LITERATURA DEL PARAGUAY.
VOLUMEN II (DE LOS DÍAS COLONIALES A 1939)
VIRIATO DÍAZ-PÉREZ
prólogo por RUBÉN BAREIRO SAGUIER;
anotaciones RAÚL AMARAL
Edición digital:
Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2003
Contiene:
Evolución intermedia (1940-1950)/ Josefina Pla.
Testimonio-Teatro-Ensayo-Agregados/ Rodrigo Díaz-Pérez.
La poesía y la novela en el Paraguay/ Guido Rodríguez-Alcalá.
N. sobre edición original:
Edición digital basada en la de Palma de Mallorca, Luis Ripoll, 1980.
PRÓLOGO
RUBÉN BAREIRO SAGUIER : El Paraguay ha sido, desde siempre, como un espejismo que atrae a los buscadores de utopía. Y no ha sido el deslumbramiento del oro o el centelleo de la piedra preciosa, pues el sueño del Dorado temprano se esfumó en la historia de la Provincia Gigante y pobre de las Indias. La denominación de Mar del Paraguay, para designar el Atlántico sur, que se puede leer en las cartas geográficas del 16 y el 17, o la ubicación que hacía el geógrafo León Pinelo del paraíso terrenal en los desiertos chaqueños, son índices, quizás, de lo que se esconde tras las apariencias de la realidad en esa isla rodeada de tierra y de sueño, ese algo que deslumbró y convocó a tantos «utopistas». Ejemplos colectivos hay muchos, desde «el paraíso de Mahoma» a comienzos de la conquista, hasta «el reino de Dios sobre la tierra» de los jesuitas, esa asombrosa empresa comunitaria instaurada por la Compañía durante un siglo y medio. Y más tarde, la llegada de grupos de toda laya y tendencia: anarquistas australianos -entre los que vino el padre de don León Cadogan-; protonazis germanos -entre los que se contaban la hermana y el cuñado de Nietzsche, en el siglo 19-; menonitas ruso-canadienses, desde la tercera década del 20. Los casos personales e ilustres son incontables.
Estos dos volúmenes de Literatura del Paraguay nacen como una especie de prologación de esa búsqueda. En efecto, la obra se engendra a partir de la contribución que hace Viriato Díaz-Pérez a la Historia Universal de la Literatura, que se publica en 1939, bajo la dirección del crítico italiano Prampolini. Díaz-Pérez, que escribe la primera exposición de síntesis de nuestra literatura, era uno de esos «utopistas» individuales. Dos de los otros coautores de Literatura del Paraguay, Josefina Pla y Raúl Amaral, también pertenecen a la misma especie de paraguayos por elección, de esos que sienten la «utopía» de esta tierra con más intensidad que tantísimos nativos, quizá porque la ciudadanía de aquéllos no es un mero accidente geográfico. Los dos últimos coautores son, el uno, Rodrigo Díaz-Pérez, hijo del maestro Viriato; el otro, Guido Rodríguez Alcalá, nieto de otro «ciudadano electivo», el escritor José Rodríguez Alcalá, argentino de nacimiento.
Aparte de la señalada, la obra posee otra característica peculiar: el análisis de los distintos períodos -salvo el primero, naturalmente- está realizado por coetáneos de sus respectivas promociones. Es un riesgo, sin duda, pero sobre todo un acto de valentía el de hablar de «sus pares», lo que por otro lado tiene la ventaja de la escritura concernida, empapada en la pasión y en el conocimiento de lo vivido.
Raúl Amaral cubre una época vasta y realiza una tarea de suma dificultad. Su contribución aparece como notas al trabajo de Viriato Díaz-Pérez en la obra de Prampolini. Esas apuntaciones son explicatorias, completivas, aclaratorias, documentales y bibliográficas. Sólo Amaral podía cumplir esa labor, porque es el mejor conocedor y el más acabado analista de la «generación del 900», a la que pertenece Díaz-Pérez. Amaral hace justicia a éste incluyendo una referencia a su obra y consignando la lista de las revistas que Viriato dirigió, lo que habla también de su valiosa tarea de animador, de promotor cultural. La bibliografía crítica, la tabla onomástica, la extensa cronología dan cuenta del conocimiento de la cantidad de fuentes inéditas que posee Amaral, y el trabajo en conjunto, de la penetración, de la agudeza de su análisis. Poeta, investigador, bibliógrafo, a Raúl Amaral, escritor platense aquerenciado entre nosotros, le debemos los mejores estudios sobre los autores de fines de siglo, y sobre ciertas figuras de la posterior etapa modernista paraguaya. La erudición no quita nada a la calidad poética de su escritura, impregnada de un profundo sentido del humor, calidad poco común en nuestra literatura.
Josefina Pla llegó a nuestra tierra por razones de amor, y aquí quedó, fecundando con amor la tierra de nuestra cultura. Con su obra poética, al comienzo, al ser la primera que franquea la barrera de la «modernidad» en nuestras letras. Con su tarea de autora teatral y de narradora, luego. Y de manera destacada, permanente, a través del rigor crítico y de la penetración entrañable de su labor analítica. Maestrazgo ejercido a los más diferentes niveles, desde el personal y oral -la cátedra, la radio, la conferencia, la conversación-, hasta el importante conjunto de su obra exegética, publicada en libros, periódicos y revistas nacionales y extranjeros. La fecunda tarea formadora sigue multiplicándose, y su voz de poeta ahondándose, impregnándose más y más de las materias esenciales: el amor y la muerte, el dolor y la vida. La trayectoria personal e intelectual de Josefina Pla en nuestro país es un ejemplo de dignidad humana, cívica y artística. Su contribución en el 2.º volumen de Literatura del Paraguay constituye un esfuerzo remarcable de síntesis en el que, con el rigor y la penetración habituales, Josefina Pla traza un fresco de la poesía y la narrativa, que abarca desde el modernismo hasta la década del 50 al 60, pasando por etapas fundamentales, como la literatura de la guerra del Chaco o el nacimiento de la prosa narrativa «perspectivista» o crítica en nuestras letras. Es de destacar la ecuanimidad cordial con que se refiere a los integrantes de su propia promoción, la del 40.
Hablar de Rodrigo Díaz-Pérez es para mí aceptar el desafío que él mismo enfrentó al escribir sobre la promoción del medio siglo, que es la suya, y la mía. Rodrigo no es propiamente un crítico profesional. Pero el testimonio, apasionado y cordial, concernido y generoso, valiente, que da sobre esa época, es de gran valor, no sólo desde el punto de vista de la vivencia y de la información, sino también del análisis y de la reflexión. Rodrigo Díaz-Pérez es esencialmente poeta, como lo demuestra a través de sus cuatro libros, escritos en su destierro de Ann Arbor, en donde vive añorando la patria -su ombligo de Villa Aurelia- y dialogando -epistolarmente o en presencia- con los amigos, con los vientos que le vienen del sur, con los árboles que invaden el espacio de su casa de vidrio. Con su segundo libro de cuentos, Ruidos y leyendas, en prensa, realiza una presencia, iniciada con Entrevista, en nuestra narrativa, con acentos personales y aciertos indudables, sobre todo cuando remonta el río de la memoria.
Con la publicación de las obras completas de Viriato Díaz-Pérez -18 volúmenes aparecidos, más estos dos, que se inscriben en la serie-, Rodrigo realiza no sólo un emocionante homenaje filial, sino una tarea de justicia y una necesaria contribución a las letras y a la cultura paraguayas.
Guido Rodríguez-Alcalá también acepta, con gran coraje, el desafío de hablar de su tiempo y de la gente que le es próxima, por la edad y la tarea de escribir. De formación filosófica -acaba de pasar un doctorado sobre El esteticismo de Rodó-, Guido no se limita al aspecto literario, sino que incursiona en el análisis de la actual realidad degradada de nuestro país, marco histórico que condiciona la obra discontinua y difícil de los escritores paraguayos contemporáneos. Esa obra hecha de palabras y de pozos de silencio, fragmentada entre los exiliados de afuera y los reprimidos de adentro. Hijo de «la paz y el progreso», y formado en la escuela de la represión, testigo de la corrupción y del servilismo, su visión crítica es de gran lucidez y destacable valentía.
Pero Guido Rodríguez Alcalá no es sólo un estudioso de la realidad histórico-cultural paraguaya contemporánea, sino una de las voces poéticas más puras y hondas, más polifacéticas de la promoción que analiza. Lo demuestra con sus tres libros de poemas, en los que su palabra recorre un vasto territorio que va de los llanos de la angustia metafísica a los «karuguá» de la candente, dolorosa realidad, pasando por los valles de la delectación amorosa y por los barrancos del sueño.
Literatura del Paraguay es, además, una síntesis premonitoria y simbólica de la necesaria unidad de nuestra cultura, fragmentada hoy por los avatares -interesados- de esa realidad degradada a que aludía. La obra está escrita por dos autores de adentro, que llegan de afuera; y dos nacidos adentro que debieron salir para afuera. Toda ella construida a partir de un núcleo, una síntesis de nuestra literatura, hecha por Viriato Díaz-Pérez, que venido de afuera vivió y murió adentro, bregando incansablemente por la dignificación de la cultura paraguaya. Ésta, concebida como entidad unitaria, mas no aislada, dio sentido a la obra de Viriato, por encima de las fronteras geográficas. Asimismo ha de ser -está siendo ya- el camino para el reencuentro en la tierra, liberada de coyundas y servilismos envilecedores.
RUBÉN BAREIRO SAGUIER
Saignon de Provenza, agosto de 1980.
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Prólogo - Rubén Bareiro Saguier
Literatura del Paraguay: De los días coloniales a 1939 - Viriato Díaz-Pérez
[I. Evolución cultural]
[1. Prosa de la Colonia]
[2. Las letras en la República]
[3. Romanticismo - Novecentismo
[4. Otros nombres de época]
[5. Los profesores]
[6. El grupo de 1925]
[II. Géneros y movimientos]
[1. Poesía]
[2. Farina Núñez]
[3. Modernismo]
[4. Teatro]
[5. Literatura femenina]
[6. Antologías]
[7. Literatura del Chaco]
[III. Resumen]
Anotaciones
Raúl Amaral
Explicación
I. Bibliografía consultada por el autor
II. Síntesis bio-bibliográfica
III. Bibliografía crítica
V. Tabla onomástica
V. Cronología
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EVOLUCIÓN INTERMEDIA (1940-1959) por JOSEFINA PLA.
TESTIMONIO - TEATRO - ENSAYO - AGREGADOS (1950-1960) por RODRIGO DÍAZ-PÉREZ.
LA POESÍA Y LA NOVELA EN EL PARAGUAY EN LOS ÚLTIMOS AÑOS (1960-1980) por GUIDO RODRÍGUEZ-ALCALÁ.
LITERATURA DEL PARAGUAY: DE LOS DÍAS COLONIALES A 19392
VIRIATO DÍAZ-PÉREZ
(Asunción-Buenos Aires, 1941)
[I. EVOLUCIÓN CULTURAL]
Escritores paraguayos como Ignacio A. Pane, amantes de las glorias patrias, reconocieron en más de una ocasión que fue tardía la evolución cultural del Paraguay3. Su historia extraordinaria podría explicar el hecho, aunque éste no haya de ser admitido, según veremos, en la forma categórica y simplista que suele enunciarse.
Van siendo conocidos -y admirados- los diversos capítulos de esta historia que ha engendrado una de las bibliografías más copiosas del Río de la Plata. Centenares de volúmenes integran, por ejemplo, su material informativo referente a los estupendos momentos iniciales de la génesis paraguaya, en que desde la rudimentaria Asunción partían sus hijos a la conquista de los remotos Eldorados, creando ciudades.
Aunque mediatizada la ciudad por su geografía da, empero, el primer Gobernador criollo del Continente en el gran Hernandarias de Saavedra. Adentrada en sus selvas, es asiento del primer Obispado del Río de la Plata, en 1548, con el Obispo Juan de Barrios. Después de despoblada Buenos Aires, elevada por Irala a la categoría de ciudad, es en Asunción donde celebra sesión el primer Cabildo rioplatense.
De cultura restringida, en su aislamiento mediterráneo, produce a Rui Díaz de Guzmán, el primer historiador rioplatense. No tiene Universidad, pero sus hijos la fundan allende fronteras como Hernando Trejo de Sanabria, en la Córdoba americana. Parecía estar llamada a lograr la ingencia de urbe populosa y congestiva como otras capitales similares, y resulta destinada a ser madre de pueblos, de grandes ciudades, y, así, desde 1553 a 1595, en treinta años de vitalidad, el solar asunceño engendra treinta y tres ciudades, desbravando para siempre las selvas de América, donde gana el nombre de Provincia Gigante porque abarca desde el Amazonas a Magallanes y desde la línea de Tordesillas hasta las gobernaciones del Oeste...4
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La época de las célebres misiones jesuíticas dotó asimismo de ingente bloque bibliográfico a la investigación europea y americana. Nueva aportación produjo la figura singular del dictador Francia, estudiada por Carlyle5. Toda una literatura, la Guerra de la Triple Alianza y la dictadura de los López.
[1. PROSA DE LA COLONIA]
Es un hecho cierto que el paraguayo Rui Díaz de Guzmán es autor de La Argentina, primera historia del Río de la Plata, escrita en 1616. Un pasado accidentado, trágico, repitámoslo, dificulta, interrumpe, los promisores impulsos iniciales de cultura.
Sólo así, tras largo intervalo, encontraremos a Pedro Vicente Cañete (1749), que vuelve a dar nombre cultural a su patria. Doctorado en Santiago de Chile, aparece como personalidad intelectual brillante por sus monografías doctrinales, jurídicas e históricas aparecidas algunas en 1789. «De agitarse en otra época y otro medio -dijo de él el ilustre Mitre- hubiera pasado a la historia en calidad de prócer americano».
El luengo intervalo apenas se interrumpe sino por el hecho -que citamos como histórico y singular- de la aparición de las «Impresiones Jesuíticas», guaraníticas, primer ensayo de la imprenta en el Río de la Plata, que -sabido es- se produce en las Misiones paraguayas, donde en plena selva se funden tipos, se dibujan láminas, se traducen obras y son impresas, en extraordinarias prensas recordatorias de los días de Gutenberg, fechándose en 1705 ediciones de clásicos en el Paraguay, como la del tratado del padre Nieremberg sobre La Diferencia entre lo Temporal y lo Eterno6.
[2. LAS LETRAS EN LA REPÚBLICA]
De los sombríos días del dictador Francia se salva la figura de otro estudioso interesante: Mariano Antonio de Molas (1787-1844), autor de la interesante Descripción Histórica de la Provincia del Paraguay, obra de mérito excepcional.
Aparece más tarde el escritor Juan Andrés Gelly, autor del curioso volumen El Paraguay; lo que fue, lo que es y lo que será. Gelly actuó como diplomático en Europa y en el Plata. Fue uno de los redactores de El Paraguayo Independiente. Poseía cultura. En Francia mereció la amistad de Thiers.
En los días de los López, aunque don Carlos Antonio laboró incansablemente en pro de la cultura de la nación, y él mismo redacta publicaciones de mérito y crea la prensa nacional, los trágicos acontecimientos de la Guerra de la Triple Alianza impidieron recoger los frutos del noble esfuerzo realizado8.
Son escritores de la época Natalicio Talavera; el patricio Manuel Pedro de Peña, que conoció largos años las prisiones y dejó unas célebres Cartas contra la tiranía de López, su pariente; Juan Crisóstomo Centurión, historiador de la Guerra, autor de Memorias o sea Reminiscencias Históricas (Buenos Aires); Gregorio Benítes, Berges, Escalada, el padre Maíz y otros.
[3. ROMANTICISMO - NOVECENTISMO]
Después de la Guerra, iniciado el período constitucional, surge en el ambiente patrio la pléyade cultural contemporánea de estudiosos, escritores e investigadores, que estructura intelectual y espiritualmente el Paraguay moderno.
Figura en ella José Segundo Decoud (1848-1909), miembro de la Convención que dictó la Constitución Nacional. Escritor jurídico, educador y literato, tradujo la obra de Alden: La Ciencia del Gobierno (Asunción, 1877); publicó importantes ensayos (La Educación, Recuerdos Históricos, etc.), y es autor del primer ensayo sobre la literatura patria: La literatura en el Paraguay (Asunción, 1889).
Su coetáneo Juan Silvano Godoi es una figura legendaria en la historia de la cultura nacional. No de otro modo lo evocan críticos como Silvano Mosqueira y Justo P. Benítez. Fue uno de los redactores de la Constitución, periodista y diplomático; pero, ante todo, literato, historiador y amante de la belleza; era la labor cultural el eje de su vida. Entre numerosos trabajos dejó: Monografías históricas (Buenos Aires, 1893), Últimas operaciones de Guerra del General Díaz (Buenos Aires, 1897), Mi misión a Río de Janeiro (Buenos Aires, 1897), El Barón de Río Branco (Asunción, 1912), El asalto a los Acorazados (Asunción, 1919), etc.
Educado en el Colegio Argentino de Santa Fe9, exilado veinte años en Buenos Aires, viajero en Europa y conocedor de sus obras de arte, gastó una fortuna en formar notable pinacoteca y una selecta biblioteca americana de 20.000 volúmenes, que aportó a su patria. «Era un hombre del Renacimiento, violento, señorial y generoso», dice Pastor Benítez. «Era un esteta», dijo el doctor Domínguez.
El doctor Cecilio Báez es otra de las grandes personalidades intelectuales patrias. «Ningún hombre ha ejercido -se ha dicho- tanta influencia como él en la formación de la cultura nacional». Como investigador reivindicó la figura de Irala y atacó la tiranía de Solano López, aunque después procuró justificar el despotismo de Francia10. Maestro de la juventud, aún hoy en la ancianidad sigue siendo un expositor de ideas.
Toda una enciclopedia es su producción cultural, en la que figuran: Cuadros históricos del Paraguay (Asunción, 1907), Ensayo sobre el Dictador Francia y la dictadura en Sud América (Asunción, 1910), La tiranía en el Paraguay (Asunción, 1903), Introducción a la Sociología (Asunción, 1903), Política Americana (Asunción, 1925), The Paraguayan Chaco (New York, 1904), Historia Colonial del Paraguay (Asunción, 1926), etc.
Manuel Gondra, humanista de extraordinaria cultura y de erudición excepcional, fue el literato preclaro cuyos trabajos -contados- perduran inatacables ante los cambios de tiempos y escuelas. Se le señala como el maestro ilustre que supervive a su época. Su obra sobrepasó las fronteras: Leopoldo Alas le menciona11; Salvador Rueda afirmó que su ensayo sobre Darío era el más profundo que conocía; Paul Groussac respetó la fuerte personalidad del crítico12.
Su monografía En torno a Rubén Darío (Asunción, 1899. Instituto Paraguayo) -por el cual el gran poeta le denominaba «mi ilustre demoledor del Paraguay»- le presentó al mundo intelectual hispanoamericano como un maestro de la crítica. Escribió célebres discursos, tal el dedicado a la memoria de Alberdi. Su análisis del antiguo Catecismo de San Alberto, preceptuario político y moral reaccionario del tiempo de Carlos Antonio López, es recordado como un modelo en su género13; así como sus estudios sobre temas guaraníticos e históricos14.
Aunque ejerció poderosa influencia en su patria, escribió poco. «El ansia de perfección detenían su pluma; la política terminó por esterilizar su porvenir literario... Su influencia espiritual -resumimos- provino de la cátedra. Sus discípulos vieron en él un orientador de conciencia».
El historiador Blas Garay, aunque desaparecido en su juventud, dejó en pos de sí obra fecunda. Literato e investigador, visitó los archivos españoles y rioplatenses editando una valiosa Colección de documentos relativos a la historia de América y particularmente del Paraguay. Escribió un notable tratado de Historia del Paraguay, un ensayo sobre La Independencia del Paraguay (Madrid, 1907) y otro sobre El -19- Comunismo de las Misiones de la Compañía de Jesús en el Paraguay. Sus obras son modelo de casticismo, y, dejando aparte algunos aspectos polémicos de ellas, producciones de un gran literato. «Blas Garay -se ha dicho- señala con Rui Díaz de Guzmán en el Coloniaje, y Mariano Antonio Molas en el siglo XIX, las tres etapas de la literatura histórica en el Paraguay».
Fulgencio R. Moreno pertenece asimismo al grupo de los consagrados. Escribió Estudio sobre la Independencia del Paraguay (Asunción, 1911), La Ciudad de Asunción (Buenos Aires, 1926), Paraguay-Bolivia, I-II-III Parte, producciones, las tres, fundamentales. Conoció profundamente los acontecimientos que precedieron y subsiguieron a la Independencia. Clásica es su obra sobre los orígenes de Asunción, y sus volúmenes referentes a los límites con Bolivia fueron oficialmente patrocinados por el Estado.
Visitó las bibliotecas de Buenos Aires, Río y Santiago de Chile. Como Garay y, en general, los escritores de su generación, fue escritor galante y castizo. Poeta, en su juventud, amaba con espíritu ecléctico los clásicos antiguos y los grandes maestros contemporáneos.
Fue el doctor Manuel Domínguez, no otro maestro de la juventud, sino acaso durante largos años el guía más popular de ella. Erudito que impresionó la atención del historiador español Morayta; filósofo de la historia, pensador y crítico, dejó huellas profundas en el pensamiento patrio. Su labor fue reconocida como concienzuda, minuciosa y originalísima en el extranjero.
Disciplinado en el estudio de Renan y Sant-Beuve, de Taine y Macaulay, amante del aticismo de Valera y de los clásicos, dejó páginas literarias admirables, como las iniciales de La Sierra de la Plata (Asunción, 1904), dignas de la más exigente antología. Escribió El Alma de la Raza (Asunción, 1918), Cartas sobre Menéndez y Pelayo (Asunción, 1902), La Constitución del Paraguay (Asunción, 1909) y numerosos opúsculos sobre los antecedentes coloniales en la cuestión del Chaco, a la que dedicó largos años de estudio, siendo tema capital de sus investigaciones.
Domínguez fue intérprete de la historia antes que historiógrafo, él incursionó en las penumbras del coloniaje «con método que ha merecido el elogio de las autoridades en la materia». Develó las leyendas de «Eldorado», de la «Tierra de los Césares», y conoció como nadie los momentos iniciales de la vida argonáutica de los buscadores de la «Sierra de la Plata».
De tendencia filosófica espiritualista, fue «precursor de las nuevas corrientes que traducen la inquietud de la nueva generación frente al problema del destino en el universo». Talento múltiple, cultivó el derecho, la filosofía, las ciencias naturales, la historia y, con éxito, la filología guaraní.
Arsenio López Decoud, de la familia de los López mandatarios de la Nación, es crítico distinguido y esteta. Conocedor de las literaturas europeas, ha escrito estudios minuciosos e interesantes, tal el consagrado a Oscar Wilde (Asunción, 1915), y otros sobre Remy de Gourmont, Baudelaire, Musset y Verlaine. Contribuyó también con trabajos históricos y geográficos a la obra de la cultura nacional.
[4. OTROS NOMBRES DE ÉPOCA]
El escritor Héctor F. Decoud especializose en los estudios referentes a la actuación de Solano López y a los acontecimientos trágicos de la Tiranía y de la Guerra, escribiendo en forma condenatoria para López. Publicó documentados volúmenes sobre Una década de la vida nacional: 1869-1880 (Asunción, 1925), La Masacre de Concepción (Buenos Aires, 1928), Dos páginas de sangre (Asunción, 1925), La Revolución del Comandante Molas (Buenos Aires, 1930), etc. En el mismo sentido, el doctor Arturo Rebaudi publicó diversos volúmenes de crítica histórica: Guerra del Paraguay (Buenos Aires, 1920), La Declaración de Guerra (Buenos Aires, 1924), etc.
Finalmente, distinguiéronse en distintas investigaciones de carácter histórico y crítico: Juan F. Pérez, dilucidador de diversos temas de erudición sobre el pasado; Alejandro Audibert y el doctor Mallorquín, que estudiaron los límites de la antigua Provincia del Paraguay; Gregorio Benítes, con sus importantes Anales Diplomáticos (Asunción, 1906); Enrique Solano López -hijo del mariscal López- bibliógrafo meritísimo y bibliófilo; Diógenes Decoud, autor de la notable obra La Atlántida (París, 1885), evocación de la América con un interesante capítulo consagrado al Paraguay, que suscitó críticas y motivó un opúsculo del doctor Domínguez15; Gomes Freire Esteves, autor del ensayo El Paraguay Constitucional (Asunción, 1920)16.
Laborioso difundidor de la cultura literaria e histórica es el literato Silvano Mosqueira, biógrafo meritísimo, autor de ensayos y semblanzas sobre personalidades -22- patricias y hechos memorables, cronista de bellas y generosas evocaciones, y uno de los grandes propulsores y animadores en el mundo intelectual paraguayo. Escritor idealista y patriota, ha publicado: Semblanzas Paraguayas (Asunción, 1908), Ensayos (Asunción, 1902), Nuevas Semblanzas (Asunción, 1937), Juan Silvano Godoi (Asunción, 1935) y numerosos volúmenes, monografías y opúsculos.
Con espíritu de luchador, el escritor Natalicio González goza de renombre entre los modernos. Su nota es el nacionalismo en la labor histórica -reivindicando la personalidad de López- y el amor a lo vernacular en la obra literaria. Tiene publicado El Paraguay eterno (Asunción, 1935), Solano López y otros ensayos (París, 1926), Baladas Guaraníes (París, 1925), etc.
[5. LOS PROFESORES]
Entre los escritores consagrados a la enseñanza figura el profesor Ramón I. Cardozo, redactor de obras pedagógicas, que se ha distinguido en los últimos tiempos con el aporte de una documentada investigación histórica sobre la región de El Guairá.
El doctor Manuel Riquelme, pensador y pedagogo conocido en el extranjero, donde ha dictado cátedras de psicología, es autor entre numerosos y serios trabajos, de tres libros modernos de educación: Esfuerzo, Aspiración y Solidaridad, que han merecido el elogio de la crítica, así como su tratado de Psicología, de texto en la Argentina. Pero su obra capital es Filosofía y Educación (Asunción, 1934), donde analiza las doctrinas de Husserl, Vidari y Krieck en sus relaciones con la educación, obra de pensador y de maestro. Débese a él la creación de la Facultad Libre de Humanidades.
Hase distinguido también el profesor Juan Vicente Ramírez, como sociólogo y crítico, y como autor de una Introducción al estudio de la Filosofía (Asunción).
Representante de las letras paraguayas del presente, del humanismo y la cultura clásica, es el doctor Adolfo Aponte. Como Gondra, parco en el producir, sus trabajos alcanzan, cual los del maestro, singular perfección. Es autor de críticas sobre el purismo en el idioma y de estudios históricos, entre ellos el notable opúsculo Un libro del señor Godoi (Asunción, 1926)17.
[6. EL GRUPO DE 1925]
Efraím Cardozo, joven y ya consagrado escritor, ha merecido ser considerado continuador de la gloriosa tradición de Garay y Moreno. Son notables sus contribuciones: El Chaco en el régimen de las Intendencias, La creación de Bolivia (Asunción, 1930), Aspectos de la cuestión del Chaco, El Chaco y los Virreyes, La Audiencia de Charcas y otros trabajos notables. Conocedor de los archivos asunceños y rioplatenses, de extensa cultura bibliográfica, sus tesis tienen el valor de las producciones científicas.
Justo Pastor Benítez, periodista brillante, diplomático e historiador, es escritor cuyo renombre ha traspasado las fronteras, contribuyendo poderosamente con ágiles e interesantes divulgaciones a hacer conocer en el Río de la Plata los hombres, la historia y las cosas del Paraguay. Sus ensayos: La vida solitaria del Dictador Francia, La Constitución del 70, Sobre el liberalismo paraguayo, Algunos aspectos de la literatura paraguaya (Río de Janeiro, 1935) y Bajo el signo de Marte, son obras del literato en las que impera un noble hálito de modernidad y libertad.
A esta generación del Paraguay moderno, henchida de nobles ideales y de inquietudes del áspero presente, pertenece el sociólogo, pensador y crítico Justo Prieto. Sus obras, conocidas en la Argentina, el Uruguay y el Brasil, son las de un estudioso adueñado del talento de la exposición, y en ocasiones las de un maestro. Tal le revelan sus Ideas para la concepción de la juventud universitaria (Buenos Aires, 1937) y su Síntesis sociológica (Buenos Aires, 1937), notable tratado de gran valor crítico, expositivo y pedagógico.
Alejandro Marín Iglesias es uno de los más jóvenes escritores paraguayos, no obstante lo cual alcanzó justa nombradía por sus diversos trabajos, especialmente por sus Cartas a la juventud paraguaya (Buenos Aires, 1937), en las cuales habla un espíritu advertido, aleccionado, que en la postguerra y en la lucha adquirió tempranamente el tono sereno de la experiencia.
H. Sánchez Quell, joven profesor, es otro representante del Paraguay de hoy. Aparte de diversos estudios de literatura y de crítica, ha producido la interesante y documentada Política internacional del Paraguay; de 1811 a 1870 (Asunción, 1935), obra fundamental en su género.
Carlos R. Centurión pertenece asimismo a la joven generación. Destácase en ella por sus estudios literarios, expositivos y críticos, y ensayos como el consagrado a Los Hombres de la Constitución del 70 (Asunción, 1938), que revelan al escritor que conoce y ama la patria legendaria y sus hombres.
Son escritores dignos de mención, igualmente, el doctor E. Bordenave, estilista exhumador de curiosidades históricas; Policarpo Artaza, poeta y escritor de elevados ideales; Marcos Morínigo, culto filólogo y crítico; Antonio Laconich, investigador en materia histórica; L. Chase Sosa, autor de estudios sociales; Roberto Velázquez, poeta y estilista en sus comienzos, espíritu culto y autor del volumen Ambiente de Guerra en Europa (Buenos Aires, Editorial Tor)18.
Ángel Vargas Peña, a quien se debe la original e interesante monografía El Mayor José Ildefonso Machaín ¿Traidor o Prócer? (Buenos Aires, 1933); José F. Bazán, de cuyas Divagaciones literarias (Asunción, 1934) se ocuparon Pedro González Blanco y Palacio Valdés; Benjamín Vargas Peña, analista de la figura del dictador Francia en su obra Vencer o morir (Asunción, 1933); el doctor Pedro P. Samaniego, pensador, autor de elegantes trabajos críticos sobre Anatole France, la literatura española, y de Diálogos filosóficos inspirados en la escuela del divino Platón.
G. Cardús Huerta, interesante personalidad intelectual, que en Arado, Pluma y Espada (Asunción, 1912) se anticipó a idearios internacionales posteriores19; el doctor Luis de Gásperi, prestigiosa figura representativa de la literatura jurídica doctrinal, espíritu disciplinado, tratadista y literato, que, ha estudiado la obra del poeta Leopoldo Díaz; el doctor Félix -26- Paiva, escritor jurídico, autor de obras fundamentales20; el doctor Luis Argaña, a quien se deben tratados jurídicos importantes; el doctor R. Sapena Pastor, escritor y economista; el doctor Teodosio González, que corona su nombradía, alcanzada en los estudios consagrados al derecho penal, con su libro Infortunios del Paraguay, análisis sincero de la sociología nacional21.
Juan Stefanich, novelista en Aurora, y crítico en Hacia la Cumbre; el profesor Jover Peralta, estudioso del Arcipreste de Hita y otros clásicos españoles; el doctor Ovidio Rebaudi, especializado en la literatura espiritualista y metapsíquica22. Julio César Chaves, recientemente incorporado a la literatura histórica con la importante producción Historia de las Relaciones entre Buenos Aires y el Paraguay; 1810-1813 (Buenos Aires, 1938); el doctor Enrique A. Sosa, jurista y orador; Alberto Rojas, malogrado investigador del pasado, etc.
[II. GÉNEROS Y MOVIMIENTOS]
[1. POESÍA]
La poesía en el Paraguay no tiene, como en otros países hispanos, antecedentes coloniales23, si no queremos mencionar -y ello sería sólo a título de curiosidad literaria- el caso del fundador del fuerte de Asunción, Juan de Salazar, recientemente estudiado24.
Durante los momentos iniciales, las trágicas inquietudes de la búsqueda de la Sierra de la Plata, los tormentosos que subsiguen y culminan en la célebre Revolución Comunera, los de la Emancipación, los de la dictadura de Francia o los de Don Carlos Antonio López, el Paraguay carece de poetas.
El primer cantor aparece durante la guerra del 70: es Natalicio Talavera, nacido en Villa Rica (1837) y muerto en el campamento de Paso Pucú25. Recordado como el Tirteo paraguayo (frase de Andrade), deja un Himno y diversas poesías patrióticas, cuyo principal mérito es el de haber sido engendradas en la zozobra de la vida de trinchera. Fue también prosista, colaborador de El Semanario, el segundo periódico que apareció en el país (1852). Su nota es el patriotismo alentador y el dolor ante el terruño invadido:
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... ese suelo inocente y hermoso
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que al gran río le debe su nombre.
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Cultivaron su mismo género Enrique Parodi, Juan José Decoud y Venancio López. En la generación subsiguiente a la Guerra, un nombre inolvidable ha de recordarse al historiar la poesía paraguaya: es el de Victoriano [sic] Abente26 que, aunque no nacido en el país (era español), representa la nota más honda, sugerente y popular de la poética paraguaya en su época. Sus estrofas sonoras, castizas, cantan temas típicamente paraguayos, tal La Sibila Paraguaya, El Salto del Guairá, El Oratorio, páginas hoy antológicas. Su Balada, hermanada con la música nativa, alcanzó la gloria de adentrarse en el corazón del pueblo que aun hoy canta con ritmos típicos:
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Era una noche de luna
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estando en el Paraguay
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aspirando el grato aroma
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del frondoso naranjal...
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Hacia el novecientos, descuella en el parnaso nacional una pléyade de poetas que pasa merecidamente a las antologías. Juan E. O'Leary representa en ella unas veces la exaltación de las glorias nacionales: El Alma de la Raza (Asunción), otras el lamento en recuerdo del indio guaraní (¡Salvaje!), otras el sentimiento elegíaco ante la pérdida del ser querido.
Dice en una ocasión Salvador Rueda: «Me ha impresionado vivamente, como si fuera una figura real, el indio puesto en pié para siempre por O'Leary» -refiriéndose a los sentidos sáficos de ¡Salvaje!:
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De las entrañas de la selva virgen
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la luz espera en su dormir de siglos
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-último resto de una raza altiva
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el indio bravo.
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O'Leary alcanzó el renombre de que goza, acaso más que por su obra poética, por su labor de historiador y polemista. Reivindicador del pasado patrio, historió la Guerra en numerosas obras fundamentales, de fuerte tono nacionalista, idealizando la figura del mariscal López y otros héroes de la contienda. Es autor, en este sentido, de Nuestra epopeya, El Mariscal López, La Guerra de la Triple Alianza, El Libro de los Héroes, etc.
Ignacio A. Pane es asimismo cantor de tópico nacionalista (El héroe de Curupayty, Oda al Paraguay27, A Pedro Juan Caballero) y de las sugerencias populares del terruño (El Pombero, El Ybapurú); pero su notoriedad nació de las estrofas sobre La mujer paraguaya, abnegada heroína reconstructora de la nacionalidad que dejó vacilante la Guerra. Las poesías de Pane, como algunas de O'Leary, fueron traducidas al italiano y al portugués. El poeta era además profesor meritísimo, sociólogo y crítico literario, siendo mencionado encomiásticamente en el extranjero su tratado de Sociología.
Fulgencio R. Moreno escribió bellas y castizas estrofas (El Cerro de Yariguaá, Neblinas, etc.). Figura interesante de esta pléyade es la de Francisco L. Bareiro, que deja composiciones sugerentes y originales (Espuma, Humaitá). Son recordables las estrofas de Juan R. Dahlquist, Marrero Marengo28, Delfín Chamorro, Freire Esteves29, Roberto Velázquez, Héctor Blomberg30, Jiménez Espinosa31 y Pérez Martínez32.
Sin embargo, es Alejandro Guanes la personalidad de la época, del cual se ha dicho que, por antonomasia, «es el poeta». Ya en sus comienzos fue premiado en certámenes extranjeros. Sus ritmos adquieren posteriormente el encanto de la evocación, de la añoranza y del misterio. Recuerda las leyendas de las casas antiguas. Traduce maravillosamente Ulalume de Edgard (sic) Poe, y a Olavo Bilac.
Su obra, en contacto con la acritud de una vida trágica, adquiere tonalidades personales de honda emoción. Es así que escribe Ciencia ignara, Mi Cristo, y Las Siete Palabras. Finalmente, lega sus meditaciones, que aparecen póstumas, tituladas Del viejo saber olvidado..., poéticas prosas maeterlinckianas, breviario elevado y sutil de un teósofo. Sus poesías fueron editadas en el volumen De paso por la vida (Asunción, 1936).
Respecto a Guanes, ha dicho el doctor Domínguez:
Le inquietaba el enigma de este mundo incomprensible... Quebrantó su mente con la cuarta dimensión, y acabó, como Amado Nervo, por descansar en ideas teosóficas, y en la filosofía de Maeterlinck, indecisa, pero promisora de esperanzas infinitas.
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[2. FARINA NÚÑEZ]
En parangón con Guanes se ha colocado a Eloy Fariña Núñez, adiestrado en la técnica poética tras larga educación humanista. Gran poeta de mentalidad clasicista -adquirida en un seminario- fue a la vez autor de importantes estudios de crítica y estética, aparecidos en la prensa argentina. Su obra, empero, fue de poeta, siéndolos hasta en las narraciones Las vértebras de Pan (Buenos Aires, 1914), donde aparece Bucles de Oro, página impresionante premiada por La Prensa de Buenos Aires y que le consagró como escritor rioplatense.
Canto Seculares acaso el poema de más aliento del parnaso paraguayo. Evocación trascendente y a la vez sentida del Paraguay a través de los tiempos y en su vitalidad continental presente. Canta el poeta la Asunción legendaria:
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... muy noble y muy ilustre,
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la ciudad comunera de las Indias.
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Evoca la sorprendente naturaleza paraguaya, la tradición guaraní, las expediciones argonáuticas en pos de Eldorado, la tragedia comunera, el horror de la Guerra, las inquietudes del período constitucional, y un fuerte aliento de modernidad y libertad recorre todo el poema, al que corona la expresión de elevados ideales y en el cual se condenan los errores y las luchas inhumanas:
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Bendita sea y respetada siempre
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la libertad, el don más elevado
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después del don supremo de la vida...
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Maldita sea la implacable guerra,
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maldita la ambición que la provoca,
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maldito el odio torvo que la enciende...
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... Y nunca vuelva
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a ensangrentar el suelo donde duermen
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inmortalmente nuestros padres todos!
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Paz! como manda el nacional escudo!
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La obra poética de Fariña Núñez está contenida en el volumen Cármenes (Buenos Aires, 1922). Dejó diversos volúmenes de crítica (Conceptos estéticos, etc.).
[3. MODERNISMO]
Posteriormente a los escritores mencionados, nuevas pléyades se imponen. Aparece Ortiz Guerrero, poeta del dolor, que matiza al modo rubendariano íntimas tragedias y desesperanzas. Algunas de sus poesías fueron incorporadas a la canción mediante las inspiradas creaciones del maestro Flores33. Dejó Pepitas (1930), Surgente y otros volúmenes.
Facundo Recalde es inspirado poeta de nuestros días. En su volumen Virutas Celestes (Asunción, 1926) y en las demás composiciones suyas, da al parnaso paraguayo la nota de la ruptura con las perspectivas del pasado.
Vigorosa personalidad de poeta luchador es la de Julio Correa, de mina popular y a la vez refinada, que inquieta hoy los cenáculos literarios. Canta la injusticia social y el dolor de los humildes, con técnica admirable, en estrofas acres, vibrantes, del presente áspero. Cultiva con éxito la poesía y el teatro en lengua guaraní, habiendo obtenido merecidos triunfos.
Pablo M. Ynsfrán es poeta pensador, de entronque espiritualista. A un hombre, Cántico inmortal y otras composiciones suyas son de mérito técnico y doctrinario y de fuerte inspiración. Profesor y crítico literario; su prosa es la de un espíritu sometido a la disciplina del estudio.
Heriberto Fernández es malogrado cantor de Voces de Ensueño. Francisco Ortiz Méndez, vate laureado, evoca el aspecto romántico y caballeresco del pasado, es obra de aliento su poema sobre la antigua «Santa María de la Asunción» (1932). Arnaldo Valdovinos afirma su nombradía con El mutilado del agro (Asunción, 1935), impresionante poema de la postguerra, de acento trágico y rebelde, donde canta el dolor de los sacrificados en la lucha. Herib Campos Cervera, poeta, pensador, profesor, crítico de cultura filosófica y científica, con el cual resuenan en el Paraguay -33- los ritmos desconcertantes y predimensionales al servicio de las ideas presentes.
Vicente Lamas, delicado poeta, director de la popular revista Guarán; Rodríguez Alcalá34, Raúl y Eladio Battilana de Gásperi, José Concepción Ortiz, Julián Villamayor, Molinas Rolón35, Jorge Báez, autor de La Canción de la Epopeya; Leopoldo Ramos Jiménez36, poeta e investigador de la historia y la geografía; Manuel Campaya, poeta, cuentista y feliz cultivador del humorismo; Gómez Serrato37, autor de Yasy-yateré (Asunción, 1930); Narciso R. Colmán, poeta en lengua guaraní, paremiólogo y folklorista, creador de Ñande-ypy-cuera (Asunción, 1930): el malogrado Federico García, crítico y ensayista de Mosaico (1920); Toranzos Bardel, autor de Piedras vacilantes (1935)38 y otros, integran la brillante pléyade.
[4. TEATRO]
Impónense en el incipiente teatro nacional Arturo Alsina, varias veces aplaudido y que se distingue en la prensa, en el volumen y en la escena; Eusebio Lugo39, autor de La Chala; el aplaudida comediógrafo Luis Ruffinelli40, autor de Sorprendidos; Arnaldo Miriel41; el popular Julio Correa, propulsor del teatro en lengua guaraní42, y otros.
[5. LITERATURA FEMENINA]
No ha faltado la representación femenina en las letras paraguayas. Inició el movimiento cultural en este sentido la doctora Serafina Dávalos, espíritu valiente e idealista al que se debe la interesante tesis Humanismo integral, de sana doctrina aleccionadora para la mujer paraguaya43. Figura descollante es la de Teresa Rodríguez Alcalá, cultivadora de la leyenda patricia, autora de Tradiciones del Hogar, que ha merecido la traducción y el comentario44. Dora Gómez Bueno de Acuña es delicada poetisa de elevado idealismo. Enriqueta Gómez Sánchez, que en Oro y Acero (Buenos Aires, 1936) y Ofrendas (1939) rinde tributo al amor patrio y al ensueño. Ida Talavera de Fraccia45, escritora de fuerte personalidad, creadora de evocaciones llenas de emoción; Josefina Sapena Pastor46, autora de Naranjos en Flor; Concepción Leyes de Chaves, prosista, conferencista y autora de interesantes estudios guaraníticos47, y otras.
[6. ANTOLOGÍAS]
Tres antologías nacionales recogieron, finalmente, la producción poética patria. La de José Rodríguez Alcalá, Antología Paraguaya (Asunción, 1910), la colección de Pane (Poesías Paraguayas) y el Parnaso Paraguayo (Asunción, 1911) de Fleytas. El profesor De Vitis editó otro Parnaso Paraguayo en la casa Maucci de Barcelona49.
[7. LITERATURA DEL CHACO]
Así como la Guerra de la Triple Alianza originó una enorme producción bibliográfica, la reciente del Chaco fue tema de inspiración y de investigación en lo histórico, en la polémica y en la literatura. Así, Arnaldo Valdovinos produjo Cruces de Quebracho (Buenos Aires, Editorial Claridad) y Bajo las Botas de una bestia rubia (Asunción, 1933), vibrantes relatos del joven poeta, que fue combatiente. Justo P. Benítez escribió Bajo el signo de Marte, bellas crónicas vivientes de la contienda (Montevideo, 1934). José D. Molas, Polvareda de Bronce (Asunción, 1934), impresiones del frente, sentidas y veraces. Silvio Macías50, La selva, la metralla y la sed; cuadros de la Guerra del Chaco, por quien, como médico, asistió también a la contienda europea en las trincheras francesas. José (S) Villarejo, Ocho Hombres, notas gráficas y realistas51.
Aparte de las contribuciones históricas y críticas, la reciente lucha engendró ésta y otras narraciones literarias, nerviosas, sentidas, como nacidas bajo el signo de las similares de Remarque en la postguerra europea.
[III. RESUMEN]
De la somera enunciación realizada hay que deducir que la literatura en el Paraguay ha sabido cristalizar en el campo de la poesía, y, en forma sobresaliente, en el campo de las investigaciones de la historia y de la crítica, aunque no en el de la novela y el teatro. Pero que en su conjunto, novísima, acaso la más joven de América, de reciente eclosión, ha recorrido en los escasos lustros que cuenta de existencia, luengo trecho en el camino de la evolución.
ANOTACIONES
RAÚL AMARAL
(San Lorenzo Ñú Guasú, 1980)
EXPLICACIÓN
El ensayo del doctor Díaz-Pérez sobre Literatura del Paraguay aparece precedentemente tal cual él lo escribió y fue impreso, salvo alteraciones de detalle alusivas a nombres, apellidos o algún título de libro. Para una mejor comprensión del lector contemporáneo corresponde advertir que, en el cuidado de esta edición, se han seguido los siguientes lineamientos:
1. Los títulos de encabezamiento y los subtítulos, que figuran entre corchetes, no se hallan en la versión original. Sin embargo, se los ha ubicado respetando el ordenamiento expositivo del autor.
2. Se ha procedido a formular aclaraciones sobre determinados autores, dejando a la vez explicadas las mutaciones cronológicas o temporales al quedar algunos de ellos fuera de la compañía de sus coetáneos.
3. Las llamadas de pie de página puestas con número por el doctor Díaz-Pérez en la versión original, han sido sustituidas por letras minúsculas (a, b y c), ampliándose al mismo tiempo sus referencias52.
4. En la bibliografía usada por el autor se completan los datos por él ofrecidos, además de haber incorporado a aquellos escritores que en el texto carecen de especificación de obra.
5. Sigue a lo anterior una breve lista de quienes no publicaron en los años próximos a la redacción del ensayo, sin perjuicio de que lo hicieran más tarde. Igualmente se cita a los que, si bien mencionados allí, no habían aún editado.
6. En la generalidad de los casos el límite bibliográfico llega a 1939, fecha en que el doctor Díaz-Pérez procedió a trazar su recuento. Las excepciones a este criterio son dos:
a) La inclusión de libros o folletos aparecidos subsiguientemente a esa época, pero que por su particularidad pudieran ayudar a definir una posterior actividad intelectual o literaria.
b) Por su parte los escasos artículos que se han agregado y que se ciñen a esta misma idea, mantienen una prelación acorde con su importancia.
7. En cuanto al capítulo dedicado al modernismo cabe señalar que se ha acatado la orientación dispuesta por el autor, con independencia de investigaciones que en nuestros días modifican en forma sustancial todo lo vinculado con sus orígenes, según podrá confirmarse en la introducción al tomo I de esta obra.
8. A fin, de evitar interpolaciones molestas tendientes a desnaturalizar la claridad del texto, han sido pasadas a la tabla onomástica las fechas propias de cada autor, sin perjuicio de que algunas pocas se repitan entre los datos proporcionados por el doctor Díaz-Pérez.
9. La síntesis bibliográfica no es, ni con mucho, exhaustiva. La que aquí se ofrece está unida a ciertos tramos de la actuación del doctor Díaz-Pérez, sin ánimo de trascender el espíritu meramente informativo que la caracteriza. Con idéntico propósito de selección se ha elaborado la bibliografía crítica, reduciéndosela a un marco de época.
10. Una escogida cronología cierra este trabajo, debiendo destacarse al respecto la preferencia que se ha tenido en la fijación de aquellos hechos o trabajos que guardan concordancia con temas y acontecimientos resaltantes en ambos tomos.
El aporte del doctor Díaz-Pérez está ensamblado en la etapa cumplida entre 1911 y 1939, habiendo transcurrido casi cuarenta años desde su publicación. Por eso debe leérselo tomando en cuenta el sector temporal que abarca y consecuentemente las limitaciones a que ha estado sujeta toda búsqueda de fuentes culturales o literarias, en el Paraguay de entonces.
Dicha circunstancia avala y justifica el no desmayado interés de este ensayo.
I. BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA POR EL AUTOR:
1. AUTORES CUYOS DATOS SE HAN COMPLETADO
RUI DÍAZ DE GUZMÁN: Anales del descubrimiento, población y conquista de las Provincias del Río de la Plata (Terminado de escribir en Charcas en 1612).
Pedro de Angelis publicó la 1.ª edición rioplatense con el título de: Argentina. Historia del descubrimiento, conquista y población de las Provincias del Río de la Plata. Buenos Aires, Imprenta del Estado, 1835.
La primera edición paraguaya se denomina: Argentina. Historia del descubrimiento, conquista y población del Río de la Plata. Asunción, Imprenta de la República del Paraguay, 1845.
Dicha versión fue reproducida en: Revista de la Universidad Nacional, Asunción, Año II, t. IV, pp. 115-169, 265-285; t. V, pp. 65-82, 157-187, 285-300, 1895.
ÁNGEL ROSENBLAT, en: El hombre de la Argentina. Buenos Aires, Eudeba, 1964, pp. 33-34, señala como verdadero el primero de los títulos indicados y no los de La Argentina Manuscrita o La Argentina, debidos a copistas e historiógrafos del siglo XVIII, formándose así una falsa tradición al respecto.
MARIANO ANTONIO MOLAS: Descripción histórica de la Antigua Provincia del Paraguay. Buenos Aires, Librería de Mayo, 1868.
Cfr. edición paraguaya; Asunción, 1880; la más reciente, que figura como tercera: Asunción, Nizza, 1957, con notas de Óscar Ferreiro.
JUAN ANDRÉS GELLY: ver: llamada (7).
NATALICIO TALAVERA: Sus poemas no han sido reunidos en libro; está incorporado a las siguientes antologías:
IGNACIO A. PANE: Poesías Paraguayas, Asunción, 1904; JOSÉ RODRÍGUEZ ALCALÁ: Antolojía Paraguaya. Asunción, H. Kraus, 1911, pp. 1-3; MICHAEL A. DE VITIS: Parnaso Paraguayo. Barcelona, Maucci, s. a., pp. 32-35.
MANUEL PEDRO DE PEÑA: «Cartas históricas» 1.ª serie. Dirigidas al Presidente Carlos Antonio López, del 28 de diciembre de 1857 al 23 de setiembre de 1858. Cap. I/XV, en: Revista del Instituto Paraguayo, Asunción, t. VII, pp. 231-285, 410-422; t. VIII, 66-78, 1903-1904.
___, Segunda serie. Dirigidas al Presidente Mariscal Francisco Solano López, Cap. I/XXVII, del 11 de enero al 19 de mayo de 1865, en: Rev. cit., t. VIII, pp. 191-197, 248-278, 369-392; t. IX, 49-71, 125-148, 273-297; t. X, 624-631, 1905-1906, 1908.
___, «Artículos y cartas extraordinarias», en: Rev. cit., t. IX, pp. 297-301, 1907.
JUAN CRISÓSTOMO CENTURIÓN: Viaje nocturno de Gualberto o Recuerdos y reflecciones [sic] de un ausente, por el paraguayo J. C. Roenicunt y Zenitram. New York, E. Pérez, 1877.
___, Memorias o Reminiscencias Históricas de la Guerra del Paraguay. Buenos Aires, Barra, 1895, 3 v.; t. IV, Asunción, Imprenta Militar, 1901.
___, Edición moderna con el título de Memorias, Asunción, Guarania, 1944, 4 v., y notas del T. Cnel. Antonio E. González.
GREGORIO BENÍTES: La Triple Alianza. Escapada de un desastre en la guerra de invasión al Paraguay. Asunción, Lasagna, 1904.
___, Anales diplomático y militar de la guerra del Paraguay. Asunción, Muñoz Hnos., 1906, 2 v.
___, La Revolución de Mayo 1814-1815. Asunción, Jordán y Villaamil, 1906.
___, Guerra del Paraguay. Las primeras batallas contra la Triple Alianza. Asunción, Talleres Gráficos del Estado, 1919.
JOSÉ SEGUNDO DECOUD: Cuestiones políticas y económicas. Asunción, 1877.
___, Nociones de Derecho Internacional. Buenos Aires, Peuser, 1887.
___, A list of books, magazine articles and maps relating to Paraguay. Washington, Government Printed Office, 1904.
___, La Libertad. Asunción, 1907.
JUAN SILVANO GODOI: Bibliografía. Asunción, 1903.
___, El Coronel Don Juan Antonio Escurra. Asunción, 1903.
___, Alberdi por el señor Olleres. Asunción, 1906.
___, Documentos históricos. Asunción, 1916.
CECILIO BÁEZ. Ensayo sobre la libertad civil. Asunción, Universidad Nacional, 1893.
___, Introducción general al estudio del Derecho. Asunción, 1899.
___, Introducción al estudio de la sociología. Asunción, Anales de la Universidad Nacional, 1903; 2.ª ed., Asunción, Talleres Nacionales de H. Kraus, 1903.
___, The Paraguayan Chaco, or a brief statement of the titles of Paraguay on the territory of that name. New York, 1904.
___, Estudios de Jurisprudencia, Historia, Ciencias Sociales y Políticas. Asunción, H. Kraus, 1903.
___, Resumen de la historia del Paraguay desde la época de la Conquista hasta el año 1880. Asunción, H. Kraus, 1910.
___, Composiciones en prosa y en verso. Asunción, 1918.
___, Principios de Sociología. Asunción, 1922.
___, Estudios Americanos. Asunción, 1923.
___, Disertaciones sobre sociología y filosofía. Asunción, 1924.
___, Composiciones poéticas. París, J. Peyronnet et Cie., 1926.
___, Le Paraguay. Son évolution historique et sa situation actuelle. París, Félix Alcan, 1927.
___, Filosofía del Derecho. Asunción, Imprenta Nacional, 1929.
___, Historia diplomática del Paraguay. Asunción, Imprenta Nacional, 1931, 2 v.
___, Bosquejo histórico del Brasil. Asunción, La Colmena, 1940.
MANUEL GONDRA: Las referencias a su ensayo sobre Rubén Darío están contenidas en el tomo I. En la compilación póstuma: Hombres y letrados de América. Asunción, Guarania, 1942, no figuran tres de sus discursos más importantes: el de la recepción al Dr. Cecilio Báez, en marzo de 1901; el de la Convención liberal, el 15 de agosto de 1908, y el pronunciado a la llegada de los restos del ex presidente Benigno Ferreiro, en noviembre de 1920.
BLAS GARAY, Daniel Codas y Francisco L. Bareiro: Nuevas ideas en nuestra política. Asunción, 1899.
BLAS GARAY: Compendio elemental de historia del Paraguay. Madrid-Asunción, A. de Uribe y Cía., 1896.
___, Breve resumen de la historia del Paraguay. Madrid-Asunción, A. de Uribe y Cía., 1897.
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___, El comunismo de las Misiones. La Compañía de Jesús en el Paraguay. Asunción, La Mundial, 1921 (Biblioteca Paraguaya del Centro Estudiantes de Derecho, 10). La primera versión apareció con el título de Prólogo, en: NICOLÁS DE TECHO: Historia de la Provincia del Paraguay de la Compañía de Jesús. Madrid-Asunción, A. de Uribe y Cía., t. I, pp. V-CLXLIV.
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___, Discusiones sobre filología histórica y geografía etnográfica (Polémica con Guido Boggiani). Asunción, 1899.
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___, Álbum Gráfico de la República del Paraguay 1811-1911, dirigido por Arsenio López Decoud. Buenos Aires, Talleres Gráficos de la Compañía General de Fósforos, (1912).
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JUSTO PRIETO: 18 meses de regresión política. Buenos Aires, A. Plantié, 1937.
___, Ideas para la concepción de la juventud. Buenos Aires, A. Plantié, 1937.
H(ipólito) SÁNCHEZ QUELL: Política internacional del Paraguay. La Junta de 1811, Francia y los López. 2.ª ed. Buenos Aires, Tupä, 1945.
___, 5.ª ed. con el título de: La diplomacia paraguaya de Mayo a Cerro Corá. Asunción, Casa América, 1973.
CARLOS R. CENTURIÓN: Jornadas opositoras. Asunción, 1935.
GUALBERTO CARDÚS HUERTA: Pro Patria. A propósito de una traducción. Barcelona, 1912 (v. Notas aclaratorias, 19).
___, Contra la anarquía. Asunción, Caballero y Cía., 1922.
TEODOSIO GONZÁLEZ: Derecho Penal. Asunción, 1898, 2 v.
___, Lecciones de Derecho Penal. Asunción, H. Kraus, 1911, 3 v.; 2.ª ed. Asunción, La Colmena, 1928, 3 v. (v. Notas aclaratorias, 21).
JUAN STEFANICH: Hacia la cumbre. Asunción, Centro Estudiantil, 1914.
___, Alberdi, la Argentina y el Paraguay. Asunción, H. Kraus, 1920 (Biblioteca Paraguaya del Centro Estudiantes de Derecho, 7).
___, Aurora. Asunción, La Mundial, 1920 (Biblioteca Paraguaya del Centro Estudiantes de Derecho, 9).
___, Horas trágicas. Prosas de paz y de dolor. Asunción, 1922.
___, La guerra del Chaco. Asunción, 1937.
JULIO CÉSAR CHAVES: Historia de las relaciones entre Buenos-Ayres y el Paraguay. 2.ª ed. Asunción, Nizza, 1959.
NATALICIO TALAVERA: Sus poemas -ya mencionados sólo figuran en antologías.
___, Guerra del Paraguay. Asunción, Nizza, 1958.
___, Rasgos biográficos del General José Díaz, Asunción, 1967 (v. Notas aclaratorias, 25).
VICTORINO ABENTE: Poesías satíricas y jocosas. Asunción, 1877.
___, La Sibila Paraguaya. Precedida de una carta de don José Segundo Decoud. Buenos Aires, 1887. Cfr. Ateneo Paraguayo. Fascículo I. Buenos Aires, 1888, pp. 15-29.
JUAN E. O'LEARY: Poesía: A la memoria de mi hija Rosita. Barcelona, 1918.
Prosa: Nuestra Epopeya: Asunción, La Mundial, 1919 (Biblioteca Paraguaya del Centro Estudiantes de Derecho, 2).
___, El libro de los héroes. Asunción, La Mundial, 1922; 2.ª ed. Asunción, Ministerio de Hacienda, 1970.
___, El Mariscal Solano López. Asunción, La Prensa, 1920; 2.ª ed. Madrid, Félix Montaner, 1925; 3.ª ed. Asunción, Casa América, 1970.
___, El Paraguay en la unificación argentina. Asunción, La Mundial, 1924.
___, El Centauro de Ybycuí. París, Le Livre Libre, 1929; 2.ª ed. Asunción, Ministerio de Hacienda, 1970.
___, Los legionarios. Asunción, Editorial de Indias, 1930.
___, Apostolado patriótico. Asunción, 1930.
___, El héroe del Paraguay. Montevideo, Prometeo, 1930.
IGNACIO A. PANE: Cuestiones paraguayas, Asunción, Brossa, 1914.
___, Apuntes de sociología. Asunción, Imprenta España, 1917; 2.ª ed. Madrid, Biblioteca América, 1917.
___, Ensayos paraguayos (Antología). Buenos Aires, Jackson, 1945 (Colección Panamericana, 24).
ALEJANDRO GUANES: Del viejo saber olvidado. Asunción, 1926.
ELOY FARIÑA NÚÑEZ: Canto secular. Buenos Aires, 1911.
___, El jardín del silencio. Ensayos filosóficos. Asunción, H. Kraus, (Biblioteca Paraguaya del Centro Estudiantes de Derecho, 11).
___, Conceptos estéticos. Mitos guaraníes. Buenos Aires, 1926.
(Manuel) ORTIZ GUERRERO: Eireté (Comedia). Villa Rica, 1921.
___, Surgente. Asunción, 1922; 2.ª ed. Asunción, 1943.
___, El crimen de Tintalila (Tragedia). Asunción, 1922.
___, La Conquista (Drama). Asunción, Zurucu'á, 1926.
___, Nubes del Este. Asunción, Zurucu'á, 1928.
___, Pepitas. Asunción, Zurucu'á, 1930.
FACUNDO RECALDE: El no de los niños (Comedia). Asunción, 1925.
___, Virutas celestes. Montevideo, 1931.
HERIBERTO FERNÁNDEZ: Visiones de églogas. París, Vda. de Ch. Bouret, 1925.
___, Voces de ensueño. París, Vda. de Ch. Bouret, 1926.
___, Sonetos a la hermana. Asunción, Cuadernos de la Piririta, 1957.
ARNALDO VALDOVINOS: Cosecha celeste. Asunción, 1929.
___, El mutilado del agro. Asunción, La Mundial, 1935.
JORGE BÁEZ: Alba lírica (Poesías y prosas). Asunción, 1924.
___, La canción de la Epopeya y las leyendas (Poesías y prosas). Asunción, 1928.
___, Iris de gesta (Poesías y prosas). Asunción, 1929.
___, La epopeya del Libertador. Asunción, La Comercial, 1930.
___, Política paraguaya de la pre-guerra. Asunción, 1936.
___, La ofrenda de Leuconoe. Asunción, 1936.
DARÍO GÓMEZ SERRATO: Yasyyateré. Asunción, Zurucu'á, 1929; 2.ª ed. Asunción, 1979.
NARCISO R. COLMÁN («Rosicrán»): Ocara poty (Poesías en guaraní). Asunción, 1917; 2.ª ed. Asunción, 1921, 2 v.
___, Ñande ypy cuera (Poema ilustrado en guaraní). Asunción, 1929.
___, Génesis de la raza guaraní (2.ª versión del anterior con traducción del autor al español y subtítulo de Nuestros antepasados). San Lorenzo, Editorial Guaraní, 1937.
___, Ñe'éngá (Mil refranes guaraníes). Asunción, 1929.
___, Ñe'éngá rory (Mil refranes ilustrados). Asunción, 1934.
___, Nande yara ñe'é poravó pyré (en colaboración con Margarita de Airth). Londres, 1935.
FEDERICO GARCÍA: Mosaico. Asunción, 1918.
___, Vargas Vila, el Mariscal López y yo. Asunción, 1919.
FORTUNATO TORANZOS BARDEL: Publicó posteriormente:
___, El mesianismo de Virgilio. Asunción, 1941 (v. Notas aclaratorias, 38).
EUSEBIO A(veiro) LUGO: La Chala. Asunción, 1917.
___, Camino de la juventud. Asunción, 1918.
LUIS RUFFINELLI: «Sorprendidos y desconocidos», en: El Liberal, Asunción, 18 de octubre de 1924.
___, 1.ª ed. Asunción, 1925 (v. Notas aclaratorias, 40).
SERAFINA DÁVALOS: Humanismo integral. Asunción, 1907.
TERESA LAMAS DE RODRÍGUEZ ALCALÁ: Tradiciones del hogar. 1.ª serie, Asunción, 1921; 2.ª serie, Asunción, 1928.
___, La casa y su sombra. Formosa, Argentina, América Sapucai, 1954 (v. Notas aclaratorias 44).
ENRIQUETA GÓMEZ SÁNCHEZ: Ofrendas. Asunción, El Arte, 1939.
JOSEFINA SAPENA PASTOR («Blanca Lila»): Naranjos en flor (Poemas). Asunción, Ariel, 1928 (v. Notas aclaratorias, 46).
JOSÉ RODRÍGUEZ ALCALÁ: Ecos del alma. Asunción, 1903.
___, Gérmenes. Asunción, 1904.
___, Ignacia, la hija del suburbio. Asunción, 1905.
JOSÉ RODRÍGUEZ ALCALÁ y Cecilio Báez: El Paraguay moderno. Asunción, 1915.
IGNACIO A. PANE: Poesías Paraguayas. Prólogo de Cipriano Ibáñez. Asunción, 1904.
MANUEL FLEITAS DOMÍNGUEZ (v. Notas aclaratorias, 48).
MICHAEL A. DE VITIS (v. Notas aclaratorias, 49).
ARNALDO VALDOVINOS: Bajo las botas de una bestia rubia. Asunción, Puigbonet, 1933.
___, Cruces de quebracho. Buenos Aires, Claridad, (1934).
JUSTO PASTOR BENÍTEZ: Bajo el signo de Marte. Montevideo, Impresora Uruguaya, 1934; 2.ª ed. Asunción, Casa-Libro, 1976.
JOSÉ D. MOLAS: Polvareda de bronce. Asunción, Puigbonet, 1934; 2.ª ed. Asunción, 1974.
SILVIO A. MACÍAS: La selva, la metralla y la sed. Asunción, s. a.
___, Morínigo y la horda roja. Buenos Aires, 1947.
JOSÉ S. VILLAREJO: Ocho hombres. Buenos Aires, Atlántida, 1934.
___, Ojhóo la sayoyvy. Asunción, 1935.
___, Cabeza de invasión. Buenos Aires, Ayacucho, 1944 (v. Notas aclaratorias, 51).
2. AUTORES CITADOS CUYA OBRA NO SE MENCIONA
PEDRO VICENTE CAÑETE y DOMÍNGUEZ: Guía Histórica, Geográfica, Física, Civil y Legal del Gobierno e Intendencia de la Provincia de Potosí. Potosí, Cultura Boliviana, 1952.
___, Historia Física y Política de Potosí. Sucre, 1954.
___, Bibliografía del Dr. Cañete, en: FULGENCIO R. MORENO: «El doctor don Pedro Vicente Cañete», en: Revista del Instituto Paraguayo. Asunción, t. II, pp. 62-72, 1899.
JOSÉ BERGES: «Texto del Diario de Viaje de José Berges». 1.er cuaderno de diarios desde el 28 de octubre de 1951, en: Trabajos y Comunicaciones. La Plata (Argentina), N.º 19, pp. 223-269, 1969.
- ARTURO BRAY: «José Berges», en: Hombres y épocas del Paraguay. Libro II. Buenos Aires, 1957, pp. 69-98.
- MASSARE DE KOSTIANOVSKY, Olinda: José Berges, malogrado estadista y diplomático. Asunción, 1969.
- VIDAURRETA DE TJARKS, Alicia: «Diario de viaje al Plata de José Berges 1851-1852», en: Trabajos y Comunicaciones, rev. cit., pp. 205-222.
JUAN PEDRO ESCALADA: Sobre su personalidad y obra de educador:
- JUAN CRISÓSTOMO CENTURIÓN: Memorias, ob. cit., t. I, pp. 65-66.
- CARLOS R. CENTURIÓN: Historia de las letras paraguayas, ob. cit., t. I, pp. 194-195.
- JUAN F. PÉREZ AGOSTA: «El maestro Juan Pedro Escalada», en: MANUEL RIQUELME: Aspiración. Asunción, 1932, pp. 159-162.
- PASTOR URBIETA ROJAS: «Un prócer olvidado», en: Camino de la hispanidad. Asunción, Colección Paraguay, 1965, pp. 123-128.
FIDEL MAÍZ: Pequeña geografía para los niños de la escuela de Arroyos y Esteros. Asunción, El Paraguayo, 1876.
___, La Virgen de los Milagros de Caacupé. Asunción, 1896.
___, Desagravio. Asunción, La Mundial, 1916.
___, Etapas de mi vida. Asunción, La Mundial, 1919; 2.ª ed. Asunción, Ministerio de Hacienda, 1970.
JUAN F(rancisco) PÉREZ (AGOSTA): Los Archivos de la Asunción. Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, 1923.
___, Vieja fraternidad. Buenos Aires, 1939.
___, Fechas y emblemas patrios del Paraguay. Buenos Aires, Ferrari, 1939.
ALEJANDRO AUDIBERT: Los límites de la Antigua Provincia del Paraguay. Buenos Aires, 1892.
___, Cuestión de límites entre Paraguay y Bolivia. Asunción, Escuela Técnica Salesiana, 1901.
JUAN LEÓN MALLORQUÍN: «Los límites del Paraguay», en: Revista del Instituto Paraguayo, Asunción, t. X, pp. 257-278, 1907.
___, «Los límites del Río de la Plata», en: Rev. cit., t. X, pp. 418-431, 1907; pp. 486-501, 610-623, 1908; t. XI, pp. 705-728, 1908.
___, Acciones reivindicatoria, confesionaria y rogatoria. Asunción, Talleres Tipográficos del Estado, 1910.
___, Moral política. Asunción, 1919.
ENRIQUE SOLANO LÓPEZ: Bibliografía Paraguaya. Catálogo de la Biblioteca Paraguaya «Solano López». Asunción, H. Kraus, 1906.
MARCOS A. MORÍNIGO: Hispanismos en el guaraní. Buenos Aires, Peuser, 1931.
MARCO ANTONIO LACONICH: Con el seudónimo identificado de «Ivanhoe»: El «iris» de la paz o los mercaderes de Ginebra en el Chaco (Novela histórica). Asunción, 1935.
___, La paz del Chaco. Montevideo, Editorial Paraguay, 1939.
___, El Paraguay mutilado. Montevideo, Editorial Paraguay, 1939.
L(uis) CHASE SOSA: Organización social y cooperativa del agricultor. Asunción, 1935.
PEDRO P. SAMANIEGO: Por los fueros de la justicia. Buenos Aires, 1937.
___, Por los fueros de un libro. Buenos Aires, 1938.
___, Anteproyecto de Constitución para la República del Paraguay. Buenos Aires, 1939.
LUIS DE GÁSPERI: Geografía del Paraguay. Buenos Aires, Peuser, 1926.
___, «Sobre la personalidad literaria del poeta Leopoldo Díaz», en: Revista Paraguaya, Asunción, Año II, N.º 5-7, julio 1926-enero 1927, pp. 14-25. Cfr.: Nosotros, Buenos Aires, Año 21, v. 56, N.º 218, pp. 494-504, julio de 1927. Se trata de la conferencia pronunciada en el Archivo Nacional, de Asunción, el 4 de marzo de 1927.
___, Laudatoria del vernáculo. Buenos Aires, 1957.
FÉLIX PAIVA: Estudio de Derecho Constitucional. Asunción, Ariel, 1915 (v. Notas aclaratorias, 20).
LUIS A. ARGAÑA: Tratado de Derecho Mercantil. Asunción, La Colmena, 1936-1937, 3 v.
RAÚL SAPENA PASTOR: La vocación hereditaria en las sucesiones intestadas. Asunción, 1937.
___, Conferencias Internacionales Americanas. Asunción, 1937.
SEGUNDO SÁNCHEZ y ANSELMO JOVER PERALTA: Nuestro radicalismo dentro del Partido Liberal. Asunción, 1930.
OVIDIO REBAUDI: Artículos y trabajos. Asunción, 1910.
___, El alma y su esfera de acción en el espacio. Buenos Aires, Constancia, 1917 (v. Notas aclaratorias, 22).
ALBERTO ROJAS: Los jesuitas en el Paraguay y otros artículos. Asunción, Imprenta Nacional, 1936.
ENRIQUE D. PARODI: Poemas. Buenos Aires, 1877.
JUAN R. DAHLQUIST: No publicó obra poética.
___, Páginas de un maestro. Asunción, 1912.
FRANCISCO L. BAREIRO: No publicó obra poética.
___, El Paraguay en la República Argentina. Buenos Aires, 1900.
DELFÍN CHAMORRO: No publicó obra poética.
___, Hacia la gramática. Asunción, 1932.
(Gomes) FREIRE ESTEVES: Yo. Un año terrible (Prosa y poesía). Asunción, 1905.
___, Historia contemporánea del Paraguay. Lucha de cancillerías en el Plata. Buenos Aires, 1921.
ROBERTO A. VELÁZQUEZ: No publicó obra poética. Figura en antologías (v. Notas aclaratorias, 18).
HÉCTOR PEDRO BLOMBERG (v. Notas aclaratorias, 30).
DANIEL JIMÉNEZ ESPINOSA: Pancha Garmendia. Asunción, 1903 (v. Notas aclaratorias, 31).
MARCELINO PÉREZ MARTÍNEZ: Cartas políticas y cartas del destierro. Corrientes, Argentina, Casa Editora de E. Díaz (h), 1909.
___, Hojas de Mayo. Asunción, 1912 (v. Notas aclaratorias, 32).
PABLO MAX YNSFRÁN: No publicó obra poética.
___, «La poesía, el arte más intelectual», en: Letras, Asunción, Año II, N.º 3, pp. 135-145, marzo de 1916.
___, Sobre latinismo. Asunción, La Mundial, 1925,
(Hugo) RODRÍGUEZ ALCALÁ: La danza de la muerte. Poema alegórico. Asunción, Imprenta Nacional, 1937.
___, Estampas de la guerra (Poesías). Asunción, Zamphirópolos, 1939.
___, Poemas. Horas líricas. Asunción, Imprenta Nacional, 1939.
___, A la sombra del pórtico y poemas de la guerra del Chaco, Asunción, El País, 1942 (v. Notas aclaratorias, 34).
LEOPOLDO RAMOS GIMÉNEZ: Piras sagradas. Asunción, 1917.
___, Eros. Asunción, 1919.
___, Alas y sombras, Buenos Aires, Novísima, s. a.
___, Canto a las palmeras de Río de Janeiro. Asunción, 1932.
ARTURO ALSINA: La marca de fuego (Drama). Asunción, 1926.
«ARNOLDO MIRIEL» (Seud. de MIGUEL PECCI SAAVEDRA): María del Carmen (Drama). Asunción, Puigbonet, 1925.
Con su nombre y apellidos publicó posteriormente estos libros:
___, Etópolis. Buenos Aires, El Ateneo, 1947; 2.ª ed., 1950.
___, Boceto Renacentista y Monna Lisa y Leonardo. Buenos Aires, El Ateneo, 1949.
___, Eleonor y Manos Blancas. Buenos Aires, El Ateneo, 1953.
___, Una valiosísima novela paraguaya: «La Babosa». Buenos Aires, 1953 (v. Notas aclaratorias, 41).
JULIO CORREA (V. Notas aclaratorias, 42).
3. AUTORES ÉDITOS CON POSTERIORIDAD A 1939
POLICARPO ARTAZA: Ayala, Estigarribia y el Partido Liberal. Buenos Aires, Ayacucho, 1946.
ENRIQUE A. SOSA: La misión del abogado como profesional del Derecho (Tesis universitaria, 1939). Asunción, 1941.
JULIO CORREA. Ediciones póstumas en prosa:
___, Ñande mba'e-ra-yn. Asunción, Editorial «Ortiz Guerrero», 1965.
___, Sombrero Kaâ y cuentos. Asunción, Editorial del Centenario. 1969 (v. Notas aclaratorias, 42).
HERIB CAMPOS CERVERA: Ceniza redimida. Buenos Aires, Tupä, 1950.
___, Hombre secreto. Asunción, Diálogo, 1966 (Cuadernos del Colibrí, 7).
VICENTE LAMAS: La senda escondida. Asunción, El Arte, 1956.
JOSÉ CONCEPCIÓN ORTIZ: Amor de caminante. Buenos Aires, Ayacucho, 1943.
DORA GÓMEZ BUENO DE ACUÑA: Flor de caña. Asunción, Imprenta Nacional, 1940.
___, Barro celeste. Asunción, Imprenta Nacional, 1943.
IDA TALAVERA DE FRACCHIA: Esto de andar. Asunción, Pulso, 1966 (v. Notas aclaratorias, 45).
MARÍA CONCEPCIÓN LEYES DE CHAVES: Tava'í. Asunción, La Colmena, 1942; 2.ª ed., Buenos Aires, Peuser, 1954.
___, Río lunado. Mitos y costumbres del Paraguay. Buenos Aires, 1951; 2.ª ed., Buenos Aires, 1976.
___, Madame Lynch. Buenos Aires, Peuser, 1957 (v. Notas aclaratorias, 47).
4. AUTORES QUE CONTINUARON INÉDITOS EN DETERMINADO GÉNERO
a) Poesía : Venancio V. López/ Fulgencio R. Moreno / Ricardo Marrero Marengo/ Francisco Ortiz Méndez/ Eladio Battilana de Gásperi/ Raúl Battilana de Gásperi/ Julián Villamayor/ Guillermo Molinas Rolón
b) Prosa y poesía : Juan José Decoud
c) Prosa : Enrique Bordenave/ Manuel Campaya
NOTAS
2- FUENTE ORIGINAL: VIRIATO DÍAZ-PÉREZ, «Literatura del Paraguay», en: Historia Universal de la Literatura, compilada por Santiago Prampolini (1.ª edición). Buenos Aires, UTEHA Argentina, 1941, t. XII, pp. 295-309. (N. del E.)
3- IGNACIO A. PANE: El Paraguai (sic) Intelectual. Santiago de Chile, Imprenta Mejía, 1902, pp. 3-4, 21. Del mismo autor: «Intelectualidad Paraguaya», en: Álbum Gráfico de la República del Paraguay 1811-1911, dirigido por Arsenio López Decoud, Buenos Aires, Talleres Gráficos de la Compañía General de Fósforos, 1911 (1912), pp. 265-267. Cfr. del autor el trabajo del mismo título, en: RAMÓN MONTE DOMECQ: El Paraguay. Su presente y su futuro. Buenos Aires, Compañía Sud Americana de Billetes de Banco, 1913, pp. 65-80. Se trata de una nueva versión, con citas de pie de página, del ensayo primeramente citado, aunque con la denominación del segundo. (N. del E.)
4- VIRIATO DÍAZ-PÉREZ: «Juan de Salazar, el capitán poeta», en: Revista del Ateneo Paraguayo, Asunción I, N.º 3, Segundo Trimestre de 1941. Cfr.: Patria, Asunción, 15 de agosto de 1954. (N. del A.)
5- THOMAS CARLYLE: «Dr. Francia», en: Critical and Miscellaneous Essays. London, Chapman and Hall, 1888, t. IV, pp. 249-294. La primera versión es de 1842.
Deben citarse las siguientes versiones paraguayas de la traducción de Luis María Drago:
- «El Dr. Francia. 1843», en: Revista del Paraguay. Buenos Aires, Año II, N.º 10, pp. 433-490, octubre de 1892. No figura el autor en el encabezamiento.
- «El Dr. Francia». Folletín, Cap. I-XXVI, en: El Tiempo, Asunción, 1-31 de diciembre de 1892 - 1 de enero de 1893.
- El Dictador Francia. Prólogo de Víctor Morínigo. Asunción-Buenos Aires, Guarania, 1937. (N. del E.)
6- GUILLERMO FURLONG: Los jesuitas y la cultura rioplatense. Montevideo, Urta y Curbelo, 1933.
PABLO HERNÁNDEZ (S. J.): Organización social de las Doctrinas Guaraníes de la Compañía de Jesús. Barcelona, Gustavo Gili, 1913, 2 v.
BARTOLOMÉ MITRE: «Orígenes de la imprenta argentina», en: La Biblioteca, Buenos Aires, t. II, pp. 52-77, 1896. Cfr. del autor: Catálogo-razonado de la Sección Lenguas Americanas. Buenos Aires, Museo Mitre, 1910, t. III, pp. 229-255, con referencias al Paraguay en: Cap. I: La imprenta guaranítica, pp. 231-236; II: ¿Existió la imprenta guaranítica?, 236-237; III: Incunables guaraníticos, 237-240; V: ¿Hubo varias imprentas guaraníticas?, 240-247. Otra versión de Mitre: «Orígenes de la imprenta argentina», en: Ensayos históricos. Buenos Aires, La Cultura Argentina, 1918. (N. del E.)
7- JUAN ANDRÉS GELLY: El Paraguay; lo que fue, lo que es y lo que será. Por un extranjero que residió seis años en aquel país. Obra publicada bajo los auspicios de la Legación del Paraguay en la Corte del Brasil. Traducida en Asunción. Asunción, Imprenta de la República, 1849. Edición moderna con el mismo título y prólogo de Natalicio González, París, Editorial de Indias, 1926. (N. del A.)
8- CARLOS ANTONIO LÓPEZ: Mensajes de Carlos Antonio López, primer Presidente Constitucional de la República. Asunción, Imprenta Nacional, 1931. Del mismo prócer: La emancipación paraguaya. Asunción-Buenos Aires, Guarania, 1943. Integran esta compilación algunos de los escritos publicados en El Paraguayo Independiente (Asunción, 1845-1852). (N. del E.)
9- Esta institución, regida por los Padres de la Compañía de Jesús, se denomina: Colegio de la Inmaculada Concepción. Allí estudió también el poeta oriental Juan Zorrilla de San Martín (1855-1931), condiscípulo de Godoi. V. SILVANO MOSQUEIRA: Juan Silvano Godoi. Su vida y su obra. Asunción, La Colmena, 1935, p. 6. (N. del E.)
10- Es un error muy generalizado, incluso entre algunos biógrafos, adjudicar al Dr. Báez una actitud tardía en la justificación del prócer. Su primer artículo, que como hemos dicho inicia el revisionismo histórico en el Paraguay, se titula: «El Dr. Francia, fundador de la nacionalidad paraguaya», en: La Ilustración Paraguaya, Asunción, Año I, N.º 16, pp. 122-124, 31 de diciembre de 1888. Reproducido en: Cri-Kri, Asunción, Año I, N.º 18, pp. 5 y 8, 14 de mayo de 1905. (N. del E.)
11- Narrador y crítico español (1852-1901), más conocido por su seudónimo de Clarín. No se tienen noticias de que directamente haya dedicado a Gondra, en especial, alguno de sus célebres Paliques. Debe tratarse de una referencia indirecta. (N. del E.)
12- Crítico y polígrafo francés (1848-1929), llegado a la Argentina a los 18 años y donde, salvo espaciados viajes a su país, residió hasta su muerte. Desde 1885 y hasta esa fecha fue director de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires. Estuvo de visita en el Paraguay en 1913, oportunidad en que el Dr. Cecilio Báez le dedicó su disertación sobre «El Arte», pronunciada en la Universidad de Asunción el 21 de setiembre de ese año y reproducida en: Revista del Centro Estudiantes de Derecho, Asunción, Año I, N.º 1, pp. 3-27, 30 de octubre de 1913. (N. del E.)
13- En carta dirigida a Manuel Franco (1871-1919) desde Sevilla el 27 de junio de 1897, reproducida como «Carta inédita» en: Patria, Asunción, 18 de mayo de 1918, y con el título de «Gondra y el Catecismo de San Alberto» en: Guarania, Asunción, Año II, N.º 24, pp. 27-31, 20 de octubre de 1934, Blas Garay se refiere a la inaplicabilidad de dicho «prontuario político» en tiempos de don Carlos Antonio López, como que apareció impreso después de su muerte (1863).
En cambio rigió el Catecismo Político y Social para uso de los Alumnos de la Escuela Normal del Paraguay. Asunción, Imprenta Nacional, 1855, reproducido en edición de homenaje por la Presidencia de la República al cumplirse su centenario. Puede consultarse la versión moderna en: Cuadernos Republicanos. Asunción, N.º 12, pp. 173-180 (30 de agosto de 1976).
El artículo de Gondra: «Garay y la historia del Paraguay», en: El Pueblo, Asunción, abril-mayo de 1897. Cfr. del mismo autor: Hombres y letrados de América. Asunción-Buenos Aires, Guarania, 1942, pp. 25-209. (N. del E.)
14- Los ensayos de Gondra sobre ese tema son los siguientes:
-«La filología y las ideas abstractas en guaraní», en: El Pueblo, Asunción, 1 de mayo de 1897. Cfr.: Hombres y letrados de América, ob. cit., pp. 53-58, con el título de «El guaraní y las ideas abstractas».
-«El guaraní», ibíd., 4 de mayo de 1897. Cfr. ob. cit., pp. 59-66, título: «Naturaleza y estructura del idioma guaraní».
-«El idioma guaraní y su capacidad expresiva», ibíd., 7 de mayo de 1897. Cfr. ob. cit., pp. 47-52. (N. del E.)
15- El mencionado folleto de Domínguez apareció simultáneamente con el mismo título en: Revista del Instituto Paraguayo, N.º 31, pp. 60-101, 1901. Cfr. Anales de la Universidad Nacional, Asunción, Año III, t. II, N.º 2, pp. 138-160, y t. III, N.º 3, pp. 163-180, 1901. Fue incorporado a los libros póstumos: El milagro de lo eterno y otros ensayos. Buenos Aires, Emedé, 1948, pp. 31-86, y Estudios históricos y literarios. Asunción, La Colmena, 1956, pp. 38-90. (N. del E.)
16- Se trata no de Gomes -a quien más adelante se menciona sin aclaración de nombre- sino de su hermano Luis, autor precisamente de ese libro. (N. del E.)
17- Aunque el Dr. Aponte desempeñó la cátedra universitaria, no se lo menciona allí por su aporte en materia educacional. Tampoco figura en el grupo de los juristas. (N. del E.)
18- No se incluye la fecha de edición de este libro, de por sí raro, lo que impide ubicarlo en las vísperas de alguna de las guerras mundiales. Más adelante Roberto A. Velázquez -recordado en el tomo I como uno de los iniciadores del modernismo paraguayo- es citado nuevamente entre los poetas. (N. del E.)
19- Queda aclarado en la bibliografía correspondiente que este libro fue editado en Barcelona, Imprenta Domenech, 1911. El Dr. Cardús Huerta debe ser ubicado en el conjunto de la generación novecentista. (N. del E.)
20- Por razones de edad y de actuación estudiantil y universitaria, el Dr. Paiva no pertenecía a ese núcleo de discípulos suyos, sino al de la generación del 900. (N. del E.)
21- Integra la línea «criticista» inaugurada por Cecilio Báez y continuada por Cardús Huerta y Eligio Ayala, con evidente diferenciación de matices. Ente último fue objeto de fuertes censuras por parte del Dr. González, durante su gestión presidencial (1924-1928). (N. del E.)
22- Residió durante años en Buenos Aires, habiéndose graduado de doctor en química en la Universidad de Pisa (Italia). Fue rector de la Universidad Nacional de Asunción (1908), alejándose luego del país. Su ubicación, por fecha de nacimiento: 1860, debe ser fijada en el tercer grupo o posromántico, que nuclea a los nacidos ese año y hasta el comienzo de la guerra de la Triple Alianza (1865). (N. del E.)
23- Es muy propia de los escritores de época, como opinión generalizada, esa afirmación de la carencia de una literatura o cultura colonial en el Paraguay. Con posterioridad, y en contrario de esta idea, han aparecido aportes nacionales destinados, aunque parcialmente, a develar su existencia. Entre ellos deben citarse:
- CARLOS R. CENTURIÓN: Historia de las letras paraguayas, ob. cit., t. I, pp. 13-149. Cfr. del mismo autor: Historia de la cultura paraguaya, t. I, p. 3-158.
- EFRAÍM CARDOZO: Historiografía Paraguaya. México, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1959, pp. 107-212. Cfr. del mismo autor: Apuntes de historia cultural del Paraguay. Asunción, Colegio San José, 1963, pp. 80-93.
Escritores e historiadores argentinos como Julio Caillet-Bois, Josefina Cruz, Bernardo Canal-Feijóo, Enrique de Gandía y Ricardo Rojas, entre otros, han pretendido adjudicar a su país los orígenes de una literatura colonial que tiene su base en el Paraguay. (N. del E.)
24- VIRIATO DÍAZ-PÉREZ: Art. cit. (N. del A.)
25- O'Leary, a quien familiares del poeta confiaran su archivo, proporciona otra fecha de nacimiento: 8 de setiembre de 1839, y distinta de muerte: 11 de octubre de 1867. Los primeros poemas de Talavera son anteriores a la guerra: Himno, A mi madre y La botella y la mujer, escritos entre 1858 y 1860. El primero fue incluido por Pane en su compilación inicial: Poesías Paraguayas, Asunción, 1904; este autor da como existente, en El Paraguai Intelectual, ob. cit., p. 15, otra poesía denominada como la segunda de las que aquí se nombran.
En cuanto al hoy difundido Reflecciones (sic) de un centinela en la víspera del combate, figura, aunque sin designación de autor, en: El Centinela, Asunción, Año I, N.º 6, p. 4, 30 de mayo de 1867 (Edición facsimilar: Asunción-Buenos Aires, Fondo Editorial Paraquariae, 1964).
- JUAN E. O'LEARY: El libro de los héroes. Asunción, La Mundial, 1922, pp. 87 y 96.
- VÍCTOR I. FRANCO: Antecedentes del Día del Poeta Nacional. Asunción, Centro Guaireño, 1973.
Hay edición póstuma de sus crónicas del frente de guerra y también de su biografía del Gral. Díaz. (N. del E.)
26- Se lo confunde con su hermano, que llevaba ese nombre: el suyo era Victorino. Había nacido en La Coruña y venido al Paraguay en los inicios de la posguerra del 70, al mismo tiempo que sus connacionales Dr. Ramón Zubizarreta (1840-1902) y don Ricardo Brugada (1842-1911). (N. del E.)
27- Oda al Paraguay es la versión al español realizada por Pane de Ode au Paraguay del poeta corso Jean Paul d'Aile (Casabianca) y publicada en: Revista del Instituto Paraguayo, Asunción, Año V, N.º 40, pp. 11-18, 1903. Cfr.: JEAN PAUL D'AILE (CASABIANCA): Les Ñandutís Bleus. París, 1907, pp. 29-35. El poema está fechado el 25 de noviembre de 1901. (N. del E.)
28- Como ha quedado especificado en el tomo I, sus nombres completos eran: Ricardo Marrero Marengo. Además de la actuación que le cupo en la fundación del grupo literario novecentista La Colmena y en la iniciación del modernismo nacional, dirigió en Asunción la revista Tribuna (1905) y fue redactor del diario Los Sucesos (1905-1907). Murió en Buenos Aires, a los cuarenta años, en 1919. No dejó obra édita. (N. del E.)
29- Esta referencia pertenece a Gomes Freire Esteves (v. 16), nombrado en el t. I entre los precursores del modernismo paraguayo. (N. del E.)
30- El poeta Héctor Pedro Blomberg, nacido en Buenos Aires en 1899 y fallecido en la misma ciudad en 1955, era hijo del Ing. Pedro Blomberg, argentino, y de la dama paraguaya y también escritora Ercilia López. Era nieto del Cnel. Venancio López y Manuela Otazú Machaín, bisnieto de don Carlos Antonio López y sobrino-nieto del Mariscal Francisco Solano López, y además sobrino de don Enrique Solano López (1858-1917) y de don Arsenio López Decoud. Quizás a esa circunstancia se deba su inclusión en ese recuento. Hay en su obra, prosa y verso, numerosos temas paraguayos, especialmente en sus cuentos de Los pájaros que lloran. Buenos Aires, Tor, 1926, y en las poesías de Fábulas de la pampa y la selva. Buenos Aires, Peuser, 1946, pp. 157-236. (N. del E.)
31- Su nombre era Daniel. En una época dio en firmar Jiménez y Espinosa y en otra su primer apellido con «G». Tuvo intensa actuación periodística entre 1898 y 1908. José Rodríguez Alcalá lo incorporó a su Antolojía Paraguaya, ob. cit., pp. 82-86, sin proporcionar mayores datos personales. (N. del E.)
32- Trátase del poeta posromántico -aunque nacido en 1881- Marcelino Pérez Martínez, educador y polemista político. Desterrado a raíz de los sucesos del 2 de julio de 1908, regresó al país poco antes de su muerte, ocurrida en 1912, a los 31 años. Posteriormente ha sido mencionado por su poema en guaraní: Rojhechaga'ú. (N. del E.)
33- [vid. nota anterior (N. del E.)]
34- El nombre omitido corresponde al poeta y ensayista, profesor y crítico Hugo Rodríguez-Alcalá, hijo de los escritores José Rodríguez Alcalá y Teresa Lamas de Rodríguez Alcalá y sobrino del poeta Vicente Lamas. (N. del E.)
35- Corresponde a Guillermo Molinas Rolón, avanzado poeta simbolista y uno de los líderes del segundo grupo modernista (1910-1923). (N. del E.)
36- Indistintamente el apellido de este poeta aparece escrito con «J» o con «G» iniciales, pero este último ha sido el de su firma autógrafa. (N. del E.)
37- El nombre, no especificado, pertenece al poeta Darío Gómez Serrato. (N. del E.)
38- No es otro que el ya mencionado poeta Fortunato Toranzos Bardel, otro de los iniciadores del modernismo paraguayo, como se ha visto en el t. I de esta obra. (N. del E.)
39- Firmaba: «Eusebio Av. Lugo», abreviando así su primer apellido: Aveiro. (N. del E.)
40- Evidente errata de imprenta que debe corregirse por el verdadero apellido del autor: Ruffinelli. (N. del E.)
41- Arnoldo (no Arnaldo) Miriel es el seudónimo del escritor Miguel Pecci Saavedra, cuyos libros están encabezados por su nombre y apellidos. (N. del E.)
42- Dos cosas correctas expresa el Dr. Díaz-Pérez respecto a Correa: a) Su condición de «propulsor» y no de «fundador»; b) La aclaración de que su teatro no es «guaraní» -no podía serlo pues era nieto de polacos y de brasileños, por madre y padre- sino «en guaraní». Herib Campos Cervera (1905-1953) le adjudicó ese título: «Julio Correa, creador del teatro guaraní», artículo publicado en la revista Asunción, Buenos Aires, N.º 4, 1941, que recoge Carlos R. Centurión en: Historia de las letras paraguayas, ob. cit., t. III, pp. 188-192.
Félix Fernández (1898), poeta y autor teatral en lengua vernácula, señala antecedentes muy anteriores a los de Correa, que datan de 1935. Manifestó en un reportaje que el «auténtico iniciador» fue Francisco Martín Barios (1893-1938), quien en 1924 en un teatro de la capital estrenó dos comedias: Caacupé y Caraí Octubre. También él mismo escribió en 1925 una comedia: Moraijhú pajhá, habiendo organizado el elenco teatral «Cunu'ú Syry» (En: «Yo y La Tribuna», Asunción, Suplemento Dominical, 3 de noviembre de 1968, p. 20).
Por su parte El Liberal, de Asunción, del 26 de marzo de 1925, en un suelto sin firma denominado «Teatro autóctono», califica a Barrios de «primer creador del teatro guaraní», refiriéndose a su drama vernáculo: Caacupé. (N. del E.)
43- No debe olvidarse a Ramona Ferreira, maestra, líder feminista y abanderada del librepensamiento, quien en 1900 dirigió el periódico La Voz del Siglo. Escasa es la información que sobre ella se posee. Las historias de la cultura y de la literatura paraguayas soslayan su nombre. (N. del E.)
44- Se alude a la escritora Teresa Lamas Carísimo de Rodríguez Alcalá, esposa de don José Rodríguez Alcalá, madre de Hugo, hermana de Vicente Lamas y, además, sobrina de Juan E. O'Leary. (N. del E.)
45- Su apellido de matrimonio: de Fracchia. (N. del E.)
46- Debe agregarse su apellido de casada: Grand. (N. del E.)
47- Sus nombres completos son: María Concepción Leyes de Chaves, esposa del educador, periodista y editor Manuel W. Chaves (1878-1938), madre de la escritora Ana Iris Chaves de Ferreiro y del ensayista y filósofo Osvaldo Chaves. (N. del E.)
V. TABLA ONOMÁSTICA
1. MOVIMIENTO INTELECTUAL EN EL PARAGUAY
AUDIBERT, Alejandro (1859-1920)
BÁEZ, Cecilio (1862-1941)
BAREIRO, Francisco L. (1878-1929)
BENÍTEZ, Manuel (1870-1939)
BERTONI, Moisés (1857-1929)
BOGGIANI, Guido (1861-1901)
BRUGADA (h), Ricardo (1880-1920)
CAMPOS CERVERA, Herib (padre) (1879-1921)
DOMÍNGUEZ, Manuel (1868-1935)
FLEYTAS (?)55
GONDRA, Manuel (1871-1927)
LÓPEZ DECOUD, Arsenio (1867-1945)
MORENO, Fulgencio R. (1872-1933)
OLASCOAGA, Ramón de (1865-?)
O'LEARY, Juan E. (1879-1969)
PANE, IGNACIO A. (1880-1920)
RIVAROLA, Belisario (1876-1956)
ZUBIZARRETA, Ramón (1840-1902)
2. LITERATURA DEL PARAGUAY
ABENTE, Victorino (1842-1934)
ALSINA, Arturo (1897)
APONTE, Adolfo (1873-1949)
ARGAÑA, Luis A. (1897-1957)
ARTAZA, Policarpo (1895-1975)
BÁEZ, Cecilio (1862-1941)56
BÁEZ, Jorge (1897-1959)
BAREIRO, Francisco L. (1878-1929)57
BATTILANA DE GÁSPERI, Eladio (1908)
BATTILANA DE GÁSPERI, Raúl (1904-1924)
BAZÁN, Juan F. (1900)
BENÍTES, Gregorio (1834-1909)
BENÍTEZ, Justo Pastor (1895-1963)
BERGES, José (?-1868)
BLOMBERG, Héctor Pedro (1889-1955)
BORDENAVE, Enrique (1889-1940)
CAMPAYA, Manuel (1902-1949)
CAMPOS CERVERA, Herib (1905-1953)
CAÑETE, Pedro Vicente (1754-1816)
CARDOZO, Efraím (1906-1973)
CARDOZO, Ramón I. (1876-1949)
CARDÚS HUERTA, Gualberto (1878-1949)
CENTURIÓN, Carlos R. (1902-1969)
CENTURIÓN, Juan Crisóstomo (1840-1903)
COLMÁN, Narciso R. (1880-1954)
CORREA, Julio (1892-1953)
CHAMORRO, Delfín (1863-1931)
CHASE SOSA, Luis (1912)
CHAVES, Julio César (1906)
DAHLQUIST, Juan R. (1884-1956)
DÁVALOS, Serafina (1883-1957)
DECOUD, Diógenes (1857-1920)
DECOUD, Héctor F. (1855-1930)
DECOUD, José Segundo (1848-1909)
DECOUD, Juan José (1847-1871)
DE GÁSPERI, Luis (1890-1976)
DE VITIS, Michael A. (1890-...)
DÍAZ DE GUZMÁN, Rui (1560-1629)
DOMÍNGUEZ, Manuel (1868-1935)58
ESCLADA, Juan Pedro (1787-1869)
FARIÑA NÚÑEZ, Eloy (1885-1929)
FREIRE ESTEVES, Gomes (1886-1970)
GARCÍA, Federico (1892-1923)
GARAY, Blas (1873-1899)
GELLY, Juan Andrés (1792-1856)
GODOI, Juan Silvano (1846-1926)
GONDRA, Manuel (1871-1927)59
GÓMEZ BUENO DE ACUÑA, Dora
GÓMEZ SÁNCHEZ, Enriqueta (?-1953)
GÓMEZ SERRATO, Darío (1903)
GONZÁLEZ, Natalicio (1897-1966)
GONZÁLEZ, Teodosio (1871-1932)
GUANES, Alejandro (1872-1925)
JIMÉNEZ ESPINOSA, Daniel (1878-1950)
JOVER PERALTA, Anselmo (1895-1970)
LACONICH, Marco Antonio (1902)
LAMAS, Vicente (1900)
LAMAS DE RODRÍGUEZ ALCALÁ, Teresa (1887-1976)
LEYES DE CHAVES, María Concepción
LÓPEZ, Carlos Antonio (1790-1862)
LÓPEZ, Venancio V. (1862-1927)
LÓPEZ DECOUD, Arsenio (1867-1945)60
LUGO, Eusebio A(veiro) (1890-1953)
MACÍAS, Silvio A. (1889-1947)
MAÍZ, Fidel (1828-1920)
MALLORQUÍN, Juan León (1880-1947)
MARÍN IGLESIAS, Alejandro (1907)
MARRERO MARENGO, Ricardo (1879-1919)
«MIRIEL, Arnoldo» (v. Pecci Saavedra, Miguel)
MOLAS, José D. (1901)
MOLAS, Mariano A. (1780-1844)
MOLINAS ROLÓN, Guillermo (1892-1945)61
MORENO, Fulgencio R. (1872-1933)62
O'LEARY, Juan E. (1879-1969)63
ORTIZ, José Concepción (1900-1972)
ORTIZ GUERRERO, (Manuel) (1897-1933)
ORTIZ MÉNDEZ, Francisco (1901-1974)
PAIVA, Félix (1877-1965)
PANE, Ignacio A. (1880-1920)64
PARODI, Enrique D. (1857-1917)
PECCI SAAVEDRA, Miguel (1890-1963)
PEÑA, Manuel Pedro de (1811-1867)
PÉREZ (ACOSTA), Juan Francisco (1873-1968)
PÉREZ MARTÍNEZ, Marcelino (1881-1912)
PRIETO, Justo (1897)
RAMÍREZ, Juan Vicente (1887-1977)
RAMOS GIMÉNEZ, Leopoldo (1891)
REBAUDI, Arturo (1859-1926)
REBAUDI, Ovidio (1860-1931)
RECALDE, Facundo (1896-1969)
RIQUELME, Manuel (1885-1961)
RODRÍGUEZ-ALCALÁ, Hugo (1917)
RODRÍGUEZ-ALCALÁ, José (1883-1959)
ROJAS, Alberto (1906-1934)
RUFFINELLI, Luis (1889-1973)
SALAZAR y ESPINOSA, Juan (1508-1560)
SAMANIEGO, Pedro P. (1892-1942)
SÁNCHEZ QUELL, Hipólito (1907)
SAPENA PASTOR, Josefina
SAPENA PASTOR, Raúl (1907)
SOLANO LÓPEZ, Enrique (1858-1917)
SOSA, Enrique A. (1906)
STEFANICH, Juan (1889-1976)
TALAVERA, Natalicio (1839-1867)
TALAVERA DE FRACCHIA, Ida
VALDOVINOS, Arnaldo (1908)
VARGAS PEÑA, Ángel (1904)
VERGAS PEÑA, Benjamín (1910)
VELÁZQUEZ, Roberto A. (1886-1961)
VILLAREJO, José S. (1907)
VILLAMAYOR, Julián (1905-1974)
YNSFRÁN, Pablo Max (1894-1972)
NOTAS:
55- No identificado. (N. del E.)
56- Figuran en Movimiento intelectual en el Paraguay. (N. del E.)
57- Figuran en Movimiento intelectual en el Paraguay. (N. del E.)
58- Figuran en Movimiento intelectual en el Paraguay. (N. del E.)
59- Figuran en Movimiento intelectual en el Paraguay. (N. del E.)
60- Figuran en Movimiento intelectual en el Paraguay. (N. del E.)
61- Figuran en Movimiento intelectual en el Paraguay. (N. del E.)
62- Figuran en Movimiento intelectual en el Paraguay. (N. del E.)
63- Figuran en Movimiento intelectual en el Paraguay. (N. del E.)
64- Figuran en Movimiento intelectual en el Paraguay. (N. del E.)
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LITERATURA DEL PARAGUAY - VOLUMEN I . MOVIMIENTO INTELECTUAL
VIRIATO DÍAZ-PÉREZ Y LA GENERACIÓN
PARAGUAYA DEL NOVECIENTOS. (Recuento de época: 1904-1911)
Estudio de RAÚL AMARAL
Aclaración previa: RODRIGO DÍAZ-PÉREZ
Palma de Mayorca, 1980
Versión digital: BIBLIOTECA VIRTUAL CERVANTES, 2003