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ENRIQUE SÁNCHEZ DOMÍNGUEZ

  LA RENDICIÓN DEL TNEL. MARZANA EN BOQUERON - Por ENRIQUE SÁNCHEZ DOMÍNGUEZ


LA RENDICIÓN DEL TNEL. MARZANA EN BOQUERON - Por ENRIQUE SÁNCHEZ DOMÍNGUEZ

LA RENDICIÓN DEL TNEL. MARZANA EN BOQUERON

Por MAYOR (SR) ENRIQUE SÁNCHEZ DOMÍNGUEZ

Asunción – Paraguay

1976 (38 páginas)

 

 

A MANERA DE PRÓLOGO

 

         Hemos leído en el Diario ABC Color, de fecha 29 de Setiembre ppdo., un artículo que lleva por título: "BOQUERON: PRIMERA GRAN VICTORIA EN EL CHACO", que lleva la firma del distinguido y dilecto amigo Cnel. Pedro P. Medina, donde afirma en un párrafo: "EL TCNEL. MARZANA FUE HECHO PRISIONERO POR LOS TTES. ISLAS VARGAS Y VALDOVINOS".

         Igual afirmación hizo por televisión, en su conocida audición semanal, "MIRANDO EL PASADO", correspondiente a la Semana de Boquerón, el Mayor Gabriel A. Coronel.

         El Cnel. Ricardo Benza Carreras, de gran actuación en la batalla de Boquerón, en su artículo: "LA BATALLA DE BOQUERON"", que dio a luz en "VERDE OLIVO" "Vocero de opiniones de los ex-combatientes de la Guerra del Chaco y fuente de ilustración y divulgación histórica", en el número correspondiente, también al mes de Setiembre, expresa lo siguiente: "El Tte. Islas y el Tte. 2° Rva. José D. Sánchez Guerrero (Comandante de Pelotón), fueron los primeros Oficiales que se entrevistaron con el TCnel. Marzana (Comandante del Destacamento Boliviano que defendió Boquerón). El Tte. Islas condujo a dicho Jefe para su entrega al Mayor Carlos A. Fernández, Comandante de nuestra Primera División. En el trayecto, se hizo cargo del prisionero el Cap. Luis Santiviago del R. I. 6 "Boquerón" quien procedió a su presentación al Comandante del R. I. 6 a quien deseaba presentarse el Comandante Marzana, según se supo posteriormente y dicho por el mismo".

         El Cnel. Benza Carreras, publicó el mismo artículo en la revista "40 AÑOS DESPUES", en el número igualmente correspondiente al mes de Setiembre último.

         Sin ánimo alguno de polemizar, nosotros nos preguntamos: Por qué Islas habría de entregar, en el trayecto a su prisionero al Cap. Santiviago? O acaso se piensa, que Santiviago hubiera podido arrebatarle el prisionero al Tte. Islas, en el supuesto trayecto que siguiera para entregarle a su Comandante de la Primera División? Puede creerse que Islas, entregaría al prisionero conducido al P. C. de la Primera División, de buen grado, a un extraño?,

         Hacemos la salvedad de que, ni el Cap. Santiviago, ni el Mayor Arturo Bray, ni el R. I. 6 "Boquerón" pertenecían a la Primera División.

         No hay lógica ni consistencia, en la temeraria afirmación del Cnel. Benza Carreras.

 

 

CONSIDERACIONES LIMINARES

 

         Nosotros creíamos, que los episodios de la rendición del TCnel. Marzana el 29 de Setiembre de 1932, ya habían sido aclarados suficientemente can anterioridad. En efecto, en un artículo publicado en el diario "LA TRIBUNA", en dos números seguidos, hace algunos años, explicábamos con lujo de detalles, los pormenores de dicha rendición de la que fuimos testigos y participantes, con otros camaradas que luego mencionaremos, como el Cap. Don Luis Santiviago, hoy Gral. Div. (SR), el Brigadier Milciades Sánchez, hoy Gral. Brig. (SR) y el Sub-Brigadier Enrique Sánchez Domínguez, hoy Mayor (SR), autor de esta monografía.

         Opinamos que los cientos de incidentes que se produjeron en todas las batallas, combates y acciones militares durante la Guerra del Chaco, deben ser relatados por los testigos con absoluta veracidad. Las pasiones, impulsos, inclinaciones, de carácter personal, deben dejar paso a la verdad, para que las generaciones presentes y futuras, puedan beber en una límpida historia, escrita con imparcialidad por los estudiosos de los quehaceres de la historia. Las afirmaciones que riñen con la verdad, provengan de testigos falsos o de actores mal informados o interesados en tergiversar los hechos, deben ser discriminados. El historiador debe hacer pasar por un tamiz los datos recogidos para depurarlos; debe hacer resaltar los hechos ciertos y desechar los dudosos y falsos, solamente así tendremos una historia nacional diáfana y clara.

         Nosotros no queremos tener ni tenemos interés personal en magnificar ni disminuir los hechos ocurridos; sí, en cambio, pretendemos ser justos y ecuánimes, como humildes actores que fuimos en la guerra.

         La rendición del TCnel, Manuel Marzana en Boquerón, a nuestro juicio, tuvo gran importancia y trascendencia. Gravitó decisivamente sobre los acontecimientos posteriores de la guerra; de allí que el acto de la rendición tenga su importancia histórica. El TCnel. Marzana, rindió sus armas en Boquerón, después de una tenaz resistencia del Fortín cuya defensa le fuera confiada, por el Comandante de la 4º División Boliviana Cnel. Francisco Peña, con asiento en Arce.

         Consideramos que no somos nadie para aumentar o restar méritos a los que actuaron con gran espíritu de sacrificio, en aquellas épicas jornadas de Boquerón. Pensamos, quizá con razón, que el hecho de haber comenzado y terminado en pie, los veinte días de asedio del fortín, constituye ya un timbre de valor, puesto que para ello fue necesario desplegar ingentes sacrificios y fue menester sufrir todas las penurias y privaciones de la escasez de agua especialmente, y de víveres, aparte de sentir en carne propia y en el espíritu, el constante silbido de enjambres de proyectiles, que hacía vacilar a los espíritus más templados. Solo los que poseyeron una robusta voluntad, fueron los que pudieron sobrellevarlos.

         En la Institución en la cual fuimos formados y educados, la Escuela Militar y en el R.I. 6 "Boquerón", donde iniciamos los primeros pasos como Oficial, en plena campaña, aprendimos a poder sobrellevar todas las fatigas y penurias, y sobre todo, aprendimos a no mentir. Llamamos a las cosas y a los hechos por su nombre. La verdad ante todo. Teníamos confianza en nuestros Jefes, camaradas y subordinados. Las órdenes recibidas eran claras y concisas. Nuestros partes eran veraces. No sacrificábamos, sin estricta necesidad, a nuestras tropas. Mezquinábamos la vida y el sacrificio de nuestros soldados. Nadie buscaba glorias baratas. Las órdenes recibidas no las discutíamos. Sabíamos que estábamos bien mandados. Las misiones recibidas las cumplíamos con exactitud. Ejercíamos la iniciativa, en mayor grado por supuesto en los escalones superiores, para disponer el empleo de nuestros medios para el cumplimiento de la misión recibida, sin modificar ésta en ningún caso. La iniciativa se ejerce, siempre dentro de la intención recibida del comando superior, en forma escrita o verbal. Las órdenes impartidas por nosotros, las comunicábamos a nuestros Jefes como parte, y así conseguíamos que, ellos compartieran con nosotros nuestras responsabilidades.

         En el Regimiento "Boquerón", a lo largo de tres años de guerra, mantuvimos permanente, el espíritu de disciplina y la cohesión moral y espiritual recibidas en la vieja Escuela Militar.

         Así, nuestro Regimiento, se convirtió en una Unidad Escuela. Mandar allí fue siempre fácil; nadie mentía, todo era veraz, y el cumplir una orden era una rutina, no importaban las dificultades que ella acarreaba.

         Para nosotros, el TCnel. Marzana cumplió con su deber de soldado con sacrificio, pero con honor hasta el límite de sus fuerzas. Carecía de municiones, agua y víveres. Había sacrificado los mulos cargueros de su dotación de armas pesadas; los víveres arrojados desde el aire por los pesados aviones para abastecer a su dotación de tropas, consistentes en charques y otras vituallas, caían en nuestro poder y en el campo de nadie. Los proyectiles que les fueron arrojados, igualmente por aire, quedaban mellados, por lo tanto, inservibles; los pozos de agua de donde se extraía agua para el personal, ubicados en la orilla de la plazoleta del fortín, estaban batidos por nuestras armas automáticas, de día y de noche, y cubiertos de cadáveres putrefactos que impedía en absoluto se pudiera beber de ellos. La enfermería del fortín, instalada en un galpón de paja, estaba abarrotada de heridos, cerca de 100, que se hallaban hacinados, agusanados, despidiendo un olor pestilente, por la carencia total de medicamentos, que ya se habían agotados. Las camas de esta enfermería estaban dispuestas por debajo del nivel del terreno para evitar los efectos de los tiros rasantes.

         El fortín y sus ocupantes, estaban totalmente cercados y aislados de sus bases, desde el día 25 de Setiembre.

         Pero volvamos un poco atrás, para explicar mejor los acontecimientos ocurridos, el día 29 de Setiembre.

 

 

 

INDICE

 

A manera de prólogo

Consideraciones liminares

Los primeros días de la batalla

Ei R.I. 6 se incorpora al asedio del Fortín

Ataque e irrupción del R.I. 6 en las posiciones enemigas

Histórica proclama

Penetración de nuestras tropas en la defensa del enemigo.

Rendición del Fortín y de su Comandante

Conclusiones

Nota del Autor

Anexos

 

 

 

 

 LOS PRIMEROS DIAS DE LA BATALLA 

 

         El día 9 de Setiembre, atacaron las tropas paraguayas las posiciones enemigas, con ímpetu, sin observar principios elementales de conducción: como reconocimiento previo del terreno de las posiciones bolivianas; sin contar con apoyo de fuego de las armas pesadas de infantería, sin aprovechar los caminamientos más favorables para la progresión, etc. Nuestras tropas atacaron a cuerpo gentil, sin tener en cuenta el fuego mortífero de las armas automáticas enemigas, ubicadas y mimetizadas en los lugares desde donde obtenían el máximo de rendimiento de las armas. No se contaba con observatorios en ningún escalón. Nuestras entusiastas y bisoñas tropas fueron rechazadas con elevadas pérdidas.

         El 10, nuestras tropas se reorganizaron para proseguir con sus avances, ahora más cautelosos. Se corta el camino Boquerón-Yucra. Se hace frente al enemigo exterior en el S. y S.O.

         El mismo día, el Comando del I C.E. boliviano, Gral. Carlos Quintanilla, con asiento en Muñoz, ante el parte elevado por el Comando del Fortín "Boquerón", el día 9, donde expresaba: "que las tropas paraguayas habían sido rechazadas con grandes pérdidas y huyen hacia Isla Poí", concentra apresuradamente en "Yucra", su única reserva, el R. I. 14, que cubría "Ramírez", "Castillo", "Lara" y "Yucra", y ordena al Comandante del R.I.      14, TCnel. Pereira, que acuda a "Boquerón" para "perseguir a los paraguayos, en escalones sucesivos, hasta 20 Kms. de "Boquerón" hacia Isla Poí"... El TCnel. Pereira, sin adoptar las debidas precauciones, se dirige hacia "Boquerón" con sus tropas, para cumplir la orden recibida. En el trayecto, es sorprendido por nuestras tropas que aniquilan al R.I. 14, cayendo prisionero el Mayor Adolfo Lairana.

         El día 11, llega apresuradamente, con sus tropas el Cnel. Enrique Peñaranda de la zona "Toledo", "Bolívar", "Platanillos", llamado urgentemente por el Comando de la 4º División, cuyo P.C. adelantado estaba instalado en "Yucra". El Cnel. Peñaranda apremiado por los acontecimientos, crea y organiza 3 Destacamentos, y el día 12, acude por diferentes itinerarios, en auxilio del reducto de "Boquerón". Los 3 Destacamentos Bolivianos fueron rechazados con grandes pérdidas.

         Las tropas atacantes de Boquerón, aprovecha esos días, para ir acercándose, adoptando mayores precauciones, a las posiciones de "Boquerón" y ya esbozando el envolvimiento por el S. y el N.O.

         El TCnel. Moscoso, en su obra: ''RECUERDOS DE LA GUERRA DEL CHACO", en la página 86, al referirse a esos días, expresa acertadamente: "Y así pasan los días: al amanecer y a la puesta del sol, se repiten los ataques (del enemigo), cada vez menos violentos y que degeneran en fuego de hostigamiento".

         En algunos sectores se produjeron ataques aislados de Unidades paraguayas que lograron obtener éxitos locales, fueron ejecutados sin coordinación; carecían de proyección en el conjunto.

 

 

EL R. I. 6 SE INCORPORA AL ASEDIO DEL FORTIN

 

         El día 16, a la noche, llegó a "Boquerón" de Isla Poí, por el camino nuevo, después de una jornada a pie de 55 Kms. el Regimiento "Boquerón", en el que cifran muchas esperanzas todos los combatientes. Esa misma noche, sin descansar, es conducida la Unidad en el monte, con rumbo N., hacia su base de partida. La orden de ataque al fortín había sido dictada ese día 16, por el Comando del I C.E. TCnel. José F. Estigarribia, aún antes de la llegada del Regimiento al campo de batalla. En la mañana del 17, el Regimiento, se encuentra en el bosque, en terreno totalmente desconocido, sin saber hacia dónde estaba ubicado el fortín. Los Batallones II y III se dirigen al Oeste, hacia el camino "Boquerón"-"Ramírez", alcanzando éste, debían atacar de NO a SE. Estos batallones, en pleno desarrollo de su maniobra, sin tener enlace en los flancos, son sorprendidos del lado de "Ramírez", en su retaguardia, por el Destacamento del TCnel. Montalvo, que tan luego ese día, llegaba para atacar de ese lado de "Ramírez", para abrirse paso hasta "Boquerón".

         Los dos batallones del Regimiento "Boquerón", fueron desorganizados. No esperaban ataque del lado de "Ramírez"; el Comando paraguayo les aseguró que ese lado estaba cubierto por tropas amigas, lo que resultó ser falso. El Destacamento Montalvo cumplió su misión, ingresó al fortín, aunque a la noche de ese mismo día 17, volvió a salir, por el mismo camino. El ataque aislado del I Batallón del R.I. 6, del lado N., fue detenido no por el enemigo, sino por el contraste sufrido por los otros batallones.

         El ataque del R.I. 6 "Boquerón", cumplido en las condiciones expresadas, no podía tener otro resultado. No se conocía el terreno ni al enemigo. La Unidad fue empleada apresuradamente. Las tropas ni los cuadros estaban orientados ni ambientados. Un apuro, quizás indebido, malogró la operación.

 

 

ATAQUE E IRRUPCION DEL R. I. 6 EN LAS POSICIONES ENEMIGAS

 

         El Comando del I C. E. paraguayo,había ordenado se efectuase un ataque general en todo el frente para el día 26 de Setiembre. Estaba apremiado por la alarmante bajante del agua que contenía el Pirizal de "Isla Poí", distante 55 Kms. de "Boquerón" de donde se llevaba el agua para su distribución a los combatientes de este fortín.

         Al Regimiento "Boquerón", le correspondió atacar, de norte a sur, desde el camino "Boquerón-Isla Poí", el Noroeste, hasta el camino "Boquerón-Ramírez", al noroeste. El Regimiento, llevando en primer escalón al I y III Batallones, al mando de los Capitanes Luis Santiviago y Mutsuhito Villasboa, respectivamente; salió de su base de partida, a orilla sur del bosque que desemboca en el cañadón que circunda las posiciones enemigas, en el norte. El I Batallón progresa rápidamente y al llegar a las posiciones enemigas de su frente, pese al intenso fuego recibido y a las innumerables bajas sufridas, cruza las alambradas de púa que defiende las posiciones, y, al asalto, penetra en un sector de esas posiciones principales con la 1º Compañía del I Batallón al mando del Tte. 1º José Infante Rivarola, -fallecido durante la guerra del Chaco, en las acciones del Boyuibé, siendo Cap. de Inf. - y un grupo de combate del III Batallón (el del Cadete Carlos Sisa), rechazando a sus defensores que huyen hacia la retaguardia y hacia los lados. En la noche del 25, una patrulla al mando del Sgto. 1º Leonardo González Gamarra sigilosamente se acercó a las alambradas enemigas de nuestro frente y procedió a cortarlas, con unas tijeras especiales. Cumplió con su cometido sin haber sido sentido. Esta riesgosa y meritoria acción previa, facilitó que el día 26 se pudiera trasponer las alambradas, ya con brechas semiabiertas.

         Destacamos un hecho ocurrido, poco común. Durante el ataque y asalto de la III Compañía del I/R. I. 6, el día 26, el morterista del R.I. 2 "Ytororó", a nuestra derecha, al noroeste, al avistar que nuestras tropas estaban por irrumpir en las posiciones enemigas, hizo varios disparos de mortero en nuestro apoyo, que consideramos resultó decisivo para el éxito del asalto. La Sección de Morteros del R. I. 2, estaba a cargo del Tte. 2° Pantaleón González Yegros, hoy Cnel. (SR), quien observaba a través del cañadón todas las alternativas y peripecias del ataque. Fue una colaboración oportuna y muy eficaz.

         Las tropas que irrumpieron en las posiciones enemigas, ocupaban las zanjas bolivianas, en un frente de 200 metros poco más o menos. La pequeña cuña introducida separaba en dos partes las posiciones principales y últimas del enemigo (ver croquis paraguayo). Permanecieron allí desde las 8 hasta las 17 hs. del día 26, momento en que fueron desalojadas por un contraataque enemigo, que tuvo que traer refuerzos de otros sectores para efectuarlo. Aclaramos que nuestras tropas quedaron en esas posiciones, aisladas de sus bases. Ni un parte llegaba a retaguardia, como ninguna orden de atrás llegaba hasta allí. Para la tarde, carecíamos de municiones y agua. Ni una ayuda pudo prestársenos, ya que para ello era necesario cruzar el peladar, que quedaba a nuestras espaldas e intensamente batido por el enemigo.

         Para más, a la mañana, luego de que nuestras tropas penetraran en las ya mencionadas posiciones, después de cruzar el cañadón, dejándolo a sus espaldas, el enemigo con proyectiles incendiarios consiguió quemar el pajonal mencionado, pereciendo allí achicharrados nuestros heridos que no podían valerse por sí mismos. Allí murieron unos 20 heridos, entre ellos el Sgto. 1° Leonardo González Gamarra, el Sgto. 2º José Bechi; fueron heridos el Tte. 1° José Infante Rivarola, Comandante de la 1º Compañía, nuestro Comandante, y el Cadete del 3er. Curso, Fulgencio Peña.

         En la posición conquistada, hallamos gravemente herido al Comandante boliviano del Sector, Cap. Luis Riveros, a quien dimos unos tragos de agua antes de expirar. El Cap. Riveros, herido, había sido abandonado por sus tropas.

         Durante el contraataque de la tarde, que nos desalojó de las posiciones conquistadas murió heroicamente el Cadete Carlos Sisa; fueron heridos gravemente el Cadete del 4° Curso Militar Víctor Manuel Brizuela, (falleció después de la guerra, siendo Cap. Inf.) Comandante del 3er. Pelotón de la 1º Compañía y el Cadete Damián Fretes Yódice (después Cap. Nav. (SR), ya fallecido). Perdimos entre muertos y heridos, más de la mitad de la 1º Compañía, que tenía una dotación de 130 hombres. Al Cadete Brizuela, se logró sacarlo, ya a la noche, de las posiciones en que cayera herido. Al Cadete Fretes Yódice, solamente a las 15 hs, del día siguiente fue posible rescatarlo. La 1º Compañía, durante su ataque y asalto llevó en primer escalón, al 1° y 2° Pelotones, al mando del Sub Brigadier Enrique Sánchez Domínguez y del Cadete del 4º Curso Militar Gregorio Villalba respectivamente, (este último falleció siendo Tte. 2° Inf. en un desgraciado accidente), éstos fueron apoyados eficazmente por el 3er. Pelotón, que progresaba en sostén, en segundo escalón. Cuando nuestras tropas del primer escalón conquistaron las posiciones enemigas, el 3er. Pelotón quedó a 100 metros atrás aproximadamente, alambradas de por medio, en un reducto avanzado del enemigo, que habíamos conquistado. Al terminar el contraataque enemigo de las 17 hs. que logró desalojarnos de las posiciones conquistadas, recibimos parte del Sgto. 2° Amadeo Insfrán del 3er. Pelotón, que el Cadete Militar Víctor Manuel Brizuela, Comandante de su pelotón, había caído muerto en su P.C. en el reducto más arriba mencionado. Estaba cayendo la noche. Ordenamos al Sgto. Insfrán que juntamente con el Cabo Adolfo Zavala Martínez y los soldados Antonio Gavilán y Francisco Aquino, los hombres más altos y fuertes del 1er. Pelotón de la 1º Compañía, fuese a traer el cadáver del Cadete Brizuela nuestro compañero de curso y amigo entrañable. (El Cadete Brizuela era alto y de complexión física robusta). A las dos horas de haber partido, poco más o menos, regresa la patrulla trayendo con vida al Cadete Brizuela, conducido en la posición de sentado sobre los brazos, habiendo recorrido en esa forma cerca de 250 metros, en estado sumamente grave, por las múltiples heridas recibidas en el cuello y en la mandíbula. Sin pérdida de tiempo, el Capellán del R.I. 6 "Boquerón." Padre VALDEZ VERDUN, lo condujo personalmente a Isla Poí, donde fue intervenido a tiempo, salvando así la vida.

         En la mañana del 27, recibimos un aviso del Tte. 2º Julio César Zarza (hoy Mayor SE), Comandante de una Compañía del R.I. 2 "Ytororó", situado a nuestra derecha, noroeste, de que un hombre desnudo al parecer, se dirigía arrastrado hacia nuestras líneas. Preparamos una patrulla y llevando una camilla, personalmente nos dirigimos a comprobar el hecho y ver de qué se trataba. Encontramos al Cadete Fretes Yódice, totalmente desnudo, en el fondo de un nido de ametralladora enemiga abandonado, ubicado al lado del reducto que ocupaba el 3er. Pelotón el día 26 y de donde habíamos logrado rescatar al Cadete Brizuela, en la noche del 26. Toda su indumentaria la utilizó en forma de torniquete, que fue cambiando y evitando así desangrarse, pues tenía una tremenda herida en el muslo superior, que le impedía moverse.

 

 

HISTÓRICA PROCLAMA

 

         Esa noche del 26 de Setiembre, el Comandante del Regimiento dictó la siguiente proclama:

         "P. C. 26 de Setiembre de 9932. - 20.hs. A los Comandos de Batallones. A la felicitación que el Comandante del Cuerpo de Ejército, me encarga transmitiros por la brillante jornada de hoy, uno los míos en un amplio y sincero aplauso de cordial admiración. Oficiales, Cadetes y tropas del Regimiento "Boquerón". Habéis cumplido con vuestro deber. Esa es la satisfacción más intensa que puede sentir un soldado de verdad. Habéis hecho honor a la gloriosa tradición que evoca el nombre de nuestro Regimiento, reforzando la púrpura de su estandarte con sangre paraguaya, roja y pura como la franja superior de nuestro emblema. Vuestro Jefe se siente orgulloso de vosotros y más que nunca confía en que el éxito final ha de coronar vuestros nobles y denodados esfuerzos. Firmado. A. Bray. Mayor. Jefe de Regimiento".

         Resaltamos con énfasis la acción del día 26 como un hecho heroico del Regimiento porque durante el asedio de "Boquerón", ninguna otra unidad paraguaya, llegó a penetrar por la fuerza, en el reducto fortificado de Boquerón.

         Su resultado material no tuvo carácter decisivo pero posibilitó el camino para el ataque posterior del día 28, cuyo resultado fue la capitulación del enemigo.

         Le faltó mayor potencia al ataque realizado el día 26, tropas y fuego. Solamente una compañía, de dos batallones que atacaron desde nuestro lado, logró conquistar las posiciones principales del enemigo. El empuje no contó con el apoyo de las armas pesadas del Regimiento, no hubo coordinación entre los batallones ni con las Unidades vecinas. Tampoco hubo enlace con los vecinos ni la retaguardia. El ataque murió en las posiciones enemigas, asfixiado, por carencia de apoyo. Y eso que disponíamos de exceso de medios.

         Si el ataque hubiera sido mejor preparado y coordinado, ese día se derrumbaban las defensas del fortín.

 

 

PENETRACIÓN DE NUESTRAS TROPAS EN LA DEFENSA DEL ENEMIGO

 

         El día 28 se atacó de nuevo. Durante el día se logró introducir a pequeñas fracciones en las posiciones conquistadas por la 1º Compañía, el día 26. Para la noche, la brecha abierta fue ampliada, consiguiendo la totalidad de la 3º Compañía del I Batallón, al mando del Tte. 1º Augusto Guggiarí, (hoy Gral. SR), ingresar y ocupar, las tantas veces mencionadas posiciones enemigas, introduciendo así una peligrosa y mortal cuña entre los defensores bolivianos. Además se disponía de fuertes reservas muy cercana, la 2º y la 1º Compañías, aquella al mando del Tte. 1° Carlos Castañé Decoud (fallecido Mayor S. R.) reservas del I Batallón, que se situaron a 150 mts. a sus espaldas y, el II Batallón al mando del Cap. Isaías Báez Allende, como reserva del Regimiento. Prácticamente este apoyo permitiría el éxito del asalto decisivo, la ampliación de la brecha y la penetración profunda hasta el fortín, que como broche final, acarrearía, el derrumbe de la defensa de las posiciones enemigas, para el día siguiente. El colapso final estaba a la vista.

         Las irrupciones de las tropas del R.I. 6 "Boquerón" en los días 26 y 28 de Setiembre, golpeó la moral del enemigo en forma decisiva. Allí comprendieron los bolivianos que sus posiciones no eran inexpugnables, como creyeron al comienzo. La pujanza y el valor demostrados por la infantería paraguaya en los días citados, hicieron comprender al Comando enemigo, que su situación, de por sí delicada, por los factores ya enumerados anteriormente, se estaba volviendo muy crítica. El estado moral, espiritual y material del enemigo estaba llegando al borde de la postración. Había llegado al límite de su resistencia. Su Comando comprendió que estaba vencido y perdido. La situación enemiga, esa noche del 28 de Setiembre era realmente desesperante. Al Comando boliviano, no le cabía otra solución que la rendición, para evitar una masacre sangrienta y estéril.

         Entonces, esa noche del 28, teniendo la espada paraguaya (R. I. 6) incrustada en sus entrañas, el TCnel. Marzana realizó su última reunión de Oficiales, donde resolvió capitular, el día siguiente 29 de Setiembre de 1932.

         En esos momentos, aun conservaba la suficiente fuerza de voluntad para adoptar medidas extremas, como la de hacer fusilar a sus soldados qué intentaron entregarse a nuestras tropas en esa noche crucial.

         El Sub-Tte. Luis Reynols, boliviano, que muriera frente a nuestro Regimiento, posiblemente el día 28 de Setiembre, dejó unas anotaciones escritas, en una libreta, que cayera en manos del Sub-Brigadier Antonio Granada, hoy TCnel. (SR), donde impresionado por el ataque del R.I. 6 "Boquerón", realizado el día 26, escribió textualmente lo siguiente:

         "A pesar del fuego mortífero de nuestras armas automáticas la infantería enemiga sigue progresando. NO HAY DUDA QUE ES LA MEJOR INFANTERIA DEL MUNDO!!. Dicha libreta fue remitida por el Sub-Brigadier Granada a la Sra. Vda. NOEMI DE REYNOLS, a La Paz, tal como pidiera el Sub-Tte. Reynols, en una de las páginas de la libreta que decía: "En nombre de Dios pido al cristiano en cuyas manos caigan esta libreta, que la misma sea remitida a mi señora madre, para que ella se entere del destino que le cupo a su hijo".

         Y a la dirección indicada en la libreta, fueron remitidas, posteriormente, las anotaciones del malogrado Sub Tte. Reynols, cumpliendo así, su última voluntad.

 

 

RENDICIÓN DEL FORTÍN Y DE SU COMANDANTE

 

         Por fin amaneció el día 29. El clarear del día, era la hora que estaba destinada por el Comando del I C. E. a realizar un asalto general en todo el frente. Estábamos esperando la señal convenida para el asalto, cuando de pronto, estupefactos, observamos, que en todo el frente a la vista, el enemigo enarbolaba trapos de color blanco. Era la rendición!!.

         El reloj marcaba las 5 hs. más o menos. No puede describirse las escenas de júbilo y algazara que se producían entre nosotros. Simultáneamente los trapos enarbolados avanzaban hacia nosotros, pero no salían aún los bolivianos de las zanjas en que transitaban, zanjas que comunicaban con las nuestras. Entonces, para darles ánimo, saltamos sobre el parapeto, para gritarles que avanzaran de a uno. Se adelantaron el Tte. Daniel Aguilar y el Tte. René Miranda seguidos de 17 clases y soldados. Preguntaron por el Comandante paraguayo, se les acerca el que escribe, que era el de mayor antigüedad en esa posición, les ofrecimos agua de nuestra cantimplora y nuestra ración de hierro, una lata de carne conservada. Aguilar exclama con acento compungido: "Dios mío, Dios mío, tanta hostilidad por este pedazo de tierra que nada vale...!" A continuación, llamamos al Cadete Florencio Bogado del Primer Curso, a quien ordenamos condujera a los prisioneros al P.C. del Comandante de la 3º Compañía, Tte. 1° Augusto Guggiari, distante apenas unos 154 mts.

         Nos mantuvimos espectantes unos cinco minutos. De improviso, llega de su P.C. el Comandante del I Batallón del R.I. 6 "Boquerón", nuestro Comandante, el Cap. Luis Santiviago, acompañado de su Ayudante, Brigadier Milciades Sánchez. Al cruzar nuestras líneas me ordena que le acompañe y juntos los tres, marchamos presurosos hacia las edificaciones del fortín, distante unos 300 mts.

         Llegamos al centro del fortín, donde ya se encontraba el Cap. Julio B. Jara del R.I. 4 "Curupayty", reunido con dos o tres Oficiales, a quienes no conocíamos. Algunos soldados bolivianos transitaban por el lugar. El Cap. Santiviago pregunta a un boliviano, donde estaba el Comandante del Fortín, le contesta que se hallaba en su tuca, (un puesto construido bajo tierra), ubicada a escasos metros de allí. Avisado por el soldado boliviano, aparece el TCnel. Marzana, lo que causa viva sorpresa entre nosotros, esperábamos encontrarnos con un General o un Coronel, por lo menos, como Comandante del Reducto. El Cap. Santiviago cambia unas palabras con Marzana, observamos que éste se apresta a acompañarnos.

         El TCnel. Marzana pregunta al Cap. Santiviago, si puede acompañarle su ordenanza, Sgto. Tejerina, quien aparece portando una valija mediana. Santiviago accede y el mismo TCnel. Marzana, al vernos sorprendidos, exclama diciendo: "Pero este no es el Tejerina de "Sorpresa", refiriéndose, sin duda, a aquel Tejerina que ultimara al Tte. Rojas Silva, en el año 1921. A continuación, el Cap. Santiviago se acerca al Cap. Julio B. Jara, quien observaba la escena, y en términos afectuosos le dice: "Che Julio: Yo me lo llevo a éste", a lo cual el Cap. Jara sonríe amistosamente (creemos que ambos eran compañeros de promoción).

         Regresamos nosotros con nuestro prisionero hacia el Norte, de donde habíamos venido, hacia el P.C. del Comandante del R.I. 6 "Boquerón".

         De paso por el Cementerio, tuvimos oportunidad de observar, juntamente con el TCnel. Marzana, a la vera del mismo, insepultos y maniatados, a los soldados bolivianos que fueron fusilados esa noche del 28 o a la madrugada del día 29 de Setiembre.

         El Cap. Julio B. Jara, Comandante de un Batallón del R.I. 4 "Curupayty", había ingresado al fortín del lado Noroeste, donde estaba su Unidad.

         Desde las posiciones enemigas conquistadas, el día 26, hasta el P.C. del Comandante del fortín, itinerario recorrido por el Cap. Santiviago juntamente con nosotros, el día 29, -según el croquis paraguayo-, existe una distancia de 320 mts. en línea recta.

         Desde el P.C. del TCnel. Marzana, a sus posiciones del N.O. hacia el P.C. del Cap. Julio B. Jara, apenas hay una distancia de 100 mts.

         Eso explica que el Cap. Jara y sus acompañantes, hubieran estado ya en el fortín, cuando nosotros ingresamos desde el lado norte.

         Por consiguiente, el Tte. Islas, al conducir a Marzana, según Benza Carreras, hacia el P.C. del Comandante de la Primera División, no pudo cruzarse en el camino con el Cap. Santiviago. Ambos venían de puntos semi opuestos. Si los Oficiales acompañantes del Cap. Jara, fueron los Ttes. Islas, Valdovinos y Sánchez Guerrero, repetimos, que entonces no les conocíamos, ellos no le tenían prisionero al TCnel. Marzana. Este estaba libre y solo, en su P.C. Estos mismos Oficiales fueron testigos de lo acontecido en el fortín.

         El Cnel. Benza Carreras, dice que el Tte. Islas, Comandante de una Compañía del R.I. 4 "Curupayty", conducía a Marzana para entregarle al Comandante de la Primera División de Infantería. Esta afirmación no tiene la menor base de verdad. Nosotros creemos que si el Tte. Islas le hubiese tomado prisionero al TCnel. Marzana, previamente, debía entregar su prisionero a su Comandante de Batallón, éste al del R. I. 4 "Curupayty" y consiguientemente el Comandante de dicho Regimiento, remitirle o llevarle a su Comandante Divisionario. El Tte. Islas debía seguir forzosamente el conducto jerárquico correspondiente.

         La verdad es que el Cap. Santiviago, condujo a su prisionero, sin oposición de nadie, hasta el P. C. de su Comandante de Regimiento el Mayor Arturo Bray, quien personalmente lo trasladó hasta el P. C. del I C. E.

         Es verdad que el TCnel. Marzana había manifestado deseos de entregarse prisionero al R. I. 6 " Boquerón", porque había caído en sus manos, la circular N° 1 de dicho Regimiento, firmada por su Comandante, donde decía: "Que la vida del prisionero era sagrada y ella debe ser respetada..."

         El Cadete Rogelio Fiore del 4° Curso Militar, que cayó prisionero el día 17 de Setiembre, en el camino a "Ramírez", portaba una copia de esa circular.

 

 

CONCLUSIONES

 

         En definitiva, esto es lo que ocurrió en el fortín, ese día 29 de Setiembre de 1932, al rendir sus armas a las tropas paraguayas, el Comandante del mismo, TCnel. Marzana.

         El Cap. Julio B. Jara, tuvo oportunidad de leer en vida, el relato anteriormente publicado por nosotros en "LA TRIBUNA", como ya expresáramos, cuyo contenido fue similar a éste y jamás le opuso el menor reparo.

         Alrededor de las 7:30 hs. del día 29 de Setiembre, penetró en el fortín el Comandante de la Primera División de Infantería, plantó su insignia en el centro de la plazoleta y en alta voz expresó: "Que nadie le iba a robar la gloria a la Primera División...". Incluso, personalmente efectuó varios disparos de pistola. Ordenó que los soldados bolivianos dispersos aun, formaran, y que los Oficiales y tropas de otras Unidades se retirasen del fortín. Dicha actitud sorprendió a los Oficiales y tropas.

         Ese mismo día el Comandante del I. C. E. dictó una orden donde le adjudicaba al R.I. 6 "Boquerón", como asiento de su acantonamiento, el recinto del fortín y sus alrededores. A las demás Unidades se les asignaba a ocupar otra zona.

         El Regimiento "Boquerón", actuó durante toda la batalla de Boquerón como unidad independiente, afectado directamente al Comando del I C. E.

         Luego de la caída del fortín, el 2 de Octubre, se organizó la 4º División de Infantería, quedando ésta constituida orgánicamente con el R.I. 6 "Boquerón", el R.C. 3 "Cnel. Mongelós" y el Batallón Muñoz.

         El mismo día 29 a la tarde, el Cadete Roque J. González (hoy Mayor SR) y el Cabo Nilo Rodríguez encontraron y desenterraron una mochila que contenía la bandera boliviana, que hasta la víspera ondeara en el mástil de Boquerón, juntamente con una abundante documentación del Comando enemigo, entre ella, el diario de guerra, que personalmente llevara y escribiera el TCnel. Marzana, en esos días trágicos y álgidos de la batalla.

         Al día siguiente de la rendición de "Boquerón", el Comandante del I C. E., dictó la siguiente proclama, destinada al Regimiento Boquerón:

 

         "P. C. 30 de Setiembre de 1932 - 10:30 hs.

         A ningún Regimiento correspondería mejor llevar en su poder, el trofeo consistente en la bandera arrancada al enemigo, en la épica jornada de ayer.

         Sírvase guardar dicho trofeo como recuerdo del titánico esfuerzo realizado desde hace 20 días por las tropas de esa Unidad.

 

         ESTIGARRIBIA

         TCnel. Cmdte. en Jefe I C. E.

 

         En lo que respecta a la conducción de nuestras tropas en la batalla de Boquerón, solamente pasamos una somera revista a los acontecimientos principales ocurridos durante la misma. Nuestro propósito no es hacer un estudio analítico y acabado de la batalla. Nos reducimos a explicar con ciertos detalles, las acciones militares que se presentaron y se resolvieron en la zona de acción del Regimiento "Boquerón". Queda explicado así porqué no incursionamos en las acciones militares que se produjeron y desarrollaron frente a las otras unidades paraguayas. Nuestro objetivo es la de explicar la forma de cómo y a quien se rindió el Comandante del Fortín Boquerón el día 29 de Setiembre, a la luz de los documentos obrantes y de los testigos presenciales que asistieron al acto de la rendición del mencionado Jefe enemigo.

         De paso, aprovechamos para relatar las gloriosas acciones en que le cupo actuar a nuestro regimiento, cosa sabida por muchos pero que no han sido tratados con espíritu de justicia por algunos y fueron soslayados por otros.

         Tampoco nosotros, los del Regimiento "Boquerón", hemos divulgado dichos acontecimientos como correspondían y merecían. Pero, creemos, que ha llegado la hora de poner en claro las inexactitudes y mentiras que se siguen divulgando, referente a los hechos ocurridos en las históricas jornadas de Boquerón, especialmente en lo que atañen al R. I. 6 "Boquerón".

         El acto de la rendición del TCnel. Marzana tuvo repercusiones. Ellas tienen cierta similitud con la polémica desatada en estos días, sobre quien es el verdadero autor del plan que se preparó en Boquerón para hacer caer en una trampa a los bolivianos, en el caso de que atacaran. Como lo dijera Napoleón: "La guerra es de ejecución y todo de ejecución". No importa quién sea el autor del plan, lo importante es quien lo ejecuta y, si lo ejecutó bien o mal. Si lo ejecuta bien y tuvo éxito, el mérito es del ejecutante, indiscutiblemente. La historia no recoge el nombre de los autores teóricos que concibieran brillantes planes, sí, en cambio, el de los conductores que llevaron a sus pueblos a la victoria o a la derrota.

         Los Jefes de III Dpto. de los E. M. en Campaña, han esbozado y escrito brillantes y hermosos planes de operaciones y sus nombres permanecen en el más completo anonimato.

         Los Comandantes, que han asumido su primera gran responsabilidad, al elegir uno de esos planes, haciéndolo suyo primero, para luego ejecutarlo, son responsables y solamente ellos, ante sus Jefes, ante su pueblo y ante la historia, de la victoria o derrota que la ejecución de aquellos planes acarrean.

         Finalmente, reproducimos en los anexos el contenido de la fotocopia de la "memoria" escrita por el TCnel. Manzana, en fecha 10 de Octubre de 1932, sobre los acontecimientos ocurridos el día 29 de Setiembre de 1932, en el fortín "Boquerón" y cuyo original se encuentra en poder del Señor Gral. Div. (SR) Don Luis Santiviago.

         Veamos pues, lo que dijo el otro interesado, TCnel. Marzana, al respecto.

         Los datos aportados son concluyentes, decisivos e irrebatibles. No necesitan de comentarios.

 

         NOTA

 

         1.- El croquis boliviano de las posiciones de Boquerón, insertado en este trabajo, es incompleto. Probablemente, el Comandante del fortín, después de remitirlo al E. M., durante los primeros días del ataque paraguayo, fue mejorando y completando sus posiciones, adaptándolas a las situaciones cambiantes, que el enemigo fue creando. Sin embargo, los centros de resistencias, en general están bien ubicados; eso sí, los mismos estaban unidos entre sí, con zanjas de comunicaciones, encerrando así al fortín y sus instalaciones, en un reducto cerrado. Las fosas que aparecen al sur seguramente eran proyectos, que no se cristalizaron, las alambradas que figuren trazadas en todo el perímetro exterior, tampoco era cierta, posiblemente quedó en proyecto.

         2.-El croquis de las posiciones bolivianas, -relevado por el Ing. Roque F. Zaldívar y los Cadetes Andrés Careaga Rojas y Julio Abbate, el día 29 de Setiembre de 1932, después de la rendición boliviana, es inédito, completo y preciso, en su frente E. N. y O. En los otros frentes, faltan detalles de las posiciones enemigas, tal como lo dicen sus autores pero es suficientemente detallado para el objetó de este trabajo.

 

         EL AUTOR

 

 

MEMORIA *

 

         El día 29 de Sptbre. de 1932, en "Boquerón", cuando las tropas paraguayas ingresaron al fortín, yo me paseaba en el patio y al divisar grupos que andaban indagando por encontrar al comandante de las tropas defensoras, me dirigí hacia ellos entablando una ligera conversación con todos ellos pues al parecer eran soldados y uno que otro oficial uniformado igual que la tropa.

         Luego fui presentado al capitán Santiviago, un oficial apuesto y caballeroso quien inmediatamente me interrogó que era lo que deseaba y, al haberle manifestado que lo que yo me había propuesto al enviar parlamentario al comando paraguayo, era precisamente poder conferenciar y tratar acerca de esa lucha titánica e interminable para nosotros, es decir, resolver sobre su final desenlace.

         El referido capitán, una vez enterado de mis intenciones, me acompañó hasta el puesto de comando del mayor Bray, tratándome en el trayecto con toda clase de consideraciones y luego de haberme presentado al citado Jefe se despidió de mí no sin antes solicitarme que le diese algún recuerdo mío, a lo que por toda respuesta le abrí mi carta porta parte de donde extrajo algunas tarjetas mías y un pequeño croquis del fortín. Pues deseo que conste, las palabras con las cuales me hizo tal solicitud y como profesional también tuve una muy agradable impresión de este gallardo oficial, me dijo lo siguiente: "me supongo que Ud. comandante, debe tener en su poder en este momento, algo de útil, y de importante para un profesional". Lo demás queda ya indicado.

         Esta relación es la expresión fiel y verídica de la verdad, que otra cualquiera no sería sino una invención de quienes traten de modificar y adulterar los acontecimientos que tuvieron lugar durante ese día en Boquerón.

 

         Asunción, 10 de octubre de 1932

         TCnel Marzana

 

 

* Transcripción de la fotocopia del documento original publicado en este volumen.

 

 

 

 

 






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