REVISTA DEL PEN CLUB DEL PARAGUAY
POETAS – ENSAYISTAS – NARRADORES
IV ÉPOCA Nº 22 – JULIO, 2012
Editorial SERVILIBRO
Dirección editorial: Vidalia Sánchez
Diseño gráfico: Mirta Roa Mascheroni
Diseño de tapa: Carolina Falcone Roa
Tel.: 595 21 444.770
www.servilibro.com
Asunción – Paraguay
Julio, 2012 (146 páginas)
PALABRAS PRELIMINARES
Estimados socios del PEN club, así como escritores y lectores de esta ya tradicional revista. Tienen en sus manos la edición 22 de la publicación que año tras año incluye las obras del selecto grupo de escritores que semanalmente comparte tertulias literarias y debates no tan literarios en el bar San Roque, desde mucho antes que yo me dedicara a las letras, y seguramente desde mucho después de la muerte de todos nosotros, puesto que es el espíritu del amor por la escritura el que nos junta allí y llamará a jóvenes literatos en el futuro, con la esperanza de estar construyendo un nuevo Paraguay, a través de la reflexión y el diálogo.
A partir de este número la comisión directiva me ha designado como director de la revista, a modo de tener una uniformidad de contenidos, un control de calidad más estricto, y un ciclo de producción más eficiente. Esto obviamente me honra de sobremanera, y trataré de hacerlo de la mejor manera posible, utilizando por sobre todo los medios de comunicación digitales, que son a mi parecer los que permiten acortar distancias y hacer sencillo el trabajo que en otros tiempos era tedioso y complejo.
En este número, como siempre, tenemos poesía, ensayo y narrativa. Es grato, por sobre todo, el crecimiento de la sección de ensayo en la revista, un género en general poco explorado y hasta olvidado de nuestra literatura, pero que sin embargo está germinando con fuerza desde tiempo atrás en esta publicación. Del mismo modo, autores ya de renombre se mezclan con nuevos exponentes en estas páginas tanto en poesía como relato, para deleite de todos, trayendo consigo las más diversas temáticas, y garantizando que cada lector encontrará algo de su gusto, sin lugar a dudas.
No es mi intención prolongar esta introducción, puesto que lo más importante es lo que le sigue: la obra de una generación de escritores que lucha por trascender y ser oídos y descubiertos por un público que necesita de la lumbre de los nuevos pensadores.
Esperemos que la revista continúe con su tradición de calidad y contenido ahora y en el futuro, puesto que para ello estamos trabajando incansablemente.
Juan de Urraza
Director
AUTORES
ACOSTA, DELFINA
AQUINO AUGSTEN,
PRINCESA AYALA,
MARIA EUGENIA BAECKER,
WILLIAM BARRETO,
MARIBEL CARMAGNOLA,
GLADYS DE URRAZA,
JUAN FLECHA,
VÍCTOR-JACINTO GONZÁLEZ,
IVÁN HERNÁNDEZ
VON ECKSTEIN, ALEJANDRO
KASAMATSU, EMI
LIVIERES-BANKS,
LORENZO MARECOS,
GLORIA MARTÍNEZ,
LUIS MARÍA MÉNDEZ VALL,
MARICRUZ PECCI,
ANTONIO
PINEDA, OSCAR
RIERA HUNTER,
GENARO RIVAROLA,
DOMINGO RODRÍGUEZ
ALCALÁ, GUIDO
INDICE
PALABRAS PRELIMINARES
POESÍA
EL BOSQUE DE LA VIDA - LA LEY DE LA PALABRA/ DELFINA ACOSTA
XXXI - XIII/ MARÍA EUGENIA AYALA
PIENSA, ENTONCES, MUCHACHA/ WILLIAM BAECKER
AMOR/ GLADYS CARMAGNOLA
EQUILIBRIO - ROCÍO - OJALÁ - DIÁLOGO/ JUAN DE URRAZA
HE VUELTO/ IVÁN GONZÁLEZ
ANIMALES QUE SUEÑAN - EL FLAUTISTA Y LAS RATAS/ GLORIA MARECOS
NOSTALGIAS - RAÍCES/ DOMINGO RIVAROLA
NARRATIVA
LA MASACRE/ PRINCESA AQUINO AUGSTEN
EL GUSANO/ JUAN DE URRAZA
CUANDO CREZCAS LO ENTENDERÁS/ ALEJANDRO HERNÁNDEZ VON ECKSTEIN
CAPO MAFIA/ OSCAR PINEDA
CLARA Y EL FANTASMA/ GUIDO RODRÍGUEZ ALCALÁ
ENSAYO
EL INVIERNO DE GUNTER DE JUAN MANUEL MARCOS/ MARIBEL BARRETO
AUGUSTO ROA BASTOS, EL CIUDADANO/ VÍCTOR-JACINTO FLECHA
LA DEFORMACIÓN EN EL LENGUAJE/ EMI KASAMATSU
EL PROBLEMA DEL ESTADO/ LORENZO LIVIERES-BANKS
GLORIA MUÑOZ: TALENTOSA NARRADORA/ LUIS MARÍA MARTÍNEZ
EN TORNO AL LIBRO DE TERESA MÉNDEZ-FAITH/ MARICRUZ MÉNDEZ VALL
JOSÉ ASUNCIÓN FLORES, BIOGRAFÍA/ ANTONIO V. PECCI
JUVENTUD Y BANALIZACIÓN DEL CRIMEN/ GENARO RIERA HUNTER
POESÍA
DELFINA ACOSTA
MARÍA EUGENIA AYALA
WILLIAM BAECKER
GLADYS CARMAGNOLA
JUAN DE URRAZA
IVÁN DE GONZÁLEZ
GLORIA MARECOS
DOMINGO RIVAROLA
EL BOSQUE DE LA VIDA
DELFINA ACOSTA
Busqué la guía de los hombres. Fui
por el carril del mundo pero igual
salieron a mi encuentro fogonazos
y lámparas portadas por personas
que erraron el camino y me pedían
la dirección exacta de la Cruz del Sur.
Volviéronse en mi contra las señales.
Las puertas que buscaba se ausentaron.
Y enfermas de silencio las aldabas
no respondían nunca a mis urgencias.
Pero las garzas me indicaron tibias
pisadas en las playas y los búhos
caída ya la noche con chistidos
al bosque de la vida me llevaron.
Allí sentí el aliento del lucero.
Y el beso de una estrella abrió mi boca.
LA LEY DE LA PALABRA
DELFINA ACOSTA
Una hormiga poetisa alzó la voz
y dijo a la comunidad un día:
Convengamos hermanas en que el aire
se llena con palabras pero a veces
de los brotes de hojas salen versos
que son como la arena y que se meten
en los ojos del ciervo y los irritan.
Y hay versos que cargamos diariamente
como las propias migas y nos cansan
mientras a su colmena las abejas
alegres llegan. ¡Ah... tener sus alas!
Y la comunidad oía atenta.
Y un búho en un iluminado olmo
por la faz de la luna la escuchaba.
"La ley de la poesía se resume
en que ella vuele", sentenció la hormiga.
Y el viejo bosque y sus discretas bestias
soñaron que eran versos esa noche.
XXXI
MARÍA EUGENIA AYALA
No tengo ya ni yelmo ni coraza
no tengo ya ni escudo ni armadura
ni pieza que simule esta batalla.
Hoy traigo en cada mano
un ramo de este acebo que florece
en esta plenitud que me cobija.
Desgajamos los ritos que nos buscan
pues el tablero queda muy pequeño
para este juego que aún
empieza a emocionar en primer acto.
Cobra vida el tablero en esta escena
la fiesta de tu piel se hace poesía
al estallar del fuego al jaque mate.
XIII
MARIA EUGENIA AYALA
Hoy te quise escribir una vez más
agitando el tablero en cada letra
caerme en el abismo de los versos
que alguna vez hicieron que te amara
para acabar por fin esta jugada
y que se cierre aquí nuestra estrategia
que se terminen todas las argucias
y que se cierne el mundo en este juego.
Hoy te quise escribir una vez más
si al cabo de este dejo de querencias
se guardará en las criptas del destiempo
dejando que este amor lo lleve el viento
a algún lugar lejano a cobijarse
a perderse en los finares de otros tiempos
para que quede claro de una vez
que la partida aquí se ha terminado.
PIENSA, ENTONCES, MUCHACHA
WILLIAM BAECKER
Después de lo pasado,
después de lo que fue, de lo que fuimos,
después
de todos los momentos que incendiamos
mintiéndonos verdades,
de los días azules que anduvimos
recorriendo poblados:
pescadores de imágenes más claras,
buscándonos ocultos paralelos,
robándole al presente aquél instante
que quisimos que fuera ya el futuro...
Después de todas
esas voces banales que dijimos
y esos largos cariños que poblaron
mi universo con luces
de intensos lapachales,
después
de ese beso
que fue eterno sin serlo
y esa lágrima amarga diluida
sobre el astral desierto de las cosas triviales,
después de todo
-otra vez ciudadano perdido en multitudes,
radioastrónomo loco de sonidos más puros –
después de la nostalgia,
del recuerdo,
si no te reconozco,
piensa, entonces, muchacha, que mis brazos
están, como estuvieron siempre:
en posición de cruz para abrazarme.
AMOR
GLADYS CARMAGNOLA
I
De pronto me sucede, patria mía,
que entiendo haber violado un viejo pacto.
Te busco entonces. Me respondes. Siento
al besarte el cariño de tu abrazo.
Y ya no dudo más: Aquí me tienes
con el antiguo sentimiento intacto.
Hoy sé que no debí callar por miedo
de mancillar la flor de tus lapachos,
desafinar la nota en tus guitarras,
desabrir con mi angustia tus naranjos,
arrebatar de rojo tus jazmines,
estorbar con mi furia tu descanso,
ensombrecer con mi ansiedad tu cielo
o asesinar con mi dolor tus pájaros.
II
Cuando intenté gritar, un centinela
me señaló el incendio en aquel patio
(el mismo sitio donde un dos de enero
acordamos tú y yo nuestro contrato
-allá a lo lejos, donde aún la vida
Inaugura sus sueños y prestigios).
Sí. Sólo por callar, sobre los hombros
cargué una espesa nube de quebranto,
se enredó la tristeza entre mis sílabas,
se arrinconó debajo de los párpados
un pasaje hecho flor en la dulzura
empecinada del amor y el llanto.
Y siempre estabas tú
en el sabor más puro de mis labios.
III
Qué importa ya
que no pudiera liberar mi canto
contigo y para ti, quizá por no estorbarte
con un antiguo sueño traicionado.
Importa sí que sepas que comprendo
que también guardas tu terrón amargo
y no impides que a veces se te esparza
y germine en los campos.
Es esa libertad sutil que ejerce
tu inmenso corazón mediterráneo
la que en verdad sostiene
-más que tus tiernos y valientes brazos-
las raíces, los frutos;
la cosecha de todos mis hermanos;
y es esa libertad la que me aferra
libremente a tus átomos
y me insta por siempre a confesarte:
patria mía, te amo.
1983
EQUILIBRIO
JUAN DE URRAZA
Me cuesta mucho mantener el equilibrio
entre estar distante para que no me ames
y estar cerca para que no me olvides.
ROCIO
JUAN DE URRAZA
Soy una pequeña gota de rocío
que se despierta con la mañana
sabiendo que cuando el sol la bese
morirá.
OJALÁ
JUAN DE URRAZA
Siento que dije tanto ayer,
tantas cosas olvidadas...
Las palabras son inmundas,
ojalá no existieran...
Ojalá existieran sólo las miradas.
DIÁLOGO
JUAN DE URRAZA
Si hablo, no hables.
Si callo, no calles.
Si te amo, ámame más.
IVÁN GONZÁLEZ
HE VUELTO a las calles
que anduve: heme aquí
otra vez
soplo o latido de la táva
ojos de kaninde
un arco de luz
ilumina los tejados
como si nada
la vida me devuelve
retazos de lo que hemos sido
giro
otra vez
un ave -quizá colibrí-
pasa cerca pasa
mientras
el presente es ayer
en estas horas
QUIENES vuelven hacia la luz
hacia el torrente de luz
al pleno día
con el sol sobre los hombros
quienes vuelven
caminantes de las aceras meridianas
quienes vuelven
viandantes transeúntes
de estas calles hijas del deseo
del hambre de nosotros
nosotros
dicharacheros del fuego
caminantes perfumados
con melones maduros
en esta siesta de retornos
NO EXISTE la claridad
solo la luz
esa oscuridad que ciega
todos los resquicios
de quien cree ver
solo la luz
oscuridad que ilumina
desde el recuerdo
desde la visión que fue
más allá del follaje
un colibrí azul
ante la flor amarilla
LOS QUE NO SOMOS ni seremos
mariposas colibríes
mucho menos
amapolas o nenúfares
decidimos fingir sonrisas
de sandía
el verano se yergue
como los eucaliptos
hacia el plomizo cielo
ya no somos ni seremos
pero esa fruta del recuerdo
ha madurado
y es bueno que la cortemos
sin pena
nos queda el goce
esa boca de sandía
en la heladera
DE LA RAZÓN que nos trae
de la razón que nos lleva
en ese espacio que va
más allá de las tapias
mucho más allá de las orillas
donde ya no se agitan los mares
ni se arremolinan los vientos
nada nos quede en las manos
de la razón que nos quema
de la razón que nos apaga
en ese tiempo que va
más acá de las calles
mucho más acá de las pisadas
cuando ya no se apuran los pasos
ni se aceleran los cuerpos
nada nos quede en las manos
donde de soles y de lluvias nazcan
horizontes transparentes
cuando tardes enciendan flores
en los jardines de las casas
mientras lunas en cada noche griten
sus cuatro palabras al sueño
de la razón que nos guía
de la razón que nos azora
nada nos quede en las manos
pero las manos
LAS MANOS han caído
junto al acre fuego de la noche
porque esa luna ha demorado su mirar
en el largo bostezo de la ventana entreabierta
y los pies descalzos han ido durmiéndose
con la serena complacencia de los grillos
otros ojos recuerdan otros párpados
y esa orilla de filosos naipes
que se despliegan en un abanico súbito
hiriente casi para los labios mojados
en la terca dulzura de las horas
GATO pardo
va
un gato pardo
cómo es el gato
sino como un día con garras
como una panza de helio
que todo lo consume
dónde está la noche
que no la veo en el tejado
dónde está la luna
que no la veo rondando el vecindario
dónde está el viento
que no susurra en el ensueño de los faroles
gato pardo
sos
un gato pardo
y tu tristeza se confunde
con el beso de las libélulas a los cristales
y tu tristeza se confunde
con la caricia del rocío a las hojas del jardín
y tu tristeza se confunde
con el abrazo del jazminero a las rejas del ventanal
mientras la luna
redondel de miedo en la garganta
a medianoche huye
DEJO mi nombre aquí
bañado en fuego
ya no soy aquel
a quien llamabas tiernamente
-madre
soy como dije digo
maino
que me renombra
por quien he sido
y soy
ANIMALES QUE SUEÑAN
GLORIA MARECOS
Entre la turbulencia
que precede a las luces nacientes,
hay animales ígneos que se agitan,
hay animales verdes en movimiento,
animales que sueñan
con la certidumbre abierta del pensamiento
y animales que duermen en la memoria,
bestias de cristal... de esperas...
de aguas y de silencios.
En tanto...
soy loba en vigilia,
espiando
la desnudez de las sombras
en el estío.
EL FLAUTISTA Y LAS RATAS
GLORIA MARECOS
En la paz de la alta noche,
se columpian las ratas
entre la concupiscencia
y el placer original.
Se mecen las lauchas
de círculo en círculo,
de contento en contento.
Y entre huecos olvidados
de carcomidas taperas,
un flautista pensativo,
loco ingenuo,
quijote testarudo,
poeta visionario
o espíritu de pueblo
sin redimir,
desgrana melodías dulces
para el encanto ratonil.
Marcha su extraña tonada
por las afueras solitarias,
rumbo al lejano y justiciero río.
En su paciente y versado andar,
sabe que un día....
(como en el cuento),
hasta el fondo de las aguas,
las ratas le seguirán.
NOSTALGIAS
DOMINGO RIVAROLA
1
Aun quedan
rastros
de aquel interminable
fuego
y un torrente
de cenizas
que enmascara
antiguos
sobresaltos.
De todo,
sólo queda un susurro
rebosante de tristezas,
es como un hueco,
distante,
casi invisible,
algo intangible
pero siempre recurrente,
algo interminable
como si no tuviera
orillas ni horizontes.
2
Lo cierto
es que de todo aquello
aún quedan cosas
que no acaban
de deshacerse,
temblores
empecinados
que se reiteran
sin pausas,
como si fueran
para siempre.
3
¿Qué ha quedado
entonces?,
sólo recuerdos
que aparecen y desaparecen
como inquietas
brisas,
como mareas que se acercan
y alejan,
erráticas,
sin caminos,
reviviendo sin pausas
orillas vacías
ya sin dueño,
y a lo lejos,
germinaciones
efímeras
sin fiebres,
un caudal de arco iris
desteñidos, sin exaltaciones,
más cerca,
crepúsculos
que nacen y mueren
sin éxtasis
ni conmociones,
es como si ahora
todo se hiciera una nada,
algo sin nombre,
sin atisbos
de nuevos trayectos
ni señales
que esa intemperie sea ya para siempre.
RAÍCES
DOMINGO RIVAROLA
Tus manos
y mis manos
se anudaron
como si tuvieran
las mismas
raíces
tu piel
y mi peil
ardieron
como retamas
de un mismo
fuego.
Con el tiempo,
tus recuerdos
y mis recuerdos
se juntaron
como dóciles cautivos
de un antiguo
sueño.
NARRATIVA
CLARA Y EL FANTASMA
Guido Rodríguez Alcalá
Clara no acostumbraba hacer esas cosas pero aquella noche se dijo que había trabajado todo el día y que todos los días trabajaba todo el día, así que era cuestión de cambiar de rutina. Sin embargo, no fue a la boite para estar acompañada, fue porque fue. Así se lo repetía para sus adentros y, cuando vio llegar al hombre, estuvo a punto de rechazarlo. ¿Piensa que una viene para eso? Era la frase que tenía en la punta de los labios cuando el hombre la invitó a bailar pero, medio segundo antes de despacharlo, decidió aceptar su invitación. El hombre parecía cortés. No daba por sabido que una mujer sola en una boite necesitaba un hombre.
Y así se hicieron amigos, porque tomaron la costumbre de verse en la misma boite y hablar horas enteras, pero sin hacerse demasiadas preguntas. Había una comprensión tácita entre los dos, algo que no podía comprender la del segundo piso.
Y es que Clara vivía en un cuarto piso y el edificio no tenía ascensor. Las escaleras de madera crujían y, al pasar por el segundo, era seguro que la pareja encontraría la puerta de la vecina entornada, como por casualidad, cuando no sentía la llave moviéndose en la cerradura.
¿Era malicia, curiosidad, infantilismo? Clara no podía saberlo pero le divertía pensar lo que pensaba la vecina que
la veía montar las escaleras acompañada y descenderlas sola. Quizás la curiosa, mientras Clara trabajaba en un banco, contando billetes interminables y ajenos, había llegado furtivamente hasta el cuarto piso y mirado por el ojo de la cerradura. ¡Qué decepción! Contando y recontando plata, Clara podía imaginar el asombro de la fisgona, que ya estaría imaginándose una historia de fantasmas. Sólo que las historias de fantasmas no pueden contarse y a la vecina le gustaba contarlo todo y no podía arriesgar su reputación contando que la del cuarto piso dormía con un hombre inexistente.
No. Era preciso dar el nombre, la descripción; de ser posible, señalarlo y decir es aquél. Pero el potencial aquél se evaporaba y la relación que para Clara resultaba de más en más placentera, para la curiosa se volvía torturante. ¿Dónde estaba? ¿Quién era? ¿Qué hacía?
Tanto la torturaban esas cuestiones que, finalmente, decidió verificar la identidad del fantasma en forma bastante impertinente. Y así, cuando Clara llegaba al segundo piso, se abría bruscamente la puerta de la vecina, que salía y se ponía en jarras, como censurando. El fantasma trató de ser cortés; trató de intercambiar con ella algunas palabras cuando se cruzaban pero la vecina, de más en más desagradable, terminó con una crisis de nervios que la llevó a una internación siquiátrica prolongada.
Fue un castigo justo, pensó Clara, aunque ella se ocupaba mayormente de lo suyo y no tenía tiempo para incomodarse a causa de los demás. Justo, por haberse preguntado más de lo que uno debe preguntarse acerca de los otros, a quienes debe respetarse en su intimidad. La misma Clara, al fin y al cabo, tampoco sabía mucho pero había tenido el buen tino de ser discreta. La primera noche que trajo el hombre a su casa no lo sintió al amanecer pero, como en el próximo encuentro lo encontró muy sincero, comprendió que él no tenía la culpa de ser quien era.
No creer en fantasmas no es tan sencillo como creer lo que se dice de los fantasmas. ¿Cuál es la verdad? Los dos se entendían bien y ella ni siquiera tenía necesidad de levantarse temprano para prepararle el café. Sigamos así, le dijo ella cuando él se disculpó de su primera desaparición con un ramo de flores blancas que se esfumaron con él en el segundo encuentro. Pero ella no se lo echó en cara y nunca más volvieron a tener disgustos porque ninguno de los dos hacía demasiadas preguntas.
ENSAYOS
EL INVIERNO DE GUNTER de JUAN MANUEL MARCOS CON ESTA OBRA ARRANCA LA RENOVACIÓN DE LA NOVELA PARAGUAYA
MARIBEL BARRETO
Entre los escritores de las generaciones posteriores a Roa Bastos, se destaca Juan Manuel Marcos, quien se impuso con una novela singular El Invierno de Gunter, en la que se funden hábilmente materiales de la historia política con la ficción, tal como lo había hecho el maestro paraguayo desde la perspectiva de Bajtín.
Con plena madurez, el laureado libro de Marcos enjuicia a una sociedad cuya compleja naturaleza "intrahistórica" es objeto de su análisis. Los personajes viven una relación con los hechos entre alucinada y real, novela cargada de sugestiones, de depurado lirismo y de penetrante indagación psicológica.
Con vigorosa pluma, Marcos sabe construir una prosa de gran riqueza expresiva. Novedades de refinada técnica literaria para crear un mundo "heteroglótico", una inmersión en el ámbito sudamericano y su desgraciada situación bajo la dictadura militar, la visión de cárceles injustas y violencia paranoica, en que la dura vida cotidiana, las solemnidades oficiales y el clima sombrío son observados por Marcos con una ironía no exenta de intención paródica. La condición humana es revelada en diversas formas literarias decididamente provocativas.
La interpretación de la vida, sin ademanes moralistas, no sermonea sobre problemas de conciencia ni explora de manera pedante la causa de los males, sino expone el desarraigo de sus personajes con métodos como la carnavalización y la parodia.
El texto, sólidamente construido, reúne en sí varias corrientes temáticas internas, que confirman las cualidades estilísticas de esta narrativa refundacional en el ámbito paraguayo.
Con la postmodernista El invierno de Gunter (Premio Libro del Año 1987) arranca la renovación de la novela en nuestro país. En ese caleidoscopio multifragmentario de los hechos, se proyecta una obra abierta a una nueva concepción de la novela, tanto en la utilización del espacio narrativo, donde coexisten temas tradicionales o históricos propios de la realidad del Cono Sur, como en el radical cambio de técnicas, estructura y estilo.
La disposición de los planos en los que se desarrolla la búsqueda de la autenticidad dentro de un mundo hipócrita, en el cual viven Verónica, Alberto y el mismo Evaristo Sarriá-Quiroga y la toma de posición adoptada ocasionalmente dentro del relato, son fundamentalmente nuevos.
Marcos funda esencialmente su indagación y su mensaje sobre el lenguaje, que penetra en diversos géneros, combina estructuras y una mezcla lingüística sumamente variada que va desde la conversación telefónica y la prosa de perfección artística, a pasajes de denso lirismo, aún para contar lo trágico y crear un ambiente escalofriante:
Al despuntar el día, una historia de sangre clausurará sus venas, un verdugo _furtivo conocerá el olvido, unas manos cansadas decretaran la vida, unos ojos antiguos regresarán del miedo, una llave herrumbrada liberará al jilguero, una puerta blindada estallará en pedazos, una esfinge sombría expiará sus odios, un jazmín circunspecto destituirá al invierno
Abunda el monólogo interior, el signo gráfico se vale de diferentes caracteres, la cursiva para los momentos de confesión intima, en la que la protagonista evoca momentos cruciales de su existencia, que el monólogo interior abre al lector: "Si no tuviera este amor, lo inventaría".
En cuanto a la trama amorosa, los protagonistas viven en circunstancias siempre adversas, en dimensiones opuestas: opulencia -miseria (Soledad Arturo), saber -ignorancia, lucidez -locura (padres de Alberto), fidelidad a los mitos sociales impuestos -rebeldía para cambiar las situaciones (Soledad -Verónica).
El lector sucumbe a la influencia de lo trágico, que perfora la memoria para relacionarla con situaciones semejantes vividas en nuestro país, que no están destinadas a borrarse de la memoria colectiva. Se enlazan el sufrimiento y el dolor, la vida durante la dictadura, el hombre y la mujer que sufren persecuciones y torturas. Creo ver en la Soledad de El invierno de Gunter a otra Soledad de sangre paraguaya, víctima y mártir de la Operación Cóndor, que prolonga el legado del gran precursor Rafael Barrett.
Con esta novela escrita con pasión y dolor, con humor e ironía (cf. la alusión a la Maja de Goya y la Mafalda de Quino), Marcos nos demuestra de qué modo, aunque el poder arbitrario puede destruir a algunos de sus personajes y convertirlos en guiñapos o en títeres de militares y políticos corruptos, el lector creativo puede encontrar en el juego textual las claves de una parodia cataclísmica, que Elzbieta Sklodowska denomina "meta-discurso textual" a propósito de la obra de Marcos: "un lector ideal capaz de llenar los espacios en blanco y arriesgar una interpretación de los distintos estratos del discurso, más allá de los tradicionales códigos". El invierno de Gunter no solo revoluciona la literatura de nuestro país; también revoluciona al lector paraguayo.
El recorrido ambicioso a lo largo de la historia patria en su lucha por la libertad, dos guerras internacionales, las figuras de López y del exiliado excombatiente, imágenes señeras del arte y la literatura como Roa Bastos y Livio Abramo, poco a poco van acentuándose y potenciando una inquietud acerca del futuro del mundo sudamericano. Resplandecen los juicios que los protagonistas emiten sobre las respuestas sangrientas que el gobierno daba a las protestas estudiantiles, contestación cruel al desafío de jóvenes idealistas, quienes como Soledad creen en la democracia y la libertad. Juicios que el novelista pone en boca de sus personajes, uno de rebeldía, que protesta contra Sarmiento: "los paraguayos y los gauchos solo servían para la guerra ", y otra voz narrativa que exclama "El primero de marzo cayeron los que fueron a darte su vida. Y la vida encontraron el día en que la patria murió combatiendo ".
Para Juan Manuel Marcos, “La patria es un poema sin acabar; sin tiempo; nunca olvidaremos el verso de tu muerte, ni la muerte diaria del poema".
El libro sigue siendo una auténtica novedad, una feliz revelación como lo fue en el ignominioso clima cultural en que apareció y al que desafió. Hoy, El invierno de Gunter, junto con el resto de la obra de Juan Manuel Marcos, y la obra de Augusto Roa Bastos, son los corpus paraguayos con el mayor número de estudios eruditos en las bibliografías internacionales tradicionales y digitales. La traducción de esta novela al inglés, francés, hindi, portugués, japonés, ruso, coreano, serbio, búlgaro, bengalí, árabe, hebreo y otros idiomas indica que la rica pero desconocida literatura paraguaya está lista para dialogar con el mundo.
AUGUSTO ROA BASTOS, EL CIUDADANO
VÍCTOR-JACINTO FLECHA
Entre el último destierro de Augusto Roa Bastos, en 1982, tan parecido al primero en 1946, por la violencia, por el desprecio bestial al ser humano, por el apocamiento y la locura de quienes detentaban el poder supremo, y su regreso triunfal en 1989 al cálido útero de la patria se yergue un abismo. En efecto, el regreso del más universal de los paraguayos, a nuestro/su país tuvo connotaciones épicas.
Se vivía todavía la euforia primera de la transición y nuestra sociedad estaba deseosa de demostrar su solidaridad y su homenaje a todos los conciudadanos que fueron expulsados y obligados por la dictadura a vivir por décadas fuera de ella.
Y qué mejor persona, para ese homenaje, que este hombre crucificado desde siempre sobre el madero de la suerte de su pueblo. Esta fue la primera vez que este sempiterno peregrino, homenajeado por muchos gobiernos democráticos del mundo, encontró una acogida calurosa del gobierno de su país.
El nuevo gobierno nacional le ofreció importantes cargos, como el de Ministro de Gobierno o Embajador de nuestro país ante la UNESCO, pero fiel a su propia promesa, hecha ante el aterido altar del exilio, de que no ocuparía cargos oficiales, jamás aceptó prebenda alguna.
Fue; condecorado por el Gobierno Nacional con la orden Nacional al Mérito. Roa Bastos, un Augusto que, por el peso de su sola persona, ocupa un lugar estelar, sin lugar a dudas, entre las figuras de nuestra transición.
EL CIUDADANO DESCONOCIDO
Sin, embargo, para la mayoría de sus compatriotas el ciudadano Roa Bastos era un desconocido. Si bien se hablaba de parte de su obra literaria no así de la ciclópea labor cumplida, en el exilio y en el desamparo, en pro de la democracia. Centenares de artículos sobre la dolorosa situación social y política paraguaya publicadas en los más prestigiosos diarios del mundo, en detrimento de su propia obra como escritor de ficciones, posibilitaron el rompimiento del anillo de silencio que rodeaba a la dictadura. No hubo día en blanco en esta jornada. Allí donde le cabía estaba denunciando al "tiranosaurio". Comprometió su nombre y su tiempo a recordar a la opinión pública internacional que tras la espesa cortina de "desinformación y de simulación, de silencio y de olvido, el Paraguay existía aún pese a la corrosión letal de la autocracia stroessneriana"
EL COMPROMISO DEL EXILIO
El aislamiento internacional que tuvo la dictadura no fue fácil de quebrar. Esto se debió a la labor del exilio paraguayo y entre ellos Roa Bastos hizo mucho. Reuniones internacionales, coloquios, formación de entidades internacionales, como la formación de la Secretaría Internacional de Juristas por la Democracia en el Paraguay, Misiones Internacionales en defensa de los Derechos Humanos. En todas estas labores la presencia, el auspicio o el apoyo de Roa era inevitable. Para citar un solo ejemplo. Dos años de laborioso trabajo le llevó la organización, conjuntamente con un grupo de compatriotas del exilio, de las Jornadas por la Democracia en el Paraguay, que se llevaron a cabo en febrero de 1987, en Madrid. En este encuentro por primera vez, en forma orgánica, se dio el diálogo entre representantes de las distintas agrupaciones políticas opositoras, de los movimientos sociales, sindicales y estudiantiles, de la cultura y la defensa de los derechos humanos del interior del país, en primer término.
Como si la atmósfera de libertad en la que se realizaba el coloquio posibilitara el diálogo franco y honesto entre los distintos segmentos de la oposición paraguaya y éstos, a su vez, con la totalidad del exilio paraguayo distribuidos por cualquier parte del mundo.
El Paraguay de adentro y el Paraguay de afuera, sin ninguna otra limitación que la preocupación por la patria, discutieron sobre la realidad paraguaya. La amplia cobertura internacional de este encuentro y el apoyo sin mengua del Gobierno español, que fue el primero, en la voz de su vicepresidente Alfonso Guerra, en declarar públicamente su condena a la dictadura paraguaya, tuvo repercusiones importantísimas para quebrar ese aislamiento que silenciaba al ciudadano y daba fuerzas al dictador.
Poco después, el Presidente de los EE. UU. declaraba, también por primera vez, su condena a la tiranía paraguaya. De esta forma, Roa Bastos servía a su patria, cumpliendo funciones en pro de su pueblo, sin ser su embajador. "Funciones honorarias, -cómo diría el propio Roa- de las que no se puede dimitir y en las que no hay retiro ni jubilación".
AUTORITARISMO/CONVERGENCIA DEMOCRÁTICA
Refiriéndose al autoritarismo paraguayo decía "Es probable que no se indague con frecuencia en qué medida el fenómeno autoritario, larvado en sociedades desequilibradas como la nuestra, surge y se prolonga indefinidamente porque es consentido y tolerado de alguna manera". Y que este fenómeno debíamos de asumirlo los paraguayos democráticos en forma muy autocrítica si quisiéramos construir una democracia "de convivencia pacífica de todos los sectores y estamentos del país en un gran proyecto de convergencia y unión nacional".
La necesidad de esta unión, como forma de superar la profunda división de la sociedad paraguaya que, desde 1947 lo atormenta como un fantasma de su propia oscuridad, es un tema que vuelve en su ya famosa "Carta abierta al Pueblo paraguayo", en 1986. Presumiblemente, su apoyo a la candidatura presidencial independiente, que por entonces es la primera en buscar explícitamente la Concertación Nacional, responda a ese su pensamiento.
Roa Bastos, el eterno peregrino, llega a su patria y como siempre, cultiva esperanzas con obstinación. En este oficio ha acertado algunas veces y se ha equivocado en otras pero siempre ha actuado con la honestidad más profunda del ser humano, conservando hasta el final su optimismo por la creación de una patria inclusiva, respetuosa de las diferencias, enriquecida por ellas, y pregonando la importancia de la educación como único modo de conseguirlo.
EN TORNO AL LIBRO DE TERESA MÉNDEZ-FAITH
MARICRUZ MÉNDEZ
TERESA Y YO
Es difícil desde este lugar substraerme, o dejar de lado el rol de hermana dela autora. Más que una dificultad significa un doble desafío. Trataré, entonces, de estar a la altura del mismo.
Tengo la certeza de que haber estado cerca de Teresa en momentos de cotejar los textos, las correcciones de estilo, incluso el diseño de la tapa, me permitieron una mirada distinta a la de 24 años atrás, en 1985, cuando tuve en mis manos la versión libro, edición original, de Paraguay: novela y exilio, lo que en su momento significó la tesis doctoral de Teresa.
Colaborar con ella me permitió un abordaje al texto desde lugares disimiles, no sólo en lo formal sino también en el contenido. Y preguntarme, por ejemplo, qué pensaba nuestro padre de ciertas interpretaciones históricas en algunos pasajes del libro. Como también recordar anécdotas de y con Roa Bastos en Buenos Aires, fechas, encuentros, etc. En fin, dudas que sólo con la autora se pueden confrontar.
La experiencia propia es que a pesar del rigor académico del texto, el libro atrapa por su fluidez y claridad conceptual. Teresa logra la sencillez en lo complejo, en lo profundo. Por eso, a no creer que es una obra solamente para “especialistas". Por el contrario, su lectura motiva a nuevas lecturas y relecturas.
AUTORA, TEXTO Y CONTEXTO
Y ahora quisiera seguir el hilo conductor marcado por Teresa. En el prefacio a esta reedición ella se pregunta, referida a la génesis de su obra: ¿cómo y cuándo nace Paraguay. Novela y Exilio? Nos narra entonces, el momento en el cual se gesta y sus íntimas motivaciones personales, en donde no puede obviar la pasión por las letras de nuestro país como así tampoco su calidad de hija del exilio, tema recurrente en las obras de los dos autores analizados por ella, Augusto Roa Bastos y Gabriel Casaccia, también ellos con una historia de exilios propios.
La autora reafirma la importancia de toda génesis --y su entorno--cuando cita palabras de Todorov: "La génesis (de una obra) es inseparable de la estructura, la historia de la creación del libro, de su sentido". Otra hubiera sido la creación de Roa Bastos y de Casaccia en otro contexto y circunstancias. Lo mismo se aplica a la autora.
De esta manera, "Teresa y sus circunstancias" nos anticipan la impronta del libro. Si bien la trama es la producción de la literatura en el exilio y su impacto en la literatura nacional, ella analiza en el capitulo 1 el contexto histórico, político y cultural. Es decir "las circunstancias nacionales" que rodearon dicha producción.
Precisamente, lo que se marca con claridad en el libro es que el corpus literario del exilio es producto de un contexto social determinado y determinante, caracterizado por guerras civiles, asonadas militares y largas dictaduras seguidas de exilios.
De tal manera, el contexto, a lo largo de varios pasajes del libro, se convierte en texto por la fuerza de los acontecimientos.
Paradójicamente, ese contexto adverso generó sujetos de la talla de Hérib Campos Cervera, Augusto Roa Bastos, Gabriel Casacccia, Rubén Bareiro Saguier, Elvio Romero, entre otros, cuya "pulsión" de vida y de creación trascendieron las fronteras y el tiempo. Y plasmaron la mayoría de sus obras "desde el afuera", "el exilio exterior".
Teresa indaga en el capitulo 2 la narrativa del exilio, y cómo, a pesar de los pesares, se fortalecen y se visibilizan las letras paraguayas en sus diferentes expresiones.
La literatura del exilio fue en su momento, a través de la crítica y la denuncia, portavoz de una compleja realidad nacional fragmentada.
Fundamentalmente, puntualiza la autora, que la escritura de Casaccia se inclina más a la critica desde un enfoque psicológico, en ocasiones pesimista, en tanto que la de Roa Bastos a la denuncia, desde la desmitificación de la historia, pero al fin, esperanzadora.
Teresa hábilmente relaciona los mitos de Sísifo (el rey corinto condenado en los infiernos a levantar una piedra a la cima de la montaña para luego volver a caer) y el mito del Ave Fénix (que resurge a partir de sus cenizas), con el `sentimiento' imbuido en ambos escritores, como si en sus obras se reflejasen las dos caras de nuestra identidad, de nuestro "modo de ser".
La autora nos va conduciendo por un camino dialéctico entre el texto y el contexto (personal, colectivo, histórico, político), al momento de la primera edición (plena dictadura) en donde los personajes expresan la `voz social silenciada'.
Teresa desarrolla, en los capítulos 3 y 4, algunos temas recurrentes a lo largo de las obras estudiadas, para lo cual utiliza como unidad de análisis, los pares: exilio-producción literaria, historia-literatura, exilio interior-exilio exterior, identidad-exilio, pasado-presente.
La autora indaga en el clima psicológico y habla de los "espacios-cárceles", tan sofocantes como las largas siestas veraniegas.
Transitamos así, a lo largo del texto-contexto, diferentes espacios temporales, geográficos y referenciales en una suerte de laberinto de identidades aparentemente fragmentadas.
NARRADORES Y PERSONAJES
¿Quién narra este libro? ¿Teresa? ¿Roa Bastos, Casaccia, el hilo dramático de sus novelas? ¿Los personajes que hablan y nos cuentan de ellos y de nosotros? ¿O es la multiplicidad de voces la que nos va devolviendo, integrando, una parte importante de nuestra literatura? (Agrego historia, política, cultura, identidad.)
Este libro permite múltiples lecturas, múltiples abordajes. Apto para todo público con mente abierta: para aquellas personas que quieran profundizar en la producción literaria de autores como Roa Bastos y Casaccia. O para las que prefieran hurgar en la historia política del Paraguay signada por tantos infortunios, exilios y dictaduras. O para las que encuentren en la psicología de los personajes la respuesta a modos de ser propios, con sus luces y sus sombras.
Analizar los diferentes personajes merecería una presentación aparte, pero cómo no recordar en La Babosa, novela de Gabriel Casaccia, al abogado Ramón Fleitas, cuyo peor castigo fue terminar en un exilio interno -Areguá- cuando su sueño era vivir en Asunción, la Capital. O a doña Ángela, la chismosa del pueblo, quien lleva y trae los rumores y a quien el cura le apoda precisamente "la babosa". O en Los Exiliados, novela que transcurre en Posadas, Argentina, en donde el Dr. Gamarra, como exiliado político, debe sobrevivir con su familia al frente de una pensión. O el personaje del Dr. Francia en Yo el Supremo, donde Roa Bastos nos interpela con la figura del dictador y los posibles paralelismos -o no- con la tiranía de Stroessner.
Estos personajes toman vida y forma en personas amigas, conocidas o vecinas, logrando magistralmente nuestros escritores fundir la ficción con la realidad.
MÁS ALLÁ DE LAS VOCES SILENCIADAS
En los dos últimos párrafos del capitulo 5, casi al finalizar el libro, la autora rescata las palabras puestas por Roa Bastos en boca del Supremo. El escritor le hace decir al personaje: "se escribe cuando ya no se puede obrar" y la voz de la autora agrega: "el escritor exiliado entra al mundo de su ficción, no como un superhombre sino con el modesto heroísmo de entregarse a los demás por medio de su obra, con el secreto deseo tal vez -enfatiza la autora--, de que aquella contribuya en alguna medida al cambio deseado por todos".
Cita la autora la definición de Joseph Campbell sobre el `héroe moderno', quien afirma que este nuevo héroe "arrastra la cruz del redentor, no en los momentos radiantes de las victorias de su tribu, sino en los silencios de su desesperación personal".
Y sobre las palabras de Campbell reflexiona Teresa: "en esos silencios de desesperación personal, a distancias estelares del terruño paterno, nacen, crecen y mueren las criaturas ficticias de la novela del exilio, como si sus autores se propusieran plasmar en sus obras, deliberadamente, el drama de sus propios hijos que también nacen, crecen y están condenados a arrastrar pacientemente “la cruz del redentor”.
Si bien Teresa explícitamente se refiere a la literatura y a los autores del exilio, entre líneas, en su discurso implícito, la autora, también habla de `sus propios silencios' y `su propia desesperación personal'.
Corría el año 1985, ella estudiaba y vivía en Estados Unidos, y había logrado sacar la primera edición de Paraguay: Novela y Exilio. En tanto en Buenos Aires, su padre (nuestro padre), en el exilio, se debatía en una enfermedad que lo llevaría a su desaparición física el 22 de noviembre de ese año, sin poder retornar en vida a su patria.
Teresa es prisionera de sus palabras: "a distancias estelares del terruño paterno el drama de los hijos...", aunque ella tuvo la fortuna de que don Epifanio pudiera tener en sus manos, antes de su partida definitiva, el libro en el cual él había colaborado estrechamente.
Volvamos entonces al principio, al "secreto deseo de la autora" para poder entender por qué hoy, con más fuerza, sale a la luz la edición aumentada de Paraguay: Novela y Exilio. Ella, más allá de las adversidades, rescata el tiempo de un país diferente. Apuesta al Ave Fénix surgiendo de las cenizas. Se compromete desde sus saberes a difundir, a integrar las múltiples voces en la memoria nacional. Prueba de ello es este libro y los próximos que vendrán.
Sin proponérselo, Teresa Méndez Faith se ha convertido, al igual que la paloma de la tapa, en la embajadora itinerante de la literatura paraguaya por el mundo.
Por último, sumado al invalorable aporte a la investigación de la narrativa del exilio, este ensayo puede servir de puente a quienes todavía desconozcan y quieran ahondar en los hechos históricos que marcaron el destino de la autora y su familia, sin lugar a dudas una de las más perseguidas -intra y extra fronteras- por el sistema stronista.
Paraguay: Novela y Exilio. Ed. aumentada, Editora Intercontinental, 2009, Asunción
El libro fue presentado el 1º. de abril de 2009 en la Casona de COOMECIPAR en Asunción. En esa ocasión les cupo a Efraín Enriquez Gamón y a Maricruz Méndez Vall la presentación del mismo. Hemos transcrito aquí las palabras de la presentadora y a la vez hermana de la autora.
JUVENTUD Y BANALIZACIÓN DEL CRIMEN
GENARO RIERA HUNTER
Inquieta en nuestros días la presencia en la cultura de eso que podemos llamar actos criminosos y violentos, sobre todo cuando son practicados por jóvenes adolescentes y por motivos absolutamente banales. Más aun, cuando estos "chicos" no se adecuan al perfil de los llamados desamparados familiarmente o por el sistema socioeconómico y pueden ser incluidos entre los actores, inclusive a los de buena familia y con recursos materiales.
La violencia muestra así su rostro estructural. Su condición de satisfacción con la destrucción como algo constitutivo de lo humano. Ella presenta, sin duda, al goce antisocial por excelencia, sobre todo, cuando se lo pasa al acto de una forma directa y desconsiderada. Esto puede afirmarse desde una perspectiva psicoanalítica que ocurre siempre que se da una pérdida del poder manejar esa satisfacción en los caminos de una simbolización y de sublimaciones. Esto quiere decir que ello sucede cuando no se presentan a un sujeto alternativas sustitutivas para ese ejercicio, no solamente en el mundo externo, sino también recursos psíquicos subjetivos suficientes que permitirían no llevar directamente al acto del goce al acto destructivo. Es decir, a un pasaje real al acto, como único recurso.
Si la cultura sólo exige trabajo compulsivo y no devuelve satisfacciones y solo exige plus de privaciones no hay que cuidarla, y la destrucción es lo que se impone, como señala Freud. Si sólo se exigen renuncias y rendimiento y producciones para terceros no es posible sentir satisfacción en el vivir y eso causa destrucción en la cultura.
La violencia destructiva es el efecto de una perdida de la posibilidad de vivir en un cierto pacto con la palabra. Cuando no se cree más en ella. Esto solo puede llevar a una profunda depresión o decepción (autodestrucción) o al "vale cualquier cosa" para gozar ya que nada tiene más sentido. Es la pérdida de sentido la que predispone así a ese tipo de irrupción de goce en consecuencia de un pacto roto con una ley que exige simbolización del gozar.
Al decir banalización, por tanto, a lo que se apunta es a una pérdida del sentido de un acto y en este caso de un goce. Eso que llamamos un acto injustificado y absurdo, porque inclusive al crimen se trata siempre de justificarlo, es por esto, o por lo otro... y etc. Pero como decíamos hay algo en esta satisfacción con la violencia que puede presentarse constitutivamente insensata y eruptiva en la propia condición humana. El acto criminoso del joven, expone por tanto, la presencia de ese goce absurdo con la pura destrucción que nos constituye a todos. No basta ante esto, horrorizarse ni legislar. Sería mejor preguntarse: pero ¿qué está ocurriendo? Porque ¿se puede matar por un calzado deportivo o por la demostración de la potencia de una 4x4?
El sentido se viene presentando bastante fragilizado en esa función de sustentar un pacto con lo simbólico de la palabra en nuestro tiempo del goce con la tecno ciencia y el capitalismo consumista. La consecuencia más flagrante
es la incidencia de ese "empuje a una drogadicción generalizada" hacia el goce inmediato y descomprometido de un sentido o valor.
La droga, que en nuestros días actuales, en absoluto se reduce a su dimensión química, tiene siempre una función de desprendimiento de esa ley de simbolización que sustenta un sentido para el goce. Su aspecto toxico es, justamente, lo que facilita ese soltarse de una red simbólica de significación para un acto puramente gozoso.
El crimen se viene banalizando inclusive entre nuestros jóvenes, en la medida que la única dirección que establece la cultura contemporánea del mercado consumidor es la política del consumismo inmediato y drogadicto, que es ofertado como algo que podría liberar al sujeto del malestar del convivir con un sentido. Propone aliviar un malestar que por otro lado, es inevitable no vivir, en el campo de la dimensión simbólica de nuestro ser, en la medida que ahí, en esa dimensión, no podemos ser irresponsables por nuestros actos y modos de goce.
Toda la cuestión es cómo se responde al malestar: con inconsciente o sin él, con interrogación o no.
La banalización de la violencia es así, el efecto de ese empuje al desprendimiento drogadicto que la cultura neocapitalista de nuestro tiempo propone como salida al malestar del sujeto. Un malestar que, como fue dicho, es inevitable en presencia de compromiso con ese campo de lo simbólico del ser y de un sentido para el mismo.
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