EL SENTIDO DE LO TRÁGICO
Ensayo de ABELARDO DE PAULA GÓMES
Estamos acostumbrados a la afirmación de Aristóteles: "el hombre es un animal racional: zóon logikón". Dejemos de lado al filósofo y consultemos al autor de La Poética y de la Retórica. Recordemos algunos ejemplos que él presenta de héroes y situaciones trágicas: Héctor, héroe de Troya, hijo de Príamo y jefe del ejército que enfrentaba a los griegos. Para conquistar la gloria, bastaba haberse contentado con la victoria que los troyanos habían alcanzado. Deseando una victoria más contundente, se lanzó de nuevo al combate y terminó su vida en las manos de Aquiles.
Sobre la cabeza de la pareja real de Tebas, Laya y Yocasta, pesaba la predicción del oráculo de Apolo. Su hijo mataría al padre y se casaría con la madre. La pareja buscó, por todos los medios, evitar que el oráculo se cumpliera. Nacido el hijo, Yocasta ordenó a un esclavo que lo expusiera a la intemperie en el monte Citeon, atado por los pies. Preso de compasión el esclavo entregó al niño a un pastor que lo llevó al rey de Corinto. Sabedor de la predicción, Edipo intentó, en vano, escapar a su destino trágico.
Para infelicidad de la reina Dido, Eneas llega a Cartago. La reina estaba viuda y había jurado fidelidad a su marido difunto. Sin embargo, un amor marcado por la desgracia, fuente de desesperación y suicidio, la esperaba con la venida del jefe troyano.
Cuando decimos que hubo un acontecimiento trágico, donde está la tragedia? En la desgracia en sí misma? En el hecho de ser pavoroso? Estará en la irreductibilidad del destino? Para Wolfgang Kayser "trágica es la catástrofe que no debería acontecer y que nos hiere o alcanza por lo incomprensible y absurdo de su desenlace. La esencia de la tragedia no es la acción inesperada, sino la contemplación de punzantes situaciones paradigmáticas en que el Hombre se enfrenta con el enigma del destino. Dos elementos componen la situación trágica: de un lado, el hombre y la finitud, la contingencia; del otro, los dioses, dueños del destino de los mortales.
La tragicidad está en el conflicto, en la tensión entre los dos polos. La acción puede no resultar necesariamente en la muerte del héroe. Como ejemplo, recordemos a Edipo
- Rey, de Sófocles. Aunque en la obra haya ocurrido la muerte de Yocasta, lo trágico no está en esta muerte, pues Edipo, el héroe, permanece vivo, de manera a establecer la reconciliación de los dos polos: Hombre/ Destino.
Antígona, heroína trágica, muere para defender sus ideales. Pero la tragicidad está menos en su muerte que en la lucha (agón) que ella sustenta contra el orden establecido.
En el capítulo VI de La Poética, Aristóteles nos dejó la definición clásica de Tragedia: "La Tragedia es, pues, la imitación (mimesis), de una acción de carácter elevado completa, dotada de cierta extensión, en un lenguaje agradable, llena de bellezas de una especie particular según sus diversas partes; imitación (mimesis) que ha sido hecha, o lo es, por personajes en acción y no por medio de una narración, la cual moviendo a compasión y temor, obra en el espectador la purificación, propia de estos estados emotivos" (Katársis).
Para comprender mejor el sentido delo trágico, cinco conceptos deben ser aclarados: Amartia, Hybris, Moira, Mimesis, Katársis.
En el capítulo XIII de su Poética, Aristóteles esclarece la naturaleza del héroe trágico y explica la amartia; error, falla. La causa de la tragicidad sería la amartia. Se habla de su carácter moral o intelectual. La mayoría de los estudiosos interpreta la amartia, en el sentido intelectual, como error de juicio. La dificultad reside en comprender el error en el sentido griego. La amartia es entendida como algo objetivo, que afecta la relación entre dioses y hombres y la propia vida pública. Tal vez se trate de la misma debilidad humana en reconocer lo que es correcto y orientarse de acuerdo a ello. No se trata de un acto subjetivamente malo, sino de una falta de comprensión humana en cuanto a su horizonte existencial.
Otro concepto fundamental es la Hybris. El no se encuentra explicado en la Poética, sino sobre todo en los fragmentos de Heráclito, a quien Nietzsche considera trágico por excelencia. Según Heráclito, la gran enemiga de la justicia (dike) o de la medida, es la Hybris o la desmedida: es hacer del hombre la medida de la realidad, rechazando la transcendencia.
Mímesis: significa imitación. La tragedia es la mimesis de una acción, (praxis), que se encarna en un argumento (mito). La praxis es una acción humana, de una elección libre. La palabra mimesis tiene un sentido amplio y complejo; significa imitación, reproducción, representación. No es una simple copia, sino una recreación de lo que se imita. Exige la producción de algo nuevo.
La acción humana (praxis), en la Tragedia, es encarnada mediante el mito (argumento). El mito no es la tragedia; es una estructura de hechos y personajes que en cada caso convertirán en una realidad individual y siempre distinta, la forma trágica. La encarnación de la acción humana en un argumento concreto (mito), posibilitará la expresión de una concepción intelectual en el escenario (skené).
En ese rechazo está la hybris, la culpa. El hombre se torna, mientras viven, la terquedad de su manera particular de ser y de actuar, sin atender al principio superior (arqhé), que debe normativizar su finitud. Preso en las redes de su orgullo, de su desmedida, el ser humano extrapola los límites de su condición, opuesta a la existencia que encuentra su medida en la ley divina y justa. La tragedia existe cuando la hybris entra en conflicto con la justicia.
Si el hombre, ántropos, ultrapasa la medida (métron), comete la hybris, la desmedida, y genera la némesis, la justicia y el castigo correspondiente: su razón se oscurece por la ate (locura). La expresión griega medén ágan, nada en demasía, representa bien este concepto que debe ser intrínseco a la condición de los mortales.
Sófocles propone, en Edipo Rey y Edipo en Colono, los dos momentos esenciales de la tragedia: en la primera el héroe es destruido, en la segunda, permaneciendo vivo, él se torna de cierta forma, un daimon, un ser con ciertos poderes divinos.
La hybris de Edipo fue la de creer desmedidamente en su propia razón y es ella que lo condena. Edipo tenía la confianza en que su inteligencia era capaz de descubrir la verdad de su origen e identidad.
Algunos puntos están implícitos en el encuentro trágico entre el hombre y la totalidad cósmica, comandada por la dike (la justicia); primero, el hombre no está integrado a ella y puede desviar su conducta; segundo, la comprensión del sentido de que la dike universal elimina la hybris, no siempre es comprensible al hombre; tercero, la hybris humana puede colocar en peligro la armonía cósmica. El hombre entre todos los seres, es el único que no tiene un destino programado; la situación del ántropos es trágica en la medida en que genera una ambivalencia; su libertad emerge como posibilidad de transgredir el orden. Lo más profundo es que la hybris no solo enfrenta al hombre contra la dike universal, sino lo enfrenta contra si mismo, dentro de la intrincada complejidad de su conciencia.
"Tu alma te tortura tanto cuanto tu infelicidad" dice el corifeo a Edipo.
La tragicidad debe ser entendida como la lucha del hombre contra su destino: la moira.
En Homero, los dioses tienen los siguientes atributos: eternidad, inmensidad, inteligencia, bondad, justicia y omnipotencia.
En la tragedia griega la moira se identifica con Zeus. Expresa el destino de cada uno, la fatalidad. Su concepto se expresa también por anánke, necesidad y por némesis, justicia.
El destino o moira es una entidad todopoderosa y omnisciente, a la cual se contrapone la finitud y la libertad del hombre.
El espíritu fatalista está presente en todas las culturas. La poesía no creó el destino. Ella existe en la mentalidad popular. En el coro final de la tragedia Edipo, de Séneca, se expresa el sentido de la moira:
“somos juguetes de los hados sentido de la moira:
“somos juguetes de los hados
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Los estudios revelan que la catarse griega significaba primero, la cura de los males físicos; después, también la cura del espíritu y de sus aflicciones.
Entre los pitagóricos, catarse era la purificación del cuerpo por la medicina y del alma por la música, por la filosofía y por las prescripciones rituales.
En esa línea, Platón, en el Fédon, entiende la catarsis como purificación moral t ascética, usa el verbo Katairo, purificar, lavar, limpiar. Hay males del cuerpo y males del espíritu. Hay remedios para el cuerpo y remedios para el espíritu.
¿Qué podría causar una enfermedad moral? En Edipo Rey se pregunta: “¿Y con qué purificación? ¿Que tipo de contagio es?” A esa pregunta de Edipo Creonte contesta: “Con el destierro del asesino o pagar homicidio con homicidio, pues es esa sangre lo que atormenta a la ciudad”.
Aristóteles transfirió para el universo estético la purificación medicinal y religiosa. La afirmación del Estagirita ha generado mucha polémica. En el libro VIII de la Política, el filósofo se refiere también a los fines pedagógicos y a sus efectos catárticos.
Para muchos, Aristóteles, en su Poética se refiere claramente a la función psico-social de la tragedia en su sentido catártico, vale decir, como liberación de fuerzas psicicas y cargas emocionales.
De dos maneras se puede entender la catarse: Primero; que ella consiste en el terror y piedad que el espectador siente en la contemplación del suceso trágico; Segundo, que con la visualización de los sufrimientos que los personajes, el experimenta un alivio de sustensiones. En Aristofanes “Las Ranas” se lee que el drama tiene como objetivo tomar mejores a los hombres.
La tragicidad esta en la contraposición finito/infinito el poder de los dioses. El poder de los dioses puede llamarse fatalidad, moira, destino. La tragicidad se genera apartir de la amartia “error y culpa”. La Hybris es el orgullo del hombre dentro de su fragilidad. Para haber tragedia es necesario existir el Homo-tragicus.
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REVISTA DEL PEN CLUB DEL PARAGUAY
POETAS – ENSAYISTAS – NARRADORES
IV ÉPOCA Nº 20 – MAYO, 2011
Editorial SERVILIBRO
Tel.: 595 21 444.770
www.servilibro.com
Asunción – Paraguay
Mayo, 2011 (299 páginas)
