BATTILANA DE GÁSPERI, RAÚL
Ciudad de Asunción, 1904 - Areguá, 1924.-
Poeta. Codirector (con Heriberto Fernández) de la revista Juventud, murió trágicamente, ahogado en el lago Ypacaraí, cuando apenas tenía veinte años.-
Según Buzó Gómez, Raúl Battilana de Gásperi «era una de las mayores promesas de su generación» y «sus últimos versos ya anunciaban al gran poeta que pudo ser» (en Sinforiano Buzó Gómez, Índice de la Poesía Paraguaya, 3.ª edición, 1959, página 229).-
Fuente: "BREVE DICCIONARIO DE LA LITERATURA PARAGUAYA"/ 2da. Edición – AUTORA:TERESA MENDEZ-FAITH. Editorial EL LECTOR, Asunción-Paraguay 1998.
RAÚL BATTILANA DE GÁSPERI
Fue una esperanza desvanecida. Partió hacia lo ignoto al cumplir los veinte años; pero dejó la estela de su recuerdo, luminosa como un lampo, bella como una ilusión.
Oriundo de la capital paraguaya, nació en el año 1904.
Cursó estudios primarios en la Escuela Normal. En el Colegio de San José, tan caro al afecto de la sociedad paraguaya, cumplió el ciclo del bachillerato. Allí escuchó la sabia palabra de aquel apóstol del bien que hizo refugio en el cariño de los hogares asuncenos: Luciano Cestac. Bajo la advocación de la religión cristiana tejió la urdimbre de sus ensueños juveniles y escribió las estancias iniciales de su estro inconfundible en los corredores de la santa casa y entre las florestas de sus jardines. Es allí, en el Colegio de San José, donde trabó amistad con Heriberto Fernández y Raúl Heisecke Ferreira, poeta el primero, de noble espíritu; orador el otro, persuasivo y elocuente.
Raúl Battilana, animador entusiasta, talento vigoroso y múltiple, alma abierta a la lumbre de todas las estrellas, congregaba a sus compañeros y amigos en su solariega vivienda de la calle Azara. Su escritorio de la calle Palmas y 14 de Mayo, en el que aprendía las primeras lecciones de la práctica forense – ya era estudiante de derecho – bajo la dirección de su ilustre tío, Luis De Gásperi, era lugar de romerías literarias. Por allí han desfilado quienes dieron vida a la revista Juventud, quienes constituían el grupo de soñadores de 1923, iniciadores de cenáculos y peñas donde espejeaba el ingenio, sonreía la utopía y cantaba el corazón.
Pequeño de estatura pero bien formado, frente despejada y ojos escrutadores, ágil, nervioso, un poco atleta y otro poco clubman, Raúl Battilana era un bello exponente de su propia generación.
Trabajaba con pasión, con optimismo desbordante. Estaba escribiendo un poema de corte clásico cuando fue llamado por las olas del lago Ypacaraí. Fue el 23 de febrero de 1924. Dejó sus papeles sobre la mesa, la péñola esperando... Pero su ausencia se hizo prolongada, se hizo eterna. Sólo han quedado sus poesías como un eslabón de historia en la literatura paraguaya y su memoria tendida sobre el gran misterio. Sus versos, sin título, los versos postreros de San Bernardino, son una expresión de su vida y su talento. Helos aquí:
..............................?
Errabundo y taciturno
va el Poeta
tropezando a cada instante con las piedras del camino...
Va el Poeta, triste y pálido, con su urna de tristezas
y giróvagos de ensueños dentro el pecho.
Una estrella
solitaria,
es el faro que le lleva,
que le guía, que le encauza
a través de las aspérrimas
hondonadas del sendero,
todo lleno de recodos y de atajos y de piedras,
hacia el piélago tranquilo
que concentra
los caudales de sus ansias
de belleza...
Y la urna de nostalgias y de hastío
pesa, pesa
como el plomo,
como el crimen que remuerde la conciencia
y el vacío inenarrable de la muerte.
El Poeta melancólico anda apenas...
Cruza el remo misterioso
de Minerva,
donde esplenden cabalísticas y esfíngicas figuras,
jeroglíficos satánicos y relámpagos de ideas,
donde piensan los problemas algebraicos de la vida
mil extáticas lechuzas impertérritas.
El Poeta pensativo
deja el reino de la Ciencia...
Cruza el bosque de laureles inmortales
donde suenan,
armoniosa y claramente,
las olímpicas trompetas
de la Fama.
No le atraen las Arcadias en que reinan
Dafne y Cloe;
ni las cuevas fabulosas
que atesoran mitológicas riquezas;
ni los pórticos triunfales de la gloria,
ni las pompas transitorias de la efímera existencia...
El Poeta, taciturno, va regando la aspereza del camino recorrido
con la sangre generosa de sus venas,
y sus versos son simientes
que fecundan la aspereza...
Fuente: HISTORIA DE LAS LETRAS PARAGUAYAS – TOMO III. Por CARLOS R. CENTURIÓN. ÉPOCA AUTONÓMICA. EDITORIAL AYACUCHO S.R.L.. BUENOS AIRES-ARGENTINA (1951), 500 pp. – Versión digital en: BIBLIOTECA VIRTUAL DEL PARAGUAY (BVP)