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MIGUEL ÁNGEL PANGRAZIO (+)
  ARRIERO PORTE - LA IDENTIDAD NACIONAL - Por MIGUEL ÁNGEL PANGRAZIO - Año 2004


ARRIERO PORTE - LA IDENTIDAD NACIONAL - Por MIGUEL ÁNGEL PANGRAZIO - Año 2004

ARRIERO PORTE

MBA’E APOHA: GUÁINO ARASATÎ


Por MIGUEL ÁNGEL PANGRAZIO


Editorial El Lector,

Asunción-Paraguay, 2004

 

Aparentemente “Arriero Porte”, de Miguel Ángel Pangrazio, se aparta de la línea estrictamente científica y jurídica de la profusa bibliografía que lleva la firma de este jurisconsulto, pero no es así, pues el autor extrae con criterio metódico una de las manifestaciones más puras de la cultura paraguaya.

Pangrazio pudo haber escrito esta obra mediante la formación que le llega de una doble vertiente: la que proviene de su inocultable origen campesino, que tiene sus raíces en las llanuras ganaderas de Caazapá, y la que se afirma sobre el rigor intelectual de profesor universitario y del infatigable investigador de nuestra cultura.

Esta tercera edición de “ARRIERO PORTE” contiene las conclusiones de un penetrante análisis del que surgen algunas claves fundamentales de la cultura paraguaya. Cultura campesina, mágica, que ha logrado sobrevivir tercamente en el tiempo y que explica cómo somos y los motivos por los cuales somos así y no de otra manera.

Opinión de José-Luis Appleyard: Este libro del Dr. Miguel Ángel Pangrazio, cuya primera edición tuve la satisfacción presentar, es un manojo de decires que conforman el pensamiento del hombre paraguayo. Con dedicación de un ser sensible a las manifestaciones de nuestra cultura y con un criterio eminentemente intelectual, el autor ofrece en ARRIERO PORTE un espejo donde se refleja la identidad del ser paraguayo. Una admirable contribución al conocimiento de nosotros mismos.

 
MIGUEL ÁNGEL PANGRAZIO
 

LA RAZÓN DE ESTE LIBRO: El privilegio de ser paraguayo y campesino me anima a transitar las vivencias de nuestro pueblo. El título de la obra, ARRIERO PORTE significa para el paraguayo “lo no convencional”, “lo que está fuera de las normas”, “de los deberes de urbanidad”. Es la gauchada al amigo, al pariente.
El seudónimo de GUÁINO ARASATÎ recuerda mi niñez de jockey, en la cancha cuadrera del “Barrio Arasati”, a 400 metros del famoso “Ycuá Bolaños”. – M.A.P.
 
 
ÍNDICE:
PRÓLOGO e INTRODUCCIÓN;
CAPÍTULO I: LOS GUARANÍES Y EL MESTIZO;
CAPÍTULO II: ÑE’E MARANGATÚ (MÁXIMAS O GUÍA ESPIRITUAL)
CAPÍTULO III: JHOVÎ’Ú ÑE’E (PALABRAS VERDES)
CAPÍTULO IV: SIGNIFICACIÓN DE ALGUNOS NOMBRES GUARANÍES.
 
 
PRÓLOGO

El libro que presento a los compatriotas, expresa mi voluntad de exaltar las virtudes del ser paraguayo.

La obra comprende cuatro capítulos. El primero estudia los orígenes de los pueblos guaraníes, su génesis analiza el perfil psicológico del mestizo, y un balance final de las virtudes y defectos de los compatriotas. El segundo capítulo se refiere a las tan escuchadas máximas. Los caraí y cuña carai, quienes en sus expresiones sencillas y de buen juicio educaban a los niños v jóvenes en la escuela del deber y del honor.
Un pueblo estoico como el paraguayo es capaz de repetir jornadas admirables que hicieron grande su historia.

El sentido moral de las máximas es un atributo espiritual de quienes las expresan. Ñe’ẽ Marangatú significa palabras nobles de guía espiritual.

El tercer capítulo desarrolla el sentido del humor paraguayo, con los famosos ñe’engá y maravillas. Es de subido color pero de auténtica raíz paraguaya. Se sigue a Narciso R. Colmán, Emiliano R. Fernández, Darío Gómez Serrato, Julio Correa, Félix Fernández, León Cadogan, Carlos Miguel Jiménez, Teodoro S. Mongelós, José L. Melgarejo, Gumercindo Ayala Aquino y otros exponentes de la simpatía popular.

Esta contribución no pretende el calificativo académico, pero sí llegar al pueblo, su destinatario, con el idioma expresivo y grácil del yopará o, mejor dicho, el yejhe-á.

Soy hijo del agro y siento la altivez de mi identidad campesina.

La agreste y armoniosa comarca caazapeña motivó mi amor por la naturaleza.

Este libro pretende recoger las expresiones vitales del paraguayo y la lucha por su recuperación moral.

Acumular riqueza no es el camino del éxito pleno, por lo general conduce al puerto pecaminoso de los que violan las sabias leyes de la naturaleza.

Que la justicia nos acerque en nuestros derechos y obligaciones.

Que la paz nos promueva.

Que la libertad sea la expresión del respeto al semejante y la negación del autoritarismo.
 
 
 
 

INTRODUCCIÓN
LA IDENTIDAD NACIONAL
 
 
La IDENTIDAD NACIONAL tiene sus antecedentes en la formación social del pueblo paraguayo y en los caracteres psicosomáticos del hispano-guaraní. Es prioritario determinar las diferencias demográficas y étnicas del paraguayo.

Bien sabemos que de la raíz agreste de la madre india y del padre español nació el mestizo. El peninsular con muchas diferencias. El español del norte no es igual al español del sur. Debemos convenir que el español del sur predominó en la población colonizadora del Río de la Plata, es decir andaluces y extremeños. Vascos y castellanos del norte completaron la dotación. Si el paraguayo es fuerte de temperamento, y con capacidad de mando, estamos en presencia de su antecedente vasco. Cuando le vemos al paraguayo mirar de frente, con atributo de caballero, anuncia su padrón castellano de hidalga estirpe. Se ha proferido mucha injuria contra España. Pero pocos discuten que el pueblo más sano de Europa es "Castilla la Vieja", por su hidalguía, por su moral, por su dedicación al trabajo; y le siguen los vascos.

Los españoles del sur, árabes de origen por ocho siglos de ocupación, presentan caracteres psicosomáticos diferentes.
El Andaluz no es el Castellano. El Andaluz es el hombre, no muy predispuesto al trabajo, a la responsabilidad plena, amigo de la juerga, el gallito cantor que quiere tener muchos romances, por lo general no le resta suficiente tiempo para las grandes responsabilidades.

Gracias a esa mujer nativa, a esa raíz agreste el paraguayo heredó las cualidades de orientación, de apego a la naturaleza, acostumbrado a sortear la maraña de la selva.

El mestizo encontró su equilibrio y una visión serena, pero fervorosa, de impulso viril que protagonizó la historia más rica y más llamativa de nuestro continente.

Ahora bien, ¿de dónde vienen los guaraníes? Evidentemente se ha discutido mucho este tema, entre los antropólogos y sociólogos. Unos dicen que existen cuatro razas, mientras que otros afirman que existen tres. Los que dicen que existen cuatro razas, afirman que los aborígenes de la América, inicialmente tuvieron su asentamiento propio, sin migraciones. La otra tesis afirma que existen tres razas: la blanca, amarilla y la negra. La aria que ocupa preferentemente la Europa, la negra, que ocupa África; y la amarilla, el Asía. Es decir, que si estamos con esta tesis, que sólo existen tres razas, los guaraníes pertenecerían a la raza amarilla por ser mongoloides; de modo que el mestizo paraguayo es raza aria, por los españoles y mongoloide asiática por la madre. Ya ubicamos al mestizo paraguayo por cruza.

Precisemos sus caracteres positivos y sus caracteres negativos, para tratar de establecer la identidad del paraguayo y posteriormente, sentar la tesis del porqué el pueblo paraguayo es tan homogéneo en su conformación social.
 

 
SUS CARACTERES POSITIVOS:
-Generalmente es buen amigo. Capaz de ofrendar su vida en una farra por ese compañero, en una confrontación, sin tener nada que ver en el entredicho. Si el amigo está en la cárcel, no lo desprecia, lo visita. Cuando está enfermo, lo asiste con un presente para aliviar su dolor o el mal momento que vive. Concretamente, el paraguayo, por regla general, es buen amigo.

-GENEROSO. Aprendió esa generosidad de los padres franciscanos, que le enseñaron primero a amar al prójimo y a servir al semejante sin preocuparse, superlativamente de las riquezas; no es apegado a los bienes materiales. Generoso cuando recibe la visita de un forastero, a quien le da todo lo que tiene, hasta le presta su cama para dormir y mata su última gallina para agasajarlo.

-Su SENTIDO DE OBSERVACIÓN. Los señores jefes pueden atestiguar. Por ejemplo, el soldadito que viene del campo, en pocos días ya conoce toda la ciudad. Es el mejor patrullero de América.

-AUDAZ. Difícilmente el paraguayo diga "no sé hacer". Quiere descubrir; no se siente disminuido, no tiene el complejo del cholo, sin temor hasta para meterse con la hija del patrón.

-SUFRIDO. Como híbrido no le afecta el sacrificio. El paraguayo tiene esa virtud, se suele decir que tiene cualidades físicas excepcionales (Icatupyry).

-Su SENTIDO DEL HUMOR. Es alegre por naturaleza. Por ejemplo, se encuentra en un velorio y empieza a echar las "maravillas". En un hospital se manifiesta: "icuenta vé o manó güei o pyta vai rangüé".

-Son los mejores OBREROS Y ARTESANOS del Río de la Plata. En las peores condiciones de salubridad, ahí está el paraguayo trabajando. Si Ud. observa a una persona que está a 15 o 20 pisos construyendo un edificio en Buenos Aires, ése es un paraguayo. Ahí donde está el peligro está él, por sus cualidades excepcionales. En los yerbales soporta, estoicamente la maraña de la selva.

-El CORAJE. El paraguayo es individualista en su concepción personal y posee un valo
r innato. Esto lo recibe de la madre, quien le predica: "prefiero verte muerto antes que humillado" (emanó a ni re güevi). Por ejemplo, la mujer paraguaya, quien prefiere ver muerto físicamente a su hijo, antes que la muerte moral. Ella peleó en la guerra del '70 al lado de su marido, combatiendo como soldado. Cuando la patria quedó diezmada; prefirió dar hijos a la República como una dación fecunda a su misión de madre y jefe de familia.
Enumeremos sus características:

-Por lo general no tiene RESPONSABILIDAD. "Ayuta", “Ayune”, “Icatú", ese es el paraguayo. Por ejemplo, el 40% de la población no es responsable plenamente. Debemos educar, principalmente, al pueblo y a la niñez paraguaya, a ser responsable, primer atributo de los países progresistas.

-Otra variante del paraguayo: le podrás hacer cien favores, le dejás de hacer uno y se resiente. "Pe aña memby, i pereri", le juzga negativamente. No siempre es grato. Exclama: Arriero jevale-ï pai sombrero. No sirve para otro como el sombrero del cura.

-No tiene PATERNIDAD RESPONSABLE. Para el su hijo extramatrimonial es fruto de la ocasión.

-SOBERBIO en el mando y sumiso ante la autoridad, no por cobardía, sino por falta de educación y tradición cívica.

-RESIGNADO, se manifiesta fatalista: "mboriajhu’ra, mboriajhupama", "jha rico’rá, rico pama".

-MALICIOSO. Por una visita a la comadre, para asistirle en sus necesidades por ausencia temporaria del compadre, provoca la murmuración del vulgo: "pea oico voi hendivé", "ndo perdonai”, "i gaucho, ya felicita vaerá chupé".
-ABUSIVO. No hay que darle confianza al paraguayo, le das la mano y te va a tomar el codo.

-La SEVERIDAD. Como hombre formado por la filosofía moral, suelo decir que la severidad es una cualidad del mando. La crueldad es el peor crimen. La severidad supone castigo moral. No vamos a ser autoritarios. Se ha perdido el sentido del respeto, mientras no recuperemos el respeto moral, el valor social de la educación, no avanzaremos. El primer mensaje para la recuperación moral del pueblo paraguayo, es el respeto a los principios, a la autoridad moral, a las buenas costumbres. No al autoritarismo.
-IMPREVISOR. El campesino, en un juego de truco o por apostar en una carrera de caballos, pierde todo el sacrificio de una cosecha. La familia queda sin recursos y la pobre mujer en situación difícil.

Los que vienen de Buenos Aires o de las grandes urbes, ven la necesidad de administrar en forma su dinero. Hoy en día, se está mejorando en este aspecto, aunque lentamente.

Por reflejo, otro de los complejos es el del MACHISTA: desmerecemos a nuestra compañera, a las mujeres. De acuerdo a un estudio realizado, el machismo alcanza un alto porcentaje entre los casados, con menor índice en el concubinato. La mujer compañera se siente libre y manifiesta: "Por qué voy a ser castigada, si ni siquiera somos casados. Si voy a ser castigada, me voy y punto".

El paraguayo es FANÁTICO, tiene la frente obnubilada, la mente confusa, no dispuesta al razonamiento. Es fanático por el fútbol, por la política. Una persona fanática, no puede ser jefe, no puede ser hombre de democracia, y es difícil con el fanático convivir. Con la educación, los programas televisivos y la radiodifusión se van mejorando.
Ahora bien, para terminar tenemos que decir, según ciertos estudios, que el paraguayo se maneja conforme a algunos anti-valores, reiterando lo dicho en capítulos anteriores.

-La anti ley del MBARETÉ. "Amandá vae’rá". Impone sus decisiones no siempre razones, "amamdacuá’ará". El mbareté proviene del capitán español y ligeramente del cacique.

-TOBÁ’ATÁ, propio del audaz, del hombre que porfía, aplicado con pasión por el Don Juan de turno. "Tobá’atá, caso poti, prudencia jha mbareté nde mbo gauchone".
-POKARÉ, la mano torcida, muy frecuente en los entreveros políticos, también aplicado en el juego del truco, las carreras de caballo. Es la exaltación del fraude. Muy propio del género humano, pero debemos recordar que, en gran medida, afecta a toda América Latina. La reforma educativa tiene que ir corrigiendo los anti-valores.

Los griegos conocían estas defecciones. En las "Nubes" de Aristóteles, se describen esas perversidades del mundo helénico.
-YEPOKÁ, otro anti-valor. El que sin esfuerzo alcanza una ventaja por una contingencia bien aprovechada. "El cuñado fue designado gerente de una multinacional, y espera de él una influencia para lograr un buen empleo en la empresa". En la política se repiten los ejemplos, el padrinazgo.

-ÑEMBOTABY. El pobre indio no encontraba mejor defensa para repeler el abuso de los peninsulares. Así fingía total desconocimiento de los hechos. Al faltar razones se la aplica paraguayamente.

-ACAPETÉ. Al guaraní no le caían bien los grados jerárquicos. Su tradición igualitaria fue de rechazo para el nuevo ordenamiento político.

El paraguayo le baja la caña al caudillo, al personaje de turno. Si le admira, íntimamente siente un resentimiento por el privilegio que ostenta su principal.
-CAATY. Es la justicia por propia mano, el ajuste de cuentas. Es la respuesta desleal del ofendido que presenta como único testigo la majestad de la selva o la curva aleve del tape poí.

Es oportuno referirnos a los factores que consolidaron la integración del pueblo paraguayo.

Quizá, el primer elemento aglutinante haya sido el idioma materno, el guaraní. Ese medio de comunicación que les aproximaba a la realidad social mestiza, consolidó una estructura, afianzó una sociedad matrilineal y promovió a comunidades homogéneas de raigambre rural.

La madre india aportó mucho para preservar su lengua. Ella obligatoriamente se comunicaba con el hijo en idioma guaraní, pues desconocía el español.
En otras áreas de colonización como México, Perú, Chile, la cruza de españoles e indias fue insignificante. Las mujeres peninsulares constituían parte de la población blanca. El español prefirió a su maja que a la indómita nativa.

La población en esos virreinatos estaba bien diferenciada, por un lado los criollos, hijos de europeos: y por otro lado los aborígenes. El mestizaje en tales territorios fue muy lento, distinto al proceso poblacional de nuestra provincia.

Es dable observar que el hispano no se aplicó en aprender el idioma de los indígenas; en cambio, los nativos de esos territorios fueron compelidos, por el estado de necesidad, a aprender la lengua castellana.
Krocher distingue ocho familias lingüísticas en América: CHICHA, QUECHUA, AIMARÁ, ARAUCANA, CARIBE, ARAVECA, TUPI-GUARANÍ y TAPUYA.

El bilingüismo es una realidad que nos peculiariza.

El guaraní es el idioma del hogar campesino, el que nos identifica con la patria, el de las arengas para las heroicas batallas de Curupayty, Tuyutí, Humaitá, Lomas Valentinas,
Cerro Corá, Boquerón, Campo Vía, Yrendagüe, El Carmen. El de la picaresca para expresar las famosas maravillas y las relaciones.
El español pertenece al idioma de la ley y de las clases más favorecidas.

Una razón histórica contribuyó a la identidad del pueblo paraguayo. Asunción, capital de la provincia del Paraguay, se constituyó en el centro de irradiación de las expediciones más audaces, que consolidaron la colonización en el Río de la Plata.

Su lucha incesante contra los guaicurúes, payaguaes y bandeirantes o mamelucos del Brasil, templaron su carácter y fortalecieron su moral de defender el terruño, su familia, sus bienes y su libertad.

Esa mentalidad separatista que reflejaba la idea del rechazo a Buenos Aires y a la Corona Lusitana dio origen a los fundamentos sociopolíticos de nuestra nación.

El paraguayo tuvo que defender sus fronteras hacia todos los vientos. Se formó la conciencia del agrupamiento geográfico. Y ese imperativo geopolítico alentó a nuestros provincianos, a considerarse separados de cualquier otra metrópoli que no fuera Asunción.

En esa convicción uniforme de patria aparece el primer elemento homogéneo de nuestra formación de pueblo soberano.
 
 
 

EDUCATIVA
El paraguayo tuvo tres orientaciones bien definidas.

Los comuneros castellanos fueron fieles a sus principios. Muchos de los colonizadores simpatizaron con el Movimiento Comunero de Castilla. Su doctrina democrática y social fue bien acogida en nuestra provincia.

El mestizo, influenciado por el comunero español y la libertad que le concedía la Real Cédula del 12 de setiembre de 1537, tomó conciencia del valor de la opinión pública. Los parroquianos no estaban excluidos del proceso cívico.
La orientación espiritual estuvo a cargo de los padres franciscanos. Ellos predicaron en la fraternidad y la caridad. Esas prédicas de alto significado moral ayudaron a la integración social del pueblo paraguayo.

La tradición igualitaria de los guaraníes conformó una comunidad homogénea e integrada. El cuchara jeré, utensilio usado por varios comensales. El tereré corrido, otro ejemplo de integración.

Como cuarto factor de esa unidad social citamos los caracteres psicosomáticos del mestizo. Esta no fue la simple adición de dos razas, sí la simbiosis que produjo un buen índice biológico. Presto se destacó por su empuje para las grandes jornadas de la expansión colonizadora.

Su arrojo, temeridad y capacidad de lucha promovieron la personalidad comunitaria de la población hispano guaraní
 
 

LA ECONÓMICA

En el Paraguay, al no descubrirse las minas de oro, plata, cobre, etc., los capitales no pudieron formar grandes empresas.

La explotación de la yerba mate, la del tabaco, la de la caña de azúcar o la de otros productos no generaron excesivas riquezas. De consiguiente, no llegaron a formarse las oligarquías foráneas ni criollas sostenidas en el poder económico.

El régimen de las encomiendas proveía de ciertas ventajas a los beneficiarios, mas no recursos extraordinarios en provecho de determinado estamento.

Los ingresos eran suficientes pero sin originar gran reserva de capital. El pueblo no se distanció por causa del dinero.

Los jesuitas con su gobierno propio, su gran capacidad de administración y su comercio sin restricciones, entraron en competencia con los productores de los pueblos y de las villas.

La tenencia de extensos territorios y la densidad poblacional, en las reducciones jesuíticas, provocaron la irritación del pueblo culminando con los violentos ciclos de la Revolución Comunera.

Los habitantes del Paraguay colonial estaban ocupados, generalmente, en la chacra, en los yerbales, en las estancias y en las artesanías.

Las profesiones liberales no se conocían, salvo raras excepciones. No existían universidades.

El derecho de propiedad en América no era absoluto, estaba condicionado. El propietario debía acreditar residencia en el lugar de explotación de su finca. La función social del inmueble sienta una base jurídica en las Leyes de India.

Los centros de población, como las villas, pueblos y capillas, reservaban una gran parte de campo y monte para uso de la comunidad.

Se adjudicaron campos y montes a favor de los conquistadores. Esas extensas áreas cedidas dieron origen a los primeros latifundios.

La pequeña o mediana extensión de inmuebles para los criollos y mestizos promovieron el desarrollo de la población económica más activa.

Por último, la propiedad comunal con derecho de uso social. Esta modalidad regía a los pueblos de indios, mulatos y en una zona próxima, a los centros de población europea y de mestizos.

El castellano comunero y el aborigen coincidieron en el uso común de campos, montes y agua.

Esa costumbre que después fue normada en la ley, promovió la integración social y económica de la provincia. Una determinación de la naturaleza, la falta de grandes minas, conformó una sociedad de sana sobriedad y sin opulencia.

Su estructura económica agraria, el espíritu comunitario de la población, el trópico lujuriante, la lucha de tres siglos contra los neófitos y mamelucos, el olvido y la falta de asistencia de la metrópoli, la cruza del peninsular con la india guaraní y el bilingüismo fueron las causas determinantes de su conformación política, económica y social.

Hoy, el Paraguay ya presenta alteraciones en sus costumbres.

La alimentación campesina ha variado. La comida a base de maíz y almidón, como el chipá avatí, el chipá so’o, el mbeyú, el caburé, la mazamorra, el borí borí, so’o apu’á, etc. va siendo sustituida por las comidas a base de fideo, arroz, pan, y enlatados.

La música autóctona: polcas y guaranias y las de origen foráneo como los valses, tangos, boleros, milongas van cediendo vertiginosamente al ritmo altisonante de la cachaca, rock y música disco.

Lamenta observar que en las fiestas, inclusive en el área rural se desprecia nuestra polca y se vuelquen en la pista jóvenes danzando la música afro-americana con vocalización en idioma inglés. Evidentemente, estamos perdiendo nuestra identidad. La mujer ya no viste su typoi, el hombre prefiere una camisa de marca al aó poi.

Otros países latinoamericanos, como Colombia, no reniega de su cumbia, tampoco Chile, de su cueca. No estamos contra el modernismo pero sí contra la corriente negadora de nuestras bellas tradiciones.

La sociedad de consumo impone su propaganda y concentra la publicidad en los sectores más sensibles como lo son la juventud y la niñez.

El baile incesante y agotador exige ingerir bebidas y esa necesidad biológica estimula la consumición de líquido.

Antes el joven paraguayo se presentaba voluntario a los cuarteles. Se escuchaba en los corrillos decir: "Cuartel caria’y rendá".

Hoy en día gran parte de la juventud procura eludir el servicio militar.

Se decía que la cárcel era el lugar de los hombres; pero referida al que mató por su honor o en defensa propia. El asesino, el ladrón, eran despreciados. Hoy en día, el aumento de la población, "el exitismo que diviniza la riqueza y la impunidad progresiva pervierten a la sociedad.

En el Paraguay de mediados del siglo XX el cara’i guazú ocupaba el podio de los triunfadores. El hombre juicioso, el que daba sanos consejos, el incorruptible por su honestidad.

Actualmente no podemos afirmar lo mismo, pues el perverso opulento se va imponiendo en esta desjerarquizada civilización, por la codicia de acumular riqueza, que por lo general, tiene un origen pecaminoso. Esta tendencia antisocial e inhumana ha ganado muchos adeptos.

El paraguayo del campo ya no es tan generoso. El a buen tiempo va desapareciendo. La vocación de servicio de otros tiempos se ve suplantada por la recompensa dinerosa de la changa.

El bipartidismo ve comprometido su futuro por el empuje doctrinal de los movimientos independientes. El joven campesino ya no se fanatiza por su polca ni ostenta con frecuencia su poncho de color. Los tiempos van cambiando. Las influencias externas venidas de las grandes urbes rioplatenses y brasileras estimulan los cambios. Los medios de comunicación son otros de los factores precipitantes de esas transformaciones.

El Paraguay no presenta núcleos cerrados, salvo los orientales, japoneses, chinos, coreanos, con limitada integración.

La población europea de Itapúa compuesta de alemanes, ucranianos, rusos, polacos, etc., mantienen sus tradiciones seculares aunque no se excluyen de la convivencia. Aprenden el guaraní, gustan del tereré y muchos criollos de esas ascendencias forman familia con paraguayas y paraguayos. La costumbre de caminar va desapareciendo. El hábito de abordar un vehículo automotor le ahorra tiempo y esfuerzo. El caballo y la carreta como medios de locomoción registran un ínfimo porcentaje. En otros tiempos, constituían la forma usual de desplazamiento.
El ferrocarril y los barcos fueron los principales transportes hasta 1950. La aviación y los automotores hoy ocupan el primer lugar en el comercio de la circulación de personas y bienes.

Hechos históricos, como la remoción del segundo adelantado Alvar Núñez Cabeza de Vaca, por trabar la integración estimuló el mestizaje, origen de nuestra actual población.

La Revolución de los Comuneros, antecedente político de nuestra independencia.

La gesta libertaria del 14 y 15 de mayo de 1811. El Congreso de 1813 proclamó nuestra independencia.

La dictadura del Dr. Francia afianzó la autonomía política y económica del Paraguay.
Su sistema de gobierno fundado en el socialismo ético, estimuló una comunidad agraria de gente bien alimentada y sin apremios.
El mboriahú ryguata del Paraguay, hacía vivir en la sana sobriedad. La moral del pueblo era una virtud generalizada. Los remisos e infractores de la ley no se amparaban en la impunidad.

El error del Dr. Francia fue no haber formado hombres de Estado. La guerra del '65 al '70 quizá sea la consecuencia de nuestras limitaciones en el campo diplomático y jurídico.

En su época, la administración de justicia con altibajos. Don Carlos Antonio López reinicia el comercio exterior, se promueve la cultura y se emprenden las obras públicas. El Mcal. López con el signo trágico de la hecatombe, da término a una etapa de prosperidad en que vivió la república. De los sistemas verticales de gobierno con una economía socialista se pasó a la economía liberal en que los grandes capitales comenzaron a explotar nuestras riquezas. Las empresas yerbateras y otras extractivas impusieron su poder económico. Los campos y montes comunales fueron limitados en provecho de los inversores y en perjuicio de las comunidades rurales. La calidad de vida fue desmejorando. La emigración su consecuencia.

La revolución de 1904, otro episodio que dejó sus secuelas. Cien mil paraguayos tuvieron que emigrar al extranjero. Esa triste historia se vuelve a repetir en 1922, 1937 y 1947. Estas emigraciones provocaron la inestabilidad de los hogares con sus secuelas negativas por ausencia del jefe de familia.
 

Los exiliados políticos y económicos restaron brazos al país con gran perjuicio para su economía.

La mayoría de los gobiernos en América Latina, inclusive Paraguay, no formularon planes ni programas de gobierno. Apenas esquemas prioritarios o burocráticos. El despilfarro de los recursos financieros de la nación, han empobrecido a sus habitantes.

Hoy se vuelven a repetir estos hechos. Las madres o el padre, estimulados por el buen sueldo emigran a las grandes capitales, especialmente Buenos Aires. Sus hijos quedan al cuidado de sus tíos, tías o abuelos con el vacío espiritual del afecto paterno-materno.

Evidentemente, la estadística refleja los indicadores de rigor matemático.

La desocupación no constituía problema para los compatriotas. El auge de la economía argentina absorbía esa mano de obra. Hoy la realidad es otra, con presión en nuestro campo laboral.

La educación, la salud, la justicia, la economía rural, el asentamiento ordenado de los campesinos en áreas productivas con asistencia y servicio absorberá gran parte de la desocupación o el desempleo.
Urge preservar nuestra identidad. En los cambios se anotan hechos positivos como la apertura democrática, el voto calificado, la integración social, el interés por las comunicaciones, el auge de los deportes, la promoción de la mujer, la integración vial, la calidad de algunos productos. Los hechos negativos apuntados son: la lenta ejecución de la Reforma Agraria, el insuficiente salario en el sector laboral, la industria con ciertos apremios, la desocupación con índice progresivo, especialmente, por la recesión argentina, país que absorbía a los compatriotas desocupados.

La crisis moral e intelectual es universal y nuestra nación no puede estar ajena a su perversa influencia.

El alcoholismo, la drogadicción, el abuso del sexo, la irrespetuosidad corrompen a la juventud.

Los demagogos que son los estranguladores de la civilización y los más viles defraudadores del Bien Común, aún siguen en pie, menos mal que la repulsa contra ellos crece día a día.

La educación fundada en las buenas costumbres, la opinión pública orientada por periodistas cultos y honestos, I a recuperación moral del pueblo, la reactivación económica, la idónea administración financiera, el perfeccionamiento de nuestras instituciones republicanas, la vigencia de la democracia, el mejoramiento de la calidad de vida de los sectores populares y la investigación científica desarrollarán los grandes capítulos de la Política, de la Economía y de la Cultura paraguayas.
 

EJEMPLOS DEL CAPÍTULO II:
ÑE’Ẽ MARANGATÚ (Tiene 243 Máximas)

1-       Mitá cunu’u mitá queraná ipituváne jha i chi’o ne.
El niño mimado dormilón será inepto y protestón.

2-       (54) Co arapype yaicuá Vi’á jha añacuá.
En esta tierra se conoce el cielo y el infierno.

3-       (94) Reicó porásero rembopotivaerá ne ãgã.
El que quiere vivir en paz debe cuidar su alma.

4-       (189) Ojhá’ã yva ndo mojhuai.
El que no procura no alcanza la meta.
 
 
EJEMPLOS CAPÍTULO III:
HOVIÜ ÑE’E (Cuenta con 256 mensajes)
1-       (6) Tora sapiré puku ndajaipurú aréi.
El toro de funda larga tiene poco tiempo de monta.

2-       (53) Riña hápe epará gallo rusúre.
En la riña se apuesta al gallo joven.

3-       (156) Jahajey tupãpe he’i omendaramóva.
Volvamos a la cama dice con frecuencia el recién casado.
 
 
 

 
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