HABRÁ QUE DEGOLLARLOS
Por LUIS BAREIRO
lbareiro@uhora.com.py
El senador colorado Óscar González Daher y su sicario judicial Raúl Fernández Lippmann son delincuentes peligrosos. No necesitamos de una sentencia judicial para afirmarlo. Fueron grabados sodomizando a la Justicia. No solo no han negado ser quienes aparecen en las grabaciones, el diputado Óscar Tuma confirmó la veracidad de una de las tantas charlas obscenas que circulan en los medios, y corroboró, sin que quede lugar a dudas, que en la conversación se confiesa la comisión de un delito.
En ella, Tuma, miembro del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, le reclama a González Daher, presidente del mismo órgano juzgador, el que le hiciera firmar un pedido de informe al tribunal que falló en un caso de estafa en el que el denunciante era Ramón González Daher, el hermano de Óscar. El estafador había sido condenado a cuatro años de cárcel, pero como ya había estado más de tres años en prisión, era inevitable que recuperara su libertad. A Ramón no le gustó el resultado, lo quería preso, así que apeló a una instancia superior, su pariente.
Cuando el órgano juzgador de magistrados exige a un juez informes sobre una sentencia el mensaje es claro: "Tu futuro como magistrado está en duda, te estamos investigando". González Daher no tuvo empacho en decirle a Tuma que no firmó personalmente la solicitud porque se trataba de su hermano (sabía que sería la prueba documentada del delito), ni en aclararle que el objetivo era que la fiscala y los jueces aprendieran a respetarlos. Mafia, pura y dura.
El presidente del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados utilizó su poder para beneficiar a su hermano. Es un caso redondo; se llama tráfico de influencia. Pero este es apenas un caso menor, el que puede ir a juicio de inmediato porque –aunque la grabación no tenga valor legal– la perpetración del delito fue confirmada por Tuma.
Las grabaciones reveladas en estos días dan cuenta de todo un esquema de extorsión, chantaje e intercambio de favores administrado desde el jurado. Si esto fuera un estado de derecho, Fernández Lippmann leería estas líneas en la penumbra de una celda y González Daher ya habría sido expulsado de la Cámara, del partido y de la lista de candidatos al Senado.
Si esto fuera el Japón feudal y estos señores tuvieran un mínimo de dignidad bastaría con acercarles una katana y dejarles el fieltro rojo para que en la soledad de su habitación se arrodillaran sobre esa pieza ritual y cometieran seppuku. Pero –como dijera Borges– son hombres inaccesibles al honor, aún si estuviéramos en esos tiempos tendríamos que degollarlos.
Es importante, sin embargo, no engañarnos; estos bribones son los padrinos de turno y deben terminar presos, pero no son los únicos. Ganen quienes ganen hoy y en abril próximo, tenemos que eliminar los adefesios constitucionales creados para sodomizar a la Justicia. Y eso solo ocurrirá cuando la clase política sienta que no estamos dispuestos a seguir tolerando a sus impresentables.
Hoy encontrarás a varios en oferta. Empuñá tu voto como un honorable samurái y cuando estés en el cuarto oscuro degollalos, aunque sea en términos políticos.
Fuente: ULTIMA HORA (ONLINE)
Sección OPINIÓN
Domingo, 17 de Diciembre de 2017
