, los enfermos y las mujeres. Con los sobrevivientes reducidos a algunos centenares de hombres y 4 cañones que deberán ser abandonados en la travesía de la CORDILLERA DE MBARACAYTI y sin ser perseguidos, SOSA y DEL VALLE llegaban a alcanzar bajo una lluvia torrencial a Solano LÓPEZ que al no verles llegar por territorio brasileño donde los esperaba, en el PASAJE DE PYPUKÚ, había abandonado el CAMPAMENTO DE ZANJA-JHÚ y se había mudado desde el 23 de diciembre sobre la margen derecha del río Corrientes con las la y 21 divisiones y 6 cañones.

Durante el repliegue de SOSA y DEL VALLE la marcha de LÓPEZ, algunos oficiales entre los que se encontraba un capitán de fragata, un teniente de navío y dos mayores abandonaron a sus camaradas y se entregaron a los enemigos. Sabiendo que la dirección del este estaba cerrada a la altura del río Aguaray-Guasú por 100 hombres y 4 cañones, CÁMARA juzgó más prudente operar una contra marcha hacia el departamento de San Pedro al encuentro del GENERAL GENES, enviado a la búsqueda de ganado.

GENES atacado el 31 de enero por fuerzas muy superiores a las suyas en las elevaciones de LOMA RUGUÁ fue totalmente destruido luego de una lucha severa y se refugió en los bosques vecinos, pero el hambre lo obligó a rendirse con sus hombres algunos días más tarde.
 
 
 
 


Autor: HUGO MENDOZA

COLECCIÓN LA GRAN HISTORIA DEL PARAGUAY, 7

© Editorial El Lector

Asunción –Paraguay 2010
 

 
 

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EJÉRCITO ARGENTINO – VISTA DEL INTERIOR DE CURUZÚ, MIRANDO DE AGUAS ARRIBA (NORTE A SUR

EL DÍA 20 DE SEPTIEMBRE DE 1866 (DETALLE)

Óleo sobre tela de CANDIDO LÓPEZ

48.5x 152 cm. (Año 1891). Colección Museo Nacional de Bellas Artes- República Argentina

GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA

 

 

 

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