GASTOS SUPERFLUOS
Por ALCIBÍADES GONZÁLEZ DELVALLE
alcibiades@abc.com.py
Por la situación que pasamos –“encerrados, solos y aislados”– nos peleamos con nosotros mismos. Cada quien lleva consigo a su peor enemigo: se aburre, no se tolera ni tolera a quienes están a su alrededor, se estresa, vive pendiente de las malas noticias, cuanto peores, mejor: “Yo dije luego…”.
El coronavirus sacó a la superficie lo mejor y peor que tenemos. Junto con admirables actos solidarios saltan las mezquindades. En el primer caso son muchos y admirables. Vi por las redes sociales a una pareja de Juan E. O’Leary que, en su pobreza, donan poroto y mandioca arrancados de su chacra para quienes más necesitan de comida. Igual gesto vemos en muchos otros campesinos pobres que se duelen de otros más pobres que ellos. Estos ejemplos, como muchos otros similares, conmueven por su hondo sentido humano: los pobres cuidando a los más pobres.
También el Estado necesita de muchos recursos para atender por lo menos las urgencias. Según los entendidos, la expansión del virus podría tener proporciones alarmantes. Los medios económicos son muy limitados. Como a todo el mundo, el coronavirus nos tomó de sorpresa, con la guardia baja y casi sin dinero. En gran medida seguimos dependiendo de los actos heroicos de médicos y enfermeras.
Frente a la precariedad económica, el Gobierno tomó la determinación de limitar los sueldos de los funcionarios a 37 millones de guaraníes que en nuestro país es mucho dinero. Quien los gana no va a pasar hambre, ni andar desnudo, ni moverse a pie, ni dormir en la intemperie.
En el diario porteño Clarín, se anunció el martes que el presidente de Diputados quiere hacer un recorte del 40% en los sueldos que cobran los parlamentarios. El dinero será destinado a la Cruz Roja para atender la epidemia. Leemos también que más provincias y municipios recortarán gastos políticos. Ambas determinaciones, y otras que se tomarán, tienen su origen en las manifestaciones populares que exigen bajar la remuneración de los funcionarios.
Mientras tanto aquí vemos, también, manifestaciones de protestas pero de quienes verían recortados sus salarios en una suma ínfima.
Pero no solo protestan por el descuento salarial; también, como muchos intendentes, en vez de ponerse junto a las necesidades de la gente se oponen con fuerza a recibir menos de lo habitual el cuantioso dinero de los royalties.
¿Qué se creen los funcionarios que no quieren que se les descuente alguito de sus salarios? ¿De dónde salen esos salarios? ¿Ignoran que de los contribuyentes, y que estos, mayoritariamente, viven en el padecimiento? ¿Quién les dice que son los dueños de la República?
Si las autoridades nacionales no toman la decisión, ahora, de acabar con los escandalosos privilegios, después ya no será posible. Cuando pase la pandemia todo volverá como antes y habremos perdido la oportunidad de tener un país nuevo.
Mientras tanto, frente a la mayoría honesta y preocupada del país, se alzan algunos políticos que se aferran a sus privilegios. Lo ocurrido el miércoles en el Senado pinta de cuerpo entero la calidad moral de quienes abandonaron la sala. Fue para evitar que se traten los asuntos que son de vital importancia para el pueblo.
Entiendo que hayan huido porque se iba a tratar la eliminación de los gastos superfluos. Se sintieron aludidos porque los gastos superfluos para el país son ellos mismos.
Fuente: ABC Color (Online)
www.abc.com.py
Sección: OPINIÓN
Domingo, 05 de Abril de 2020
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