LA PRENSA ES LA CULPABLE

Por ILDE SILVERO

ilde@abc.com.py

Si los agricultores no pagan sus deudas, si el precio de la mandioca está muy bajo, si los narcotraficantes financian a los políticos, si los docentes no quieren dar clases, si la selección no tiene DT, si los taxistas cierran las calles, etc., la culpa siempre es de la prensa.

En los últimos tiempos, se ha profundizado la costumbre de echar la culpa a los periodistas casi por cualquier problema que afronta la sociedad. Se repite la antiquísima premisa de que hay que matar al mensajero portador de malas noticias.

Dirigentes de organizaciones sociales, controvertidas figuras del Gobierno, cuestionados políticos corruptos, traficantes de mercaderías de contrabando, violadores de la ley del marchódromo y muchos otros sinvergüenzas quieren dictar cátedras de cómo hay que hacer periodismo.

Habitualmente, los insultos a los periodistas provienen de personas que han cometido algún delito, fueron pilladas en acciones ilegítimas o están sospechadas de haber violado alguna ley. Como son incapaces de asumir la responsabilidad por sus actos, buscan descalificar y ensuciar a quienes informan sobre los hechos a la opinión pública.

Sin desconocer que existe una prensa amarilla y que a ciertos periodistas no les molesta recibir sobornos para hablar bien o mal sobre alguna cuestión específica, lo normal y profesional es que la prensa investiga, chequea y luego publica los hechos que muchas autoridades, líderes políticos o personajes del sector privado desean ocultar.

Como ejemplo reciente, el presidente Mario Abdo Benítez acaba de expresar que, a su criterio, la prensa es responsable de la insatisfacción y estado de crispación política de la población, debido a informaciones incorrectas o malintencionadas que difunden los medios de comunicación.

Por su parte, el sindicalista Arístides Morales disparó contra los periodistas cuando la prensa reveló el manejo mafioso de la asociación de taxistas, la posesión ilegal de múltiples paradas, la compra obligatoria de cierta marca de combustibles y la insólita “venta” de espacios en las calles asuncenas. El dirigente gremial tildó de parcialista y sensacionalista a la prensa en vez de aclarar las acusaciones en su contra.

Algo similar ocurrió hace algunas semanas cuando un grupo campesino se instaló en carpas a lo largo de tres cuadras de una calle céntrica capitalina. Cuando los periodistas preguntaron a los dirigentes por qué estaban cometiendo una acción ilegal, ocasionando un caos en el tránsito y perjudicando a varios negocios del área, la reacción airada apuntó hacia los dueños capitalistas de los medios que buscan desprestigiar las reivindicaciones de los pobres agricultores.

En política, la cuestión es bastante compleja porque las polémicas habituales entre los dirigentes partidistas se trasladan a los periodistas. Cada dueño de medio es libre de optar por la ideología política de su preferencia aunque, en teoría, a la hora de informar debe ajustarse a la realidad de los hechos, con la mayor objetividad posible, reservando la opinión para los editoriales, columnas y comentarios responsablemente asumidos.

La intolerancia ante la prensa es común en las dictaduras de derecha (Stroessner) y en los totalitarismos de izquierda (Maduro). Es una lástima que algunos políticos y dirigentes sociales de medio pelo también adopten tan equivocada prepotencia.

Fuente: ABC Color

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Sección OPINIÓN

Martes, 30 de Julio de 2019

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