La historia de los pueblos no se puede reescribir. Fueron de un modo y no de otro, fatal o afortunadamente. Con la de las canciones, por suerte, no hay esa clausura definitiva. Existe siempre la posibilidad de enmendar errores, precisar detalles y -en todo caso-, dar versiones diferentes.
Había publicado la historia de Canción de una tarde, de Benito (Nito) Efraín Rojas y Luis Daumas Ladouce estrenada por César de Brix. Por un error involuntario, la persona que me envió por Internet la obra me remitió la letra de Recuerdos-según la tapa del disco de César de Brix o Recuerdo-según la carátula del disco de Oscar Barreto Aguayo-, de Mario Halley Mora y Miguel Gerónimo Rivero. Lo que se transcribió como letra de Canción de una tarde en realidad fue la de Recuerdos, por quedarnos con un nombre, de los autores mencionados.
El Dr. Luciano E. Pereira R-"cardiólogo y amante de nuestro folclore", según se define a sí mismo-, de Ciudad del Este, fue el que se percató del error. "El Dr. Luis Daumas Ladouce fue mi profesor de Farmacología de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción, ya fallecido", daba a modo de referencia ampliatoria en el e-mail dirigido a este autor. Quería que le confirmara si su instrumento era el bandoneón-como contaba Nito Rojas-o el acordeón.
Como demostración de gratitud por lo que había advertido, quise darle la respuesta que pedía. Si Daumas Ladouce -como indicaba-ya había muerto, era obvio que la vía de la respuesta personal estaba vedada. ¿Qué camino seguir? El más elemental que dicta el sentido común: la guía telefónica. Y ahí estaba lo que supuse un homónimo, tal vez hijo del profesor: Luis Daumas Ladouce.
-¿El señor Luis Daumas Ladouce?-, pregunté.
-Sí, yo soy-, contestó una voz que aunque firme no se podía decir que fuera la de una persona joven.
-Mire, soy periodista y necesito una precisión con respecto al Dr. Luis Daumas Ladouce, el músico y médico, autor de Canción de una tarde. ¿Ud. es su hijo?-.-No. yo soy el mismo Dr. Luis Daumas Ladouce-. Tuvo que haberme ganado unos eternos segundos de silencio.
-¿En serio?-, atiné a reaccionar-. . .Pero, ¿cuántos años tiene Ud.? Noventa-, respondió la voz que parecía más joven que esa edad. Lo cierto es que al otro lado del teléfono estaba el autor de la música de Canción de una tarde.
-¿Fue con bandoneón o acordeón que Ud. compuso aquella obra?-, pregunté con la mente puesta en el Dr. Pereira, su antiguo alumno. -Con el bandoneón hice la música. Me había enseñado el maestro Juan E. Villalba, quien fue paciente mío. Los sábados de tarde nos reuníamos en mi casa y ahí venían César de Brix, Efraín (Nito) Rojas y otros. Les hice escuchar y Efraín le puso la letra. Así fue como nació Canción de una tarde. Tuvo que haber sido en la década de 1950. Lo cantó y lo grabó César de Brix, pero lo simpático es que yo nunca tuve el disco-, cuenta con fluidez.
Nito Rojas quien reside al igual que su hermano Virgilio Rojas-relataba, sin embargo, que hizo la letra y se lo llevó a Daumas Ladouce. Cualquiera hubiese sido el orden, lo cierto es que la autoría del poema es de él; la música, del médico bandoneonista.
Rojas había mencionado que no le inspiró ninguna mujer en particular. "Por aquel entonces, yo había escrito una poesía que titulé Canción de una tarde. La destinataria era una mujer utópica ya que yo estaba en una edad en que uno se enamora de alguien así. La letra es un poco nostálgica", afirmaba en una fugaz visita a Asunción.
