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LOURDES TALAVERA
  AJEDREZ PERPETUO - Novela de LOURDES TALAVERA - Año 2011


AJEDREZ PERPETUO - Novela de LOURDES TALAVERA - Año 2011

AJEDREZ PERPETUO


Novela de LOURDES TALAVERA

 

 

Editor:  EDITORIAL SERVILIBRO


ISBN: 978-99953-0-333-4

Páginas: 256

Medidas: 13 x 19,5 cms.

Año: 2011

Libro Paraguayo

Asunción - Paraguay


 

 

“AJEDREZ SECRETO”

 

Lourdes Talavera, escribe una novela donde la frase del poeta persa medieval, Omar Khayam, citado por Borges, se convierte en el núcleo de una historia que transcurre como un juego de ajedrez, secreto. Si movemos, en esta vida, los peones humanos, manipulándolos para nuestros fines en la lucha por la sobrevivencia, descubrimos que alguien en algún momento y en algún lugar tumba el tablero y devuelve las piezas al cajón de los trastos, es decir, a la nada.

El personaje de esta historia que es, entre otras cosas, la crónica de una familia, ha aprendido, de niña, a mover los trebejos y cree que por medio de ciertas estrategias, que tienen que ver con el arte de la guerra, se puede triunfar sobre el destino. Es como aquel caballero, de una película de Bergman, que desafía a la muerte a jugar la partida definitiva que podría librarlo de la Parca.

La paradoja es que no somos libres, pues hay hilos invisibles que nos mueven, desde arriba, como si fuéramos marionetas en el teatro del mundo. Un mundo lleno de ruido y de furia que nos arrastra por un tobogán invisible hacia la nada. Conspiraciones políticas, secuestradores, amores imposibles, familias desquiciadas, desfilan ante nuestros ojos en esta odisea humana signada por una dictadura tenebrosa donde la protagonista, Sofía, sufre innumerables peripecias que incluyen: violaciones y sufrimientos sin nombre en el sótano sombrío donde ha sido encerrada por sus captores.

Este drama político-social transcurre en un país olvidado de la mano de Dios, casado con el infortunio donde reinan la injusticia, la pobreza y la impunidad. Donde un puñado de seres excepcionales tratan de redimir a los desvalidos por medio de un proyecto, casi utópico, que salve a los desheredados de la abyección en que viven. En esta obra también se cuestiona sobre el nihilismo en que se debate la sociedad actual, es decir, la nuestra.

Es, además, un análisis magistral sobre la sicología de la víctima de un plagio, es decir, una situación límite (síndrome de Estocolmo), donde las angustias, miedos y pánicos de los que han sido humillados por el maltrato inhumano de los carceleros se ponen en evidencia.

Quizá el hecho de que la autora sea médica la haya capacitado para auscultar los oscuros recovecos del alma humana y pueda realizar un diagnóstico sobre la sociedad enferma en que vivimos. En algún momento se recuerda la horrible historia de Soledad Barret, nieta del famoso escritor Rafael Barret, muerta a raíz de las torturas sufridas en las prisiones de la tiranía brasileña.

Como en su obra narrativa anterior (de denuncia), Lourdes, desarrolla –como en un caleidoscopio infernal– las penurias de las familias de desaparecidos y agrega una reflexión existencial sobre la vida y la muerte en los países, que como en el nuestro, el destino de los desheredados es incierto, ya que en cualquier momento se puede dar un jaque mate inesperado a la vida.

 

LA AUTORA

 

LOURDES TALAVERA es narradora y ensayista. Integra la Sociedad de Escritores del Paraguay – SEP y Escritoras Paraguayas  - EPA. Forma parte de la comisión editorial de la Revista del PENCLUB PARAGUAY como asimismo de su comisión directiva.

Sus obras son: “JUNTO A LA VENTANA”; “ZOOLÓGICO URBANO; “AFINIDADES FURTIVAS”; SABOR A ALGARROBO (libro en edición cartonera de cuentos y relatos). “SOMBRAS SIN SOSIEGO” (novela); “APORTES DE LAS MUJERES AL CUENTO EN PARAGUAY DESDE LOS AÑOS OCHENTA A LA ACTUALIDAD” está publicado en: “Crónicas y ensayos paraguayos de ayer y de hoy” de Teresa Méndez Faith; otros ensayos y cuentos están publicados en números de la Revista del PENCLUB del Paraguay como asimismo en textos de literatura de la Enseñanza Básica como también en antologías nacionales e internacionales.

 

LOS CUENTOS:

“EL DESALOJO” fue seleccionado y publicado en: “REVUE LITTERAIRE BILINGÜE FRANCAISE – ESPAGNOL” N° 27 “ARCOIRIS” y “LA REVANCHA” recibió una mención de Honor en el 7mo concurso de cuento corto “JORGE RITTER”. COOMECIPAR.

 

 

 

 

CAPÍTULO : HOTEL CALIFORNIA

 

En aquel tiempo ella estaba viviendo ya en Montevideo, cuando un atardecer recibió la llamada de él y convinieron en encontrarse en el hotel California donde estaba hospedado. Sabía de ella al dedillo, qué hacía en sus horas libres, los lugares qué frecuentaba, las personas con quienes se reunía. Se sobresaltó. Cuando sonó el teléfono no se imaginó que sería él. Le preguntó cosas sobre ella:

-¿Te gusta vivir en Montevideo?

- Me siento más tranquila

Ella vivía en una casa solariega en un barrio residencial que había sido el lugar de veraneo de la familias acomodadas del siglo pasado. Siguieron hablando de cosas banales que no se referían al pasado sino más al presente que los confrontaba. Hubo cierto momento en que ella se sintió incómoda y fue cuando mencionó a Ariel. Le comentó a grandes rasgos que es cruel y desapegado de los sentimientos, que ahora estaba en el Brasil, con la excusa de terminar sus estudios aunque pretendía recomponer desde el exterior el movimiento. Le pareció que él no hablaba con nadie con tanta sinceridad desde hacía años. Luego cayó el silencio sobre ellos. Era un  hondo silencio que de tener los ojos cerrados, permitiría desfilar las imágenes del pasado como una película de Godart. Entonces, él la invitó a su hotel:

-Estoy en Montevideo, de paso, mañana tomaré un vuelo rumbo a Suiza. Me gustaría que pudieras venir al Hotel California. ¿Lo conocés?

-Si, lo conozco

Estaba turbada, él estaba allí a pocos minutos de su casa y quería verla. Su corazón latió de prisa como si quisiera huir de su tórax. Por un instante no supo qué hacer. Era evidente que deseaba verlo, pero era consciente del riesgo que eso equivalía. En numerosas ocasiones, en su mente había fantaseado con la idea de verlo una vez más. Lo que más recordaba de él, era la textura de la tela del pasamontañas que cubría su rostro. Por otro lado, tampoco quería sacudir el tizne que cubría los hechos tenebrosos del pasado. El ni siquiera se sacaba la ropa ni el pasamontañas. El instinto le advertía que no debería verlo, sin embargo la propuesta le estremecía y la rodeaba de una irrealidad incompatible con ella. Se había quedado sin palabras:   

-¿Estás allí?

-Estoy aquí y pasaré por tu hotel en una hora.

-Te espero.

Ella anotó en una hoja, el número de la habitación y del teléfono del hotel. Y fue hasta allí para verlo, a la vuelta del centro de detención de cientos de desaparecidos y víctimas de la dictadura uruguaya. Llegó al lobby,  nadie estaba en la recepción, se dirigió al ascensor y pulso el número dos. Caminó con pasos lentos el pasillo y encontró la puerta de su habitación, golpeó, cuando se abrió él sonreía en el umbral. La abrazó largo rato, aspirando su perfume, Eternity  de Calvin Klein, la acarició sin prisa como si fuera el dueño de las horas. Se acariciaron largo rato sin decir nada. Con toda naturalidad, la llevó al lecho,  la desnudó e hizo lo mismo. En habitación, Central Park Blues cantada por Nina Simone le daba un ambiente sobrenatural. De haber sido lo mismo en el pasado, quizás, ella hubiera sido feliz. Pero, esa oportunidad, se había perdido y nadie la recuperaría y menos ellos. Ella intuyó que su tacto sentía nostalgias de la trama de la tela que le cubría el rostro. Él  la contempló desnuda con la avidez de quién tenía sed o apetito de una bebida o manjar exquisito. Muy despacio, lentamente, había pasado tanto tiempo desde que se separaron, entró en su interior. Sofía, recordó el hondo silencio, entre ambos, que se tragaba todos los ecos sin permitir que llegaran a la superficie. En cada ocasión, juntos ella se enfrentaba a la imagen de la muerte, que se desplegaba a pocos segundos, cara a cara con ella. Ese silencio con tinieblas como un fantasma se interponía de nuevo entre ellos. Solo ese silencio y nada más. Ante esa sensación experimentó pánico y sintió miedo. Entre las sábanas, ella se abrazó a su cuerpo desnudo y se acurrucó entre sus brazos, él dijo en un susurro que la amaba. Ella pensó que su sentimiento no tenía futuro, que la oportunidad había pasado de largo. Nadie podía, ahora, recuperarla. Sentía que su cuerpo era atraído hacia la oscuridad, de esas tinieblas. Cerró los ojos y espantó esos pensamientos. Sonaba The  Star- Crossed Lovers,  esa pieza de blues  de la que Harika Murakami habla en una  de sus novelas, mientras la dureza y un frío de hielo se instalaban en su corazón; el sonido del saxo sonaba doliente por el amor de una pareja de enamorados desdichados, en un intento afanoso de conjurar la fatalidad, inundaba el cuarto del hotel.

Había permanecido a su lado, algo así, como tres horas, eso creía porque no miró su reloj. No hablaron de nada, solamente estuvieron juntos y acurrucados como eso hubiera sido lo más importante en el mundo. Cuando abandonó el lecho, intentó retenerla y ella se puso de pie, le sonrió y se vistió presurosa. Temblaba, precisaba salir afuera  y respirar aire puro. Sentía que si no se marchaba pronto, se quedaría absurdamente  a su lado. Le tomó de la mano:

-Me tengo que ir.

- Está bien, pero me gustaría volverte a ver.

- Necesito estar sola y cuando ponga en orden el caos que me habita, veré si eso es posible. En mi vida no hay lugar para las obligaciones ¿Me comprendés? Siento que no debí dejar que pasara estas cosas entre nosotros. Fue un error.

El la estrechó entre sus brazos y la besó, cerró los ojos y se quedó inmóvil; ella pudo sentir los latidos de su corazón dentro de su pecho. Era un latido acompasado, suave, breve. Cerró los ojos e imaginó su sangre roja que fluía en sus arterias. Le acarició su pelo suave, aspiró su fragancia, mientras sus manos vagabundeaban en su espalda como si intentara retenerla. El abrió los ojos y dijo:

-No comprendo nada, pero  respeto tu decisión

La abrazó y ella le estampó un beso en la mejilla, después tomó su bolsa y salió al pasillo. Mientras esperaba el ascensor, lo vio de pie en el umbral de la puerta con los brazos cruzados. No era alto y parecía muy vulnerable. Sacudió la cabeza y su pelo le tapó el rostro. Agitó su mano para decir adiós y se fue. Él también, le dijo adiós. Ambos sabían que era un adiós para siempre. Ella se sentía vacía, tenía un espacio en blanco inmenso en su interior. Salió a la calle, dobló en la esquina y fue al sitio donde dejó estacionado su auto. Se sentía sin fuerzas, deseaba caminar por la arena de la playa y no pensar en nada. Fluir. Salió a la 18 de Julio y llegó hasta rambla de Pocitos. Caminó descalza en la arena mientras resonaban  a su alrededor el ruido de las olas. Deseaba regresar al hotel, pero no se había movido ni un milímetro, sabía que sería en vano. Una profunda tristeza la invadió, las luces de la noche titilaban y una brisa fresca le recordó que debía regresar a su casa. 



LA VIDA EN UN JAQUE MATE

AJEDREZ PERPETUO DE LOURDES TALAVERA


         No es precisa la presentación de Lourdes Talavera como una de las autoras cuyos trabajos más han sorprendido en el ámbito de la literatura paraguaya del siglo XXI. Si su Zoológico Urbano (2004) y Afinidades Furtivas (2007) sorprendían por el vigor de sus personajes y la frescura de sus planteamientos, la novela Sombras sin sosiego (2009) –que ya comentamos cuando se editó- ofrecía un panorama de los escondites de la dictadura de Stroessner, nutrida de testimonios reales de la represión para reconstruir la lucha por los ideales de la libertad en un estado manejado con sangre y corrupción. Estamos, por ello, ante una de las voces a las que hay que prestar una atención muy firme dentro del panorama paraguayo actual.

         Su nueva novela posee un título que esquematiza su significado: Ajedrez perpetuo. Ya no se trata de reflejar una característica de la protagonista sino de mostrar su relación con su entorno y demás personajes como una racional partida de este juego, donde las blancas y negras se enfrentan entre sí con unas reglas concretas que si se alteran, modifican la esencia de la vida. Como se expresa en el último párrafo de la novela, “vivir es permanentemente una partida de ajedrez”, a lo que se añade “vivir es el mejor ‘jaque mate’ que quizá hayan logrado”.

         Estamos ante un drama angustioso vinculado al secuestro de una mujer por parte de un grupo de apariencia política, sometida a tópicos de la guerrilla izquierdista vacía de contenido estructural político. Osvaldo González Real, en la contraportada del libro, es un análisis para auscultar “los oscuros recovecos del alma humana y pueda realizar un diagnóstico sobre la sociedad enferma en que vivíamos”. Con una estructura dispersa pero ordenada, construye un entramado de personajes donde las vinculaciones estrechas se superponen al modo de una novela coral. Las perspectivas diversas nos alumbran un mundo oscuro frente a la apariencia triunfadora de la protagonista; protagonista que en realidad es un centro conductor de los sucesos que un personaje situado por encima del resto. Así su amiga Marcela ofrece un interés es una clave para el desenlace pero también para que conozcamos a Sofía.

         La propia novela está construida como una partida de ajedrez. El secuestro encabezado por alguien en quien la protagonista no desconfiaría, es un hilo conductor simplemente. La importancia de las consecuencias de las relaciones y actos humanos acaban por engullirse al argumento. Es más importante el sentimiento de Sofía y su sorpresivo “síndrome de Estocolmo” llevado al extremo que cualquier circunstancia ocurrida durante el rapto. Las cuestiones políticas que movilizan a sus captores quedan en un segundo plano frente a los caracteres bien diseñados y la actitud psicológica del armónico coro de personajes.

         La alternancia de discurso narrativo y de diálogos dibujan el escenario amplio de los acontecimientos. La autonomía de cada capítulo, con título propio incluso, permite la fragmentación del discurso para que esté centrado en los personajes y sus relaciones. Con ello se construye una telaraña inteligente para lectores inteligentes, hasta llegar a un complejo entramado geométrico. Si el comandante Pluma Verde posee su identidad se debe más a las relaciones con su entorno que a su propio nombre, oculto en la narración aunque fácil de adivinar. No obstante hay escenas donde este entramado se acota. Son escenas más íntimas, pensamientos monologados y diálogos, y sobre todo las terribles secuencias, como las de Sofía y Jaime (uno de los momentos más impactantes pero también más sobresalientes de la novela), o la misteriosa muerte de Miss Blondie, un personaje sin desperdicio por poseer una enorme fuerza a pesar de su escasa presencia física durante los acontecimientos. Como las “casuales” terribles muertes en paralelo por atropello de dos de los personajes principales, cuyos nombres omitimos para no quitar interés por la novela al lector de esta reseña, aportando un grado más al suspense.

         ¿Y el sentimiento de culpa? Existe pero no domina. Cuando domina, se diluye. Es discontinuo y disperso en los personajes. Incluso el sentimiento de culpa se desvanece para acabar en un nihilismo profundo como modo de vida. Diríamos que los personajes que deambulan alrededor del secuestro de Sofía van perdiendo humanidad; van creciendo en frialdad. Y así observamos un desenlace que va dibujando una morosidad y una falta de dinamismo preocupantes. Simplemente se debe a que en el fondo todos somos víctimas de nuestros propios secuestros individuales: hay a quienes le han secuestrando físicamente, pero también secuestra una ideología intolerante, la violencia o el sistema de relaciones sociales imperante. O incluso el espacio, que puede llegar a ser asfixiante.

         La prosa de la novela está muy cuidada, si exceptuamos algunos errores como “Godart” para referirse al director de cine francés Jean Luc Godard, o algún anacoluto, como “la justicia lenta de su país e irregular que favorecía la impunidad” (p. 203). Tampoco alguna metáfora, como la manriqueña de la vida es un río, hace honor a la fortaleza del discurso narrativo. Sin embargo, son pecata minuta en una obra donde la carga de personajes profundos da un signo coral a la compleja aventura del argumento. Porque en Ajedrez Perpetuo son los Sonia, Sofía, Marcela, Víctor, Jaime o Emilio quienes vertebran una novela que supera la trayectoria narrativa anterior de Lourdes Talavera.

         Una novela muy recomendable que aumenta el interés por la narrativa de Talavera. Añade un grado más de curiosidad al establecido en Sombras sin sosiego, en una trayectoria creativa que realmente conviene seguir en el futuro. Seguro que aún nos esperan creaciones más vigorosas de esta atractiva autora, importante dentro del panorama literario paraguayo actual.

Enero 2012

José Vicente Peiró



Vidalia Sánchez (Servilibro), Loudes Espínola, Lourdes Talavera y Nelson Aguilera



SOBRE “AJEDREZ SECRETO”

Por OSVALDO GONZÁLEZ REAL


Lourdes Talavera, escribe una novela donde la frase del poeta persa medieval, Omar Khayam, citado por Borges, se convierte en el núcleo de una historia que transcurre como un juego de ajedrez, secreto. Si movemos, en esta vida, los peones humanos, manipulándolos para nuestros fines en la lucha por la sobrevivencia, descubrimos que alguien en algún momento y en algún lugar tumba el tablero y devuelve las piezas al cajón de los trastos, es decir, a la nada.

El personaje de esta historia que es, entre otras cosas, la crónica de una familia, ha aprendido, de niña, a mover los trebejos y cree que por medio de ciertas estrategias, que tienen que ver con el arte de la guerra, se puede triunfar sobre el destino. Es como aquel caballero, de una película de Bergman, que desafía a la muerte a jugar la partida definitiva que podría librarlo de la Parca.

La paradoja es que no somos libres, pues hay hilos invisibles que nos mueven, desde arriba, como si fuéramos marionetas en el teatro del mundo. Un mundo lleno de ruido y de furia que nos arrastra por un tobogán invisible hacia la nada. Conspiraciones políticas, secuestradores, amores imposibles, familias desquiciadas, desfilan ante nuestros ojos en esta odisea humana signada por una dictadura tenebrosa donde la protagonista, Sofía, sufre innumerables peripecias que incluyen: violaciones y sufrimientos sin nombre en el sótano sombrío donde ha sido encerrada por sus captores.

Este drama político-social transcurre en un país olvidado de la mano de Dios, casado con el infortunio donde reinan la injusticia, la pobreza y la impunidad. Donde un puñado de seres excepcionales tratan de redimir a los desvalidos por medio de un proyecto, casi utópico, que salve a los desheredados de la abyección en que viven. En esta obra también se cuestiona sobre el nihilismo en que se debate la sociedad actual, es decir, la nuestra.

Es, además, un análisis magistral sobre la sicología de la víctima de un plagio, es decir, una situación límite (síndrome de Estocolmo), donde las angustias, miedos y pánicos de los que han sido humillados por el maltrato inhumano de los carceleros se ponen en evidencia.

Quizá el hecho de que la autora sea médica la haya capacitado para auscultar los oscuros recovecos del alma humana y pueda realizar un diagnóstico sobre la sociedad enferma en que vivimos. En algún momento se recuerda la horrible historia de Soledad Barret, nieta del famoso escritor Rafael Barret, muerta a raíz de las torturas sufridas en las prisiones de la tiranía brasileña.

Como en su obra narrativa anterior (de denuncia), Lourdes, desarrolla –como en un caleidoscopio infernal– las penurias de las familias de desaparecidos y agrega una reflexión existencial sobre la vida y la muerte en los países, que como en el nuestro, el destino de los desheredados es incierto, ya que en cualquier momento se puede dar un jaque mate inesperado a la vida.

Osvaldo González Real



LOURDES TALAVERA MUEVE LAS PIEZAS DE “AJEDREZ PERPETUO”

Por MARIBEL BARRETO

 

El juego de ajedrez como símbolo de la lucha durante la existencia del ser humano, una lucha permanente entre el mal y el bien, las piezas blancas que desean superar a las fichas negras para imperar sobre el mal, desentrañando los secretos, las jugadas, las estrategias para ganar las partidas y vencer al adversario.

La superioridad de la mente sobre las fuerzas oscuras del odio o de la venganza; solo aquella persona que logra vencer sus instintos y sus malas inclinaciones con el vigor que otorgan las ideas sobrevive y triunfa.

Cuatro personajes centrales: reyes y reinas se mueven sobre el tablero, un contexto violento e injusto, y una multitud de peones que trabajan en la luz o en las tinieblas para urdir o destrabar las complicadas acciones en un panorama sociopolítico tenebroso, en el que reconocemos al Paraguay, pues en diversos episodios la autora nombra calles conocidas como la de San José, el barrio Villa Morra.

También recuerda que la principal pieza del tablero, Sofía, nació en Asunción, capital del Paraguay, hacia mitad de la década del 70. Marcela, la amiga con quien trabaja en programas comunitarios del barrio Cateura, el vertedero de las basuras en Asunción; Jaime, hermano de Marcela, y Víctor, el novio de Sofía.

Las movidas se multiplican, las jugadas se despliegan en un escenario político corrupto y caótico, en el que un grupo de criminales planean y ejecutan fríamente un plagio con intenciones de cobrar una fuerte suma por el rescate. La víctima es Sofía, joven y rica; pintora exitosa, amiga de Marcela y de su hermano Jaime. Jaime y Marcela eran militantes activos de los movimientos sociales de la izquierda del país.

Pretendo hacer un análisis de tres aspectos del contexto novelístico: el psicológico, el social y el político. Reconozco que el texto es muy rico y que no podré abarcar todos los niveles en este somero abordaje.

 

 

EL ASPECTO PSICOLÓGICO

El contorno psicológico de los personajes se halla perfilado con maestría. Los estados de conciencia, el carácter y la personalidad de cada uno de ellos, el lector los percibe mediante los discursos del narrador y los episodios en que la intervención del actante puede ser evaluada.

La víctima del secuestro, mantenida durante meses en un sótano húmedo e inmundo, va perdiéndose en un laberinto interior en el que ya no puede discernir hasta renunciar a su yo, pierde su voluntad; presa del terror, se entrega a su torturador, a quien no ve ni reconoce, pues está siempre con pasamontañas. Se sustrajo a la realidad y, en su soledad y desvarío, acabó aceptando las reglas de juego de su captor, enamorándose de él.

Su captor, que no es otro que Jaime, el secretario del Ministerio del Interior, envuelto en la red de la delincuencia política, vive una vida dividida entre su amor y el delito que le borra las barreras del mal, y se entrega a sus instintos abusando sistemáticamente de su prisionera. Luego de la liberación de Sofía, su conciencia enferma no le deja vivir y viaja a Montevideo para verla, pero el abismo abierto entre los dos los separa irremisiblemente.

En cuanto a Marcela, se recluye en sí misma, se aísla y enloquece poco a poco hasta convertirse en una persona antisocial, desaseada, que asusta a los que la miran.

 

EL CLIMA POLÍTICO

El libro tiene episodios en los que se abordan temas políticos, en los que los personajes exponen ideologías como en los siguientes parágrafos: “La lucha armada es un componente necesario de la revolución del proletariado por revertir el gobierno de la burguesía. Jaime, al escuchar hablar así, recordaba a Carlos Marx”.

El protagonista, Jaime, creció admirando al Che Guevara y la Revolución cubana, soñaba con una patria libre y socialista para su país; es decir, perseguía el ideal de volver socialista al Paraguay. El personaje hace una declaración directa: “Todos los pueblos de América Latina están oprimidos por el capitalismo y créeme, compadre, la vía armada es la solución más certera y cercana para lograr la liberación del pueblo oprimido”.

Se puede colegir que la novela, en algunos pasajes, sirve de vehículo a la difusión de ideas que suelen considerarse extremistas: “Aliarse con los grupos insurgentes y revolucionarios de América Latina era la postura asumida. Los compañeros en el Paraguay habían discutido y llegado a esa conclusión. Estaban consolidando una fuerza política y formarían el brazo armado de la organización”.

 

LA NOVELA REFLEJA UNA REALIDAD POLÍTICA DE LA ÉPOCA STRONISTA

La novelista inserta una historia verídica, la de Soledad; reconocemos en ella a Soledad Barret, cuya historia siempre nos conmueve; ya Juan Manuel Marcos nos la había contado en El Invierno de Gunther, pero el relato de Lourdes Talavera es aún más espeluznante. Ella reproduce la versión de un médico uruguayo que había sido amigo de Soledad: “Una testigo narró que en la morgue había visto los cuerpos de los ajusticiados y Soledad estaba desnuda, rodeada de mucha sangre y a sus pies yacía un feto”.

El secuestro de Sofía, en el que el narrador describe el submundo de la delincuencia, el mundo infrahumano en el que se mueven los políticos en connivencia con la policía. El secuestro de Sofía Almeida, ideado y realizado por el secretario del Ministerio del Interior. La joven, bióloga millonaria, amiga de Marcela, mantenida en cautiverio por una banda delictiva embanderada en reivindicaciones populares. El hecho se sitúa en Asunción, en el año 1992.

 

CONTEXTO SOCIAL

La escritora da muestra de una gran sensibilidad social y hace referencia a varios temas, entre ellos el embarazo no deseado, el estigma de la madre soltera y el aborto. La joven embarazada se enfrenta a la familia, en ocasiones a un matrimonio forzado o al aborto como alternativa. La novelista, como médica, conoce y advierte sobre los peligros del aborto practicado en forma clandestina.

La bulimia, enfermedad de los tiempos actuales, muchas adolescentes la padecen cuando sienten el vacío existencial y lo llenan con comida. En la novela, se cita que las clínicas de rehabilitación son instituciones que ayudan a superar el estrés, la bulimia, la anorexia y el insomnio, enfermedades de la modernidad.

Otro problema, el del travesti; el padre de Marcela, un escribano, miembro activo de la sociedad paraguaya, varias veces fue detenido durante la dictadura stronista, no por político, sino a causa de la intolerancia de la sociedad de la época que no aceptaba las fantasías de ciertos hombres que salían a la medianoche vestidos de mujer, y se iban a bailar y a cantar en un antro adonde acudían otros personajes conocidos, algunos muy ricos y amigos del dictador. Cierta vez, la camioneta roja de la policía, “La Caperucita”, devolvió a su casa al padre de Marcela, ataviado con un vestido rojo hecho jirones, lleno de hematomas y moretones, con fuerte olor a orina, pues los policías le habían meado encima.

La aparición de Mis Blondie como personaje, un travesti que prestaba sus servicios a encumbrados hombres de la política, militares, policías, artistas y financistas. Mis Blondie es un signo de nuestros tiempos, que desafía los prejuicios de la sociedad y los “ritos burgueses” de la sociedad de pareja.

La discriminación social: los amigos de sus hijos se alejaron, y Marcela y Víctor quedaron solos. Cuando los encontraban, le preguntaban: “¿Qué sentís por tu papá?”. Con esto, la autora demuestra que la intolerancia vuelve crueles a las personas.

Marcela y su hermano, ambos socialistas, trabajan con la gente del Bañado Sur, donde se reunían con un grupo de amigos. Ellos soñaban con la transformación de la realidad de esa gente que vivía la desesperanza y la incertidumbre. Se hicieron voluntarios del centro comunitario, de la guardería y la clínica. La escritora denuncia la situación de pobreza y la insalubridad en que viven. Les enseñaron el juego de ajedrez y pronto asimilaron las reglas del juego.

La referencias hechas a las autoridades gubernamentales, como responsables de la corrupción reinante, el dinero del rescate que ha sido tomado por los jerarcas del gobierno y que involucra hasta al jefe del Ministerio Público, la policía y la fiscalía.

 

CONCLUSIÓN

Como novela político-social, la escritora maneja con eficacia las causas y las consecuencias de los hechos, las relaciones entre la política y los hechos delictivos, la participación de autoridades gubernamentales y el submundo de la delincuencia.

Trabaja con maestría el plano de la conciencia de sus personajes, así como el de los instintos y el de la inconsciencia. Atribuyo a sus conocimientos médicos la claridad de su análisis sobre los secretos escondidos del alma humana, la reacción primaria de los secuestradores y los cambios repentinos e instintivos de la víctima, ese vínculo que la une a su secuestrador y victimario (síndrome de Estocolmo). Instintos confusos de pasión, confusión, dolor y placer, mezclados en un todo caótico e inseparable.

La acertada contextualización, los hechos se desarrollan en ámbitos contrastantes, tugurios miserables, barrios marginales y la clase adinerada indiferente ante los problemas que sufren los perseguidos políticos, ante los secuestros, las torturas y las muertes.

El texto novelístico se erige como testimonio de una época muy presente en la memoria colectiva y es como un gran fresco que pinta una época oscura y horrorosa de nuestro país.

En cuanto al aspecto lingüístico, puedo asegurar que la prosa empleada reproduce el habla de los paraguayos de acuerdo con los estratos sociales a los que la escritora nos conduce. Estilo llano, pulido y ágil, con la dosificación exacta de la adjetivación, la combinación adecuada de los tiempos verbales, y el uso del presente histórico que acerca los episodios con el afán de la actualización y aproximación de los hechos.

Con estructura sólida y la acertada elección de los títulos de cada capítulo, Lourdes Talavera nos entrega una importante novela testimonial y dramática que no abruma con escenas lacrimógenas a pesar del dramatismo y que, sin divertir, distrae con sus jugadas simbólicas de un ajedrez sin fin, y con un jaque mate marca el desenlace que trae paz y serenidad en la vida de la protagonista.

Esta novela está llamada a ser una de las más importantes de esta década. 

 

Fuente: Suplemento Cultural del diario ABC COLOR

Publicado en fecha: Domingo, 28 de Abril del 2013

Fuente en Internet: ABC COLOR DIGITAL/ PARAGUAY 



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