Portal Guaraní - EL PENSAMIENTO IMPERIAL - Por JORGE RUBIANI

"Devolver no va a cambiar la historia y será una inmensa falta de respeto con los millares de soldados brasileños muertos" expresó en un manifiesto el señor Adler Homero, del Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional del Brasil. Colegas suyos de la misma institución se manifestaron con expresiones semejantes en un Resumen de Prensa del pasado 10 de marzo, puesto en la red del Ministerio de Relaciones Exteriores del vecino país. Las declaraciones se produjeron como reacción a la intención del presidente Luis Inácio Lula Da Silva de devolver al Paraguay el cañón "Cristiano". Gesto que, como puede notarse, ha promovido una gran resistencia en medios intelectuales y académicos brasileños. El superintendente del IPHAN –nada menos– expresa su desacuerdo con estos argumentos: "Luchamos por el repatriamiento de todas las obras", refiriéndose a los intentos del Brasil de repatriar sus patrimonios. Que es lo que los paraguayos queremos: recuperar lo nuestro. Pero, de acuerdo a la visión imperial, lo que es justo para ellos, en los otros es incurrir en un "disrespeito difícil de describir".
No debería extrañarnos esa actitud. Es la que prevalece en nuestro poderoso vecino por sobre la multiplicidad de sus voces. Es el sello que imprime a sus políticas públicas; las que aun bajo la dinámica de la contradicción democrática, alienta, induce y promueve tales expresiones con distintos mecanismos. Tanto para captar adeptos como descartar adversarios. Para esto último se combatir a los enemigos con todas las armas posibles e "imposibles". Para lo primero, se enaltece a cualquiera que se alinea a sus criterios. Aun a extranjeros que se manifiestan eventualmente hostiles pero que ofrecen un costado acce$ible para los halagos. Como fue el caso del general boliviano Mariano Melgarejo, cuando este dictador de su país prometió un apoyo al Paraguay durante la Triple Alianza. El emperador Pedro II pulverizó la intención con regalos y condecoraciones. Al mismo tiempo de firmar un decreto por el que establecía franquicias para el comercio con Bolivia y anunciaba la construcción de un ferrocarril para sostener el intercambio. Para el efecto y en pleno 1867, desafió las selvas del Mato Groso al enviar a "uno de sus más hábiles diplomáticos, Felipe López Netto, de la escuela de Paranhos, famoso por su astucia y habilidad, con instrucciones de no escatimar recursos y procedimientos para ganar la voluntad del presidente Melgarejo".
Pero no hace falta volver la vista a tantos años de distancia. Desde hace un tiempo –por ejemplo– se reúnen los representantes culturales de la región. El Mercosur Cultural le llaman. Tan ineficaz –por lo visto– como el Mercosur "de verdad". Porque si en esos ámbitos no trataron asuntos tan cruciales como la restitución de archivos o de los respectivos patrimonios… uno tiene derecho a preguntarse: ¿para qué se reúnen… y de qué hablan cuando lo hacen? ¿De integración? ¿Cómo nos integraríamos si no sabemos mucho los unos de los otros? ¿Y lo que sabemos se remite a justificar los desmanes que hiciéramos en otras épocas? Porque está claro que quienes acuden a estas jornadas en representación del Brasil, asumen que la única "verdad verdadera" se halla en las fuentes históricas de Itamaraty. Sin importar que mientras tanto se escamotee o menoscabe la versión de otros archivos y fuentes. Como lo hacen los importantes funcionarios con las declaraciones de más arriba. Discutibles y lamentables desde el inicio hasta el punto final.
Pero está bien. Sea. Pero si es ese finalmente el pensamiento de la intelectualidad imperial o la voluntad del común, los paraguayos debiéramos asumirlo y saber a qué atenernos con respecto a ellos. Ya negociemos tratados o el combate conjunto a la vinchuca solitaria. Porque entre naciones que se relacionan de las maneras que fueran, es razonable esperar que los contactos se sustenten en la calidad intelectual de sus protagonistas, en la eficacia de sus instituciones o el talento de sus diplomáticos. Sin embargo, en pleno siglo XXI, pareciera que los brasileños siguen la nefasta senda de un modelo imperial anacrónico que quiere calzarse, simplemente, la ropa limpia sobre los sucios harapos del pasado. Hacer ejercicio de su flamante linaje de potencia guardando la basura de nuestra historia común bajo la alfombra de la hipocresía. Ignorando los atributos que pudieran admitir cualquier liderazgo como aceptable: la calidad moral y ética de una sociedad que, al mismo tiempo de conquistar el progreso material, logre elevarse por sobre las miserias de un pasado no muy felizmente recordable. Y mucho menos avasallando la dignidad de quienes compartieron con ellos –hasta no hace mucho tiempo– las catacumbas del subdesarrollo.
No es lo que corresponde a quienes se dicen socios o se pretenden hermanos. NO, gracias…

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

EL IDIOMA GUARANÍ, BIBLIOTECA VIRTUAL en PORTALGUARANI.COM

(Hacer click sobre la imagen)