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JUAN BAUTISTA RIVAROLA PAOLI (+)
  CREACIÓN DE MONEDAS y LA ILUSIÓN DEL ORO (Por JUAN BAUTISTA RIVAROLA PAOLI)


CREACIÓN DE MONEDAS y LA ILUSIÓN DEL ORO (Por JUAN BAUTISTA RIVAROLA PAOLI)

CREACIÓN DE MONEDAS y LA ILUSIÓN DEL ORO

LA ETAPA DE LA CONQUISTA


Por JUAN BAUTISTA RIVAROLA PAOLI

 
 
 
LA ETAPA DE LA CONQUISTA

CREACIÓN DE MONEDAS
 
En fecha 3 de octubre de 1541, a escasos días de su fundación, el Cabildo de Asunción, dictó su primer Ordenanza de Monedas, que en lo substancial determinaba de que "Visto que no hay oro ni plata ni otras cosas en la tierra para poder contratar en manera de moneda, e que por esta causa se dejan vender e contratar la hacienda de su Magestad que en esta tierra se cobra así cochinos, maíz, frijoles, mandioca y aves, y otras que se cobran de los diezmos y quintos de S.M. pertenecientes y no se halla precio ninguno de oro y plata porque en dicha tierra de presente no la hay, a esta razón e porque no haya engaño mandaron que de aquí adelante valga un anzuelo de malla un maravedí, o un anzuelo de rescate valga 50 maravedises y una cuña de marca que aquí se acostumbra hacer valga 50 maravedises y una cuña del ayunque de la que aquí se acostumbra hacer valga 100 maravedises, se contrate e pague en las dichas cosas en lugar de monedas y que ninguno las pueda desechar por los dichos precios." (83).

"La antigua experiencia de Cabeza de Vaca sobre las cosas más apetecidas de los indios –dice Woodine Parish–, y sobre sus usos y costumbres, le fue del mayor provecho en todo el curso de este notable viaje. Sabía que a sus ojos los dones más preciosos eran hachas, navajas, tijeras, puntas de flechas y otros objetos semejantes, para surtirlos con los cuales llevaba una fragua portátil, y cada soldado, a más de su mochila y equipo (portaba) una pequeña cantidad de hierro en barra, para ser trabajado según se precisase. Anhelaban tanto los indios estos instrumentos o útiles, que por obtenerlos acudían de grandes distancias, ofreciendo a los españoles toda clase de auxilios " (84).

Domingo Martínez de Irala, creó las famosas "cuñas", descompuestas en monedas de hierro de 25, 50 y 100 maravedises, y "fue la primera medida de los valores; y el mismo pedazo de hierro que circulara como moneda, servía para batir el bosque, preparar la tierra, y someter al indio" (85).

El 7 de noviembre de 1544, el Cabildo fijó hasta nueva disposición los precios de los víveres siguientes: dos gallinas caseras a tres cuchillos de marca; ocho huevos, un cuchillo; tres libras de pescado de espinel, un cuchillo, y dos libras de pescado de red, un cuchillo. (86).

En el año 1577, se emite una Cédula de Andres Benítez para que se le den a Sebastián de León, cierto número de cuñas de hierro, cuchillos y anzuelos para una expedición contra unos indios rebeldes (87).
Por esa misma época, el Cabildo de Santa Fe, el 17 de enero de 1575, había establecido la vara de lienzo como moneda a falta de la moneda de plata, fija en una vara de lienzo el precio de un par de espuelas y en tres el de unas tijeras; mientras que por cada diez cuchillos correspondía uno al herrero (88).



LA ILUSIÓN DEL ORO

En 1543, el Factor Dorantes escribía al Rey, diciendo. "...estaua en costumbre de cobrar quinto de lo que se rrecaudaua de los yndios y en especial se cobraba de las personas mas principales y aun sobre ello ay ordenanqas de teniente de gouernador y oficiales que aca estauan lo cual era y es muy contrario a lo que yo he visto en otras partes de las yndias e sobre ello el contador lo pidio e paso lo que vuestra magestad vera por testimonio y aunque dizen que andando el tiempo an de valer mucho el quinto de la manteca de pescado e cueros de venados e pellejos de nutria que se rrescatan y compran en los tynbas e otras generazones del parana..." (89).

"A la incomunicación y falta de moneda, decíamos en aquel trabajo, se unieron bien pronto las consecuencias inevitables de la ILUSION DEL ORO. El futuro filón –nos dice Fulgencio R. Moreno–, que los conquistadores contaban hallar enseguida, influyó de tal modo en los negocios, que hasta se modificó la forma ordinaria de los contratos, reemplazándose los plazos fijos por la fecha incierta del primer repartimiento de oro. Y puede calcularse lo que ocurrió, cuando esa fecha no llegaba nunca".

Todavía se conservaba la esperanza cuando "el muy magnífico señor Capitán Francisco López, Teniente de Gobernador de esta Provincia del Río de la Plata", se vio obligado a intervenir por los extraordinarios precios que alcanzaban las mercaderías vendidas por ciento, dice la resolución de dicha autoridad. Las deudas se multiplicaron. En 1545 el Gobernador y el Cabildo de la Asunción comisionaron a Martín de Orué para trasladarse a España y solicitar del Rey la aplicación del quinto de los repartimientos en la amortización de las deudas de los conquistadores. Hasta el pago de los impuestos se hizo un problema".

Y era, sin embargo, tal la obsesión por el metal precioso que todavía en 1580 escribía al Rey el canónigo Segovia, noticiándole que según los peritos, no había región de América tan rica en minas de oro y plata como el Paraguay! (M.S. del Archivo de Indias)" (90).

"Un feroz egoísmo se apodera de aquellos corazones endurecidos por el sufrimiento y el desengaño: el factor económico aparecía casi omnipotente en la sociedad en formación provocando malquerencias que degeneraban a veces en oscuras tragedias", nos refiere don Fulgencio R. Moreno (91).

"Los primeros castellanos que entraron en el Paraguay no dudaban que allí se encontrarían grandes riquezas –dice el Padre Charlevoix–. No acertaban a comprender cómo un país tan cercano al Perú no encerrase cantidad de minas de oro y plata; y aunque muy luego se descubrió la falsedad de las noticias que habían acreditado este error, como lo diré en el discurso de esta historia, todavía después de pasado un siglo se hablaba del Paraguay como de un país abundante en minas. Puede juzgarse de ello por el título de ARGENTINA que dio a su obra D. Martín del Barco, como si todo el país no fuese más que una vasta mina de plata. He aquí lo que a este propósito escribía al Rey Católico D. Pedro Esteban Dávila, Gobernador del Río de la Plata en 1637 (92). "La fertilidad y abundancia que prometen las dichas Provincias (93) promete mucho, en que se cree hay metales y piedras preciosas, como más particularmente lo tengo avisado a Vuestra Majestad y remitidos papeles auténticos en esta razón, que me consta están en ese Real Consejo, si bien en tiempo del Gobernador Ruy Díaz Melgarejo, poblador de la Villa Rica, se tuvo esta confusa noticia, é hizo vivas diligencias, y halló incierta la relación; y últimamente, siguiendo ese mismo intento Manuel de Frías, su yerno, primer Gobernador del Paraguay en la división que se hizo de estos dos gobiernos, hizo empeño con Vuestra Majestad; en que parece prometía el seguro de hallar estos metales, sobre que hizo (según estoy informado de personas de crédito) vivas diligencias de que no surtió efecto alguno; y los informes que refiero tengo remitidos á Vuestra Majestad y me consta estar en ese Real Consejo los tengo en poco crédito por dos cosas: la una, por las vivas diligencias que se hicieron por los sobredichos; la segunda, por tener por personas apasionadas los testigos, y no afectas á la Compañía, y no de las obligaciones que se requieren para la verdad de los informes que se deben hacer á Su Majestad" (94).
Hay que tener presente que lo que Pierre Chaupu, llama el "ciclo de oro" al período bastante corto (1494-1525), durante el cual se explotó el oro en las Antillas, es decir, las Islas de Santo Domingo, Puerto Rico y Cuba. Esto comenzó por el "drenaje" del oro existente en el territorio de los indios que no lo utilizaban como monedas sino en forma de joyas. P. Chaunu estima que en dos o tres años, se drenó "todo el oro producido por los indios de las islas en mil años" (95).

Se conoce a partir de 1503 las entradas exactas de metales preciosos en la "Casa de Contratación" de Sevilla, por donde en principio, todo debía pasar. Earl J. Hamilton, ha reconstruido las llegadas por quinquenios, estableciendo los siguientes guarismos:

-de 1503 a 1510 llegan a 4.950 kilos de oro

-de 1511 a 1520 llegan a 9.153 kilos de oro

-de 1521 a 1530 llegan a 4.889 kilos de oro (96).

Después de 1533-35, las llegadas de oro aumentarán hasta alcanzar 42.600 kilos durante el decenio 1551-1560 (97).

España se encontró sometida en el Siglo XVII a trágicas catástrofes monetarias. De manera figurada se ha podido decir que después de haber conocido "la edad de oro" (hasta 1545), luego la edad de plata (hasta 1600–1610), cayó en la edad de bronce. Entendemos con esto una moneda en la cual varias aleaciones contienen cada vez más cobre (98).

La proporción entre la cantidad de metal llegado para el Rey de España y la que llega para los particulares, es la siguiente siguiendo datos de Hamilton ya nombrado –de 1503 a 1660, las llegadas representan 447.000.000 de pesos: 117.000.000 para el rey y 330.000.000 para los particulares. Es decir, algo más del cuarto para el rey: pero esta parte del rey, aunque es menor, es también la de mayor alcance internacional, ya que rápidamente se reparte por Europa por las deudas contraídas por el Soberano (99).

De manera pues, que al hacer este corto comentario, lo realizamos con el propósito de demostrar que cuando los conquistadores y colonizadores del Río de la Plata, venían con la ilusión de oro, en España se habían prácticamente agotado todas cecas conocidas y vivía una aguda crisis económica y financiera.

Hay que destacar también, que en los ricos yacimientos de plata de México y Perú, se produjo una innovación técnica, el método de separar de la plata mediante su amalgama con el azogue. En la obtención del oro, inicialmente los conquistadores se apropiaron de los tesoros indígenas. Luego se extrajo el oro de los lavaderos fluviales con el concurso del trabajo aborigen. Y, posteriormente, la explotación de minas de veta y el empleo de mano de obra negra.

El historiador francés Pierre Chaunu ha ensayado construir una cronología histórica racional observando los movimientos de expansión y de depresión del tráfico comercial Atlántico, es decir construyendo un modelo cíclico. Estos ciclos coinciden con los de Hamilton. Chaunu distingue en el tráfico atlántico cuatro grandes ciclos:

1. Un interciclo de alza (Fase A) entre 1504 y 1550.

2. Una gran recesión (Fase B) de 1550 a 1562-3.

3. Un segundo interciclo de expansión entre 1562 y 1610.

4. Una fase de depresión de medio siglo a partir de 1610.

Chaunu puntualiza la existencia de dos tendencias opuestas en el Atlántico español-americano: una tendencia ascendente desde el comienzo del siglo XVI hasta 1610 y una tendencia descendente de pendiente simétrica, más allá de 1610, las cuales se superponen a la curva de Hamilton. Chaunu insiste, sin embargo, en que estas observaciones reposan en una generalización a POSTERIORI pues el empleo de un modelo cíclico como tal significaría presunciones de la ciencia económica en la maso de hechos (100).

Podemos preguntarnos –nos dice Germán Colmenares–, si, por las condiciones que determinaron la expansión geográfica y la búsqueda incesante de yacimientos de metales preciosos, la implantación de economías mineras – un hecho reconocido para toda Hispanoamérica – no se debió a un puro azar. Para explicar este hecho se ha insistido en el carácter deflacionista de la economía europea durante la Baja Edad Media y el "hambre" de metales consiguientes. EI tesoro americano habría remediado esta situación y favorecido el auge de un capitalismo primitivo provocando una subida de los precios" (101).

Para Cristóbal Colón el oro se convirtió en una obsesión y a falta del metal, se planteó la posibilidad de convencer a la Corona de la explotación de la mano de obra indígena, como forma de justificar su empresa (102). La presencia del oro era una garantía de recuperación del aporte de la Corona. Esta certidumbre debió animar también a los inversionistas privados de las subsecuentes empresas de conquista. Según Alvaro Jara (103), la necesidad de recuperar rápidamente el capital privado invertido en estas empresas habría encauzado la atención de los conquistadores hacia la explotación de metales preciosos. A este factor añade un elemento sicológico, la aspiración de los conquistadores de mantener un tren de vida señorial" (104).


CAPITULO I

83) PARISH, Woodine. BUENOS AIRES y las Provincias del Río de la Plata. Librería Hachete, 1957. pp. 72-73.

84) MORENO, Fulgencio R. La Ciudad de Asunción. Bs. As., 1926. p. 24.

85) AGUIRRE, Juan Francisco. Diario... Nota al pie de la pag. 243.

86) A.N.A. Volumen Nº. 549. Nueva Encuadernación. Año 1577.

87) Actas del Cabildo de Santa Fe, en "La Historia del Trabajo en la ciudad vieja". ZAOATA GOLAN, Agustín, en "Investigaciones y Ensayos". Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, Enero - Junio, 1980. p. 354.

88) Para la Historia de la Moneda, ver nuestro trabajo "Historia Monetaria del Paraguay", Asunción: Editorial el Gráfico, 1982. 601 p.

89) Asunción, 8 de junio de 1543, en LAVILLIER, "Correspondencia de los Oficiales Reales de Hacienda", Madrid, 1915. p. 70.

90) MORENO, Fulgencio R. Páginas de Historia Económica del Paraguay. En revista "El Economista Paraguayo", Asunción, Marzo de 1910.

91) MORENO, Fulgencio R. Estudio sobre la Independencia del Paraguay. Asunción: Talleres Gráficos de Casa America S.A.I.C., 1976. p. 336.

92) Ch. El P. Antonio Ruiz de Montoya. Conquista Espiritual..., etc. Fol. 98.

93) Ch. Se trataba en especial, de la de Guayrá.

94) CHARLEVOIX, Pedro Francisco Javier de. Historia del Paraguay. Traducida al castellano por el P. Pablo Hernández. Tomo I. Madrid: Librería General de Victoriano Suárez, 1910. pp. 30, 31.

95) CHAUNU, Pierre. Seville et L’Atlantique. París, 1959. Tomo 8, V. 1, p. 510.

96) HAMILTON, Earl J. American Treasure and the Price Revolutión in Spain 1501-1650. Cambridge, Mass, 1934. (Colección Harvard Studies)

97) VILLAR, Pierre. Oro y moneda en la historia, 1450-1920. 2ed. Editorial Ariel, Enero de 1981. (Colección Demos).

98) HAMILTON, Earl J. American Treasure and the Price Revolutión in Spain 1501-1650. Cambridge, Mass, 1934. (Colección Harvard Studies)

99) Para una ilustración más amplia ver nuestro trabajo "Derecho Monetario", Asunción: Editorial Litocolor S. R. L., 1984. pp. 51-54.

100) CHAUNU, Pierre. Seville et L’Atlantique. París, 1959. VIII 1 (Les structures) y VIII 1-2. pp. 14 ss.

101) HAMILTON, Earl J. El tesoro americano y el florecimiento del capitalismo. En "El florecimiento del capitalismo y otros ensayos de historia económica." Madrid, 1948. pp. 10 ss.
Cit. por COLMENARES, Germán. Historia económica y social de Colombia 1537-1719. 3ed. Bogotá: Ed. Tercer Mundo, 1983. pp. 259-260.

102) SAUER, Carl O. The Early Spanish Main. Berkeley and Los Angeles. pp. 23, 34.

103) JARA, Alvaro. Tres ensayos sobre economía minera hispanoamericana. Santiago de Chile, 1966. pp. 24, 32.

104) COLMENARES, Germán. Historia económica y social de Colombia 1537-1719. 3ed. Bogotá: Ed. Tercer Mundo, 1983. p. 261. 


 
 
 
 
 
 

 
 
Asunción, Paraguay, 1986.
 

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LA ECONOMIA COLONIAL

Por  JUAN BAUTISTA RIVAROLA PAOLI

COLECCIÓN: Tratado de Historia Económica del Paraguay.

Se acabó de imprimir el 12 de abril de 1986

en los Talleres gráficos de Editora Litocolor.

 

 

 

 

 

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