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CÁNDIDO BAREIRO (+)
27 de Octubre de 1833 - 04 de Septiembre de 1880
 
CÁNDIDO BAREIRO (+)






Biografía

BAREIRO, CÁNDIDO

Presidente de la República durante el período 1878-1880. Nace, al parecer, en 1834 en la Asunción...

Luis G. Benítez, recuerda que sus progenitores eran don Luis Bareiro y doña Felipa Dolores Cavallero, hija del prócer Pedro Juan Cavallero.

Integra el primer grupo de becarios destinados a Europa y es con ellos que parte a bordo del "Río Blanco" el 2 de junio de 1858. Regresa al país a mediados de diciembre de 1863 -había cumplido un ciclo completo- y al mes recibe una gratificación de 200 pesos.

El 21 de marzo de 1864 el gobierno paraguayo hace saber a su representante en Europa, el jurista argentino Dr. Carlos Calvo, que ha procedido al nombramiento de Cándido Bareiro como encargado de negocios de la Legación acreditada ante París y Londres.

Los sucesos del Uruguay obligan al Mariscal López a solicitar al joven funcionario el pronto despacho de las armas que habían sido encargadas y que estaban llegando con mucha lentitud. De ésta y de otras cosas tiene que ocuparse, mientras es condecorado con la Orden Nacional del Mérito, en mayo de 1865.

Dos asuntos ocupan en mayor medida su desvelo, siendo el primero el que vale los más amargos reproches: la frustración - se argumentó que por culpa suya- de la incorporación de los marinos sudistas norteamericanos que concurrieron a su despacho a ofrecer sus servicios ("para limpiar los ríos de aliados") previa concesión de la "patente de corso". Bareiro les contestó, en mayo de 1866, que no estaba autorizado, a pesar de que Benítez afir-ma lo contrario.

El segundo lo constituyó la ninguna mutua atracción entre él y el Dr. Alberdi, el abnegado defensor que reprochó su conducta.

El 17 de octubre de 1867 se concreta la comunicación de relevo que firma el canciller Bergés ("he resuelto llamar al ciudadano Bareiro", expresa el Mariscal). El regreso debe hacerlo vía Panamá, Arica, Tacna y Bolivia, en compañía de los sargentos Duarte y Estigarribia. Recién el 20 de enero del 68 entrega su cargo bajo inventario y en Marsella se embarca no ya rumbo a la Asunción sino a Río de Janeiro y Buenos Aires, con cuyos gobiernos contacta.

En octubre de ese 1868 -al año de su destitución- está en el Río de la Plata en amplios paliques con Mitre y Elizalde, mientras el ejército paraguayo seguía combatiendo por la soberanía patria.

Entra en la Asunción en febrero de 1869 y a mediados de mes participa de la reunión convocada por el comisionado brasilero Paranhos para la instalación de un gobierno provisional integrado por paraguayos, siempre que éstos acepten las estipulaciones del tratado de alianza. En marzo se organiza, con su apoyo, el club Unión, que supone la unificación de los núcleos mal avenidos de "iturburistas" y "decoudistas". El 30 de junio es candidato a convencional constituyente por el club del Pueblo, pero no alcanza los votos suficientes para su consagración.

El 22 de agosto es designado juez de comercio, al tiempo que se lo sindica como propietario de "La Voz del Pueblo", que dirige el jefe de la sanidad militar argentina Dr. Miguel Gallegos.

Desde mayo de 1870 su actuación se vuelve intensa. Secretario de gobierno en la presidencia de Rivarola, participa de la revolución de Tacuaral y es destituido. En marzo del 73 está en la revuelta de Paraguarí y en febrero del 74 en la triunfante de Campo Grande. Canciller de Jovellanos va a Europa a solucionar el problema de los empréstitos.

Después del 4 de abril del 77 se incorpora al gabinete de Uriarte como ministro de Hacienda. En agosto siguiente una apreciable cantidad de ciudadanos se reúne en un club denominado "Libertad" para propiciar su candidatura a la presidencia de la República. Presenta su dimisión al cargo y en las elecciones del 25 de setiembre queda victorioso el binomio Bareiro-Saguier (don Adolfo, se entiende).

Llega a la primera magistratura en instantes difíciles, puesto que de entrada, al mes de haberla ocupado, tiene que enfrentar las consecuencias del asesinato del ex-presidente Cirilo Antonio Rivarola, a pocos metros de su residencia y después de haberlo entrevistado. Casi enseguida, en junio del 79, surge la intentona de don Juan Silvano Godoy, calificada de "expedición revolucionaria del `Galileo"', que fracasa, pero que lleva al gobierno a declarar el estado de sitio, invertir 50.000 pesos en la represión y convocar a la guardia nacional. Durante su mandato se produce la recuperación efectiva de la Villa Occidental, el fallido tratado de límites con Bolivia, el conflicto entre los poderes Legislativo y Judicial por el ejercicio de la procuración por parte de sus miembros. En abril del 80, o sea el 1°, lee su único mensaje, en tanto que se discuten en el Senado los proyectos financieros del Ejecutivo. También se adopta el Código Penal argentino y se autoriza el funcionamiento de una lotería de beneficencia y de una fábrica de hielo.

Muere de corta dolencia el 4 de setiembre de 1880, sin haber delineado su personalidad política ni su rumbo presidencial.

Fuente: FORJADORES DEL PARAGUAY – DICCIONARIO BIOGRÁFICO. Realización y producción gráfica: ARAMÍ GRUPO EMPRESARIAL. Coordinación General: Ricardo Servín Gauto. Dirección de la obra: Oscar del Carmen Quevedo. Tel.: 595-21 373.594 – correo: arami@rieder.net.py– Asunción-Paraguay 2001 (716 páginas).



TERCER PERIODO CONSTITUCIONAL

PRESIDENCIA DE D. CÁNDIDO BAREIRO

25 DE NOVIEMBRE DE 1878 - 4 DE SETIEMBRE DE 1880

 

            Bareiro constituyó en el día de asumir el mando el siguiente gabinete:

            Interior - General Caballero.

            Relaciones Exteriores - Dr. Benjamín Aceval (ausente).

            Hacienda - Juan A. Jara.

            Justicia - José Segundo Decoud.

            Guerra - General Escobar.

            Mientras durase la ausencia del Dr. Aceval, se encargó interinamente del ministerio de Relaciones Exteriores el titular de Hacienda, Juan A. Jara.

            El mismo día integró el Poder Judicial con los ciudadanos Agustín Cañete, José de León, J. González Granado.

            Una profunda tranquilidad reinaba en la República y presagiaba días de paz y de labor a la nueva administración.

            Había sido el Sr. Bareiro el político civil de más tesonera gravitación durante los dos azarosos lustros transcurridos de 1869 hasta entonces y las circunstancias favorables que contribuyeron a edificar su actual supremacía le encontraron ya maduro para las tareas del gobierno y la dirección del país.

            Suya fue, de cierto, la concepción de la intolerancia política implantada contra todos los factores que se oponían a sus fines; suya la labor proselitista, que funda y amasa el Partido Colorado, en sus tendencias congénitas, desde 1869, y al asumir, por fin, la responsabilidad personal del régimen de gobierno que encarnara en sus ideas y principios, podía notificar al país que era el jefe virtual de su partido, arraigado más que nunca en la fuerza pública del momento.

 

            ASESINATO DEL EX PRESIDENTE RIVAROLA

 

            El liberalismo había sido diezmado, ahogado en sangre y apenas si aún sobrevivía, de aquella lucha desigual y trágica de dos lustros, el ex-Presidente Rivarola, errante en las selvas infranqueables.

            Cansado éste, por último, de su vida estéril de sobresaltos, al producirse el cambio de gobierno, se dirige a Bareiro y le pide garantías para someterse.

            Veinte meses de persecución sin cuartel había costado al círculo imperante, desde los sucesos de Abril de 1877; así, fue acogida su oferta de rendición condicional como la más cómoda solución para el gobierno.

            Aquel rasgo de buena fe del ex-Presidente pinta el fondo de su personalidad susceptible de modificaciones generosas y de corazonadas simples.

            Bareiro, Caballero y su círculo, convienen en ofrecerle las más amplias garantías y Rivarola obtiene la satisfacción solicitada, constituyéndose entonces a la Asunción. Llega aquí el día 24 de Diciembre.

            El primer paso que da, en cuanto estuvo en la ciudad, es entrevistarse con el ministro del Interior, general Caballero, para informar al gobierno de su arribo. El suceso despierta general curiosidad y Rivarola recibe visibles agasajos de sus conocidos y amigos.

            A los pocos días comienza a recelar de los peligros que corría y del desagrado que causarían al gobierno aquellas muestras de simpatía. Visita entonces con asiduidad al Presidente y trata de entrar con él en confidencias sobre aquel estado de inquietud de su espíritu, concluyendo por protestarle su resolución de ausentarse del país dentro de breve.

            Ligaba a Rivarola con el círculo imperante, más de un vínculo de pasadas transacciones, y el recuerdo de ellas, propio de su temperamento accesible a fáciles olvidos, le hacía creer en idénticas modalidades de sus adversarios.

            La revolución del 74, cuyo tardío desenlace llevara ahora a la cumbre del poder a Bareiro y su círculo, le había contado entre sus contribuyentes y coaligados del primer momento, habiendo aportado de su peculio particular para su financiación la suma de $ 10.000 que después del triunfo ni siquiera le fue resarcida.

            Mientras tanto, en el círculo presidencial, cebado recientemente en la sangre de tantos ciudadanos, no estaba saciada la avidez del mando absoluto e incontestable y Rivarola fue sencillamente condenado a muerte.

            Cuando el ingenuo ex-Presidente manifestó a Bareiro su pensamiento de salir del país, ya estaba asegurado en otra emboscada policial, que daría cuenta de sus días.

            Así, antes de que ganara sano y salvo el extranjero, se precipita el alevoso asesinato de que fue víctima, en la noche del 31 de Diciembre.

            Invitado a la tarde de ese día a comer con el Cónsul del Brasil, Sr. Totta, sale de la casa de su anfitrión a las 9 p.m. -sita en el punto más céntrico de la ciudad, calle Palma esquina 25 de Noviembre- y se dirige a la del Presidente Bareiro, distante a una cuadra del lugar.

            Ya de regreso de aquí, sube la acera del Mercado y de súbito, al dar unos pasos, es atacado por una banda de individuos armados de puñal, quienes, allí mismo, lo acosan y ultiman a puñaladas.

            Las casas de comercio de la cuadra estaban aún abiertas y sus vecinos respectivos conversaban tranquilamente, en aquel momento; más al oír los gritos de Rivarola pidiendo socorro y notarse la cuadrilla de sus asesinos, todo el mundo cierra sus puertas y se llama a silencio bajo llave.

            Distaba el sitio del crimen de una Comisaría seccional apenas si unos treinta pasos; del departamento central de Policía, una cuadra; de la casa habitación y guardia permanente del primer magistrado, otro tanto; y recién media hora después de consumado el hecho y de haber fugado los criminales, concurrían los agentes de la autoridad.

            Aprehendido uno de los asesinos, con su arma toda ensangrentada, fue puesto incontinenti en libertad, por la policía.

            Desde el día siguiente, el comentario general de aquel asesinato político individualizó a sus autores morales y materiales e hizo sentir el peso de la opinión sobre los tribunales ordinarios. Instruido el sumario respectivo, se descubren todos sus pormenores.

            Fueron reducidos a prisión por las constancias del proceso, el coronel Juan Alberto Meza, jefe de la Escolta y el general Ignacio Genes, jefe de Policía y otros inculpados como autores materiales y cómplices en el asesinato.

            Posteriormente, acumulándose las pruebas en forma grave contra dichos presos, con peligro de alcanzar al mismo Presidente de la República, el P. F. intervino resueltamente en la substanciación de la causa; tuvo que renunciar el Juez del Crimen que entendía en ella por no sentirse garantido y luego eran absueltos los presos nombrados. Genes murió en la prisión, envenenado, según versiones de la época.

            En lo sucesivo, no hubo ya medio de dar con los autores del crimen, que quedó enteramente impune.

            El año 1879 entra bajo los auspicios de aquel crimen político y encuentra al país sumido en una glacial indiferencia por la cosa pública.

            El Presidente se preocupa de la fundación de un club social, donde pretendía hacer obra de acercamiento entre nacionales y extranjeros y proseguir su proselitismo, pero se le enfrían pronto sus entusiasmos, con los sombríos y abrumadores episodios del sumario seguido a los asesinos de Rivarola.

            Se vuelve un mandatario taciturno y reconcentrado.

            Un suceso exterior vino a tonificar un poco el ambiente deprimido por los horrores de esta demagogia sanguinaria: la llegada del fallo del Presidente Hayes a favor de la República, restituyendo a la soberanía nacional la zona litigada del Chaco, como asimismo del Dr. Benjamín Aceval, el Ministro Plenipotenciario portador de aquel memorable triunfo de nuestra diplomacia.

            El día 25 de Marzo, toda la Asunción se da cita al puerto a recibir al Dr. Aceval.

            Una junta popular, de nacionales y extranjeros, se había constituido, para organizar en homenaje del nombrado ciudadano una gran recepción.

            Cuando el vapor en que venía apareció frente al Mangrullo, los diarios lanzaron boletines; globos aerostáticos alegóricos se elevaban del puerto; una enorme multitud se apiñaba en la plazoleta y los muelles, y la junta popular se embarcó en una lancha a fin de transbordarlo.

            Llegado a tierra el viajero, fue objeto de las más conmovedoras ovaciones: un grupo de selectas señoritas le ofreció una corona de flores; cambiáronse diversos discursos; se embanderó toda la ciudad en su honor y a la noche, hubo profusas iluminaciones.

            El texto del laudo arbitral del Presidente Hayes decía:

 

FALLO DEL PRESIDENTE HAYES

 

Legación de la República del Paraguay.

Rutherford B. Hayes, Presidente de los Estados Unidos de América

A todos los que la presente concerniese Salud.

 

            Por cuanto, de conformidad con el Articulo 4º. del contrato de límites entre la República Argentina y la República del Paraguay de 3 de Febrero de mil ochocientos setenta y seis, se estipuló que la propiedad o derecho del Pilcomayo, inclusa la Villa Occidental, sería sometida a la decisión definitiva de un fallo arbitral.

            Que por el artículo 5º. del mismo instrumento, las dos Altas Partes Contratantes convinieron en elegir al Presidente de los Estados Unidos de América el Arbitrio para resolver sobre el derecho de posesión al territorio arriba mencionado.

            Que, las Altas Partes Contratantes han dirigido sus invitaciones al Árbitro dentro del término estipulado, invitaciones que fueron aceptadas por él, y que asimismo han presentado a su debido tiempo las memorias y documentos, títulos, mapas, citas, referencias y todos los antecedentes que consideran favorables a sus derechos, conforme a lo convenido en los artículos VI y VIII.

            Por tanto, hago saber que yo, Rutherford B. Hayes, Presidente de los Estados Unidos de América, habiendo tomado en debida consideración las referidas exposiciones y documentos, vengo en decidir por la presente que la expresada República del Paraguay tiene legal y justo titulo a dicho territorio situado entre los Ríos Pilcomayo y Verde, así como a la Villa Occidental comprendida dentro de él: en consecuencia, vengo en adjudicar por la presente a la expresa República del Paraguay el territorio situado sobre la orilla occidental del río de dicho nombre entre el río Verde y el brazo principal del Pilcomayo, inclusa la Villa Occidental.

            En fe de lo cual, he firmado la presente de mi mano, y hecho sellar con el sello de los Estados Unidos.

            Dada en triplicado en la ciudad de Washington a los doce días del mes de Noviembre del año de Nuestro Señor de mil ochocientos setenta y ocho y centésimo tercero de la independencia de los Estados Unidos de América.

            (L S.) R. B. Hayes

            Por el Presidente: Wn. M. Evarts, Secretario de Estado.

            Conforme: J. T. Sosa, Secretario.

 

            La República Argentina, cuyo Ministro residente fuera substituido el año anterior por el Sr. T. Achabal Rodríguez, se asoció igualmente al movimiento de satisfacción nacional, por un decreto especial del Presidente Avellaneda que ordenaba la entrega de la Villa Occidental en la brevedad posible a la República, con renuncia a toda indemnización por los edificios locales.

            Abiertas las sesiones del período legislativo del año, el P. E. remite, de un golpe, cuatro proyectos administrativos, de carácter financiero, relacionados con la contabilidad de la Deuda Pública interna y externa; con las recaudaciones y organización aduaneras; con el valor de las monedas metálicas en circulación, etc.

            El 3 de Mayo es designado el Presbítero Pedro Juan Aponte, de una terna de candidatos, aprobada por el Senado el 21 de Agosto de 1877, de acuerdo con la Asamblea del Clero Nacional, obispo de la diócesis de la República, a efecto de ser comunicado al Papa y recabado de Su Santidad la confirmación de su investidura.

            El 6 del mismo mes renuncia del ministerio de Guerra el general Escobar, alegando su resolución de dedicarse a sus negocios particulares, nombrándose en su reemplazo al coronel Pedro Duarte.

            Cuatro días después, el P. F. patrocinaba ante el Congreso una concesión de los yerbales del Alto Paraná a favor del general Escobar, por el término de 10 años con numerosos privilegios, para la elaboración de la yerba mate sobre un mínimun anual de 50.000 arrobas; concesión que le fue acordada sin réplicas.

            Una importante imprenta del Estado es enajenada con fines rentísticos en remate público.

            El 14, tiene lugar la solemne retoma de posesión del Chaco y Villa Occidental por el Paraguay, en cumplimiento del fallo arbitral del Presidente Hayes

            El acto revistió las formas de una sentida escena de confraternidad americana.

            Una comisión paraguaya, compuesta del Dr. Benjamín Aceval, del general Escobar y del Sr. Higinio Uriarte se constituyó en dicho día a la Villa Occidental y puesta de acuerdo con el Gobernador Argentino Sr. Fontana, se procedió a enarbolar de nuevo en la localidad la bandera tricolor. 

            He aquí los documentos históricos que contienen la relación de aquel importante suceso internacional:

 

TOMA DE POSESION DE LA VILLA OCCIDENTAL

 

            Asunción, Mayo de 1879

 

            Señor Ministro.

            La Comisión Especial nombrada por decreto del P E. de fecha 13 del corriente para tornar posesión del territorio reconocido como paraguayo por el arbitraje de Washington y de la Villa Occidental (hoy Villa Hayes) en él incluida, tiene el honor de dirigirse al Sr. Ministro dando cuenta de su cometido:

            Embarcada el día designado, 14 del corriente, a bordo de la cañonera "Fernández Viera" de la escuadra brasileña, llegó a dicha Villa y fue recibida en la plaza por el Sr. Secretario Gobernador interino de los territorio del Chaco, Dr. D. Luis J. Fontana y conducida al edificio de la Gobernación.

            Tan pronto como los comisionados de ambos gobiernos se pusieron de acuerdo sobre los términos del acta que debía levantarse de la entrega y toma de posesión respectivas, se encaminaron a la plaza donde estaba enarbolada la bandera argentina, siendo las 12 horas del día.

            Una vez allí y formadas las fuerzas paraguayas y argentinas, se hizo una salva de veinte y un tiros de cañón y la bandera argentina fue bajada por el mismo Sr. Secretario, Gobernador interino, después de haber pronunciado breves, pero elocuentes palabras, alusivas al acto de entrega de aquel territorio.

            Inmediatamente después la bandera nacional fue izada por los miembros de la comisión paraguaya y saludada por otra salva de veinte y un tiros de cañón, pronunciando el Dr. Aceval un breve discurso en nombre de la Comisión.

            Acto continuo y al pie de la misma asta en que estaba enarbolada la bandera de la patria fue firmado en dos ejemplares el acta de la toma de posesión, que original tiene la honra de adjuntar, para que se sirva ponerla en manos del Ciudadano Presidente de la República.

            Dichos ejemplares han sido también firmados por varios de los señores que estaban presentes y que quisieron poner su nombre al pie del documento en que consta ese acto solemne.

            La Comisión no puede terminar esta nota, sin hacer presente al Sr. Ministro la manera cortés, y delicada, con que fue atendida durante los viajes de ida y vuelta tanto por el señor Vasconsellos, Encargado de Negocios del Imperio, cuanto por el señor comandante y oficialidad del "Fernández Viera".

            Con tal motivo tiene el honor de saludar al señor Ministro con su distinguida consideración.

            Patricio Escobar - Benjamín Aceval - Higinio Uriarte,

            Al Sr. Ministro del Interior General, D. Bernardino Caballero.

 

ACTA DE LAS COMISIONES

 

            Estando de acuerdo los Excmos. Gobiernos de la República Argentina y de la del Paraguay, el primero en entregar y el segando en recibir la "Villa Occidental "sita en los territorios del Chaco, con aquella extensión que se determina en el laudo que dio el Presidente de los Estados Unidos de América en el arbitraje que fue sometido a su fallo, S.E. el Presidente de la República Argentina se sirvió autorizar al Secretario, Gobernador interino de los territorios del Chaco, Dr. D. Luis Jorge Fontana, para practicar la diligencia de entregar; y S. E. el Presidente de la República del Paraguay, a los señores D. Patricio Escobar, Dr. Benjamín Aceval y D. Higinio Uriarte para la recepción.

            En consecuencia, y habiéndose trasladado las comisiones a la "Villa Occidental": acaban de llevar a efecto el acto de entrega y recepción hoy catorce de Mayo de mil ochocientos setenta y nueve y el Gobernador de los territorios del Chaco, ha hecho saber en forma oficial a los habitantes de la "Villa Occidental" la diligencia practicada, y que desde este momento están bajo el imperio de las leyes paraguayas y la autoridad de esa República, tanto la Villa como el territorio que el laudo determina.

            En fe de lo cual se ha extendido la presente acta, que es firmada por las comisiones argentina y paraguaya en dos ejemplares, uno para cada una de ellas, para los fines consiguientes.

            Higinio Uriarte - Benjamín Aceval - Patricio Escobar - Luis Jorge Fontana

 

            Con motivo de aquellos hechos y en memoria del Presidente norteamericano que restituyera a la República la Villa Occidental, el Congreso acordó, a propuesta del P. E., denominar en lo sucesivo Villa Hayes dicha localidad.

 

 

EXPEDICION REVOLUCIONARIA DEL "GALILEO"

 

            La tranquilidad que reinaba en el interior, tras el exterminio de todos los hombres que pudieran hacer sombra al gobierno, produjo, por contraste, entre la numerosa colonia paraguaya, residente en la Argentina, una sobreexcitación revolucionaria intensa, que no tardó en estallar.

            D. Juan Silvano Godoy, emigrado antes de los sucesos del 12 de Abril, había llevado a la expatriación todas las ansiedades de su juventud contrastada por un hado adverso, pero ante la magnitud de los crímenes erigidos en sistema de gobierno por los herederos políticos de Juan Bautista Gill, volvió a conspirar sin descanso, contra ellos, desde el exterior.

            Las circunstancias favorecieron la realización de sus planes y un Comité revolucionario se formó en Buenos Aires, por delegación de facultades del Club de residentes paraguayos, con el cual se puso de acuerdo para traer una expedición armada contra el gobierno de la República, aprovechando los medios de acción que había logrado reunir en la Banda Oriental.

            Armóse en son de guerra un vapor mercante denominado Galileo y tripulado por los elementos revolucionarios, juntados para la expedición, ésta partió al fin de Buenos Aires, llegando a aguas paraguayas, después de varios contratiempos, a primeros días de Junio.

            Venían al frente del movimiento revolucionario los señores Juan Silvano Godoy, Raimundo Machaín, Nicanor Godoy, Miguel Carísimo, coronel Pedro Fernández, Andrés Decoud, capitán Bartolomé Salinas, Santiago Gómez Sánchez, etc.

            El Sr. Nicanor Godoy debía de llegar de Corrientes, con un fuerte contingente.

            Los revolucionarios toman sucesivamente todos los pueblos del litoral Sud, Humaitá, Villa del Pilar, Villa Franca y pretenden reunir gente y organizar en Pilar un gobierno provisorio.

            El 11 de Junio lanza Bareiro un manifiesto al pueblo anunciando el estallido de la revolución y dirige un mensaje al Congreso, pidiendo autorización de declarar estado de sitio, gastar $ 50.000 para reprimir la revuelta y convocar la Guardia Nacional.

            Inmediatamente el gobierno armó una contra-expedición naval contra el Galileo.

            El 14 se declara en estado de sitio, Asunción, Paraguarí, Villarrica y el Sud y litorales de los ríos Paraná y Paraguay, y reunidos unos 2.000 hombres en la Asunción, se procedió a despachar la contra-expedición, al día siguiente, al mando del general Escobar.

            El vapor Taragüí convertido en corbeta de guerra, zarpa dicho día de Asunción llevando como comandante al capitán Remigio Cabral y numerosa fuerza de desembarco a bordo.

            Mientras tanto, los revolucionarios no habían logrado organizar ninguna fuerza considerable y carentes de elementos bélicos y pecuniarios, para proseguir una acción eficaz sobre el gobierno, permanecían a la defensiva, ganados de visible escepticismo.

            La causa de ello era que Nicanor Godoy, impedido de salir de Corrientes, no había logrado incorporarse al movimiento con los elementos que se esperaba de él.

            El día 22, se avistan las dos fuerzas contrarias en la cancha del Cerrito y en momentos de aprestarse para la lucha, el Galileo se endereza a la costa argentina, ganando el lado de un buque de guerra de esa bandera, llamado Resguardo, que estaba allí presente, el cual lo apresó en el acto, amparándolo contra el Taragüí.

            Quedaba así terminada la rebelión, regresando sus cabecillas a la Argentina.

            El 5 de Julio publica Bareiro otro manifiesto anunciando el fin de los alzados del Galileo y Alto Paraná.

            El gobierno patrocina, días después, una importante concesión a favor de Francisco Javier Bravo, quien, a cambio de abrir puertos, construir pueblos y ciudades en el Alto Paraguay para atraer el comercio de Bolivia, solicita se le adjudique una zona de tierra comprendida dentro de un grado al Sud de Bahía Negra, entre las fronteras Norte y Oeste y el paralelo que pasa 20 leguas más abajo de Bahía Negra.

            Es nombrado D. José Segundo Decoud, Ministro de Relaciones Exteriores y en su reemplazo, de Justicia, D. José A. Bazarás.

            El presupuesto general de gastos de la Nación para el año 1880 fue fijado en $ 270.032.

            En el mes de Setiembre (26) presenta sus credenciales al gobierno de la República el Primer Ministro boliviano enviado al Paraguay, Dr. Antonio Quijarro.

            Otorgada la concesión, Bravo lleva a cabo su exploración en el alto Chaco partiendo de Fuerte Olimpo, con pretensión de abrir un camino que llegara hasta las Salinas de San José y Santiago, pero dando por resultado el completo fracaso de la misma.

            El 14 de Octubre el Sr. José Segundo Decoud, ministro de Relaciones, es autorizado por un decreto del P. E. a firmar un tratado de límites, comercio y amistad con el Plenipotenciario de Bolivia, Sr. Quijarro, que se efectúa, poco después.

            El 15, el nuevo obispo del Paraguay, Pedro Juan Aponte, confirmado por Su Santidad, toma posesión de su cargo.

            Finalizaba el año con una agitación parlamentaria contra el Poder Judicial que había lanzado una acordada, prohibiendo a los representantes del Congreso el ejercicio de la procuración judicial, por cuyo motivo se reúne en sesiones extraordinarias el Congreso y decreta nulidad de dicha interdicción tribunalicia.

            El P. E. veta el decreto legislativo, calificándolo de inconstitucional, pero el Congreso insiste en su resolución y es confirmado el 29 de Enero (1880). En Abril abren las Cámaras sus sesiones ordinarias.

            El gobierno remite su mensaje anual, preconizando algunas medidas financieras, entre ellas, los primeros gravámenes a la exportación: $ 0.40 cts., por cada cuero; 0.30 cts., por cada arroba de yerba canchada y 0.10 cts., por id. molida.

            En el mismo mes, se concede la concesión bancaria a Alejandro Baillie, para establecer un Banco con 100.000 libras esterlinas, pudiendo iniciar sus operaciones con £ 20.000; otra a favor de Pecci Hnos., para establecer la primera fábrica de hielo en la capital.

            Estalla enérgicamente en el Senado, el primer conato de oposición y resistencia, iniciado por D. Cirilo Solalinde, en la discusión de los proyectos financieros del P. E., motivando serias preocupaciones del gobierno.

            Sanciónase, después, una ley de emisión de $ 150.000 para cubrir atrasos del presupuesto; dos concesiones a favor de una empresa de mensajería entre Paraguarí y Misiones y de una institución de lotería de beneficencia; la adopción del Código Penal Argentino como vigente para la República y el presupuesto de gastos y recursos de la Nación, para el año 1881, que se fija en $ 245.555.

            En los primeros días del mes de Setiembre, cae enfermo de una dolencia grave, el Presidente Bareiro, sin trascender mayormente al público.

            El día 4 de dicho mes, a las 10 de la mañana, de una manera inesperada por todo el país, se consumaba el desenlace de la enfermedad y expira el primer magistrado.

            El P. E. quedaba acéfalo. En esa circunstancia, irrumpe en el día un golpe de cuartel, encabezado por el general Caballero, dando lugar a su elevación a la Presidencia.

Fuente: HISTORIA CONTEMPORANEA DEL PARAGUAY (1869 - 1920). Por GOMES FREIRE ESTEVES. Prólogo de ALFREDO M. SEIFERHELD. Reseña biográfica del autor: MANUEL PESOA. Complementos: RAÚL AMARAL. Editorial NAPA. Asunción – Paraguay 1983 (396 páginas)




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