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JORGE RUBIANI

  EL KA’AVOVE’I DEL PESEBRE INICIA EL FIN DE LA IGLESIA DE LA ENCARNACIÓN, 1889 - Por JORGE RUBIANI


EL KA’AVOVE’I DEL PESEBRE INICIA EL FIN DE LA IGLESIA DE LA ENCARNACIÓN, 1889 - Por JORGE RUBIANI

EL KA’AVOVE’I DEL PESEBRE INICIA EL FIN

DE LA IGLESIA DE LA ENCARNACIÓN (*)

Por JORGE RUBIANI


En la mañana del 4 de Enero de 1889,

las campanas de alguna iglesia próxima al centro de Asunción,

iniciaron un dramático repique.


A hora inusual, aquellos lúgubres tañidos anticipaban una emergencia grave. No pasaron segundos para que el grito de ¡fuego! ... ¡hay fuego en la iglesia!, trepara las lomas desde la ribera del río. Mientras la gente se aprestaba a ganar la calle, la novedad ya llegaba a sus casas: ¡un incendio!. La inmensa humareda que se elevaba en dirección al Puerto del Colegio (**) completaba la información: Ardía la vieja iglesia de la Encarnación.

Desde todas partes convergía un tropel de gente hacia el edificio remanente del viejo convento de Santo Domingo. Los residentes de San Gerónimo, Cachinga y Arsenal cué; desde el Oeste. Desde el extremo opuesto llegaban los de Punta Carapa, Campanero, La lucha y Sanguinas. Se juntaban en la ”plaza guazú” con quienes bajaban desde las lomas del Sur. Todos convergían hacia la iglesia en llamas. A la carrera, cada grupo aportaba una versión distinta sobre la causa del incendio. Ya cerca del Cuartel del Colegio (***), la caravana había consolidado una única versión, comprensible y real:
“- Los restos del ka’avove’i que entornaban el pesebre de uno de los rincones de la Iglesia, ardieron por el contacto de una vela ... el viento Norte, completó la tarea”.

Era explicable. En aquellos tiempos en que los pesebres se instalaban ni bien comenzado Diciembre, las ramas del ka’avove’i estarían en un estado de extrema combustión. Y dejarles juguete del tórrido viento norte junto a la luz prendida de las velas, fueron una combinación mortal. Además, en esa época los pesebres de las iglesias no podían darse el lujo de igualarse en tamaño a los de cualquier “hijo de vecino”. Eran grandes. Y el de la Encarnación, de seguro, sería de un tamaño aun mucho mayor. Una vela y un verdadero de cerco de ramas de ka’avove’i, habrían proveído entonces la primera llama del ahora incontrolable incendio.

Mientras los soldados de los cuarteles próximos, feligreses y algunos sacerdotes se afanaban en traer agua del río para combatir el fuego, éste se cebaba de la vieja estructura. El maderamen de pilares, vigas y la trama del techo, tanto como bancos, retablos, adornos y accesorios tallados, todos resecos de antigüedad, a punto de fuego, ardían con notable facilidad. La lucha era desigual.

Cuando el sol -a medio día- flotó vertical sobre la ciudad, los hombres abandonaron los últimos intentos de salvar a la iglesia. toda ella era una inmensa llamarada. Nada quedaba por hacer sino mirar el espectáculo.

Al atardecer, terminaron de arder hasta los pisos y del antiguo templo, no quedaban sino algunas piedras incandescentes. Los feligreses volvieron a recordar entonces, angustiados, los tiempos en que parecía que con los paraguayos se había ensañado Dios. Lo único que ahora podía consolarlos -y desalojar el miedo- era la rápida reconstrucción de la iglesia. Aplicados a ese menester, hubo tres figuras claves.

La primera de ellas fue don Juan Colombo (como italiano se habría llamado originalmente Giovanni). Desde su casa, en la calle 14 de Mayo, observó conmocionado el incendio. Residente de Asunción desde los tiempos anteriores a la guerra de la Triple Alianza, Colombo "...siguió a López hasta Cerro Corá -de acuerdo a Juan F. Pérez Acosta- sobrevivió a la hecatombe y volvió a la Asunción". No tendría entonces sino unos 26 años. En medio de la depresión y la miseria, se dedicó a la construcción.

Durante el proceso que precedió a la elección del nuevo sitio, Colombo se dedicó a elaborar los planos del nuevo edificio y -desinteresadamente- se los presentó a las autoridades. En las mismas condiciones, se ofreció para dirigir la obra. Iniciada la misma en 1893, estuvo al frente de los trabajos durante 19 años, hasta su muerte, acaecida en1902 .... sin cobrar un sólo peso!!.

La otra figura fue el propio Presidente de la República, general Patricio Escobar. Con la iglesia aún en llamas, fue uno de los primeros en hacerse presente para sofocar las llamas. Aunque la feligresía católica de Asunción se juramentó para la pronta reconstrucción del templo, enfrentados a la elección del nuevo sitio hacerlo, se suscitaron ya las primeras discusiones. El presidente decidió entonces simplificar las divergencias. Montado a caballo y en compañía del padre Bernabé Colmán, el tercer personaje de esta gran patriada, recorrió la ciudad en busca de un solar conveniente. Luego de visitar varios llegaron a un promontorio natural llamado "Volo-cué", ubicado en la esquina de las actuales calles Eduardo V. Haedo y 14 de Mayo. Cuando Escobar llegó, trabajosamente, a lo mas alto de aquel terreno y atinó a preguntar a quien pertenecía, el Padre Colmán supo que la elección estaba hecha.

De inmediato se abocó a oficializar los procedimientos para el traspaso. Todos los católicos del Paraguay contribuirían para la adquisición del predio y la construcción del edificio. Las escrituras quedaron finiquitadas entre 1890 y 1893, año en que fue colocada la piedra fundamental. Juan Colombo, fue director de la construcción hasta el año de su muerte: 1902.

La iglesia, inconclusa hasta hoy, empezó a “funcionar” en 1905.



* Ka’avove’i arbusto meliáceo cuya corteza se usa para curtir y las hojas para adornos, según lo
describe el “Gran Diccionario Ava Ñe’e Ilustrado” del Profesor Lino Trinidad Sanabria. El arbusto, parecido al mirto, brindaba a los pesebres su celaje verde, especialmente porque mantenía su frescura durante el largo y caluroso Diciembre de las fiestas.

** Desde los tiempos de la colonia, Asunción contaba con 10 puertos. Uno por cada calle que bajaba hasta el río. El ubicado en la entrada de agua que correspondía al antiguo “patio de formación” del Ex Colegio Militar, se llamaba “Puerto del Colegio”.

*** Ex Colegio Militar y actual sede del Congreso Nacional.

 

JR

Fuente:

http://www.jorgerubiani.com.py

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