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ROBERTO ZUB KURYLOWICZ

  HISTORIA DEL DISTRITO CAPITÁN E. MIRANDA, 2007 - Por ROBERTO ZUB K.


HISTORIA DEL DISTRITO CAPITÁN E. MIRANDA, 2007 - Por ROBERTO ZUB K.

HISTORIA DEL DISTRITO CAPITÁN E. MIRANDA

Por ROBERTO ZUB K.

Ediciones CIMDE

Editado con el apoyo del FONDEC

Encarnación – Paraguay

2007 (182 páginas)



ROBERTO ZUB KURYLOWICZ, nació en Carmen del Paraná, Paraguay en 1952. Realizó estudios superiores en Buenos Aires, San José de Costa Rica, Managua, Nicaragua y San Pablo, Brasil donde obtuvo el título de Doctor en Sociología. Es profesor en la Universidad Católica y la Universidad del Norte de Encarnación, Paraguay y en la Universidad Americana de Posadas, Argentina. Entre sus libros están TIERRA, TRABAJO Y RELIGIÓN (Memoria de los Inmigrantes Eslavos en el Paraguay), Asunción, Ed. El Lector, 2002 y 2da edición 2004. MEMORIAS DE LA IGLESIA BAUTISTA ESLAVA (Homenaje a los 75 años de la fundación de la Iglesia Bautista de Calle 7, Carmen del Paraná, Paraguay), 2005, PROTESTANTISMO Y PARTICIPACIÓN POLÍTICA EN NICARAGUA, Managua, Universidad Martín Luther King, 2002; OFICIO Y MODELOS PASTORALES (Análisis y reflexiones sociológicas desde Nicaragua), Managua, Ed. CIEETS- Visión Mundial - INDEF), 1996; PROTESTANTISMO Y ELECCIONES EN NICARAGUA (Estudio de la estratificación socio religiosa y las actitudes político electorales de los protestantes en Nicaragua), Managua, Ed. Nicarao - CIEETS, 1993. Es autor de numerosos artículos sobre temas sociológicos y políticos en periódicos y revistas del país y de América Latina.




AGRADECIMIENTOS

Quiero expresar mi gratitud a quienes, de una u otra manera, hicieron posible esta investigación y la publicación de esta breve historia del distrito de Capitán Miranda.

Al Fondo Nacional de la Cultura y las Artes (FONDEC) por el financiamiento facilitado para la publicación de este libro.

A Gregorio Sischik, hijo de uno de los primeros inmigrantes de la zona por su motivación para la realización de esta investigación y por ser el nexo para conocer a los demás integrantes del Distrito interesados en la historia. Él ha sido un puente de contactos con los entrevistados, la Junta Municipal y el Intendente de este distrito.

A Lucia Giovine, por su generosidad para compartir una valiosa fuente de datos que es su archivo personal de artículos publicados en los periódicos nacionales sobre los inmigrantes eslavos.

Al Profesor Alberto Delvalle por haberme facilitado documentos de su archivo personal y al Ing. Alejandro Larguía por sus valiosas fuentes sobre la “Zona Grande” y los Herrera Vegas.

Agradezco a Johny Godefroid, Agnes Beckers, Margarita Beckers, Gastón Bosmans, Eric Reynaers, Juan Schapovaloff, Antonio Schapovaloff, Teodoro y Ana Matvichuk, Tecla Sipiluik, Mijal Tkaczuk, Lidia Scheid de Muller, Francisco Muller, Nicolás Muller Scheid, Akyra Sasaki y Baudelio Areco por facilitarme sus entrevistas, documentos y fotografías sobre sus familias y por sus testimonios para describir y fundamentar la historia que aquí presentamos.

A Daniela Chambonier, por su valiosa colaboración en la corrección y estilo del texto.

A Daniel Godoy por su trabajo en el diseño, arte y diagramación de esta edición.

Finalmente, agradecer a la primera lectora, mi esposa Isolina, quien desde una sensibilidad femenina señaló los detalles que hubieran estado ausentes en esta historia. A mis hijas Marcella y Mónica, quienes en el peregrinar diario me acompañaron con su cariño y paciencia.

A todos ustedes vaya mi eterna gratitud.

Roberto Zub



INDICE

Introducción

Capítulo 1

ALGUNOS ANTECEDENTES HISTÓRICOS

1. Los indígenas mbya guaraní

2. La época colonial y los jesuitas

3. La pos- guerra de la Triple Alianza y las tierras

4. La Política de tierras

5. El latifundio de los Herrera Vegas       

Capítulo 2

ORIGEN DEL DISTRITO CAPITAN E. MIRANDA

1. Los primeros inmigrantes

2. Los fundadores de la Colonia Nueva Volyñ

3. Creación del Distrito Capitán Emeterio Miranda

4. Evolución de la Municipalidad

Capítulo 3

COLONOS EUROPEOS Y ASIÁTICOS EN CAPITÁN E. MIRANDA

1. Los inmigrantes ruso- ucranianos

2. Los inmigrantes alemanes

3. Los inmigrantes belgas

4. Los inmigrantes japoneses

5. La primera exposición y feria

6. Visita del Presidente José Guggiari

7. Los inmigrantes y los diarios

8. Contradicciones y conflictos

Capítulo 4

LAS INSTITUCIONES PÚBLICAS

1. La comisaría

2. La educación

3. La salud

4. La Justicia

5. La Iglesia Ortodoxa

6. La iglesia Católica

7. La iglesia Pentecostal

8. La iglesia Bautista Eslava

9. El CRIA

10. El Club 4-C

Capítulo 5

LA INFRAESTRUCTURA PRODUCTIVA

1. Las rutas y caminos

2. La Yerba Mate

3. Hotel El Tirol

4. Aporte de los colonos

5. “Crisol de Razas”

6. Fechas importante

ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES

BIBLIOGRAFIA


 


 

INTRODUCCIÓN

Existen varias versiones de la historia demográfica, política, social y económica del Paraguay. La mayoría son historias genéricas que abarcan largos períodos y poco específicos. En este libro hemos delimitado la historia a una región localizada al Sur del territorio paraguayo, a fin de dar cuenta de la acción de los diversos actores humanos y las diversas etapas económicas y ambientales por las que pasó el distrito de Capitán Miranda.

Pocas investigaciones se han hecho sobre el Departamento de Itapúa y concretamente, sobre el período que termina con la expulsión de los jesuitas y se inicia con el control del territorio por el Estado. En este sentido, esta investigación aporta una visión desde la época de los aborígenes, la conquista española, la época colonial y el período en que los jesuitas dominaron a la población indígena de esta región. En el periodo de la independencia, investigamos lo ocurrido después de la apropiación de grandes superficies de tierra por extranjeros y luego, la creación de colonias conformadas por inmigrantes europeos y asiáticos en el siglo XX.

Para hacer esta investigación, la Municipalidad de Capitán Miranda y el Centro de Investigación Multidisciplinaria para el Desarrollo (CIMDE) convinieron su realización, cuyos resultados están en este libro que ponemos al alcance del pueblo y para instrucción de la presente y futuras generaciones.

Nadie escribe desde una posición neutral. Las historias que conocemos fueron escritas desde perspectivas políticas e ideológicas definidas. Unos, porque son liberales y otros, porque son colorados, quisieron dejar su versión sobre los hechos históricos. Aquí tampoco estamos exentos de una visión que oriente nuestra lectura de la historia. Nuestro pecado, y lo confesamos, no es escribir desde la perspectiva de los grandes actores políticos o buscar héroes, sino hacerlo desde una perspectiva ambiental o/y eco sistémica, donde el protagonismo es el modo de vivir, de trabajar o de concebir la relación entre el ser humano y el ambiente.

El 10 de Julio de 1945, por decreto Ley N. 9484, se eleva a Itapúa a la categoría de Departamento, se determina el territorio de 16.525 Km2 y la división política del Departamento. En aquella división, Itapúa tenía solo 17 distritos (actualmente tiene 30) y Capitán Miranda formaba parte del distrito de Encarnación. Hoy, Capitán Miranda es un distrito autónomo con una superficie de 224 kilómetros cuadrados y una población de unos 9.300 habitantes. La densidad estimada es de unos 41 habitantes por kilómetro cuadrado y un promedio de 2,4 hectáreas por habitante. El crecimiento demográfico del distrito hace que a mediano plazo sea necesario “descomprimir” las áreas sobre pobladas y para ello, el distrito necesita de una inversión estratégica industrial para la materia prima a fin de dar un valor agregado a su producto como vía para sustentar un nivel de vida adecuado para su población.

El distrito se compone de cuatro compañías que son Federico Chávez, Cerrito, Ytororó y Alborada 2. Es un distrito mediterráneo y limita con siete distritos que son: Fram, Encarnación, Jesús, La Paz, Trinidad, Cambyretá y Nueva Alborada.

Topográficamente, gran parte del distrito está cubierto por tierras altas con pequeñas ondulaciones en el terreno. Es atravesado por pequeños arroyos como el Curi'y, Estadero Cué, Cerrito, Porá, Ca 'yguangué e Ypecurú.

Hace más de 80 años se inició la inmigración al distrito. Los colonos de las diferentes nacionalidades, han transformado la densa selva en territorios agrícolas y más recientemente, surgieron algunos establecimientos industriales. Para consolidar la calidad de vida que muchos han logrado, llevó tiempo y no fue fácil. Han tenido que experimentar múltiples fracasos y situaciones políticas y sociales no fáciles de sobrellevar y muchos, en múltiples ocasiones, han estado al borde de perder la esperanza. Sin embargo, con su sudor y lágrimas derramadas, han llegado a cristalizar una fructífera realidad de bienestar.

Somos conscientes que el desarrollo que describimos y el logro alcanzado por los colonos no es producto de una tarea fácil. Los colonos han luchado contra enfermedades, plagas como la langosta, problemas de idioma, salud y educación, documentación migratoria, abusos de autoridad, integración y desarraigo, haciendo que muchos abandonen sus tierras y quienes se quedaron,

La hicieron pagando un alto precio con su sacrificio, superado sólo mediante la laboriosidad, lealtad y honestidad. Por su persistencia, hoy se han creado puentes entre sus países de origen y Paraguay, hecho que es aprovechado para el fomento del turismo, para el hermanamiento de los pueblos y para la atracción de inversiones de capital necesario para el desarrollo.

La modernización del transporte hizo que las grandes distancias geográficas de antes se acortaran considerablemente. Si bien aquella inmigración fue definitiva y gran parte de los pioneros yacen en sus tumbas como testigos mudos de esa zaga heroica, creo que es el momento para reflexionar sobre el futuro y repensar las bases de este corto bienestar socioeconómico a fin de crear un distrito sustentable y con calidad de vida. Aquellos inmigrantes creían que venían para dejar aquí su descendencia, pero este estudio señala que gran parte de los descendientes fueron sorprendidos por el desempleo y el empobrecimiento, razón por la cual en los últimos años muchos han regresado a la patria de sus antepasados en busca de pan y trabajo.

El encanto del distrito de Capitán Miranda es haber incorporado una vasta gama de inmigrantes. La diversidad cultural y esa convivencia pluri étnica fue un factor que contribuyó a dinamizar el desarrollo económico local y del país. El aporte del distrito no está únicamente en la creación de bienes económicos, sino también en el aporte político, educativo, en la producción de alimentos y en las fuentes de trabajo.

Otro factor digno de ser resaltado es la convivencia armónica entre las colectividades extranjeras entre sí y el pueblo paraguayo. En el rastreo histórico que hicimos, hemos visto que cada grupo ha desplegado ininterrumpidamente sus actividades socio- culturales y hemos encontrado significativos conflictos interculturales entre los mismos.

Esperamos que los resultados de esta investigación sirvan como instrumento para el debate sobre nuestro desarrollo y produzca los cambios necesarios. Finalmente, queremos expresar que parte de esa rica herencia cultural extranjera se refleja en los modismos y lenguaje pintoresco que los lectores encontrarán en el español de las entrevistas de este texto.

Encamación, Julio del 2006



 

 

CAPÍTULO I

ALGUNOS ANTECEDENTES HISTÓRICOS

 

I. LOS INDÍGENAS MBYA GUARANI

Desde muy remotos tiempos la extensa geografía del Departamento de Itapúa y en particular la que hoy forma parte del distrito de Capitán Miranda, era de los indígenas Mbya, pertenecientes a la familia Ava Guaraní. Éstos eran excelentes canoeros en el río y cazadores en la espesa selva tropical. Según los etnógrafos León Cadogan (1) y Bratislava Susnik quienes han estudiado y documentado la vida de estos grupos, los indígenas se desplazaban constantemente a grandes distancias en busca de subsistencia y ocupaban un amplio territorio por cuanto dependían de una economía basada en la recolección de frutos, la pesca, la miel y la caza de animales.

Si bien el país originario de los mbya es el Yvy Mbyté, el centro de la tierra, situado en el Departamento de Caaguazú, su hábitat se extendía sobre el Brasil, Argentina y el Paraguay. Los mbya han sido considerados tradicionalmente como “los pueblos de la selva". Sus ancestros creían en una Yvy Mara'ey o Tierra sin Males que no estaba vinculada exclusivamente a lo económico, sino a la búsqueda de ciertos ambientes donde existieran amigos, donde no hubiera conflictos, donde pudieran vivir tranquilos. Los mbya, al no hallar estos ambientes, entraban en pánico, se entristecían y optaban por abandonar el lugar y desplazarse hacia otros sitios. El monte, si bien no fue su único recurso, fue el más importante para la subsistencia del grupo, el lugar que les proveía la materia prima para la alimentación y era el ambiente principal de las comunidades

Esta era una sociedad de cazadores y recolectores que tenía una capacidad de asegurarse el alimento dada la biodiversidad para disponer de una fuente de alimentación constante a lo largo del año. Estas sociedades se mantenían con un bajo crecimiento demográfico, una baja densidad poblacional, vivían de la “cosecha eco sistémica” y disponían de mucho tiempo para el ocio.

En pequeña escala, se presume que realizaban cultivos de mandioca, maíz, poroto y tenían sus chozas, cementerios y los opy o templos sagrados dispersos en la región. Por otra parte, poseían los tape aviru o caminos estrechos y bien trazados que unían diversos puntos estratégicos que les eran importantes. Esos caminos fueron utilizados por los conquistadores españoles y por los jesuitas para llegar hasta sus comunidades.

No se descarta que por uno de esos tape aviru haya cruzado el conquistador Alejo García y el padre Roque Gonzáles de Santa Cruz, fundador de las reducciones. Luego, estos mismos caminos fueron ampliados, mejorados y durante la colonia española fueron convertidos en “Caminos Reales” y ya en tiempos modernos son las “Rutas de la Patria”.

A partir del descubrimiento de América por los españoles, las tierras, la riqueza y su población, mediante una Bula del Papa Alejandro VI, fueron entregadas a los Reyes católicos de Castilla y estos, a su vez, las repartieron entre sus súbditos y conquistadores. A partir de esta bula, tanto Paraguay como el resto de América Latina, pasaron a ser una Provincia de España y los indígenas de toda América Latina fueron sometidos a la aplicación de las leyes coloniales, entre ellas, la encomienda. Por otra parte, con la conquista se inició la transformación y un nuevo uso del territorio y de los recursos naturales existentes en esta región.

2. LA EPOCA COLONIAL YLOS JESUILAS

La civilización hispánica llegó a estas tierras en la plenitud de su fuerza cultural, guerrera y religiosa y se enfrentó a otras culturas que, desde muchos puntos de vista, la consideraron inferior y no intentó un diálogo ni siquiera con civilizaciones tan desarrolladas como la Inca y la Azteca. Como dice el historiador Enrique Dussel:

"España, con la ayuda generosa de su pueblo, de sus guerreros sin trabajo, de sus nobles anhelantes de nuevos títulos, de muchos pobres deseosos de enriquecerse y de religiosos entre los que se encuentran muchos santos, doctos y otros no tanto como es normal en la historia —, emprende la doble conquista político-económica y espiritual” (Dussel 1983, 84).

En esta lucha desigual España triunfa rápidamente. Los indígenas se inclinan con sagrado pavor ante el poderío de los cañones, del caballo, del perro, del guerrero español que tiene armas de hierro y una coraza invencible. Un puñado de hombres conquista un continente con millones de habitantes: es la supremacía de la civilización mediterránea y milenaria, sobre el hombre pre-hispánico americano. Los indígenas son derrotados por los españoles quienes aprovechan en la medida de lo posible sus productos agropecuarios y sus minas de oro y plata para crear la base económica de su nuevo imperio.

Con la conquista española, la desorganización del mundo indio fue casi total. La concepción de la vida hispánica destruyó los fundamentos de la cosmovisión indígena y estos fueron convertidos en la “visión hispánica del mundo”. El conquistador español, dice Dussel:

"No encontró un interlocutor adulto como Ricci pudo encontrarlo en la China. Las civilizaciones estaban “haciéndose "y no contaban con filósofos y teólogos que hubieran podido realizar el puente entre ambos “núcleos ético-míticos” (del indio al hispánico). Además, la multiplicidad lingüística y cultural, impedía al conquistador asumir la riqueza de todos los pueblos conquistados” (Dussel 1983, 86).

El periodo colonial fue la época de la lucha de los españoles por el dominio de las poblaciones indígenas guaraníes, de sus tierras, de su madera y de su caá miní o yerbales. Los conquistadores y encomenderos españoles combatieron contra los guaraníes por la posesión de la riqueza natural de esta zona.

Durante más de un siglo y medio, los territorios comprendidos entre los ríos Paraná al Sur y Tebicuary al Norte, quedaron bajo la jurisdicción de las misiones jesuitas. Si bien es difícil separar la leyenda o el mito de la realidad, lo cierto es que los jesuitas pretendieron crear un Estado dentro del Estado colonial y tuvieron un gobierno autárquico. Como dice Fabricio Vázquez, los jesuitas se instalaron bien distantes de Asunción, “lo que les dió una gran independencia del poder político y les permitió montar un dispositivo religioso económico de gran importancia regional, por la extensa zona que administraban. Los mismos lograron, no solo controlar un vasto territorio, sino además articular y vincular entre sí a la totalidad de los pueblos jesuíticos en junción de actividades productivas y militares desplegadas en las diferentes zonas donde se emplazaban "(Vázquez, 2006, 21).

En la actualidad, tres de los ocho ex pueblos jesuíticos del Paraguay se encuentran en las cercanías de Capitán Miranda que son las reducciones de Jesús, Santísima Trinidad del Paraná (2) y la ciudad de Nuestra Señora de la Encarnación donde los vestigios de las reducciones han sido borrados.

Los jesuitas que llegaron a esta parte del Paraguay, a diferencia de los conquistadores españoles, tenían la idea que los indígenas tenían alma y que necesitaban del Dios de los cristianos para salvarse. En una entrevista del Observador Semanal (Asunción, 18 de Mayo del 2006, 3) el padre Carlos Canillas, superior provincial de la Compañía de Jesús en el Paraguay, señala que los jesuitas crearon las reducciones “para proteger su evangelización de las malas influencias. Los padres reducen a los indígenas y reduciéndoles, les quitan de esa esclavitud de las encomiendas y al mismo tiempo, les apartaban de las malas influencias de los colonizadores”.

El mismo padre Canillas señala que el proyecto fue un éxito por las consecuencias políticas, sociales, económicas y religiosas que tuvo, pues “eran pequeñas ciudades en las que estaban organizados totalmente todos los aspectos de la vida. Eran prósperas y educadas en todos los aspectos, se llegó a niveles de educación y promoción humana increíbles, que si no se hubiera destruido, tal vez el Paraguay no hubiera sido lo que es ahora”.

Los jesuitas fueron los primeros en introducir en esta zona la ciencia y las técnicas modernas para ponerlas al servicio de la construcción de las reducciones. En ese sentido, el conocimiento del hierro habrá sido una revolución y un avance sensacional para los indígenas. Descubrir la utilidad del hierro mediante las herramientas para las construcciones, las azadas, cuchillos, sables, hachas, serruchos, etc., significó un salto cualitativo dentro de su cultura. Además, hay que señalar que en las ruinas de Trinidad aún existen vestigios de los hornos de fundición.

Los instrumentos musicales, la alfarería, la orfebrería, la cerámica, la pintura, las armas de guerra, la culinaria, la construcción de guarniciones fortificadas, etc. también habrán sido una novedad que se introducía a la cultura indígena guaraní. Por medio de las misiones, los jesuitas introdujeron nuevas plantas y formas de cultivos, el regadío, el arado, un aprovechamiento más intensivo de la tierra y, algo absolutamente novedoso para la cultura guaraní, el uso de la leche de vaca. Los jesuitas, por su superioridad en el dominio de las técnicas, fueron considerados por los guaraníes como dioses o magos, papel que no rechazaron, sino que, por el contrario, utilizaron para facilitar el trabajo misional.

Las reducciones eran unos archipiélagos donde la economía se basaba en un modo de producción tributario aunque algunos como Caravaglia lo califican como “despótico comunitario” (3) en tanto que combina una división del trabajo con una organización superior que organizó, a la vez que explotó esas comunidades. En ese régimen, los indígenas no poseían ningún derecho sobre las tierras, sino que eran meros ocupantes de las mismas. El verdadero sujeto de derecho de propiedad de las tierras era la Compañía de Jesús y los intereses materiales y espirituales de los indios eran atendidos tan solo en la medida en que no se oponían a los intereses de aquellos.

Los indígenas de la inmensa selva que cubría el actual distrito de Capitán Miranda, fueron agrupados por los jesuitas y formados en diversos oficios a fin de integrárselos como mano de obra en la agro ganadería y la construcción de las viviendas y templos de las actuales reducciones de Jesús y Trinidad. Estos lograron ganarse la confianza de los caciques y luego del pueblo, aprendieron su idioma y elaboraron la gramática y diccionarios en el idioma guaraní. Además, les enseñaron las prácticas de la religión católica y usaron sus brazos en la creación de riquezas destinadas a la propagación y defensa del “reino de Cristo” en el mundo.

Los indígenas se integraron a las reducciones, sin embargo muchos otros huyeron a la selva. Como dice Carlos Pastore, el indio “en su derrota no supo encontrar mejor aliado que la selva, pero como también la selva fue dominada por sus enemigos, la fuerza doblegó finalmente la resistencia del guaraní” (Pastore, 1972, 6).

Con la expulsión de los jesuitas en 1767, las reducciones fueron atacadas por las bandas de los “bandeirantes” o mamelucos paulistas que eran organizaciones militares que recorrían la región en busca de indios para capturarlos y venderlos como esclavos en los mercados del Brasil. Los indígenas de las reducciones eran especialmente codiciados por los bandeirantes por el hecho de haber sido “domesticados” e instruidos en un oficio y por lo tanto su precio era muy alto. Esto hace constar que ya antes de la guerra de la Triple Alianza hubo una invasión brasileña a esta región por causa de sometimiento y captura de mano de obra para la construcción de las ciudades brasileñas.

Una vez expulsados los jesuitas, las tierras y la infraestructura de las reducciones pasaron a pertenecer al gobierno. El gobierno colonial nunca reconoció los derechos de los indígenas sobre la tierra, su trabajo en las reducciones, en los yerbales, su cultura ni su religión, hecho que hace pensar en la distancia socio cultural en que vivían y el choque de civilizaciones que habrá producido este encuentro. Por esta razón, los indígenas guaraníes volvieron a la selva y permanecieron como recolectores hasta la eliminación de los bosques por la colonización alemana, eslava y japonesa en esta zona a mediados del siglo XX.

 

3. LA POS GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA Y LAS TIERRAS

Durante la década de '70, el Paraguay enfrentó una larga y cruenta guerra. Finalizada la guerra de la Triple Alianza, la población de Itapúa era muy escasa. Después de la capitulación de Humaitá en I868, el Mariscal López ordenó el repliegue de la poca población que estaba concentrada en los alrededores de las reducciones jesuíticas de Encarnación, Trinidad y Jesús.

La población abandonó la zona dejando los predios y sus viviendas. Debido a este abandono, para atraerla nuevamente, el Estado de pos guerra entregaba predios en comodatos a particulares, con el compromiso de que éstos los fueran cultivando y cuidando.

En 1885 el Estado paraguayo dispuso la venta de grandes extensiones de tierra que pasaron a conformar latifundios privados. La mayoría de los compradores fueron extranjeros que previamente habían hecho una fortuna con el negocio de las tierras, ganado o navieras en la Argentina. En el caso del Paraguay, invertían para lucrar con el tanino en el Chaco, la madera y los yerbales en Itapua o el ganado en la región central. En todos los casos, la venta de las tierras por el fisco la realizaban desde Asunción por medio de mapas y sin mensura alguna, gestión que se hacía de ese modo porque el Estado no tenía ni la más remota idea de su territorio, ni de la población que allí existía.

Para los magnates de la tierra, madera o yerba, no existían fronteras. Ambas márgenes del río Paraná estaban fluidamente conectadas por las mismas empresas que poseían embarcaciones que pasaban del puerto Cantera a Candelarias y Santa Ana haciendo lucrativos negocios. Para éstas, les daba lo mismo recoger la yerba a un lado o al otro del río, pues en ningún caso el Estado tenía puertos, controles o exigía impuestos a las exportaciones. Desde esta perspectiva, podemos decir que desde la época de los jesuitas y sobre todo a finales del siglo XIX hasta casi mediados del XX, existía una integración económica, social y política muy importante entre la Provincia de Misiones y el Departamento de Itapúa.

 

4. LA POLITICA DE TIERRAS

La Constitución Nacional de 1870 permitió realizar una paulatina transición del Estado mercantilista a un Estado más democrático. Esa Constitución también permitió la liquidación masiva del patrimonio territorial del fisco y el nuevo Estado ponía al alcance de la población las fuentes de producción y riqueza, al mismo tiempo que abría los caminos legales para el reconocimiento de los derechos adquiridos por los particulares sobre las tierras (4). En este contexto, muchos paraguayos por la prescripción política, obtuvieron grandes inmuebles en virtud del reconocimiento de sus derechos sobre las tierras. Esa Constitución expresaba el pensamiento de que “la posesión antigua de la tierra no necesitaba ningún documento para ser respetada y conservada” (Pastore, 1972,207).

Sin embargo, con la sanción de la ley del 2 de Octubre de 1882, el proceso de la legislación agraria inicia un nuevo período. Por esta ley, el Poder Ejecutivo quedaba facultado para vender o entregar en bonos de tesorería las tierras públicas con preferencia a los arrendatarios u ocupantes que tuvieran más de seis meses de ocupación. Como gran parte de los nacionales no poseían dinero, esta ley permitió el ingreso de capitales extranjeros quienes vinieron a adquirir las tierras y crear los grandes latifundios que estaban regidos por una alta explotación de la mano de obra.

Los inversionistas extranjeros crearon consorcios y adquirieron inmensas extensiones de tierras y a un ritmo acelerado iniciaron la extracción de la madera y la yerba mate. Los principales compradores no eran precisamente agricultores o ganaderos que llegaron con el propósito de afincarse definitivamente en el territorio. Estos eran representantes del capital internacional o simplemente especuladores de tierras, atraídos por los bajos precios de las mismas en relación a los países vecinos.

El 28 de mayo de 1885 el Congreso sancionó la ley que autorizó al Poder Ejecutivo a "enajenar los yerbales pertenecientes al estado”. Los yerbales serían enajenados en remate público, previa tasación y mensura. Para la tasación se consideraría la ubicación del inmueble respecto al río para la navegación. En una sociedad sin rutas ni caminos, los ríos han sido los principales medios de   comunicación       y transporte, por lo que las tierras y los yerbales cercanos a éstos eran tasados con precios mayores por cuanto facilitaban el acceso de las embarcaciones que trasladaban los productos a los mercados internacionales. En este sentido, regiones como Caaguazú, Guairá o Caazapá que forman parte de un mismo ecosistema, por su condición territorial alejada de los ríos, fueron ocupadas décadas después.

 

5. EL LATIFUNDIO DE LOS HERRERA VEGAS

Después de la guerra de la Triple Alianza, una fracción de las tierras de los indígenas avá guaraní y sus sucesores los jesuitas de las reducciones de Itapúa, fueron vendidas por el Estado paraguayo. En 1886 se formó una sociedad que el 15 de Mayo de ese año, por intermedio de Clemente Zarraga Landaeta, adquirió tierras en el Paraguay. Esta sociedad la integraron Ricardo Lavalle, Carlos Rodríguez Larreta, Pedro Roberts y Rafael Herrera Vegas (padre) para comprar 50 leguas cuadradas de tierra sobre la ribera del río Paraná.

El precio pagado fue de 44.472 pesos fuertes, o sea unos 0,21 centavos por la superficie de una hectárea. Estos fueron algo así como los últimos piratas que se lanzaron contra los escasos reductos de riqueza que aún quedaba en esta América india, que hablaba el español y profesaba la fe católica.

Una vez posicionados en la propiedad, el consorcio contrató al francés Gustavo Perret para realizar la mensura. Sin embrago, esta sociedad se disolvió en pocos años. Lavalle quedó con el dominio de una fracción de 20.568 hectáreas. En 1898 Pedro Roberst vendió su parte a los Correa Morales y éstos en 1911 revendieron a Herrera Vegas. Larreta también vendió su fracción a Herrera Vegas quién con la suma de estas propiedades le dio el nombre de “Zona Grande S.A” que poseía unas 68.176 hectáreas. La propiedad de los Herrera Vegas estaba ubicada entre el arroyo Capiivary y el límite con la colonia Hohenau y hasta la Colonia Federico Chávez inclusive.

Rafael Herrera Vegas era venezolano. En 1856 fue a Paris para realizar estudios de medicina en la École de Medicine de La Sorbona. Después de doctorarse, en 1865 regreso a Caracas donde ejerció la medicina, se casó y tuvo dos hijos: Rafael y Marcelino. Debido a cambios políticos en Venezuela, en 1871 tuvo que abandonar el país. Su exilio coincidió con la irrupción de una epidemia de la fiebre amarilla de gran magnitud en Buenos Aires para lo cual Herrera Vegas se inscribió como médico para apoyar a sus colegas porteños en la atención a los enfermos.

Después de cinco años de trabajar como médico en Buenos Aires, en 1876 el Dr. Herrera Vegas obtuvo el máximo reconocimiento científico argentino al ser incorporado a la Academia Nacional de Medicina. Este hecho le abrió privilegios y puertas para diversas actividades económicas y políticas aún fuera de la Argentina.

Una vez establecido, sus hijos Rafael y Marcelino también inmigraron a Buenos Aires donde se graduaron de abogado y médico respectivamente. Rafael (h), a pesar de su nacionalidad venezolana, ocupó el cargo de Presidente del Banco de la Nación, Presidente del Banco Hipotecario y Ministro de Hacienda de la Nación bajo la presidencia de Marcelo de Alvear.

En 1907 los Herrera Vegas constituyeron la sede administrativa y el puerto del establecimiento de la Zona Grande denominándolo “Puerto Cantera”, nombre que adquirió debido a la gran cantidad de piedra laja en la margen del río donde está el puerto. En aquella época no existían camiones o colectivos para el transporte de carga o pasajeros, de modo que toda comunicación era realizada por medio de vapores que remontaban el río Paraná.

Desde 1907 el latifundio de Herrera Vegas quedó en manos de sus hijos Rafael y Marcelino. Para atender la explotación de la madera y los yerbales, inmigró de Venezuela Marcelino Palacios Ribas, primo de los Herrera Vegas quien fue designado como jefe de la Zona Grande S.A. Este se radicó en el puerto Cantera y contrajo matrimonio en Encarnación con la villariqueña Marina Corvalán.

En 1912 la Zona Grande S.A implemento un plan de fraccionamiento de 12.000 hectáreas en la costa del Río. Paraná. Este fraccionamiento y puesta en venta de la propiedad corresponde a los actuales distritos de Alborada y parte de Cambyretá y su venta suscitó diversos conflictos con los antiguos ocupantes quienes tenían sus plantaciones y viviendas en el lugar, pero no poseían un título que certificara su pertenencia.

Según Alberto Delvalle, el loteamiento trajo el desalojo de las familias que eran los ex combatientes de la guerra de la Triple Alianza y carentes de recursos para pagar el lote. El implacable ejecutor de los desalojos fue Marcelino Palacios, capataz de la Zona Grande y lugar teniente de los Herrera Vegas (Delvalle 1998, 59).

En aquellos años no era común tener títulos de propiedad debido a la abundancia de tierras y la ausencia del listado, de manera que estos ocupantes de varias generaciones consideraban que la tierra era propia por derecho natural. El conflicto por la tierra con la población mestiza tomo proporciones nacionales por lo que intervinieron a favor de la población el diputado Juan León Mallorquín, el teniente Petronilo Zayas, Guillermo Tell Bertoni y el Escritor Rafael Barret. A raíz de esto, parte de las tierras de TYSA fueron expropiadas y entregadas a los campesinos.

Según el Ing. Alejandro Larguía, en 1927 los establecimientos de "La María Antonia” en la Provincia de Misiones y la Zona Grande SA, de Itapúa, fueron unificados y operaban como empresas bajo una misma sociedad conocida como Tierras y Yerbales S.A TYSA). Esta sociedad plantó 360 hectáreas de yerba mate en Itapúa, pero además cultivaba el banano y la caña de azúcar en el paraje de Naranjal donde estableció un trapiche y una destilería de alcohol en la compañía de Trinidad. Según la misma fuente, la destilería fue denunciada y luego clausurada por operar sin autorización del gobierno y por embriagar a los trabajadores en los fines de semana con el fin de eludir su pago.

Según el censo yerbatero argentino de 1919, el establecimiento "La María Antonia” cultivaba 750 hectáreas del “oro verde” y fue la pionera del desarrollo de los plantines o mudas de la yerba mate.

La actividad más importante de TYSA fue la extracción de la madera para la exportación hacia Buenos Aires y los puertos de Europa, pero también era un puerto abastecedor de rajas de leña para mover las locomotoras del tren y de las embarcaciones a vapor. En el puerto Cantera existían galpones para almacenar la yerba, por lo general había una gran cantidad de madera a la espera del embarque. En la época de mayor auge, en la empresa laboraban más de 1200 obreros, entre obrajeros y trabajadores en la yerba mate. (Larguía 2005, 113-115).

Latifundistas como Herrera Vegas, Domingo Barthe y otros, hicieron una lucha contra los asentamientos humanos establecidos en las propiedades que adquirieron. Sin embargo, el capital venció y gran parte de los paraguayos se convirtieron en mano de obra barata para la explotación forestal, yerbatera y la cría de ganado hasta el grado de mantener la servidumbre, tal como se refleja en la historia de los mensú (5). En vez de escuelas, en las selvas y yerbales se clavaron cruces que anunciaban al peregrino que en la exuberante y viva naturaleza, las compañías explotaron los recursos naturales sembrando el dolor y la muerte de los trabajadores.

Ni la madera, ni los yerbales trajeron el desarrollo esperado a la región que hoy ocupa Capitán Miranda. Cuando los yerbales dejaron de ser administrados por el Estado y pasaron a un régimen de propiedad de los Herrera Vegas, una gran masa de habitantes fueron perjudicados y junto a sus familias perdieron la calidad de vida. La población permaneció sin escuelas, sin garantías laborales, sin acceso a la tierra y sin acceso a la salud. El monocultivo de la yerba mate únicamente instauró el colonialismo donde los antiguos señores de mentalidad y prácticas feudales tenían bajo su dominio a la población paraguaya, protegidos por una Constitución republicana.

Con la llegada masiva de inmigrantes rusos y ucranianos hacia Encarnación, Puerto Cantera, ubicado a 40 kilómetros al Este, quedó fuera del alcance de los potenciales compradores de las tierras de TYSA, razón por la cual la empresa, en 1932 creó una oficina de atención al público en la ciudad de Encarnación. TYSA además creó las condiciones para recibir inmigrantes con la creación del hotel “El Inmigrante” ubicado en Puerto Cantera el cual sirvió para albergar a los colonos mientras duraba el recorrido por la zona del loteamiento y el trámite de compra.

Con la explotación maderera y la creación de las estancias y yerbales, la región fue repoblada. Las empresas crearon enclaves extractivos para lo cual emplearon mucha mano de obra para la mensura, para abrir los caminos, cortar los rollos, para el transporte, como también para la cría y doma de bueyes, así como la construcción de carretas, puerto, etc., hecho que atrajo a mucha población hacia esta zona. Según algunas fuentes, la empresa de los Herrera Vegas fue afectada por la guerra del Chaco ya que su personal fue movilizado para la contienda bélica, razón por la cual se opuso al gobierno y no contribuyó para solventar los gastos de la misma.

La historia de la Zona Grande y TYSA llegó a su fin bajo la presidencia de Federico Chávez quien en 1951 expropió dicha propiedad y la dejó al arbitrio del Instituto de Bienestar Rural (IBR). La transferencia y liquidación total de otros bienes de TYSA, tanto en el Paraguay como principalmente en Misiones, Argentina, fue realizada el 6 de Diciembre de 1955 por una comisión liquidadora integrada por Jorge Herrera Vegas Pereyra Iraola, hijo de Marcelino y, Carlos Arias Herrera Vegas, nieto de Rafael (h) Herrera Vegas a favor de Andrés Haddad, un comerciante de origen libanés radicado en la Provincia de Misiones (Larguía 2005, 144)

En 1951, gran parte de las tierras de TYSA de Capitán Miranda estaban ocupadas por inmigrantes polacos, ucranianos, bielorrusos, alemanes y otros quienes tenían canceladas sus deudas con la empresa confiscada, pero sin poseer el título. Sin embargo, el IBR no reconoció los pagos realizados a TYSA, por lo que los colonos perdieron su inversión y fueron obligados a pagar nuevamente por la misma tierra. En cambio, a los ocupantes paraguayos, el Gobierno del General Stroessner los exoneró del pago amparándolos por la uti possidentis y les otorgó los títulos gratuitamente.



NOTAS

1. León Cadogan “En torno a la aculturación de los Mbvya del Guayrá” en América Indígena, 1960.

2. Para una mayor información sobre las reducciones jesuitas en el Paraguay, véase un importante libro de Fernando Mires. La Colonización de las Almas, San José, DEI, 1987.

3. Caravaglia. Juan Carlos, Modos de Producción en América Latina. Buenos Aires, 1975 p. 161.

4. Producto de esa venta, surgieron numerosas estancias y puertos sobre el río Paraguay: Puerto Cooper. (estancia de la Cia. Inglesa Argentina Cattle); Puerto Pinasco (propiedad de la International Products Co, que en 1930 empleaba a 2,300 obreros en la extracción del quebracho en el Chaco); Puerto Casado, (propiedad de la firma argentina de Carlos Casado

Ltda que poseía 7.000 Kms2) y que hoy parte de ello es propiedad de la secta Moon; Puerto Sastre y otros.

5. Es la época en que surgen los obreros llamados "mensús", expresión abreviada de mensualero. Por primera vez en esta región se les contrataba para trabajar por un sueldo mensual en los obrajes. Los obrajeros, generalmente paraguayos mestizos e indígenas en algunos casos, eran tratados como esclavos (Ceuppens, sf: 165)



 


CAPÍTULO 2

ORIGEN DEL DISTRITO CAPITÁN E. MIRANDA

 

1. LOS PRIMEROS INMIGRANTES

En plena primera guerra mundial comenzaron a llegar los primeros inmigrantes ucranianos quienes se establecieron en el latifundio de Ricardo Lavalle y luego de Herrera Vegas ubicados en el Departamento de Itapúa. Según los datos disponibles, en 1917 Constantino Noviski, su esposa Antonina Sabón y sus hijos Elena, Antonio y José se establecieron en la propiedad de Lavalle y son considerados los primeros inmigrantes eslavos a esta zona. Ellos procedían de Volyn, una provincia ucraniana cercana a la frontera de Polonia y ocupada por su ejército entre las dos guerras mundiales. Las causas por la cual emigraron los Noviski están ligadas a la primera guerra mundial que movilizó a su familia e hizo perder a muchos de ellos en la confrontación. Los Noviski se dedicaron al cultivo agrícola, al comercio y con el tiempo construyeron un aserradero como servicio a los colonos.

Tan solo unos meses después, inmigró Gregorio Domanchuk ( 1974) y Rosa Gradboul ( 1952). Los Domanchuk adquirieron una propiedad de Lavalle y se dedicaron a la elaboración de embutidos, la cría de ganado, al comercio y fueron los primeros eslavos de la zona en dedicarse a la plantación de la yerba mate.

También llegó Nicolás Pachiniuk ( 1969) quien antes de emigrar estudió en un monasterio de la iglesia Ortodoxa para desempeñarse como sacerdote. Este, luego contrajo matrimonio con Elsa Pulgalt ( 1985), de origen alemana quienes tuvieron 8 hijos. Luego inmigraron los ucranianos Miguel Prendeski y Andrés Shumanski quienes se sumaron a los otros colonos para formar el primer núcleo humano de la colonia. De manera que estas cinco familias son las más antiguas de la colonia y las que dieron origen a Nueva Volyn (6).

 

2. LOS FUNDADORES DE LACOLONIA NUEVA VOLYN

Los Herrera Vegas, después de haber explotado los bosques y yerbales por más de 40 años, en 1927 crearon la compañía colonizadora con el nombre de “Tierras y Yerbales Sociedad Anónima” (TYSA). Con la creación de TYSA se facilitó la atención a los compradores de tierras que fueron principalmente colonos europeos.

Al denominarse “TYSA”, se abandonó el uso de “Zona Grande” y una fracción de ese latifundio pasó a ser Nueva Volyn. En un artículo de 1935 denominado “La Colonización Rusa en el Paraguay”, se dice que la Colonia Nueva Volyn “fundada poco más tarde que Uru Sapucay (1925) se encuentra a 10 kilómetros de Encarnación, con una población de 60 familias de campesinos rusos de Volynia (7)”

Un tiempo después de los inmigrantes antes señaladas, llegaron con sus familias de Elizar Schapovaloff, Pablo Kutasevich, Kuzma Berestovoy, Felipe Gura, Nikita Nenchuk, Andrés Solomuniuk, Augusto Blaick, José Basic, Andrés Dasiuk, Seferiano Chichik, Sergio Matvichuk y Pablo Leñin quienes ocuparon las tierras de Lavalle que por entonces se extendían entre Encarnación y la actual Calle A.

Después de 1927 inmigraron Miguel Bogaichuk, Metrofan Kasanchuk, Teodoro Masunik, Esteban Kirichik, Gordiy Antonchik, Moises Bogaichuk, Nicolás Carpenko, Demetri Kasanchuk, Miguel Sajnik. Juan Chipeliuk, Teodoro Sajnik, Gerácimo Sischik, Demetrio Masiuk, Gregorio Chichik, Jacobo Karpenko, Damian Kirichik y Esteban Kasiañuk, entre otros. Estos son los nombres de quienes han invadido, luchado como ocupantes y luego han adquirido parte de las tierras de Herrera Vegas para convertirlas en espacio de una permanencia duradera en el país. Teniendo en cuenta críterios históricos, demográficos, económicos y sociales, podemos afirmar que el conjunto de estos colonos, junto a sus familias, son los actores principales quienes han administrado y construido el espacio que ocupó la colonia Nueva Volyn y que posteriormente adquirió el nombre de Capitán E. Miranda.

En los años siguientes llegaron numerosas familias de la misma procedencia que siguieron adquiriendo lotes de 10 y 20 hectáreas con lo cual Lavalle vendió toda su propiedad. En 1939 fueron afectadas por Ley de confiscación y loteadas para la venta, unas 12000 hectáreas pertenecientes a Herrera Vegas. Según un informe interno de TYSA, hasta el año 1949 se titularon 95 lotes, de los cuales 77 estaban a nombre de inmigrantes rusos, ucranianos o polacos. Para el año 1952, 398 colonos tenían pagados sus lotes y 111 aún adeudaban algunas cuotas, de manera que a la colonia habrían llegado más de 500 familias. Más adelante y debido a la interrupción de la inmigración ucraniana y polaca a causa de la Segunda guerra mundial, los lotes restantes se vendieron a colonos belgas, japoneses y paraguayos.

Según consta en los registros, hasta el año 1952 los colonos pagaban sus lotes con la única moneda que circulaba en aquel entonces que era el Peso fuerte argentino. Después de 1952 entró en circulación la moneda oficial paraguaya, el Guaraní.

Desde 1939, al parecer muchos colonos tuvieron serias dificultades con el pago de sus cuotas, por lo que TYSA les perseguía e hizo que los colonos firmasen pagarés por sus deudas, hecho que incomodó a muchos e hizo desistir de la compra, así como abandonar el país emigrando a la Argentina. Por otra parte, existen indicios de que en ese período, algunos comenzaron a ocupar ilegalmente la tierra y fueron calificados como “intrusos”.

En cuanto al proceso inmigratorio, Gregorio Sischik recuerda que su familia había inmigrado a la Argentina en el año 1929 y permaneció en Buenos Aires hasta obtener información acerca de sus vecinos quienes en 1925 habían llegado a Paraguay. Dejando la familia en Buenos Aires, su padre Gerácimo Sischik realizó un viaje exploratorio al Paraguay para encontrarse con quienes fueron sus vecinos en Ucrania. Al encontrarlos, percibió que éstos adquirieron tierras de Ricardo Lavalle y tenían cultivos de maíz, mandioca, algodón, zapallos, etc. “Luego mi papá regresó a Buenos Aires para dar a conocer a su familia las bondades de la tierra y el clima paraguayo, por lo que toda la familia decidió radicarse en Nueva Volyn. De allí viajaron al Paraguay y cruzaron el río Paraná por contrabando por que no tenían visas para ingresar legalmente” dice Gregorio Sischik.

Los inmigrantes que llegaban preferían establecerse en la cercanía de sus antiguos vecinos, pero las tierras no siempre estaban habilitadas a la venta. Ante esta realidad, en Nueva Volyn unas 15 familias ocuparon una franja del bosque no explotado por la compañía Herrera Vegas. La ocupación resultó ser una “invasión ilegal de tierras” por lo que la compañía los demandó y fueron amenazados de expulsión. Luego la compañía hizo una reunión, nos dice Gregorio Sischik, en que les propuso “reubicarlos en Puerto Trinidad, región donde ya se había explotado el bosque, pero ellos no aceptaron separarse del grupo, porque ellos venia de Europa buscando a sus parientes, vecinos y hermanos que estaban en tierras de Lavalle. Entonces la compañía admitió darles un año de espera y luego nuevamente hacer una reunión.

En ese lapso de tiempo, ellos pidieron radicación y a la vez solicitaron la explotación del bosque para hacer cultivos. Fueron a la Delegación, que era también una oficina de tierras, y el Secretario de la Delegación les dijo que él no podía autorizar la explotación. Pero en secreto les decía que hicieran la explotación, que hicieran mejoras, que cultivaran para proveer víveres para su consumo y para las tropas del Chaco, porque ya estaba comenzando la guerra.

Ellos le hicieron caso al secretario y trabajaron de manera escandida. Si venía la policía, les avisaban y ellos se escondían en el bosque. Luego salían y con la luz de la luna trabajaban en la quema del bosque. Cuando comenzó la guerra, nadie prestó atención al plazo de un año que les dio la compañía, por lo que ellos siguieron trabajando.

Pero, en el Ministerio del Interior quedó su pedido de tierras, entonces cuando cayeron los primeros prisioneros bolivianos, el ejercito los mandó al Sur para trabajar y así alejarlos de Bolivia. Con la ayuda de los prisioneros, los colonos tenían que producir los alimentos para la guerra, a cambio, tenían el compromiso de darles de comer a los prisioneros”.

Dice que el gobierno “tenía carrozas recolectoras de víveres que cada semana pasaban y los colonos obligatoriamente tenían que proveer algo para las tropas del Chaco. Los colonos a veces no emulan, pero aportaban víveres y con ello se aseguraron la permanencia en el país ’’ (Gregorio Sischik, entrevista 12-06-06)

 

3. CREACIÓN DEL DISTRITO CAPITAN “EMETERIO MIRANDA”

Capitán Miranda es una región “natural” del distrito de Encarnación y su centro urbano está a sólo 16 kilómetros de la ciudad de Encarnación. En la década del '50, después que el Gral Stroessner asumió el poder, el territorio nacional fue fragmentado en pequeñas unidades llamadas distritos. En el caso de Capitán Miranda, la fragmentación quizás tuvo motivos como la distancia con la ciudad de Encarnación, lugar donde los colonos pagaban sus impuestos. Sin embargo, una razón mayor pudo ser la necesidad de establecer un centro con el fin de ejercer el control administrativo y político-ideológico de esa importante zona poblada por una heterogénea gama de inmigrantes. En tanto que hoy, un distrito con una superficie que es menor al de una estancia en el Chaco, puede justificar su autonomía por el aporte que pueda brindar al sistema productivo y la posibilidad de hacer una mejor gestión para el desarrollo local.

El Distrito Capitán E. Miranda fue desafectado de Encarnación y adquirió su autonomía por el Decreto Ley N. 444 promulgado el 12 1957. ACTO FRENTE A LA MUNICIPALIDAD de Agosto de CELEBRANDO LA CREACIÓN DEL DISTRITO 1957 firmado por el Presidente Alfredo Stroessner. Este decreto fue levemente modificado el 12 de Septiembre de 1957 bajo la Ley N. 468. La primera Junta estaba encabezada por Zoilo San Miguel y los integrantes de la Junta Municipal fueron Francisco Sánchez, Adolfo Schapovaloff, Luis Muller y Federico Muller.

El nombre “Capitán Miranda” entró en uso aún antes de la desafectación de Encarnación. Debido a los problemas con Herrera Vegas por la tierra, el Teniente Alvarenga sugirió a los colonos eslavos que se cambie el nombre de Nueva Volyn por el nombre de un soldado encarnaceno que murió en la guerra del Chaco.

Después de la Guerra del Chaco, el Teniente Alvarenga y varios colonos dirigieron una carta al Ministro del Interior y al Parlamento, en la cual argumentaban que el soldado Emeterio Miranda tenía los méritos necesarios para darle nombre a un distrito en Itapua y solicitaban que se sustituya la colonia “Nueva Volyn” por el hombre de “Capitán Miranda”. Luego el Parlamento Nacional llevó la solicitud al Presidente Coronel Rafael Franco, quien conoció personalmente a Miranda y aprobó el proyecto de ley con lo cual se legitimó el uso del nombre de Capitán Miranda.

Emeterio fue hijo de Agustín Miranda y de Emilia Esquivel. Nació el 3 de marzo de 1910 en Encarnación. Realizó sus estudios de primaria en la Escuela Normal de Encarnación y la secundaria hasta el segundo curso, en el Colegio Internacional de Asunción. En 1928 ingresó a la escuela militar y en 1932, al sobrevenir la guerra del Chaco, se organizó en la Escuela de Aspirantes de Oficiales de reserva e ingresó a la misma donde cumplió su misión.

En 1933 fue dado de baja debido a una enfermedad cardíaca y fue hospitalizado en Asunción. Sin embargo, una vez mejorada su salud, volvió al campo de batalla donde peleó por un año más y volvió a ser internado en Asunción. A finales de 1934 volvió al escenario de la guerra del Chaco y se integró al Regimiento 14 Cerro Corá, en Piritindiva, donde murió el 14 de Enero de 1935. Por su mística y entrega por la patria, fue ascendido póstumamente al grado de Capitán.

Sus cenizas descansan en el Fortín Gabino Mendoza del Chaco y en su memoria la comunidad de Capitán Miranda erigió un monolito en el año 1958. Parte de su uniforme y un pergamino de reconocimiento se encuentran en el Museo de la Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción” en la ciudad de Encamación y es parte de la colección personal del profesor Alberto Del valle.

Según versiones actuales de un colono, “mediante la guerra del Chaco (que fue apoyada por los colonos y mal vista por la compañía que se quedó sin empleados), el gobierno presionó a la compañía a vender su tierra a los colonos. De ese modo, el gobierno valoró el aporte de los colonos y recompensó su esfuerzo dándoles apoyo para adquirir las tierras de Herrera Vegas.

Debido al apoyo del gobierno a los colonos y su consciencia de que en la guerra murió un valioso ciudadano encarnaceno, vieron con buenos ojos que la colonia llevara su nombre. Los colonos aceptaron con entusiasmo cambiar Nueva Volyn por el nombre del héroe de la guerra del Chaco Emeterio Miranda” (Gregorio Sischik, 12-06-06)


4. EVOLUCION DE LA MUNICIPALIDAD

Nueva Volyn administrativa y políticamente dependía de Encarnación, pero en la medida que fue poblándose se iban creando instituciones administrativas que en cada período han adquirido diferentes nombres. La primera referencia de institucionalización político-administrativa la encontramos en el Decreto N. 12.432, del 8 de julio de 1937, del Ministerio de Agricultura en el cual se nombra Administradores de las Colonias "Báltica" y "Nueva Volyn" (o Voliñ) a los señores Eliseo Koslovsky y Andrés Salomoniuk, respectivamente.

Dos años después se creó una Junta Económica Administrativa por Decreto 15.480, con fecha 15 de julio de 1939, previo visto del Inspector General de Municipalidades y de acuerdo al Art. 98 de la Ley 915, cuyo decreto fue refrendado por el presidente José Félix Estigarribia. La Junta Económica Administrativa fue presidida por Rafael Mello, el secretario fue Zoilo de San Miguel y el vocal Juan Drobotenko.

Entre 1948 y 1988 la institución local se denominó Junta Económica Administrativa y el poder máximo lo ejercía un Presidente. Los presidentes de ese periodo fueron Réclus Sánchez, Zoilo de San Miguel, Luís Francisco Muller, Francisco Sánchez, Juan Schapovaloff y Félix Bogado. Este periodo se caracteriza por una disminución de la participación de colonos eslavos en la Junta y por Una baja rotatividad y la concentración del poder, siendo que en 40 años solo 6 funcionarios accedieron a este puesto.

Desde la década del 40 los colonos fueron obligados a pagar los apuestos sobre la propiedad. El impuesto se pagaba en la cuidad de Encarnación, de manera que el costo del traslado, el tiempo y las molestias eran mayores que el pago mismo. En una caita dirigida al director General de Impuestos Internos de Encamación con fecha 28 de agosto de 1939, los colonos eslavos solicitaron la creación de una Agencia de Impuestos Internos en Capitán Miranda, justificando que 350 familias se beneficiarían con tal agencia (Delvalle, 1998, 166). La respuesta a esta solicitud dio origen a la creación de los servicios del Estado y consecuentemente, a un núcleo urbano y a su posterior desarrollo institucional.

Según los registros, en ese período existía también la Comisión de Fomento y Trabajo y los presidentes de esa comisión fueron Teodoro Orlovaz, Moisés Bogaiczuk, Marcos Sacura, Ignacio Kutasiewich, Esteba Kirichuk, Teodosio Sachnik, Zoilo San Miguel, Esteban Kutasievich, Cristino Bareiro, Pablo Pogoliroff y Réclus Sánchez (Paniagua 1997, 52). Al parecer, la duración en los cargos no era prolongada y la rotación de personas en esta comisión fue permanente.

La Comisión de Fomento y Trabajo refleja una activa participación de colonos rusos y ucranianos en los cargos locales, principalmente en lo concerniente al trabajo para la habilitación de caminos. Esta comisión fue la responsable de organizar a los colonos y obligarlos a trabajar de manera voluntaria diez días al año en pro de los caminos. El control se hacía mediante una “Libreta Vial” donde se registraban los días trabajados. La libreta era un documento exigido por la policía en las rutas o en los colectivos y fue un documento obligatorio para salir del país por el puerto hacia Posadas.

Obra de las instancias que se organizó el 1947 que fue la “Comisión de Lucha contra la Langosta”. En la primavera de 1947 la región fue atacada por una invasión de la langosta, hecho jamás conocido en el país y que asechaba los cultivos, animales y aún los malezales y bosques. Los inmigrantes de Capitán Miranda, al igual que otros en el país, se organizaron en comisiones para combatir la peste de la langosta y para cuyo fin dieron importantes aporte en dinero y muchas semanas de sacrificado trabajo hasta erradicarla. La lucha se hacía ahuyentando a la langosta adulta de los cultivos hacia los bosques. Para eliminar a la pequeña que se reproducía en las chacras (que aún no volaba) se hacían pozos o canales en las chacras y una cuadrilla organizada por los vecinos provistos de frondosas ramas de árboles, barrían la langosta hasta echarla al pozo para luego rociarla con kerosén y quemarla. Para la lucha, los colonos aportaron trabajo y herramientas como las palas y también recibieron del gobierno un apoyo consistente el palas y lanza llamas, que luego de la extinción de la langosta, fueron donadas a la Junta Vial como patrimonio (9).

La era de los Intendentes Municipales se inició después del derrocamiento del General Alfredo Stroessner y con el advenimiento de la democracia. El primer Intendente Municipal electo por el pueblo en elecciones libres y pluralistas fue Pablo Marczuk entre 1989-1991; le siguió Esteban Hrican entre 1991- 1996; Alfredo Yeger Jaroschuk entre 1997- 2001 y Pedro Hellemans entre 2002 y parte del 2006. Mientras duró la campaña y las elecciones, interinamente se hizo cargo de la Municipalidad José Escobar. Para el periodo 2007-2010 nuevamente fue electo como Intendente Municipal Pedro Hellemans.



NOTAS

6. Los inmigrantes son conocidos en el país como "colonos". Esa palabra es muy usada y desde el siglo XIX, sirvió como designación oficial para aquellos inmigrantes que adquirían un lote de tierra en algún proyecto de colonización. Según el uso común, colono es sinónimo de agricultor, de alguien que vive en la colonia. Pero en el contexto paraguayo, no es usual referirse a agricultores paraguayos como colonos, sino sólo a europeos. Por lo tanto, el término posee un contenido étnico, cultural. Para constituir una colonia, era requisito del gobierno que ahí vivieran 50 o más familias.

7. Belaíeff. Juan. LA COLONIZACION RUSA EN EL PARAGUAY. El País. Asunción, 1 de enero de 1935.63.

8. Como "Colonia Báltica" se conocía el sector ubicado entre las calle C y E actualmente forman parte del distrito de Capitán Miranda. Por lo visto estas calles fueron pobladas por colonos de uno de los estados bálticos como Lituania, Letonia, Estonia, Eslovenia, países ubicados sobre el mar que lleva el mismo nombre. Por su posición estratégica, en el centro de Europa, sufrió invasiones sucesivas en su territorio, principalmente la población campesina padeció por los terratenientes de origen polaco.

9. Existe un cuaderno o libro de actas de la “Comisión de Lucha contra la Langosta" que fue habilitado el 7 de octubre de 1947, firmado y sellado donde se registran los aportes y el trabajo de varias comisiones distribuidas en toda la colonia.

 

 



CAPITULO 3

COLONOS EUROPEOS Y ASIATICOS EN CAPITAN MIRANDA

 

En el Departamento de Itapúa es donde fue aplicado uno de los mejores planes de colonización del Paraguay, razón por la cual llegó un gran número de inmigrantes y por la cual Itapúa posee una gran heterogeneidad étnica. Su población está formada por gente de origen ucraniano, polaco, ruso, bielorruso, alemán, español, japonés y argentino. Además la población paraguaya que está formada por el largo mestizaje entre los indígenas guaraní y españoles. Esto hace que Itapúa sea "el crisol de razas" o, una "Babel" donde se han concentrado las etnias, lenguas y culturas de los más diversos puntos del planeta. Además, en su lugar de adopción, los inmigrantes han establecido un mundo de creencias, valores, comportamientos y prácticas pautadas por las sociedades expulsoras.

En Itapúa se formaron más de 20 colonias eslavas con nombres que revelan el origen de los inmigrantes que tomaron posesión de esas tierras. Las colonias donde se observa un predominio de inmigrantes ucranianos, bielorrusos, polacos y checos poseen los siguientes nombres: Morozenco, Nueva Volyn, Tarasivka, Schevchenka, Siberia, Nueva Caucasia, Nueva Ucrania, Capitán Miranda, Uru Sapucai, Domingo Bado, Carlos A. López, Alborada, Capitán Matiauda, Cambyretá, MboiCaé, Arroyo Porá, Santo Domingo, San Martín, San Luis, San Juan y Fram (10), y las ciudades de Encarnación, Coronel Bogado, Fram y Carmen del Paraná y otras.

Las principales colonias alemanas son Hohenau , Obligado y Bella Vista y las japonesas Federico Chávez, Pirapo, La Paz, Fuji y Capitán Meza. Con la creación de estas colonias, se cumplió el más audaz de los proyectos de colonización agrícola paraguayo del siglo XX, cuya iniciativa llegó a ser la cuna del desarrollo nacional.

Como se observa, algunas colonias tienen nombres que reflejan el origen de los inmigrantes. Esto se debe a que esas regiones estaban exentas de población mestiza por lo que los inmigrantes pudieron crear, darle un nombre y expresar allí sus sentimientos por las aldeas que dejaron atrás. Sin embargo, otras colonias poseen nombres de origen guaraní o español con una marcada influencia católica y fueron registradas antes de la llegada en los inmigrantes. En cambio, en todas la colonia lo exógeno ha permeado el tejido social, cultural y religioso y la diversidad ha dejado una marca indeleble sobre el medio socio-económico.

Siendo que el Sur del Paraguay estaba cubierto por una inhóspita selva, durante la época colonial los españoles no manifestaron interés en poblarla. Se sabe que en el siglo XIX en la ribera del río Paraná existían pequeños poblados de gente mestiza e indígena quienes se dedicaban a la extracción de la leña, la pesca y vivía de la caza silvestre y a su vez realizaba pequeños cultivos agrícolas.

La población paraguaya mestiza comenzó a llegar masivamente a esta zona atraída por el trabajo que ofrecía la compañía Tierras y Yerbales S.A. en la explotación de la yerba mate y madera, en el transporte, los caminos y la construcción del Puerto Cantera. Luego, muchas familias paraguayas llegaron a esta región en busca de trabajo como hacheros y trabajadores que hacían la carpida y recolección del algodón, la cosecha del trigo, maíz, arroz y otros productos que requerían mano de obra contratada.

Entrevistamos a Braudelio Areco, profesor que en el año 1966 llegó a Capitán Míranda desde el norteño departamento de San Pedro. Nos dice que cuando llegó, “aquí solo vivía Gaspar Acosta quien era el Juez de Paz, la familia Báez y Silvero que se dedicaba a la carnicería y más allá estaba la familia San Miguel que eran de origen español y los Esquivel quienes hasta 1982 vivieron en la calle D-11.

En 1966, cuando yo llegué, aquí había muy poca gente de origen paraguaya. La generalidad de la población paraguaya que vive aquí migró del “centro ”, eso quiere decir de Caazapá, Guaira o de Artigas. En aquel tiempo, la mayoría del centro urbano eran de origen eslavo que son gente muy laboriosa. Los paraguayos eran pocos y vivían dispersos. Aquí el aporte agrícola principal hicieron los japoneses, que nos dieron lecciones de cómo se trabaja la tierra. Entonces, a mi modo de ver, la gente de origen paraguaya habrá aprendido de los japoneses y los eslavos cómo se trabaja.

Vivir en Capitán Miranda era fácil. Hubo colisiones por las culturas diferentes en cuanto cada uno trajo su cultura milenaria. Aquí llegaron los inmigrantes eslavos y encontraron una tierra fértil, eran conocedores de cómo explotar y sacar provecho de la tierra. Pero el problema es que nuestra gente nativa no sabía de eso. Nuestra gente llegó en busca de trabajo, eran gente de escasos recursos, pobres, que en su mayoría trabajaron como peones. Eso produjo un choque en la parte cultural porque nuestra gente se sentía como dueña de la tierra y luego sintió que los inmigrantes eran unos intrusos. Ese era el primer choque en la parte económica. Otro era el sistema de producción porque nuestra gente no tenía un concepto del cultivo, de la racionalización.

Nuestra gente vino y aquí aprendió a trabajar y a esta altura yo pienso que ese aprendizaje les resulta muy valioso, muy positivo porque hoy tenemos mucha de nuestra gente que trabaja bien y les da resultado. La convivencia de los colonos hizo que en forma paulatina se aprenda, que hoy se produzca muy bien las verduras y otras cosas (Areco, entrevista, 20/7/06).

Los testimonios que disponemos hablan de que por el año 1914 llego al lugar Pedro Campos que al parecer fue de origen brasileño. Su llegada a la zona está vinculada al nombramiento que obtuvo para ser el encargado o custodio de la propiedad y bienes de Herrera Vegas. Los colonos ruso- ucranianos recuerdan que al invadir ellos la selva para cultivar el maíz y poroto para los combatientes de la guerra del Chaco, fueron reprimidos y hubo intentos de expulsión por Campos quien invocó la policía en defensa de la propiedad.

Referente a incidentes de ese tipo, el Presidente Dr. Eusebio Ayala se pronunció con palabras particularmente duras en contra de algunos funcionarios de TYSA diciendo que “los colonos particulares se desenvuelven penosamente venciendo uno por uno los tremendos obstáculos de la naturaleza virgen y de la aclimatación bajo el control severo y nada   compasivo de administradores cuya misión se reduce a cobrar despiadadamente a los colonos lo que deben al patrón. Ninguna empresa exige más sentido de humanidad que la de presidir al trasplante de seres de nuestra especie. Los animales sienten la nostalgia de su querencia y sufren por efecto de los cambios de lugar. Los colonos, aún más inteligentes, necesitan desplegar gran suma de energía y de paciencia par a adaptarse a las condiciones de un medio desconocido. Una colonia tiene que ser manejada con infinito cuidado. Ningún contrato ni reglamento puede aplicarse a su respecto con estrictez absoluta” (Diario El Orden, 13 de mayo de 1935)

 

1. LOS INMIGRANTES RUSOS Y UCRANIANOS

Como ya lo señalamos, una fracción de las tierras de Herrera Vegas, debido a la concentración de colonos provenientes de la provincia ucraniana de Volyn, pasó a llamarse Nueva Volyn. Otra parte se llamó “Colonia Rusa” en homenaje a unas 60 familias rusas que llegaron en los años '20 huyendo del régimen comunista.

Después de Noviski , Berestovoy, Nenchuk , Solomuniuk, Schapovaloff, Sischik, Domanchuk, Matvichuk, Bogaichuk, Sipeliuk, Dasiuk, Kirichik, Sasnik, Sauchuk, Chichik y otros ya mencionados, llegaron más de 400 familias rusas y ucranianas hasta que en 1939 la guerra mundial interrumpió el proceso  (11).

Quienes llegaron antes del año 1928/30, se asentaron en las tierras de Ricardo Lavalle ubicadas entre la compañía Arroyo Porá y la Calle A. En cambio, quienes llegaron después, para establecerse junto a sus vecinos de Europa, tuvieron que ocupar por la fuerza las tierras de Herrera Vegas. Este comenzó a venderlas después de mucha presión ejercida por los colonos que eran apoyados por el gobierno.

Las causas de la migración de estas familias fue muy diversa. El testimonio de Gregorio Sischik señala que sus padres tuvieron que emigrar porque: “Ucrania siempre fue muy sacrificada por las guerras. Según la historia, el país era rico en granos y eso le costó muchas guerras de saqueo por el cereal que tenían. Ellos nunca estaban tranquilos. En la guerra de 1914 al 1918, muchos de los ucranianos estaban movilizados en los frentes como soldados. Estando allí, se les presentó la oportunidad de dejar las armas y huir en un barco que salía hacia América. Terminó la guerra y como en la guerra todo paso, unos regresaron inválidos, otros heridos y como muchos no regresaron, se creyó que cayeron en los campos. Inclusive dijeron que "en paz descansen”. Les dieron por muertos.

Pero cuando vino la paz comenzaron a llegar cartas de América. La sorpresa fue que algunos vecinos a quienes se les daba por muertos, estaban vivos. Ellos desertaron del ejército, se embarcaron a América en plena guerra, y así se salvaron.

En Ucrania nunca oyeron hablar, ni en las escuelas se enseñaba acerca de un país llamado Paraguay.

Cuenta que la gente ‘'supieron por primera vez de un país llamado Paraguay y de las abundantes tierras por medio de los que desertaron y huyeron en el barco hacia Paraguay. Al terminar la guerra, algunos de estos regresaron a Ucrania e incentivaron a sus familias y vecinos a que emigren. Por eso, en su mayoría no decían que venían al Brasil, Paraguay o Argentina, ellos desconocían estos países. Ellos solo sabían que migraban a América” (Gregorio Sischik, entrevista 12-06-06).

Una familia que posee un vínculo consubstancial con la colonia es de apellido Schapovaloff. Por su terminación “off’, indica que sus ancestros no proceden de la clase campesina o la servidumbre, sino que poseen un nexo con los condes o la nobleza rusa. Eleazar Schapovaloff, su esposa Maria Zorin y sus pequeños hijos Miguel, Adolfo y José emigraron del norte de Rusia en el año 1914.

En esa región, su padre se desempeñaba como administrador de la construcción de la vía del Ferrocarril Trans Siberiano. Al producirse la desestabilización del gobierno del Zar Nicolás II y ante la inminencia de su derrocamiento y la toma del poder por los bolcheviques, Eleazar y su familia emigraron a la Argentina, país en el cual tenían contacto escrito por medio de amigos.

Era común que los inmigrantes ingresaran a Sur América por el puerto de Buenos Aires. Los Schapovaloff llegaron a Buenos Aires donde fueron orientados para viajar a la Provincia de Entre Ríos porque allí existían abundantes tierras para establecerse en la agricultura. Sin embargo, después de un breve período, decidieron dejar Entre Ríos donde habían invertido su capital en la plantación de trigo que había sido devorado por la langosta.

Por otra parte, en esa Provincia, los terratenientes no vendían tierras, sino que las arrendaban por dos o tres años. Una vez desmalezada la parcela arrendada, los inmigrantes eran retirados del lugar o les ofrecían contratos para repetir lo mismo en otra parcela, cuestión que reproducía un régimen de servidumbre y donde las posibilidades para establecerse de manera definitiva o desarrollar un emprendimiento propio, eran pocas. Es probable que por ese motivo los Schapovaloff reembarcaron sus enceres y se dirigieron hacia Paraguay, llegando a Carmen del Paraná donde permanecieron por un breve periodo.

En 1917 los Schapovaloff se trasladaron a la ciudad de Encarnación a fin de facilitar que sus hijos que nacieron en Rusia, más Rosa, Sara, Anita, Sofía, Elisa y Pablo que nacieron en el Paraguay, puedan estudiar. Allí se dedicaron al cultivo comercial de verduras y don Eleazar trabajó por un periodo en la cervecería y hielera de Fernando Oreggioni. Por su formación y experiencia administrativa, más adelante fue nombrado Administrador de las tierras de Lavalle, cargo desde el cual colaboró en la solución de los diversos problemas de inserción que tuvieron los inmigrantes.

Uno de los hechos por los cuales Eleazar Schapovaloff adquirió notoriedad fue cuando, en calidad de administrador de TYSA, envió una carta al Presidente Ayala ofreciendo víveres para los combatientes de la guerra del Chaco. El Presidente Ayala recibió con beneplácito esa propuesta y autorizó para que los colonos ocupen la tierra y corten el bosque para cultivar el maíz, poroto y otros productos para el ejército, dice su hijo Adolfo(12) en una entrevista.

Juan Schapovaloff, nieto de Eleazar e hijo de José, fue presidente de la Junta Municipal de Capitán Miranda y recuerda que su abuelo “muy temprano, a primera hora, llevaba la cerveza y el hielo hacia el puerto para trasladar en lancha a Posadas. La cervecería tenía un camión que acarreaba y mi abuelo era el chofer.

Después del ciclón que azotó la ciudad de Encarnación y que destruyo su casa, huerta y también la cervecería de Oreggioni, tuvieron que comprar una chacra de Lavalle en Nueva Volyn y trasladarse a la colonia. Allí desarrolló los conocimientos para cultivar la chacra. Plantó tung, algodón, trigo y como era herrero, fabricó una trilladora para granos.

Ahora nosotros somos de la tercera generación. Antes plantábamos maíz, mandioca, trigo y tung, pero como estos rubros han caído de precio, mucha gente los eliminó y plantaron soja que tiene un mejor rendimiento”.

Los Schapovaloff son conocidos en el país por los viñedos cuya producción se vende en la finca de la Ruta VI donde se produce. Comenta el productor e Ingeniero Agrónomo Antonio Schapovaloff, que son cinco las variedades de uva que la familia ha cultivado, pero que actualmente la variedad Niagara y la Oberlin 95, tienen problemas. La primera porque sufre por el ataque de antracnosis, y la variedad Oberlin 95 ha disminuido enormemente su producción debido al cambio climático. Sin embargo, las variedades Concord, Isabel y Monscatel siguen produciendo sin mayores dificultades.

Por otra pude, Juan Schapovaloff dice que algunas variedades de uva que cultivaba “hace siete años que no producen más, no se maduran mas, se enferma todito. Llevé una muestra de la planta al CRIA para ver si se recupera, pero no encontraron nada. Ahora los viñedos fueron eliminados porque la uva no maduraba. Pero estamos viendo si conseguimos un nuevo material genético, para plantar de nuevo”( entrevista 16-06-06).

Lo que pasó con algunos viñedos no solo es lamentable, sino también grave. Podemos suponer que la uva “no se madura más” en parte, por “el cambio climático” o sea, por la intensificación del calor en los últimos veranos, pero tampoco podemos descartar la acción del herbicida 2-4 D, diclorofenoxiacético amina que en un pasado reciente fue ampliamente utilizado en la zona por su bajo costo y su amplia acción. Hasta hace poco, el glifosato, otro herbicida no selectivo también fue utilizado sin restricciones en las plantaciones de soja y cuyo invento fue patentado por la corporación Monsanto bajo el nombre comercial de Round up (13).

Ambos herbicidas son muy volátiles y su acción se extiende a gran distancia, máxime si existen vientos. La vid no es el único plantío que fue afectado, se presume que muchas otras plantas y árboles frutales también fueron afectados y otros extinguidos por el efecto de los mismos. Es de destacar que en los últimos dos o más años existe un mayor control, conciencia y cuidado en el uso de los herbicidas, como también se utilizan productos con efecto más selectivo.

Juan Schapovaloff ocupó el cargo de Presidente de la Junta Municipal en los '70, Anita Schapovaloff Zorin fue jefa de Correos y secretaría municipal y como conséjales fueron Luís Muller, Pablo Berestovoy, Teodoro Matvichuk y Ervin Bronstrup. En ese periodo se dio una sustancial mejora en el ganado, se introdujeron nuevas razas de cerdos y creció la agricultura con el impulso del CRIA y los créditos que otorgaba el Banco Nacional de Fomento. La municipalidad abrió nuevos caminos y mejoró los existentes, se construyeron puentes que eran muy necesarios para sacar al mercado los productos agrícolas. Bajo el mandato de esta Junta, la educación secundaria y la salud fueron las preocupaciones más importantes, por lo que apoyaron firmemente la expansión de estas instituciones. También en este periodo se colocó en el patio de la comuna el busto del Capitán Emeterio Miranda, se refacciono el local y se habilito la oficina de ANTELCO (14). Evidentemente la Junta trabajó en coordinación del Partido Colorado y tuvo apoyo del Delegado de Gobierno Juan Vicente Caballero y del asesor jurídico Dr. Ramón Enrique Reverchon.

La moto- niveladora adquirida en 1958 con el decidido apoyo de Zoilo San Miguel y Luís Muller y otros, fue una máquina muy útil para en mantenimiento de los caminos de tierra. Juan Schapovallof cuenta que en medio de la aguda crisis socio económica de los años '60, estaban reunidos con el Ministro Hernando Bertoni para ver de qué manera podría mejorarse la vida de los colonos y retener su huida hacia la Argentina y los Estados Unidos. Los precios de la yerba mate, del tung y del trigo eran muy bajos y, que éste les dijo: "no se preocupen, pronto va a venir un nuevo rubro que va ser "el oro amarillo”. Este será el futuro de las comunidades”, refiriéndose a la soja. El ministro les prometió que “la soja tendrá ya buen precio. Con ello, los colonos se animaron porque podrían endeudarse, sacar créditos y pagarlos ’

Otro colono que inmigró de Ucrania 1928 fue Sergio Matvichuk. Este llego a Buenos Aires donde permaneció por dos años, luego en 1930 vino a Capitán Miranda. Su hijo Teodoro Matvichuk cuenta que vivir aquí “fue muy pesado. No había ni un patiecito de tierra libre, todo era monte. Teníamos que echar esos árboles grandes, quemarlos y trabajar muy duro para cultiva maíz, mandioca y algodón. Nuestros padres vinieron muy pobres. Ellos solamente tenían plata para comprar seis hectáreas de monte”.

Ana Dimitruk de Matvichuk, en una entrevista cuenta cómo era la recreación y de quemadera pasaban sus ratos libres los jóvenes durante los primeros años en la colonia. “Como antes no había televisión, no había como salir lejos, entonces la gente caminaba a las fiestas. Caminábamos kilómetros y kilómetros, porque allá había baile o porque allá había más chicas y los muchachos se juntaban y se iban. Se iban a pie, a caballo, lejos se iban”.

Teodoro Matvichuk cuenta que se quería casar con la hermana de su actual esposa Ana, pero “ella no se casó conmigo porque yo era muy pobre. Pobre que ni un pantalón tenía”. Para visitarla, “yo iba a caballo. El viaje era de 5 o 6 horas. Acá derecho es cerca, pero antes teníamos que dar una gran vuelta, era lejos. Por eso iba solo una vez por semana. Si salía a la una de la mañana, llegaba al amanecer a casa porque el camino era malo, puro piedrales. Yo tenía un caballo lindo, brilloso. Le daba de comer más que a mí”.

A nivel laboral, cuenta que al casarse “empezó a tener un negocio de algodón en el año 1954. Yo compraba algodón porque casi nadie .mies compraba. A mí otro me daba la plata, yo le firmaba un recibo y compraba a los colonos, pagándole al contado.

Yo con mi carroza llevaba el algodón a Encarnación. Hasta mil kilos a haba. Alzaba hasta 18 bolsones y me iba sin freno. Porque vos sabes, sentado allí arriba sobre el algodón, no podía alcanzar la palanca para frenar. Los caballos solos frenaban, con su cuerpo , atajaban todita la arribada. Solo los caballos grandes y lindos podían atajar todo eso. Así me iba, casi todos los días con la carroza.

Mi negocio estaba llenito de gente. Había hasta 200 metros de carrozas paradas, esperando con algodón para descargar y pesar” expresa Teodoro Matvichuk con mucho orgullo y emoción en su rostro.

Al preguntársele sobre la vida y la recreación en las que participaban los jóvenes, considera que “era una vida muy buena. Muy buena y sana. Cantábamos y nos divertíamos mucho, mucho. Hacíamos bailes con la garmoska. Sabe, con ese organillo en la boca o si no, con un peine y papel hacíamos música. Bailábamos con el organillo. La diversión era linda. Cantábamos cada noche y con el silencio se escuchaba lejos, no como ahora con ese barullo. Antes se escuchaba hasta 6 kilómetros. Después había acordeones, pero la mayoría eran fiestas con organillo.

Para el año nuevo o para los casamientos se buscaba músicos de Hohenau. También había esos músicos con tambor. Pero así, esa fiestas entre nosotros el sábado o domingo, era déle soplar al organillo nomás”.

En cuanto al lugar, las fiestas “se hacían en el galpón de Kintuzki, esos que compraban mucho tabaco y allí se ocupaba como club. Allí vivía un tal Matías, que vino de Alemania y tocaba el bandoneón y eso. Cuando él estaba un poco borracho, sí que era divertido escuchar su música, pero tocaba bien chamigo. Con los alemanes nos juntábamos, pero con los criollos no, ellos no venían con nosotros a las fiestas. Solo nosotros íbamos a sus fiestas de carreras de caballo, poco, pero íbamos”.

Entrevistamos a Anatolio Cyncar, quien heredó un molino de harina de trigo y maíz construido por su padre Antonio. Cuenta que las piezas, el armazón, los elevadores y todo el molino fueron construidos por su padre. “Otras partes, como los rodillos, los adquirió de Luís Muller, un alemán que cerró su molino en la compañía vecina. Allí el molino era movido con una rueda hidráulica. Pero al faltarle el agua, con un motor Dodge de cuatro cilindros que funcionaba a “gas pobre” producido con carbón. Ese motor era difícil de desarmar, porque cada 15 días había que descarbonizarlo, porque el gas era sucio”.

En 1959 los Cyncar se mudaron a Capitán Miranda “y las cosas iban mejorando. Primero pusimos en el molino un motor diesel, un Gidltner de 18 HP que lo compramos en la primera exposición que se hizo en Quiteria”. Luego de electrificarse Capitán Miranda, se adoptó un motor eléctrico. En 1960 construyeron un aserradero que funciona hasta hoy con la madera de los pocos bosques que quedan y de los pinos que han crecido en la zona. En general, Capitán Miranda posee numerosos aserraderos, entre las familias que se destacan en esta actividad están los hermanos Waszaj que procesan tablas en todas las medidas y variedades de madera y machimbres para las construcciones.

Alguien externo al ambiente o residente en un centro urbano creerá que en el siglo XXI toda la población adquiere harina en el supermercado, sin embargo, no es así. Anatolio Cyncar cuenta que “el molino tiene mucha demanda hasta hoy porque los paisanos tienen la costumbre de moler el trigo o maíz para su consumo. Ellos están acostumbrados al pan negro y eso se hace moliendo su propio trigo. También hago trabajos para otros molinos como el de Campo 9.

Nosotros no podemos competir con molinos como el de Trociuk o La Paz porque hacemos todo natural. No tenemos infraestructura para ponerle aditivos como lo hacen los Molinos grandes, conservantes o blanqueadores. Nosotros solo molemos el trigo natural” (Cyncar, entrevista, 5/7/06). Otro molino de trigo y maíz con características muy similares posee también Alexis Gura de Capitán Miranda.

Entrevistamos a Tecla Sipelik de Sasnik, que es “de nuestra Ucrania”. Viuda desde hace seis años, llego a Capitán Miranda en 1929 cuando tenía apenas 4 años de edad y a los 5 años quedo huérfana de madre. Posee una clara memoria del viaje, de los bolivianos que trabajaban en las chacras, de su juventud y de las fiestas en la colonia. La vida no le fue fácil. Desde los seis años aprendió a hacer de todo en la casa. Sabe bordar, coser, cocinar, hacer el pan, el korovai (torta de boda), cosechaba maíz, trigo, cuidar las gallinas, los chanchos y todo lo que se necesita saber en la chacra.

En parte, Tecla sabe tanto porque al poco tiempo de llegar al Para­guay, perdió a su madre Melania Bogaichuk. Ella murió en un accidente cuando ambos, su padre Juan Sipelik y ella, cortaban el monte para hacer la chacra. “Ellos cortaron un árbol y no cayó, cortaron otro y no cayó, entonces cortaron otro y los tres cayeron juntos y eso mató a mi mamá. A mi papa le agarró el árbol por los pies y tres meses estuvo en cama.

Cuando pasó eso yo tenía cinco años y mi hermanita nueve meses. Como mi mamá era hija única entonces de Europa que­rían que yo vuelva, pero cómo, ¿en un sobre como carta acaso?. Nosotros éramos muy pobres. No había plata para volver”, nos dice Tecla Sipelik en una entrevista el 5/7/06. Sin duda, este no era el único accidente de ese tipo. Cono­cimos de otros quienes murieron en similares circunstancias, que, a juzgar por los hechos, se daba por la falta de experiencia para esas tareas, por el agotamiento físico y en algunos casos, por trabajar durante las noches.

Comenta que su familia emigró de Ucrania “porque ya tenían tie­rra así como un cinto nomás, un pedazo largo y finito. Eran pobres allá en Kiev. A mi papá cuando veníamos en el barco le fue muy bien, pagaban muy bien en el barco y él se quería quedar allí para trabajar. Ellos vinieron a Argentina y acá vinieron de a poco.

Doña Tecla, una anciana expresiva y conversadora vive sola en una chacra de Capitán Miranda, del viaje a América recuerda “el mar, el mar era muy lindo. Pero después en Buenos Aires me aga­rro un sarampión, entonces tenía que estar internada. Mi papa fue primero a Misiones para buscar tierra, pero cuando vinieron a l lisiones no le gustó, entonces vinieron para acá de contrabando. Vinieron acá porque de su parte había tres familias en Capitán Miranda, también vecinos de Europa estaban aquí. Como la tie­rra no estaba medida, nosotros agarramos así 200 metros de tie­rra, pero se midió solo con pasos. Entonces unos eran más que 200 metros y otros menos (15).

Le preguntamos a la señora Tecla sobre el trabajo y que hacía la juventud en su época. ‘'Trabajábamos en la chacra plantando mucha avilla. La ovilla se vendía muy bien. Plantábamos el algo­dón, pero la planta no era así como ahora. Era una planta robus­ta y tenía dos cosechas de Marzo a Mayo, y después de la helada otra vez cosechábamos mucho. También plantábamos tung y yer­ba, pero la yerba no produce aquí porque es alto. Nosotros hacía­mos de todo, carpíamos, cosechábamos y yo recuerdo que íbamos con mi papá a Calle D donde había un naranjal que se decía que plantaron los indios, era naranjal muy alto y mucho. Allí yo subía para arrancar naranjas.

En cuanto a las fiestas, San Miguel fue que festejábamos siempre. Es el 21 de noviembre. En Europa San Miguel era la iglesia, entonces se festejaba tres días. Y acá también tres días, Pascua tres días, Santa Trinidad también tres, Navidad tres días. En ese tiempo no se dedicaban a tanta riqueza. Tres hectáreas de algo­dón juntan y ya”. Como puede observarse, las expectativas de aquella juventud eran diferentes.

Se conformaban con la austeridad, muchos días de fiesta y con un bajo consumo.

Sobre su experiencia con el resto de la población, cuenta que “antes los paraguayos querían sacar cosas de nosotros. Como había que formar cola dos cuadras o más de carrozas, entonces a las dos de la mañana se levantaba mi papá y se iba a Encarnación para entregar algodón. Como era de noche, entonces allí donde había una arribada, cuando los caballos iban despacito con carga pesada, ellos subían y bajan las bolsas. Las bolsas estaban atadas con piola, pero igual bajaban.

Una vez a mi papá le llevaron tres bolsas y en ese tiempo era fuerte ese General Butleroff. El demasiado le quería a papá, entonces papa denunció y la policía andaba buscando a los ladrones. Pero ellos se guardaron en el rancho y la policía no podía hacer nada.

Por otra parte, comenta que los paraguayos “decían gringo, gringo a nosotros. Nosotros de noche no podíamos salir porque ellos iban a matar. Ellos siempre andaban con cuchillo. Aún si la casa era cerca una de otra, no se podía salir. Ahora ya no es así, ya cambió mucho. Los paraguayos querían echarnos de la chacra con policía, pero de la delegación nos decían que hiciéramos un ranchito y ya no nos van a echar más, entonces nosotros hicimos ranchito. Esos eran seguro de la compañía (se refiere a TYSA) que no querían que nosotros estemos en esta tierra”. El uso del puñal por parte de la población era muy común. Los colonos estaban sorprendidos la manera en que cada ciudadano se defendía por su cuenta y hacia valer sus derechos blandiendo un arma.

Sobre la Guerra del Chaco, recuerda a los prisioneros bolivianos que fueron traídos por el ejército paraguayo hasta las colonias.

Había muchos bolivianos durante la guerra. Ellos tenían hambre pobrecitos, no eran malos. Mandioca o cualquier cosa se le daba y ellos trabajaban bien. Allí donde está la policía allí siempre había un rancho y ellos dormían allí. A ellos le daban para echar monte, quemar monte, ellos sabían hacer de todo porque tenían hambre. Yo hasta ahora veo esto, así como en televisión, así los veo todavía ahora a esos bolivianos cuando pasaban por la calle”.

Tecla recuerda la música de su juventud en la colonia y las fiestas que se hacían. “Se hacía baile, pero era baile ucraniano. Había músicos, acordeón tenía uno. Eso era muy divertido. Los casamientos eran tres días de diversión, no como ahora una noche y va está. El primer día era cuando se iban a inscribir con el juez porque en ese tiempo no había sacerdote. Allí se anotaban y volvían y festejaban en la casa de la novia. Al segundo día iban a la casa del novio y allí festejan y el tercero festejaban no más los familiares. Antes se casaban muy jóvenes. Aquí dos chicas se casaron con 15 años, apenas 15 años, pero los muchachos tenían más de 20 años.

Así era, antes se vivía más divertido, más contento. Ahora la gente que tiene algo hacen una fiesta enorme, eso, pero en ese tiempo tío era así. Mataban una vaca o toro, chancho y preparan y ya. Toda la comida se hacía en la casa ”.

En cuanto a las bebidas, cuenta que en las fiestas se tomaba “caña blanca y vino. Después había un licor de Ratze, pero la cerveza no conocía nadie.

El tereré en ese tiempo nadie tomaba y el mate yo tomé por primera vez con 15 años. Los jóvenes tomaban mate y hacían juegos en la mesa así el domingo. Pero entre semana no, solo trabajo” dice Tecla Sipelik, 5/7(06).

Respecto a la alimentación y las costumbres sociales, “en ese tiempo matábamos un chancho y después algunos si tenían un torito lindo, entonces mataban y repartían, porque no había heladera, ni nada para guardar. Así después el otro vecino mataba y repartía igual. No se vendía, nadie sabía que se podía vender un torito porque querían comer y compartir. Ese era un sistema así de Europa.

También había muchos venados. Mi primo y mi papá de día agarraban venado. Una vez entró al gallinero un venado y allí yo rápido fui y encerré y cuando mi papá vino ya estaba encerrado en el gallinero. Ellos corrían por el monte y el venado se asustó y rápido entro al gallinero. Otros mataban venado con escopeta. Mi marido iba al monte y subía a un árbol donde el venado comía abajo y desde arriba tiraba. También había muchos conejos de monte, palomas, esa gallina de monte... “

Como puede notarse, la caza silvestre era abundante y servía de sustento para los colonos. Sin embargo, debido a la depredación de los bosques, los venados y otros animales han sido exterminados por la cacería irracional. Aquello de animales por todos lados, peces en los arroyos y pájaros en la selva, se parecerse más a una ficción, que una realidad.

Al preguntar si conoció a los indígenas y en que época. Nos dice que “Aquí vi a muchos indígenas pasando con criaturas por el camino. Eso era como en el año 1933. Ellos solo pasaron por el camino, pero no tocaron a nadie, ellos iban de allá para acá, en fila. Nosotros éramos criaturas y nos decían la gente que ellos pueden agarrarnos, entonces nosotros solo de lejos mirábamos pasar.

Después algunos trabajaban en nuestra chacra, carpían ahí por el año 1955, más o menos. Eran trabajadores buenos, pero agarraban gallinas.

Ellos carpían nuestro algodón y comían las gallinas del vecino, de noche las agarraban. Una vez le robaron, entonces el vecino salió con palo gritando y así ellos dejaron las gallinas. A la noche siguiente entraron a robar nuestra gallina. Era como a las 10 de la noche y ellos creían que ya dormíamos. Pero no fue así porque era fiesta. Para comer la gallina, ellos ya hicieron juego y todo. Ellos respetaban si había alambrado, en ese caso, aplaudían y pedían permiso para entrar. Solo los hombres trabajaban. Las mujeres y niños estaban allá por el arroyo ", dice Tecla

Le preguntamos a Tecla, quien tiene sus 80 años, cuál es el recuerdo más agradable de su vida. "El recuerdo más lindo era cuando cantábamos en ucraniano, cuando bailábamos y todo esos juegos que hacíamos los jóvenes de antes. Eran tiempos muy lindos. Éramos pobres, pero unidos y felices”. Es importante destacar que respuestas similares hemos obtenido también de otros inmigrantes de su edad. Para estos, la felicidad no está en la ostentación, en la abundancia de bienes y ni siquiera en la calidad de vida, sino en la expresividad, en la autenticidad de las amistades y en el compañerismo que de los jóvenes.

En cambio, su recuerdo más desagradable es “haber quedado sin mamá, quedarme sola. Siempre que veía que alguien moría, yo lloraba sin parar. A mi mamá no le golpeó mucho el árbol, solo había un poquito de sangre aquí en la cabeza. Por eso, cuando yo veía sangre, yo lloraba siempre. Solo ahora ya no lloro tanto. Ya pasé de todo” dice Tecla. Al parecer otros inmigrantes también tuvieron una vida accidentada y traumática antes de convertir los inhóspitos bosques en chacras productoras. Accidentes como el de la madre de Tecla se repitieron con otros, también hubo crímenes o asesinatos en los caminos, quedaron huérfanos y sin posibilidades de que se haga justicia con los victimarios.

El distrito fue poblado por cerca de quinientas familias y no es posible registrar a todas. Entre los tantos, en el ciño 1925 llegó también Esteban Kasiañuk, su esposa Eulogia Kasian y sus cinco hijos. Las causas de su salida fueron porque “después de la guerra y ante la falta de comida, decidieron aventurarse hacia tierras desconocidas. Sin conocer el idioma, empacaron su ropa y salieron con la esperanza de encontrar un lugar donde puedan trabajar y lograr el respeto como personas” nos dice su nieta Sabrina Kasiañuk.

La familia cuenta que don Esteban decía al llegar que "Encarnación era un monte de yuquery (espinas) y que ellos en carreta fueron hasta un alejado lugar de la selva donde establecieron su casa”. Según testimonios de la familia, el lote que actualmente ocupa la comisaría de Capitán Miranda, fue donado por su abuelo Esteban. Ese terreno “fue destroncado con la tenaz laboriosidad, para lo cual tuvieron que trabajar muchos. Trabajaban de día y por la noche lo hacían con la luz de la luna".

Vivir y desarrollarse no era fácil, “tuvieron que luchar para ser aceptados. Pasaron por muchos impedimentos antes de integrarse a la nueva tierra” comenta Sabrina Kasiañuk, quien abandonó el oficio agrícola de su abuelo para profesionalizarse en computación.

2. LOS INMIGRANTES ALEMANES

Desde finales del siglo XVIII llegaron al Brasil grandes contingente de alemanes en busca de nuevos espacios para producir y vivir mejor. No pudiendo alcanzar esos objetivos, iniciado el siglo XX la población germana comenzó a dirigirse hacia Paraguay.

Los descendientes de alemanes en el Paraguay no todos saben de las causas por la cual sus antepasados abandonaron Brasil. Para algunos, “la salida de los alemanes del Brasil es incierta. L a realidad de las cosas es que nunca se supo la verdad sobre su salida. Puede ser que fue por las revoluciones internas en el Brasil, por los bandeirantes que les obligaron a buscar tierras más tranquilas, mejores lugares ” dice Nicolás Muller Scheid.

Según algunas fuentes históricas, la causa de la reemigración germánica de Río Grande do Sul hacia Paraguay, se dio a causa del monopolio de la explotación pecuaria que ejercían los terratenientes gauchos. Estos prohibieron que los inmigrantes se asentaran en zonas aptas para la explotación ganadera y ejercieron su influencia para que los colonos fuesen ubicados en las serranías y zonas selváticas, como también impidieron que los colonos adquieran extensas propiedades.

Al parecer, la competencia entre terratenientes pecuarios y colonos agricultores fue, al menos, una de las causas principales de la emigración de los colonos hacia Paraguay. Esa competencia se expresaba en la presión ejercida por los primeros a fin de limitar a los inmigrantes la superficie de tierra, prohibiendo la transferencia antes del pago total, la construcción de vivienda dentro del lote exigiendo la explotación únicamente por el propio colono y su familia.

Por otra parte, los lotes eran adjudicados por sorteo y algunos tuvieron dificultades por cuanto su terreno presentaba serranías o era pedregoso, cuestión que produjo un estancamiento y decepción económica. Estos obstáculos limitaron las aspiraciones de crecimiento de los colonos y la pequeña dimensión de tierras los redujo al ámbito doméstico. La segunda generación de colonos, quienes generalmente poseían familias numerosas, no tuvo espacios hacia donde expandir su producción y/o dividir sus tierras. Las nuevas tierras colonisables se hallaban a grandes distancias y además, los productos como el tabaco, arroz, poroto, maíz, etc. estaban sujetos a resultados inseguros y mercados difíciles. Por otra parte, los servicios de educación y salud se encontraban a grandes distancias, razón por la cual estos colonos buscaron otras latitudes para cumplir con sus sueños de la ansiada América.

Los inmigrantes germanos que llegaron al Departamento de Itapúa provienen del Estado de Río Grande do Sul, lugar a donde medio siglo antes llegaron de Alemania sus padres y abuelos. Según datos del registro civil, los lugares de nacimiento de estos germano-brasileños es Taguara, Lageado, Estrela, Sao Sebastiáo do Cai, Caxias do Sul, Agudo, Montenegro, Teutonia y otros del Estado de Río Grande do Sul.

La inmigración hacia Paraguay al parecer, se dio, por las gestiones de Wilhem (Guillermo) Closs, agricultor germano-brasileño y José Schoeller, alemán, quienes promovieron la venta de tierras paraguayas con el argumentos de que el suelo era fértil, selvático y que había mucha madera y yerba mate natural en la región. Esta idea cambiaría los hábitos de cultivo que hacían en Brasil, por plantaciones permanentes, con cosechas anuales y una salida por el Río Paraná y el acceso al ferrocarril hacia Buenos Aires y/o Asunción. Closs y Schoeller convencieron a muchas familias a abandonar Brasil y tomar un nuevo destino, Paraguay.

El viaje desde Río Grande do Sul, muchos lo hicieron en barcos por el río Yacuí, siguiendo hasta el río Uruguay para llegar a la Argentina y desde allí tomaron algún barco que transportaba madera. Otros lo hicieron por ferrocarril hasta Uruguayana, cruzando Paso de los Libres. Sin embargo, se sabe que muchos, por la necesidad de llevar los caballos o bueyes, aves de corral, semillas, etc. optaron por hacer la mudanza con carrozas, otros cabalgando o a pie, porque, además, no contaban con los recursos para afrontar los pagos de pasajes y fletes.

En el año 1900 había muchas familias de germano brasileños en Hohenau. Sin embargo, después la inmigración se estancó porque el gobierno no pudo ofrecer la ayuda requerida y el proyecto estuvo a punto de fracasar. La crisis impactó e hizo que interviniera Ambrosius Joseph Scholler para evaluar el proceso y para encontrar un modo de viabilizarlo. Scholler recomendó la inmigración de más familias y la creación de colonias más grandes para poder subsistir. Hasta 1906, se evitó la llegada directa de colonos alemanes europeos para privilegiar a los colonos de Río Grande do Sul, gente, decían, “ya familiarizada con las selvas tropicales y adaptados al clima”.

Los inmigrantes alemanes que se radicaron en la colonia Nueva Volyn provienen de Río Grande do Sul, Brasil y responden a las familias con los siguientes apellidos: Muller, Scheid, Dickel, Fleck, Gunther, Kressin, Veruk, Goldschmit, Kartch, Dressler, Schmitge, Laustenschlager, Díetze, Larsen, Rossner, Brehm, Kron, Becker, Sitzmann, Mehrnetz, Schopfer, entre otros.

“En el Brasil, mi abuelo, dice Nicolcis Muller Scheid, se dedicabaa la agrimensura de tierras y era pintor. Al llegar al Paraguay, se instaló en la agricultura porque tenía hijos grandes. En aquel tiempo no habla personales como ahora, todo se manejaba familiarmente porque no había plata para pagar.

Mas tarde, mi abuelo se dedicó al cultivo del arroz en Santa María, sembró en la desembocadura de Arroyo Pora. Tenía su molino donde procesaba y vendía arroz elaborado, hacían la miel de caña que se vendía muy bien. También tenían yerba, sapecaba y hacía la yerba canchada. Además, tenía una cantidad de animales y vendían mucha leche. La leche se repartía a pie y se llevaba en tachos, porque botellas no había” nos dice Nicolás Muller Scheid, quien actualmente vive en Encarnación y con su familia poseen una frutería y los fines de semana se dedican a la venia de asado, ensaladas, sopa paraguaya y repostería (Entrevista 27-06-06).

En el mismo período, otros colonos alemán-brasileños estaban llegando a los distritos de Cambyretá, Hohenau y Obligado. En todos los casos, esos colonos venían atraídos por las tierras fértiles y baratas, el clima tropical y las facilidades de pago para establecer colonias agrícolas. Algunos de los que inicialmente se establecieron en éstas colonias, pronto sintieron el impacto que significaba vivir agrandes distancias del mercado de Encarnación. Por esta causa, al encontrar tierras más cerca del mercado de la leche, carne, huevos, verduras y otros productos de granja, optaron por radicarse en Capitán Miranda.

Capitán E. Miranda posee una compañía denominada Ytororó. La misma es atravesada por el cause Arroyo Porá, que en esa zona tuvo importantes saltos de agua. El nombre de Ytororó en guaraní significa “aguas que roncan”, en alusión a esos saltos.

El arroyo fue muy bien aprovechado por los colonos alemanes. Luís Muller dejó a sus conciudadanos de Hohenau y se estableció en Ytororó construyendo su casa al lado del arroyo Porá. Estando allí, descubrió que el agua del arroyo podría ser una fuente de desarrollo, por lo cual construyo un desvío de las aguas y las trajo por un canal hasta una parte cercana a su casa. De allí, por medio de una canaleta de madera condujo el agua hacia una rueda de unos seis metros para que moviera, mediante contrapesos, un molino de harina de maíz, de trigo y de locro. Dicho molino de harina luego funcionó movido por un motor a “gas pobre”, energía que se producía mediante carbón o leña que se quemaba en un horno contiguo al motor. Piezas de ese molino más tarde fueron vendidas a Cyncar, un colono ucraniano de Capitán Miranda.

En una sociedad productora de cereales, con un escaso mercado de alimentos y costumbres muy arraigadas de hacer todo en la casa, el molino prestaba un importante servicio para los colonos que destinaban parte del trigo y maíz de su cosecha para el consumo propio.

Luego los Muller utilizaron el arroyo para generar luz eléctrica mediante el caudal del agua que caía sobre la rueda y cuyo movimiento hacía la rotación del dínamo. También instaló un aserradero que era movido mediante una caldera a leña. Por otra parte, las familias alemanas se dedicaban a la agricultura, el tambo, la cría de aves, cerdos, aserraderos y carpinterías.

Nicolás Müller cuenta por su propia experiencia que por mucho tiempo no fue bien visto casarse con paraguayos/as. “Hubo bastante resistencia. Pero despacito se flexibilizó el tema. Recuerdo que en la primera época no se permitía la entrada de paraguayos al Club. Una vez que se casaba, se bajaban todas las barreras.

Pero era duro, hasta para conseguir el permiso para casarse no era nada fácil”(entrevista 27/06/06).

Todas las etnias pasaron por la misma experiencia con respecto al matrimonio. Las primeras dos generaciones fueron endogámicas y excluían a “los otros” de su familia. Sin embargo, la generación actual esta integrándose y el debate sobre el matrimonio inter étnico en buena medida fue superado

 

3. LOS INMIGRANTES BELGAS

Los belgas que se establecieron en esta región fueron las familias van Nevel,

Frickelo, Bosmans, Godefroid, Hellemans, Peeters, van Dyck, Dierkx, Menten,

Reynaers, De Smet, Beckers, Rombouts, Casier y De Bleecker, entre otras.

El abandono de su país obedece principalmente a causas político- ideológicas. Al terminar la Segunda Guerra Mundial, Europa vivió una etapa de reconstrucción socio económica, de reacomodos sociales y de importantes reajustes de su estructura política. El Estado belga y la población que apoyó a los ejércitos aliados contra el nazismo, triunfaron y se restableció el poder en base a una ideología anti nazi. Sin embargo, los ciudadanos belgas que durante guerra manifestaron su simpatía, apoyo o combatieron contra, el comunismo o a favor del ejército nazista, al capitular Hítler y restablecerse la paz, tuvieron una serie de problemas políticos debido a su postura ideológica.

Como parte de este difícil reacomodo de la pos guerra, los belgas que no comulgaban con las posiciones políticas e ideológicas de su gobierno y de otros gobiernos europeos de entonces, fueron forzados a emigrar.

En ese contexto, el año 1948 salió el primer grupo belgas a Paraguay con el fin de colonizar una zona ubicada en lo que hoy es Pastoreo. El trámite de la compra de las tierras se realizaba por medio de la “Cooperativa Paraná”, institucion constituida específicamente para facilitar los trámites de la migración belga. Sin embargo, la compra de tierras y la posesion nunca se concreto debido a un fraude y los inmigrantes belgas tuvieron que adquirir tierras cada quien por su cuenta.

Por esa razón, los belgas que llegaron a Asunción en el año 1948 tuvieren que permanecer por un período bastante prolongado hasta conseguir otras tierras para establecerse. Después de muchas gestiones, encontraron tierras disponibles en Capitán Miranda donde se establecieron a partir de 1950. La inmigración se extendió hasta 1964, época en que llegaron colonos belgas provenientes del Congo africano.

Como puede observarse, la causa de la emigración de algunos tiene que ver con su apoyo al nazismo y de otros, porque huyeron del Congo, país en el cual quedaron encartados con el trópico. Después de esa experiencia, les era difícil volver a vivir en las condiciones climáticas del frío en Bélgica.

Los que llegaron procedentes del congo, fue porque Bélgica tenía colonias a partir de la Conferencia de Berlín” realizada 1 885 donde las potencias europeas acordaron el reparto de Africa. Congo posee una superficie casi similar a la de Paraguay ( 322.000 Km2), tierras muy fértiles y con un clima cálido y húmedo favoreciendo el desarrollo de las selvas tropicales y con un alto promedio de lluvias. Es un importante productor de azúcar, tabaco y café, además de poseer grandes yacimientos de petróleo, gas, oro, cobre, cobalto, diamantes, etc.

En 1960, tras años de desarrollo del nacionalismo congoleño, ellos lograron la independencia y se constituyó la República del Congo. Bajo esas circunstancias, los ciudadanos europeos residentes en la ex colonia, intempestivamente tuvieron que abandonar el suelo africano.

Para conocer los diversos motivos y maneras de insertarse en la realidad paraguaya, recurrimos a los diferentes actores belgas quienes nos dan un panorama respecto a su presencia en Paraguay. Agnes de Beckers, antes de su migración a Paraguay, vivió por más de 10 años en el Congo Belga donde el gobierno tenía planes de colonización y desarrolló proyectos productivos de café. La familia Beckers compuesta por Eugene, Agnes y su hija Margarita vivieron en el Congo entre el año 1949 y 1960 en el marco de un plan del gobierno que pretendía desarrollar la agricultura en el corazón de África. En el Congo, los Beckers se dedicaron a las labores agrícolas, principalmente al cultivo del café.

En 1960, al independizarse el Congo, ellos tuvieron que abandonar el país de manera abrupta, por lo que no pudieron sacar ni vender sus enceres domésticos.

“El 30 de junio era la independencia y nosotros salimos una semana más tarde.

Ya era imposible quedarnos más tiempo. Teníamos que salir solo con un pañuelo para llorar. Salimos a Burundi como refugiados y de allí retornamos a Bélgica, pero percibimos que después del Africa, ya no podíamos acostumbrarnos más al país: El ritmo de vida de Bélgica, era difícil.

Hubo renovación de cuadros políticos y todo cambió. Fuimos muy bien recibidos por la familia, por el país, pero una vez que uno ha estado en un lugar como Congo o Paraguay, ya no va. El clima, el ritmo de vida, la libertad que uno tiene en el Congo, el poder hablar, tener tiempo para esto y poder disfrutar de la vida, hizo que saliéramos de allí” dice la señora Agnes de Beckers (Entrevista, 21-06-06).

Los Beckers recibieron información acerca de Paraguay por medio de Armando Reynaers, un belga que inmigró en 1953. Agnes de Beckers dice que “a don Armando nosotros le conocimos en Bélgica cuando llegó de paseo. Allí nos hablo del Paraguay pues ellos ya estaban en Capitán Miranda, en El Tirol, porque tuvieron que salir por idealistas, porque lucharon contra el comunismo durante la guerra mundial”.

Respecto a la inserción, ‘'no nos ha costado mucho pues el clima era mejor que en el Africa, no hacia tanto calor. Allí todo el año hacía un calor insoportable. Allí había esa enfermedad que es la malaria. Teníamos que tomar lo quinina todo el tiempo” dice la señora Beckers.

Recuerdan que el primer punto de confluencia entre jóvenes y adultos belgas para expresar su cultura fue hotel El Tirol. Unos años después, en 1966, la colectividad fundó el Club Belga que esta ubicado en el Km 17 de la Ruta VI. El club poseía un buen mobiliario y biblioteca con libros en flamenco y fue el centro donde la colectividad hacía las fiestas en fechas especiales como la navidad, pascua y la fiesta nacional belga que es el 11 de Julio. Las fiestas se celebraban con poesías y canciones populares en neerlandés acompañados de guitarras y acordeones, con obras de teatro interpretadas por jóvenes, varones y mujeres adultas.

En las fiestas participaba el coro en idioma neerlandés o flamenco que dirigía Agnes de Beckers. Se hacían danzas y comidas típicas belgas, que en su conjunto eran reminiscencias del pasado que dejaron atrás. Por otra parte, una de las fiestas más populares fue el Sint Niklaas (San Nicolás) que se celebra cada 6 de Diciembre. En la ocasión, los niños recibían los regalos de un personaje vestido al estilo de Santa Claus que llegaba al club en una carroza tirada por un caballo.

Por más de tres décadas, el club sirvió para unir al pequeño grupo belga y a sus descendientes. Sin embargo, actualmente está cerrado y no se desarrolla más ninguna actividad ligada a la cultura e identidad neerlandesa. No obstante, la comunidad tiene la posibilidad de seguir estudiando el idioma neerlandés en la misma colonia donde existe una academia que ofrece también estudios de ingles, francés, alemán y portugués que esta a cargo de Margarita Beckers. Visiblemente, la comunidad belga, a pesar de haberse asentado en medio de los bosques y vivir en un medio rural, se caracteriza por el multilinguismo y el pluriculturalismo de sus integrantes. Los descendientes de éste grupo están integrándose plenamente a la sociedad nacional y como tal, lo étnico y cultural propio de sus ancestros es una historia viva, pero irá perdiéndose con el correr del tiempo.

La unión de belgas va disolviéndose lentamente por causa de la introducción de nuevas costumbres a través de matrimonios con no neerlandeses. Como dice Agnés de Beckers, ‘‘antes estábamos en un solo grupo, pero luego alguien se casó con otro que no habla nuestro idioma. Después está la familia que quieren estar juntos en las navidades, en las pascuas y ya se perdió. También muchos belgas salieron del país. Hay familias enteras que regresaron a Bélgica, otros se fueron a EEUU, a Alemania”.

La gran mayoría de los que llegaron a Capitán Miranda eran católico romanos, aunque algunos eran aconfesionales. Uno de los momentos donde se manifestó la diferencia política y religiosa fue al hacer el emblema de la escuela. “Unos se opusieron al emblema flamenco en la escuela que rezaba “Todo para Flandes y Flandes para Cristo’’. Después, algunos dejaron el catolicismo y se hicieron Testigos de Jehová.

Como parte de su equipaje, los Beckers trajeron un auto que hasta hace poco circulaba por las calles de Encarnación. Según Eugene Beckers, al abandonar intempestivamente el Congo, no tuvieron tiempo para vender sus bienes ni propiedades, ni sacar dinero. Entonces, para recuperar algunas de sus inversiones, negociaron con la agencia de autos belgas en el Congo, pagaron un vehículo en especies y la misma agencia les entregó un auto Opel 1960 en Bélgica. Como optaron por inmigrar a Paraguay, resolvieron embarcar el vehículo como parte de su equipaje.

Uno de los belgas más visibilizados y conocidos en el país y el mundo, fue el científico Robert Camilo Godefroid (1908-1981). Llegó a Paraguay y desde 1951 se radicó en Capitán Miranda donde construyó su casa y se dedicó al apasionante mundo de la electrónica y de la radio afición. Desde niño buscó como incursionar en la astronomía y las ciencias de las comunicaciones y, a partir de las lecturas de astrónomos como Nicolás Copérnico, Galileo Galilei y otros, fue convirtiéndose en un hábil científico e inventor empírico que llegó a montar su propio transmisor y antenas para la comunicación con diversos países. Su genio lo llevó a construir su propio telescopio de forma casera y montó radares para rastrear las señales de los satélites en sus órbitas.

En muchos campos de la ciencia Godefroid se adelantó a los ciudadanos de su época. El trajo la primera televisión a la región y fue el primero en poseer y en haber construido un telescopio para la observación de los astros en Paraguay. Por muchos años fue el único en tener un observatorio astronómico, por donde desfilaron estudiantes, estudiosos y al que llegaban científicos del mundo para intercambiar experiencias. Su telescopio, sala de radiofonía, las radios, el taller y todos los instrumentos dejados por él aún permanecen intactos y bien resguardados por sus herederos. Están en su diario las notas de sus comunicaciones, observaciones, frecuencias de radio y una infinidad de datos científicos anotados en idioma flamenco a lo largo de casi 30 años de vida en Capitán Miranda.

Su esposa Anny de Godefroid, cuenta que “él de día, trabajaba, arreglaba televisores, radios, montaba radios y de noche iba al observatorio y se comunicaba por radio. De Bélgica trajo el primer televisor al Paraguay. Cuando llegamos en 1951, acá era muy bonito, había mucha selva, monos y otros animales” (16).

Su nieto Patrik comenta que su mayor emoción fue cuando a través del telescopio de su abuelo pudo observar el Cometa Halley. “Tuve que soportar una fila de 100 personas que tenían las mismas intensiones de ver el cometa.... Abuelo pasaba 4 a 5 horas todos los días en el observatorio. Dependiendo que astro quería ver, se levantaba ala 1 de la mañana y casi amanecía todo (17) ”

Según los documentos facilitados por John Godefroid, su padre Robert fue ingeniero y técnico y tenía a su cargo varias emisoras de radio en Paraguay, entre ellas la ZP 5, Radio Encamación. Fue nombrado Caballero de la Corona Real por el Rey Balduino, condecorado con la medalla del Rey Alberto I y miembro del Comité Técnico de Bélgica.

Sin duda este inmigrante belga dejó un legado y marcó un hito en la astronomía y la radiofonía itapuense y nacional. Sus herederos son los representantes y distribuidores para Itapúa, Misiones y Alto Paraná de la firma Pechugón, además de manejar el Supermercado “La Estrella” ubicado en el antiguo predio familiar.

Gastón Bosmans es otro inmigrante que pertenece a la comunidad neerlandesa o belga. Nos dice que su familia forzosamente tuvo que emigrar “porque mi padre se metió en política. En 1944 nosotros peleamos con los alemanes contra el comunismo. Pero esto no era permitido porque Bélgica era aliada con Francia, Inglaterra y Norteamérica. Por eso mi padre estuvo varios años en la prisión.

Al terminar la guerra, los vecinos quemaron nuestra casa y por la injusticia que sufrimos, porque las leyes no existían para castigar a los que hicieron daño, nosotros tuvimos que salir. Nuestro pecado era que peleamos con Alemania contra el comunismo "(Gastón Hosmans, entrevista, 22/06/06).

Durante la segunda guerra mundial Bélgica fue ocupada por Alemania y según la historia, muchos ciudadanos, principalmente los flamencos, tuvieron una posición política favorable a Hitler. Ellos no apoyaron la retirada alemana de su territorio, sino que se vieron implicados en la lucha de los alemanes contra la Unión Soviética. Esa posición política anti nacionalista posteriormente les costó la cárcel y el destierro hacia Paraguay en 1948.

Señala Bosmans que escogieron Paraguay “porque era lo más liviano conseguir el permiso de inmigración. Al embarcar, sabíamos muy poco acerca del Paraguay. La “Cooperativa Paraná” fundada por los belgas dio algunas informaciones. Esta cooperativa contrató a gente en el Paraguay y ellos compraron tres o cuatro mil hectáreas de tierra para la colonización belga en donde hoy se conoce como Pastoreo. Pero eso se termino todo. Ellos compraron, pero nunca les dieron la tierra. Sabemos que existían planes para que vinieran más inmigrantes, pero el plan fracasó y no vino más gente por este fraude que hicieron.

La “Cooperativa Paraná” compró un barco particular. Este llego hasta Pilar porque los barcos que navegan por aquí son planos y éste era un barco para el mar hondo. El no podía entrar, se quedó encalado. Entonces después lo sacaron y vendieron ese barco.

Nosotros embarcamos en el puerto de Francia y viajamos tres semanas hasta Buenos Aires. Después con un barco más chico llegamos a Asunción y de allí en tren hasta Encarnación. Aquí nos dedicamos a la agricultura (maíz, mandioca, trigo) y otras cosas. Llevábamos nuestros productos desde aquí con carroza de caballo para venderlos en Encarnación y así sobrevivimos”, nos dice Gastón Bosmans

El mismo comenta que sus hijos emigraron a la patria de sus abuelos y que el mismo viajo a su aldea natal. "Yo fui una vez, fui muy bien recibido, pero no me siento más en casa, la gente es bien amable, pero eso de vivir allá ya pasó, ya no quiero volver nunca más”.

El aporte de este puñado de belgas es inmenso. Su aporte a las ciencias de la comunicación, estudios atmosféricos, televisión, radares, astronomía, idiomas, hotelería y agricultura son de gran valor para el desarrollo del distrito.


4. LOS INMIGRANTES JAPONESES

La Ley de Inmigración del año 1903 establecía una explícita prohibición del ingreso a Paraguay de personas de "la raza amarilla". Ante esta prohibición, el 30 de abril de 1936 se firmó un Decreto por el cual el Gobierno paraguayo autorizó el ingreso de inmigrantes de origen japonés. Un año mas tarde, el 29 de Marzo de 1937, se promulgó la Ley "DE SELECCIÓN DE INMIGRANTES Y ENTRADA Y RESIDENCIA DE EXTRANJEROS". Esta Ley modernizó, amplió y eliminó la prohibición del ingreso de la "raza amarilla".

El 15 de Mayo de 1936 llegó el primer contingente de japoneses estableciéndose en la colonia La Colmena. Entre 1936 y 1941 ingresaron 147 familias compuestas por 897 personas, y debido al estallido de la guerra mundial, estos japoneses quedaron aislados de su país.

La segunda ola de japoneses se produjo en 1954 quienes se establecieron y dieron origen a la colonia Federico Chávez, ubicada en el distrito de Capitán Miranda. Dicha colonia fue establecida sobre las tierras expropiadas a Rafael Herrera Vegas por el Decreto 8513, del 14 de Diciembre de 1951, dado por el entonces presidente Federico Chávez.

Los primeros colonos japoneses que llegaron a Federico Chávez eran 26 personas que provenían de La Colmena respondían a los apellidos de Shoichi, Sumawama, Yoshio, Isawa, Jumchi y Tanji. Simultáneamente llegaron varias familias procedentes del Japón, entre las que estaban Tasio, Sugawata, Shinotuka, Miyasaki, Yosio, Chiba, Sasaki y otros. Siendo que este grupo no tuvo respaldo del gobierno japonés, es considerado como “una inmigración independiente”.

El tercer grupo de inmigrantes japoneses se estableció en la colonia Fram, hoy distrito de La Paz. Según datos de Naoyuki Toyotoshi, la primera soja exportada desde el Paraguay fue en el año 1960 por los inmigrantes japoneses de Fram. El primer embarque fue de 50 toneladas y su destino era el Japón (18).

En 1959, fue firmado un acuerdo entre los gobiernos de Japón y Paraguay, por el cual Paraguay permitiría el ingreso de 85.000 ciudadanos japoneses en el período de los siguientes 30 años, en el marco del cual han llegado sólo unos 10.000 inmigrantes. En 1989 fue renovado ese convenio entre las partes y se creó una comisión mixta para elaborar los planes de la colonización.

Como parte de este acuerdo, llegaron numerosos inmigrantes y fundaron las colonias Fujy, Pirapó,

Capitán Meza e Yguazú asentadas sobre las agrestes selvas que con el tiempo fueron transformadas en prósperas áreas de cultivos agrícolas que han contribuido con el desarrollo y el crecimiento de las exportaciones del país.

En el año 1986 la comunidad japonesa tuvo el honor de recibir la visita del príncipe Hitachi y la princesa Hanako del Japón quienes cumplieron una agenda oficial con el gobierno paraguayo y tuvieron encuentros con japoneses y sus descendientes.

Desde los primeros años, los colonos de Federico Chávez han creado juntas comunales y asociaciones culturales y sociales con el objeto de fomentar la educación de sus hijos, la seguridad y el desarrollo vial, que luego fueron ampliándose hasta convertirse en juntas comunales de gobierno.

Con el establecimiento de la colonia, se habilitaron servicios como el correo, la policía, telefonía, juzgado y un gobierno local.

La colonia Federico Chávez posee en su conjunto una superficie de 16.000 hectáreas de las cuales originalmente sólo 3.600 eran propiedad de 34 familias y 235 habitantes japoneses. O sea, unas 15.3 hectáreas por persona. A nivel país, la pequeña comunidad japonesa es responsable del 7 a 8% de la riqueza nacional.

En 1995, los japoneses en su conjunto produjeron el 39.8% del trigo nacional y un porcentaje similar de maíz y soja. También producen algodón, lómate, melón, locote, nabo, acelga, pepinos, limón, repollo, ciruelas, tung y kiri. El distrito de La Paz, donde se concentra un importante grupo de familias japonesas, posee un PIB diez veces mayor que la media nacional.

Los japoneses también fueron de los primeros en implementar el plantío directo en los cultivos de soja y trigo. (19)

En general, la colonia Federico Chávez mantiene la cultura y el idioma, para lo cual cuenta con una escuela en idioma japonés. Para ese emprendimiento, cuentan con el aporte del gobierno de Japón y de los socios.

En Mayo de 1996, el presidente Juan Carlos Wasmosy, en el marco de los festejos del 60 aniversario de la colonización japonesa en el Paraguay, reconoció “el milagro que es capaz de hacer el ser humano cuando está impulsado por la mística del trabajo y el afán de progreso... ”. El presidente agradeció “porque el Paraguay haya sido elegido por ellos como la tierra prometida” (20).

Luego el presidente continuó diciendo que “es innegable el rol que ha jugado la inmigración japonesa en la evolución del sector agropecuario nacional, y muy especialmente en la promoción o el mejoramiento de cultivos tan relevantes como la soja y el trigo, las hortalizas y el tung, las frutas y la yerba mate, así como en la racionalización de la cría de aves, la actividad ganadera y la explotación forestal”. Y concluyó que los “inmigrantes han hecho visible una virtud fundamental de la cultura nipona: la integración del trabajo a la esfera trascendental de los valores espirituales

El gobierno paraguayo planteó la necesidad de mejorar los caminos y rutas para dar salida de los productos hacia los acopladores. Con dicho fin el gobierno paraguayo recibió una donación del gobierno de Japón para pavimentar la Ruta Graneros del Sur que atraviesa las diversas colonias y centros urbanos donde se establecieron los inmigrantes. La pavimentación de los 125 kilómetros de la Ruta Graneros del Sur se realizó entre el año 1995 y 2001 con el financiamiento de los equipos viales donados por la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA).

Para ahondar en la historia del desarrollo Je Federico Chávez, entrevistamos a Akyra Sasaki, inmigrante dé la provincia de Hokkaido, Japón, quien ingresó al Paraguay el 24 de junio de 1955. Para él, su país en esa época “estaba muy mal económicamente. El listado de Japón ofreció para nosotros salir. Ellos llamaron a nosotros y nosotros aceptamos venir acá. Pero nosotros que migramos a Federico Chávez era por el Estado paraguayo que nos llamó los otros venían por el convenio de JICA, pero a nosotros esos no nos tocó nada. Nosotros en esa época no teníamos derecho ni al crédito. Nosotros trabajábamos solo con el crédito del Paraguay, del Banco Nacional de Fomento, porque somos emigrantes independientes. Los otros son de JICA”

(Entrevista, 29/06/06).

En el Japón, la familia Sasaki vivía en una pequeña ciudad norteña donde la señora Kichi era peluquera y su marido Seiroku vendía rollos de madera y hacia carbón. La madera era provista por el Estado. “Se aprovechaba el invierno para sacar los folios, hacer el carbón o las tablas, pero al llegar la primavera, debíamos reforestar las áreas liberadas para reponer el bosque de pino”, nos dice Akyra Sasaki quien inmigró a la edad de 20 años. Akyra actualmente vive con su hijo en la ciudad de Encarnación y sus otros cuatro hijos fueron hacia su lugar de origen, Japón en busca de trabajo y seguridad económica.

Al llegar a Federico Chávez, la familia Sasaki adquirió una parcela de 50 hectáreas del IBR y 40 de manera directa de los revendedores. Al referirse a sus primeros años de vida en la colonia, Akyra Sasaki, dice lo siguiente:

“Ah, fue peor, peor, peor. No había nada acá. Nada. No sabíamos hablar nada. Trajimos un librito y así estudiaba para hablar con los paraguayos.

Nosotros éramos cuatro hermanos y una hermana. En tres años nosotros ya teníamos 43 hectáreas de monte cortado. Solo mandamos a cortar cuatro hectáreas, después nosotros solos nomás seguimos. Todo el monte lo cortamos con serrucho y hacha. En ese tiempo no había motosierra, ni en Japón, eso llegó después. Nosotros solo trajimos serrucho y hacha. Nosotros no trajimos nada, vinimos así nomás, pobres. Trabajábamos desde que salió el sol hasta que entró. Solo cuando hay lluvia, leimos libro.

La tierra que compramos era todo monte. En el monte no había mucha madera buena, eso ya se sacó antes, otros sacaron la madera gruesa. Había madera grande, grande allí abajo, cerca arroyo donde no podía sacar. En el resto, había camino carretero por donde sacaron madera. Nosotros entramos por ese camino en el monte, allí había mojones que indicaban límites. Nosotros cortábamos la madera y de alguno hicimos tabla para nuestra casa. Lo cortamos con mi hermano, nosotros mismos con serrucho hicimos tabla. El resto de la madera quemabamos y sacábamos los troncos con pala y palancas, todo para sembrar maíz. Para plantar maíz, con un palo redondo hacíamos un agujero en la tierra y allí poníamos la semilla, no había esa máquina plantadora, todo era a mano. Era muy difícil, era mucho trabajo.

Nosotros en dos años hicimos nuestra casa. Pero no era casa buena, era casa, casa no más. Esa época en las treinta hectáreas sembramos tártago, sembramos tung, yerba, uva, pero vivíamos del algodón y el maíz, eso era para vender rápido. En ese tiempo plantábamos mucho maíz porque tenía muy buen precio en los años '60. Unos cinco o seis años sacábamos la producción sólo con carreta o carroza. No había camino ni camión para sacar” comenta Akyra Sasaki sobre su experiencia de los primeros años en el Paraguay. (Entrevista, 29/06/06).

Akyra Sasaki afirma que al salir del Japón, se les dijo que el grupo iba con destino al Brasil. Pero después de unas semanas de viaje aparecieron en el Paraguay y "no había nada más que hacer. Aceptamos eso así. Nos llevaron al monte y allí nos quedamos. Era muy difícil vivir así".

Con cierto dejo de tristeza cuenta que sus mejores años los dejó trabajando arduamente en la tala y quema del bosque que adquirió su padre en la colonia Federico Chávez. “Al llegar, ya no podíamos hacer nada, debíamos trabajar duro y parejo. No teníamos casa. Vivíamos bajo los árboles y en casa de carpa. Para nosotros no había discotecas, ni fiestas, ni música como hoy, solo había azada para carpir las malezas que brotaba como parásitos en el cultivo y el hacha, para echar el monte. Solo íbamos a la fiesta en Año Nuevo y el 15 de Agosto, que era fiesta de la generación de antes, una fiesta que va al cementerio. Una fiesta religiosa para recordar a los de antes”. No creo que después de esta descripción se pueda decir que ellos vinieron a realizar “el sueño de América”. En verdad, estos jóvenes no temían al trabajo ni a la vida dura y de condiciones precarias. Ellos se conformaron con lo sencillo y humilde, quizás porque no tenían otra alternativa. Vivieron completamente aislados de sus raíces étnicas, de sus costumbres y de la sociedad que los vio nacer. Pero sobrevivieron, progresaron y salieron adelante.

Al preguntarle sobre cómo o porqué medios obtuvieron ese desarrollo económico, Sasaki afirma que eso se debe principalmente a la soja que ellos introdujeron al país. “La soja salía demasiado mucho. La chacra tenía demasiada capacidad, pero no podía sacar con carreta. Por eso, cuando se hizo el camino, se plantó para exportar y allí se hizo mucha plata. Eso fue lo más mejor que todo para el país.

También antes era bueno porque la mayoría de las personas eran muy buenas, ahora ya no es así. Ya no hay seguridad como antes. Ahora se vive bien, pero a veces no tan tranquilo porque falta seguridad. Pero aquí en Encarnación da gusto vivir, tranquilo, aunque hay lugares que se vive mucho mejor”. Respecto a sí desea retornar al Japón, dice que “Yo nunca no pienso. Pero mande a mi hijo a Japón para trabajar, ya tengo cuatro hijos allí. Se fueron porque no hay trabajo en Paraguay. Dejamos la chacra porque éramos cinco hermanos y ya nacieron criaturas, entonces teníamos que dividir la chacra entre cinco hermanos casados. Otra chacra había a siete u ocho kilómetros, entonces dejamos la chacra por los hijos que tenían que estudiar. Como al dividir, la chacra quedo chica, algunos teníamos que salir de allí” (Entrevista, 29/06/06).

Los japoneses y los nikkei (así son llamados los de la segunda generación) están dispersos en distintos puntos de la geografía paraguaya y representan unas

550 familias. Están organizados en la Federación de la Asociación Japonesa del Paraguay fundada en 1970. La misma posee 9 asociaciones con más de 1100 socios. Gran parte del éxito económico de las colonias obedece al trabajo cooperativo, al financiamiento y créditos promovidos por JICA. En general, sus cooperativas trabajan para mejorar las condiciones de sus asociados y para lograr un mayor y mejor rendimiento en el trabajo que realizan. A su vez, mediante las cooperativas buscan elevar el nivel de vida de los socios agricultores, el desarrollo y la comercialización de productos agrícolas y el fomento del ahorro y crédito. También muchos japoneses han incursionado en la vida urbana y son profesionales en el derecho, escribanía, medicina, contabilidad, ingeniería, profesores, comerciantes y otros ramos.

La comunidad japonesa y nikkei genera un importante aporte al país. En su corta historia en el Paraguay, han impulsado el transporte fluvial mediante los buques “Francoise”, “Enterprise” e “Yguazú” de gran calado. También las empresas Toyotoshi S.A. para la importación de vehículos, la Compañía Agropecuaria Yguazú S.A. del Alto Paraná. Maehara S.A.A.C.I. que se dedican a la cría del ganado, cultivo de banana, avicultura y porcinos. Shirosawa Company S.A.l.C. se dedica a la exportación del maní, sésamo, soja e importación de productos de procedencia japonesa y el Molino de Harina de Trigo de la Cooperativa La Paz Agrícola Ltda. son entre otros, emprendimientos japoneses en el Paraguay.

A los inmigrantes japoneses se debe en gran medida la revolución transformadora que produjo la soja en el Paraguay, además de haber influido en el mejoramiento de las frutas y hortalizas. Ellos, junto a los inmigrantes eslavos, alemanes y brasileños, han sido el motor impulsor para que Paraguay se encuentre en la quinta posición mundial de la producción de soja. También a ellos se debe el mejoramiento genético del trigo, el tomate y el locote que consumimos.

Entre las causas de la emigración japonesa se encuentra la cuestión política y económica. En el periodo de Meiji (1868-1912) los samurais suprimieron el shogunato e implantaron la reverencia al emperador.

El emperador Mutsuhito fue el encargado de llevar a cabo la modernización de la sociedad japonesa y entre sus transformaciones socio económicas más destacadas tenemos la abolición del feudalismo, la igualdad de todos los japoneses y la introducción y el desarrollo de la gran industria y la moderna banca. Así mismo, se organizó la enseñanza de acuerdo a los modelos europeos y se impulsaron los modelos de comunicaciones y transporte según la tecnología occidental.

Luego, con el emperador Taisho, Japón entró en la primera guerra mundial al lado de los aliados de acuerdo con el tratado firmado en el Reino Unido. En 1918, el gobierno inició una política de modernización que se tradujo en la reducción del poder militar y de la burocracia y, en una mayor libertad sindical, pero la depresión económica de 1929 dió un vuelco total a esa política. Los sectores militares tomaron el poder con fines expansionistas, argumentando que Japón necesitaba de territorios para su excedente demográfico cuya población alcanzaba los 65 millones en 1930.

El resultado no se hizo esperar, en 1931 el ejército japonés invadió Manchurria y a pesar del joven emperador Hiroito, los militares consiguieron hacerse con el poder. En 1933, Japón se retiró de la Sociedad de las Naciones (actual ONU) y quedó con las manos libres para hacer de Manchurria la base para el nuevo imperio asiático que se pretendía instaurar. En 1937, Japón inició una guerra no declarada contra China y en septiembre de 1940 firmó un pacto con Alemania e Italia, lo cual lo llevó a inmiscuirse en la segunda guerra mundial.

El ataque por sorpresa de los japoneses a la base militar estadounidense de Pearl Harbor (Hawaii) en 1941, hizo que Estados Unidos entrara en guerra. En esa guerra Japón se apoderó de Filipinas, Indonesia, Indochina y Malasia, sin embargo, a partir de 1943, las fuerzas estadounidenses comenzaron a recuperar posiciones. Sin embargo, fue con las dos bombas atómicas lanzadas por los Estados Unidos en agosto de 1945 contra Hiroshima y Nagasaki que se produjo la rendición militar del Japón.

Al perder la guerra, Japón quedó ocupado por las fuerzas estadounidenses quienes le impusieron una nueva Constitución y democratización al estilo occidental, hasta que en 1951 recuperó su soberanía. El país fue reducido a los límites que tenía antes del período de los Meiji y sin tener que sostener un aparato militar de consideración, gozó de un espectacular crecimiento económico. Un fuerte superávit comercial lo convirtió en una potencia financiera, pero su reducido espacio físico, hizo expandir su población hacia diversos continentes, principalmente hacia Brasil y Paraguay.

 

5. LA PRIMERA EXPOSICION Y FERIA AGRARIA

En marzo de 1955 se realizó en Capitán Miranda la “Ira exposición y feria de los clubes agrarios juveniles del Paraguay” organizada      por el Servicio de Extensión Agrícola- Ganadera y auspiciada por STICA. Según el diario El País, se escogió la escuela N. 1125 del lugar y la fecha que coincidía con el segundo aniversario de la fundación del Primer Club Juvenil del Paraguay (El País, Asunción, 19/03/55).

En dicha feria participaron más de 40 expositores que eran niños y jóvenes quienes presentaron sus “cerdos de raza caruncho y mestizos” y otros presentaron gallinas y pollitos de la raza Rhode Island. Los socios expusieron muestras de algodón de la variedad Campiñas 817, tabaco y maíz de la variedad Venezuela 1. Presentaron también terneros reproducidos por inseminación artificial y las mujeres jóvenes presentaron muestras de trabajos en costura, manualidades y sobre economía domestica.

La exposición y feria duró, dos días y terminó con un remate de los productos y la entrega de los premios a los mejores expositores. La edición dedicada a dicha exposición venía acompañada de seis lotos de colonos con sus carrozas y haciendo labores de la chacra. Luego otras ferias se realizaron en el trascursos de la historia del distrito.

 

6. VISITA DEL PRESIDENTE JOSE GUGGIARI

El Dr. José Guggiari, en compañía de una comitiva integrada por delegados del Ministerio de Economía, en Junio de 1933 visitó, dice el diario “El Liberal”, “la Colonia Rusa Nueva Volyn” donde fueron objeto de un “homenaje sencillo pero emocionante que dejó honda impresión en el espíritu de los delegados

El Dr. Guggiari habló a los colonos reunidos “para agradecerles la demostración de que eran objeto y explicarles la misión oficial que traían del Ministerio de Economía, aprovechando el final de su exposición para ofrecerles sus servicios y los de los demás Delegados

El diario EL LIBERAL de Asunción (18 de julio de 1934) comenta que el Dr. Guggiari realizó diversas gestiones a favor de los colonos, hecho que determinó "el propósito de los colonos de designarlo padrino de ella". La nota que sigue expresa lo resuelto y aprobado por una amplia asamblea de colonos el 13 de Mayo de 1934 dirigida al Dr. Guggiari.

Después de un preámbulo en el que Sergio Schettinin, funcionario del gobierno en el área económica, le comunicó a los colonos acerca de las gestiones del Dr. Guggiari en favor de la colonia, éstos lo designan “padrino” de la misma. La resolución es la siguiente:

"1. Enviar al Sr. José Guggiari un mensaje telegráfico en testimonio de profunda gratitud por su noble y generosa preocupación por la suerte de la colonia.

2. Pedir al Sr Dr. José Guggiari se sirva aceptar el padrinazgo de la colonia rusa Nueva Volyn.

3. Levantar en el cementerio de la colonia Nueva Volyn en el camino de Encarnación a Hohenatt una cruz en memoria de los rusos caídos en el Chaco en defensa del Paraguay y en prueba de la amistad ruso paraguaya sellada con la sangre de los caídos con los nombres de: Mayor Basilio Serebriakoff Mayor Boris Kassianov, Capitán Basilio Malutín y Mayor Sergio Salaskin. Autorizar al Sr. Sergio Shetinin a presentar personalmente al Señor Dr. José Guggiari el primer ejemplar de la presente acta firmada por los vecinos de la colonia.

4. Autorizar al vecino de la colonia Sr. Pablo Kutasevich guarde el segundo ejemplar del acta hasta que se establezca la administración de la colonia con el archivo respectivo.

El Acta de dicha asamblea fue firmada por 34 colonos ruso-ucranianos. Llama la atención que a dicha asamblea 110 asistieron vecinos de nacionalidad paraguaya, alemana u otra. Esto puede significar que en 1934 la colonia estaba habitada exclusivamente por inmigrantes de origen eslavo o, que la población paraguaya era escasa, razón por la cual el gobierno hacía trato directo con los colonos eslavos.

Los que firmaron el acta fueron: M.A.Bogaichuk, T.T. Chichik, N.D. Karpenko, M.S. Bogaichuk, I.I. Karpchenko, O.D. Mamchenko, A.S. Kutasevich, T.A. Kutasevich, A.W. Dasuk, S.I. Capiepik, M.D. Prendesky, C.I. Grinkevich, M.D. Schimansky, I.F. Chabyk, S. Vovischky, M.G. Sajnik, G.S. Sischik, M.E. Kasianchuk, F.P. Marunik, I.F. Chipalin, D.I.Masuk, I.D. Drobatenko, A.N. Beretova, I.P. Kutasievich, G.T. Kirupil, M.G. Sminkevich, I.T. Basic, A.A. Prendesky, C.W. Novisky, P.I. Leñ, T.I. Sajnik, F.N.Gura, E. Milasky, D.G. Antuchik y N.G. Pasechnik” (EL LIBERAL, Asunción, 18/07/34, 3).

A juzgar por estos y otros datos disponibles, podemos interpretar que hasta el año 1934 la escuela, la producción, el comercio y la economía del distrito fueron manejadas y encuentran su dinamismo en el núcleo de inmigrantes eslavos. En esta hipótesis, los colonos eslavos serían los pioneros del desarrollo del núcleo urbano de Capitán Miranda al cual luego se sumaron ciudadanos de otras procedencias. Además, como manifiesta el Dr. Guggiari en su carta de 1934, el bienestar de la colonia “cuenta con la bendición del Superior de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Paraguay, Padre Miguel Kliarovsky”.

A las firmas del Acta citada, el diario añade un comentario diciendo que “los colonos rusos de Nueva Volyn, además de ser hombres sanos, fuertes y trabajadores laboriosos son excelentes patriotas que se sienten ya identificados con la suerte del país en que viven y han querido vincular el homenaje al Dr. Guggiari con otro rendido a la memoria de los rusos caídos en la defensa del Chaco y han resuelto eregir una cruz en el cementerio de la colonia situado sobre el camino que va de Encarnación a Hohenau, en cuyo pies e colocará una placa con los nombres del Mayor Basilio Serebrikoff Mayor Boris Kassianov, Capitán Basilio Malutin y Mayor Sergio Salaskin (EL LIBERAL, Asunción, 18/07/34, 3)

Después del acta y los comentarios, el diario de esa fecha publicó la carta que dirigió el ex presidente Dr. Guggiari mediante la cual aceptaba el apadrinamiento de la colonia. Según la transcripción del diario, la carta decía:

“Asunción, 6 de Julio de 1934

Sr. Pablo Kutasevich Colonia Nueva Volyn Encarnación

El Señor Sergio Schetinin me ha presentado el ejemplar del acta firmada por los vecinos de la Colonia Nueva Volyn el día 13 de mayo último.

En esa carta se expresan conceptos para mi persona que mucho me honran y que agradezco efusivamente. Igualmente considero un honor mi designación como padrino de la colonia por cuyo progreso seguiré realizando todo cuanto esté a mi alcance.

Mi interés sincero por el bienestar creciente de esa colonia obedece a impulsos arraigados de admiración y simpatía hacia la colectividad rusa que tantas pruebas de adhesión a mi patria han dado en los últimos tiempos. Los paraguayos no podremos olvidar nunca la cooperación efectiva que los rusos blancos han prestado a nuestra patria en esta hora difícil de su historia.

Los rusos que vinieron a compartir con nosotros los beneficios de la paz se sintieron profundamente solidarios con nuestro destino y en el Chaco con su heroísmo y abnegación como en la retaguardia con su dedicación al trabajo han colaborado en la magna obra de la defensa nacional. Los nombres de Serebriakoff Orefieff Kassianov, Salaskin, Malutin, ocuparán lugares de honor en los anales de esta guerra y serán recordados con unción por las generaciones venideras. La compenetración última forjada en el sacrificio y en la lucha entre el pueblo paraguayo y la colectividad rusa, no podrá ser destruida por ninguna contingencia y será siempre un hermoso ejemplo de solidaridad humana basada en sentimientos de caballerosidad y de hidalguía asi como una prenda de progreso para el futuro Paraguay.

Hago nuevamente votos por el desarrollo continuado de esa benemérita colonia y reiterando mis agradecimientos, le saludos muy atentamente.

José P. Guggiari (21)”


Por otra parte, el 12 de Mayo de 1935 el Presidente Eusebio Ayala visitó Encamación y las colonias.

Según algunas fuentes, visitó la colonia Nueva Volyn e inauguró la escuela “Asunción Escalada”. En su discurso, el Presidente Ayala vertió un análisis sobre la realidad del país y las políticas nacionales respecto a la formación de colonias de inmigrantes. De su discurso, queremos destacar algunos extractos como los siguientes:

“Nuestra nación es dueña de un territorio capaz de alojar y de alimentar holgadamente treinta millones de habitantes sobre la base casi exclusiva de la economía rural. ... La posesión de este patrimonio constituye desde diversos puntos de vista un verdadero privilegio. Existen pueblos ricos y fuertes en el mundo que han extraído gran parte de su suelo que habitan del fondo del mar próximo y lo mantienen por inmensas obras de ingeniería, como el pueblo holandés; o que poseen un territorio sólo utilizable en mínima parte de su superficie, como el pueblo japonés.

El suelo del Paraguay es aprovechable de inmediato en casi toda su extensión y está dotado de gran fertilidad natural.... La magnífica heredad que nos ha tocado en suerte nos impone obligaciones. No podemos ser como los hijos pródigos, a quienes riquezas adquiridas sin pena conducen a la holganza y por la holganza a la pobreza. La naturaleza exuberante fácilmente enerva al hombre; el medio áspero y hostil, en cambio, excita su pujanza...

La población del país es ínfima en relación con el territorio. Salta a la vista, pues, que el porvenir depende de dos factores esenciales: de una gran inmigración de extranjeros y del mantenimiento y desarrollo de un sólido núcleo nacional capaz de servir de cimiento de cohesión y de unificación a las razas diversas que lleguen a incorporarse....

Es menester que el inmigrante que llegue al país se convierta en el menor lapso de tiempo posible en colono, o sea, en propietario definitivo o eventual. Esta es una regla de oro en la materia. No necesitamos de inmigración golondrina ni de braceros que entran y salen, sino de una población estable organizada en forma permanente para las labores y con amplia capacidad de sostenimiento propio....He visto títulos de propiedad que pasaron por mis manos, compras de tierra allá por el año 1885 al precio de $ 100 oro la legua. Estas tierras fueron vendidas por 1925 a 4.000 pesos de la misma moneda. Esto quiere decir que la inversión primaria se ha multiplicado por 40 en 40 años. Se trata, sin duda, de un rendimiento atractivo para quien confia vivir mucho o tiene la preocupación de enriquecer a sus herederos" dijo el presidente Ayala a los colonos (El Orden, Asunción, 13 de mayo de 1935).

Mas adelante, criticó a las compañías como TYSA que sacaban grandes lucros, mientras que los colonos ponían su empeño sin recibir recompensa. “Muchos de los que crean la valorización (como los mensú y los colonos,), son víctimas de su osadía y se arruinan en el empeño, mientras que los que nada hicieron acrecientan su fortuna, es decir, que el lucro compensa a la inmovilidad y castiga al trabajo  La colonización es un negocio de brillantes perspectivas para la gente emprendedora, en especial la que es terrateniente, en ciertas zonas llamadas a un pronto desarrollo...”

Y añadió que los fracasos de las colonizadoras eran imputables casi siempre a los empresarios. “No es este un negocio fácil y sencillo al alcance de cualquier individuo de mediana aptitud. Ha de ser el colonizador un hombre calificado moral e intelectualmente para apreciar el porvenir de otro modo a través del libro de caja” y terminó su discurso señalando que la zona de Itapúa habría de ser “el primer emporio de la colonización nacional ” (El Orden, 13 de mayo de 1935)

Dos cosas necesitamos rescatar del discurso del presidente: la capacidad de análisis de la realidad que manejaba un presidente de la época y, la capacidad del gobierno en plantear políticas económicas y sociales y transmitirlas al pueblo. En el discurso, el Dr. Ayala hizo una crítica a las compañías que explotaban la madera, a una población de “holgazanes” que quierían vivir despilfarrando y sin trabajar, pero también dejó en claro que el porvenir del Paraguay dependía “de una gran inmigración de extranjeros” que eran una alternativa para el desarrollo nacional.

 

7. INMIGRANTES EN LOS DIARIOS

El 7 de Enero de 1936 el periódico El Diario, hizo un reportaje sobre los inmigrantes hospedados en el Hotel Polo Sud de Asunción. El titular y los comentarios del artículo son llamativos y expresan la opinión que al menos parte de la ciudadanía asuncena tenía acerca del fenómeno inmigratorio. “HIJOS ROBUSTOS Y SANOS DE POLONIA TRAEN FECUNDAS ENERGÍAS PARA EL AGRO NACIONAL” dice el titular de un artículo, señalando que son gente:

“Plena de optimismo, de salud y de energía que vienen a laborar por su bienestar en tierras paraguayas, no traen entre sus equipajes las baratijas del transeúnte extranjero ávido de negocios fáciles. Esos hombres de manos callosas y fuertes, el sudor de cuya frente ha fecundado el agro de Polonia, vienen a nuestro país con todos sus elementos de labranza y dispuestos están a fructificar a tierra y a levantar con nosotros el progreso agrícola nacional.

El Paraguay se les ofrece como una tierra de ventura. Aquí confían en conquistar un bienestar amplio por el dictado de sus músculos... ” El Diario, 7/1/36, 1).

El mismo periódico meses después señalaba en la primera página que “Los agricultores polacos se muestran encantados de su nueva patria y sus hijos ya consideran al Paraguay como su patria primera, muy querida, que ellos defenderán en caso de necesidad con todas sus fuerzas y de todo corazón”( Asunción, 3/8/1936, 1).

En parte, esta actitud política positiva de los gobernantes y de los medios de comunicación se puede explicar por cuanto los colonos eslavos llegaban para echar su suerte por el país. Su participación o aportes para la guerra del Chaco, el buen trato a la población local y su gran disposición al trabajo, dejó atrás el estigma de las compañías madereras que fueron objeto de duras críticas. Las empresas como TYSA y otras percibían una gran rentabilidad, pero en cambio explotaban a los obreros mensús y los tenían lejos de sus hogares y expuestos a todo tipo de peligros.

Según Carlos Pastore, la reconquista de inmensas superficies de tierras en el Chaco, como consecuencia de las victorias militares contra Bolivia, selló con sangre el derecho del pueblo paraguayo pobre a participar en la distribución de la riqueza del país. “Un pueblo de campesinos que había reconquistado millares de kilómetros cuadrados de territorio que hasta entonces se encontraba en poder de otra nación, estaba en condiciones espirituales para exigir la posesión de tierras agrícolas que le asegurasen los medios para realizar su progreso material y cultural ” (Pastore 1972, 317). El esfuerzo que habían realizado en beneficio de la nacionalidad no fue estéril y los soldados que retornaban a sus hogares exigían la tenencia de una parcela de tierra.

Pero también los inmigrantes realizaron significativos aportes para la contienda del Chaco. Según Gregorio Sischik, dirigente del Club Ucraniano de Capitán Miranda, “las carrozas de la Delegación de Gobierno de Encarnación recorrían semanalmente la colonia en busca de víveres. Los colonos donaban para los combatientes importantes cantidades de maíz, poroto, arvejas, zapallos, yerba mate, harina de trigo y otros productos.”

Esta contribución material era una señal de la buena disposición de los colonos hacia el gobierno y hacia la problemática que enfrentaba la nación entera en ese momento. Como respuesta, las diversas instancias del gobierno continuamente visitaban las colonias, manifestaban su preocupación por el bienestar de los inmigrantes y abogaban por estos cuando las compañías adjudicatarias de tierras abusaban con los precios o exigencias con el pago. Casos muy concretos son las confiscaciones que el Estado hizo a Barthe, Herrera Vegas, Lavalle y otros para favorecer a los inmigrantes y a la población nacional.

 

8. CONTRADICCIONES Y CONFLICTOS DEL PROCESO MIGRATORIO

El proceso migratorio paraguayo es altamente contradictorio. Mientras los gobiernos posteriores a la guerra de la Triple Alianza ofrecían enormes beneficios y facilidades de tierras, pasaje, herramientas y alimentación hasta por un año para los inmigrantes extranjeros, los paraguayos nativos vivían sin ser propietarios y miles de ellos emigraban a los países fronterizos.

Para aproximarnos a una comprensión de este fenómeno, debemos recordar que el criterio predominante de la clase política del país se basaba en opiniones negativas hacia el trabajador paraguayo y no vislumbraban que con éstos se podría logar la conquista del progreso económico y social que requería Paraguay. La tesis de la deficiente calidad del trabajador paraguayo fue propagada con insistencia después de la guerra de la Triple Alianza por los promotores de la política de enajenación de las tierras públicas ocupadas por la población nativa, y partidarios de acordar beneficios y privilegios a los inmigrantes extranjeros negados a los hijos del país.

Esa tesis respondía a la formación política que recibió un sector de los políticos al hacer sus estudios en Europa. Como ejemplo, veamos las expresiones de José Gaspar Rodríguez de Francia para quien los paraguayos son "pura gente idiota”. José Segundo Decoud (un líder político e intelectual de decisiva influencia en el país en la segunda mitad del siglo XIX) decía que el hombre de Estado debía considerar "el carácter indolente de la masa de nuestra población, el poco o ningún incentivo que hay en la generalidad para acumular riqueza” y que la inmigración de extranjeros daría las bases para la solución de los problemas fundamentales de Paraguay. Decía que se debía “combatir la vagancia de los paraguayos y dictar leyes de colonización que fomenten la incorporación al país de inmigrantes” (Pastore 1972, 269).

Sin embargo, el presidente Eligió Ayala previo que era tarea inútil promover la inmigración extranjera mientas los paraguayos no pudieran vivir y gozar de los beneficios de la libertad y del progreso social y económico, y de nada valdría la propaganda realizada a alto costo en el exterior y la organización de colonias de extranjeros en el país. Mientras subsistieran las causas de la emigración de paraguayos, decía Ayala, no debería intentarse siquiera promover la inmigración de colonos extranjeros. “Si los hijos del país no pueden ganarse la vida en su propia patria y se ven obligados a emigrar, no vendrán inmigrantes extranjeros, y aquellos que llegaren a nuestro territorio engañados por la propaganda, buscarán los medios de trasladarse a las naciones limítrofes” (Pastore 1972,267).

El Paraguay parecía tener todas las condiciones para ser el país de las maravillas. Era un país atractivo para los colonos extranjeros, sus tierras eran aptas y se ofrecían facilidades para adquirirlas, pero la realidad fue que gran parte de los colonos emigraban después de experimentar la dureza de la vida y la falta de infraestructura para los servicios de salud, educación y de mercado para los productos agrícolas. Datos encontrados en los archivos de la ex TYSA son reveladores al señalar que una parte de los colonos no estaba en condiciones de abonar las cuotas sobre las parcelas de tierra que adquirían.

Otros, por el intento de abandonar sus tierras para irse a Buenos Aires, eran buscados como delincuentes para ser encarcelados o deportados a los fortines del Chaco o para ser llevados a Mato Grosso, tal como lo expresa una carta del Administrador de TYSA dirigida a Carlos Pastore, director del IBR, en noviembre de 1939. En esta carta se habla de un delito que denominan “contrabando ele inmigrantes” y se acusa a algunos de ser “los contrabandistas de colonos que hacen una malévola propaganda contra este país, diciendo a los Polacos recién llegados que es un país de mucha miseria, de malas autoridades, que en los montes hay tigres, víboras enormes, pestes, etc., y que en Buenos Aires pueden encontrar trabajo los hombres con 60 a 80 pesos de sueldo mensual” (Delvalle, 1998, 168)

La denuncia se dio en un momento en el cual muchos inmigrantes abandonaban los contratos de compra de las tierras de Herrera Vegas y ponían en riesgo su negocio y el futuro de la colonia. El texto de la carta continúa diciendo que: “El Director Regional de Agricultura, el Mayor Butlerov, se preocupa bastante del contrabando y se desvive por perseguirlo, pero no encuentra hasta ahora la colaboración eficaz de la policía. El nuevo delegado, Mayor Barboza, le ha prometido su amplia colaboración y es de esperar que su acción en ese sentido sea mas efectiva que la de sus antecesores”.

La carta también denuncia a quienes están involucrados en la “malévola propaganda”, señalando a Antonio Diniciuk “que recorre las colonias en bicicleta, para hacer su propaganda y traslado a la costa del río de los inmigrantes y colonos que se resuelven a trasponer la frontera”. Señala que hace tres meses el Mayor Butlerov ha gestionado la deportación de Diniciuk en el Ministerio del Interior y “todavía no ha sido hallado por la policía para hacer cumplir la orden”. Luego sugiere que el mismo se “remita a Asunción, para ser enviado a uno de los fortines del Chaco o al Brasil (Mato Grosso) La misma carta finaliza diciendo que: “Secundan en sus trabajos a Diniciuk los colonos Jan Zacharcezycyn, polaco, radicado en Cambyretá, Blasio Derluk Wlasiuk y Pawel Czeraniuk de Capitán Miranda, a los cuales sería conveniente darles el mismo destino que a su jefe Diniciuk o por lo menos expulsarlos del país

La cita de esta carta es una constancia del involucramiento de los latifundistas y del gobierno en la represión a los indefensos colonos quienes por falta de políticas sociales y de un mercado para su producción, buscaban nuevos horizontes para sobrevivir. Nadie puede negar que la represión y el destierro existieron y que los colonos fueron víctimas de este crimen. Aún más, no se trataba de estar involucrado en la política, ser comunista o terrorista, sino que era delito el compartir información acerca de las posibilidades laborales que ofrecía el vecino país. El envío a un fortín del Chaco o al Mato Grosso, parece ser un castigo muy desproporcional al supuesto delito. Algo similar o aún más grave, fue la represión durante la época de Stroessner cuando muchos colonos eran llevados a la cárcel, otros intimidados y muchos tuvieron que abandonar el país por el solo hecho de recibir una revista o diario en idioma ruso.

Por otra parte, en los archivos de ex TYSA se encontraron “pagaré” de los años 1939-1942 que reflejan la presión financiera y jurídica ejercida por la compañía para hacer valer la venta y los cobros por la tierra. Pero también esa época coincide con el inicio de la Segunda Guerra Mundial y la caída de los precios del algodón en el mercado europeo que estaba cerrado por el conflicto bélico. Los colonos que tomaron posesión de las parcelas de tierra, no podían hacer milagros para honrar sus compromisos con TYSA, por lo cual, ante las presiones, optaban por el abandono y salida del país por vías “ilegales”. El modo más común era cruzar el río Paraná “de contrabando” ya que muchos tenían sus pasaportes vencidos, pero también porque el gobierno paraguayo no les facilitaba el “Certificado de Salida”, documento obligatorio para aquellos que ingresaron con el status de inmigrantes.


NOTAS

10. La bibliografía sobre estas colonias está dispersa en periódicos, revistas y libros editados en el país, así como en artículos de revistas publicados en Europa, Canadá y Estados Unidos. Dichos artículos generalmente fueron escritos por inmigrantes en revistas, algunas veces de contenido religioso.

11. Al revisar algunos pasaportes de quienes ingresaron antes de 1930, observamos que la mayoría entraron al Paraguay sin visa y en sus pasaportes no existe un sello de entrada al país. Esto significa que en esa época Encarnación no era un puerto de entrada o que ellos entraban por contrabando. Otra explicación es que entraban apoyados por las compañías madereras que eran “Ley” en esa Zona.

12. Adolfo conoció a Emeterio Miranda y fue compañero en la misma escuela.

13. La formulación del herbicida Round up contiene el surfactante polioxietileno amina, ácidos orgánicos de glifosato relacionados, isopropilamina y agua los cuales penetran en los tejidos de la planta para alterarlas genéticamente y/o secarla.

14. Existe un informe municipal de nueve páginas con fecha del 22 de octubre de 1975 que sintetize los logros entre 1970 y 1975.

15. 200 metros de frente a la calle, eso podría representar 20 hectáreas porque las chacras por lo general eran de 1000 metros de largo.

16. “Genio, radioaficionado y astrónomo destacado, dejó un rico legado" en Semanario El Sur de la Nación, Encarnación. 18 de agosto del 2000, p.4-5.

17. Genio, radioaficionado....” Op. Cit. p.5.

18. Revista DESAFIO AL FUTURO, 60 Aniversario de la inmigración Japonesa en el Paraguay. Asunción, 1999, p. 17.

19. Revista DESAFIO.... p.73.

20. Revista DESAFIO ... p. 14.

21. Acompañan el artículo del diario EL LIBERAL, una foto de la casa del colono Pablo Kutasevich, ex Sargento de la Caballería de la Guardia Imperial Rusa y la foto de una escuela construida por los colonos.


 



CAPÍTULO 5

LA INFRAESTRUCTURA PRODUCTIVA E INDUSTRIAL

 

1. LAS RUTAS Y CAMINOS

Las vías de comunicación y los caminos unen a los pueblos y forman parte del desarrollo de una sociedad. En el siglo XIX, esta región del Paraguay tuvo un desarrollo e interés por parte de los inversionistas extranjeros debido a su ubicación sobre el acaudalado río Paraná. La compañía Herrera Vegas aprovechó el curso natural del río para construir el Puerto Cantera en 1909 que sirvió como base y nexo vial de la región con los puertos de Asunción, Buenos Aires, Montevideo o aún con los puertos de Europa, destino principal de la madera paraguaya. La implantación de más de 15 puertos sobre el río Paraná modificó el significado de esta zona y valorizó las tierras para el posterior ingreso de inmigrantes europeos y la constitución de prósperas colonias agrícolas.

Por otra parte, el desarrollo de las ciudades y de la producción se dio a lo largo de la vía férrea donde el tren servía de nexo entre el productor, el mercado y los consumidores, tanto de Asunción como los de Buenos Aires cuyo enlace se realizaba con un sistema de balsa o “ferry boat” hasta la construcción del puente San Roque Gonzáles de Santa Cruz que une a Encamación con Posadas. Sin embargo, como el tren no atravesó el distrito de Capitán Miranda, su desarrollo agrícola moderno se basó principalmente en la construcción de caminos y rutas terrestres.

La actual Ruta VI que une Encarnación con Ciudad del Este, en su tramo hasta Hohenau fue habilitado en los años 1935 y sirvió como medio de comunicación para unir estas comunidades. El antiguo camino de tierra presentaba algunos inconvenientes como el cruce por el paso llamado Tupasy Picada, lugar tradicionalmente conocido por los asaltos a quienes transitaban por ese recorrido. También ocasionaban serios inconvenientes la erosión y la arena en la cuesta El Tirol, hecho que fue mejorado con el empedrado que realizaron los prisioneros bolivianos quienes fueron traídos a la zona durante la Guerra del Chaco. Conviene señalar que la creación de la infraestructura vial contribuyó a la implantación humana, a la actividad económica de la zona y a la consecuente creación del centro urbano que gira en torno a la Ruta VI. La concentración demográfica del distrito cobró fuerza con la pavimentación de la Ruta VI que transita por el centro urbano del Capitán Miranda que también se fortaleció como centro político, comercial, sociocultural y religioso en el periodo de transición a la vida democrática y la consecuente presencia de instituciones que fortalecieron a la sociedad civil.

Los primeros colonos le inyectaron al territorio selvático una marcada influencia.

Estaban conscientes de la relevancia que tenía la organización del territorio para su desarrollo socio-económico. Bajo ese concepto, formaron la Comisión de Fomento y Trabajo que fue presidida por Teodoro Orlovaz y ejerciendo como tesorero Enésimo Marchenko. Esta comisión se encargó de infraestructuras como los caminos y puentes, la comisaría y las escuelas de la colonia.

En 1942 se formó la segunda Junta Administrativa integrada por Zoilo de San Miguel, Pastor Jiménez y Marciano Ortega como presidente, secretario y tesorero respectivamente. Esta junta obtuvo importantes logros gracias al apoyo que recibió del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones para la habilitación de caminos y puentes de la colonia.

Más adelante la comisión consiguió los recursos para la adquisición de una moto niveladora de marca Bolinder Munktel, modelo VHR 100, diesel, de fabricación Sueca. El operador de esta moto niveladora por muchos años fue John Godefroid y luego Demetrio Schapovaloff y Gregorio Sischik, este último como voluntario. La adquisición se realizó después que los colonos acordaron aportar 2.000 guaraníes mensuales cada uno, compromiso que no se cumplió y los responsables tuvieron que arriesgar sus bienes hipotecados para preservar la máquina.

El distrito de Capitán Miranda actualmente posee rutas asfaltadas, calles empedradas, enripiadas y caminos de tierra. Las calles dividen las chacras y se construyeron en orden alfabético de la A a la E y de la 1 a la 15, como puede observarse en el mapa. Las calles actuales del distrito poseen nombres numéricos y alfabéticos, sin embargo antiguamente se conocían como Morozenko, Tarasivka o Shevchenka, nombres que reflejan el lugar de origen de los inmigrantes que poblaron esas calles. La calle más peligrosa por los frecuentes accidentes con las carrozas llenas de algodón se llamó perevertanka ( o “volcadora” porque allí se tumbaban las carrozas).

La principal vía de acceso al distrito de Capitán Miranda es la Ruta VI. Esta vía está asfaltada y corre de Este a Oeste uniendo las ciudades de Encamación, Ciudad del Este y el resto del país.

De Norte a Sur corre la Calle D, tramo que une la Ruta VI con la ruta Graneros de Sur la cual comunica con los prósperos distritos de Fram y La Paz. Con estas rutas Capitán Miranda se vincula con el resto del país y los productores pueden sacar soja, trigo, maíz, sorgo o yerba mate para la comercialización.

También estas rutas contribuyen a que los pequeños productores puedan sacar en todo tiempo los productos hortícolas hacia Encarnación y otros mercados. Las rutas pavimentadas y los caminos enripiados permiten un tránsito permanente y el acceso de los productores a las ferias que los viernes se establecen en la Avda Japón de Encarnación o en Capitán Miranda y Hohenau.

Las rutas asfaltadas y los caminos como los que posee el distrito de Capitán Miranda comunican con mayor rapidez a los productores con los consumidores, pero también ayudan a una mayor integración entre la población local, departamental y nacional. En consecuencia, se fortalecen las relaciones entre la comunidad paraguaya y contribuye al desarrollo del país y del futuro con mayor calidad de vida.

 

2. LA YERBA MATE (28)

La yerba mate es el nombre común de una planta arbórea de la familia de las aquifoliáceas originaria del Paraguay y de cuyas hojas se obtiene una infusión conocida como mate, té del Paraguay o también yerba mate.

Las referencias más antiguas acerca de la yerba mate la encontramos en las memorias de los jesuitas que se establecieron en esta zona. Es muy probable que los éstos hayan observado que los indígenas mascaban las hojas verdes o secas de la yerba mate y las utilizaban en sus rituales religiosos, tal como aún lo están haciendo los mbya guaraní en el Paraguay.

En el siglo XVII, los jesuitas expandieron el cultivo en las cercanías de las reducciones y con su venta “pagaban a su Católico Monarca el justo Tributo, como lo hacen año por año en las Cajas Reales de la Ciudad de Buenos Aires”, dice José Sánchez Labrador, S.J, en su libro “Paraguay Natural” publicado en 1771. La yerba era el bien comercial más valioso que se producía en las misiones jesuíticas.

En el año 1645 los jesuitas consiguieron licencia para comercializar la caá miní o yerba y la misma pasó a ser la principal fuente de sus ingresos. Después del año 1700, el hábito por el consumo del mate se comenzó a extender principalmente en Paraguay y Argentina. Los jesuitas, quienes dirigieron la construcción de las reducciones en esta región, fueron los principales promotores de su cultivo, consumo y comercialización.

A mediados del siglo XVIII la yerba mate va imponiéndose en todas las clases sociales, aunque en ese periodo no estaba definida la forma de su uso. Unos hacían un te y la tomaban caliente, mientras que otros lo tomaban frío. Se cree que cuando el mate se comienza a tomar en las clases altas y se lo hace con la modalidad semejante a la actual, las familias instituyen lo que hoy llamamos el o la “cebadora” del mate, costumbre que observamos hasta hoy en las oficinas del estado o familia pudientes.

Cuando el emperador Carlos III por medio de una Real Cédula de 1767 dictó la expulsión de los jesuitas de esta región, los yerbales de las reducciones fueron lentamente abandonados y consecuentemente la comercialización se hizo cada vez más difícil y su precio fue en aumento. La yerba cultivada por los jesuitas en esta zona se perdió y/o pasó a ser parte del bosque. Por otra parte, la yerba silvestre de la selva comenzó a ser recogida por los indígenas.

En el siglo XIX, la venta de la yerba mate se había convertido en un negocio floreciente, de manera que los mercaderes europeos tenían en cuenta este cultivo a la hora de adquirir las tierras en Paraguay. Se cree que las plantaciones de yerba se volvieron a hacer con la llegada de los inmigrantes alemanes quienes se establecieron en el antiguo asentamiento de los jesuitas en Hohenau a fines del siglo XIX.

En cuanto al consumo, la vasija de la cual se toma el mate se llama matero. El matero tiene diferentes formas y se hace de muy diversos materiales. En tiempos pasados, el matero más común era hecho de una calabaza pequeña. La misma era secada y luego curada para darle mejor gusto al mate. En la colonia, muchos usaron y aún siguen tomando el mate en un vaso de vidrio. Más adelante se hizo común el matero de guampa con un adorno de plata en la base y en el corte de arriba.

La bombilla es un tubo de metal de unos 20 centímetros que en un extremo tiene una boquilla de plata chata que se utiliza para apoyar los labios. Por el otro lado, posee un pequeño colador permanente, (en algunos casos desarmable) como una perillita que filtra el mate que se absorbe. En el mate se comparte una sola bombilla por todos los que forman la rueda del grupo. Esta costumbre llamó la atención de los primeros inmigrantes y dificultó las primeras experiencias de su consumo. Sin embargo, como no conseguían en el mercado nacional el acostumbrado te, muy pronto aprendieron a beberlo.

El agua para el mate se calienta en un fogón o cocina a leña. La pava por lo general es negra por el fogón. El pico le permite al cebador poner la dosis correcta de agua y alejarse a ciertas distancias del fuego para sentarse con los amigos. Cada vez que el agua se acaba en el matero, se le agrega más y se pasa a otra persona para continuar tomando. El matero o la calabaza pasa de mano en mano y cada uno que la recibe, toma su trago de la bombilla, que no debe ser movida porque existe la creencia que al remover se arruina la calidad del mate.

El mate tuvo un significado económico y sobre todo jugó un rol en el arraigo de los inmigrantes. Por una parte, la comercialización les proveyó parte de los ingresos necesarios para la sobre vivencia de los primeros tiempos. Por otro lado, ayudaba en el relacionamiento y distensión en medio del afán por el trabajo. El mismo unió a grupos de adultos o jóvenes en rondas de camaradería o para dar rienda suelta a las conversaciones. Siendo que el mate estimula el sistema nervioso - circulatorio y es un excelente regulador digestivo por cuanto contiene metil-xantine, una materia similar a la cafeína. Por otra parte, al parecer existieron algunos intentos durante la época colonial de hacer tinta negra de la yerba. Para ello, la yerba era fermentada en agua y hervida hasta que tomaba consistencia o se volviera espesa. La tinta negra se usó para escribir, para pintar telas o teñir los hilos.

En cuanto al cultivo, se considera que Gregorio Domanchuk fue el primer productor de la yerba en Capitán Miranda. Los plantines eran desarrollados por TYSA en el puerto Cantera y comercializados en la zona. Coincidente con la llegada de los inmigrantes eslavos, en la estación experimental de Loreto, Misiones, se superó la etapa de recolección de la yerba en las selvas y se entró a otra, la de los cultivos expuestos al sol. En este sentido, los inmigrantes llegaron a la región en una época en que la yerba mate dejó de ser una planta silvestre que se desarrollaba a la sombra del bosque, que se reproducía de manera natural. Este hecho tuvo un enorme impacto en los precios. Al ser cultivada a gran escala, la yerba perdió los precios históricos y dejó de ser “el oro verde” por el cual llegó el capital extranjero a instalarse en esta región.

La yerba fue el primer producto de exportación y el factor de ingreso más estable para las familias de inmigrantes. La exportación se realizaba a través del Puerto Cantera, habilitado en 1907 por la compañía que administraba la Zona Grande con el fin de exportar yerba que en la mayoría de los casos era extraída de los bosques naturales, como también era un puerto para la exportación de rollos de madera hacia Buenos Aires.

La industria de la yerba mate consiste en la recolección de las ramas y hojas verdes podadas de la planta de yerba. Luego éstas son sometidas al calor lento en la "barbacuá" (homo de leña cuyo calor es conducido por un túnel hasta el centro de la barbacoa) para dejarlas ligeramente tostadas. Posteriormente pasa por la "canchada", (nombre que se conservó de la época en que se hacia manualmente en chanchas de tierra) o molino donde las ramas y hojas son trituradas, apisonadas y envasadas para su comercialización. El proceso de secado debe ser inmediato para mantener el sabor, aroma y calidad de la yerba. El sabor de la yerba mate varía mucho; va desde el sabor amargo, medio y suave al paladar, hasta el fuerte y ácido.

 

PORQUE “ORO VERDE”

Es importante conocer porqué las compañías extranjeras tuvieron tanto interés en la yerba mate. ¿Porqué en las primeras décadas del siglo XX este producto adquirió el mote de “oro verde”?. Las razones se dan en Argentina, país que siempre fue el principal mercado de la yerba mate paraguaya. En el año 1917, la yerba mate se vendía entre 5 y 6 pesos el kilogramo y en ese mismo período, el kilo de carne costaba 0,50 centavos de peso, la bolsa de 60 kilos de harina costaba 33 pesos y el jornal de un obrero era de 2 pesos el día. En lugares más distantes, el precio de un kilo de yerba mate equivalía a tres jornales rurales. Mientras que hoy el precio de la yerba mate oscila entre 7 y 8 mil guaraníes el kilo y el jornal rural esta por los 30 mil guaraníes. Esto significa que un trabajador rural con su salario diario hoy puede adquirir unos 5 kilos de yerba mate, mientras que en 1917 podía comprar únicamente unos 300 a 350 gramos del producto por el mismo periodo de tiempo de trabajo.

El precio de la yerba mate alcanzó su máximo nivel en 1923 debido a trastornos en las exportaciones en Brasil causadas por problemas políticos internos. Como consecuencia de esos trastornos, la yerba mate aumentó en un 50% el precio en la Argentina, a vez que motivó mayores extensiones de su cultivo. Una crónica del diario italiano “L 'Italia del Poppolo” editado en 1917, refiriéndose a la empresa de los Herrera Vegas en Itapúa y Misiones dice que “en tres años han hecho milagros desmalezando 500 hectáreas de terreno donde crecen ya vigorosos un millón de plantines de yerba mate. Y la colonia se puebla de casas villas, el dinero corre, el comercio es intenso y el que tiene voluntad de trabajar no conoce miseria” (Larguía 2005,129).

Para el año 1929 estos yerbales entraron en producción y se regularizó la exportación brasileña, hechos que sumados a la crisis económica y la depresión mundial, hicieron caer los precios de la yerba mate de manera definitiva y permanente hasta nuestros tiempos.

Los Herrera Vegas crearon una firma comercializadora en Buenos Aires. Sus productos se comercializaban por la Corporación Andes y la yerba mate y el arroz se vendían con la marca “Andes”.

 

3. HOTEL EL TIROL

En el distrito está el Hotel El Tirol del Paraguay que cuenta con una amplia infraestructura turística y espacios con belleza natural y exuberante vegetación. El hotel está rodeado de 48 hectáreas de bosque y unos 7 kilómetros de camineros de piedra loza para recorrer el área de preservación y de turismo ecológico.

Los primeros propietarios y fundadores de hotel fueron Armando Reynaers de origen belga y su esposa Migueina Akkermans. El proyecto se inició en 1953 con una fábrica de almidón de mandioca, en 1958 se habilitó una piscina con un bar y en 1960 se creó el hotel cuya infraestructura predominante está revestida de piedra laja al estilo de las reducciones jesuíticas que están a solo unos kilómetros del lugar.

El hotel posee cinco piletas de natación, canchas de tenis, golf, fútbol y vóley y 54 habitaciones climatizadas para albergar unas 160 personas. Los actuales propietarios del Hotel son Eric y Margarita Reynaers.

En El Tirol se realizan eventos, reuniones, seminarios y es un hotel que durante todo el año recibe a turistas quienes pueden disfrutar de la exuberante vegetación que se observa transitando por los camineros y descansar en las silenciosas habitaciones ubicadas en medio de la selva y a solo un paso de la Ruta VI.

 

4. APORTE DE LOS COLONOS

Los inmigrantes trajeron consigo un temple físico, un impulso hacia el trabajo y una serie de aprendizajes y conocimientos que les permitieron enfrentar cualquier tipo de dificultades en su nuevo hábitat. Cuando no podían adquirir herramientas tales como el machete, azada, martillo, serrucho o guadaña, los hacían de cualquier planchuela de hierro o acero. Un rustico riel de ferrocarril, en manos de un colono, se convertía en una tuerca, bulón o en un implemento de trabajo.

Los colonos con su esfuerzo hicieron las carrozas, carretas, monturas, trilladoras, arados, aserraderos, molinos, ruedas, ejes, poleas, usinas eléctricas, etc. Eran albañiles, carpinteros, herreros, torneros, electricistas, mecánicos, choferes, agricultores, ganaderos, industriales, maestros y a su vez, padres y madres de numerosos hijos. En muchos patios aún yacen abandonadas las herramientas que dieron origen y significaron un saldo cualitativo hacia la mecanización del agro y el desarrollo de las colonias.

Llegaron pobres y no les fue fácil lograr lo que poseen. “Ellos tuvieron que abrir los caminos y el desarrollo que tenemos. Construyeron cementerios, iglesias, escuelas y alcaldías (hoy comisaría). Todo lo hicieron trabajando con sus brazos, poniendo al servicio las carrozas, palas y picos e hicieron colectas para comprar los terrenos para las instituciones públicas. Todo salió de sus bolsillos.

Como eran muy pobres, muchos salían a otro país para chunguear. Iban a Misiones para trabajar en los yerbales o al Chaco argentino para recolectar el algodón. Cuentan los mayores que el terreno del cementerio se compró con aportes de quienes fueron al Chaco para recolectar el algodón y luego volvieron. Con ese dinero se compró el terreno para el cementerio. En el cementerio había un libro que lastimosamente se perdió porque allí estaban los nombres de la gente que colaboró”. (Gregorio Sischik, entrevista 12-06-06)

Después de muchos años de lucha y sacrificado trabajo, los colonos obtuvieron una sustancial mejoría en su calidad de vida. En un tiempo enfrentaron demandas por las tierras que no podían pagar, tuvieron inmensas pérdidas con la masiva invasión de langostas que en 1947 arrasó con todos los cultivos, sufrieron la persecución política e ideológica en los años '50 al '80, soportaron la inestabilidad de los precios y del gobierno que no siempre les proveía créditos y facilidades para establecerse en la agricultura.

Antes del '60, gran parte de los colonos huyeron y quienes no lo hicieron, era porque no tenían documentos ni recursos para cruzar el río Paraná. Después de 1970 y coincidiendo con el cultivo de la soja, comenzó una paulatina recuperación económica y una estabilización.

En el recuerdo de quienes pasaron su niñez en Capitán Miranda esta el trabajo. Para Gregorio Sischik, los mejores recuerdos vienen de su niñez, de la “escuela donde encontramos compañerismo y amistad. Nosotros desde niños comenzamos a cultivar huertas y la chacra. En esa época nos dedicábamos mucho a la chacra y algo de deportes, sobre todo con el Club 4-C que organizaba torneos que me son inolvidables. También salíamos bañarnos y pescar aquí nomás en el arroyo que hoy está casi seco. En ese tiempo había muchos peces todavía. También en los bosques había venados y otros animales que solíamos ir a cazar. Había pacas, ancas, había mucho tatú y hasta mi hermano logró cazar un chancho del monte, de aquellos que andan en grupo. Había muchos tucanes, loros en abundancia y todo tipo de pájaros, palomas... ”. (entrevista 12-06-06).

Dada su fuerza económica e industrial, Capitán Miranda posee una considerable influencia sobre el resto del país y genera contrastes de una marcada desigualdad en los indicadores de ingreso, escolaridad y salud. El crecimiento del sector agrario estuvo acompañado por la extensión de la red de comunicación y la instalación de obras para la producción agro exportadora, que luego produjeron un brusco impacto y crecimiento del centro urbano

El distrito hoy cuenta con instituciones publicas, deportivas y de recreación, comercio y servicios. Posee la Escuela de Karate Shotakan, varias canchas de fútbol de salón, de campo canchas “Garden Golf’ de los japoneses de Federico Chávez, el Polideportivo “San Miguel” de la iglesia Ortodoxa creado en 1986, el Moto Club de Capitán Miranda, el cuerpo de Bomberos Voluntarios, oficina del Registro Electoral, ANDE, COPACO, la FM 90.1 “Radio Capitán Miranda”, industria de la Yerba Mate “Campesino” establecida 1989, unos 20 aserraderos, 6 carpinterías, panaderías, comercio, cinco silos de granos, surtidores de combustible, casas de repuestos, agencia de viajes, peluquerías, estudios jurídicos, escribanía, talleres mecánicos, sucursales de Banco ltapúa de Ahorro y Préstamo para la Vivienda, Credito Agricola de Habilitacion, Cooperativa Agrícola de Capitán Miranda y numerosas otras instituciones y servicios. El Club Unión Social y Deportivo de Capitán Miranda fundado en 1964, promovió el deporte y los torneos e hizo que jóvenes lugareños se integren a la Liga Encarnacena de Fútbol. En general, este club tuvo épocas de gloria y de una amplia participación de la juventud que fue galardonada por su esfuerzo y su dedicación al deporte.

 

5. “CRISOL DE RAZAS”

Capitán Miranda es un distrito donde se manifiesta una gran heterogeneidad y riqueza para observar patrones que reflejan adaptaciones culturales, económicas, lingüísticas, arquitectónicas, así como tradiciones religiosas, costumbres sociales y una diversidad culinaria. Su población aún no puede considerarse enteramente paraguaya, ni europea o asiática, pues en su base está la ancestral cultura europea, guaraní e hispánica.

Desde el inicio prevalecieron en la colonia las lenguas extranjeras y diversos estilos de vida que reflejan el origen de la población. La concentración de un importante número de inmigrantes de una etnia en un espacio planteaba una asimilación lenta y dificultades para la inmediata integración cultural, hecho que fue superándose con la convivencia en los distintos niveles. Los inmigrantes están integrándose y aceptando la cultura y el idioma oficial del país, sin embargo, aún existe una diversidad en los estilos de viviendas, iglesias, clubes y preferencias gastronómicas, artísticas y musicales donde sobreviven las marcas étnicas de su pasado.

Las colonias pobladas por alemanes, belgas, japoneses y eslavos (rusos, bielorrusos, ucranianos, polacos y checos que veremos más adelante), son relativamente autónomas y por dos generaciones estaban cerradas en torno a sus prácticas religiosas, sociales y culturales. Son zonas donde aún aflora con fuerza el idioma, las costumbres, tradiciones y las expresiones religiosas de origen.

En la medida que transcurren los años, la población con una fuerte identidad extranjera, va disolviéndose y está siendo sustituida por una nueva generación, creándose así una cultura más integrada al ser nacional. Con el paso del tiempo, también se producen nuevas relaciones interculturales que favorecen la integración, asimilación y consecuentemente, la disolución de una rígida conciencia étnica, muy propia de la primera generación de colonos. Las diferentes etnias, en la medida que van perdiendo sus "marcas", como la lengua y cultura exógena y se realizan matrimonios exogámicos, son ipso facto debilitados en su conciencia étnica.

Capitán Miranda tiene la marca de las más variadas culturas y étnias del planeta. A partir de ellas se creó una fisonomía propia y un ensanchamiento de la actividad económica, productiva y comercial. Su población está formada por gente de origen alemán, español, japonés, ucraniano, polaco, ruso, bielorruso, brasileño y argentino. Esto hace que Capitán Miranda sea un "crisol de razas" en la que se están diluyendo las étnias, lenguas y culturas de los más diversos puntos del planeta. Además, en su lugar de adopción, los inmigrantes han establecido un mundo de creencias, valores, comportamientos y prácticas pautadas por las sociedades expulsoras.

La apertura hacia la sociedad nacional no fue rápida ni fácil porque su encierro étnico les proveía la garantía para una sobre vivencia de sus costumbres predominantes del viejo mundo que dejaron atrás. Las comunidades de inmigrantes comenzaron a interactuar y tener una transferencia de su estilo de vida y costumbres en la medida que iban aprendiendo la lengua, la cultura paraguaya, a entrar en matrimonios con paraguayos/as y a tener hijos/as mestizos/as; pero también cuando dejaron de nutrir la idea de volver nuevamente a sus países de origen. Estos "enclaves" han sufrido significativos cambios y están viviendo un acelerado proceso de transculturización.

La inmigración no es únicamente el ingreso de personas al pais, sino un trasplante de sus culturas y costumbres. La llegada de los inmigrantes significó una globalización e intercambio que dio fuerza al desarrollo de esta región y la creación de un crisol de razas, lenguas, culturas, religiones, culinarias, viviendas y una riqueza de fenotipos humanos que van naciendo de la confluencia de esta diversidad procedentes de los mas distintos puntos del planeta.

 

6. FECHAS IMPORTANTES

3 de Marzo de 1910 nació Emeterio Miranda en Encarnación.

1917 llegaron Constantino Noviski y su esposa Antonina Sabón quienes fueron los primeros inmigrantes de Nueva Volyn

14 de Enero de 1935 murió en defensa de la patria Emeterio Miranda, postumamente ascendido al grado de Capitan.

8 de Julio de 1937, el Ministerio de Agricultura nombró como Administrador de la Colonia Nueva Volyn a Andres Salomoniuk.

15 de Julio de 1939 por Decreto 15.480 fue creada la Junta Económica Administrativa de Capitan Miranda. El Decreto fue refrendado por el presidente José F. Estigarribia.

14 de Diciembre de 1951, por el Decreto 8513 del presidente Federico Chávez, fueron expropiadas las tierras de Rafael Herrera Vegas.

12 de Agosto de 1957, por Decreto Ley N. 444 firmado por el Presidente de la República Alfredo Stroessner fue creado el Distrito de Capitán Miranda



NOTAS

28. Sobre la Yerba Mate puede leerse más en un pequeño libro tituladoMATE, Maizal

Ediciones, Buenos Aires, 2005.

29. Existe un importante documento de tres páginas con fecha de marzo de 1930, titulado “Circular N.2” de la “Estación Experimental de Loreto”, Misiones, en la cual el ingeniero agrónomo Adolfo Purnus, director de ese establecimiento, hace un análisis químico de la yerba mate y propone formulas para su uso.



 

 

ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES

Según la tradición judeo-cristiana, la especie humana hizo su aparición en un ecosistema llamado “huerto” de Edén. Durante miles de años la influencia humana sobre el ambiente fue escasa, pero cuando ésta comenzó a verse como una especie que está por encima de las demás, comenzó a tener un papel activo en el cambio. Según los antropólogos, en la medida que pasaba el tiempo, los humanos se agregaron en tribus, clanes y sociedades y con ello fueron concentrando su capacidad para modificar su hábitat de vida. Su capacidad para modificar fue creciendo en la medida que crecían en número y en la medida que lograron elaborar técnicas para incidir en los procesos de producción de alimentos para su sobre vivencia.

Los indígenas guaraníes que poblaban esta región apenas usaban la piedra, el mazo, el arco y la flecha como armas y herramientas de trabajo. Estas herramientas les daban una mayor capacidad para la obtención de alimentos, hecho que les permitía a su vez crecer en número. Naturalmente, la población guaraní crecía muy lentamente a causa de la desnutrición, baja natalidad y fecundidad y la mortandad por diversas enfermedades. La esperanza de vida al nacer o la expectativa de vida - con dificultad sobrepasaba los 35 años (hoy es cercano a los 62 años en Paraguay). Esto pasaba porque gran parte de la población indígena moría antes de cumplir el primer año de vida a causa que la alimentación era irregular y de mala calidad. Estos, y la combinación de otros factores, hicieron que la densidad de la población indígena quizás no pasara de 1 a 2 habitantes por kilómetro cuadrado y esa densidad se duplicaba tal vez cada 3 o 4 siglos. La densidad actual del distrito de Capitán Miranda es cercana a los 40 habitantes por Km2.

La capacidad técnica del indígena fue progresando muy lentamente, pasando por diferentes estadios que impulsaban su propio crecimiento numérico. El indígena, aún en el siglo XX, no cortaba árboles, mientras que el inmigrante trajo el hacha de hierro y el serrucho, herramientas con las cuales cortó árboles y los convertirlo en tablas, postes, leña o en carbón. Los últimos inmigrantes introdujeron la motosierra para derribar los bosques e implantar los cultivos, cuestión que actualmente se realiza con pesadas topadoras que de inmediato hacen desaparecer el bosque con sus raíces y unos meses después la madera es quemada por el fuego.

Durante mucho tiempo, el principal, si no el único instrumento que tenía el indígena para modificar su ambiente era el fuego. Usó el fuego como abrigo durante el invierno y para la cocción de los alimentos, pero sobre todo hizo quemas para facilitar la caza de animales. Es casi seguro que los indígenas realizaban quemas que regulaban la relación de equilibrio entre los pastizales y los arbustos, y los árboles que sobrevivieron hicieron parte del bosque que en el siglo XIX encontraron las compañías madereras que se instalaron en esta región.

Sin embargo, el fuego siguió utilizándose como sistema de deforestación. Las inmensas y milenarias selvas que cubrían los departamentos de Itapúa y Alto Paraná en gran medida fueron diezmadas con hacha, motosierra o topadoras y los árboles quemados a fin de habilitar esas tierras para la producción de soja. Vemos que mientras el indígena ni siquiera conocía el metal, los europeos en ese mismo período histórico convertían el hierro en eficaces herramientas y técnicas destructivas del ambiente y medios de transporte que ampliaron notablemente su búsqueda de recursos naturales.

Pero debemos preguntarnos: ¿Porqué los europeos aparecieron en las tierras americanas y tomaron posesión de ellas?. La historia nos demuestra que mientras los seres humanos eran cazadores y recolectores, su número se mantuvo relativamente bajo. Por ende, al aumentar la población, había que aumentar la alimentación y ante esto tenían al menos dos opciones:

1. Ampliar el territorio de la recolección o; 2. Producir un desarrollo tecnológico tal que pudiera contribuir a la producción de suficientes alimentos. En este caso, el indígena tenía a su alcance la posibilidad para ampliar su territorio y no necesitó desarrollar tecnologías para sobrevivir.

En cambio, al europeo, su densidad poblacional lo obligó a desarrollarse y avanzar en el perfeccionamiento técnico, y consecuentemente, conquistar el mundo. En los años 1930 Europa tenía una densidad poblacional varias veces superior a la de Itapúa. Donde aquí vivía un indígena, en igual territorio de algunas partes de Europa vivían más de 100 habitantes.

La presencia de los inmigrantes en el Paraguay está asociada a la densidad poblacional en Europa y a su capacidad para modificar el ambiente. Ellos llegaron en grandes levas humanas y desde su llegada tomaban 10 a 20 has de tierra con el solo propósito de cultivar vegetales, tubérculos, granos y criar animales y aves para su alimentación y comercialización. Ese espacio no era suficiente para la recolección o casería sustentable de animales o aves para el sustento al estilo indígena. Al aumentar la densidad poblacional, los inmigrantes modificaron el ambiente natural a fin de producir el sustento de manera inducida. En consecuencia, allí se inició el impacto ambiental, pero también, obviamente, aumentó geométricamente la producción de alimentos por kilómetro cuadrado, de tal modo que también se comenzó a exportar alimentos al mercado internacional.

Como dice Carlos Reboratti:

“La agricultura fue el primer gran paso de la historia de la injerencia humana en su ambiente, porque significó que éste no sólo utilizara lo que directamente le ofrecía el ambiente, sino que se apropiara de los propios mecanismos ecosistémicos para obtener un producto, digamos “no natural”. La domesticación de las especies vegetales aseguró a la especie humana su crecimiento y dispersión…

La agricultura significó una completa modificación del ambiente; la cobertura vegetal original de los suelos se eliminaba, se modificaba su estructura física y se los inducía a producir una sola especie, combatiendo con ese objetivo la aparición de todos aquellos vegetales o animales que compitieran con las especies que se quería producir. Surgió allí el concepto de maleza y plaga, refiriéndose justamente a especies vegetales y animales que no eran útiles al hombre y que ademéis competían con las que si lo eran.

De más esta decir que en la naturaleza no hay tal cosa como malezas y plagas, solamente especies que interactúan equilibradamente y para nada que este concepto es rabiosamente antropocéntrico y para nada objetivo”(Reboratti 1999,121-122).

Los colonos que llegaron a estas tierras venían de una sociedad donde el ser humano desde hacía siglos iba modificando su ambiente en proporciones cada vez mayores. Los europeos tenían una próspera agricultura y ganadería que estaban extendidas sobre una gran parte de la superficie del continente. En la medida que las sociedades crecían demográficamente, aumentaba la superficie cultivada. Gran parte de los colonos provenían de minifundios donde comenzaron a maximizar la producción, por no poder aumentar la superficie utilizada.

Al llegar a Paraguay, los milenarios bosques fueron eliminados y quemados. Los pajonales se transformaron en potreros y de esa forma los animales silvestres fueron perseguidos y en la mayoría de los casos eliminados de la manera más irracional e innecesaria. El colono que llegó, al igual que el mestizo de esta tierra, había dejado de ser parte del ecosistema para transformarse en agente de su modificación, pasando de ser recolector a modificador, de comensal pasivo a productor activo de alimentos.

Por otra parte, el colono amplió el ecosistema trayendo consigo nuevos integrantes. La introducción de animales destinados a tener diversa utilidad fue incorporándose al medio. Así apareció el caballo para el transporte y el arado, la vaca para la leche y carne, la oveja para la lana, el perro para la seguridad y la caza. Tanto fue así que los colonos incorporaron estos animales como parte de su inventario económico-social de bienes y su reproducción de la zona, mientras que las especies de animales silvestres eran vistos como objetos de caza.

Las amplias áreas boscosas que fueron destinadas a la producción agrícola dieron como resultado las modificaciones ambientales a lo largo de la colonia. En muchos lugares, los suelos fueron degradados por la erosión y el uso repetitivo. Prosperaron los cultivos de trigo, soja, mandioca, maíz, etc., pero también viñedos, naranjales, yerba mate, tung, etc. El mar ya no era una barrera para la expansión de la biodiversidad o lo social. América, Europa y Asia que permanecían con sus ecosistemas aislados, ahora, con la llegada de los inmigrantes, abrían las puertas a la ampliación del mundo y al desarrollo de sistemas sociales comunes, a la vez que interdependientes.

La agricultura se desarrolló hasta alcanzar cultivos a gran escala con los cuales se entró al mercado hasta alcanzar con la madera, soja, yerba mate, carne, arroz, etc., el viejo mundo. Es aquí que comienza una nueva globalización que incluye a productores y consumidores. Es así que pocos recuerdan que la papa es peruana, el cacao centroamericano o que el maíz es originario de los mayas y aztecas y que fue llevado por los conquistadores a Europa o que el banano, arroz, café, té y trigo, tampoco son nativos de este continente. Esta nueva diversidad inducida significó la extinción de muchas especies nativas y una drástica disminución de la biodiversidad de esta región del planeta. La agricultura y la ganadería avanzaron sobre los bosques, imponiendo sistemas ambientales más simples, más productivos en la producción de alimentos para el ser humano, pero también más frágiles, y muy poco sustentables.

Los recursos ambientales de Capitán Miranda comenzaron a ser explotados a gran escala por Herrera Vegas para abastecer los mercados de la madera, leña y carbón de Europa. Así como en otras regiones del país se explotaron las pieles de nutrias, zorros, carpinchos, pumas y tigres, que por su excesiva extracción en una época, han desaparecido en su totalidad. Si la presión comercial por estos recursos no decrecía antes de su extinción, estos simplemente seguían siendo explotados hasta agotar la última reserva, como es el caso del tigre, venado, etc.

Si bien es cierto que en lugar de la fauna salvaje extinguida se crían a gran escala nuevos animales que vinieron a ocupar ese nicho ecológico, esto no significa que se hizo algo correcto al lanzar la madera para la industria del momento, para lo cual la madera era el principal y casi único combustible. La madera de nuestros bosques no solo sirvió para hacer los mejores muebles para los castillos de los nobles o patricios, sino también alimentaba las fábricas de vidrio y las metalúrgicas, los hornos donde se cocía la cerámica y se hacía el pan, la fragua de los herreros y las cocinas y hogares de los pobres y ricos.

La aparición masiva de los inmigrantes en Capitán Miranda en el siglo XX coincidió con el desarrollo mundial de una nueva forma de producción agrícola. Esta producción estaba apoyada por la invención de nuevas técnicas que ofrecía la máquina de vapor, capaz de generar una fuerza mecánica sin la ayuda de la tracción a sangre, el capricho del viento o el impulso del agua. Pero la máquina, la industria y el transporte significaban la necesidad de más carbón o leña para mover los poderosos barcos, trenes o industrias.

La revolución industrial, si bien ganó en rapidez y eficiencia, fue también una revolución de la destrucción de la naturaleza que quedó bajo el control de la voracidad de las compañías que, al precio de un jornal, compraban tres hectáreas de tierra al listado paraguayo y cuya fortuna en 40 años creció 40 veces su inversión original. Los bosques y la fauna fueron destruidos y "en una sola tarde tres cazadores mataron siete venados”, además de una cantidad incontable de monos y tucanes, sin necesidad, sino como deporte o por el solo placer de matar. Otros pescaban 10 ó 20 surubíes en el Paraná, algunos hasta de 40 kilos, pero "no les gustaba comer” porque a ellos sólo comían “los peces con escamas”. Sin duda que en estos casos no se trataba de hombres hambrientos, sino de una cultura utilitaristas e ingenuamente perversa y carente de sensibilidad hacia la naturaleza e ignorancia acerca de sus límites. Matar animales silvestres en cantidades superiores a su capacidad de uso o pescar, sin el menor deseos de comer, fue un crimen que hoy hubiera sido penado y es la razón por la cual nuestro mundo es tan pobre respecto a la preservación de la biodiversidad.

El ecosistema que demoró millones de años en formarse, bastaron solo 50 a 70 años para destruir sin objeciones morales, éticas ni sociales. La mayoría de las espacies de animales y aves no están en peligro de extinción, sino que hace tiempo desaparecieron para siempre.

Por otra parte, la industria concentró la producción masiva en áreas geográficas y con ello paralelamente, la mano de obra. Esto le dio un nuevo impulso a las ciudades y la población rural pasó a engrosar los centros urbanos. Este impulso del crecimiento demográfico concentrado en centros urbanos requería un aumento paralelo de la producción de alimentos. Con la migración hacia las ciudades, se despobló el campo que debía alimentar las ciudades en crecimiento. Esta faltante de brazos en el campo fue compensada con innovaciones tecnológicas que fueron sucesivamente aplicadas al trabajo agrícola. Surgieron los arados, tractores, trilladoras mecánicas, cosechadoras automáticas y nuevas semillas. Además, la última generación tecnológica plantea la eliminación del arado, sustituyéndolo por sembradoras de plantío directo, herbicidas y semillas transgénicas.

Este hecho crea una nueva y singular relación entre la industria, la agricultura y un desafío para el cultivo de la soja, el maíz o el trigo. Ya no es la agricultura que genera productos para la industria, sino que ahora sucede lo contrario. La agricultura de hoy depende totalmente de la producción industrial que fabrica los insumos indispensables para el crecimiento de los cultivos del agro. Nuestra agricultura es más eficiente, pero depende cada vez más de la ciudad. La industria porcina o avícola en gran medida depende de las raciones de alimentos balanceados que son producidos industrialmente. En este sistema, la rentabilidad generalmente no cierra, porque los cerdos comen productos industriales, luego se convierten en materia prima, y como tal, barata.

De aquí en adelante, ya no cabe hablar o lamentarse sobre la explotación de los bosques y de la naturaleza. La misma, en gran medida, ya fue destruida. Esta generación tiene como desafío luchar contra la contaminación de los pocos arroyos y la preservación de los bosques que aún sobran, a fin de preservar la calidad del aire y el agua. Necesitamos aprender a utilizar los pocos recursos naturales que nos quedan sin generar elementos que puedan degradar el ambiente. Problemas simples como los residuos plásticos (bolsas, botellas, etc) o vidrios que generamos en nuestra actividad cotidiana, no son biodegradables y por lo tanto dañinos.

De las catástrofes de origen natural que generan riesgos a la vida humana, ahora pasamos a las de origen humano- tecnológico. Ataques que lanzan principalmente los Estados Unidos contra los pueblos, la explosión nuclear de Chernobyl en Ucrania en 1986 que no solo produjo degradación ambiental, sino una peligrosa degeneración genética en todas las especies vivas. Efectos e impactos semejantes, quizás en menor escala, pueden darse a través del uso indiscriminado e inadecuado de herbicidas e insecticidas en los cultivos, cuyos efectos sobre la capa de ozono que nos protege de las ondas solares, puede ser irreversible. Estas catástrofes, sumadas a las sequías y calores que nos afectan, evidencian la inmensa capacidad y poder que ha adquirido el ser humano para modificar el ecosistema en que vive.



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