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REVISTA DEL PEN CLUB DEL PARAGUAY
  IV ÉPOCA – N° 24 JUNIO 2013 - REVISTA DEL PEN CLUB DEL PARAGUAY


IV ÉPOCA – N° 24 JUNIO 2013 - REVISTA DEL PEN CLUB DEL PARAGUAY

REVISTA DEL PEN CLUB DEL PARAGUAY

IV ÉPOCA – N° 24 JUNIO 2013

Editorial SERVILIBRO

Dirección Editorial: VIDALIA SÁNCHEZ

Diseño de tapa: CAROLINA FALCONE ROA

Asunción – Paraguay

Junio 2013 (150 páginas)



PALABRAS PRELIMINARES

Sorprendente. El PEN CLUB DEL PARAGUAY arriba con este ejemplar al número 24.

Un Club casi sin existencia física. Sin local, sin ayuda de ninguna especie. Con un parco estatuto. Con reuniones sin mucho protocolo. Con una existencia casi nómada. Antiacadémicamente atrincherado en un bar. Un curioso Club de generosa contribución a la cultura. Donde se dialoga, se intercambian ideas y se ajusta el pensamiento a los vaivenes de la existencia contemporánea.

Ha difundido el trabajo de numerosos poetas, de ensayistas y de narradores. De los fantaseadores de todas las edades, de los que analizan la vida y la obra de los escritores de ayer y de hoy, de los narradores de anécdotas pequeñas y grandes.

Con su contribución y con su actividad, el PEN CLUB ha demostrado paso a paso que es posible hacer grandes cosas con escasos recursos. Pero con decisión y afán, con ética y honradez cultural. Con la meritoria disposición de contribuir a la cultura del país. De aportar a los afanes de la fantasía, a las contagiosas llamas del pensamiento, al rumor de las cosas sucedidas, de cierta validez nacional y universal.

EL PEN CLUB decidida y pacientemente sigue contribuyendo a la cultura del país. Con el trabajo de sus componentes, con la ayuda de la Editorial Servilibro, con el acto del lanzamiento y con la distribución correspondiente.

En fin y en pocas palabras, el PEN CLUB sigue leal izando su valioso aporte al Paraguay del pensamiento y la fantasía.

LUIS MARÍA MARTÍNEZ

Presidente 6 de junio de 2013



POESÍA

MARÍA EUGENIA AYALA

WILLIAM BAECKER

GLADYS CARMAGNOLA

VÍCTOR-JACINTO FLECHA

ELINOR PUSCHKAREVICH

DOMINGO RIVAROLA


POETAS


XXVIII

MARÍA EUGENIA AYALA


Quien osa compartir esta aventura

se enfrenta a los poderes de esta magia

a esta redonda mesa en sortilegios

en donde sólo habitan elegidos.


Comienza la partida y se arrebatan

los amores ocultos del tablero

la reina ganaría su batalla

encadenada a torres del Grial

de aquel peón que pueda desollar

los secretos que guardan en sus copas

de antaño caballeros y princesas.


Si Lancelot escribiera su historia

ni cuentas le daría a ningún rey

pues en el jaque mate se ha entregado

al encontrar al mago

Santo Grial perdido

la fragua consagrada de la Orden

caballeros que sin saberlo un día

recorrerán tableros nuevamente

y así esta nuestra historia ha de volverse

por una y otra vez a repetirse

de leños y calderas consagradas.


XV

Extirpa la soberbia que nos unge

arranca nuestros pies de lodazales

sumérgenos al fondo de tus mares

infúndenos tu brío y tu vigor

al son de este recodo que nos diste

regresa con el beso de la vida.


Recóbrame en la vid que nos dejaste

regresa desde el polvo en mi partida

resucita de nuevo en este día

desprende de las puertas aldabillas

que el mundo reconozca tu presencia.


Exprímenos la hiel que nos invade

sácianos esta sed de marineros

con el agua que cae de tu costado

embriáganos el alma con tu sangre

la sangre redimida de tu entrega.


Enjúganos las lágrimas del día

abrázanos las penas y alegrías

anuda las angustias a tus pies

cimienta nuestra larga trayectoria

alumbra nuestro paso por el mundo

hasta que el sol se apague entre tus manos

y vuélvanos tu rostro iluminado

al tiempo inexorable

en el último jaque.



ESE INSTANTE

WILLIAM BAECKER


Me hiciste descubrir

el arte del encuentro,

ese instante

que soñamos a veces

con los ojos abiertos.


Me hiciste descubrir

los pájaros del canto,

los abrazos sin tiempo,

la dulzura del llanto,

la plenitud del beso.


Me hiciste descubrir

la tristeza infinita del ocaso,

el misterio

que ocultan los milagros

el vértigo

de estar enamorado.


Me hiciste descubrir

-¿Qué más quieres? -

ese instante

que soñamos a veces

con los ojos abiertos.



EN EL PUNTO INFINITO

Enmudecer,

miramos fijamente

hasta el punto infinito de los ojos

donde el tiempo eterniza

relámpagos de amor y soledades.


Saber callar,

oficiar de ignorante, de insensible,

y, sin embargo, arder como una pira

nutrida de esperanzas y de olvidos.


Callar. Arder.

morirse lentamente,

adivinar la cruz de abiertos brazos,

para ser lo que fuimos en silencio:


Este sitio de amor

en el punto infinito de los ojos.



PARÁFRASIS

GLADYS CARMAGNOLA


a Oli, Neiny y Charly


I

Quiero contarte cómo fue. De veras:

cuando tenía el corazón

como una flor recién abierta ante la vida.


II

Era diciembre aquí

y un poco más allá, después del río

ardía el verano, turbio, polvoriento,

en ceibos, algarrobos y espinillos.


Once años viví

por la certeza. Por la certeza de que nos queríamos.

Quizá por eso la orfandad llegó

-aquella que hasta ahora no he asumido-

la que no osó venir cuando el incendio

desmoronó la casa donde los dos nacimos

y aplastó cuatro raíces

mientras mis ojos contemplaban desde el cerco vecino

cómo puede la infancia volverse cenizas

si los huesos apenas han crecido.


En vísperas de Navidad supe que nos separaríamos.


III

¿Son salobres las lágrimas así?

Pesan en las pupilas.

Y la angustia le añade sus garras al miedo

-horrible ave negra de rapiña-,


(Después

él,

pantalones largos

y largo, interminable, el río.

Y aún más largo y tenebroso el día.)


Durante cuatro años el “Monseñor Lasagna”

con sus puertas abiertas solo a medias a las visitas.


(Lentes, papel de arroz o ediciones en rústica.)


Lanchas, canoas, camalotes, miedo,

calle Colón, la casa de una tía;

(Padrino -Raúl Bertón-:

tú nos querías)

y un pan dulce especial con el abuelo

porque “obras son amores”; ¿lo sabías?


Aprendí a crecer sola

acurrucando el miedo en mis orillas.

Y

-sé que suena algo extraño-

sigo aprendiendo poco a poco, todavía.


IV

Fue desde 1950


V

Un día lo vi en su pieza, en una casa

para siempre distinta:

inauguraba cálculos y cifras

(él

conocedor de lunas e intemperies:

-más de una vez contempló el lucero por mí, por

culpa mía-).


Y allí lo comprendí:

En realidad no importa que la vida

nos arrastre en su afán

-que no logra borrar esta hermosa costumbre de

querer a mi hermano como antes lo quería-


Lamento aún su rol de espadachín:

tal vez su bella dama no lo merecía.

Un día, en algún lugar, por los valles del cielo,

quizá me atreva a pedirle perdón por haber sido

depositaría infiel de sus revistas.


(De Depositaría infiel)



LO REVELADO

ELINOR PUSCHKAREVICH


La Tienda del encuentro con Dios (Ex. 32,7).

Es el nombre que Moisés le da a la Tienda de campaña bajo la cual hablaba con Dios.

Así, cuando alguien quería consultar algo con Dios, iba a la Tienda,

que se encontraba a cierta distancia del campamento en el pueblo.


Cuando leí este pasaje me pregunté sobre lo que Dios me habría querido decir con esta lectura

después de reclamado su silencio y su ausencia a mi súplica...


LA TIENDA

Permanecí de pie

ante tu silencio.


Humedecí mis manos

con dolor gastado

supliqué tu ausencia

en Tu presencia

y no te oí.


¡Cómo impera tu silencio

en este desvelo impaciente!


Había ido a la tienda,

como Moisés y su gente.

Hincada te supliqué:

“¡Déjame ver tu gloria!”


...y una levísima brisa,

aleteo de ave

rozó mi espera

y

se alejó suavemente.


¡Qué esperas de mí, Señor.


¿Que siga en pie

y en silencio

y así vaciar mi orgullo?

-mi triste figura vana-

y en tu bondad infinita

tomar de mí lo que quieras

y con tu mano cubrirme

para seguir viviendo

en esa tienda bendita,

donde poder miramos.


(29 VII de 2003)


“Marta le dijo a Jesús:

Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano  no

hubiera muerto ” Juan. 11,21



MARTA

Señor, como Marta,

Salgo a tu encuentro

Y reclamo:


¿No eres Tú quien recoges la soledad

y la lavas?

¿El que cuida del más débil

y atiende la herida incurable?


Fiel y amante desde su pequeñez,

e hija arrepentida,

que no te escucha, mi Señor,

o golpeo tu silencio

y me responde tu mudez.

¿Dónde escondes ese rostro?

¿Dónde están tus anchos prados,
la esperanza, ese encuentro?


¡Quiero ir a esa Tienda

y mirarte

y mirarnos!

Arrullarme con tu voz

eco divino de mi Dios, y contemplarte.


Agosto, 2003


Hoy Jesús,

quiero escribirte un poema


¿De dónde viene ese olor a monte, a viña fresca?

¿De dónde surge el encendido cántico de angélicas voces?


¿A dónde van con sus panes y peces

y esa antorcha encendida

en el pecho?


Con la cruz asumida y la mirada alta,

ellos pretenden, desde su humilde ropaje:

hombres, mujeres, niños...

“el encuentro”: en el recodo del río

en la montaña donde orabas,

en la tierra prometida,

y con el Pan que es alimento.


Sí, Jesús, hoy te entrego este poema.

Año, 2003






NARRATIVA

NELSON AGUILERA

PRINCESA AQUINO

JUAN DE URRAZA

ALEJANDRO HERNANDEZ

GUIDO RODRIGUEZ ALCALÁ



FLORES EN LLAMAS

(Fragmento)

NELSON AGUILERA


El calcinante sol de noviembre arreciaba el jardín de Esperanza. Hacía semanas que ni una nube se mostraba en el horizonte. Las hojas de los árboles estaban achicharradas, el pasto seco y los pétalos de las flores parecían papeles a punto de incendiarse. En vano fueron los esfuerzos para hacerlos revivir con chorritos de agua. El verano era sofocante. La temperatura sobrepasaba los cuarenta y dos grados cada día, y bajaba a treinta y dos al hundirse el sol en el ocaso. Era un ocaso ensangrentado y pomposo que lograba dar un pequeño respiro a los habitantes de la tórrida ciudad de Asunción. Muchos mascullaban las mismas cantinelas de siempre mientras se soplaban con las pantallas hechas de karanda’y o buscaban algún viento fresco delante del ventilador; o en las habitaciones climatizadas.

¡Qué calor! ¡Hasta cuándo vamos a seguir con este infierno! ¡Ay, cómo quiero que llegue el invierno! ¡Esto ya es demasiado! ¿Cuándo piko lo que va a llover? ¡Los paraguayos vivimos en una caldera! ¡Hakuetereirasamáningo! Otros trataban de consolar a los quejosos acalorados con expresiones como: ¡Y así es nuestro país, chamigo! ¡Qué piko lo que podemos hacer si así es nuestro clima! Si no te gusta el calor, te podés ir a Tierra del Fuego mba ’e a vivir. Pero el paraguayo ama su tierra, a pesar del calor, de sudar a borbotones y transpirar seis meses del año. El paraguayo ama su patria, a pesar de todo.

Esperanza luchaba a diario para hacer vivir las orquídeas en las macetas, y las rosas, los lirios, las azaleas y margaritas en sus rústicos canteros. Poco a poco, las flores se volvían más raquíticas, más secas, parecían enfermas y sin ganas de vivir.

Una tarde, mientras estaba durmiendo la siesta escuchó el desesperado grito de su hija: ¡Mamá! ¡Mamá! Tus flores se incendian, tus flores se queman. ¡Mamá! Ella se levantó sobresaltada, abrió apresuradamente la ventana que da al jardín y vio como las llamas consumían lentamente los resecados pétalos de las flores.

-¡Qué raro! -Contestó a su hija- ¿Cómo pasó?

La joven respondió diciendo:

-Yo estaba en la hamaca tomando terere, de pronto escuché un crepitar de hojas, miré y vi que los rayos de sol iban horadando suavemente cada corola hasta formarse una tímida llama, que fue creciendo sin apuros, y luego te llamé.

Ambas se quedaron contemplando como las lenguas de fuego iban lamiendo y consumiendo las corolas, las flores, hasta dejarlas totalmente en cenizas. Al ver que las llamas amenazaban con treparse a los árboles, Esperanza ordenó a Aramí que aplacara el incendio con el agua de los perros reposada en dos baldes. La joven obedeció a su madre, quien siguió observando con embeleso el triste y ceniciento final de sus bellas flores.

***

Suena el timbre una y otra vez. El profesor Cristóbal suspira, se saca los anteojos y baja el bolígrafo rojo que estaba utilizando para corregir los exámenes de sus estudiantes. Va hacia la puerta, levanta la cortinita de la ventana y ve en el portón a un joven moreno que no pasaría los veinte años. Era flaco y desgreñado, vestía una bermuda que le bailaba y dejaba ver sus pálidas extremidades inferiores. Su camiseta también se le colgaba y se podía observar cómo la clavícula sobresalía del resto del cuerpo como producto de una delgadez emaciada, casi cadavérica. Sus pies estaban sucios en las zapatillas hawaianas y de su frente corría lentamente un oscuro sudor. Los pómulos del joven eran protuberancias óseas que formaban los cuencos de los ojos, donde dos pequeñísimos brillos opacados hacían de miradas, casi perdidas. El profesor abrió la puerta y fue junto a él. Lo miró y sintió una gran compasión. ¿Qué decís?, le interrogó. El joven respondió:

-Señor, no tenés nada para comer o alguna ropa vieja o zapato que no usas más. Yo, pues, tengo tuberculosis y vivo con mi abuela que ya está muy vieja y tenemos hambre, y nadie me quiere dar trabajo por mi enfermedad.

Cristóbal se sintió conmovido ante su pequeña historia y fue a traerle rápidamente unos panes Felipito y un cartón de leche. Se los pasó desde cierta distancia temiendo que se le contagiara el bacilo de Koch y le preguntó si se estaba tratando de la enfermedad en el Hospital Max Boettner, si tenía sus cubiertos apartados y si estaba tomando mucha leche. El joven respondió que sí, agradeció la donación, agachó la cabeza y se fue caminando lentamente en la penumbra vespertina. El profesor se quedó ensimismado, mirando por entre la verja como los pasos de aquel miserable se iban perdiendo hacia los bajos fondos de Zeballos Cué. La voz de su hija Aramí le volvió a la realidad. ¡Papá! Ya está la cena. ¡Ya voy!, contestó. Entró a la casa, se fue al baño, se lavó las manos una y otra vez, luego se puso alcohol en gel, se secó y fue a sentarse a la mesa. Esperanza y sus hijas le sonrieron al llegar y le mostraron lo que habían cocinado: tilapias al ajo. Cristóbal devolvió la sonrisa a su familia en señal de agradecimiento, se dispuso a comer con ellas y a relatarles la historia el joven que acababa de despachar en el portón.

-Tenés que tener cuidado para no contagiarte, querido, le advirtió su esposa.

-¿Tuberculosis en esta época? -preguntó sorprendida Dalia.

-Sí, hay mucha gente con tuberculosis en Paraguay, y lo peor es que ni se tratan. Vos podés estar sentada al lado de alguien enfermo en el colectivo, contagiarte y ni sabés que adquiriste el bacilo -. Concluyó Jazmín.

-Bueno, dejémonos de enfermedades y disfrutemos del pescado que cocinamos con tanto amor para papá, aconsejó Aramí.

Todas rieron, Esperanza bendijo la mesa y comenzaron a comer. Cristóbal se sentía el rey de la casa rodeado de sus tres hermosas hijas, todas bellas y solteras, y de su hacendosa mujer, cuya piedad era conocida en todo el barrio. Dalia tenía veintidós años y estaba concluyendo la carrera de Enfermería, Aramí contaba con veintiún años y le quedaba poco para recibir el título de Administradora de Empresas; mientras que Jazmín, la menor de todas, estaba a punto de terminar la secundaria. Ella tenía sueños de seguir los pasos de su padre por las sendas de la carrera docente. Le encantaba la idea de trabajar con niños. Soñaba con revolucionar el sistema educativo paraguayo.

Detestaba ver cómo los niños se pasaban copiando las cansinas lecciones de esas negras y largas pizarras durante horas, o transcribiendo interminables párrafos, sin sentido alguno, de los libros a sus cuadernos. Eso era como trasladar un cadáver de una tumba a otra. No podía soportar la idea de que las maestras se pasaran chusmeando en la sala de profesores mientras la ley del mbarete hacia añicos los derechos de los más débiles en el patio.

Peor aún, que las docentes se hicieran manicure en horas de clases o reclamaran más y más salarios por un pésimo trabajo reflejado en la ignorancia de los niños, quienes llegaban al sexto grado sin haber adquirido las destrezas fundamentales de la lectoescritura y del cálculo. También le preocupaba cómo el negocio de las drogas iba penetrando lenta y sutilmente en las escuelas y nadie hacía absolutamente nada para impedir que ese flagelo siguiera destrozando la niñez y la juventud paraguaya.

La cena se prolongó con un postre de frutillas con azúcar. La conversación giró en torno a los acontecimientos del día, las asfixiantes altas temperaturas, las últimas clases, los exámenes, los profesores arrogantes, las últimas noticias y las novedades sobre la intención de legalizar la marihuana.

¡Estos parlamentarios están todos locos! -protestaba Esperanza.

- Pero, mamá, eso ayudará a que la gente no vaya más a la cárcel por fumar un poco de marihuana -replicó Aramí.

-Yo creo que eso aumentará el consumo no sólo de la marihuana, sino también de todas las otras drogas. Esos locutores y políticos drogadictos quieren que todo el mundo acepte sus vicios -Aseveró Cristóbal.

La discusión continuó por un buen rato. Esperanza decía que al abrir la ventana al diablo, él aprovecha y rompe toda la puerta para entrar a robar, matar y destruir. Dalia, quien estaba realizando sus prácticas en el Centro de Adicciones, consideraba a su madre un poco exagerada; Jazmín estaba de acuerdo con su hermana. Pensaba que era natural que los adultos tuvieran opiniones muy diferentes de la nueva generación. Luego de idas y venidas de argumentos a favor y en contra de la legalización de la hierba maldita, cada uno volvió a su quehacer. A eso de las diez de la noche la casa de la familia Breglia estaba en total reposo. Las muchachas tenían su propio cuarto climatizado, una laptop cada una, un Blackberry para chusmear con las amigas y los libros que necesitaban para sus estudios. Cristóbal y Esperanza trataban de proporcionar todo lo necesario para sus hijas, cuya única consigna era estudiar y nada más que estudiar.

La caliente noche fue abrazando la ciudad. Los que tenían aire acondicionado dormían plácidamente, los que tenían ventiladores se despertaban varias veces durante la noche a beber agua o a cambiarse la ropa pegada al cuerpo por el sudor; y los que no tenían nada caían del sopor y del cansancio en profundos sueños, por ratos, para luego despertarse y seguir sobreviviendo la diaria explotación a que eran sometidos por los poderosos.

En la casa de Cristóbal y Esperanza se oía el apacible sonido de los acondicionadores de aire, y el ladrido de Nina y Lucy resonaba en el patio delantero, mientras el placentero y reparador sueño cobijaba a cada miembro de la familia Breglia.



EL VESTUARIO

Cuento de PRINCESA AQUINO

A Chester Shwan


¡Y me fui antes de que cerraran la caja grande con mi traje viejo en su interior! Porque como muchos, yo también en el fondo estaba cansada del último vestido. Aunque nunca me importó demasiado la ropa.

Recuerdo como si fuera ayer, cuando estrené aquel primero, no sé si fue porque lo vi en las fotos, o porque realmente lo tengo en la memoria. Pero si pienso en él, lo evoco nítido y claro, como si lo tuviera registrado desde siempre.

¡Si, ya me lo dijiste! ¡Que es imposible que lo recuerde porque era muy chica, que lo que tengo en mi mente, es la imagen de la fotografía que tenemos!

Bien, está bien, pero no me vas a negar que pueda recordar los siguientes, porque entonces ya era mayor. El traje había adquirido nuevas formas. De pronto se hizo largo y fino, muy fino, para cuando tenía catorce. Pasó luego a tener curvas, que despertaron la curiosidad de la familia primero, de los demás después. Ese fue el mejor traje, “el traje de la juventud”, pero como la primavera o el día, pasó pronto, cambió. Demasiado pronto... Como las flores de los lapachos. ¡No duró nada!

La prenda se diluyó en el tiempo, de tanto en tanto regresaba como una densa niebla sólo para perturbarme un rato.

Pero las urgencias no terminan, mientras una, va cambiando el atuendo, y aunque algunos prefieren la palabra mutando, yo me opongo a ella y acepto, no sin nostalgia, cambiar el ropaje de la juventud por otros menos a la moda. Ya que estos trajes no se eligen, vienen con nosotros y afortunadamente aquí quedan.

Fue una suerte no reconocerme allí vestida de anciana en mi nuevo contenedor de trajes viejos. Esa caja de madera que inventamos, casi tan especial como las cajas blancas de los vestidos de fiesta. La que será llevada a guardar al ropero de los trajes viejos. No, no me importa lo que digas. Para vos se llamará cementerio, para mí se llama ropero.

Y como te decía, ¡me fui antes de que cerraran la caja grande con mi traje viejo en su interior! Porque como muchos, yo también en el fondo, estaba cansada del último vestido.



ALICIA Y LOS UNIVERSOS ALTERNATIVOS

JUAN DE URRAZA


Alicia, una vez más, como otras tantas veces, se hallaba en un mundo desconocido y completamente diferente al que solía habitar. Como en previas ocasiones, el contacto con algún objeto o portal, en un momento casi mágico, o tal vez místico, la transportó por los pasillos entre planos y universos hasta un lugar usualmente inalcanzable desde su propio mundo.

Pero en este caso, a diferencia de los anteriores, no se encontró con fantásticas criaturas ni con persecuciones o juegos de lógica que pusieran su vida en riesgo. Y como por tantos años vivió de esa forma, saltando de un mundo a otro, siempre en viajes de ida y vuelta, ya nada la sorprendía ni le parecía sobrenatural, todo lo contrario, estas experiencias eran comunes y ordinarias para ella, aunque nadie jamás le creyese lo que le sucedía. Finalmente dejó de relatar a sus allegados dichas vivencias, puesto que sólo servían para poner en duda su cordura, ya que no existían pruebas de que lo que dijera fuera verdad.

Pero no dejó de viajar. En los primeros casos regresaba a su mundo despertando de un sueño, pero con el tiempo se dio cuenta de que ésa era una estrategia de los universos para devolverla a donde pertenecía, y no significaba que realmente hubiera dormido y soñado los eventos fantásticos que vivía en el “otro lado”, sino que era la salida de su estado de trance, o la reinserción de su propio cuerpo físico en el mundo que usualmente habitaba... Además, sus viajes fueron volviéndose cada vez más largos, y a veces regresaba al mismo punto y momento de partida, pero en otros casos transcurría un tiempo considerable en su propio mundo, o peor aún, regresaba a un tiempo muy posterior al de la partida, y aparecía en ubicaciones muy diferentes y alejadas del lugar donde el recorrido se había iniciado.

Pero en este caso, Alicia, como se mencionó, no llegó a otro de esos mundos extraños, de seres increíbles, o de futuros y presentes alternativos. Simplemente apareció en un gran salón esférico, blanco, gigantesco, de cientos de metros de diámetro, carente de objetos, y donde la luz parecía proceder de lo más alto, pero al mismo tiempo de todas las direcciones.

La jovencita caminó por varios minutos en descenso hacia el centro inferior de la esfera, donde inicialmente se veía un punto, pero acercándose empezó a vislumbrar a una figura humana, que finalmente terminó convirtiéndose en una hermosa mujer, muy sensual, que flotaba a un metro sobre el suelo. Sus insinuantes ropajes flotaban a la par de ella, armoniosa y delicadamente. La mujer parecía estar dormida, o inconsciente, puesto que se mantenía inmóvil, con los brazos levemente extendidos y los ojos cerrados.

Cuando Alicia estuvo a unos metros de ella, ésta los abrió repentinamente y la observó con una expresión difícil de descifrar, puesto que no era de enojo ni dureza, pero tampoco amable ni cariñosa. Simplemente la escudriñó en profundidad, como traspasando su carne y buscando algo en su interior.

-Eres tú. -le dijo con voz dulce- Has llegado, me has encontrado... Siéntate, -la invitó, al tiempo que el suelo dejaba de ser curvo, y surgían del mismo unas salientes que terminaron conformando un sillón. La luz disminuyó su intensidad y dejó de verse el blanco infinito, para formarse un horizonte de sombras cada vez más cercano. La mujer descendió y se sentó frente a ella en otro sillón similar.

-Alicia, -continuó hablando, una vez sentada- te he visto, y me he cruzado contigo en diversos universos. Posees un don especial o al menos una gran suerte, para lograr encontrar los puntos de enlace entre los diferentes universos existentes.

-¿Quién eres tú? -preguntó Alicia a la mujer- ¿Cómo sabes mi nombre?

-Yo soy la reina de los planos, guardiana de los múltiples universos, la que hace y deshace los entuertos y las uniones entre los mundos. Soy la tejedora de destinos, y la artesana del caos. Soy el bien, el mal y la neutralidad, todo junto, según me plazca, soy la totalidad, o Dios, para muchos... Hace eones que llevo esta responsabilidad, convertida en la guardiana de los planos de la existencia. Pero en realidad no soy más que un ser humano como tú, atrapada entre los universos, rodando por ellos gracias a este lugar fruto de mi pensamiento, controlando lo que sucede en cada uno, y siendo la custodia que impide que la entropía crezca y los domine. Siempre creí que otro guardián tomaría mi lugar, y así podría llevar adelante una vida corta, intensa y camal, donde un hombre me poseyera completamente y donde pudiera regalar mi amor, mi vida, a él y a mis retoños. Pero estoy encarcelada dentro de esta perpetuidad infinita, dentro de esta omnipotencia divina, que he recibido y aceptado. Soy la aduana, el puesto de control que decide quién pasa y quién no entre los universos, quien vigila todos los enlaces de un lugar y tiempo a otros lugares y tiempos...

-No lo comprendo, -alcanzó a decir Alicia.

-No me decepciones. Tú y yo tenemos mucho en común, tenemos la capacidad de ver más allá de la ilusión de los mundos, y encontrar las conexiones entre ellos. Tú eres el único ser que puede comprenderme. Yo tengo la esperanza de que lo hagas. Necesito que lo hagas.

-Yo ya no sé qué creer o pensar -insistió la joven- A veces me parece que estoy loca y alucino. Otras veces siento que tengo algo especial que me permite recorrer lugares vetados a la humanidad...

-Eso no importa. Yo puedo darte las respuestas que siempre has buscado. Y asegurarte que no estás loca. Sólo debes prestarme atención y escuchar lo que tengo para decir. Por experiencia propia ya lo sabes, de manera intuitiva, yo sólo voy a formalizar el conocimiento que posees. La verdad es que en realidad no existe un único universo, sino un cosmos de universos. Cada universo se rige por sus propias reglas, y tiene desde una hasta infinitas dimensiones. Usualmente, en la investigación científica y en el pensamiento filosófico, a esta situación se la conoce como “universos paralelos”, pero ésa es una acepción errónea, pues el paralelismo sólo tiene sentido entre dos rectas en un mismo plano, o entre dos planos para un cierto eje de coordenadas, ya sean espaciales o temporales. Pero la verdad es que los universos, en muchos casos, se superponen unos con otros, o son paralelos en alguna dimensión pero no en otras. A veces tienen las coordenadas espaciales similares, pero las coordenadas temporales no, tal vez opuestas inclusive, entonces mientras un universo avanza, el otro retrocede. O hay universos que avanzan mucho más rápido que otros, o que tienen más o menos dimensiones...

-Creo entender lo que me explicas, -indicó Alicia- pero no por eso deja de ser confuso.

-¡Pero claro que lo es! -rió la reina, echando su larga y renegrida cabellera hacia atrás, dejando entrever las pronunciadas curvas bajo su túnica semitransparente -Hasta para mí. No puedo pedir que entiendas todo tan rápido, pero por lo menos necesito que comprendas lo que sucede. Llamaremos a partir de ahora, a lo que conoces como universos o mundos paralelos, simplemente “universos alternativos”, o multiversos. Estos universos son independientes unos de otros, pero para evitar el caos que causaría el hecho que estén todos a la deriva, sobre todo los que son similares entre sí, o realmente paralelos, desde el punto de vista de ser reflejos unos de otros, es necesario amarrarlos de alguna manera a algún lugar, y mantenerlos juntos, en un sistema de referencia absoluto. Estas anclas son puntos en común entre dos o más universos, es como pinchar varias hojas con un alfiler y fijarlas por el mismo lugar. El alfiler, en ese caso, sería el ancla, y quien fuera capaz de encontrarla, podría utilizarla como medio para moverse de un universo a otro... Obviamente, existen numerosas anclas en cada universo, fijándolo a su vez a otros universos, y entre todos formando el cosmos infinito, estable, gracias a esas uniones, siendo el centro inamovible de todas ellas este lugar. Tú has encontrado en más de una ocasión esos puntos de anclaje. A veces es un túnel, que es similar en los dos universos, y al cruzarlo puede llevarte del uno al otro. Otras veces es un espejo, o una llave, o una puerta... El punto de conexión puede ser cualquier cosa. Normalmente dicho conectar tiene un umbral reconocible, pero en algunos casos no.

-Creo entender. Aunque me parece asombroso que yo, por mí misma, haya encontrado tantas anclas en mi universo, y que las personas que me rodean no hayan encontrado ninguna.

-O tal vez las encontraron, pero simplemente no se dieron cuenta. Hay universos tan similares entre sí que uno no notaría la diferencia entre uno y otro... Hasta poseen exactamente el mismo desarrollo, los mismos habitantes, las mismas ciudades, las mismas reglas físicas... Mucha gente migró de uno a otro sin haberlo notado, y su alter ego fue intercambiado al mismo tiempo al universo donde él pertenecía, por lo que finalmente ambos creyeron que seguían en su propio mundo, cuando esto ya no era así.

-Entiendo... -murmuró Alicia, aunque no estaba del todo convencida -¿Y tú qué haces aquí? ¿Qué tienes que ver con todo eso ¿Cómo sabes tanto? ¿Eres realmente Dios, disfrazado de una hermosa mujer?

-Gracias por lo de hermosa, -le respondió la reina de los planos, sonriente -Esta esfera donde estamos actualmente es mi universo, mi razón de ser, y al mismo tiempo mi prisión. Es el eje de todo, y gira lentamente, manteniendo en movimiento todos los otros universos, teniendo además al menos un punto de conexión con cada uno de los existentes, ya que se halla en el centro absoluto del cosmos, y puede crecer o reducirse de tamaño infinitamente, a mi voluntad. Así, lo que hago es recorrer todos los mundos posibles e imposibles, todos los tiempos, todas las realidades, todos los sueños, y buscar situaciones o entidades que estén causando algún tipo de desequilibrio entre ellos, para destruirlas, o corregirlas.

-¿Y yo estoy aquí por eso? -inquirió Alicia, preocupada- ¿Para ser destruida por ser una causa de todo tipo de perturbaciones entre los universos alternativos?

La reina sonrió y la miró con amabilidad. -Querida, si deseara destruirte hace tiempo lo hubiera hecho, sin darte explicaciones. Pero ésa no es la situación, yo deseo mucho más de ti.

Alicia se mostraba visiblemente confundida, y continuaba sin poder descubrir lo que la reina pretendía de ella.

-¿Y qué quieres de mí, entonces? -preguntó nuevamente -No creo que nadie llegue hasta aquí por curiosidad, ni gracias a las anclas de los demás universos, sino porque es tu propio deseo...

-Así es, Alicia -asintió la reina -Estás aquí porque yo lo deseo y te he abierto un camino hasta este lugar... Yo te he observado recorrer numerosas realidades, siempre encontrando pasajes de ida y vuelta a tu mundo. Al principio pensé que eran casualidades, pero últimamente, debido a la gran frecuencia con que eso sucede, aunado al hecho que no existen realmente más puntos de conexión en tu área que en cualquier otra área de cualquier universo, llegué a la conclusión de que tú no eres una viajera, como otros descubridores de anclas, ¡Sino que eres tú misma un ancla! ¡Eres un ancla capaz de conectar a los universos a su antojo, traspasarlos y unirlos con simplemente desearlo, sólo que no sabes aún utilizar completamente dicho poder! Y en todos los universos posibles, he encontrado solamente otra entidad con esas mismas cualidades...

-¿Sí? ¿Quién es? -preguntó intrigada Alicia.

-Yo, mi princesa, yo misma, y sé que gracias a mis súplicas finalmente has venido a sustituirme como guardiana de los planos, y a permitirme morir en una vida humana como merezco, luego de tantas eras al servicio de los universos...

(28/07/2007)



ENSAYO

PRINCESA AQUINO

MARI BEL B ARRETO

JUAN DE URRAZA

ALEJANDRO HERNANDEZ

EMI KASAMATSU

LORENZO N. LIVIERES BANKS

ENRIQUE MARINI PALMIERI

LUIS MARIA MARTINEZ

MARICRUZ MENDEZ VALL





AUGUSTO CASOLA NOS SIRVE CAFÉ CON LECHE

PARA FESTEJAR LOS 40 AÑOS DE SU PRIMERA NOVELA

Ensayo de MARIBEL BARRETO


Una idea germinante centraliza el tema de la novela de Augusto Casóla, cual es la muerte, a la que elude en casi todos los capítulos. El escritor al nombrarla lo hace con frases como: “entrar en ese sueño sin imágenes ” “un muerto es una realidad estéril” “atracción de la gravedad hacia el abismo” “entrar al mundo de los olvidos” “ese profundo abismo presentido” “un organismo que se extingue” “un área de tinieblas desconocidas y monstruos extraños” “una soledad completa” “un abismo sin inicio ni final del todo” “enfrentar el acantilado infinito y negro”. Como se ve la muerte está siempre rondando el ámbito novelístico en el que se respira un aire elegiaco.

La construcción de la geografía urbana en un antiguo barrio céntrico asunceno, las inmediaciones de las calles Paraguarí, Antequera, los antiguos nombres ya cambiados como Río Blanco, Amambay, hoy día Gaspar Rodríguez de Francia, esa construcción del espacio rescata escenas de la vida de las familias radicadas en el barrio, vecinos y conocidos. Rememora un cumpleaños infantil en el que el autor describe cómo se hacía la invitación para la fiesta infantil, el mismo niño recorría las casas del vecindario a invitar a sus amiguitos, todos los vecinos se conocían, se visitaban, rendían culto a la amistad y se practicaban costumbres sencillas y fraternas que demostraban lazos amistosos en una comunidad barrial. Se destaca la sencillez en el festejo, los chicos eran felices compartiendo juegos y golosinas, la vida honesta sin lujos ni demostraciones hipócritas de apariencias mentirosas. Este aspecto del costumbrismo asunceno es un recuerdo nostálgico de una ciudad que ya no existe, sumergida en el pasado. Recuerda las tertulias en las casas, moderados placeres como el tereré o el mate compartido, sentados en sus sillones cada cual frente a sus casas para refrescarse al atardecer, o las visitas de parientes u amigos que llegan de sorpresa, no se estilaba en aquel tiempo el anuncio de visitas, se llegaba sin previo aviso y se era amablemente recibido y se compartía lo que se tenía. La gente vivía con dignidad y franqueza.

La arquitectura de esas casas de los barrios céntricos descrita con detalles; grandes aposentos unos a continuación de otros con el sanitario al final. La entrada con un portal de hierro, el zaguán con sus gradas de mármol y luego el vestíbulo; la primera habitación, situada sobre la calle, una pieza con balcones donde sus habitantes se asomaban para observar lo que sucedía en la calle y desde allí conversaba con los vecinos y conocidos que transitaban por la acera. En fin la vida que describe Casóla envolvía los mandados para el almacén, la panadería, los paseos con la madre por la calle Palma, un espacio de cruces y encuentros, los juegos de trompo y bolita, el intercambio de figuritas:

“...ya no es la Asunción amada de jazmines y naranjos, sino una medusa de mil cabezas que escupe humo y está ansiosa por devorar a los incautos ancianos que se desplazan flanqueados por esas centelleantes amenazas en que se convirtieron las calles, las avenidas, la ciudad entera ” (p236)

En sus pasajes alternan armoniosamente lo nuevo y lo viejo, lo arcaico y lo moderno que se nutren mutuamente en una porosidad en movimiento y renovación. Sus relatos constituyen camino, indagación y búsqueda, que convocan al lector a configuraciones multilineales sin contorno definido entre la distancia de los recuerdos, la presencia de voces del presente y los ecos del recuerdo.


CONFIGURACIÓN ESTRUCTURAL

Multiforme en su construcción, Casóla combina texto en prosa y en verso, alterna diálogos y largos monólogos, entrevistas de estilo periodístico junto a relatos y hasta informes, noticias de periódicos sobre acontecimientos de la época que abarca la novela, recortes de diarios que atestiguan hechos que se recuerdan en el relato.

“La década del 70 fue prodigiosa y se extendió hasta los primeros años del 80. Entonces comenzó la decadencia. El dinero fácil comenzó a escasear, se fue acabando. Algunos comenzaban a despertar de diez años de modorra para descubrir que ya no disponían de los medios suficientes para sostener el ritmo de vida, que hasta ayer nomás era lo habitual” (p l97)


MANIOBRAS DEL ENTRAMADO

El texto alude a un fantasma que se corporiza y conversa con César, el protagonista, quien lo interpela sobre hechos ocurridos, o es el mismo César que instiga y fustiga al fantasma de su padre quien lo visita y se sienta en su sillón de mimbre, cuando la casa está a oscuras. En cada pliegue y repliegue de la realidad presentada, lo real parece escindido y ligado a lo fantástico, como si fuese un reverso de sí mismo y a su vez el de una totalidad sin fin en la reiteración de temas del tiempo, de la belleza, de la enfermedad, la memoria, el erotismo, el dolor, el poder y la muerte, pues César habla con Estela, Estela con César y consigo misma o con la hija o el hijo al que a veces, lo ve vivo y al momento su silueta se diluye en la sombra cuando reconoce que está muerto.

César flota entre su realidad matrimonial, que ya lleva décadas y la búsqueda de la felicidad en otro escenario, en encuentros con su amante, con Zoraida, con quien tiene experiencias ilusorias, de paraísos efímeros que alteran la serenidad de su conciencia despojándolo de la paz, sumergiéndolo en un estado de confusión, que borra todo intento de razonamiento que admita la veracidad de sus juicios.

El Inquisidor y el Fantasma, como ya dije, son otras tantas caretas del mismo narrador, que se desdobla y se multiplica en otros personajes para presentar las mismas ideas desde distintas aristas, contar varias veces los mismos hechos desde ángulos de visión diferentes, constituyen un buen recurso para introducir las variaciones de enfoques.

La novela carece de grandes acciones, los actantes son dueños de todas las técnicas para contar la historia desde la focalización de cada personaje y el lenguaje correcto y claro consigue cambios en perspectiva y la cosmovisión.


VARIOS TIPOS DEL YO NARRADOR

Esa es la novedad, el yo y su propio fantasma, el inquisidor que no es sino el relator y su propio fantasma puesto que el narrador finge tan claramente cómo consiguió la información: hace que el inquisidor investigue y le informe sobre los hechos acaecidos.

Las descripciones referenciales las hacen César y Estela, la persuasión se da por medio de palabras con ritmo agradable. El estilo en el episodio refleja el valor de las descripciones de los subtemas. Así en el episodio de la preparación de la boda de la hija, los elementos se relacionan entre sí por contigüidad, iglesia, ceremonia, preparativos, componen un conjunto coherente.

Formas intermedias del estilo directo y del estilo indirecto tienen una función emotiva. Cuando el narrador se refiere a sí mismo, es decir, se convierte en autor con la misma identidad, como cuando César es igual al autor según los capítulos que rezan: “Notas del autor”; aunque el lector debe trazar una clara línea divisoria entre la persona humana y el personaje.


LA FUERZA DE LAS IDEAS

Ya hice referencia que no es novela de acción, los personajes se mueven en el pasado, el padre, la madre, la amante de César, y los recuerdos de juventud de Estela.

Los personajes viven sus conflictos internos que los acompañan a lo largo de su existencia, deseos insatisfechos, errores irremediables, confesiones íntimas, fracasos, confusiones emocionales que constituyen sus propios fantasmas que se corporizan para martirizarlos.

Estas confesiones se exteriorizan en monólogos que expresan machismo, subordinación conyugal, estructuras de dominación de la dictadura Stronista, esclavitudes de vicios, miserias sociales, tiranía de los mayores hacia los hijos, ingratitudes, abandonos, olvido e indiferencia hacia los ancianos.

Un clima de tristeza envuelve la novela, los personajes se cuestionan su propia existencia y la inacción para luchar por el propio bienestar y la búsqueda de la felicidad los convierte en seres taciturnos como expresa el mismo relato. Fracasados, conformistas, aún los luchadores se abandonan, dejan de batallar y se allanan a una vida gris y lo expresan con marcado cinismo. Ningún personaje es alegre, la luz, los colores se disfrutan en soledad, la música sirve como motivo de reflexión culta, no se la disfruta ni se la comparte. La felicidad se vuelve esquiva.

Por fin, diré que es una novela a ratos filosófica como en los pasajes en que se reflexiona sobre el tiempo o la muerte.


La CRÍTICA SOCIAL

Es áspera, la voz del narrador enjuicia y condena, se sirve de la metáfora muy bien lograda en magistral alegoría refiriéndose a nuestro país.

Reflexiones sobre la era Itaipú.

“...un pueblo obnubilado por la inesperada riqueza, antes pobre pero siempre oprimido e incapaz de razonar porque las células del razonamiento se quemaron en el fuego fatuo de la codicia y el servilismo ”

Al referirse a un mitin de estudiantes universitarios convocado en la Plaza Italia se lee esta ácida reflexión sobre la dictadura de Stroesner que se mostró con “descamada crudeza”

“...consiguió destruir todos los valores que mantienen el equilibrio entre el honor y la vergüenza, para acabar por transitar la dignidad y el honor de hombres y mujeres en una cohorte repulsiva de sumisos cortesanos dedicados a exaltar su megalomanía” (p 161)

El autor cuenta del suceso de la Plaza Italia ocurrido el 28 de mayo de 1959, después vino la huelga, la persecución, la implantación del terror por parte de la “guardia urbana”, un grupo de baja ralea, hombres ruines y perversos con derecho de arrestar o de castigar a las víctimas, opositores del régimen.

En un parágrafo nos recuerda que los manifestantes de entonces eran jóvenes con ideales encendidos que portaban la antorcha de la libertad que después se extinguió a causa de la intolerancia, de la dádiva y del terror.

De este modo describe los tiempos de la dictadura.

“El tiempo transita alrededor del enorme árbol pero no transcurre. Los años siguen siendo iguales, los días, luchas sordas y arrancan de enjambres que tratan de satisfacer al Presidente, cuyo santuario se encuentra en las ramas más altas de la estructura. De ahí hace los gestos de complacencia o disgusto suficientes para que por toda la estructura corra un temblor helado ”

En el tema del amor el autor reflexiona de este modo en su entrevista con el Inquisidor.

“En mi caso la concepción del amor es algo constituido por una serie de vericuetos provenientes vaya a saber de qué lejanos atavismos que me fueron inculcados en la infancia. No soy freudiano, pero esas cosa que se escuchan, o al menos se perciben, crean raíces profundas en el ser humano. El sexo no es para mí como para muchos, la razón de ser del acercamiento. La unión sobrepasa el límite del contacto físico para adquirir ese sacrum facere, esa sacramentalidad que le confiere un sentido místico, una magia inexplicable para quien desarrolla su vida entre las márgenes de un prosaísmo crónico de nuestros días, sin imaginación, sin sueños, sin verdadera poesía” (p l56)

Sobre el paso del tiempo el escritor mezcla reflexiones y sueños, que alternan en un plano en que la irrealidad invade el pensamiento, como una sucesión de historias que se superponen en la mente.

“La sensación de pérdida que le causó el sueño fue tan intensa que sintió el deslizar de una lágrimas sobre sus mejillas. No lloraba a los muertos, sino a su propia muerte, el final de su infancia, la huida de su juventud, el abandono de la madurez que cada año con mayor celeridad lo empuja hacia el abismo de una ancianidad inmisericorde, hacia el momento límite de la oscuridad y la ausencia definitivas ” (p ll7)


CONCLUSIÓN

Casóla presenta después de 40 años como conmemoración de la aparición de El Laberinto, su novela de la madurez, en que la filosofía juega un papel preponderante, la psicología presta su ayuda para la profundización de la intimidad de sus personajes.

El lenguaje conceptual preciso, las descripciones claras, las frases escasamente adjetivadas le otorgan objetividad; las instancias relevantes de realismo, magia y fantasía matizan el relato y le confieren dinamismo. La variedad de técnicas crean el ritmo, que lejos de ser cansino le proporcionan conexiones y enlaces audaces y ligeros.

Es un libro para leerlo y reflexionarlo por la profundidad de su análisis de la realidad y la firmeza ante una sociedad cambiante en que lo ilusorio tiende a extenderse sobre la realidad que se oculta a los ojos del común de la gente, en que los referentes van desapareciendo y en que los recuerdos se vuelven borrosos porque sienten el vacío de la ausencia como parte del olvido.


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¿NO TIENE NADA QUE HACER?. ENTONCES LEA…

Ensayo de ALEJANDRO HERNÁNDEZ Y VON ECKSTEIN


Hace unas semanas mientras chateaba con un antiguo compañero de escuela este me recordó la frase favorita de nuestra profesora de historia del tercer año del secundario: “¿No tiene nada que hacer?... entonces lea”.

Y si...mi profe era de una época en donde, a pesar que ya había televisión, la lectura todavía era considerada como “la opción” para pasar un buen rato sin hacer “macanadas”.

Hoy, como en aquella época, muchos prefieren la televisión u otros medios en donde lo que se consume ya este digerido. Es así que vivimos rodeados por una sociedad de zombis autómatas, carentes de imaginación. Y no es para menos ¿cómo van a tener imaginación si todo les viene digerido?

A diferencia de la televisión, donde los sentidos del sujeto son bombardeados con imágenes que no permiten creer otra cosa que lo que se ve, el libro, introduce a cada lector a un mundo distinto que lo transforma en protagonista y le permite “crear”, en su mente, imágenes con las “pistas” que el escritor ha dejado impresas en las amarillentas páginas.

¿Dónde han quedado aquellos tiempos en donde la imaginación nos hacía volar en una alfombra voladora a los mágicos palacios y desiertos de las mil y una noches, sumergimos con el capitán Nemo en las profundidades del océano o simplemente internamos en las selvas Malayas acompañándoos a Sandokan y sus tigres?

Sin la lectura la imaginación se reduce a su mínima expresión haciendo que nuestros sueños se disuelvan en una nebulosa.

Particularmente confieso que soy de aquel grupo cuyos integrantes, tildados de “viejazos”, prefieren un libro a la televisión. Y no puede ser de otra manera, necesito de mi imaginación para poder alimentar la de los demás.

Como siempre digo la mente es el vehículo que nos hace viajar a cualquier época o lugar pero nuestros sueños y la lectura son el combustible que alimentan a esa máquina.

Entonces como decía mi profesora de historia, Margarita Arias: ¿No tiene nada que hacer?... entonces lea.



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POESÍA


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GLADYS CARMAGNOLA ;

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DOMINGO RIVAROLA .


NARRATIVA


NELSON AGUILERA ;

PRINCESA AQUINO ;

JUAN DE URRAZA ;

ALEJANDRO HERNANDEZ ;

GUIDO RODRIGUEZ ALCALÁ .


ENSAYO


PRINCESA AQUINO ;

MARIBEL BARRETO ;

JUAN DE URRAZA ;

ALEJANDRO HERNANDEZ ;

EMI KASAMATSU ;

LORENZO N. LIVIERES BANKS ;

ENRIQUE MARINI PALMIERI ;

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MARICRUZ MENDEZ VALL .



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