Para Santos Lima -cuyo nombre completo es Santos Jorge Augusto Lima Benítez, nacido el 1 de noviembre de 1936 en el Barrio Obrero de Asunción-, la vida giraba a una velocidad que él no había imaginado. Si bien de niño y en la adolescencia la música de su padre -violinista, integrante de orquestas- no le había atraído demasiado, como a los 16 años despierta su vocación. Hasta entonces, el futbol le atraía. Jugaba en el Club Nacional.
"Cuando descubrí que era la música la pasión de mi vida, dejé todo y me dediqué solo a eso", cuenta el acordeonista y compositor que ya lleva más de 50 años viviendo exclusivamente de la música y para la música. Además de su natural don para la interpretación -a lo que él, con el tiempo, acompañaría solfeando con Bella Giménez, la hija del maestro Remberto Giménez y estudiando el profesorado de canto en la Escuela Municipal de Canto dirigida por Sofía Mendoza, ampliando de ese modo su formación-,Santos era compositor y tenía facilidad para los arreglos musicales.
"De ese primer momento de mi incursión musical tengo composiciones como Hora lo mitá, Penumbra y Mi serenata. Estos son de 1958, más o menos. Había hecho una grabación en acetato que distribuí entre las radios Nacional, Guaraní, Comuneros y Cáritas.
A sus 23 años, era ya un músico hecho y derecho a quien el éxito le sonreía. Formaba parte de la orquesta del maestro Lorenzo Álvarez, quien al conocer sus virtudes de arreglador musical le había nombrado vicedirector del grupo.
"Después formé mi propia orquesta, Los románticos del Paraguay. Era del mismo estilo de Lorenzo. Luego, cuando se disolvió esa agrupación, conforme Los hidalgos.
"Estando en la orquesta de don Lorenzo Álvarez fue que me enamoré de Beba (Bernardina) Servián. Me casé con ella y fue la inspiradora de la polca Arribeño mborayhu. Ahora que recorrí algún camino en la vida, me doy cuenta que arribeño no es del todo un vocabulario preciso para este caso. El arribeño es algún desconocido, alguien que viene de otro ambiente. Lo que yo tomé fue su sentido de andariego, de persona que no se queda. Así era yo, incapaz de quedarme en un lugar por mucho tiempo. Era la característica de mi vida. Cuando terminé la letra y la música, le hice escuchar a Beba en una serenata", comenta el músico que lanzó un disco doble para recordar sus bodas de oro con la música.
"Reúne, con un valor testimonial, buena parte de mi producción musical. No está completa, porque a medida que se me pregunta por tal o cual música, recuerdo que no puse. Mi padre decía que “obras son amores” de manera que dejo en hechos mi vocación musical. La gente es la que va sacar sus propias conclusiones al oír el material que está en circulación", dice quien actualmente canta en el coro del profesor José Luis Miranda y es director del conjunto folclórico de Autores Paraguayos Asociados (APA) de cuya directiva forma parte como tesorero.