DELANTE DE LA OSCURIDAD
(POEMAS) VICTORIO V. SUÁREZ
PRIMER PREMIO DE POESÍA 2013 - HERIB CAMPOS CERVERA
Editorial Arandurã
Febrero 2013
El fuego invade nuestro territorio
de amores escondidos, la placenta
del aire fumiga los andamios del
alma. Miro la tarde ciega y sé que
la ausencia se acuesta a mi lado.
Un aguacero rebelde en la
mirada, consonante de una patria
que cuelga sus huesos en el
verano rotundo de la tarde.
ÍNDICE
CREPÚSCULOS CERTEROS
Círculos
Dulzura
Ajenos
Certeros
Ignorados
Éxtasis
Corporales
Polvo
Concatenado
Escrituras
Andamio
Inaudibles
Aventura
Urgencia
Saliva
Miseria
Péndulos
Pizarra
Evadidos
Rodillo
Uno
Dos
Orifi cio
Cauces
Espacios
Orillas
Esperas
Fulguración
Aquellos
Arena
Inexorable
Piedras
Mortecina
Inconformistas
Peregrinos
Fundamental
Instante
Muertos
Inconcluso
Inhalación
Humo
Morada
Desazones
Ocurre
Deseo
Cópula
Transgénicos
Gotea
Hurgar
Empacar
Ornamentación
Farallón
Templos
Humareda
Claustro
Extraños
Afonía
Vértigo
Cobardía
Estièrcol
Marmol
Refugio
Calderas
Sitio
Defl agraciones
Palpitación
MANOS QUE SE ESFUMAN
Camino
Desdicha
Refulgencia
Ahumada
Vertical
Cincel
Inexistentes
Distancias
Vísperas
Ensoñación
Muros
Imagen
Circuito
Prodigios
Calientes
Cansancio
Agujas
Radiografía
Lenguaje
Artificial
Tallado
Amparo
Indigentes
Tumbado
Seguir
Horario
Fuego
Fantasmas
VIDRIERA DE DIFUNTOS
Steve Jjobs
Ya nada será igual
Que nos lleva
21 de mayo
Poema de diciembre
El primate
Creces en mi boca
Muy lejos
Varias semanas
El cartonero de Cateura
Todo está podrido
Este pueblo
Gritar en voz alta
Niños de la calle
CREPÚSCULOS CERTEROS
CÍRCULOS
Ya no es lo mismo la iniciada ternura
en la boca afiebrada del abismo.
Ni siquiera la luz
inflamó las veinticuatro columnas del aire.
La conjetura es triste como una tortuga
que navega entre ilusiones que fueron
enganchando desdichas.
El sereno compás traza los círculos
en sombras diferentes.
Sobre los múltiples espejos del alba
(que producen las cáscaras del miedo)
cambian los habitantes terrenales
se desinstalan los delirios
y uno ya no despierta para vivir.
DULZURA
La palabra respira quebrando las articulaciones.
En las mandíbulas peregrinas
perecieron los signos que trazaron
envoltorios de amor.
Ya nada queda
ni la vainilla de fuego que calentaba
alguna dulzura vaginal.
Uno trata de reponerse mediante gritos
de ayeres caminantes,
deja de lado la oscuridad
y los frágiles andamios
que forjaron los púlpitos del aire.
AJENOS
Bajo el amparo de un idioma
de explosiva secuencia
el polvo contesta
y sube como si fuera
un pájaro de ceniza.
Aquellas misas honorables
ya no tienen
los cálidos arrojos de la hermosura.
En cada signo aritmético hay una excusa
que consagra los vientos que vuelven
desde senderos ajenos.
CERTEROS
No se toca el cielo con las manos,
tampoco se puede arar la tierra con los pies.
Hoy sólo encandila el sueño
que engorda crepúsculos certeros
y empaca algunas alegrías
que se relajan en el humo.
No hay motivo para recordar,
las pasiones se cuajaron en aquel arrullo
anonadado del atardecer.
Nada ocurrió,
apenas un relumbrón
para notifi car que dos muertos superfl uos
estaban allí como peces entre los dedos.
De ahí en más,
los días descolgaron vacíos calendarios
en los intervalos inflexibles de la deserción.
IGNORADOS
El fuego se hizo cal endurecido
sobre regresiones ávidas.
Ninguna mano exprimió
con tanto cuidado
esas venas rebosadas
en las vértebras del canto.
Tantos espasmos embistieron las orillas
de secreción atorada.
No fue posible anclar la erección
en medio del poro vaginal
que preconiza la felicidad.
Todo giró para congelarse
en una órbita que nos sorprende
desnudos e ignorados.
ÉXTASIS
Las aturdidas adyacencias
de las caracolas marinas
protegieron el lumbre
de sabores escondidos.
A un paso de la luz
reanimaron sus fuelles
de tostadura fluvial
y alguna cabellera se extendió
como racimo de pétalos esmaltados
en la emplomadura vertical de la tarde.
Todos los cerrojos acudieron,
llegaron los ángeles caídos
y el hechizo prorrogó su ondulación fantasmal
hasta la raspadura mineral del éxtasis.
CORPORALES
Un temblor de cálculos
raspa las fibras de nomenclatura forestal.
A veces las cifras caen redondas
como senos de azufre,
pero otras veces hay tantos pájaros
volando en las venas
de ebullición sedienta.
Los números fijan las estructuras
en el aire despoblado de suspiros.
Son formas corporales y etéreas
incrustadas en el imán cotidiano de los días.
Entonces los pies mueven la arena
y la lívida profundidad
de refulgencia onírica
da a luz las manos seniles de Pitágoras
y al antiguo corazón del ciego Homero.
POLVO
No deseo que quede el tiempo
si en definitiva uno morirá
como murciélago clavado
en su archipiélago de cerrazones.
No importan los sitios imaginarios
ni la radiación que prorroga caricias
después de cada eyaculación.
Cuando los ojos mueren,
se fractura el espíritu
y nos convertimos
en polvo que camina hasta borrarse.
CONCATENADO
Nos quedamos inmóviles,
con las extremidades ancladas
y sin pretensiones de continuar.
De alguna manera coexistimos
como pasajeros de brevedad temporal,
expectorando escorias
o fecundando partos
en la expedición arrogante de la mortaja.
ESCRITURAS
Su aroma trascendió
como un fugaz remolino de quimeras
y amores alternativos.
El resplandor de un hueco
estancó su matriz de pájaros embrujados
en la bella ternura del atardecer.
El signo fugitivo
la mermelada de cemento
y la ausencia sin razón
se cuajaron en retirada.
Los pétalos del aire
avanzaron como aves desalentadas.
El ardor fue letal
para que nada quede
a ensamblar los epitafios
de escuetas escrituras.
MANOS QUE SE ESFUMAN
CAMINO
Simplemente se corta la línea
con su sequedad de fuego.
Los años pasaron
y el hastío cabalga trayendo
la descomposición infame
las enfermedades crónicas
los sueños destemplados
entre insomnios.
El pulso ya no es la meta
porque el espiral se atora.
Nadie sabe a dónde va
aunque hay rudimentarias sospechas
que tratan de eternizar la substancia
en las manos luminosas de Dios.
DESDICHA
Se agotan los párpados,
el corazón bombea sangre de ilusiones
con minúsculo brillo
que nada puede hacer delante de la oscuridad.
Uno presiente lo infalible del silencio defi nitivo
que voltea la cama cuajada de incertidumbre.
Allí encontrarán al difunto que indica
en qué sitio yace la desdicha.
REFULGENCIA
La ausencia sepulta sus latidos
y nos distancia como si fuéramos
nubes atardecidas
o eternas lluvias que llegan para morir en otoño.
Sé que habrá una piedra encendida a lo lejos,
tal vez un par de ojos sagrados
y abismales.
Allí regresaremos
cuando ocurra el momento de desplomarse
hacia la inconmensurable refulgencia de Dios.
AHUMADA
Nos llenamos de betún el alma
y alabamos a nuestros muertos
entre polvaredas
calcinadas de una tarde.
Lloramos con la piel ahumada de los espejos
porque la tristeza es un fantasma
de innumerables vacíos que petrifican por adentro.
Somos habitantes de un siglo que comienza a morir.
El amor rebota desde nuestros poros
es un pan inalcanzable
un coágulo de sueño
una sensación sin rostro
en la dolorida proyección de la nada.
VERTICAL
Sobre el temblor vertical del cielo moribundo
se dispersan las almas prisioneras
ignorando la rosa de los vientos.
El azul lejano se apaga en la alborada
pero regresa cuando todo se ha ido.
Desde el magma de soledad,
entre ladrillos de ausencias
un beso germinal destella al final del camino.
Sobrevive entonces el corazón,
con ingratitudes comprimidas en envoltorios.
La mirada disipa las conjeturas
y abre sus aberturas
bajo el esperado sol del verano.
Se encuentra a veces
el semblante preciso que devuelve el idioma
y la vital claridad
de las manos magnetizadas en el aire.
CINCEL
El hechizo es puntual
como la tarde que navega
sobre el óxido de las casas viejas.
La mirada ya no siente el asombro
y expande retinas de sueños.
A pesar de todo
se busca el amor
en el vacío de las arterias
eternamente peregrinas
como el cincel que llamea en el camino.
INEXISTENTES
Una suerte de andamio bailotea
y rompe el equilibrio del sueño
que no toca el mar.
De alguna manera se borró la luz
en los círculos de fuego.
Se tendrá que invocar la orfandad
la soledad que lastima
y el agazapado rubor
que fermenta el eterno gris
de los amores inexistentes.
DISTANCIAS
Sobre la desazón corroborada del aire
el cristal refleja la justa dimensión
donde se atraen los objetos
en una danza de cuerpos sin rostro.
Uno piensa y los dedos son señales
que reparten aromas
bajo el cielo que baja su brutalidad
de rayos inconexos.
Son años en busca del amor
que exhibe su distancia de diamante esquivo
y honrosas nostalgias prisioneras.
VÍSPERAS
El cansancio me tumba
y ya no veo brillar el sol.
Una sombra extraña ronda los días,
el fuego invisible sedimenta
entre los voltios que ondean mis nervios.
Las arterias mueven sus resplandores caídos,
el quiebre de los andamios
desea esconder la luz.
Ya no habrá dolor ni flores falsas
y cesará el zumbido de pájaros alterados
que giran sin parar.
Los días seguirán su curso
ni siquiera sabré que mi cabeza se partió
en mil pedazos antes del amanecer.
ENSOÑACIÓN
Apretándonos ondeamos
aquellas venas convulsivas
que sobrevivieron en los naufragios.
Las burbujas partieron
después de morder
la eternidad de las rosas
rebosantes de ensoñación.
VIDRIERA DE DIFUNTOS
STEVE JOBS
La inteligencia perpetua de Dios
tocó un día la vastedad de los espíritus intangibles
y arrancó de cada uno el brillo impalpable
antes de anunciar tu llegada al mundo.
Entonces la voz Suprema, arrancándote del misterio,
te convocó para decirte:
vete a la tierra Steve y cambia ese movimiento lento
de gaviotas amanecidas y fulgores tronchados.
Transforma la belleza, los pasos de cada habitante,
estimula al artilugio que innovará las miradas
quebradas en tantos desatinos.
Anda con tus pies de astronauta eterno,
camina, inyéctate en el útero materno
y prepárate para nacer.
No me preguntes nada,
simplemente llegarás el día menos pensado
por eso no te comprenderán
ni siquiera la madre que te lanzará al mundo
vestido de coágulos y diamantes escondidos.
Aprenderás las reglas, el abandono, la soledad
y los amores siempre tan quebradizos como los
cristales.
También sufrirás como el primer hombre,
encenderás la manzana mordida
y con el tiempo sabrán que fuiste un luminoso iniciado
como aquellos que te antecedieron.
Vete a la tierra Steve, conviértete en hombre,
debes crecer como un árbol terrenal
porque de ti lloverán los frutos.
Las calles te enseñarán la lujuria, el desaliento,
la humildad, el poder, la templanza,
los aciertos y desaciertos,
las virtudes y defectos.
Prepárate a sobrevivir
que desde ese lugar inhóspito reportarás la luz
que alumbrará los rincones del planeta.
Súbete a lo más alto
y bájate sin remordimientos
porque volverás a subir
para ensamblar la temperatura de las cosas.
El tiempo cambiará su piel y tú Steve Jobs
siempre serás el alba.
Prepárate porque te irás.
Delante de la oscuridad
Pero te volveré a llamar
cuando llegue el momento.
La gloria llenará tus manos,
sentirás la miseria del cuerpo
y el último dolor te dará el boleto de regreso.
No importa Steve,
serás la antorcha viva en las perpetuas distancias,
Ya verás, volverás para ser lo mismo.
Depositarán fl ores, lágrimas y palabras para recordarte.
Retornarás a mis galaxias Steve Jobs.
Y no te olvides del ordenador que debes diseñarme
con el sagrado idioma de los pájaros.
YA NADA SERÁ IGUAL
Estuvimos anclados en el tiempo
como si éste fuera el rincón más cercano
al paraíso.
Desde el color fogueado de tus ojos
y tu mirada de resplandor calcáreo
te hice crecer mansamente con duro sacrificio
y la niñez con la adolescencia pasaron como un soplo
vertical de sueños tangibles.
Rotundo de inquietantes añoranzas
custodié cada minuto de tus días
hasta que los años debilitaron mis huesos
tan cercanos a la muerte.
Hubiera querido que en esta inexorable pendiente
me sientas en la mirada con el mismo candor
de vástago insuperable,
pero todo ha cambiado en la rebosante
estructura de situaciones
que hubieran sido evitables a nuestras vidas.
Un buen día decidiste ignorarme, verme alejado
de tu febril derrotero de oropeles inciertos.
Entonces comprendí
la inminencia de un viaje sin regreso.
Ya no fuimos los mismos.
Voces enfurecidas golpearon el aire,
la casa se llenó de humo denso
y la ausencia aproximó su dolor
sobre nuestros brazos caídos.
Embriagados espasmos llenaron la tarde
y tu cara desmadejada
ya nada significó para mi vida.
Elegiste enterrarme
y nada quedó para ampararme
en horas difíciles y extrañas.
El vacío que queda borró nuestras almas
aunque estimo que alguna vez,
cuando mi rostro duerma como piedra
en la soledad del camposanto
tú comprenderás lo mucho que hice
para que tú puedas volar
con un par de alas brillantes por el viento.
No sé quién soy al escribirte, tampoco entiendo
a quién estoy hablando
pues a partir de ahora ya no existe siquiera
el mezquino cariño que habitualmente me
negaste.
No importa
no deseo que te atormentes
pues a pesar de todo
sólo espero que el gesto comprensivo de Dios
llene de abundancia el sitio de tu existencia.
Cayeron verdaderas lágrimas por ti,
pero todo se ha resecado
y sólo el triángulo apunta su arista
hacia el centro mismo
de nuestro universo embalsamado.
QUE NOS LLEVA
Ya no me importa mirar
ni comprobar que hay luz
y pájaros en las azoteas.
Todo va quedando
en este abanico de asfalto,
en el color del cemento
que ensucia mis narices cuando respiro.
Todos están muertos
y no se han dado cuenta.
Sólo yo,
exhalando en mis penas los naufragios
abro los ojos
y compruebo que más allá de las orillas
está el silencio que nos lleva.
21 DE MAYO
Más de medio siglo.
Las gotas frías de mayo no cambiaron.
Según mamá, era gris el día
y lloviznaba con insistencia.
Luego llegaron los vértigos
con racimos de soledades.
Los años repitieron idénticas imágenes
bajo un cielo fantasmal y húmedo.
La destemplanza en la piel.
La felicidad materna,
la tenacidad de las fantasías,
y el vigor de los abrazos hasta que ella se fue
apagando su espinazo el dolor.
Pasaron tantos años
desde que miré por última vez su primor irrepetible.
Hace más de medio siglo
y con similares briznas de aquel mayo germinal
lloro sofocando mi vida en la lluvia.
POEMA DE DICIEMBRE
Qué podría decirte en esta tarde
de diciembre en llamaradas.
Acaso sabías que los aguaceros cotidianos
no se apagaron en tus ojos
y que en el horizonte brumoso golpea la niebla
de nuestra rosa fallida.
Querida hembra de inquietudes sorprendentes,
se herrumbran los últimos días
que ejercitaron el olvido
porque se amarraron tus trenzas
en la sobriedad del tiempo
donde golpea la plenitud de las palabras
que nos comieron despacio.
Es la última semana calurosa
para tapar el calendario
que diseñaron las pirámides de luz
y las sombras ignotas.
Quisiera remover las nubes inmensas
que mueven dulzuras bajo el cielo azulado,
deseo encontrarte como anfitriona del aire,
pulir tu mejilla de ardores soterrados
y beber de tu boca la misma lluvia
que invadió nuestro secreto.
Dios sabrá comprender la ingratitud de las ausencias
y tú sabrás, definitivamente,
que diciembre me trae tu presencia bruñida
entre el temblor de tantas añoranzas.
EL PRIMATE
El monito come billetes edulcorados
en una ronda de gorilas.
Desde ese momento desajustó la corbata
y se empañó la piel con la armadura
de los indeseables.
Y éstos como buenos maestros
del engullir
no le enseñaron a mascar el coco
sino a perforar con sus dientes el queso exorbitante
de una empresa estatal.
Los tímidos y los buenos
quedaron congelados
y se apartaron del festín.
Los tridentes brillan como astas de fuego
y se percibe que la rosca es irrompible.
La caterva aparece desde tempranas horas
besa el culo al primate
y éste se rasca en una ornamentación
eyaculativa cuando le atrapan con la vagina
y le llenan de plata los bolsillos.
El chimpancecito alardea y canta de placer
dejó definitivamente el árbol
clavó otras raíces en el asfalto,
se pasea en automóvil de motor potente
y se ríe a carcajadas
como si la sucia hojarasca
durará toda la vida, inclusive en el más allá.
En la cloaca deliberan, comen y duermen,
son los funcionarios de un gobierno
que solamente se dedica a robar.
CRECES EN MI BOCA
Te tengo en mi boca
y creces lentamente
como si el tiempo no existiera para ti.
Te bañas con mi saliva
y sin provocarme ningún dolor
me molestas a veces por las noches
raspando mi respiración
aquietando mis vértebras
de memoria inconclusa.
Amaneces conmigo
y hasta puedo decir que aprendí
a tocarte, a saber algo de ti,
aunque trato de ignorarte.
Es probable que te hayas apoderado de mí
sin darme cuenta que fuiste
el espasmo que movió mis vértigos
despertando un zumbido agudo y persistente
en mis oídos.
En el silencio me recuerdas tu existencia
igual que los pájaros alborotados
que riegan mis tímpanos.
En verdad, no me provocas miedo
menos aún cuando retomo el cauce de la alegría
sólo para decirte
que estoy bien, muy feliz
caminando con más de medio siglo.
No me importa que salgas
no te apretaré con mis dientes
tampoco me interesa que llenes mi cuerpo
porque algo extraño me hizo ver
la importancia de las sombras
la excelencia de la oscuridad
la desprolijidad del ser que acaba
planeando entre epitafios
hasta convertirse en polvo.
La destrucción corporal no vuela
pero sí la esencia que nos iguala
en la otra orilla.
Es que la eterna luminosidad nuestra
se esconde en la profundidad de la carne
que aprisiona siempre
entre bultos de esqueleto.
Ya nada asusta, menos tu presencia amenazante
que nos llevará a todos.
Soy el refl ejo de una palabra que nada dice
porque más importa la mudez de los átomos
la particularidad de las células.
Alguien sale de mí para encontrarte esta tarde,
pero no estás despierto
duermes siempre
como si mis yugulares te aburrieran.
No sé si despertarás un día
para verme sufrir
o simplemente seguirás
en el letargo sin ánimo de mis ojos
para decirme
que no tuviste las agallas para romperme
los huesos y la piel.
Es posible que me dejes tranquilo
durante toda mi vida
y que simplemente te apagarás conmigo
como signo de dicha por vivir en mis bronquios.
poco puedo saber de ti
porque no hablas, tu lenguaje es la materia peligrosa
la presencia que sigue ahí.
Pero no me sacas el sueño,
Puedo hacerlo siempre
y volver a las lentitudes gratas de mi infancia.
Eso me reconforta y nada vale más
que la visceral penetración al tiempo que se fue.
Estás en un sitio y otro
y decides quedarte
negándote a la conquista y expansión.
Tal vez te agradezca
porque unos años más serían suficientes
para agradecer a Dios
la generosidad que tiene para extender la vida
a quienes desean ver crecer a sus nietos.
No me quedaré pensando en todo cuanto dije,
cerraré las páginas de esta confesión,
respiraré el aire
y seguiré pisando los días
como si realmente nada vaya a ocurrir.
MUY LEJOS
El día se desparrama en la humedad de la arena
y un latido de nostalgia raspa el firmamento moribundo.
Se rompe el aire en círculos de distancias
pero solamente tu rostro reivindica el resplandor
sobre las olas agitadas del diluvio.
Valencia es un lugar,
un sitio donde la flor cabalga
con la esencia de tu nombre.
DELANTE DE LA OSCURIDAD, DE VICTORIO SUÁREZ
PRIMER PREMIO DE POESÍA 2013 - HERIB CAMPOS CERVERA
Por MARIBEL BARRETO
Desde hace años estamos alertas a las palabras nuevas. Desde hace años percibimos los estremecimientos y balbuceos de nuevas criaturas, y sentimos en nosotros mismos y en las voces mucho tiempo sofocadas de nuestra patria como un tibio aliento de nacimientos: la nueva poesía; así recibimos este libro de Victorio Suárez, como un nuevo latido del arte en nuestro país, como la reafirmación de la voz poética ya consagrada en volúmenes anteriores.
s más pura, el sufrimiento más vivo, la palabra más sincera; encuentro que Suárez habla para ese pueblo que siente y sufre, recuerda a la gente desposeída a quien ama. Es difícil el oficio del poeta, el único que tiene un sentido y una esperanza.
Los hombres esperan las palabras del poeta, pero no olvidemos que la vida es comunión, que sus versos logran la comunicación con su pueblo, que no es otra que cosa que una mirada compasiva ante su abandono, su miseria, su dolor: “Nació, gateó y perdió su niñez en la basura. Comió, bebió, copuló, engendró hijos también en la basura. Tiene color, cara y sueños de cartón”. (p. 126).
Decimos con Ezra Paund vale más presentar una imagen en toda una vida que presentar obras voluminosas; el poeta Suárez nos entrega una obra en la que va su vida o, mejor, su visión de la vida y de la muerte. Poesía pensada, economía de palabras y secuencia de la frase musical no como un dogma, sino como consecuencia de una larga meditación, en el poema. Este pueblo se lee: “Este pueblo reducido a la mínima esencia/y carcomido por los gusanos del poder,/ es una imagen fantasmal/ una triste y enorme pobreza ahogada/en un estanque de angustia y violencia”. (p. 131).
No emplea una sola palabra superflua ni un solo adjetivo que no sea revelador como en: “Los niños de la calle hablan todos los días/desde sus poros mórbidos,/enfrentan la indiferencia, el desprecio,/las enfermedades terminales y el moho”. (p. 135).
No mezcla una abstracción con lo concreto. No teoriza. No describe, sus versos austeros y ligeros revelan: “Los niños de la calle/ se bambolean con sus sueños anclados/ en alguna esquina de la ciudad/ están tristes como los perros que olfatean la misma soledad”. (p. 135).
Solo la emoción perdura en cada verso como en Vertical: “Sobre el temblor vertical del cielo moribundo/ se dispersan las almas prisioneras/ ignorando la rosa de los vientos”.
Menosprecio hacia la erudición. Su materia la conciencia humana es más complicada que el número y el espacio. He aquí unos versos que ilustran: “Finalmente me ha vencido el tiempo/ Las palabras se resecaron lentamente/ Y mis arterias ya no responden a las emociones”.
Se pueden encontrar en la profundidad y no solamente en alguna novedad superficial. Versos nihilistas como: “En sus alas viajan las almas/ que surcan hacia el sol/ o tal vez/hacia la nada que nunca tuvo huella/ en las bandejas del horizonte lejano”. (p. 31).
Su obra es fiel a la conciencia humana así como a la naturaleza del hombre y la presencia constante de la muerte; que conmueve al lector solo mediante la claridad como en el poema Polvo: “Cuando los ojos mueren,/se fractura el espíritu/y nos convertimos/ en polvo que camina hasta borrarse”. (p. 16).
Sabemos que en los tiempos como el nuestro, en los que acontece una mutación, una afirmación de valores en los que la materia humana y social fermenta como un crisol esperando ser decantada en nuevas formas, Victorio nos sorprende con estos versos: “Ya no me importa mirar ni comprobar/ que hay luz y pájaros en las azoteas./Todo va quedando en este abanico de asfalto/ en el color del cemento que ensucia mis narices cuando respiro”.
Ante una página escrita, olvidamos el ser hombre y que un hombre nos habla. El poeta, el obrero de la fantasía inteligente, debe ante todo, aceptar el destino, estar de acuerdo consigo mismo y esto lo comprobamos así: “Estuvimos anclados en el tiempo/como si este fuera el rincón más cercano, al paraíso…Y la niñez con la adolescencia pasaron como un soplo/vertical de sueños tangibles”. (p. 110).
El ritmo del verso que usa el poeta surge con la visión que tiene con la experiencia poética que va a expresar y su uso no es una decisión enteramente voluntaria. En poesía, en arte, no hay fondo y forma como pretenden los críticos al estilo Menéndez y Pelayo, a lo más sería posible hablar de visión y expresión, compenetradas ambas en un todo que es el poema. Así, Victorio Suárez no es como esos poetas que se recrean y se satisfacen en su propia pena, llenos de lástima para con ellos mismos, aunque el dolor, el desengaño, la desilusión estén detrás de sus versos, lo decisivo es el gesto de valor, gesto en el que tampoco hay reto ni desafío al mundo, porque se aligera al peso sentimental con la expresión. Él escribe: “Llega el cansancio como extraña fatiga que mata la piel. Después de leer la réplica de luz/ se va el alma con síntoma descolorido. Uno ya no quiere contar los días. El cuerpo se va tumbado. Después de tanto arrastrarse sobre pedazos de ilusiones y sueños que murieron. Es penoso creer pero la vida/ dobló en la última esquina de los años que pasaron”.
Para Luckacs, la literatura no existe fuera del realismo y si examinamos la obra de Victorio Suárez mucho más que cualquier formalismo, nos llama la atención su visión del mundo, su afán de radical sinceridad lúcida, implacable frente a todas las hipocresías y convencionalismos, pero este libro de Victorio rebasa lo puramente sociológico que ve la obra fuera de su creador como un hecho aparte, social o colectivo. Me interesa afirmar que lo individual se yergue para reflejar al yo interior abismal y si se pretende penetrar en la entraña de la obra misma, en sus últimos reductos, en los más misteriosos secretos de su génesis, nos encontramos con el poeta, nos encontramos Delante de la Oscuridad, ¿será el secreto? ¿será el abismo? No, es la muerte, la nombrada en diversas formas, la que convive con el hombre, con la vida, con el verso, con el poeta e invade el mundo oculto de la conciencia y de la inconciencia, de los sueños fugitivos, los recuerdos olvidados, los amores traicionados, el presentimiento del silencio definitivo cuando solo Dios permanece.
Ya Manrique decía: “El poeta que no tenga muy marcado el acento temporal estará más cerca de la lógica que de la lírica: Victorio con su mirada incisiva sobre el cartonero de Cateura o a su país, el Paraguay, que se debate en el ‘lodo de la miseria’ o el pueblo de los vendedores ambulantes, el chiperito, el pueblo sin hospitales con manicomios poblados de enfermos; esos son los signos de su tiempo que leemos en sus versos”.
Es el poeta que canta a la muerte, el de los sueños rotos, el que increpa a su pueblo por no saber elegir a sus gobernantes, el que nos recuerda a todos que somos responsables de lo que sucede y nos dice: “Nadie se salva, seguimos igual/y nunca aprendemos/elegimos lo mismo, comemos lo mismo/nos plagueamos lo mismo/y sin darnos cuenta/siempre animamos el festín”. (p. 134).
El libro es muy rico, dividido en tres partes bien diferenciadas; sin perder el acento intimista en la primera parte en Crepúsculo certero, reflexivo y filosófico en la segunda parte en Manos que se esfuman, y una mirada crítica de denuncia en tercera persona en la tercera parte Vidriera de difuntos. Creo que con estos poemas Victorio Suárez liberó a los fantasmas que lo habitan, convive con la idea de la muerte, y reflexiona amargamente sobre el destino de la patria y de su gente.
Concluyo: este es un libro importante que nació para situarse entre las obras más destacadas de la poesía de nuestro país; es poesía que perdura, sus poemas permanecerán, son para la gente de su pueblo, y digo con el poeta porque el compás del tiempo irá trazando círculos en sombras diferentes para las nuevas generaciones que mirarán otros espejos del alba.
Fuente: SUPLEMENTO CULTURAL DEL DIARIO ABC COLOR
Domingo, 12 de Mayo del 2013
Fuente digital: www.abc.com.py
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