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MARIO HALLEY MORA (+)

  COMENTARIO I, OCTUBRE 2011 - Ensayos de MARIO HALLEY MORA


COMENTARIO I, OCTUBRE 2011 - Ensayos de MARIO HALLEY MORA

COMENTARIO I, OCTUBRE 2011

 

Ensayos de MARIO HALLEY MORA


 

COMENTARIO I: UN ÍDOLO CAIDO

De repente, de una conversación intrascendente entre amigos, surge el hecho, que sugiere el tema, porque tal hecho tiene "jugo" como decimos los periodistas, o "substancia" como dirían los escritores. Precisamente, en rueda de amigos, nos enteramos de la "pequeña tragedia" de uno de ellos, que contó que, cuando era niño, se trenzó en una pelea con otro chico del barrio. El que nos contaba, llevó la mejor parte, pues aparte de "romperle la boca" a su rival, le dejó ambos ojos amoratados, y de yapa, la ropa a la miseria por la sangre que le manó de la nariz. El vencido, fue llorando a su casa, y poco después, regresó acompañado de su papá. Naturalmente, el "vencedor" puso pies en polvorosa y fue a refugiarse a su casa, pero hasta allÍ llegó el otro, y desafió al padre de nuestro amigo "a salir a la calle". Ya sea por coraje o por amor propio, el papá de nuestro amigo, es decir, el papá del vencedor, acudió al desafío, salió a la calle, y a su vez se trenzó a puñetazos con su vecino. Y las cosas se trocaron, porque el vapuleado, herido y derribado "fue mi papá" según nos contaba el amigo. Lo cierto es que siendo niño, él tuvo que asistir al penoso, traumático espectáculo, de ver a su papá, a quien, como todo niño él consideraba un invencible superhombre, totalmente vencido y humillado, "causándome una impresión de la que nunca me recuperé, y un sentimiento de frustración y resentimiento, como si el pobre viejo tuviera la culpa de haber caldo tan ignominiosamente de su pedestal de héroe", según nos decía. Y de todo esto, surgió en nosotros la reflexión sobre lo difícil, necesario y conveniente que resulta que el padre, precisamente por ser padre, se erija en "modelo" en el que debe mirarse el hijo, que sentirá que su mundo es equilibrado, normal, viable y lógico, mientras se sienta apoyado por un papá, "por el mejor papá del mundo" que nunca, en ningún terreno ha de conocer de derrotas y de humillaciones.En esta inteligencia, consideramos “traumático” lo que en su niñez paso a nuestro amigo, y él nos lo confirmó, porque a renglón seguido, confesaba con cierta tristeza que desde entonces su visión de las cosas cambio, y vivió la sensación de que vivía indefenso ante el mundo . . . porque la vida misma le había demostrado en esa temprana edad que su fortaleza no era inexpugnable, que su padre podía ser vencido, y que debía edificar un mundo propio, en torno a los pedazos de un ídolo caído.

Mario Halley Mora - MHM


COMENTARIO I: FOTÓGRAFO AMBULANTE

La figura del fotógrafo ambulante, todavía subsiste, aunque eso de "ambulante" es una equivocación, porque no ambula ni deambula, sino se instala en una plaza con su máquina y allí ejerce su humilde y honesto trabajo. Con todo, es un personaje clásico, sobreviviente de un pasado más aldeano y pastoral cuyos últimos representantes, toda vía están, con esas antiguas máquinas de cajón con una capucha negra donde meten la cabeza y realizan misteriosas manipulaciones hasta sacar las fotos en blanco y negro, algunos de los cuales, a gusto del cliente, son coloreados a mano, con un sobreprecio, claro está. Además, su clásica clientela, los soldaditos de franco o alguna parejita de inconfundible característica rural, sigue siendo la misma, aunque no han faltado turistas que con el mismo espíritu festivo con que suben a los viejos tranvías para experimentar nuevas emociones, también posan para nuestros proletarios de la fotografía que han dejado de llamarse "chasiretes", pero lo siguen siendo. Precisamente con respecto a esta antigua profesión, que posiblemente ha venido cruzando el tiempo de padres a hijos, con la misma máquina, vimos el sábado pasado en la plaza frente al Hotel Guaraní, un episodio sugerente. A los dos o tres fotógrafos a la antigua que aún trabajan allí, les salió un competidor, en la persona de un hombre mucho más joven que en vez del añoso cajón fotográfico con trípode, tenía colgada del cuello una moderna Polaroid. Y desde luego, acaparaba la clientela con su milagrosa máquina que disparaba, producía un zumbidito electrónico y acto seguido escupía una foto en colores de gran calidad. Aquello, nos pareció la condena a muerte de la añosa y nostálgica profesión de "fotógrafo ambulante", en lo que tiene de sugerente y de folclórico. A causa de la moderna Polaroid, una figura ciudadana, antigua y característica, perdía su barniz de artista para ser reemplazado por el de comerciante. Porque la diferencia está en eso. El "fotógrafo ambulante" a la antigua, tenía algo de bohemio, sus misteriosos manipuleos de metales y de ácidos bajo la capucha negra, un significado mágico, alquimista. Ahora todo eso es borrado del mapa espiritual de la ciudad y aparece la polaroid eficiente pero sin misterios ni tradiciones provocando así, la pronta desaparición del “fotógrafo ambulante”, cuyo adiós me parece por lo menos, un poema de José Luis Appleyard

Mario Halley Mora - MHM


COMENTARIO I: LOS TIEMPOS IDOS

Don Fidencio es lo que se dice un personaje pintoresco. De muy avanzada edad, se ha detenido en" el tiempo, pero en el tiempo del ayer. Vive en el pasado, y hasta su vocabulario es antañón, nostálgico de tiempos idos, como cuando cuenta que tuvo que tomar un taxi, pero no dice taxi, sino "chapa blanca". Una vez, consintió por fin en modernizar el baño de su casa, y poner una ducha, pero él jamás llamó ducha a la ducha, sino "baño de lluvia", como se decía antes, en que la cosa consistía en un recipiente con agujeritos que se colgaba del techo. Ah, eso sí, modernizó el baño, pero la parte del "excusado", como corresponde, al fondo y a la derecha. Aunque parezca increíble, lo cierto es que todavía don Fidencio se afeita con navaja, y tiene colgado de un clavo el "asentador" de cuero que tiene por lo menos 50 años. Vaya uno a saber de dónde, todavía consigue en alguna perdida Farmacia el Tricofero de Barry, loción para la calvicie, y la loción que usa para después de afeitarse, no es el moderno "after shave", sino, según él, el "estracto para la cara". Cuando alguien le disgusta, lo califica de "cajetillo de m .... ", y para cuando pase el vendedor de diarios, siempre tiene el "níquel" a mano. Usa el mismo traje negro de hace cuarenta años, con los pantalones sostenidos por tirantes, dice que el limón es el mejor desodorante, conserva como una reliquia el último frasco de Gomina Brancato y recomienda a sus hijos que fortalezcan a los nietos con Aceite de Hígado de Bacalao del Dr. Scott. En sus conversaciones cuenta con orgullo que tenía un amigo "libre­pensador" de los que ya no existen, como no existen tampoco ya aquellos líricos y sabíos "anarcosindicalistas" de su juventud. Mira el presente, si nó con indiferencia, con desprecio, y le enferman los curas sin sotanas y '''las misas con guitarreada”, como las mujeres con pantalones y los jóvenes con melena. Atemorizado por este mundo que ya no conoce, se refugia en sus recuerdos y en su vocabulario de antaño, y solo deja entrar a 1983 en su intimidad, cuando a la hora del noticioso enciende su vieja radio "Philco", según él, para oir cómo este podrido mundo se va cayendo a pedazos. Así es don Fidencio. Todo un personaje, al fin de cuentas, fiel a sí mismo, fiel a su tiempo pasado.-

Mario Halley Mora - MHM


COMENTARIO I: FALTA ALGO, … LA INOCENCIA

Historia anodina  de hoy domingo. Don Roque es lo que se dice un nostálgico patológico. Reconocía y  confesaba que "la única época feliz de mi vida, fue mi niñez", y contaba que vivía entonces (de paso, hace más de 50 años) en un viejo caserón de las afueras de la ciudad, con un inmenso patio arbolado, un patio "que era una fiesta frutal" como diría Appleyard, porque allí había innumerables, robustos mangos, aguacates, aguai, ybapurú, yva ­jhai, naranjas y mandarinas. Como todo niño fantasioso, era "panteÍsta sin saberlo " y conocía y amaba cada árbol, siendo sus preferidos un guavirá de lustroso tronco, y el yva-povó donde subía a instalarse a leer sus revistas de historietas. Y tenían, como se estilaba entonces, gallinas sueltas, un muestrario de razas mestizas, aca­botó, ayuraperó, carapé, purutué, que, algunas, desaparecían en el yuyal por 20 días y de pronto reaparecían orgullosas de sus doce o quince pollitos empollados en la fronda. Aquella era una existencia pastoral, en comunión con la naturaleza, bajo la ternura de la madre que adquiría por las mañanas luminosas el olor a café recién hecho, y se la oía barbotar en la negra olla de hierro sobre el brasero donde hervía el puchero del día, y parecía cantar en la rondana oxidada del aljibe cuando la vieja sirvienta sacaba el agua nueva para el cántaro cuando asomaba la madrugada. Aquella época vivió clara y vigente en la nostalgia de don Roque, que trabajó toda su vida, amasó una respetable fortuna, y un día, a la vista de su cuenta bancaria bien provista, de sus hijos bien instalados, de su viudez ya sin compromisos, decidió decir "basta" y se retiró. Pero nó un retiro cualquiera,  porque él lo concibió como un regreso a la "única época feliz de su vida" a la niñez, y decidió reconstruir aquella época. Compró una casa quinta, tiró abajo la casa misma y edificó un caserón sobre el modelo del de su niñez. Se mudó allí, rodeado de árboles frutales. Compró gallinas mestizas que hizo buscar en la campaña y las soltó en el patio. Logró hacer de la casa de su vejez, lo más parecida posible a la casa de su niñez, la misma arboleda, la misma paz, las mismas mañanas saludadas por la clarinada de los gallos y el cacareo de las gallinas. Y allí vive don Roque, empeñado en hacerse amigo de cada árbol como antes. Y es, según dice, "relativamente feliz". Le preguntamos a qué obedece eso de "relativo" ya que hizo el milagro de reconstruir el mundo de su infancia v don Roque nos contesta con cierta tristeza: falta algo, la “inocencia”.-

Mario Halley Mora - MHM


COMENTARIO I: LAS COSTUMBRES CRUDAS DE AHORA

La bella joven que como dice el vals peruano "airosa caminaba" por la calle, hizo el ademán de cruzar una bocacalle, pero se detuvo porque un automóvil avanzaba. El caballero que conducía el auto, al percatarse de las intenciones de la bella, frenó galantemente y con otro gesto no menos galante, dio paso a la joven. Hermoso espectáculo, lástima que el auto que venía detrás del galante caballero, no se percató a tiempo de la frenada Y fue a embestir la parte trasera, con abundante ruido de metales aplastados v vidrios pulverizados. La cortesía al final, le salió cara al galante caballero, y posiblemente, la bella dama se fue con el cargo de conciencia de haber provocado semejante daño a un caballero bien intencionado y cortés. Todo lo cual, nos trae a una reflexión amarga: con este ritmo de vida, moderno, acuciante, competitivo, prácticamente ya no hay lugar, ni tiempo, para la cortesía. Véase sino, el gesto cortés del caballero que le costó abolladuras y roturas en su automóvil, y probablemente una cuenta abultada en un taller de chapería y pintura. Surge así, la imposibilidad de ser cortés, y ante esta imposibilidad, nadie lucha, nadie trata de rescatar un resto de cortesía, y entonces, las costumbres gratificantes de antaño, ceden a las costumbres crudas de ahora. Ya nadie abre las portezuelas del coche a una dama, nadie le cede la derecha, nadie le pasa una mano cuando ella desciende una escalera o va a subir a una grada alta, nadie cede el asiento en los ómnibus o en los cines, y si usáramos todavía sombrero, nadie se lo quitaría al subir a un ascensor donde está una dama. Al echar así una mirada a este desprolijo devenir moderno ausente de la cortesía, nos parece cosa de otro mundo, aquello que pasaba sólo en otro tiempo, en que un hombre se despojaba de la capa y la ponía sobre el suelo húmedo, para que pasara la dama sin mojarse los piececitos. Hoy ya nadie usa capa, y si a usara, bien se cuidaría de hacer semejante cosa, con lo cara que están las tintorerías. Lo dicho, la cortesía, quizás tomada de la mano de la inocencia, se han ido para siempre, y solo queda para el recuerdo, la insólita picardía, la suprema audacia de aquel caballero que liberaba en el piso un ratoncito, para que las damas, en medio de chillidos, se levantaran la falda, y los donjuanes tuvieran la ocasión de echar una indiscreta mirada a los blancos tobillos femeninos

Mario Halley Mora - MHM


COMENTARIO I: DESAFORTUNADO EN EL JUEGO, AFORTUNADO EN EL AMOR

Conocemos una humilde y trabajadora señora que se gana la vida, haciendo la limpieza de, los salones comerciales y las oficinas  de un gran edificio asunceno, en las cercanías de nuestro diario. Una vez nos confesó que ella tenía un "libro de cabecera” que le acompañaba en todas partes y también adentro del bolsón que usaban a modo de cartera. Sacó del bolsón el libro, y nos encontramos con una vieja edición de "La Sibila. Cómo interpretar los sueños. Los sueños y los Números”  en cuya ajada tapa  todavía se podía ver la diabólica belleza de una diosa de la Fortuna. Era de aquellos libros en los cuales se lee: soñar con cabras: numero 37. Con rosas: 21. Y así, usándolo como libro de consulta, la vieja señora jugaba religiosamente a la quiniela. . y lo increíble, es que, como dice ella, "gano igual que mi sueldo a fin de mes” sin falta. Ese "sin falta" es lo que nos hizo pensar. En el azar no, existe "sin falta”, o si se quiere, ningún tipo de infalibilidad. Sin embargo, esta señora, apoyada en su metafísico volumen, ganaba SIEMPRE, es decir, contradecía las leyes del azar. Este caso, nos llevó a recordar lo que alguna vez leímos en alguna parte. Hay personas que mediante una rara intuición aciertan casi siempre y tienen extraordinaria. 'suerte" en los juegos de azar. La palabra "suerte" decía el artículo, no es aplicable en estos casos, porque la buena fortuna deviene más bien de una misteriosa capacidad de percepción que lleva a la persona favorecida a "adelantarse al dictamen del azar". No es cuestión de inteligencia - seguía el articulo - sino de otro poder de obscuro origen, pero presente en la "buena suerte" del agraciado. Algo de cierto debe haber en todo esto, porque conocemos personas inteligentísimas que nunca han sacado una muñeca en una rifa de feria, y otras, como nuestra señora, que duplica su sueldo en la quiniela. Es más, algunos aseguran que aquí entre nosotros, una persona ya sacó nada menos que tres veces la polla, y se hiciera de otro afortunado que sacó cuatro veces, la lotería. Lo que significa algo mas que “suerte” o eficacia del respaldo de los libros metafísicos, algo así como una intuición para aproximarse a la adivinación del futuro inmediato y se gana. Otros, que jugaron toda la vida, jamás ni recuperaron el importe del billete, por mas persistentes que fueron, y son aquellos que se consuelan filosóficamente aplicándose el dicho de “Desafortunado en el juego, afortunado en el amor” aunque sea de gua’ u.-

Mario Halley Mora - MHM


NOMBRE: ANSELMA

Se llamaba Anselma y fue nuestra amiguita de la adolescencia. Ya apenas salida de la infancia, ya lucia el esplendor de una hermosura muy femenina. Ojos azules, cabellos rubios, llena de alegría siempre dentro de una fresca inocencia. Le gustaba apasionadamente la poesía, y como hacían las chicas de antes, tenía un grueso cuaderno donde copiaba con prolija letra lo que más le gustaba. Demás esta decir que en nuestra condición de matungos adolescentes, desgarbados y enamoradizos, habíamos elevado a la sin par Anselma a los altares de nuestro amor eterno. Adorábamos en ella todo, su alegría, su disposición para lanzarse a bailar, su absoluta seguridad para “salir en las comedias”, su entusiasmo y su energía para compartir con los amigos una partida de vóley en el baldío, o montar como una grácil amazona nuestra “bicicleta de varón” y pedalear con los cabellos al viento. Se mudo del barrio, nosotros seguimos otro camino y como siempre ocurre, Anselma se convirtió en un bellos y tierno recuerdo, asociado a nuestros luminosos años de adolescencia. Al cabo de algunos años tuvimos que concurrir a la Colación de Grados de una ahijada nuestra que se recibía de Bachiller en un Colegio religioso de nuestra ciudad. Las chicas, en ese día de tanta alegría, se mostraban ruidosas e indisciplinadas, se hacía bromas, y entre ellas, como una chiquilla mas, una sonriente monja compartía pullas y risas, tanto, que una adusta madre superiora se acerco y le dijo en tono severo: “compórtese hermana!”. La monja, sin dejar de sonreír, le replico: “pero madre . . . .si la religión también es alegría!”. Nos fijamos en ella. Era Anselma, convertida en monja. Cometimos el pecado de pensar ¡Que desperdicio! Pero nos rectificamos enseguida y pedimos perdón a nuestra Santa Madre Iglesia, in mente. Nos vio y nos saludo sonriente, saludo que contestamos desconcertados, sin saber si llamarle  hermana, sor, Anselma o Chelita, como era su apodo. Pero el nombre es lo de menos. Lo importante es lo que dijo: La religión es alegría. Y lo importante es lo que hizo con su vida: ofrendar a Dios, y no perderla ni en la dura disciplina monástica, enseñándonos que aun en la renuncia de los placeres del mundo, la felicidad, también se manifiesta, y la risa fácil, luminosa, también tiene un valor de rezo, de plenitud de n alma privilegiada que sin tristezas ni sombras, exhibe su esplendorosa dicha de esposa de Cristo   .-

Mario Halley Mora - MHM


COMENTARIO I: REPOSO TOTAL

El día era terriblemente caluroso, y el asfalto de la ruta por donde íbamos manejando se sentía pegajoso, como derretido por el sol de fuero. Pasamos por un pueblo, un pueblo cualquiera, y entramos a campo abierto. Y de pronto, en el fugaz momento que nos permitía la velocidad del coche, con ese poder de síntesis que existe en el cerebro humano, vimos una escena pastoral. Una casita pintoresca, con una "parralera" verde delante, emplazada sobre una loma que era al mismo tiempo un ondulante prado de lozano pasto. En el jardincito, crotos y otras plantas ornamentales, y sobre el techo de aquella casita rural, el lujo de una antena de televisión. Un bello conjunto, una ingenua pintura de vida rural, pero dentro de ese marco bucólico lo que mas llamó la atención fue el aspecto humano: un hombre sentado en una silla, a la sombra de un apretado mango de fresca sombra. No tuvimos tiempo de ver qué estaba haciendo, o tomado tereré, o leyendo un diario, o trenzando tientos, o simplemente, haciendo nada. Pero de todas maneras, sentimos envidia, aun dentro de la protección del auto con aire acondicionado, de aquel ser humano de nuestro tiempo que aun tenia el privilegio de sentarse a la sombra de un árbol. Para pensar, para leer, para hacer un cansino trabajo manual sin prisa alguna, o simplemente, para no pensar en nada, sentir sin oir el ruido del viento en el follaje, gustar en la piel la frescura de la sombra, y dejar vagar el pensamiento, el pensamiento purificado por una santa pereza, sin interrogantes filosóficos, sin asperezas políticas, sin señales de tormentas económicas, sin rencor por un ayer en que castigó la injusticia y sin miedo de un mañana que será igual a hoy. En fin reposo total, con el cerebro dulcemente amodorrado trabajando en ralenti, con el oído lleno de rumores y los ojos reconfortados por los colores del paisaje, sentado allí, a la sombra, mientras la naturaleza gentil hace su trabajo, y la mandioca crece bajo la tierra, la naranja va madurando, la abeja zumba de flor en flor, el coco anuncia su perfume de navidad, la olla murmura sobre el brasero, y el chancho se revuelca feliz en su deliciosa mugre de chiquero. Aceleramos y seguimos nuestra ruta, pensando en rectificar aquel cuento en que el hombre feliz no tenía camisa, cambiándolo por el hombre sentado a la sombra de un árbol en una tarde de verano ardiente, sintiendo que la vida pasa sobre él, como las mansas, frescas aguas de un arroyuelo.

Mario Halley Mora - MHM


COMENTARIO I: LAS ARTES MARCIALES

Un distinguido y respetado amigo, culto y sobre todo "capo" por la alta posición que ocupa, vino a charlar con nosotros, y en amable discusión, poner en duda nuestras convicciones sobre las llamadas "artes marciales". Hay que destacar, que el buen amigo es "cinturón - de - no - se -qué - color", especie de generalato en el ramo, lo cual no nos preocupaba en absoluto de terminar la discusión con una clavícula rota o algunas costillas lesionadas en serie, porque sabíamos que él sí era un hombre equilibrado, ponderado y prudente, aunque atribuimos eso más a su cultura universitaria que a su paso por el Gimnasio. Coincidimos en un punto: las artes marciales llevan (o deben llevar) al practicante al dominio de sus pasiones y de sus emociones, y a cierta categoría de paz interior. A partir de ahí, le hicimos la pregunta que consideramos clave: ¿Cómo se logra llegar a ese dulce estado de pasividad ... a través de la violencia? Nos miró genuinamente asombrado. "¿Violencia. qué violencia?", nos pregunto. Le respondimos: "Mira, las “artes marciales” son para la lucha de un hombre contra otro hombre. La esencia de la lucha es la finalidad de vencer. Vencer es hacer daño, o por lo menos, humillar al rival. Para vencer hay que tener más fuerza, más astucia, más habilidad,  imponer la superioridad física: no es eso violencia?" . Se enojó un poco, e irritado nos replicó: ”Presentas las artes marciales como un riña de gallos". " - No tanto - le dijimos - pero . . . ¿Para qué se enfrentan lo dos luchadores? ¿Para decirse lo mucho que se quieren dándose codazos, golpes en la nuca, puñetazos al corazón, patadas en el hígado?" Como no íbamos a ponemos de acuerdo, le contamos un episodio visto el domingo pasado en el Estadio. Un hombre y su hijo iban buscando su asiento, pasando entre apretadas filas de gente ya sentada. Sin querer, pisó los pies de un señor maduro, que tenía mucha estima al lustre de sus zapatos, o tenía callos dolorosos. Lo cierto es que se irritó y dio un empujón a quien lo había pisado, que perdió el equilibrio y cayó sobre la gente sentada en el escalón inferior. ¡Para que lo hizo!. De algún lado, le cayó un rayo sobre la cabeza, sintió un lacerante dolor que inundaba todo el cerebro, vio todo rojo, sintió náuseas y se desvaneció. ¿Qué había ocurrido? Muy sencillo, que el chico de 12 años, hijo del empujado, que venía detrás, aplicó al maduro e irascible señor un golpe de "artes marciales" con el canto de la mano, por encima de la oreja en defensa de su papá. Aquel chico había aprendido a hacer un terrible daño, quizás a ocasionar sin querer un paro cardiaco a un viejo, pero no había aprendido nada de la “templanza y serenidad” de que tanto se habla.-

Mario Halley Mora - MHM


COMENTARIO I: ALEGRIA DE VIVIR

Hoy, domingo, nos corresponde trazar el argumento de una “historia anodina", y para ello, nada mejor que rendir un homenaje a Crescencio, un modesto señor de nuestro conocimiento. Existe una novela, creo que de Alejandro Dumas, si no estoy equivocado, titulado "El Hombre que Ríe". Es la historia de un pobre niño secuestrado por gitanos. Para exhibirlo como un fenómeno de feria, los gitanos le hacen unos cortes en los músculos faciales, y la cara del niño adquiere una mueca constante de risa, y así crece, y así, "riendo" siempre, se convierte en un ser triste y desgraciado. Crescencio es todo lo contrario, la sonrisa que tiene, se la trajo al mundo, se la pintó Dios en la cara, y nunca se borró de ella. Alguna vez hemos leIdo de personas que tienen una "capacidad de alegría". Crescencio es una de ellas. Ha pasado por muchos avatares amargantes, y nunca perdió la sonrisa, ni el buen humor, ni la bonhomía. Desde joven, enfermó de diabetes, sobrelleva su enfermedad sin poses trágicas ni lamentaciones inútiles, mantiene su "capacidad de alegria". Su vida no ha sido precisamente una cadena de circunstancias felices. Un hijo se le ahogó en la Bahia, la madre, viejecita, loca, fue a parar un Asilo, donde estuvo hasta morir. Su esposa, hacendosa modista que le ayudaba en un modesto hogar, dejó la costura por serios problemas de la vista, y una hija, casada con un chileno, emigró a Chile y nunca tuvieron más noticias de ella, por más de que por mucho tiempo escribieron a diarios, emisoras, y basta a las autoridades eclesiásticas del país andino, hasta darse por vencidos y abandonar la empresa. Con toda esta serie de calamidades encima, podría pensarse que Crescencio es un hombre de mirada velada por el sufrimiento, de palabra agresiva por la amargura, de espíritu negado por el resentimiento. Pero no es así. Yo no se de donde, pero de alguna escondida veta interior, siempre está extrayendo alegría, sonrisas, buena voluntad para los demás. No se recoge sobre sus sufrimientos, sino se abre hacia la vida, está ayudando en su barrio a formar una Escuela de fútbol para los niños, sale a vender rifas en beneficio de la construcción de la escuela parroquial, pone su televisor en el jardincito de su casa modesta del barrio más modesto aún, para que los vecinos que no tienen aparato vengan a ver los programas nocturnos. En suma, vive, derrama solidaridad, alegrIa, satisfacción de estar vivo, de servir, de ayudar, de comprender a los demás. Por eso dijimos que el argumento de esta "historia anodina", tendría un carácter de homenaje y lo es a Crescencio.

Mario Halley Mora - MHM


COMENTARIO I: EL PASO IRREVERSIBLE DE LOS AÑOS

Una distinguida dama, que acababa de cumplir años y fue agasajada por sus amistades, nos trajo una breve crónica para la Sección Sociales del acontecimiento, acompañada de una fotografía suya. Le dijimos que con mucho gusto publicaríamos aquello, pero de pronto, nos llamó la atención la fotografía en cuestión. Era ella, desde luego, pero. .. 25 años más joven, y el contraste, por no decir pintoresco, resultaba casi grotesco, porque entre la esplendorosa joven que sonreía desde la fotografía y la arrugada, cargada de años y de kilos, dama que nos visitaba había una gran diferencia. Quisimos razonar con ella, Señora - le decíamos - por qué no acepta la realidad de las cosas, el paso irreversible de los años, la pérdida irrecuperable de la frescura del pasado, y nos trae una foto suya de AHORA? Se ofendió un poco y esgrimió la antigua fotografía y nos dijo con algo que quería ser lógico: pero esta joven ... soy o no soy yo? Con paciencia, la replicamos que allí el tiempo nos estaba haciendo, una trampa a todos, y no solo el Tiempo como medida de lo que es pasado, presente y futuro, sino el tiempo de la conjugación verbal. De modo que argüimos: no, señora, Ud. ya no es esta jovencita, Ud. FUE esta jovencita. Esta niña pertenece al pasado, es Ud. misma, pero "fue" otra. Por fin, después de una discusión que a veces se volvía agria, decidimos publicar la crónica, pero no la fotografía. Se fue y nos dejó el hilo para desenredar la madeja de nuestro tema. ¿Por qué tanta gente, y no solamente de sexo femenino, se aferra tanto a la juventud que ya perdió? Recordamos en ese sentido, la respuesta que dio un hombre canoso, al amigo que le dijo que si se teñía el pelo iba a PARECER diez años más joven. El hombre dijo: Primero, no me interesa PARECER más joven. Segundo, no me tiño las canas porque me las gané una a una, con trabajo, angustias y sacrificios. Esta respuesta es rica en contenido, humano. El, hombre integro es lo que ES, no lo que PARECE, porque si vive tratando de PARECER y no de ser, se convierte en un engaño vivo, sin ton ni son. "Mi felicidad consiste en reconocer la edad que tengo”, nos dijo una vez una distinguida señora en una reunion social, y en esa afirmación adivinamos el fundamento de un sentido realista de la vida, de la educación, de una discreción elegante y refinada, sobre todo cuando agrego: “En cada edad hay una oportunidad de felicidad . . .¿por que tratar de rescatar lo que corresponde a un tiempo que ya pasó?”

Mario Halley Mora - MHM


COMENTARIO I: NAUFRAGIO DE LA SOLEDAD

Hoy domingo, cumplimos con nuestra tradición de contar nuestra semanal "historia anodina". Es la que nos contó especialmente para este espacio, una señora de edad, amiga nuestra, que nos dijo la historia en sí, pero cuidando el nombre de la protagonista. Entonces, nosotros llamémosla Carmen, la segunda de tres hermanas, hijas de un respetable matrimonio. Nos cuentan que las tres eran bonitas, Y convenientemente educadas en el mismo colegio religioso, hasta culminar el bachillerato. Poco después de alcanzar ese título, las dos hermanas de Carmen se casaron, y Carmen se inscribió en una Facultad, pues seguía siendo soltera, y decidió seguir sus estudios, pero los interrumpió, porque sus padres se estaban volviendo viejos, y consideró mejor quedarse en casa a cuidarlos. Poco a poco, el tiempo avanzó, sus hermanas ya eran madres prolíficas y Carmen estaba abandonando la florida condición de soltera, para ir entrando en la amarga de solterona. Murió su madre, y su padre iba declinando a ojos vistas. A los 35 años de Carmen, se produjo el acontecimiento asombroso y consternante para las hermanas. Confesó a sus hermanas que estaba embarazada, Y que pensaba conservar el hijo. Y allí se plantó. Jamás confesó ni confidenció quien era el padre de su hijo por nacer. La casualidad hizo que el chico naciera apenas una semana después que su padre falleciera, de modo que el destino de Carmen, cambió de objeto. Ya no se trataba de cuidar a un padre, sino de criar un hijo. El chico creció, estudió en los mejores colegios, y terminó recibiéndose con honores en una de las Facultades de la Universidad. Se casó, y ahora Carmen, como sus hermanas, es una abuela feliz. Discutimos esta historia con la buena señora que nos la contó tan prudentemente, ocultando los nombres y apellidos, Y logramos extraer de ella una opinión que da una validez tangencial al pecado de Carmen, de convertirse en "madre soltera" . Nos dijo la buena señora que Carmen no era una aventurera liviana, sino una chica que tomó conciencia de la soledad y de la falta de objetivos que la vida de solterona le deparaba. Entonces no salió a buscar amores fáciles, salió a buscar un hIjo, y lo consiguió. Quien fue el hombre, nadie lo supo, ni Carmen se preocupo de contar porque en cierto modo, ese hombre solo fue para Carmen el medio de alcanzar un destino mejor, salvarse del naufragio de la soledad. No le discutimos a la buena señora. Ella lo cree así, y así debió ser. Al final no somos nadie para juzgar.-

Mario Halley Mora - MHM


COMENTARIO I: GASTOS EXTRAS DE UN COLEGIO PARTICULAR

Tal vez la tendencia sea pensar que por la razón de que un padre envía a su hijo, o a su hija a un colegio privado, ya está forrado de plata. Y no es así, generalmente, pagar la mensualidad de un colegio particular sea un pesado sacrificio, una carga pesada del presupuesto familiar, que el padre enfrenta quizás porque le resulta más tranquilizador que su hijo, o especialmente su hija, concurra a una Institución cercana, o porque sencillamente no consiguió plaza en los colegios oficiales. Pero la realidad es que se le trata a ese padre ­como dijimos - como si dispusiera de dinero a montones. Y eso no puede ser. El Ministerio de Educación debe intervenir para regular los "gastos extras" que debe afrontar el padre de familia en un colegio particular. El caso que promueve este comentario - í, puede ser típico y demostrativo de una tendencia abusiva por parte de un Colegio. Se trata de una persona que ha llegado hasta nuestra redacción a deciros que tiene a su hija en un Colegio religioso, donde paga una mensualidad normal de aproximadamente 5.500 guaraníes, cuota a la que desde luego, se suma la compra de los Iibros de textos, dos uniformes al año, cuadernos y otros gastos. Pues de lo que se queja con justa razón este señor, es que permanentemente, está erogando otros gastos que son "obligatorios" conforme a la comunicación que le hace la Dirección del colegio donde está su hija. Primero - dice - fue una suma "por derecho a usar la biblioteca". Luego, vino la exigencia de la compra de buzos completos con la leyenda del Colegio, por algo mas de 2.000 guaraníes, después, la compra de camisetas y shorts para gimnasia "para uniformar a todos". Casi cada mes ­dice - aparece una nueva exigencia "obligatoria" y la última, fue una "rifa" de 2.000 guaraníes para que la niña concurriera OBLIGATORIAMENTE a los días de "retiro espiritual". Haciendo cálculos - señala nuestro irritado visitante ­entre uniformes libros de texto y estos gastos obligatorios, la suma anual destinada a la educación se triplica, o quizás mas, lo que constituye una desconsideración teniendo en cuenta la época de austeridad que estamos viviendo. Tiene toda la razón del mundo, y lo bueno seria que el Ministerio de Educación, tome cartas en el asunto, y decida que TODO GASTO QUE NO SEA EL DE LA CUOTA NORMALMENTE PAGADA, no sea obligatorio, sino voluntario. Por lo dicho, que por que un padre sea capaz de enviar a su hijna a un colegio pagado, no significa que sea Creso.

Mario Halley Mora - MHM


COMENTARIO I: REVOLUCIÓN DEL 47

El muchacho de 15 años nos preguntó qué había ocurrido en la Revolución del 47. Le explicamos las razones Y los bandos de aquella Guerra Civil. Pensó un momento, y volvió a preguntar: y de qué lado estaban los bolivianos? Nos quedamos asombrados. Había metido en la misma bolsa la Guerra del Chaco y la Revolución del 47, y eso que ya estaba cursando el básico. Terreno fértil el espíritu de este chico, para los que inespera­damente, han surgido para "desacralizar" la gloriosa defensa del Chaco en 1932 - 1935. Confesamos que nos quedamos curiosos y consternados, y quisimos saber más. Hablamos con una maestra de grados primarios, y nos dice, que recién en 7° grado, se estudia la Historia Nacional, de la cual, la Guerra del Chaco es una parte mínima, y que está en el extremo del programa, es decir, a veces ya no, "hay tiempo para desarrollar ese capítulo. En el 5° tienen Historia de América, y dentro del vasto conjunto, una, síntesis de la Historia del Paraguay, y dentro de esa síntesis, es decir, una síntesis de síntesis, 1o líneas para la Guerra del Chaco. En el 6° grado, ya pasan a Historia Universal, nada del Paraguay, y mucho menos de la Guerra del Chaco. De modo que en síntesis, la gran probabilidad es que en todo el periodo escolar, el niño no sepa nada de la Guerra del Chaco, salvo, los actos culturales del 12 de junio y del 29 de setiembre, que no tienen gran valor didáctico. Consultamos también con un profesor de la secundaria. En el 1er. Curso se enseña Historia del Paraguay, y dentro, un corto, sintetizado capítulo de la Guerra del Chaco, tal vez una décima parte del programa anual. En 2do Curso, otra vez, Historia de América, y dentro de ella, el Paraguay dentro del conjunto, y dentro del Paraguay, una síntesis de la Guerra del Chaco. O sea, tomando la amplitud del programa, casi nada. En 3er. Curso, Historia de Europa y Grecia; en 4° curso Historia de Roma y Oriente; en 5° curso, Historia Moderna y Contemporánea; en 6° curso Historia CULTURAL del Paraguay. La cuestión es seria. Al niño apenas le dan una vaga idea de la Guerra del Chaco. Al adolescente, en sus años más receptivos, del 3° al 6° curso nada. Claro está que podemos equivocarnos, o que nuestros informantes lo estén, a pesar de ser docentes en ejercicio. Pero lo cierto, es que la cuestión se presta a la investigación, a la discusión y a las ideas. Las Páginas de PATRIA están abiertas al tema.

Mario Halley Mora - MHM


COMENTARIO I: EL VIENTRE DE LA HERMANA

Una insólita historia nos traen las entregas de esta semana de las revistas extranjeras. Se trata de que en Francia, viven dos hermanas, gemelas idénticas. Ambas casadas, pero una de ellas con capacidad de engendrar hijos y la otra estéril. Esta, la mujer estéril, buscó todos los auxilios médicos posibles para poder concebir, pero no hubo caso. Entonces, se le ocurrió que podía tomar prestado el vientre de su hermana fértil para concebir su hijo, y así le planteó a su gemela. Ella, que ya era madre de dos hijos y divorciada, aceptó ser fecundada por su cuñado, es decir, por el esposo de la hermana estéril, y para nó hacer la cosa demasiado cruda, como acostarse con el cuñado, se convino en que un médico le inyectaría lo más castamente posible, el semen del marido de la hermana. A la objeción de que al final de cuentas, el bebé no sería suyo y de su marido, sino de su hermana y su marido, la mujer estéril respondía que como eran gemelas, idénticas con su hermana habían sido concebidas en el mismo óvulo y por consiguiente, tenían naturaleza genética idéntica. Al fin, el marido se sometió a la extracción correspondiente y el resultado le fue inducido en el organismo de la cuñada. El "injerto" prendió y nació un bebé, y según dice la noticia, son muy felices los tres, porque al minuto siguiente del parto, la madre I le dijo a la madre II "aquí está tu bebé, y chau, misión cumplida". Como la noticia ganó las columnas de la prensa, empezaron a surgir las opiniones. Un sacerdote dijo que era un pecado porque el acto connotaba una forma de adulterio, y de yapa, la Iglesia dice que el hijo debe ser fruto de un acto de amor entre dos, nó de un acuerdo entre tres. Un abogado señaló que se plantearía un serio problema en cuanto a la situación jurídica del bebé, que resultaba hijo de su tía y sobrino de su mamá. Un siquiatra, anticipó serios trastornos al chico cuando tuviera razonamiento y se enterara de su extraña procedencia, que le llevaría a un estado de confusión llamado precisamente "confusión de identidad". Una escritora dijo que era una locura, y que la mamá estéril en vez de someter al gaznápiro del marido a tanto manipuleo humillante, hubiera adoptado un chico. y por fin, una madre de familia, autora y gestora de su propia y numerosa prole, califica el asunto como una monstruosidad. Y bueno .... Qué dice USTED, amable lectora?

Mario Halley Mora – MHM


COMENTARIO I: EL GUARANÍ ES UN IDIOMA SABIO

Cuando oimos a un castizo parloteador del guaraní decir ñe'e yboty (florecimiento de la palabra) para designar la poesía, recordamos algún artículo anterior nuestro, en el que habíamos expresado la magnitud de nuestro espíritu maravillado por la sabiduría profunda que encierra el "dulce idioma de la raza materna" como suelen decir algunos animadores sin mucha imaginación y con mucha memoria. Y eso de la sabiduría no es cosa nuestra, sino de un estimado amigo suizo, que viajó al Paraguay con el único propósito de aprender la lengua, y hoy, después de comprenderlo y hablarlo, nos dice con toda convicción de que el guaraní es un idioma "sabio". En verdad, poca gimnasia mental hace falta para llegar a la misma conclusión, por el "contenido" que tienen palabras que hasta son elementales en los idiomas "cultos" como por ejemplo, padre y madre. En guaraní, padre es "rú" y madre "sy", pero ocurre que "rú" quiere decir también un verbo: traer. De modo que mi padre es raigalmente "el que me trajo", el que me dio la vida y rescató de las profundidades del "nó ser". Por su parte "sy" (madre) también quiere decir dolor, lo que nos lleva al aspecto más sublime de la maternidad, es decir, a la mujer que ofrenda su dolor como condición de que el hijo vea la luz. Otra palabra que dicha en guaraní nos lleva a desconcertantes reflexiones es el equivalente del "nada" español, y que en guaraní se dice Mba'e vé, o sea Mba'e (cosa) vé (más allá), de modo que cuando estamos diciendo "nada" en guaraní, estamos en realidad formulando un pensamiento filosófico que la "nada" es la cosa que está más allá del entendimiento, lo que no significa que no exista, sino que como seres humanos estamos limitados para comprenderla, tal como la "cosa" que está más allá del portal de la muerte. Y a propósito de la muerte, la idea de ella nos plantea siempre el interrogante de la existencia del alma, interrogante que el guaraní responde en forma afirmativa, con una palabra: aca (cabeza) contracción de ang (alma) y cang(hueso), o sea, que para nuestra raza madre, el alma tiene un receptáculo de hueso en la cabeza, y de paso, nos informa que el alma, cuya ubicación ha producido volúmenes enteros de ciencia, filosofía y religión, reside, al menos para nuestros ancestros guaraníes, en la mente, porque mi “cabeza” es el receptáculo de mi alma.

Mario Halley Mora - MHM


COMENTARIO I: JOSÉ OLITTE, PREDICADOR

José Olitte fue durante mucho tiempo un buen actor cómico, o dicho sea sin ánimo ofensivo, un simpático payaso. Vivaz, dicharachero, con mucha chispa, hábil con la guitarra, especialista en chascarrillos y parodias, y con una cara dúctil, expresiva, capaz de generar la risa hasta al más serio. Hizo buenos papeles en teatro, así como en radio, aunque en Televisión nunca pudo ir muy adelante por querer prescindir de libretistas. Pero en el balance general, artístico, logró fama, prestigio, popularidad, y allí debió quedar. Pero de pronto, su estrella bohemia se apagó. ¿Qué pasó con José Olitte? Nos lo dijeron alguna vez pero no lo creímos: se había convertido en predicador religioso. Lo que se dice un giro de 180 grados. Sin embargo, un domingo cercano, al mediodía, sintonizamos una de las viejas emisoras que todavía sobreviven, y allí estaba un señor predicando, evangelizando, enunciando el mensaje divino. Lo reconocimos por la voz: era José Olitte, y caímos en la cuenta de que se había adherido a una de las tantas sectas "cristianas" que han proliferado. Hablaba como un iluminado. Y nos pusimos a reflexionar sobre el punto, quizás buscando una justificación para Olitte, y recordando que al final de cuentas, hasta el mismo Jesús eligió para sus apóstoles a pobre gente de humilde condición, y de escasa inteligencia. Pero no, ese no podía ser el caso. No es época de milagros ya, y no es posible que Jesús se le aparezca a un payaso (en el mejor sentido) y le ordene predicar el Mensaje. Sin embargo, es posible que se haya creído llamado por EL, pero no para cambiar tan de repente el escenario por el púlpito y el chiste por la admonición, porque según entendemos un San Francisco de Asís o un San Ignacio de Loyola, el uno joven disoluto, el otro guerrero, no aparecen porque sí nomás. En cuanto al predicador verdadero, jamás es resultado de la improvisación, porque debe haber pasado soledad, meditación, flagelación de la carne y del alma, por la purificación de la pobreza y por la ilustración de las inmensurables profundidades de la teología y de la mística, y del estudio de la vida de los santos. Cosas que no se hacen de una semana a la otra, sino lleva toda una vida, y a veces falta tiempo. De modo que realmente nos dolimos con aquel buen muchacho que debió seguir su camino de artista sembrador de risas y alegrías, pero lo abandonó para perderse en los vericuetos de algo que no es nada más que una manía mística

Mario Halley Mora - MHM


COMENTARIO I: LA TV ARGENTINA

Hemos estado recientemente en Buenos Aires, y lógicamente, pasamos revista a algunas cosas que pueden ser comparadas con lo nuestro. Por ejemplo, la televisión. Nos resultó curioso que la TV argentina, teniendo mucho más material humano, mucho más de respaldo publicitario, y quizás algo más de recursos técnicos que la nuestra, no resulta de ninguna manera superior a la televisión paraguaya. También allá fatigan al telespectador los programas enlatados, y en cuanto a los programas vivos, los libretos son de una increíble, ramplona y chabacana pobreza, sin que de esa pobreza los salven la exhibición abusiva de modelos bien desvestidas. En un país que produjo grandes libretistas, parece que no quedó ni uno, porque todos se repiten, inventan situaciones "cómicas" que dan ganas de llorar. Tanto es asi, que comparando objetivamente, la esforzada serie que se hizo aquí, la Oficina de Alberto, con todo que anduvo medio a la deriva en cuanto a libreto y pintura de personajes, resulta superior a muchas series que vimos en Buenos Aires. En lo único que tal vez nos aventajan, es en la abundante transmisión de eventos deportivos, algo de fútbol, carreras automovilísticas, polo y otros deportes, cosa que por otra parte, nuestra televisión es muy capaz de hacer, a poco que algunos dirigentes deportivos se apeen de su angurria comercial, y que los rubros publicitarios, en vez de aturdimos con tantas repeticiones desde estudio, patrocinen programas realmente interesantes. Nuestros noticiosos no le van a la zaga a los de los argentinos, ni siquiera en lo que se refiere a los acontecimientos internacionales transmitidos por satélite, y en cuanto a la calidad técnica de la transmisión, color, claridad, ajuste, sonido, etc., parece que nuestros equipos son mucho más eficientes que los que están usando en Buenos Aires, salvo ATC que tampoco "sale tan bien" como nuestros canales. En resumen, no hay motivo para quejarnos de nuestra televisión ni considerarla inferior, y si hay que crear con la ciencia, es sobre el valor informativo, formativo y cultural de la TV, inducir tal conciencia en los anunciantes y sacarIes de su modorra para abrir el camino a las cámaras para que dentro y fuera de estudios, enfoquen y conciban programas que somos tan capaces de realizar, igual o mejor que los de Buenos Aires, que repetimos, no son nada de otro mundo.

Mario Halley Mora - MHM


COMENTARIO I: EMPRESARIO DE SALAS CINEMATOGRÁFICAS

Alguna una vez le escuchamos decir a un empresario de salas cinematográficas en nuestra Capital: "Con esta poca asistencia del público a los cines, mejor es cerrar el negocio". Sin embargo, desde el otro extremo de la cuestión, yo, espectador de cine (que paga su entrada, ojo) me digo: "con la programación actual de los cines, pobrísima, misérrima, es mejor ir perdiendo la costumbre de ir al cine". De modo que a poco que analicemos el problema, estamos en un círculo vicioso: el cine está en bancarrota porque el público no asiste y el público no asiste porque los cines tienen programas horribles. Pues bien, como que todo círculo vicioso debe romperse, deberían los empresarios aprovechar la experiencia de E.T., que sigue en cartelera y sigue recaudando gran cantidad de dinero. Esto quiere decir que la indiferencia del público de concurrir al cine, su ausentismo, está fomentado por las propias salas, como se demuestra que cuando la película es buena, la sala, a veces las salas, se colman. Lo más penoso del caso, es que en la golpeada (por la crisis) Buenos Aires, al mismo tiempo que aquí estamos viendo basura fílmica de cinco o diez años de antigüedad, las salas están compitiendo en calidad de películas y pasando simultáneamente CINCO de las grandes películas nominadas para el Oscar, al mismo tiempo que las revistas especializadas publican jubilosas estadísticas del creciente apoyo del público. De modo que allá han encontrado la fórmula para el "ausentismo" que también llegó a afligirles, en el simple procedimiento de ofrecer programas de calidad, que es lo que debería hacerse aqui, a poco que exista un poco de audacia, y también cierta ética empresarial por la cual toda actividad de lucro también está obligada a cierta obligación de arriesgarse a ofrecer lo mejor a su "público consumidor", y más, tratándose de productos que responden al sello de "séptimo Arte" y su exhibición conlleva, al margen del negocio, un servicio de difusión cultural de la comunidad. Por lo demás, eso de que aquí hay "crisis"  el público no sale; es bastante relativo. El público siempre tiene para gastar en una entrada cuando el espectáculo vale la pena. ¿No es en esta época de "crisis" que el fútbol está haciendo las más altas recaudaciones de los últimos cinco años? Lo dicho. Analicemos el fenómeno ET, el fenómeno futbolero, y pidamos a los empresarios que se sacudan de su perjudicial negativa modorra

Mario Halley Mora – MHM


COMENTARIO I: LA NATURAL EUFORIA DE LA JUVENTUD

La mujer tenía un hijo en brazos, y parada en la esquina, esperando un ómnibus, tenía también  a su lado un nutrido equipaje, una vieja valija atada con una cuerda, un gran bulto envuelto en una sabana, un cajón de madera  con humilde contenido de ollas, platos, pavas y sartenes y una vieja "gurupa" también llena de cosas. O se trataba de una mudanza o de un viaje. Pero en todo caso, aquel equipaje era mucho más de lo que la humilde mujer, con un bebé en brazos, podía transportar sola. Para peor, los ómnibus no se detenían ante sus señales, reacios los choferes a llevar pasajeros con equipaje. Y como ninguna desgracia viene sola, el tiempo se había obscurecido y los relámpagos y los truenos anunciaban una próxima tormenta, aumentando así la aflicción de la mujer. Y allí entró en escena "la barra", un grupo de jóvenes y adolescentes del barrio que con sus travesuras tenia a  mal traer al vecindario , con los pelotazos que rompían vidrios y  con la captura del minino mimado de alguna solterona al que soltaban con unas latas atadas a la cola. Pero esta vez, la "barra” de chicos demostró que no todo está perdido. Se interesaron en la suerte de la desdichada señora, a la que hablan observado en sus vanos intentos de parar a los ómnibus. Averiguaron que quería llegar con sus bártulos hasta la terminal de ómnibus de la campaña, y que desde luego, no tenía dinero para darse el lujo de tomar un taxi. Uno de los más grandulones, y el más odioso de todos porque acostumbraba a hacer “piques” con el auto de su padre por el barrio encontró  la solución se trajo el coche paterno, cargaron el equipaje, embarcaron a la mujer, y amontonándose con ella en el vehículo, la llevaron hasta la terminal. Asunto solucionado. Aquello nos movió a la reflexión, en el sentido de que somos demasiado livianos y exigentes para calificar a los Jóvenes y adolescentes. Apenas los vemos en las calles ya presumimos que son vagos; cuando arman tremendos bochinche decimos sentenciosamente que a lo mejor están drogados. No nos detenemos nunca a pensar en la natural euforia de la juventud, que debe tener una vía de escape. Nos inclinamos a pensar mal, en términos de patota, de mala educación, de atropello o de falta de respeto... hasta que un gesto de generosa solidaridad como el protagonizado por los cabezudos del barrio, nos llama a la realidad de que por encima de "inconductas" disculpables, siempre se puede esperar el esto que hable de salud mental, y de sana moralidad.-

Mario Halley Mora - MHM


COMENTARIO I: NO QUIERO SEGUIR EN LA UNIVERSIDAD

Un amigo nuestro,  que tiene un grado universitario, tiene un problema en sus relaciones con su hijo mayor. El muchacho estudiaba la secundaria y su padre daba por sentado que cuando terminara el bachillerato, entraría a la Facultad a seguir la tradición y la carrera del padre. Efectivamente, el muchacho se recibió de bachiller, no entre los primeros pero tampoco entre los últimos, y el mismo día de la ceremonia de colación, ya en casa, el padre le dijo: "Bueno, ahora, sin perder tiempo tienes que prepararte para el ingreso a la Universidad". El muchacho le dió una sorprendente respuesta: "No quiero seguir la Universidad", y agregó que tenía pensado otra cosa, como estudiar aquí, en Buenos Aires o en el Brasil, una carrera técnica, sin rango universitario, como especialista en electrónica, manipulador de computadoras, refrigeración u otra profesión, para él más asequible a su inteligencia y de valor práctico más inmediato. El padre se enfureció y echó mano al viejo argumento, que no deja de ser cierto: "Mirá que hoy en día el que no tiene un título de doctor, ingeniero o por lo menos licenciado, es un don nadie y no tiene acceso a las oportunidades". A lo que el chico respondió que había leído en una revista argentina que en Buenos Aires había abogados que manejaban taxis e ingenieros que eran carniceros, y que según su experiencia, aquí mismo había abogados que trabajaban con un sueldo de dactilógrafos, médicos que no podían empezar a ejercer, y arquitectos que trabajaban de simples dibujantes. Discutieron mucho, acaloradamente, pero el muchacho se plantó, y su posición final irreductible, fue que él sabía lo que quería, él tenía que desafiar al porvenir, y que era responsabilidad suya analizar ese porvenir desafiante y buscar las armas para enfrentarlo. Se salió con la suya. El padre no oculta su amargura y su desilusión. El chico, con el auxilio económico de la madre (cuándo nó!) se apresta a viajar a una ciudad del Brasil donde existe un Instituto Politécnico donde puede elegir una entre carreras de tres años, y que hará de él un profesional técnico especializado, de la clase que según él, reclama la industria moderna, aquí y en todo el mundo. No sabemos en qué terminará el conflicto, aunque si se nos pide una opinión nos inclinamos a dada al muchacho, que supo distinguir mejor entre lo que es vocación práctica y tentación de figurar, y asumió la actitud que corresponde.-

Mario Halley Mora - MHM


COMENTARIO I: LA INOCENCIA DE LA INFANCIA

El hombre tuvo una niñez feliz, compartiendo una gran casa quinta en la periferia de la ciudad de entonces, ubicada sobre la calle Amambay, con su madre y hermanos. Su padre se había marchado del hogar, pero aún  así, la familia, en tomo a la madre, era unida y se manejaba dentro de recursos limitados, pero no angustiosos. La felicidad de aquel niño que fue, estaba hecha de una temprana comunión con la Naturaleza. El gran patio de la casa tenía un mangal, e infinita variedad de otros árboles frutales, aguacate, lima de persia, nispero, guavirá, yvapuru, aguaí que era el frondoso escenario de las asambleas de los guyrau y de los chovy, e incluso, tres gigantescos ejemplares de "pomarrosa" de perfumados frutos que ya no se ve en la ciudad. El niño amaba cada rincón da aquella floresta, recorría senderos secretos, sabía dónde las gallinas casi salvajes y sueltas de la heredad hacían su nido en el yuyal y empollaban sus huevos. Para sus cinco años, aquello era lo más parecido al paraíso. Pasó el tiempo, mucho tiempo. La familia se dispersó, la madre murió, como algunos de los hermanos, y aquella propiedad, en un algún momento de angustia, fue malvendida por la madre. Hoy, aquel niño de cinco años es un hombre que está alcanzando sesenta, y piensa en la felicidad como en un retorno al tiempo feliz de la infancia. Como tiene recursos económicos de cierto desahogo, buscó una quinta para comprarla, y la encontró a cuarenta minutos de automóvil de la ciudad. Sus dimensiones son casi las mismas que la de su Infancia, los árboles frutales abundosos y variados, y lo que en su niñez fue un aljibe en la actualidad es un manantial. Alambro, plantó nuevos árboles, dejó crecer libremente la maleza, edificó una casa sobre el mismo modelo que la de su infancia, compró gallinas, de las criollas, mestizas y descastadas que en aquel tiempo sin industrias avícolas de pechugones se criaban en los patios asuncenos y las dejo en libertad en la quinta, y por fin, hasta adquirió un perro de la misma raza que Yeb, él amigo de su niñez y lo nombro cuidador de la heredad. En suma, reprodujo el universo feliz donde pasó las horas más dichosas de su vida. La única diferencia, es que ya no tiene cinco años, sino cerca de sesenta, pero para su felicidad, ha conservado a pesar de los golpes de la vida, la inocencia visceral implícita en todo ser humano que ama la Naturaleza, y en ella vive y con ella goza de las alegrías de vivir. De modo que la edad no importa, es sencillamente un ser humano que hallo felicidad completando un circulo que le devuelve a la inocencia de su infancia, Y que más puede pedir

Mario Halley Mora - MHM


COMENTARIO I: LA INOCENCIA DE LA INFANCIA

El hombre tuvo una niñez feliz, compartiendo una gran casa quinta en la periferia de la ciudad de entonces, ubicada sobre la calle Amambay, con su madre y hermanos. Su padre se había marchado del hogar, pero aún  así, la familia, en tomo a la madre, era unida y se manejaba dentro de recursos limitados, pero no angustiosos. La felicidad de aquel niño que fue, estaba hecha de una temprana comunión con la Naturaleza. El gran patio de la casa tenía un mangal, e infinita variedad de otros árboles frutales, aguacate, lima de persia, nispero, guavirá, yvapuru, aguaí que era el frondoso escenario de las asambleas de los guyrau y de los chovy, e incluso, tres gigantescos ejemplares de "pomarrosa" de perfumados frutos que ya no se ve en la ciudad. El niño amaba cada rincón da aquella floresta, recorría senderos secretos, sabía dónde las gallinas casi salvajes y sueltas de la heredad hacían su nido en el yuyal y empollaban sus huevos. Para sus cinco años, aquello era lo más parecido al paraíso. Pasó el tiempo, mucho tiempo. La familia se dispersó, la madre murió, como algunos de los hermanos, y aquella propiedad, en un algún momento de angustia, fue malvendida por la madre. Hoy, aquel niño de cinco años es un hombre que está alcanzando sesenta, y piensa en la felicidad como en un retorno al tiempo feliz de la infancia. Como tiene recursos económicos de cierto desahogo, buscó una quinta para comprarla, y la encontró a cuarenta minutos de automóvil de la ciudad. Sus dimensiones son casi las mismas que la de su Infancia, los árboles frutales abundosos y variados, y lo que en su niñez fue un aljibe en la actualidad es un manantial. Alambro, plantó nuevos árboles, dejó crecer libremente la maleza, edificó una casa sobre el mismo modelo que la de su infancia, compró gallinas, de las criollas, mestizas y descastadas que en aquel tiempo sin industrias avícolas de pechugones se criaban en los patios asuncenos y las dejo en libertad en la quinta, y por fin, hasta adquirió un perro de la misma raza que Yeb, él amigo de su niñez y lo nombro cuidador de la heredad. En suma, reprodujo el universo feliz donde pasó las horas más dichosas de su vida. La única diferencia, es que ya no tiene cinco años, sino cerca de sesenta, pero para su felicidad, ha conservado a pesar de los golpes de la vida, la inocencia visceral implícita en todo ser humano que ama la Naturaleza, y en ella vive y con ella goza de las alegrías de vivir. De modo que la edad no importa, es sencillamente un ser humano que hallo felicidad completando un circulo que le devuelve a la inocencia de su infancia, Y que más puede pedir

Mario Halley Mora - MHM



COMENTARIO I: LA INCOMPRENSIÓN DE UN PADRE

Hoy domingo, asumimos nuestra tradición dominical de contar una de nuestras historias anodinas y para el efecto, recurrimos a la "confesión" de un caro amigo, que sencillamente nos contó su historia, desde su niñez. Cuenta él que entonces, era un niño muy especial. Para delicia de su mamá, y alarma de su papá, que se preguntaba si no había engendrado en él a un "mariquita" jamás ensuciaba la ropa, ni los zapatos, ni jamás exhibió las uñas sucias, y menos las orejas. Sus cuadernos de deberes eran maravillas de pulcritud, y colmados de sobresalientes y de muy bien aseo diez. Se apartaba de los otros niños, Y nunca perdía el tiempo en hacer volar una pandorga, o en jugar "balita joyo" o jugar al fútbol en el baldío y menos en participar en las guerrillas "barrio contra barrio" que protagonizaban sus hermanos y los otros chicos de la vecindad. Por esa desafección a los juegos infantiles, los otros niños le gritaban "cuña-í", y otros marcantes degradantes, pero él se mantenía en lo suyo, pues habiendo ya aprendido a leer, hizo de la lectura su pasión, y devoraba con frenesí de saber las revistas y libritos que traía a casa un tío solterón de la familia. Pero no todo era sosiego en esa vida para él. Su principal enemigo era su padre, un honesto trabajador, buen padre, pero con un sentido demasiado elemental de las cosas, que se avergonzaba de ese hijo que no se preocupaba en absoluto en mostrar la virilidad naciente de los "niños normales". Ni pelotas, ni juegos de competencia, ni socos en la escuela. "No se qué va salir de este mujerin" refunfuñaba el padre pensando que aquel carácter reacio a la gimnasia física y afecta a la mental apuntaba hacia un degradante afeminamiento. Esa actitud paterna - nos dice nuestro amigo- fue la cruz de su niñez. Amaba a su padre, ya como todo niño, quena que su padre fuera orgulloso de él, pero era incapaz – decía nuestro amigo – de demostrar la “valia” en el terreno puramente físico que su padre exigía. Paso el tiempo, mucho tiempo, y el mayor dolor de nuestro amigo, es que su padre murió antes de ver que se había equivocado con respecto al hijo rechazado, pues no alcanzo a verlo como es hoy, un hombre felizmente casado, padre de seis hijos, y uno de los mas distinguidos médicos pediatras de país. Tal es la historia anodina de hoy. La de la incomprensión de un padre, y la de la pena de un hijo que no alcanzo a demostrarle que estaba equivocado.

Mario Halley Mora - MHM



COMENTARIO I: BUSCADOR DE “PLATA YBYGUY”

La "historia anodina" "que nos permitimos contar hoy domingo, llegó, como quien dice, en forma gratuita. En la visita de un viejo caballero de humilde aspecto, canoso y arrugado, que traía un catálogo de modelos de detectores de metales, de origen japonés, y nos propuso directamente, encargarnos de la financiación de la importación del artilugio, y asociamos así con él, en su "productiva" profesión de buscador de "plata ybyguy". Con cierta mala fe inocente, le formulamos algunas preguntas, y de sus respuestas entresacamos el nudo de su "historia anodina". Resulta que desde joven, sintió la pasión, lindante con la manía, de encontrar un tesoro. Del tiempo de López, claro. Escuchaba atentamente las conversaciones de los ancianos, tomaba nota de los "lugares posibles", mantenía un catálogo mental de fantasmas, poras, almas en pena, ruidos nocturnos de cadenas, lamentos en la obscuridad de la noche, árboles que se iluminaban, luces que aparecían y desaparecían, patios sombríos que en las noches de tormenta eran escenario del paso furtivo de soldados gimientes, huellas de carretas que el paso del tiempo no logran borrar, y todo el rico folclore creado en tomo a las riquezas vigiladas por fantasmas dolientes que no hallaran el reposo de la  eternidad, mientras un afortunado no diera con el cántaro o con el arcón conteniendo libras esterlinas de oro, joyas y otras riquezas. Pues bien, desde su juventud hasta su vejez, nunca dejó de acudir con su "sonda" (una larga vara de hierro de afilada punta), su pala y su pico. Cavó en muchas partes desafiando el miedo, la noche, la hostilidad de los fantasmales centinelas, al borde de los pantanos, a la sombra de árboles lóbregos y añosos, en los viejos patios coloniales de derruidas casonas, en el corazón de los montes espesos y en las soledades de antiguos "caminos reales" que el tiempo y el progreso dejaron en desuso. Pero nunca encontró nada. Ha llegado a viejo, pero su pasión, o su manía, no se apaga. Ahora ha oído hablar de estos genios japoneses que fabricaron un aparatito más infalible que la "sonda", y decidió "modernizar" la búsqueda que es la razón de toda su vida, y que posiblemente, será la razón de su muerte por susto, a la vista de algún perro sin cabeza o de una cabeza sin perro en la lobreguez de la noche. Desde luego, rechazamos su oferta de asociamos para buscar la realización electrónica de una fantasía, y él se fue, con su catálogo, seguro de que iba a encontrar alguien que quisiera asociarse con él en su próximo futuro de potentado.-

Mario Halley Mora - MHM


COMENTARIO I: EL VOITURETE

Como hoy es domingo, respondemos a la "tradición" de estas columnas, de dedicarse a una historia anodina. Pero antes de empezar, digamos que los temas macabros, siempre se prestan al desbocamiento de la fantasía, y algunas piezas literarias del género, del género macabro, se entiende, han respondido al genio inmortal de un Edgar AlIan Poe. En la realidad, también el tema macabro es sugerente y apasionante, como esta historia real que vamos a contar. En 1928 se realizaba el casamiento de una joven de ilustre apellido, dueña de gran parte de las acciones de una de las primeras firmas tabacaleras locales. El novio, que también era de recursos, hizo a su joven esposa el regalo de casamiento de un hermoso coche (Voiturette) marca Dodge. Poca ocasión tuvo la joven de usar el auto, porque sobrellevaba un embarazo difícil. Al final, le nació una nena, y ella murió en el parto. El dolorido esposo guardó el auto en el garaje, cerró éste con candados, allí lo abandonó, como si fuera también en una tumba. Dicen que juró que, ya que su esposa no había podido usarlo, nadie lo usaría jamás. No tardó también el esposo en morir, y la nena pasó a la custodia de los abuelos, que le administraron sus bienes. Por fin, ella se casó allá por el año 1948, comentó al marido lo del auto, y decidieron sacarIo. Abrieron el garaje, trajeron un mecánico que encontró el coche flamante, claro que ya sin acumuladores, cubiertas y componentes eléctricos que se habían resecado. El coche "fue llevado al taller donde fue reacondicionado, y pronto, el motor ronroneaba suavemente, como recién salido de fábrica. El mecánico avisó a la joven señora que el auto ya estaba listo, y ésta le rogó que lo trajera esa tarde. Así lo hizo el mecánico, que tenía su taller en los alrededores de la cancha de Sol de América. Esa tarde, el mecánico traía el auto, bajando por Antequera hacia Teniente Fariña ... y en ---­esa esquina, tuvo la mala suerte de ser embestido por el tranvía (Línea 2) que entonces circulaba por Tte. Fariña. El tranvía arrastró el coche, lo desbarató contra una columna, y quedó inservible. El mecánico sólo sufrió algunos rasguños. Y esta historia termina con el cumplimiento del juramento de aquel dolorido esposo, de que nadie usaría aquel coche, y así fue realmente. Por segunda vez, el auto fue a parar a una tumba, un depósito de chatarras.

Mario Halley Mora - MHM


COMENTARIO I: ALMIRANTE ROJAS, SINIESTRO PERSONAJE PORTEÑO

Menos mal que en la vecina y hermana Nación argentina todavía hay gente de juicio, y la muestra la da nada menos que el mismísimo Presidente, General Bignone, que manifestó enérgicamente que ltaipú nada tiene que ver con las inundaciones del litoral de su país, así como del Paraguay y parte del Uruguay. Necesaria réplica a las fantasiosas declaraciones del "experto" hídrico Almirante Rojas, que llevó su odio al Paraguay y a los paraguayos hasta la monumental tontería de pontificar que el Paraguay debía pagar indemnización a Argentina, por su parte en la represa en ltaipú, y "por consiguiente" en la "responsabilidad" por los desastres naturales. La opinión del Presidente argentino es en este sentido, clara, terminante y necesaria, porque la "prédica" patológicamente enfermiza del Almirante, ya había ganado las páginas de una prensa históricamente inclinada al denuesto contra todo lo paraguayo, infectando así a la opinión pública del país hermano, o por lo menos aparte de ella, de una suerte de gratuita irritación contra nuestro país al que se atribuía, junto con el Brasil, la culpa por los sufrimientos de las poblaciones del litoral fluvial argentino. Oportunamente, la misma Naturaleza, con esta desconocida furia con que se está desatando, ya ha destruido los falaces argumentos del Almirante Rojas, y como remate, y quizás como una tangente invitación a que el marino en retiro se calle la boca de una vez por todas, ha salido el General Bignone a poner las cosas en su lugar. ltaipú no es culpable de nada, ya que, como dijimos nosotros en alguna oportunidad, no "fabrica agua", sino ella viene de este cielo tormentoso que de pronto, se ha obscurecido sobre nuestra región, trayendo dolores y angustias tanto a argentinos como a paraguayos. Después de esto, es posible ya que la prensa argentina, aún la más tradicionalmente recalcitrante cuando se trata de condenar al Paraguay, pase por alto las "mascaradas de río revuelto" del siniestro personaje porteño, un hombre que no sólo está marginado por su propio país, por su propia arma, y también por la misma historia, que ya no quiere nutrirse de polvorientos rencores del pasado, sino encarar anchas avenidas de comprensión, cooperación y amistad entre pueblos vecinos v hermanos. Literalmente ahogado por la magnitud de los ACONTECIMIENTOS - PURAMENTE NATURALES, el Almirante Rojas ya nada tiene que decir. Y que su silencio sea en buena hora

Mario Halley Mora - MHM



COMENTARIO I: HERMANOS GEMELOS

Hoy, domingo, como es costumbre, nos corresponde narrar una de las historias anodinas que, aunque muchos no nos crean, las tenemos recopiladas varias. Esta, nos contó un amigo muy apreciado que tiene dos hijos, o mejor dicho, un par de gemelos. Y lo que nos cuenta, plantea una vez más la misteriosa conexión espiritual, una esa especie de identidad compartida que caracteriza a los gemelos idénticos. En efecto, cuando se recibieron juntos, en el mismo año y en el mismo colegio, de Bachiller, uno de ellos pidió a su padre la oportunidad de ir a estudiar en Córdoba, Argentina, Ingeniería electrónica. El otro, quería ser ingeniero agrónomo, y se dio maña para acompañar al hermano a la misma ciudad y a la misma Universidad. En aquella época, se produjeron los conocidos acontecimientos de la "guerra sucia" en el país vecino, y en cierta manera, sus consecuencias perjudicaron las posibilidades de los estudiantes universitarios extranjeros. De modo que uno de los gemelos decidió volver al país, y naturalmente, el otro lo acompañó. Aquí, juntos, decidieron seguir una misma carrera, empezando de nuevo. Estudiaron juntos en un cursillo preparatorio, y juntos se presentaron en el examen de ingreso de una Facultad de nuestra ciudad. Ahora, juntos, están en el quinto año, a punto de recibirse, y luciendo de yapa, el mismo corte de peinado y la misma barba. Todo esto, es al parecer una historia común, pero como dijimos, ratifica aquello de que los gemelos idénticos parecen compartir un mismo mundo interior existe entre ellos, lazo mucho más estrechos y más profundos que entre los hermanos comunes, y la búsqueda que es común a todo ser humano, que es la del destino, la identidad, el esfuerzo y la culminación, aparecen como realizados en armoniosa conjunción, en dúo. La ciencia podría tener una explicación para esto, pero la fantasía, que suele ir más allá de la ciencia, suele afirmar que hasta los dolores físicos y las angustias espirituales son, compartidos, aunque los gemelos se encuentren separados. De cualquier manera, la tendencia a una personalidad común, nosotros la tenemos comprobada en nuestra propia familia, en la persona de nuestro padre, y su hermano gemelo. Que nacieron el mismo día, vinieron juntos de un lejano país, jamás se separaron, trabajaron juntos, en sociedad, se casaron viviendo los dos matrimonios en la misma casa . . . .  y murieron el mismo día, abatidos por las balas de tres asesinos en Coronel Oviedo.

Mario Halley Mora - MHM


COMENTARIO I: DANIFICADOS POR LA VIDA

Un buen amigo correcto oficial de Policía, destacado en tareas de seguridad en las cercanías de Patria, nos hace llegar una carta que consideramos oportuna, y movida por una gran sensibilidad de alma. Su carta, como quien dice, nos hace pisar de nuevo tierra, y caer en la cuenta de que en nuestra preocupación por socorrer a los damnificados por el río, tal vez nos hayamos alejado un poco de la otra obligación de socorrer a los damnificados por la vida. En este caso especial, los niñitos recogidos en el Hogar Carlota Palmerola. Nos dice nuestro amigo que debe reconocerse y aplaudirse la abnegación de las hermanas dominicas paraguayas que allí asisten a los niños, y que también, sólo admiración merecen las damas de una Comisión que corre con el ímprobo esfuerzo de llenar las necesidades de los niños. Pero al parecer - y esto ya es de nuestra cosecha la enorme dispersión de los recursos del socorro que se ha necesitado realizar con los inundados, ha significado el agotamiento de dichos recursos, situación que se refleja en la casi interrupción de los auxilios, que los niñitos recibían, o en una tajante disminución de los mismos. La situación entonces, para esos niños, es la escasez de víveres felizmente paliado en parte por envíos de la Fuerza Aérea y también, por el aporte personal de la Presidenta y componentes de la Comisión de Damas. Pero aun con estos generosos aportes, la escasez es notoria, porque se trata nada menos que alimentar a 40 niños. No pensamos que nuestra Sociedad haya dado la espalda a esos pobrecitos infantes sino, como dijimos si bien la generosidad no se agota, se agotan los bienes materiales, o como en el caso actual se dispersan mucho: Hecho aritmético innegable, sobre el cual quizás podamos elaborar premisas de emergencia, como por ejemplo, establecer una suerte de privilegio para los más desamparados, y colocando en este nivel a los niños refugiados en el Hogar Carlota Palmerola, y en otras instituciones similares. Con ellos sí que la Sociedad tiene una obligación perentoria, primero porque son niños, luego porque no tienen hogar ni familia y finalmente porque debemos ponemos en el espíritu del sacrificio diario de las monjitas que hacen de madres, y de las damas que hacen de madrinas. De ahí que si nos disponemos a dar hoy un poco más de lo que ya dimos, orientemos nuestro aporte hacia esos pobres niños para quienes, la vida es una creciente, desde el nacimiento, hasta quizás quien sabe cuándo.

Mario Halley Mora - MHM

 

 

COMENTARIO I: LA CERVEZA ES LA BEBIDA DE LOS PUEBLOS FUERTES

La primera publicidad de cerveza que escuchamos en nuestro país, se pasaba en el programa "La Onda Honda", en el cual, hablaba por quince minutos, todos los días, nada menos que Facundo Recalde, y se propalaba, si mal no recordamos, por una Emisora ya desaparecida, Radio Prieto. Hacía de locutora comercial, la hija de don Facundo, Alma Blanca Recalde, entonces pionera de la locución femenina, que ahora ya debe ser abuela. Con bien timbrada voz, decía Alma Blanca que "la cerveza es la bebida de los pueblos fuertes" Y punto. Y podía adivinarse en esta concisa, maciza brevedad, la pluma del mismo Facundo Recalde.  Con el correr del tiempo, hemos recorrido los caminos del mundo, y en Estados Unidos, en Tokio, en Taipei, alguna vez en Berlín, siempre hemos visto publicidad de cerveza, de distinta factura, en televisión. De distinta factura, pero con un denominador común: la apelación, o sea, la motivación para tomar cerveza, al fin de cuentas una bebida alcohólica, siempre se dirige a personas adultas, gordos y rubicundos comedores de "esbein con chucrut"; robustos alemanes de Baviera con pantalón corto, tirantes y sombrerito tirolés con plumas; barbados marinos holandeses de grandes panzas y carotas coloradas como tomates; sedientos mineros galeses con la cara teñida de carbón que se detienen en el "pub" a tomar su cerveza diaria; poderosos camioneros yanquis con cuerpo de gorilas y brazos gruesos como jamones que hacen un alto en el camino o sudorosos vaqueros que entran al "saloon" a apagar con cerveza la sed y la fatiga del "rodeo". Sin embargo, en nuestro país, este esquema se rompe. La publicidad no intenta incentivar la sed del bebedor, sino parece que quiere hacer bebedores de nueva promoción, a tenor de los cortos publicitarios donde aparecen chiquilines y chiquilinas, algunas innecesariamente con algo más que con una hoja de parra, bañándose en cerveza. Con lo que aquella sentencia tan madura de Fa Re, la "cerveza es la bebida de los pueblos fuertes" parece haber derivado en otra: "la cerveza es la bebida de la juventud tilinga", con lo que no deja de tener razón, a juzgar por la creciente cantidad de borrachitos y borrachitas que siembran de latas vacías las calles y avenidas los fines de  semana. Aunque parezca mentira, la publicidad bien hecha también puede colaborar con la salud mental de la población siempre que el interés de la ganancia no haga perder de vista ciertos módulos éticos en el sector empresarial.

Mario Halley Mora - MHM


 

COMENTARIO I: “PADRE GENEROSO O PADRE FLOJO”

El afligido papá, sentado en el salón de espera del sanatorio mientras su hijo estaba siendo operado en el quirófano, no cesaba de mesarse los cabellos y repetir una y otra vez ¿Cómo me salió así este muchacho si yo le doy todo lo que quiere? Lo que sucedía, era que su hijo, muchacho de 18 años, había mandado fabricar un duplicado de la llave del automóvil del padre, esperó a que este durmiera por la noche, sacó silenciosamente el vehículo, y salió de farra con unos amigotes. Para su desgracia, chocó contra una columna, se lastimó seriamente, y el auto quedó destrozado, en medio de un mar de latitas de cerveza que habían caído del vehículo al chocar. Otros dos muchachos, salieron mejor librados, pero el hijo de aquel señor tenía doble fractura en las piernas, y posiblemente una lesión en la cadera. De ahí la desesperación del padre, y su amargo .reproche al hijo: "a quien no le negaba nada y se portaba así". No somos ni de lejos pedagogos, pero sí padres y se nos ocurre que aquello de "le doy todo lo que quiere" o "no le niego nada", no es una fórmula de relación padre hijo precisamente muy prudente, y quizás  el afligido señor pertenezca a esa clase de hombres débiles de carácter que para evitarse problemas consiente cualquier exigencia del hijo, como si esperar a que el hijo, en respuesta a su generosidad, le pagara con buena conducta. Lamentablemente, las cosas no suceden así. En primer lugar, generalmente el hijo no dice "papá es generoso" sino piensa que "papa es flojo", Y hecho ese descubrimiento, ya le resulta fácil ceder a la tentación de la farra, y a las incitaciones de los cada vez más numerosos jóvenes parásitos que viven y farrean a costa de los que tienen medios. Pensamos en este sentido, que un buen padre no es el que "le da todo " o "no le niega nada" al hijo, sino el que regula la relación, sin soslayar el cariño, sobre la base de la autoridad. Claro que es mucho más fácil decir sí que no, pero siempre  o, casi siempre, es más prudente y juicioso decir no que sí. Mucha gente, padres, cree que la buena voluntad y la buena conducta del hijo se compran No es así, la buena voluntad y la buena conducta se imponen, con amor y con autoridad. Muchos hijos que solían decir que el “viejo es formidable”, porque les daba todo, están ahora en silla de ruedas o en el cementerio. Muchos hijos a quienes sus padres no le aflojaron las riendas, son hoy jóvenes abogados o médicos. Ahí esta la diferencia

Mario Halley Mora - MHM


COMENTARIO I: EMPAYENADO

El enfermo, hombre joven, se debatía en la cama retorciéndose de dolor, con los ojos extraviados y echando espuma por la boca. Una de las vecinas que lo asistía, ayudando a la madre, juraría después que a la mortecina luz de la lámpara había visto salir una mariposa negra de los oídos del enfermo, y que cuando devolvió sobre el papel diario que apresuradamente le habían puesto en piso había visto también algunos gusanos. De modo que tomó cuerpo la convicción de que el enfermo había sido "empayenado" y que no había "pojhá­ farmacia" capaz de destruir aquel maleficio letal probablemente, ingerido con el mate o el tereré inficionado de innombrables recetas diabólicas que alguna malvada había invitado al joven. Algunos días después, el enfermo había mejorado físicamente pero parecía vivir una bruma permanente que le hacía mirar sin conocer a la gente y murmurar incoherencias cuando quería hablar. "O ñe pojhanó" decían las viejas, con compasión, y sugerían diversos medios y diversos curanderos capaces de anular el sortilegio y devolver la salud al enfermo. Una de las viejas vecinas fue más lejos, señalando que debía llevarse al joven a un "médico" de la parcialidad guaycurú, que son los especialistas en estas cosas. Así lo hicieron, el viejo indio cubrió de cenizas al enfermo acostado en el suelo, mascó tabaco y escupió apreciable cantidad de jugo sobre la humanidad del "empayenado", y finalmente se puso a canturrear monótonamente, haciendo gestos cabalísticos. Increíblemente, el joven dormía apaciblemente. El "guaycurú" dijo que ya estaba curado, y si querían que el payé se "diera vuelta" o sea, que la malvada mujer que había hecho el sortilegio, sufriera las mismas angustias que el joven. La madre dijo apasionadamente que si, y el "guaycurú" volvió a sus extraños ritos. El joven despertó lúcido, ágil, alegre, abrazo a la madre y se marcharon a casa. Cuando llegaron al caserío, oyeron gritos y corridas en la casa vecina. Dorotea, aquella chica tan formal y beata, se debatía en la cama, presa de espasmos y echando espuma por la boca .... ¡Había sido ella! Quién lo iba a creer? Bien, esta es la historia anodina de los, domingos y que no es imaginación, sino la reconstrucción de un "sucedido" que mi abuela le contaba alguna vez a su comadre, sin percatarse de que su nieto de 6 años, yo, lo escuchaba atentamente, para repetirlo a sus lectores, a casi medio siglo después.-

MHM


COMENTARIO I: A LA CÁRCEL POR BREVE TIEMPO

Un señor a quien le robaron dos veces dos autos distintos, se preguntaba y nos preguntaba a nosotros, si la Justicia no contemplaba penas progresivas para reincidentes, esto, teniendo en cuenta que a criterio de la opinión pública, los ladrones aprehendidos, a veces con gran publicidad periodística, pasan un breve período en la cárcel, salen, vuelven a las andadas, nuevamente caen presos y otra vez a la cárcel por breve tiempo, y así, en un circulo interminable. Como en materia de derecho somos absolutamente legos, le contestamos que no sabíamos de tales penas progresivas para los reincidentes, pero que sí compartíamos la reocupación de la opinión pública, sobre la dañina proliferación de ladrones de automóviles, o de ladrones a secas, y el hecho de que al ser capturado un caco, la crónica, recogida en los medios policiales mismos, hablara del "conocido ladrón" o el "conocido pájaro de cuentas", lo que quiere decir que no es la primera vez que el delincuente cae, lo que a su vez, quiere decir que es uno de los que transitan su existencia entre la cárcel y la calle, en un circulo ininterrumpido. Al respecto, nos preguntamos cuánto le cuesta al Estado, el movilizar personal de todo nivel para investigar, perseguir, apresar, juzgar, condenar, alojar, alimentar una y otra vez al mismo ladrón incorregible. Posiblemente, la "carrera" de este incorregible sea más cara y más larga que la preparación académica de un médico o de un ingeniero, y ni qué decir de los perjuicios que causa a sus víctimas, que por cierto no siempre recuperan lo perdido, o lo robado mejor, y tienen que consolarse primero porque el hombre ful= a la cárcel, e irritarse después porque salió y volvió a robarle. Si mal no recordamos, en alguna parte leímos que en tiempos del General Caballero se establecieron colonias penales en el Chaco, pero aquí cerquita, en Villa Hayes La pregunta que surge en vista de aquella experiencia, es si no convendría estudiar su actualización, pero mucho más lejos, y enviar allí a los incorregibles, dándole lo necesario para subsistir CON SU TRABAJO. Parece una medida drástica, pero extrema es también Ia permanente alarma de la población, especialmente los dueños de autos, ya no sólo brasileros, sino, de cualquier origen que  ya no saben cómo proteger sus bienes, igual  que miles de dueños de casa que fueron visitados por estos desagradables personajes y perjudicados en valores a veces millonarios.-

Mario Halley Mora - MHM


 

COMENTARIO I: GONZÁLEZ DELVALLE, ES UN TÍMIDO Y UN TIMORATO

Un lector me llama por teléfono, y me pregunta si mi intención fue tratarle de cobarde a González Delvalle, cuando recordé en estas mismas columnas que habla rehuido del debate televisivo y le acusé de "nunca mostrar la cara". La respuesta se la voy a dar tal como acostumbro a hacer. Y digamos en primer lugar que en fondo, este señor González DelvaJle es un tímido, o más, un timorato. Y pretende ocultar, compensatoriamente, esos vicios, escribiendo de todo y contra todo ... sin ir jamás a las fuentes, sino haciéndose caja de resonancias de lo "que se dice por ahí", desde un cómodo alejamiento. Escribe contra la Reforma Agraria. ¿Cuando le hizo un reportaje, cara a cara, al Dr. Frutos? Escribe contra la Justicia. ¿Reporteó alguna vez, cara a cara, a un Juez, al Presidente de la Corte Suprema? Se lamenta de los "abusos de autoridad". ¿Hizo algún reportaje al Ministro del Interior? Se dice "colorado pobre", y como colorado con derecho a pedir explicaciones ... ¿planteó alguna vez, cara a cara, al Presidente de la Junta, o por lo menos a algún miembro de la misma, su inquietud o su protesta porque existan colorados ricos? Se abre las puertas del Consejo del Teatro Municipal a todos los periodistas. Es el único que no asiste, pero es el que mas escribe criticando sus resoluciones. . "Escribe como apasionado sindicalista, pero su patrón echa injustamente a un compañero: y no dice ni mu. De ahi mi "diagnostico". Es un tímido y un timorato. Nunca sale a presentar batalla. Le gusta disparar desde las troneras. Tocar de oído. Atacar desde la segura fortaleza de la prensa libre, sin atreverse a asumir el papel de periodista militante, indagador, preguntador, sin timidez para poner su grabador delante de las narices de un funcionario aunque de tercera categoría y formular sus preguntas sin reservas mentales y sin achicarse, en actitud profesional donde hasta ciertas mujeres reporteras le pueden dar el ejemplo. De ahí que se me ocurre de que el pobre padece de cierto complejo de inferioridad, con el lógico contrapeso de la "manía de notoriedad", por la cual se afana, pero a distancia, sin dar la cara, escribiendo cosas tremendistas y desapareciendo, en persona, de donde puede recibir una réplica también en persona. De modo que la pregunta está mas o menos contestada. Honestamente, no sé si González Delvalle es un cobarde, pero lo que sí sé que, valiente, lo que se dice valiente, no lo es en absoluto, porque abusa del poder que la da un diario de gran circulación, pero en el compromiso de mostrar la cara, niente.

Mario Halley Mora - MHM


 

COMENTARIO I: EL PROFESOR DE LITERATURA

En nuestra edición del miércoles pasado, contamos en estas columnas la historia brevísima del poeta Baudelaire, que fuera llevado a la Justicia, y condenado, por su libro Las Flores del Mal, que hasta hoy sigue vigente, después de más de un siglo. Repetíamos allí la afirmación del abogado defensor del poeta que dijo más o menos que el arte brilla, porque allí hay talento, nó preocupación por la moral. Y esto vino al caso, porque, guardando infinitas distancias, cierto profesor de literatura sugirió a sus alumnas, en un trabajo práctico, que nos hiciera entre otras, la siguiente pregunta: "En su novela La Quema de Judas hay una prostituta; en Los Hombres de Celina otra. y en' su obra teatral la Madama, tres. ¿Significa que en su formación de autor incidió su permanente concurrencia a los prostíbulos?. Quedamos asombrados de que el susodicho profesor haya inducido a cinco inocentes chicas a formular semejante pregunta. Y no tanto asombrados, sino apenados de que haya en el país una cátedra a cargo de semejante burro. Además, empezamos rápidamente a revisar nuestras ideas al respecto, especialmente aquellas que ya publicamos sobre la pobre, formación cultural de los estudiantes secundarios, cosa que justificamos ahora, teniendo en cuenta la "calidad" de los profesores encargados de ilustrarlos. Como este que nos tocó, que enseña en base a la peregrina teoría de que Roa Bastos tuvo necesariamente que andar por los quebrachales del Alto Paraguay, o que J.M. Rivarola Matto tuvo que ser mensu en los yerbales, o que Correa tuvo que ser soldado en el Chaco para conocer tan profundamente la sicología de sus protagonistas; o que Ray Bradbury haya tenido que andar por Marte para escribir su poética ciencia ficción. De acuerdo a esta teoría, sería imposible que Verne, Salgari o Sabatini escribieran magistrales descripciones de tantos países del mundo sin salir jamás de sus gabinetes de trabajo, según el criterio de este profesor de literatura que anda tan descaminado en su cátedra, que ni siquiera conoce de la participación plena, total, de la imaginación, la observación, el ejemplo y el conocimiento en la creación literaria. De modo que en la columna correspondiente malhadada pregunta, pusimos para beneficio de las chicas “Dios les ampare de su profesor de literatura”

Mario Halley Mora - MHM

 

 

Fuente en Internet: http://mariohalleymora.blogspot.com

(Espacio ON LINE y verificado a Julio del 2013


 

 

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