EXPORTAR ES UNA BUENA IDEA

Por ALFREDO BOCCIA PAZ

  galiboc@tigo.com.py

Lo que más temen los narcotraficantes que operan en nuestro país es ser extraditados al Brasil. Allí, su calidad de vida se deteriora, porque su dinero no puede comprar los privilegios que tienen en nuestras cárceles. Además, la Justicia no es tan corrupta, lo que aleja las posibilidades de conseguir la libertad a través de un magistrado sobornado.

Esas diferencias explican la criminal desesperación de Marcelo Piloto al creer que matando a una joven en su propia celda forzaría su juzgamiento en Paraguay. Desde que ocurrió, salieron a luz las raras dilaciones que tenían su proceso y el de otros jefes requeridos en Brasil. Quedarse aquí a cualquier precio es el objetivo de los narcos. No es algo nuevo. Hace cinco años los capos de este negocio gastaron una fortuna intentando que se aprobara una ley que prohibiera su extradición.

La propuesta había sido impulsada por el entonces diputado del Unace José López Chávez, quien argumentaba la falta de reciprocidad procesal, pues el Brasil no extradita a sus connacionales. En realidad el proyecto apuntaba a proteger a los narcos Chicharõ Sánchez, Jarvis Gimenes Pavão y Capilo Caballero. El apoderado de la ANR en capital, abogado Pedro Wilson Marinoni, apoyó entusiastamente la iniciativa. Los diputados, tomados por sorpresa, la aprobaron sobre tablas.

El Senado estudió con más detenimiento el proyecto y lo rechazó. Al volver a la Cámara Baja, hubo, según trascendió, una orden de Horacio Cartes para que la idea sea desestimada. Así ocurrió, aunque hubo una voz en contra: la del diputado Bernardo Villalba, quien fuera defensor de Jonathan Soligo, hijo del célebre narco Pingo. A la hora de votar, también apoyaron la normativa los colorados Marcial Lezcano –quien había liberado a su hermano hallado con cocaína líquida–, Freddy D’Ecclesiis, con compleja historia familiar ligada al mundo narco, y Félix Ortellado.

Como se sabe, a los capos del tráfico no les faltan abogados, políticos ni jueces dispuestos a darles una mano. Cuando tienen la desgracia de caer presos, ingresan a una estructura carcelaria pobre, vulnerable y muy corrupta. Acceden a lujos, visitas, comunicaciones telefónicas y seguridad propia que les permiten seguir manejando los negocios desde su cómoda celda. Es natural, entonces, que su peor pesadilla sea la de terminar en una asustadora penitenciaría brasileña como la de Catanduvas, en el estado de Paraná.

Mario Abdo expulsó al Brasil a Marcelo Piloto. Mientras los abogados discrepan sobre sus atribuciones para hacerlo antes de que culmine el proceso judicial, yo apoyo fervientemente la actitud presidencial. Exportemos a todos los narcos brasileños que sea posible. Estarán mejor cuidados en su país. A sus autoridades no les molesta recibirlos. Y nosotros no los extrañaremos.

Fuente:  ULTIMA HORA (ONLINE)

www.ultimahora.com

Sección OPINIÓN

Sábado, 24 de Noviembre de 2018

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

(Hacer click sobre la imagen)