Portal Guaraní - AMÉRICA PIERDE UN GUEVARA, 1964 - Por ALVARUS (O CRUZEIRO INTERNACIONAL)

Con la desaparición del "indio" Guevara, América perdió una de sus más nobles y brillantes expresiones artísticas. Maestro y renovador del dibujo y de las artes gráficas, el célebre "Indio" Guevara dejó a su paso en Brasil y en Argentina, el rasgo nítido de un artista originalísimo.

Una nueva y grave pérdida acaban de sufrir las artes plásticas del continente con la desaparición del gran talento que fue Andrés Guevara. Hace aproximadamente un año otro gigante de la caricatura en América, Málaga Grenet, fallecía en Lima. Guevara, paraguayo de nacimiento, proyectase como artista en la Argentina, su patria de adopción, y en el Brasil, donde actuó y vivió muchos años, habiendo ejercido enorme influencia en los medios artísticos.

El admirable creador otorgó al Brasil un especial cariño, grabado en páginas inolvidables, en las que supo aunar indisolublemente el lirismo y la realidad de un pueblo que lo acogiera y comprendiera, reconociendo en él a uno de los más puros y pujantes artistas de América Latina. Aunque habiendo pasado la mayor parte de su existencia lejos de su patria de origen, el "indio Guevara" guardaba intacto el orgullo del terruño.

En aquellos ojos rasgados, que parcelan resplandecientes carbones, en los pronunciados pómulos de su rostro, en la nariz de línea casi aguileña, en el movimiento permanente de las cejas trazadas a tinta china y en el corte de los labios irónicos, evidenciábase su origen de pura cepa guaraní, que la indumentaria siempre impecable no conseguía disimular.

Nacido el 6 de enero de 1904 en la pequeña ciudad paraguaya de Villeta, inició, como ya dijimos, su vida, artística en la Argentina, donde obtuvo una beca para estudiar en Europa. Al pasar por Río fue a visitar al representante de su país en Brasil, el entonces embajador Guggiari, quien le aconsejó permanecer durante algún tiempo en la ciudad, presentando a los brasileños su producción artística.

Esa permanencia duraría siete años proficuos, en las cuales proporcionaría, a través de su talento y espíritu de iniciativa, un soplo renovador de la caricatura brasileña y de la concepción gráfica de los más categorizados diarios de Río, cuyas presentaciones y diagramaciones constituyeron una verdadera novedad para la época. Justo es hacer notar que la caricatura brasileña y el periodismo gráfico de Río tuvieron una línea divisoria: antes y después de Guevara. Pero lo que es sorprendente y curioso es que ese revolucionario plástico y técnico de las artes gráficas, al llegar a Río de Janeiro en aquel lejano 1923 contara sólo 19 años de edad.

Rememorando su fase inicial en el periodismo brasileño, en una entrevista para la revista "Diretrizes" en 1944, Guevara, con su estupendo poder de síntesis, expresóse así: "Un diario era el refugio obligatorio de una gente inquieta, con mucho más talento que interés personal. Era una especie de cenáculo, una tribuna bulliciosa siempre ocupada por ardientes discusiones y, al mismo tiempo, un lugar donde el espíritu y la ironía, de una gente sana del hígado, funcionaban todos los días".

Obligado a hablar de sí mismo, dijo entonces: "Toda mi vida puede ser explicada por mi conducta profesional; dentro de mis actividades artísticas siempre me esforcé para superarme en relación a mi capacidad. Estoy contento con lo que ya realicé, no por su valor artístico sino por su honestidad". Agregando: "Un artista nunca debe perder estas dos virtudes: sinceridad y espontaneidad". En el Brasil, Guevara inició su carrera artística a través de "A Maçã" (La Manzana), revista de Humberto de Campos que tenía un sentida picaresco, tipo "revue a cief", calcada en los moldes del quincenario humorístico "Fantasio" , en la cual aparecía en cada número una página dedicada a una figura prominente, sea de la política, del mundo artístico, literario, de la sociedad o de la diplomacia. Era "A Maçã" Guevara ofrecería "portraits-charges" y caricaturas memorables de los figurones de la época De ahí transfirióse para el diario "O País". El nombre del artista paraguayo habría de alcanzar su máxima proyección en el Brasil a partir de su fructífero trabajo en "A Manhã" (La Mañana) de Mario Rodrigues, uno de los mayores diarios de lucha política que tuvo la prensa brasileña. En aquella época, junto con Aparicio Torelly, el famoso humorista que se escudaba bajo el pseudónimo de Aporelly, fundan "A Manhã" (La Mañana), réplica humorística, de aquel matutino.

De su ingenio es la concepción del tipo físico de "Nuestro querido Director", que se transformaría en la barbada efigie del "Barón de Itararé", conservada hasta hoy como modelo. De "A Manhã" pasa a "Diário da Noité" de Assis Chateaubriand, con un contrato considerado fabuloso para la época. ¡Cincuenta contos (cincuenta mil cruzeiros) mensuales!

Colabora en casi todas las revistas ilustradas de Pimenta de Melo: "Para Todos... ", "O Malho" (El Mazo) y "Papagaio"; "Jazz" de Mario Rodrígues Filho y su hermano el admirable dibujante Roberto Rodrígues, "O Mundo Ilustrado" de Henrique Pongetti, la "Revista da Semana" y varias otras.

A la par de sus actividades periodísticas, en las que imprimió las características de su refinado buen gusto y su excepcional talento, cúpole diseñar portadas para la bibliografía representativa de un periodo lírico e irónico de nuestra literatura: época de oro del genio poético y burlón de una fecunda generación de polígrafos, según señalara Rubén Gill en la pagina que le dedico en "Don Casmurro" de Bricio de Abreu, en octubre de 1943, en una serie de estudios sobre los caricaturistas bajo la denominación de "El Siglo Bohemio".

En el Brasil contrae matrimonio con la señorita Gloria de Garay, hija del escritor argentino Benjamín de Garay, traductor de "Os Sertões" de Euclides da Cunha y, entre otros, del novelista de "Garimpos" Herman Lima, quien al escribir recientemente su estupenda "Historia de la Caricatura en el Brasil" dedica a Guevara uno de los capítulos más importantes.

Con la aparición de "Critica", también de Murió Rodrígues, y que seria, el diario más agresivo del Brasil, Guevara, dueño ya de un extraordinario potencial artístico, produce verdaderas obras maestras plenas de expresividad, llegando al paroxismo de la semejanza a través de la magistral y genial deformación, según lo hace notar Rubén Gill. Después de la Revolución del 30 en Brasil, regresa a la Argentina e integra el equipo de "Crítica", de Natalio Botana, que lo envía a Nueva York para estudiar los progresos más recientes en las artes gráficas. En 1943 retorna al Brasil cuando la aparición del matutino "Folha Carioca", volviendo años después para el lanzamiento del vespertino carioca "Última Hora" de Samuel Wainer.

En 1945, con Roberto Noble, director y fundador de "Clarín" el célebre periódico porteño, Guevara plasma en trazos de singular belleza "el rostro" del nuevo diario, donde imprime a manos llenas el vigor de su personalidad, hasta ser alcanzado por el mal que lo llevaría a la tumba. Muy significativa en la obra guevariana fue, cuando la última guerra, la contribución que ofreció por medio de su privilegiado lápiz, dándonos páginas memorables que sobrepasaron los límites del continente; páginas que lo colocaron a la altura de maestros como Low, siendo que algunas de ellas, por su objetividad y realismo, se aproximan a los impresionantes grabados de los "Los desastres de la Guerra" de Goya. Estupenda la dolorosa elocuencia que supo imprimir en aquellos dibujos en los que anticipó, con honda visión premonitoria, el castigo que sería infligido de forma tan dramática a los Señores de la Guerra.

"Clarín", última trinchera del "indio Guevara", al dar la noticia de su muerte destacó que "toda su obra tiene una prolongación continental, encuadrada en la norma de un lenguaje rítmico precioso en la perfecta simbiosis de la perspectiva, el color y la línea y, ante todo, en la motivación que explica la opinión de Walt Disney acerca de Guevara: "He gozado mucho con los dibujos del artista Guevara, que me recordaron mi gira por Sudamérica. Los dibujos de Guevara sobre el folklore brasileño, plenos de sugestión, evocaron en mí agradables recuerdos de los tiempos en que con mi equipo coleccionábamos el material para "Saludos, amigos". El admirable Walt Disney referíase a las estampas de escenas populares brasileñas realizadas por la firma "Alpargatas", de las cuales algunas de ellas ilustran estas notas. Ante la desaparición de este valioso artista que tan marcada influencia ejerció sobre los caricaturistas brasileños, incluyendo al autor de esta nota, recordarnos la expresión de Orestes Barbosa al compararlo a un Padre Eterno, capaz de extraer de un frasco de tinta china todo el esplendor de la realidad humana.

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

(Hacer click sobre la imagen)