LA PALABRA-ALMA

Versión de GIRALA YAMPEY

         Ñanderuguasu, concibió la Palabra-alma, cimiento del Leguaje. "Fue en virtud de ello que nuestro Padre asentó en el mismísimo centro de su corazón el origen de la excelsa palabra a la que originariamente puso fundamento". (Ayvu rapyta - L. Cadogan) Para los guaraníes, la Palabra tiene un valor esencial, sagrado. En sí misma es alma. Designa y eleva el Ñe'ê aborigen. En el ámbito religioso, decir Ñe'ê (palabra), es nombrar al alma. La palabra es hálito vital, verticalidad. Por la palabra, el hombre está erguido, eleva su espíritu y pule sus sentimientos. Sin ella sería vegetal, sin pensamiento ni ideas. Por medio del purahéi-paje (canto mágico), tiene sonido el alma, se expresa la espiritualidad y, junto con el jeroky-paje (danza mágica), se transmiten los más sublimes sentimientos que hacen a la transcendencia.

         A partir del Bautismo, una hermosa y emotiva ceremonia, comienza el uso de la Palabra Sagrada. El Paje o sacerdote, para imponer el nombre al párvulo, recurre a los Ñanderu py'aguasu. Uno de ellos indicará el asignado al niño y, desde entonces, el niño/niña, será por completo un ava (ser humano), tiene colmado su aliento, tiene principio, puede erguirse. Ése nombre es guardado en secreto. Solamente lo saben, el Paje, los padres, padrinos y familiares muy allegados, pues si fuera pronunciado por personas de malas intenciones, podría causar graves daños al niño. El nombre que usará cotidianamente es otro, inventado por la familia. En éste aspecto, adelantémonos en decir que el guaraní cree que el ser humano tiene tres almas: una que viene con él al nacer, otra que se impone con el bautismo (por eso, el nombre es una de las almas), y la tercera que se le adhiere en cualquier momento. Las funciones de las tres almas, las describiremos más adelante.

         Entre las Jerarquías sociales de los guaraníes, se encuentran: el Mburuvicha y el Paje. Uno es el Jefe civil y militar, el otro, el Jefe espiritual, el Guía religioso. El primero es elegido y puede ser destituido, su descendencia puede sucederlo; el segundo nace para la función, o se hace, por propia vocación y la creación de su canto y danza, mágicos. Su progenie no lo hereda. En el primer caso, para ser electo Mburuvicha, el candidato debe ser generoso, buen guerrero y, sobre todo, manejar sabiamente las palabras. Debe tener el don de la elocuencia, debe ser buen orador. Sin éste requisito, no podrá ir lejos en su elección. Es que, la palabra es muy importante para el pueblo guaraní. Es creación del Gran Padre Primero, que legó a sus hijos para que la desarrolle, al igual que la pequeña porción de Amor al prójimo. Las palabras forman el sistema de sonidos con que la interioridad se comunica con el entorno. Es el pytu (aliento, viento interior), el propio hálito que se expresa ante los demás. La transcendencia que tiene el Ñe'ê (Palabra), en el pensamiento colectivo guaraní, es muy profunda. Sacralizan el nombre con que es bautizado, circunstancia que no es olvidada. La Palabra es la esencia de su Ser, es él mismo, es su Alma, llegada por mediación del Paje desde la Morada de los Ñanderu.  En un pasaje, poético y con ribetes teológicos, un chaman guaraní, dice: "Del árbol fluye la Palabra", refiriéndose a un árbol sagrado ante el que está invocando al Gran Padre. La Palabra es espejo del Ava, su espada, prolongación de su aliento. Ñanderuguasu, la concibió como fundamento del alma.

Fuente: MITOS Y LEYENDAS GUARANÍES por GIRALA YAMPEY. Editorial Manuel Ortiz Guerrero, Patronato de Leprosos del Paraguay. Tapa: Búho, fotografía de una cerámica indígena. Asunción - Paraguay, 2003. 177 páginas.

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