VIDA SILVESTRE
Proteger a la flora y fauna
Ing. Agr. FERNANDO DÍAZ SHENKER (*)
20 de Abril de 2016
ABC Color (Online)
(*) Especialista en Comunicación Rural
Tal vez, hoy en día, ya no es noticia (por la frecuencia) que la vida de la mayoría de los animales y plantas silvestres se encuentra amenazada ante la indiferencia y codicia del hombre, que prefiere lucrar o recrearse de manera cruel con estas especies antes que preservarlas como patrimonio científico-biológico invaluable.
Lamentablemente, la ciudadanía se muestra indiferente e insensible al valor de las especies (animales y vegetales) y al mantenimiento de la biodiversidad. Las instituciones oficiales, creadas para su protección, y las ONG, que deben velar por su cuidado, hacen caso omiso. Urge una mayor atención en pos del equilibrio de los ecosistemas terrestres y acuáticos, para mitigar los efectos del cambio climático y, en definitiva, contribuir a una mejor vida del ser humano.
Es bueno recordar que la riqueza faunística y la gran diversidad biológica (árboles y plantas nativas) ayudan a lograr y mantener un mejor equilibrio y desarrollo de los ecosistemas. Igualmente, benefician recursos, como el suelo, aire y agua, además de contribuir al bienestar del hombre.
En los ecosistemas existen cadenas alimenticias naturales o tróficas en las que cada especie necesita de la otra para sobrevivir y conservar su hábitat.
LA REALIDAD
El ser humano no ha podido poner límites a la forma de expoliar los recursos naturales, y se ha convertido en el principal causante de los problemas ecológicos y ambientales que enfrentan los países del mundo y sus habitantes. Estos desequilibrios repercuten en el bienestar humano, con la aparición de enfermedades tropicales (dengue, malaria, chikunguña, zika o leishmaniasis), alergias, mayor contaminación del aire y agua que se consume y utiliza, afecciones respiratorias, entre otros. También debemos incluir la aplicación indiscriminada de agrodefensivos o plaguicidas, que incluso son una de las causas de la desaparición de las abejas nativas y melíferas, las que gracias a la polinización permiten obtener frutos para la alimentación del hombre. A esto se le suman las prácticas, como la caza y pesca no reglamentadas, y el comercio ilegal de animales silvestres: el tercer negocio ilícito más lucrativo del mundo.
CAZA, TRÁFICO Y DEFORESTACIÓN
La caza ilegal –además de la venta de estos animales y sus partes– es un negocio y “deporte” que tiene sus adeptos, lo cual deja sus ganancias, aun cuando la legislación defiende a estas especies. La lista incluye a monos, jaguaretés, loros, papagayos, reptiles, carpinchos, venados, animales acuáticos y otros.
Hoy, el comercio de la fauna silvestre, sumado al de la flora, es uno de los negocios más rentables, ocupando en el mundo el tercer lugar después del tráfico de armas y drogas. La finalidad de la caza es obtener cortes cárnicos para restaurantes y otros, además de aceites, marfil, pieles, bolsos, zapatos, carteras, objetos decorativos de los hogares y otros. Lo que ocurre hoy con los animales se aplica también a las plantas, árboles y arbustos que forman parte de la flora nativa de un determinado ecosistema.
CONCLUSIÓN
Mientras el consumismo, materialismo y lucro desmedido sigan guiando el comportamiento del hombre, la decadencia en valores y el deterioro del ambiente, la degradación de los recursos naturales, además de la vida de las plantas y los animales serán una constante. Mahatma Gandhi, abogado, político y pensador hindú, afirmó: “La Tierra es suficiente para todos, pero no para la voracidad de los consumidores”.
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