LADRANDO A LA LUNA

Por MIGUEL H. LÓPEZ

En TW: @miguelhache

Pasaron las elecciones generales y el saldo que deja es un tendal de heridos peor que si hubiera ocurrido un terremoto. Si bien los tantos oficiales aún no quedaron definidos y firmes, las tendencias y los guarismos –más allá de los numerosísimos casos de falsificación de datos para la transmisión de resultados electorales preliminares–, la estructura ya va definiendo que el elegido es el colorado, hijo del secretario del dictador Stroessner, Mario Abdo Benítez, y su adlater, el cuestionado ex fiscal y ex diputado Hugo Velázquez. Por lo demás, los casos de denuncia de fraude, de robo de votos, etc., seguirán su curso, pero ya no fundan Estado, como dicen los picapleitos.
Aún es pronto para decantar algunos aspectos de las consecuencias de este resultado, inminente. No obstante, que al país le irá peor, no es novedad. Que los colorados en el gobierno fundirán aún más todo lo que aún siga en pie en términos de institucionalidad y republicanismo, es un pronóstico, lastimosamente, infalible. Y que finalmente el Parlamento será más variopinto que en periodos anteriores, tampoco es una noticia que trascienda, ya que en el aparente colorido de la diversidad hay varios nuevos legisladores que vienen subsumidamente prohijados por representantes poderosos vinculados al gobierno cartista y al partido del que entrará en agosto próximo. Es decir, los mismos que tienen la sartén con nuestro futuro friéndose. Por lo demás, los peces gordos corruptos seguirán en sus curules, posiblemente con más violencia simbólica y práctica venal que antes.
Del otro lado queda una ristra de enojos, malos humores y estentóreos reclamos, más denuncias de fraude. De iniciales demonizaciones hacia quienes votaron nulo, blanco o estuvieron ausentes, por la derrota que cada vez es menos virtual, la tirria giró hacia los datos manipulados del TREP, una eventual ventanita que oxigenaba sus duelos tras la resaca electoral.
En el peor escenario para los colorados estuvo planteada una de las peores propuestas de la oposición. Frente a un anodino candidato, marcado por su consustanciación familiar y propia con la criminal dictadura de Stroessner; y su vicepresidente, sobre quien lo único que no penden son elogios de buena gestión como fiscal y como diputado; estaba la propuesta de un liberal golpista, marcado por prácticas de traición y mala gestión pública; y su vicepresidente, un empresario snob, sin militancia ni compromiso real en terreno con alguna causa popular, electo por una cúpula sin consulta a las bases y legitimado en formalidades internas de urna.
El llamado progresismo político paraguayo, una facción de ella, ofreció a campesinos, trabajadores e indígenas dos candidatos que no defendían ni representaban sus intereses de clase y sector.
En este escenario no había posibilidad de discernimiento, más allá de que claramente unos no eran lo mismo que los otros. Aunque doctrinaria e ideológicamente no distaban mucho entre ellos.
Con el verso del mal menor, aunque en la realidad el mal es uno sin importar su nivel, atosigaron a propios y extraños. Y hoy las cartas están echadas. No haber hecho la tarea suele ser la causa de los resultados adversos, no otras.
Ladrar a la Luna es lo único que les queda, o levantar la mirada del ombligo...

Fuente:  ULTIMA HORA (ONLINE)

Sección OPINIÓN

Jueves, 03 de Mayo de 2018, 02:00

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

(Hacer click sobre la imagen)