EL PARAGUAY ES UN ESTADO DE FRAUDE PERENNE

Por BERNARDO NERI FARINA

nerifarina@gmail.com

Para el Diccionario de la Lengua Española el sustantivo fraude refiere al acto que tiende a “eludir una disposición legal en perjuicio del Estado o de terceros”. Es también toda acción contraria a la verdad y a la rectitud. Etimológicamente es un engaño o un daño derivado de un engaño. Si observáramos los resultados de la labor política podríamos señalar que en el Paraguay vivimos una realidad jalonada de fraudes. Una constante de inacabables engaños.

El fraude no se da solamente en cada proceso electoral. No se circunscribe a la compra de cédulas, a los tratos apu’a, a los pagos por voto, al voto asistido de manera descarada y otros delitos electorales que están en el ADN de nuestros dirigentes partidarios. Va mucho más allá. Es más denso. Está fieramente presente a diario. Causa más daño aún. Las elecciones serían ya nada más que una forma de darle institucionalidad al estado de engaño endémico.

Cada candidato y luego cada gobierno que asume viene con su fraude bajo el brazo. Con su engaño en la mochila. El país se quedará luego con el daño derivado del engaño.

El Instituto Nacional de Estadísticas, INE (ABC digital, 6 de mayo), informa que en nuestro país hay 1.800.000 personas que están en situación de pobreza total. Es decir, no disponen del suficiente dinero diario para alimentarse y para pagar otros gastos y servicios imprescindibles. En las frígidas estadísticas, esto afecta al 24,7 % de la población.

El INE calienta el hierro y lo hunde todavía más en la herida: 414.000 personas están en la pobreza extrema. Esto significa hambre. Desnutrición infantil. Es miseria crónica.

¿Qué tienen que ver estos datos con el fraude? Son el daño derivado del engaño. El fruto de las acciones contrarias a la rectitud, tal como nos cantan las diversas acepciones lexicográficas del fraude.

Las necesidades extremas y el hambre resultan ser productos de un Estado fallido debido, a su vez, a las fallas crecientemente atroces de nuestra pomposamente llamada “clase política”, constituida en gran medida por políticos sin clase, ignorantes y desvergonzados.

En lo educativo, todos los gobiernos han cometido un fraude gigantesco comprobado con este aterrador dato del INE: 30 de cada 100 jóvenes de 15 años o más no estudian.

Coexistimos en un estado de fraude.

Que mantengamos a miles de planilleros que intoxican las nóminas de pago del sector público es un fraude.

Que siendo copropietarios de las dos mayores hidroeléctricas de América no las aprovechemos para el desarrollo del país es un fraude.

Que el gobierno prohíje a corruptos es un fraude.

Que tengamos opositores tan ególatras, mesiánicos, desequilibrados e inútiles es un fraude.

Que nos digan que vamos a estar mejor mientras nos presentan un plantel de parlamentarios del grupo de poder que lucen garfios en vez de manos suena a una acción contra la rectitud, suena a engaño. Suena a que debemos prepararnos para la continuidad del fraude perenne que nos aprisiona.

Fuente: ABC Color (Online)

www.abc.com.py

Sección: OPINIÓN

Domingo, 14 de Mayo de 2023

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