LAS VOCES DE LA MEMORIA
HISTORIAS DE CANCIONES POPULARES PARAGUAYAS
TOMO III
Autor y ©: MARIO RUBÉN ÁLVAREZ
Edición del autor y Julián Navarro Vera
Dibujo y diseño de tapa: Arq. Julián Navarro Vera
Editora Litocolor S.R.L.
Asunción-Paraguay 2004.
"Che áma, che señora
ndajuhúi nde joguaha
péina amo nde tyvyta
yvágare oñepinta".
Manuel de la Cruz Elizeche
(Juan Manuel Ávalos,
Kangue Herrero)
(Che lucero Aguai’y)
"Ka’aru pytû jasy tomimbi nde rova yképe
ha tory rupápe toñoañua ñane mborayhu".
Félix Fernández (Nde ratypykua)
«Amoîta che popytépe
hyakuâ asýva ko reseda
nde rekoviarônte che ahêtúta
flor aromada nde joguaha".
Gregorio Pérez Burgos
(Mi barquito de esquelita)
UNA BELLA EXCUSA
Escribir un libro parecería la manera más sencilla de entrar en la historia, ya que editarlo presume el valor de su contenido y el éxito en su publicación. Hace menos de un año LAS VOCES DE LA MEMORIA era un deseo proyectado en varios tomos y junio del 2003 el momento elegido para el primero.
De ese tiempo a esta parte fueron sumándose factores gracias a los cuales hoy llega a sus manos el tercer tomo. En ese lapso hay que resaltar el apoyo de ese público que sin mezquindad demostró su aprecio entusiasta hacia la música popular paraguaya, de los artistas que enaltecieron con sus interpretaciones las veladas de lanzamiento y de las firmas comerciales que por ese cariño especial hacia nuestro folclore apoyaron la iniciativa. No olvidamos a quienes elaboraron las portadas de los materiales: Enzo Pertile, Miguel Ángel Sosa y Goiriz ni a los expositores de las presentaciones anteriores: el músico y compositor José Magno Soler, el periodista Antonio Carmona y los doctores Carlos Federico Abente y Stilver Cardozo.
Cuando Mario Rubén me dijo: "Ejapóna ñandéve la prólogo" ('Por qué no haces el prólogo') puso como condición obviar las casi siempre obligadas loas al autor, al tiempo de solicitar objetividad en el tema. Sin embargo, quedé en citar lo que consideraba digno de mención. Ya en el primer lanzamiento -palabras más, palabras menos- don José Magno Soler había calificado al autor del libro como fiel intérprete de la palabra contada. Hoy, si algo hay que agregar a esto, es, la capacidad de transmitir emoción con las historias. Mérito que se acrecienta por la utilización de términos sencillos, los cuales, oportunamente combinados logran atrapar la fuerza del sentimiento sin restar veracidad a las circunstancias. La materia prima ofrecida por los protagonistas directos o por los testigos calificados cobra tal forma de relato que transporta al lugar de los hechos. Cualquier narración elegida es un relieve fresco que encierra entre sus letras la dosis de seducción necesaria que atrae y en algunos casos involucra al lector mismo, sea recodándolo algún episodio vivido, sea corroborando datos que ya conocía. En todos los casos la feliz consecuencia es una composición musical, popular y paraguaya.
Suele decirse que el prólogo es más ausencia que presencia porque no son muchos los que acostumbran leerlo. No obstante -como fragmento obligado- sirva éste para certificar la intención que mueve al autor y el grado de compromiso que asume ante la sociedad.
Si se dijera que el propósito final de la obra comentada es crear conciencia a nivel nacional, respecto a nuestra música, impresionaría como muy ambicioso. "El sólo saber -al decir del propio Álvarez- que las narraciones gustan, que avivan recuerdos felices o que despiertan el interés de algún compatriota hacia lo nuestro, será suficiente recompensa para los cinco años de recopilación".
Sin embargo, si de aquí en más, motivados por algún relato, surgen nuevos valores que continúen con la inspirada escuela de José Asunción Flores, Manuel Ortiz Guerrero, Emiliano R. Fernández, Teodoro S. Mongelós, Víctor Montórfano, Epifanio Méndez Fleitas, Herminio Giménez, Carlos Miguel Jiménez, Diosnel Chase, Agustín Barboza, Mauricio Cardozo Ocampo, Eladio Martínez y otros tantos patriotas del arte, eso sería el más apetecible de los resultados y la patria estará agradecida.
Cómo no soñar con una renovada generación que, nutriéndose en el pasado de "los grandes", crezca sin perder su identidad musical. Si el ave Fénix en su irrealidad renació de sus cenizas, por qué ante una posibilidad más real no podría brotar de estas páginas el estímulo para el espíritu creativo de algún paraguayo. Late la esperanza.
Ante las evidencias, cabe entonces apuntar como corolario más cercano a lo justo, que el presente libro quiere ser un testimonio de amor a la patria, un auxiliar para la consulta, un compañero para la anécdota compartida y un ilusionado pensamiento. Pensamiento, que robado a la memoria busca germinar multiplicado en más voces que pregonen el afecto que se merecen el Paraguay, sus mujeres y su tradición. Gracias a todos los que -al igual que Usted- acompañan esto que se relaciona con la música paraguaya, esa bella excusa que por encima de credos, raza ó partidos políticos todavía impone su sello de hermandad.
DR. JULIÁN NAVARRO VERA - Coeditor
MAMOREI
LUGAR ENCANTADO Y ENCANTADOR
Hay realidades difíciles de expresar en cualquier idioma. Una de ellas es aquello que aparece en cualquier parte, a cualquier hora, con cualquier temperatura. Es lo que puede estar en el sitio más inesperado, en el hueco menos sospechoso. El guarani tiene un vocablo para nombrar la magia de esa verdad: MAMOREI, en cualquier sitio, en el lugar más imprevisible e inesperado.
Alguna vez ese término encantador que designa algo encantado, sirvió para denominar un refugio de 200 hectáreas, perdidas y halladas a orillas de la ciudad de Ybycuí, en el departamento de Paraguarí.
"BABY (LUCIANO) BRÍTEZ CABALLERO -quien era mi esposo, ya fallecido-, tenía una especie de escondite hasta donde acudía con sus amigos de Ybycuí de vez en cuando. Cuando no querían que se los ubicara, al preguntárseles mamóiko peho (a dónde van) respondían: Ha roho mamoreípe. Era como una palabra clave para saber dónde reunirse. Fue así como la finca adquirió ese nombre", recuerda LUCHA -LUISA- ABBATE VIUDA DE BRÍTEZ CABALLERO.
"Esos encuentros no eran solo para escaparse de las urgencias diarias de la vida sino que un espacio para vivir las tradiciones de nuestra tierra, entre ellas la música paraguaya que todos amábamos y seguimos amando. Era -es-, nuestro vy’aha, nuestro Paraíso terrenal. El bosque de árboles nativos -tembetary, peterevy, timbo, yvyra pytá y unos cuantos tajy, entre otras especies-, los helechos, el guembe, el chachi -una variedad de helecho arborescente, en peligro de extinción-, las azucenas, el agrial y los culantrillos son un magnífico regalo de la naturaleza allí", comenta.
Existían también otros atractivos como el Paso Paré, una especie de desfiladero cerca del Arroyo Paso Paré con un profundo camino flanqueado por altas paredes. El ingenio popular lo describió en la denominación. Por allí solo podía pasar una carreta por vez. En los extremos -así como se hace en las rutas cuando se habilita un solo carril para el paso de vehículos- se ubicaban vigías que avisaban que el sendero estaba ocupado.
El Cerro Tatu Kua -hoy Cerro San José-, ofrece una vista encantadora, sin completar aún la lista de maravillas del lugar.
Ese es el entorno de Mamorei. Baby era músico. "Tocaba guitarra y bandoneón. Su oficio era el de agrimensor. Una peculiaridad suya para contratar personal era que el candidato tenía que tocar algún instrumento. Si no, estaban descartados de la selección", cuenta ANÍBAL CARDOZO OCAMPO.
"Don MAURICIO CARDOZO OCAMPO, sus hijos y el CONJUNTO PERURIMÁ eran nuestros invitados permanentes. Iban a tocar. Preguntaban, en broma, si cuándo ellos iban a sumergirse en la pileta, dejando de ser músicos. Un día Baby dijo que el día esperado por ellos había llegado. Dejaron sus instrumentos y se convirtieron en homenajeados. Se bañaron, se colocaron en la sombra y se rieron a sus anchas, ajenos a la preocupación de un repertorio al que tenían que estar atentos siempre", rememora Lucha, quien conoció junto a Baby-, a don Mauricio en 1966.
En un momento dado, del corazón del jolgorio se retiró Cardozo Ocampo. Desapareció por un rato y volvió con una guitarra en la mano. Empezó a rasguear las cuerdas, mientras tarareaba una melodía. Luego tomó la flauta y fue cobrando más cuerpo aquello que se estaba escuchando. Los músicos de Perurimá, de a poco, salieron de la piscina, buscaron sus instrumentos y se sumaron a la obra que es-taba naciendo. En menos de 15 minutos el conjunto en pleno ejecutaba, con la orquestación que iba brotando sobre la marcha, la polca MAMOREI era ya una pieza concluida.
"Esto sucedió entre 1975 y 1980. No puedo precisar el año. La composición no tiene letra, aunque hubo varios ofrecimientos", cuenta Lucha.
La historia no termina aquí: a JOSÉ MAGNO SOLER, cantante de Perurimá, le inspiró también MAMOREI.
Fuentes: LUCHA ABBATE
y ANÍBAL CARDOZO OCAMPO.
ÍNDICE DE CANCIONES
Prólogo
•• Nocturnal/ Guarania desde la noche de un exilio
Fuentes: Luis Alfredo Coeffier, Carmen Amilda Da Costa Berino viuda de Coeffier y Nélida Coeffier de Recalde
· Campamento Cerro León/La memoria de un pueblo en armas
Letra: Anónimo
Fuentes: Programa Reportaje al país conducido por Evanhy de Gallegos, Anuar (Titino) Safuán y la tradición oral de San Estanislao.
Letra: Homero Manzi - Víctor Piuma Vélez/ Música: Rosita Melo
Letra y música: Emigdio Ayala Báez (Versión original y versión interpretada por Antonio Tormo)
•• Ñande sy/ Un amor imposible de olvidar
Mamorei/ Lugar encantado y encantador
Fuentes: Lucha Abbate y Anibal Cardozo Ocampo
Letra y música: Lucio Velázquez
· Historia de Miryan Adela/ Compuesto de un naufragio
Letra y música: Horacio Sosa
•• Kuku lele (Tangara)/ Canción para llamar al sueño
•• Emilia/ Canción con nombre de mujer
Ysyry/ Un amor en el camino
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Letras de Música Paraguaya
MÚSICA PARAGUAYA - Poesías, Polcas y Guaranias - ESCUCHAR EN VIVO - MP3
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